CONECTORES Y MARCADORES

CAPÍTULO V CONECTORES Y MARCADORES Para explicar el uso de los conectores y marcadores del discurso es necesario adoptar una perspectiva pragmático-

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500 conectores NEXOSMARCADORESCONECTORES TEXTUALES - ADVERSATIVAS-O DE RUPTURA, CAUSA-EFECTO, ADITIVAS O CONTINUATIVAS - TEMPORAL ESPACIAL ORDEN R

ESTRUCTURAS MIXTAS Y CONECTORES
ESTRUCTURAS MIXTAS Y CONECTORES Cuando dos materiales distintos se mantienen unidos de forma eficaz se comportan, desde un punto de vista estructural,

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CAPÍTULO V

CONECTORES Y MARCADORES

Para explicar el uso de los conectores y marcadores del discurso es necesario adoptar una perspectiva pragmático-discursiva.

Introducción Un recurso para cohesionar un texto consiste en emplear los denominados conectores o marcadores del discurso (como se verá más adelante, los términos para denominar estos recursos son variados y no existe unanimidad en torno a ellos). En el siguiente anuncio, podemos observar algunos de distinto tipo: en el primer párrafo, la conjunción copulativa y une predicados verbales (dóblala, préndele fuego) en la primera oración; por su parte, la conjunción condicional si, en la segunda oración, establece una relación de causalidad entre dos estructuras oracionales (la pliegas como un acordeón es la causa de tardará unos 30 segundos en arder); y la locución adversativa en cambio, en la tercera oración, marca un contraste con la relación condicional que se acaba de expresar; finalmente, el adverbio Bien, en el segundo párrafo, y el sintagma preposicional Por cierto, en el tercero, llaman la atención del lector para buscar su acuerdo o confirmación en el caso de Bien, y para introducir una información relevante con Por cierto.

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En cada caso, pues, la conexión que llevan a cabo los conectores y marcadores del discurso destacados en este anuncio corresponde a un nivel lingüístico distinto: el nivel oracional en la coordinación que establece la conjunción y o en la subordinación de la condicional si; el nivel supraoracional o textual en los usos de los nexos en cambio (con valor contraargumentativo) o Por cierto (con valor de digresión); y el nivel pragmático en el marcador Bien, al relacionar puntos de vista (el de quien escribe el texto y su destinatario). El análisis sintáctico permite dar cuenta del alcance de la relación que conectores y marcadores del discurso tienen en el texto: si unen elementos en el nivel sintagmático, oracional o textual. No obstante, esta perspectiva de análisis (gramatical) no permite explicar la función que desempeñan en el texto estos mecanismos de cohesión ni tampoco cómo se usan en español: esto es, con qué otros elementos pueden intercambiarse y qué tipo de información introducen. La conjunción y, por ejemplo, en la primera oración del anuncio puede ser sustituida por un marcador consecutivo del tipo entonces, pues indica una relación de acciones que se suceden temporalmente encaminadas hacia una determinada conclusión (lo cual hace imposible alterar el orden de los predicados verbales que se conectan: no podemos empezar la oración por “préndele fuego”). Por su parte, el adverbio Bien comunica al lector un contenido que no está explicitado, que “se dice sin decir” (Si has entendido todo lo previo, si aceptas estas premisas y estás de acuerdo con nosotros, en el anuncio que comentamos), información esta que no podría interpretarse sin la apelación que activa este marcador del discurso. Por cierto, como último ejemplo, funciona como elemento de digresión, al introducir información aparentemente marginal y no programada, aunque muy relevante para los objetivos de persuasión que se buscan con este anuncio. En consecuencia, para explicar y determinar el comportamiento y uso de los conectores y marcadores del discurso es necesario adoptar una perspectiva pragmático-discursiva. En la Nueva gramática de la lengua española, la RAE (2009: 53)1 establece que los conectores son “una clase discursiva [y no sintáctica] que puede estar formada por adverbios, preposiciones, conjunciones e incluso por segmentos más complejos.” Señala, además, que no constituyen una clase de palabras, sino una función discursiva, aunque su estatuto no es claro (RAE 2009: 53): Aunque cabría pensar que el término conector designa más una función discursiva que una clase de palabras, las formas de conexión a las que puede dar lugar son tan variadas y admiten tantas subclases que resulta difícil dar un contenido preciso a esa hipotética función.

 RAE (2009). Nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa.

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Los marcadores discursivos, por lo tanto, no constituyen una categoría sintáctica diferenciada; se consideran una clase pragmática, ya que no pueden participar del contenido proposicional de la oración en que aparecen; por ejemplo, Bien al inicio del segundo párrafo que introduce en el anuncio no aporta información sobre el tema del que se habla, “ahora entiendes lo que es creating time”), y no puede ser analizado en el seno de esta oración. La manera de funcionar que tienen los marcadores del discurso es contribuir a la interpretación del texto en que se encuentran. Son expresiones procedentes de categorías muy diversas (algunas conjunciones como y, o, pero; adverbios, interjecciones, sintagmas, etc.) que han perdido su significado conceptual para adquirir un valor de procesamiento de la información. Esta heterogeneidad formal es debida a que todos estos elementos son el resultado de un proceso gramaticalización, esto es, palabras que originariamente presentan contenido significativo (por ejemplo, el adverbio de modo bien con el sentido de perfecta o acertadamente, el sustantivo pesar con el valor de sentimiento o dolor interior, por ejemplo) lo han acabado perdiendo para relacionar segmentos de texto y funcionar, pues, como nexos gramaticales (y no como palabras léxicas): en el ejemplo del anuncio vemos el caso del adverbio Bien; en ejemplos como A pesar de su enfado, quiso venir con nosotros, pesar ya no se emplea como sustantivo (a diferencia de usos como Sentía un gran pesar por todo lo que había visto), sino como un elemento que funciona como nexo en la locución gramaticalizada a pesar de. Los conectores y marcadores del discurso, como consecuencia de este proceso de gramaticalización, proceden de unidades lingüísticas de distinta naturaleza, fruto de un proceso de evolución muy avanzado de la lengua. Han dejado de funcionar como esperaríamos de acuerdo con su forma: ven modificado su significado literal, con frecuencia composicional —suma del significado separado de sus componentes—, y toman un significado unitario, más general y abstracto, de carácter procedimental. Por cierto, por ejemplo, no significa que se dé por verdadero algo (Doy por cierto su arrepentimiento; con posibilidad de flexión: Doy por ciertas sus palabras), sino que introduce un nuevo tema (marca que se añade información en el texto) en el anuncio que encabeza este capítulo. Los marcadores quedan así fijados estructuralmente, en el caso de provenir de formas complejas, y se convierten en invariables morfológicamente si contienen elementos susceptibles de variación flexiva. Por cierto en su función de conector no alterna con por verdadero o en cierto ni admite plural o femenino (*por ciertos, *por cierta); cambian también de comportamiento sintáctico, de manera que dejan de realizar una función dentro de la predicación —generalmente de circunstancial— y pasan a ejercer una pura función conectiva, periférica respecto a la oración en que aparecen. Siguiendo con nuestro ejemplo, como conector, por cierto no complementa a ningún elemento de la oración,

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no funciona como sintagma preposicional; queda fijado morfosintácticamente como una estructura con función conectiva, tiene carácter parentético y expresa un significado pragmático que indica adición de información que puede considerarse nueva o no esperada por el destinatario. Como consecuencia, a pesar de su forma, con este valor no puede interpretarse ni utilizarse como un sintagma preposicional. Características de los conectores y marcadores Como hemos señalado, las denominaciones adoptadas para abordar los elementos que conectan dos o más miembros en un discurso son muy variadas: no solo se emplean los términos conectores y marcadores del discurso, sino también los de enlaces extraoracionales, relacionantes, organizadores metatextuales, operadores o partículas discursivas, entre los más extendidos. Los términos difícilmente corresponden al mismo tipo de elementos. Si bien todos incluyen conjunciones, sintagmas preposicionales, etc., hay variación en los estudios en cuanto a la incorporación de adverbios, sintagmas preposicionales no fijados e interjecciones. En ocasiones, un mismo término corresponde a conceptos diferentes o en el que se incluyen distintos elementos. Estas distintas denominaciones obedecen a los diferentes criterios que se tienen en cuenta para estudiar los elementos de conexión: en función de si se considera su uso en corpus orales o escritos; si el tipo de texto del que se extraen para analizarlos es literario, histórico, conversacional, etc.; si la perspectiva de análisis adoptada es más semántica que pragmática, o al revés. Por ejemplo, Fuentes Rodríguez (2009) en su Diccionario de conectores y operadores del español2 distingue dos tipos de elementos de conexión: los conectores, por un lado, y los operadores, por otro, según un criterio sintácticodiscursivo: Entre las unidades que operan más allá de la oración podemos encontrarnos unas que actúan como enlaces entre enunciados, los conectores, y otras cuyo ámbito se reduce a un solo enunciado, los operadores. Para los primeros son necesarios dos miembros. El conector se sitúa entre ellos aunque tiene ciertas características específicas: puede tener movilidad en el segundo enunciado, e intercalarse o situarse al final del segundo, seguido de pausa. Generalmente aparece entre comas y puede combinarse con conjunciones. Presupone siempre el primer segmento, con lo cual es imposible su aparición al principio del discurso. […]   Fuentes Rodríguez, C. (2009). Diccionario de conectores y operadores del español, Madrid, Arco Libros. 2

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Los operadores, por su parte, son unidades que se sitúan dentro del enunciado aunque no tienen ninguna función sintáctica con respecto al verbo de la oración. Afectan a un segmento de la misma, pero con una función que no apunta al elemento referencial ni introducen un actante de la acción verbal. Señalan la forma de hablar, de enunciar […] (operador enunciativo), modalidad o actitud subjetiva del hablante (operador modal); contenidos relativos a la organización informativa del enunciado: información conocida / nueva, focalización, elemento esperado o no… (operador informativo); contenidos relativos a la argumentación: orientación, fuerza o suficiencia argumentativas (operador argumentativo).

Siguiendo a esta autora, funciona como operador modal el adverbio naturalmente en el siguiente texto de la marca de electrodomésticos Miele: en él el operador naturalmente indica que lo afirmado es algo conocido por la comunidad destinataria, evidente, deducido de forma natural de los hechos; se refuerza así la afirmación del eslogan (La calidad elige Miele), que se presenta como una verdad indiscutible, fuera de toda duda.

No obstante, en este texto se juega también con la función sintáctica de naturalmente como adverbio de modo (de forma natural), y no solo con su

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función discursiva. Con él se busca describir el cuidado del medio ambiente que ofrecen los productos que se anuncian; elegir naturalmente, de forma natural implica, como se indica en el anuncio, comprar “electrodomésticos eficientes”, esto es, que destacan “por sus bajos valores de consumo y por su alta eficiencia energética”, para cuidar, así, de “lo natural”. Cuenca (2000)3 detalla características de distinto tipo para explicar la función de los conectores y diferenciarla de la de otras unidades invariables morfológicamente, las conjunciones, que constituyen también partículas de enlace, pero que no funcionan siempre como marcadores del discurso. Los conectores o marcadores del discurso se caracterizan, según Cuenca, porque: — Tienen carácter apositivo o parentético, lo cual implica que están separados de la estructura oracional básica desde el punto de vista fonético (son formas que van entre pausas) y sintáctico, por lo que son siempre estructuralmente prescindibles: naturalmente; en primer lugar, sin embargo, por cierto, etc. — Pueden aparecer como aposición de conjunciones de diferente tipo precisando su significado y, menos frecuentemente, indicando un valor semántico distinto, que se suma a la conjunción: como por ejemplo, pero además; etc. — Considerando el elemento que introducen, su posición más típica es la inicial (o la inmediatamente posterior a una conjunción, si la hay). La mayoría, sin embargo, tiene movilidad posicional y puede aparecer en posición intermedia (sin embargo, en cambio, por otro lado, por lo tanto); solo algunos (y según el contexto) pueden tener también posición final: por ejemplo, naturalmente. — Pueden actuar en distintos niveles: pueden ser utilizados siempre como conectores textuales —uniendo oraciones independientes o unidades superiores— o como conectores oracionales —acompañando una conjunción o por sí solos—. Así, junto a los usos de sin embargo como conector textual, existen usos en los que no conecta oraciones autónomas o unidades superiores, sino constituyentes de una misma oración. En relación con estas características, Fuentes Rodríguez (2009: 16) sostiene que “hay que hablar de prototipicidad”, más que de una serie de condiciones inamovibles que se cumplen completamente para determinar si una unidad se considera conector o no; esto es, puede que algún nexo reúna algunas de las propiedades mencionadas para funcionar como conector, pero no todas: es el caso de la conjunción Pero en enunciados del tipo Pero qué haces, a inicio de   Cuenca, M. J. (2000). Comentario de textos: los mecanismos referenciales, Madrid, Arco/Libros. 3

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oración, por ejemplo, que carece de autonomía prosódica, pero sí que relaciona pragmáticamente significados implícitos; se considera conector en estos usos, a pesar de que no reúna todas las condiciones apuntadas para serlo. “Hay que trabajar en una ciencia de prototipos y multidimensional y no en una visión discreta, opositiva”, concluye Fuentes Rodríguez (2009: 18). Podemos establecer, pues, un continuo en los elementos que pueden desempeñar la función de conector textual: desde elementos sin autonomía sintáctica, escaso valor semántico y poco peso fonético (son palabras átonas), las preposiciones y conjunciones (como y o pero a inicio de oración), a elementos con mayor valor léxico y mayor autonomía sintáctica (Concluyendo). Categorialmente, los elementos que pueden desempeñar la función de marcadores del discurso son muy variados en español: — Desde algunas preposiciones y locuciones prepositivas: como sobre, acerca de, con respecto a, en algunos usos discursivos como marcadores de tematización (véase capítulo IV). — Algunas conjunciones (pues, y, pero y, menos frecuentemente, o) y locuciones conjuntivas: sin embargo, a consecuencia de… — Adverbios y locuciones adverbiales: entonces, además, por lo tanto, naturalmente… — Sintagmas preposicionales: por cierto, en fin, en resumen, etc. — Interjecciones: bueno, claro… — Proposiciones nominalizadas: debido a… — Cláusulas: concluyendo, resumiendo… — Formas apelativas: hombre, mujer, oye, mira, etc. Como puede observarse, los conectores y marcadores del discurso presentan fronteras difusas con construcciones complejas (básicamente, sintagmas preposicionales y cláusulas) que pueden expresar su mismo valor, pero que, a diferencia de aquellos, no están completamente fijadas estructuralmente. Su carácter variable se manifiesta por la posibilidad de conmutar alguno de sus elementos constituyentes o añadir algún complemento o especificador: formas como de una manera más breve, en pocas palabras, por poner un ejemplo, etc. constituyen conectores léxicos, formas que indicarían un estadio intermedio en el proceso de gramaticalización de sus elementos. De igual forma, también habrá unidades que solo desarrollen usos discursivos y solo funcionen como marcadores discursivos (sin embargo), al igual que hay elementos que solo desarrollan usos oracionales. Finalmente, puede haber elementos que, en ciertos contextos, puedan ser categorizados funcionalmente como nombres, verbos, preposiciones, etc., pero en otros contextos deban ser reanalizados como mar-

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cadores discursivos (sobre, oye, mira, etc.), ya que presentan una función textual y pragmática, de procesamiento de la información, y no sintáctica dentro de la oración en la que aparecen. En este sentido, los conectores no marcan una relación sintáctica estructural de coordinación o subordinación, sino únicamente una relación semánticopragmática entre los constituyentes que unen o en relación con la situación de enunciación. Afirman Briz et al. (2008)4 que son unidades procedimentales, que no presentan un contenido referencial o denotativo, sino que muestran un significado de procesamiento: el de guiar las inferencias que se han de efectuar del conjunto de los dos miembros discursivos que conectan. La relación de conexión que establecen o la información pragmática que aportan puede ser de muy distinto tipo: lógico-semántica (de adición, disyunción, contraste, consecuencia), pragmática (de modalidad, focalización, argumentación, énfasis), interactiva (de expresión de acuerdo o desacuerdo, por ejemplo), etc., funciones todas ellas no gramaticales, que detallamos en el siguiente apartado. Tipos de conexión textual Se entiende por conexión la relación semántico-pragmática que se establece entre dos miembros de un discurso (palabras, frases, párrafos, enunciados, pero también elementos implícitos como las conclusiones de un argumento,...), asegurando de este modo su cohesión. Especifica la relación semántica o pragmática que media entre una proposición y la precedente o las precedentes (explicitadas o no en el texto, lingüísticas o no). En palabras de T. A. van Dijk (1977: 45)5: Una oración α está conectada con una oración (o secuencia de oraciones) β, si α se interpreta con relación a β.

Los analistas del discurso han destacado que la conexión entre dos fragmentos textuales no siempre es posible. Según Van Dijk (1977), para que dos unidades puedan conectarse en un texto deben cumplir una serie de requisitos semántico-pragmáticos:

— Las unidades están conectadas si los hechos que denotan están relacionados con alguna situación posible, y con el mismo tópico del discurso,   Briz, A., J. Portolés y S. Pons Bordería (eds.) (2008). Diccionario de partículas discursivas del español. En línea: http://www.dpde.es. 5   Van Dijk, T. A. (1977). Texto y contexto, Madrid, Cátedra, 1980. 4

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esto es, se refieren al mismo asunto (así se entienden los párrafos que conectan los marcadores Bien, Por cierto en el anuncio que hemos analizado al inicio del capítulo). — Las unidades están conectadas si se satisfacen ciertas condiciones de ordenación discursiva: hay elementos simétricos en la linealidad textual (intercambiables, por tanto) y otros elementos asimétricos (no intercambiables); si este orden no se respeta en el caso de los elementos asimétricos, enunciados como el siguiente no presentan ninguna conexión: préndele fuego [a la página] y dóblala. — Las unidades están conectadas si los hechos a que se refieren están ligados en mundos relacionados. — Dos unidades están relacionadas si son compatibles, esto es, si no suponen afirmaciones contradictorias. A pesar de estas restricciones, la relación que se establece entre determinados elementos está muy determinada por los participantes en la comunicación (sus esquemas conceptuales, su conocimiento del mundo) y por el contexto: hechos que pueden presentar algún tipo de conexión lógica para determinados interlocutores en una determinada situación pueden perfectamente estar desconectados para otros participantes. La conexión, pues, es también un mecanismo de tipo pragmático. Además, un mismo conector puede indicar distintos tipos de relación lógica o presentar más de un uso a la vez en función del contexto en que se emplee: el caso más típico es el de la conjunción y, cuya interpretación puede ser muy variada. Generalmente, pues, los conectores son plurifuncionales. Resulta rentable distinguir entre usos orales y usos escritos para la enseñanza-aprendizaje de los conectores y marcadores del discurso. Esta distinción permite explicar cómo usarlos en función, por una parte, de las propiedades más específicas de la oralidad (discurso poligestionado con intercambio de turnos en la conversación, mayor presencia de la información del contexto, implícitos, etc.) frente al escrito (recepción diferida, no simultánea a la producción, discurso monogestionado, menor presencia de elementos de la situación espaciotemporal, mayor explicitación de la información, etc.), por otra. Según estas características, distinguimos entre marcadores prototípicamente orales (como bueno, hombre, vamos, claro, hablando en plata, total, por ejemplo) y marcadores prototípicamente escritos (en verdad, en definitiva, empero, en otros términos, verbigracia, como conclusión, etc.). Explicar sus usos consiste en entender el proceso comunicativo —de producción e interpretación de sentido— que tiene lugar en cada tipo de contexto, más o menos oral, más o menos escrito. En la didáctica del ELE, pues, una primera pregunta que cabe formularse para lograr dominar el uso de los conectores y marcadores del discurso es la que tiene que ver con la tipología textual y el registro:

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a) ¿En qué clases de textos (orales o escritos; generales o específicos; formales o informales) suele aparecer cada marcador; por ejemplo, bueno? Otras dos preguntas son así mismo necesarias para conseguir que los estudiantes aprendan a usar estos elementos de conexión: b) ¿Qué tipo de relación (temporal, aditiva, consecutiva, de contraste, de ordenación, etc.) marca el conector en cada clase de texto, esto es, cuál es su sentido? c) Y ¿qué otros marcadores podemos escoger para expresar la misma función?: ¿existen diferencias de significado entre ellos? Conectores como bueno, pues, pero en el intercambio conversacional tienen una función interactiva, de inicio de intervención, que puede ser una reacción o cambio de turno y tema, como en los siguientes ejemplos: Bueno… tendríamos que empezar a trabajar. Pues no estoy segura. Pero, vamos a ver: ¿cómo te crees eso?

Además, pueden cerrar la conversación: Pues lo dejamos aquí. Bueno, nos vemos mañana.

Cabría preguntarse qué diferencias de significado aporta cada uno de estos marcadores en estos distintos usos: al inicio del intercambio conversacional y al cierre. Briz et al. (2008) distinguen tres valores para el marcador bueno6: bueno¹: presenta el miembro del discurso en el que aparece como una continuación de lo dicho anteriormente: Yo sabía que era esta la dirección [lo dicho]… Bueno pues por lo que me acuerdo de cuando estuve… [continuación]

bueno²: indica acuerdo, total o parcial, con algo dicho anteriormente o sobrentendido. A: MI SOBRINA VIVE EN EL QUINTO↑ M: sí A: y está diez años LUCHANDO↑// y ahora que se han hecho mayores↑ M: sí A: los de-ahora le han dao permiso/ ahora lo han puesto  Extraemos los ejemplos del Diccionario de partículas discursivas del español, sub voce: http:// textodigital.com/P/DDPD. 6

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M: ¡Ay! ¿vees?§// [Lo dicho] Bueno [aceptación]

bueno³: asociado a una pronunciación enfática, indica desacuerdo. Situación [primer miembro] Bueno ¿TÚ QUÉ HACES AQUÍ/ eh? [desacuerdo]

Por su parte, Fuentes Rodríguez (2009) describe cinco tipos de bueno: 1. Conector ordenador discursivo interactivo. 2. Conector ordenador discursivo de cierre. 3. Conector reformulativo de corrección. 4. Conector ordenador discursivo continuativo. 5. Operador modal como marcador de aceptación. En este sentido, esta autora sostiene que cada marcador del discurso puede ser descrito en varias dimensiones o planos de análisis (Fuentes Rodríguez 2009: 17): Todos ellos, sean del grupo que sean, pueden tener un comportamiento, secundario o no, en planos como la enunciación, modalidad, información o argumentación, ya que son dimensiones constitutivas de cualquier acto de habla. En toda comunicación aparece el hablante, su actitud, se organiza la información teniendo en cuenta lo que el oyente parece conocer o no, se orienta su interpretación centrándola en algunos segmentos, y se indica cómo persuadir o convencer al receptor.

Los marcadores conversacionales (como bueno, claro, hombre, a ver, etc.) los trataremos de forma más específica en el siguiente capítulo VI dedicado al texto conversacional. Aquí, a modo de ilustración de la metodología didáctica que seguir para enseñar y aprender los marcadores del discurso en una clase de ELE, nos centramos en tres grandes grupos: los conectores aditivos, los consecutivos y los recapitulativos. Estos tres tipos de conectores, por la plurifuncionalidad de sus miembros y las restricciones de su uso, pueden plantear mayores dudas a un estudiante de ELE que otras clases de marcadores, como los contraargumentativos, los ejemplificativos, de ordenación o de digresión7, por ejemplo, que pueden resultar menos problemáticos de aprender a partir de su equivalencia formal en cada lengua. Planteamos abordar cada grupo de marcadores según los siguientes factores que determinan su uso: su carácter formal o coloquial; su distinto comportamiento  Seguimos en estas páginas la terminología que la NGLE (2009) de la RAE emplea para designar los distintos tipos de conectores del español. 7

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en el plano modal del discurso (según la actitud y valoración que comunica el hablante) y argumentativo (según la fuerza persuasiva que transmite al destinatario). Conectores aditivos Entre los conectores aditivos del español (además, encima, asimismo, aparte, entre otros), el adverbio además es el menos marcado en cuanto a su uso, esto es, puede emplearse en cualquier tipo de texto, oral o escrito, de registro formal o coloquial. Conecta dos segmentos coorientados, generalmente dos argumentos que apuntan a la misma conclusión; no aporta ningún valor modal, esto es, de valoración del hablante. Se diferencia del conector encima, por ejemplo, porque este último adverbio sí que aporta información modal del sujeto hablante: encima es una marca subjetiva que añade cierto valor de sorpresa al enunciado; puede usarse incluso como comentario a una respuesta a lo dicho por otro interlocutor. En el caso del conector aditivo asimismo, la diferencia en relación con además no es modal, sino de registro: asimismo suele emplearse en registros más formales que además. Por último, destacamos las restricciones de uso del adverbio aparte en relación con además: aparte es una marca de adición pero también informativa, pues indica, a diferencia de los conectores anteriores, que el segmento en el que se integra es más importante desde el punto de vista informativo; actúa, pues, como focalizador de la información: establece siempre cierta contraposición de importancia informativa o cierto contraste (tal y como indica Fuentes Rodríguez 2009). Así pues, los cuatro conectores aditivos comentados no son intercambiables entre sí en los textos, ya que no comunican lo mismo, como puede observase en los siguientes ejemplos: Hoy tengo clase hasta tarde; además, luego debo acabar un informe. [se unen dos enunciados de forma acumulativa] Hoy tengo clase hasta tarde; encima, luego debo acabar un informe. [se introduce una queja: el hablante manifiesta que le parece excesivo el hecho de acabar un informe después de clase] Hoy tengo clase hasta tarde; asimismo, luego debo acabar un informe. [se usa un registro más formal, y más habitual del texto escrito] Hoy tengo clase hasta tarde; aparte, luego debo acabar un informe. [se introduce un giro en lo dicho: el segundo enunciado no se suma al anterior al mismo nivel, sino que se presenta de forma individualizada]

Conectores consecutivos e ilativos En cuanto a los conectores consecutivos, pues destaca por su plurifuncionalidad. Fuentes Rodríguez (2009: 291-294) en su Diccionario de conectores y operadores del español distingue seis valores para este marcador, todos ellos característicos de los textos conversacionales, excepto el primero:

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Pues 1. Conector consecutivo, generalmente en textos expositivos escritos u orales formales para conectar enunciados en un razonamiento. Pues 2. Conector ordenador discursivo continuativo tras un titubeo, digresión, búsqueda del término correcto o para retrasar el discurso en los textos orales conversacionales (formales o coloquiales) con el objetivo de mantener el hilo discursivo. Pues 3. Conector ordenador discursivo interactivo al inicio de una intervención reactiva, para mantenerla ligada a la previa y marcar la cohesión en el intercambio propio de una conversación coloquial. Pues 4. Conector oposición al inicio de una intervención de réplica para reaccionar a lo escuchado y mostrar desacuerdo en la conversación coloquial. Pues 5. Operador informativo en un texto conversacional para enfatizar informativamente un segmento: anuncia el rema tras el tema (véase capítulo IV). Pues 6. Conector ordenador discursivo de cierre, en la conversación coloquial, para indicar el cierre de una narración o intervención, frecuentemente acompañado por eso, nada: pues eso, pues nada.

Entonces presenta, como pues, valores distintos: se usa como conector temporal, pero también como conector consecutivo (Si no puedes estudiar, entonces es mejor que anules convocatoria), como conector ordenador discursivo continuativo en textos conversacionales (Me gustan todas sus películas, todas las de esta autora, que rueda cada año. Entonces, estoy siempre pendiente de la cartelera…); y como conector conclusivo en una conversación (¿Entonces?) Frente a esta multiplicidad de valores, muchos de ellos informales, los marcadores Así pues y Pues bien se emplean en textos de registro formal con una única función: Así pues como conector consecutivo en textos escritos para introducir la conclusión que se extrae de los enunciados anteriores; pues bien como conector recapitulativo en textos tanto orales como escritos para presentar un segundo segmento como más fuerte argumentativamente que el anterior; marca, por tanto, información remática, esto es, nueva para el destinatario: Su apellido aparece escrito como “María Blas”; pues bien, debería escribirse “de Blas”, ya que así consta en su DNI.

Conectores recapitulativos Y cerramos esta parcial revisión de distintos tipos de marcadores con los conectores recapitulativos, para contrastar los valores de tres unidades que suelen presentar problemas de uso en los aprendientes de ELE: en fin, por fin, en definitiva. La diferencia de uso entre en fin y en definitiva es de registro: en fin puede funcionar como conector ordenador discursivo de cierre en todo tipo de textos, pero con el valor de conector reformulativo de corrección es propio

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de los textos coloquiales (No te quiero molestar más. En fin, que me voy). En definitiva, en cambio, es un conector más formal, que se emplea para indicar cierre, conclusión, reformulación y énfasis informativo (Son formas diferentes de enfrentarse al dolor. En definitiva, actitudes distintas ante la vida). Por fin, por su parte, funciona como conector temporal, a diferencia de los anteriores, pese a su semejanza formal con el marcador en fin (con el que comparte etimológicamente la base léxica fin). En usos formales indica la acción final y enfatiza la información más relevante: Hay que abrir el documento, leerlo atentamente y por fin analizarlo. Como operador modal, por fin indica la alegría de llegar al final de una espera o a la consecución de un hecho costoso para el hablante: Por fin pude aprobar el examen de conducir. *** Con esta pequeña muestra de contraste de los valores de conectores cercanos en cuanto a la forma pero diferentes en el uso hemos ilustrado la complejidad que conlleva la enseñanza-aprendizaje de estos elementos gramaticales. Como ha señalado Cuenca (2010: 94)8 la pregunta relevante que plantear en el aula para aprender a utilizar un conector o marcador del discurso no es tanto ¿qué es? —esto es, preguntarse por el tipo de conector, clasificarlo— como ¿para qué sirve? —ser capaz de interpretar su función en el texto, su valor y sentido—; además, como hemos ido viendo a lo largo de este capítulo, otras dos preguntas son claves para dominar su uso: ¿en qué situaciones se emplea —formales o informales, al hablar o al escribir—? y ¿cómo? —en qué lugar del enunciado, con qué entonación, con qué otros elementos en combinación—. Para dar respuesta a las preguntas anteriores, disponemos ya en español de varios diccionarios de conectores y marcadores del discurso (como hemos ido reseñando a lo largo de este capítulo) y otros en proceso de elaboración. El reto de docentes y discentes es usar estos diccionarios como recursos en el aula para producir e interpretar textos, no como meras herramientas que codifican acepciones que memorizar. Se impone, pues, al trabajar con ellos, destacar las informaciones que estos diccionarios ofrecen sobre los contextos de uso de los conectores, las clases de texto en que aparecen, los distintos valores que adquieren en cada situación de comunicación. Actividades Actividad I El texto de esta actividad está extraído de una colección de entrevistas que se publicaron en el periódico La Vanguardia, en una sección titulada “La Con  Cuenca, M. J. (2010). Gramática del texto, Madrid, Arco Libros.

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tra” (en alusión a la contraportada, la última página, que es donde aparecen diariamente esas entrevistas). Antes de cada una de ellas, los autores escriben una breve introducción, como la que sigue; nos servirá para observar algunos de los marcadores del discurso y el modo como operan en él. Joseph E. Stiglitz. Premio Nobel de Economía 2001 Joseph Stiglitz no es, desde luego, el antiglobalizador al uso: es economista, es estadounidense, mandó en el Banco Mundial, asesoró al presidente de EE UU y, encima, ¡es premio Nobel de Economía! Su crítica a la actual globalización económica, pues, tiene detrás un sólido aval de credibilidad. Una crítica que, en sus labios, suena casi como una obviedad, una obviedad luminosa, muy brillantemente argumentada, en su libro El malestar en la globalización (Taurus). De todos modos, alguna parte de sus propuestas, como la de retirar subvenciones a ciertos sectores de Occidente, seguro que no es muy aplaudida por otros antiglobalizadores tipo José Bové, por ejemplo. Charlamos de todo eso mientras él desayunaba, en un hotel de Barcelona, un plato de macedonia de frutas frescas y café con leche. No dejó de sonreír durante todo el rato. Por otro lado, le comenté que el gran especulador George Soros ha ensalzado su tesis. “Porque ya no es especulador —me aclaró, jovial—: Soros ha visto la peligrosa inestabilidad del sistema financiero global y coincide conmigo en la necesidad de buscar un sistema más estable, más justo.” ¿Vendrá la solución, al final, de los megafinancieros conversos? (Víctor Amela, Ima Sanchís y Lluís Amiguet: Haciendo La Contra. Las 101 mejores entrevistas comentadas. Barcelona: Ediciones Martínez Roca, 2003: 371)

a) La primera frase (“Joseph Stiglitz… Economía!”) contiene dos conectores: ¿podéis reconocerlos y clasificarlos en alguno de los tipos que se han presentado en el capítulo? b) Si omitimos esos conectores, como en esta versión modificada del mismo párrafo, ¿qué efectos se producen en la interpretación del texto?: Joseph Stiglitz no es el antiglobalizador al uso: es economista, es estadounidense, mandó en el Banco Mundial, asesoró al presidente de EE UU y ¡es premio Nobel de Economía!

c) Comparad ahora el mismo primer párrafo de la entrevista con esta

otra nueva versión (que sigue manteniendo la misma información objetiva); comentad el efecto de los cambios que se han efectuado: Joseph Stiglitz no es el antiglobalizador al uso: es economista, mandó en el Banco Mundial, asesoró al presidente de EE UU, es, desde luego, premio Nobel de Economía y, encima, es estadounidense.

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d) ¿Qué tienen en común y en qué se diferencian estos dos conectores

que aparecen en el texto: de todos modos y por otro lado? e) ¿Qué podemos decir sobre la conjunción y, en función de conector discursivo, que aparece al final de la antepenúltima línea? Actividad II Este segundo texto es la transcripción escrita de una conversación mantenida entre una periodista de radio y uno de sus oyentes, que llama al programa. Se trata de un programa conducido por la periodista Gemma Nierga, emitido diariamente en horario de madrugada. La periodista recopiló en un libro una serie de esas entrevistas (alguna de las cuales ya hemos visto en un capítulo anterior). El guardia civil y la abertzale Jesús, buenas noches. Buenas noches, ¿De qué hablamos, Jesús? Del chico este, del compañero que está saliendo con una chica que es abertzale… ¿Del guardia civil? Exactamente. Yo también soy guardia y estoy saliendo con una chica que está votando a Esquerra Republicana… Aaah… De todas formas nos llevamos absolutamente bien. O sea que es una chica independentista. Sí, exactamente… y nos casamos en agosto. ¡Qué me dices! En agosto nos casamos. ¿Ah, sí? ¿Tú de dónde eres, Jesús? Yo soy de Cuenca. De Cuenca, ¿y vives en Cataluña? Exactamente. ¿Ha habido algún tipo de problema con las amistades o con la familia? Nada de nada, ningún problema. Simplemente, que ella se ha dado cuenta de cómo era y se ha amoldado ella más a mí que yo a ella. Por tanto, ¿qué consejo le darías a ese chico? Porque él sí lo vivía como un problema. Pues yo qué sé. Si esta chica es demasiado acérrima en sus ideas… Quizá puedan amoldar sus ideas. Sin forzarla, ni mucho menos. ¿En qué idioma va a ser la boda? En castellano. (Gemma Nierga: Hablar por hablar. Barcelona: Planeta, 1996: 240-241).

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Preguntas a) El primer conector que encontramos en el texto es el adverbio también. ¿Cómo explicamos su función de conexión? ¿Qué elementos conecta y qué tipo de conexión establece: lógico-semántica, pragmática, interac­ tiva? b) El segundo conector que aparece es la conjunción copulativa Y. El texto presenta cuatro ocurrencias de esta conjunción, que designaremos como Y1, Y2, Y3 e Y4. Comentad las propiedades de cada una de ellas. c) Señalad los conectores que establecen una relación lógico-semántica y explicadlos: categoría gramatical a la que pertenecen, proposiciones que conectan, tipo de conexión que establecen. d) Los tres últimos conectores que quedan son estos: simplemente, pues y ni mucho menos. ¿Qué tienen en común y qué es distintivo de cada uno de ellos, desde el punto de vista de la función que desempeñan? Comentario a las actividades A la actividad I a) La primera frase (“Joseph Stiglitz… Economía!”) contiene dos conectores: ¿podéis reconocerlos y clasificarlos en alguno de los tipos que se han presentado en el capítulo? Desde luego es un marcador modal, de evidencia (semejante al marcador naturalmente que se ha comentado en el segundo ejemplo del capítulo). Encima es un conector aditivo, semejante a además y también. A diferencia de estos dos, es también marcador de modalidad, pues indica una valoración del hablante (en este caso, escritor) acerca de la cualidad que añade a las ya mencionadas; a este respecto, cabe señalar que aparece en combinación con la conjunción y, otro conector aditivo. b) Si omitimos esos conectores, como en esta versión modificada del mismo párrafo, ¿qué efectos se producen en la interpretación del texto?: Joseph Stiglitz no es el antiglobalizador al uso: es economista, es estadounidense, mandó en el Banco Mundial, asesoró al presidente de EE UU y ¡es premio Nobel de Economía! El

contenido proposicional del párrafo es el mismo; el lector no pierde ningún dato informativo sobre el personaje presentado. Pero sí pierde información sobre la consideración que estos datos le merecen al escri-

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tor: con desde luego, que el primer dato que proporciona les parecerá evidente a sus lectores (cuando hayan leído lo que sigue a los dos puntos, que, por cierto y como se ha señalado en páginas precedentes, no tienen la mera función de abrir una enumeración, sino la de relacionar argumentativamente las dos proposiciones que separan —o, mejor dicho, que enlazan—); con encima, que lo que sigue es ya el súmmum de lo que uno podría esperar. c) Comparad ahora el mismo primer párrafo de la entrevista con esta otra nueva versión (que sigue manteniendo la misma información objetiva); comentad el efecto de los cambios que se han efectuado: Joseph Stiglitz no es el antiglobalizador al uso: es economista, mandó en el Banco Mundial, asesoró al presidente de EE UU, es, desde luego, premio Nobel de Economía y, encima, es estadounidense. La

valoración que comportan estos conectores se refiere ahora a datos distintos de los de la versión original. Esto produce un efecto de extrañeza, puesto que ser premio Nobel de Economía no es algo que se desprenda naturalmente de las características que acaban de ser citadas; y, a su vez, la nacionalidad estadounidense es, efectivamente, una característica más del personaje (se mantiene intacto, pues, el carácter aditivo), pero no se justifica una valoración suprema de ella en comparación con las anteriores. d) ¿Qué tienen en común y en qué se diferencian estos dos conectores que aparecen en el texto: de todos modos y por otro lado. Tienen en común su formación: ambos son en su origen un sintagma preposicional con un sustantivo precedido de un adjetivo indefinido. Y ambos han quedado como estructuras parcialmente fijadas; difícilmente admiten variación alguna (no podríamos, por ejemplo, usar otras preposiciones, ni añadir un calificativo tras el sustantivo). De todos modos tiene paralelismos formales y semánticos con de ningún modo, de algún modo, de este modo, de otro modo, etc. (estos paralelismos, sin embargo, no siempre alcanzan a sus respectivas funciones). Por otro lado los tiene con por otra parte, y por un lado, pero no más allá (por todos lados, por ejemplo, que sería posible como un circunstancial de un verbo, pero no como un conector). Tienen también en común una cierta movilidad, ya que, aunque preferentemente en primera posición del párrafo, pueden aparecer también en posiciones posteriores. Se distinguen por su función. De todos modos es un operador de modalidad, un reformulador de distanciamiento: introduce una nueva propo-

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sición que no se alinea con el carácter encomiástico del párrafo precedente. Por otro lado es un organizador del discurso; en este texto no va precedido, como suele ser habitual, de su correlativo por un lado, y esto lo aproxima más a un marcador de digresión, que introduce un tema nuevo, distinto de los anteriores. e) ¿Qué podemos decir sobre la conjunción y, en función de conector discursivo, que aparece al final de la antepenúltima línea? A semejanza de la misma conjunción, que se ha comentado en el primer anuncio del capítulo, no sirve para indicar una mera adición, sino más bien una relación de consecuencia entre las dos proposiciones que enlaza. También a semejanza de aquella conjunción, esta no admite la inversión del orden de las dos proposiciones, el resultado carecería de lógica: “Soros coincide conmigo en la necesidad… y ha visto la peligrosa inestabilidad…”. A la actividad II a) El primer conector que encontramos en el texto es el adverbio también (línea 6). ¿Cómo explicamos su función de conexión? ¿Qué elementos conecta y qué tipo de conexión establece: lógico-semántica, pragmática, interactiva? Establece una conexión entre la proposición que le sigue (“soy guardia y estoy saliendo… Republicana”) y la referida al otro guardia civil (“está saliendo […] abertzale”). Se trata de una relación lógico-semántica, de adición. Conviene tener presentes todos los elementos pragmáticos que permiten a los oyentes establecer una relación de paralelismo entre el significado de las dos oraciones de relativo: “que es abertzale” y “que está votando a Esquerra Republicana”, así como el hecho de que personas de esa ideología tengan una relación sentimental con miembros de los cuerpos de seguridad. b) El segundo conector que aparece es la conjunción copulativa Y. El texto presenta cuatro ocurrencias de esta conjunción, que designaremos como Y1, Y2, Y3 e Y4. Comentad las diferencias entre ellas. Y1 (línea 6): Establece una relación lógico-semántica de adición entre dos proposiciones, que solo aparentemente son simétricas: si se invirtiera el orden, cambiaría el sentido de la adición; ello se debe al hecho de que el hablante ha prescindido de otro conector con el que puede combinarse esta conjunción (del tipo de sin embargo, no obstante), y ha obrado así porque supone que el oyente dispone del conocimiento pragmático para interpretar adecuadamente su enunciado.

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Y2 (línea 11): Cumple una función idéntica al anterior. La única diferencia entre ellos radica en que este no une dos proposiciones de un mismo enunciado, sino que el oyente debe buscar en el turno anterior, del otro interlocutor, la proposición que se conecta con esta: “es independentista” y “[sin embargo] nos casamos”. Y3 (línea 16): Este cumple una función predominantemente interactiva: su ausencia convertiría la conversación en un interrogatorio. Se superponen la función lógico-semántica de adición de datos personales (origen, residencia) con la interactiva de gestión de la conversación. Conecta aditivamente la información de la pregunta sobre la residencia con la de la pregunta anterior sobre su origen (Y no con la respuesta a esa pregunta); y conecta interactivamente los dos turnos de palabra. Lógicamente, no puede invertirse el orden de los enunciados. Y4 (línea 20): Lógico-semántica de causalidad: “se ha amoldado porque se ha dado cuenta”. Términos no simétricos, irreversibles; si se invirtiera el orden se produciría un enunciado carente de sentido: “Se ha amoldado más a mí que yo a ella. Y se ha dado cuenta de cómo era”. c) Señalad los demás conectores que establecen una relación lógico-semántica y explicadlos: categoría gramatical a la que pertenecen, proposiciones que conectan, tipo de conexión que establecen. De todas formas (línea 9): es un sintagma preposicional. Establece una relación de tipo concesivo entre el conjunto de las proposiciones de la intervención anterior de este interlocutor y las de su intervención actual. Podría sustituirse por la conjunción concesiva aunque, si bien invirtiendo el orden: “Nos llevamos absolutamente bien, aunque yo soy guardia y ella vota a Esquerra…” O sea que (línea10): es una conjunción disyuntiva reforzada con una completiva: establece una relación de tipo consecutivo entre una proposición de su interlocutor (“vota a Esquerra…”) y la conclusión que saca quien habla: “es independentista”. Por tanto (línea 21): conjunción consecutiva. Relaciona todo el contenido anterior de la conversación con la pregunta que formula a continuación. Porque (línea 21): conjunción causal. Establece una relación de causalidad entre la proposición que introduce (α) y la enunciación de la pregunta anterior (β): “Te pregunto β porque α”. d) Los tres últimos conectores que quedan son estos: simplemente (línea 19), pues (línea 23) y ni mucho menos (línea 24). ¿Qué tienen en común y qué es distintivo de cada uno de ellos, desde el punto de vista de la función que desempeñan?

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Pues es aquí un conector interactivo, puesto al inicio de una intervención reactiva para mantenerla ligada a la previa, como se ha descrito anteriormente en este capítulo (“Pues 3”), en tanto que los otros dos son operadores de modalidad, como los que se han mencionado en el texto de Fuentes Rodríguez citado al inicio del segundo apartado: simplemente, unido a la conjunción que, presenta como un proceso natural y sencillo la evolución de la relación entre el hablante y su compañera sentimental; ni mucho menos, a su vez, presenta una proposición anterior (“sin forzarla”) como un extremo inaceptable. Estos tres conectores tienen en común el carácter inamovible de su posición en la frase. Conclusiones: marcadores del español y dominio de la lengua Los conectores y marcadores representan unidades de gran importancia en la comunicación lingüística. Constituyen un campo de estudio que, pese a los muchos logros que ha alcanzado desde su muy reciente aparición, se encuentra todavía en fase de desarrollo; la gran diversidad formal y funcional de las unidades que lo integran hace aún más complejo su tratamiento. No obstante, la didáctica de ELE no puede esperar a que haya resultados definitivos, los profesores deben seguir dando sus clases diariamente y los textos con los que trabajan estarán abundantemente dotados de unidades de este tipo. Es importante, pues, que los alumnos se enfrenten a su presencia y aprendan a manejarse con ellas. En este como en otros campos del sistema y del uso de la lengua, la combinación de enseñanza explícita con aprendizaje implícito, o de reflexión consciente sobre la lengua con adquisición inconsciente, es una de las herramientas cruciales de que disponemos profesores y alumnos. Para que el recurso a esta herramienta sea efectivo resulta más importante que nunca que los textos con los que se trabaja en las aulas respondan a la realidad de la lengua y sus diversos usos: diversidad de géneros, diversidad de situaciones y muestras de textos representativos de tales géneros. Solo así los conectores y marcadores harán acto de presencia en las aulas con toda su diversidad y con todo su poder comunicativo. Los profesores y autores de materiales didácticos, por su parte, disponen afortunadamente de una bibliografía sobre el tema cada vez más abundante.

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