Capítulo VIII Crónica sobre la impunidad, la memoria y la posibilidad de vivir

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EQUIPO DE INVESTIGACIÓN MEMORIAS IN-SUR-GENTES. 2012. Crónica sobre la impunidad, la memoria y la posibilidad de vivir. En Memorias in-sur-gentes en Catamarca. Grupo Encuentro Editor. Córdoba. pp: 97-101.

Capítulo VIII Crónica sobre la impunidad, la memoria y la posibilidad de vivir 1576. El gobernador de la región del Tucumán, Gonzalo de Abreu, recibe órdenes del Virrey Francisco de Toledo de aniquilar a los calchaquíes. Pero, ¿por qué aniquilar a los calchaquíes? Se los acusaba de atrasar la colonización del actual territorio catamarqueño, especialmente de la zona oeste, mientras que en otras regiones del Tucumán las ciudades progresaban. Y claro, para vivir en este mundo hay que tener ambición de progresar, si no, no se puede vivir. Pero, ¿qué significa progresar? Para los calchaquíes de 1576 significaba el robo de sus tierras para fundar allí ciudades al estilo europeo, y el secuestro de sus familiares para entregarlos en encomienda1 a los españoles que fuesen a vivir a estas nuevas ciudades. Y así tampoco se puede vivir. Por eso los calchaquíes se habían sublevado en 1560, liderados por el cacique de Tolombón Juan Calchaquí, y desde entonces se encontraban “alzados”, como decían los conquistadores, por decir que no estaban agachados sino de pie sin dejarlos pasar. Por eso los tenían que aniquilar. 1676. Tras un siglo de guerra, la fuerza militar de los españoles se impone sobre los calchaquíes. A los descuartizamientos, empalamientos, violaciones, torturas y demás vejaciones aplicadas a los indígenas, ahora se les sumaban las desnaturalizaciones, es decir, el robo de la identidad. Pero ¿por qué desnaturalizar a los indígenas? Al ser repartidos en distintos pueblos como esclavos de los conquistadores, y no vivir en comunidad junto a los antepasados, se privaba a las nuevas generaciones de su historia, y así, de su identidad. Sucede que para vivir bien en este mundo no alcanza con tener control sobre los territorios y las riquezas, también hay que controlar la identidad de quienes allí habitan, si no, no se puede gobernar. Pero, ¿qué significa gobernar? Al General Francisco de Nieva y Castilla II, que había estado al frente del comando sur en la guerra contra los calchaquíes, se le encomendó en 1650 la región de Pomán para que gobernara. Y entonces ordenó empadronar a los indígenas que allí había: colpes, mutquín y colana2. Entre los primeros habitantes registrados se encuentran Pedro y Benito Chasampi, familiares del cacique Andrés Chasampi, quien había sido secuestrado de su comunidad y trasladado a Córdoba. 1746. El protector Ignacio de Medina Montalvo peticiona ante la Gobernación del Tucumán, y en nombre de la comunidad de Mutquín, que “los Indios no sean desposeídos de su legítimo derecho y antigua posesión de dicho su pueblo en que han 1

La encomienda fue un modo de organización social, política y económica que facilitó la colonización española en América. Se trataba de un derecho otorgado por el Rey a los conquistadores, en retribución de los servicios prestados en el exterminio de los indígenas y la fundación de ciudades, por el cual éstos podían cobrar para sí el tributo (en especias, trabajo o dinero) de un grupo de indígenas que les eran asignados. Este derecho conllevaba el deber por parte de los encomenderos, como se llamaba a estos conquistadores, de cuidar el bienestar de los indígenas, educarlos y evangelizarlos, no obstante lo cual, se cometían extraordinarios abusos contra los indígenas (Assadourian et. al. 1986). 2 Fuente: Larrouy, Antonio. 1923. Documentos del Archivo de Indias para la Historia de Tucumán (15911700). Tomo I. L. J. Rosso y Cía. Buenos Aires.

vivido desde sus antepasados”3. Meses más tarde, el cacique Mateo Chasampi tomó posesión de las tierras que le correspondían a su comunidad. Fue el único pueblo del actual territorio catamarqueño que, a través de la vía jurídica, denunció el saqueo de sus tierras y los tormentos a que los sometía el encomendero. Y claro, así no se podía vivir. No obstante, haber sido reconocido su derecho a la tierra no implicaba que Mateo Chasampi, ni su mujer María Eusebia Ponce, ni sus cuatro hijos, dejaran de ser empadronados en la revisita realizada por el Subdelegado de Hacienda y Guerra, José de Villegas y Terán4, con el objetivo de cobrarles tributo. Y claro, para ser ciudadano con derechos algún impuesto hay que pagar. Si no pagáramos impuestos, no existiría la propiedad privada ni habría derechos de los hombres sobre las cosas. Viviríamos en comunidad con la tierra y demás seres. Pero esto no sería redituable para los gobernantes, así no podrían vivir en este mundo. 1876. El presidente de la ya constituida Argentina, Doctor Nicolás Avellaneda, tucumano, sanciona la Ley de Inmigración y Colonización, promoviendo así la instalación de miles de europeos en el país. Pero, ¿por qué seguir trayendo colonizadores? Según este tucumano, en la Argentina había una gran extensión de tierras vírgenes y escasa población para trabajarla. Lo cual no quiere decir que no hubiese población, sino que la población que había era indígena, y el modo en que los indígenas trabajaban la tierra no era redituable para los gobernantes. Por eso había que traer más colonizadores, porque era redituable. Pero como los colonizadores siempre usurpan tierras, y los que viven en esas tierras siempre se resisten a tal robo, de nuevo hubo conflicto. Entonces, el Ministro de Guerra, General Julio Argentino Roca, armó un plan genocida contra los indígenas denominado: Conquista del Desierto, el cual consistió en matar, violar y saquear a las comunidades mapuches y tehuelches 5. Quienes sobrevivieron fueron obligados a ocultar su identidad y decir: somos criollos, descendientes de los conquistadores. Pero así, no se puede vivir. 1976. La Junta de Comandantes compuesta por el Teniente General Jorge Videla, el Almirante Eduardo Massera y el Brigadier General Orlando Agosti, toma por la fuerza el gobierno de la Argentina con el objetivo de aniquilar toda participación social, ya no sólo la indígena. Para esto se instaló un terrorismo de Estado que consistió en infundir terror en la población, por parte del Estado, mediante fusilamientos, desapariciones, violaciones, robo de identidad de los niños, torturas y demás vejaciones. Pero, ¿por qué aniquilar toda participación social? En la década anterior al golpe, algunas personas se habían “alzado” en armas, conformando organizaciones como FAR6, FAP7, Montoneros o ERP8. Asimismo existían otras formas de agrupamiento no armadas, como sindicatos, partidos políticos, organizaciones barriales, y hasta movimientos cristianos. Cansados de la opresión de los gobernantes, del coloniaje, del hambre, de la injusticia, todos deseaban hacer algo, participar, para que el mundo fuese un mejor lugar para vivir. Pero a los empresarios que gobiernan sólo les interesa que se trabaje en condiciones para ellos redituables y se ofrende tributo. Por eso había que aniquilarlos. En Catamarca, el primer desaparecido por este terrorismo de Estado del que se tiene noticia, es Francisco Gregorio Ponce Chasampi. Meses más tarde, también desapareció su hermana, Griselda 3

Fuente: Archivo Histórico de Catamarca. Protocolo 305. Año 1888. Fuente: Archivo General de la Nación. Sala XIII. 17.2.1. Libro 2. Legajo 2. 5 Ver: Bayer 1972. 6 Fuerzas Armadas Revolucionarias. 7 Fuerzas Armadas Peronistas. 8 Ejército Revolucionario del Pueblo. 4

del Huerto Ponce Chasampi, y su sobrino, Julio Genaro Burgos Ponce. La historia de la represión en nuestro territorio no es una historia tan reciente. A Francisco Gregorio Ponce Chasampi, oriundo de la ciudad de Catamarca, hijo de Genaro Ponce y María Griselda Chasampi, se lo llevaron el 6 de abril de 1976 por la mañana. Hacía unos años se había ido a Buenos Aires a trabajar en una fábrica. Era gremialista de SMATA9, pero antes de irse ya militaba en la JOC10, acompañado por el Padre Carlos Orellana. El día de su secuestro se encontraba en la ciudad de Catamarca. Fue a comprar medicamentos para su madre que estaba internada. Estacionó la camioneta en Rivadavia y Güemes, frente a la Plaza de la Estación y se bajó con la receta médica para ir a la farmacia, pero nunca más regresó. La familia recibió una llamada telefónica anónima donde se le advertía que buscara nuevamente la receta. Luego de eso, a pesar de la búsqueda desesperada de sus hermanas, Felicinda, Griselda y Dora, por comisarías y el Regimiento 17, no se supo más nada. Nadie vio ni dijo nada. Nadie nada. El 15 de diciembre del mismo año, unos hombres con uniformes, armas largas, pelucas y lentes oscuros, irrumpieron de madrugada en la casa donde vivía la familia Ponce Chasampi, en 9 de Julio al 1200. Cortaron la luz, los levantaron a todos, la madre, dos hermanas, una sobrina y un sobrino de Francisco, Julio, que vivía en Buenos Aires y estaba casualmente de vacaciones en la casa, visitando a su abuela. Los pusieron contra la pared. No hubo gritos. Sólo escucharon los motores de los autos cuando arrancaron para irse. Al volver a reunirse, la familia descubrió que Griselda no estaba. Tampoco Julio. Las mujeres que quedaron denunciaron lo sucedido. La policía provincial hizo un allanamiento en su casa para ver qué había pasado. No dieron ninguna respuesta pero se llevaron objetos personales de Griselda y Julio que la familia jamás volvió a ver. Los buscaron por cárceles de Catamarca, Córdoba y Tucumán. Y nada. Nunca nada. Nunca de nunca. Una vez más, la familia se desintegró. Pasaron ya muchísimos años de todo esto, pero… para mí no. Todo pasó acá y lo viví yo. Recuerdo que después de los dos últimos secuestros, mi abuela quedó postrada en una cama. Y lloraba y lloraba. Eran dos hijos y un nieto, su primer nieto, de los que no sabía nada. Estuvo años de luto sin poder hacer el duelo. Había un silencio tétrico en la casa, no dejaba encender la radio ni el televisor. Hasta que murió de tristeza, en marzo de 1982. Y claro, así no se puede vivir. En la familia siempre me dijeron: “De eso no se habla”, “De eso usted, shhh, chiquita. Nada”. Pues justamente es parte planificada de la misma represión, hacer que las nuevas generaciones olviden su historia. Y yo siempre fui de quedarme callada, porque si me quedaba callada podía escuchar todo. Mantuve ese respeto por la gente grande. Si ellos no querían hablar, yo no podía pasar por arriba de ellos. Pero ahora ya no están, se han ido muriendo, y si yo no lo cuento, no hay más quién lo cuente. Yo quiero saber los porqués, quiero saber a dónde se los llevaron, qué les hicieron, cuándo murieron, dónde están sus cuerpos, dónde están los huesos. Lo que más quiero es saber dónde los encuentro, dónde los puedo tener. ¿Dónde les llevo una flor? ¿Dónde les rezo? Porque yo quiero enterrar a mis familiares, devolverles la tierra que siempre les han quitado, aún estando muertos. He recorrido la historia preguntándome por estas muertes. Y es triste porque ¿qué sabemos hoy que les pasó a los desaparecidos?, ¿qué sabemos que les pasó a los indígenas?, ¿qué nos pasó? Yo quisiera que como pueblo nos pudiésemos hacer estas preguntas, que nos animásemos a preguntar por las muertes. No sé si eso será justicia, 9

Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor. Juventud Obrera Católica.

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pero yo quiero eso. Tal vez así tengamos posibilidades de saber para qué vivimos en este mundo.

Francisco Gregorio Ponce Chasampi: Catamarqueño. Gremialista de SMATA. Militante de la JOC. Fue secuestrado el 6 de abril de 1976, a la edad de 38 años, cuando transitaba por la Plaza 25 de Agosto, en la ciudad de Catamarca. Desde entonces se encuentra desaparecido. En el año 2011 el Fiscal Federal de Catamarca completó la investigación en torno a su desaparición, la de su hermana Griselda del Huerto Ponce Chasampi, y su sobrino Julio Genaro Burgos Ponce. Durante el año 2012 se iniciará el debate oral y público, donde serán juzgados el ex jefe del III Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y el ex jefe del Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada, General Alberto Lucena. Una de las testigo clave en esta causa es Noemí Toledo, sobrina de Francisco y Griselda, prima de Julio, quien puede verse en la foto junto a su tío.

Griselda del Huerto Ponce Chasampi: Catamarqueña. Trabajaba como cajera en la agencia de automotores Ford. Pertenecía al Movimiento de Cursillos de Cristiandad (Movimiento Católico de Impacto). Fue secuestrada el 15 de diciembre de 1976, a la edad de 34 años, junto a su sobrino Julio Genaro Burgos Ponce, de su domicilio en la ciudad de Catamarca. Desde entonces se encuentra desaparecida. En el año 2011 el Fiscal Federal de Catamarca completó la investigación en torno a su desaparición, la de su hermano Francisco Gregorio Ponce Chasampi, y Julio Genaro Burgos Ponce. Durante el año 2012 se iniciará el debate oral y público, donde serán juzgados el ex jefe del III Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, el ex jefe del Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada, General Alberto Lucena, y el entonces Jefe de la Policía de la Provincia, Mayor Juan Daniel Rauzzino.

Julio Genaro Burgos Ponce: Catamarqueño. Estudiante secundario en Buenos Aires, donde vivía con su familia. Fue secuestrado el 15 de diciembre de 1976, a la edad de 18 años, junto con su tía Griselda del Huerto Ponce Chasampi, de la casa de su abuela en la ciudad de Catamarca. Desde entonces se encuentra desaparecido. En el año 2011 el Fiscal Federal de Catamarca completó la investigación en torno a su desaparición, la de su tío Francisco Gregorio Ponce Chasampi, y Griselda del Huerto Ponce Chasampi.

Durante el año 2012 se iniciará el debate oral y público, donde serán juzgados el ex jefe del III Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, el ex jefe del Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada, General Alberto Lucena, y el entonces Jefe de la Policía de la Provincia, Mayor Juan Daniel Rauzzino.

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