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Asignatura: Arte Antiguo
LA ESCULTURA GRIEGA (VII-I a. C.)
Aproximadamente en el 1200 a. C., se produce la segunda gran oleada de migraciones indoeuropeas. La civilización micénica, debilitada en aquellos momentos, fue destruida por los dorios, comenzando una etapa conocida como “Edad Oscura” (1200 a. C.- 800 a.C.). Estas son sus características:
Desde el punto de vista político, la monarquía fue sustituida por el poder de la aristocracia, manteniendose la monarquía en Epiro y Macedonia.
Durante este periodo surgirá la polis. Este espacio es la forma habitual de organización a partir de este momento. Será en la polis donde se desarrolle la arquitectura que vamos a analizar, pues una de las características principales de Grecia es el carácter público de sus edificaciones.
Se comenzará a crear una conciencia de unificación religiosa sobre los antiguos cultos mediterráneos centrados en la naturaleza y en la fertilidad. Es a partir de este momento cuando se construye la jerarquía de los dioses.
Unidad lingüística: partiendo del mundo fenicio y añadiendo nuevas vocales, se crea el primer alfabeto completo.
Unidad cultural: se puede observar esto en los distintos centros donde los griegos se asentaron a lo largo del Mediterráneo.
A partir del 800 y hasta el 500 a. C., se extiende el llamado periodo arcaico, momento en el que se produce:
Colonizaciones griegas que en muchos casos fueron vistas como un modo de escape a esa aristocracia que dominaba las polis. Otras causas que pudieron llevar a esta expansión son el aumento de población y la grave crisis en la agricultura.
Los conflictos políticos en algunas ciudades hacen que se desemboque en tiranías. El tirano es una persona que asumía todo el poder con el apoyo de las clases más pobres y luchaba contra los nobles, reconduciendo la política hacia la democracia.
En Atenas, gracias a Solón, poco a poco el poder de la aristocracia fue en disminución. Sin embargo, Pisístrato y sus hijos consiguieron establecer un régimen tirano en la ciudad. Después de su expulsión y tras unas reformas
en la constitución ateniense, Atenas se preparaba para convertirse en una democracia. La primera mitad del siglo V a. C., estuvo marcada por las Guerras Médicas y la segunda por las Guerras del Peloponeso. Sin embargo, en este siglo V a. C., se produjo un momento de esplendor en el arte griego, culminando con la reconstrucción de la Acrópolis, en época de Pericles. Esta etapa se conoce como la Edad de Oro del Arte Griego.
1. Características generales de la escultura griega
La figura humana es la protagonista absoluta. Se va a estudiar a través de: o Cuerpo: durante el siglo VII y VI a. C., el cuerpo humano se representa a través de volúmenes geométricos. Con el paso del tiempo, se comenzarán a plasmar en la escultura los conocimientos que los artistas fueron adquiriendo sobre el ser humano (anatomía, psicología, etc.). De este modo, en el siglo V a. C., la escultura se concibe con armonía, proporción, simetría. o Interior: desde la época arcaica los griegos intentarán plasmar en la escultura los sentimientos (pathos) y el dominio de las situaciones (ethos). o Movimiento: las figuras pasarán de ser estáticas en el siglo VII a. C., a unas esculturas donde el movimiento va siendo cada vez más importante, creando poco a poco escenas dramáticas como en el Laocoonte (II a. C.). Durante el siglo V a. C., muchos artistas, como fue el caso de Mirón, encontraron en el movimiento el orden (Discóbolo).
Al contrario que ocurrirá en Roma, la escultura griega no plasma la realidad, lo que se intenta es representar la esencia global del ser humano. Esa idealización hace que nos encontremos con figuras bellas, armónicas y proporcionadas que fueron evolucionando con el paso del tiempo a formas más perfectas a través de: o Canon variable: en el siglo V a. C., el canon perfecto para la altura del hombre era de 7 cabezas. Sin embargo, un siglo después, Lisipo
propondrá que la proporción ideal será algo más de 8 cabezas. La variabilidad del canon está ligada a los cambios de mentalidad que sufre la sociedad griega durante este tiempo. o importancia de la acentuación de los músculos: pectorales, cintura y pliegue inginal. o curva praxiteliana: A partir del IV a. C., Praxiteles consigue romper la frontalidad de las figuras.
Materiales: mármol, bronce y técnica crisoelefantina (oro y marfil).
Decoración de la escultura: o Policromadas (colores intensos). o Láminas de plata para los labios. o Incrustaciones en los ojos de material vidrioso. o Rodetes de cuero en los pezones.
Mayor veracidad de las esculturas
Problema: muy pocas muestras originales. Sin embargo, nos han llegado copias romanas (salvo las de época arcaica). Es posible que los romanos hicieran cambios en las esculturas, variando la realidad de las mismas.
2. Periodo arcaico (VII - V a. C.)
Esculturas de gran tamaño.
Su aspecto es frontal, hierático, rígido y poco natural. Su actitud suele ser forzada.
Puños cerrados y brazos pegados al cuerpo.
La pierna izquierda siempre está adelantada, con intención de dar un poco de movimiento.
El pelo es geométrico.
Se puede observar influencia del mundo oriental, sobre todo en los ojos almendrados y el perfil de algunas figuras.
Sonrisa arcaica. Esta desaparece a lo largo del siglo VI a. C., haciendo que el artista investigue otras formas para expresar el sentimiento.
En torno a los años 540- 530 a. C., se va a ir poco a poco sustituyendo la geometrización de las figuras, marcando las formas del cuerpo.
Los principales tipos son: o Korés y kourós: representan el ideal masculino y femenino que los griegos tenían en ese momento. Aunque aún queda mucho por investigar, los kourós parecen representar atletas masculinos, mientras que las korés pueden ser sacerdotisas. Estas figuras evolucionan, observándose de forma clara en la anatomía masculina, cada vez más definida, y en los aderezos de las mujeres, cada vez más sofisticados. Se han encontrado alrededor de los templos. o Frontones de los templos: suelen estar decorados con mitos en los que intervienen los dioses olímpicos actuando entre los hombres. Los dioses no serán seres terribles, más bien se representan como seres humanos. La evolución de la decoración de los frontones es paralela a la evolución del templo. En el siglo VI a. C., nos encontramos frontones como el de Artemisa en Corfú donde las imágenes no tienen ningún tipo de conexión entre sí. Para solucionar el problema de la forma triangular, el artista disminuye la forma de las figuras en los laterales, dando un aspecto de alejamiento con la realidad. Sin embargo, los estudios de la proporción y la simetría, hacen que a partir del 570 a. C., el artista busque soluciones más estéticas, como por ejemplo formas que casen con las esquinas del frontón, así aparecen seres mitológicos como ocurre en el caso del antiguo Partenón de Atenas (570 a. C.). La perfección que los escultores van consiguiendo con el paso del tiempo, exactamente en el tránsito del siglo VI al V a. C., hace que ya no se tenga que recurrir a esta última solución, pues su elevado entendimiento del cuerpo humano, hace que se sustituyan esas formas mitológicas, por grupos
de figuras que se van adaptando al marco del frontón, dejando en las esquinas figuras totalmente tumbadas, como ocurre en el templo de Afaia en Egina. o Estelas funerarias: generalmente se representa al difunto realizando el trabajo que hizo en vida. Su estructura es muy sencilla, pues consta de basamento, pilar y remate. Normalmente estaban decoradas con relieves, incisos y pinturas. Destaca la estela de Aristión (510 a. C.). OBRAS CLAVE DE LA ESCULTURA ARCAICA 1. Cleobis y Bitón (600 a. C.): esta escultura se asocia a la leyenda de dos hermanos que, por falta de bueyes, trasladaron a su madre en carro para que pudiera ver los ritos celebrados en honor a la diosa Hera. Sin duda nos encontramos ante una de las obras más significativas del arte griego arcaico. A través de esta escultura se pueden apreciar muy bien las características de las figuras de este periodo. Son imágenes frontales, que avanzan una pierna para dar algo de movimiento a su carente movilidad. Sus cuerpos están formados por formas geométricas muy acusadas, geometrización que se puede observar también en la cara y en el pelo. Su imponencia, pues miden más de dos metros, su expresión y su postura, nos recuerdan al arte egipcio, aunque añadiendo la novedad del desnudo completo. Se encuentran en el Museo Nacional de Atenas. 2. El Moscóforo (560 a. C.): esta escultura representa a un donante llevando un ternero a la divinidad. Nos encontramos ciertas novedades respecto a las esculturas anteriores. Por una parte, se representa al hombre con barba, y, por otra, se intenta romper el rígido hieratismo a través del aspa que forman los brazos del donante con las patas del cordero. La sonrisa proporciona vida a la imagen, aunque todavía se hace fría y bastante distante. Hay un cierto giro en el cuerpo y se introduce levemente modelado del cuerpo. Se encuentra en el Museo Nacional de Atenas. 3. Dama de Auxerre (650 a. C.): esta imagen, típica representación de la figura femenina al comienzo de la época arcaica, muestra fuertes rasgos geométricos. Por una parte, un rostro oblongo, por otra parte, la representación de las
trenzas y, finalmente, el peplo, que subraya más sus volúmenes geométricos. Se encuentra en el Museo del Louvre (París). 4. Koré del Peplo (530 a. C.): es una obra maestra de la escultura arcaica. La imagen representa el concepto de belleza femenina del momento. Su modo de vestir es sencillo, aunque es sumamente elegante. Conserva policromía en el pelo, ojos, boca y los bordados del vestido. La imagen se completa con las famosas trenzas y la sonrisa arcaica. Se encuentra en el Museo de la Acrópolis en Atenas. 5. Frontón del templo de Afaia en Egina (510-480 a. C.): se considera una obra maestra de transición entre el periodo arcaico y el periodo clásico. La historia que se cuenta en ambos frontones es la de la Guerra de Troya y la estirpe de Telamón. Domina la simetría y se incorporan novedades acerca de la disposición de las figuras en los frontones. Entre todas ellas vamos a destacar la imagen de Heracles donde el artista ha cohesionado estructura ósea, musculatura y carnosidad, de forma sublime, haciendo una composición espectacular. 6. Jinete Rampín (560 a. C.): es la escultura ecuestre más antigua de Grecia. Según parece se está representando a un personaje de vida acomodada, por el modo en el que aparece: peinado, barba cuidada y corona de laurel. Museo de la Acrópolis en Atenas.
3. Periodo severo (500-460 a. C.) Periodo de transición entre la época arcaica y la clásica. Entre las características principales de este estilo tenemos:
El material característico de esta época será el bronce.
Las imágenes perderán definitivamente la sonrisa arcaica y adoptarán una actitud de reflexividad, contención.
el artista pretende que la escultura muestre un equilibrio entre sentimiento (pathos) y dominio de la situación o carácter (ethos).
Las esculturas se rigen todavía por la norma de la frontalidad.
OBRAS CLAVE DE LA ESCULTURA SEVERA 1. Auriga de Delfos (478-474 a. C.): esta escultura, hallada en Delfos, formaba parte de un grupo dedicado a Apolo que se completaba con caballos y un carro. La figura aparece vestida con la ropa recogida bajo el pecho para no estorbar durante la carrera. La imagen es sencilla, ya que podríamos reducirla a formas geométricas (una forma ovalada formaría la cabeza y un cilindro formaría el cuerpo). A pesar de que la imagen tiende a la frontalidad, debemos señalar que esto queda roto por la ligera torsión del cuello del joven y por los magníficos pliegues del vestido. Su actitud es calmada y el autor ha sabido expresar el momento en el que el auriga está esperando el comienzo de la carrera. Esta expresión de contención hace que a las esculturas de este periodo se las llame severas. Se encuentra en el Museo de Delfos. 2. Poseidón (460 a. C.): es otro de los grandes bronces de la etapa. El dios está en posición de lanzar el tridente, momento que el autor aprovecha para plasmar la belleza del cuerpo masculino. La composición es equilibrada y armoniosa, con una actitud contenida y severa frente a la fuerza que tenía que estar ejerciendo por su acción. Museo Nacional de Atenas. 3. Frontones y metopas del templo de Zeus en Olimpia (460 a. C.): es sin duda uno de los ejemplos más significativos de la escultura de este periodo. El artista ha conseguido crear un equilibrio en las figuras de expresión y autodominio (severas). El tema de los dos frontones está relacionado con la historia mítica de la zona, destacando el frontón occidental donde aparecen representadas las bodas de Piritoo. El episodio de esta escena se centra en el momento en el que los centauros se emborrachan y quieren raptar a todas las mujeres que han sido invitadas a la boda. Por su parte los lapitas, compañeros de Piritoo, impedirán esta acción luchando contra ellos. Las posturas de las imágenes son calmadas y no corresponde a la intensa violencia de la escena. En el centro del frontón se encuentra una imagen de Apolo que interviene poniendo paz. Las metopas representan los trabajos de Hércules, siendo su composición muy sencilla y de gran sobriedad y plasticidad. La importancia de todas estas representaciones es que, al
contrario que ocurría en las decoraciones de los templos arcaicos, las escenas están conectadas unas con otras a través de un criterio unitario. Museo de Olimpia.
4. Periodo Clásico (460- 400 a. C.) Nos encontramos en un periodo donde el griego es un hombre que confía en si mismo. Sienten que el mundo es armonioso y que el ser humano, a través de la razón, encontrará el orden y la felicidad. Las características de la escultura de esta época se resumen en los puntos siguientes:
Se alcanza la perfección tanto en lo técnico como en lo estético.
Los escultores griegos logran un equilibrio perfecto entre el pathos y el ethos, es decir, entre el sentimiento y el modo de enfrentarse a la vida.
Elevado grado de serenidad y belleza idealizada.
Equilibrio en el movimiento.
Importancia de la proporción (7 cabezas).
4.1 Artistas destacados Mirón
Podemos decir que es el primer autor del periodo clásico.
Importante broncista.
Estudio del movimiento buscando el orden en el mismo y hallando una postura (rhytmos) en la que la figura parada resume la trayectoria de su movimiento (ritmo perfecto en sus movimientos).
Interés por mostrar la fugacidad del instante.
Obras destacadas: Discóbolo y Marsias, ambas copias romanas.
DISCÓBOLO Es una copia romana en mármol del original en bronce del autor. Mirón la realizó entre el 460- 450 a. C., conservándose actualmente en el Museo de las Termas de Roma. A Mirón le gusta buscar el orden en el movimiento y así queda reflejado en la escultura, ya que se representa al atleta justo cuando está lanzando el disco. Pese a ser un momento de dificultad, Mirón crea una escultura cuya forma no es forzada, sino más bien armónica. Si nos fijamos, dos curvas se entrelazan: una que une las dos manos y otra que se extiende desde la cabeza hasta las rodilla, siendo el centro de ambas la cabeza.
Policleto de Argos
Gran conocedor de la anatomía humana, llegó a establecer un canon de belleza que consistía en 7 cabezas.
Busca la armonía en la proporción y en la simetría.
Introduce el contraposto (ritmo ondulante del cuerpo que rompe la frontalidad).
Sus obras originales están perdidas.
Obras más destacadas: Doríforo y Diadúmeno.
DORÍFORO Representa a un joven portador de una lanza. Se reconoce también con el nombre de Canon, pues se considera la más perfecta representación de las proporciones corporales masculinas. La altura de la imagen es de siete cabezas, canon establecido por el mismo Policleto. El peso de la escultura cae en el lado derecho, ya que será esa pierna la que soporte todo el peso. La frontalidad de la escultura
queda rota con el giro del cuello, y la flexión de la pierna y el brazo izquierdo. La escultura está en la línea de los kourós de época arcaica, aunque muy avanzada.
Fidias
Conocido como el “escultor de los dioses”.
Escultor más importante de la época clásica.
Supervisor de las construcciones de la ciudad de Atenas, entre ellas la Acrópolis.
Creación de esculturas pensativas pero que muestran sentimiento, aunque domina la contención y la nobleza.
Equilibrio absoluto entre ethos y pathos.
Creo importantes iconografías de los dioses, como es el caso de Zeus.
Su obra se conoce a través de replicas.
Obras destacadas: Atenea Parthenos, frisos y frontones del Partenón.
RELIEVES DEL PARTENÓN Antes de comentar estas obras, tenemos que decir que todos estos relieves no pueden ser atribuidos a Fidias, pues nos encontramos diferencias estilísticas en muchos de ellos. El programa que se sigue en el Partenón tiene como finalidad mostrar el triunfo de Atenas y de su diosa Atenea. Las metopas se conservan en buen estado. Las temáticas son las siguientes:
Este: Gigantomaquia.
Oeste: Amazonomaquia.
Norte: destrucción de Troya. Esta serie es la más homogénea, es por ello que se ha pensado en la intervención directa de Fidias.
Sur: Centauromaquia.
Las metopas tienen distintas facturas, siendo hechas por dos generaciones distintas de escultores. Los frontones, decorados con esculturas de bulto redondo, también tienen distintos temas:
Oriental: nacimiento de Atenea. El ángulo del frontón está ocupado por tres maravillosas figuras que se han reconocido como las diosas Leto, Artemisa y Atenea. Con una evolución considerable respecto a los primitivos frontones, las diosas se adaptan a la esquina de forma sublime. Los volúmenes se enlazan entre si y el tratamiento de los paños deja ver claramente los volúmenes de las figuras.
Occidental: lucha entre Atenea y Poseidón por la posesión del Ática.
Los frisos interiores son una muestra de la gran belleza que alcanzó la escultura en el Partenón. Fue tal el grado de perfección que gracias a estos relieves se conoce la escultura realizada en este edificio como el “estilo Partenón”, que se caracteriza por una gran destreza en el modelado de las figuras, subrayada con los vestidos pegados al cuerpo (paños mojados). De todos ellos vamos a destacar el friso de las panateneas donde se ve a varios jinetes que avanzan hacia la imagen de la diosa. La escena es muy equilibrada, pues al dinamismo del trote de los caballos se contrapone a la serenidad de los rostros de los jinetes que aparecen desnudos y heroizados, sin representar ningún personaje concreto. La influencia de la escultura en el Partenón dio lugar a una serie de artistas que, llevado por el virtuosismo y la elegancia de la estela de Fidias, desarrollaron el llamado “estilo bello”, caracterizado por una intensa minuciosidad y belleza a la hora de realizar el tratamiento de los paños. Como ejemplo tenemos la balaustrada del templo Atenea Niké en la Acrópolis. La situación en Atenas a finales del siglo IV a. C., ha cambiado respecto a épocas anteriores. Por una parte, la población se ha visto diezmada por la peste que ha asolado la ciudad y, por otra, pocos años antes los espartanos derrotaron a los atenienses en la Guerra del Peloponeso, haciendo que Atenas perdiera su papel hegemónico.
Sin embargo, Atenas y Esparta se unirán ante el enemigo común de ambas, Macedonia, un reino con una monarquía hereditaria. Su rey se llama Filipo II y derrotó a estos por su superioridad en el ejército (Queronea 338 a. C.), creando una alianza entre todas las ciudades griegas bajo su poder. Su hijo Alejandro, invadió Persia, intentando construir un imperio universal que uniera a todos los pueblos con la cultura griega, la cual era superior a todos ellos. A la muerte de Alejandro, se produjo la desintegración del imperio y sus generales heredan los distintos territorios, llevando esto a una desintegración temprana. Será tras la muerte de Alejandro Magno en el año 323 a. C., cuando se de paso al llamado Periodo Helenístico que se extenderá hasta el 31 a. C. Artísticamente desde el siglo IV hasta el 31 a. C., nos encontramos en un momento donde se van a poder ver características de épocas pasadas, como por ejemplo el equilibrio y la armonía del estilo clásico. Sin embargo, durante esta época aparecen novedades que afectan a la concepción del espacio, la captación del movimiento y la dirección y plasmación de los focos de luz.
5. Escultura antes de la muerte de Alejandro (IV a. C.) En cuanto a la escultura vamos a hacer una distinción entre el siglo IV a. C., y los siglos posteriores. Tras el clasicismo, el ser humano comienza a preocuparse y a centrarse en el dolor personal, es por eso que a partir de este momento la escultura va a dirigirse hacia la exploración de los sentimientos, abriendo un camino que continuará el mundo helenístico. Durante el siglo IV las características de la escultura son las siguientes:
Importancia del sentimiento: interés mayor por representar la psicología, ya no nos encontramos ante figuras impávidas, sino que poco a poco los artistas quieren poner en relación a la escultura con la situación que sufren o viven.
Sensualidad: sobre todo ante la representación del cuerpo femenino. Esto se va a hacer más exagerado en siglos posteriores.
Nuevas proporciones: Lisipo pondrá el canon en algo más de 8 cabezas, eliminando el canon de 7 cabezas que había establecido Policleto.
Entre los artistas más del siglo IV a. C., tenemos:
Scopas de Paros: interés especial por mostrar el dolor en sus figuras a través de los gestos. Sabemos que trabajó para el mausoleo de Halicarnaso, convirtiéndose después de esta labor en uno de los escultores más afamados del momento, lloviéndole, a partir de esta obra, encargos en Asia Menor. Entre sus obras más importantes se encuentran el templo de Atenea en Tegea y la escultura de Pothos (340 a. C.). Esta última muestra como el artista trabaja muy bien los sentimientos, ya que la cara se encuentra en tensión, al igual que el cuerpo que está prácticamente en desequilibrio.
Praxiteles: sin duda el escultor más importante del siglo IV. Su modo de trabajar el mármol era muy especial, ya que para él la sensación que debía transmitir era carne viva. Sus imágenes deben expresar veracidad y para ello no duda en dar una visión completamente humana de los dioses, mostrándonos sus sentimientos de alegría, pena, melancolía o tristeza. Praxiteles dotó a sus figuras de una mayor movilidad con la famosa curva praxiteliana. Entre sus obras más importantes se encuentran: 1. Apolo Sauróctonos (360 a. C.): representa al dios matando con su mano derecha al monstruo de la oscuridad: el reptil. La imagen que transmite del dios es de simpatía, sin ningún tipo de solemnidad en la escena. Podemos ver la escultura en el Louvre de París. 2. Hermes con Dionisos (340 a. C.): esta escultura fue hallada en el templo de Hera en Olimpia. La escena representa el momento en el que Hermes y Dionisos descansan de su viaje a Nisa, donde el pequeño dios será cuidado por las ninfas. El cuerpo de Hermes se inclina bastante formando la elegante curva praxiteliana. Los rasgos de los dioses están difuminados, lo que aporta suavidad a la figura. El desnudo del cuerpo contrasta con el manto
abundante que se encuentra en el tronco que sustenta la figura. El mármol está pulido de forma que da la sensación de suavidad. Se encuentra en el Museo de Olimpia. 3. Afrodita de Cnido (360 a. C.): imagen famosísima en época del autor, por ser el primer desnudo femenino. Se sabe que estuvo al aire libre dentro de un templo circular para que pudiera ser contemplada desde todos los ángulos, exactamente en el santuario de Cnido (Asia Menor). No eran muy frecuentes los desnudos femeninos hasta esta época, ya que sobretodo se representaban desnudos masculinos. Se encuentra en el Museo Vaticano de Roma.
Lisipo: este autor estableció el nuevo canon masculino en algo más de 8 cabezas, sustituyendo al que había establecido Policleto en el siglo pasado. Nos encontramos ante un autor al que no le importa plasmar los sentimientos de las figuras, más bien se interesa por el lado técnico como la colocación de la escultura para ser vista desde todos los puntos de vista. Además retrató varias veces a Alejandro Magno, siendo para el de Macedonia, el único escultor que reflejaba su imagen divina. Sus obras más importante son: 1. Apoxiomenos (330 a. C.): se encuentra en los Museos Vaticanos de Roma. Representa a un atleta quitándose la grasa después del ejercicio. Con esta obra Lisipo completó el proceso de la pérdida de la frontalidad que comenzó en el arcaísmo, al establecer una invasión en el espacio del espectador. 2. Hércules Farnesio (IV a. C.): actualmente en el Museo Arqueológico de Nápoles. Obra de tamaño colosal, con importantes contrastes de claroscuro.
Leócares: este escultor va a mostrar muchísimo interés en la representación de los sentimientos, captándolos en el momento e instante preciso. Su obra principal, el Apolo de Belvedere (340-330 a. C.), se encuentra en los Museos Vaticanos. Lo que más resalta de la imagen es la expresión del rostro, se muestra la concentración en la que está sumida el dios. Se cree que pudo
ser pareja de la Artemisa cazadora, otra imagen del escultor (340-330 a. C.), copia romana que actualmente puede ser vista en Versalles.
6. Escultura después de la muerte de Alejandro (Helenismo) Pese a que la escultura helenística (323-31 a. C.)abarca un periodo de tiempo muy extenso y un territorio muy amplio y diverso, hemos intentado establecer una serie de características comunes a todas ellas:
Esculturas que tienen un alto nivel de dramatismo. A partir de este momento se intenta expresar el dolor humano, tanto personal como universal. En este sentido podemos destacar la escultura de Menelao y el cuerpo de Patroclo (230-200 a.C.). Como contraposición a esto algunas escuelas desarrollarán un tipo de escultura más elegante y refinada, sin ningún tipo de dramatismo, como es el caso de la danzarina Baker (200 a. C.).
Interés por el movimiento y por las composiciones complejas, esto hace que haya una predilección especial por el estudio del cuerpo humano en torsión.
Los temas son muy variados. Nos vamos a encontrar tanto episodios mitológicos y literarios, como temas vulgares y superficiales, de estos últimos podemos mencionar el famoso Espinario (200 a. C.).
Escultura vista desde todos los ángulos: príncipe helenístico de las termas (150-50 a. C.).
Cierta tendencia a los retratos realistas: retrato de Crisipo del escultor Eubúlides (200 a. C.).
Además de las características, podemos establecer las distintas obras del periodo en escuelas:
ESCUELA DE PÉRGAMO
Pérgamo es una de las ciudades más prósperas del mundo helenístico. Su escuela es la más importante y tiene su momento de esplendor en el siglo III y II a. C. Sus esculturas se caracterizan por ser obras que tienden a representar el dolor y los temas heroicos. Entre las obras más famosas de esta escuela nos encontramos:
Gálata moribundo (230-200 a. C.). El triunfo del ejército de Pérgamo ante los gálatas, dio lugar a la creación de una serie de esculturas que mostraban el sufrimiento de los perdedores, representándose escenas como esta. La escultura emana fuerza y vitalidad. Hay un interés por las formas piramidales, combinadas con dramatismo y fuerza. La escultura forma parte de un conjunto que contaba con cinco imágenes de gálatas en bronce, siendo
las
que
tenemos
actualmente
copias
romanas
(Reconstrucción del monumento a los Gálatas 269-167 a. C.). Podemos ver la imagen en Los Museos Vaticanos.
Zócalo del altar de Pérgamo (181 a. C.): Su decoración, a base de altísimos relieves, se centra en el zócalo. Destacamos la escena donde aparece Atenea, el gigante y la Victoria que quiere coronar a la diosa. El modo de los paños en las figuras femeninas, además del planteamiento de la anatomía masculina, recoge toda la sabiduría de la etapa clásica. Sin embargo, la novedad está en la agitación de la escena, en la interrelación de las figuras y en el dramatismo que transmiten. El objetivo de estos relieves es impresionar al espectador. Se encuentra en el Museo Estatal de Berlín.
Fauno Barberini (200. a. C.): actualmente en la Gliptoteca de Munich. Símbolo de la sensualidad masculina.
ESCUELA DE RODAS
Es una zona dominada por importantes comerciantes. Se va a mostrar un interés especial por la decoración de la ciudad (fuentes, plazas), como por los adornos de los jardines:
Victoria de Samotracia de Pithokritos de Rodas (190 a. C.): la imagen se realizó para conmemorar la victoria de Rodas sobre el rey de Siria (Antíoco III). Tiene influencia de los paños mojados de Fidias. Estos paños se ciñen al cuerpo dejándonos ver la fuerza que transmite el mismo, complementándolo con las alas, que parecen que están en movimiento. La escultura estuvo destinada a un templete y colocada sobre la proa de un barco, abriéndose delante de ella un estanque. Museo Louvre de París.
Coloso de Rodas de Cares de Lindos (292 a. C.): ejemplo de escultura gigantesca que adornaba la ciudad (32 metros). El material de la escultura fue el bronce y el hierro. Cuenta la leyenda que el autor tardó más de 12 años en poder terminar la colosal imagen, que representaba al dios Helio. Un terremoto acabó con ella en el 226 a.C.
Laocoonte de Agesandro de Rodas, Polidoro de Rodas y Atenodoro de Rodas (40-20 a. C.): es sin duda uno de los ejemplos del dramatismo de la época helenística. Se ve claramente como el autor ha querido expresar emociones, tanto en el movimiento como en el rostro. A través de los juegos de luces y sombras se crea un ambiente tenso. El cuerpo de Laocoonte no se corresponde con el de un anciano, lo que hace que la escena sea aún más dramática. La imagen, descubierta en 1506 en una viña cerca de Santa María la Mayor, sirvió como ejemplo para los artistas manieristas y barrocos. Podemos verlo en los Museos Vaticanos.
ESCUELA DE ALEJANDRÍA
Temas de la vida cotidiana y alegóricos. En sus esculturas se puede ver la influencia entre el mundo egipcio y el griego:
Dios Nilo (I a. C.): el río Nilo está personificado por un hombre anciano, el cual porta el cuerno de la abundancia y símbolos de la tierra y del agua. Además, el grupo escultórico tiene 16 niños que están representando los afluentes más pequeños del río Nilo. La imagen apareció en Roma en 1513. Actualmente en los Museos Vaticanos.
ESCUELA DE ATENAS Esta escuela destaca por el desarrollo del retrato. Desde mediados del siglo II a. C., se inaugura una tendencia en Atenas que busca volver a los años dorados de su cultura (neoaticismo). Los artistas que nos encontramos aquí son seguidores de Praxiteles, destacando a Timarcos. Entre las obras más representativas de esta escuela tenemos:
Venus de Milo (final s. II a. C.): es una adaptación de una Venus que Lisipo hizo en el siglo IV a. C. Se consigue establecer, de forma extraordinaria, el ondulamiento del cuerpo, dotando de vida la figura. Actualmente en el Louvre de París.
Torso del Belvedere de Apolonios (50 a. C.): escultura que será tomada como modelo para los escultores y pintores del Renacimiento. La escultura fue descubierta en el siglo XVI en las termas de Caracalla. Se encuentra en los Museos Vaticanos.
Demóstenes de Polieucto (280-270 a. C.): nos encontramos ante un retrato que ya no es idealizado. Los rasgos de la cara y la vestimenta parecen caracterizar al individuo que representa. En este caso se trata del famoso orador ateniense. Podemos verlo en los Museos Vaticanos.
BIBLIOGRAFÍA
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