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E SC H E R , BU DISM O Y EL SI MISMO Conferencia impartida por Christian Herreman para el ciclo: El hombre y lo Sagrado de la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Religiones
No ha sido fácil encontrar un punto de partida para este trabajo, si bien el juntar a Escher con el budismo y el psicoanálisis fue elección propia. Para poder dar paso a la exposición de las ideas de esta ponencia, permítanseme dos notas aclaratorias: primera que no pretendo agotar el tema, sino más bien señalar algunos puntos de encuentro o “isomorfismos” entre disciplinas como la pintura, la religión y el psicoanálisis. Segunda, puedo decir, que el hilo que sigo para conectar las obras del grabadista
representa la particular forma que tiene la persona (es decir el artista) de manejar la realidad y sus frustraciones mediante la sublimación, expresión última de los mecanismos de defensa, único capaz de descargar por completo y al servicio de la humanidad, los conflictos psíquicos. El segundo, por el contrario, no resolvía la conflictiva, la reprimía, enfrentando la fuerza institucional colectiva a la pulsional individual, manteniendo al sujeto en una dependencia irresoluble.
holandés con el budismo y el psicoanálisis son las
Hoy reconocemos que las dos posturas antes
paradojas que en todos se revelan. Para la presente
descritas pueden ser encontradas en cualquier
exposición me apoyaré en una obra en particular del
terreno, sea religioso o artístico. Así como podemos
budismo, la rueda de la vida, primero, y después en
reconocer rigidez en un ritual religioso, podemos
algunos grabados del M. Escher.
encontrar también en la práctica artística una férrea
Después de la sexualidad, el tema que más aparece en el trabajo de Freud es el de religión. Fue ésta la gran vía de salida del psicoanálisis fuera del consultorio y hacia la cultura en general. El propio
ortodoxia. Del mismo modo, podemos ver la misma plasticidad y creatividad tanto en una improvisación de John Coltrane como en la pequeña misa solemne, de Verdi.
Freud así como sus colegas contemporáneos y
Lo que separa a uno de otro, desde la perspectiva
posteriores se interesaron en las formas en que la
del presente trabajo, es la capacidad de juego y la
gente conseguía, habitualmente, conservar o
relación que éste tiene con la paradoja y la capacidad
restablecer el “equilibrio psíquico”. Al respecto,
de tolerar estados mentales múltiples, polivalentes e
Freud reconoció tempranamente dos alternativas,
inciertos. Esta multiplicidad de estados mentales, en
una que mantenía en buena estima y otra que, en
un principio confusa y amenazante, tiene que ser
términos generales, desaprobaba. Se trata del arte y
“ordenada” o “regulada” y el ser humano no tiene la
la religión, respectivamente. El primero, decía él,
capacidad de hacerlo por sí mismo, requiere de un
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otro que le asista. Desde el psicoanálisis reconocemos
pretas o fantasmas hambrientos, el nivel de los asuras
a este otro como la madre o el cuidador quien cumple
o titanes y por último el nivel divino. Sin profundizar
dichas funciones, incluyendo la de facilitarle al bebé la
en la riquísima simbología que encontramos en cada
asimilación de dicha capacidad. . La madre, sin
rueda, resaltemos la presencia del bodhisattva que
embargo, no será recordada como tal, sino como un
aparece en cada uno de los niveles. Su función
proceso de ser asistido, inscrito en la memoria del
específica es recordar la oportunidad implícita de
sujeto, si bien como un evento emocional más que
cada ser humano: la de encontrar por medio de los
una representación cognitiva que suele recrearse
elementos que señala, la posibilidad de liberación. La
mediante experiencias que llamamos místicas,
rueda suele usarse para enseñar el concepto de karma
cumbre u oceánicas. Estas experiencias ampliamente
o ley causal, en la que cada acción conlleva a una
descritas por Rudolf Otto, se caracterizan por poseer
consecuencia, sea en esta vida o en la que sigue. Así,
una extraña familiaridad, una sensación
el lastimar a otros, contribuye al renacimiento en el
omniabarcante o de comunión con el todo y del
nivel infernal, mientras que las acciones generosas
borramiento de la demarcación entre el sujeto que
fomentan reencarnaciones benévolas, como las del
observa y el objeto observado. Los objetos que
nivel divino.
permiten dicha relación, suelen ser reverenciados y llamados, por la experiencia que facilitan, objetos sagrados.
Podemos proponer como idea medular de la rueda que mientras sea el odio, la avaricia y la ignorancia (representadas al centro de la rueda por la serpiente,
Algunas obras artísticas, sean una pintura, una
el gallo y el cerdo, respectivamente) lo que mueva a
escultura o una pieza musical, pueden ser tomadas
las personas, permanecerán ajenos a su naturaleza
como circuitos o terrenos que facilitan o invitan a la
búdica, ignorando lo transitorio y lo insustancial de la
restauración de la fluidez entre el afuera y el adentro,
naturaleza de nuestro mundo y atados a la rueda.
a la multiplicidad de puntos de vista que hace posible la descentración del sí mismo con el juego. Nuestra primera imagen nos ofrece un modelo de la mente, experimentada como una unidad coherente, pero compuesta en realidad por múltiples niveles que actúan simultáneamente, influenciándose en ocasiones e ignorándose e otras. Se le conoce como la rueda de la vida o del samsara.
Sin embargo, los aspectos más atractivos que nos presenta la obra de arte, es que la causas mismas del sufrimiento, son, simultáneamente, los medios de liberación. Lo que determina que un evento sea fuente de sufrimiento o un medio para la liberación es nuestra actitud, es decir, nuestros patrones de apego y deseo así como el temor de conocernos a nosotros mismos. La rueda no atribuye a cada persona un
La rueda muestra los seis estadíos por los que los
lugar único en determinado nivel. Éstos representan
seres sensibles atraviesan a lo largo de sus múltiples
patrones de relación con los demás y con nosotros
reencarnaciones. Los universos se presentan como un
mismos, y todos operan todo el tiempo y
mandala, una forma equilibrada que suele estar
simultáneamente, si bien podemos reconocer la
sostenida por Yama, el dios de la muerte. La
supremacía de uno de ellos sobre los demás.
representación de los niveles representa el nivel humano, el de los animales, el infernal, el de los CHRISTIAN HERREMAN, 2005
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Freud y el psicoanálisis tradicional exploraron a
cosmología tibetana, es característico de este nivel la
profundidad las conflictivas que emergen de las
estupidez. El bodhisattva aparece aquí con un libro,
pasiones del nivel animal así como el carácter infernal
que representa la capacidad reflexiva, de lenguaje y
de la vida paranoide. También reconocemos en el
demora como alternativa a la descarga inmediata.
nivel de los fantasmas hambrientos el anhelo
Este nivel nos recuerda que la felicidad / placer es
insuperable de los estados depresivos. Más tarde,
algo transitorio, imposible de perpetuar a través de lo
conforme ganamos conocimiento de las diferentes
sensorial, y quien escoja dicho camino estará
organizaciones mentales, entendimos mejor el resto
destinado a la insatisfacción. Si bien la forma en la
de los niveles: la psicología transpersonal enfatizó la
que vemos la sexualidad hoy ha cambiado mucho
importancia de las experiencias cumbre del nivel
respecto a los tiempos de Freud, su inserción en la
d i v i n o, m i e n t r a s l o s e n f o q u e s c o g n i t i vo s
rueda sigue siendo complicada.
profundizaban en el nivel competitivo de los titanes. El nivel humano, con sus actuales debates sobre identidad es foco de atención de muchas escuelas enfocadas al narcisismo y la subjetividad. Una primera paradoja que nos permite abordar la rueda del samsara, es reconocer los múltiples aspectos que conforman nuestra ilusoria unidad. Y en especial, los aspectos menos tolerados de nuestro universo psíquico, aquellos que, la ser rechazados y desconocidos, terminan por convertirse un el sufrimiento familiar y directivo en nuestras vidas, llamémoslo karma o destino.
Cuando anhelamos tiempos pasados y cuando nos atormentamos por deseos irrealizables es probable que estemos funcionando desde me, el nivel de los fantasmas hambrientos. Cuando alguien vive con un vacío imposible de llenar, funciona como los seres de este nivel, quienes se rehúsan a “soltar” el pasado. Sus cuellos delgados les impiden tragar la comida sin lastimarse, lo que equivale a su incapacidad de disfrutar los pequeños placeres que nos dan sentido en el día a día, por anhelar una gratificación pretérita. El bodhisatva aparece aquí con nutrientes, pero no materiales, error común en el que incurren
Para quienes su agresión y ansiedad se vuelven
los fantasmas, ya que éstos no hacen mas que
verdaderas torturas, es decir, funcionan básicamente
mantener el sentimiento de vacío. Sólo la capacidad
desde huing, el nivel paranoide-infernal, el
introspectiva del autoconocimiento puede aliviar el
bodhisattva de compasión aparece a veces con un
sufrimiento producido por anhelos no reconocidos.
espejo o un flama purificadora. Dicho espejo, como mencionamos en un principio, permite al sufriente reconocer como propios las emociones que se perciben como provenientes del exterior. Una vez reconocidas y toleradas, la fuerza de dichas emociones agresivas deja de actuar en contra del sujeto y queda a su servicio.
En la cosmología budista, el nivel divino, om, es representado por seres entregados a los placeres más sofisticados y sublimes. Los dioses encarnan cuerpos que no enferman, que se deleitan con música y habitan versiones extendidas de lo que llamamos éxtasis. Dichas experiencias, con todo su potencial creativo son, igualmente seductoras. En este nivel, el
El siguiente nivel, pe, el animal, se caracteriza por
bodhisattva aparece con un instrumento musical,
lo instintual, por la gratificación instantánea e
recordándonos que dichos estados, tan placenteros
irreflexiva de nuestras demandas orgánicas. Para la
como se experimentan, son, como la música,
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transitorios. Este nivel es el responsable de que
Quizás encontremos una respuesta en las preguntas
podamos “dejarnos ir” al escuchar una sinfonía o
imposibles o koans, paradojas cuya finalidad es el
conmovernos con una película sin que ello signifique
romper o desmantelar la ilusión que es en parte
que “perdimos el control”.
responsable de dicho sufrimiento. Dicha ilusión, y por
En seguida tenemos a mane, el nivel de los titanes o
lo tanto el sufrimiento que le acompaña, es producto
dioses celosos, que frecuentemente aparece junto al
de experimentar nos sólo como se parados,
árbol del deseo, cuyos frutos son objeto de pelea entre
diferenciados del resto de lo que no somos y apegados
ellos. Representantes de la agresión necesaria para la
a lo que creemos que somos. Para poder contrarrestar
acción, los titanes ejemplifican las maniobras que
dicha ilusión, es necesario recurrir a la paradoja. He
desembocan en la consecución de objetivos. El hecho
escogido la obra de M. Escher como paradojas
de que los titanes se ubiquen en un nivel superior en
visuales que tienen un efecto parecido al de las
la rueda rompe con la idea de un budismo pasivo. La
preguntas o koans dentro de la tradición rinzai.
acción y las capacidades cognitivas son muy valoradas, ya que son ellas las que hacen posible, entre otras cosas, la meditación. La espada flameante con la que aparece el bodhisattva alude a la alta estima de la acción por sobre los frutos que se obtengan de ésta. Otra forma de leer este nivel, desde el psicoanálisis, consiste en tomar en cuenta los procesos mentales más que su contenido.
Hablar de la completud es difícil, ya que el lenguaje mismo nos sitúa fuera de lo aludido, fuera de la completud de la que hablamos. “Yo estoy completo” es una paradoja en el sentido de que el sujeto, yo, se separa del objeto, de una “completud” que no lo incluye. Sabios como Prajna paramita, sugieren que “sólo cuando el ver implica no ver es que realmente
Por último llegamos al nivel humano, ni. Si los niveles anteriores son alusivos a formas de desempeñarnos, de hacer las cosas, este nivel representa el sentido último con el que vivimos nuestra vida. Representa nuestro sí mismo. Aquí, el budda de compasión aparece como Sakyamuni, un príncipe del siglo V que vivió como asceta en su búsqueda de identidad y sentido, y es por ello que este nivel apunta al conflicto medular de la rueda: el desconocimiento de nosotros mismos. En palabras de Winnicott: aunque las personas sanas disfrutan el comunicarse con los demás, también es cierto que cada individuo permanece aislado, permanentemente incomunicado, desconocido, de hecho perdido.” ¿Cómo resolver esta vaga sensación de incompletud, de vacío o aislamiento, si es que es posible?
vemos”. ¿Cómo encontrarle sentido a tan aparente contradicción? Comencemos por reconocer que en su sugerencia incluye mas no diferencia al objeto, ya que ver es algo que hace el sujeto, pero al mismo tiempo es diferente a sí mismo. Este primer paso podemos considerarlo una paradoja óntica, en el sentido de que lo que se ve violado es la relación causal, más que la diferenciación sujeto – objeto. El siguiente paso que sugiere dicha tradición consiste en aplicar el mismo principio al propio sujeto, es decir una paradoja ontológica. Si en el primer caso X es o X no es, el segundo consiste en afirmar X es no X. El juego paradójico consiste en que si bien la construcción gramatical está bien hecha, la declaración sintáctica no puede respaldar la diferenciación de X. En otras palabras, si bien la frase X es no X consigue diferenciar al sujeto del predicado, al mismo tiempo
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permanecen inseparables. Lo anterior confunde a
grabado desde una perspectiva, algunas columnas
nuestra mente consciente precisamente porque ésta
aparentan correr por la parte posterior y el resto por
tiende a funcionar como un órgano discriminatorio: o
la parte anterior, pero, al hacer el “salto” vemos que
es o no es, o está dentro o está afuera, soy o no soy.!
la ubicación de las columnas ha sido invertida. Esto
¿Cómo puede el yo ser y no ser al mismo tiempo? ¿Cómo puede reflejarse a sí mismo para hablar de sí? Recordemos que el lenguaje se origina de una fuente pre verbal que continúa operando paralelamente a las funciones verbales, por lo que podemos, al mismo tiempo, hablar de una cosa y hablar desde la cosa misma, o bien, podemos hablar y estar en silencio, escuchándonos, al mismo tiempo. Es esta integración del sonido y el silencio, el dentro y el afuera, el yo y el no yo que la escuela Zen llama Prajna: la completud paradójica de lo infinito y lo finito que nos sugiere la banda de Moebius. Una forma de materializar esta doble visión es la conjunción de dos puntos de vista, simultáneos y ambiguos que nos ofrece el cubo Necker. Desde una perspectiva cotidiana, es por supuesto imposible ver los dos lados de un cuerpo simultáneamente. Si viéramos un cubo sólido lo veríamos primero de un lado y después del otro y esto es precisamente lo que ter minamos haciendo con el cubo Necker, asignándole una perspectiva para después cambiar a la otra. Nos cuesta trabajo tolerar las dos
convencional que nos indica que o bien las columnas están adentro o bien afuera, pero nunca adentro y afuera al mismo tiempo. Con este dibujo, Escher nos disloca, simbólicamente, de la división que separa el adentro y el afuera. Lo que experimentamos es la mutua penetración de perspectivas de manera tal que tanto el espacio como el tiempo dejan de operar de forma convencional, en términos dicotómicos. Cabe mencionar que las diferencias en ningún momento son negadas: un nivel es perpendicular respecto al otro, sin embargo, una realidad más compleja los abarca a ambos. Podemos llamar paradójica la experiencia que expresa la obra de Escher, a través de la cual, uno puede tener una percepción concreta de cómo el yo y el no yo, sujeto y objeto pueden encontrarse opuestos y, al mismo tiempo, ser lo mismo. ¿Puede este grabado decirnos algo de las experiencias pico donde también hay una experiencia paralela de separación y unión? ¿Podemos recrear, a través de ciertas obras de arte, nuestra emergencia ontológica? ¿Cómo se relaciona lo anterior con los
simultáneamente. La obra Belvedere, de Escher, está dibujada sobre el mismo principio del cubo Necker, y contradice también nuestra experiencia habitual de lo que es un cubo, al juntar dos realidades o perspectivas opuestas que solemos experimentar una a la vez. Lo que quiero subrayar, es que cuando esto sucede experimentamos una extraña y cautivadora fascinación, ya que las columnas parecen hacer lo imposible: pasar a través de ellas mismas. Al ver el CHRISTIAN HERREMAN, 2005
ocurre mientras prevalezca la polarización
estados mentales representados en la rueda del samsara? Para poder tolerar la ambigüedad y la incertidumbre de dichas experiencias, debemos de ser capaces de jugar. El juego, para el psicoanálisis, si bien es cosa de niños, también es de adultos y es cosa seria. El juego, el arte, la religión y la ciencia emergen de un espacio intermedio entre el bebé y su cuidador, llamado transicional. Si todo va bien, el bebé
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experimentará la confianza de ubicarse “fuera de sí”,
mantiene la demarcación dentro - fuera. De esta
primero en la madre, lo que llamamos espejeo y luego
forma, las obras antes mencionadas pueden restaurar
en un objeto intermedio, que sustituya a la madre y
el significado original de la palabra griega sumbolon:
permita al bebé una creciente independencia respecto
como una pieza o moneda capaz de partirse por la
a ella. Los llamados fenómenos transicionales tienen
mitad y encajarse de nuevo para fines de
como finalidad el mantener separados pero en
identificación. Es decir que las dos partes eran
continua comunicación el adentro con el afuera,
necesarias para darle sentido a algo que las incluía a
enriqueciendo tanto el mundo interno como el
las dos. ¿Son dos o son uno? ¿Suben o bajan? Como
externo y dándoles sentido a ambos. Las cosas salen
diría un monje Zen: ni si ni no, ni todo lo contrario...
mal cuando, por diversas razones, el juego se inhibe y
en fin no es más que un juego. Muchas gracias.
la comunicación entre los dos mundos se interrumpe. Entonces las cosas sólo pueden tener lecturas monovalentes y el juego se torna un régimen totalitario. Para quien sí puede jugar, esta demarcación se desdibuja en la intersubjetividad y en la cultura en general. Este terreno transicional permite la circulación del
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sujeto al objeto y de regreso al primero en un circuito semejante al uroboro. Sabemos, gracias al fenómeno llamado transferencia, que siempre estamos viendo – nos fuera de nosotros mismos. La realidad que percibimos está siempre coloreada y e inyectada por nuestro mundo interno y es mucho lo que tramitamos fuera de nosotros mismos para poder, eventualmente, asimilarlo. Sin embargo hay objetos y situaciones que inducen en nosotros una experiencia fuera de lo común: no se acogen del todo a la lógica del yo consciente y exigen de quien las ve ir más lejos. Tal es el caso de la rueda del samsara y sus múltiples niveles
Escher, Belvedere 1958 lithografia 295mm x 462 mm
o bien las contradicciones integradas de los grabados de Escher. Para poder “verlas” tenemos que recurrir a formas lúdicas (transicionales) de percepción. David Dohm lo llama pensamiento propioceptivo, ya que para que tenga sentido, la obra debe ser vista no sólo como un objeto externo, sino como un objeto que es, al mismo tiempo, parte del sujeto, ya que la lógica a la que conduce la obra no es compatible con la que CHRISTIAN HERREMAN, 2005
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Promoviendo Relaciones Reflexivas
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CONFERENCIAS JOSEFINA PRIOR CHIMALISTAC, CIUDAD DE MÉXICO
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