El desarrollo de la comprensión lectora

El desarrollo de la comprensión lectora. Bibliografía – sobre comprensión lectora (también incluyo algunas lecturas sobre el desarrollo de la escritur

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El desarrollo de la comprensión lectora. Bibliografía – sobre comprensión lectora (también incluyo algunas lecturas sobre el desarrollo de la escritura que pueden ser de utilidad porque en ellas se describe la tipología textual o se sugieren actividades para combinar lectura y escritura). • Galera Noguera, Francisco (2003) [2011]: “La lectoescritura: métodos y procesos”, en Mendoza Fillola, Antonio (coord.), Didáctica de la lengua y la literatura para primaria, Madrid: Pearson-Prentice Hall, cap. 6: epígrafe 4 y siguientes. • Galera Noguera, Francisco (2003) [2011]: “Las actividades para el desarrollo de las actividades comunicativas”, en Mendoza Fillola, Antonio (coord.), Didáctica de la lengua y la literatura para primaria, Madrid: Pearson-Prentice Hall, cap. 11. • Hermoso Garro, Adoración (1988): “Aspecto expresivo de la palabra escrita”, en J. García Padrino y A. Medina (dirs.), Didáctica de la lengua y la literatura, Madrid: Anaya, cap. 19. • Prado Aragonés, Josefina (2004): “Didáctica para el desarrollo de las destrezas discursivas: La comunicación escrita”, en Didáctica de la lengua y la literatura para educar en el siglo xxi. Madrid: La Muralla, cap. 5: especialmente a partir de la página 234. • Vilà Miguel, Nuria (1997): “Escribir en la escuela”, en J. Serrano y J. E. Martínez (coords.), Didáctica de la lengua y la literatura, Barcelona: Oikos, cap. 6. Esquema del Tema 1. ¿Qué supone saber leer (o comprender un texto oral)? 2. La labor del docente 3. Diez métodos para estimular la afición por la lectura 4. Los distintos tipos de texto. Estrategias y técnicas de comprensión lectora en los diferentes tipos de texto. GUÍA DEL TEMA 1. ¿Qué supone saber leer (o comprender un texto oral)? Como ya hemos mencionado, leer implica dos fases: A) Saber descodificar el texto: Fase de decodificación. Consiste en la identificación de las unidades primarias de un texto (reconocimiento de los signos gráficos, identificación de palabras, estructuras morfosintácticas). Implica pues procesos perceptivos (ojo-oído) y lingüísticos primarios. El lector establece significados literales y hace una primera aproximación al contenido (y a las referencias intertextuales). Pero saber leer es más, aquí es donde entramos en la fase B) (comprensión lectora), que implica saber comprender el texto y saber interpretar el texto. Saber leer es un proceso interactivo entre el lector y el contenido del texto: implica integrar con el contenido del texto nuestras aportaciones (saberes previos) para establecer inferencias de comprensión; y de interpretación. La interpretación del texto la elabora el lector tras el proceso de recepción personal que se da con la comprensión.

Veamos más en detalle en qué consiste esta fase B): B1) Precomprensión: El lector reconoce la estructura textual y observa las microestructuras retóricas y los usos especiales del sistema de la lengua y los interrelaciona con lo que sabe: factores pragmáticos, saberes de su competencia literaria, identifica modelos de los que tiene referencia: de tipología textual, sobre el género, el estilo. Y se implica en el proceso de interacción receptora: aporta sus conocimientos conceptuales y sus saberes estratégicos para reconstruir el significado del texto. En esta fase se produce: a) Formulación de expectativas: Son las previsiones que formula el lector a partir de los indicadores que halla en el avance de la lectura (empezando desde el título). Cada expectativa es un elemento de guía y orientación de la lectura, porque en la formulación de expectativas se enlazan los datos primarios de la decodificación con la actividad cognitiva de comprender para generar un conocimiento coherente. Las expectativas se relacionan con el contenido (tipo de acción, desarrollo de la trama, caracterización de los personajes, estructura general del texto), sobre la intencionalidad del autor, la funcionalidad, la forma del texto (rasgos estilísticos, del género, etc.) b) Elaboración de inferencias: son conclusiones parciales que el lector establece y que el texto ratifica: permiten atribuir significado a los diferentes enunciados, unir bloques estructurales o temáticos, completar partes de información ausente… c) Explicitación: confirmación que aporta el texto de determinadas expectativas y de las inferencias generadas. Conforme avanza el texto (el proceso receptor), el lector decide sobra la validez, limitación o inadecuación de sus expectativas e inferencias provisionales y va enlazando sus saberes (sus conocimientos y modelos previos: enciclopédicos, literarios, históricos, biográficos, estilísticos) con el sistema del texto. Prado Aragonés (2004: 214-5): Los conocimientos previos del lector pueden agruparse en: a) Conocimientos sobre el escrito -Conocimientos de la situación comunicativa: derivada de la situación diferida propia de la escritura, que requiere contextualizar el texto a partir de la información del escrito, con conocimiento sobre su finalidad, el lugar y el tiempo en que se ha producido, relación del registro usado con la intencionalidad comunicativa de su autor, etc. -Conocimientos sobre el texto escrito: 1) paralingüísticos: sobre convenciones tipográficas, estructura, distribución y separación de las partes del texto (párrafos, títulos, etc.). 2) conocimiento de las relaciones grafofónicas, 3) conocimientos morfológicos, sintácticos y semánticos, que le permitan hacer una lectura por unidades sintácticas con significado a partir de los signos de puntuación y conectores, 4) conocimientos textuales, sobre las estructuras de los distintos tipos de texto. b) Conocimientos sobre el mundo: los que el lector posee sobre la realidad y que constituyen su cultura. Grado de conocimiento compartido entre emisor y receptor. B2) Comprensión: consiste en el establecimiento de un significado coherente, no contradictorio y justificable dentro de los límites de los componentes textuales.

B3) Interpretación: es el resultado de la valoración personal de datos, informaciones, intenciones, etc. que el texto ha presentado. Se produce una interacción: el lector incluye los datos y valoraciones procedentes de su intertexto con los obtenidos en el texto. En resumen, Cooper (1990: 23) señala que la comprensión lectora se entiende como un proceso a través del cual el lector elabora el significado apelado a las claves discernibles en el texto y relacionándolas con sus conocimientos previos). La comprensión está dirigida por los datos del texto y por el conocimiento previo del lector. El proceso de comprensión es un proceso de emisión y verificación de hipótesis en el que ha de haber un equilibrio entre el texto en sí y la interpretación que el lector hace del mismo. Se produce una interacción entre las señales textuales y la competencia del lector. La lectura es un proceso donde el lector completa lo que el texto no dice, formula preguntas, confirma o modifica sus expectativas y va construyendo el significado del texto. La experiencia previa del lector es un elemento fundamental dentro de su capacidad general para comprender un texto. El texto constituye un enriquecimiento de un esquema mental que ya posee o el germen de uno nuevo. El procesamiento-comprensión del texto se va efectuando en paralelo al proceso de lectura. El lector interactúa con el texto, de manera que, a partir de la información ofrecida por éste y de la actualización de sus diversos conocimientos previos, obtiene información, la reelabora e interpreta y la incorpora a sus esquemas mentales. La comprensión es un proceso de construcción de inferencias, caracterizado por la formación y comprobación de hipótesis acerca de lo que trata el texto. Establecer una relación entre lo que el lector ya sabe y lo que aporta el texto. El lector es un procesador activo de la información que contiene el texto. En ese procesamiento el lector aporta sus esquemas de conocimiento para poder integrar lo que el texto aporta. Se prioriza la aportación del lector en la construcción del significado. 2. La labor del docente No conozco ningún padre que no esté interesado en que sus hijos cultiven el gusto por la lectura; incluso aquellos a los que no les gusta leer son capaces de darse cuenta de la importancia que la lectura y la escritura tienen en el desarrollo de su hijo. Si nos paramos a pensar cuáles son las claves del fracaso escolar, surgen con frecuencia argumentos relacionados con las situaciones de riesgo familiar y socio-cultural de los alumnos; si bien resulta evidente que las situaciones difíciles desde un punto de vista social son determinantes en el éxito o fracaso de los escolares, no es menos cierto que hay un número importante de alumnos con situaciones familiares estables que, sin embargo, muestran fracaso escolar. En este punto, hemos de pararnos a reflexionar sobre qué otras causas inciden en este fracaso; cuando hagamos esto, nos detendremos, sin duda, en la capacidad del niño para leer y escribir. Y cuando digo leer y escribir no me refiero únicamente al acto mecánico de juntar letras para formar palabras, sino a algo más. Un estudiante que sepa leer ha de ser capaz de extraer conclusiones a partir de esa lectura; de inferir algunas cosas que no se dicen; de pensar otras que ni siquiera se insinúan; es decir, de poner en marcha todo un mecanismo que nos permita desarrollar ciertas estrategias relacionadas con la lectura. Hemos estudiado ya los distintos métodos de aprendizaje de la lectoescritura. De manera paralela, maestros y padres tienen que ser capaces de animar a sus hijos, enseñarles a LEER,

con letras mayúsculas. Para ello, vamos a ver diez técnicas que todo docente ha de enseñar en sus clases. Pero antes hemos de detenernos en la actitud del maestro; un maestro que no se siente cómodo con su tarea no podrá contagiar el gusto por la lectura o la escritura; un maestro que repite lo mismo en sus clases año tras año, con los mismos textos, no podrá inculcar deseo de leer. Las claves para que un maestro pueda enseñar a los alumnos el gusto por la lectura son las siguientes: -

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-

El maestro ha de estar relajado. El maestro ha de introducir a los alumnos en el mundo de los libros desde el principio de la etapa infantil; no obstante, las técnicas que puede y debe utilizar en un momento u otro dependen de la madurez del niño. Las diferentes estrategias deben combinarse; cada maestro puede trabajar con aquellas que considere más adecuadas en cada momento y también con las que más le gusten. El maestro debe empezar a trabajar con aquellos libros con los que él mismo se sienta cómodo, de este modo conseguirá trasladar su interés a los niños. Las lecturas deben ser de distintos tipos. El maestro debe convertir la lectura en un hábito. Cuando los niños ya saben leer, el maestro debe utilizar la técnica de leer por turnos siempre que sea posible (la lectura silenciosa siempre debe preceder a la lectura expresiva). El maestro debe formar en el aula su propia biblioteca de aula. Es importante pedir y dejar libros prestados; podemos hacer esto con los alumnos o bien intercambiando los libros de nuestra biblioteca con los de otras aulas.

3. Diez métodos para estimular la afición por la lectura En este apartado presentamos diez métodos que pueden ayudarnos a formar buenos lectores, y estimular en los alumnos el gusto por la lectura e incrementar las posibilidades de que dichos alumnos sean buenos lectores en el futuro.

3.1. La predicción (extracción de inferencias) Cuando una persona está leyendo un libro no está realizando una actividad similar a ver la televisión. Con la lectura hemos de poner en marcha varios mecanismos; uno de ellos es la anticipación a la historia. Cuando cogemos un libro y leemos su título, nos anticipamos al tema; cuando vamos avanzando por la lectura, nos anticipamos al ir recogiendo una serie de indicios que nos permiten predecir qué sucederá a continuación. La aptitud de la predicción nos permite adivinar también la probable conducta de los personajes; de este modo, la princesa será joven, bella y buena; la bruja, por el contrario, mala y probablemente resultará vencida al final, etc. La primera vez que el maestro lea un libro en clase, debe seguir las siguientes pautas: a) Observar el libro. b) Sugerir al niño que hable sobre lo que ve.

c) Hacer preguntas sobre aquello sobre lo que va a tratar el libro, qué personajes aparecerán, si será un final triste o feliz… d) Leer en voz alta (primero deben hacer lectura silenciosa, luego, harán la lectura expresiva en voz alta); si los niños saben leer, leerán por turnos. e) Volver a preguntar al niño: ¿Qué crees que sucederá ahora? f) Estimular las deducciones de los alumnos; por ejemplo, haciendo conjeturas sobre qué sucederá después. g) No precipitarse a la hora de dar las respuestas y dar tiempo al niño. Los lectores que practican la predicción aprenden a: I) II) III) IV)

Pensar por adelantado. Poner atención a los detalles relacionados con la trama y los personajes. Prestar atención a los patrones y a la secuencia. Llegar a conclusiones lógicas.

Tipo de actividad: Elige un cuento y propón las preguntas que harías a alumnos de un curso de primer ciclo de Educación primaria.

3.2 Enriquecer el vocabulario Con frecuencia nos ocurre, cuando leemos un cuento, que encontramos vocabulario que pensamos que los niños no van a conocer. Ante esto, existe la tentación de cambiar la palabra por otra más sencilla o, simplemente, explicarle al niño el significado de la nueva palabra y continuar leyendo. Sin embargo, la opción adecuada es que el niño intente averiguar el significado del nuevo vocablo a partir del contexto (en este punto, la riqueza de estímulos en los libros infantiles nos será de gran ayuda: explicaciones, ilustraciones…); si, una vez que hemos buscado en el contexto, no hemos resuelto el significado de la nueva palabra, debemos iniciar a los alumnos en el uso del diccionario. En este punto, no hemos de olvidar la enorme capacidad que los niños tienen para aprender palabras nuevas (hasta bien entrada la adolescencia, los alumnos tienen la capacidad de aprender una palabra cada dos horas). Para desarrollar esta actitud debemos: a) Leer en voz alta (recuerda lo que dijimos más arriba); si los alumnos saben leer han de leer por turnos. b) Buscar palabras que pensemos que los niños no conocen. c) No detenerse cuando se encuentre una palabra nueva; leer toda la oración o párrafo. d) Preguntar a los alumnos: “¿Conocéis esta palabra? ¿Qué creéis que significa?” e) Reforzar la palabra pidiendo a los alumnos que recuerden lo que significa cuando la vuelvan a ver y, si es posible, introducir el vocabulario en el aula. El desarrollo de esta actitud permitirá que los alumnos: I) II) III)

Lean con atención. Hagan deducciones lógicas. Extiendan su vocabulario.

IV)

Piensen creativamente.

Actividad: Elige un cuento, léelo y señala las palabras que creas que un niño de primer ciclo de educación primaria no va a entender; después desarrolla las estrategias necesarias para que aprendan dichas palabras. 3.3. Identificar el material de lectura El maestro ha de introducir a los alumnos en los distintos géneros textuales; los niños han de distinguir entre cuentos, poemas, diarios, fábulas, ensayos, apuntes, recetas de cocina… Esta capacidad para diferenciar diversos tipos de textos es importante porque el lector podrá, de esta manera, hacer distinciones y colocar la lectura en categorías. Esto le resultará útil a partir del segundo ciclo de educación primaria, momento en el que tendrá que leer libros de diferente tipo y presentar distintas clases de trabajos escritos. Aprende así también a asumir un esquema de estructura de información para diferentes tipos de textos que le ayudará a comprender nuevos textos del mismo tipo. Para aprender distintos tipos de discurso, es suficiente con dar al niño las pautas que lo diferencian; de este modo, la poesía tiene rimas, los cuentos suelen empezar con Érase / Había una vez, las cartas con Querido _______, etc. Para que el niño empiece a diferenciar los diferentes tipos de material de lectura podemos empezar a hacer preguntas del tipo: ¿Sucedió eso realmente?, ¿Cuenta este libro la historia de alguien?... Los lectores que pueden identificar diferentes tipos de material aprenden a: I) II) III) IV)

Hacer distinciones. Generalizar. Pensar críticamente. Apreciar las diferentes formas textuales.

3.4. Parafrasear Cuando un niño ha entendido lo que está leyendo, es capaz de expresarlo con sus propias palabras, esto es, parafrasear lo que ha leído. La capacidad de parafrasear nos sirve para desarrollar varias destrezas, no solo en la lectura, sino también en el estudio: reforzaremos la memoria, podremos clarificar lo que entendemos y señalar aquello que no entendemos. Los lectores que parafrasean los textos aprenden a: I) II) III) IV)

Encontrar los puntos más importantes. Identificar algo que pueden haber pasado por alto. Mantener los acontecimientos en el orden apropiado. Recordar lo que han leído.

Actividad: En ocasiones es posible parafrasear un cuento invirtiendo el orden cronológico. Elige un cuento, léelo y reescríbelo con tus propias palabras pero invirtiendo el orden cronológico, como un texto in extrema res.

3.5. Darse cuenta del punto de vista La apreciación del punto de vista del escritor resulta fundamental a la hora de interpretar un texto; todos sabemos, cuando leemos un periódico, que la información que vamos a obtener se encuentra matizada por el punto de vista de quien lo escribe. Además, la capacidad de ver que existen diferentes versiones de un mismo hecho ayudará al niño en su vida a ponerse en el papel de los demás. En los cuentos de ficción que se presentan a los niños cuando inician su andadura lectora, también es importante el punto de vista; pensemos por un momento cómo sería la historia de Caperucita Roja si la contara el pobre lobo que estaba hambriento (por supuesto, en la versión del lobo, este le pide a Caperucita algo de comida pero ella se niega a dársela; el lobo – que en realidad es una loba - no tiene otro remedio que comérsela si quiere seguir produciendo leche para amamantar a sus recién nacidos cachorros). Los lectores acostumbrados a identificar el punto de vista aprenden a: I) II) III) IV) V)

Darse cuenta de quién está relatando la historia. Entender las diferentes perspectivas de los distintos personajes. Desarrollar empatía. Pensar críticamente. Distinguir los libros que les gustan de los que no.

Actividad: Elige un cuento tradicional y cuéntalo desde el punto de vista de cada uno de sus personajes (piensa, por ejemplo, en el punto de vista de cada uno de los personajes de Blancanieves; ¿pensaría lo mismo Gruñón que Tímido cuando se encontraron a la princesa?).

3.6. Hacer inferencias Todos los grandes libros no nos proporcionan toda la información que debemos saber, sino que nos dan pistas sobre aquellas cosas que debemos “adivinar”; en este sentido, resulta imprescindible que los alumnos aprendan a “leer entre líneas”. Esta aptitud será muy importante conforme en niño vaya creciendo y tenga que enfrentarse a textos de mayor complejidad. Para mejorar la capacidad de los niños de inferir significados, pueden seguirse los siguientes pasos: a) Podemos empezar con las imágenes; si en la portada del libro aparece un lobo cachorro con cara de simpático, el niño deducirá rápidamente que no se va a comer a nadie; por el contrario, si el lobo es adulto, tiene grandes dientes y cara de enfadado, el niño se dará cuenta de que es el malo de la historia. b) Hemos de leer en voz alta; si los niños saben leer, deberán hacerlo por turnos. c) Cuando lleguemos a un pasaje donde podamos obtener más de una interpretación, nos detendremos y buscaremos cuáles son las claves que nos permiten inferir algo. d) Hagamos preguntas a los niños sobre las cosas que hayan inferido o que puedan inferir. e) No hemos de precipitarnos a la hora de contarle al niño nuestras propias inferencias, hemos de esperar a que él saque las suyas. Los lectores que pueden leer entre líneas aprenden a:

I) II) III) IV)

Detectar las claves significativas. Usar lo que ya saben para interpretar un libro. Encontrar más de un significado en lo que leen. Identificar las principales ideas que el escritor está tratando de transmitir.

Actividad: Elige un cuento tradicional, léelo y señala todas las claves que hayas encontrado que te hayan permitido hacer inferencias.

3.7. Identificar la idea principal Identificar la idea principal de un libro es diferente a parafrasear o describir lo que sucedió. Esta aptitud es difícil de encontrar en los lectores principiantes. Para provocar que los niños vayan aprendiendo a identificar ideas esenciales podemos preguntarles “¿De qué creéis que trata este libro?” mientras les mostramos la portada. Si el niño no es capaz de identificar la idea principal, podemos guiarle de la siguiente forma: a) Examina el libro que van a leer intentando reflexionar sobre cuál puede ser la idea principal. b) Formula preguntas que ayuden a los niños a encontrar la idea principal. c) Conversa con los alumnos sobre cuáles son los detalles importantes. d) Sugiere a los alumnos que expresen con sus propias palabras la idea principal. Los lectores que pueden identificar la idea principal están capacitados para: I) II) III) IV)

Distinguir entre los detalles principales y los que son menos importantes. Sacar conclusiones generales basadas en información específica. Pensar de forma crítica. Recordar más de aquello que han leído.

3.8. Poner en práctica el pensamiento creativo Muchos niños tienen una imaginación desbordante que no es necesario trabajar; sin embargo, hay otros que necesitan estimularla. Podemos hacer esto a través de la lectura introduciendo algunos cambios en las historias. Podemos hacer esto simplemente formulando algunas preguntas sencillas: ¿Qué hubiera ocurrido si a Cenicienta no le hubiera gustado el Príncipe? ¿Y si los enanitos no hubieran consentido que Blancanieves se quedara en su casa? El niño sorprende con sus respuestas; es muy importante no reírse de estas y que el niño sienta que sus historias tienen validez. Para ayudar al niño a poner en práctica el pensamiento creativo podemos: a) b) c) d) e)

Leer en voz alta. Si los niños saben leer, leerán por turnos. Empezar con un libro que guste a todos los niños. Añadir una idea nueva a la historia cada vez que esta se lea. Pedir a los niños que imaginen algo nuevo. Cambiar el final.

Los lectores que ejercitan su imaginación aprenden a:

I) II) III) IV)

Fortalecer la capacidad verbal. Convertirse en buenos escritores. Solucionar problemas creativamente. Apreciar la literatura.

Actividad: Elige un cuento tradicional e introduce algunas ideas que cambien la historia. Relata la historia modificada.

3.9. Crear sus propias historias Como ya sabemos, la lectura y la escritura son aptitudes que van de la mano. No debemos pretender que el niño se convierta en un gran escritor, ni siquiera que escriba sin ninguna falta de ortografía, será suficiente que se motive para escribir. Para ello podemos seguir diversas pautas: a) El niño puede empezar simplemente anotando algunas cosas que haya hecho. Es importante no corregir su ortografía ni su forma de escribir. b) El niño ha de habituarse a escribir algo todos los días. c) El niño puede escribir un diario. Cuando hagamos esto, es importante que los diarios se lean en clase en voz alta para que los alumnos puedan compartir sus anotaciones con los demás. Las TICs nos ofrecen distintos métodos para construir documentos electrónicos colaborativos. d) Cuando los niños estén preparados, pueden empezar a crear sus propias historias. Los niños que crean sus propias historias aprenden a: I) II) III) IV)

Expresar pensamientos y sentimientos. Profundizar en su imaginación. Obtener un sentido de control del lenguaje. Convertirse en mejores lectores.

Actividad: Crea un relato corto (no más de medio folio). 3.10 Ser crítico Todos los buenos lectores tienen libros preferidos, algunos que les gustan más que otros. Los niños, igual que para otras cosas, también son capaces de ser críticos con los libros que leen. Para ayudarles en esta tarea, al terminar de leer un libro podemos preguntarles si les ha gustado, comparar un libro con otro con una temática similar, preguntarles por qué les ha gustado el libro, cuál es el detalle que más les ha gustado y cuál el que menos, etcétera. Para desarrollar las aptitudes críticas podemos hacer lo siguiente: a) b) c) d)

Después de leer, reflexionamos sobre lo leído. Hacemos notar al niño que lo que piensa es importante. Los niños pueden decidir qué es lo que les gusta y lo que no les gusta de una historia. Si hemos leído un libro parecido, los niños pueden decidir cuál les gusta más de los dos y expresar los motivos; pueden también decidir que les gustan ambos libros por razones diferentes.

e) Cuando leemos algo nuevo, los alumnos pueden decidir si les gustaría seguir leyendo más sobre ese tema. Los lectores que piensan críticamente aprenden: I) II) III) IV)

Observar detalles. Comparar una cosa con otra. Generalizar. Tener confianza en su propio juicio.

4. Los distintos tipos de texto. Estrategias y técnicas de comprensión lectora en los diferentes tipos de texto. Como se ha señalado es desafío para el docente es formar lectores inteligentes, asiduos, críticos y autónomos, que, además puedan producir textos coherentes y adecuados. Para ello necesitan interiorizar modelos textuales, y es tarea prioritaria de la escuela proporcionárselos. Es por tanto importante que los alumnos se enfrenten a textos de distintas clases desde el punto de vista de la tipología textual (este apartado presupone que conoces la existencia de distintos tipos de textos, de no ser así, debes suplir primero esta carencia consultado algún manual de didáctica o tipología textual). En este sentido, el profesor debe: a) Planificar textos. El profesor deberá seleccionar y graduar la dificultad de los mismos y la variedad de tipos de textos. b) Iniciar el trabajo de cada texto con una lectura global por parte de los alumnos para su sentido general. c) Detenerse en cada uno de los párrafos del texto con el fin de que los alumnos vayan expresando con sus propias palabras la idea global de cada uno de ellos. d) Se reflexionará a lo largo de todo el proceso sobre lo que ya conocían del tema y lo que han aprendido en él. Algunos apuntes sobre distintos tipos de textos: a. Textos narrativos Los textos narrativos cuentan una historia, real o ficticia, en torno a un esquema que incluye básicamente los personajes, el escenario en el que transcurre la acción, el problema, las acciones y la resolución. 



Antes de la lectura. Los conocimientos previos sobre una organización retórica favorecen que se pueda profundizar en un texto determinado, es decir, en su comprensión. Distinguir la lectura de una carta, de un relato… ayuda al alumno a activar sus conocimientos referidos a las características gráficas, formales y lingüísticas del texto, pudiendo así codificar la información textual dentro de las categorías del esquema activado. Posteriormente, puede utilizar este mismo esquema organizativo y así recordar la información cuando le sea necesaria. El maestro analizará muy bien la estructura de los textos que se leerán en clase, ya que cada tipo de texto exige distintas estrategias de lectura de acuerdo con su estructura. Durante la lectura. Los alumnos irán identificando los elementos previamente explicados. El maestro podrá intervenir en momentos puntuales para recabar la atención



del alumnado en algunos de los momentos. Es fundamental que se relacionen unos hechos con otros de tal manera que la acción aparezca con sentido global. Después de la lectura. Se formularán una serie de cuestiones correspondientes a los diversos elementos estudiados que servirán para iniciar un comentario que puede desarrollar por escrito o de forma conversacional.

Algunas estrategias que podemos utilizar son: o

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o

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Narraciones en colaboración. Los alumnos crean sus propios relatos en respuesta a una versión no textual de un libro ilustrado. Su relato lo van secuenciando apoyándose en las imágenes o ilustraciones proporcionadas. Su gran validez como estrategia se basa en que ofrece a los niños la oportunidad de crear significados en el nivel del texto. Haciéndolo así, les hacen más conscientes de la estructura del relato y del desarrollo de los personajes. Baraja de textos. Supone cortar un texto en trozos y presentar un segmento textual a cada niño o a un pequeño grupo. El lector o el grupo deben crear el significado en el nivel del texto y entre todos deducir el orden. Establece la necesidad de utilizar las estructuras del relato para llegar a conseguir el texto en su totalidad. Tramas narrativas. El profesor introduce un esquema del texto y los alumnos deben ir completándolo con lo que recuerden. Su objetivo consiste en ayudar a los alumnos a construir un conocimiento coherente del texto. Transformación de la narración. Dos alumnos reconstruyen y presentan juntos un relato a un público. Esta técnica trata de estimular a los alumnos para que utilicen formas alternativas de crear significados; así se construye una representación personal más rica del texto. Historia inacabada. Se proporciona a los niños el principio de una historia que deben continuar escribiendo hasta que se les indique que pasen la historia a otro niño para que la continúe. Lectura de libros previsibles. Estos libros pueden utilizarse desde el primer día escolar. El profesor muestra la portada del libro y lee el título a los alumnos. En ese momento, el profesor pide a los niños que digan lo que piensan sobre el contenido del libro. El objetivo consiste en estimular a los alumnos para que presten atención a los esquemas pertinentes, de manera que puedan prever o que vaya a suceder en el relato.

b. Textos descriptivos El proceso que hay que seguir será muy semejante al de los textos narrativos. Solo habrá que tener en cuenta las peculiaridades derivadas de su estructura textual.    

Respecto a los personajes. En los textos narrativos los personajes hacen algo; en los descriptivos se nos habla de sus cualidades y defectos pero no es necesario el hecho. Respecto al espacio. En los textos narrativos aparece el lugar donde ocurren los hechos; en los descriptivos, si aparece, se presenta de forma diferente. Respecto al tiempo. En el texto narrativo se presentan tres momentos (planteamiento, nudo y desenlace) que no aparecen en los descriptivos. Los textos narrativos cuentan un hecho y los descriptivos nos dicen cómo es una persona, animal u objeto.

En los textos descriptivos les explicaremos que el autor ha necesitado previamente observar por medio de los sentidos; por ello es conveniente la realización de actividades con el alumnado como: o o o

Identificar las sensaciones que se reflejan. Valorar si el lenguaje utilizado se ajusta a lo observado. Presentarles ejemplos para que identifiquen las diversas expresiones (importancia de los adjetivos) relacionadas con los sentidos.

Es muy importante el orden. Conviene presentarles dos textos, uno ordenado y otro desordenado, para apreciar las diferencias. Podemos utilizar las siguientes estrategias concretas:  



Fichas de personajes. Conversación escrita con un personaje. Se basa en una conversación o diálogo escrito con un personaje de un libro que hayan leído. Consiste en estimular a los alumnos para que se centren en un personaje específico. Entrevistas a los personajes. Se coloca a los alumnos en situaciones en las que tienen que entrevistar a un personaje, así se ven obligados a reflexionar sobre las cualidades que este posee y su forma de pensar. Por parejas uno hará de entrevistador y otro de personaje entrevistado.

c. Textos expositivos  Antes de la lectura. El profesor orientará al alumnado sobre el carácter específico del texto que van a leer con el objetivo de que preste especial atención a determinados aspectos y a los detalles más relevantes. o Descriptivo. Presenta detalles relevantes, características de un tema en particular. o Agrupador o ‘de enumeración’. Ideas relacionadas. Se utilizan en los periódicos y libros de texto. o Causal. Hay una relación causa-efecto. Se utiliza en los libros de texto de ciencias y matemáticas, revistas y periódicos. o Aclaratorio. Se plantea un problema seguido de una solución o respuesta. Se da en matemáticas y ciencias. o Comparativo. Presentan semejanzas o diferencias entre objetos o ideas.  Durante la lectura. Se identificarán los detalles relevantes del contexto así como las predicciones formuladas sobre su contenido. A lo largo del proceso realizarán inferencias.  Después de la lectura. Será fundamental trabajar la idea central e identificar aquellos detalles que la apoyan. Los alumnos evaluarán el contenido y emitirán juicios al final del proceso lector. Algunas estrategias concretas que podemos utilizar son:  Tablón de mensajes. Constituye un medio valioso para incluir a los alumnos en un proceso de interacción social dependiente del lenguaje escrito. Supone la exposición de mensajes entre los miembros de la clase. A los alumnos les resulta divertido descubrir el tablón y encontrar allí un mensaje. El profesor también participa de esta actividad.

 Perfiles semánticos. El profesor selecciona un texto de ciencias sociales o naturales, una biografía… Los alumnos anotarán la información a través de ideas principales que les aportan algo sobre el tema a través de una tormenta de ideas. Después se organizan estas ideas con diferentes formatos: listas, esquemas, redes semánticas… y por último se puede elaborar un resumen.  Caza del problema. Se identifica el problema en forma de pregunta y los alumnos deben buscar en libros, revistas, Internet… y dar soluciones. Al final se realiza una puesta en común y se puede finalizar con la realización de un informe.

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