Es necesario agradecer

1 DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS “Es necesario agradecer...” Débora Meira Silva Coordinación Departamento de los Ministerios de la Mujer División Sudame

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DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS

“Es necesario agradecer...” Débora Meira Silva

Coordinación Departamento de los Ministerios de la Mujer División Sudamericana de la IASD Division Sudamericana de la IASD Arte/Diagramación: Victor Diego Trivelato

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ORDEN SUGERENTE DEL CULTO

Preludio Musical. Entrada de la Plataforma. Doxología. Oración de Invocación. Diezmos y Ofrendas. Cántico por las ofrendas. Oración de dedicación de las ofertas Lectura Responsiva Himno de Alabanza: ____________ Oración Intercesora. Historia para Niños: Música Especial. SERMÓN – Es necesario agradecer Himno Congregacional: ________ Bendición Final. Postludio

“Es necesario agradecer…” – Mensaje para el DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS, preparado por DÉBORA MEIRA SILVA, directora de los Ministerios de la Mujer de la Unión Centro Oeste. 3

Historia Infantil

“La casa de las ventanas doradas” Carlitos vivía con sus padres en el campo. Todos los días, antes de ir a la escuela, se levantaba temprano para darle comida a los animales. Era una alegría para él ver a los bichitos comiendo. El día que cumplió ocho años, Carlitos le dijo al padre: – Papá, yo ya soy “grande”. Puedo ayudarte en el campo y todavía da tiempo para jugar un poquito y andar a caballo. La escuela rural no quedaba muy lejos y Carlitos podía ir a pie. Después de clases, hacía las tareas escolares e iba acompañar a su papá al trabajo del campo. Barría las hojas, regaba las plantas y llevaba a los animales de vuelta al corral. A la tardecita, siempre que podía, subía el monte a mirar una casa que él llamaba “la casa de las ventanas doradas”, abajo, del otro lado de la montaña. Era linda... brillaba a la luz del sol. Aún de lejos, podía ver niños jugando y mucho movimiento en el patio. Parecía una casa de sueños donde todos eran muy felices. Se sentaba en el pasto y allí de arriba se imaginaba cómo serían las personas que vivían en ella. Cierto día, el padre de Carlitos le dijo: – Hijo, mañana no será necesario que me ayudes. Puedes hacer lo que quieras. Puedes ir a la villa, nadar, jugar, jugar al fútbol con tus amigos... Haz lo que quieras, pero cuidate y no vayas a lugares peligrosos, claro. El niño se puso muy contento por tener ese día sólo para él. A la noche, antes de dormir, tuvo una idea: “Voy a ir al otro lado de la montaña para ver ‘la casa de ventanas doradas’ de cerca.” Se levantó al otro día, agradeció a Jesús los alimentos y las bendiciones recibidas, antes de tomar su desayuno y salir. Anduvo y anduvo bajo el sol caliente, ansioso por llegar a la “casa de las ventanas doradas”. Finalmente llegó. Cuando se aproximó, ¿qué fue lo que vio? ¡Quedó totalmente decepcionado! La casa no tenía ventanas 4

doradas. Eran apenas ventanas de vidrio, en una casa simple, igual a la que él vivía. Un poco desanimado, iba regresando, cuando una niña abrió la puerta y lo llamó. Era Leticia, que ya tenía unos doce años. Comenzaron a conversar y Carlitos le contó por que había ido hasta allí. Entonces la niña le explicó: – Nuestra casa es sencilla, son sólo ventanas de vidrio, pero es muy bueno vivir aquí. Tenemos todo lo que necesitamos. Papá y mamá trabajan mucho para mantener la producción del campo. Cada día, agradecemos a Jesús por darnos salud, alimento y este lindo lugar para vivir, en medio de la naturaleza. Somos muy felices aquí. Queriendo agradar al niño y explicar lo que él había visto, Leticia le dijo: – ¡Ven! Yo sé donde hay una casa de ventanas “doradas”. Te voy a mostrar... Tomando a Carlitos de la mano, la niña lo llevó a lo alto de la montaña, en la dirección por donde él había venido. Los dos miraron a través del valle y ella le mostró un paisaje lindo en aquel momento, con una casa de ventanas “doradas”. – ¡Mira! Es aquella allí abajo. Podemos ver mejor cuando está cerca de la puesta de sol. Para sorpresa de Carlitos, era su propia casa, del otro lado del valle. ¡Y las ventanas parecían doradas de verdad! Leticia le dijo que era la bella luz del sol al ponerse, que reflejaba en el vidrio y transformaba la casa donde él vivía, en un verdadero palacio dorado. Permanecieron los dos allí por algunos momentos contemplando el paisaje. Después, Carlitos se despidió de Leticia y se fue a su casa. Anduvo rapidito para llegar antes del oscurecer. Cuando llegó, el padre le preguntó: – ¿Cómo fue tu día hijo? – ¡Fue muy bueno, papá! Fui a andar por estos campos... Y vi nuestra 5

casa desde lo alto de la colina. Con la luz del sol reflejado en ella, parecía que tenía ventanas doradas. Estaba linda... Hoy pude ver como todo aquí es bonito y qué bueno es vivir en el campo. Agradezco a Jesús las cosas buenas que Él nos da y por ser una familia feliz viviendo en este lugar. – Realmente, hijito, agregó el padre, debemos ser agradecidos a Jesús por todo lo que nos da. Nosotros también niños, tenemos tantas cosas buenas. Debemos agradecer a Jesús cada día las bendiciones que Él nos da. William Bennet - Adaptado

NOTA: Pedirle a los niños que hablen sobre las cosas buenas que tienen, por las cuales agradecen a Jesús. Terminar con una oración de gratitud.

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Sermón

“Es necesario agradecer...” Introducción Al aproximarnos a los últimos días de 2007, es comprensible que miremos hacia atrás y encontremos diversas razones para ser agradecidos. Victorias alcanzadas, dificultades vencidas, obstáculos superados... Como cristianos, realmente tenemos el deber de ser agradecidos. La gratitud es un estilo de vida. Mucho antes de que Dios responda nuestras peticiones, Él requiere de nosotros una actitud de gratitud: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.” (Col. 4:2) “Agradecer es reconocer que Dios es el Dador de toda dádiva buena y perfecta, y el Guía del cristiano a cada paso en el camino de la existencia. El cristiano que hoy eleva su voz en alabanza y gratitud al Señor, algún día se unirá al coro de aleluyas de los seres humanos redimidos y de los ángeles que no cayeron.” (Zinaldo Santos) Podríamos enumerar muchas cosas por las cuales debemos ser gratos a Dios: el vestuario, el abrigo, el alimento, los amigos, la familia, la iglesia, la salvación, el sacrificio de Cristo, el Cielo que está a nuestra espera... El pueblo de Dios, al ser libertado de la esclavitud en Egipto, también tenía muchos motivos para agradecer. Esta mañana analizaremos 4 motivos por los cuales Israel agradecía al Señor. El primero está en Éxodo 7: 4,5. Abramos la Biblia y veamos. (Leer el texto)

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I Parte – Seguridad

Israel estaba seguro en Dios. Nada de lo que Faraón trataba de hacere al

pueblo podría destruir la protección que el Señor había preparado para él.

“...pondré mi mano sobre Egipto...” v. 4 – Dios previó la obstinación de

Faraón, que tenía la libertad para oponerse a la voluntad de Dios, si lo deseaba. Había, sin embargo, un gran propósito para la actuación del poder divino, de tal manera que llamaría la atención de todo Egipto y también de las naciones circunvecinas. Como resultado, respetarían el poder y la majestad del verdadero Dios y las naciones tendrían recelo de molestar a Su pueblo (Éxodo 15:14-16; Deut. 2: 25; 11;25, etc).

“...y sacaré a mis ejércitos...” v. 4 – Al salir de Egipto, los israelitas “carecían

de armas y no estaban habituados a la guerra” (Patriarcas y Profetas, 282). Su organización para el viaje se había completado en parte, cuando llegaron a Gosén y no se perfeccionaron hasta llegar al Sinaí.

“...sabrán los egipcios...” v. 5 – El Faraón había afirmado no conocer

al Dios de los hebreos (Cap. 5:2), pero el Señor le aseguró a Moisés que los egipcios llegarían a conocerlo bien. Tendrían que reconocer que Él es el único Dios verdadero y que los otros dioses son sólo madera y piedra.

La SEGURIDAD de Israel estaba en la fuerza del Dios del Cielo. A pesar del

duro corazón de Faraón, de sus tentativas de impedir la liberación del pueblo, el Señor lo protegió y lo mantuvo en total seguridad, hasta cuando las plagas cayeron sobre la tierra de Egipto (Éxodo 7-11). Aquí vemos la seguridad bien definida de que aún en las situaciones que parecen estar contra nosotros pueden, de alguna manera, contribuir a nuestro bienestar en el futuro.

Había gratitud en el corazón de los hebreos por la seguridad que el poder

divino les había proporcionado.

Hay gratitud en nuestro corazón, hoy, porque Dios nos ha mantenido

seguros, ¡bajo Sus preciosos cuidados!

¿Su familia está segura? ¡Agradezca al Padre! ¿Su trabajo está seguro?

¡Agradezca!

¿Su vida está segura en las manos del Salvador? Diga: ¡gracias Señor!

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I.I - Ilustración

Fanny Jane Crosby, una mujer que nació el 24 de marzo de 1820, en Nueva

York, Estados Unidos, escribió la letra del himno “Blessed Assurance” (Bendita Seguridad).

Quedó ciega en la infancia, cuando un médico aplicó cataplasmas calientes

en sus ojos inflamados. Parecía que todo estaba perdido para Fanny, que la vida le había reservado solamente días oscuros e inseguros. Pero tenía temor de Dios y aún sin ver, escribió durante su vida aproximadamente 5.959 cánticos evangélicos.

Cierto día, su amiga, la Sra. Knapp, le hizo una visita a Fanny Crosby, se sentó

al piano y tocó una linda melodía. Al final le preguntó:“Fanny,“¿qué te dice esta melodía?”

Fanny pensó por algunos instantes y respondió: “¡Seguridad en Cristo

Jesús!” Allí mismo comenzó a escribir las palabras y nació este cántico (música del himno 323: “En Jesucristo mártir de paz”, del Himnario Adventista): ¡Seguridad en Cristo Jesús! ¡Gloria prevista con paz y gran luz! Yo fui salvado. Dios me compró; Y por su sangre, Él me lavó. Coro Los cuentos santos son mi canción Que cuenta con Jesús, mi visión. Los cuentos santos son mi canción Que cuenta con Jesús, mi visión.

No importa que tipo de dificultad, de problema o sinsabor podamos tener...

El mismo Dios que protegió Israel y a Fanny también puede garantizarnos la seguridad en todos los momentos de la vida. Este es el primer motivo por el cual es necesario agradecerle a Él hoy: ¡SEGURIDAD!

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II Parte – Familia

El segundo motivo por el cual Israel agradecía al Señor está relatado en

Éxodo 12: 12-14 (Leer el texto).

En el anuncio de la décima plaga había una promesa divina condicional.

Aquellos que querían que su familia no sufriese con la muerte del hijo primogénito, deberían cumplir el requisito divino: “Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis...” (v. 13). Cada familia, debería matar un cordero “sin mácula”, y con el hisopo salpicar la sangre en los umbrales y vigas de la puerta de la casa, para que el ángel destruidor no entrase en aquella habitación (ref. Patriarcas y Profetas, 274).

“...heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres

como de las bestias...” v. 12 – La ejecución de este castigo sobre Egipto, puede entenderse mejor cuando nos acordamos que muchos animales eran endiosados y adorados. Algunos animales domésticos ya habían sufrido con las nueve plagas anteriores, pero ahora debía morir cada primogénito. Esta plaga afectaría a la familia como un todo. Los seres humanos y los animales. No solamente el sagrado buey, sino también carneros, vacas, cocodrilos, serpientes, gatos, etc. Todos considerados como sagrados. Aún cuando estos animales no tuviesen valor comercial, su muerte súbita y simultánea ciertamente les mostraría a los egipcios su propia impotencia.

“...pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad...”

v. 13 – Los israelitas obedecieron las instrucciones que Dios les dio. El padre y sacerdote de la casa salpicó la sangre y reunió a la familia dentro de casa. Padres y madres abrazaron a sus amados primogénitos...Ninguna habitación de Israel fue visitada por el ángel destruidor de la muerte (ref. Patriarcas y Profetas, 279). Las familias de Israel tenían motivos de sobra para agradecer a Dios. Sus primogénitos estaban a salvo, luego toda la casa estaba feliz. Observaban a los hogares egipcios, veían su sufrimiento, escuchaban su llanto y agradecían al Señor por la salvación proporcionada a su hogar. Con seguridad, su familia tiene motivos para agradecerle a Dios esta mañana. ¿Cuáles son esos motivos? ¿Cuántas bendiciones ha derramado el Señor en su hogar? ¡Cuéntelas!

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II.I - Gratitud en Familia Ahora, reúna a su familia. Padre, madre, hijos, abuelos, hermanos... ¿quiénes están aquí con usted? Agradézcale a Dios porque los tiene, agradezca por la bendición de pertenecer a una familia, de amarla y ser amado(a) por ella. Agradezca por bendiciones específicas que el Señor ha concedido a su casa. ¡Vamos a reunirnos y agradecer! Importante: • Determine un tiempo para esta oración de gratitud en familia (5 min., por ejemplo). • Pida anticipadamente, que se coloque una música suave en este momento. • Pídale al equipo de Recepción que ore con los visitantes y miembros solos. Pueden ser incluidos en la oración con sus familias. • Ore con su familia también y al regresar al púlpito agradezca a Dios por las familias de su iglesia.

III Parte – Liberación Seguridad, familia... Es necesario agradecer... ¡Dios es realmente



maravilloso! Israel estaba feliz y tenía otro motivo para agradecerle. Leamos primero Éxodo 14:12,13 (Leer el texto)

“¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos...” v. 12

(primera parte) – El pueblo presentó a Moisés afirmaciones exageradas sobre lo que estaba sucediendo. Al salir de Egipto, en vez de seguir por el camino directo a Canaan, el Señor determinó la ruta en dirección al Mar Rojo. Moisés se sintió muy perturbado cuando su pueblo manifestó tamaña falta de fe en Dios, a pesar de repetidamente haber testimoniado la manifestación de Su poder em favor de ellos.

“...mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el

desierto...” v. 12 (última parte) – Es una tendencia común preferir la muerte

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a la esclavitud, cuando estas son las únicas alternativas que tenemos. No es extraño que, a un pueblo plenamente acostumbrado con la servidumbre, faltase una tradición de independencia y heroísmo, peculiar a las personas libres.

“...No temáis... ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros...” v. 13

– El alarmismo de los hebreos es totalmente comprensible, pero el noble valor y la confianza de Moisés son sorprendentes. Su serena confianza se reflejaba en su administración al pueblo mientras aguardaba pacientemente la libertad del Señor. En realidad, él todavía no sabía como Dios podría librarlos, pero su experiencia al cooperar con Dios en la tierra de Egipto le aseguraba que el Altísimo era plenamente capaz de rescatar a Su pueblo, por más difícil que pareciese tal situación. ¡Dios intervino y ocurrió la liberación!

“Cuando Moisés extendió su vara, las aguas se dividieron, e Israel marchó

en medio del mar, sobre tierra seca, mientras las aguas se mantenían como murallas a los lados. (...)Jehová solo los había libertado, y a él elevaron con fervor sus corazones agradecidos.” (Patriarcas y Profetas, 287)

¡Hoy, nuestro corazón agradecido también se vuelve a Dios, porque nos

libró en Cristo Jesús, nuestro Señor! Muchas veces, nos comportamos como el pueblo que reclama. Concentrados en las dificultades, en los problemas, en el “mar” que está al frente y en el “enemigo” que viene atrás, dejamos de mirar hacia lo alto y esperar por la liberación de Jehová. Pero, entendiendo nuestra debilidad espiritual y nuestra falta de fe, ¡Él nos muestra Su misericordia, nos da la libertad y nos recuerda que la verdadera salvación ya fue asegurada en la cruz del Calvario!

Este día es necesario agradecer, porque para Dios no hay imposibles.

¡Nuestra liberación está asegurada!

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IV Parte – Vida

Dios no nos pide que agradezcamos por las pérdidas en sí mismas, sino por

lo que podemos obtener en medio a ellas; sean lecciones preciosas para la vida o experiencias ricas que maduran nuestra espiritualidad y nuestro carácter. El agradecimiento debe ser la regla de gratitud del cristiano. Después de la liberación, Israel parecía que comprendía eso. Por tal motivo, ahora agradecía a Dios por la gran dádiva dada al ser humano: la VIDA. Leamos Éxodo 14:26 a 31 (Leer el texto).

“Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el

ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar...” v. 28 – Cuando el ejército de Faraón entró en el mar, persiguiendo a los hebreos, “la confusión y la consternación se apoderaron de los egipcios. En medio de la ira de los elementos, en la cual oyeron la voz de un Dios airado, trataron de desandar su camino y huir hacia la orilla que habían dejado. Pero Moisés extendió su vara, y las aguas amontonadas, silbando y bramando, hambrientas de su presa, se precipitaron sobre ellos, y tragaron al ejército egipcio en sus negras profundidades.” (Patriarcas y Profetas, 287)

“...y el pueblo temió a Jehová...” v. 31 – Al guiar Israel a través del mar,

Dios tenía el propósito de hacer crecer en el corazón del pueblo, reverencia y fe en Su poder. Siendo “niños” en la fe, los israelitas necesitaban milagros y manifestaciones divinas. Creyeron por lo que habían visto, pero nuestro Señor pronunció una bendición sobre “los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29). Una fe apoyada solamente en lo que se ve, está lejos de ser perfecta. El propósito divino era que continuasen su viaje a la Tierra Prometida con alegría, gratitud y confiando en Él de todo corazón.

Dios es el dador de la vida y ama a Sus criaturas. Por eso, el Señor le perdonó

la vida a Israel de modo milagroso y le proporcionó al pueblo la oportunidad de vivir una nueva vida, además de Egipto y del Mar Rojo, ¡en Canaán! (Deut. 31:6-8)

Seguridad, familia, libertad y vida. ¡Los hebreos estaban llenos de motivos

para agradecer!

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Conclusión

Nuestra vida también ha sido cuidada, protegida y bendecida por el mismo

Dios que guió a Israel. ¡Él tiene una nueva vida para Su pueblo en 2007!

Cuando observamos las circunstancias del mundo post-moderno, y todo

lo que lo envuelve: violencia, muerte, dolor, hambre, guerras, desempleo, corrupción... parece que no hay vida al otro lado del mar.

Pero hoy es necesario agradecerle a Dios por la esperanza que hay en

Cristo Jesús, por la seguridad que nos ofrece a través de Su poder. Por la dádiva preciosa de la familia, por la seguridad de la liberación del pecado y porque hay, sin duda alguna, “nuevos cielos y nueva tierra” (Isaías 65:17,18). ¡Hay una Nueva Canaán a nuestra espera y ella ya puede ser disfrutada aquí, si permitimos que Jesús forme parte diariamente, de nuestra vida!

Llamado En este día, dedicado a la gratitud, consideramos que la vida de Israel fue permeada por motivos para alabar y agradecer al Señor. ¿Desea que su vida y la de su familia estén siempre seguras en Sus manos? Entonces, ¡agradezca por la liberación y por la esperanza de una nueva vida, aquí, al lado de Jesús, y en la Nueva Tierra! ¡Hoy es necesario agradecer! AMÉN

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