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Historia y Gestión del Patrimonio Artístico
Carmen Benlloch Cervellera 3ºB. Historia del Arte
El Templo de Adriano
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Índice • Introducción…………………………………………………… Pág 3 • Contexto histórico del monumento ……………………….. Pág 4 • Transformaciones del Templo de Adriano…………………Pág 6 • Edad Antigua. • Edad Media y Moderna • Edad Contemporánea • Conclusión…………………………………………………….Pág 17 • Bibliografía…………………………………………………….Pág 18
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Introducción El Templo de Adriano, o el Hadrianeum, es un monumento de época imperial situado en Piazza di Pietra, dentro del Campo Marzio, en el mismo centro de la ciudad de Roma. Su importancia sería decisiva para que este edificio se viese afectado a lo largo de la historia por numerosos cambios en su fisonomía, que además reflejarían las diversas actitudes que ha ido mostrando el ser humano frente al patrimonio en las distintas épocas. De templo pagano a piedra angular de la política fascista de Mussolini, pasando por manos de los papas como edificio administrativo, el Hadrianeum siempre ha tenido un papel relevante dentro del urbanismo de la Ciudad Eterna recordándonos toda la historia que puede albergar la humanidad, a pesar del mal estado de sus elementos originales. En este trabajo vamos a abordar esta obra desde un punto de vista patrimonial, rescatando su historia y mostrando algunos de los aspectos más importantes de la vida de este monumento a través del tiempo.
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Contexto histórico del monumento El Hadrianeum fue construido durante la Dinastía Antonina, compuesta por seis emperadores: Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Comodo. Esta denominación se debe al cuarto mandatario, Antonino Pío, el cual, según decían, fue el mejor de toda la dinastía por su buen gobierno del Imperio Romano, su honradez y sus grandes aportaciones tanto económicas, sociales y políticas. Aquí se inicia lo que se ha venido a llamar la época dorada de Roma. La Dinastía Antonina proporcionó gobiernos estables, y quizás los períodos más duraderos de paz. Se caracteriza por la elección de sus emperadores, ya no por sucesión paterna, sino por elección de el hijo adoptivo de cada mandatario, exentos por tanto de consanguinidad1, y de la necesidad de tener hijos varones biológicos. Es llamativa su larga duración (desde el 96 al 192 d.C). Además, no por su aparente paz y prosperidad debemos de pensar que se dejaron completamente de lado las conquistas ni que se descuidó la militarista del imperio, pues una característica primordial del Imperio Romano era precisamente, su expansionismo, como la romanización, imponiendo leyes, costumbres e idiomas, por el territorio dentro de sus fronteras2. También será una edad dorada en las artes, y probablemente el primero en inaugurarla fue el emperador Trajano, pues con él se iniciará un período brillante en el arte imperial. Su foro es considerado como nade las mayores obras arquitectónicas y espaciales del período, prueba de la riqueza aportada por las victorias militares. 3 El gobierno de su sucesor, Adriano, caracterizado por la relativa estabilidad política, le permitió viajar por las
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provincias y conocer nuevas culturas y artes, de donde nacerá un nuevo interés por los estilos orientales. En sus encargos y realizaciones está presente la gran influencia del helenismo, pero sin dejar de lado el gusto romano más tradicional. A partir del emperador Antonino Pío, donde se encuentra nuestro objeto de estudio, el arte reaccionará contra la corriente helena que había instaurado Adriano, lo que se traducirá en formas que se encerrarán en una constante repetición de fórmulas consagradas en las que apenas hay espacio para la novedad. 4
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Transformaciones del Templo de Adriano En 1928 Vincenzo Passarelli pudo ubicar con precisión varios muros, de la misma cronología que las once columnas hoy visibles en Piazza di Pietra, que se encontraban bajo la planta de los subterráneos de la Bolsa de Valores.
Edad Antigua En este lugar se empezó a construir, en el 139 d.C, un templo dedicado al emperador Adriano cuando fue divinizado, tras su muerte, por su sucesor, Antonino Pio. El edificio, concluido en el año 145, se encontraba en el centro de una gran plaza porticada, con columnas de mármol Giallo, que se abría a la vía Lata (actual vía del Corso), con un arco triunfal llamado di “Antonino”, que dio nombre a vía dell’Archetto, pero que fue derruido en 1527 debido a los graves daños sufridos por el tiempo5.
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En el centro del recinto se encontraba el templo períptero, octástilo, precedido de una escalinata. La cella tenía planta cuadrada, realizada en Peperino, con un orden interno y que hospedaba una estatua de Adriano Divinizado. Columnas acanaladas con capiteles y bases corintias cubrían las paredes externas, tal y como hoy muestran las que se han conservado. La perístasis, con trece columnas en los lados largos, estaba realizada en mármol proconnesio, igual que el entablamento, que contaba con una cornisa decorada con palmitos y cabezas de león. 6 Centrándonos en los capiteles, como se puede apreciar aún en la actualidad, habría que señalar que cuentan con dos coronas de ocho hojas de acanto que los adornan. Las hojas de la primera corona están articuladas en cinco lóbulos, mientras que las hojas de la segunda, tienen añadida una nervadura central con un motivo de espina de pez. Además es admirable el detallismo con que está trabajada cada pieza. Sobre el antiguo pórtico estaba colocado un friso marmóreo en el que se alternaban relieves con figuras de provincias y trofeos de armas, binomio de la multiplicidad étnica y de las fuerzas militares, que fueron un referente fundamental en el equilibrio político del Imperio, y que sintonizaban con el programa cosmopolita del emperador Adriano. Actualmente, dichos relieves se encuentran en los Museos Capitolinos, en el patio del Palacio de los Conservadores.
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Estas figuras de provincias y trofeos reflejaban la política más universal de Adriano respecto a su predecesor, Trajano, emperador amadísimo por el pueblo, al que, en algún modo, Adriano no quería tan sólo emular, sino superar en gran medida. No hay que olvidar que el emperador que se hizo retratar el mayor número de veces, después de Augusto, fue Adriano, que además unió su retratística a la exaltación del Imperio Romano. 7 Esas personificaciones de las provincias muestran una reseña de pueblos y regiones que componían dicho Imperio, con el objetivo de exaltar la potencia de Roma y el nacimiento de un nuevo periodo de sustancial paz, que no se producía desde los tiempos augusteos, desde la famosa Pax Augusta8. Sin duda, fue un acto muy estudiado por Antonino Pio al pensar en esta decoración para el monumento.
Los materiales utilizados para su construcción fueron el Peperino, de las canteras de Marino, el Travertino, de las canteras de Tívoli, y el mármol
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Proconnesio, un mármol griego utilizado en el orden arquitectónico y en la decoración escultórica de la cella. 9 El trabajo estaba organizado y dividido según las especializaciones bajo la supervisión del Maestro de obras. La construcción del Hadrianeum estuvo activa por seis años, constituida por los mismos técnicos y operarios que habían trabajado bajo el mando de Adriano en el Campo Marzio. 10 La identidad de este monumento ha sido muy controvertida a lo largo de toda su historia. En el siglo XVI fue considerado, debido a una lectura incorrecta de los códigos topográficos de la base en edad tardorromana, como un monumento erigido en honor a Antonino Pio, identificación que permanecerá hasta finales del siglo XVIII, cuando fue sustituida por la de “Templo de Marco Aurelio”. En el siglo XIX Luigi Canina fue el primero en denominarle “Pórtico y Templo de Neptuno”. Y no fue hasta el siglo XX, cuando Hans Lucas estudia con interés el monumento y ya le da la identificación de Templo de Adriano, que hoy damos por veraz.11 El estado actual del edificio, con las trazas del tiempo transcurrido y las intervenciones humanas, para reutilizar el edificio en distintos usos, plantea muchos interrogantes, de los cuales sólo unos pocos han encontrado respuesta. Se sabe de un primer expolio del mármol que revestía el edificio, en la edad tardorromana, cuando quizá también se exportó el metal de fijación, como se puede observar en las marcas que han quedado, correspondientes a las grapas en el muro de la cella.
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Edad Media y Moderna En el siglo V muchos elementos del pórtico fueron reutilizados para la decoración del Baptisterio Laterano. Y la siguiente noticia con la que contamos es la de la adición de una torre medieval y un muero almenado en el siglo XII. Será en el Renacimiento, cuando se produce el segundo saqueo para conseguir mármol, un acto que se repitió en casi todas las ruinas de Roma, cuando Andrea Fulvio nos deje, en 1527 12, este relevante testimonio sobre nuestro objeto de estudio: “E oí in piede in Campo Marzio in su la piazza de preti… il pórtico d’Antonino Pio…: et dicono che pochi anti sono, ne furono cavate molte colonne, et fattone calcina”. El grabado de Du Pérac, publicado en 1575 muestra el muro de la cella y las once columnas englobadas en una especie de castillo con pequeñas ventanas. Pero la representación más rica en detalles es la de Alò Giovannoli. 13
Grabado de Giovannoli. 12 A.FULVIO, Antiquitates 13
Urbis, Roma, 1527, p 132.
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En 1695 se concluye la gran intervención de Francesco Fontana, hijo de Carlo Fontana, al realizar la “Dogana di Terra”, edificio encargado por el pontífice Inocencio XII como órgano administrativo. En el grabado de Buannoni se describe bien el aspecto externo: la fachada se organizó en tres filas con amplias ventanas que se abrían en los muros de taponamiento tras las columnas. Estas fueron magistralmente coordinadas con los cánones de la nueva arquitectura: en el centro de la parte inferior se abría a la Piazza di Pietra un ingreso amplio y luminoso que daba a un patio interno, correspondiente a la cella del templo14. La solución adoptada con los órdenes gigantes recuerda a Palladio, pero la distinción entre lo moderno y lo antiguo procede de Borromini.
Grabado de Buannoni El edificio quedó coronado por un ático con dos cuerpos laterales cubiertos por el techo. 14
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Edad Contemporánea En 1870, dos semanas después de la proclamación de Roma como capital, ya resulta evidente cómo va producirse el cambio en la política del nuevo Estado Italiano en referencia a lo que compete con los antiguos monumentos de la edad imperial, en contraposición a todo aquello que estaba bajo los dominios del papado. Los monumentos antiguos serán testimonio de la grandeza del pasado, y además evidenciarán su anterioridad al periodo papal: se ofrecerán como ingredientes de una conciencia nacional en clave anticlerical 15. El Templo de Adriano también entrará en este juego y asumirá una redefinición simbólica en este nuevo presente. Su posición central en el urbanismo de la ciudad, y el valor que adquirieron estos restos antiguos hicieron que pudiera asumir sin problemas las exigencias de un poder económico que parecía que emergía y que sería el promotor de la prosperidad del país. Así fue como este edificio adquirió el papel de la Camara de Comercio de Roma y de la Bolsa de Valores16 . La intervención realizada a finales del siglo XVII por Francesco Fontana fue puesta en remodelación, o mejor dicho, en casi completa cancelación con el proyecto de Virginio Vespignani, el arquitecto al que fue encargado el proyecto en 1879. Este autor no mostró escrúpulo alguno en eliminar la impronta barroca e introducir un lenguaje artístico renacentista de tradición clasicista17. Es una intervención que sigue completamente con la orientación general establecida por los órganos estatales, que sostenía que no había que tener cuidado alguno con los añadidos postclásicos, pues estos debían ser eliminados de los edificios para restituirlos a su antiguo esplendor. Las 15
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Templo de Adriano en 1885
labores de Vespigniani por tanto llevaron a cabo la demolición de la cornisa barroca, el uso del almohadillado en todas las superficies sólidas, la destrucción de la cubierta a dos aguas y la sustitución de algunos capiteles18. Además, en concordancia con el principio de liberar a los monumentos antiguos de aquello que la historia les había añadido, fueron aisladas las cuatro columnas centrales entre 1881 y 1883, procedimiento que mostró los graves desgastes producidos por las injurias del tiempo y por la mano del hombre19. Esta empresa dio mucho que hablar en la época, y todavía hoy sigue el estudio sobre los perjuicios y beneficios de dicha labor. Ya en tiempos de Mussolini, se realizará una fuerte propaganda basada en dos aspectos: la revalorización de la Roma antigua, y la construcción de una nueva. Ideas que incidirán también en el Hadrianeum, definido aún en los documentos oficiales como Templo de Neptuno. Las sucesivas intervenciones proyectadas para la Cámara de Comercio caerán en el programa mussoliniano de restaurar la faceta monumental e imperial de Roma. 18
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Se excavó el podio en toda su altura (4’5 metros), bajando el nivel de la plaza. Se sacó a la luz la escalinata de acceso al templo, los cimientos de las columnas posteriores y un trecho del frente de la cella. Se precisó la planta del templo con ocho columnas en los lados cortos y trece en los largos, y salió a relucir un importante macizo de la misma cronología que el antiguo templo al fondo de la cella, el cual debía sostener la base de la estatua colosal de Adriano. Estas labores fueron muy importantes para concretar la forma y la estructura del monumento, estudios que aún hoy se tienen muy en cuenta20. Vincenzo Passarelli fue el encargado de realizarlos, como hemos indicado al comienzo del estudio. Además, este arquitecto dará en 1928 el aspecto actual que tiene la columnata, asilando las últimas cuatro columnas de la derecha y destacando el estilóbato hacia Piazza di Pietra. En esta sucesión de imágenes podemos observar la evolución del edificio desde el aspecto que le confirió Fontana, pasando por la restauración de Vespigniani y finalizando con la reforma de Passarelli.
Hadrianeum con el aspecto que le otorgó Fontana.
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El templo tras la restauración de Vespigniani
Aspecto actual del templo, donde se puede observar la actuación de Passarelli sobre las cuatro columnas de la derecha que pasaron a estar aisladas.
Por último, es importante destacar la actuación de Tuglio Passarelli, quien construyó la entrada a la Bolsa estructurada en tres grandes portales, reforzando así la orientación original del templo, cuyo frente estaba hacia el oriente. Pero sin duda, lo más significativo fue la reforma interior de la Sala de las Contrataciones, que ocupa lo que era la cella. En ella, se levantó columnata y un friso dórico que reflejaba, más que otros órdenes, la fuerza y la disciplina del régimen fascista. La cubierta se realizó con un lucernario trasparente21.
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En cuanto al papel que ha jugado la UNESCO en este edificio hay que destacar un aspecto importante. En la ciudad de Roma, está señalado como patrimonio protegido por dicha institución el Centro Histórico, los bienes de la Santa Sede beneficiarios del derecho de extraterritorialidad situados en la ciudad y San Pablo Extramuros. Como monumento situado en el Centro Histórico, cercano a edificios como el Panteón de Agrippa, o los foros imperiales, que sí sabemos con certeza que están dentro de esta lista, podemos afirmar que también se encontraría en la denominación de patrimonio protegido por la UNESCO. Actualmente, cuando entramos en Piazza di Pietra, viniendo del Corso, el Templo de Adriano se impone con las once columnas corintias y con la grandiosidad del muro de la cella, donde es posible observar las distintas “capas” constructivas que han ido transformando el edificio a lo largo de los siglos.
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Conclusión Diversas han sido las transformaciones y varios los usos que tuvo el Templo de Adriano desde su fundación hasta los tiempos más actuales. Fueron significativos los papeles que adquirió en sus labores como Dogana di Terra y como Bolsa de Valores y de la Cámara de Comercio de Roma, el auténtico centro del poder económico-financiario del nuevo Estado laico italiano. Las intervenciones de los dos últimos siglos han intentado revalorizar la antigua estructura del templo según el pensamiento de aquellos años que buscaba la propia identidad nacional en el glorioso pasado romano. Pero sin duda, cada restauración emprendida durante su historia ha sido fiel reflejo de la manera de concebir el patrimonio en cada época concreta. Este trabajo me ha ayudado a darme cuenta de un nuevo punto de vista que se puede aplicar en el estudio de los objetos artísticos. Una nueva visión que tiene en cuenta la historia de los monumentos más que sus aspectos formales, y que además nos proporciona información de otra realidad del monumento tan válida como la de el momento de su creación: el paso y la influencia que han dejado por sí mismos en el transcurso de los siglos.
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Bibliografía • COZZA, Luca. Tempio di Adriano. Roma: de Luca Editore, 1982. • CACCIOTTI, Beatrice, “L’Hadrianeum: identità di un monumento da Roma
capitale agli anni del Governatorato”. Revista de historiografía. 2012, nº17, págs. 75-87. • GARCÍA BELLIDO, Antonio. Arte Romano. Madrid: Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1979. • GÓMEZ OLIVER, Valentín. Roma, paseos por la eternidad. Barcelona:
Ediciones Apóstrofe, 2001. • OHNHEISER, Daniele. A Journey to Rome. Roma: Palombi Editori, 2006. • PIJOÁN, José. “Arte romano, etrusco y helenístico.” SUMMA ARTIS:
Historia general del arte. Volumen V. Madrid: Espasa Calpe, 1985. • VAUTIER, Dominique. Todos los caminos llevan a Roma: Viajes de artistas
entre los siglos XVI y XIX. Valencia: Ediciones Dartis, 2008 • ZUFFI, Stefano. Capitales del arte: Roma. Madrid: Electa, 2000. • http://gradohistoriaarteuned.files.wordpress.com/2013/10/tema-12-
lucia.pdf (Dia de consulta: 09/Noviembre/2015) • www.romanoimpero.com/2010/03/tempio-di-adriano.html (Dia de
consulta: 09/Noviembre/2015) • www.followinghadrian.com/2015/01/21/the-hadrianeum-and-the-
personifications (Dia de consulta: 11/Noviembre/2015) • http://www.apunteshistoria.com/civilizacion/los-antoninos/33.html (Día de
consulta: 15/ Diciembre/ 2015)
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• http://www.ugr.es/~jmarting/06HAAM/DOCUMENTACION/
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