EL PROCESO FORMATIVO DE LOS INVESTIGADORES: UN MODELO BASADO EN VALORES, ACTITUDES Y HABILIDADES

EL PROCESO FORMATIVO DE LOS INVESTIGADORES: UN MODELO BASADO EN VALORES, ACTITUDES Y HABILIDADES DR. RICARDO ARECHAVAEA VARGAS* Desde hace m´ as de d

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EL PROCESO FORMATIVO DE LOS INVESTIGADORES: UN MODELO BASADO EN VALORES, ACTITUDES Y HABILIDADES

DR. RICARDO ARECHAVAEA VARGAS* Desde hace m´ as de diez a˜ nos las organizaciones rectoras de la educaci´on superior en el pa´ıs1 plantearon la importancia y necesidad de formar recursos humanos para investigaci´on. Se˜ nalaron tambi´en la responsabilidad del sistema educativo en sus niveles medio superior y superior en esta tarea. Sin embargo, los intentos de llevar estos objetivos a la pr´ actica han sido bloqueados en muchas instancias por las inercias del sistema educativo tradicional y la ignorancia de un proceso fundamental: el proceso formativo en el cual se adquieren h´ abitos, habilidades y valores espec´ıficos para desembocar en la actividad profesional de la investigaci´ on aut´ onoma, original y de calidad. En el Simposio “La Ciencia en M´exico”,2 investigadores y administradores representativos de diferentes sectores del sistema cient´ıfico y tecnol´ ogico del pa´ıs intentaron una evaluaci´on del mismo y las perspectivas y necesidades que planteaba para el futuro. La conclusi´on b´asica que parece expresar el consenso de los trabajos ah´ı presentados se˜ nala como imperativo la elaboraci´on de un programa de formaci´on de recursos humanos para investigaci´ on cient´ıfica y tecnol´ogica. En algunos de esos trabajos se planteaba el problema de nuestra ignorancia respecto a lo que es el proceso formativo de los investigadores y la forma en que el sistema educativo parece obstaculizarlo m´as que favorecerlo. Larissa Lomnitz, por ejemplo, planteaba claramente c´omo la estructura vertical de la organizaci´ on universitaria y de las carreras acad´emicas hac´ıa del proceso algo aleatorio, dif´ıcil y poco productivo. En el mismo trabajo planteaba la necesidad de comprender mejor el proceso y los factores que determinan la productividad de los investigadores, en especial el contacto y la colaboraci´on horizontal entre ellos. En otros trabajos, la misma autora ha estudiado la ideolog´ıa del “cient´ıfico ideal” y ha identificado algunos de los rasgos m´ as importantes que la conforman.3 En el contexto anglosaj´ on, Diana Crane realiz´o un estudio de la relaci´on mentor-estudiante en universidades estadounidenses4 y su influencia en la carrera profesional posterior del estudiante. De acuerdo con sus resultados, los estudiantes formados bajo la tutela de investigadores prestigiados tienen consistentemente mejores ofertas de trabajo y mejores posibilidades de financiamiento para sus proyectos. Sin ser una sorpresa, su trabajo fundament´ o la idea de que el prestigio del mentor afecta grandemente las oportunidades profesionales accesibles a los estudiantes. Zuckerman5 pudo comprobar tambi´en que los Premios Nobel se asignan, con frecuencia mayor a la esperada, a cient´ıficos que fueron alumnos de investigadores que recibieron la misma distinci´ on en el pasado. Otros estudios han examinado el proceso en t´erminos del perfil psicol´ogico y cultural de los investigadores,6 las habilidades concretas necesarias para abrirse camino en el ´ambito profesional7 y los procesos de socializaci´ on en la educaci´ on de posgrado.8 Todos ellos, sin embargo, han planteado el problema desde la perspectiva de una disciplina espec´ıfica, y desembocan s´ olo en conclusiones tentativas y parciales, aplicables m´as bien a los * Universidad

de Guadalajara. consideran como organizaciones rectoras de la educaci´ on superior a la Asociaci´ on Nacional de Universidades e Institutos de Ense˜ nanza Superior (ANUIES), la Secretar´ıa de Educaci´ on P´ ublica (SEP), la Subsecretar´ıa de Educaci´ on Superior e Investigaci´ on Cient´ıfica (SESIC) y la Coordinaci´ on Nacional para la Educaci´ on Superior (CONPES); Cfr. Declaraci´ on de Villahermosa (Acuerdo 1); ANUIES, M´ exico, 1971. Estos acuerdos han sido ratificados y ampliados en diversos documentos. V´ ease. por ejemplo: ANUIES, La Planeaci´ on de la Educaci´ on Superior en M´ exico, M´ exico, 1979 y SEP-ANUIES: Plan Nacional de Educaci´ on Superior, Lineamientos Generales para el Periodo 1981-1991, CONPES, 1981. 2 Los trabajos fueron recogidos en: Ca˜ nedo L. y Estrada L., la Ciencia en M´ exico, Fondo de Cultura Econ´ omica, M´ exico, 1976. 3 Lomnitz, L.; “Ideolog´ ıa y Socializaci´ on: el Cient´ıfico Ideal”, en Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad (6), Primavera. 1981; El Colegio de Michoac´ an. 4 Crane, D.: “Scientists in Major and Minor Universities”; American Sociological Review (30): 699-714, 1965. 5 Zuckerman, H.: “Nobel Laureates in Science: Patterns of Productivity, Collaboration, and Authorship”; American Sociological Review (32): 391-403. V´ ease tambi´ en: Zuckerman, H.: Scientific Elite; New York, The Free Press, 1977. 1 Se

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pa´ıses anglosajones. Falta todav´ıa una comprensi´ on cabal del proceso mediante el cual se adquieren las habilidades, h´abitos, actitudes y valores caracter´ısticos del investigador cient´ıfico; se conoce poco de las caracter´ısticas de los estudiantes que reflejan mayor potencial en este sentido; y falta informaci´on sobre la manera en que se incorporan al ´ ambito profesional de la investigaci´on en forma productiva. En estas circunstancias, una de las v´ıas de investigaci´on m´as productivas ser´ıa preguntar a quienes tienen la responsabilidad de formar cient´ıficos en qu´e consiste ese proceso. Si hay alguien calificado para hablar de la formaci´ on de investigadores, deber´ıan ser quienes la tienen a su cargo. En este trabajo presentamos elementos del proceso tal como lo entienden investigadores de una universidad de prestigio internacional por su excelencia en la investigaci´ on. METODOLOGIA El objetivo fundamental de esta investigaci´on fue lograr una caracetrizaci´on del denominador com´ un en el proceso formativo de investigadores en diversas disciplinas. La selecci´on de los asesores y estudiantes a entrevistar, por lo tanto, no fue guiada por criterios de representatividad estad´ıstica sino de diversidad disciplinaria. El estudio fue conducido mediante una serie de entrevistas emiestructuradas a investigadores y estudiantes (aproximadamente 30 en total) de diversos departamentos de la Universidad de Stanford. La selecci´on de los investigadores a entrevistar se realiz´ ou ´nicamente con base en dos criterios: a) obtener la mayor diversidad de disciplinas representadas en el estudio, y b) asegurar en cada caso que los entrevistados hubieran tenido o tuvieran, al tiempo de la entrevista, directamente a su cargo la formaci´on de estudiantes de doctorado a trav´es de la relaci´ on de asesor´ıa. Todas las entrevistas fueron grabadas en su totalidad (cada una de una duraci´on promedio de 90 minutos). El an´ alisis tem´ atico subsecuente se orient´ o a la identificaci´on de los conceptos y valores comunes empleados por los entrevistados para responder a las preguntas. En la presentaci´on siguiente se describen las ideas comunes a la mayor´ıa o la totalidad de los investigadores entrevistados. Se ha procurado omitir aquellas caracter´ısticas o dimensiones del proceso espec´ıficas de las diversas disciplinas, o bien se˜ nalar expl´ıcitamente las peculiaridades cuando las hay. RESULTADOS Las disciplinas incluidas abarcan toda la gama del trabajo acad´emico. Los entrevistados representan disciplinas tan diversas como la antropolog´ıa, la radioastronom´ıa, la geof´ısica y la bioqu´ımica. En este sentido, el primer resultado a enfatizar es precisamente la EXISTENCIA de ese denominador com´ un; es decir, independientemente de la disciplina de que se trate, son los mismos factores los determinantes del car´acter y las posibilidades del proceso formativo de los investigadores. Lo que define a un investigador: Es conveniente establecer como punto de referencia el resultado final del proceso: un investigador productivo y profesionalmente activo. ¿C´omo definen a estos cient´ıficos las organizaciones que los contratan? En organizaciones dedicadas a la realizaci´ on de tareas definidas institucionalmente, la determinaci´on de los criterios de selecci´ on de personal y la evaluaci´on del trabajo pueden realizarse internamente. Por otro lado, si las tareas a realizar son definidas por los propios investigadores con base en criterios extraorganizacionales, como es el caso en la investigaci´ on cient´ıfica, ¿sobre qu´e base puede realizarse la selecci´on de personal y la 6 Roe,

Anne: The Making of a Scientist; Dodd Mead, New York, 1959. P.: Advice to a Young Scientist; New York, Harper and Row, 1974. 8 Merz, L. E.: The Graduate School as Socializing Agency: A Pilot Study of Sociological Aspects of Graduate Training in the Physical Science; Tesis doctoral, Universidad de Cornell, 1961. 7 Medawar,

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evaluaci´ on de su desempe˜ no? En el caso de la universidad estudiada, la evaluaci´on profesional de los investigadores es externa. Para decidir si se adjudica o no la planta definitiva a un investigador, la universidad recurre a evaluaciones hechas por las asociaciones profesionales, cient´ıficas y acad´emicas relevantes en cada caso. Si la persona considerada cuenta con una reputaci´ on de calidad, originalidad, productividad, promesa a futuro dentro de esas asociaciones, se le concede la planta definitiva; en caso contrario, se le niega. Cabe la pregunta: ¿C´ omo puede establecerse tal reputaci´on, si la carrera del investigador apenas se inicia? En primer t´ermino, el medio acad´emico de las diversas disciplinas (los colegios invisibles) es lo suficientemente reducido para que los estudiantes destacados (y de asesores destacados) sean conocidos por gente que trabaja en problemas afines. Programas de post-doctorado permiten despu´es iniciar la publicaci´on de trabajos. La influencia de las cartas de recomendaci´ on en esta fase es tambi´en muy grande. La universidad recibe a los investigadores por un periodo de prueba, por lo general de 5 a 7 a˜ nos. Si en ese periodo el investigador demuestra tener la productividad y la calidad esperadas cuando se le recibi´o (tambi´en a juicio de las asociaciones profesionales que lo recomendaron inicialmente), se le concede la planta definitiva. En caso contrario se inicia una nueva b´ usqueda. Las caracter´ısticas que los estudiantes deben poseer: El proceso se inicia cuando el estudiante elige universidad y solicita su admisi´ on a ella. Ya en este punto las solicitudes recibidas no son una muestra representativa de la poblaci´ on estudiantil. Prestigio e identidad de la universidad son determinantes para atraer a estudiantes con caracter´ısticas espec´ıficas, como por ejemplo: ambici´on, confianza en la propia capacidad, capacidad econ´ omica, etc´etera. De acuerdo con los asesores entrevistados, durante los primeros semestres o trimestres del post-grado, los investigadores del departamento y los estudiantes llegan a conocerse mutuamente y a identificar los campos respectivos de inter´es y de trabajo. Sobre esta base se establecen, mediante un proceso m´as o menos informal, las relaciones formativas y de trabajo. Si bien en algunos departamentos de la universidad el proceso de admisi´on requiere al menos una expresi´ on preliminar de inter´es de alg´ un investigador por el candidato, esto no es una elecci´on definitiva. Al ingresar al departamento el estudiante es sistem´ aticamente expuesto a las diferentes ´areas de trabajo desarrolladas en el departamento en cuesti´ on y en otros afines o relacionados. Se espera con esto incrementar la probabilidad de una buena elecci´ on de especialidades y temas por parte del futuro investigador. El proceso es de selecci´ on mutua: el estudiante elige un mentor de grupo de los investigadores asociados al departamento, mientras que el investigador busca entre los reci´en ingresados a los estudiantes de mayor potencial en su disciplina. Por lo general, esta selecci´on rec´ıproca se realiza considerando tambi´en la presencia de intereses intelectuales comunes y la compatibilidad en el trabajo como criterios b´asicos. Al plantearse la posibilidad de tomar estudiantes de doctorado bajo su cargo, los investigadores plantean en cada caso las perspectivas de una relaci´ on de mutuo beneficio: el estudiante puede aportar ideas y nuevas perspectivas, trabajo duro y disciplinado que permita al mentor mantener su propia productividad. El estudiante obtiene oportunidades de trabajo en un medio ambiente estimulante, creativo y de apoyo mutuo. Los asesores se˜ nalan con facilidad las caracter´ısticas que a su juicio permiten identificar a los estudiantes con mayor potencial en la profesi´ on. En forma sorprendentemente generalizada (pues coinciden en esto pr´ acticamente todos los entrevistados, a pesar de que la pregunta se hizo en forma abierta) se mencionan las siguientes caracter´ısticas: INICIATIVA: El estudiante a quien se le debe indicar a cada paso lo que debe hacer a continuaci´ on tiene pocas probabilidades de terminar el doctorado. La iniciativa tiene al menos dos dimensiones. La primera de ellas es la capacidad para iniciar proyectos propios de investigaci´on, ello implica tener nuevas ideas y ser capaz de transformarlas en programas concretos de acci´on pr´actica e intelectual. La segunda dimensi´ on es la capacidad para identificar y allegarse los recursos intelectuales necesarios para resolver problemas planteados, consultando compa˜ neros, maestros y literatura o tomando los cursos necesarios.

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ORIGINALIDAD (creatividad): El asesor espera del estudiante nuevas ideas, sugerencias, nuevas formas de plantear problemas y buscarle soluci´ on. En ning´ un caso se espera que el estudiante realice pasiva o exclusivamente las ideas o programas de investigaci´on del mentor. No se trata de “un t´ecnico glorificado”. INTERES: Si el estudiante no tiene inter´es suficiente en los problemas para trabajar en ellos con la intensidad necesaria, le ser´ a dif´ıcil realizar los avances que de ´el se esperan. Este inter´es debe ser suficiente para que el estudiante averig¨ ue por s´ı mismo detalles, dimensiones y problemas que existen en el campo concreto de su investigaci´ on. DISCIPLINA (capacidad de trabajo): Son frecuentes las frases como “el trabajo de la investigaci´on nunca es un trabajo de 8 a 5”, se debe tener ‘voluntad de hacer lo que debe hacerse“, ”voluntad de mantener un ritmo intensivo de trabajo, e ir m´ as all´ a de lo exigido por el deber”. INTELIGENCIA: Entendida en forma concreta muchas veces como capacidad para detectar dificultades y resolverlas por s´ı mismo (lo cual no excluye discutir ideas o buscar y aceptar sugerencias de otras personas). Esta caracter´ıstica implica tambi´en capacidad para ver m´as all´a de la tarea inmediata, y para reconocer y explorar nuevas posibilidades. HONESTIDAD: Rigor en el uso de evidencia, entendido como claridad en la argumentaci´on y apego inflexible a los datos obtenidos en la experimentaci´on o la investigaci´on de campo. A´ un cuando ´esta es una de las caracter´ısticas que los mentores consideran posible ense˜ nar mediante el ejemplo, aproximadamente la tercera parte de ellos la toman como una base para seleccionar a sus estudiantes, rechazando los demasiado laxos o desordenados en la expresi´ on de las ideas. Las expresiones peyorativas como “bullshitting” (equivalente a la de “tirar rollo” en espa˜ nol) denotan conductas y actitudes claramente inaceptables en el medio. En s´ıntesis, ´el precisa del estudiante las mismas caracter´ısticas exigibles a un investigador maduro y productivo. En palabras de uno de ellos, se buscan “las caracter´ısticas de un cient´ıfico exitoso”. El asesor espera encontrar en el estudiante un colega; espera trabajar con un colaborador y no con un lastre. El mentor ve en el estudiante una fuente de recursos para colaborar en la investigaci´on, no un recipiente vac´ıo que deba llenar; mucho menos llenarlo de conocimiento. En qu´e consiste el proceso: Los asesores sorprendentemente poco pueden hablar acerca del proceso en s´ı, a´ un en respuesta a preguntas directas respecto a la concepci´on que tienen del mismo. Incluso al considerar su propio entrenamiento, son frecuentes las explicaciones reducidas a una sola frase: “Yo aprend´ı a investigar lanz´ andome (jumping in) con los dos pies.” Pr´ acticamente en forma un´ anime consideran al estudiante como el iniciador y regulador de su aprendizaje, capaz de aprender “por ´ osmosis” al estar expuesto al trabajo de investigaci´on y al contacto con colegas. No son raras las referencias a normas propias de excelencia con base en las cuales “el estudiante se forma a s´ı mismo”. El consenso es que el investigador es nato: si logra niveles de calidad y rigor, honestidad e intuici´ on, los aprende por s´ı mismo. Es ´el quien toma lo m´as valioso de su medio o entorno m´as pr´ oximo y no sus maestros quienes se lo proporcionan y administran. De acuerdo con las respuestas obtenidas en las entrevistas, es claro que los asesores tienden a ver en el estudiante un colega responsable de su propia formaci´ on y no un pasivo receptor en el aprendizaje. La responsabilidad de los asesores: Si los mentores piensan encontrar en el estudiante a un colaborador, ¿en qu´e t´erminos consideran tener responsabilidad en su formaci´on? ELECCION Y DEFINICION DEL OBJETO DE ESTUDIO: El asesor se considera responsable de canalizar los recursos del estudiante hacia la soluci´on de un problema concreto y resoluble en el tiempo y con los recursos disponibles. El se considera responsable de la originalidad y relevancia del tema a investigar en la disciplina. Por lo general los asesores sostienen que los estudiantes plantean problemas demasiado ambiciosos o poco relevantes, y que su tarea es utilizar su experiencia para canalizar adecuadamente los esfuerzos. Por ello, en algunos casos el asesor debe explorar nuevos campos, relacionados con el propio, para evaluar su potencial en t´erminos de problemas interesantes y solubles para los alumnos, y de sus posibilidades de financiamiento. Ninguno de ellos considera aceptable, sin embargo, forzar o controlar a un alumno cuando 4

´el insiste en seguir su propio camino. NIVELES DE CALIDAD: Ense˜ nando con el ejemplo, m´as que por supervisi´on, el mentor procura inducir en el estudiante la adopci´ on de criterios de calidad basados en la honestidad al hacer USO de la evidencia obtenida en la investigaci´ on y claridad en los criterios de rigor que la evidencia debe poseer. INFRAESTRUCTURA ORGANIZACIONAL: Este aspecto abarca desde los recursos econ´omicos y materiales (laboratorio, equipo, etc´etera), hasta la organizaci´on de seminarios y oportunidades de colaboraci´ on. Tambi´en incluye, en algunos casos, inducir y apoyar al alumno para el establecimiento formal de contactos con m´ as de una disciplina o especialidad. La integraci´on de comit´es para ex´amenes y redacci´on de tesis, por ejemplo, pretende asegurar que el estudiante est´e expuesto a m´as de una perspectiva o metodolog´ıa relevante para el tema de su tesis. AMBIENTE ESTIMULANTE: Los investigadores se consideran afortunados de estar en un medio ambiente en el cual se respira entusiasmo por la investigaci´on en su campo disciplinar, donde lo importante es obtener respuestas. Como una responsabilidad colectiva, procuran expl´ıcitamente incorporar al estudiante a este ambiente, a trav´es de la asistencia pr´ acticamente obligatoria a seminarios. conferencias, talleres, etc´etera. Permitir a un estudiante trabajar poco vinculado con los dem´as perjudica seriamente su avance y desarrollo profesional. CONTACTOS PROFESIONALES: El investigador procura que sus asesorados establezcan y mantengan contactos con otros investigadores. Busca para ellos contactos equivalentes a los suyos en el ´ambito profesional: colaboraci´ on en investigaciones y publicaci´on de art´ıculos, evaluaci´on de propuestas de proyectos para organizaciones que habr´ an de financiarlas, evaluaci´on de reportes de investigaci´on para publicaci´ on en revistas especializadas, asistencia a congresos y presentaci´on de ponencias en ellos, etc´etera. Existen otros aspectos considerados expl´ıcitamente por los asesores fuera de su incumbencia y son tan importantes como los considerados por ellos mismos bajo su estricta responsabilidad, entre otros, los siguientes: SOLUCION DE LOS PROBLEMAS: Si el estudiante elige y plantea su propio problema de investigaci´ on, muy pronto se convierte en el experto local en ese campo. Los asesores consideran su responsabilidad sugerir v´ıas de exploraci´ on, t´ecnicas y planteamientos con posibilidad de resultar u ´tiles, etc´etera, pero nunca se consideran responsables de saber las respuestas. Por definici´on, si la respuesta es conocida, entonces no se trata de un verdadero problema de investigaci´on. En este caso, como en otros, el asesor colabora con el estudiante como colabora con sus colegas: sugiere, aporta ideas, propone argumentos, etc´etera. pero el u ´ltimo arbitro en las decisiones es el estudiante. ´ CONOCIMIENTOS TECNICOS: Se trate de una disciplina o herramienta conceptual (como matem´ aticas, por ejemplo), una t´ecnica experimental o de conocimientos t´ecnicos en el campo, adquirirlos es responsabilidad exclusiva del estudiante. Para ello el alumno deber´a valerse de cursos, consulta a compa˜ neros y maestros, la biblioteca, etc´etera. El asesor puede sugerir cursos o mencionar nombres, pero niega expl´ıcitamente responsabilidad por esas decisiones y por el rendimiento del alumno en su aprendizaje. El aprendizaje de las iguales: Si el trabajo de investigaci´on requiere del dominio t´ecnico de tantos detalles y el asesor no se considera responsable de ense˜ narlos, ¿de d´onde se aprenden las habilidades necesarias? Pr´ acticamente sin excepci´ on, desde el punto de vista de los asesores y de los estudiantes, la inmensa mayor´ıa de lo aprendido en esta etapa se obtiene de los compa˜ neros. Este aprendizaje informal incluye muchos elementos de valor indiscutible, como la forma de tratar con el mentor, la relevancia de ciertas t´ecnicas, los cursos de m´ as inter´es o el momento de solicitar y la hora m´as conveniente para programar un examen, por ejemplo. El u ´nico caso con relativamente poca interacci´on y ayuda mutua entre los compa˜ neros es aquel en el cual las disciplinas son muy especializadas y el enfoque fundamentalmente te´orico, como ocurre en algunas ´areas de la f´ısica matem´ atica, por ejemplo. En estos casos, el costo en t´erminos de tiempo y esfuerzo para entender el problema de un compa˜ nero, al grado suficiente para poder ayudarlo, es demasiado grande. En tales casos “m´ as valdr´ıa estar escribiendo la tesis del compa˜ nero para obtener el propio grado”.

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Por otro lado, la duraci´ on del periodo de entrenamiento asegura para los reci´en llegados la u ´til posibilidad de acercarse a los veteranos en busca de consejo y orientaci´on, sin las barreras que se originan por la edad, el prestigio o la autoridad. El aspirante al doctorado se incorpora a un medio en el cual cada participante es considerado un experto en su campo. Se trate de una determinada t´ecnica experimental o de una herramienta conceptual, pronto el estudiante es reconocido, aceptado y consultado por todo en el departamento como la autoridad local en la materia. Obviamente, siempre hay m´ as estudiantes que maestros, y es m´as f´acil interrumpir a quien trabaja en la misma oficina, laboratorio, o cub´ıculo que “al asesor”. Esto le da al estudiante oportunidades frecuentes para presentar su conocimiento en forma clara y u ´til para otros: una de las caracter´ısticas definitorias de la actividad cient´ıfica. Las relaciones profesionales: La maduraci´ on en uno de los m´as importantes aspectos formativos del investigador se da cuando muy pronto es colocado en situaci´on de aportar algo de valor para otros investigadores y compa˜ neros, dentro y fuera de la propia universidad. Su aportaci´on puede consistir, por ejemplo, en el dominio de una determinada t´ecnica con la cual colabora en un proyecto colectivo de investigaci´on. La forma de aportar sus conocimientos puede ser a trav´es de presentaciones en seminarios, asistencia t´ecnica a otros investigadores en lo individual, etc´etera. Frecuentemente estas habilidades lo llevan a establecer relaciones de colaboraci´ on incluso con investigadores en ejercicio, y con frecuencia as´ı lo promueve en los propios asesores. En cualquier caso, el estudiante descubre muy pronto que el conjunto de sus relaciones con otros investigadores lo convierte en uno m´ as de ellos. Su identidad como cient´ıfico queda definida por la forma como sus colegas se relacionan con ´el, no de maestro a disc´ıpulo, sino de igual a igual. La conciencia y la responsabilidad sentida por el estudiante de tener algo de valor que puede aportar a los dem´ as es uno de los factores m´ as importantes en el proceso formativo. Lo es m´as cuando esta premisa es aceptada por todos a su alrededor sin discusi´on, sobre la marcha, d´andolo por un hecho que no requiere aclaraci´ on. Esta incorporaci´ on temprana a redes de relaciones en las cuales cada miembro aporta algo de valor para los dem´ as es la mejor preparaci´ on para la incorporaci´on al trabajo productivo de la investigaci´on, pues rompe r´ apidamente con los h´ abitos y actitudes bajo las cuales se asigna al maestro el papel de proporcionar conocimientos y al alumno el papel de asimilarlos y demostrar que los recuerda. Una de las caracter´ısticas que con mayor nitidez distinguen al verdadero investigador es su capacidad para estructurar sus conocimientos y comunicarlos de manera que sean u ´tiles y de valor para otras personas. Cuando esta caracter´ıstica est´ a ausente, se cae en una dependencia interminable, incapaz de superar la idea de que debe aprenderse todo el conocimiento logrado por otros antes de poder ser un investigador productivo. CONCLUSION El valor de esta descripci´ on radica en la posibilidad de compararlo con las relaciones entre investigadores y aspirantes a grados superiores como se dan en las instituciones de educaci´on superior del pa´ıs. Es lugar com´ un en los medios acad´emicos afirmar que el sistema educativo desarrolla caracter´ısticas en los estudiantes diametralmente opuestas a las aqu´ı descritas. Es necesario realizar estudios para identificar los valores, actitudes y habilidades a desarrollar a lo largo del proceso formativo de los investigadores y para conocer debidamente las formas de lograrlo. Atenci´on cuidadosa debe concederse tambi´en al entendimiento cabal de las formas en las cuales el entorno organizacional (los objetivos institucionales, las normas de interacci´ on y de trabajo, los incentivos, los patrones de relaciones interpersonales, etc´etera), afecta y conforma el proceso formativo del investigador. La descripci´ on contenida en este trabajo subraya la importancia de las relaciones interpersonales en la formaci´ on de un investigador. Ellas son a la vez fin e instrumento del proceso y determinan fuertemente el desarrollo profesional del investigador y la productividad de las organizaciones en las cuales trabaja. Otro elemento importante es el conjunto de caracter´ısticas que el estudiante debe poseer, al momento de iniciar

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su programa de post-grado: inteligencia, iniciativa, creatividad, disciplina e inter´es. En lo referente a las caracter´ısticas de los estudiantes, poco se puede hacer en los u ´ltimos niveles del sistema educativo; sin embargo, el estilo y la orientaci´on de las relaciones profesionales depende siempre de quienes participan en las tareas de investigaci´ on y de la forma de organizar el trabajo. Los patrones de interacci´ on entre asesores y estudiantes s´ı pueden ser modificados para mejorar la calidad y productividad de quienes se incorporan a las redes de relaciones entre investigadores. En la vida acad´emica, la capacidad para establecer relaciones de colaboraci´on con otros investigadores es vital para mantener el contacto con los avances, definir problemas relevantes y contribuir a la tarea com´ un de adelantar el conocimiento en la disciplina correspondiente. El concepto de los colegios invisibles propuestos por Crane 9 no es sino el reconocimiento del valor de las relaciones interpersonales para los individuos y para el conjunto. En centros de investigaci´ on gubernamentales o industriales la situaci´on es distinta, pero no por ello menos relevante. En estos casos, los problemas por atender o estudiar est´an determinados de antemano por la instituci´ on; la tarea es reunir recursos humanos suficientes para resolverlos. En estos contextos, la capacidad para establecer relaciones de colaboraci´ on define dos clases fundamentalmente distintas de personal: quienes est´ an en contacto con los avances en la disciplina10 y, por lo tanto, est´an en situaci´on de aportar conocimientos y asistencia t´ecnica a los dem´ as, y quienes han de quedar rezagados en este aspecto. M´as a´ un, como hemos mostrado en otros trabajos, “ cuando el trabajo es de conjunto, los equipos cuyos miembros son capaces de establecer relaciones efectivas de asistencia t´ecnica mutua tienen un desempe˜ no significativamente superior al de los dem´ as.” Estas ideas representan un punto de referencia para evaluar el desempe˜ no de las organizaciones en su esfuerzo por formar recursos humanos para investigaci´on. Est´a todav´ıa por hacerse un estudio sistem´atico del proceso educativo y del conjunto de relaciones en las cuales se forman los investigadores en diferentes instituciones del pa´ıs. Mientras este conjunto sea distinto al descrito en este trabajo y no podamos justificar las diferencias en t´erminos de la calidad y la productividad de los cient´ıficos que se forman en nuestro sistema de educaci´ on superior, existir´ a un problema concreto que cualquier administrador de organizaciones dedicadas al desarrollo de la ciencia y la tecnolog´ıa debe atender de inmediato. Estas ideas tambi´en se˜ nalan oportunidades de mejorar orientaci´ on y eficiencia para quienes tienen la responsabilidad de formar investigadores o para quienes inician su entrenamiento como tales.

9 Crane,

D.: Invisible Colleges: Diffusion of Knowledge in Scientific Communities; University of Chicago Press, 1972. referimos, desde luego, a los “gatekeepers” que, de acuerdo con Thomas Allen, son los individuos cuyos h´ abitos de comunicaci´ on son cruciales para introducir en las organizaciones informaci´ on relevante para sus proyectos de investigaci´ on y que son, adem´ as, quienes pueden difundirla dentro de la organizaci´ on a trav´ es de sus relaciones interpersonales. V´ ease Allen, T.: Managing the Flow of Technology; Cambridge, MIT Press, 1977. 11 Arechavala Vargas, R.: “The Communication Network Structures of R&D Units”; Laboratory for Social Research, Stanford University, November, 1986. V´ ease tambi´ en “An´ alisis Organizacional para el Desarrollo Cient´ıfico y Tecnol´ ogico”; Ciencia y Desarrollo (CONACYT), No. 75 (julio-agosto de 1987). 10 Nos

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