3. LA MISERICORDIA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

SOUTHEAST REGIONAL OFFICE FOR HISPANIC MINISTRY THE SOUTHEAST PASTORAL INSTITUTE 7700 SW 56TH STREET MIAMI, FLORIDA 33155 EL AÑO DE LA MISERICORDIA

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SOUTHEAST REGIONAL OFFICE FOR HISPANIC MINISTRY

THE SOUTHEAST PASTORAL INSTITUTE 7700 SW 56TH STREET MIAMI, FLORIDA 33155

EL AÑO DE LA MISERICORDIA

3. LA MISERICORDIA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO CONTENIDO: 1. El Dios de la Misericordia en el Antiguo Testamento 2. La Misericordia en los libros del Antiguo Testamento. 3. Lo que yo quiero es misericordia I. PRESENTACIÓN

ORACIÓN Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Dios de los dioses, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor de señores, porque es eterna su misericordia. Al único que hace grandes maravillas, porque es eterna su misericordia. Al que hizo el cielo con maestría, porque es eterna su misericordia. Al que forjó la tierra sobre las aguas, porque es eterna su misericordia. Al que hizo las grandes lumbreras, porque es eterna su misericordia. El sol, gobernador del día, porque es eterna su misericordia. La luna y estrellas, gobernadoras de la noche, porque es eterna su misericordia. Al que condujo a su pueblo por el desierto, porque es eterna su misericordia. Y entregó su tierra en heredad, porque es eterna su misericordia. En heredad a Israel su siervo, porque es eterna su misericordia. Que en nuestra humillación se acordó de nosotros, porque es eterna su misericordia. Y nos libró de nuestros opresores, porque es eterna su misericordia. Él da alimento a todo viviente, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Dios del cielo, porque es eterna su misericordia. Tomado del Salmo 136.

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Es común escuchar que en al Antiguo Testamento Dios es vengativo y justiciero mientras que en el Nuevo Testamento es bueno y misericordioso1 como si se tratara de un Dios distinto o como si hubiera cambiado su modo de proceder ante la humanidad. Es cierto que en el Antiguo Testamento hay textos que hablan de exterminio, expulsión y maldición por orden de Dios (Dt 7, 21-24; 9,3; Jos 6,21; 8,1.29; 1 Sm 15; Sal 58, 83 y 109) pero sería equívoco descontextualizar tales textos de una progresiva transformación crítica de la idea de Dios por parte de su Pueblo. Ambos testamentos hablan del mismo Dios, solo que el Nuevo Testamento nos presenta una comprensión madura a partir de la plena revelación de Dios en Jesucristo. Como explicamos en el tema anterior, son variados los términos que hablan de misericordia en el Antiguo Testamento (éleos, oiktirmós y splánjna). La misericordia es sin duda la cualidad predominante de Dios para con el ser humano (Ex 34, 6; Sal 86, 15; 104, 8). En el A.T. Dios es compasivo, clemente, piadoso, paciente y tolerante, hasta el punto en que todo lo bueno que le pasa al ser humano es fruto de la misericordia de Dios, que se extiende a todo el universo (Jon 4,1-11)) y dura eternamente (Sal 136). Difiere y absuelve el castigo y libera al necesitado llevándolo a la conversión. En definitiva, el A.T no es sólo un mensaje de justicia o ira de Dios, sino que su mensaje prepara progresivamente para la revelación plena del Dios Misericordioso en Jesús de Nazareth.

Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015, P. 49

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II. ¿QUÉ NOS DICEN LOS SIGUIENTES TEXTOS?

Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés dijo: ---Voy a acercarme a mirar este espectáculo tan admirable: cómo es que no se quema la zarza. Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: ---Moisés, Moisés. Respondió él: --Aquí estoy. Dijo Dios: ---No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado. Y añadió: ---Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios. El Señor le dijo: ---He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel, el país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos. La queja de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, que te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas. Moisés replicó a Dios: ---¿Quién soy yo para acudir al faraón o para sacar a los israelitas de Egipto? Respondió Dios: ---Yo estoy contigo, y ésta es la señal de que yo te envío: que cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña. Moisés replicó a Dios: ---Mira, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo? Dios dijo a Moisés: ---Soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy me envía a vosotros.. (Ex 3,1-14)

¿Cómo podré dejarte, Efraín; entregarte a ti, Israel? ¿Cómo dejarte como a Admá; tratarte como a Seboín? Me da un vuelco el corazón, se me conmueven las entrañas. No ejecutaré mi condena, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios y no hombre, el Santo en medio de ti y no enemigo devastador. (Os 11,8)

PARA COMPARTIR: 1. ¿Sobre qué hablan estos relatos? 2. ¿Cómo muestra su misericordia Dios a su Pueblo? 3. ¿Por qué y para qué llama Dios a Moisés? 4. ¿Cómo dice el profeta Oseas que procede Dios ante la infidelidad de su pueblo? ¿Por qué?

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Sal 13,6; 86,3 ss.). La misericordia de Dios es la que hace cesar la peste que está asolando al pueblo (2 Sam 24,16; 1 Par 21,15), la que hace volver a los cautivos a su tierra (Di 30,31; Is 47; 49,9 ss.; Jer 12,15; 39,25; Zac 1,12 ss.; cte.)

III. PROFUNDIZAMOS 1. EL DIOS MISERICORDIOSO EN EL A.T. 2 Una de las definiciones de Dios que nos da la Sagrada Escritura es «El piadoso y compasivo» (hanán wé-rahztm, 11 veces). En dos ocasiones se especifica la idea con el apelativo de «justo» (Sal 112,4 y 116,5). En el pasaje del Ex 34,6 Dios se presenta a su pueblo explicando quién repitiéndolo dos veces: «piadoso y compasivo, tardo para la ira y rico en misericordia» (cfr. Num 14,18; Joel 2,13; Jon 4,2; Sal 86,15; 103,8; 145,8; Neh 9,17; Prv 14,29; 15,18; 16,32). Es el grito de confianza convertido en estribillo de cantos y plegarias: «Porque su misericordia es eterna» (Sal 118; 136; 2 Par 5,13; 7,6; 20,21; Esd 3,11), porque Dios, que es eterno, es también esencialmente misericordioso.

Un capítulo esencial de la actividad misericordiosa de Dios lo constituyen los pecados del hombre. Israel, cuyo nombre podía ser «Rebelde desde su nacimiento» (Is 48,8) aprendió la lección que le diera en el Sinaí el «Dios piadoso y compasivo... que perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado» (Ex 34,7). Y supo de la generosidad de Dios en el perdón (1 Rea 8,33 ss.; 2 Par 6,25; Is 1,18; Jer 31,34...). Y por eso, al implorarlo, usan como argumento cierto la segura misericordia de Dios (Num 14, 19 ss.; Is 43,25; 55,7; Jer 50,20; Ps 25,7; 51,3; Dan 9,15 ss.: Neh 7).

Otras veces misericordia es sencillamente la inclinación sistemática de Dios a prestar auxilio en la necesidad. La idea de ese Dios que ve la aflicción del pueblo, oye sus clamores, conoce sus angustias y baja a salvar (Ex 3,7 ss.) está siempre presente en la mente de los fieles del A. T.

PARA COMPARTIR: 1. ¿Cómo es la misericordia de Dios según el Antiguo Testamento? 2. ¿Qué tipo de situaciones conmueven a Dios según el A.T.? 3. ¿De qué tiene Dios misericordia?

En una gran variedad de epítetos aparece la admirable trascendencia de la misericordia divina: a) Es eterna, es decir, sin límite de tiempo (cfr. Sal 23,6; 89,3; 103,17; 138,8; Eccli 40,17; Dan 30, 90 ... ); b) Es inmensa, sin límite de lugar ni de espacio (Sal 36,5; 57,11; 139,7-10; cte.); c) Es universal, no es exclusiva de un país o raza (Ex 34,7; Di 5,10; Sal 103,8-14; Os 11,9; Ion 4,2-11; Sap 11,24; Eccli 18,13); d) Es grande o mucha, medida que ponen al perdón divino los orantes bíblicos (2 Sam 24,14; 1 Par 21,13; Neh 9,17.19.27.31; Sal 5,8; 51,3; 69,14; 86,5.15; 106,7.45; Eccli 2,23; 17,28; 35,26; cte.).

2. LA MISERICORDIA EN LOS LIBROS DEL A.T. A) LA MISERICORDIA EN EL PENTATEUCO:

En el libro del Génesis En las primeras páginas del A.T. encontramos el relato de la creación que nos presenta a Dios creándolo todo bueno, muy bueno (cf. Gn 1,4.10.12.18.20.25.31), pero también nos presenta cómo, por a causa del pecado, entró el caos en la historia. Es el pecado quien hace que la tierra sólo produzca en adelante espinas y cardos y deba ser trabajada con sufrimiento. Con el fratricidio cometido por Caín las actitudes de los seres humanos se tornan en adelante destructivas3.

La misericordia de Dios abarca todas las necesidades del hombre: Toda necesidad física o moral parece conmover a Dios y obligarle a prestar su ayuda al hombre. Es el compromiso o alianza que adquiere con Israel (Dt 30,1-9; Is 49,8). Por eso se compadece de las tribulaciones de su pueblo (Ex 3,7 ss. 16 ss.; Idc pass.; Lam 3,32). En ellas acuden los fieles a la bondadosa misericordia de Dios (Sal 9,14; 25,16; 31,10; 56,2; 123,3; cte.), lo mismo que en los casos de peligro (Ier 13,14; 30,18; Idt 8,17 ss.; 9,11 ss.;

Pero, aunque ciertamente la palabra “misericordia” no aparece en estos primeros relatos, la actitud de Dios es misericordiosa. La

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Cf. G. DEL CERRO CALDERÓN. “Misericordia de Dios” en http://www.mercaba.org/Rialp/M/misericordia_de_dios.htm

Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015, P. 52. “El desafío de la misericordia” Basauri, 2015 Ps. 35-37.

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misericordia se muestra en forma de “una nueva oportunidad”. Dios se opone al mal e interviene para detener la catástrofe. Al expulsar a Adán y a Eva del paraíso Dios los protege de las inclemencias de la naturaleza y les permite preservar su dignidad (Gn 3, 20), marca a Caín para evitar que sea asesinado (Gn 4,15) e intenta un nuevo comienzo con Noé (Gn 8,23;9,1.5s). A pesar de la arrogancia del ser humano expresada en la Torre de Babel que causa la división en tribus y pueblos distanciados, Dios vuelve a intentar un nuevo comienzo con Abrahán (Gn 12,3) a quien “bendice” con su favor y se muestra ya “benevolente” y “fiel”. (Gn 24,12.14.27; 32,11)

presenta como el Dios he Abrahán, Isaac y Jacob. Como en tiempo de Abrahán, Dios se va presentar como el que llama a salir, siendo Él quien guía. Dios es el Dios que se hace presente en la historia. En la zarza ardiente se muestra como el Dios que escucha el grito y ve la opresión de su pueblo. “He visto la miseria de mi pueblo. He prestado oído a su clamor... conozco sus angustias. Estoy resuelto a liberarlo” (Éx 3,7s.l6s). Es un Dios cuyo corazón está con su pueblo. Dios es el Dios-con-supueblo. Es un Dios que está unido al pueblo, que camina con él, que lo libera y acompaña en su historia, una historia que no puede ser fijada de antemano, una historia en la que él se hace presente de forma imprevisible y reiterada. No es un Dios que esté vinculado a un lugar, sino al pueblo. Sin embargo, Dios, aunque desciende, es superior a todo lo terreno, por eso Moisés debe descalzarse7.

Esta oposición de Dios contra el mal no se realiza mediante la fuerza o la violencia, sino a través de la compasión, creando nuevos espacios de vida, nuevas dinámicas de relaciones humanas según su querer, expresados mediante su bendición. Dios no quiere la muerte sino la vida (Ez 28,21-28)4. Del Éxodo al Deuteronomio: El relato de la liberación de Egipto se describe como un acto de la misericordia divina aun cuando el término misericordia no se halla en él inicialmente5. De hecho, no es posible comprender la profundidad de mensaje de la misericordia divina si no está unido a la experiencia fundante de Éxodo: El pueblo de Israel está siendo oprimido en Egipto y Moisés debe huir. En su exilio Dios se revela a Moisés progresivamente: EN UN PRIMER MOMENTO, EN EL MONTE HOREB, la misericordia de Dios se manifiesta en su actitud al revelar su nombre: YHWH, que luego será desarrollada en el Sinahí 6. Dios se

EN UN SEGUNDO MEMENTO, EN EL SINAÍ Moisés oye a Dios revelar la segunda parte de su nombre: El pueblo elegido acaba de apostatar (Ex 20,1-21; Dt 5,6-22) pero Moisés intercede por el pueblo y le recuerda Dios su promesa y le pide

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Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015, P. 52-53. “El desafío de la misericordia” Basauri, 2015 Ps. 35-37. 5 Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 542. 6 La traducción del Antiguo Testamento hecha del hebreo al griego hacia el año 200 a.C (la Septuaginta) interpreta el nombre de YHWH según el pensamiento helenístico como “Soy el que es”, marcando la manera de entender el misterio de Dios durante siglos. Posteriormente traducido al latín en la Vulgata por “Soy quien soy, soy el ser” (ho on) esta traducción desarrolla un concepto metafísico de Dios como ser absoluto. Tal definición, sin ser errónea, es insuficiente. Las modernas ciencias bíblicas, en su esfuerzo por identificar el sentido original de la cultura hebrea en la que fue escrito apuntan a una definición más dinámica. Para el pensamiento hebreo el “ser” es existencia operativa y eficaz, de modo que una

traducción más acorde de YHWH sería “Yo soy el que está ahí”, o en sentido más amplio: “Yo soy y estaré presente, yo soy y estaré con ustedes, yo soy su Dios y ustedes mi Pueblo” (·Ex 6,7). Para el judío piadoso, el tetragramatón (YHWH) es tan sagrado que ni siquiera puede ser pronunciado. Como expresión de respeto a la sensibilidad judía, la romana Congregación para la Sagrada Liturgia prohibió en 2008 la traducción del nombre de Dios en la liturgia católica. (Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015. P. 53.) 7 Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015, P. 53. “El desafío de la misericordia” Basauri, 2015 Ps. 35-37.

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compasión: “permíteme ver tu rostro”.8 Dios entonces le revela el fondo de ser: “Concedo mi gracia (hen) a quien quiero y tengo misericordia (rahamin) con quien quiero” (Ex 33,19), por tanto la misericordia no es sólo expresión de complacencia, sino también de libertad, señorío y total soberanía de Dios. Dios no encaja en ningún esquema, no deriva de nada ni de nadie, ni siquiera con la justicia compensatoria y no concuerda más que consigo mismo. Significa que Dios es misericordioso porque ese su modo de ser con nosotros, porque así es Él. Decir que Dios es absoluto y a la vez misericordioso significa que su misericordia es por tanto absoluta9. Dios proclama que sin hacer mella a su santidad, la ternura divina puede triunfar ante el pecado: «Yahveh es un Dios de ternura (rahum) y de gracia (hanun), lento para la ira y abundante en misericordia (hesed) y fidelidad (emet), manteniendo su misericordia (hesed) hasta la milésima generación, soportando falta, transgresión y pecado, pero sin disculparla, castigando la falta... hasta la tercera y cuarta generación» (Éx 34, 6s). Dios no resta importancia al pecado: deja que repercutan sus consecuencias en el pecador hasta la cuarta generación, lo cual muestra qué cosa tan seria es el pecado. Pero su misericordia, conservada intacta hasta la milésima generación, le hace aguardar con paciencia infinita. Tal es el ritmo que marcará las relaciones de Dios con su pueblo hasta la venida de su Hijo10.

Dios soportar la miseria de su pueblo elegido; es como si al contraer alianza con él lo hubiera convertido en un ser «de su raza» (cf. Hch 17,28s): un instinto de ternura lo une a él para siempre12. Esta tercera revelación del Nombre puede reconocerse como la afirmación fundamenta de Israel sobre la esencia de su Dios, convirtiéndose en el “credo” del Antiguo Testamento13.

EN UN TERCER MOMENTO, en el mismo Sinahí, Dios revela la tercera parte de su Nombre: Dios desciende a una nube como signo de presencia ante Moisés y le grita: “El Señor es Dios compasivo (rahum) y clemente (hannun), paciente, rico en bondad (hesed) y lealtad (emet).” (Ex 34,6) lo cual significa que la misericordia no es sólo expresión de soberanía, sino también de fidelidad, de modo que en toda situación podemos esperar que Dios sea misericordioso. Así lo repetirán los textos veterotestamentarios posteriores (Dt 4,31; Sal 86,15; 103,8; 116,5; 145,8)11. En su misericordia no puede

El Deuteronomio al analizar los motivos de la actitud salvadora y misericordiosa de Dios, insiste en su fidelidad al juramento hecho a los Patriarcas (Dt 7,7; 9,714 PARA COMPARTIR: 1. ¿De qué modo se manifiesta la misericordia de Dios en el libro del Génesis? 2. ¿Cómo se presenta Dios a Moisés? 3. ¿Cuál es el significado de su Nombre? 4. ¿Puedes explicar los momentos en los que Dios revela su nombre a Moisés? 5. ¿Por qué Dios es misericordioso según el Éxodo? 6. ¿Cuál es el “credo” del A.T.?

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Lo sabe Moisés, que en Dios encuentra siempre remedio para las sediciones de su pueblo (Num 11, 11 ss.; 12,13; 14,5 ss.; cte.). Por eso, en adelante tendrá fuerza de costumbre y de norma el recurso a la misericordia de Dios en las plegarias del pueblo (cfr. Sal 25,6 ss.; 33,22; 59,17; 86,13...; Hab. 3,2; 2 Par 6,42; Neh 1,8 ss.; 13,22; Tob 3,2; Idt 9,17; Ecc1i 51,11). 9 Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015. P. 53.) 10 Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 542. 11 Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015. P. 53.)

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Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 542. 13 Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015. P. 53.) 14 G. DEL CERRO CALDERÓN. “Misericordia de Dios” en http://www.mercaba.org/Rialp/M/misericordia_de_dios.htm

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B) EN LOS LIBROS HISTÓRICOS: CASTIGO Y MISERICORDIA

C ) E N LOS LIBROS SAPIENCIALES : L A MISERICORDIA EN SOCORRO DEL MISERABLE .

La tradición unánime de Israel (cf. Éx 34,6; Nah 1,3; Jl 2,13; Neh 9,17; Sal 86,15; 145,8) es magníficamente recogida por el salmista: “Yahveh es ternura y gracia, lento para la ira y abundante en misericordia; no disputa a perpetuidad, no guarda rencor para siempre; no nos trata según nuestras faltas... Cuan tierno es un padre para con su hijo, así lo es Yahveh para con el que le teme; sabe de qué hemos sido amasados, se acuerda del polvo que somos” (Sal 103,8ss.l3s) porque “eterna es su misericordia” (Sal 136), porque en él está la misericordia (Sal 130,7)18.

Que Dios castiga al pueblo que peca, pero luego se compadece cuando el pueblo recurre a Él es la tesis tenazmente defendida en el libro de los jueces. Eso se debe a que Dios “no puede soportar la aflicción de Israel” (Idc 2,18; 3,7-9.12-15; 10,6.7.10.16) 15. A todo lo largo de la historia sagrada se muestra que, si bien Dios debe castigar al pueblo que ha pecado para que comprenda que el pecado lo lleva al a destrucción, una vez castigado, Dios se llena de conmiseración en tanto el pueblo clama a Éll desde el fondo de su miseria. Así el libro de los Jueces está marcado por el ritmo de la ira que se inflama contra el infiel y de la misericordia que le envía un salvador (Jue 2,18). Es frecuente por tanto en los libros históricos encontrar una relación intencionada entre misericordia y Alianza: La actitud misericordiosa de Dios es fruto y consecuencia de una alianza, un pacto revistiendo un matiz de fidelidad (cfr. Neh 1,5; 9,32). Así ocurre por ejemplo con David y Jonatán (1 Sam 20.8). 16

No cesan de resonar los gritos del salmista: “¡Piedad conmigo, Señor!” (Sal 4,2; 6,3; 9,14; 25,16); o bien las proclamaciones de acción de gracias: “Dad gracias a Yahveh, pues su amor (hesed) es eterno” (Sal 107, 1), esa misericordia que no cesa de mostrar con los que claman a él en su aflicción, por ejemplo, los navegantes en peligro (Sal 107,23), con los «hijos de Adán» cualesquiera que sean. Se presenta, en efecto, como el defensor del pobre, de la viuda y del huérfano: éstos son sus privilegiados. La misericordia de Dios es el remedio del salmista enfermo (Sal 6,3; 41,11), despreciado (Sal 123,3), pobre (Sal 25,16), angustiado (Sal 10,18; 41,11; 57,2; 118,4 ss.), perseguido (Sal 56,2). Así resuena constantemente el grito del salmista resumido en el Miserere: “Apiádate de mí en tu bondad. En tu gran ternura borra mi pecado” (Sal 51,3). Los Salmos contienen una abundante letanía de misereres. Son los Salmos de súplica humilde y confiada (Sal 4,2; 6,3;9,14; 25,16; 26,11; 31,10; 41,5.11; 51,3; 56,2; 57,2; 86,3.16; 119,29.58.132; 123,3), de apelación a esa misericordia que dura eternamente (cfr. Sal 100,5; 136,1-26; Jer 33, 11; cte.).19

En la formulación clásica de la Alianza “Yo seré su Dios, ellos serán mi pueblo”, Dios suele añadir su compromiso de salvar (Jer 7,23; 11,4; 24,7; 30,22; 31,1.31-34; 32,38-41; cte.; cfr. Gen 17, 4 ss.; Ex 19,5). Por eso la misericordia de Dios es considerada como objeto de una Alianza (1 Reg 8,23; Sal 89,50; 106,45) e insiste en su fidelidad al juramento hecho a los Patriarcas (cfr. 2 Reg 13,23) 17.

El libro del Eclesiástico dice claramente: «la piedad del hombre es para su prójimo, pero la piedad de Dios es para toda carne» (Eclo 18,13). Podemos decir que la misericordia es en los libros sapienciales la actitud sistemática de Dios. Recurrir a ella es el remedio universal para todas las necesidades del hombre. Con razón puede el Salmista asegurar que “de la misericordia del Señor está llena la tierra” (Sal 33,5; 119,64)20.

PARA COMPARTIR: 1. ¿De qué modo se manifiesta la misericordia de Dios en los jueces? 2. ¿En qué modo afecta a la misericordia el rompimiento de la Alianza por parte del pueblo? 3. ¿Por qué Dios castiga según los libros históricos?

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Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 542. 19 G. DEL CERRO CALDERÓN. “Misericordia de Dios” en http://www.mercaba.org/Rialp/M/misericordia_de_dios.htm 20 Iden

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G. DEL CERRO CALDERÓN. “Misericordia de Dios” en http://www.mercaba.org/Rialp/M/misericordia_de_dios.htm.. 16 Idem 17 Ídem.

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sino el Dios de la misericordia. Aún si los elegidos se separan de Dios por el pecado, la misericordia se impondrá todavía, por lo menos si el pecador no se endurece; porque, conmovida por el castigo que acarrea el pecado, quiere salvar al pecador. Así, con ocasión del pecado, entra el hombre más profundamente en el misterio de la ternura divina24. El ser de Dios se manifiesta en su misericordia, es decir, la misericordia es expresión de su esencia divina. Es lo que lo distingue de los seres humanos y lo eleva por encima de todo lo humano “Èl se complace mostrando su amor” (Miq 7,18) 25. Aunque la misericordia divina no conoce más límite que el endurecimiento del pecador (Is 9,16; Jer 16, 5.13), sin embargo, durante mucho tiempo se la tuvo como reservada a sólo el pueblo elegido. Pero Dios, con su sorprendente magnanimidad, acabó por fin con este residuo de tacañería humana (cf. Os 11,9). Después del exilio se comprendió la lección 26.

PARA COMPARTIR: 1. ¿A quiénes alcanza la misericordia de Dios según los libros sapienciales? 2. ¿Qué significa que la misericordia de Dios es eterna? 3. ¿Es la misericordia de Dios un remedio para todas las necesidades de las personas? Explica por qué y de qué modo.

D) EN LOS LIBROS PROFÉTICOS: LA MISERICORDIA Y EL LLAMADO A LA CONVERSIÓN

Los profetas predican constantemente sobre la necesidad de la conversión (cfr. Dt 30,2-3; Is 45,22; Jer 3,14.22; 15,19; Os 14,2; Jl 2,12 ss.; Zac 1,3)21 y nos muestran a Dios como alguien insondable y soberano a causa de su misericordia que no tiene límites. Israel conserva, pues, en el fondo del corazón la convicción de una misericordia que no tiene nada de humano: “Él ha herido, él vendará nuestras llagas” (Os 6,1). “¿Qué Dios como tú, que borra la falta, que perdona lo mal hecho, que no excita para siempre su ira, sino que se complace en otorgar gracia? Una vez más, ten piedad de nosotros, conculca nuestras iniquidades y arroja a lo hondo del mar nuestros pecados” (Miq 7,18s) 22. Dios es totalmente distinto a los seres humanos, es totalmente Otro por su capacidad de perdonar sin límites, sin justificación humana. La misericordia de Dios concede al pecador un plazo de gracia y desea su conversión, siendo esa gracia la que posibilita la conversión. En esto consiste la Santidad de Dios: en ser radicalmente superior y diferente de lo malo, de lo inmisericorde que pueda surgir del mundo. Dios se conmueve de tal manera ante la miseria que acarrea el pecado, que solo desea que el pecador se vuelva hacia él, que se convierta. Dios no es el Dios de la ira23, el justiciero, un Dios apático en su trono,

La experiencia profética va a dar a esta historia acentos extrañamente humanos. Dios en los profetas se muestra humanamente conmovedor. En el momento mismo en que los anuncian las peores catástrofes conocen la ternura del corazón de Dios: “¿Es, pues, Efraím para mí un hijo tan querido, un niño tan mimado, para que cuantas veces trato de amenazarle, me enternezca su memoria, se conmuevan mis entrañas y no pueda menos de desbordarse mi ternura?” (Jer 31,20; cf. Is 49,14s; 54,7). La historia de Jonás, por ejemplo, es la sátira de los corazones estrechos que no aceptan la inmensa ternura de Dios (Jon 4,2) 27.

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Cf. G. DEL CERRO CALDERÓN. “Misericordia de Dios” en http://www.mercaba.org/Rialp/M/misericordia_de_dios.htm 22 Ídem. 23 La ira divina no se refiere a un estallido de la cólera de Dios, sino a su resistencia que opone al pecado y la injusticia del mundo. Si Dios conduce de nuevo a su pueblo al desierto, es porque quiere “hablarle al corazón” (Os 2,16); después del exilio se comprenderá que Yahveh quiere simbolizar con la vuelta a la tierra la vuelta a él, a la vida (Jer 12,15; 33,26; Ez 33,11; 39,25; Is 14,1; 49,13). Sí, Dios “no guarda rencor eterno” (Jer 3,12s), pero quiere que el pecador reconozca su malicia; “que el malvado se convierta a Yahveh, que tendrá piedad de él, a

nuestro Dios, que perdona abundantemente” (Is 55,7). “Dichosos los que esperan en él, pues de ellos se apiadará” (Is 30,18) Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 542. 24 Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 542. 25 Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015. P. 54 26 Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 543. 27 Idem

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3.“LO QUE YO QUIERO ES MISERICORDIA”.

La máxima revelación de la misericordia en el Antiguo Testamento se encuentra en el libro del profeta Oseas: El pueblo ha roto la alianza y se ha convertido en una “prostituta deshonrada”. Oseas revela que si Dios ha decidido no usar ya misericordia con Israel (Os 1,6) y castigarlo pero Dios es fiel a sus promesas de ayuda y salvación, pero cuando pareciera que Dios ha decidido no mostrarse más misericordioso (Os 1,6-9). Dios arroja fuera de sí la justicia y en lugar de ir contra el pueblo estalla la compasión y la misericordia dentro de Dios mismo; su “corazón se revuelve dentro de él, sus entrañas se conmueven” (Os 11,8) y decide no dar ya desahogo al ardor de su ira, así un día el infiel será de nuevo llamado “Ha recibido misericordia” (Ruhama: 2,3). “Porque soy Dios y no un hombre; soy el Santo en medio de ti, y no vendré con ira” (Os 11,9)28.

Los beneficiarios de la misericordia divina son además con título especial Israel y Jerusalén (cfr. Dt 13,18; 2 Reg 13,23; Is 14,1; 49,15; ler 12,15; 31,20; Ez 39,25; Os 2; Zach 1,12; Ps 102,14). Y como representantes de la pobreza y debilidad humanas, los huérfanos y las viudas (Ex 22,22; Dt 10,18; 26,12; Is 1,17; ler 7,6; 22,3; Ps 68,6; 146,9; Zach 7,10) y los que, conscientes de su limitación, aceptan temerosos y confiados la protección de Dios (Ps 103,13-18; cfr. Sap 3,9; 4,15)30. Si Dios es ternura, ¿cómo no exigirá a sus criaturas la misma ternura mutua? Ahora bien, este sentimiento no es natural al hombre: homo homini lupus! Lo sabía muy bien David, que prefería «caer en las manos de Yahveh, porque es grande su misericordia, antes que en las manos de los hombres» (2Sa 24,14). También en este punto va Dios progresivamente educando a su pueblo. Condena a los paganos, que sofocan la misericordia (Am 1,11). Lo que quiere es que se observe el mandamiento del amor fraterno (cf. Éx 22,26), muy preferible a los holocaustos (Os 4,2; 6,6); quiere que la práctica de la justicia sea coronada por un «amor tierno» (Miq 6,8). Si se quiere verdaderamente ayunar, hay que socorrer al pobre, a la viuda, al huérfano, no hurtar el cuerpo ante el que es nuestra propia carne (Is 58,6-11; Job 31,1623). Cierto que el horizonte fraterno está todavía limitado a la raza o a la creencia (Lev 19,18), pero el ejemplo mismo de Dios ensanchará poco a poco los corazones humanos hasta las dimensiones del corazón de Dios: «Yo soy Dios, no hombre» (Os 11,8; cf. Is 55,7). El horizonte se extenderá sobre todo gracias al mandamiento de no saciar la sed de "venganza, de no guardar rencor. Pero sólo quedará realmente despejado con los últimos libros de sabiduría, que en este punto esbozan ya el mensaje de Jesús; el perdón debe ejercerse con «todo hombre» (Eclo 27,30-28,7) 31.

Dios se muestra especialmente solícito con los débiles y pobres, esto se ve claramente en los profetas. Amós denuncia la explotación) Am 2,6-8; 4,1.7-12; 8,4-7) y critica la los altos y frívolos estratos sociales (Am 6,1-14) y exige como verdadero culto a Dios la justicia y el derecho en vez de fiestas y holocaustos. (Am 5,21-25). En Isaías (Is 1,11-17; 58,57), Ezequiel (Ez 18, 7-9), Oseas (Os 4,1-3; 6,6; 8,13; 14,4) Miqueas (Mi 6,6-8) y Zacarías (Zac 7,9s) se encuentran claras denuncias. Es por ello que, con toda razón, se puede hablar en los profetas de la opción de Dios por los pobres, los carentes de poder y los pequeños. No se trata pues de un proyecto humano, sino de la voluntad de Dios para las personas.29 PARA COMPARTIR: 1. Según los profetas ¿Qué es lo que nos mueve a la conversión? 2. En qué texto del A.T. se nos muestra la máxima revelación de Dios como misericordia? 3. ¿Por quiénes muestra más debilidad Dios y por qué? 4. ¿En tu vida comunitaria eres agente de misericordia entre los pobres o prefieres buscar la misericordia de Dios entre ritos y holocaustos? 5. ¿Crees que el mundo sería un mejor lugar para vivir si tú la misericordia como lo hace Dios? Haz el ejercicio de pensar en las consecuencias de una sociedad misericordiosa.

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G. DEL CERRO CALDERÓN. “Misericordia de Dios” http://www.mercaba.org/Rialp/M/misericordia_de_dios.htm 31 Cf. LEÓN DUFOUR, Xavier, “Vocabulario de Teología Bíblica” Herder, Barcelona 1982. Pág 542.

Cf. KASPER, Walter, “La Misericordia”, Basauri, 2015. P. 57 Idem. 64.

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