Análisis basado en los datos del estudio de Prevalencia del Consumo de Drogas en Centros Educativos (2003)

Estudio sobre los patrones de consumo de drogas en adolescentes estudiantes de secundaria de ambos sexos pertenecientes a centros educativos públicos

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Estudio sobre los patrones de consumo de drogas en adolescentes estudiantes de secundaria de ambos sexos pertenecientes a centros educativos públicos y privados de El Salvador. Análisis basado en los datos del estudio de Prevalencia del Consumo de Drogas en Centros Educativos (2003)

PRESENTACIÓN En El Salvador, por su posición geográfica en la ruta del tráfico de drogas hacia Norteamérica, el fenómeno de las drogas ha estado presente desde hace varios años, sin embargo, no se disponía de datos científicos sobre la magnitud del consumo de drogas en el país. Es por eso que la Dirección Ejecutiva de la Comisión Nacional Antidrogas, consideró como parte de las estrategias del Plan Nacional Antidrogas, el promover la investigación evaluación y análisis de las tendencias del fenómeno de las drogas, con el objeto de apoyar la toma de decisiones para intervenir en la problemática sobre el consumo de drogas, con indicadores sustentados en investigación científica. Con el objeto de establecer una línea de base con indicadores de prevalencia de consumo en escolares, en el año 2003, con el apoyo financiero y asistencia técnica del Observatorio Interamericano de Drogas de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas de la Organización de Estados Americanos (CICAD/OEA), la Dirección Ejecutiva de la Comisión Nacional Antidrogas realizó la Primera Encuesta de Prevalencia de Consumo de

Drogas en Escolares de Educación Básica y Media de Centros Escolares Urbanos, ubicados en ciudades mayores de 30 mil habitantes, para lo cual se utilizó la metodología del Sistema Interamericano de Datos Uniformes sobre el Consumo de Drogas (SIDUC). La información que se entrega en este informe está basada en un análisis científico realizado por el consultor, con el fin de profundizar en el análisis de los datos y contar con una mirada más comprensiva y amplia del problema de las drogas en la población escolar.

Hugo Mario Córdova Benítez Director Ejecutivo

Manuel Alfaro Sifontes Consultor

San Salvador, El Salvador julio de 2008

Estudio sobre los patrones de consumo de drogas en adolescentes estudiantes de secundaria de ambos sexos pertenecientes a centros educativos públicos y privados de El Salvador Análisis basado en los datos del estudio de Prevalencia del Consumo de Drogas en Centros Educativos (2003) INDICE Pág. ANTECEDENTES TEORICOS Y EMPIRICOS La relación entre consumo de drogas y contextos sociales El consumo de drogas en la adolescencia Los modelos explicativos sobre consumo y abuso de drogas El consumo y abuso de drogas en El Salvador

1 2 5 6

OBJETIVOS Objetivo general Objetivos específicos Hipótesis general Hipótesis específicas

8 8 8 9

METODOLOGIA Sujetos Instrumento Plan de Análisis

9 10 10

RESULTADOS Comparaciones entre grupos Actitudes frente a las drogas Factores demográficos Factores familiares Factores escolares Factores preventivos

12 12 12 13 14 14

Consumo de sustancias lícitas Consumo de cigarrillos Factores demográficos Factores familiares Factores escolares Factores preventivos

15 15 15 15 15 16

Consumo de alcohol Factores demográficos Factores familiares Factores escolares Factores preventivos

16 16 16 17 17

4

Consumo de tranquilizantes Factores demográficos Factores familiares Factores escolares Factores preventivos

17 17 18 19 19

Consumo de estimulantes Factores demográficos Factores familiares Factores escolares Factores preventivos

19 19 20 21 21

Consumo de sustancias ilícitas Factores demográficos Factores familiares Factores escolares Factores preventivos

21 21 22 23 23

Asociaciones entre variables Regresión múltiple Consumo de sustancias lícitas Consumo de alcohol Consumo de tranquilizantes Consumo de sustancias ilícitas

23 26 26 26 27 27

Discusión Factores demográficos Factores familiares Factores escolares Factores preventivos

28 28 29 30 30

Relaciones entre variables Modelos predictivos Conclusiones Limitantes Referencias bibliográficas

31 33 33 36

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Antecedentes teóricos y empíricos La relación entre consumo de drogas y contextos sociales El consumo de drogas continúa siendo un problema severo en la mayoría de naciones evidenciando consecuencias psicológicas, sociales y económicas (Soyibo & Lee, 1999). Así pues, se puede constatar que, a lo largo de las últimas décadas, se ha incrementado este fenómeno en distintas sociedades siendo mayor el número de personas que consume sustancias (Sutherland & Willner, 1998). No obstante, al ser un fenómeno social complejo, no se ha uniformado el criterio entre los investigadores para explicar el tema de las drogas pues se ha demostrado que éste se caracteriza por ser un problema con un mayor dinamismo en comparación con otros fenómenos psicosociales (Caulkins, 2001; Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2003). En este sentido, se ha constatado que no existe un solo factor que genere el consumo de drogas (Glantz & Colliver, 2002). Esto demuestra la dificultad para la explicación del consumo de sustancias de manera lineal. Por lo tanto, establecer una relación causal en el tema del consumo de sustancias es imposible siendo necesaria una comprensión integradora del uso al considerar diferentes contextos del agregado social, es decir, una multiplicidad de factores (Glantz & Colliver, 2002; Graham, Young, Valach & Wood, 2008). Por ello, es de suma importancia explorar los factores asociados con la iniciación, las actitudes y el consumo de sustancias de manera a brindar un marco explicativo que dé respuesta y claridad sobre el fenómeno (Day & Norman, 2007). En este sentido, los determinantes para la iniciación y el consumo de drogas son complejos al abarcar no sólo factores a un nivel individual sino también factores relacionados con características del entorno micro y macrosocial. Esto implica la inclusión de características hereditarias como también factores familiares, sociales y ambientales (Gillespie, Kendler, Prescott, Aggen,

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Gardiner, Jacobson & Neale, 2007; Gilvarry & McArdle, 2007; Glantz & Colliver, 2002; Graham et al., 2008). Este marco integrador para la explicación del fenómeno de las drogas se evidencia, en la actualidad, en la amplia aceptación de la importancia de los contextos sociales en el patrón de consumo de drogas (Duff, 2007; Griffiths & McKetin, 2003). De tal manera, se ha considerado el valor explicativo del fenómeno bajo una perspectiva ecológica centrando la atención no sólo en el individuo sino también en su interacción con la complejidad de los sistemas sociales (Levine & Perkins, 1997; Rappaport, 1977). Por ello, indagar sobre la relación entre contextos y patrones de consumo de drogas se vuelve indispensable, en particular, en ciertos grupos de edad como los jóvenes quienes son más propensos a experimentar problemas de drogadicción (Adlaf, Paglia, Ivis & Ialomiteanu, 2000; Leslie, 2008). Así pues, es en la población más joven donde se concentra el consumo de drogas, específicamente entre los 15 y 25 años (Brown, D´Emidio-Caston & Pollard, 1997; Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito [ONUDD], 2006; ONU, 2003; Soyibo & Lee, 1999). No obstante, siendo la iniciación del consumo de sustancias anterior a los 18 años, es aún más importante conocer los patrones de consumo principalmente en los adolescentes (ONUDD, 2006). El consumo de drogas en la adolescencia La adolescencia se caracteriza por ser una etapa de grandes cambios físicos, psicológicos y sociales (Santrock, 1995). Por ello, es importante ahondar en los factores relacionados con los patrones de consumo de sustancias en este periodo. De tal manera, es fundamental considerar en esta etapa la interacción de múltiples agentes en el tema de las drogas, en particular, factores genéticos, psicológicos y sociales (Glantz & Colliver, 2002). Anteriormente, bajo una perspectiva biológica, se consideraba al factor genético como el único factor personal asociado al consumo de sustancias pero, en la actualidad, se han

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incluido otros factores a nivel individual vinculados con este fenómeno (Boyle Sanford, Szatmari, Merikangas & Offord, 2001). Así pues, en la adolescencia, los cambios tanto físicos como psicológicos y sociales experimentados se vinculan con el estrés y, por ello, con el uso de drogas para disminuirlo (Park, Kim, Kim & Sung, 2007). En este sentido, se sostiene que la experimentación con drogas constituye, en muchos casos, una vía de escape para aplacar la ansiedad y la angustia en el duelo de la pérdida de la infancia (ONUDD, 2006). De tal manera, la historia personal, en particular, los eventos estresores de vida, se ha vinculado con el consumo de drogas (Gilvarry & McArdle, 2007; Leslie, 2008; Rospenda, Fujishiro, Shannon & Richman, 2008) como también la baja autoestima y la depresión (Park et al., 2007; Raffaelli, Torres Stone, Iturbide, McGinley, Carlo & Crockett, 2007). Por otro lado, se han abarcado factores demográficos como el género para brindar explicaciones referentes al patrón de consumo y abuso de drogas (Duff, 2007; Park et al., 2007). En este sentido, al existir variantes según el género, un predictor en la dependencia a las drogas corresponde a la pertenencia al género masculino (Gilvarry & McArdle, 2007). Así pues, los hombres tienden a minimizar los riesgos del uso de sustancias en comparación con las mujeres (ONU, 2003). No obstante, la explicación de las variaciones en el patrón de consumo en función del género ha requerido también la interacción con el tipo de sustancia como lo evidencian Sutherland y Willner (1998) al reflejar que las adolescentes consumen más cigarrillos mientras el uso de sustancias ilícitas es mayor en hombres. No obstante, la evidencia no ha sido concluyente en otras sustancias como la cocaína en relación con el género (Day & Norman, 2007).

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En un agregado social mayor, entre los factores sociales vinculados con el consumo de drogas, se encuentran la familia, el grupo de amigos y la escuela (Gilvarry & McArdle, 2007; Park et al., 2007). En el plano familiar, los factores se han focalizado en torno a su estructura y a sus procesos relacionales. En este sentido, aspectos estructurales como la composición familiar se han vinculado con el consumo de drogas (Gilvarry & McArdle, 2007). Por lo tanto, los adolescentes que viven con padres solteros o padrastros han evidenciado mayor consumo de drogas que aquellos jóvenes que viven con ambos padres biológicos (Cabeza & Nieto, 2004;Hoffman, Monge, Chou & Valente, 2002). A su vez, otro elemento de la composición familiar vinculado con el uso de sustancias corresponde al historial de consumo de drogas en parientes cercanos tales como padres o hermanos mayores (Boyle et al., 2001; Cabeza & Nieto, 2004; García & Rodríguez, 2004; Gilvarry & McArdle, 2007). Así pues, la presencia de familiares que consumen drogas brinda a los adolescentes modelos de conductas a imitar siendo un riesgo para su proceso de socialización (Boyle et al., 2001; Caulkins, 2001; Day & Norman, 2007). En referencia a los procesos relacionales, la calidad de los lazos familiares ejerce un rol importante en el consumo de sustancias (García & Rodríguez, 2004; ONU, 2003). En este sentido, la carencia de una comunicación paternofilial abierta y la falta de supervisión son factores de riesgo (Cabeza & Nieto, 2004; García & Rodríguez, 2004; Gilvarry & McArdle, 2007; Martins, Stor, Alexandre & Chilcoat, 2008). Además, otro factor social de riesgo considerado en el consumo de drogas corresponde al grupo de amigos (Cabeza & Nieto, 2004; Caulkins, 2001; Day & Norman, 2007; Gilvarry & McArdle, 2007; Reed, Wang, Shillington, Clapp & Lange, 2007). En particular, la presión grupal constituye un factor importante para el uso de drogas, especialmente, si dentro del grupo ésta es ejercida por

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una figura significativa como su mejor amigo (Day & Norman, 2007; Höfler, Lieb, Perkonigg, Schuster, Sonntag & Wittchen, 1999; Martins et al., 2008; Park et al., 2007). Por otro lado, factores sociales como la deserción escolar o el bajo rendimiento académico se han considerado como riesgosos para el consumo de sustancias (Glantz & Colliver, 2002; Harder & Chilcoat, 2007; ONU, 2003; ONUDD, 2006). A su vez, factores como el nivel socioeconómico y el lugar de residencia han sido considerados como determinantes de riesgo para el uso habitual de drogas (Höfler et al., 1999; Hoffman et al., 2002; ONUDD, 2006). De igual forma, se considera que la experimentación con diversidad de drogas constituye un factor esencial para la comprensión de patrones de consumo (Day & Norman, 2007; Gilvarry & McArdle, 2007; Höfler et al., 1999; Park et al., 2007; Soyibo & Lee, 1999; Sutherland & Willner, 1998). En este sentido, la dependencia a la nicotina o al alcohol corresponde a un factor de riesgo para el consumo de sustancias ilícitas (Höfler et al., 1999). Además, el consumo de marihuana es un factor de riesgo para el uso de cocaína (Day & Norman, 2007). Por otro lado, se ha vinculado el consumo de sustancias con las actitudes frente a las drogas (Höfler et al., 1999). En este sentido, las actitudes referentes al tema del consumo de sustancias se relacionan de forma negativa con la exploración y utilización de drogas. Los modelos explicativos sobre consumo y abuso de drogas Ante la gran diversidad de factores existentes, han surgido diferentes modelos psicosociales para la explicación del fenómeno de consumo de sustancias (Caulkins, 2001).

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Para Hoffman et al. (2002), la explicación del uso de drogas se basa en considerar las características de la comunidad de residencia en interacción con la estructura del grupo familiar. Por otro lado, en otros estudios se ha demostrado que el bajo desempeño académico, el ausentismo, las conductas delictivas y el abandono de la escuela son factores asociados con el uso de sustancias (Poorasl, Vahidi, Fakhari, Rostami & Dastghiri, 2007). De manera más amplia, Yu y Stiffman (2007) establecieron un modelo explicativo basado en la vinculación del consumo de sustancias con variables demográficas, historial familiar de adicciones y amigos que reporten problemas de disciplina. Al igual, Reed et al. (2007) estudiaron un modelo donde el consumo y abuso de sustancias se vinculó con factores de distintos niveles del agregado social: Nivel individual abarcando aspectos demográficos (género, edad y nivel socioeconómico), psicológicos (estrés, actitudes favorables hacia las drogas, afecto negativo y rebeldía), y sociales (al incluir la educación de los padres y el nivel social al considerar la presión de amigos). El consumo y abuso de drogas en El Salvador En El Salvador, existe una prevalencia moderada en el consumo de sustancias tanto lícitas como ilícitas en adolescentes y adultos jóvenes (Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas [CICAD], 2004; Fundación Olof Palme, 2003; Ríos & Jenner, 2004). En investigaciones recientes con adolescentes, se ha detectado el inicio temprano en el consumo de drogas, es decir, en la adolescencia, alrededor de los 13 años (Cabeza & Nieto, 2004). No obstante, surge la inquietud sobre los patrones existentes que explican el fenómeno del consumo de sustancias tanto lícitas como ilícitas. Así pues, a partir de los datos recabados en investigaciones posteriores se plantea la

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posibilidad de indagar en patrones de consumo en estudiantes escolares, en particular en función de los datos de la última encuesta elaborada a nivel nacional. En años anteriores y de forma transversal, se ha evidenciado que en El Salvador existe un alto porcentaje de jóvenes que perciben con gravedad el consumo de drogas aunque también se ha comprobado la tendencia hacia el monoconsumo de sustancias, en particular de la marihuana con un 36.9% de prevalencia (CICAD, 2004). A su vez, de manera descriptiva, se ha demostrado que el consumo de sustancias tanto lícitas como ilícitas entre adolescentes salvadoreños aumenta conforme la edad y predomina en niveles socioeconómicos bajos y en el sexo masculino (Fundación Olof Palme, 2003). No obstante, la inexistencia de investigaciones sobre patrones de consumo y abuso de sustancias a nivel nacional en adolescentes salvadoreños es una limitante para poder combatir el fenómeno de las drogas. Así pues, es importante conocer el patrón de consumo de adolescentes para contribuir a una mejor comprensión del fenómeno y así desarrollar estrategias de prevención (Flory, Lynam, Milich, Leukefeld & Clayton, 2004; Höfler et al., 1999). En este sentido, un mayor conocimiento de los patrones de consumo y abuso de sustancias en adolescentes llenaría un vacío teórico y facilitaría la construcción de políticas públicas sensibles a los contextos sociales y efectivas (Caulkins, 2001; Graham et al., 2008; Griffiths & McKetin, 2003).

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Objetivos



Objetivo general

-

Determinar los patrones de consumo de drogas a partir de factores micro y macro sociales en adolescentes estudiantes de secundaria de ambos sexos pertenecientes a centros educativos públicos y privados de El Salvador.



Objetivos específicos

1. Describir la prevalencia de vida, año y mes del consumo de sustancias lícitas e ilícitas en estudiantes salvadoreños. 2. Detallar la prevalencia de vida, año y mes del consumo de sustancias lícitas e ilícitas en estudiantes salvadoreños en función del sexo. 3. Indagar sobre las variaciones existentes en la actitud frente a las drogas a partir de factores demográficos, familiares, escolares y preventivos en los escolares salvadoreños. 4. Determinar las variaciones en el consumo de sustancias lícitas en función de factores demográficos, familiares, escolares y preventivos de los estudiantes encuestados. 5. Determinar las diferencias existentes en el consumo de sustancias ilícitas a partir de factores demográficos, familiares, escolares y preventivos de los estudiantes encuestados. 6. Establecer la relación existente entre la actitud frente a las drogas, el consumo de sustancias lícitas e ilícitas y factores personales y microsociales entre los estudiantes encuestados. 7. Determinar si los factores personales junto con los factores sociales son predictores del consumo de sustancias lícitas e ilícitas.

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Hipótesis general

-

H: Los patrones de consumo de drogas de adolescentes estudiantes de secundaria de ambos sexos pertenecientes a centros educativos públicos y privados de El Salvador varían en función de factores micro y macro sociales.



Hipótesis específicas

-

H1: La prevalencia de consumo de vida, año y mes evidencia diferencias según el tipo de sustancia lícita o ilícita.

-

H2: La prevalencia de consumo de vida, año y mes evidencia diferencias en función del tipo de sustancia lícita o ilícita y del sexo.

-

H3: La actitud frente a las drogas varía en función del sexo, la ciudad de procedencia, el tipo de colegio, la estructura familiar y los factores preventivos de los estudiantes encuestados.

-

H4: El consumo de sustancias lícitas varía en función del sexo, la ciudad de procedencia, el tipo de colegio, la estructura familiar y los factores preventivos de los estudiantes encuestados.

-

H5: El consumo de sustancias ilícitas varía en función del sexo, la ciudad de procedencia, el tipo de colegio, la estructura familiar y los factores preventivos de los estudiantes encuestados.

-

H6: La actitud frente a las drogas se encuentra relacionada con los factores microsociales, el consumo de sustancias lícitas e ilícitas.

-

H7: Los factores demográficos en combinación con los factores personales y sociales predicen el consumo de sustancias lícitas e ilícitas en estudiantes secundarios de ambos sexos.

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Metodología Sujetos Para explorar los patrones de consumo de sustancias lícitas e ilícitas entre adolescentes salvadoreños se utilizaron los bancos de datos de la encuesta de estudiantes de centros escolares urbanos aplicadas en el año 2003 por la Comisión Salvadoreña Antidrogas [CNA]. La encuesta fue administrada a un total de 5644 participantes entre 10 y 27 años de edad (ver Tabla 1). Edad 10-14 años 15-19 años 20-24 años 25-29 años TOTAL

Participantes 2375 3122 57 3 5644

Tabla 1. Distribución de los participantes en función de la edad.

Un 51.7% de los encuestados fueron estudiantes del sexo masculino y un 48.1% del sexo femenino. El 94.8% de los centros escolares fueron mixtos. En relación con el tipo de colegio, 63.9% de los establecimientos fueron centros públicos, 32.2% privados y un 3.9% representó a otro tipo de establecimientos no especificados. La mayoría de los centros escolares encuestados (73.5%) cuentan con jornada de estudios matutina. Instrumento Los datos de esta investigación fueron recolectados por medio de la encuesta estandarizada de estudiantes de centros escolares urbanos del año 2003. Este instrumento se estructuró bajo el Sistema Interamericano de Datos Uniformes sobre Consumo de Drogas (SIDUC). A partir de los ítems formulados, se construyeron escalas métricas para las siguientes variables: problemas académicos, actitudes frente al consumo, consumo de cigarrillos, consumo de alcohol, consumo de tranquilizantes, consumo de estimulantes, amigos consumidores, facilidad en la obtención de sustancias, exploración

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de sustancias y conocimientos sobre daños ocasionados por sustancias (ver Tabla 1). Plan de análisis Para los objetivos específicos 1, 2 se realizaron los cálculos de los índices epidemiológicos descriptivos correspondientes a la prevalencia de vida, año y mes. En relación con los objetivos específicos 3,4,5 se calcularon análisis de varianza (ANOVA) factoriales agrupados en cuatro conjuntos: el ANOVA de tres factores demográficos (sexo de los estudiantes, edad, ciudad de procedencia), el ANOVA de dos factores familiares (estado civil de los padres y personas con quienes el estudiante comparte su hogar), el ANOVA de 3 factores escolares (tipo de colegio según fuente de ingresos, tipo de colegio según sexo y jornada de estudio) y el ANOVA de 2 factores preventivos (asistencia a cursos de prevención y cambio de percepción sobre los daños ocasionados por las drogas). Posterior al cálculo de cada ANOVA factorial, se procedió a analizar las diferencias existentes entre los grupos a través de la prueba post-hoc DHS de Tukey. El objetivo específico 6 fue medido a través del cálculo de los coeficientes producto-momento de Pearson entre las escalas de consumo de cigarrillos, alcohol, tranquilizantes, estimulantes, amigos consumidores, facilidad en la obtención de sustancias, exploración de sustancias, frecuencia de consumo de drogas, conocimientos sobre daños ocasionados por sustancias, problemas académicos y actitud frente a las drogas. Para el objetivo específico 7, se procedió a realizar el cálculo de modelos de regresión múltiple del consumo de sustancias lícitas e ilícitas a partir de factores personales como problemas académicos, actitudes, facilidad en la obtención de sustancias, exploración de sustancias y conocimientos sobre daños ocasionados por sustancias.

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Fórmula de la escala

Escala de problemas académicos Actitudes frente al consumo

Consumo de cigarrillos Consumo de alcohol Consumo de tranquilizantes Consumo de estimulantes Amigos consumidores Facilidad en la obtención de sustancias Exploración de sustancias Consumo de sustancias lícitas Consumo de sustancias ilícitas Frecuencia de consumo de drogas Consumo reciente de sustancias (< 12 meses) Conocimientos sobre daños ocasionados por sustancias

Σn (it13 + it14+ it15) Σn (it16.1 + it16.2+ it16.3+ it16.4 + it16.5 + it16.6+ it16.7+ it16.8 + it16.9 + it16.10+ it16.11+ it16.12 + it16.13+ it16.14) Σn (it17 + it19 + it20 + it21) Σn (it22 + it24+ it25 + it25.a + it26) Σn (it27 + it29+ it30) Σn (it33 + it35 + it36) Σn (it39 + it40) Σn (it41 + it42) Σn (it43 + it44) Σn (it17 + it19 + it20 + it21 +it22 + it24+ it25 + it25.a + it26 +it27 + it29+ it30 +it33 + it35 + it36) Σn (it45.1+ it45.2+ it45.3+ it45.4 + it45.5 + it45.6+ it45.7+ it45.8 + it45.9 + it45.10+ it45.11+ it45.12 ) Σn (it48.1+ it48.2+ it48.3+ it48.4 + it48.5 + it48.6+ it48.7+ it48.8 + it48.9 + it48.10+ it48.11+ it48.12) Σn (it49.1+ it49.2+ it49.3+ it49.4 + it49.5 + it49.6+ it49.7+ it49.8 + it49.9 + it49.10+ it49.11+ it49.12) Σn (it50+ it51 + it52 + it53 + it54)

Rango de Puntajes 3-9 ptos. 0-70 ptos. 4-10 ptos. 7-24 ptos. 3-6 ptos. 3-6 ptos. 2-6 ptos. 2-7 ptos. 2-6 ptos. 7-46 ptos.

12-24 ptos.

12-60 ptos. 12-24 ptos. 5-21 ptos.

Tabla 1. Construcción de escalas métricas basándose en la Encuesta estandarizada de estudiantes de centros escolares urbanos 2003.

Resultados Prevalencia general de consumo de sustancias Consumo de sustancias lícitas Se evidencia que, de cada 100 personas, 36.4 afirma haber consumido cigarrillos por lo menos una vez durante toda su vida. La prevalencia por año en el consumo de cigarrillos es de un 19.2% frente a un 11.7% de prevalencia de mes.

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En cuanto a las bebidas alcohólicas, se constata que 37.4 de cada 100 escolares salvadoreños aseguró haberlas ingerido alguna vez en toda su vida. No obstante, la prevalencia de año en el consumo de bebidas alcohólicas es de 23.1% y la prevalencia de mes de 16.3%. En comparación con el consumo de tabaco y alcohol, la prevalencia de vida del consumo de tranquilizantes es menor (10.9%). Igualmente, se evidencia que 5.2 de cada 100 escolares asegura haber consumido tranquilizantes en el último año y 3.1 de cada 100 en el último mes. La prevalencia de vida para el consumo de estimulantes es de 6.8% frente a una prevalencia de año de 3.4% y una prevalencia de mes de 2.0% (ver Tabla 2). Sustancia Cigarrillos Alcohol Tranquilizantes Estimulantes

Prevalencia de vida 36.4 % 37.4% 10.9% 6.8%

Prevalencia de año 19.2% 23.1% 5.2% 3.4%

Prevalencia de mes 11.7% 16.3% 3.1% 2.0%

Tabla 2. Prevalencia de consumo general de sustancias lícitas.

Consumo de sustancias ilícitas Entre las sustancias ilícitas, se evidencia que 8.7 de cada 100 estudiantes salvadoreños aseguraron haberlas consumido por lo menos una vez en la vida. A su vez, se constató una prevalencia de año de 4.8% frente a una prevalencia de mes de 2.3%. De forma más precisa, se constata que 4.5 de cada 100 estudiantes ha consumido marihuana por lo menos una vez a lo largo de su vida. En cuanto al consumo en el último año previo a la encuesta, se evidencia una prevalencia de 2.5%. La prevalencia de mes es de 1.1% para el consumo de esta sustancia.

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La segunda sustancia ilícita con mayor prevalencia de vida entre los escolares salvadoreños consiste en los solventes o inhalantes (2.2%). A su vez, se evidencia que la prevalencia de año de esta sustancia es de 0.9% frente a una prevalencia de mes de 0.4%. La cocaína corresponde a la tercera sustancia ilícita con mayor prevalencia de vida entre los escolares salvadoreños. Por lo tanto, 1.6 de cada 100 escolares asegura haberla consumido alguna vez a lo largo de su vida. En este sentido, la prevalencia de quienes la han consumido en el último año previo a la encuesta es de 0.7% y la prevalencia de mes es de 0.2%. Por otro lado, el crack evidencia una prevalencia de vida de 1.1% frente a una prevalencia de año de 0.5% y una prevalencia mensual de 0.2%. La prevalencia de vida, año y mes de las demás sustancias ilícitas como el hashis, la heroína, el opio o la morfina demostraron valores menores al 1% (ver Tabla 3). Sustancia Marihuana Solventes o inhalantes Cocaína Crack Asís

Prevalencia de vida 4.5% 2.2%

Prevalencia de año 2.5% 0.9%

Prevalencia de mes 1.1% 0.4%

1.6% 1.1% 0.2%

0.7% 0.5% 0.1%

0.2% 0.2% 0.1%

Heroína Opio Morfina

0.4% 0.2% 0.3%

0.2% 0.1% 0.2%

0.1% 0.02% 0.1%

Tabla 3. Prevalencia de consumo general de sustancias ilícitas.

Prevalencia de consumo de sustancias según sexo Consumo de sustancias lícitas En el consumo de cigarrillos, se evidencian variaciones en los niveles de prevalencia según el sexo (ver Tabla 4). En este sentido, 41.3 de cada 100 estudiantes de sexo masculino afirma haber consumido cigarrillos en algún

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momento de su vida. En comparación, las escolares de sexo femenino presentan una menor prevalencia de vida (31%). Esta tendencia se demuestra de igual forma en la prevalencia de año y de mes, siendo mayor entre los estudiantes varones (prevalencia de año= 23.7%; prevalencia de mes= 15.4%) que entre las estudiantes de sexo femenino (prevalencia de año= 14.4%; prevalencia de mes= 7.7%). Al analizar las prevalencias en el consumo de alcohol, también se perciben niveles más altos para el sexo masculino. Entre los estudiantes masculinos, 40 de cada 100 asegura haber consumido alcohol en algún momento de su vida frente a 34 de cada 100 escolares mujeres. Las prevalencias de año y de mes siguen la misma tendencia demostrando una mayor ingesta entre los varones (prevalencia de año= 25.1%; prevalencia de mes= 17.8%). En relación con los tranquilizantes, se constata una tendencia diferente siendo mayor la prevalencia de vida, año y mes para el género femenino. Por lo tanto, 13.4 de cada 100 estudiantes mujeres asegura haber consumido tranquilizantes por lo menos una vez en su vida frente a 8.5 de cada 100 estudiantes varones. La prevalencia de año de esta sustancia es de 6.5% para las mujeres y de 4% para los hombres. Al igual, la prevalencia de mes es de 3.9% y de un 2.4%, siendo mayor para las escolares de sexo femenino. Sustancia Cigarrillos Alcohol Tranquilizantes Estimulantes

Prevalencia de vida Masc. Fem. 41.3% 31% 40% 34.7% 8.5% 13.4% 6.6% 7%

Prevalencia de año Masc. Fem. 23.7% 14.4% 25.1% 21.1% 4% 6.5% 3.5% 3.3%

Prevalencia de mes Masc. Fem. 15.4% 7.7% 17.8% 14.7% 2.4% 3.9% 2.0% 2.1%

Tabla 4. Prevalencia de consumo general de sustancias lícitas en función del sexo.

La prevalencia de vida del consumo de estimulantes es bastante similar en ambos sexos con una leve tendencia de mayor consumo entre las mujeres (hombres= 6.6%; mujeres=7%). Esta tendencia se evidencian también

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homogénea en las prevalencias de año (hombres= 3.5%; mujeres=3.3%) y de mes (hombres= 2%; mujeres= 2.1%). Consumo de sustancias ilícitas La prevalencia de vida en el consumo de sustancias ilícitas evidencia que de cada 100 escolares de sexo masculino, 11.4 ha consumido alguna de ellas frente a 5.7 estudiantes de sexo femenino.

La prevalencia de

consumo de año y de mes es también mayor entre los hombres (prevalencia de año= 6.4%; prevalencia de mes=3.2%) que entre las mujeres (prevalencia de año=3.2%; prevalencia de mes=1.4%). Esta tendencia se constata igualmente en el consumo de marihuana (ver Tabla 5). Así pues, la prevalencia de vida (hombres= 6.6%; mujeres=2.2%), la prevalencia de año ((hombres= 3.6%; mujeres=1.3%) y la prevalencia de mes (hombres= 1.7%; mujeres= 0.5%) demuestran un mayor consumo por parte de los hombres. Sustancia Marihuana Solventes o inhalantes Cocaína Crack Hashis Heroína Opio Morfina

Prevalencia de vida Masc. Fem. 6.6% 2.2% 3% 1.2%

Prevalencia de año Masc. Fem. 3.6% 1.3% 1.2% 0.6%

Prevalencia de mes Masc. Fem. 1.7% 0.5% 0.5% 0.4%

2.1% 1.6% 0.2% 0.6% 0.3%

1% 0.5% 0.2% 0.3% 0.1%

1% 0.8% 0.1% 0.3% 0.1%

0.5% 0.3% 0.1% 0.2% 0.03%

0.2% 0.2% 0.03% 0.1% 0%

0.1% 0.1% 0.1% 0.1% 0.03%

0.5%

0.1%

0.3%

0.08%

0.1%

0.04%

Tabla 5. Prevalencia de consumo general de sustancias ilícitas en función del sexo.

En relación con los solventes o inhalantes, 3 de cada 100 escolares de sexo masculino afirma haberlos consumido por lo menos una vez en la vida frente a 1.2 de cada 100 escolares de sexo femenino. Para esta sustancia, la prevalencia de año es de 1.2% para los escolares varones y de 0.6% para las mujeres. La prevalencia de mes es de 0.5% para los hombres y de 0.4% para las mujeres.

17

De cada 100 estudiantes, 2.1 varones y 1 mujer ha consumido alguna vez en su vida cocaína. No obstante, la prevalencia de año (hombres= 1%; mujeres= 0.5%) y de mes (hombres= 0.2%; mujeres=0.1%) evidencian un consumo menor de la sustancia para ambos sexos. Al analizar el consumo de crack, se constata que 1.6 de cada 100 estudiantes varones lo han consumido alguna vez en su vida frente a 0.5 de cada 100 estudiantes mujeres. A su vez, la prevalencia de año de esta sustancia es de 0.8% para los hombres y de 0.3% para las mujeres mientras la prevalencia de mes es de 0.2% para el sexo masculino y de 0.1% para el sexo femenino. Las prevalencias de consumo para las demás sustancias ilícitas como el hashis, la morfina, el opio y la heroína en función del sexo demuestran valores inferiores al 1%. Comparaciones entre grupos Actitudes frente a las drogas Factores demográficos A partir de los resultados obtenidos en el ANOVA factorial, F (111, 5445) = 2.68; p≈.000, las actitudes frente a las drogas varían de forma estadísticamente significativa en función de la ciudad donde habitan los encuestados. En este sentido, las ciudades que evidenciaron un mayor puntaje en la escala de actitudes fueron: Ilopango (X= 43.4), Antiguo Cuscatlán (X= 43.1), Santa Ana (X= 42.8), Chalatenango (X= 42.3) y Usulután (X= 41.7). Por el contrario, los estudiantes que demostraron una actitud más baja frente a las

18

drogas pertenecen a las ciudades de Zacatecoluca (X= 31.1), Ciudad Delgado (X= 32.8), Nueva San Salvador (X= 36.2), Cuscatancingo (X= 37.7) y Chalchuapa (X=38.0). Así pues, en la prueba DHS de Tukey, se evidencian variantes en las actitudes de los estudiantes, en particular, entre las ciudades de Ciudad Delgado con: Santa Ana (T= - 5.15; p≈ .000), Ilopango (T= - 5.12; p≈ .000), San Miguel (T= -4; p=.004) y San Salvador (T=-3.4; p= .011). Al igual se constataron diferencias estadísticamente significativas entre los puntajes obtenidos en la comparación de la ciudad de Zacatecoluca con: Santa Ana (T=-5.07; p≈ .000), Ilopango (T=-5.04;

p≈ .000), San Miguel (T= -3.9;

p= .014), Soyapango (T= -3.5; p=.047) y San Salvador (T=-3.32; p= .043). A su vez, con un valor F (111, 5445)= 1.65; p= .012, se evidencian diferencias estadísticamente significativas de las actitudes frente a las drogas a partir de la interacción entre ciudad y edad. Se evidenciaron diferencias estadísticamente significativas entre los adolescentes de 10 a 14 años y los adolescentes de 15 a 19 años (T= -1.37; p≈ .000). En este sentido, los encuestados de 15 a 19 años presentaron puntajes más altos en las actitudes frente a las drogas. Por lo tanto, las actitudes frente a las drogas no son homogéneas entre todas las ciudades encuestadas y varían también acorde con la edad. Factores familiares Con un valor F (86, 5557)=2.6; p≈.000, se evidencia que existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes frente a las drogas a partir de los factores familiares. En cuanto al estado civil de los padres, se demuestra

que

existen

variaciones

estadísticamente

significativas

(F (86,5557)= 5.4; p≈.000), en particular, entre los hijos de padres casados en comparación con los separados (T=1.43; p=.002). En este sentido, los hijos de padres casados presentaron una actitud más desfavorable hacia el

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consumo de drogas. A su vez, los adolescentes que manifestaron desconocer el estado civil de sus padres presentaron una diferencia estadísticamente significativa con los hijos de padres casados (T= -5.11; p≈.000). Se constataron diferencias estadísticamente significativas en las actitudes hacia la droga también en función de las personas con quienes viven los estudiantes (F (86, 5557)= 3.02; p≈.000). Así pues, los promedios más altos en la escala de actitud frente a las drogas correspondieron a los adolescentes que viven con su madrastra (X=40.5), padre y madrastra (X=40.02) y padre solo (X= 39.61). Los puntajes más bajos fueron para aquellos que viven con su padrastro (X=24.9), con pareja (X=33.38) y solos (X=33.02). Igualmente, al obtener un valor F (86, 5557)=1.88; p≈.000, se comprobó que existen diferencias estadísticamente significativas a partir del estado civil de los padres junto con la persona con quien vive el adolescente. Factores escolares Se efectuaron análisis estadísticos referentes a diferencias en las actitudes frente al consumo de drogas a partir de los factores escolares. No obstante, ni el tipo de colegio según la fuente de ingresos, ni el tipo de colegio según el sexo de los estudiantes, ni la jornada de estudio fueron factores que indicaron diferencias estadísticamente significativas en las actitudes frente a las drogas en los participantes. Factores preventivos Existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes frente a las drogas a partir de los cursos de prevención recibidos (F (28, 3686)=4.72, p≈.000). Los estudiantes que perciben los cursos preventivos como una

20

actividad inútil evidenciaron una actitud menos desfavorable hacia las drogas que aquellos que los consideraron muy útiles (T=-8.91; p≈.000), útiles (T= -9.37; p≈.000) y poco útiles (T=-7.96; p≈.000). A su vez, hay diferencias estadísticamente significativas en las actitudes hacia las drogas a partir de la valoración del efecto de cambio que ejercen los cursos preventivos (F (28, 3686)=1.59; p=.049). En este sentido, las actitudes hacia las drogas son más desfavorables al comparar a aquellos que valoran mucho los efectos de cambio de los cursos con quienes los valoran poco (T=1.86; p≈.000) o nada (T=3.42; p≈.000).

Consumo de sustancias lícitas Consumo de cigarrillos Factores demográficos Entre los factores demográficos, existen diferencias estadísticamente significativas en el consumo de cigarrillos únicamente a partir del sexo de los encuestados (F (83, 572)= 5.79; p=.003). Por lo tanto, los hombres evidencian un mayor consumo de cigarrillos que las mujeres (t=3.91; p≈.000). Sin embargo, no existen diferencias estadísticamente significativas en el consumo de cigarrillos a partir de la ciudad de pertenencia o de la edad de los escolares. Factores familiares Ni el estado civil de los padres, ni las personas con quienes comparten vivienda

los

escolares

evidenciaron

significativas en el consumo de cigarrillos. Factores escolares

diferencias

estadísticamente

21

El consumo de cigarrillos tampoco mostró diferencias estadísticamente significativas a partir de los factores escolares. En este sentido, ni el tipo de colegio tanto según sexo o según la fuente de ingresos ni la jornada de estudio fueron factores vinculados con cambios en el consumo de esta sustancia.

Factores preventivos Al realizar análisis estadísticos sobre el consumo de cigarrillos basándose en factores preventivos no se evidenciaron diferencias significativas. Consumo de alcohol Factores demográficos Al

analizar

el

consumo

de

alcohol,

se

evidencian

diferencias

estadísticamente significativas en función de los factores demográficos (F (84, 722)= 2.25; p≈.000). En este sentido, el consumo de esta sustancia varía en función de la edad (F (84, 722)= 3.97, p=.008) siendo mayor el consumo en los estudiantes de 20 a 24 años (X=13.93) y menor en aquellos entre 10 a 14 años (X=10.52). A su vez, con un valor F (84, 722)= 1.88; p=.015, se demuestra que el consumo de alcohol varía en función de la interacción entre edad y ciudad de procedencia. Se evidencia que el consumo de alcohol es mayor en las ciudades de San Marcos (X=14.3), Sonsonate (X=14.04) y Chalchuapa (X= 12.5). Por el contrario, se constató un menor consumo en las ciudades de San Vicente (X= 9.27), Quezaltepeque (X= 9.29) y Antiguo Cuscatlán (X= 9.63). Por lo tanto, el consumo de alcohol será mayor en personas de

22

edades entre 20 a 24 años pero esto también dependerá de la ciudad donde habite. Factores familiares Al realizar el análisis de variaciones en el consumo de alcohol a partir de factores

demográficos,

ninguno

de

ellos

resultó

estadísticamente

significativo. Por ello, no se puede concluir que existan cambios en el consumo de esta sustancia en función del estado civil de los padres o las personas con quienes vive el encuestado. Factores escolares Se evidencian diferencias estadísticamente significativas en el consumo de alcohol a partir de los factores escolares (F (6, 808)= 4.45, p≈.000). No obstante, las diferencias se centran en el tipo de colegio al que asisten los encuestados (F (6, 808)= 10.07; p≈.000). En este sentido, los estudiantes de colegios privados presentan un mayor consumo de alcohol que los estudiantes de colegios públicos (T= 1.33; p≈.000). No obstante, no existen variaciones en el consumo de esta sustancia a partir del tipo de colegio según sexo ni de la jornada de estudio. Factores preventivos Al analizar el consumo de alcohol en función de los factores preventivos, no se presentan diferencias estadísticamente significativas. Por lo tanto, no hay variaciones a partir de los cursos de prevención recibidos ni del cambio de percepción sobre la gravedad de las drogas.

23

Consumo de tranquilizantes Factores demográficos El consumo de tranquilizantes demuestra variaciones estadísticamente significativas a partir de los factores demográficos (F (72, 231)= 1.67; p=.002). En particular, las variaciones se centran en el sexo de los encuestados. De tal manera, el consumo de tranquilizantes es mayor en el sexo masculino (X= 3.32) en comparación con el sexo femenino (X= 3.16). Al igual, es importante destacar que el consumo de tranquilizantes varía a partir de la interacción entre sexo del encuestado y la ciudad donde vive (F (72, 231)= 1.68; p=.037) como también de la interacción entre sexo, edad y ciudad (F (72, 231)= 2.09; p= .038). Las ciudades donde se presentó el mayor consumo de tranquilizantes fueron Mejicanos (X= 3.83), Quezaltepeque (X= 3.67) y Cojutepeque (X= 3.67). Entre las ciudades con menor consumo se encuentran Usulután (X=2.0), Cuscatancingo (X=2.75) y San Salvador (X= 2.87). De tal manera, la pertenencia al sexo masculino estará vinculada a un mayor consumo de tranquilizantes según la ciudad donde viva el adolescente. Sin embargo, la edad, en interacción con el sexo y la ciudad de procedencia establece diferencias en el consumo de tranquilizantes. Así pues, se evidenció un mayor consumo de la sustancia en el grupo de 10 a 14 años (X=3.32). En este sentido, la pertenencia a un rango de edad mayor se considera un factor que, asociado con el sexo y la ciudad, ejerce variaciones en los patrones de consumo. Factores familiares

24

El consumo de tranquilizantes en los escolares varía en función de los factores familiares (F (47, 260)= 2.09, p≈.000). En el análisis de cada factor, se evidencia que existen diferencias estadísticamente significativas a partir del estado civil de los padres (F (47, 260)= 2.24; p= .032) y de las personas con quien vive el adolescente (F (47, 260)= 2.48; p=.006). En relación con el estado civil de los padres, el consumo es mayor en los hijos de padres separados (X= 3.42) y divorciados (X= 3.33). Por el contrario, el puntaje más bajo para el consumo de tranquilizantes fue para los hijos de padres solteros (X=3.08) y unidos (X= 3.21). Al ahondar en las diferencias según las personas con las que comparte el hogar el encuestado, se demuestra que el consumo es mayor entre aquellos jóvenes que viven únicamente con su padre (X= 3.63) y más bajo para quienes viven con su padre y madrastra (X=2.92). A su vez, es importante recordar que la interacción entre ambos factores resultó ser estadísticamente significativa (F (47, 260)= 2.23; p= .001). Por ello, el consumo de tranquilizantes variará en función del estado civil de los padres junto con la composición familiar con quien viva el escolar. Factores escolares En relación con los factores escolares, no se evidenciaron diferencias estadísticamente significativas en el consumo de tranquilizantes. Por lo tanto, ni el tipo de colegio según fuentes de ingresos o sexo de los estudiantes como tampoco la jornada de estudio indican diferencias en el consumo de la sustancia. Factores preventivos

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Se evidencia que el consumo de tranquilizantes varía en función de los factores preventivos (F (21, 202)= 1.77; p=.024). No obstante, existen cambios únicamente a partir de la interacción entre los cursos de prevención con la percepción de la gravedad del uso de drogas (F (21,202)=2.34; p=.008. Consumo de estimulantes Factores demográficos El consumo de estimulantes varía de forma estadísticamente significativa a partir de los factores demográficos (F (66,129)= 1.61; p=.011). En particular, se evidencian diferencias en relación con el sexo (F (66,129)= 5.9; p=.017 y la ciudad donde vive el encuestado (F (66,129)= 1.89; p=.017). Así pues, se evidencia que el consumo de estimulantes por parte de los hombres (X=3.18) es estadísticamente mayor (t= 2.14; p=.034) que el de las mujeres (X=2.89). En cuanto a las ciudades, se destaca que el mayor consumo se registra en las ciudades de San Vicente (X=4.0), Ahuachapán (X=3.5), Chalatenango (X=3.5), Chalchuapa (X=3.5) y Nueva San Salvador (X= 3.5). Por el contrario, hay evidencia de menor consumo en: Cuscatancingo (X=1.33), Usulután (X=2.0) y Soyapango (X=2.17). Al igual, es importante destacar que existen variaciones en el consumo de estimulantes a partir de la interacción entre ambos factores demográficos (F (66, 129)= 2.11; p=.009). Factores familiares Se constatan diferencias estadísticamente significativas en el consumo de estimulantes a partir de los factores familiares (F (43, 155)=1.99; p= .001).

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Sin embargo, las variaciones se deben únicamente a las personas con quienes el encuestado comparte el hogar (F (43, 155)= 3.75; p≈ .000). De forma más precisa, se evidencia que el consumo de estimulantes es mayor para aquellos escolares que viven con amigos en comparación con los escolares que comparten el hogar con: ambos padres (T= -1.93; p=.001), sólo la madre (T= -2.0; p=.001), madre y padrastro (T= -2.15; p=.011), padre y madrastra (T=-2.25; p=.004), otros familiares (T=-2.02; p=.001) y solo (T= -2.75; p=.002). Factores escolares Al realizar análisis sobre variaciones en el consumo de estimulantes en función

de

los

factores

escolares,

no

se

evidencian

cambios

estadísticamente significativos a partir del tipo de colegio o de la jornada de estudio. Factores preventivos Al igual que ocurre con los factores escolares, los factores preventivos no demostraron diferencias estadísticamente significativas en el consumo de estimulantes. Consumo de sustancias ilícitas Factores demográficos El consumo de sustancias ilícitas evidencia diferencias estadísticamente significativas en función del conjunto de factores familiares (F (111, 5445)= 2.08; p≈ .000). De forma más precisa, existen variaciones a partir de la ciudad donde habita el encuestado (F (111, 5445)= 2.7; p≈ .000). Las ciudades donde se registró el mayor consumo de sustancias ilícitas fueron:

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Soyapango (X=12.11), Quezaltepeque (X=12.09) y San Miguel (X=12.05). El menor consumo se reportó en: Santa Ana (X=9.82), Antiguo Cuscatlán (X=10.97), Chalchuapa (X=11.07) y Ahuachapán (X=11.57). Así pues, se presentan, particularmente, diferencias estadísticamente significativas en el consumo de sustancias ilícitas entre Soyapango y las ciudades de: Apopa (T=.84; P=.050), Ahuachapán (T=.90; p=.008), Chalchuapa (T=1.01; p≈ .000) y San Salvador (T= .42; p=.002). A su vez, existen variaciones en el consumo de sustancias ilícitas a partir de la interacción entre la ciudad donde habita el encuestado y su edad (F (111, 5445)=1.88; p=.003). En este sentido, los escolares de sexo masculino evidencian mayor consumo que las escolares (T=.22; p≈ .000). Por otro lado, se constata que la interacción entre sexo y edad también es estadísticamente significativa (F (111, 5445)= 4.64; p=.003). El consumo de sustancias ilícitas se evidencia más entre los 10 a 14 años (X=11.86) y, al ser un factor que interactúa con el sexo, es más frecuente en hombres de este segmento de edad. Factores familiares Se constata que el consumo de sustancias ilícitas varía de forma estadísticamente significativa en función de los factores familiares de los encuestados (F (86, 5557)= 2.44; p≈ .000). Así pues, se comprueba que hay variaciones a partir del estado civil de los padres (F (86, 5557)= 4.69; p≈ .000). Los escolares cuyos padres viven en unión libre (X=10.42) y solteros (X=11.84) evidencian un menor consumo de sustancias ilícitas que los hijos de padres casados (X=12.07) y divorciados (X=12.01).

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Al igual, existen diferencias estadísticamente significativas en función de las personas con quienes comparte el hogar el encuestado (F (86, 5557)= 4.57; p≈ .000). Por lo tanto, aquellos escolares que viven solos demuestran un mayor consumo de sustancias ilícitas (X=13.33), como también quienes viven sólo con su padrastro (X=12) y con el padre y madrastra (X=11.98). De la misma manera, se constatan variaciones en el consumo de sustancias ilícitas a partir de la interacción de ambos factores (F (86, 5557)= 2.54; p≈ .000). Por ello, los cambios estarán asociados no sólo a cada factor de forma individual sino también a su combinación. Factores escolares A partir del análisis de los factores escolares, se detectan diferencias estadísticamente significativas en el consumo de sustancias ilícitas (F (8, 5635)= 2.56; p=.009). Las diferencias surgen en base a la jornada de estudio de los escolares (F (8, 5635)= 7.66; p=.006). En este sentido, el consumo de sustancias ilícitas es mayor en los centros escolares de jornada matutina (X=11.98) que vespertina (X=11.64). Además, se constatan variaciones en función de la interacción entre jornada de estudio y tipo de colegio según sexo (F (8, 5635)= 9.69; p=.002). Así pues, se evidencia un mayor consumo en centros escolares sólo para el sexo masculino (X=12.14) seguido de centros mixtos (X=11.82). Factores preventivos El consumo de sustancias ilícitas varía en función de los factores preventivos (F (28, 3686)= 3.19; p≈ .000). De manera más precisa, se evidencia que los cambios de percepción sobre la gravedad de las sustancias marca diferencias en el consumo (F (28, 3686)= 2.57; p=.036). Los escolares que demuestran mucho cambio de percepción frente a las

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drogas evidencian entonces un menor consumo que aquellos que perciben poco cambio (T= -.2854; p=.018). Asociaciones entre variables Al analizar la edad de los encuestados y su relación con el consumo de sustancias y con los factores sociales, se destacan varias asociaciones positivas de baja magnitud (ver Tabla 6). Así pues, existen relaciones positivas con: actitud frente a las drogas (r=.09; p≈.000), consumo de alcohol (r=.14; p≈.000), consumo de sustancias ilícitas (r=.05; p≈.000), escala de amigos consumidores (r=.21; p≈.000), escala de problemas académicos (r=.14; p≈.000) y escala de exploración de sustancias (r=.10; p≈.000).

Edad de escolares Actitud frente a drogas Consumo de alcohol Consumo de sustancias ilícitas Escala de amigos consumidores Escala de problemas académicos Escala de exploración de sustancias

.09* .14* .05* .21* .14* .10*

*Correlación significativa al .05. Tabla 6. Asociaciones con edad de escolares.

La actitud frente a las drogas se relaciona de manera negativa y con baja magnitud con el consumo de cigarrillos (r= -.08; p=.049) (ver Tabla 7). Aunque también a un nivel bajo, se evidencia una correlación positiva con el consumo de sustancias ilícitas (r= .057; p≈.000). A su vez, se presentan correlaciones bajas y negativas con factores sociales como la escala de amigos consumidores (r= -.03; p=.016), la escala de problemas académicos (r=-.047; p=.001) y la escala de exploración de sustancias (r= -.09; p≈.000).

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El consumo de cigarrillos se asoció de forma positiva y baja con el consumo de alcohol (r= .21; p≈.000) y con el consumo de estimulantes (r= .23; p=.028). En el plano social, se evidencia una correlación también baja y positiva con la escala de amigos consumidores (r= .082; p=.035), con la escala de exploración de sustancias (r=.14; p≈.000) y con la escala de problemas académicos (r=.11; p=.005) (ver Tabla 8).

Actitud frente a drogas Consumo de cigarrillos Consumo de sustancias ilícitas Escala de amigos consumidores Escala de problemas académicos Escala de exploración de sustancias

.08* .06* -.03* -.05* .09*

*Correlación significativa al .05. Tabla 7. Asociaciones con actitud frente a drogas.

A su vez, el consumo de alcohol se relacionó positivamente y de forma baja con el consumo de estimulantes (r=.20; p=.034) y el consumo de sustancias ilícitas (r=.098; p=.005). Demostró también asociaciones bajas con los factores sociales: escala de amigos consumidores (r=.22; p≈.000), escala de problemas académicos (r=.16; p≈.000) y escala de exploración de sustancias (r=.18; p≈.000) (ver Tabla 9).

31

Consumo de cigarrillos Consumo de alcohol Consumo de estimulantes Escala de amigos consumidores Escala de problemas académicos Escala de exploración de sustancias

.21* .03* .08* .11* .14*

*Correlación significativa al .05. Tabla 8. Asociaciones con consumo de cigarrillos.

Finalmente, es importante evidenciar que el consumo de tranquilizantes se correlacionó con el consumo de estimulantes de forma positiva y moderada (r=.61; p≈.000).

Consumo de alcohol Consumo de estimulantes Consumo de sustancias ilícitas Escala de amigos consumidores Escala de problemas académicos Escala de exploración de sustancias

.20* .09* .22* .16* .18*

*Correlación significativa al .05. Tabla 9. Asociaciones con consumo de alcohol.

Regresión múltiple Se estructuraron modelos predictivos del consumo de sustancias lícitas e ilícitas a partir de los siguientes factores: actitudes frente al consumo de drogas, problemas académicos, amigos consumidores, facilidad en la obtención de sustancias, exploración de sustancias y conocimiento sobre el daño ocasionado por sustancias. Para ello, se calculó una ecuación de regresión múltiple con un orden de entrada de los factores siguiendo el método de pasos

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sucesivos. En línea general, los modelos de regresión múltiple explicaron un bajo nivel de la varianza. Consumo de sustancias lícitas Consumo de alcohol El modelo de regresión múltiple para el consumo de alcohol (F (4, 576)= 14.93; p≈ .000) explicó un 9.4% de la varianza. Se demostró la existencia de cuatro predictores estadísticamente significativos: amigos consumidores (t=3.17; p=.002), conocimiento sobre el daño ocasionado por sustancias (t=2.89; p=.004), facilidad en la obtención de sustancias (t= 2.74; p=.006) y exploración de sustancias (t= 2.41; p=.016). Por lo tanto, el consumo de alcohol puede predecirse a partir de la siguiente ecuación: Consumo de alcohol= 5.44 + .14 * amigos consumidores + .12 * conocimiento sobre el daño ocasionado por sustancias + .11 * facilidad en la obtención de drogas + .11 * exploración de sustancias. Consumo de tranquilizantes En cuanto al consumo de tranquilizantes, el modelo predictivo explicó únicamente un 2.3 % de la varianza (F (1, 222)= 5.31; p=.022). En este sentido, sólo los problemas académicos fueron predictores que disminuyen el consumo (t= -2.31; p=.022). Por lo tanto, el consumo de tranquilizantes se explica a partir de la ecuación: Consumo de tranquilizantes= 3.61 - .15 * problemas académicos. Consumo de sustancias ilícitas

33

El modelo predictivo para el consumo de sustancias ilícitas (F (3, 3711)= 30.12; p≈ .000) reportó un 2.3% de la varianza explicada. Así pues, los predictores significativos correspondieron a: exploración de sustancias (t= 6.33; p≈ .000), conocimiento sobre el daño ocasionado por sustancias (t= 4.58; p≈ .000) y actitud frente a drogas (t= 4.29; p≈ .000). La predicción del consumo de sustancias ilícitas se obtiene entonces por la siguiente ecuación: Consumo de sustancias ilícitas= 10.126 + .107 * exploración de sustancias + .076 * conocimiento de daños ocasionados por sustancias + .07 * actitud frente a drogas. Discusión Los principales resultados de prevalencia de consumo de drogas establecen que las drogas mayormente consumidas son las lícitas como el alcohol y el tabaco, con una proporción mayor de 35 jóvenes de cada 100 que alguna vez en su vida han probado estas sustancias, lo que contrasta con la proporción de casi 9 jóvenes de cada 100 que ha consumido cualquier droga ilícita alguna vez en su vida. Entre las drogas ilícitas o ilegales, la mayormente consumida es la marihuana con una prevalencia de vida del 4.4%, es decir, 4 de 100 escolares encuestados afirmó haber consumido marihuana en algún momento. Por otro lado, se constata un mayor consumo tanto de sustancias lícitas como ilícitas entre los escolares de sexo masculino en comparación con las escolares de sexo femenino. A su vez, a partir de los resultados obtenidos, se constata que tanto la actitud frente a las drogas como el consumo de sustancias lícitas e ilícitas experimenta variaciones en función de diferentes factores cumpliéndose con lo establecido en las hipótesis específicas 1 y 2. De manera más precisa, se ha demostrado que existen patrones diferenciales de cambios para cada uno de ellos.

34

Factores demográficos Los factores demográficos ejercen variaciones de diferente manera para las actitudes frente a las drogas, el consumo de sustancias lícitas e ilícitas (ver Tabla 10). La edad de los escolares evidencia diferencias únicamente en el consumo de alcohol siendo mayor para los jóvenes de mayor edad. El sexo marcó diferenciaciones en el consumo de cigarrillos y estimulantes. De esta manera, es evidente que el consumo de ambas sustancias es mayor entre los hombres.

Factores demográficos

Actitudes Consumo de sustancias lícitas: Cigarrillo Alcohol Tranquilizantes Estimulantes Consumo de sustancias ilícitas

Edad

Sexo

Ciudad

Edad* Sexo

Edad* Ciudad

Sexo* Ciudad

-

-

X

-

X

-

Edad* Sexo* Ciudad -

X -

X X -

X X

X

X X

X X -

X -

Tabla 10. Tabla resumen sobre las variaciones a partir de los factores demográficos.

De forma directa, la ciudad ejerció distinciones en las actitudes frente a las drogas, el consumo de estimulantes y el consumo de sustancias ilícitas. No obstante, también se constataron los efectos de la interacción entre la ciudad con la edad en el consumo de alcohol y su interacción con el sexo y el consumo de tranquilizantes. Por lo tanto, esta evidencia demuestra la importancia de las distinciones geográficas existentes en las actitudes y consumo de sustancias. Factores familiares Se evidenciaron diferencias en las actitudes frente a las drogas y el consumo de sustancias a partir de los factores familiares (ver Tabla 11). En este sentido,

35

el estado civil de los padres tuvo una relación directa con diferencias en las actitudes frente a las drogas demostrándose que los hijos de padres casados presentaron una actitud más desfavorable en comparación con los hijos de padres separados. A su vez, existen diferencias a partir del estado civil de los padres en el consumo de tranquilizantes y de sustancias ilícitas. Así pues, los hijos de padres divorciados presentaron un mayor consumo tanto de tranquilizantes como de sustancias ilícitas. Esta misma tendencia se evidenció en el grupo de hijos de padres separados en el consumo de tranquilizantes y entre los hijos de padres casados para el consumo de sustancias ilícitas.

Factores familiares

Actitudes frente a las drogas Consumo de sustancias lícitas: Cigarrillo Alcohol Tranquilizantes Estimulantes Consumo de sustancias ilícitas

Estado civil de los padres X

Personas con quienes comparte el hogar X

Estado civil * Personas con quienes comparte el hogar X

X X

X X X

X X

Tabla 11. Tabla resumen sobre las variaciones a partir de los factores familiares.

En cuanto a la composición de los hogares donde viven los escolares, se evidenciaron diferencias en las actitudes frente a las drogas como también en el consumo tanto de sustancias lícitas como ilícitas. Los escolares que viven solos o con amigos presentan una actitud menos desfavorable frente a las drogas, consumen más estimulantes y sustancias ilícitas. A su vez, aquellos que viven únicamente con el padre demostraron un mayor consumo de tranquilizantes. Factores escolares La existencia de diferencias a partir de los factores escolares en las actitudes frente a las drogas y en el consumo de sustancias lícitas e ilícitas fue mínima (ver Tabla 12). Únicamente se detectaron variaciones en función del tipo de colegio según los ingresos en el consumo de alcohol. Por lo tanto, se demostró

36

que esta sustancia tiene mayor ingesta en los colegios privados en comparación de los colegios públicos. A partir de la jornada de estudios, se constató que varía el consumo de sustancias ilícitas. Es mayor el consumo de estas sustancias en centros escolares de jornada matutina. Sin embargo, se presentó un efecto de interacción entre la jornada de estudio y el sexo, siendo entonces mayor el consumo para los colegios de varones seguidos por los colegios mixtos y siendo menor en colegios femeninos.

Factores escolares Tipo de colegio según ingresos Actitudes frente a las drogas Consumo de sustancias lícitas: Cigarrillo Alcohol Tranquilizantes Estimulantes Consumo de sustancias ilícitas

Jornada de estudio

-

Tipo de colegio según sexo -

Colegio según ingresos * Jornada de estudio

Colegio según sexo* Jornada de estudio

-

Colegio según ingresos * Colegio según sexo -

-

-

Colegio según ingresos * Colegio según sexo* Jornada de estudio -

X -

-

X

-

-

X

-

Tabla 12. Tabla resumen sobre las variaciones a partir de los factores escolares.

Factores preventivos Los factores preventivos marcaron principalmente diferencias en las actitudes frente a las drogas y el consumo de sustancias ilícitas (ver Tabla 13). De manera más precisa, se comprobó que el cambio de percepción sobre el daño ocasionado por las drogas generó diferencias en ambos casos. Así pues, aquellos que presentaron un mayor cambio de percepción demostraron actitudes más desfavorables hacia las drogas y un menor consumo de sustancias ilícitas.

37

No obstante, en cuanto a los cursos de prevención, solamente se evidenció que aquellos escolares que consideraron de suma utilidad los cursos de prevención presentaron una actitud más desfavorable hacia las drogas. Sin embargo, no se registraron cambios significativos en el consumo de sustancias tanto lícitas como ilícitas a partir de los cursos de prevención. De manera indirecta, ambos factores preventivos ejercieron variaciones únicamente en el consumo de tranquilizantes.

Factores preventivos

Actitudes frente a las drogas Consumo de sustancias lícitas: Cigarrillo Alcohol Tranquilizantes Estimulantes Consumo de sustancias ilícitas

Cambio de percepción sobre las drogas X

Cursos de prevención

Cambio de percepción sobre las drogas* cursos de prevención

X

X

X

-

X -

Tabla 13. Tabla resumen sobre las variaciones a partir de los factores preventivos.

Relaciones entre las variables Se demostró la existencia de asociaciones estadísticamente significativas entre el consumo de sustancias lícitas, ilícitas y factores microsociales. De manera más precisa, se evidenció una relación positiva entre la edad y el consumo de alcohol, sustancias ilícitas, actitudes frente a las drogas, amigos consumidores, problemas académicos y exploración de sustancias. Por lo tanto, a mayor edad, los escolares tienden a ser más propensos a presentar una actitud desfavorable hacia las drogas, pero también se evidencia una mayor tendencia a explorar y a relacionarse con amigos consumidores de sustancias. De igual manera, el consumo de alcohol y, en menor medida, de sustancias ilícitas se presenta a mayor edad junto con los problemas académicos. No obstante, estos resultados deben interpretarse con cautela dado que la magnitud de las asociaciones fue baja siendo recomendable

38

explorar si existen otros factores que se vinculan más con el consumo de las sustancias. Las actitudes frente a las drogas se asociaron negativamente únicamente con los amigos consumidores, los problemas académicos y la exploración de sustancias. En este sentido, presentar una actitud desfavorable hacia el consumo de drogas se relaciona con una menor interacción con amigos consumidores, menores problemas académicos y menores acciones de exploración de sustancias aún cuando la asociación fue débil. Sin embargo, la actitud frente a las drogas se vincula de manera positiva con el consumo de cigarrillos y sustancias ilícitas. Por ello, aun cuando la relación es débil, se constata que una actitud desfavorable frente a las drogas se vincula con un mayor consumo de estas sustancias. Entre las sustancias, el grupo de escolares demostró que, de forma positiva pero baja, existe una asociación entre el consumo de cigarrillos y el consumo de algunas sustancias lícitas y factores microsociales. Así pues, un mayor consumo de cigarrillos implica un mayor interés por explorar diversas sustancias, interactuar con amigos consumidores, presentar problemas académicos y consumir alcohol como también tranquilizantes. Por otro lado, el consumo de alcohol se vinculó también positivamente aunque en baja magnitud con el consumo de sustancias ilícitas y lícitas además de los factores microsociales. A mayor consumo de alcohol, los escolares también se encuentran más propensos a consumir estimulantes y sustancias ilícitas como a relacionarse con amigos consumidores, presentar problemas académicos y explorar diversas sustancias. Modelos predictivos Se constató que los factores personales junto con los factores sociales son predictores únicamente en el consumo de alcohol. Así pues, factores de índole

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individual como el daño ocasionado por sustancias, la facilidad en la obtención de ésta y su exploración se vinculan con la interacción con amigos consumidores para determinar el consumo de esta sustancia lícita. Por el contrario, en el caso de los tranquilizantes, solamente un factor individual, precisamente, los problemas académicos, predice su consumo. De igual manera, el consumo de sustancias ilícitas puede predecirse a partir de factores personales (exploración de sustancias, daño ocasionado por sustancias y actitud frente a las drogas). Para las demás sustancias, no se evidenció ningún modelo predictivo. En el caso del consumo de sustancias lícitas como el alcohol y los tranquilizantes como también de sustancias ilícitas, es importante destacar que, los modelos predictivos explicaron un grado de varianza todavía bajo. Esto demuestra la necesidad de continuar la exploración de modelos incluyendo un mayor número de factores tanto personales como sociales. Conclusiones A partir de los resultados obtenidos en el análisis, se pudo constatar que se alcanzaron los objetivos específicos 1 y 2. En este sentido, existen variaciones en la prevalencia según el tipo de sustancia como también en función del sexo de los encuestados. A su vez, se cumplió con los objetivos específicos 3 y 4 dado que la actitud frente a las drogas y el consumo de sustancias lícitas evidencian variaciones a partir de factores demográficos, familiares, escolares y preventivos. No obstante, es importante destacar la heterogeneidad existente en las diferencias de consumo de sustancias lícitas en función del conjunto de factores estudiados.

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Inicialmente, es necesario destacar que las variaciones en las actitudes frente a las drogas y el consumo de sustancias lícitas se ven influenciadas particularmente por factores demográficos y familiares. En menor medida, las variaciones se vinculan a los factores escolares y preventivos. A su vez, existen diferencias significativas en las variaciones de los factores para cada tipo de sustancia. De tal manera, se corroboran hallazgos previos sobre la importancia del abordaje de factores ambientales en el consumo de sustancias (Gillespie et al., 2007; Glantz & Colliver, 2002; Park et al., 2007). En particular, en la necesidad de ahondar sobre diferencias del entorno como también de la estructura familiar (Boyle et al., 2001; Hoffman, 2002). A partir de los factores estudiados hubo poco aporte a los planteamientos de Harder y Chilcoat (2007) referentes a la importancia de factores educativos para evidenciar diferencias en los patrones de consumo. Sin embargo, se demuestra que las acciones preventivas deben de apegarse a la existencia de subgrupos como lo estipulan Flory et al. (2004). Esto se debe a las variaciones presentes en los patrones de consumo dependiendo de cada tipo de sustancia y población. Así pues, se deben de diseñar e implementar estrategias ecológicamente sensibles a las necesidades de cada entorno geográfico y social como también al tipo de sustancia cuyo consumo se desee prevenir. En cuanto al objetivo específico 5, se pudo constatar que el consumo de sustancias ilícitas varía en gran medida a partir del conjunto de factores demográficos, familiares, escolares y preventivos. Los factores familiares implican mayores variaciones en el consumo de este grupo de sustancias aunque es necesario destacar que también se ve influido por los demás factores. No obstante, se corroboran los planteamientos de Graham et al. (2008) al considerar el consumo de sustancias ilícitas como un proceso social complejo.

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Al ser el consumo de sustancias ilícitas más susceptible a un conjunto mayor de factores, se requiere de una diferenciación en el diseño de planes preventivos en comparación con las sustancias lícitas. A su vez, también se requiere un abordaje sensible a las diferencias existentes en el tejido social para poder estructurar estrategias flexibles, capaces de adaptarse a diferentes contextos sociales. Al analizar las asociaciones entre la actitud frente a las drogas, las sustancias lícitas e ilícitas y los factores personales y microsociales, se demostró haber alcanzado el objetivo específico 6. Así pues, si bien se denotan asociaciones de baja magnitud, existe una relación negativa entre la actitud frente a las drogas y el consumo de sustancias lícitas, es decir, una actitud más desfavorable hacia las drogas se vincula con un menor consumo. No obstante, esta relación es inversa para el consumo de sustancias lícitas. Por lo tanto, un factor que puede impedir el consumo de un grupo de sustancias puede convertirse en un posible predictor del consumo o abuso de otras. En relación con los factores microsociales, se corroboró lo enunciado por otras investigaciones al demostrar la asociación del consumo de sustancias con problemas académicos, interés por explorar drogas y la interacción con amigos consumidores (Cabeza & Nieto, 2004; Caulkins, 2001; Day & Norman, 2007;Gilvarry & McArdle, 2007; Glantz & Colliver, 2002; Park et al., 2007; Poorasl et al., 2007). Por lo tanto, siguiendo el planteamiento de Flory et al. (2004) sobre el tema de los subgrupos, se constata que la interacción con personas significativas del círculo social próximo está vinculado a un mayor consumo de sustancias, en particular, a una edad mayor.

42

Finalmente, se cumplió también con el objetivo específico 7 al determinar la existencia de modelos predictivos para el consumo de sustancias. No obstante, sólo fueron significativos los modelos para el consumo de alcohol, tranquilizantes y sustancias ilícitas. En casi todos los modelos analizados, se evidencia que los factores personales como la exploración de sustancias, los problemas académicos o las actitudes interactúan con factores microsociales como la facilidad en la obtención de drogas y la vinculación con amigos consumidores. Por lo tanto, se constata la combinación de factores para la explicación del consumo de sustancias. A su vez, la baja varianza explicada por parte de los modelos indica la necesidad de incluir más factores para poder comprender en mayor profundidad este fenómeno. Limitantes Este análisis se estructuró cinco años después de haber realizado la investigación. El objetivo de ahondar en esta información es obtener insumos para perfeccionar estudios posteriores a través del esbozo de una tendencia en los patrones de consumo. La investigación se diseñó en un principio como un estudio de prevalencia y, a partir de los datos ya obtenidos, se construyeron las escalas para determinar los análisis referentes a los patrones de consumo. Por ello, la inclusión de factores demográficos, familiares,

sociales

y preventivos

fue

limitada

adaptándose a los insumos presentados. Al igual, las escalas contaron, en ciertos casos, con un número limitado de ítems disminuyendo la riqueza de la investigación. En un futuro, se espera que la evidencia presentada sea un aporte para el diseño de investigaciones que ahonden de manera más precisa en aspectos

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referidos a distintos contextos obteniendo una investigación más amplia sobre este fenómeno psicosocial. Referencias bibliográficas Adlaf, E., Paglia, A., Ivis, F. & Ialomiteanu, A. (2000). Nonmedical drug use among adolescent students: Highlights from the 1999 Ontario student drug use survey. Canadian Medical Association Journal, 162, 1677-1680. Boyle, M., Sanford, M., Szatmari, P., Merikangas, K. & Offord, D. (2001). Familial influences on substance use by adolescents and young adults. Canadian Journal of Public Health, 92, 206-209. Brown, J., D´Emidio-Caston, M. & Pollard, J. (1997). Students and substances: Social power in drug education. Educational Evaluation and Policy Analysis, 19, 65-82. Cabeza, P. & Nieto, D. (2004). Diagnóstico de factores de riesgo y protección vinculados al uso indebido y abuso de drogas lícitas e ilícitas, en adolescentes entre 15 y 18 años de edad, estudiantes de educación media del Centro Escolar Japón y Colegio Jardín, Mejicanos, San Salvador. Tesis para optar al Título de Licenciado en Psicología, Universidad de El Salvador, San Salvador, El Salvador. Caulkins, J. (2001). The dynamic character of drug problems. Bulletin on Narcotics, 53, 11-24. Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas [CICAD] (2004). Informe comparativo 7 países, encuestas escolares a nivel nacional: El Salvador, Dominicana

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