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Encarar el día a día
Cómo optimizar el tiempo de enseñanza
¿Cómo optimizar el tiempo de enseñanza? El tiempo es uno de los recursos más escasos de las escuelas. La sensación de correr contra el reloj es habitual y a veces ocasiona reajustes en la enseñanza y recortes en los programas de estudio. Por ello es necesario proteger las horas que los alumnos están en la escuela y dedicarlas a la tarea educativa. Priorizar la tarea fundamental de enseñar muestra a los alumnos que su aprendizaje es lo más importante. Así, gestionar eficazmente el tiempo no es solo una cuestión organizativa: es también una estrategia clave de gestión pedagógica, con impacto en el aprendizaje.
Punto de partida: ¿Cómo se usa el tiempo? Para optimizar el tiempo dedicado a la enseñanza en la escuela, primero hay que conocer cómo se usa el tiempo en la actualidad e identificar aspectos a mejorar. Para hacer un diagnóstico, un ejercicio posible es en registrar durante un día las actividades que se realizan en un grado o año particular. Este ejercicio puede repetirse a lo largo de varios días, tomando como referencia diferentes cursos. En el registro, lo esencial es poder distinguir el tiempo que se dedica a la enseñanza del que se destina a otras actividades. El siguiente cuadro puede ser útil: Fecha:_________________________________________________________ Grado/ año observado: ___________________________________________ Aspecto
Tiempo (horas/minutos)
¿Cuánto tiempo se dedica a actividades de enseñanza? ¿Cuánto tiempo se destina a actividades sociales no directamente vinculadas con la enseñanza? (Por ejemplo: recreos, merienda, pasar lista, superar problemas de disciplina, etc.) ¿Cuánto tiempo se ocupa en interrupciones internas o externas a la clase?
Este ejercicio aporta visibilidad a la a veces intangible cuestión del tiempo. Identificar con valores claros las horas que se dedican a la enseñanza, distinguiéndolas del resto de las acciones, suele movilizar a los docentes y a todo el plantel. Compartir los resultados promedio de las observaciones puede
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ser un buen primer paso para instalar en el equipo la necesidad de mejorar ese aspecto y aprovechar mejor el tiempo en que los alumnos están en la escuela.
Uso del tiempo de enseñanza: algunas preguntas para pensar ¿Qué área tiene mayor desfasaje entre la carga horaria prescripta y la real? De las áreas dictadas por el docente de grado, ¿cuál insume más tiempo? ¿Cuál menos? ¿La distribución real del tiempo de enseñanza es discutida colectivamente? ¿Todas las secciones de un mismo grado realizan una distribución semejante de tiempo? ¿Existen interrupciones en el horario escolar que puedan evitarse? ¿Qué se podría hacer para acercar el horario planificado al horario real? ¿Qué rutinas institucionales o del aula podrían revisarse para optimizar el tiempo de enseñanza? ¿Qué dificultades relacionadas con el tiempo existen en el uso de bibliotecas, equipamiento informático, libros, juegos didácticos, etc.? ¿Qué cambios podrían optimizarlo? ¿Cómo influye la modalidad de planificación de la enseñanza en la distribución del tiempo (trabajo por proyecto, unidad didáctica, día, tema, hora)? Una vez que se conoce el uso del tiempo en la escuela, es momento de definir un plan para mejorarlo. Este deberá comunicarse y compartirse con la comunidad educativa, para que se incorpore a la práctica de la escuela. Cada cual desde su rol, y con la coordinación del equipo directivo, puede contribuir a la mejora.
Criterios y acciones para usar mejor el tiempo a. Planificar Aunque sea obvio, no está de más remarcar que planificar los objetivos, actividades y contenidos es fundamental para aprovechar cada clase. La planificación permite anticipar los tiempos que se dedicarán a cada asignatura, equilibrando la presencia de todas y asegurando la cobertura de los contenidos relevantes. Si se incorpora el detalle de los recursos que se usarán, es posible prever su disponibilidad y evitar interrupciones para salir del aula a buscarlos. b. Evitar las interrupciones de clase Las interrupciones de clase no solo restan tiempo a la enseñanza, sino que además generan un paréntesis, una disrupción en la atención. Cada vez que alguien entra al aula a hacer un anuncio, buscar un alumno, pedir un material, solicitar el registro, etc., el hilo de la actividad se pierde. Para evitar las interrupciones, puede pedirse a los docentes que:
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Preparen y busquen el material de clase con antelación, llevándolos al aula antes del inicio de la clase.
Lleguen a la escuela con 15 minutos de anticipación para destinar ese tiempo a las comunicaciones institucionales.
Definan horarios para reuniones de equipo y consultas de padres, aprovechando los momentos en que el grado está en materias especiales.
Compartan estas medidas e instruyan a quienes están a cargo de la recepción de padres (preceptores, porteros) para que toda persona que ingrese a la institución sepa cuándo será atendida. Además, es útil recordar estos principios:
Salvo por emergencias, no debe interrumpirse una clase. En las observaciones de clase, ingresar al aula lo más silenciosamente posible e intentar hacerlo al inicio para no cortar su desarrollo. Realizar las devoluciones luego, sin quitar tiempo de clase a los alumnos.
Planificar los horarios de merienda, almuerzo y desayuno para que no interrumpan el desarrollo de las clases. c. Cumplir con el horario Una buena medida para optimizar el uso del tiempo es esforzarse por respetar los horarios de ingreso, egreso, recreo y desayuno o merienda. Para ello es posible:
Designar un encargado de tocar los timbres o campanas que señalan el inicio de cada hora de clase.
Comunicar a alumnos y padres la importancia de ser puntuales. Cerrar la puerta a horario y pedir a quienes llegan tarde que esperen a que termine el saludo a la bandera para ingresar.
Registrar los ingresos tardíos repetidos para conversar amablemente con ese alumno o familia.
Seleccionar los mensajes que es importante transmitir a los alumnos y tratar de ser breves en las comunicaciones.
Comprometerse a que los alumnos se retiren del aula a tiempo al finalizar la jornada.
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d. Priorizar el aprendizaje La razón de ser de toda escuela son sus alumnos. En todas las decisiones de gestión que se tomen, el aprendizaje es el centro y objetivo del accionar. Más allá de los imponderables que puedan afectar el tiempo de clase (como las ausencias de los alumnos o docentes, véase el módulo Continuidad pedagógica) es posible pensar acciones para fortalecerlo. Por ejemplo:
Elaborar planes para recuperar contenidos no trabajados por ausencia de los docentes o alumnos que aseguren que ningún contenido relevante se pierda.
Prever actividades con sentido pedagógico para las horas libres, cuando algún docente falta.
Trabajar junto con los docentes de grado y de materias especiales, coordinando actividades comunes.
Pedir a los docentes que incluyan una dimensión temporal en su planificación y que definan una rutina para cada asignatura. e. Gestión estratégica del tiempo institucional La distribución de los tiempos debe pensarse de manera estratégica. Así, por ejemplo, el armado de las cajas horarias puede diseñarse de manera que los docentes de áreas comunes o del mismo grado o año tengan tiempo para trabajar colaborativamente con sus colegas. Cuando se definen los horarios de materias especiales, este puede ser un criterio a considerar. Para recordar ¡El cambio empieza por uno! La puntualidad y el respeto de pautas se apuntalan con el ejemplo. Si la propia escuela respeta los horarios y lo comunica gradual pero firmemente a los padres, con el tiempo se construye el hábito en toda la comunidad educativa.
Referencia para citado Directores que Hacen Escuela (2015) '¿Cómo optimizar el tiempo de enseñanza? '. OEI, Buenos Aires.
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