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CELEBRACIÓN PARA ORAR POR NUESTRA PASTORAL JUVENIL VOCACIONAL
EN TU NOMBRE ECHAREMOS LAS REDES Monición inicial Nos hemos reunido para orar con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro. Queremos que nuestra plegaria sea sencilla y ardiente. Hemos venido para pedir al Señor de nuestra fe que nos bendiga con abundantes vocaciones a la vida consagrada y en particular a nuestra Congregación. Que su gracia abundante descienda en el corazón de muchos jóvenes que por una llamada especial y por una gracia muy grande entreguen su vida al servicio del Evangelio.
Canto de entrada Saludo del celebrante En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. El Señor esté con vosotros. Y con tu Espíritu.
Oración (todos) Amigo y Señor nuestro Jesucristo, ¡qué grande eres! Con tus palabras y tus obras nos has revelado quién es Dios, Padre tuyo y Padre de todos nosotros, y quién eres Tú: nuestro Salvador. Nos llamas a estar contigo. Queremos seguirte adonde vayas. Te damos gracias por tu Encarnación; eres el Hijo Eterno de Dios, pero no te importó rebajarte y hacerte hombre. Te damos gracias por tu Muerte y Resurrección; obedeciste la voluntad del Padre hasta el final y por eso eres Señor de todos y de todas las cosas. Te damos gracias porque en la Eucaristía te has quedado entre nosotros; tu Presencia, tu Sacrificio, tu Banquete nos invitan siempre a unirnos a Ti. 1
Nos llamas a trabajar contigo Queremos ir adonde Tú nos envíes a anunciar tu Nombre, a curar en tu Nombre, a acompañar a nuestros hermanos hasta Ti. Danos tu Espíritu Santo, que nos ilumine y fortalezca. La Virgen María, la Madre que nos diste en la cruz, nos anima siempre a hacer lo que Tú nos dices. Tú eres la Vida. ¡Que nuestro pensamiento, nuestro amor y nuestro obrar tengan sus raíces en Ti! Tú eres nuestra Roca. ¡Que la fe en Ti sea el fundamento sólido de toda nuestra vida! Te pedimos por el Papa Francisco, por los Obispos y por todos los que participan en la Jornada Mundial de los Jóvenes. Te pedimos por nuestra Congregación, por la Familia Claretiana, por nuestras comunidades hermanas, y en especial por los jóvenes que te van a conocer en este encuentro por el testimonio firme y gozoso de la fe.
Exposición del Santísimo Monición antes de la exposición del Smo. Sacramento y del Salmo El sacramento del Amor será expuesto. Recibamos a Cristo con corazón que reconoce y adora su presencia viva y misteriosa. Como en la sinagoga de Nazaret, que nuestros ojos estén fijos en Él. Mantengamos un sólo corazón, una sola alma por el Señor, una misma plegaria. Es Él quien mandó que pidiéramos juntos. La Eucaristía es la Presencia de Cristo entre nosotros. Oramos con los Salmos que son la plegaria utilizada por Jesús y por la Iglesia universal. La diversidad de nuestros trabajos pastorales con los jóvenes y nuestras diferentes situaciones hacen resplandecer todavía más aquello que es común y fundamental: el amor de Cristo que nos urge. Y nuestra voluntad de comunicarlo a nuestros hermanos más jóvenes.
Antífona cantada varias veces mientras se expone el Smo. Sacramento Bendigo al Señor porque escucha mi voz, el Señor es mi fuerza, confía mi corazón (Taizé)
Salmo 103 (Recitado por un solista muy despacio y con fuerza. Tras cada estrofa la asamblea responde: “Bendito seas por siempre, Señor”) Bendeciré al Señor, 2
bendeciré al Señor con toda mi alma; bendeciré con todo mi ser su santo nombre. Bendeciré al Señor con toda mi alma; no olvidaré ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas mis maldades, quien sana todas mis enfermedades, quien libra mi vida del sepulcro, quien me colma de amor y ternura, quien me satisface con todo lo mejor y me rejuvenece como un águila. El Señor juzga con verdadera justicia a los que sufren violencia. Dio a conocer sus caminos y sus hechos a Moisés y al Pueblo de Israel. El Señor es tierno y compasivo; es paciente y todo amor. No nos reprende sin término, ni su ira es eterna; no nos ha dado el pago que merecen nuestras maldades y pecados; tan inmenso es su amor por los que le honran como inmenso es el cielo sobre la tierra. Nuestros pecados ha alejado de nosotros como ha alejado del Oriente el Occidente. El Señor es, con los que le honran, tan tierno como un padre con sus hijos; pues Él sabe de qué estamos hechos: sabe bien que somos polvo. La vida del hombre es como la hierba, brota como una flor silvestre; tan pronto la azota el viento, deja de existir y nadie vuelve a saber de ella. Pero el amor del Señor es eterno para aquellos que le honran; su justicia es infinita por todas las generaciones, para los que cumplen su pacto y no se olvidan de obedecer sus mandatos. El Señor ha puesto su trono en el cielo, y su Reino domina sobre todo. ¡Bendecid al Señor, ángeles poderosos! Vosotros que cumplís sus órdenes, que estáis atentos a obedecerle. ¡Bendecid al Señor todos sus ejércitos, que le servís y hacéis su voluntad! ¡Bendiga al Señor la creación entera,
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en todos los lugares de su Reino! ¡Bendeciré al Señor con toda mi alma!
Silencio meditativo Liturgia de la Palabra
Lectura de Lucas 5,1-11. Estaba Jesús en cierta ocasión a la orilla del lago de Genesaret y de repente se juntó un gentío para oír la palabra de Dios. Vio entonces dos barcas a la orilla del lago; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la separara un poco de tierra. Se sentó y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Rema hacia dentro del lago y echad las redes para pescar. Simón respondió: Maestro, estuvimos toda la noche intentando pescar, sin conseguir nada, pero sólo porque tú lo dices, echaré las redes. Lo hicieron y capturaron una gran cantidad de peces. Como las redes se rompían, hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un pecador. Pues tanto Pedro como los que estaban con él quedaron asombrados por la cantidad de peces que habían pescado; e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: No temas, desde ahora serás pescador de hombres. Y después de arrimar las barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron.
Lectio divina de Lucas 5,1-11 (entre dos lectores) Estaba Jesús en cierta ocasión a la orilla del lago de Genesaret y de repente se juntó un gentío para oír la palabra de Dios. Y hoy, ¿quién se acerca a Jesús para escuchar la palabra de Dios?... Al Señor le seguía mucha gente, se le acercaba y le rodeaba para oír lo que decía. Hoy, muchos pasan de Él... ¿Y tú? ¿Acercas a otros para escuchar lo que El quiere decirles? ¿Acaso los espantas?... ¿Eres tú el centro de la pastoral juvenil que realizas o lo es Jesús? ¿Hablas de Él o hablas de ti? Vio entonces dos barcas a la orilla del lago; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
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A pesar del gentío que lo seguía, Jesús se fija en dos barcas: los pescadores estaban lavando sus redes, terminando la faena… Jesús quiere encontrarse con cada joven que se encuentra en medio de su trabajo, de sus estudios, en lo cotidiano… ¡Y cuántos ni se enteran porque dicen: estoy muy ocupado para pensar en Dios!... ¿Tu trabajo pastoral entre los jóvenes abre espacios para el silencio y el encuentro con Jesús?... ¿Son acaso más importantes las actividades que el mismo Jesús?... Subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la separara un poco de tierra. Se sentó y ensañaba a la gente desde la barca. Jesús subió a la barca de Pedro, y alejándose un poco de tierra, del mundo, se sentó al borde de la barca para desde ahí, enseñar a la gente. ¿Habías pensado que tú también estás en la barca de Pedro, donde está Jesús?... ¿Te habías dado cuenta de que también estás junto a Jesús y que debes comunicar a los demás desde la barca sus palabras?... Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: -Rema hacia dentro del lago y echad las redes para pescar. Pedro había intentado pescar toda la noche, y no había conseguido nada. ¡Qué difícil es intentarlo una cuarta vez! La pastoral juvenil y vocacional es siempre tarea dura y poco gratificante por la escasez de resultados… Siempre decimos cuando nos damos cuenta de que no merece la pena intentarlo otra vez: a la tercera va la vencida… Y sin embargo, a pesar de tus desánimos, ¿te has fijado que ahí está Jesús, diciéndote, inténtalo otra vez?... Simón respondió: - Maestro, estuvimos toda la noche intentando pescar, sin conseguir nada, pero sólo porque tú lo dices, echaré las redes. (Silencio breve). Lo hicieron y capturaron una gran cantidad de peces. Como las redes se rompían, hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Mira a tu alrededor: ¿quién te dice que estás sólo? Ya fueron muchos los peces que pescó Pedro aquel día. Y desde entonces, su barca no ha parado de recoger. Sí, desde entonces, la barca en la que tú te encuentras, no ha parado de recoger peces. ¿Por qué hacer tú sólo lo que Jesús quiere que hagamos juntos con Él? Mira a tu alrededor: ¡no estás solo! ¡No puedes seguir solo! Al ver esto, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús diciendo: - Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
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Cuando alguien ve las maravillas que Jesús realiza en su vida, no tiene más remedio que reconocer su pequeñez, y sentirse inútil e incapaz de esa tarea… Hay momentos en los que esa conciencia se convierte en tentación para la pereza… Pero la lección es otra: Llegar a reconocer que lo que conseguimos se lo debemos a él. Sin El no podemos hacer nada… El sin nosotros no quiere hacer nada… Nuestra pobreza y limitación nunca es un obstáculo para Jesús. Lo es el individualismo. Pues tanto Pedro como los que estaban con él quedaron asombrados por la cantidad de peces que habían pescado; e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: - No temas, desde ahora serás pescador de hombres. Fíjate en lo que responde Jesús ante el reconocimiento de Pedro: No tengas miedo. No te preocupes. Porque si hasta ahora lo que has hecho te parece asombroso, a partir de ahora harás algo más difícil y complicado. Sí, algo más admirable que pescar peces es pescar hombres. ¿Creías, pues, que lo habías dado todo a Jesús? Una vez que has reconocido lo maravilloso que Jesús ha realizado en tu vida, ¿te das cuenta de que todavía puedes esperar algo más admirable aún? Y después de arrimar las barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron. Es decir, dejaron lo que les ataban. ¡¡Las barcas y las redes!! ¡¡Precisamente lo que consideraban un seguro en su vida!! Ellos se decían: con mi barca y mi red, ¿qué puedo temer? Pero en esta tarea de pescar hombres, las seguridades sobran. Sólo Jesús es la garantía de éxito a la hora de pescar hombres. Su amor, el único anzuelo que los hombres muerden. Tú sigue a Jesús… el resto lo hace Él.
Preces Invoquemos la misericordia divina sobre nosotros. Que la plegaria de todos sea escuchada por el Señor, Él que es la fuente de todos los dones. Responderemos: Te lo pedimos Señor. 1. Para que el Señor conceda a su Iglesia el don de las vocaciones a la Familia Claretiana y a nuestra Congregación, de manera que no quede huérfana de personas que prolonguen a Cristo a través del carisma claretiano. Roguemos al Señor. 2. Para que el Señor manifieste su gloria entre nosotros y haga sentir su voz a los jóvenes para que entreguen su vida al servicio del anuncio del Reino en nuestro mundo. Roguemos al Señor. 3. Para que el Señor con su gran misericordia y con la fuerza del Espíritu suscite en
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el corazón de muchos jóvenes el deseo de seguirle con generosidad y en comunidad. Roguemos al Señor. 4. Para que el Señor, por el amor que tiene a la Iglesia, le conceda los consagrados que necesita particularmente en aquellos lugares donde es más necesaria la presencia testimoniante y evangelizadora. Roguemos al Señor. 5. Para que todos los consagrados vivan su amor a Jesucristo con un corazón ardiente y sean con su vida un signo de servicio y testimonio para todos los jóvenes. Roguemos al Señor. 6. Se añaden otras preces espontáneas o preparadas por alguien…
Padrenuestro Adoración y bendición con el Santísimo Mientras se canta un canto eucarístico
Oración Señor, Jesucristo, Maestro y Señor de nuestra vida, mira con amor a tu Iglesia y a esta nuestra Congregación misionera. Tú que siempre las has amado y nunca las dejarás de amar. Tenemos la osadía de pedir para ellas el don de las vocaciones: Escoge hombres y mujeres que descubran y vivan Tu amor. Haz que se sientan llamados, por un don que nunca agradecerán del todo, a entregar su vida por Ti y por los hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Canto final a María
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