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ESTUDIO DE 1ª DE JUAN Por: Rubén Álvarez
“Que al amor de Dios fluya” Introducción 1 Juan 4: 7 “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros” Probar los espíritus es la instrucción del Espíritu Santo a fin de evitar ser engañados en nuestra vida cristiana. El diablo es un experto en mentir, lo hace tan bien y con argumentos tan llenos de lógica que logra hacer parecer una mentira como una verdad, de forma tal que la gente, principalmente los cristianos, tomen la ruta de dichos pensamientos y así, se descarrilen del propósito y destino gloriosos que Dios tenía para ellos. En la conferencia pasada pudimos encontrar varias formas de probar a los espíritus, desde las más rudimentarias que tienen que ver con la persona que emite las palabras o los pensamientos, pasando por el análisis del contenido del mensaje, y hasta llegar a la más profunda manera de probarlos a través del Espíritu Santo. Pero atendamos a lo que la Palabra de Dios nos dice en la porción que hemos acabado de leer: “El amor es de Dios”, así que “si nos amamos unos a otros, sabemos que permanecemos en Dios y que Su amor se ha perfeccionado en nosotros” “Amar a nuestros hermanos” jamás será un pensamiento contrario a la Voluntad de Dios, jamás será un espíritu diferente al de Dios, porque el amor es de Dios. DESARROLLO 1. Nacidos de Dios.
1 Juan 4: 7 “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios
Por Rubén Álvarez- Alcance Izcalli.
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Nacer de nuevo, es darle a una persona, una nueva oportunidad de vida. Nacer de nuevo es la obra del Espíritu Santo por la fe en el sacrificio de Jesucristo en la cruz. Una nueva oportunidad para hacer las cosas ahora a la manera de Dios. En la primera oportunidad el ser humano se dedica a hacer las cosas a su manera, bajo sus razonamientos, intentando hacer las cosas lo mejor que puede. Sin embargo, podemos apreciar, los resultados no son los mejores. Es entonces que se abre una gran puerta, la posibilidad de empezar de nuevo, de hacer las cosas de una manera diferente, a la manera de Dios Y la manera de Dios en esta nueva oportunidad es sencilla: “El amor”. Sí, amar a los demás como Él ama. Si el ser humano tan solo se concentrara en amar, nuestra sociedad sería absolutamente diferente, las congregaciones serían muy diferentes también. El amor es de Dios, dice la escritura, el amor le pertenece a Dios. No hay ningún otro espíritu que pueda apropiarse al amor. De tal forma que cuando amamos a los demás, sabemos que estamos operando en la esencia de Dios, estamos con Dios y Dios con nosotros. Todo aquel que ama ha conocido a Dios, porque Dios es amor. De tal forma que quien se niega a amar, está negándose a conocer a Dios. 2. A la manera de Dios.
9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados El amor no puede ocultarse, el amor se muestra. Y Dios es amor, así que mostró Su amor para con nosotros, dándonos a Su Hijo unigénito. Aunque la humanidad entera había hecho lo malo, aunque no habíamos hecho caso a Sus instrucciones, de todas formas nos amó, y lo manifestó dándonos a Su Hijo. Así que amar a los demás no es una instrucción en que Dios nos pida algo ajeno, sino que Él mismo nos enseñó como se hace. No se trata de amar “a nuestra manera”, sino de amar “a la manera de Dios”, como Él nos lo mostró.
11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros Si Dios nos ha amado así, entonces debemos amarnos de la misma manera. Por lo cual quisiera que pusiéramos atención en la manera en que Dios nos ha amado, para que sepamos lo que Dios espera de ti y de mi al decir que nos amemos. a). Soportarnos (Nivel Básico)
Colosenses 3: 12 “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de
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mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” La primera y más rudimentaria manifestación del amor quizá es ya demasiado grande para muchas personas, pero de verdad es más esencial muestra de amor. La manifestación primaria de amor es soportarnos unos a otros. Y notemos que no se refiera a apoyarnos, sino a “aguantarnos” unos a otros. Somos diferentes, tenemos formas de expresión diferentes, con trasfondos diferentes, de forma tal que la forma de ser de alguna persona pudiera no parecerte apropiada. Tal vez sea incomoda y hasta chocante; sin embargo, el amor de Dios en ti, como resultado de tu nuevo nacimiento, debe producir en ti esta primera manifestación: Soportar a la gente como es. Para ello, dice la escritura se necesita: Misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre y mucha paciencia. Pero mucho de esto es el fruto del Espíritu, ¿no es cierto? Así que cualquiera que anda en el Espíritu debiera tener este fruto, por lo cual, aguantar a las demás personas, parecería que debería ser un problema, ¿no es cierto? Sin embargo, lo que vemos es diferente. Aún los cristianos son intolerantes a los demás. Parece que debemos comprender esto: Rechazar amar a los demás es rechazar a Dios, porque Dios es amor. Ahora bien, el asunto de “soportarnos” los unos a los otros, involucra “perdonar” a los demás en sus ofensas, si alguno tuviera queja contra otro. Pero notemos que no debemos tampoco perdonar a nuestra manera, sino a la manera de Dios. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. ¿Cómo es que Cristo nos perdonó? respecto:
Quisiera que meditaran un poquito al
¿Cristo decidió perdonarte cuando le pediste perdón o antes de que lo hicieras? Las personas normalmente esperan a que se les pida perdón para entonces pensar en la posibilidad de perdonar. Sin embargo esta no fue la manera de Cristo. El perdonó mucho antes de que nosotros pensáramos siquiera en pedirle perdón. ¿Te perdonó solo los agravios menores? ¿Hubo alguno que te haya dicho: En esto si te pasaste de la raya? El ser humano está dispuesto a perdonar pero con ciertos límites, de acuerdo al carácter de cada quien; sin embargo Jesús nos perdonó sin limites, todos los agravios, por más duros, crueles y sucios que hayan sido fueron por Él perdonados. Esta es la manera de Cristo. Otra pregunta mas: ¿Acaso Jesús te ha dicho que ya te pasaste? ¿Te ha dicho que ya no puede perdonarte la misma cosa una y otra vez? El ser humano puede perdonar agravios, pero cuando este se repite una y otra vez, de repente la persona dice: Ya me vio la cara de menso. Pero Jesús nos perdona muchas veces, le dijo a Pedro que debiéramos hacerlo hasta setenta veces siete.
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Jesús dijo: Lucas 6: 29 “Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. 30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva” ¿Qué significa poner la otra mejilla? ¿es acaso un tipo de masoquismo? No, de ninguna forma. Haber sido herido de alguna manera hace que la persona se ponga a la defensiva, que ya no quiera interactuar con aquella persona que le ofendió, que le agredió. Esto es muy humano, es un sistema de autodefensa, no solo corporal, sino del alma. Pero Jesús nos muestra sus maneras de perdonar. Porque perdonar implica quedar expuesto a volver a ser ofendido, a sufrir un nuevo agravio de aquella persona; porque simplemente es así. Poner la otra mejilla implica que tu perdón sea capaz de restituir la relación con aquella persona a expensas y bajo el riesgo de volver a ser ofendido. Mis amados, si esto ya les parece muy intenso, aún no llegamos a las mas grandes manifestaciones de amor, aún estamos en el nivel básico. b) Pasar por alto (Nivel Intermedio)
1 Pedro 4: 8 “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados” Una cosa es soportarnos unos a otros y perdonar sus ofensas a la manera de Cristo Jesús y otra, muy diferente, es pasar por alto dichos agravios o cubrirlos por amor. Cuando tu tienes una queja contra otro es necesario que sea perdonada, pues esa queja esta delante del Padre. Pero un grado aún mayor de amor es que el agravio ni siquiera produzca queja, ninguna demanda delante del Padre, sino que las cosas sigan igual, amando a dicha persona. Dice Proverbios 19: 11 “La cordura del hombre detiene su furor, Y
su honra es pasar por alto la ofensa”.
Hacerse el “loco” y no darse por enterado de algún agravio podría parecer un signo de debilidad, un signo de que uno es un tonto que no se defiende y que no pone las cosas en su lugar. Pero la Palabra de Dios dice otra cosa; dice que cada vez que pasar por alto la ofensa de alguien, tu recibes honra. Y el apóstol Pablo dice en 1 Corintios 6: 7 “Así que, por cierto es ya
una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? Dentro de la iglesia de Corinto había conflictos entre los hermanos, conflictos que incluso se presentaban delante de tribunales romanos. Dice el apóstol que ya es
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una falta en un cristiano tener pleito con otro. ¿Qué es lo que se espera de un hijo de Dios, nacido de nuevo para una nueva vida de amor? Pues que sufra el agravio, que sufra el ser defraudado, y listo. Pero es allí donde el diablo pone pensamientos como estos: ¿Pero cómo puede ser esto? ¿los mismos hermanos te critican? ¿ellos mismo son los que te agravian y defraudan? Podría esperarlo de los de afuera, pero son los de adentro. Aquí no hay amor, esto no debería de ser así, mejor me voy, me alejo de ellos, son unos hipócritas. Y pregunto para aquellos que ya están probando los espíritus: ¿esos pensamientos acaso vinieron de Dios o de la carne o peor aún de algún espíritu de demonio que quiere descarrilarte de la gloria que Dios tiene para ti? Es evidente que esos pensamientos nunca vinieron de Dios. Por el contrario: ¿Cuáles son los pensamientos que vienen de Dios? Sufre el agravio y aguántate, pásalo por alto; y si acaso no pudiste y ya tienes una queja contra tu hermano, entonces perdónalo a la manera de Cristo. c) Bendecir aún a quienes te maldicen. (Nivel experto)
Mateo 5: 43 “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Jesús estableció un nuevo parámetro: Hasta ahora, dijo, amar a tu prójimo y aborrecer a tu enemigo ha estado bien; pero hay un nuevo parámetro para los que hayan nacido de nuevo: Bendecir a los enemigos y hacer bien a quienes te aborrecen, orar por los que te han ultrajado y perseguido. Esta es la manifestación de un hijo de Dios. La gente común ya ama a su familia y aborrece a sus enemigos, pero esta no puede ser nuestra norma. ¿Cómo es que solo saludamos a nuestros amigos, a quienes nos caen bien? Si queremos ser perfectos, si queremos llegar al amor nivel experto, entonces habrá que saber que en este nivel amamos a nuestros enemigos y les hacemos bien en lugar de mal. ¿Hay alguna persona que no toleras? ¿Alguno que no quieres que ni se te acerque? Pues bien, ya tienes lo necesario para subir a este nivel. En lugar de darle la vuelta, amale, hazle bien, cambia el estatus de “aborrecido” por “amado”.
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¿Qué te ha parecido la manera de amar de Dios? 3. Solo así seremos considerados discípulos de Jesús. Termino esta conferencia con estas consideraciones:
Juan 13: 34 “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” El mandamiento de Jesús es sencillo: ¡Que nos amemos! No a la manera propia de cada quien, sino como Él nos amó. Jesús, por el amor que tenía de sus discípulos, decidió un buen día lavar sus pies, como ejemplo de servicio. Quizá esto ya de suyo es una manifestación poderosa de amor, pero al leer que lavó los pies de Judas, sabiendo que era él quien habría de traicionarle y entregarle para muerte, pues nos deja con la boca abierta. Así es como Jesús nos ha amado, y ese es el nivel al que estamos llamados a amarnos, ningún otro nivel cumple con su mandato. Y solo así, con este nivel de amor, es que la gente podrá identificarte como un verdadero discípulo de Jesús. No, no es tu conocimiento bíblico, ni la elocuencia de tus oraciones, tampoco la unción poderosa que puedas mostrar, sino el amor que manifiestes hacia tus hermanos.
12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros” Nadie ha visto jamás a Dios, es la segunda vez que el apóstol Juan dice estas palabras. La primera vez dijo: Su unigénito hijo le ha dado a conocer. Pero en esta segunda ocasión dice: Si nos amamos, Dios permanece en nosotros y Su amor se ha perfeccionado en nosotros. Mis amados, tu y yo podemos dar a conocer al Padre, como Jesús lo dio a conocer. El amor que tengamos por nuestros hermanos, enemigos y demás personas manifestará al Padre en medio de esta sociedad sucia, corrupta y llena de pecado. 4. Ministración
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