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APOCALIPSIS El Apocalipsis es una grande y valiosa consumación de las Escrituras. Bien puede ser considerado como un segundo Génesis: el principio del

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MEJORAMIENTO Y ACTUALIZACION DEL PLAN DE DESARROLLO LOCAL CONCERTADO PROVINCIAL 2007 - 2015 Huancayo 2009 MEJORAMIENTO Y ACTULIZACION DEL PDLCP AL

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APOCALIPSIS El Apocalipsis es una grande y valiosa consumación de las Escrituras. Bien puede ser considerado como un segundo Génesis: el principio del nuevo mundo de la vida espiritual perfecta en la ciudad de Dios. Así como el Génesis es el libro de las primeras cosas, el Apocalipsis es el libro de las últimas.

Fuente: Apocalipsis : "El Drama De Los Siglos" de Herbert Lockyer - © 1982 Editorial VidaISBN:0-8297-1292-5 Una visión anticipada de los acontecimientos finales de la historia de la humanidad. Recomendamos que adquiera este libro en su librería cristiana favorita

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INDICE.

Estudios ~~~~~~~ 001 -Apocalipsis: Canonicidad, Autor y Título 002 -Lectores, fecha y propósito 003 -Hechos y características del Apocalipsis 004 -Interpretaciones y lecciones 005 -Personajes y escenas del Apocalipsis 006 -Apocalipsis: Su relación con la inspiración 007 -Apocalipsis: Su relación con la profecía 008 -Apocalipsis: Su relación dentro de la Trinidad 009 -Apocalipsis: Su relación con la Iglesia 010 -Apocalipsis: Su relación con la eternidad 011 -La visión séptuple (Parte I) 012 -La visión séptuple (Parte II) 013- Los siete candeleros de oro (Parte I) 014- Los siete candeleros de oro (II) 015- Los Siete Sellos (Apoc. 4:1 - 8:5) 016- El libro de los siete sellos 017- Los siete sellos (Apo. 6:1-8:5) 018- El sello del caballo blanco (6:1, 2) 019- El sello del caballo bermejo (6:3, 4) 020- El sello del caballo negro (6:5, 6) 021- El sello del caballo amarillo (6:7, 8) 022- El sello de los mártires (6:9-11) 023- El sello de la ira (6:12-17) 024- Un paréntesis de gracia (7) 025- El sello del silencio (8:1) 026- Las siete trompetas 027- Primera y Segunda Trompetas 028- Tercera y Cuarta Trompetas 029- Quinta Trompeta 030- Sexta trompeta (9:13-21) 031- El Interludio / El Angel Fuerte 032- El Libro Amargo / La Caña de Medir 033- Los Dos Testigos (11:3-14) 034 - Septima Trompeta (11:15-19) 035- Los Siete Personajes del Apocalipsis Y ¿Qué significa el número 666? 036- Las Siete Intervensiones Divinas............. Feb. 01, 2006 037- Las Siete Copas (15:1 — 16:21)..............Feb. 15, 2006 038- Los Siete Juicios (17:1 - 20:15) ...............Marzo 01, 2006

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039- Las Siete Cosas Nuevas (21:2 - 22:1)... Marzo 15, 2006 040- Las Siete Cosas Ultimas (22:8-21)........ Marzo 15, 2006 041- Los Números en el Apocalipsis ............ Abril 01, 2006 042- Los Símbolos en el Apocalipsis .............. Abril 15, 2006 043- Bosquejos de predicaciones sobre el Apocalipsis ... Mayo 01, 2006 Fuente: Apocalipsis : "El Drama De Los Siglos" de Herbert Lockyer - © 1982 Editorial VidaISBN:0-8297-1292-5 Una visión anticipada de los acontecimientos finales de la historia de la humanidad. Recomendamos que adquiera este libro en su librería cristiana favorita

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Libro de Apocalipsis: Canonicidad, autor y título

El Apocalipsis es una grande y valiosa consumación de las Escrituras. Bien puede ser considerado como un segundo Génesis: el principio del nuevo mundo de la vida espiritual perfecta en la ciudad de Dios. Así como el Génesis es el libro de las primeras cosas, el Apocalipsis es el libro de las últimas. Este libro fue admitido en el canon de las Escrituras por sus propios méritos y, con excepción de las dudas sobre su autor, fue aceptado con muy poca oposición. Como parte integral de las sagradas Escrituras, Apocalipsis no debería ser evadido debido a su naturaleza predominantemente simbólica. Aunque los teólogos liberales disputan sobre la paternidad literaria juanina de Apocalipsis, sus objeciones no nos apartan de la seguridad de que Juan, el discípulo amado (el que escribió el cuarto evangelio y las tres epístolas que llevan su nombre), fue también el autor de este último libro de la Biblia. No se puede ignorar el testimonio de la Iglesia primitiva en cuanto a la paternidad de Juan. El Apocalipsis es citado con el nombre de su autor en fechas aun más antiguas que cualquier otro libro del Nuevo Testamento, con excepción de 1 Corintios. En su evangelio, como también en sus epístolas, Juan escribe en tercera persona, mientras que en el Apocalipsis se menciona a sí mismo cinco veces y escribe en primera persona (1:1, 4, 9; 21:2; 22:8). En la mayoría de los casos, los escritores de las sagradas Escrituras no les asignaron títulos a sus libros. El título de este libro no es como ponen algunas traducciones antiguas, El Apocalipsis o Revelación de San Juan el divino, como si se le atribuyera al apóstol alguna santidad o cualidad especial. Este libro contiene la revelación de Jesucristo, que le fue dada a Juan (1:1-3). Juan fue el que recibió la revelación; no su autor. Aunque a menudo se hace referencia a este libro como "el libro de las revelaciones", y a pesar de que contiene varias visiones que recibió Juan mientras estaba en el Espíritu, éstas fueron esencialmente una sola que recibió en un solo día, "el día del Señor" (1:10). La unidad del libro se expresa en sus primeras dos palabras: La revelación. 002

Libro de Apocalipsis: Lectores, fecha y propósito

Lectores originales Los lectores originales de Apocalipsis fueron los miembros de las iglesias de Asia Menor, la cual era notable por el número y la riqueza de sus ciudades. Las siete iglesias mencionadas en el libro fueron centros importantes de los cuales se extendió el Evangelio al este y al oeste. El Apocalipsis es para la Iglesia de todo el mundo y de todas las generaciones. Aquí Cristo se manifiesta así mismo a todas las iglesias (2:23; 22:16). ¡Qué poderoso avivamiento espiritual experimentarían las iglesias de hoy si vivieran a la luz de este último libro de la Biblia! Fecha

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Efeso era el centro desde el cua l Juan supervisaba las iglesias de Asia Menor en lo que se refería a asuntos espirituales. La escritura del libro ocurrió mientras Juan era prisionero de Roma en la isla de Patmos ya casi al final del gobierno del emperador Domiciano (probablemente cerca del año 90 d.C.). Sin embargo, Tertuliano, uno de los padres de la Iglesia primitiva, opinaba que este libro había sido escrito durante la persecución de Nerón, alrededor del año 64 d.C. Los eruditos modernos suelen preferir esta fecha más temprana. Propósito El propósito del Apocalipsis queda indicado en su prólogo. El libro fue escrito para mostrarnos "las cosas que deben suceder pronto". Entre las actividades del Espíritu Santo debemos distinguir las dos siguientes: -- Guiarnos a toda verdad. -- Manifestarnos las cosas que vendrán (Juan 16:31). La primera se encuentra especialmente en los evangelios y en las epístolas; la segunda de estas actividades se halla especialmente en Apocalipsis. En este libro de profecía práctica, el pueblo del Señor recibe aliento para soportar las pruebas y se siente motivado a ser fiel a Dios, gracias a la visión de la derrota final del mal y el triunfo eterno de la justicia divina. En cierto sentido, el Apocalipsis es una visión de filosofía cristiana sobre la historia del mundo. Sus páginas están repletas de entusiasmo poético y profético. Es un libro de guerras, pero también lo es de una paz triunfante y eterna. Apocalipsis significa revelación, descubrimiento, la acción de descorrer un velo para manifestar algo que ha estado oculto o encubierto. De manera que el libro contiene secretos revelados por Dios a Cristo y por El a Juan y a la Iglesia. Por las figuras, el enfoque y las expresiones, el Apocalipsis es muy parecido al libro de Daniel. Tanto, que muchos lo han llamado "el Daniel del Nuevo Testamento". En su evangelio y en sus epístolas, Juan presenta la misma idea dominante de Apocalipsis, es decir, el conflicto entre la fe y la incredulidad y la victoria final de la fe. Las enseñanzas básicas del Apocalipsis pueden encontrarse en Mateo 24. El lenguaje usado para la apertura del sexto sello (Apocalipsis 6:12-17) es el mismo que utilizan los profetas del Antiguo Testamento en su descripción del día del Señor. Apocalipsis es un todo unificado y provee un bosquejo profético del curso de la historia de la Iglesia desde el período apostólico hasta el arrebatamiento al efectuarse la segunda venida de Cristo, y también de los juicios subsecuentes para mostrar la culpabilidad de un mundo impío y sin Dios. El estilo de este libro es apocalíptico y las escenas de su incomparable drama se desarrollan en una escala de grandeza sin par. La tierra se estremece bajo el impacto de la batalla y bajo los golpes de los juicios de Dios. Son expuestos a la vista los horrores interminables del abismo y los goces eternales de los cielos. El orden de los acontecimientos es como sigue: -- 1. La presente dispensación culminará en una apostasía y un período de tribulación sin precedentes. -- 2. El hombre de pecado se manifestará, asumirá la supremacía política y reclamará adoración y homenaje religioso. -- 3. La verdadera Iglesia de Cristo será arrebatada al cielo y el hombre de pecado establecerá un pacto con los judíos. Pero él violará este tratado con el pueblo de Israel, reunirá fuerzas de otras naciones contra los israelitas y luchará por exterminar totalmente al antiguo pueblo de Dios. -- 4. Cristo aparecerá con gran poder y gloria y destruirá al hombre de pecado y al falso profeta. Lanzará al diablo que los había estado inspirando, al abismo sin fin, por un período de mil años.14 Apocalipsis -- 5. El período milenial será inaugurado entonces. El pecado será suprimido, pero no exterminado. Cristo regirá con vara de hiero, disfrutándose entonces de una paz universal y de la constante bendición de Dios. -- 6. La liberación temporal de Satanás tendrá por consecuencia el engaño y el reclutamiento de las naciones que seguirán al enemigo de Dios en la última revuelta de la tierra. Esta revuelta será aniquilada por medio de castigos desastrosos que caerán sobre los rebeldes y sobre su líder.

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-- 7. El juicio final será establecido y Cristo, como Juez supremo, presidirá la condenación definitiva de los impíos. -- 8. La eternidad futura, con sus destinos permanentes, se iniciará inmediatamente después de que Cristo le haya entregado el reino al Padre. Entonces Dios será todo en todos. 003

Hechos y características del Apocalipsis

Palabras clave y pasaje central Juicio. Apocalipsis es un libro que está repleto de juicios, que empiezan en la casa de Dios y continúan hasta que los impíos son debida y definitivamente castigados. Las palabras juez y juicio aparecen quince veces en el Apocalipsis. Profecía. Esta palabra se usa siete veces, demostrando que el contenido del libro es dedicado al futuro, más bien que al pas ado histórico. Testigo. Este término se usa seis veces: cuatro veces como testigo y dos como mártir. (Estas dos palabras son traducidas de la misma palabra griega.) El testimonio de Jesús es dado, ya por El o por otros acerca de Él. Las palabras testimonio y testificar aparecen doce veces en el Apocalipsis. El pasaje central o versículo clave del libro es "He aquí que viene" (1:7). La repetición de la frase "Yo vengo pronto" nos recuerda que el Cristo resucitado, el que vive para siempre, viene como el Vindicador para tomar para sí mismo el poder y el reino. Esta esperanza nos garantiza la aplicación final de la ineludible justicia de Dios. La clave para el futuro está en la mano horadada de Cristo Jesús, en quien tenemos "nuestro tesoro, el verdadero valor de lo que aún no somos capaces de imaginar". Sus características y su Cristología El Apocalipsis está marcado con la señal de la cruz, con el conflicto concerniente a la Persona de Jesucristo, como el Cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo. A través de todo el libro persiste una nota de paciencia, de fe y de sufrimiento, de amor fraternal y de esperanza firme. La cruenta batalla entre la luz y las tinieblas se describe en vividos colores. Se hace muy poca mención del amor en Apocalipsis; se habla más de la ira. Cualesquiera que sean los eventos que marquen los cambios y el desarrollo del conflicto, el resultado final no es incierto. La rivalidad de los poderes de las tinieblas se ilustra por medio de una serie de contrastes: -- Los siervos de Dios son sellados; el anticristo sella a sus seguidores. -- La Iglesia es descrita como una mujer vestida con el sol; la iglesia apóstata del anticristo se ve adornada con joyas. -- El Cordero fue inmolado y volvió a vivir; la bestia recibe una herida mortal, pero vuelve a la vida. -- Jehová será adorado; el anticristo reclamará adoración. -- Cristo tiene testigos verdaderos; el anticristo tiene su falso profeta. Puesto que ésta es una revelación de Cristo, uno espera que el libro esté lleno de Él... ¡y lo está! La Persona y obra de Jesucristo dominan sus páginas. El doctor G. Campbell Morgan observa con toda razón que "cualquier estudio del Apocalipsis que no se concentre en Cristo y que no vea todas las demás cosas en torno a Él, puede conducir al lector al más confuso laberinto". Vea el siguiente análisis: 1. Los nombres que recibe Jesucristo (1:1; etc.) Jesús (22:26; etc.) Señor Jesús (22:20; etc.) Señor Jesucristo (22:21; etc.) Cristo (20:4, 6) El Cristo de Dios (11:15; 12:10)

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El Cordero (más de veinte veces) El Rey de reyes (19:16; etc.) El Fiel y Verdadero (19:11) La Palabra de Dios (19:13) El nombre desconocido (19:12) La raíz y linaje de David (22:16) La estrella de la mañana (22:16) 2. Su Persona gloriosa Se le atribuyen atributos y nombres divinos a Jesús, en quien mora toda la plenitud de Dios. Él Él Él Él Él Él Él

es es es es es es es

divino y humano; es poseedor de dos naturalezas (5:15; 22:16). el Primero y el Ultimo, y todo lo demás (1:17; 2:8). la Palabra viva de Dios (19:13). el que escudriña los corazones (2:23). el anciano de días (1:14). el Señor de los ángeles (1:1; 22:26). objeto de adoración y alabanza (5:8-14; 7:12).

3. Sus múltiples obras Él Él Él Él Él Él

es fiel en su testimonio de Dios y su Palabra (1:5; 3:14). es el conquistador de Satanás (3:21; 5:5; 20:10). es el Crucificado (5:6, 12; 7:14; 13:8). es el Resucitado (1:18; 2:8; 3:21; 22:1, 2). es el Rey exaltado (1:5; 3:7; 17:14). es el que viene (1:7; 19:11, 19; 22:20).

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Apocalipsis: Interpretaciones y lecciones

El Apocalipsis ha sido siempre campo de batalla entre los diferentes sistemas de interpretación. Muchos de los aparentes misterios de Apocalipsis sólo podrán ser resueltos y entendidos cuando tengan su cumplimiento final. Las siguientes son las principales en que se agrupan los intérpretes de este libro. Los preteristas Los preteristas relegan al pasado todo lo que hay en el Apocalipsis y creen que todas las profecías que hay en él ya se cumplieron totalmente. (La mayor parte de las profecías son relegadas a la destrucción de Jerusalén y la caída de Roma durante los primeros siglos de la era cristiana.) Sin embargo, cuando la profecía se convierte en historia, deja de ser profecía. El Apocalipsis es considerado clara y distintamente como un libro de profecía. Los historicistas Los historicistas interpretan el Apocalipsis como un estudio progresivo de la existencia de la Iglesia desde su inicio hasta su consumación. Los que sostienen este punto de vista históricocontinuo aseguran que las profecías se han cumplido parcialmente, pero que hay en ellas algo que todavía no se ha cumplido. Algunas de éstas, ellos afirman, se están cumpliendo ante nuestros propios ojos. Los futuristas Hay dos grupos principales en esta escuela de intérpretes. Primero están los simples futuristas, quienes enseñan que los tres primeros capítulos del libro ya se cumplieron, pero que el resto se refiere al aparecimiento futuro de Cristo. Luego están los futuristas extremos, quienes consideran que todo el Apocalipsis se refiere a la segunda venida del Señor, y que los tres primeros capítulos son una predicción referente a los judíos después de la primera resurrección. También están los tríbulacionistas. Algunos tribulacionistas creen que la Iglesia no será arrebatada al final de lo que se describe en el ca pítulo 3, sino que se quedará sobre la tierra

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durante los primeros tres años y medio de la Tribulación y no será raptada sino hasta cuando suene la séptima trompeta de 11:15. Los defensores de esta interpretación enseñan que debemos seguir a la Iglesia a través de los sellos y las trompetas. La Iglesia visible debe pasar por toda la Tribulación, pero la invisible deberá ser arrebatada antes de que empiece la segunda mitad de la Tribulación, que será un período de juicios y castigos terribles que se derramarán sobre los pecadores de la tierra. Otros tribulacionistas creen que la Iglesia pasará por toda la Tribulación. Creen que Cristo no regresará por los suyos sino hasta que regrese con poder y gran gloria. Sin embargo, puesto que los sellos, las trompetas y las copas están relacionados a los juicios venideros, y se aplican solamente a judíos y gentiles, en realidad la Iglesia no puede estar sobre la tierra después de Apocalipsis 3, porque la Iglesia no está sujeta a juicio. Nuestra posición en esto es que el Señor salvará a los suyos de los horrores de la Tribulación. "Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran en la tierra" (Apocalipsis 3:10; vea también 1 Tesalonicenses 1:10). Los idealistas Los idealistas le niegan todo significado histórico o profetice al Apocalipsis y en lugar de eso, lo ven simplemente como una presentación simbólica del conflicto entre el bien y el mal y de la victoria final del bien (aplicable a todos los tiempos y épocas). Los moderados Quizá la verdad esté en medio de los puntos de vista extremos, ya que la profecía es frecuentemente progresiva o acumulativa. Por lo tanto, es posible combinar el sistema interpretativo histórico con el futurista. Los que vivieron en la época de Juan y fueron objeto de persecución y sufrimientos a manos de los emperadores romanos experimentaron algo del cumplimiento de lo que Juan profetizó. Pero las persecuciones del primer siglo no agotaron las predicciones de Juan, porque éstas señalan hacia un cumplimiento más completo, tal como el mismo Juan parece indicarlo en la guía de interpretación que nos da en las propias palabras de Cristo: "Escribe las cosas que has visto" (refiriéndose a la visión gloriosa que tuvo Juan y describe en el capítulo 1); "Las que son" (la historia de la Iglesia, tal como está bosquejada en los capítulos 2 y 3); "Las que han de ser después de estas" (todo lo que ha de suceder después del rapto de la Iglesia, como se presenta en los capítulos 4—22). Por lo tanto, el cumplimiento total de esta sección está todavía en el futuro. Entonces serán realizadas todas las predicciones y las promesas de los profetas, y el reino del Mesías será establecido. J. B. Phillips bosqueja cinco lecciones importantes que podemos aprender del Apocalipsis: 1. La soberanía absoluta de Dios tiene por resultado su decisión final de destruir todas las formas del mal. 2. Los inevitables juicios de Dios serán derramados sobre el mal, especialmente la adoración de los dioses falsos, entre los cuales se hallan las riquezas, el dominio y la fama. 3. La necesidad de una espera paciente está basada en la seguridad de que Dios controla toda la historia. 4. La existencia de la realidad (representada bajo símbolos como la Nueva Jerusalén, segura y alejada de todas las batallas y tribulaciones de la vida terrenal) les promete seguridad espiritual completa a aquellos que son fieles a Dios y a Cristo. 5. La contemplación de la adoración dirigida constantemente a Dios y al Cordero demuestra lo que será el reconocimiento final de la personalidad de Dios por parte del hombre, cuando éste lo vea tal como Él es.

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Personajes y escenas del Apocalipsis

EL NUMERO SIETE se repite con mayor frecuencia que cualquier otro número en el Apocalipsis, pues el libro completo está construido alrededor de series de sietes. Tal como se usa aquí, el número siete es rico en significado y representa la plenitud. Este número ocupa un lugar muy importante en toda la Biblia y a menudo sugiere perfección espiritual. La palabra hebrea de la cual viene la palabra siete, tiene una raíz que significa "estar completo", "estar satisfecho," "tener suficiente." La primera vez que aparece el número siete en las Escrituras es en un pacto: "E hicieron ambos pacto." Y el pacto estaba basado sobre "siete corderas" (Génesis 21:27-31). Fue la idea de la perfección de un vínculo la que hizo que se usara la misma palabra para hablar de un voto y para mencionar el número siete.

Los Siete Espíritus La séptuplo manifestación del Espíritu Santo (Apocalipsis 1:4). Sin lugar a dudas, el Apocalipsis es uno de los más fascinantes y valiosos de los libros de la Biblia, ya que en él Juan pudo divisar el transcurso del tiempo y revelar el programa divino de las edades. Si bien hay muchas cosas que nosotros podemos entender, no podremos tener un conocimiento completo del libro hasta que los sucesos futuros esbozados en él tengan su cumplimiento total.

Es un libro salido de una prisión ¡Cómo ha enriquecido la vida de la Iglesia la literatura carcelaria (incluyendo las epístolas carcelarias de Pablo y El Progreso del Peregrino, de John Bunyan)! Desterrado en la isla de Patmos por el emperador Domiciano cerca del año 96 d.C-, en la soledad de aquel paraje inhóspito, Juan recibió la revelación más maravillosa que jamás se haya dado a la humanidad. Roma, la ciudad de las siete colinas, quedaba al oeste de la isla de prisión de Juan, y Palestina, el río Eufrates y Babilonia estaban al oriente. Fue en esta situación geográfica donde el apóstol Juan recibió la visión. Todos estos lugares figuran prominentemente en Apocalipsis.

Es un libro de profecía Los dos grandes libros profetices de la Biblia — Daniel y Apocalipsis — deben ser estudiados juntos, porque el uno es la contraparte y el complemento del otro. Por eso el Apocalipsis ha sido llamado "el Daniel del Nuevo Testamento." El Apocalipsis es predominantemente profetice. La palabra "profecía" aparece siete veces en él; por tanto, lleva el sello de la profecía, cuya raíz se encuentra en casi todo el resto de la Biblia y cuyo fruto se halla en este último libro sagrado. La profecía representa una verdad declarada que no ha sido cumplida todavía. Cuando una profecía en particular se cumple, se convierte en historia. Por supuesto, en cierto sentido la profecía es historia anticipada. Se les hacen solemnes advertencias a aquellos que traten en alguna manera de adulterar las profecías contenidas en el Apocalipsis. Vea Apocalipsis 22:18, 19.

Es un libro de bendiciones El Apocalipsis empieza y termina con una bendición. Esa bendición es nuestra si lo leemos en constante oración y obedecemos lo que leemos (1:3). Esa bendición es nuestra si vivimos a la luz de la verdad revelada (22:21). Las palabras "bendición" y "bienaventurado" aparecen siete veces en Apocalipsis, y hay bendiciones y bienaventuranzas dispersas a través del libro.

Es un libro que debe ser entendido Algunas personas piensan que debemos considerar el Apocalipsis como un enigma de la Iglesia. Como dice un crítico: "Mientras más se estudia, menos se sabe de él." Sin embargo, este es un libro de Revelación — no de misterio, ni de cosas encubiertas. El nombre "Apocalipsis" significa revelar, descubrir, correr una cortina, revelar algo que ya no puede estar encubierto. Es verdad que el Apocalipsis es un libro altamente simbólico, pero es difícil hallar un símbolo en él que no esté explicado en alguna otra parte de las Escrituras. Por lo tanto, debemos tratar de entender

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un pasaje de la Escritura relacionándolo con otro (1 Corintios 2:13). El Apocalipsis contiene unas 300 alusiones a otras partes de la Biblia. Lo que le fue revelado a Daniel, iba a ser revelado en el período final de la época de los gentiles: "Los entendidos comprenderán" (Daniel 12:9, 10). Sucesos que sólo fueron mencionados por Daniel, han sido completamente revelados ahora por Dios a sus siervos. A la mente sin discernimiento, buena parte del Apocalipsis puede parecer- le oscura, inexplicable, imposible de comprender; pero para aquellos que confían en el Espíritu que inspiró a Juan para escribir el libro, su plan y su propósito son muy claros. No obstante, en nuestros esfuerzos por entender el Apocalipsis debemos tener presente el sabio comentario del obispo Newton: "Explicar este libro a la perfección no es el trabajo de un hombre ni de una época, y probablemente no llegará a ser entendido claramente hasta que se haya cumplido."

Es un libro de esperanza La desesperación cuelga como una nube negra sobre las aspiraciones de los hombres, porque las nuestras son las páginas más oscuras de la historia de la humanidad. Con el despliegue actual de las fuerzas revolucionarias, somos testigos del suicidio de la civilización. Los valores de la civilización están pereciendo. La barbarie y el crimen son el orden del día. Nuestro mundo ha sido quebrantado y ensangrentado por el odio humano. Pero el mensaje claro e inequívoco del Apocalipsis es el triunfo final del bien sobre el mal. En esto no hay dudas: los lamentos de la tierra han de cesar, porque viene un Rey que establecerá un reino universal de paz y de justicia. Es aquí, en este maravilloso libro, donde podemos respirar el aire tranquilo de la victoria decisiva del bien sobre las fuerzas del mal.

Este libro tiene un plan Juan declara que recibió órdenes divinas de presentar los hechos concernientes a Uno... -- que es — presente -- que era — pasado -- que ha de venir — futuro Juan escribe acerca de: -- las cosas que ha visto — pasado -- las cosas que son — presente -- las cosas que han de ser después de éstas — futuro. Vea Apocalipsis 1:4, 19; 4:1. El libro está estampado con el número siete, que se repite cuarenta y cinco veces, lo cual sugiere que su estructura se compone de una serie de sietes. El Apocalipsis no es un libro compuesto de símbolos indescriptibles y fantásticos, sino que contiene el único plan digno de confianza sobre los siglos venideros (vea 1:3; 19:10; 22:7, 10, 18, 19). Ahora concentraremos nuestra atención en el aspecto más necesario y sin embargo más descuidado del Apocalipsis: su énfasis en la realidad y las actividades del Espíritu Santo, quien es figura prominente del libro, especialmente en conexión con la Iglesia que Él trajo a existencia el día de Pentecostés. Parecería como si se estuviera presentando una misma relación en siete aspectos diferentes a través de los 22 capítulos del libro.

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Apocalipsis: Su relación con la inspiración

Si bien es cierto que Jesús no dejó un mensaje escrito directamente por Él, y que el mismo Espíritu Santo nunca compuso directamente una epístola; sin embargo, tanto Cristo como el Espíritu Santo inspiraron a los profetas y a los apóstoles para que presentaran las verdades que ellos querían que la Iglesia y el mundo conocieran. Así fue cómo unas mentes humanas recibieron y unas manos humanas pusieron por escrito la voluntad y la Palabra divina. Como sabemos, el Espíritu Santo es preeminente como inspirador de la verdad: "El Espíritu habló por mí" (2 Samuel 23:1-3); "El Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos

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de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos" (1 Pedro 1:11); "Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:21). El apóstol Pablo, más que cualquier otro escritor del Nuevo Testamento entendió, experimentó y declaró el multiforme ministerio del Espíritu Santo. Pablo se refirió a Él como: "el Espíritu de sabiduría y de revelación" (Efesios 1:17). Es el Espíritu Santo quien descorre la cortina para manifestar el conocimiento de Cristo. En el cumplimiento de esta función, Él obró en el corazón y en la mente del apóstol Juan, capacitándolo para darnos la "revelación de Jesucristo." Juan fue el escritor de este libro, pero el Espíritu Santo fue su verdadero autor. De ahí que la Trinidad divina esté involucrada en varias partes del libro. El Apocalipsis procede del Trino Dios: Dios (Padre) (1:1) Cristo (1:5) el Espíritu (1:4) Juan recibió una orden: "Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia" (1:11). Como hombre santo, escribió mientras era dirigido por el Espíritu Santo. Es imperativo tomar nota de los verbos de experiencia usados aquí y en varias partes del libro: Lo que ves Escribe lo que ves Escribe lo que ves y envíalo. A. ¡Lo que ves! Frases como "yo oí," "yo vi," "yo miré" y "yo presencié" abundan en las páginas de Apocalipsis y a la vez indican las verdaderas experiencias de Juan. Las visiones que él puso por escrito no fueron producto de su propia imaginación, sino revelaciones de personas y de sucesos que el Espíritu Santo le dio. El secreto de las revelaciones simbólicas que recibió Juan se halla en una repetida frase: en el Espíritu (1:10; 4:2; 17:3; 21:10). Como creyente de mucha experiencia, Juan ya estaba "en el Espíritu" en contraste con su previo estado no regenerado, cuando estaba "en la carne". (El ya no estaba "en Adán", sino "en Cristo" — Romanos 8.) Pero en el sentido en que Juan usa esta frase en cuatro ocasiones distintas, "en el Espíritu" o "yo estaba en el Espíritu" implica un control sobrenatural de todas sus facultades humanas por el Espíritu Santo. Se encontraba fuera de toda conciencia de espacio, sentidos y tiempo y transportado a otro estado de la existencia que no era visible para los demás. Durante los momentos mencionados por Juan, él sentía que todo su ser interno estaba absorto por las visiones celestiales. Se sentía abstraído de la conciencia inmediata de las formas de la vida externas y terrenas. Se dice que Sócrates tenía la facultad de desligarse de la influencia de su vida exterior y concentrarse en pensamientos profundos por horas y hasta por días, inconsciente del calor del día o de las burlas de sus asombrados amigos. Otros hombres de alma noble, preocupados por el bienestar espiritual de la humanidad, han sido capaces de practicar este tipo de separación; pero en el caso de Juan, fue el Espíritu Santo quien le dio el poder para lograr esa abstracción espiritual. Ciertamente, Juan era un hombre santo y estaba habituado a largos períodos de comunión con Dios y meditación, y fue en uno de esos períodos de reflexión espiritual, un día del Señor, cuando se halló transportado por el Espíritu a lugares celestiales. Así fue como su naturaleza meditativa y los dulces y preciosos recuerdos de Cristo lo prepararon para aquellas visiones extraordinarias. Esta trasposición del ser interno a otro mundo también fue experimentada por otros santos de la Biblia, los cuales también recibieron visiones y revelaciones procedentes de un poder sobrenatural, distinto de sus propias facultades mentales. Sus poderes naturales eran suspendidos mientras se encontraban controlados por el Espíritu Santo. Vea 1 Reyes 18:12; Isaías 6; Ezequiel 3:12, 14; 37:1; Hechos 8:39; 2 Corintios capítulo 12. La combinación de las dos frases "en la isla de Patmos" y "en el Espíritu" (1:9, 10) prueba que las limitaciones geográficas no son un estorbo para las visiones espirituales. Patmos era la esfera, pero el Espíritu era la atmósfera. La extremadamente triste e inhóspita isla de Patmos en el mar Egeo, no constituyó una barrera para que Juan recibiera la revelación de Cristo.

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Todo lo que Juan vio mientras se encontraba en aquel estado extático, tenía autoridad divina. De ahí el frecuente uso de la expresión "Estas palabras son fíeles y verdaderas" (19:9; 22:6-10). B. ¡Escribe lo que ves! Juan tenía que escribir lo que estaba experimentando. Dirigido por el Espíritu, puso por escrito aquella revelación sublime. Doce veces se le dijo que escribiera. Es probable que nosotros no seamos capaces de escribir volúmenes, pero lo que escribimos puede decir tanto como esos volúmenes si somos fieles en escribir lo que recibimos del Espíritu Santo. Ezequiel tuvo que escribir para decir todo lo que había visto en visión (Ezequiel 12:21-25). Fue diferente el caso de las revelaciones celestiales de Pablo: cuando él fue arrebatado al paraíso, escuchó palabras inefables, pero sus labios fueron sellados para que no dijera lo que había visto y oído (2 Corintios 12:1-7). El aguijón que tenía en su carne le evitaba exaltarse sobremanera en cuanto a la abundancia de sus revela ciones. Pero en el caso de Juan, una y otra vez se nos amonesta guardar esas cosas que él recibió y escribió (Apocalipsis 1:3, etc.). C. ¡Escribe y envía lo que ves! ¡Cuan desafortunada hubiera sido la Iglesia si Juan no hubiera aceptado la misión de registrar la Revelación otorgada a él por el Espíritu Santo! Pero el apóstol obedeció la voz divina y les dio a las iglesias de su tiempo esta preciosa revelación, con la exhortación de que hay que leerla y con la promesa de que una bendición divina vendrá sobre todo aquel que lea el libro sagrado y obedezca sus instrucciones.

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Apocalipsis: Su relación con la profecía

A través de la revelación bíblica sobre el ministerio del Espíritu Santo, nosotros sabemos que Él se identifica particularmente con la profecía. El Señor declaró que la doble misión del Espíritu Santo sería guiar a los apóstoles a toda verdad y enseñarles las cosas que habrían de venir. El resultado de lo primero son los evangelios y las epístolas, mientras que el resultado de lo último es el Apocalipsis, en el cual se nos muestra la consumación hacia la cual apuntan anticipadamente otras secciones de la Biblia. Fue el mismo Espíritu Santo quien inspiró a los profetas del Antiguo Testamento para "testificar de antemano" acerca de los sufrimientos y de la gloria de Cristo. El Apocalipsis está estampado con el sello de la profecía, porque esta palabra aparece siete veces en sus páginas. De esta manera, las raíces de la profecía están en los demás libros de la Biblia, pero su fruto se ve en este último libro. En la misma orden de escribir, Juan recibió instrucciones para bosquejar las principales divisiones de la revelación que había recibido. Escribe: -- las cosas que has visto -- las cosas que son -- las cosas que han de ser después de estas. (Vea Apocalipsis 1:19.) Las cosas pasadas se refieren a la visión de Patmos del Cristo glorificado, su Persona y su posición (1:4, 18, 19). Las cosas presentes se refieren a la historia de la Iglesia desde el día de Pentecostés hasta el rapto (capítulos 1, 2, 3). Las cosas futuras se refieren a todo lo que ocurrirá desde el traslado de la Iglesia, cuando Cristo venga en las nubes (capítulos 4 al 22). La mayor parte del Apocalipsis es material profetice; contiene la consumación de todas las tradiciones pasadas y es el único libro del Nuevo Testamento que encierra tanto material de naturaleza profética. Como miembro de la Trinidad divina, el Espíritu Santo conoce el fin desde el principio y pudo por lo tanto darle a Juan un panorama de los sucesos futuros. Aquí tenemos una profecía práctica, en la cual el pueblo del Señor es exhortado a permanecer fiel, por medio de las visiones simbólicas de la derrota final de todo lo malo. La victoria final de Jesucristo está profetizada y nuestros corazones reposan tranquilos ante la seguridad de que la mano horadada del Cordero tiene la llave de todo el futuro.

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Apocalipsis: Su relación con la plenitud Una frase que asombra a muchos, "los siete Espíritus," aparece cuatro veces en el Apocalipsis: 1:4; 3:1; 4:5; 5:6. Esto indica la plenitud del poder del Espíritu y también la diversidad de sus actividades. No hay siete Espíritu Santos, sino sólo uno. . . "un Espíritu" (Efesios 4:4) Siete es el número de la perfección, y el Espíritu Santo reúne en sí mismo todos los atributos de la Dei dad. Él es el Espíritu de la unción, y como tal, imparte sus dones séptuplos, posee un poder séptuplo y derrama su séptuple gracia. El Espíritu Santo estaba en el profeta Isaías cuando él se sintió impulsado, en Isaías 11:2-5, a testificar de antemano que cuando Cristo volviera como Rey, el Espíritu reposaría sobre Él, capacitándolo para ejercer su función gubernamental en una forma séptuple: -- 1. como el Espíritu de Jehová -- 2. como el Espíritu de sabiduría -- 3. como el Espíritu de entendimiento -- 4. como el Espíritu de consejo -- 5. como el Espíritu de poder -- 6. como el Espíritu de conocimiento -- 7. como el temor de Jehová En Zacarías leemos sobre la operación gubernamental del Espíritu, quien a través de su séptuple ministerio hará que la tierra se regocije (Zacarías 4:6, 10). La frase apocalíptica "los siete Espíritus" es por lo tanto otra manera de expresar la plenitud, la perfección y los diversos atributos del Espíritu Santo, que es uno, y quien debe ejercer su diversificada acción de gobierno bajo la autoridad del trono de Dios. (Vea Lucas 4:18, 19.)

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Apocalipsis: Su relación dentro de la Trinidad

La tercera Persona de la Trinidad divina es igual, coexistente y coeterna con el Padre y con el Hijo: "tres en uno, bendita Trinidad". Por ser Dios, el Espíritu posee todos los atributos divinos, algunos de los cuales son puestos de relieve en el Apocalipsis. A. Divinidad El apóstol Juan habla repetidas veces del Espíritu diciendo que es "de Dios": "los siete Espíritus de Dios". El apóstol también asocia al Espíritu con el Cordero inmolado (5:6), y descendió en Pentecostés como "el Espíritu de Cristo". El era el Don prometido, tanto por el Padre como por el Hijo, y era igual a los dos en substancia. El Espíritu Santo no sólo procede de Dios, sino que es parte integral de la Trinidad. Lucas se refiere a Él llamándolo Dios (Hechos 5:3, 4) Por lo que nosotros amamos, adoramos y obedecemos al Espíritu Santo como a Dios el Espíritu. B. Autoridad En vista de que la palabra "trono" aparece más de treinta veces en el Apocalipsis, no hay duda de que este es "el libro del trono" y nos viene con toda la autoridad del terrible tribunal de Dios. Se dice que el Espíritu Santo está delante de ese trono y que viene a Juan desde él (4:5). Junto con los ángeles y los seres vivientes que están alrededor y en medio del trono, el Espíritu Santo comparte su asociación con la autoridad judicial de Dios. En el libro de los Hechos vemos la energía y la gracia del Espíritu Santo en los individuos; en las epístolas vemos su presencia en la Iglesia. Pero el pensamiento principal en el Apocalipsis es la proclamación que hace el Espíritu de que el hecho de que Dios gobierne la tierra está totalmente de acuerdo con la justicia de su trono. Como procedente del trono, el Espíritu Santo gobierna la tierra, llegando a ella desde el cielo. No lo vemos en el Apocalipsis como el Consolador que mora en todo creyente (aunque eso fue Él para Juan en la soledad de su celda en la prisión y también para todos los santos que sufrían persecución en ese tiempo), sino más bien se nos presenta como "el Señor, el Espíritu", ejerciendo la prerrogativa divina de la autoridad. Cristo dijo que cuando el Espíritu viniera a la tierra en su plenitud. El no hablaría de su propia iniciativa o autoridad, sino únicamente

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declararía lo que oyera (Juan 16:13-15). Y aquí Juan escribió que el Espíritu funciona de esa manera; llega a él procedente del trono, con el mensaje autorizado de Dios. C. Santidad Otro atributo de la deidad que comparte el Espíritu es el de la santi dad inmaculada. "Nuestro Dios es fuego consumidor", y por lo tanto no puede tolerar ninguna cosa ajena a su naturaleza tres veces santa. ¿Cómo podría El soportar algo contrario a su propio ser? Ocurre lo mismo con el Espíritu, quien es uno con el Padre y con el Hijo en su aborrecimiento del pecado. Este es el significado de la descripción simbólica del Espíritu como "siete lámparas de fuego" ardiendo delante del trono (4:5). Como el símbolo de las siete lámparas de fuego, Él posee la perfección de la santidad representada por el trono (Salmo 89:14; 6:1-3); una santidad que escudriña y destruye todo aquello que es contrario a la santa naturaleza de la Trinidad. Walter Scott observa que el símbolo que se usa aquí denota "la plenitud del Espíritu en su acción gubernativa. Aquí no se ve al Espíritu salvando a los hombres por medio de la predicación del Evangelio, ni a través de ninguno de sus diversos ministerios en la Iglesia, sino que es presentado en armonía moral con el trono mismo. Las lámparas hablan de iluminación, y el fuego sugiere un elemento vigorizante de limpieza y purificación. Por ser la llama inextinguible, el Espíritu ilumina, purifica y destruye. Él posee un discernimiento activo y perfecto de todos los asuntos y elementos que están enjuicio. D. Omnisciencia En latín, omni significa "todo" y scientia, "conocimiento." Sólo la Deidad posee omnisciencia o conocimiento total. El conocimiento perfecto, el discernimiento, el saber retrospectivo, anticipado e introspectivo; todas estas son virtudes exclusivas de la Trinidad. En un pasaje especial, el número siete se menciona tres veces en conexión con el Espíritu, el "que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios" (5:6) Si la frase "los siete espíritus de Dios" implica la plenitud del gobierno divino, entonces la expresión "siete ojos" sugiere una perfecta inteligencia. (Vea Zacarías 3:9; 4:10.) El Espíritu séptuplo representa "los siete ojos del Señor que recorren la tierra de un extremo a otro", escudriñando todo aquello que merece juicio divino. (Vea Daniel 2:19-30.) Los ojos son símbolo de conocimiento y sabiduría internos, como se demuestra en Efesios 1:18, cuando Pablo oraba para que los ojos del entendimiento de los efesios pudieran ser iluminados. De igual manera Pablo no tenía ninguna duda acerca de la omnisciencia del Espíritu, quien es capaz de escudriñarlo todo, aun las cosas más profundas de Dios (1 Corintios 2:10, 11) Ninguna cosa puede esconderse de Él, quien lo discierne todo. [Qué serio es pensar que esos siete ojos del Espíritu pueden escudriñar todos los pensamientos del corazón suyo y el mío! E. Omnipotencia Los cuernos representan reyes o poderes reales (Daniel 7:8; Apocalipsis 13:7) y también poder, fuerza y gloria (Salmo 75:10; 132:17; 1 Samuel 2:1). En los siete cuernos asociados con el Espíritu Santo, tenemos la verdad del poder y la fortaleza perfectos (5:6). Job declaró que él sabía que Dios podía hacerlo todo, y Jesús proclamó que todo poder le había sido dado en el cielo y en la tierra. El libro de los Hechos es elocuente en cuanto a la omnipotencia del Espíritu Santo; y en el Apocalipsis, donde se destaca su autoridad judicial, el Espíritu aparece investido con la perfección del poder para aplicar cada edicto divino pronunciado en contra de los poderes aparentemente grandes de la tierra. En estos días en que se ve la impotencia de los gobernantes terrenales, debemos consolarnos con la gloriosa verdad de la omnipotencia y soberanía divinas. Aun en la reducida esfera de nuestra propia vida, cuando las dificultades parecen ser insuperables y surgen necesidades que creemos que no podrán ser saciadas jamás, recordemos al Espíritu Santo con sus "siete cuernos" y confiemos en Él como "el Espíritu de poder", quien manifestará su omnipotencia en favor nuestro. El poderoso Espíritu de Dios no falla en ningún aspecto. Oh Santo Espíritu, poseedor de un séptuplo poder, Todas las gracias provienen de ti.

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F. Omnipresencia La omnipresencia es la capacidad de poder estar en todo lugar al mismo tiempo. Nuestra mente finita no es capaz de entender el misterio de este atributo de la Trinidad. Sin embargo este es un hecho que jamás podremos dejar a un lado al considerar al Espíritu, presente en todo lugar. Esto era lo que David quería decir cuando preguntaba' -- "¿Adónde me iré de tu Espíritu? -- ¿Y a dónde huiré de tu presencia?" Aun si él hubiera podido tomar las alas del alba para que lo condujeran hasta las últimas partes de la tierra, ¿qué ocurriría cuando llegara allí? ¡Aun allí estaría el Espíritu para guiarlo y protegerlo! (Vea el Salmo 139:9, 10.) Los siete ojos con los cuales el Espíritu transita la tierra de un extremo hasta el otro nos traen hasta otra frase usada por Juan: "Los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra" (5:6). Hay dos frases combinadas en este versículo: "enviados por toda la tierra" y "en medio del trono", las cuales están relacionadas con las actividades del Espíritu Santo. En esta era el Espíritu se relaciona con la Iglesia, pero durante los juicios indicados en el Apocalipsis, Él estará asociado con el gobierno de la tierra desde los cielos. Sus ojos escudriñarán entonces a todos aquellos que merezcan castigo divino, no importa quiénes sean, en el mundo entero, y por medio de su poder velará para que los dictados del trono sean obedecidos. Las rocas a las cuales ellos clamarán para que los escondan de la venganza del Espíritu no les darán ninguna protección. ¡Ay de los habitantes de la tierra pecaminosa cuando el Espíritu salga del trono para destruir las fuerzas malignas del mundo! G. Personalidad Casi todas las referencias que se hacen al Espíritu Santo en el Apocalipsis tienen que ver con lo que Él dice: "El Espíritu dice a las iglesias"; "Sí, dice el Espíritu"; "El Espíritu y la esposa dicen: Ven." Que el Espíritu no es una mera influencia o una emanación de Dios, se prueba por el hecho de que puede hablar expresa o específicamente, como lo declara Pablo en 1 Timoteo 4:1. La articulación de mensajes sólo es posible donde hay personalidad. Puesto que el Espíritu Santo posee todos los verdaderos elementos de la personalidad. Él controló los pensamientos y las emociones de Juan y los utilizó como medios de expresión. ¡Oh, si la gente de este tiempo pudiera responder a la suplicante voz del Espíritu cuando llama a los pecadores para que se reconcilien con Dios!

009 Apocalipsis: Su relación con la Iglesia Si bien es cierto que la mayor parte del Apocalipsis se ocupa del control gubernamental de Cristo sobre la tierra y de la asociación del Espíritu con dicho control, vemos por otra parte que en las cartas a las siete iglesias se repite siete veces la frase "El Espíritu dice a las iglesias" (2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). La mayor parte de las referencias al Espíritu se hallan en estas siete cartas. Desde que obró para el nacimiento de la Iglesia, la cual es el Cuerpo del Señor, el día de Pentecostés, el Espíritu Santo ha sido el administrador de todos sus asuntos. En el libro de los Hechos, donde hallamos la fundación y la expansión de la Iglesia, la presencia y presidencia del Espíritu dominan la escena. Si la Iglesia se encuentra espiritualmente impotente en la actualidad, es porque ha perdido la verdad concerniente al señorío del Espíritu Santo, quien distribuye sus dones entre sus miembros como Él quiere. Después de Apocalipsis 2 y 3, el Espíritu realiza desde el trono una labor judicial sobre toda la tierra. Pero cuando el Señor vuelve a la Iglesia con sus exhortaciones finales, el Espíritu se identifica nuevamente con la Iglesia, la cual es presentada como la novia. Proclama con ella el deseo de que Cristo ejecute su promesa de tomar a la novia para sí: "El Espíritu y la esposa dicen: Ven" (22:17). Esta es la última visión del Espíritu Santo que se nos da en la Biblia, ¡y qué visión tan gloriosa! Su relación con los individuos

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Mientras se prepara el camino para el reino universal de Cristo durante la Gran Tribulación, el trato con los hombres es corporativo. Se trata con iglesias, pueblos, lenguas y naciones en conjunto. Sin embargo, en la sección eclesiástica del Apocalipsis, una característica muy notable en cada una de las siete cartas es la manera en que el Espíritu está ligado a los creyentes individualmente. Las cartas son dirigidas por Cristo a las iglesias, pero es responsabilidad de cada miembro de esas iglesias atender a lo que Él les dice. Puesto que el ministerio del Espíritu Santo consiste en tomar la verdad y revelárnosla a nosotros — aclarar en nuestra mente el significado íntimo de la misma— en cada carta leemos: "El que tiene oído oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias." En el día de Pentecostés, el Espíritu se relacionó con los hombres en forma conjunta y como resultado de su derramamiento, salvó millares de personas a la vez. Pero con la necesidad de la rectificación espiritual de las siete iglesias, la responsabilidad de escuchar la voz de reprensión y de arrepentirse recae sobre los miembros como individuos. Al fin y al cabo, cualquier iglesia está compuesta de individuos y si cada uno de estos individuos trata de andar en el Espíritu y experimentar su poder, la Iglesia como un todo será bendecida. ¿Siente usted que sus oídos están atentos a la voz del Espíritu Santo cuando Él les habla a las iglesias hoy? Esta misma responsabilidad personal es señalada tanto al principio como al final del libro: "Bienaventurado el que lee" (1:3; 22:17, 18, 19). ¡Que la gracia nos haga responder inmediatamente al llamamiento vivo y privado que hace el Espíritu a cada oído abierto!

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Apocalipsis: Su relación con la eternidad

Cuan inspirador es saber que el Espíritu Santo es el heraldo de la resurrección y de nuestra eterna bienaventuranza y gloriosa recompensa. Las dos últimas vislumbres del Espíritu, de las cuales nos ocuparemos ahora, tienen un significado sumamente valioso. A. El agente de la resurrección Habiendo participado en la resurrección de Cristo de entre los muertos, el Espíritu Santo es el agente de la resurrección de los santos. El Espíritu de aquél que levantó de los muertos a Jesús (Romanos 8:11) también levantará de entre los muertos a aquellos que son del Señor. Esto nos trae a la resurrección de los dos testigos después de que han sido sacrificados exactamente en el mismo lugar en el cual Jesús fue crucificado y volvió a vivir. La muerte de los dos últimos grandes profetas de Dios, por causa de sus pronunciamientos sobre el juicio divino, causará gran regocijo entre los inicuos. Como lo expresa William Neweil: "Se desata después un verdadero tiempo de regocijo infernal que casi parece una celebración navideña," porque los moradores de la tierra se regocijaron en la muerte de los dos testigos y se enviaron regalos unos a otros (11:1-12). La identidad de estos dos testigos (sobre la cual hay muchas conjeturas) no nos interesa mucho por el momento. Lo que nos impresiona es su valiente testimonio antes de que la tierra sea entregada a Satanás y al anticristo. Las multitudes, que los escucharon predicar en contra de las maldades de los humanos en su propia cara, fueron las que mataron a los valientes heraldos y dejaron sus cuerpos mutilados en las calles de la ciudad por tres días y medio. Se hicieron excursiones a la ciudad de Jerusalén para ver los cuerpos insepultos de estos dos profetas de Dios y recrearse ante ellos. Pero cuando los hombres hacen lo peor contra los hombres, entonces interviene Dios y hace lo mejor por aquellos que sufren por su causa. Así leemos que "entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies". Luego fueron arrebatados al cielo mientras sus enemigos presenciaban asombrados su ascensión. Tal resurrección y ascensión acabaron con la alegría infernal de los rostros de aquellos que asesinaron a los dos testigos y se llenaron de espanto. Aquellos dos hombres, muertos en Cristo, se levantaron de la muerte y fueron arrebatados: un cuadro de lo que ocurrirá cuando Jesús vuelva por su Iglesia verdadera (1 Tesalonicenses 4:13-18). Pablo proclamó que Jesús "fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos" (Romanos 1:4). Es este mismo Espíritu de santidad el

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que habrá de resucitar con vida y energía divinas a aquellos dos cuerpos muertos y abandonados en las calles de Jerusalén. Lo que nos impresiona con relación a esta particular actividad del Espíritu Santo es el hecho de que Él resucita a los dos testigos después de tres días y medio exactamente. Otro medio día más y la corrupción se habría apoderado totalmente de sus cadáveres. Dios, sin embargo, no permitió que sus santos sufrieran corrupción. Jesús también resucitó al tercer día. Seguramente, usted recordará que Marta pensaba que la resurrección de su hermano Lázaro ya era imposible, porque dijo: "Señor, hiede ya, porque es de cuatro días" (Juan 11:39). Sin embargo, Dios tiene poder para resucitar a los muertos, no importa cuánto tiempo lleven en la tumba. B. El heraldo de las bendiciones eternas ¡Qué visión más preciosa nos da Juan acerca del ministerio del Espíritu Santo en conexión con la bienaventuranza de todos los santos que han muerto! (Vea Apocalipsis 14:13.) La voz amorosa del cielo le dijo a Juan: "Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen." El Espíritu fue enviado para que fuera el Consolador legado a los cristianos, y la Iglesia primitiva supo lo que era andar "en el temor del Señor" (Hechos 9:31). En su calidad de Consolador, el Espíritu Santo dirige su mensaje a todos los santos — un mensaje que contiene una triple seguridad. C. El regocijo de los muertos "Bienaventurados (dichosos) de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor." ¿Hay algún significado en las palabras de aquí en adelante? Creemos que sí. La expresión "de aquí en adelante" — un indicador definitivo de tiempo — implica la inminencia del fin y que aquellos que se enfrentan a los más terribles sufrimientos en toda la historia humana están a punto de entrar en la bendición. Pero este mensaje tiene la misma validez para todos los que mueren en el Señor en cualquier tiempo. Sólo aquellos que mueren en el Señor tienen derecho a regocijarse, porque ellos saben que aunque sus restos reposen en la tumba hasta el día de la resurrección, su espíritu pasará de la muerte a la presencia del Señor para disfrutar de vida eterna. Tan pronto como se separan del cuerpo, llegan a su hogar, junto al Salvador. ¡Cuan diferente es para aquellos que mueren en sus pecados! Para éstos no hay regocijo; sólo habrá amargura eterna. D. El descanso de los muertos "Descansarán de sus trabajos." Entre "las nubes de testigos" en el cielo, ninguno brillará con más fulgor que los santos de la gran tribulación, quienes servirán y sufrirán bajo las más terribles circunstancias. ¡Cuánto apreciarán las palabras de rica consolación del Espíritu los santos de la tribulación que después de andar en el vigor de su fe entrarán a su reposo perdurable! La fatiga y las lágrimas, el dolor y el sufrimiento, habrán pasado para siempre jamás. Descansarán de su trabajo cargado de tribulación, dolor y muerte al ser trasladados al cielo para disfrutar de un oficio más bienaventurado: el de servir al Señor día y noche para siempre. E. La recompensa de los muertos "Sus obras con ellos siguen." Las obras de aquellos santos resucitados y arrebatados no van después de ellos, sino más bien los acompañan de manera que reciban por ellas una recompensa. El Juez justo analizará el verdadero valor de sus obras y recompensará a cada santo de acuerdo con su servicio. Como se notará en las cartas a las siete iglesias, el Espíritu Santo estará definitivamente relacionado con las recompensas otorgadas a los vencedores (capítulos 2 y 3) Por supuesto, todos los que están en Cristo disfrutarán el descanso eterno que llega a través de la muerte. Nuestra esperanza es que todavía estemos vivos cuando Él venga y que por lo tanto tengamos la dicha de ser trasladados al cielo sin tener que morir. Pero, ya estemos entre los muertos o entre los vivos cuando Cristo vuelva, nuestras obras seguirán con nosotros y lo que hayamos servido será la base de nuestra recompensa. "Las obras de cada uno serán probadas por el fuego para determinar de qué clase son." (Vea Romanos 14:10, 12;

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1 Corintios 3:12-15; 2 Corintios 5:9, 10.) ¡Algunos serán salvos como por fuego! Porque están en Cristo, estarán en el cielo, pero será con un alma salva y una vida perdida. Ningún crédito se les otorgará cuando el Juez recompense el servicio abnegado de sus santos. ¡Dios garantiza que habrá una justa recompensa para cada uno de nosotros! Ojalá sea nuestra la bienaventuranza: "¡Bien hecho, buen siervo y fiel Entra en el gozo de tu Señor!"

011 La visión séptuple (Parte I) El cuadro de Cristo dibujado en él cielo (Apocalipsis 1:12-18) Entre los diversos aspectos del Apocalipsis, es prominente el hecho de que este es un libro que trata sobre una Persona, Cristo mismo, quien es su tema central. El doctor G. Campbell Morgan observa: "Cualquier estudio de Apocalipsis que no se centre en Cristo y que no vea todo lo demás en relación con Él, conducirá al lector a un laberinto sin salida." Así las primeras cuatro palabras de Apocalipsis declaran su naturaleza y su propósito: "La revelación de Jesucristo." No es "la revelación de Juan el teólogo", sino la manifestación de Uno a quien Juan amaba tiernamente. Tampoco se trata aquí de "las revelaciones". Es el singular, no el plural el que se usa. Es "la Revelación", en la cual hay muchas facetas. En el Apocalipsis, Cristo es más plenamente revelado y exaltado que en cualquier otro libro de la Biblia. Abundan las alusiones a Cristo, como en las veinte o más referencias a Él como "el Cordero". Una división amplia del libro sería esta: • Cristo y sus santos (Capítulos 1—3) • Cristo y el mundo antiguo (Capítulos 4—19) • Cristo y el mundo nuevo (Capítulos 20—22). En los evangelios vemos a Cristo sirviendo y sufriendo. En el libro de los Hechos lo vemos vivo para siempre, obrando a través de su Iglesia. En el Apocalipsis, es el Héroe supremo, que derrota a todos sus enemigos. Al observar la lucha entre el bien y el mal y los puntos más críticos de este drama, recibimos con profundo aprecio la imagen de Jesús como el futuro ejecutor de la justicia divina y el dispensador de la retribución y de las recompensas. Aquí se hace la presentación del Rey y su reino, y de cómo el Rey toma por la fuerza lo que le corresponde. Cristo es la clave del libro; el Espíritu Santo es nuestro guía y nuestra propia espiritualidad es la medida de la manera en que podemos apreciar el retrato de cuerpo entero de nuestro Salvador. En muchos sentidos, el primer capítulo es uno de los más importantes del libro, puesto que en él se da un sumario de todo lo que va a ocurrir. Los nombres, títulos y símbolos que se dan de Cristo en este capítulo inicial son distribuidos y ampliados a través del libro. Ningún otro libro de la Biblia descubre la presencia, la Persona y el poder del Señor Jesucristo como lo hace el Apocalipsis, que se declara como un panorama maravilloso de nuestro Señor mismo y no meramente de los sucesos relacionados con su triunfo. El libro se abre con Cristo como el revelador de sí mismo (1:1-3). Puesto que es la revelaci ón de Jesucristo, el libro adquiere un significado superior y se hace inmensamente importante. Aquí Él es descrito como la figura central, que posee las llaves del destino. A pesar de los demonios y los hombres malvados, Cristo avanza invencible a través del fascinante y veloz drama del libro. Tome nota de las presentaciones autoritativas de Cristo en los "Yo soy" del primer capítulo y compárelas con los "Yo soy" que da Juan en su evangelio. Una de las características especiales de este primer capítulo es el cuadro auténtico que nos da de Jesucristo. Hay aquí un retrato que ningún artista ha sido capaz de pintar. El capítulo abunda en títulos y superlativos y los utiliza para describir a Aquél que no tiene comparación. 1. El prólogo (1:1-3) No simpatizamos con el sistema modernista de interpretar el Apocalipsis. Su falsa afirmación de que Juan tomó la visión de su libro de la antigua literatura apocalíptica y que sólo nos da una mezcolanza del folklore pagano, es claramente contradicha por la declaración que hace Juan

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acerca del origen y el orden de lo que vio y escribió. El apóstol no nos ha legado una colección de visiones paganas cristianizadas. Al contrario: Cristo nos presenta un sumario de su triunfo final sobre todas las fuerzas que se le oponen. Como esta revelación es dada por Dios, es nuestra solemne obligación inclinarnos reverentemente mientras la estudiamos. En el Apocalipsis encontramos lo que bien podríamos llamar una escalera con cinco peldaños: Dios Cristo el ángel Juan los siervos de Dios Dios le dio la revelación a Jesucristo, puesto que ésta se refiere a Él. Cristo, a su vez se la dio a su ángel, después de lo cual los ángeles son prominentes en el libro. El mensajero angelical le comunicó la revelación a Juan. Juan entonces puso por escrito todo lo que recibió para la iluminación y edificación de los santos de todas las edades. Ese es el orden que se sigue hasta la conclusión: "Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto" (22:6). Nadie estaba mejor calificado que Juan para actuar como el canal autorizado de esta sublime revelación. Esto es evidente por lo que los evangelios relatan acerca de la intimidad de este apóstol con Cristo. Juan fue amigo íntimo de Cristo y muy amado por Él. También se dice que él se recostaba sobre el pecho de Jesús. Y fue Juan quien escribió las palabras de Jesús concernientes a la capacidad del Espíritu para revelarles a los siervos de Cristo las "cosas que sucederán." Antes de seguir adelante en nuestro estudio es esencial que hagamos una pausa y nos preguntemos: "¿Estoy yo preparado espiritualmente para recibir bendición del Señor a través de la lectura de este gran libro?" Nuestra actitud humilde debe ser: "Enséñame tú lo que yo no veo; si hice mal, no lo haré más" (Job 34:32). Para poderle transmitir esta revelación a Juan por medio de su ángel, Jesús utilizó símbolos (1:1). Es decir, usó figuras y señales para impartirle su conocimiento. En nuestro estudio de estos símbolos, debemos tratar de interpretarlos a la luz de su uso en otras partes de las Escrituras. Debemos comparar símbolo con símbolo y así protegernos de las extravagancias de interpretación en las que caen muchos expositores. Debemos también considerar cuándo fue que Juan vio todas las cosas que escribió posteriormente en el Apocalipsis. Él indica que se encontraba en la isla llamada Patmos (1:9) y que la revelación le fue dada allí durante cierto día del Señor, mientras Él estaba en el Espíritu (1:10). Dos frases constituyen aquí una interesante combinación: "en la isla" y "en el Espíritu." Evidentemente, las limitaciones geográficas de Juan no eran un obstáculo para su visión espiritual. Su oscuro calabozo no era capaz de cautivar su libre espíritu. ¿Así ocurre con nosotros? Cuando nos encontramos atrapados y confinados en circunstancias que nos aíslan de un mundo libre que se halla alrededor de nosotros, ¿nos sentimos más capacitados espiritualmente para comunicarnos con el cielo? En nuestra isla de restricciones, ¿estamos nosotros también en el Espíritu? Hay dos maneras de interpretar "el día del Señor". La interpretación común y corriente es que este día en particular era un domingo o primer día de la semana, el cual observaba Juan cuando

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le llegó la visión. Y ciertamente esta es una designación apropiada del día que se conoce como "domingo", aunque dicho día no se designa así en ningún otro lugar de la Biblia. El primer día de la semana es el día de Cristo: el día de la resurrección, el día que el Señor ha separado para la adoración de su nombre y la predicación de su Palabra. Y en este día, el mejor de todos, cuando tenemos la oportunidad de hacer a un lado las cosas del mundo, podemos escuchar la voz de Dios y dedicarnos a la comprensión espiritual de su Palabra. Otros eruditos creen que esa frase no se refiere al primer día de la semana, sino que significa "el día del Señor", quizá con un sentido más profetice. Estar "en el Espíritu" puede referirse a alguna clase de preparación por medio de la cual el Espíritu Santo proyectó la mente de Juan hacia el futuro, como lo declaraban los profetas del Antiguo Testamento cuando profetizaban acerca del día del Señor. Isaías 2:10-22, por ejemplo, es considerado como un resumen general de los capítulos 4 al 19 del Apocalipsis. Juan fue llevado hacia el futuro por el Espíritu hasta el terrible día de los juicios y se le hizo describir detalladamente lo que Daniel y otros profetas habían visto en general. Puede ser que la solución se encuentre en armonizar ambos puntos de vista sobre el día del Señor. Mientras Juan meditaba un primer día de la semana, el Espíritu Santo capacitó a Juan para que pudiera ver el panorama del futuro y distinguir allí el día venidero del Señor. Antes de dejar el prólogo debemos considerar dos frases más. Juan recibió una revelación de "las cosas que deben suceder pronto" (1:1). Esta palabra "pronto" lleva en sí el sentido de presteza o inminencia. Una vez que comience la acción habrá una sucesión rápida de eventos. No existe aquí la idea de que Juan esperara que todo lo que él predijo se cumpliría casi inmediatamente. La misma idea está asociada con la declaración "el tiempo está cerca" (1:3). Afirma Walter Scott: "La profecía aniquila el tiempo y todas las circunstancias que intervienen, aun las opuestas, y lo coloca a uno en el umbral de su cumplimiento." De acuerdo con nuestra manera de pensar, parece como si Dios estuviera deteniendo el cumplimiento de sus últimos propósitos esbozados en el Apocalipsis, pero tal demora no significa más que gracia a favor de un mundo condenado. 2. Las prerrogativas (1:4-11) Con un estilo autoritativo, el apóstol Juan empieza esta sección con su propio nombre: "Juan, a las siete iglesias que están en Asia." Igualmente enfática es la expresión que se encuentra en el versículo 9: "Yo Juan." La palabra griega apostello significa "enviar" y describe a un mensajero comisionado para cumplir una misión importante. En este sentido se aplica este término a Cristo (Hebreos 3:1). Cuando Juan inicia la comunicación de la revelación enviada a él (1:1), trata de afirmar su autoridad como apóstol, o "enviado". Lo que él está a punto de anunciar, no procede de su propia creación. Como mensajero enviado por Dios, Juan v a a describir "todas las cosas que ha visto" (1:2). Con la expresión "Yo Juan" del versículo 9, el apóstol proclama la apertura del libro que contiene la segunda venida de Cristo. En la frase "vengo en breve" de 22:20, Cristo anuncia su propia venida. El Señor Jesucristo se presenta en el versículo 4 como el "que es y que era y que ha de venir". "El que es" se refiere al presente y nos recuerda la inmutabilidad de Dios. Por ser el Dios Inmutable, Cristo está capacitado para actuar con independencia en un presente cam-biadizo y fugaz. "El que era" retrocede hacia el pasado y nos hace volver millares de años atrás. "El que ha de venir" nos lleva hacia adelante y nos hace recordar que lo que el Señor ha sido, continuará siéndolo para siempre. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Hay otra importante verdad en la salutación de Juan (1:4, 5). La preposición "de" se usa tres veces: de Él (1:4), es decir, de Dios, el independiente, el que existe por sí mismo; de los siete espíritus los cuales están delante del trono (1:4). Por la designación "siete espíritus" podemos entender (como ya lo hemos explicado) la plenitud de poder y la diversidad de actividades del Espíritu Santo; de Jesucristo (1:5). De esta manera, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están ligados en la comunicación de esta revelación. Aquí, como en los demás lugares de las Escrituras, el Dios trino está obrando en perfecta unidad. "Jesucristo, el testigo fiel" (1:5), le imparte fuerza al mandamiento del Señor a la iglesia de Esmirna: "Sé fiel hasta la muerte" (2:10). Su vida mostraba sus enseñanzas y mandamientos

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gráficamente. La descripción "Jesucristo el testigo fiel" demuestra la relación de Jesús con el Padre mientras el Salvador estaba en esta tierra. Como verdadero profeta, El nunca dejó de declarar todo el consejo de Dios. La palabra "testigo" describe a alguien que ve, sabe y por lo tanto habla, y es una palabra característica de Juan (quien la usa más de setenta veces en sus escritos). "Jesucristo... primogénito de los muertos" (1:5) es un título maravillosamente descriptivo. "Cristo es tanto las primicias como el primogénito de los muertos," dice Walter Scott. "El primer título indica que El es el primero en tiempo de la futura cosecha de los que duermen (1 Corintios 15:20, 23). El último título significa que Él es el primero en rango de todos los que se levantarán de entre los muertos. 'Primogénito' es una expresión de supremacía, de preeminente dignidad, y no de tiempo o de secuencia cronológica (Salmo 89:27). Sin importar dónde, cuándo ni cómo entró Cristo en el mundo, necesariamente tomará siempre el primer lugar en virtud de lo que Él es." Dicho título también señala hacia la obra sacerdotal de Cristo. "Jesucristo... el soberano de los reyes de la tierra" (1:5) retrata el aspecto de realeza dentro de la obra de Cristo. Los reyes de la tierra han sido siempre monarcas orgullosos y poderosos, y hasta el momento de la aparición de Cristo, ejercerán una fuerte influencia. Pero cuando Cristo venga para poner en función sus derechos soberanos, Él tendrá el supremo dominio de todo. Todos los cetros imperiales serán destruidos y todas las autoridades opositoras serán desmanteladas. Como el Señor de señores. Cristo dominará sobre todos aquellos que ejerzan autoridad; como Rey de reyes, reinará sobre todos los que reinen. ¡Qué gobierno soberano le espera a esta caótica tierra! "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin" aparecen en 1:8, 11, pero muchos eruditos sostienen que la primera parte del versículo 11 no aparece en el texto original tal como lo escribió Juan. (El título habría sido tomado del versículo 8 y la frase "el primero y el último" vendría del versículo 17. Aquí nos encontramos con uno de esos divinos "Yo soy" que hacen resaltar la dignidad y la autoridad de Cristo. Alfa y omega, primera y última letras del alfabeto griego, sugieren que Cristo es el principio y el final de todo lo referente a los planes de Dios con relación a la humanidad. Él es el primero y el último y todo lo que llena el intermedio. Cristo aparece nuevamente en el versículo 8 como el Ser de los tres tiempos (como aparece en el versículo 4), pero esta vez, con dos adiciones: "el Señor", "el Todopoderoso". Estos títulos constituyen una conclusión apropiada para esta sección tan abundante en ellos. Con la manifestación del juicio sobre las fuerzas antagónicas del infierno y de la tierra y todo el odio que se había amontonado sobre los justos, es de mucha consolación contar con la revelación de la autoridad omnipotente del Señor, y otros recursos en los cuales apoyarnos desde el principio del libro. Como veremos más tarde, las circunstancias en que vivirán los necesitados los obligarán a hacerle constantes demandas a tan poderoso nombre. Grandes poderes malignos tratarán de hundir al pueblo de Dios, pero el Todopoderoso estará presto a defenderlo. ¡La omnipotencia se enfrentará a esas fuerzas arrogantes y soberbias. . . ¡y triunfará! La gran pregunta del Apocalipsis es "¿Quién reinará?" Sólo hay una respuesta a esta pregunta crítica: El Señor Todopoderoso. La revelación y la enumeración de las dignidades de Cristo figuran en la triunfante doxología de los redimidos (1:5, 6). Nuestros sentimientos son conmovidos profundamente y asciende nuestra adoración cuando meditamos en todo lo que el Señor es en sí mismo y de qué manera son aplicados sus atributos a favor de todos los suyos. "Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre" (1:5). La liberación está ya realizada, pero el amor de Dios continúa para siempre. "Como había amado a los suyos. . . los amó hasta el fin" (Juan l3:l). ¡Qué gran fortalecimiento trae a los redimidos de todos los tiempos el amor inconmovible y siempre presente del Redentor! Durante el período de la Tribulación, cuando el fuego de la persecución se amontone alrededor del pueblo de Dios que haya quedado sobre la tierra, ¡qué cantos de triunfo y de victoria entonarán los redimidos al descansar confiadamente en el amor de su Libertador! "Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre" (1:6). Juan no olvida celebrar la alta dignidad de los redimidos. Cristo, cuya sangre y amor constituyen la base de nuestra confianza y descanso,

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ha hecho a su pueblo "un reino para ser sacerdotes para su Dios, su Padre". La palabra original de la cual viene el término "reyes" aparece en singular: "reino", lo cual está completamente de acuerdo con todo el libro, e indica que los redimidos no serán únicamente sujetos gobernados, sino que también ejercerán soberanía. Los santos han de reinar como sacerdotes. Ahora todos los creyentes ejercen las funciones sacerdotales aquí en la tierra (Efesios 2:18; Hebreos 13:15), pero el Apocalipsis prevé el ejercicio de un sacerdocio real. Walter Scott pregunta: "¿Cuál es el significado de la dignidad real y la gracia sacerdotal? Zacarías 6:13 establece exactamente esta posición: 'Se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado.' Como nosotros hemos de reinar con Cristo, el carácter de su reino determinará la naturaleza del nuestro. Nunca olvidemos nuestro elevado rango, ni actuemos por debajo de él en la práctica. Pensar en ello constantemente nos impartirá dignidad de carácter y nos mantendrá por encima del espíritu de ambición por el dinero que reina en nuestro tiempo (1 Corintios 6:2, 3)." ¡Sí, y notemos el orden: reyes y sacerdotes! Si queremos interceder con eficacia, debemos reinar constantemente en la vida. Cuando triunfemos sobre el mal interno y externo como reyes, entonces tendremos libertad y poder como sacerdotes para interceder por la causa de los perdidos y de las almas en pecado. "A él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos" (1:6). En esta atribución de eterna gloria y dominio a Cristo, vislumbramos el cumplimiento de su gloria visible y su extenso dominio tal como lo anunciaran los santos del pasado. Conforme se va desarrollando la revelación, esta doxología aumenta en plenitud. Aquí es doble; en 4:11 es triple; en 5:13 es cuádruple; y en 7:12 es séptuple. En el versículo 7 hallamos un testimonio sobre la segunda venida de Cristo. William Neweil designa con toda razón este versículo como el primer gran texto del Apocalipsis. En 21:5 encontramos el segundo: "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas." El glorioso advenimiento de nuestro Señor es presentado con la exclamación "¡He aquí!" de pie como centinela en el umbral mismo del libro. Aquí Juan está haciendo énfasis en el regreso de nuestro Señor a la tierra. Esto es, su manifestación pública ante el mundo entero, que terminará con el establecimiento de su reino. Y todo ojo, en un momento u otro, presenciará su manifestación personal en público. Por la expresión "los que le traspasaron" podemos entender los judíos y también los gentiles. Es Juan quien nos hace recordar que fue un soldado gentil quien abrió el costado del Salvador (Juan 19:33-37). Así lo expresa Walter Scott: "El vacilante y débil representante de Roma degradó la grandeza imperial su jactanciosa reputación de justicia inflexible al ordenar cobardemente que su augusto prisionero, a quien había declarado inocente tres veces, fuera azotado y crucificado." Pero, ¿hay aquí una referencia especial a los judíos, ya que ellos aguijonearon a Pilato para que crucificara al Salvador (Zacarías 12:10)? Cuando el pueblo de Israel vea aparecer a Cristo, creerá en Él, y cuando el verdadero amanecer haya llegado para los judíos que moren en la tierra, el pueblo experimentará su nuevo nacimiento como nación. El gemido general de angustia por la venida del Hijo del Hombre no se debe perder de vista. No debemos limitar el terror a las dos tribus de Judá y Benjamín, ni tampoco a las otras diez tribus. La expresión usada aquí no es "las tribus de la tierra de Israel", sino "todas las tribus de la tierra". El anuncio profetice que describe a los hombres escondiéndose en las cuevas de la tierra para no presenciar la ira del Señor, llega hoy a su realización (Isaías 2:19; 1 Tesalonicen-ses 5:2, 3; Lucas 21:34, 35). Entonces viene el doble asentimiento al testimonio profetice: "Sí" y "amén". Cristo viene, tanto para los judíos como para los gentiles, y para ambos grupos la Palabra de Dios permanece para siempre. Continúa con: La Visión Septuple (Parte II)>>

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012 La visión séptuple (Parte II) Continuación de "El cuadro de Cristo dibujado en el cielo" (Apocalipsis 1:12-18) 3. Su Persona (1:12-18) En esta sección, Juan presenta una impresionante descripción de Aquél cuya voz él escuchó. Los símbolos de cargo y de personalidad dados aquí, se identifican con el Hijo del Hombre, quien es poseedor de una plena y completa divinidad. Las siete partes del retrato de cuerpo entero de Cristo son fáciles de discernir y todas las características (como lo indicaremos más detalladamente en nuestra próxima sección) están distribuidas entre las iglesias. Al seguir adelante, debemos observar que hay una vasta diferencia entre los sufrimientos pasados de nuestro Señor y su soberanía futura. ¡Al fin vemos al Cristo escarnecido coronado para siempre como Rey de reyes y Señor de señores! El Apocalipsis trata sobre la Persona y el poder de Jesucristo, con múltiples símbolos sobre sus actividades, funciones y carácter. Aquí vemos a Jesús relacionado con el tiempo) con la eternidad, con judíos, con gentiles y con la iglesia de Dios. La parte del primer capítulo en la que queremos detenernos, es la que muestra a Cristo como el personaje celestial con apariencia humana. En Él están combinadas la deidad y la humanidad y están maravillosamente mezclados lo celestial y lo terreno (1:9-18). ¡Qué enorme diferencia hay entre los pasados sufrimientos de nuestro Señor y su futuro reinado! Al fin vemos a Jesús (quien fue una vez objeto de vergüenza, escarnio y contradicción), coronado de honra y gloria. A. Su vestidura y su cinto (1:13) En medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo del Hombre, • vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, • y ceñido por el pecho con un cinto de oro. • •

La posición de Cristo — en medio de la Iglesia (simbolizada por los siete candeleros) — lo declara como la Cabeza y el centro de poder de la Iglesia. El título de Cristo — el Hijo del Hombre — lo identifica con la humanidad y con el juicio. La vestimenta y el cinto de Cristo declaran su autoridad real y también la majestad de su sacerdocio. Es una alusión a las bellas vestimentas de los sumos sacerdotes bajo el orden levítico e indican las cualidades personales y la posición oficial del Sacerdote. La vestidura de Cristo le "llegaba hasta los pies", pero no se los cubría. De otro modo, Juan no hubiera podido distinguirlos para inclinarse a adorar a su Señor, cuya forma glorificada estaba debidamente vestida. En el Calvario, Jesús fue desvestido y sobre su ropa echaron suertes, pero ahora aparece vestido con su bella túnica, como el gran Sumo Sacerdo te. "Y sus vestidos se hicieron blancos como la luz" (Mateo 17:2). Cristo también estaba "ceñido por el pecho con un cinto de oro". Cuando el cinto está alrededor de los lomos es indicación de preparación para el servicio (como en Juan 13:4, 5), pero cuando está ciñendo el pecho implica dignidad sacerdotal y juicio. El hecho de que el cinto es de oro, indica la divinidad de Cristo y su legítima dignidad real. El pecho bien puede implicar calma y reposo, o preparación para el juicio. Juan no ve a Cristo vestido como Rey-Sacerdote ante el altar de oro con el incensario y el incienso ardiendo, sino que lo ve entre los candeleros con la despabiladera, como si estuviera revisando las lámparas del santuario para ver si pueden seguir alumbrando o si se veía en la necesidad de quitarlas de su lugar pronto. Todas las figuras del lenguaje que siguen son una expresión de juicio; una revelación del Sacerdote, no en el altar con el incienso, ni siquiera junto a la lámpara con el aceite, para ver si era necesario llenarla, sino con la despabiladera en su mano para juzgar y limpiar los candeleros. Esta visión inicial recibida por Juan, no se refiere a la gracia pastoral de Cristo, sino a su autoridad judicial. Esta es la razón por la cual el Apocalipsis debe ser visto como un libro de

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juicios. Las palabras "Juez" y "juicios" aparecen quince veces en todo el libro. Las siete iglesias se presentan como si estuvieran en el lugar de este juicio, el cual debe siempre empezar por la casa de Dios (1 Pedro 4:17). Si quiere una enumeración de los diversos juicios del Apocalipsis donde Cristo es Juez, tome nota del siguiente sumario: 1. Juicio de la historia terrena de la Iglesia (capítulos 2 y 3). 2. Juicio de las naciones rebeldes, especialmente las que adoraron a la bestia (capítulos 4 — 16). 3. Juicio del sistema de idolatría en la tierra (capítulos 17 y 18). 4. Juicio de la bestia, el falso profeta, los reyes y los ejércitos del Armagedón (19:19-21). 5. Juicio de la actuación que se le ha permitido al diablo sobre la tierra (20:1-3). 6. Juicio de las naciones salvadas (bajo equidad, paz y justicia impuestos) durante el milenio (20:4-6). 7. Juicio de los que se rebelan en la tierra al ser suelto Satanás (20:7-9). 8. Juicio de Satanás en el lago de fuego para siempre (20:10). 9. Juicio de los no salvos ante el gran trono blanco (20:11-15). Cada uno de estos juicios venideros presenta un rasgo especial de Cristo en cada etapa. B. Su cabeza y su cabello (1:14) Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve. La cabeza blanca de Cristo, descubierta, distinguía fácilmente a la Persona glorificada que era revelada. La blancura de la lana y de la nieve, usada por Isaías para describir la limpieza del corazón de las manchas del pecado (Isaías 1:18), simboliza aquí la pureza absoluta y también la existencia eterna del Salvador, cuya sangre derramada puede limpiarnos de lo vil del pecado y prepararnos para caminar con Él en ropas blancas. La majestuosa cabeza descubierta del Hijo del Hombre da la idea de experiencia madura y de sabiduría perfecta, acompañadas de una santidad inmaculada. Daniel tuvo una visión similar. Un "como anciano de días" estaba vestido de ropa blanca como la nieve y su cabello era como la lana limpia (Daniel 7:9). La transfiguración de Cristo fue una anticipación de la visión de Palmos. Pedro, Santiago y Juan fueron testigos presenciales de la majestad de Cristo y se espantaron al ver que "resplandeció su rostro como el sol" (Mateo 17:2). Por un momento, ellos vieron su gloria, gloria como del unigénito del Padre. Para nosotros, el cabello blanco es indicio de mucha edad, decadencia y proximidad a la tumba, pero eso no es lo que implica aquí el Apocalipsis, porque el que tenía la cabeza blanca en la visión de Juan es el inmutable, inmortal y eterno. Desde la eternidad hasta la eternidad, Jesucristo es el mismo y sus años no tienen fin. Cristo siempre retiene la frescura y el vigor de su juventud. No obstante, siempre ha sido venerable en la eterna sabiduría y gloria que ha tenido con el Padre desde antes de la fundación del mundo. Juan, quien una vez contempló la cabeza y los cabellos de su Señor coronados con espinas, ahora los ve coronados con la diadema de la gloria del cielo. C. Sus ojos como llama de fuego (1:14; 19:12) • Sus ojos eran como llama de fuego. La Biblia dice mucho acerca de los ojos del Señor, "porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra" (2 Crónicas 16:9) y están en todo lugar (Proverbios 15:3). Los ojos y la lengua tienen una connotación especial; los ojos del Señor, observando lo malo y lo bueno indican el discernimiento divino, su profunda penetración e íntimo conocimiento. En lo que respecta a la "llama de fuego," representa el atributo del entendimiento perfecto y la capacidad de escudriñar los pensamientos, las intenciones y las motivaciones del corazón. Todas las cosas están expuestas ante aquellos ojos penetrantes y nadie puede escapar de su escrutinio. Todos aquellos que vean al Señor a su regreso en gloria, verán sus ojos centelleantes como llamas de fuego (Apocalipsis 19:12). El Apocalipsis es un libro de fuego, porque en él se encuentra

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diecisiete veces la palabra "fuego". Los llameantes ojos de Cristo siempre están fijos en las escenas de la vida humana; no se cansan de escudriñar los corazones de los hombres y el verdadero significado de todos los sucesos y las acciones de los seres humanos. Por eso quemarán todo lo que sea extraño y contrario a su mirada santa, cuando su poseedor vuelva a la tierra vestido con ropas ensangrentadas. "Todas las cosas están desnudas y descubiertas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos 4:13). Cuando Cristo estaba en la tierra, sus amorosos ojos a menudo se empapaban en lágrimas a causa de los pecados y sufrimientos de aquellos que lo rodeaban. Seguramente no hay ningún pasaje tan conmovedor en las Escrituras como aquel que describe la compasión de Jesús por la muerte de uno a quien El amaba: ¡Jesús lloró! Pero los ojos que vio Juan aquí en Apocalipsis, no estaban rojos de llorar sino de juicio. Cuan agradecidos debiéramos estar de que a través de la gracia no tendremos que sufrir la mirada abrasadora de aquellos ojos que escudriñan y consumen todo aquello que se opone a la voluntad divina. D. Sus pies refulgentes como en un horno (1:15) • •

Sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno

Aunque el Hijo del Hombre glorificado estaba vestido con una ropa "que llegaba hasta los pies", no los tenía ocultos sino visibles, brillantes como bronce pulido. Aquellos pies estaban descalzos, así como los sacerdotes de Israel ministraban con los pies descalzos. Los pies del Señor eran como metal fino bien lustrado. Como lo traduce Phillips: "Sus pies brillaban como brilla el bronce más fino en el horno." La idea aquí es la blancura que adquiere el latón blanco cuando está en un horno ardiente. Es casi intolerable para la vista humana. El bronce es simbólico, no solo de fuerza y duración (Salmo 107:16; Zacarías 6:1; Miqueas 4:13) sino también de firmeza y juicio divino, como se puede deducir del altar de bronce y la serpiente de bronce (Éxodo 27:1-7; Números 21:8, 9). Al ser una aleación de metales producida por el fuego, el bronce es símbolo de la ira de un Dios tres veces santo sobre el pecado de los hombres. Lo que sugieren los pies es su caminar libre y santo, y también su poderoso triunfo en el juicio. Aquellos benditos pies que anduvieron por las calles de Jerusalén impartiendo misericordia, los mismos que María lavó con sus lágrimas y que después fueron perforados con clavos por hombres crueles en el Calvario, son ahora los pies del Vengador, el que viene a pararse sobre sus enemigos. Vea Ezequiel 22:17-22. E. Su voz y su boca (1:10, 12, 15, 16) • •

Su voz como estruendo de muchas aguas... De su boca salía una espada aguda de dos filos.

Agrupamos la voz y la boca en un solo conjunto porque van juntas, puesto que la una es necesaria para que exista la otra. Las palabras voz y estruendo del versículo 15 son ambas traducidas de la misma palabra griega, foné. El Apocalipsis es un libro de voces, término que Juan usa no menos de cincuenta veces. La voz estruendosa que escuchó, corresponde a la voz del "Anciano de días" descrita por Daniel como "la voz de una multitud" (Daniel 10:6). Las aguas son símbolo de las naciones furiosas y turbulentas (Apocalipsis 16:4, 5; 17:15). Cuando Cristo aparezca para juicio, su voz clara, distinta y autoritaria calmará los clamores de la tierra. Nadie será capaz de resistirse al poder conmovedor y la firmeza de sus palabras. Cuando Él haga resonar su voz, se derretirá la tierra. Cuando Cristo estuvo en la tierra, "nunca habló un hombre como ese hombre". A menudo era escuchada esa voz divina con fuertes lamentos y lágrimas, y sólo en la cruz sus enemigos lograron hacerlo callar, matándolo. Pero ahora todo es diferente, porque esa voz irresistible, clara y autoritaria hace silenciar las ruidosas e insistentes voces de los poderes inicuos y de las autoridades malignas de la tierra. Así como esa vibrante voz calló las estruendosas aguas del mar

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de Galilea, así también ahora esa misma voz res uena como las ondas del mar, fuerte y majestuosa, y hace callar "el alboroto de las naciones" (Salmo 65:7; 93:4). Las imágenes de la Biblia son muy explícitas al identificar la espada de dos filos que procede de la boca de Cristo como "la espada del Espíritu", que es la totalidad de la Palabra infalible de Dios (Apocalipsis 2:12, 16; Isaías 49:2; Efesios 6:17; Hebreos 4:12). La Palabra que proclama esa voz será el fundamento del juicio y de la sentencia divina cuando Cristo venga para juzgar al mundo. Al ser más aguda que toda espada de dos filos, esa palabra penetrará y descubrirá los pensamientos y las intenciones de aquellos que se atreven a hacer guerra contra el Cordero y contra sus santos. Ninguna arma carnal será usada para dominar a sus adversarios (Apocalipsis 19:13, 15). Sin embargo, Él los matará con "las palabras de su boca" (Oseas 6:5). • La espada con la cual Tú gobiernas • Está en tu boca, no en tu mano. Como espada de dos filos, la Palabra puede servir para salvar o para matar y es poderosa, ya sea para la disciplina o para la destrucción. Los dos filos de esta espada — el Antiguo y el Nuevo Testamento — tienen poder para quitar el pecado del hombre, o para quitar al hombre que continúa en sus pecados (Apocalipsis 2:12, 16; 19:15,21; Isaías 11:4; 2 Tesalonicenses 2:8). La palabra griega que se traduce por espada, aparece seis veces en el Apocalipsis. En este período de la Iglesia cristiana, todos aquellos que usen otra arma para hacer avanzar la causa de Cristo, perecerán con las mismas armas que hayan tomado (Apocalipsis 13:10; Mateo 26:52). Pero los que usen esta espada, descubrirán que es poderosa en Dios (2 Corintios 10:4). F. Su mano derecha (1:16, 17, 20) Tenía en su diestra siete estrellas... Él puso su diestra sobre mí... El misterio de las siete estrellas • que has visto en mi diestra. • • •

"Su diestra" (la mano derecha) es una expresión muy común en las Sagradas Escrituras y denota una posición de autoridad suprema o divina, así como protección y fuerza (Efesios 1:20; Hebreos 1:3). A menudo oímos hablar acerca de una persona con cualidades especiales como "mi mano derecha", lo cual significa que dicha persona es alguien en quien se ha delegado autoridad y que por lo tanto es indispensable. Por el hecho de estar a la diestra del Padre, Cristo siempre actúa como su Padre lo haría. Que Él nos sostiene con su diestra significa que estamos dotados de poder para servir como Él lo haría si todavía estuviera sobre la tierra. ¡Qué gran sensación de seguridad y consuelo ha de haber experimentado Juan al contemplar la impresionante visión de su Señor glorificado, sentir su mano derecha sobre sí y escuchar su tierna voz diciendo: "No temas"! Esta era la misma voz que el apóstol Juan había escuchado cuando una vez se encontraba con los otros discípulos en el mar, luchando contra las olas, y Jesús le ordenó que no temiera. Juan sabía mucho acerca de esa poderosa mano derecha de su Maestro. ¿Acaso no vio él cuando esa mano sanó al leproso, salvó a Pedro de las aguas, sanó la oreja herida de Maleo y partió y alzó el pan para bendecirlo? Ahora esa misma mano se había extendido para tocar a Juan y asegurarle que el Maestro a quien él amaba tanto, vivía para siempre y tenía en su mano las llaves del infierno y de la muerte. Las siete estrellas que están en la mano derecha de Cristo son los ángeles de las siete iglesias. ¿Quiénes o qué son estas siete estrellas? Algunos han creído que se refieren a los ángeles guardianes, pero es muy difícil reconciliar esta explicación con las advertencias y los reproches (2:4, 5) y con las promesas y exhortaciones de los ángeles (2:10). Otros toman la posición de que las estrellas o ángeles son la personificación ideal de las fuerzas de la Iglesia, así como las fuerzas de la naturaleza simbolizan a los mensajeros de Dios. La interpretación más común y más ampliamente aceptada en cuanto a las estrellas o ángeles de las iglesias es que éstas representan a los ministros principales y ancianos que presiden una congregación, el equivalente a los obispos o ancianos (los supervisores espirituales de la Iglesia

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primitiva). Algunos eruditos sugieren que el término tiene su origen en los funcionarios de la sinagoga judía, donde la posición reconocida del mensajero era expresada por medio del título "ángel de la sinagoga". Lightfoot hace este comentario: Es concebible, ciertamente, que un obispo o pastor principal sea señalado como ángel o mensajero de Dios o de Cristo, pero difícilmente podría ser reconocido como un ángel de la iglesia a la cual administra. La figura que Juan usa aquí se ap lica en otros lugares también a los maestros, ya sean verdaderos o falsos (Daniel 12:3; Judas 13; Apocalipsis 8:10; 12:4). Es una gran esperanza saber que todos los que sirven al Señor en posiciones de responsabilidad están en su mano derecha, el lugar de posesión y protección (Juan 10:28-30). Walter Scott dice lo siguiente en cuanto a "las siete estrellas que están en su mano derecha": Se declara que las estrellas son los ángeles o representantes de las iglesias. El ángel de la iglesia es el representante simbólico de la asamblea, como lo son todos aquellos que tienen responsabilidades en ella (1:20). Las estrellas, como símbolo, son la expresión de: 1. Incontables multitudes (Génesis 15:5). 2. Las personas eminentes en puestos de autoridad civil y eclesiástica (Daniel 8:10; Apocalipsis 6:13; 12:4). 3. Los poderes inferiores o subordinados en general (Génesis 37:9; Apocalipsis 12:1). Toda autoridad eclesiástica, todo ministerio y todo gobierno espiritual en toda iglesia ha sido investido por Cristo. Su capacidad de dar o retener, de preservar y sostener a todo verdadero ministro de Dios es la idea fundamental que expresa el que las estrellas estén en su mano derecha. Cuando se duda acerca de la eterna seguridad de los creyentes, se dice que éstos están en su mano y en la mano de su Padre, de donde nadie los puede arrebatar. Pero allí no se dice que ellos están "en su diestra", como se indica aquí. Los líderes espirituales — no nos referimos a los oficiales, porque no todos ellos han sido establecidos en la iglesia de Dios — son sostenidos y mantenidos en la mano derecha del Hijo del Hombre. La mano derecha habla de suprema autoridad y honor (Salmo 110:1; Efesios 1:20). Qué posición tan responsable y a la vez honorable ocupa todo gobernante de la iglesia. Daniel 12:3 señala hacia el futuro, a una clase de ministros o gobernantes judíos. Judas 13 se refiere a una clase de cristianos apóstatas. Cuando Jesús andaba por el mundo haciendo el bien a todos, sus manos estaban siempre activas aliviando las necesidades físicas y materiales de los hombres. Sin embargo, la única recompensa que recibió por todos los beneficios que obró con sus santas manos fue que éstas fueran horadadas por los clavos. Pero ahora, aquellos que son redimidos por la sangre que El derramó están seguros en esas manos, las cuales son suficientes para preservar, proteger y proveer para todos los que están en ellas. ¿Estamos nosotros entre las estrellas que Él tiene en su mano derecha? Si es así, entonces la responsabilidad de las estrellas es brillar. Esta es la noche de la ausencia del Señor en esta tierra y nosotros, los santos, colectiva e individualmente somos la luz del mundo. Como portadores de luz en medio de la oscuridad debemos reflejar algo de su gloria. G. Su rostro como el sol (1:16) Su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Juan estaba maravillado al contemplar "el resplandor de su gloria" (compare 2 Tesalonicenses 2:8; Hebreos 1:3). Todas las cosas de la tierra han de haber quedado extrañamente opacas para el apóstol al ver la reluciente gloria de Cristo Jesús, de la cual la transfiguración había sido solamente una vislumbre. ("Resplandeció su rostro como el sol" — Mateo 17:2). Mientras Cristo estuvo en la tierra, su eterna majestad estuvo velada, pero ahora, Juan pudo presenciar su gloria y su magnificencia imperiales. La apariencia del rostro es la ventana del alma, y ahora, todo lo que Cristo es dentro de sí mismo irradia en bella y maravillosa gloria.

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Existe, por supuesto, una vasta diferencia entre la gloria del sol y la de los planetas (1 Corintios 15:41). El sol no necesita tomar luz de ninguna otra fuente, sino que es fuente de luz y energía en sí mismo. En cambio, todos los planetas no son más que meros reflectores de lo que reciben del sol. Jesús posee una gloria trascendental que proviene totalmente de El mismo y que se manifiesta en forma triple: • Para el mundo, Él es la Luz (Juan 8:12). • Para Israel, Él es el Sol de justicia (Malaquías 4:2). • Para la Iglesia, Él es la estrella resplandeciente de la mañana (Apocalipsis 22:16). En la humillación de Cristo, su rostro fue desfigurado más allá de toda apariencia humana. En un momento dado, su rostro fue escupido y abofeteado (Mateo 26:67), pero ahora una gloria no creada, más brillante que el sol tropical a mediodía, despide fulgor desde su rostro. [Que la gloria de aquel bendito rostro esté siempre sobre nosotros! (Vea Números 6:25, 26; Salmos 31:16; 80:3, 7, 19.) ¿Cuál fue la reacción de Juan ante esta resplandeciente visión de Cristo? "Cuando le vi, caí como muerto a sus pies" (1:17). Las Escrituras registran los poderosos efectos de la visión gloriosa del Señor en la experiencia de otros santos. Moisés, Josué, Job, Isaías, Daniel y Pedro; todos supieron lo que era contemplar su gloria; y al contemplarla, se dieron cuenta de su pecado y de su debilidad, cayendo postrados a los pies del Señor. Isaías dijo: "¡Ay de mil porque siendo hombre inmundo de labios. . . han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos." Juan había reclinado frecuentemente su cabeza sobre el pecho de su Maestro; sin embargo, ahora cayó a sus pies como muerto. Aunque Juan había sido el más amoroso y el más amado de los discípulos, nada le servía ahora — ni siquiera la fuerza de los afectos humanos — a la luz de la magnífica y resplandeciente gloria de su Maestro. Muchas cosas tienen que morir en nuestras vidas cuando somos bañados por esa gloria divina. Después de que Juan hubo caído como muerto a los pies de Cristo, el Señor lo consoló con las palabras "No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades" (1:17, 18). Aquella bondadosa mano de Jesús levantó a Juan de donde se encontraba postrado y entonces escuchó la voz como el sonido de muchas aguas, en un tono consolador. Hay tres amenes en este primer capítulo, cada uno de los cuales está lleno de significado espiritual: • Al que ha muerto en la cruz (1:5, 6) •Al que vive por los siglos (1:18) • Al que viene en gloria (1:7). Tres doctrinas cardinales de la Palabra de Dios están implicadas en estos tres amenes: • Él murió • Él vive • Él viene otra vez. La orden del Maestro, "No temas", tan repetida por Él, cae otra vez sobre los oídos del apóstol Juan, confortándolo con el hecho de que su Señor no había cambiado — que el corazón que latía tierna y amorosamente en Galilea, todavía palpita con amor hacia los suyos — aunque ahora Él está en su gloria. Como "el primero y el último", Jesús reafirma su divinidad, su eternidad y su absoluta supremacía. Él es el principio y el fin, y también es todo lo que ocurre en el intermedio (1:8). Como el que está vivo, Él se proclamó a sí mismo como la fuente de vida. La vida de Cristo no comenzó en Belén; su nacimiento solamente reveló al que ya existía desde la eternidad. Como el que estuvo muerto. Jesús indicó el aspecto voluntario de su muerte, puesto que su vida no le fue quitada, sino que Él la puso voluntariamente. Y como tenía poder para poner su vida, Él fue quien entregó su espíritu (Mateo 27:50). Como el que vive por los siglos, Jesús proclamó que El nunca más sentiría los dolores de la muerte. "He aquí que vivo por los siglos de los siglos." Por medio de su propia muerte. Cristo destruyó el poder de la muerte sobre todos los que creen y sacó a luz la vida y la inmortalidad.

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Nuestra gloriosa esperanza es que nosotros también participaremos de su inmortalidad: "Porque yo vivo, y vosotros también viviréis." El hecho de que Cristo tenga en su mano las llaves de la muerte y del Hades, denota su dominio completo sobre los cuerpos y sobre las almas de todos los hombres, con el derecho y la autoridad de abrir y cerrar (Apocalipsis 3:7, 8). Walter Scott dice: Esto demuestra su absoluta autoridad sobre la muerte y el Hades, los carceleros de los muertos, quienes ejecutan su soberana voluntad. Satanás ya no posee poder de muerte (Hebreos 2:14). En cuanto al hecho de que las llaves son símbolo de indisputada autoridad, vea Isaías 22:22 y Mateo 16:19. Al haber vencido a la muerte, el enemigo a quien el hombre siempre ha temido, y haberse proclamado a sí mismo Señor de las regiones de oscuridad a donde son enviados los hombres cuando mueren, Jesús se nos presenta ahora como el Señor de la vida y de la libertad. Como verdaderos creyentes, vivimos hoy y viviremos siempre, porque Él, dador de la vida no puede volver a ser atado por la muerte. Ya entremos al cielo a través de la tumba o que seamos trasladados con la Iglesia, habrá muy poca diferencia, porque sabemos que por la gracia de Jesucristo vamos a compartir con Él su vida interminable por los siglos de los siglos. 013

Los siete candeleros de oro (Parte I) Apocalipsis 1:20 — 3:22

La parte más importante para los cristianos en el estudio de Apocalipsis es la sección de las cartas a las siete iglesias (capítulos 2 y 3 del Apocalipsis). Estas interesantes cartas abarcan casi la octava parte del libro. Que Dios nos dé de su gracia para prestarle atención reverente al mensaje de las mismas. Aunque estemos muy ansiosos por entrar a la parte especialmente profética y más espectacular de Apocalipsis (del capítulo 4 en adelante), no caigamos en el error de querer dominar otras dispensaciones sin prestarle la debida atención a la dispensación de la gracia, que es la nuestra en la era actual o era de la Iglesia. Siempre tenemos una gran tendencia a tratar sólo superficialmente con "las cosas que son". Las cartas de Cristo dictadas desde el cielo a las siete iglesias forman una sección sobre la cual se ha escrito más que sobre cualquier otro pasaje del Apocalipsis. Debe hacerse mención especial de la clásica obra monumental escrita por William Ramsay, titulada The Seven Chwches (Las siete iglesias). También debemos mencionar el libro de estudio de Thomas Cosmades, titulado Nothing Beside Remains (No queda nada más). Entre los excelentes expositores que han estudiado específicamente el Apocalipsis están Abraham Kuyper, Walter Scott, William Neweil, A. Rice y Christina Rossetti. Ellicott y Matthew Henry hacen un buen estudio del Apocalipsis en sus presentaciones bíblicas generales. Hay varias características comunes esenciales en las cartas a las siete iglesias. En primer lugar, los diversos aspectos del retrato de Cristo que se nos presenta en el primer capítulo, están parcelados y distribuidos entre las iglesias, con la adaptación de una designación específica para cada una de las iglesias. Cristo habló de "mi Iglesia" en Mateo 16:18, y sus siete cartas comprueban que efectivamente, Él es la cabeza de la Iglesia y por este motivo está interesado en su bienestar espiritual. Otra característica notable es el abundante uso del número siete. No sólo tenemos siete iglesias, sino que las declaraciones y las exhortaciones dirigidas a ellas se repiten también siete veces. Encontramos un séptuple yo sé y un séptuple el Espíritu dice. También hay un séptuple mensaje para los vencedores, que es suficiente para satisfacer a cualquier creyente que tenga el deseo de aplicar la verdad a su propio corazón. Las aplicaciones generales y personales de cada carta están indicadas con dos frases: "a la iglesia" y "el que tenga oídos". Estas cartas fueron enviadas a iglesias reales de la época de Juan. Si bien ellas representan a la Iglesia universal, cada una de estas asambleas es considerada como una entidad con sus propias bases y suficientemente diferente como para que el Señor la visite y examine. Estas iglesias no

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eran siete en una (como los atributos multiformes del Espíritu Santo, presentados como los siete Espíritus); por el contrario, cada iglesia era responsable independientemente ante el Señor, quien gobierna y controla a la Iglesia como un todo. Cada iglesia estaba obligada a andar en la luz, como Él está en la luz. Toda la revelación iba dirigida no sólo a las siete iglesias mencionadas por nombre sino a todas las iglesias existentes en ese tiempo (2:23) y hasta el rapto. El alcance de las cartas Los lectores inmediatos del Apocalipsis iban a ser los miembros de las siete iglesias de Asia Menor, desde donde se había extendido el Evangelio hacia el oriente y hacia el occidente. No es que los miembros de estas iglesias supieran algo acerca de los períodos sucesivos de la historia de la Iglesia, como nosotros. Estas cartas fueron dirigidas a ellos y han de haber tenido un efecto humillante. ¿Por qué fueron seleccionadas estas siete iglesias? Sólo dos de ellas se mencionan en las epístolas de Pablo (Efeso y Laodicea). Se excluyen del grupo las iglesias prominentes que Pablo fundó en Roma, Galacia, Colosas, Filipos, Corinto y Tesalónica. Puesto que el siete es el número de la perfección, quizá debamos entender que particularmente estas siete iglesias representan a la Iglesia de Dios durante toda la era de la Iglesia. Las ciudades en las cuales estaban ubicadas estas iglesias, quedaban todas junto a la gran vía internacional del imperio Romano. Los emperadores romanos a menudo les dirigían cartas a las ciudades del imperio y en la época de Juan, Efeso, Esmirna y Sardis eran ciudades de importancia mundial. Por lo tanto, estas siete iglesias no fueron escogidas porque hayan sido las más grandes o las más importantes de aquel período, sino porque cada una de ellas era una iglesia representativa. Geográficamente, estas siete iglesias formaban aproximadamente un círculo, lo cual está de acuerdo con lo que se dice de la visión de su Señor caminando e n medio de ellas. Sin embargo, la revelación en su conjunto es para toda la Iglesia (22:16). Pablo les dirigía sus epístolas a las iglesias en particular; sin embargo, todo lo que él escribió era para todas las iglesias de todos los tiempos. Todo lo que contiene la Biblia fue escrito para nuestra enseñanza "a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Romanos 15:4). Como candeleros (o, más correctamente, como lámparas) su luz se estaba apagando y era incierta; de manera que el Señor, quien es justo en sus palabras y recto en sus juicios, se dirigió a estas iglesias para corregirlas. Siete iglesias bastaban para demostrar dichos juicios, ya que este número indica la séptuple y perfecta expresión de la Iglesia. Algunas de entre las siete fueron consideradas por Cristo como en mejores condiciones que otras, pero una no era juzgada por el estado de las otras; cada una era responsable por sí misma. Si bien algunas de estas iglesias mantuvieron su pureza de vida y doctrina por más tiempo que las otras, el sentido general de esta sección de la iglesia en el Apocalipsis lleva un mensaje sobre lo que va a suceder al final. ¿Por qué fueron seleccionadas y mencionadas estas iglesias en el orden en que un viajero las visitaría? Una respuesta, sugerida por Walter Scott es digna de ser considerada: "Las siete asambleas seleccionadas forman un símbolo de la Iglesia en su universalidad en los distintos períodos sucesivos de su historia, como también en cualquier momento hasta su rechazo final como testigo infiel de Cristo." Las siete cartas pueden tomarse, entonces, como una especie de bosquejo de historia de la Iglesia. Las siete iglesias en particular formaban un círculo; y quizá esto representara el círculo completo de la historia de la Iglesia. Sin embargo, nunca debemos perder de vista el significado original de estas siete cartas. Estas fueron enviadas a verdaderas iglesias, dentro de una región específica indicada por Juan y por lo tanto tienen una aplicación local. No obstante, el espíritu medular de su instrucción sobrepasa un mero uso local, reducido o restringido. Las verdades y los principios incorporados en estas cartas han sido dados para todas las iglesias y todos los creyentes a través de los siglos.

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Estas cartas también pueden tener un significado profetice. Algunos intérpretes creen que el cumplimiento final de las cartas tendrá lugar en las sinagogas o asambleas que existan en Asia Menor después de que la verdadera Iglesia haya sido arrebatada al cielo. Esta idea puede ayudar a explicar algunas referencias judías en las cartas. Tanto los elogios como los reproches citados en ellas han tenido un valor profetice a lo largo de esta era de la iglesia. Siempre ha habido • Iglesias que dejan su primer amor (Efeso). • Iglesias que sufren persecución y pruebas (Esmirna). • Iglesias mundanas en la práctica (Pérgamo). • Iglesias culpables de dar falsas enseñanzas (Tiatira). • Iglesias que toleran el pecado (Sardis). • Iglesias con sólo un poco de fuerza (Filadelfia). • Iglesias que niegan la deidad de Cristo (Laodicea). La oposición satánica mencionada por Juan en los mensajes a las siete iglesias, nunca ha cesado. Satanás es mencionado en total ocho veces en el Apocalipsis y cinco de ellas están en conex ión con las iglesias (seis veces, si incluimos el nombre "diablo" de 2:10). La iglesia profesante a través de toda la historia ha sido tentada por Satanás de muy diversas maneras. Explorando la idea de considerar las siete iglesias como un sumario de las siete épocas de la historia eclesiástica, damos a continuación los períodos y fechas aproximados. A. Efeso (2:1-7) La Iglesia del primer amor (Siglo I d.C.) El nombre "Efeso" significa deseada o primer amor y describe adecuadamente el primer siglo de historia de la Iglesia, el cual se caracterizó generalmente por un profundo amor y un ardiente celo por Cristo y también por una inflexible oposición a los falsos maestros y a las doctrinas erradas. Efeso era el centro de una densa población cristiana y gracias a los esfuerzos de Juan, el cuerpo principal de los pastores de la región se mantuvo firme contra toda herejía y unánime en la exclusión de los maestros falsos de las iglesias. Sin embargo, la iglesia que Juan más conocía y amaba había dejado el celo del principio. Las flores habían caído del árbol. La primera luz se estaba convirtiendo en lobreguez. (Vea Hechos 20:17-31.) Efeso, la famosa capital del estado jónico, era conocida como "la luz de Asia". Era famosa por su riqueza, su sabiduría y su perversión. La adoración de Diana (vea Hechos 19) se extendió de allí a todo el mundo entonces conocido. Pero la iglesia de Efeso (madre de todas las iglesias de Asia) se alza sobre las demás como la más espiritual de todas ellas, según lo expresa el rela to sagrado. Sin embargo, como el doctor Campbell Morgan nos recuerda, "el origen de la iglesia de Efeso está descrito en Hechos 18 — 20; el ministerio elocuente pero parcial de Apolos fue suplementado y ampliado por el de Pablo. La carta a Efeso describe la situación de la iglesia unos treinta y cinco años más tarde." Efeso estaba entregada a la idolatría y una de las herejías prevalecientes consistía en afirmar que los cristianos podían participar de las inmoralidades de los festivales paganos. Por esta razón, muchos cristianos dejaron su primer amor. ¿Somos nosotros tan ardientes y fervorosos en el Señor hoy como lo fuimos en los primeros días de nuestra vida cristiana, cuando todo lo llevábamos al altar? Aunque quizá todavía nos quede un lenguaje teológico, ¿no podría ocurrir que nuestro corazón haya dejado de palpitar con el amor a Jesús que manifestamos en los primeros años de nuestra vida cristiana? B. Esmima (2:8-11) La Iglesia perseguida (92-315 d.C.) Esta última fortaleza de la cristiandad antes de la conquista musulmana, constituía un serio rival para Efeso, la cual estaba situada a unos sesenta kilómetros al norte de ella. Esmirna llegó a ser una de las ciudades más grandes y más importantes de Asia Menor. Muy atractiva en la época de Juan, era llamada "la bella". Esmirna también es famosa por haber sido el lugar de nacimiento de Hornero (el poeta griego) y por ser la ciudad de Policarpo (obispo de Esmirna). Fue aquí donde Policarpo sufrió el martirio a los ochenta y seis años de edad, en el año 155 d.C.

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Puesto que no se menciona a Esmirna en ningún otro lugar del Nuevo Testamento, nada se sabe acerca de la fundación de su iglesia. La idolatría abundaba en la ciudad y la férrea persecución que se enfurecía contra la cristiandad en ese tiempo tenía su centro en Esmirna. El nombre "Esmirna" significa "mirra," una palabra usada tres veces en los evangelios (Mateo 2:11; Marcos 15:23; Juan 19:39). La mirra era también uno de los ingredientes del ungüento sagrado (Éxodo 30:23-25) y era igualmente usada para embalsamar muertos. Seiss indica en su excelente comentario sobre el Apocalipsis: "El nombre describe muy bien a una iglesia perseguida a muerte, postrada y embalsamada en las preciosas especias de sus sufrimientos, tal como ocurría con la iglesia de Esmirna. Esta era la iglesia de mirra o amargura que, no obstante, fue agradable y preciosa ante el Señor." Así como la mirra debe ser molida para que despida su fragancia, el testimonio de esta iglesia molida por la persecución produjo una dulce fragancia que fue muy agradable para el Señor. La sangre de los mártires de este período se convirtió en semilla para las iglesias venideras. Durante estos 250 años tenemos el período del martirio bajo la Roma Imperial. Desde Nerón hasta Constantino hubo una era sangrienta para la Iglesia. Los "diez días" pueden representar los diez distintos intentos a través de edictos imperiales para destruir a la joven Iglesia. La última persecución duró exactamente diez años. El número "diez" puede significar también que Dios reconocía que aun el sufrimiento tiene sus límites. Las diez grandes persecuciones del Imperio Romano pueden ser enumeradas de la manera siguiente: 1. Bajo Nerón 64-68 d.C. 2. Bajo Domiciano 90-95 d.C. 3. Bajo Trajano 104-117 d.C. 4. Bajo Aurelio 161-180 d.C. 5. Bajo Severo 200-211 d.C 6. Bajo Máximo 235-237 d.C 7. Bajo Dedo 250-253 d.C. 8. Bajo Valeriano 257-260 d.C. 9. Bajo Aureliano 270-275 d.C. 10. Bajo Diocledano 303-312 d.C. C. Pérgamo (2:12-17) La Iglesia estatal (315-350 d.C.) Esta ciudad era la capital política de Asia y era famosa por su saber, su cultura y su ciencia. Se jactaba de tener la biblioteca más grande, después de la de Alejandría. Walter Scott nos recuerda: "Fue aquí donde se perfeccionó el arte de preparar pieles de animales para escribir y es de este nombre de donde se deriva nuestra palabra pergamino. Así que el nombre de esta ciudad de mal recuerdo escrituralmente hablando (Apocalipsis 2:12-17) ha sido perpetuado a través de las edades cristianas e indudablemente muchos manuscritos literarios de valor han sido escritos en pergamino preparado en Pérgamo." La ciudad era el asiento de la adoración al emperador y era preeminente por su idolatría. De aquí las alusiones bíblicas al "trono de Satanás" y "donde Satanás mora". Pérgamo es ahora un insignificante páramo repleto de imponentes ruinas. Como muchas otras ciudades históricas, su gloria ha pasado. Debido a su entrega a la adoración de la naturaleza, lo cual siempre conduce a la corrupción y a la extinción, Pérgamo ya ha desaparecido como una ciudad habitable. El Nuevo Testamento no registra la fundación de la iglesia aquí por ninguno de los apóstoles. Ya en el tercer siglo, la Iglesia había pas ado la época del martirio y se encontraba disfrutando de los favores imperiales. El emperador Constantino la había unido con el Estado, haciendo del cristianismo la religión estatal en lugar del paganismo. Evidentemente, el emperador pensó que la religión cristiana haría avanzar su imperio, por lo que fue bautizado él e introdujo el bautismo para todos (incluyendo a los niños). Fue en este tiempo cuando el "bautismo de infantes" fue conocido por primera vez. El Concilio de Nicea (325 d.C.) fijó el credo oficial trinitario. Los nicolaítas, palabra que significa "vencedores sobre el pueblo", ganaron influencia dentro de la Iglesia a través del

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surgimiento del sacerdocio. Fue en este tiempo cuando el sistema babilónico hizo su aparición en la Iglesia. La palabra pérgamo, que significa "totalmente casada", describe perfectamente la desastrosa unión entre la Iglesia y el mundo. A partir de este matrimonio fatal, la Iglesia y el sistema mundial nunca han podido separarse. La decadencia espiritual ha tenido por consecuencia un aumento de favores mundanos. Este tipo de unión ilícita paraliza la eficacia espiritual de la Iglesia en muchas partes del mundo en el día de hoy. D. Tiatira (2:18-29) La Iglesia papal (500-1500 d.C.) Los viajeros aseguran que el camino entre Tiatira y Pérgamo es uno de los más bellos del mundo. Tiatira, puesto militar de Pérgamo, era famosa por su industria de teñido de brillantes telas escarlata, las cuales eran muy usadas en toda Asia y Europa. Dentro de la ciudad había un magnífico templo de Diana. También era el pueblo de Jezabel, la notable e influyente maestra, quien abierta y militantemente apoyaba la vida inmoral. G. Campbell Morgan sugiere que "la historia de la iglesia de Tiatira podría trazarse retrospectivamente hasta las reuniones de oración a orillas del río mencionadas en Hechos 16, puesto que Lidia, cuyo corazón fue abierto por el Señor en aquella ocasión, era nativa de Tiatira. ¿Qué cosa más apropiada que suponer que ella fue el instrumento para la fundación de aquella iglesia cuando regresó a su ciudad natal?" Tiatira significa "sacrificio continuo." La palabra implica que es "un sacrificio cuyo transcendente resplandor queda opacado por la repetición". Ahora llegamos al surgimiento del papado, con la introducción de la mariolatría. Durante el siglo séptimo, el obispo de Roma ascendió al lugar de cabeza de la Iglesia entera. La adoración de la virgen María como Reina del Cielo fue introducida en la Iglesia procedente del paganismo babilónico y casi todos los templos paganos fueron transformados en "iglesias cristianas" por el mero hecho de pintar los nombres de los apóstoles sobre los viejos ídolos y adorar al sacerdote con una cruz. Apareció el sacerdocio, junto con el altar y el sacrificio. Este período también se caracterizó por un avance consecutivo y progresivo de la apostasía. E. Sardis (3:1-6) La Iglesia reformada (1500-1700 d.C.) En el siglo VI, Sardis llegó a ser una de las ciudades más importantes y prósperas que había en el mundo antiguo. Era la ca pital del reino de Lidia. El nombre actual de esta ciudad, antes rica y orgullosa, es Sart. Su lugar se halla desolado por completo actualmente. "Sardis" significa "remanente" o "piedra preciosa" o "cosas que quedan de antes". El sardio, sardónice o sardónica, un bello tipo de ágata, lleva el mismo nombre. En la iglesia de Sardis, la mayoría de los miembros estaban entregados completamente a las prácticas paganas. Tenían nombre de vivos, pero en realidad estaban muertos. Unos pocos de ellos, sin embargo, permanecían fieles al Señor y a su Palabra. Mientras que por una parte tenemos en Sardis un nuevo principio, por ser éste el período en el cual se dejó atrás la historia asociada con Jezabel, por la otra, las fuerzas de la Reforma no duraron lo suficiente como para evitar la caída en un frío formalismo religioso. Satanás detuvo la Reforma a medio camino, y la Iglesia nunca se ha recuperado. Hoy, en muchos lugares, la Iglesia es ortodoxa, pero legalista, y lleva una ortodoxia muerta y estéril. Es como un cuerpo bien vestido, pero carente de vida. F. Filadelfia (3:7-13) La Iglesia misionera (1700-1900 d.C.) Acerca de esta influyente ciudad, escribió el escéptico Gibbon: "Entre las colonias griegas y las iglesias de Asia, Filadelfia todavía permanece en pie, como una columna en una escena repleta de ruinas, un agradable ejemplo de que los senderos del honor y la seguridad a veces son el mismo." La ciudad heredó el nombre de su fundador, Átalo Filadelfo, rey de Pérgamo. Su nombre moderno es Allah Shehr, o "la ciudad de Dios". Los turcos, sin embargo, no la miran (hay en ella muchos cristianos griegos) con ninguna veneración.

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La iglesia de Filadelfia en los días de Juan era una iglesia fiel, la cual constantemente aprovechaba las buenas oportunidades. Walter Scott dice: "La ausencia de acusación en el contenido del mensaje enviado a su ángel es digna de notarse en conexión con el hecho de que ésta es la de más larga duración entre las siete ciudades mencionadas." Aquí nos encontramos con una Iglesia verdad era en medio de una iglesia profesante. El nombre "Filadelfia" significa "amor fraternal", y en esa forma se usa en griego en Hebreos 13:1: "Permanezca el amor fraternal". En Filadelfia vemos la iglesia evangelista y misionera del siglo diecinueve. A partir de los grandes avivamientos de Wesley surgieron los movimientos de misiones foráneos, seguidos por la aparición de poderosas empresas evangelísticas. G. Laodicea (3:14-22) La Iglesia rechazada (Siglo XX d.C.) Laodicea recibió su nombre de Lao dice, esposa de Antíoco II, el monarca Sirio. Quedaba cerca de Colosas y los cristianos de allí recibieron una carta de Pablo. Cuatro referencias en Colosenses (2:1-3; 4:13, 15, 16) prueban que el apóstol Pablo estaba familiarizado con la iglesia de Laodicea. La ciudad misma era un gran centro bancario; también era famosa por la ropa de lana negra satinada que se fabricaba y tenía una gran escuela de medicina, notable por su polvo utilizado en curas oftálmicas (vea 3:18). Sin embargo, la fama y el esplendor de Laodicea han caído hasta el polvo, porque la ciudad es ahora un escenario de ruinas y desolación. El nombre "Laodicea" es altamente sugestivo. Significa "Derecho del pueblo", "gobierno del pueblo" o "democracia". Se dice que la iglesia es "de ellos". No sólo es la iglesia que está en Laodicea, sino que es propiedad de Laodicea. Era una iglesia de ellos, no del Señor: "La iglesia de los laodicenses." La autoridad de Cristo había sido puesta a un lado y sustituida por la decisión de una membresía no regenerada, lo que sugiere el estado de la Iglesia profesante antes del rapto. A continuación se da un sumario del significado general de las siete iglesias: •Efeso indica pretensiones eclesiásticas y abandono del primer amor, y caracteriza el final del período apostólico. •Esmima nos hace pensar en el período del martirio, el cual concluyó con la última persecución bajo Diocleciano. • Pérgamo revela el empobrecimiento espiritual y el aumento de lo mundano que tuvo lugar durante el gobierno del emperador Constantino, resultado de su patrocinio público a favor de la Iglesia. • Tiatira representa la Edad Media, con la cruel persecución de los santos de Dios por la Iglesia papal. • Sardis fue la intervención de Dios por medio de la Reforma, cuya luz todavía sigue ardiendo. •Filadelfia está relacionada con el siglo diecinueve y su vasta expansión de actividades misioneras. • Laodicea retrata el estado general presente de la Iglesia profesante, la cual debido a su tibieza, le produce náuseas a Cristo. Se ha opinado que la historia de las primeras tres iglesias es consecutiva, mientras que las cuatro restantes se superponen, transcurriendo paralelamente hasta el rapto. El elemento divino (sugerido por el número tres) es dominante en el primer grupo de iglesias; mientras que el elemento humano (sugerido por el número cuatro) domina en el segundo grupo. En su introducción a la valiosa obra de Cosmades, "Las Siete Iglesias", W. Stuart Harris señala: Cuánto nos entristec e el saber que no hay ni un creyente cristiano en Efeso en el día de hoy y que esto se aplica a todas las regiones de las siete iglesias, con la excepción de la iglesia de Esmirna, donde hay ahora unos cuantos cristianos. El candelero ha sido quitado de su lugar, como Cristo anunció.

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Los siete candeleros de oro (II) La estructura de las siete cartas

Una característica notable e impresionante de estas siete cartas es la similaridad de su formato. Dirigidas desde el cielo por Cristo a su Iglesia, estas cartas tienen todas una misma forma, variando sólo en ciertos detalles para adaptarse a cada iglesia. Los encabezamientos de todas las cartas son similares. La estructura de cada carta parece tener naturaleza séptuple. a. La descripción de Cristo En la mayoría de estas cartas existe la repetición de uno o más títulos o descripciones de Cristo contenidos en el primer capítulo: un título adecuado al estado de la iglesia en cuestión, que presente a Cristo con todo poder, como Juez lleno de autoridad. b. La revelación del estado de la iglesia Las reiteradas frases "yo conozco", "quitaré", "daré", "vendré" y todas las expresiones con sentido de futuro implican el conocimiento completo que tiene Cristo de la situación y su autoridad gubernamental, así como su poder para descubrir lo íntimo del corazón de cada iglesia. Cristo revela su conocimiento íntimo de la vida y obra de cada asamblea. Por ser Dios omnisciente, ninguna cosa se puede esconder de Él. c. El elogio de las virtudes Todo lo que es agradable es generosamente ensalzado por el Maestro. Él tiene cuidado de encomiar antes de reprobar. Cristo alaba a cada una de las iglesias (excepto la última) por sus obras y otras características virtuosas. d. La condenación de los errores Cristo sería injusto y cruel si no hiciera mención de todo aquello que le desagrada, así como habla de lo que le agrada. De manera que estas cartas llevan en sí mismas una fiel exposición de errores. Cada iglesia, excepto la segunda y la sexta, es más corrupta que la que le antecede; la última es la más corrupta de todas. Tanto, que no hay ninguna virtud que alabar. Cristo censura a cada una de ellas, excepto la segunda y la sexta. e. La exhortación al arrepentimiento Nos sentimos muy alentados al leer estas valiosísimas joyas de la literatura, porque contienen la fragancia de la gracia de Cristo. El se presenta a sí mismo como alguien lleno de deseos de restaurar. Se notará que la primera, tercera, quinta y séptima iglesias son llamadas al arrepentimiento. La segunda y la sexta no tienen nada de qué arrepentirse ya que han sido purificadas por la persecución. La cuarta estaba reprobada y ya había ido más allá del arrepentimiento. f. La declaración de juicio Puesto que Cristo es siempre fiel en declarar la verdad, advierte el peligro que entraña continuar en desobediencia. ¡Bienaventurada la iglesia o el cristiano que atiende la voz de alerta de Cristo! El anuncio de juicio lo dio Cristo a todas las iglesias, a excepción de la segunda y la sexta. g. La proclamación de la recompensa Cada recompensa prometida está de acuerdo con un atributo de Cristo. La conclusión de cada carta consiste en una bendición de victoria personal y un llamamiento individual. Hay una promesa en cada carta para el vencedor. Para mayor comprensión y edificación, examinemos estas cartas a la luz de su séptuple plan. A. La carta a Efeso (2:1-7) Veíamos anteriormente que por "ángeles" podemos entender los representantes espirituales de cada iglesia. Walter Scott considera al "ángel de la iglesia" como "representante simbólico de la asamblea en su presente estado moral. La idea está en la representación. .. Podríamos hacer

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mucho énfasis en que no hay una representación oficial sino moral en la idea derivada de la palabra 'ángel', tal como se usa en conexión con las siete iglesias". En cada una de las cartas, el que habla es el Señor resucitado y la revelación de sí mismo es adaptada a la necesidad de cada iglesia. Como lo hemos indicado ya, Cristo se presenta a sí mismo en términos simbólicos tomados del capítulo 1. Así es como conectamos el versículo 1 del capítulo 2 con los versículos 12, 13, y 20 del capítulo 1. Se ve a Cristo caminando como Juez en medio de las iglesias. Cada acto es controlado por Aquél que nunca se descuida ni duerme. Y siendo Él quien sostiene en su mano los siete candeleros de oro, puede quitar de su lugar cualquiera de ellos. Realmente es una cosa muy seria pensar en que el Señor conoce exactamente lo que cada uno de nosotros está haciendo. Él sabía que los efesios no toleraban a aquellos que hacían lo malo. ¿Los podemos tolerar nosotros? ¿Aborrecemos nosotros todo aquello que es malo? Había muchas cosas por las cuales alabar a esta iglesia casi intachable. Su paciencia fue altamente elogiada (esta palabra aparece dos veces). En el versículo 2 se refiere a la paciencia en el servicio, mientras que en el 3 se habla de la paciencia en el sufrimiento. En total, el Señor expresó ocho elogios para la iglesia de Efeso. Sin embargo, hay un triste "pero" en el mensaje de Cristo a esta iglesia. El primer amor matrimonial con Cristo había sido abandonado. Había una doctrina pura y un perfecto orden eclesiástico, pero también existía una lamentable falta de amor. El amor a Cristo es la única motivación para todo servicio aceptable (Juan 21:15-17). ¿No afirmó Pablo en 1 Corintios 13 que el mejor de los servicios tiene poco valor cuando no hay amor? Otros amores había surgido allí y la iglesia de Efeso estaba en peligro de caer. A esta iglesia se le ordenó recordar de dónde había caído y volverse a sus primeras obras. Con el primer amor se habían ido las primeras obras. El amor anhela amor, porque donde hay verdadero amor hay también verdadero servicio. La exhortación "el que tenga oído" se encuentra en la conclusión de cada carta. En las primeras tres iglesias esta expresión aparece antes del mensaje de Cristo al que venciere. En las últimas cuatro, se halla después de la promesa al vencedor. El Espíritu Santo es el administrador de los asuntos de la iglesia a través de todo este período, como se indica en la séptuplo repetición de la frase "el Espíritu dice a las iglesias". Al vencedor de estas iglesias, Cristo le ofrece la provisión del árbol de vida, lo cual puede indicar exención de deterioro corporal. El árbol era muy significativo para los griegos, como símbolo del poder divino, dador de vida. "Paraíso" significa "un jardín delicioso" y representa la suma de todos los goces espirituales. B. La carta a Esmima (2:8-11) Esta carta tiene la peculiaridad al (igual que la carta a Filadelfia) de no contener ninguna denuncia de culpa. Estas dos iglesias también eran similares en su experiencia de tribulación a manos de los paganos (instigados por los judíos), "los que se dicen ser judíos y no lo son, sino sinagoga de Satanás". ¡De igual manera, hoy hay muchos que dicen ser cristianos, pero no lo son! Hay algunas características muy interesantes que deben ser consideradas en esta carta, la más corta de todas. Primero, cuan apropiado es el título de Cristo como, el que estuvo muerto y vivió". Muchos de los miembros de esta igle sia iban a morir por su Señor. A éstos les aguardaba un martirio cruel y terrible, pero el que había vencido a la muerte, Cristo, les prometía una gloriosa resurrección (2:10, 11). Luego viene un breve pero valioso paréntesis: "(pero tú eres rico)." Aquellos perseguidores sin corazón habían reducido a los santos a la mendicidad. Pero aunque los cristianos eran pobres materialmente, en fe eran muy ricos. En medio de la creciente oscuridad surge el bondadoso y reanimador "No temas". Debían cobrar ánimo, porque la tribulación tendría sus límites y el atador finalmente atado. (20:1-3). Para esta iglesia heroica no había condenación ni palabras de censura o reproche. La persecución tiene su modo de mantener a los cristianos cerca del corazón de Dios. Como habían

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permanecido en la verdad, a los cristianos de Esmirna no se les ordena que se arrepientan, ni se emite contra ellos ningún juicio. Cicerón describió a Esmirna como "la ciudad de nuestros más fieles aliados" y es interesante observar que la única carta, entre las siete, en la cual Cristo usa el término fiel es la que se dirige a la iglesia situada en una ciudad tan alabada por su fidelidad patriótica. Así como Esmirna era leal a su monarca, la iglesia de allí lo era a su Señor, a pesar de los intensos sufrimientos. Esmirna fue llamada "la puerta de los mártires", ya que muchos de ellos pasaban por sus puertas cuando eran conducidos a Roma. . . y al martirio. Policarpo, obispo de Esmirna, fue ejecutado allí en el año 155 d.C., a la edad de 86 años. Como recompensa, recibirían una corona de vida, que era el emblema de realeza y triunfo. La posibilidad de escapar de la segunda muerte (lo cual implica una muerte distinta de la física) puede ser un mensaje a los hombres malvados de Esmirna, quienes estaban empeñados en destruir a los santos. Es probable que sean reprendidos aquí para ver si atienden el mensaje y se arrepienten. La recompensa de los de Esmirna está contenida en los versículos 8 y 10. A través de la carta hay un intercambio entre la vida y la muerte. Para alentar a los perseguidos, el Señor les hace recordar que hay algo más terrible que la muerte física. Está la muerte segunda, la cual no tendrá potestad sobre ellos, porque han recibido la corona de la vida. C. La carta a Pérgamo (2:12-17) Cristo es presentado a la iglesia de Pérgamo como el que tiene una espada aguda de dos filos, lo cual es símbolo de juicio y de ejecución de la verdad. Una comparación entre los versículos 12 y 16 demuestra claramente cuan bien se adaptaba este título a la iglesia de Pérgamo. La espada aguda penetra, divide, separa, ordena, descubre, escudriña y vence. La profecía de Isaías es muy apropiada para Cristo en este punto: "Puso mi boca como espada aguda" (Isaías 49:2). El cónsul romano en Pérgamo llevaba la espada como símbolo de su oficio y de poder militar y poseía "el poder de la espada": la autoridad de pronunciar la pena de muerte. Pero la espada del Señor es más grande que todas las espadas de los cesares, y cuando Él la use finalmente (Apocalipsis 19:15), será para dominar los imperios de la tierra. Evidentemente, Satanás tenía su centro de operaciones en esta ciudad, un hecho que contribuía a que la posición de los creyentes fuera más peligrosa. El "trono" permanente de Satanás está en el aire, mientras que sus centros de actividad pueden cambiar constantemente. La Biblia lo describe como el que "anda en derredor, buscando a quien devorar". (Compare 2:9 con 2:12, 24). A pesar de la oposición satánica, los santos de Pérgamo son elogiados por su lealtad al "nombre", lo cual significa el carácter o la Persona de Cristo, y "a la fe", que significa las enseñanzas y la obra de Cristo. La fidelidad de estos santos, a pesar de tener frente a ellos la amenaza del martirio, es ilustrada con el fiel Antipas, quien murió por su Señor, a quien tanto amaba. Pérgamo era uno de los centros importantes de la adoración al emperador y la tentación de caer en el error de dar a otro la adoración que sólo le corresponde a Dios era grande. Cuando los cristianos sucumbían, triunfaba Satanás; cuando ellos eran firmes en la fe, casi siempre el martirio era el precio que debía pagar por su lealtad a Cristo. Aunque Antipas quizá pasó inadvertido y desconocido entre los millares de personas de Pérgamo, y quizá sin una tumba que guardara sus restos, Cristo, sin embargo, menciona el nombre de este mártir con un amor y con un vislumbre de gloria únicos en este libro de Apocalipsis. El nombre Antipas significa "uno contra muchos"; este valiente cristiano se atrevió a salir al frente solo y sellar con su propia sangre el testimonio de su alma. Desafortunadamente, aunque en general la iglesia de Pérgamo era buena, entre sus miembros se había tolerado el error. La falta de disciplina se hace claramente notable al ver cómo algunos habían seguido a Balaam y a los nicolaítas: "Pero tengo unas pocas cosas contra ti." Este triste reclamo se encuentra tres veces (2:4, 14, 20). ¿Tiene el Señor alguna cosa contra usted? El doctor Campbell Mor-gan dice que el balaamismo y el nicolaísmo "parecen describir lo que posteriormente llegó a conocerce como el 'antinomianismo', la terriblemente errónea enseñanza de que los propósitos del pacto de Dios se realizarán con toda seguridad y por lo tanto no importa la forma en que los sujetos a dicho pacto se conduzcan".

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Balaam fue el profeta mercenario que amó las riquezas injustas. Representa la unión de la Iglesia con el mundo, lo cual es equivalente a la corrupción espiritual. La doctrina de los nicolaítas representa a aquellos que tratan de dominar a la membresía e iniciaron el negocio del clero. La preponderancia sacerdotal es detestable ante Cristo, quien es el Gran Sumo Sacerdote. En el llamado al arrepentimiento tenemos lo que podríamos llamar "el ataque sorpresivo de Cristo": "Vendré a ti pronto." Y cuando Él venga, la base del juicio será su Palabra. Para los vencedores habrá "maná escondido" provisto divinamente y una piedrecita blanca de triunfo. Muchas han sido las interpretaciones que se han dado acerca de la piedra blanca. Se dice que se daba una piedrecita blanca al triunfador en los juegos olímpicos. Esta llevaba en sí ciertas distinciones y privilegios. También se daba una piedra como evidencia de absolución y llevaba inscrito el nombre de la persona absuelta. J. A. Robertson dice que en las cortes de justicia se utilizaban pequeñas piedras: una piedra negra era señal de que el reo era condenado, mientras que una blanca era indicación de absolución. La piedra blanca también era símbolo de amistad: la piedra se quebraba en dos pedazos y cada uno de los dos amigos se quedaba con la parte que contenía el nombre de la otra persona, en prueba de unión y comunión permanentes. El mensaje dado a la iglesia de Pérgamo es muy necesario para la Iglesia de hoy. "El descuido y las concesiones en cuanto a doctrina y por ende en cuanto a conducta, hacían indispensable la disciplina en las iglesias," dice G. Campbell Morgan. "Parece ser que el verdadero enriquecimiento se adquiere a través de restas y no de sumas." D. La carta a Tiatira (2:18-29) Es más que seguro que esta iglesia tuvo su origen en aquella reunión de oración a la orilla del río en la cual Lidia, nativa de Tiatira, fue convertida cuando el Señor le abrió el corazón (Hechos 16). Quizá ella misma fuera el instrumento para fundar la iglesia allí a su regreso. En Apocalipsis l,Juan vio a Cristo como el Hijo del Hombre, pero un Hombre investido con todos los atributos y actividades de la deidad. Aquí el Mensajero divino se introduce a sí mismo como el Hijo de Dios, y como tal revela su omnisciencia y autoridad. La descripción de sus ojos y sus pies, tomada de 1:14, 15, ilustra el aspecto terrible de juicio que El asume hacia esta iglesia. Los poderes más penetrantes e impresionantes de Cristo están frente a nosotros en 2:23, 27, lo cual es un desarrollo del versículo 18. Afortunadamente, el que "conoce" de grados de importancia, piensa primero en las cosas en que sobresale esta iglesia. Si aquellos que hacen juicios tan equivocados de los cristianos siguieran este ejemplo divino, ¡cuan diferente sería el mundo! El servicio, el amor, la fe y la paciencia son sus virtudes y son justa y equitativamente elogiadas. Luego viene el reproche por permitir el mal en la iglesia; es un mal personificado en una mujer real. (La Jezabel del Antiguo Testamento es mencionada como prototipo de esta mujer en cuanto al pecado.) Esta es la única carta en la que se menciona a una mujer. El nombre "Jezabel" significa "casta", ¡pero qué contrariedad había entre su conducta y su propio nombre! La Jezabel del Antiguo Testamento era una mujer brillante, atrev ida e inescrupulosa, quien reconocía a Dios, pero realmente servía a Baal. En la carta anterior el Señor comparó a los falsos maestros con Balaam, quien les enseñó a los israelitas a participar en festivales idolátricos. Ahora los compara con Jezabel, la esposa pagana de Acab, quien estableció la idolatría en Israel. La forma particular del mal en Tiatira era el espiritismo: aquella Jezabel afirmaba que recibía revelación divina en sus actividades ocultistas. Su malvada influencia era multiplicada por el hecho de que enseñaba e inducía a los siervos de Cristo a que la imitaran. En esta carta, la más larga de las siete, se da una solemne advertencia a aquellos que insistentemente toleran y participan en la prostitución espiritual. Si no se arrepienten, ellos también participarán de la condenación de Jezabel. Pero el Señor es muy bondadoso, aun con los más malvados: "Y le he dado tiempo para que se arrepienta." El arrepentimiento es el camino de salida que Dios ofrece. A aquellos de Tiatira que no se habían dejado influir por Jezabel y sus fornicaciones (unidas a sus profundidades satánicas), se les promete tener parte en el reino de Cristo (2:26). Las obras

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basadas en la fe ocupan una parte prominente en esta carta (2:19, 26). Las obras de maldad y las profundidades (2:22, 24) pertenecen a Satanás. La Estrella de la mañana es Jesucristo mismo y todos los que vencieren tendrán completa posesión de Él. ¡Qué gran futuro les aguarda a todos aquellos que tienen a Cristo en su corazón como el heraldo de ese glorioso día que vendrá, y a todo aquel que venciere! Si somos fieles, sabremos lo grande que será participar en el reino de nuestro Señor. Efesios 2:6 nos recuerda que Cristo nos ha hecho participar ya del poder de su reino celestial, pero el Salmo 2:8, 9, el cual es citado aquí por el Señor resucitado, todavía espera su cumplimiento. Cristo es la Estrella de la mañana (22:16), cuya resurrección anuncia el amanecer de Dios cuando su pueblo se levante con Él. Los lectores de este mensaje que estén tentados a sucumbir en las profundidades de Satanás, deberían recordar lo que se dice del diablo en Isaías 14:12, como el lucero caído del cielo. También nosotros debemos escoger entre lo alto y las profundidades. Se reserva la autoridad sobre las naciones para todos los verdaderos vencedores, quienes participarán del reino de Cristo sobre el mundo. Como lo expresa Alexander Maclaren: "La vida moldeada de acuerdo con el modelo de Cristo es aquella que es capaz y digna de participar con Él en su reino." E. La carta a Sardis (3:1-6) En esta quinta carta parecería como si Cristo estuviera empezando de nuevo. Y Sardis en realidad marca un notable cambio en la serie. En las cartas anteriores lo bueno era la regla y lo malo la excepción. Pero aquí en Sardis es todo lo contrario: sólo un pequeño remanente merecía los elogios de Cristo, cuyo "yo conozco" consiste ahora en escrutinio y condenación. Tanto el Espíritu como los líderes espirituales están bajo el control de Cristo y son sus canales de operación. Toda la plenitud de poder y sabiduría, de las cuales carecía Sardis, estaban en posesión de Cristo. Aunque esta iglesia parecía perfecta a los ojos de los hombres, no lo era ante los ojos de Dios. Tenía un nombre y una reputación en lo que respecta a organización y ortodoxia, pero se encontraba desposeída de vida espiritual. ¡Tenía obras sin vida! Dice G. Campbell Morgan: "Es muy probable que existiera en ella conformidad con el modelo de la Iglesia según Hechos 2:41, 42 en lo que respecta a reglamentos y adherencia a la doctrina. La forma de adoración y la generosidad estaban libres de reproche. Pero ante los ojos del Señor todo era un mero andamiaje, como un sepulcro blanqueado, o como las flores artificiales." En vista de la segunda venida, la iglesia recibe la exhortación al arrepentimiento. Como un ladrón, Cristo les quitaría todo lo que poseían si no hacían caso y no se volvían de su ortodoxia muerta y estéril. Dos veces había sido conquistada la ciudad de Sardis por no estar alerta. Cristo le dice a la iglesia cual sería el resultado de que no estuviera atenta a su llegada. Sin embargo, aún había unos pocos en Sardis que no habían contaminado sus vestiduras y constituían la manifestación de la justicia en victoria. El nombre "Sardis" significa "remanente" y viene de una raíz hebrea que tiene el sentido de "aquellos que escapan o han escapado". En la iglesia de Sardis se podían encontrar unos pocos creyentes que habían escapado de la contaminación que les rodeaba, que tenían un nombre al cual hacían honor valientemente, con su vida por Cristo. ¿Estamos nosotros entre los pocos que se han separado para el Señor y mantienen una perfecta fidelidad a Él? Si es así, entonces también participaremos de las recompensas que Él tiene para aquellos que son dignos. Debe aclararse que el "borrar el nombre" (3:5) tiene que ver con la profesión de la fe de la persona, y aquél en quien ha creído. Compare esto con 13:8; 17:8; 20:15. Sardis era una iglesia de títeres muertos, que realizaban todas las acciones del cristianismo, pero producían únicamente obras muertas, porque los miembros no eran animados por la vida que fluye de Dios. De manera que el Señor les habla como Aquél en quien se encuentra

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avivamiento. Él está dispuesto a derramar su Espíritu en su séptuplo plenitud, y el gobierno de las iglesias está en sus manos (1:20). A Sardis se le da un mandamiento similar al que se le dio a Efeso en 2:5. Esta iglesia debía volverse a aquellas cosas que le habían sido de estima en los primeros tiempos. A la luz de lo que antes era vida para ella, debía dejar de hacer lo que estaba haciendo actualmente, para que la chispa de luz que todavía tenía no llegara a morir definitivamente. La condición para mantenerse con vida era velar, mantenerse despiertos; la otra alternativa eran el sueño de la muerte y el repentino e inesperado juicio del Señor. Todo cristiano verdadero tiene la seguridad de que su nombre está en el libro de la vida (Lucas 10:20). Sin embargo, aquellos que adulteren o falsifiquen la autoridad y veracidad de la revelación, verán su parte quitada del libro de la vida (22:19). Aquí la palabra "parte" significa "herencia." Todos tenemos una herencia o recompensa, que nos puede ser quitada. La maravilla de maravillas es que Cristo va a confesar el nombre de sus santos victoriosos delante del Padre y sus ángeles. ¡Y qué gran día será para nosotros si somos hallados cubiertos de vestiduras blancas, que son la justicia de los santos! F. La carta a Filadelfia (3:7-13) Esta iglesia comparte con la de Esmirna la distinción de no ser acusada de ninguna culpa. Aquí el mensajero divino, quien se manifiesta a sí mismo como el "Santo y Verdadero", es descrito como el poseedor de la llave de David. Si a alguien se le entregan las llaves de una ciudad, eso significa que esta persona está investida de libertad y de privilegios. Y aquí la llave es símbolo del derecho indisputable a entrar y ejercer toda la autoridad necesaria. Puesto que la revelación como un todo mira hacia el reino, Cristo hace destacar sus derechos reales como el Señor y Cabeza de la casa de David. Todas las promesas davídicas serán cumplidas por Él. La iglesia de Filadelfia es alabada por su fidelidad de acuerdo con sus capacidades. Había sido fiel en lo poco. Y aunque no parecía de gran importancia a los ojos del mundo a pesar de su obediencia y su fe, el administrador divino, quien abre y cierra las puertas, abunda en alabanzas por la manera en que la iglesia de Filadelfia había entrado por la puerta de la oportunidad que Él había abierto. Filadelfia es una de las dos iglesias que solamente recibieron alabanzas y aliento; porque sus miembros fueron fieles, se les dan a realizar nuevos trabajos. Mientras estemos sobre esta tierra, la recompensa por ser fíeles no es la inactividad sino la entrega de mayores responsabilidades. Aquellos que se encuentran ya desocupados y sin hacer nada, deben volver a la comunión con Dios antes de que Él pueda usarlos. Por esto, el Señor le habla a la iglesia de Filadelfia como el que abre las puertas de la oportunidad. Cristo habla de su "poca fuerza" en un sentido no condenatorio. Humanamente hablando, su fuerza era pequeña, porque ellos eran una pequeña minoría entre judíos y paganos. No obstante, puesto que su fuerza estaba basada en el nombre de Cristo, ellos podían entrar por la puerta abierta. No dice exactamente a qué puerta se refiere. Consecuentemente, este versículo ha sido muy precioso para muchas generaciones de cristianos en todas las esferas de servicio en las cuales se han abierto nuevas puertas. A esta iglesia se le hace la promesa de que será guardada de la hora de la prueba, lo cual puede significar estar libre de la gran Tribulación. La palabra "de" significa "fuera de" y lleva en sí la idea de que será guardada fuera de la tribulación (no únicamente a través de ella, como algunos afirman). No será sino hasta el tiempo en que esta prueba invada a la tierra, cuando se entenderá o se experimentará la importancia de este mensaje de preservación. En esta carta también la segunda venida de Cristo es usada como un incentivo para mantenerse firme. ¡Ojalá estemos determinados a retener nuestra corona! Los vencedores serán hechos columnas en el templo de Dios. Aunque en la tierra tienen poca fuerza, serán tallados como pilares fuertes y gloriosos en el cielo y participarán en la victoria final de Cristo. Entonces, la identificación con el Rey será completa. Aunque en este mundo no tengan nombre, tendrán un nombre nuevo y secreto en el cielo. También se promete a los vencedores una completa libertad

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en la Nueva Jerusalén: "Y nunca más saldrá de allí." ¿por qué? Porque Cristo es la llave y guarda a sus santos en eterna seguridad. Todos los que son vencedores, verdaderamente salvos por gracia, están en el registro de los vivientes, porque son poseedores de vida eterna. G. La carta a Laodicea (3:14-22) Esta última carta es la más triste entre las siete. Contiene la severa desaprobación de Cristo contra una iglesia apóstata; sin embargo, nos trae una revelación del corazón del Señor como no puede hallarse en ninguna de las otras cartas. Para describirse a sí mismo, Cristo no utiliza aquí ningún símbolo. Se declara como "el Amén", un título tan expresivo de su gloria como "el Verdadero". Como testigo fiel y verdadero, se revela en perfecta armonía consigo mismo. "El principio de la creación de Dios" indica la autoridad del mensaje de Cristo, el cual es interpretado en Colosenses 1:15: "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito (el preeminente) de toda creación." Todo lo que va implicado en estos títulos había sido negado por los laodicenses, quienes por lo tanto merecían el desagrado y la condenación de parte del Señor. El nombre de "Laodicea" viene de dos palabras griegas que significan "pueblo" y "juicio" o "costumbre". Este nombre implica que la iglesia de este lugar era gobernada por las decisiones, los juicios y las costumbres de la gente, en lugar de ser gobernada por la Palabra de Dios. El estado de esta iglesia era completamente desfavorable, por lo que no se elogia ninguna virtud. ¡Cuan trágico es que no existan buenos hechos que permitan elogiar a una iglesia! Por supuesto, los laodicen-ses poseían cantidades de cosas buenas, cosas que podían decir de sí mismos. Tenían confianza en sí mismos y se sentían orgullosos y satisfechos. Sin embargo, para el Señor eran tibios y le causaban náuseas. La primera iglesia había dejado su primer amor, pero esta última era considerada como tibia. La iglesia laodicense no estaba cargada de deudas, pues tenía abundancia de riqueza material; sin embargo, Cristo la declaró miserable y en bancarrota. Aquí encontramos la expresión "tú eres", refiriéndose a la tibieza espiritual y "tú dices," refiriéndose a la autocomplacencia (esta iglesia carecía de pasión y de emoción), y finalmente hallamos el "tú eres" de la terrible e infalible denuncia del Señor. Como muchas de las iglesias modernas, Laodicea era correcta, pero sin conciencia. El disgusto que le causaba a Cristo dicho estado se ve en su forma drástica de tratar a la iglesia: "Te vomitaré de mi boca." El contagio de la iglesia con el mundo es nauseabundo para Cristo. Aun para el que lea el Apocalipsis superficialmente, es obvio que el tema básico de este libro es la segunda venida de Cristo. En su valiosa obra titulada Interpreting Revelation (Interpretación del Apocalipsis), Merrill C. Tenney hace esta iluminadora observación: La creciente inminencia de la venida del Señor se refleja en sus mensajes de corrección a estas iglesias: • Efeso: "Pues si no, vendré pronto a ti y quitaré tu candelero de su lugar" (2:5). •Pérgamo: "Pues si no, vendré pronto a ti" (2:16). • Tiatira: Retenedlo hasta que yo venga" (2:25). •Sardis: "Vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti" (3:3). • Filadelfia: "He aquí, yo vengo pronto" (3:11). •Laodicea: "Yo estoy a la puerta y llamo" (3:20). La visión de las siete cartas gira en torno a la segunda venida de Cristo y el efecto que este suceso tendrá sobre las iglesias. Pero la gracia también se manifiesta en el juicio, porque el juicio es el resultado del amor de Cristo. Al mismo tiempo que exhorta a la iglesia hacia un nuevo celo espiritual, está buscando a un hombre, posiblemente de poca importancia para la iglesia; alguien que esté dispuesto a recibir al Señor. Para tal persona existe la gran recompensa de participar de la provisión de Cristo y de su trono. El huésped divino se convierte en el divino anfitrión y prodiga sus dones gloriosos entre aquellos que voluntariamente vienen y cenan con El (3:20).

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En el oro, las vestiduras blancas y el colirio para los ojos, los cuales la iglesia debe comprar de Cristo según su consejo, encontramos ilustraciones o símbolos que eran conocidos para los laodicenses, cuya ciudad tenía la fama de poseer tales cosas. (Vea "Las siete iglesias" por Sir William Ramsey.) Al final del capítulo 3 nos encontramos con que los santos son arrebatados, mientras que los practicantes son vomitados. Aunque Juan no describe el rapto, lo da por sentado, puesto que ya no vuelve a mencionar la palabra iglesia hasta que termina la revelación en sí y llega a las exhortaciones finales (22:16, 17). En estas cartas a las siete iglesias, el Señor divide a los miembros en dos clases: los que vencen y los que no vencen. En cada carta hay un llamado, una advertencia y una promesa: Un llamado para que se vuelvan al Señor mientras Él se presenta a sí mismo a cada iglesia. Una advertencia si se desatiende el llamado. Una promesa si dicho llamado es obedecido. Desde el 22:6 hasta el 22:21, Juan reanuda lo que ha dejado en los primeros tres capítulos del libro. Después del capítulo 3 ya no se ve a Cristo entre los candeleros, sino como Sacerdote-Juez sobre el trono, actuando desde el cielo hasta que regresa a la tierra.

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Apocalipsis 4:1—8:5

Los siete sellos

1. El lugar del trono (4:1.11) Para estudiar los siete sellos es necesario conocer la atmósfera y la presentación de la verdad que hay en los capítulos 4 y 5. Cuando finalizan los juicios del sexto sello, las aterrorizadas multitudes claman en 6:16 que quieren ocultarse "del rostro de aquél que está sentado sobre el trono" (el Señor Dios Todopoderoso del capítulo 4) y de "la ira del Cordero" (Aquél que es retratado vivamente en el capítulo 5). El Apocalipsis es una de las partes más dramáticas de la Biblia. Como literatura simbólica y como una demostración del triunfo del bien sobre el mal, los capítulos del último de los libros de la Biblia son inigualables. Por fin vemos a Jesucristo echando abajo y destruyendo, hasta que toma el poder que le corresponde legítimamente y reina sobre todas las cosas. El capítulo 4 empieza con el arrebatamiento de Juan al cielo para recibir los planes de Dios para el futuro. Al finalizar el capítulo tres, vimos que se invitaba al hombre para que le abriera su puerta a Cristo; ahora una puerta se abre en el cielo para que entre el hombre. Con esta puerta abierta comienza la parte realmente profética del libro, aunque la verdadera acción profética no empieza sino hasta en el capítulo 6. Los capítulos 4 y 5 con sus escenas celestiales parecen ser una introducción a la primera serie de juicios, los cuales son descritos detalladamente en el capítulo 6. La frase inicial "después de esto" o "después de estas cosas" (4:1) se refiere a lo que se acaba de estar considerando en los capítulos 2 y 3. Ahora nos encontramos con un nuevo principio. Juan pasa de los asuntos de las iglesias a un tema enteramente diferente. La escena también es diferente, porque ahora Juan está en el cielo. Desde lo alto se le hace entender lo que va a ocurrir abajo. Puesto que la profecía tiene su origen en el cielo, por encima de la niebla y de las nubes, Juan debía recibir de la mente de Dios todo lo relacionado con los sucesos futuros. Cuando estamos parados en la tierra no podemos ver muy lejos. Pero ¡qué panorama se despliega ante nosotros cuando subimos a un sitio elevado! Esto también es verdad en lo relacionado con las cosas de Dios. Los asuntos celestiales, aun cuando se refieran a la tierra, sólo pueden ser entendidos cuando se consideran desde un punto de vista celestial. Doce veces es mencionada la palabra "trono" en este capítulo. En total, este término aparece 38 veces en todo el Apocalipsis, haciendo de éste "el sitio del trono" en la Biblia. Los "tronos" del Apocalipsis pueden proporcionarnos un estudio bíblico de mucha importancia. El libro empieza

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(1:4) y termina (22:3) con un trono. El trono de 4:2 es una preparación para los juicios que se inician en el capítulo 6 y terminan en el capítulo 20. Y de esa manera vamos desde el juicio de los impíos vivos hasta el juicio de los impíos muertos. El trono que estamos considerando estaba en el cielo (4:2), para significar los juicios justos y santos. "El Señor ha preparado su trono en el cielo" (Salmo 103:19). De este trono no emana más que juicio perfecto y sin engaños. Por la "primera voz" (4:1) entendemos la voz del Señor ya escuchada (1:10). Ahora esta voz habla desde el cielo como una trompeta. Hay seis referencias a trompetas en el Apocalipsis, que están asociadas con tronos y juicios. En el Antiguo Testamento, las trompetas eran usadas para convocar asambleas. Aquí en el Apocalipsis parecen preparar el camino para el juicio. El divino ocupante del trono, que no tenía forma física y nunca antes había sido visto, es llamado "el Señor Dios Todopoderoso" (4:8). Dos piedras preciosas, el jaspe y la cornalina, son usadas para describir las cualidades de este maravilloso personaje que estaba sentado en el trono. Consideradas en conjunto, las piedras son emblemas de las diversas excelencias de la personalidad y la perfección de Dios. El jaspe es translúcido y es el emblema de la luz, mientras que la cornalina o ágata de color rojo, es el emblema del amor. De esta manera, el que está sentado en el trono está caracterizado tanto por los principios como por los sentimientos. El arco iris que estaba alrededor del trono (4:10) nos hace recordar que Dios será fiel a su pacto y que una tormenta está a punto de desatarse. Aquí tenemos un arco iris completamente circular, no semicircular como los que estamos acostumbrados a ver. Y en lugar de los múltiples colores del arco iris común, este arco iris celestial lleva el bello color verde de la esmeralda. El color verde nunca cansa la vista y puede simbolizar el hecho de que no nos cansaremos jamás de mirar la gloria de Dios manifestada. El arco iris completo es símbolo de esperanza. La identificación de los veinticuatro ancianos (4:4) es asunto de disputa entre los teólogos. Algunos aseguran que estos ancianos son los líderes de un sacerdocio angélico. Por tener coronas y vestiduras blancas probablemente sean sacerdotes y reyes de un orden gubernamental. Otros comentaristas identifican a estos ancianos como santos del Antiguo y del Nuevo Testamento; por el número se cree que tengan que ver con las doce tribus y los doce apóstoles. Walter Scott dice que resulta incongruente "imaginar espíritus sentados, vestidos y coronados, y por lo tanto deben representar al cuerpo general de los redimidos en el cielo" (5:9). Notaremos que estos "tronos" están subordinados al trono del versículo 2. El número veinticuatro está asociado con la adoración y con el gobierno en el cielo. Doce es el número gubernamental en la tierra. Si los ancianos son los redimidos —y Juan dice que sí lo son (5:9)— entonces las coronas de oro señalan la dignidad real y la autoridad que todo santo va a compartir. El trono es el centro de acción e interés y señala el desencadenamiento de las fuerzas naturales como precursoras del juicio venidero. El perfecto ministerio escrutador del Espíritu está simbolizado por las siete lámparas de fuego (4:5). Presentado como "los siete Espíritus de Dios", el Espíritu Santo se presenta ante nosotros en la perfección de su ser, inteligencia y actividad. Identificándose con los justos juicios del trono, Él pondrá al descubierto todo aquello que es ajeno a la pureza absoluta del trono. El "mar de vidrio semejante al cristal" declara la santidad eterna y la pureza del divino ocupante del trono. Los "cuatro seres vivientes" (4:6) equivalen a los querubines del Antiguo Testamento. (La palabra traducida como seres viene del griego zoon, que significa "ser vivo".) Estos cuatro seres simbolizan los atributos judiciales y la autoridad del que está sentado sobre el trono y están conectados con Cristo, el que está vivo. Los "seres vivientes" son presentados también como poseedores de perfecta sabiduría y se encuentran rindiendo incesante adoración y servicio. Además proclaman la santidad y la eternidad de Aquel que está sentado en el trono. Como representantes de este trono y ayudantes del tribunal, están listos para ejecutar la voluntad del Juez. Son seres reales, llenos de vida. El cuatro es el número de la creación; por lo tanto, los cuatro seres vivientes son representantes de la creación animal de este mundo. Los "seres vivientes" son descritos como poseedores de plena inteligencia; están "llenos de ojos delante y detrás" (4:6). Ven hacia adelante y hacia atrás. Tanto el pasado como el futuro están

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expuestos ante ellos como un pergamino abierto. También pueden ver introspectivamente ("llenos de ojos"). En el simbolismo de los rostros, Cristo es presentado como Rey, Siervo, Hombre y Dios (4:7). El rostro de león sugiere omnipotencia y majestad; el rostro de becerro simboliza servicio paciente a favor de los hombres; el rostro de hombre manifiesta inteligencia y compasión y el de águila denota visión penetrante y rápida acción. Estas maravillosas criaturas también rinden incesante servicio y constante alabanza. Nunca dejan, ni de día ni de noche, de actuar y de rendir adoración. Este capítulo del trono termina con el himno de los ancianos (4:10, 11). La alabanza que asciende al Señor lo proclama como el Creador de todas las cosas. En el siguiente capítulo. Cristo, como Redentor, recibe la honra merecida. Al rendir sus coronas ante el trono, los ancianos indican que únicamente el Señor es digno de reinar. Continúa con El libro de los siete sellos (5:1-14)...

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El libro de los siete sellos (5:1-14)

Especialmente en los tiempos en que estamos viviendo, este libro final de la Biblia debería estar en nuestras manos continuamente. Los sucesos de hoy, pictóricos de significado profetice, deben cotejarse con el programa divino. El comunismo totalitarista, con su pasión por el dominio mundial, cobra un profundo significado para nosotros al iniciar el estudio de esta sección del Apocalipsis, con la manifestación de Aquel que es el único poseedor del derecho a gobernar al mundo entero. En el capítulo 5 tenemos el desarrollo del dominio del gobierno celestial sobre la tierra. El libro no abierto contiene el programa divino, pero está "sellado". Esto no significa que dicho libro no pueda ser leído, sino simplemente que no se ha hallado a nadie capaz de llevar a cabo el programa celestial. En lo que respecta a este libro de siete sellos, en primer lugar estaba "en la mano derecha del que estaba sentado en el trono" (5:1). La Biblia habla mucho acerca de "la mano derecha", una posición de autoridad y poder. También el libro estaba "sellado" (5:1). ¿Por qué sellado? El sello es señal de finalidad y privacidad. También requiere autorización legal para ser roto. ¿Quién podría estar autorizado para abrir este libro? ¿Tendría que fracasar el drama de la historia en este preciso momento crucial? Hay algo verdaderamente humano en la referencia a las lágrimas de Juan. Su tristeza fue abrumadora al darse cuenta de la incapacidad total de la creación, aun para mirar el libro (5:3). Nadie, arriba, abajo ni más abajo, era digno de abrir los sellos y poner en acción aquellas fuerzas de liberación del reino largamente esperado. Así fue como Juan prorrumpió en un llanto de angustia, porque parecía como si Satanás y el pecado fueran a seguir controlando todos los asuntos del mundo. El libro estaba sellado con "siete sellos", que simbolizan el plan perfecto de Dios con relación al mundo. Cada porción estaba sellada individualmente y el séptimo sello sujetaba la parte exterior del rollo entero. Sin embargo, las lágrimas de Juan fueron enjugadas muy pronto, porque uno de los ancianos clamó diciendo: "¡No llores!" Con gozo ilimitado, Juan mira ahora a Aquél que puede y quiere abrir el libro (5:5, 6). Los sellos del juicio divino, que no pueden ser abiertos por el hombre, únicamente pueden ser rotos por Aquél en cuya mano horadada yace el título de propiedad del dominio mundial. La apertura de los sellos es una de las prerrogativas del Cordero y ninguna otra cosa puede suceder fuera de su voluntad gubernativa. En respuesta a aquella exhortación, Juan alza sus ojos para contemplar al león descrito por el anciano, pero en lugar de eso, lo que ve es un cordero (5:6). ¡El león y el cordero El Señor Jesucristo es ambas cosas. En lo que respecta a su humanidad. Él es el león de la tribu de judá, la raíz de David. "El cordero" es su designación más frecuente en el Apocalipsis, donde el término aparece más de veinte veces. Juan usa aquí una palabra que significa "el corderito", sugiriendo así la inocencia y la ternura de Cristo. Esta palabra es usada para hacer ver el contraste con la malévola "bestia." Nótese también el énfasis que se hace sobre el cordero inmolado, que está en pie (5:6). De modo que Cristo es presentado aquí como vivo y resucitado. El león vence en forma de cordero inmolado. La soberanía está basada sobre el sacrificio. La corona viene desde la cruz.

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La centralidad de la figura de Cristo reaparece en la frase en medio (5:6). En los siete cuernos y los siete ojos encontramos la sabiduría y el poder perfectos como atributos tanto del Cordero como del Espíritu Santo. Una escena dramática se realiza en el acto de tomar el libro de la mano de Dios (5:7). Cristo es descrito aquí como si estuviera tomando el poder gubernamental profetizado: "Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido" (Daniel 7:13, 14). Como lo veremos muy pronto, la apertura de cada sello revela el cumplimiento de un propósito divino en Cristo y por medio de Él. Después de que tomó el libro, hubo un acto de adoración de parte de los 24 ancianos, cada uno de ellos con un arpa de alabanza y con copas de oro llenas del incienso de la intercesión (5:8). La adoración de los ancianos está basada en la redención (5:5, 9, 12). Cristo fue el único que pudo morir, porque El mismo no necesitaba de un salvador; ahora estaba siendo enaltecido como Redentor. No se pudo encontrar ningún pariente-redentor entre los humanos, ni entre los ángeles; ni siquiera en el mundo de los muertos (5:3). El uso de arpas nos habla de una celebración de victoria (5:8). En el Antiguo Testamento unas 43 veces se observa el uso del arpa, uno de los instrumentos más dulces que se conocen y siempre está conectado con el canto. Las arpas colgadas en los sauces eran demostración de que la cautividad anulaba el canto del pueblo (Salmo 137:2). Las oraciones de los santos (5:8) son mencionadas por Juan porque ellas contribuyen a la investidura de Cristo como Juez y Señor de todos. Sólo basta pensar en los millones de oraciones acumuladas todas en torno a la petición de los siglos: ¡Venga tu reino! El canto de la redención es llamado nuevo (5:9) porque nunca ha existido nada semejante. Todo el grupo de adoradores le rinden homenaje al Cordero y bendice su sagrado nombre. ¡Qué maravilloso coro de aleluyas! Este cántico de los glorificados contiene tres temas. Está el tema de la redención: Con tu sangre nos has redimido para Dios; está el tema de la realeza: Nos has hecho para nuestro Dios reyes; y también está el tema de la consagración: y sacerdotes. Los santos han de reinar en la tierra y sobre ella (5:10). El Cordero es el centro del místico y resplandeciente libro del Apocalipsis, como se ha ce notar en la séptuple nota de triunfo (5:12). Aquí en este capítulo tenemos el plan divino para el juicio. Todos los juicios empiezan ahora con este himno universal. Se ha agotado la paciencia de Dios y el castigo de los sellos está a punto de empezar. La paciencia divina llega a su fin y la hora de Dios ha venido. Los capítulos 4 y 5 forman una impresionante introducción a los sellos. Son terribles los sucesos que van a tomar lugar en breve. El capítulo concluye con el cántico nuevo y miríadas de ángeles se unen al reverente tributo de alabanza. La creación entera también se une en el acto de adoración al Cordero, siendo ésta la consumación de sus gemidos de angustia. Continúa con Los siete sellos (6:1 — 8:5)...

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Los siete sellos (6:1 — 8:5)

Al entrar a esta parte estrictamente profética del Apocalipsis, hallamos lo que ha sido denominado como "el proceso que precede a la victoria". Una de las características del capítulo 6 es que Juan escribe como un testigo ocular intensamente observador. "Yo vi" y "Yo oí" son expresiones de experiencia personal que no podemos pasar por alto al estudiar todo el libro. En los capítulos 4 y 5, todo ocurre en el cielo, donde tenemos el privilegio de ver los secretos de la presencia de Dios y la preparación del juicio venidero. Pero del capítulo 6 en adelante, nuestra atención se dirige a la tierra, con el inicio de sus juicios. Cristo, el Cordero, por derecho de compra y poder de redención, ahora ejerce un control total. La soberanía basada en el sacrificio está a punto de manifestarse. El período total de juicios se extiende desde el capítulo 6 hasta el 20, y es muy importante notar la conexión entre los sellos, las trompetas y las copas. Los juicios de los sellos y las trompetas no

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son simultáneos, sino sucesivos. Los sellos cubren una zona más amplia que las trompetas, pero éstas son más severas. El Cordero abre los sellos, los ángeles tocan las trompetas y Dios derrama las copas. Los siete sellos, por tanto, incluyen el período total de juicio. De los sellos surgen las trompetas; de las trompetas, las copas. Las trompetas y las copas presentan en detalle todo lo que los sellos denotan en general. Se podría usar la ilustración de un telescopio de tres secciones. La sección exterior o cubierta contiene a la segunda sección interior, la central. Esta sale de la primera y la tercera sale de ella, como se ve en el siguiente diagrama:

El séptimo sello contiene las siete trompetas y las siete copas. La séptima trompeta contiene las siete copas. Como lo indicamos previamente, algunos expositores bíblicos le dan un sentido "histórico" a los capítulos 6 al 20 (sugiriendo que los juicios cubren desde la apertura de la era cristiana hasta el tiempo presente). Pero nuestra posición es que la Iglesia no estará sobre la tierra cuando estos juicios apocalípticos se derramen, y que están relacionados con los judíos como nación y con los gentiles también como naciones. Puesto que la Iglesia no es judía ni gentil, sino "un nuevo hombre" (y por lo tanto no está sujeta a los juicios), se encontrará fuera de la tierra cuando llegue el día de la visita de juicio. Con este sexto capítulo empieza la ministración divina del Cordero y no terminará hasta que haya puesto a todos sus enemigos por estrado de sus pies (Salmo 2). Una queja muy común en el día de hoy es: "¿Por qué Dios no interviene y hace algo para remediar el estado pecaminoso y caótico de este mundo?" Si los que hablan en estos términos leyeran el Apocalipsis, sus preguntas quedarían inmediatamente contestadas y sus interrogantes acerca de la no intervención divina quedarían resueltas. Aquí el Señor está a punto de manifestar su mano. ¡Y qué acción será aquella! En los capítulos 4 y 5 se afirma el trono. En el capítulo 6 empieza a cumplirse la última semana de Daniel (Daniel 9:26, 27). Daniel no fue invitado a subir al cielo, pero Juan lo fue. Daniel lo vio todo en visiones nocturnas, pero no comprendió el significado completo de sus visiones. De esta manera, el Apocalipsis complementa el libro de Daniel. Actualmente, un usurpador controla al mundo, pero ya pronto viene el día de Cristo. Esta corrupta tierra está lista y madura para el juicio. Las fuerzas del mal, que por tanto tiempo han permanecido invictas, están ahora a punto de enfrentarse a su Señor. Los instrumentos humanos y materiales de venganza ya van a ejecutar la tarea que Dios les ha asignado. Dios algunas veces podrá parecer muy lento en arreglar cuentas, pero siempre lo arregla todo al final. Si bien nos parece que los molinos de Dios muelen muy despacio, podemos estar muy seguros de que ciertamente molerán. Durante este tiempo, El ha estado extendiendo su gracia para con los habitantes de la tierra. Es lento para reprender, pero cuando la vara caiga, ¡ay de las hordas de la tierral

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El sello del caballo blanco (6:1, 2)

En el sonoro llamamiento que sirve de introducción a los sellos hay un punto muy significativo que debe ser considerado. Juan oyó algo como con "voz de trueno". La palabra "como" indica que está usando un lenguaje figurado. Lo que él oyó fue una voz fuerte y estruendosa que llamaba su atención a la apertura de los sellos. Algunas versiones suprimen con mucha razón las palabras “y mira" de los versículos 1, 3, 5 y 7, (pues en el texto griego no aparecen). Retener dichos términos hace que se conviertan en un llamado a Juan para que venga y mire los caballos. Pero, ¿a quién se dirigía tal llamado? No a Juan, por cierto, ya que él no necesitaba la sonora voz como de trueno. ¿Para quién era la orden de venir? No era para Juan, porque él estaba cerca y había presenciado la apertura de los sellos. ¡Fueron los jinetes de los cuatro caballos quienes vinieron en obediencia al llamado de uno de los seres vivientes: "Ven"! Este es el llamado (a los

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instrumentos humanos empleados en estos castigos terrenales) a venir y actuar. Y el mandamiento imperativo del ser viviente fue instantáneamente obedecido. Los cuatro jinetes del Apocalipsis son símbolos del poder divino en el juicio. Los caballos son usados figurativamente en Zacarías 1 y 6; el Apocalipsis casi nunca usa nada que no sea bíblico. Casi todos los símbolos de este libro nos son interpretados en alguna otra parte de las Escrituras. Debemos tener presente una regla de oro enunciada por Walter Scott: "De ninguna manera trate de hallar la interpretación de ninguna parte del Apocalipsis fuera de su Biblia. El significado de cada símbolo debe ser buscado en la misma Palabra." Comparando pasaje con pasaje de la Biblia, llegamos a la conclusión de que los caballos son símbolos proféticos de las fases finales del dominio mundial por el hombre y también anuncian los instrumentos humanos que utilizará Dios en sus juicios providenciales sobre la tierra. Hay todavía otros dos importantes pensamientos al acercarnos a los sellos: primero, el Cordero abre los sellos mientras todavía está en el cielo en medio del trono. Oficial y gubernativamente, Cristo está ya a punto de empezar a ejercer el dominio que su muerte, resurrección y ascensión le otorgaron. La apertura de los sellos es una de las prerrogativas del Cordero, porque nada puede suceder sin su voluntad gubernamental. En segundo lugar, los cuatro seres vivientes están conectados con la ejecución del juicio divino. Debido a su pleno conocimiento de la voluntad divina, están en la capacidad de ayudar en este juicio. La identidad del jinete del caballo blanco es un asunto de exposición controversial. Algunos dicen que lo que tenemos aquí es una visión de las huestes santas y los ejércitos celestiales, y que el jinete está simbolizando la totalidad de los ejércitos celestiales que se oponen a la corrupta tierra. Otros ven en los jinetes fuerzas impersonales que se lanzan a sus tareas. Las ideologías anticristianas se expresan en varias fuerzas y movimientos. De manera que aquí en el capítulo 6, se ve al primer jinete como símbolo de guerra espiritual, mientras el segundo representa una guerra real y sangrienta. Pero nuestra respuesta a esta posición es que una figura generalmente antecede a una fuerza, y detrás de todos los poderes existe una personalidad dominante. Otros escritores afirman que el jinete es Cristo mismo y relacionan los versículos 1 y 2 con 19:11. Pero creemos que el jinete de este primer sello no es la misma persona que aparece como Rey de reyes y Señor de señores en 19:11-16. Estos dos jinetes no tienen nada en común, excepto el color del caballo. El hecho de que ambos caballos sean blancos, no es prueba evidente de que sean simbólicos de Cristo, como tampoco lo son los caballos blancos que menciona Zacarías en Zacarías 1:8 y 6:3-6. No cabe duda de que el caballo blanco siempre ha sido símbolo de realeza y poder triunfador (Napoleón siempre montó un caballo blanco), y esta característica es una realidad, tanto para el jinete del primer sello como para Cristo. El jinete del capítulo 6 no tiene nombre ni título. En cambio, el del capítulo 19 es llamado "Fiel y Verdadero" y "la Palabra de Dios" y además ostenta el título de "Rey de reyes y Señor de señores." Cristo, como Cordero, es el que abre los sellos y por lo tanto no puede ser ninguno de los jinetes de los cuatro primeros sellos. El jinete del caballo blanco tiene una corona, la cual le ha sido dada (no sabemos por quién). El hecho de que posea una corona indica meramente su subida al poder como uno de los diez reyes que reinarán por medio de la operación de los poderes satánicos (Daniel 8:25; 11:36-39; 2 Tesalonicenses 2:8-10; Apocalipsis 13:1-4). A Cristo no se le da ninguna corona; muchas diademas adornan su frente, las cuales ha adquirido por derecho divino y por conquista (Apocalipsis 19:2). Otros contrastes que notar: El jinete del primer sello viene de la tierra, mientras que Cristo desciende de los cielos abiertos (13:1; 19:11). El primer jinete provoca guerra, hambre, epidemias, muerte y terror y es seguido por ellos. Estos horrores siempre acompañan el gobierno de un conquistador ambicioso y cruel. Cristo, en cambio, es seguido por los ejércitos del cielo cubiertos con finas vestiduras, blancas y puras. También leemos acerca del primer jinete, que sale venciendo y para vencer. Los dictadores conquistan y adquieren territorios y posesiones por medio de guerras e invasiones. Pero Cristo no viene para conquistar. Cuando El aparezca, tomará para sí el poder y el reino que por derecho legítimo le pertenecen. El no irá cabalgando hacia la victoria sino desde la victoria que alcanzó en el Calvario cuando exclamó "¡Consumado es!" Su

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autoridad judicial y su reino, presentados en el Apocalipsis, son los frutos de su obra consumada en la cruz. Creo poder afirmar que el jinete del caballo blanco es el anticristo (la primera bestia de Apocalipsis 13:1-10). A través de los siglos, el espíritu del anticristo se ha manifestado en individuos que han tenido un poder grande y terrible. Ahora llega a su culminación el persistente conflicto. Cristo y las mayores obras satánicas se enfrentarán. En el primer jinete vemos la primera manifestación del hombre de pecado, el líder aceptado por las diez naciones confederadas. La corona dada al anticristo representa su reconocimiento como jefe del imperio revivido. Otros pasajes que se deben comparar con éste son Salmo 110:6; Daniel 7:8; Isaías 14:16, 17; y Apocalipsis 13:1-10. El color blanco del caballo denota el poder victorioso del jinete. Los ejércitos de Persia siempre eran acompañados por caballos blancos sagrados. El anticristo, un gran líder político y estratega militar, tendrá la habilidad de producir una serie de conflictos sin derramar sangre. Con su genio para tratar con los conflictos y las conquistas, este dictador universal tendrá la sabiduría suficiente para controlar todos los levantamientos y desórdenes nacionales e internacionales. Enton ces los hombres clamarán: "¡Paz y seguridad!" Pero en lugar de eso, los rodeará terrible destrucción, como lo indica el segundo jinete: "Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará e l reino con halagos" (Daniel 11:21). Todo lo que se relaciona con este jinete del caballo blanco está caracterizado por una autoridad falsa. A mediados del período de los siete años, esta brillante figura se convierte en la bestia, la cual será responsable por muchas atrocidades. Entonces la espada tomará el lugar del arco, y cuando la espada sea tomada, los seguidores de la bestia perecerán por ella (13:10; 19:20, 21). Ya hay bestias entre nosotros, y están destruyendo los fundamentos de la sociedad. El aumento del alcoholismo, las drogas, la legalización de la sodomía y el aborto, y la indulgencia carnal, todo es anticipo del tiempo que vendrá, cuando la iniquidad estallará sin control Continúa con El sello del caballo bermejo (6:3, 4)...

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El sello del caballo bermejo (6:3, 4)

Los diferentes colores de los caballos simbolizan los distintos agentes utilizados en la ejecución de los juicios divinos. Los seres vivientes y los caballos únicamente están conectados con los cuatro primeros sellos. El color rojo representa Figurativamente la pérdida de la vida, seguido por los colores negro y amarillo. Así como el caballo blanco anunciaba victorias sin derramamiento de sangre, el bermejo (rojo) trae victorias sangrientas. El rojo tiene el significado de juicio, sangre y venganza (Jeremías 25:15-33). Con el segundo jinete viene una guerra global, una horrible sombra de lo que experimentó el mundo durante la Segunda Guerra Mundial. El rojo, por ser el color de la sangre es simbólico de luchas, violencia y guerra. El arco cede el paso a una enorme espada. Todas las guerras pasadas y presentes son únicamente un anticipo de la terrible carnicería que habrá bajo el segundo sello. En este tiempo presente hay Alguien que "detiene" tales acontecimientos y mantiene restringido el desbordamiento de las pasiones humanas (2 Tesalonicenses 2:7), pero con el caballo bermejo vendrá un derramamiento de sangre sin paralelo. Ahora la espada es desenvainada para venganza, no meramente para victoria. La frase "le fue dado poder" nos presenta la voluntad permisiva de Dios. Este terrible jinete tiene el mandato divino de "quitar la paz de la tierra": la paz ficticia que él mismo había instituido. Dios le prometió la paz a Israel si era obediente, y espada, si era desobediente. La guerra ("espada") es uno de los cuatro furiosos juicios de Dios (Ezequiel 14:21; Joel 3:9, 10). La devastación de las guerras modernas es asombrosa, y si el mundo experimentara una guerra nuclear, la destrucción de vidas y propiedades sería colosal. Los tratados, pactos y convenios serán rotos como hojas de papel. La vida humana será terriblemente barata, porque los hombres serán considerados como basura o estiércol para la tierra, útil únicamente para fertilizarla (vea Ezequiel 39).

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Continúa con El sello del caballo negro (6:5, 6)...

020 El sello del caballo negro (6:5, 6) Este jinete del caballo negro tiene "una balanza en la mano" con el propósito de pesar los alimentos; es el símbolo de un hambre espantosa. En Lamentaciones 4:8 y 5:10 descubrimos que el color negro es la descripción que usa el Antiguo Testamento para el hambre y la indigencia. Un agotamiento y una desolación terribles son el resultado de las conquistas del príncipe romano. Durante la guerra no hay tiempo para sembrar, de manera que lo negro sigue a lo rojo. El hambre es el resultado natural de los actos de esos conquistadores ambiciosos que quitan la paz de la tierra. La política de devastar la tierra introducida por los chinos y practicada por los ejércitos en retirada en años recientes es otro ejemplo de pillaje y saqueo a consecuencia del hambre que todavía le espera a la humanidad. Este estado simboliza la lamentación y el llanto que se oirán de parte de aquellos que sufrirán hambre durante la gran Tribulación, cuando se venda una libra de trigo por el precio del salario de un día de un obrero o soldado romano. Muchos de los ricos, según parece, podrán protegerse por un poco de tiempo. El castigo aquí es particularmente para la mayoría, para los que apenas tienen para vivir (de ahí la mención del trigo, un artículo de primera necesidad para los pobres). La gente pobre es la que primero sufre cuando viene una revolución. Los más solventes o ricos son los últimos en sufrir: "No dañes el aceite ni el vino." (El aceite y el vino, como artículos de lujo sólo aparecen sobre las mesas de los ricos.) El pan, el vino y el aceite a menudo se mencionan juntos en la Biblia para dar la idea de abundancia (Proverbios 21:17; Jeremías 31:12; Salmo 104:15). (Las amarguras de los ricos vienen más tarde; vea Santiago 5:1-5.) Nadie escapará de la retribución que todos merecen. Los príncipes y los pobres estarán juntos en el juicio (Mateo 24:6, 7). A menudo Dios utiliza el hambre como instrumento de juicio. Así leemos, por ejemplo, sobre el hambre en Egipto, y también cuando los babilonios tenían sitiada la ciudad de Jerusalén, y otra vez más cuando Tito conquistó a Jerusalén en el año 70 d.C. Ezequiel nos recuerda que el hambre es usada como juicio sobre aquellos que han pecado (Ezequiel 14:13). En contraste con esto, observe la diferencia que hay en Ezequiel 36:29, 30: "Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones." (Creemos que la Iglesia estará fuera de la tierra antes de que los sellos sean abiertos.) Si los sucesos del futuro son anunciados por algunos ejemplos de la actualidad, entonces las terribles condiciones en las que se encuentran las regiones del mundo azotadas por el hambre, donde miles de personas mueren diariamente por la falta de alimentos, son un presagio de los trágicos sucesos de la Tribulación. Entonces, cuando se manifieste el caballo negro, grandes multitudes perecerán de hambre.

021 El sello del caballo amarillo (6:7, 8) Estos juicios iniciales aumentan en severidad, como lo implican estos nuevos presagios de juicio. Aquí por primera vez se da el nombre del jinete. ¡Y qué nombre más terrible el que se le da: muerte, con el hades actuando como "carroza fúnebre," como lo expresa Bengel! Estrictamente hablando, el "amarillo" sería "pálido", "incoloro", con el mismo sentido con el que describimos un rostro como "pálido como la muerte." Es el color amarillo-verdoso de un semblan te cadavérico, de aspecto enfermizo, agonizante, o de un cuerpo muerto. La muerte y el infierno o hades son los custodios respectivos de los cuerpos y las almas de los hombres. La muerte se adueña de los cuerpos, mientras que el hades recibe las almas. (Vea 1:18; 6:8; 20:13 y también Isaías 5:14.) Bajo este sello, los cuatro juicios predichos en Ezequiel 14:21 son manifiestos: "Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia, para cortar de ella

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hombres y bestias?" Los días más amargos para Israel, anunciados mucho tiempo atrás, han llegado. Uno de los horrores de la Tribulación será la espantosa ola de muerte. La guerra, el hambre, la persecución, la peste y los terremotos aportarán su cuota al reino del rey de los terrores. El caballo amarillo y su jinete se convertirán en la figura central cuando las sombras de los juicios finales se amontonen sobre un mundo condenado. La peste de la Edad Media era conocida como "la muerte negra". (Vea Deuteronomio 28:1; Salmo 49:14; Salmo 91:6). Todo castigo enviado sobre Israel a causa de su desobediencia se repetirá en la Tribulación y será reconocido como enviado por Dios (Levítico 26:22). En este sello de la muerte, hasta las bestias salvajes se convertirán en instrumento de muerte y juicio (Jeremías 5:6; 8:7). D. M. Panton nos hace recordar que "aun en este tiempo de gracia, los animales son mantenidos en sujeción por el pavor que les tienen a los hombres, y que Dios puso en ellos en el pacto de Noé. Lo que ha de ocurrir durante la Tribulación es obvio. El hambre traerá escasez de alimentos tanto para los hombres como para las bestias y éstas estarán furiosas de hambre. La despoblación también les dará más auge, porque siempre que los hombres desaparecen, las bestias del campo se multiplican; y Dios, incrementando el número de ellas y desencadenando su ferocidad, tratará de razonar con los hombres carnales con los únicos argumentos que los carnales entienden. Lo que podrá ocurrir cuando sea quitado de los animales el temor que tienen del hombre, aun del buey y del perro, es inimaginable. Dios ha advertido una vez por todas en la historia de Israel cómo puede usar esta terrible arma (Daniel 6:16-24). El color cadavérico del caballo está de acuerdo con las obras del jinete. La muerte y el hades o infierno son compañeros inseparables y ahora operan juntos como instrumentos de juicio y también para dividirse los despojos. El infierno, como consorte y compañero de la muerte, se encarga de recibir a aquellos que la muerte elimina. Las bestias de la tierra (6:8) son las bestias salvajes que completarán la destrucción. Todas estas bestias hallan la culminación de su crueldad en "la bestia". En medio de su ira, Dios se acordará de su misericordia, por lo que la autoridad del jinete es limitada. El jinete del caballo amarillo, con el hades como compañero, estará limitado a la "cuarta parte de la tierra", es decir, el imperio político. El cuarto imperio mundial fue el imperio romano y abarcó una gran parte de la tierra. En el mundo romano de aquel entonces se hablaba de "una tercera parte". Espada, hambre, muerte y bestias: ¡Qué medios de juicio tan terribles! ¡Ojalá esto hiciera despertar a los no cristianos, al conocer los días tremendos que les aguardan! Finalmente, la muerte y el hades han de ser lanzados al lago de fuego para siempre, lo cual es realmente un apropiado y merecido fin para este jinete y su acompañante (Apocalipsis 20:14).

022 El sello de los mártires (6:9-11) Ahora pasamos de los caballos a los héroes; de corceles a santos. La escena se obscurece y la intervención pública de Dios en los asuntos de los hombres se hace más obvia. En los tres últimos sellos encontramos la expresión plena de la ira de Dios sobre una humanidad culpable. ¿Quiénes son estos santos mártires? Algunos expositores afirman que este grupo está compuesto de dos clases de personas: judíos y cristianos. Pero difícilmente puede estar incluida la Iglesia aquí, puesto que, para este tiempo los creyentes estarán con el Señor, y habrán recibido un nuevo cuerpo en el rapto. Estos mártires serán principalmente judíos, aunque habrán muchos mártires gentiles también. En la pregunta "¿Hasta cuándo, Señor?" del versículo 10, encontramos el clamor de los mártires de la Tributación pidiendo venganza por su sangre, actitud judía que está en armonía con los salmos imprecatorios. (Vea Salmo 13; 74:9, 10; 79:5; 89:46; 94:1-3. Vea también Deuteronomio 32:40-43.) Esta petición de juicio sobre los asesinos prueba que los mártires han sido ejecutados recientemente y que sus verdugos están vivos todavía. El clamor por venganza, que no estaría en consonancia con esta época de gracia, sí será adecuado entonces. Lo que tenemos aquí es el remanente pidiendo venganza. A los mártires se les responde que esperen sosegadamente hasta

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el momento correcto del juicio, ya que muchos otros mártires tendrán que agregarse a ellos. Dios acepta su actitud y le pone un sello de aprobación. El término "alma" del versículo 9 se usa a veces como una figura para referirse a la persona entera, como ocurre en el texto griego de Hechos 7:14: "Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco almas (personas)." El blanco ha sido llamado "el uniforme del cielo" y es un color que figura prominentemente en Apocalipsis. Las almas de los que habían sido muertos fueron vistas debajo del altar, el lugar de los sacrificios. "Bajo el altar" significa que estaban cubiertos por los sacrificios. El clamor antiguo: "¿Hasta cuándo triunfará el impío?" había permanecido sin respuesta hasta cuando le fue dada a Juan esta visión de los que estaban debajo del altar. Él escuchó la pregunta "¿Hasta cuándo?" y también recibió la respuesta en las vestiduras blancas. En días de triunfo militar, los ciudadanos romanos caminaban por las calles de la ciudad vestidos de blanco siguiendo a algún general que había regresado del campo de batalla con trofeos. ¿No es verdad que Cristo prometió a sus vencedores que caminarían con El vestidos de blanco? Las "vestiduras blancas" nos hacen volver al Antiguo Testamento, en el cual se nos habla de las vestiduras en relación con honores y recompensas. La "Tribulación" mencionada en 2:10 solamente puede entenderse a la luz de este sello. La persecución de los judíos que está profetizada en Mateo 24:9-14 alcanzará una fuerza terrible bajo la bestia, de la misma manera en que millones de judíos fueron asesinados en masa por Adolfo Hitler. Sin embargo, aun en este sello se pone a la vista la paciencia de Dios. Este quinto sello cierra los primeros tres años y medio de la Tribulación. Aún quedan por realizarse las formas más terribles de tribulación, cuando las multitudes que se nieguen a rendir adoración a la bestia sean muertas, completándose con ellas la lista de los mártires.

023 El sello de la ira (6:12-17) La escena que se describe ahora es tan terrible como excelsa. Cuando se abre el sexto sello tenemos el presentimiento de que habrá nuevos sucesos: convulsiones en la naturaleza y consternación entre los hombres. Como un cuadro de caos social en el cual la naturaleza sufre una violenta desorganización, catástrofe general y terror universal, estos versículos no tienen paralelo. ¿Este lenguaje, es literal o simbólico? Es probable que ambos modos estén entretejidos en la descripción de Juan sobre el colapso moral y gubernamental y sobre desastres y disturbios tanto en lo social como en lo material. En este horripilante cuadro de los terribles resultados de la apostasía, se observa a los reyes tratando de conducir a los agonizantes ejércitos de la tierra. Ahora hemos llegado a la ira del Cordero, en el momento en que está produciendo terror sin límites entre los hombres. Los disturbios en los cielos y en la tierra traen como resultado la completa destrucción y el desmoronamiento de todo el orden civil y moral. La estructura completa se desploma. Los truenos y los terremotos son símbolos de levantamientos en las esferas sociales, eclesiásticas y políticas. El color negro de la tela de cilicio (ropa de lamentación) representa el poder obscurecedor de Satanás. El sol representa completa o plena autoridad de gobierno, la luna simboliza la autoridad dependiente y las estrelléis denotan unas autoridades de rangos más inferiores aún. ¡Cómo fallarán los corazones de los hombres, a consecuencia del temor! Ahora está a punto de empezar la gran Tribulación. "El guarda enojo para sus enemigos" (Nahum 1:2). Los días de revoluciones y masacres en los que estamos viviendo, son solamente un anticipo del trágico tiempo de la Tribulación. Los hombres clamarán, pero no a Dios, de cuyo rostro huirán las aterrorizadas multitudes. Por el contrario, la gente clamará a las montañas (6:16). Su única protección sería esconderse en el Cordero, no de Él. Hay solamente un Refugio: la Roca de los Siglos, pero El no ofrecerá refugio al no arrepentido y ya el tiempo de gracia habrá pasado. No es un clamor de arrepentimiento el que se oye de parte de estas atemorizadas multitudes; no hay una súplica por su liberación del pecado y de la condenación venidera. Sólo les preocupa pedir por su seguridad física. Siete clases de personas son mencionadas en el versículo 15. En ellas están incluidas todas:

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• los reyes y grandes de la tierra (los gobernantes) • los capitanes (los militares) • los ricos y poderosos (la clase influyente) • los siervos (los oprimidos) • los libres (el resto de la humanidad). El impulso de esconderse del rostro de Dios fue el resultado de la primera desobediencia. Adán trató de ocultarse de Dios detrás de los árboles del huerto del Edén. Tal como trató de hacerlo Adán, así ocurrirá con este mundo pecador cuando el Señor se prepare para venir en gloria. (Observe cómo este sexto sello corresponde con la profecía de Isaías 2:12, 17-22; 13:6-13; 24:1-6. Note también el Salmo 2.) ¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, Por él se hienden las peñas (Nahum 1:6). Las oraciones de los mártires son ahora parcialmente contestadas. Al fin, el Rey Guerrero está empapado en sangre. Con razón Walter Scott concluye este capítulo diciendo que todo lector debiera sentir pavor ante "la magnificencia y sublimidad" de la escena que está a punto de empezar, la cual se revela en términos tan claros, que su significado difícilmente podrá ser malentendido.

024 Un paréntesis de gracia (7) El capítulo 7 del Apocalipsis es un paréntesis de gracia. En este capítulo tenemos dos visiones diferentes: la primera visión está relacionada con Israel (7:l-8)y la segunda, con los gentiles (7:917). Hay aquí dos grupos de santos redimidos. No todo es juicio en estos días de tribulación que estamos considerando. Juan nos da un episodio profundamente interesante de bendición tanto para judíos como para gentiles. El curso de los juicios es suspendido y se corre la cortina para que podamos ver el corazón de Dios. Exactamente cuándo ocurre esta visitación de bendición, no lo sabemos. Pero sí sabemos que el regreso de Cristo por su Iglesia producirá una profunda impresión en el mundo y que después del arrebatamiento y traslado de los santos. Dios obrará en gracia con su pueblo antiguo, los judíos y también con los gentiles. Muchos serán salvos después del rapto y éstos tendrán que soportar la hostilidad activa y cruel de la gente incrédula que los rodea. Muchos de estos convertidos, se encontrarán entre el primer grupo de testigos que predicará el Evangelio del reino venidero por todo el mundo romano (Mateo 24:14). También serán los primeros mártires. Este paréntesis en medio de los juicios de Dios ocurre para que pueda haber una emanación de la gracia de Dios. Cuatro ángeles aparecen ahora ante nuestra vista. Estos cuatro ángeles están relacionados con las cuatro direcciones principales de la brújula (Isaías 11:12; Apocalipsis 20:8). Controlan los cuatro vientos, lo que implica que a través de ellos, Dios puede retener y desatar juicios. El quinto ángel, el del sello del versículo 2, no puede ser Cristo, como algunos lo han sugerido. El ángel-sacerdote de 8:3-5 y el ángel fuerte de 10:1-10 sí se refieren a Cristo, porque los términos usados y las acciones descritas verdaderamente no podrían ser aplicadas a ningún ser creado, ni siquiera por estar exaltado. El ángel del sello evidentemente es un ser espiritual distinguido, que está autorizado para sellar a los siervos de Dios. Aparece por el este, la dirección desde donde Dios se manifiesta a sí mismo. En Apocalipsis 7:4-8 los judíos sellados (distintos de la multitud gentil) son numerados y las tribus son distinguidas cuidadosamente. En números precisos, hay 144.000 judíos sellados. Estos judíos son salvados antes de la gran Tribulación y son sellados para pasar a través de ella. Cualquier alteración de un sello oficial lleva en sí la responsabilidad del castigo. De manera que este sello habla de la protección que tendrán para no ser molestados. Doce es el número d e Israel y tenemos aquí en este acto de sellar, un número completo pero limitado de los hijos de Israel: el remanente judío preservado del martirio. Este grupo de 144.000 no es idéntico con el número de

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personas mencionado en Apocalipsis 14. Aquí tenemos 144,000 de todo Israel. En el capítulo 14 tenemos 144.000 de Judá solamente, quienes salen de los horrores de la hora de prueba que vendrá. No se nos indica cuándo tiene lugar el acto de sellar a ese número específico de gente de las doce tribus de Israel. Pero en vista de que el sello lleva el nombre del Cordero y el nombre del Padre, los judíos numerados que son descritos aquí ya habrán aceptado al Cordero como Mesías y ahora son protegidos debido a la decisión que han tomado. Aquellos israelitas que fueron fieles a Dios a pesar de las abominaciones cometidas por otros en medio de su nación, fueron protegidos por una marca en su frente (Ezequiel 9:4). De manera que los 144,000 están entre aquellos a los cuales se refiere Daniel cuando dice que están "escritos en el libro" (Daniel 12:1). Vea también Malaquías 3:16, 17. Un sello representa reconocimiento y posesión oficiales y cualquier violación del mismo está sujeta a la penalidad de la ley y del gobierno. Dios tendrá un pueblo sellado al cual Él protegerá y librará a través de los trágicos acontecimientos que invadirán toda la tierra. Este sello también protegerá a aquellos que lo posean, de los demonios que serán liberados del abismo (Apocalipsis 9:4). La vasta e innumerable multitud de gentiles de Apocalipsis 7:9-17 está en contraste total con el número más limitado y exactamente definido de israelitas. Esta multitud de gentiles con palmas en las manos no debe ser confundida ni con la Iglesia ni con Israel. Esta es la grandiosa reunión de almas que predijo Joel cuando dijo que en el día del Señor, todo aquel que lo invocara sería salvo (Joel 2:30-32). La incontable compañía representa los frutos de un extenso trabajo de gracia iniciado inmediatamente después del traslado de la Iglesia y continuado a lo largo de la siguiente semana profética de siete años. Anteriormente, Juan había descrito el tributo de alabanza de parte de aquellos redimidos de toda nación (Apocalipsis 5:9, 10). Esta gran multitud es identificada claramente en el versículo 14 como los salidos de "la gran tribulación". Tres preguntas surgen en torno a esta extensión de la obra de gracia: ... a. ¿Qué ocurrirá con los paganos? La suerte de millones de personas no evangelizadas es un asunto de seria preocupación. ¿Será condenada toda esta gente una vez que la Iglesia se haya ido al cielo en el momento del rapto? Es alentador descubrir que grandes multitudes serán salvas: la "gran multitud" que vendrá de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Y de esta manera, aunque la Iglesia haya fracasado seriamente en su obra misionera durante esta dispensación, los confines de la tierra podrán ser alcanzados con el mensaje de la sangre de Cristo. ... b. ¿Se salvarán algunas almas después del rapto? Cuando la verdadera Iglesia se haya ido, ¿se habrá terminado toda oportunidad para los perdidos? ¿Tenemos nosotros suficiente base para decir que los no salvos estarán fuera de toda esperanza de salvación cuando el día de gracia, tal como lo entendemos actualmente, haya terminado? Todos los que tengamos seres queridos no salvos cuando Cristo vuelva para el rapto, podemos pensar que es posible que estén entre el número de aquellos que saldrán de la gran Tribulación, lavados por la sangre del Cordero. Pasajes como 5:8 y 8:3, los cuales tienen que ver con las oraciones acumuladas, pueden significar que aquellas oraciones por los seres queridos que ahora no son salvos, serán contestadas en ese tiempo. Tal esperanza, sin embargo, no debe crear indiferencia acerca de los perdidos. Si a los perdidos se les hace difíci l responder al Salvador en estos días de luz y libertad, será mucho más difícil que crean en el Señor cuando el anticristo esté en acción. Pensando en las multitudes que han de ser destruidas por la guerra, el hambre, la peste y la anarquía en los días del hombre de pecado, es imperativo que luchemos por que los perdidos se arrepientan y sean salvos mientras la puerta de la misericordia permanece abierta y las condiciones circundantes todavía contribuyen para una decisión por Cristo. ... c. ¿Se irá el Espír itu Santo con la Iglesia? Algunos enseñan que el Espíritu Santo será retirado completamente de la tierra una vez que la Iglesia sea arrebatada para encontrarse con el Señor en el aire. Pero en vista de que el Espíritu Santo siempre está conectado vitalmente con la salvación de los humanos, Él deberá ser el Agente activo en el gran avivamiento entre los que estén en la tierra después del rapto. En 7:14, la expresión "han venido" es traducida de una palabra que denota una acción continua, no pasada, y estos que siguen viniendo de la gran

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Tribulación están lavados en la sangre del Cordero, de manera que el Espíritu Santo debe estar cerca, ya que es Él quien siempre aplica la sangre eficaz del Cordero de Dios. La frase "en la sangre del Cordero" debe entenderse como "por medio de la sangre del Cordero," implicando el sentido de causa. Ninguna cosa puede quedar blanca lavándola en sangre. Todos los que se encuentran delante del trono de Dios están cubiertos con la justicia de Cristo y están eternamente seguros debido a todo lo que É l hizo por ellos y porque lo han aceptado como Salvador personal. Esta gran multitud salva no formará parte de la Iglesia, pero tendrá un lugar delante del trono. C. I. Scofield enfatiza que, "no serán parte del sacerdocio, la Iglesia, con la cual tendrán una relación muy parecida a la relación que tenían los levitas con los sacerdotes bajo el pacto mosaico." Tampoco podemos reconocer a esta compañía de salvos como una compañía celestial, porque lo que se nos presenta aquí es una escena terrenal. Las bendiciones del milenio han de ser compartidas también por esta multitud vestida de blanco (7:15, 17). Para estos santos de la Tribulación habrá múltiples recompensas, como lo indica Juan con toda claridad. Entre ellas están las siguientes: • Estar delante del trono de Dios • Servir a Dios continuamente en su templo • Tener a Dios para siempre en medio de ellos • Ser guardados de hambre y sed en el futuro • Estar protegidos del sol y del calor • Tener al Cordero como Pastor para alimentarlos y guiarlos • Gozar de que Dios enjugue todas sus lágrimas • Experimentar el descanso de sus obras • Ser alabados por su fiel trabajo • Estar en pie sobre el mar de vidrio con las arpas de Dios •Reinar con Cristo para siempre (7:14-17; 14:13; 15:2-4; 20:4).

025 El sello del silencio (8:1) ¿Por qué razón hay un capítulo entero entre el sexto y el séptimo sellos? ¿Por qué este paréntesis interrumpe la secuencia ordenada de sucesos? Una respuesta a esto sería que el sexto sello (6:1217) anuncia juicios tan espantosos, que la gente podría pensar que este horror es el gran día de la ira del Cordero. Pero no lo es. Así, cuando es abierto el séptimo sello, el cual es una preparación para la aplicación de más juicios y mucho más severos, se corre el velo para permitir que dos grandes grupos de gente redimida sean introducidos al escenario como el resultado de una obra de extensión de la gracia llevada a cabo aun en el tiempo en que los juicios están desolando la tierra. Cuando se abre este séptimo sello y todo lo que está descrito en los seis sellos anteriores se ha cumplido, entonces se observa un período de silencio en el cielo, no en todo lugar. Este sello del silencio es asombroso, ya que no se observa mucho silencio en el libro en general. Apocalipsis es un libro de mensajes, truenos, voces y acciones de rápido movimiento. ¿Cuál es el significado de este silencio, el único contenido del sello? Esto representa una breve pausa durante la cual los juicios divinos son suspendidos. Dios no quisiera herir, por que El no se complace en la muerte de los impíos. El silencio también indica una pausa entre dos series. Este séptimo sello es una conclusión especial de todos los juicios de los otros sellos y constituye un apropiado interludio entre éstos y los terribles sucesos de las siete trompetas que están a punto de llegar. Es la calma que precede a la tormenta, la quietud antes de la catástrofe. Es una señal solemne de que el Señor está a punto de dejar su lugar santo para castigar a la tierra. Esto anuncia la terrible naturaleza de la angustia que ha de venir.

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Este silencio tiene lugar en el cielo, indicando que la fuente y origen de todos los juicios de la tierra está en el trono establecido en el cielo. En cuanto a "la media hora", algunos expositores se preguntan si este período de tiempo es literal o simbólico. Es suficiente decir que representa un breve período durante el cual la acción judicial es suspendida. Media hora será un tiempo suficiente. ¡Este período parecerá como si fueran siglos para aquellos que esperan sin respiración a que el Señor empiece a herir la tierra! Al terminarse el silencio, su obra de juicio será breve. "El Señor es lento para la ira" (Nahum 1:3).

026 Las siete trompetas Apocalipsis 8:6 — 11:19 El hecho de que la palabra ángel aparezca más de setenta veces en el Apocalipsis prueba cuan prominente es el ministerio de los ángeles en el proceso de la revelación de los propósitos finales de Dios para el mundo. Sus ángeles son los instrumentos para la realización de sus múltiples operaciones. Mientras que en esta época de la Iglesia, no tenemos que depender de los ángeles (ya que el Espíritu Santo es el Administrador de los asuntos de la Iglesia y el ejecutivo de la Divinidad, el verdadero Vicario de Cristo), después del rapto de la Iglesia, los ángeles nuevamente sobresalen en la ejecución de los edictos divinos. Aquellas "cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles" serán ahora entendidas perfectamente por ellos, cuando sean enviados para llevar a cabo la misión que les ha sido dada en el cielo, y que deberán realizar entre los hombres. Mientras más leemos el Apocalipsis, más nos impresiona y nos asombra la obediencia, dignidad y autoridad de estos seres angélicos, que son más mencionados en el Apocalipsis que en cualquier otro libro de la Biblia. La palabra griega de la cual viene el nombre "ángel" significa simplemente mensajero y se usa tanto para hablar de heraldos humanos como para hablar de los celestiales. Las siete estrellas (1:20) se usan para simbolizar a los ángeles de las siete iglesias, y estos ángeles no describen la naturaleza sino el oficio de los líderes espirituales de las iglesias, quienes eran responsables de mantener brillando la luz gloriosa del Evangelio durante la obscura noche de la historia de la Iglesia. El contexto en el cual se usa la palabra "ángel" ayuda a determinar si se aplica a seres humanos o celestiales. Vea Lucas 7:24; 9:52; 2 Corintios 12:7; y Santiago 2:25. En estos pasajes la palabra "mensajero"—la misma palabra griega traducida "ángel" — se usa para designar a aquellos que son enviados con mensajes de varias clases. Cuando el término es usado para designar específicamente a los seres celestiales, implica a la vez sus características especiales de servicio (Salmo 103:20, 21; Hebreos 1:13, 14). Hay otras referencias en las cuales la palabra "ángel" lleva en sí la idea de "representación" o "guardianía" como en el anuncio de nuestro Señor acerca de sus pequeñitos, quienes tienen ángeles para que los representen en el cielo. "Su ángel" en Hechos 12:15 y Apocalipsis 1:1 era un ser celestial de gran prominencia dentro de las jerarquías del cielo, quien en cumplimiento de su misión representaba al Señor de los ángeles. En esta era del Evangelio, los ángeles son espíritus ministradores, enviados para ministrar a aquellos que serán herederos de la salvación (Hebreos 1:13, 14). En Apocalipsis, particularmente en la parte más prominente del libro, la cual trata sobre la preparación para la ejecución de la autoridad judicial de Cristo, casi cada frase tiene su ángel o ángeles, como se demuestra en este breve sumario: • Un ángel fue el intermediario entre Cristo y Juan para la transmisión del Apocalipsis (1:1-4). •Son ángeles los representantes morales de las siete iglesias (1:20; capítulos 2 y 3). • Un ángel desafía al universo para ver si hay Alguien con suficiente competencia como para cumplir los justos designios de Dios con relación al mundo (5:2). • Los ángeles, en multitud innumerable, adoran y glorifican a Cristo como el Cordero inmolado (5:11, 12). • A los ángeles se les ha dado el poder de controlar los elementos naturales (7:1).

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• Los ángeles tienen autoridad para sellar a aquellos que son verdaderos siervos de Dios (7:2, 3). • Los ángeles tocan las siete trompetas, cada una de las cuales tiene su ángel respectivo (capítulo 8). • Los ángeles se identifican con las siete copas de la ira divina (capítulo 16). • Los ángeles aparecen como aliados de Dios en la guerra celestial contra las fuerzas infernales (capítulo 12). • Un ángel proclama el Evangelio eterno (14:6). • Un ángel anuncia las terribles noticias de la caída de Babilonia (14:8). • Un ángel proclama a gran voz la terrible sentencia contra los adoradores de la bestia (14:9). • Un ángel sale del templo (14:15), y otro sale del altar (14:18). • Un ángel es el guardián de las aguas, símbolo de las muchedumbres de la tierra, las cuales son controladas por él bajo la mano gobernadora de Dios (17:15). Este ángel está de acuerdo con los juicios divinos. El término "otro ángel" se usa tres veces en el Apocalipsis (8:3; 10:1; 18:1) y le daremos especial atención cuando nos encontremos con él en nuestra exposición de las referencias aquí mencionadas. Hay dos grupos diferentes de siete ángeles, a los cuales se refiere Juan como "los siete ángeles". Se enfatiza el artículo en el texto original para indicar su alta y honorable posición ante el trono de Dios. Están los siete ángeles asociados con los juicios de las trompetas (capítulos 8 — 14) y los siete ángeles relacionados con la ira divina, o las últimas plagas (15:1; 16:1). En vista de que a los ángeles de las plagas no se les pone artículo definido, es probable que no sean del mismo orden de los que tocan las trompetas, quienes tienen el honor de estar delante de Dios (8:2). Otros dos grupos numerados de ángeles son los cuatro ángeles de 7:1 y los doce ángeles de 21:12. Los ángeles de las siete trompetas Si bien es cierto que el trono de Dios está rodeado por un ejército incontable de ángeles — "Millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de Él" (Daniel 7:10)—, tal pareciera que estos siete ángeles de las trompetas son ángeles presenciales, o "ángeles de su faz" (Isaías 63:9) y pertenecen, por lo tanto, a un orden exaltado. Cuando Gabriel describió su posición, dijo que él estaba "delante de Dios" (Lucas 1:19). ¿Será posible que estos siete ángeles sean todos arcángeles? El número siete indica que estos seres angélicos de tan alto rango representan la plenitud del poder Dios en asuntos judiciales y que ellos son los ejecutores de la voluntad de Dios respecto a los juicios. Detrás de sus pronunciamientos y acciones está la autoridad del trono, ante cuyo Ocupante divino están siempre ellos. Que hay distinciones entre los ejércitos angelicales, es algo que indica Pablo en Efesios 6:12. Pero aunque los ángeles de Dios están distribuidos en varias órdenes y rangos ninguno de ellos deberá usurpar jamás la posición de los demás, sino que ofrecen conjuntamente a Dios obediencia total y actividad en su servicio. Las siete trompetas Las siete trompetas de cuernos de carnero que tocaron los siete sacerdotes en siete días consecutivos, anunciaron y lograron la destrucción y toma de Jericó (Josué 6). Aquellos siete sacerdotes tocaron sus trompetas lodos juntos, pero los siete ángeles no las tocan al unísono, sino uno por uno. Pareciera como si un ángel fuera el equivalente de siete sacerdotes, y por lo tanto, "mayor en fuerza y poder", como lo expresa Pedro. Las trompetas servían para muchos propósitos en los tiempos del Antiguo Testamento y eran utilizadas para los viajes, los llamados de alarma, los anuncios públicos y la preparación de los ejércitos de Dios en contra de sus enemigos (Números 10:1-9; Jeremías 1:14-18; 4:19; Joel 2:1; Mateo 24:31). Walter Scott afirma: "Las siete trompetas significan un anuncio perfecto y completo. Las trompetas místicas de Apocalipsis no deben ser confundidas con las trompetas del

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Antiguo Testamento." Cuando los hombres escuchen estos sonidos de trompetas, no serán confundidos con el significado de sus terribles mensajes. ¿No se piensa en algo majestuoso y solemne cuando estos trompetistas angélicos se preparan para tocar? Ellos están en pie, trompeta en mano, esperando el momento de ejecutar sus respectivos juicios (8:6). De lo profundo del silencio impresionante del séptimo sello, emergen estas siete trompetas con su misión de carácter judicial, y la serie de siete va aumentando en severidad. Respecto a los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas, no son juicios idénticos ejecutados al mismo tiempo. Más bien representan tres series diferentes de juicios experimentados durante la gran tribulación, o la septuagésima semana de Daniel. Los juicios realizados bajo los sellos, trompetas y copas no serán contemporáneos sino sucesivos. Las primeras cuatro trompetas describen el estado civil y eclesiástico del Imperio Romano Occidental resucitado. La quinta trompeta, o primer ay, está relacionada con el judaísmo apóstata. La sexta trompeta o segundo a y está asociada con los habitantes inicuos y pecadores del mundo romano. La séptima trompeta o tercer ay sugiere los efectos universales de los juicios de Dios. Antes de examinar más de cerca los anuncios de los siete ángeles, debemos identificar al ángel separado — "otro ángel" — que aparece en compañía de ellos (8:3-5). ¿Es simplemente otro ángel, o es alguien en particular? Siempre que se usa la frase "otro ángel" en el Apocalipsis, la palabra griega "altos" es traducida como "otro de la misma clase". Muchos comentaristas creen que la frase "el ángel del Señor", no importa dónde aparezca, lleva implícita la idea de la presencia de la Deidad en forma angélica y algunas veces aun en forma humana (Génesis 18:1-14, etc.). Se hace referencia a esto como las apariciones teofánicas de Cristo antes de su encarnación. Cristo es como los ángeles con respecto a su ser espiritual y celestial, pero también es infinitamente mejor que los ángeles porque Él es el Hijo de Dios y Señor de los ángeles, que para poder salvar a la humanidad se hizo un poco inferior a los ángeles. Algunos expositores del Apocalipsis afirman que el ángel especial que aparece ministrando ante el altar es simplemente uno de los ángeles de las huestes celestiales, y no el Señor Jesucristo. Sostienen que Él es el Cordero que abre los sellos y dirige el proceso de los juicios y que su misión durante la Tribulación no es interceder sino aplicar su programa de condenación. Además explican que a este ángel prominente se le da el incienso, pero que Cristo no habría tenido necesidad de que se le diera ningún incensario. Sin embargo, estamos convencidos de que ningún ángel está capacitado, no importa cual sea su rango, para interceder en el altar celestial delante de Dios a favor de los hombres y a ninguno se le confiere el derecho de ejercer funciones sacerdotales. Ningún querubín podría dar su corazón, sus manos o su cuerpo por nosotros. Sólo las manos de Jesús fueron heridas por nuestro bien. Como hay solamente un Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre, quien se dio a sí mismo en precio del rescate por todos, estamos convencidos de que este Ángel- Sacerdote, cuya acción ante el altar tiene un carácter de intercesión, es Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote. La gloria del Ángel de Jehová que desciende se ve de tres maneras: • Como el Ángel-Sacerdote que intercede en favor de su remanente que sufre (capítulo 8). •Como el Ángel-Redentor que toma posesión de su heredad (capítulo 10). • Como el Ángel-Vengador de su pueblo que toma venganza sobre Babilonia (capítulo 18). Las descripciones del Ángel-Redentor no son las de un ángel común y corriente. Esto se prueba por el hecho de que El se refiere a los dos profetas martirizados como "mis dos testigos" (11:3), lo cual no se podría escribir acerca de ningún ángel. Además de esto, el arco iris nunca se usa en la Biblia separado de Dios. Por lo tanto, este ángel debe ser el Hijo de Dios (10:1). La frase "como ruge un león" se refiere a Él como "el león de la tribu de Judá" (5:5).

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Este Ángel-Sacerdote debe ser el Mediador, Cristo Jesús, porque nadie más puede agregar eficacia a las oraciones de los santos. En la escena celestial que recibió y puso por escrito Juan, aparecen las características inteligibles de un simbolismo judío. Por ejemplo, solamente los sacerdotes servían tanto en el altar de bronce como en el de oro. El altar de las ofrendas quemadas o del holocausto, el cual estaba en el atrio del templo, es el representado en el lenguaje que usa Juan. Las oraciones de los santos inspiradas por el Espíritu Santo nunca son olvidadas. Si tales oraciones no reciben respuesta mientras viven los que las han hecho, a menudo son contestadas después de que sus intercesores se han ido al cielo. El Señor jamás olvida a ninguno de los suyos. Ellos siempre están en su memoria delante de Él. El incienso representa la vida y las obras del Salvador. Su dulzura es el incienso y junto con su muerte y su resurrección eficaces hacen aceptables delante de Dios nuestras oraciones inspiradas por el Espíritu. El altar es el lugar de la redención sustitutiva, mientras que el fuego habla del juicio divino sobre el pecado (y el juicio sobre la tierra es lo que anuncian los ángeles de las trompetas: 8:5, 6). Debe observarse que los ángeles únicamente anuncian el juicio; ellos no lo ejecutan ni lo administran. En cambio el Ángel-Sacerdote realiza los juicios (8:5).

027 Primera y Segunda Trompetas La Primera Trompeta (8:7) En los días de la Tribulación se volverán a ver las plagas de Egipto que experimentaron Faraón y sus huestes. Los agentes de la destrucción están a punto de invadir la tierra, y lo que ocurre después de que suena la primera trompeta corresponde a la séptima plaga del tiempo de Israel (Éxodo 9:18-26). Las Escrituras no guardan silencio acerca del significado simbólico de las figuras que usan. A. T. Robertson, eminente conocedor del griego, escribió: "En las visiones y a través de todo el Apocalipsis hay un constante uso de símbolos. Estos símbolos eran entendidos por los primeros lectores del libro, aunque su clave no ha llegado hasta nosotros." Pero con todo el respeto que se merece este sabio expositor, nosotros no hemos perdido dicha clave, porque las Escrituras se interpretan a sí mismas. El granizo que viene de arriba prueba que es Dios el ejecutor de esos severos juicios que causarán una calamidad repentina, cruel y abrumadora. (Vea Josué 10:11; Isaías 28:2, 17; 30:30; Ezequiel 13:13, etc.) El fuego, que se usa simbólicamente para representar a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo, se emplea frecuentemente como una expresión de la ira de Dios sobre el hombre a causa de su pecado. (Vea Deuteronomio 32:22; Isaías 34:14; Mateo 25:41.) El fuego también se refiere a la influencia purificadera de la Palabra de Dios (Vea Jeremías 23:29; Malaquías 3:2.) La sangre se refiere a una terrible matanza, vidas corrompidas por el pecado y ajusticiadas por un Dios santo, debido a la apostasía y la separación de Dios y de la verdad. (Vea Levítico 3:17; 17:10-14; Apocalipsis 14:20; 16:3.) El granizo y el fuego combinados con la sangre hacen una horrorosa combinación. Dicha trinidad expresa una terrible manifestación de la ira divina sobre la tierra y sus habitantes. En cuanto a los juicios de las siete trompetas, los primeros cuatro caen sobre lugares, cosas materiales y las cosas secundarias de la vida. Los tres últimos juicios son derramados sobre las personas: sobre la gente y sobre la vida misma. Bajo el primer juicio, una tercera parte de los árboles será quemada. En distintas partes del mundo se han visto devastadores incendios forestales, pero la historia no registra un suceso como éste, en el cual la tercera parte de los árboles del mundo entero será destruida por el fuego. Por lo tanto, la interpretación histórica del Apocalipsis queda eliminada de acuerdo con este dato. Las doce repeticiones de la frase "una tercera parte" son impresionantes. La forma en que Juan usa esta frase parece hacerla equivalente al poderío romano revivido. Walter Scott afirma: " La parte occidental de la tierra profética se designa aquí como la tercera parte." No debemos olvidar que la sombra de Roma, pasada y futura se proyecta sobre el Apocalipsis. Las doce

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referencias a la tercera parte pueden representar la venganza de Dios sobre Roma, puesto que el 12 es el número gubernamental de Dios concerniente a la parte más pecaminosa de la tierra. Los árboles simbolizan la grandeza y el orgullo humanos. (Vea Ezequiel 31; Daniel 4; Apocalipsis 8:7.) Nuestro Dios justo aborrece el orgullo del hombre y derribará la grandeza y la fuerza de la tierra con sus juicios. La hierba, que simboliza la prosperidad de carácter temporal (y por lo tanto la fragilidad y debilidad humanas) describe aquí la desolación de muchísima gente, aunque se trate de "hierba verde" en muy prósperas condiciones. (Vea Isaías 40:6, 7; Santiago 1:10; 1 Pedro 1:24; Apocalipsis 8:7.) La segunda trompeta (8:8, 9) Comparando entre sí los pasajes de las Escrituras encontramos que el mar se usa para describir la inquietud e intranquilidad de la naturaleza humana. También representa a los pueblos en un estado de anarquía y confusión (Isaías 57:20; Apocalipsis 8:8; 13:1). Las naves representan el transporte y el comercio (Génesis 49:13; Apocalipsis 8:9; 18:19). Las frases como una, o como de, u otras frases similares, aparecen con mucha frecuencia en el Apocalipsis e indican que se está hablando en lenguaje figurado. (Vea Jeremías 51:25, donde una montaña es el símbolo de un reino. Vea también Salmo 46:2 y Zacarías 4:7.) Todo el mundo gentil deberá sufrir la justa venganza de Dios. El mar convertido en sangre es correspondiente con la plaga que azotó al río Nilo (Éxodo 7:1721). Así como el intranquilo mar representa las masas de la humanidad en constante rebelión por la ausencia de una mano fuerte que las gobierne, el mar de sangre representa la terrible destrucción que les sobrevendrá. Si se hace a l mar intransitable, la vía principal de comercio en el mundo quedará en ruinas. Pero los usos y los productos del mar están indeleblemente estampados con el signo de la muerte. El símbolo de una montaña ardiendo lanzada al mar, denota que esta destrucción no es causada por ninguna cosa que esté dentro de las capacidades del hombre, sino que viene directamente de Dios como una advertencia de juicio. La destrucción de la tercera parte de las naves revela cómo el comercio y las comunicaciones se sentirán afectadas por el juicio divino. Las exportaciones e importaciones serán seriamente reducidas. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo pérdidas colosales en hundimientos; cerca de la tercera parte de todas las naves de las naciones involucradas en la guerra se fueron al fondo del mar. Un tremendo programa de construcción de barcos reemplazó esta terrible pérdida de naves hundidas. En los días de la Tribulación, en cambio, cuando hombres y materiales hayan sido destruidos, tal reposición de pérdidas no será posible.

028 Tercera y Cuarta Trompetas La tercera trompeta (8:10, 11) Los ríos y los manantiales de agua sugieren las fuentes de placer y también simbolizan a las naciones que actúan bajo influencias turbulentas (Apocalipsis 16:4, 5; 17:15; Jeremías 2:13; Joel 3:18). Pero cuando el tercer ángel toque su trompeta, habrá llegado a las fuentes del placer en la tierra la orden de levantarse en guerra contra los hombres rebeldes. El meteoro, con sus vapores gaseosos que cubrirán las fuentes de agua fresca, será absorbido por una tercera parte de las aguas, ríos y manantiales y nos recuerda lo que ocurrió en la primera plaga de Egipto. En este juicio de terrible severidad, cae del cielo una gran estrella, la cual simboliza el instrumento del poder de Dios. Esta estrella en particular no debe ser confundida con la estrella que cae bajo la quinta trompeta (9:1). Sin embargo, estas dos estrellas distintas son gobernantes espirituales y son vistos como moralmente caídos de su alta posición. El cielo es el centro y origen de toda autoridad divina ("El cielo gobierna" — Daniel 4:26) y estos distinguidos gobernantes apóstatas

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están sujetos a este gobierno. Quién será ése de rango elevado, nosotros no tenemos información para saberlo. (Pero lea Isaías 14:12.) El término ajenjo no es tanto el nombre de la persona a la que se refiere, sino más bien la descripción de su maligna influencia. Algunos escritores identifican a la gran estrella con Satanás o el anticristo. El ajenjo es una planta de la familia de la salvia y es la fuente de un aceite esencial, que se obtiene de las hojas secas y las puntas de la planta. Como tal, el ajenjo es símbolo de amargura (Deuteronomio 29:18; Jeremías 23:15). El uso continuo de este líquido produce el deterioro mental y hasta la muerte (Lamentaciones 3:15, 19). Salomón habla del fin de una mala mujer el cual viene a ser "amargo como el ajenjo" (Proverbios 5:4). La tierra deberá cosechar los frutos amargos del pecado, ya que esta planta habrá contaminado toda materia prima y toda fuente de producción. En tiempos de guerra, las naciones han experimentado el detrimento que resulta de que sus manantiales y lugares de abastecimiento de agua para el uso de sus comunidades, sean contaminados o cortados. Como lo expresa William Ramsey: "Cuando observamos que estos ingredientes amargos son diluidos y mezclados con el agua por la caída de esta gran estrella, lo realmente asombroso no es cuántos mueren, sino más bien cuántos quedan con vida." Todas las cosas comestibles agradables al paladar estarán contaminadas con el amargo ajenjo. Durante los juicios de la Tribulación una tercera parte de la tierra, en lugar de hallar vida en las fuentes del preciado líquido, el agua, encontrará la muerte. A la inversa, Dios puede hacer que las aguas amargas se conviertan en aguas dulces (Éxodo 15:25-27). La zona geográfica afectada por la plaga de la sustancia amarga es la tercera parte de la tierra, lo cual sugiere que los pasos de Dios de la misericordia al juicio son siempre lentos, tomados con renuencia y muy mesurados." La cuarta trompeta (8:12, 13) El juicio de la cuarta trompeta será terrible para aquellos que aman la astrología y creen que su vida está regulada por el movimiento del sol, la luna y las estrellas. Las declaraciones de los horóscopos en lo que concierne a nuestra vida presente y futura son puras ocurrencias. ¡Nuestro tiempo no está envuelto en las estrellas, sino que está en las manos de Aquel que hizo las estrellas! La astronomía es un estudio más fascinante y legítimo, pero la astrología es un mero asunto de artimañas y suposiciones de necrománticos inspirados por el amor al dinero. El hombre habla acerca de la estabilidad de las leyes de la naturaleza, pero el mando que Dios ejerce sobre los astros y los cuerpos celestiales declara que Él es el Señor del universo. Cuando se trata de luz o tinieblas, sólo Dios puede hacer lo que le place, como lo descubrieron los egipcios cuando sufrieron una terrible oscuridad mientras veían que los israelitas tenían luz en sus moradas. Cuando fueron creados el sol, la luna y las estrellas, fueron comisionados para proveer luz a la tierra. Su poder ha sido grande para bien del universo. Sin embargo, ahora el beneficio que viene de ellos sufre una disminución de la tercera parte, porque el edicto de Dios ordena que sea destruida una tercera parte de ellos. Durante la Segunda Guerra Mundial los británicos llegaron a acostumbrarse a los apagones durante las desastrosas incursiones aéreas. Pero todo lo que el hombre puede hacer es extinguir las luces artificiales. El no puede hacer que las luces celestiales dejen de brillar. Durante un apagón parecería irónico escuchar a un guardia ordenando al dueño de casa: "¡Apaga esa luz!" mientras encima de ellos está una luna más brillante que nunca derramando su radiante luz y dejando todo visible ante los incursores. Pero un apagón divino está por llegar, y cuando Dios retire los rayos del sol, la luna y las estrellas, la tierra experimentará una oscuridad aterradora. El último versículo de este capítulo contiene el anuncio sonoro y universal de tres ayes que han de ser traídos por las tres últimas trompetas. Estos solemnes ayes indican la severidad de los juicios restantes y sus aterrorizantes efectos. Estas tres últimas trompetas presentarán una nueva calidad y grado del disgusto divino con sus consecuentes desastres. Aquí tenemos un triple ay, porque los que han de venir son los tres juicios peores con sus terribles efectos. Al sonido de las primeras cuatro trompetas, el hombre es revelado en sus relaciones terrenales. Los hombres podrán buscar las cosas que son para placer personal o su sostenimiento donde ellos quieran,

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pero tendrán que ver por todas partes las marcas del juicio divino que han merecido sus propios pecados. Continúa con: La Quinta Trompeta... 029

La Quinta Trompeta (9:1-12)

Al sonido de las tres últimas trompetas pasamos de lo visible a lo invisible. En las trompetas anteriores el hombre era visto en su ambiente material y relacionado con cosas vistas por el ojo humano, pero ahora en esta quinta trompeta ya no estamos en el ámbito material, sino en el espiritual. Un panorama triste se presenta bajo este juicio, pero lo peor está todavía por venir. En los versículos que estamos considerando tenemos las descripciones más horrorosas jamás escritas, concernientes a lo que ocurrirá cuando el quinto ángel salga para ejecutar su terrible misión. Aquí también, la estrella que cae a la tierra ha sido identificada de varias maneras. Algunos dicen que representa a Satanás cuando éste fue lanzado del cielo, o al anticristo, o al falso profeta, o a algún sistema político o religioso. Por alguna razón, creemos que esta estrella caída es el anticristo, el instrumento escogido por Satanás para provocar tales escenas de crueldad y de derramamiento de sangre como las que describe Juan. A este personaje expulsado "se le dio la llave del pozo del abismo," el lugar de prisión de los demonios. La posesión de "la llave" significa la concesión de poder y autoridad para ejecutar muerte. Del humo que sale del abismo sale el más devastador de los ejércitos de langostas. Por el humo podemos entender el efecto de confusión y ceguera causado por el engaño satánico. El retrato de la imitación demoníaca presentado por Pablo en 2 Tesalonicenses 2:9-12 corresponde al poder que Satanás le confiere a este ejército de langostas. Las langostas con poder como el de los escorpiones simbolizan aquellas hordas de agencias diabólicas que traerán venganza sobre los condenados, descritos como "los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes" (9:4). Así como son sellados los 144,000 de Israel y por dicho sello son preservados del juicio (7:3,4), son las multitudes gentiles no selladas las que deberán beber de la copa de la venganza. Como lo explica Swete: "Así como escapó Israel en Egipto de las plagas que castigaban a sus vecinos, de la misma manera el nuevo Israel estará exento del ataque de las langostas del abismo." La descripción de estas langostas está llena de significado. Esta plaga de langostas está basada en plagas similares en el Éxodo y en Joel, donde se nos hace recordar la terrible naturaleza de los estragos producidos por las langostas sobre el reino vegetal. Pero bajo la quinta trompeta, las langostas son símbolo de la horrible naturaleza del juicio que les sobrevendrá a los hombres. Las langostas reales devastaron el reino vegetal de Egipto bajo la mano de Moisés, pero aquí vemos un cuadro del juicio de estas langostas abismales sobre los hombres no sellados. A las langostas se les dio poder como el de los escorpiones (9:3). Los que viajan al oriente, donde los escorpiones son muy comunes, les temen a estos animales que se mantienen debajo de las piedras sueltas y bajo las ruinas y que pican aguda y fuertemente cuando se los provoca. Estos escorpiones tienen una apariencia similar a las langostas y segregan veneno por la cola. Sus terribles armas producen un atormentador dolor, acompañado de sufrimiento mental y en muchos casos aun de muerte. Los nativos les temen a sus picaduras por el terrible dolor que provocan. El Señor asociaba a las serpientes y los escorpiones con el poder de Satanás (Lucas 10:19). A las langostas se les dio orden de no dañar la hierba (9:4). ¿Cuál fue la razón de esta prohibición específica? Dios, como Creador, interviene en las leyes naturales nuevamente y suspende el hábito natural de las langostas por la comida. Normalmente, estos insectos se alimentan de hierba, cosas verdes y hojas de árboles. Esta preservación del mundo vegetal sugiere una protección temporal de los artículos de mayor necesidad. Bajo la octava plaga egipcia las langostas devastaron toda cosa verde (Éxodo 10:12-15). Pero ahora sus deseos de consumir cosas verdes están suspendidos y sólo se dedican a herir a los hombres que no pertenecen a Dios. A las langostas se les dio poder para atormentar a los hombres por cinco meses (9:5). ¿Por qué sólo cinco meses? Este límite de tiempo implica que el juicio de esta trompeta no separará a los

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inicuos de Dios para siempre y es dada principalmente con el objeto de advertir a los pecadores acerca de la condenación final que les aguarda a menos que se arrepientan. El número específico de meses está igualmente relacionado al tiempo de vida de las langostas mismas, porque esta es la duración de la vida adulta de dichos animales (desde mayo hasta septiembre). El tiempo total de su duración normal va en relación con los límites de la angustia en los hombres. Aquí tenemos un breve pero determinante período del ay para aquellos designados para la tortura. ¡Qué alivio para los atormentados al ver que las langostas no viven más de cinco meses! Durante la actividad de estas criaturas la angustia humana será tan indescriptible, como imposible su alivio. Será una terrible plaga que carcomerá y que será temida en extremo. En esos días los hombres buscarán la muerte y no la hallarán (9:6). El pecado produce tormento, destruye todo el placer de vivir y a menudo hace que los pecadores deseen la muerte. Pero aquellas fuerzas autorizadas para causar tormento físico no tendrán permiso para causar la muerte total de los hombres. Esta prevención es un llamado al arrepentimiento. La muerte sería bien recibida para alivio de los hombres que sean tan gravemente afligidos, pero huirá de ellos. El suicidio no será posible, y el poder de matar será retirado de las mismas langostas, pues su función es únicamente torturar. ¡Qué gran desesperación tendrán aquellos que deseen poner fin a su angustia quitándose la vida, pero no lo lograrán! Las langostas tenían forma de "caballos preparados para la guerra" (9:7). El pecado trae siempre su propio castigo y siempre hay fuerzas listas para atacar al hombre cuando peca, como se hace destacar en esta descripción adicional de las langostas. Como caballos preparados para la guerra, las langostas permanecen en formación y listas para obedecer el mandato de su rey. Los ejércitos hostiles, especialmente de caballería, son simbolizados por una invasión de langostas en Jeremías 51:27 y Joel 2. En Italia y otros países donde abundan las langostas, éstas son llamadas caballitos, por la forma de sus cabezas, parecidas a las de los caballos. "Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán" (Joel 2:4). Las langostas tenían en sus cabezas como coronas de oro (9:7). La característica frase "como coronas" sugiere una soberanía supues ta. Las "coronas" representan victoria y dominio; el "oro" denota divinidad. El hombre nunca será capaz de pecar sin tener que sufrir, porque por decreto divino siempre le será aplicada la pena por el pecado. Una corona conferida por Dios lucirá sobre la cabeza de Cristo (Apocalipsis 14:14), pero aquí la dignidad y la pretensión de autoridad real son falsas. Satanás siempre ha sido un imitador de lo real. Las langostas tenían caras como de hombres (9:7). Aquí aparece nuevamente la palabra "como". Estos animales no tenían verdaderas caras humanas, sino una mera imitación. Esta descripción está subrayada con la idea de que el dolor que estas langostas infligen no es indiscriminado, sino regulado inteligentemente de acuerdo con el pecado cometido. Las caras con apariencia humana de estas hordas demoníacas sugieren la inteligencia y capacidad del hombre, lo cual las hará objeto de más terror. Sin embargo, como les falta la inteligencia humana, no pueden apelar a la razón, sino que son manejadas mecánicamente. Las langostas tenían "dientes como de leones" (9:8). ¿Qué cosa sugiere mejor la idea de destrucción que los dientes de los leones? Cuando el pecado es cometido con todas las fuerzas, termina por destruir al pecador como si su cabeza fuera molida literalmente entre las mandíbulas de un león. El significado de todo este simbolismo es que esas langostas nacidas del humo del abismo serán crueles, salvajes e implacables en los tormentos que causarán. Las langostas tenían corazas "como corazas de hierro" (9:9). Estos agentes infernales de tortura serán inmunes a la destrucción material. Por carecer de sentimientos, atacarán sin piedad. Los hombres no serán capaces de defenderse. Cualquier esfuerzo para hacerlas retirarse resultará inútil. Ninguna arma que el hombre pueda fabricar será lo suficientemente fuerte para ahuyentarlas. Pero para el hijo de Dios hay siempre una protección contra todas las fuerzas de las tinieblas. Pablo se refiere a esta protección como "la coraza de justicia" (Efesios6:14). Las alas de las langostas hacían un ruido como de carrozas en batalla (9:9). ¡Qué vivido es el símbolo en este punto! "El ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla." El hombre nunca podrá vencer o hacer que retrocedan sus merecidos juicios y castigos con la fuerza de sus propias armas, ni será capaz de evadir dichos juicios o

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escapar de ellos, porque los ejércitos del terror se lanzarán sobre él de todas partes. Joel emplea una descripción similar para la desesperación y la resistencia contra las huestes venideras de destrucción (Joel 2:5). Las langostas tenían aguijones en sus colas (9:10). Los naturalistas nos dicen que los escorpiones usan la cola para picar y que el dolor causado por las picaduras de estos animales es muy fuerte. En Apocalipsis 9:10 dice además: "También aguijones, y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres." Atraído alevosamente hacia su pecado, sólo para ser destruido por los dientes del león, el pecador de seguro recibirá también una picadura como de escorpión. Las langostas tenían un rey (9:11). Salomón, uno de los más grandes naturalistas del pasado nos dice que las langostas ordinarias no tienen rey (Proverbios 20:37). En cambio los horribles escorpiones descritos por Juan tienen un líder cruel. En Joel aprendemos que las huestes invasoras no andarán errantes, sino que cada una se dirigirá por la ruta que se le señale. Las fuerzas destructivas que Juan describe están bajo el control del diablo, quien es el rey de los poderes infernales del abismo. Mientras que el anticristo será la personificación de Satanás y su influencia maligna, el comandante del ejército de langostas es Satanás mismo, descrito como Abadón y Apolión (nombres que son similares en significado). Abadón significa "perdición" y es un nombre dado al lugar de destrucción. "El Abadón (del hebreo, destrucción) no tiene cobertura." Esto es, delante de Dios (Job 26:6). Vea también Proverbios 15:11. Apolión es la forma griega que traduce el nombre hebreo y significa "destructor". Satanás es el rey de estas hordas de langostas y es el espíritu de destrucción que inspira a estas terribles huestes. Este vivido cuadro retrata a Satanás como "el destructor de los gentiles" (Jeremías 4:7). No únicamente del cristianismo corrompido, sino también del judaísmo apóstata. Cuan significativa es la declaración "el primer ay pasó". ¡Qué gran alivio será salir de aquella noche oscura de terrores y tormentos! Pero aquellos que hayan rechazado a Dios no tendrán tregua; lo peor les aguarda todavía: "He aquí, vienen aún dos ayes después de esto."

030 La sexta trompeta (9:13-21) El juicio de esta trompeta del segundo ay, aunque es parecido al juicio de la trompeta anterior, es de una naturaleza mucho más grave. Aquí se agregan nuevas fuerzas desoladoras a las numerosas huestes, a la fuerza de los caballos, al león y a los escorpiones. Las multitudes son más numerosas y las cabezas de los caballos son como cabezas de leones. Cuando el sexto ángel tocó su trompeta, Juan escuchó "una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios" (9:13). El altar de oro estaba en la presencia inmediata de Dios y recibía el incienso ofrecido, el cual era símbolo de las oraciones y la adoración del pueblo de Dios. Aquí el altar de oro nos recuerda que los juicios que siguen vendrán en respuesta al clamor de los santos perseguidos y martirizados: "¿Hasta cuándo, Señor?" El cuarteto especial de ángeles tiene una ominosa tarea que cumplir y su voz unificada y autoritativa llevaba la respuesta de Dios a los clamores de sus sufrientes hijos. Ahora van a ser vindicados. El número cuatro es significativo, porque es el número de la tierra y sugiere universalidad. Hay cuatro estaciones en el año y la tierra tiene cuatro ángulos. Los cuatro metales y las cuatro bestias de Daniel 2 y 7 representan los cuatro imperios mundiales: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Las cuatro divisiones de la raza humana son naciones, tribus, pueblos y lenguas (Apocalipsis 7:9). El cuerno simboliza fortaleza y poder (Salmo 132:17) y el altar de oro habla del privilegio de la adoración y la comunión que únicamente eran posibles a través de la sangre que era derramada sobre el altar de bronce. Habiendo estado encadenados al altar en obediencia de amor hasta que se necesitara de ellos, los cuatro ángeles (esclavos de Dios por amor) ahora son liberados para llevar a cabo su tarea mortal. Este cuarteto angélico es diferente de aquellos cuatro ángeles que detenían los cuatro vientos en 7:1-3, donde su misión consistía en detener las fuerzas del mal y mantenerlas bajo control. Aquí los cuatro ángeles liberan poderes destructivos y operan en la región cercana al río Eufrates.

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El río Eufrates es digno de ser llamado grande, porque tiene cerca de 2850 kilómetros de largo y es el río más largo e importante de toda el Asia occidental. En la frontera nordeste de Palestina, este famoso río constituía una línea de defensa contra los poderosos enemigos de Israel, los asirios. Algunas veces sus aguas se desbordaban, barriendo todo lo que tuvieran por delante. Por esto, Isaías lo usó como símbolo de las fuerzas destructivas de los asirlos, que ejecutaban los juicios divinos sobre Israel (Isaías 8:5-8). De acuerdo con la manera en que lo usa Juan, este mismo río es el sitio de los juicios de Dios sobre el mundo no salvo, aunque el elemento destructivo estará limitado a "la tercera parte". El Eufrates fue el lugar donde empezó el pecado humano y donde dominó Satanás por mucho tiempo. Ahora ese lugar sufre el azote divino (Apocalipsis 9:14; 16:12). Los ministros angélicos de retribución no pueden actuar sin la señal de Dios. Están bajo control para "una hora, día, mes y año". Estos períodos de tiempo se refieren al control de los ángeles, y no a la duración del ministerio de destrucción. No sabemos por qué fu eron mantenidos bajo control por tanto tiempo. Todo lo que sabemos es que no podrían actuar hasta la hora fijada en el programa de Dios. Siempre estuvieron listos para realizar su tarea, pero no se les soltó hasta que llegó el momento exacto, señalado en la mente de Dios (9:15). Los juicios de Dios son mantenidos dentro de las limitaciones por Él impuestas. Este sexto juicio será agudo y abrumador. Se ve por el hecho de que "una tercera parte de los hombres" será exterminada. Bajo el tercer sello, una cuarta parte fue muerta (6:8), y ahora perece una tercera parte de las tres cuartas partes restantes. ¡Qué baño de sangre el que les aguarda a los habitantes de todo el territorio asociado con el Eufrates! En 9:16-19 Juan describe doscientos millones de jinetes. Dios envía sus reservas para la terrible matanza de los impíos, y esas huestes invasoras y vengadoras no están constituidas por seres humanos, sino por encarnaciones demoníacas. Las guerras globales nos han acostumbrado a hablar y actuar por millones y también a ver morir millones de personas. ¡Piense en los millones y millones de muertes asociadas con la Segunda Guerra Mundial! En el tiempo que ve Juan en su visión, Dios permitirá que un vasto y sobrecogedor ejército invada la tierra de aquellos que por mucho tiempo han estado en contra de Él. Uno de cada tres seres humanos caerá bajo estos jinetes infernales, cuyas armas del infierno son una combinación de fuego, zafiro y azufre, símbolos de tormento perdurable. Como lo expresa J. Slafford Wright: Juan ve ahora todos los horrores de la guerra. En su tiempo los ejércitos de caballería eran las fuerzas más terribles, y él ve esto en primer lugar. Pero cuando ve bien se da cuenta de que no son caballos ordinarios, sino monstruos extraños que destruyen con el humo que sale de su boca, como también de otras bocas situadas al final de sus colas, que son como serpientes. No hay duda de que a Juan se le permitió ver los instrumentos destructores en forma de artillería. Bajo la inspiración de Satanás, el hombre hace que todas las cosas se tornen para su destrucción, y una guerra sucede a otra. Las referencias bíblicas sobre las cualidades del caballo son numerosas, pero poco se dice de su uso como bestia de carga o para propósitos de agricultura. A los judíos se les prohibía multiplicar los caballos por el riesgo de que éstos hicieran apartar los corazones de los hombres de Jehová (Deuteronomio 17:16). Egipto era muy famoso por sus caballos de guerra, y en las Escrituras el caballo es reconocido como símbolo de guerra, mientras que el asno simboliza la paz. El poder del triunfo y la conquista se asocia con los caballos que Juan describe (Apocalipsis 6:1-8; Zacarías 6:1-8). Bajo esta sexta trompeta, las langostas con su destrucción y agonía ceden el paso a los caballos: temibles y espantosos, agentes militares agresivos de rapiña y mortandad. Los caballos tenían como cabezas de leones (9:17). ¿Alguna vez se ha detenido usted a estudiar la cabeza de un león en un zoológico o en una fotografía? ¡Qué majestad, coraje, fuerza y valor se describen en su estampa! Con razón se dice que el león es el rey de la selva. Estos caballos de juicio con cabezas como de león son investidos con todas las cualidades de temeridad de los leones. De sus bocas salían fuego, humo y azufre (9:17). Satanás equipará a sus cuadrúpedas huestes con una trinidad de fuerzas ofensivas y destructoras: fuego, humo y azufre. Estos elementos, salidos

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de las bocas de los caballos, darán a los impíos una prueba de lo que será el lago de fuego. Expidiendo gases infernales, los caballos manifestarán gran placer en cumplir su diabólica tarea. Pueden hallarse referencias adicionales a estos símbolos de angustia en 2:18; 14:10; 19:20. Tenían colas semejantes a serpientes (9:19). En las Escrituras la cola es símbolo de los falsos profetas y las falsas enseñanzas (Isaías 9:14, 15). Tal como se usa aquí en el Apocalipsis, la cola es símbolo de la influencia maligna de Satanás, su falsedad y su engaño (12:4). "Tenían cabezas, y con ellas dañaban" (9:19), lo cual demuestra que las artimañas de Satanás son dirigidas inteligentemente. La cabeza es emblema del asiento del gobierno moral, de la inteligencia y de poder (Isaías 7:8, 9; Zacarías 6:11; 1 Corintios 11:3-10). ¿Qué esperanza tiene un pecador en sí mismo contra tal combinación de sutileza satánica y sabiduría engañosa? El hecho de que la tercera parte de los hombres sean muertos por el fuego, el humo y el azufre que salen de las bocas de los caballos, no surte efecto positivo en el resto de los hombres. La paciencia divina ha llegado a su límite y así es como Dios permite que aquellos que merecen su ira cosechen lo que han sembrado. El persistente olvido o desafío a Dios termina en el abandono al destino merecido. Los apóstatas sobrevivientes persisten en la dureza de su corazón, a pesar de los terribles horrores de los jinetes infernales. Dos veces leemos: "Y ellos no se arrepintieron." Por esta razón, al pecado se le permite elaborar su propia ruina. Describiendo el período final de la era de los gentiles, Jesús declaró que "la iniquidad abundará". Aquí hacemos un resumen de algunas de las horrendas formas de iniquidad que existirán durante aquellos últimos días. Adorarán demonios. El demonismo, la adoración a Satanás y la magia negra están diseminadas hoy. Vivimos en un mundo demonizado. Juan predice el tiempo en el cual las huestes demoníacas serán adoradas abierta y universalmente. Adorarán ídolos. El resto de los hombres poseen ídolos muertos, de acuerdo con su posición en la vida. Los ricos tienen dioses de oro y plata. Los de la clase media tienen ídolos de bronce y de piedra. Los pobres tienen ídolos de madera. De esta doble forma de idolatría, Satanás y los ídolos, surgen las obras malignas. Serán homicidas. "Y no se arrepintieron de sus homicidios." El Señor dijo que Satanás ha sido un homicida desde el principio; él fue el instigador del asesinato de Abel por Caín su hermano. Desde aquel primer asesinato en el mundo, incontables millones de seres humanos han sido asesinados incluyendo a una vasta hueste de creyentes, martirizados por su fe. En nuestro tiempo la cantidad de asesinatos es alarmante, pero en el tiempo que Juan describe aquí, cuando los hombres actúen por la energía directa de Satanás, el asesinato será practicado aun más habitualmente. Serán hechiceros. La hechicería y el trato ilícito con los espíritus (que son parte integral del espiritismo o espiritualismo) han tenido un avance rápido durante los pasados cincuenta años y arrojan una espantosa sombra sobre el futuro. La hechicería, fuertemente condenada en las Escrituras, llega a su ruina cuando descienden los juicios sobre todos los que trafican con "espíritus familiares". Un hecho interesante que debemos observar es que nuestra palabra "hechicería" viene del original griego fármakon, de donde viene la palabra "farmacia". A partir de una raíz que significa "encantamiento", se formó la palabra que significa actualmente "medicamento". A. T. Robertson, en su obra Word Pictures (Análisis de palabras) dice: "Nuestra palabra farmacia, aplicada a las drogas y medicinas ha tenido una larga trayectoria para salir de su mal ambiente, pero todavía les queda cierto olor desagradable a las medicinas." Ciertamente, hemos llegado a una época en la que numerosos tipos de drogas están perjudicando la mente de multitudes de personas, especialmente muchos de los jóvenes de nuestro tiempo. El arrepentimiento estará lejos de los adictos a los narcóticos de la era de la Tribulación. Serán fornicarios. Cuando Dios y la justicia son rechazados y cuando prevalece la maldad en general, ¿qué más puede esperarse sino indulgencia en las formas más viles de placeres desenfrenados? La facilidad de los divorcios hace mofa del principio de salvaguardar y defender el

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lazo matrimonial. Las uniones se rompen casi con la misma facilidad con que se hacen. Nuestras bajas normas morales son una sombra del estado corrupto del mundo cuando se toque la sexta trompeta. Serán ladrones. (Vea el 9:21.) Nunca antes en la historia del mundo se había propagado tanto el robo como en nuestros días. Los ladrones de tiendas, de bancos y de otros tipos de negocios han llegado a un número espantoso. La masa de los hombres no muertos por aquellos jinetes infernales tendrá muy poco respeto por los derechos de los demás. El evangelio del día será: "Cada cual a lo suyo y el diablo que se encargue de los demás." El hombre vivirá para enriquecerse a sí mismo a expensas de su prójimo. Los ladrones internacionales que no reconocen los derechos de nadie, aumentarán en gran manera conforme la época vaya empeorando. Sin embargo, su ruina está más que segura. Antes de entrar al paréntesis que hay entre la sexta trompeta y la séptima, hagamos un repaso del significado de las primeras seis trompetas: Las primeras cuatro trompetas nos muestran al hombre como ciudadano de un mundo arruinado en el pecado; todo lo que está por encima y alrededor de él pone de manifiesto la maldición que ha traído la caída del hombre. La quinta trompeta presenta al hombre como un pecador en todo el sentido de la palabra y nos muestra al mundo entero hundido en el engaño del diablo. El hombre peca; por lo tanto es del diablo y esto le trae como consecuencia los tormentos del infierno. La sexta trompeta nos advierte claramente que los juicios vienen sobre los pecadores en virtud de la ley establecida de que el pecado debe inevitablemente traer sufrimiento. Los juicios divinamente aplicados nos hacen recordar la verdad de que "Dios está airado contra el impío cada día". Bajo esta trompeta la aplicación segura de los juicios de Dios sobre el hombre es simbolizada. Puesto que el hombre queda sin excusa, es imposible que escape del castigo.

031 El Interludio / El Angel Fuerte El interludio (10:1 — 11:14) Entre la sexta trompeta y la séptima tiene lugar un impresionante y significativo paréntesis, el cual contiene una de las secciones más profundas y a la vez más sencillas del Apocalipsis, en la cual Juan vio al Ángel poderoso, al librito, la vara de medir, los dos testigos y el terremoto. Ahora todo está señalado al final. La primera mitad de la septuagésima semana de Daniel está casi cumplida, pero los últimos días muestran al mundo en abierta rebelión contra Dios y su pueblo, contra quienes la bestia y el anticristo derraman toda su furia. Pero antes de que los apóstatas gentiles y judíos y sus seguidores beban el residuo de la venganza de Dios, aparece esta consoladora visión en medio de la obscura nube de los juicios. Este es un severo recordatorio al mundo de que, a pesar de la furia de los inicuos, el gobierno del mundo le pertenece en toda justicia al Creador, y esto será demostrado con poder. Pero la visión también está destinada a fortalecer y consolar a los creyentes, especialmente a los que están sufriendo, porque el mismo poder que aplastará al enemigo, exaltará el honor de los que sufren. El ángel fuerte (10:1-7) ¿Quién es este ángel glorioso que ocupa el cielo, la tierra y el mar? Dios pone las nubes por su carroza (Salmo 104:3) y envía a este ángel que viene con gloria. Algunas versiones hablan de él como "un ángel fuerte". Algunos escritores ven en él el heraldo angélico que anuncia la solemne crisis que vendrá bajo el tercer ay o séptima trompeta (11:15-19). En vista de que la palabra "ángel" no denota exactamente a un miembro de la raza angélica, sino que a menudo denota una cosa o persona en servicio activo, ¿pudiera ser que este "ángel fuerte" se refiera a Cristo mismo, que sale para actuar a favor de su pueblo fiel? Observemos las diferentes características del Personaje maravilloso que domina el universo. Cristo no sólo deja el cielo como punto y lugar de partida, sino que "desciende del cielo", que es su hogar natural (10:1). Los tratos de la Providencia con la tierra están por terminarse, así que el

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Señor deja su habitación celestial para establecer su reino universal una vez su programa de juicios esté consumado. ¡Cómo le alabarán las huestes de redimidos y de ángeles cuando Él salga de la presencia de ellos para tomar el poder para sí mismo y reinar! Cristo está "envuelto en una nube" (10:1). La nube es un símbolo que requiere poca interpretación, ya que en las Escrituras las nubes figuran mayormente como indicación de la presencia y majestad de Jehová. ¡Cómo dependía Israel de la nube, la shekina de gloria! El estar vestido de una nube, entonces, es una señal pública y visible de la majesta d del Señor. Cristo tiene un arco iris sobre su cabeza (10:1). El arco iris, descrito como "la cumbre de la divinidad" que rodeaba el trono (4:3), ahora circunda la cabeza del ángel fuerte. Simboliza que hay un pacto en vigencia y por medio de él, el remanente fiel de Dios recibe garantías de que aun en medio del cruel conflicto estará seguro y no tiene qué temer. Cristo viene como el Mensajero del Dios que guarda sus pactos y convocará a la tierra para que sea testigo de que a causa del rechazo del hombre, Él está a punto de romper su pacto con el mundo. ¡Qué aspecto tan glorioso presentará el Señor con su cabeza coronada con un esplendoroso arco iris! El rostro de Cristo es como el sol y sus pies como el fuego (10:1). Aquí nos encontramos con una repetición de lo que vimos en la visión de Patmos (1:15, 16). La doble metáfora del sol y el fuego nos habla del carácter supremo, penetrante y firme del mensaje que se va a dar. Tomados en conjunto, el rostro como el sol y los pies como columna de fuego pueden sugerir la suprema majestad de Cristo y su estabilidad eterna al experimentar la tierra la inflexible santidad de su misión judicial. Cristo tenía un librito en su mano (10:2). La palabra "libro" viene de biblos, de donde sacamos también la palabra Biblia. Aquí tenemos una "pequeña Biblia", una versión amplificada de la cual es el libro de los siete sellos del capítulo 5. El "librito" estaba abierto, mientras que aquel libro grande estaba sellado y fue abierto por el Cordero. Este está abierto para que todos lean su mensaje inconfundible. El pie derecho de Cristo estaba sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra (10:2). En esta descripción clara y gráfica que nos da Juan acerca del ángel fuerte. Él es presentado como una figura colosal que está de pie, y abarca tanto la tierra como el mar. Como Señor de la creación. Él domina la escena completamente. Se ha preguntado si acaso hay algún significado especial en la posición de los pies. ¡Ciertamente lo hay! El mar — turbulento, agitado e intranquilo — representa el estado caótico y revolucionario de las naciones. La tierra, la cual ha estado dominada parcialmente por el hombre, simboliza el gobierno organizado de la gente educada y civilizada. Tres veces se dice que el ángel estaba parado sobre mar y tierra (10:2, 5 y 8) y esta repetición denota énfasis divino. La fuerte y firme pisada de los pies de bronce bruñido de Cristo significa la sujeción completa de todos los pueblos y fuerzas del mundo a Él. Los hombres y las fuerzas naturales de todo el universo reconocerán su dominio cuando Él ejerza tanto su derecho como su poder. La voz de Cristo era como rugido de león (10:3). Aquí tenemos otra característica de la "voz como de muchas aguas". Ninguna voz es más temida por el hombre y por las bestias en la selva que el rugido de un león. Las voces fuertes y rugientes no siempre son inteligibles. Sin embargo, no habrá ningún malentendido en el significado del rugido del león de la tribu de Judá, pero causará intenso terror y desesperación entre los hombres (Salmo 68:33; Oseas 11:10; Joel 3:16). En el maravilloso Salmo de las voces, se nos dan siete descripciones de la majestuosa voz del Señor (Salmo 29). Si el rugido de león es indicativo de poder irresistible, los siete truenos (10:3) hablan del terror que producirá el Señor en toda su plenitud cuando venga para aplicar juicio. Cuál será la naturaleza de este juicio, no se nos dice, porque a Juan se le dio orden de sellar lo que oyó y no escribirlo (10:4). Diez veces aparecen los truenos en el Apocalipsis, y como los estruendos proceden del trono, contienen un mensaje y un mandato divinos. Job habla del "trueno de su poder" (Job 26:14), y mientras Jesús estaba aquí en la tierra, la voz de Dios les parecía voz de

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trueno a los que la oyeron (Juan 12:28, 29). El trueno es la voz de Dios en el juicio y la expresión de su autoridad para juzgar. Como las visiones de Daniel, el contenido de estos siete truenos tenía que ser cerrado y sellado. Juan los entendió y sabía que significaban la perfección de la intervención de Dios en juicio, pero el mandamiento divino en cuanto a la naturaleza de los truenos fue: "No las escribas." Gran parte de la sección profética del Apocalipsis no podrá ser entendida completamente hasta que los sucesos predichos tengan cumplimiento. Cuando Jesús ascendió al cielo, levantó sus manos en un acto de bendición sacerdotal sobre su pueblo. Ahora, cuando asciende, levanta las manos al cielo (10:5) como jurando que cumpliría con los justos juicios del trono de Dios. La mano levantada al cielo era el gesto acostumbrado para hacer un juramento (Génesis 14:22; Deuteronomio 32:40; Daniel 12:7). Aquí tenemos una de las visiones más sublimes del Apocalipsis. Trate de visualizar la escena: El Ángel fuerte de Jehová, con el mar y la tierra bajo sus pies; El volumen de la profecía final en su mano izquierda y su mano derecha levantada al cielo, jurando por el Dios de los siglos y Creador del universo que el juicio sobre los inicuos sería inmediato. ¿Cómo debemos entender la frase "que el tiempo no sería más", o como traducen algunas versiones, "no se demoraría más"? ¿Podría ser que el clamor de toda una vida por venganza, "¿hasta cuándo, Señor?" (Salmo 13:1, 2; Apocalipsis 6:10), está a punto de ser contestado y que el día del hombre terminará ahora en un fuerte y severo juicio? Como hemos visto, el número siete sugiere perfección, y las siete trompetas y los siete truenos significan la plenitud perfecta de las advertencias de juicio de parte de Dios. No queda lugar para que ocurra ninguna cosa antes del juicio final, del cual todos los juicios anteriores han sido un anticipo. En virtud de su derecho natural y su obra redentora, Cristo vuelve ahora para consumar el juicio que le ha sido comisionado por el Padre (Juan 5:22, 27). La palabra revelación (griego, apokálipsis) implica el descubrimiento de un misterio, y en este acto del drama el misterio de Dios (10:7) que fue predicho por los profetas y apóstoles está a punto de ser consumado (Romanos 16:25, 26; Efesios 1:9, 10, etc.). Ahora vemos muchas cosas por espejo oscuramente (por ejemplo, el misterio del aparente silencio de Dios cuando sus santos son maltratados y cruelmente perseguidos). Puesto que es un Dios de justicia, ¿por qué permite El que los terribles pecados de los hombres queden sin castigo, y por qué no interviene El para corregir los errores de la tierra? El misterio del cual habla Juan puede ser el brutal martirio de los santos de la Tribulación y el silencio del cielo hacia este terrible mal que se está perpetrando. Pero el misterio está llegando al final. Cristo aparece para arrebatar el gobierno mundial de la mano de Satanás, para expulsar al diablo, al usurpador, y poner fin a su tiranía sobre la tierra. El misterio de la paciencia divina por más de seis milenios está ahora a punto de terminar. La hora del juicio ha llegado para que Dios vengue completa y definitivamente a sus elegidos, que han estado clamando a El día y noche. Cuan conmovedor es el elocuente tributo de Hervey a la descripción inigualable de Juan acerca del "ángel fuerte" (del libro de Hervey llamado Meditaciones): Observe el aspecto de este augusto personaje. Toda la brillantez del sol resplandece en su rostro y toda la furia del fuego arde en sus pies. ¡Vea sus vestiduras! Las nubes forman su túnica y las cortinas del cielo ondulan sobre sus hombros; el arco iris forma su diadema y toda la redondez de los cielos con un círculo de gloria es el ornamento de su cabeza. ¡Contemple su actitud! Un pie descansa sobre el océano y el trono sobre la tierra. La ancha y extensa tierra y el mundo de las aguas sirven de pedestal a aquellas columnas poderosas. ¡Considere su acción! Su mano está alzada hasta la altura de las estrellas; El habla y las regiones del firmamento hacen eco con poderoso acento, como resuena el desierto a media noche con el rugido del león. La artillería de los cielos se descarga como señal; el estrépito de siete truenos propaga la alarma y prepara al universo para recibir sus órdenes. Para terminar, y darle un toque de la más sublime grandeza y de la más profunda solemnidad a la representación, jura por el que vive por los siglos de los siglos.

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Continúa con: El Libro Amargo / La Caña de Medir...

032 El Libro Amargo / La Caña de Medir El libro amargo (10:8-11) Ahora Juan recibe la orden de tomar y comer el librito que ha visto en la mano del ángel fuerte. Podemos suponer con toda confianza que el contenido de este volumen eran las advertencias y profecías del resto de las Escrituras, desde Génesis hasta Judas. Ha llegado el tiempo de declarar el consejo divino a los pueblos, naciones, lenguas y gobernantes. Juan debía digerir mentalmente el mensaje del libro y luego declararlo. Varias veces se compara en las Escrituras la Palabra de Dios con el alimento que debe ser asimilado. Ezequiel, igual que Juan, experimentó el sabor agridulce de una profecía (Ezequiel 2:8; 3:1-3). Jeremías, de la misma manera, tuvo que comerse la palabra divina (Jeremías 15:16). El primer efecto de la comunicación profética fue tan dulce como la miel en la boca y le produjo a Juan un enorme placer el ver que las predicciones del pasado estaban ya para ser cumplidas. Fue dulce a su paladar el reconocer que al fin el gobierno de la tierra iba a pasar de Satanás a Cristo, que una época mala estaba a punto de terminar y una nueva empezaría. Pero luego, el apóstol meditó en el efecto de los juicios sobre las multitudes sin Dios y pensó en la ira final bajo las siete copas y los terrores del Señor que estaban ya para ser derramados sobre los impíos. Mientras analizaba la ruina final de los perdidos, la angustia se apoderó de su corazón. Aquello que era dulce a su paladar tendría un efecto amargo sobre los rebeldes moradores de la tierra. Se había renovado su misión y ahora tenía que salir a profetizarles a las multitudes acerca del juicio que vendría. Para todos los predicadores de este tiempo de gracia está en pie el mismo principio. Un mensaje dado por Dios debe primero ser recibido y absorbido en su propio ser. Una verdad de segunda mano, no experimentada, nunca puede ser dinámica. Tanto lo dulce como lo amargo del Evangelio revelado por Dios deben ser parte del entrenamiento espiritual de los heraldos. Las verdades que ellos se complacen en recibir exigen que muera el yo personal y que experimenten la amargura que viene de los sufrimientos y las desilusiones que se sufren cuando se testifica de verdad. La caña de medir (11:1, 2) La caña, un instrumento de medir de cerca de tres metros de largo, es mencionada frecuentemente por los profetas del Antiguo Testamento. Ezequiel habla de aplicar al templo la vara de medir (Ezequiel 40:3; 42:16-20). En la Nueva Jerusalén un ángel mide a la Iglesia glorificada con una vara de oro (21:15) y aquí Juan usa una caña de madera para medir el templo. Este acto de medir sugiere que Dios se apropia, preserva y acepta el templo, el altar y a los adoradores. La expresión "como una vara" (o medida firme) puede significar la firmeza y estabilidad de las acciones mencionadas. Lo que es medido pertenece a Dios y será preservado por Él. La orden consistía en medir no sólo el templo, sino también a aquellos que adoraban allí. ¿Qué implica esta extraordinaria expresión? Seguramente no eran la estatura y el grueso de estas personas lo que él tenía que medir. La palabra usada para "templo" es naos y significa "el lugar santísimo", la parte más interna del santuario, "el templo de Dios, el cual sois vosotros," dice Pablo en 1 Corintios 3:16, 17; 2 Corintios 6:16; Efesios 2:21. Medir a aquellos que adoran allí significa medir a los hijos de Dios que creen en Él, aquellos en los cuales El mora. En cuanto a los gentiles impíos, la orden era: "No los midas." Ellos serán rechazados. La mención del "patio" y el "templo" revela que nos estamos acercando a campo judío. De hecho, todo el capítulo es de carácter preventivo. Los judíos estarán ya de regreso en su propia tierra y el templo ya estará reconstruido. En general, las trompetas están relacionadas con la devastación de naciones y pueblos gentiles cristianizados, pero ahora los juicios están a punto de ser transferidos de los gentiles a los judíos.

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Los tratos de Dios con la parte apóstata del mundo gentil están por concluirse. Los tiempos de los gentiles ya habrán terminado su curso. Ahora nos estamos acercando a la seg unda mitad de la septuagésima semana de Daniel, la cual es la última parte de la era de la Tribulación. El hombre de pecado hace un pacto de siete años con los judíos, pero se convierte en un traidor a medio camino de dicho período. Lo que aquí se describe es la agonía de la hora final de incredulidad de Israel durante este tiempo. Este período que cubre la devastación de los gentiles se presenta en cuatro diferentes formas. Cuarenta y dos meses de treinta días cada uno, lo cual corresponde a los 1260 días de los dos testigos. Estos cuarenta y dos meses o 1260 días hacen tres años y medio, lo cual es equivalente a un "tiempo" (un año), "tiempos" (dos años) y "la mitad de un tiempo" (medio año), como se da en Daniel 12:7. (Vea también Apocalipsis 11:3; 12:6, 14; 13:5.) Este período se usa para describir la duración de la blasfemia y el poder de la bestia. También es designado como "la mitad de la semana" (Daniel 9:27). La agonía venidera de Israel, entonces, estará limitada a cuarenta y dos meses. Y este será un período suficientemente largo para que el pueblo beba la copa de la indignación del Señor. Continúa con: Los Dos Testigos...

033 Los Dos Testigos (11:3-14) En el capítulo que estudiábamos sobre los siete Espíritus de Dios nos referimos brevemente a estos dos profetas martirizados, que fueron resucitados por el Espíritu de vida. Ahora los veremos más detalladamente, teniendo en cuenta que estamos pasando de los adoradores del santuario a los testigos en la ciudad y que, tanto los adoradores como los testigos, dan testimonio del sacerdocio y de la realeza de Aquél de quien se dijo: "Se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado" (Zacarías 6:13). En cuanto al número e identidad de los dos testigos, muchas explicaciones han sido propuestas. Algunos expositores son de la opinión de que debemos interpretar a estos dos testigos como un número competente de siervos fieles de Cristo. El número dos, se dice, representa testimonio: "Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación" (Deuteronomio 17:6; 19:15). Por lo tanto, con el número de testigos lo que se pretendería es que hubiera un testimonio completo y adecuado. Sin embargo, nosotros rechazamos esta suposición. El lenguaje usado aquí señala a dos personajes bien conocidos. Los términos son definitivos y enfáticos: "Mis dos testigos." Por lo tanto, éstos deben haber sido conocidos por lo menos para Juan. Además de esto, las palabras "testigos " y "profetizar" se aplican de ordinario a individuos, no a abstracciones. Los dos inspirados testigos, quienes han de ser resucitados para administrar consolación a los afligidos, han sido identificados de varias maneras: como Moisés y Elías, Enoc y Elías, el Antiguo y el Nuevo Testamento, la Ley y el Evangelio, judíos y gentiles, etc. Si los dos testigos son Enoc y Elías, esto les haría evadir la dificultad de morir por segunda vez, porque estos dos santos del Antiguo Testamento nunca han muerto y por lo tanto quizá pudieran ser los testigos muertos por la bestia. (Vea Hebreos 11:5.) Juan no nos da ninguna clave en cuanto a su identidad, sino simplemente los describe como testigos, olivos, candeleros, profetas. (Un testigo podría ser el mismo Juan. Vea 10:11.) "Los dos olivos" nos hacen recordar a Josué y Zorobabel (Zacarías 4:3, 12), quienes ministraron al pueblo judío, tal como las dos ramas de olivo vertían de sí el aceite en el depósito de la lámpara. Los "dos testigos" en el período de la tribulación serán como canales de aceite que alunen taran al remanente, y como símbolos de la paz venidera. El Espíritu Santo será el aceite que habrá dentro de ellos, el cual hará que su ministerio de consolación sea posible. Como "candeleros" o "lámparas", estos testigos deberán dar un testimonio claro y firme. El ministerio de ellos se llevará a cabo a la luz clara de Dios, porque están en pie delante del Señor de la tierra. Como portadores de luz típicos, estos testificarán que aquél que ha sido negado por doquier está ahora a punto de ser reconocido universalmente como el legítimo Rey sobre todos. Como

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"profetas" (11:10), predicarán en forma tan fiel que harán que las conciencias de los hombres sean sacudidas. El pecado con sus consecuencias trágicas es un tema atormentador aun para las conciencias más duras y cauterizadas. De manera que estos testigos tendrán un ministerio de tormento por medio de las plagas que podrán infligir y también por el testimonio que darán en contra de su ambiente humano. Los dos testigos deberán profetizar vestidos de cilicio. Esto es, con un vestido de acuerdo con su mensaje (Mateo 11:21). El cilicio era el vestido que usaban los profetas cuando llamaban al pueblo a arrepentirse de sus pecados. Su apariencia externa iba de acuerdo con sus palabras (Joel 1:13; 1 Reyes 20:31). Puede ser que el vestido de cilicio de los testigos sea una expresión clave, para conectar este episodio bajo la sexta trompeta con el sol ennegrecido como tela de cilicio (en un acto de justa retribución contra los apóstatas que rechazan la justicia de Dios), bajo el sexto sello (6:12). Los días de su profecía, o predicación bajo la inspiración del Espíritu (un mensaje de juicio contra los apóstatas) serán mil doscientos sesenta. En estos días ellos ejecutarán su misión profética. La duración de su misión ya está establecida. No darán un testimonio intermitente. Predicarán todos los días hasta que el período aludido se termine. Según creemos, cubrirá la última mitad de la semana de Daniel, o la gran Tribulación propiamente dicha. También es evidente que a estos testigos se les otorgará un poder ilimitado. Estarán capacitados para realizar milagros "cuantas veces quieran" (11:6) y aplicar con juicio inexorable su misión sobre los rebeldes (Salmo 68:18). Estos testigos repetirán los milagros que Moisés y Elías realizaron contra la esclavitud y la apostasía. Tal como lo hizo Elías, la lluvia será detenida (Santiago 5:17, 18) y como lo hizo Moisés, las aguas se convertirán en sangre (Éxodo 7:17), Pero los dos predicadores vestidos de cilicio serán "inmortales hasta que su trabajo haya terminado". La garantía inmediata del cumplimiento de su misión se indica con las frases "si alguno quiere dañarlos", "si alguno quiere hacerles daño" y "cuando hayan acabado su testimonio". Profetizarán en Jerusalén, el centro de interés profetice y político durante los últimos tres años y medio de la Tribulación y serán invencibles hasta que hayan terminado su dinámica y espectacular tarea. La conclusión del ministerio profético de los dos testigos les vendrá a través de una muerte violenta. "Acabado su testimonio" es una frase en la que se usa el mismo verbo usado en la descripción del final del ministerio de Pablo, también por muerte violenta. "La bestia (o bestia salvaje, como aparece en el original) sube del abismo." Sólo el anticristo, quien es mencionado aquí por primera vez en el Apocalipsis, encaja en este cuadro. Esta bestia es descrita detalladamente en Daniel 7:8, 11 y Apocalipsis 13:1, prueba innegable de la unidad de las Escrituras. El triunfo de esta bestia, quien excede en crueldad y blasfemia a toda maldad que haya aparecido jamás sobre la tierra, evidentemente es total, porque logra callar y matar a los dos testigos. Todo el martirio y la masacre de santos de todas las generaciones alcanzan su punto cimero aquí. Con la muerte de aquellos testigos revestidos de poder divino, aparecen fuerzas brutas para triunfar sobre la verdad y la justicia. Para aumentar la humillación y el menosprecio hacia los dos testigos, se permitirá que sus cuerpos permanezcan en la calle un número de días igual al número de años que duró su ministerio. Por tres días y medio los espectadores se regocijan al ver los cadáveres de los testigos con un deleite infantil y diabólico a la vez. Los nombres "Sodoma y Egipto" se aplican a Jerusalén para simbolizar la opresión y la esclavitud. "Sodoma" representa la inmundicia y la maldad (Génesis 18:20, 21; Judas 7; 2 Pedro 2:6-8). "Egipto" fue la nación donde Israel fue oprimido. La jubilosa celebración por haber cesado las actividades de los dos profetas fue universal; los términos "pueblos, tribus, lenguas y naciones" indican la cuádruple distribución de la familia humana. Los hombres se envían regalos entre sí como si se tratara de un alegre festival. La causa del regocijo público es la muerte de la verdad. Sin embargo, la venganza divina estaba a la puerta. Pronto, el regocijo sería reemplazado por el remordimiento. El día de la risa de Dios estaba por llegar.

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El envilecimiento público ahora cede el paso a la vindicación pública. El Espíritu de vida de parte de Dios hace revivir los huesos muertos de los testigos y entre los espectadores cunde el pánico. Muchas similaridades pueden trazarse con los huesos secos de Israel (Ezequiel 37:10, 11; Oseas 6:2) y la resurrección de nuestro Señor después de tres días. La ascensión de Cristo tuvo lugar en presencia de sus amigos (Hechos 1:9). Y lo mismo ocurrió con Elías (2 Reyes 2:11). Pero la ascensión de estos dos testigos resucitados se llevó a cabo a plena vista de sus enemigos . (Compare 11:12 con 4:1.) Ahora, la justicia retributiva se derramará muy pronto sobre el pueblo y la ciudad para el malicioso y perverso derramamiento de la sangre de los dos testigos. Un terremoto, calificado como "grande" debido a la asombrosa destrucción que ocasiona, al hacer que se derrumbe la décima parte de la ciudad y que siete mil personas pierdan la vida. En el número partitivo "décimo" tenemos la idea de juicio completo, porque el diez es símbolo de perfección en cuanto al orden divino. En los siete mil muertos vemos la lista negra de Dios. Estos hombres estaban designados ya como muy merecedores del justo castigo de Dios. En forma de contraste, recordemos a los siete mil que Dios había reservado para sí mismo en Israel (1 Reyes 19:18). En este número definido de la gente que perece nos encontramos con los dos números perfectos y comprensivos siete y mil, que implican así la destrucción plena y total de los no arrepentidos. Haciendo un resumen del valiente ministerio de los dos testigos, vemos que declaran que Cristo, a quien los impíos habían rechazado, es el Señor de toda la tierra. Denuncian severamente la iniquidad humana, por lo cual incurren en el odio de los pecadores. Proclaman el carácter justo del Juez, haciendo ver a la gente la justa retribución que estaba por llegarles, deplorando las blasfemas pretensiones de la bestia salvaje y predicando contra Jerusalén (la cual, aunque santa según el propósito de Dios, está corrompida y en destrucción). De "los demás" (es decir, los israelitas que habían sobrevivido) se dice que están aterrorizados y dan gloria al Dios del cielo, a donde son llevados los dos testigos. Después de tanto, el Dios del cielo es reconocido también como Dios de la tierra.

034 Septima Trompeta (11:15-19) Ahora llegamos al tercer ay el cual corresponde a la última trompeta. El seis está muy cerca del siete, pero no lo alcanza. Los juicios mundiales se terminan en el seis, pero para cuando el siete queda cumplido, todos los reinos mundiales pasan a poder de Cristo. El número seis es el número del mundo cuando éste es dado al juicio. Es la mitad de doce, el número de las tribus de Israel y también de los apóstoles, así como tres y medio es mitad de siete, el número de la plenitud divina. Los expositores que afirman que la Iglesia continúa a través de la mayor parte del Apocalipsis, conectan esta última trompeta con la que Pablo menciona en 1 Tesalonicenses 4:16 y 1 Corintios 15:51, 52. De esa manera, se dice, el rapto de la Iglesia coincide con el retorno de Cristo, ocurrido en este momento. Pero Donaid G. Barnhouse ha refutado con toda habilidad esta interpretación. El doctor _ _ _ _ _ _ es muy conocido por sus meditaciones profundamente espirituales. . . y ahora ha escrito un libro tratando de interpretar el Apocalipsis. Desafortunadamente, su interpretación gira en torno a la teoría de que el rapto de la Iglesia tendrá lugar a la mitad de la septuagésima semana de Daniel, y no al principio de ella. El ha explicado, por supuesto, la falacia de la teoría post-tribulacionista, pero creemos que comete un gran error y que su libro pierde casi todo su valor por el hecho de colocar el rapto en el capítulo 10 del Apocalipsis y no al principio del capítulo 4. Su error se hace mayor cuando trata de hacer que la trompeta de 1 Corintios 15:52 concuerde con la séptima trompeta de la serie apocalíptica. Pregunta: "¿Qué quiere decir 'última trompeta'? 'Ultima' puede significar una de estas dos cosas: última en relación con el tiempo, o última en secuencia." Sin embargo, el doctor _ _ _ _ _ _ no se ha dado cuenta de que "última" puede significar una tercera cosa, es decir, última en cualquier serie. Tanto Malaquías como Apocalipsis son "últimos" en la Biblia. Deuteronomio también es último e igualmente el evangelio de Juan. De manera que, así como puede haber muchos "últimos" libros

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(el significado debe ser interpretado de acuerdo con el contexto), así también la trompeta final para reunir a la Iglesia y la última de las siete trompetas de los juicios son dos cosas completamente diferentes. La bestia había subido del abismo para perpetrar su obra mortal y ahora Cristo desciende del cielo para asumir su gran poder como el bendito y único Potentado. ¡Qué escena tan dramática la que se nos presenta dentro del panorama de Dios para el futuro y los acontecimientos finales! En cuanto al ángel que toca la séptima trompeta, algunos escritores opinan que se trata de Gabriel, cuyo nombre está compuesto de Él ("Dios") y Geber ("hombre fuerte") y quien precisamente anunció a María el advenimiento del poderoso Dios -hombre. Sería muy apropiado que este arcángel anunciara también el triunfo final del Cristo de Dios . Las grandes voces en el cielo están en contraste con el silencio en el cielo de 8:1. Resuenan abundantes alabanzas de triunfo por el establecimiento de la soberanía del cielo sobre la tierra en forma visible, la cual cuando se ha ejercido en forma invisible, siempre ha sido rechazada por los gobernantes de la tierra hasta este momento. Es la expectación anticipada por el Reino (antes que su verdadero establecimiento) lo que motiva el regocijo celestial en este pasaje. Esta séptima trompeta se asemeja al séptimo sello en el sentido de que no se anuncia ningún juicio inmediato. No se registra ninguna cosa como resultado inmediato del toque de la trompeta. Simplemente se nos da un resumen de las fases finales, que nos lleva al portal de la nueva creación. El establecimiento del reino universal se da como un hecho, como puede apreciarse en las palabras de 11:15: "Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo." Y por supuesto, esta es la lección cumbre del Apocalipsis. La absoluta soberanía de Cristo es la segura y gloriosa consecuencia del conflicto de toda una era. El Señor no quiso compartir con Satanás el gobierno del mundo y ahora está a punto de ejercer sus derechos soberanos y reinar como emperador mundial. La tierra está por entrar a sus últimos dolores de agonía y pronto llegará el amanecer del milenio sobre ella, con Cristo como Rey de todos. ¡Su benéfico gobierno producirá un feliz contraste con los sistemas de gobierno pasados y presentes! Un reino universal cubrirá todo el globo, teniendo a Cristo como único Monarca. Una perspectiva tan sublime como ésta demanda la adoración de parte de los ancianos. Una actitud de profunda adoración es su respuesta a las jubilosas voces celestiales. Sigue una doxología en la cual los veinticuatro ancianos glorifican a Dios y a Cristo por haberse unido para tomar el reino. Walter Scott llama la atención al hecho de que hay siete doxologías en el curso de estas visiones apocalípticas, de las cuales ésta es una. Son introducidas solamente en ocasiones de profundo interés: 5:12-14; 7:12; 11:15; 12:10-12; 14:2, 3; 15:2-4;19:1-3. La ira del cielo será tan fuerte como lo ha sido la de la tierra. Se obs erva un temible progreso en estas palabras, porque la desatada furia de las naciones será aplastada por el enojo divino. Observe la diferencia que hay en los tiempos de los verbos: las naciones se airaron, mientras que la ira de Dios ha venido. ¡Cuan insignificante es la impotente ira del hombre puesta aquí frente a frente con la ira de Dios! (Vea Éxodo 15:9-16; 2 Reyes 19:26, 28; Salmos 2 y 99:1, pasajes en los que se hacen alusión a esta doble ira.) El "juicio" al cual se hace referencia en 11:18 es el juicio de los incrédulos. Ahora se nos lleva hasta la conclusión del reino, con el gran trono blanco. Entre los muchos juicios, estos cuatro deben destacarse: El juicio de la tierra durante todo el curso de su historia (Hechos 17:31). El juicio de los creyentes en la "bema" (1 Corintios 3:12-15). El juicio de las naciones al principio del reinado de Cristo (Mateo 25:32). El juicio de los muertos impíos al final del reinado de Cristo (Apocalipsis 20:11, 12). Se otorgarán recompensas a todos los santos de Dios que las merezcan. En el reino habrá una variedad de grados y posiciones de honor. Si bien habrá reposo y gloria para todos los santos, se

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otorgarán coronas especiales únicamente a aquellos que las hubieren ganado. Los creyentes fieles de todas épocas de la historia de la Iglesia serán generosamente recompensados. La retribución aguarda a todos los destructores. Satanás, la bestia. El falso profeta y todos aquellos que los hayan seguido, deberán recibir la recompensa que merecen sus iniquidades (Daniel 7:14-18; Lucas 19:27; Apocalipsis 16:5-7). Les llegará la destrucción a todos los destructores. Es aquí donde podremos entender muchos de los salmos imprecatorios. "El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo" (11:19). Este "templo" es una señal de que Dios estará haciendo suyos la causa y los intereses de Israel y que será en el cielo donde estará ocupado con su pueblo, que para entonces estará en la tierra. El arca de su pacto es un símbolo de la presencia de Jehová entre su pueblo terrenal y su fidelidad inmutable hacia ellos. Dios se acordará de su pacto con Israel. Es interesante observar las siete grandes "aperturas" que hay en Apocalipsis: 1. Una puerta es abierta en el cielo (4:1). 2. Los sellos son abiertos (6:1-9). 3. El abismo es abierto (9:2). 4. El templo de Dios es abierto (11:19). 5. El tabernáculo del testimonio es abierto (15:5). 6. El cielo es abierto (19:11). 7. Los libros son abiertos (20:12). Los juicios de las trompetas concluyen con una acción de juicio sobre toda la tierra. Aquí es donde aparece la tormenta de ira divina que se ha originado en el cielo. Por la combinación de elementos destructivos se indica juicios cortos, severos y decisivos. Las fuerzas naturales son desencadenadas por su Creador para aplicar su justa ira sobre todos los que insisten en resistirse a su mensaje. Dios opera ahora en terrible poder y majestad. A través de la séptima trompeta aprendemos que las advertencias de Dios son perfectas y completas, para que el hombre no tenga ninguna excusa cuando la condenación final e irreversible caiga sobre él.

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Los Siete Personajes del Apocalipsis Apocalipsis 12:1 —13:18

| 1. La mujer vestida del sol | 2. El dragón escarlata | 3. El Hijo varón | 4. Miguel y sus ángeles | | 5. El remanente y su simiente | 6. La Bestia del Mar | 7. La bestia de la tierra | ¿Qué significa el # 666 | El final de Apocalipsis 11 nos dejó con la tragedia y el triunfo de los dos testigos fieles. Los capítulos 12 y 13 nos traen al surgimiento y reinado de las dos horribles bestias. Se notará que casi cada versículo de estos dos capítulos altamente dramáticos comienza con la conjunción "y" (31 en total), mostrando la unidad prevaleciente a través de esta sección del Apocalipsis. Los capítulos 12, 13 y 14 forman una sola profecía enlazada. Llegamos ahora al corazón del Apocalipsis. El escenario está arreglado y el drama de los siglos va a comenzar. Vamos ahora a presenciar el choque de las fuerzas celestiales, humanas e infernales. Cristo recibe autoridad y adoración en los capítulos 4 y 5, donde tenemos el escenario divino para juicio. Aquí, en los capítulos 12 y 13, Satanás recibe la adoración del hombre, y tenemos el escenario diabólico del juicio. Dos veces tenemos la palabra "maravilla" (12:1, 3), que en el griego significa "señal". Las señales que fueron antes profetizadas están ahora aquí. El término significa verdades y sucesos portentosos. La palabra aparece de nuevo en 13:3 ("y se maravilló toda la tierra en pos de la

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bestia") y en 13:13 ("También hace grandes señales"). Maravilla significa "señal" y está asociada con el significado y la naturaleza de la obra realizada. A Juan le fueron dadas estas señales desde el cielo (1:1). Por supuesto el elemento de maravilla está en la cosa misma. (Vea Mateo 24:3, 24; Juan 4:48; Hechos 2:22; 5:12.) Las dos señales aparecieron en el cielo, para indicar que todas las intenciones de Dios son conocidas allí. Aparecieron no simplemente en el espacio sino en el cielo, más allá (11:19). El adjetivo granad, una palabra característica del Apocalipsis, se usa seis veces en el capítulo 12, y lo revela como un capítulo de grandes temas. 1. La mujer vestida del sol (12:1, 2) La primera aparición de una figura femenina en el Apocalipsis es en 2:20. En total tenemos cuatro mujeres representativas en el Apocalipsis, cada una de las cuales es la expresión de una corporación de personas dentro de un sistema. 1. Jezabel (2:20) — La iglesia corrupta del pasado. 2. La mujer investida con la plenitud de autoridad gubernamental (12:1)—Israel. 3. La gran ramera (17:1) — La iglesia corrupta del futuro. 4. La novia, la esposa del Cordero (19:7) — La Iglesia glorificada en el cielo. Se proponen varias identidades para "la mujer vestida del sol." Algunos dicen que es María. (María fue de hecho la mujer judía que dio a luz al Hijo Varón, Jesús.) Otros identifican a la mujer vestida del sol como la Iglesia, la madre de todos nosotros. También hay quienes dicen que lo que se indica aquí es la cristiandad. Pero nosotros creemos que la mujer es Israel. La nación de Israel es designada a menudo como una mujer casada (Isaías 54:1-6; Jeremías 3:1-11; Oseas 2:14-23). Jesús procedía de la tribu de judá. Es verdad que tanto Israel como la Iglesia están íntimamente relacionados con Cristo: Israel como madre y la Iglesia como esposa. Fue Israel, sin embargo, quien llegó a ser la madre del Mesías (Isaías 9:6; Miqueas 5:2; Romanos 9:5; etc.). Un pasaje como Isaías 54:1 es muy expresivo: "Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová." Sostener que la mujer es la Iglesia, significaría que ella habría dado a luz a Cristo. Pero, ¿no fue la angustia de El la que hizo nacer a la Iglesia? "El la compró con su sangre." El simbolismo del sol, la luna y las estrellas sugiere un sumario de la historia de Israel, como se da en Génesis 37:9, donde la familia completa es representada en forma similar. En las luminarias celestiales tenemos la presentación de un completo sistema de gobierno. Estas luminarias simbolizan las doce cabezas tribales vistas en la perspectiva de la restauración nacional. A. Vestida del sol Aquí tenemos a la nación de Israel descrita como portadora de luz y autoridad divinas y sobrenaturales. Aún será "Israel mi gloria". O bien, el sol puede representar a Cristo, a quien Israel reconocerá como el Sol de justicia. B. La luna debajo de sus pies Así como la luna está subordinada al sol y deriva su luz de él, toda la gloria e influencia de Israel se derivan de Aquél que le dio existencia. La luna brilla en la noche, e Israel va a dar su luz, su brillante testimonio, en medio de la oscuridad mundial de la Tribulación. C. Una corona de doce estrellas sobre su cabeza Por las doce estrellas nosotros entendemos las doce tribus de Israel. En el sueño de José (Génesis 37:9) la futura gloria de estas tribus está simbolizada en la misma forma. La gloria y el gobierno futuros de Israel, por consiguiente, están representados aquí. La nación israelita será investida con el esplendor y la plenitud de la autoridad gubernamental sobre la tierra. El doce, como sabemos, es el número referente al gobierno.

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D. Los dolores de parto La metáfora del nacimiento de un niño es común en las Escrituras (Juan 16:21; Gálatas 4:19; etc.). El dolor, tal como es usado por Juan, no es literal, porque la mujer es un símbolo. Con un pasaje como Isaías 66:7 ante nosotros, no tenemos dificultad en reconciliar la angustia maternal como la que se aplica a Israel. "La angustia y el dolor se refieren a la hora de prueba que vendrá sobre Israel," dice Walter Scott. "Pero antes de la gran Tribulación, nace el Mesías, el Hijo varón. El profeta Miqueas confirma esto en un pasaje claro e inequívoco. Después de referirse al nacimiento del Mesías (5:2), añade: 'Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel' (v. 3). El dolor de parto de la mujer tiene lugar por lo menos dos mil años después del nacimiento del Mesías y se refiere a su angustia en la Tribulación venidera. Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz un hijo." Las angustias de Israel han sido numerosas en su historia pasada y presente y culminarán en la peor angustia jamás experimentada. Terrible dolor será el suyo después de que el hombre de pecado rompa el pacto de siete años que garantizaba su protección. ¿Por qué, entonces, está la angustia de la mujer relacionada de esta manera especial con el nacimiento del Mesías? Primero, notemos que el largo período presente del rechazo de Israel, el cual tiene lugar entre el nacimiento y la angustia, pasa desapercibido en el capítulo que estamos estudiando. Este es un paréntesis cuya historia no se da en la profecía, pero se encuentra en otras partes. Segundo, muestra el profundo interés que el Mesías tiene por su pueblo. El preparó la Tribulación e hizo provisión para que se conociera con claridad desde hace siglos (Mateo 24:1522). Tercero, en los tiempos en que los sucesos de nuestro capítulo tengan lugar, la nación judía sufrirá su terrible dolor, y el objeto de volver en la historia al nacimiento de Cristo es conectarlo con ella. La angustia, por tanto, señala los sufrimientos de Israel durante la Tribulación. Los judíos han sido y son cruelmente perseguidos, pero días todavía más oscuros esperan al pueblo escogido de Dios. 2. El dragón escarlata (12:3, 4) Sin duda este gran dragón escarlata representa a Satanás en sus peores características. Juan identifica expresamente al diablo como el dragón en 20:2. Tanto a Faraón como a Nabucodonosor, se les llama "grandes dragones" a causa de su crueldad y arrogante independencia (Ezequiel 29:3; Jeremías 51:34). (Es posible que en el Antiguo Testamento el reptil descrito sea el cocodrilo o leviatán.) La palabra "dragón" aparece diez veces en el Apocalipsis y es un símbolo apropiado del principal adversario de Dios en su papel de implacable perseguidor y asesino de multitudes de santos y pecadores. Job nos da una descripción más notable de un dragón: "Un rey sobre todos los hijos de soberbia" (Job 41:1-34; vea también Isaías 27:1). El término se usa para Satanás solamente en el Apocalipsis y sugiere la fealdad y el horror de su gobierno (12:9). En el Salmo 74:13 tenemos una referencia a "cabezas de monstruos (dragones)" porque verdaderamente Satanás dirigirá toda la violencia insaciable representada por el dragón. El escarlata, por ser el color de la sangre, indica la naturaleza asesina del diablo, porque él ha sido un homicida desde el principio (Juan 8:44). El color escarlata también puede representar la falsa santidad: "¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?" (Isaías 63:2). El que una vez fue el más hermoso de los seres angélicos. Satanás, es ahora objeto de aversión. Es el imitador de Cristo, quien como Vencedor llevará muchas diademas; por eso, Satanás está adornado con sus coronas o diademas. Las siete cabezas coronadas significan el cruel y despótico ejercicio de poder y autoridad terrenales, mientras que los diez cuernos sin coronas pueden

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significar los límites futuros del imperio, distribuidos entre diez reinos. (El gobierno de Satanás tendrá la forma de diez reinos.) Satanás delega su poder y autoridad en la primera bestia, que será descrita también en 13:1. La cola representa la parte más dañina de un dragón, es como un gran cometa en este monstruo (Daniel 8:10). Así como un profeta mentiroso es igualado a una cola por Isaías (9:15), el poder e influencia malignos de Satanás como mentiroso y engañador se describen similarmente. Combinando el poder y la sabiduría, Satanás causará la completa ruina moral de una tercera parte de las estrellas del cielo, las que quizá representen a eminentes líderes en lugares de autoridad. Puede haber también en las palabras de Juan una referencia a todos aquellos ángeles que se rebelaron con Satanás. Como a un perro amarrado, al diablo le son permitidas ciertas operaciones prescritas. El solamente puede producir colapso moral en este tiempo entre aquellos "de la tercera parte", identificados por algunos escritores como la parte occidental del imperio Romano. El acto de arrastrar las estrellas con su cola, que agita a uno y otro lado en su furia, implica que Satanás trata de persuadir hacia la apostasía. El terrible espectáculo del dragón parado ante la mujer, esperando para devorar a su niño recié n nacido, es interpretado fácilmente. No era a la mujer, sino a su simiente a quien el monstruo estaba resuelto a destruir, tal como Faraón trató de asesinar a todos los niños varones de Israel (Éxodo 1:15-22). ¡Qué fascinante estudio es seguir la huella de los esfuerzos de Satanás para destruir a Israel, la simiente real que iba a producir a Cristo, y después destruir al mismo Cristo! Tan pronto como Jesús nació, hubo un esfuerzo satánico por destruirlo durante la matanza de los inocentes (Maleo 2:16). 3. El Hijo varón (12:5, 6) El hijo varón o niño varón ("un hijo, un varón" como lo expresa el original) seguramente representa a Cristo, quien nació para regir (Génesis 3:15; Salmos 2:9; 110:1, 5; Daniel 4:26; Apocalipsis 12:5; 19:15). Sin embargo, hay maestros que ven en el hijo varón a un grupo que sale de Israel, las primicias de Israel para Dios, que salen de la Tribulación. Los 144,000 judíos sellados, por ejemplo, se identifican con Cristo en una forma especial y, debido a su relación con la persecución, se piensa algunas veces que ellos son el niño aquí mencionado. Pero la siguiente profecía de un gobierno universal nulifica tal interpretación. Fue la virgen quien dio a luz al Hijo varón prometido, que respecto a la carne procede de Israel (Romanos 9:4, 5; Gálatas 4:4, 5). A El fue a quien Herodes trató de matar cuando tenía menos de dos años de edad. Los persistentes enemigos de Cristo — los escribas y fariseos — también trataron de destruirlo. Cristo, nacido como Rey, vino al mundo con un dominio universal que todavía está por ejercer (Salmo 8). El gobierno de hierro de las naciones será quebrado por El, que viene a pastorearlas con una vara de hierro. Aquí la palabra "gobernar" significa "cuidar como un pastor", y en esta capacidad, Cristo romperá los poderes consolidados de la tierra reunidos contra El mismo y contra su pueblo. Con poder irresistible, emitirá juicio contra los reyes culpables y los pueblos del occidente (Apocalipsis 19) y después tratará con los del norte y el este (Isaías 10). Además, el acto de gobernar con una vara (porque la prolongada obstinación se convertirá al fin en sumisión y obediencia) revela la naturaleza del reino de Cristo. La revuelta al final del milenio manifiesta el involuntario sometimiento que caracterizará a grandes segmentos de la humanidad durante su reinado. La ascensión de Cristo es expresada en estas palabras: "Y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono" (12:5). (Vea Marcos 16:19; Lucas 24:50, 51; Hechos 1:9; 7:56.) Nada se dice aquí de la muerte del Hijo varón, en vista de que El está relacionado con Israel y con el gobierno de todas las naciones, que dependen de su nacimiento y su ascensión al trono. Y sin embargo, en esa mano de pastor que sostiene la vara estarán las marcas de los clavos. El reina como el Cordero inmolado.

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Rechazamos la interpretación que ve en este versículo el rapto de aquellos que sean suficientemente santos cuando Jesús venga. Aquellos que sostienen la teoría del "rapto parcial" algunas veces emplean la última parte de este quinto versículo para enseñar la doctrina errónea de un rapto de selectos. Todos los que son de Cristo, sin importar su estado, serán arrebatados para encontrarse con el Señor. Si no estuvieran en las mejores condiciones, sufrirán pérdida con relación a su recompensa. Entre los versículos 5 y 6 tenemos todo el período de la historia que va desde la ascensión de Cristo hasta la Tribulación (el tiempo de la congoja de Jacob). Por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, un lugar de seguridad y sustento es provisto para el remanente. Hay quienes sugieren que este lugar de refugio es Petra, en el monte de Seir, en la tierra de Edom y Moab. Petra o Sela significa "roca" o "sostén fuerte" y como tal puede acomodar miles de personas. La rápida huida y el viaje de la mujer perseguida reciben también ayuda de Dios. Entre el relato interrumpido del versículo 12:6 y su nuevo inicio en el versículo 12:14 tenemos el episodio de la batalla en el cielo, y el regocijo celestial por su triunfo. La cuidadosa enumeración de días, mil doscientos sesenta, testifica del tierno cuidado de Dios por su afligido pueblo. Esta última mitad de la semana de profética aflicción de Israel, despertará el cuidado y la provisión del Señor. El desierto se usa algunas veces para designar un estado desprovisto de recursos naturales, un lugar de aislamiento. En Ezequiel 20:35, 36 encontramos el desierto empleado no literalmente y localmente sino espiritualmente, como un estado de disciplina y prueba entre los pueblos gentiles. Fue en un desierto donde nuestro Señor fue tentado por el diablo. 4. Miguel y sus ángeles (12:7-12) Después del cuadro completo de los seis primeros versículos dado bajo las dos señales, llegamos al punto culminante del antagonismo de toda una era. El Apocalipsis es un libro de batalla y aquí en la batalla del cielo tenemos una de las más dramáticas. Finalmente, la palabra profética de Isaías está por cumplirse: "Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto y a los reyes de la tierra sobre la tierra" (Isaías 24:21). La batalla más significativa en toda la historia del mundo, está ahora por escenificarse. ¡Qué espectáculo! Las fuerzas celestiales y las infernales van a chocar en este fiero conflicto. Las ideologías opuestas formarán dos grupos. Juan presenta a los Aliados (Miguel y sus ángeles) y al Eje (Satanás y sus ángeles). Del desenlace no hay duda. La declaración de victoria final contra Satanás fue dada por Cristo en Lucas 10:18 y Juan 12:31. ¡Ciertamente, tal esperanza nos debiera impulsar al trabajo de ayudar a salvar almas! La frase "batalla en el cielo" es algo sorprendente. Después del "silencio en el cielo" (8:1), tenemos "batalla en el cielo." Por "cielo" no debemos entender la presencia inmediata de Dios, sino la esfera que Satanás ha ocupado desde que fue arrojado de la morada de Dios a causa de su rebelión. El es el príncipe de la potestad del aire, y los / cielos atmosféricos están habitados por multitudes de seres celestiales e infernales. En alguna parte, entre la tierra y el cielo, Satanás tiene su lugar de operaciones y es aquí donde se librará la batalla que terminará con su expulsión a la tierra, desde la cual Satanás será consignado al abismo sin fondo por mil años y finalmente al lago de * fuego. A. Miguel y sus ángeles Miguel es el príncipe o ángel que preside a la nación judía. Este gran líder de los ángeles guerreros no caídos, quien echará al usurpador de los cielos, es mencionado cinco veces en la Escritura (Daniel 10:13, 21; 12:1; Judas 9; Apocalipsis 12:7). Este líder de la jerarquía angélica está siempre relacionado con los santos del Antiguo Testamento. Su nombre significa ¿Quién corno Dios? A Miguel le es asignada la seguridad del pueblo de Dios y en el fiero conflicto descrito en este capítulo del Apocalipsis, él se encargará de que Israel no perezca. Miguel y sus ángeles, cuyas fuerzas son superiores, vencerán al dragón y a sus ángeles en una sola batalla. B. El dragón y sus ángeles Nuestro Señor se refiere a Satanás y los ángeles rebeldes que se hallan bajo su comando en Mateo 25:41, mientras que Pablo nos recuerda la habilidad de Satanás para aparecer como un

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ángel. El es el arcángel de los ángeles caídos (2 Corintios 11:14). Se ha indicado que los movimientos de las naciones — sus guerras, su política y sus normas sociales — son condicionados y dictados por poderes superiores espirituales. Hay ángeles buenos y malos que influyen constantemente sobre hombres y gobiernos, y Daniel 10 es un claro ejemplo de esto. Las guerras y las contiendas en la tierra son meramente el reflejo de la lucha entre poderes espirituales opuestos en los cielos inferiores. Debido a que estos cielos son la morada de Satanás, "el príncipe de la potestad del aire," Dios tiene que declarar que "las estrellas no son puras a sus ojos". Las luchas invisibles entre los poderes de la luz y de las fuerzas de obscuridad son reales y serias (1 Samuel 16:13-15; 1 Reyes 22:19-23) y el mundo es gobernado sobrenaturalmente por la influencia de estos seres espirituales. Con esta "batalla en el cielo" se llega al punto culminante de la lucha entre fuerzas invisibles y visibles y el desenlace de esta batalla es el derrocamiento del dragón y sus ángeles. Satanás sufre una derrota ignominiosa y es expulsado de los cielos con la rapidez de un relámpago. Frustrado y vencido, el dragón entonces vagará por este escenario arruinado y vomitará su ira contra el remanente judío. La séptuplo descripción que se da de Satanás y su obra es digna de especial atención. Se le dan por lo menos seis nombres prominentes: El gran dragón. Este enemigo diabólico siempre ha sido notable por su crueldad sin remordimiento. La leyenda pinta al dragón como un monstruo de forma y apariencia fuera de los límites del reino animal; una combinación de destreza superhumana y crueldad. ¡Qué día tan triste será éste para los habitantes de la tierra, cuando el enemigo infernal ande suelto! Aquella serpiente antigua . Aquí se hace alusión a Génesis 3:1 y 4, donde tenemos el relalo del primer y exitoso atentado de Satanás en su intento por destruir los propósitos de Dios y estropear la felicidad del hombre. "Vieja" o "antigua" se refiere a la primera intervención histórica de Satanás en la rama humana. El título serpiente habla de la sutileza, el engaño, la sagacidad y la astucia de nuestro enemigo (2 Corintios 11:3). La degradación de la serpiente, aun en los días del milenio se sugiere en Isaías 65:25. El diablo. Este nombre personal viene de alabólos, uno que hace daño, que calumnia, que tienta. Tal nombre representa todo lo que el diablo significa. El diablo derriba, pervierte y destruye, pero Cristo eleva del muladar a una posición entre los príncipes. Satanás. "Diablo" es el término griego, mientras que "Satanás" es el término hebreo que lleva la idea de adversario, especialmente en un tribunal de justicia. Esta doble designación, griega y hebrea, marca el objeto de su acusación, que incluye a los gentiles escogidos y a los judíos escogidos. Ambos nombres prueban que Satanás es un ser real e histórico. El engañador. Aquí el trabajo especial de Satanás queda al descubierto. Con la sabiduría acumulada y la astucia de milenios, es capaz de engañar la tierra habitada. Actuar como el principal engañador es la meta y ocupación del diablo. Acertado en su seducción, triunfa a menudo al lograr que nos engañemos a nosotros mismos (1 Juan 1:8). En los días de la Tribulación, tratará de engañar a los escogidos con señales milagrosas (Mateo 24:24; 2 Tesalonicenses 2:7-12). La última imagen de Satanás en la Biblia lo presenta como el engañador (Apocalipsis 20:7, 8). El acusador. En alguna forma misteriosa, Satanás es capaz de presentar sus acusaciones contra los santos ante Dios (Job 1:6; 2:1). A menudo nos acusa ante nuestra propia conciencia, pero podemos apelar a la sangre eficaz de Jesús (1 Juan 2:1, 2). El es el acusador que ruge, recordándonos nuestras maldades. Ciertamente, las conocemos muy bien. Sin embargo, si fueron lavadas en la sangre del Cordero, ya Dios no las encontrará. Nuestra solemne obligación es vivir de tal forma que nunca demos a Satanás alguna causa de queja o base para acusarnos. En la escena descrita en 12:9, Satanás está completamente vencido y destronado. Nunca jamás sus acusaciones, justas o injustas, serán escuchadas en los tribunales del cielo. Los tres elementos decisivos en la victoria sobre Satanás se ponen de relieve en 12:11: la sangre del

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Cordero, la palabra del testimonio de ellos y su sacrificio personal. La preciosa sangre de Cristo es el fundamento y medio de la victoria. Por medio de su sangre tenemos libertad ante Dios, lo que a su vez produce libertad ante los hombres. El testimonio aquí es de naturaleza profética. El espíritu del testimonio reta al diablo para que haga lo peor que pueda, ya que una gloriosa resurrección aguarda a todos los que están dispuestos a arriesgar su vida por amor a Cristo. . Todos los redimidos en el cielo y todos los santos sobre la tierra se unen ahora en regocijo por la completa expulsión de Satanás. "Ahora ha venido la salvación. . . de su Cristo." Surgen los aleluyas más profundos porque la derrota del diablo ha sido consumada completa y finalmente. Aunque la doxología de 12:10-12 anuncia que el reino ha venido, es solamente en un sentido anticipatorio. Un paso necesario y preliminar en el establecimiento del reino milenial de Cristo es lanzar a Satanás de los cielos; el derrocamiento del príncipe de la potestad del aire. Ahora que el poder del reino ha sido tan gloriosamente vindicado en el cielo, todo se anuncia "allí" como ya hecho. Con el encarcelamiento de Satanás en el abismo, el reino será establecido en la tierra. Los postmilenialistas (quienes dicen que nosotros los cristianos seremos los que haremos surgir el reino) debieran recordar que no puede haber reino sin Rey y que el reino no será inaugurado hasta que el Rey aparezca en poder y gloria y tome el poder por la fuerza. En la actualidad, está completando su Iglesia, su cuerpo místico. El contraste en la derrota de Satanás es extraordinario: música en el délo contra miseria en la tierra: "Alegraos, cielos" contra "ay de los moradores de la tierra". Sabiendo que su tiempo en la tierra es corto, Satanás manifiesta gran furia, excediendo hasta la ira de las naciones que él mismo ha inspirado (11:18). "Ira" aquí significa "furia hirviente". Gran enojo hay en Satanás a causa de su exilio de la región celestial y porque su espacio de tiempo permitido para hacer daño sobre la tierra está ahora drásticamente limitado. ¡No es extraño que el diablo odie el Apocalipsis, el libro que estamos considerando, ya que su destino está escrito prominentemente en sus páginas! 5. El remanente y su simiente (12:13-17) Después del episodio de 12:7-12 continuamos el hilo del discurso en 12:6. Con su esfera de operación ahora restringida a la tierra, Satanás se entrega a la destrucción de la mujer, el linaje de Judá del cual vino el Hijo varón. La amarga persecución de la última mitad de la semana profética de Daniel comienza ahora (Daniel 7:25). Ahora que está confinado a la tierra, el dragón busca ejecutar venganza sobre Judá, ya restaurado a su tierra y representante de toda la nación de Israel ante Dios. (Efraín y las diez tribus perdidas desde hace mucho tiempo, todavía no aparecen.) Perseguida ferozmente, la mujer se ve obligada a huir (12:6, 14) pero es ayudada en forma milagrosa en su huida. Recibe "las dos alas de la gran águila". Nosotros no podemos estar de acuerdo con aquellos que interpretan estas alas de águila como los poderes mundiales de Babilonia y Egipto (Ezequiel 17:3, 7). El águila simboliza la protección de Dios para con su propio pueblo. Su cuidado y liberación en el pasado de peligros inminentes se indican de esta forma en Éxodo 19:4 y Deuteronomio 32:11, 12. "Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí." "Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño." Las alas dan la idea de movimiento rápido y protección garantizada y nosotros atribuimos esto sólo a Dios. Las dos alas pueden significar ayuda y seguridad. Sugerir que las "alas" simbolizan las partes remotas de la tierra y que las "dos" alas simbolizan las divisiones este y oeste del Imperio Romano es destruir el aspecto providencial de esta parte del capítulo. Recibe la providencia divina por mil doscientos sesenta días (12:6) o "un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo," lo que expresa la misma duración de tiempo que cuarenta y dos meses (o tres años y medio). Todas estas expresiones cubren la última mitad de una semana de angustia, el tiempo de aflicción de Jacob.

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Respecto al desierto (el lugar preparado por Dios donde El ejercerá su cuidado por la mujer y su simiente), los eruditos presentan diferentes opiniones. La interpretación más sensata es que el remanente tiene un destino terrenal y por lo tanto se le provee un refugio terrenal. Sale Harrison, en su magnifica exposición The Great Unfol- ding ("La gran revelación"), tiene un interesante capítulo que describe a Petra, la ciudad en las rocas que es una de las maravillas del mundo (situada al suroeste del mar Muerto), como un escondite posible. Con su capacidad para acomodar un cuarto de millón de personas, sus maravillosos edificios cavados en la roca podrían darles una excelente protección. La huida de "delante de la serpiente" (12:14) ofrece un fuerte contraste con la tierra y el cielo, los cuales huyen de la presencia del que se sienta en el gran trono blanco (20:11). La naturaleza astuta de Satanás se pone de manifiesto en el esfuerzo de la ser piente por destruir a la mujer por medio de una inundación. El hecho de que la tierra se trague al río puede representar aquellas naciones amistosas dispuestas a amparar a los judíos, que neutralizan y burlan así el método astuto de Satanás de reforzar a otras naciones en contra de los judíos. Estas naciones que protejan al remanente judío serán las "naciones ovejas" en el juicio de las naciones (Mateo 25:3146). Estas frustraciones sobrenaturales que harán nulo el plan diabólico, despertarán la furia del dragón, haciendo que en su frustrado enojo, haga guerra contra el remanente fiel en Palestina. Guardar los mandamientos de Dios y tener el testimonio de Jesucristo es algo que siempre agita la ira del diablo. La frase "hacer guerra" puede implicar todas las formas de ataque contra los santos, ya sea por persecución o por guerra. Bajo esta expresión técnica se hace referencia al daño físico y toda clase de mal de que el diablo es capaz. (Vea 11:7; 16:14; 17:14; 19:19). Pero tanto el Hijo varón como los judíos temerosos de Dios serán librados del odio asesino del diablo. 6. La Bestia del Mar (13:1-10) Todo Apocalipsis 13 está dedicado a una descripción de la naturaleza y actividades de dos bestias temibles y aterradoras. La tierra es ahora el escenario de las operaciones satánicas, y los judíos y gentiles temerosos de Dios se convierten en objeto de las intenciones homicidas de Satanás. Sus principales ministros de engaño y crueldad son dos bestias, hombres reales que usan eficientemente sus poderes delegados a favor de su infernal maestro. La primera bestia — la bestia del mar — es aparentemente un gentil, y ejerce un gobierno caracterizado por la fuerza bruta. La segunda bestia —la bestia de la tierra (13:11-18)— es probable que sea un judío apóstata y será notable debido a su sutil influencia religiosa. Más tarde, estos ciegos e incautos se levantarán en orden de batalla contra Cristo y sus ejércitos celestiales (19:11-19). Debido a que la palabra "bestia" se usa para designar un poder o reino (o el jefe personal de un poder o reino), el término es usado indiferentemente para un imperio o para su representante personal. Por lo que dice la Escritura, parecería como si el concepto be.ftia llevara un doble significado: primero, la necedad de actuar sin sentimiento de responsabilidad hacia Dios (Daniel 4:16; 1 Corintios 15:32), y segundo, el error del poder imperial actuando sin referencia a Dios (Daniel 7). El término del cual viene la palabra "bestia" en este capítulo no es zoon, "ser viviente" (como en el capítulo 4), sino zerión, "bestia salvaje", y es por consiguiente descriptiva del reino de terror bestial, demoníaco y lleno de rencor de parte de las dos bestias. Con la aparición de la primera bestia, tenemos la obra maestra de Satanás y el más horroroso personaje jamás aparecido en la tierra. Será una mezcla de todas las bestias que han existido antes, la encarnación de todo desgobierno y anarquía, la personificación de la iniquidad. Cada detalle de su retrato es pintado en el Salmo 10 y Daniel 7:3, 7. Con la aparición de esta bestia salvaje y feroz vendrá la última batalla por el dominio del mundo, el choque final de ideologías opuestas. Tratemos de entender la persona y prestigio de este superhombre satánicamente inspirado como Juan lo vio en Patmos, desde su lugar estratégico sobre la arena de la,orilla. En primer lugar, esta bestia surge del mar, lo que puede representar el desordenado estado de la humanidad. El mar se usa de una manera figurativa, para representar una gran multitud (Génesis 22:17) y es empleado por Juan como un símbolo de las fuerzas caóticas revolucionarias que

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operan cuando la bestia aparece, que serán dirigidas por él como fuerza bruta. Del colapso general de toda autoridad gobernante (bajo el sexto sello, 6:12-17) surgirá la bestia. Un escritor sugiere que puede ser el mar Mediterráneo, ya que los cuatro grandes imperios del mundo surgieron de los alrededores de sus aguas (Daniel 7:1-3). Las naciones gentiles, o pueblos, están simbolizadas en la Biblia por las muchas aguas o el mar (Isaías 57:20; Apocalipsis 17:15). No debemos perder de vista el hecho de que esta bestia es una persona real, y no un mero principio o fuerza. Prueba adicional de este hecho es su presencia en el lago de fuego (19:20; 20:10). Esta primera bestia es una personalidad tan definida como Jesús, a quien él busca imitar. Siendo inspirada y apoyada satánicamente, la bestia será también satánicamente sostenida y controlada por el diablo y será el último rey de la forma final de gobierno gentil. Entre los muchos títulos que lo identifican, es descrito como "el cuerno pequeño", "el blasfemador", "el rey del Norte, de Siria", "el gran Asirio" y "el hombre de pecado", en quien el pecado del hombre alcanzará su punto culminante. Esta bestia que será revelada después del rapto de la Iglesia, es "el príncipe que ha de venir" (Daniel 9:26, 27; 2 Tesalonicenses 2:6-8). El será el último gobernante mundial antes de Cristo. En cuanto a su origen y nación, el énfasis de Daniel sobre este último gobernante de los gentiles y opresor de Israel se concentra en la provincia de Siria (del antiguo imperio griego, que comprende Asiría, e incluso Babilonia, más antiguas aún). Surgiendo de esta provincia con ayuda judía, desplazará a tres gobernantes de la confederación de los diez y revivirá la Grecia clásica. Llegando al simbolismo de las cabezas y los cuernos de la bestia, la identificación exacta de éstos será bastante simple cuando Dios en su plan sobrenatural los lleve a su cumplimiento. Ralph Brown, en su Outline of Bible Prophecy. (Bosquejo de profecía bíblica), nos dice que las siete cabezas representan siete naciones gentiles que han gobernado o gobernarán en el mundo bíblico e Israel. "Cinco han caído," desde Abraham hasta Cristo. Estas cinco que se han levantado y caído son Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia, y Grecia. "Uno es:" Roma, que gobernaba cuando Juan escribió. "El otro aún no ha venido:" la confederación de las diez naciones, simbolizada por los "diez dedos de los pies" y los "diez cuernos". Las siete enronas significan fals a supremacía y los diez cuernos significan falsa fuerza. "La bestia. . . es también el octavo; y es de entre los siete" (Apocalipsis 17:11) se refiere al renacimiento de uno de los siete que también será el último gobierno gentil. "El es el octavo" implica que usurpa la autoridad y forma un gobierno distinto de los diez reyes. Pasajes que ayudan para el estudio cuidadoso de Apocalipsis 13:1-8 serían Daniel 7:7, 8, 23-26; Apocalipsis 17:8-18. La forma de la primera bestia es parecida a un leopardo, un oso y un león (opuesto al orden de Daniel 7). Daniel ve hacia adelante, a través de las edades, mientras que Juan ve hacia atrás. El anticristo reunirá en sí mismo las características opuestas a Dios de los tres reinos precedentes, asemejándose respectivamente al leopardo, al oso y al león. La vigilancia alerta del leopardo, el poder lento y aplastante del oso y la temible fuerza del león son rasgos distintivos familiares a los pastores en Palestina. Combinadas en esta temible criatura están la infamia y la ferocidad de imperios pasados: Macedonia, rapidez y estrategia para conquistar; Persia, tenacidad y poder masivo; Babilonia, voracidad y el más autocrático dominio gentil nunca conocido. Todo el poder civil y legal será conferido a esta despótica cabeza, cuyo trono será de iniquidad (Salmo 94:20). Los nombres de blasfemia que están sobre su cabeza, o cabezas, hablan de su expreso desafío a Dios. Los títulos blasfemos asumidos por los emperadores romanos de los siglos primero y segundo (y ciertos líderes romanos subsiguientes) son anticipo de los nombres que la bestia ostentará orgullosamente. Nerón, por ejemplo, era saludado como "el eterno". La desafiante y notoria oposición a Dios y su Cristo ante los ojos de los hombres se nos presenta en la conducta blasfema de la bestia.

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El dragón delega a la bestia el gobierno constitucional. Por encarnar toda la fuerza y brutalidad de los imperios babilónicos y medo-persa, la bestia es un agente apropiado para el uso de Satanás. La soberanía que le fue ofrecida a Cristo por el príncipe del mundo (Juan 12:31) fue rechazada por El (Lucas 4:5, 8). Aquí se le ofrece a la bestia, quien la acepta. Aquí se habla de la muerte y la resurrección de la bestia, que provoca una adoración universal. Aunque fue "herida de muerte", la herida mortal fue sanada. La expresión "como muerta" se usa en Otras siete ocasiones en el Apocalipsis. El milagro de traer a la bestia de la muerte y de que lleve en sí las marcas de su resurrección, prueba cuan tremendo será el poder de la bestia y cuan fácilmente será engañado el mundo. En la sanidad de la cabeza herida de muerte, algunos escritores ven la muerte política y resurrección de la bestia. El imperialismo, representado por el dominio mundial de los cesares, ha estado bajo la amenaza de una muerte política desde 476 d.C. Pero Dios permitirá que surja un imperio de en medio de la pasión y el conflicto revolucionarios. Faber explica la sanidad de la herida de muerte como el resurgimiento de la dinastía napoleónica, después de su derrocamiento en Waterloo. Pero, puesto que la mayor parte del Apocalipsis es profética, la interpretación histórica debe ser excluida (excepto como medio de ilustración). Juan ve aquí como un hecho consumado una forma imperial revivida del imperio romano, el cual desapareció hace más de un milenio y medio. Es fascinante observar el hilo de los acontecimientos del día actual, e investigar en los movimientos de las naciones de hoy la preparación del mundo para la influencia universal y dominante de la bestia. La falta de capacidad para gobernar adecuadamente está preparando el camino para este dictador satánicamente inspirado. En la adoración del dragón y de la bestia, vemos otro aspecto de imitación. Satanás quería que Cristo se postrara y lo adorara, pero el Maestro no dobló su rodilla ante ninguno, sino ante Dios. En contraste con "¿Quién como Tú, oh Señor?" tenemos "¿quién como la bestia?" Miguel y sus ángeles hacen guerra con el diablo y sus ángeles y los vencen, pero aquí un pueblo engañado desafía: "¿Quién podrá luchar contra la bestia?" ¡Esta bestia, con su herida de muerte sanada, seguramente es inmune a la destrucción! Aunque él reinará solamente sobre uno de los diez reinos durante la primera mitad de la semana profética, reinará sobre todos ellos hasta el fin de los últimos tres años y medio. La bestia — criatura superhumana y satánica, el "voluntarioso rey" de Daniel 11:36 — será cruelmente antisemita y actuará en el poder superhumano del dragón. Manifestará una proeza bélica que no perdona ni conoce compasión. La presencia de tan terrible dictador, con el destino de millones en sus manos, será la señal de que se precipita el juicio para todos los que lleven su marca. Fines Jennings Dake resume el poder multiplicado de la bestia como sigue. Tiene poder para: 1. Blasfemar contra Dios. Apocalipsis 13:5, 6; Daniel 7:8, 11, 20, 25; 11:36. 2. Vencer a los judíos. Apocalipsis 13:7, 15; Daniel 7:21; 12:7. 3. Atribular a los santos. Apocalipsis 7:9-17; 14:13. 4. Conquistar muchas naciones y gobernarlas como él desea. Ezequiel 38; Daniel 7:8, 20-24; 11:36-45. 5. Destruir la Babilonia misteriosa. Apocalipsis 17:12-17. 6. Vencer y matar a los dos testigos. Apocalipsis 11:7. 7. Cambiar tiempos y leyes. Daniel 7:25. 8. Entender misterios. Daniel 8:23. 9. Proteger o castigar a los judíos por un tiempo. Daniel 9:27; 2 Tesalonicenses 2:4; Apocalipsis 11:1, 2. 10. Obrar señales y maravillas. Daniel 8:24; 2 Tesalonicenses 2:8, 9; Apocalipsis 13.

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11. Causar la prosperidad del engaño. Daniel 8:25. 12. Controlar el dinero y las riquezas en su propio dominio. Daniel 11:38-43. 13. Causar grandes engaños. Daniel 8:25; Juan 5:43; 2 Tesalonicenses 2:10-12. 14. Obrar de acuerdo a su voluntad. Daniel 11:36. 15. Controlar la religión y la adoración. Daniel 9:36; 2 Tesalonicenses 2:4; Apocalipsis 13. 16. Controlar la vida de todos los hombres en su dominio. Apocalipsis 13:12-18. 17. Controlar a los reyes como él quiera. Apocalipsis 17:12-17. 18. Hacer que todas las otras naciones le teman. Apocalipsis 13:4. 19. Inducir a los hombres a pelear contra Cristo. Apocalipsis 19:14, 19-21. 20. Continuar en completo control del poder cuarenta y dos meses Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5. El autor arriba mencionado da este resumen de la persona de la bestia y sus cualidades: Será un hombre que poseerá el talento y el atractivo de todos los conquistadores y líderes anteriores. Además de estos dones naturales, poseerá el milagroso poder de atraer gente de toda clase, fascinándola con su maravillosa personalidad, éxitos, sabiduría superhumana y capacidad administrativa y ejecutiva, poniéndola bajo su control por medio de unas adulaciones bien dirigidas y una diplomacia magistral. Estará dotado con el poder de Satanás en el ejercicio de estos dones; tanto, que el mundo se maravillará de él y lo adorará como a un dios. Lo que sigue en 13:5-7 es una extensión de lo que se implica en "un nombre blasfemo" y "su boca como boca de león" (13:1, 2). El antiguo imperio romano fue culpable de blasfemia en que asumió nombres divinos en documentos públicos. El menosprecio y la burla de cualquier cosa divina serán practicados libremente cuando la adoración del diablo sea reconocida ampliamente. La jactancia y la blasfemia se incluyen entre las "grandes cosas" que salen de la boca de león de la bestia: "Una boca que hablaba grandes cosas" (Daniel 7:8). La bestia maldice a Dios mismo, incluyendo su nombre y su lugar de habitación con todos sus habitantes. Podemos comprender la blasfemia contra los que están en el cielo, ya que ellos se regocijaron por la expulsión del dragón desde el cielo (12:10). Los santos fieles sobre la tierra serán entregados al poder de la bestia, a quien le será permitido infligir su venganza sobre ellos y vencerlos. Su autoridad para matar o perdonar será ilimitada en alcance y extensión, como se ha visto en la mención de las tres divisiones de la raza humana (13:7). La furia del dragón por su derrota en la guerra del cielo se derrama ahora sobre los santos de la tierra. Los adoradores de la bestia se definen claramente como aquellos cuyos nombres no están en el registro divino que pertenece al Cordero inmolado. Los elegidos "moran en el cielo" (13:6) y son celestiales; los adoradores de la bestia "moran en la tierra" y son terrenales. El humanismo, ampliamente proclamado en la actualidad, es simplemente autoadoración y sólo está a un paso de la adoración al diablo. Para un estudio del "libro de la vida del Codero" (13:8), vea nuestro comentario posterior en este libro, al hablar del gran trono blanco (20:11-15). En la exhortación personal "Si alguno tiene oído, oiga", tenemos las propias palabras de admonición de Cristo, usadas tanto en los evangelios como en Apocalipsis. Tal como se emplea aquí, este es un llamado a entender completamente los juicios apocalípticos que están a punto de desatarse. El castigo y la retribución adecuada son los principios indicados para amigos y enemigos por igual. Seamos santos o pecadores, de cierto cosecharemos lo que hemos sembrado. Los santos sometidos bajo el dominio de la bestia no se deben resistir. Aquí se ve la paciencia de los santos . Deberán soportar los sufrimientos que les hubieren sido asignados y triunfar por medio de ellos. Puesto que sus nombres están escritos en el cielo y el cielo es su morada, las armas que esgrimen no son carnales sino espirituales. Como disfrutarán de una seguridad eterna, no habrá guerra infernal ni poder humano que pueda despojarnos de sus victorias. Confiados en la venganza de Dios, los santos de la Tribulación usarán su cautividad como un medio de gracia, sabiendo que la

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eterna cautividad en el lago de fuego será la porción de la bestia. Todos los que causen sufrimiento al pueblo de Dios deberán enfrentarse a la justicia retributiva. Con la medida con que midan se les medirá (Mateo 7:2; Jeremías 15:2). Concluimos este estudio de la bestia del mar con varios contrastes sugeridos por Ralph Brown: Cristo

El anticristo

Hijo del Hombre Hijo de Dios Hijo de la justicia Sobrehumano Verdadero Dios Redentor Rey de reyes Agente de Dios Humilde Sacrificial

Hijo de pecado Hijo de Satanás Hijo de perdición Superhom bre Pretende ser Dios Destructor Dictador mundial Agente de Satanás Altivo Tiránico

7. La bestia de la tierra (13:11-18) Para iniciar nuestro estudio de esta segunda bestia, el monstruo como cordero (o el que pretende ser cordero), consideremos los contrastes que hay entre las dos bestias de Apocalipsis 13: Primera bestia

Segunda bestia

Sale del mar (desorden) Instrumento de Satanás Vice-regente de Satanás Poder secular Tiene diez cuernos ¿Un gentil? Supremo en autoridad Se glorifica a sí mismo Aparece primero Gobierna desde Roma Notable por su poder brutal Cabeza política Falsa deidad

Sale de la tierra (gobierno ordenado) Instrumento de la primera bestia Vicario de la bestia Poder espiritual Tiene dos cuernos ¿Un judío? Subordinado a la primera bestia Desafía a la primera bestia Segunda en surgir gobierna desde Palestina Notable por su sabiduría astuta Cabeza eclesiástica Falso profeta

Ambas bestias son de abajo, no de arriba. Ambas bestias son fieles aliadas. Actúan como una. Ambas bestias van a sufrir la misma condenación. Ambas bestias son imitadoras del Cordero. Ambas bestias son personas reales. Hagamos un resumen de la enseñanza de las Escrituras acerca de esta segunda bestia, la cual por ser una bestia religiosa es más peligrosa que la primera. Aunque esta segunda bestia es mencionada después de la que sale del mar, esto no significa que el tiempo de su existencia será después de la primera bestia. La forma en la que la bestia de la tierra obra para exigir la adoración de la primera bestia, prueba que aparecen juntas y ejecutan poderes similares y

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simultáneos. En cuanto la bestia del mar toma el escenario, inmediatamente es seguida por su compañera. A. El origen de la bestia de la tierra La segunda bestia que vio Juan salió del caos y de la revolución, pero rápidamente produjo un estado social civilizado, consolidado y ordenado. El jinete del caballo blanco pronto se sobrepone a las agitaciones y disturbios y logra victorias sin derramar sangre entre los distintos pueblos. Es de este orden establecido de gobierno civil y político de donde surge este peligroso agente ejecutivo del diablo. Con su aparición se completa la atrevida y arrogante imitación de la santa Trinidad, porque opuestos a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo tenemos al dragón, el anticristo y el falso profeta. La expresión griega usada para designar al falso profeta es pseudoprofetés (16:13; 19:20;20:10). Ambas bestias son falsos profetas; el segundo es el que lleva a cabo lo que dice el primero. Las palabras "tierra" o "mundo" son términos simbólicos de los pueblos que están sobre la tierra. Si la parte de la tierra de donde surge esta segunda bestia es Israel, entonces es muy probable que se trate de un judío apóstata. "Subía de la tierra" identifica a este personaje con la gente ordinaria. El surgimiento de la segunda bestia coincide con la sanidad de la herida mortal de la primera bestia y su resurrección. Con la aparición de la bestia como cordero, quedan pervertidos los tres oficios de Cristo. La primera bestia es el falso reinado; la ramera representa el falso sacerdocio; la segunda es el falso profeta. Auberlen observa que la bestia es el poder corporal, el falso profeta el intelectual y la ramera es el poder espiritual del anticristianismo. B. Las características de la bestia de la tierra Los "dos cuernos semejantes a los de un cordero" señalan a esta bestia como el falso Mesías. Las dos bestias imitan al Cordero de Dios: la primera, en que fue herida de muerte y resucitó y la segunda, en que tiene dos cuernos semejantes a los de un cordero (difiere del Cordero de Dios en que éste tiene siete cuernos, 5:6). El cordero se encontraba afuera, mientras que el dragón estaba adentro. Al verdadero profeta le pertenece la plenitud del poder, mientras que el falso profeta tiene un poder limitado. Un escritor del siglo sexto dice del falso Mesías: "Finge ser un cordero para poder agredir al Cordero, el cuerpo físico de Cristo." Sin embargo, sus actividades están confinadas a los seguidores del Cordero sobre la tierra, ya que antes de su aparición, la Iglesia habrá sido arrebatada al cielo. El cuerno es símbolo de poder físico, moral o real, por lo que los dos cuernos de la bestia de la tierra representan la combinación de rey y profeta. Estos dos cuernos pueden significar también el poder combinado de las religiones naturales y aquellas que operan milagros. Este falso Mesías tiene sólo dos cuernos, en contraste con los diez cuernos de la primera bestia. Su autoridad cubre dos ámbitos, el religioso y el milagroso. En ambos campos observamos el le nguaje de la bestia con apariencia de cordero, pero con un engañador poder satánico. Los cuernos también le proporcionarán al falso profeta una fuerte atracción religiosa y será capaz de reunir a todos los grupos religiosos en conflicto, en una sola iglesia universal. Mencionado específicamente como "falso profeta" (16:13), desempeñará el papel de siervo. Un profeta es alguien que habla en lugar de otro y actúa en nombre de otro. De esta manera, el falso "cristo" de Satanás tendrá su falso "Elias". Como lo expresa Ralph Brown, el falso profeta será "el Elias del anticristo". Malaquías anunció que Elias vendría entes del día del Señor (Malaquías 4:5). (Veremos más acerca de esto cuando lleguemos a los milagros de la bestia.) El carácter multiforme de este falso profeta es sugerido por nuestro Señor en su descripción de los últimos días: "Y muchos falsos profetas se levantarán" (Mateo 24:11, 24). Bajo este título, el falso profeta (16:13; 19:20; 20:10) ejercerá gran autoridad espiritual entre los judíos y en general entre los que estén relacionados con el cristianismo. En su papel de falso profeta, está siempre al lado del anticristo. Estos dos inicuos son inseparables. El dragón le confiere su poder externo a la primera bestia (13:2) y le da su espíritu a la segunda bestia, porque ésta "habla como dragón" (13:11). Empleará la misma sutileza y el

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mismo engaño que utilizó Satanás cuando engañó a Eva y utiliza actualmente para engañar a un mundo impío. Si bien es cierto que el falso profeta tendrá la apariencia de un cordero, sin embargo lo delatarán sus palabras como ministro de Satanás. En vista de que el objetivo principal del dragón lo constituyen la ruina moral y la física, él utiliza a la bestia para cumplir sus propósitos políticos y civiles, mientras que por otra parte utiliza al falso profeta para sus fines morales y espirituales. De manera que las dos bestias serán los subalternos inmediatos de Satanás al acercarse al final. C. Las actividades de la bestia de la tierra Comparando un pasaje con otro nos encontramos con las siguientes características en las actuaciones de la bestia terrenal: • Ejerce el poder de la bestia. • Lleva a cabo la voluntad de la bestia. • Le da poder a la imagen de la bestia. • Demanda absoluta adoración para la bestia. • Participa de la condenación de la bestia. Ejerce el poder de la bestia. Aquí tenemos una expresión muy específica, pero también muy temible: "Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella" (13:12). La frase "en presencia de ella" implica "delante de ella", como sirviendo y apoyando a la bestia. El falso profeta es un servidor activo de la bestia y ejerce un poder subordinado. El lenguaje utilizado aquí no da la impresión de que la primera bestia sea solamente una mera autoridad pasiva y que todo el poder esté concentrado en la segunda bestia. La primera bestia es la cabeza titular y plenipotenciaria de una fuerte confederación de naciones (17:9-13) y como gobernante imperial, seguirá siendo atrevido y blasfemo hasta ser derrotado por Cristo, el más fuerte. El ejercicio del poder de la primera bestia por el falso profeta consistirá en el empleo de la fuerza y el prestigio de la autoridad de aquella para hacer que la gente de todo lugar la adore. El falso profeta es la peor de las dos bestias, porque influye sobre los hombres en el aspecto religioso. Como un lobo con piel de oveja, logrará que lo engañoso de sus actividades le produzca grandes victorias. En su descripción del "cuerno pequeño", Daniel dice que "tenía ojos como de hombre" y también una boca blasfema (Daniel 7:8). La frase "ojos como de hombre" simboliza ingenio y cultura intelectual, las mismas características que poseía el falso profeta. Con todo tipo de persuasión, logrará el triunfo de su pretensión de recibir adoración exclusiva para sí mismo en la tierra de Israel, dentro de cuyos límites será desafiado y menospreciado en forma blasfema. Reclamará para sí mismo adoración divina y se sentará en el templo que será construido por la nación incrédula. Se constituirá a sí mismo como por encima de toda autoridad, divina o humana, y tomará el lugar de Dios hasta donde le sea posible. Fuera de la Tierra Santa, el falso profeta también ejercerá autoridad, forzando a las naciones para que adoren a su gran confederado, la primera bestia. Lleva a cabo la voluntad de la bestia. Suscitado para representar a la bestia, de manera que recibe su misión de esta criatura inspirada por el dragón, el falso profeta vivirá, se moverá y rendirá todo su ser a la voluntad de la bestia. Desempeñará el papel de un sirviente devoto. Posteriormente, como veremos, inspirará a las naciones para que se unifiquen y den todo su poder y su fuerza a la bestia (17:13). Y en ésto estará remedando a Cristo, quien podía referirse a su entrega a la voluntad de su Padre diciendo lo siguiente: "Mi deleite es hacer tu voluntad, oh mi Dios." El falso profeta hallará sumo placer en obedecer a los deseos de la bestia e imponer esos deseos sobre todo el mundo en general. La entrega de Cristo a la voluntad de Dios fue recompensada de muchas maneras. Por ejemplo, su milagroso ministerio es evidencia de su identificación con los fines y propósitos de Dios: "Nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él." Y aquí tenemos al falso profeta realizando grandes maravillas a la vista de los hombres. Las señales que ejecuta son milagros de naturaleza satánica, no trucos únicamente. Por medio de la ayuda de los demonios son hechas

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maravillas y "señales", las cuales están preparadas para engañar a las mentes terrenales, aunque no engañará a los escogidos en esta precisa ocasión. Los seguidores del verdadero Cordero sabrán que un milagro no es suficiente para garantizar la creencia en una revelación profesada, a menos que dicha revelación esté en armonía con la voluntad ya revelada de Dios. Públicamente, "delante de los hombres", produce fuego del cielo el falso profeta y de esa manera engaña a los hombres. Otros milagros, que son realizados "a la vista de la bestia" o "delante de la bestia", producirán el mismo engaño. Con tal usurpación de las prerrogativas divinas, el juicio retributivo debe empezar y empezará a derramarse sobre aquellos que ya han sido entregados por Dios. Esos que hayan sido dados al "poder engañoso" para que crean "la mentira" (2 Te-salonicenses 2:11) serán culpados de adorar al diablo en una forma triuna, y por lo tanto, estarán maduros para el juicio. Le da poder a la imagen de la bestia. En la fabricación de una notable imagen de la bestia, tenemos el establecimiento de una representación real y literal de la misma, por medio de la cual será adorada. Esta imagen será tan real como la que erigió Nabucodonosor en las llanuras de Dura, al principio de la supremacía gentil, cuando los hombres eran obligados bajo pena de muerte a adorar a una imagen que representaba el poder y la majestad del primer gran imperio mundial (Daniel 3). Ahora vemos el final del dominio gentil con el rechazo de la adoración a la imagen. El falso profeta le da vida o aliento a la imagen de la bestia. Nadie puede dar verdadera vida sino Dios; por lo tanto, la imagen recibe energía de una fuente de vitalidad espuria. Se le da aliento para que pueda hablar, produciendo un ven- triloquismo similar al de Hechos 16:16, 17. Hasta la ciencia puede ahora imitar la voz y la apariencia del hombre por medio de robots mecánicos. Demanda absoluta adoración para la bestia. Los tres jóvenes hebreos fueron lanzados al horno ardiente por negarse a adorar la imagen de Nabucodonosor. Plinio, en su carta a Trajano, declaró que él había hecho castigar a aquellos cristianos que se oponían a adorar la imagen del emperador con incienso y vino. Estas y muchas otras imágenes que han sido erigidas a través de la historia como prueba de lealtad secular y espiritual son un mero anticipo de la adoración de la imagen de la bestia que demandará el falso profeta bajo pena de muerte. Así como el Espíritu Santo en la actualidad dirige nuestra atención a Cristo como objeto de nuestra adoración y honra, de igual manera el falso profeta dirigirá a las multitudes para que adoren a la bestia y todos los que rehusen doblar la rodilla ante la imagen serán asesinados. También será impuesta la sujeción universal a la bestia por medio del control comercial más rígido que haya sido jamás practicado. El boicot más estupendo que jamás haya sido instituido sobre los alimentos y el comercio operará universalmente. Nadie podrá comprar ni vender, sea rico o pobre, a menos que tenga la marca oficial de ración: el emblema del reino del hombre de pecado. Entonces tendrá que tomarse una decisión entre la idolatría y el hambre. Y el falso profeta será el encargado de ver que no haya mercado negro o contrabandistas. Será establecido entonces el cuerpo policial secreto más temible para aplicar las normas económicas de la confederación, tanto para el comercio como para la vida diaria. La más despreciable sumisión a la más vil tiranía jamás experimentada se hará evidente por medio de una marca mística en la mano derecha o en la frente, en la misma forma en que han sido marcados los animales y los esclavos con el nombre de sus amos. La carencia de la marca de la bestia tendrá como resultado un inexorable ostracismo o exclusión de la vida social. Esta marca será indispensable para la vida y para toda relación social y comercial. En efecto, será una licencia comercial diabólica. La marca estará a plena vista en la mano, indicando que la persona marcada es esclava activa de la bestia. Una manera romana de saludar es levantar la mano abierta; cuando las manos se levanten hacia la imagen, inmediatamente se verá si aquellos que saludan a la bestia son sus verdaderos adoradores y si están calificados para comprar y vender. La marca sobre la frente será la señal de la más miserable sumisión a la bestia. El nombre de la bestia es otra fase de imitación satánica. Cristo tiene un nombre que verdaderamente es sobre todo nombre, pero el falso profeta luchará por hacer que el nombre de la bestia sea honrado por sobre cualquier otro nombre. Un nombre, como bien lo sabemos, puede

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llegar a ser un emblema de lealtad. Los fieles que creen en Cristo, sin embargo, se negarán a llevar dicho nombre. En un acto de protesta firme y solemne, se negarán a ser marcados con ningún símbolo de sumisión a la bestia. Antes escogerán morir que inclinarse hacia ella. Habiendo sido sellados por Dios, aborrecerán toda imitación. En aquellos días el Salmo 23 será extremadamente precioso, porque a pesar de la inminente escasez de alimentos, el Señor preparará una mesa para sus siervos fíeles en presencia de sus enemigos y, aunque anden en valle de sombra de muerte, no temerán ningún mal. El buen pastor preservará a las suyas de las crueles decepciones del "pastor inútil" (Zacarías 11:15-17). Se necesitará mucha sabiduría espiritual para poder resolver el misterio de la iniquidad y no ser engañado por él. El significado pleno del nombre y número de la bestia sólo se les dará a conocer a aquellos santos que estén sobre la tierra cuando ésta se manifieste en persona. De una cosa sí estamos seguros: nadie en el presente posee tanta sabiduría como para entender el número de la bestia. Lo que significa esa trinidad de seises ha sido tema de mucha investigación y mucho debate. Muchos nombres griegos y hebreos tienen un valor numérico correspondiente con el número 666. Muchas ingeniosas interpretaciones han sido s ugeridas para este número simbólico. Ellicott en su muy valioso comentario, dedica mucho espacio al significado de este número simbólico, pero muy sabiamente concluye su exposición del mismo diciendo: "Yo estoy dispuesto a interpretar el número seicientos sesenta y seis como simbólico, representativo de todo aquello que es posible para la sabiduría y el poder humanos cuando son dirigidos por un mal espíritu, e indicador de un estado de maravillosa perfección terrenal, cuando el poder de la bestia haya alcanzado su máximo desarrollo; cuando la cultura, la civilización, el arte, la música, la ciencia y la razón se hayan combinado para producir una época muy cercana a la perfección — una época de oro — al grado de que los hombres empezarán a decir que la fe en Dios es una impertinencia y que la esperanza de una vida futura es una difamación de la felicidad de la vida presente. Entonces el poder mundanal habrá llegado al cénit de su influencia; cuando solamente la sabiduría venida de arriba será capaz de detectar la infinita diferencia entre un mundo con fe y un mundo sin fe, y el enorme golfo de diferencia que puede haber entre una edad y otra por el desesperado deseo de un poquito de amor celestial." Los expositores han hecho uso de destreza, erudición y en varios casos mucha investigación sobre la posible respuesta a la pregunta: "¿Qué significa el número 666?" Hay mucha sabiduría divina encerrada en este número simbólico (el único caso en que aparece en las Escrituras) y requiere entendimiento espiritual para descubrir el misterio que hay en él. No cabe duda de que su solución completa, precisa y final será bien clara para los sabios y los santos durante los días de la Tribulación, cuando el poder de la bestia bajo el artificio de Satanás exhibirá lo más elevado del desarrollo humano en orgullo, en impiedad y en oposición políticoreligiosa combinada contra Dios y su Ungido. En general este es el significado moral del número 666. El significado completo será obvio para los santos de la Tribulación y provocará el repudio inmediato de la bestia y sus pretensiones en su papel de ministro político de Satanás, en blasfema oposición a Dios. El número 666 es número de hombre, ya que la unidad seis fue impresa sobre él en su creación y en su historia subsiguiente. El hombre fue creado en el día sexto. Sus días señalados de fatiga son seis a la semana. El esclavo hebreo debía servir por seis años. La tierra debía ser cultivada por seis años. Bajo el sexto sello en el sexto capítulo del Apocalipsis tiene lugar un asombroso deterioro universal de toda autoridad y poder de gobierno, que se llevará a cabo durante los días» de la Tribulación. El número siete es número de Dios y generalmente denota lo que es perfecto o completo, pero el seis queda incompleto y significa la imperfección y las dificultades humanas. En el desarrollo de la historia del hombre, éste va de mal en peor, y seis combinado con seis aumenta en significado moral hasta que el ser humano llega a oponerse abierta y directamente a Dios. Hay una conexión obvia entre el primero y el último de los cuatro principales poderes mundiales. Son idénticos en carácter, con la excepción de que el último es el peor de los cuatro. La imagen

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de oro hecha por Nabucodonosor para su propia gloria medía sesenta codos de alto y seis de ancho (Daniel 3). No cabe duda de que la imagen de la llanura de Dura tenía el propósito de consolidar y unificar las numerosas y diversas religiones del poderoso imperio babilónico. Bajo amenazas y crueles asesinatos, la imagen de oro tenía que ser adorada. Ciertamente Daniel 3 es un anticipo del mal más profundo y totalmente satánico de Apocalipsis 13. Participa de la condenación de la bestia . Ambas bestias reciben la misma condenación al mismo tiempo. Habiendo existido juntas en su terrible reino, aho ra son consignadas juntas al infierno y finalmente al lago de fuego. Ambas son derrotadas en Armagedón cuando aparece Cristo con poder y ahora son echadas de la tierra para ir a sufrir el tormento que merecen sus crímenes (Apocalipsis 17:13, 14; 19:19-21). Cuando lleguemos a las siete condenaciones, tendremos más qué decir sobre el destino final de la trinidad del mal. ¡Qué limpieza la que ocurrirá cuando Cristo tome para sí su poder y reine! Si el regreso de Cristo por los suyos no está muy lejos, entonces estas bestias ya deben estar vivas hoy en la tierra. Pero antes de que sean reveladas totalmente al mundo, nosotros seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire. ¡Gloria a Dios; la Iglesia no verá la adoración de la bestia ni la agonía de la gran Tribulación! Nuestro deber ahora es buscar y salvar a los perdidos que nos rodean para librarlos de los horrores de la hora que viene y del destino eterno más terrible.

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Las Siete Intervenciones Divinas Apocalipsis 14:1-20

Los cantores El primer ángel y su Evangelio El segundo ángel y la caída de Babilonia El tercer ángel y la condenación El cuarto ángel y su bienaventuranza El quinto ángel y la siega El sexto ángel y la vendimia Este capítulo de Apocalipsis es en su mayor parte un paréntesis de carácter anticipatorio. Los capítulos 14 al 16 describen los preparativos para el juicio mesiánico y ofrecen una mezcla de cantos y lamentos, música y miseria, gozo y juicio, gloria y abatimiento, cielo e infierno. El capítulo 14 contiene una serie de siete intervenciones divinas de gracia y juicio y constituye una respuesta al clamor del remanente: "¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de tribulación?" (Salmo 10:1). El repetido lamento "¿Hasta cuando, oh Señor?" encuentra aquí una respuesta, una nota de consuelo al corazón, pensando en la mortandad, la miseria y la angustia que sufrimos en nuestros días abrumados por la maldad y destrozados por la guerra. ¿Será posible que Dios nunca muestre su mano? ¿Estará siempre la victoria de parte de las fuerzas de iniquidad? ¿Ha abandonado Dios a sus santos a la voluntad del enemigo? ¿Cuándo intervendrá el Señor? Este capítulo prueba que Dios tendrá su día. Es probable que los molinos de nuestro Dios parezcan demorarse en triturar, pero podemos estar totalmente seguros de que sí triturarán. El capítulo está bien ubicado en el libro, ya que sirve como preludio a los juicios sobrenaturales de Dios. Los capítulos 12 al 14 forman un episodio de interés dramático; una sola profecí a enlazada. Los capítulos 12 y 13 describen los hechos del dragón y las bestias. La verdad ha caído hasta las calles; la sangre de los mártires corre abundantemente como el agua; el desafío público a Dios es el orden del día. El bien está casi eliminado de la tierra (Salmo 4:6) y la fe ha desaparecido (Lucas 18:8). La escena profética en su totalidad se ha convertido en el campo de juego de Satanás. Pero se respira con mucha más libertad en el capítulo 14. El segador divino está a la puerta. La horripilante iniquidad de la tierra está por terminar. Por encontrarse entre las trompetas y las copas, este capítulo catorce contiene el sonido del toque de muerte para gobernantes y hombres crueles, arrogantes y blasfemos. La carga acumulada de angustia y desesperación desaparecerá ahora del corazón del pueblo perseguido de Dios.

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Este capítulo, como un todo, contiene un contraste entre el Cordero y los 144.000 judíos sellados, las naciones y el anticristo, los seis ángeles y los mensajes que anuncian y las dos hoces y su vendimia. 1. Los cantores y su canto (14:1-5) En estos cinco versículos tenemos una de las escenas más notables del Apocalipsis. Esta es una vista brillante y encantadora, una calma después de la tempestad: ¡De la tiranía de la bestia al triunfo con el Cordero! Es en verdad una transición bienvenida. Consideremos ahora a estos santos, quienes no estarán más expuestos a la prueba, sino que se les hará sentar en una posición de realeza. A. Su Salvador Se le da prominencia al Cordero en el monte de Sión, y alrededor de El se congrega esta multitud de cantores. El Apocalipsis es esencialmente un libro del Cordero. El Señor es presentado como tal unas veintisiete veces. Y es visto como el Cordero inmolado. Por las heridas que hay en su cuerpo le será otorgada la soberanía. Aquí en este capítulo nos encontramos con una visión anticipada de la venida de Cristo en poder. El cordero ensangrentado es ahora el Cordero que marcha hacia su última victoria. Sus escogidos han sido como corderos en medio de lobos, y el rebaño ha sido hostigado por la "bestia salvaje". Pero ellos vencieron por la sangre del Cordero y ahora se encuentran felices a su lado. B. Su ubicación Esta distinguida multitud se encuentra de pie sobre el monte de Sión, el lugar elegido como sede del glorioso reino de mil años de Cristo y sus santos. El Cordero ha dejado su posición en medio del trono y se encuentra ahora en el monte de Sión. Aquí se encuentra el asiento del poder real, de la intervención de Dios en gracia, de la soberanía de Dios, todo lo relacionado con Israel. El nombre "Sión" sólo se menciona una vez en el Apocalipsis y es un término extremadamente interesante. Así lo expresaba un escritor: "De las ciento diez veces que se menciona a Sión, noventa de ellas se refieren al gran amor y el afecto del Señor por ella, por lo que el lugar tiene un significado muy grande." Para el judío, Sión es rica en recuerdos sagrados (Isaías 2, Salmo 2:6). ¡Después de tanta espera, el Rey de Dios se encuentra por fin sobre el monte de Sión y alrededor de El están sus redimidos como súbditos y servidores amantes y fieles! C. La cantidad de redimidos Aquí se menciona un número específico de redimidos. Nos encontramos con otras 144.000 personas y la pregunta es: "¿Quiénes son estos cantores sellados?" ¿Es esta gran multitud el mismo grupo de 144.000 del capítulo 7? Un expositor ha sugerido que este grupo del capítulo 14 representa solamente una parte de la gran cosecha de los santos redimidos de la Tribulación, una "primera entrega" distinguida por sus excelentes servicios espirituales. Se pueden trazar similaridades entre estas dos compañías. En cada una tenemos el mismo número, 144.000. Ambos grupos se encuentran en el monte Sión, son sellados en sus frentes y se encuentran felizmente a salvo de la prueba. La repetición del número, sin embargo, no prueban que estas dos corporaciones sean una misma. Walter Scott opina que "los 144.000 aquí descritos son de Judá; una compañía de número similar de todo Israel (7:4) forma una visión separada. . . Estos son los judíos que se mantuvieron firmes con respecto a los derechos de Dios y el Cordero; ahora son declarados públicamente como posesión de El. . . Son 144.000 judíos santos que ocupan los puestos de mando en el reino terrenal del milenio." El 144.000 indica plenitud y número de gobierno. D. Su sello En contraste con los 144.000 del capítulo 7, quienes fueron sellados como los "siervos de nuestro Dios", estos 144.000 del capítulo 14 son sellados en sus frentes con el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. El sello, por supuesto, constituye una señal de propiedad y de garantía o preservación. En cuanto a su bello emblema de bienaventuranza, William Neweil asegura que declara a quién pertenecen, describe su persona y anuncia su destino.

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Es evidente que el sello de estos confesores de Cristo está en contraste con la marca de la bestia en cada uno de sus adoradores. "Se nos ocurre," dice Neweil, "que la presencia de ese sello celestial sobre las frentes de los del remanente del capítulo 7 en adelante es tan evidente para los hombres, que Satanás se ve obligado a intervenir para contrarrestar su influencia demandando el sello opuesto en la frente de sus devotos. Esto es más significativo especialmente cuando nos damos cuenta de que Dios cuida (como se ve en 9:4) de aquellos que tienen su sello, el cual los preserva de los ayes a los cuales los demás están expuestos. E. Su canto Las voces que Juan escuchó en el cielo eran como el estruendo de muchas aguas y como la voz de un gran trueno. Como es la voz de Dios, así es la de los arpistas celestiales, quienes están en armonía con los que están sobre el monte de Sión. La multitud de los arpistas-cantores del cielo y la compañía preservada dejudá forman un gran coro. Las arpas asociadas con los cantores componen la alabanza coral de los redimidos y las huestes celestiales. Los cantos y la música de arpas están tan bellamente combinados, que se los describe como voz majestuosa de muchas aguas y poderosa como un gran trueno. La canción que sabían los arpistas celestiales y que solamente los 144.000 sellados podían aprender es descrita como "un cántico nuevo". El cántico viejo estaba relacionado con la creación: "Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios" (Job 38:7). Este cántico nuevo tiene como tema central la redención. Es la razón por la cual se hace referencia a él como el cántico de Moisés y del Cordero. Dios está unido al cántico viejo. Mientras que es el Cordero quien está unido al cántico nuevo. Las manifestaciones del poder de Dios para Israel, combinadas con su gracia actual para con su pueblo judío y para con nosotros parece ser el pensamiento tanto en el cántico de Moisés como en el del Cordero (Apocalipsis 15:3). A. R. Fausset, en su comentario sobre este cántico nuevo dice: "Este es un cántico de victoria después del conflicto con el dragón, la bestia y el falso profeta; nunca había sido entonado porque nunca se había librado semejante conflicto; así que es nuevo: hasta hoy el reino de Cristo sobre la tierra ha sido usurpado. Ellos cantarán el cántico nuevo anticipándose al acto mediante el cual Cristo tomará posesión con sus santos del reino que compró con sangre." La palabra en griego es "cantan", lo cual indica la acción continua de cantar. No debemos olvidarnos de que los 144.000 se regocijaban porque habían sido "redimidos de entre los hombres". Tenemos aquí una doble frase: "redimidos de entre los hombres de la tierra" (un lugar de pecado) y "redimidos de entre los hombres" (una raza pecadora). Algunas versiones usan la palabra "comprados" en lugar de "redimidos". Esta elevada posición es un privilegio de los 144.000, porque han sido redimidos, no porque hayan obtenido la victoria contra la bestia. Los ángeles no pueden cantar este cántico nuevo porque ellos no saben personalmente lo que es venir de la gran Tribulación y estar vestidos de ropas lavadas en la sangre del cordero (7:14). F. Su separación o santidad En 14:4, 5 se nos da una maravillosa descripción de la vida y el testimonio de esta parte victoriosa de Judá, los que han salido de la gran Tribulación y están ahora de pie triunfantes con el Cordero en el monte de Sión, el asiento del reino y de la gracia soberana. Han pasado a través de una terrible prueba. La más vil corrupción, la idolatría pública, el orgullo vanidoso, la blasfemia irreverente y la más escandalosa iniquidad los han estado circundando. Sin embargo, al igual que los judíos de Sardis, estos 144.000 logran escapar con sus vestidos no contaminados. Eran vírgenes. Esto debemos entenderlo en sentido espiritual (Mateo 25:1), en contraste con la iglesia apóstata (14:8), la cual era espiritualmente una "ramera" (17:1-5; Isaías 1:21 en contraste con 2 Corintios 11:2; Efesios 5:25-27). El hecho de que "no se contaminaron con mujeres" significa que ellos no fueron extraviados de la fidelidad al Señor por los tentadores, quienes en conjunto constituyen la ramera espiritual. William Neweil sugiere que estos son "nazarees completos para Dios en cuanto a sus relaciones con las mujeres". Pero una interpretación de esta naturaleza restringiría esta compañía descrita al sexo masculino solamente. ¿No implica el lenguaje usado que los 144.000 representan a aquellos que vivieron y anduvieron en pureza espiritual en un

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mundo entregado a todo lo vil? "se conservaron a sí mismos limpios del mundo." El amor virginal — un afecto de todo corazón por el Cordero — era su actitud, entre tanto que el resto de los moradores de la tierra seguían a la bestia. Ellos experimentaron una separación completa e inexplicable de sus pecaminosos contornos. Eran almas vírgenes, revestidas de pureza inmaculada. Seguían al Cordero. Estar cerca del Cordero en el monte de Sión era la recompensa apropiada por su lealtad a El mientras estaban en la tierra. Por todos lados los rodeaban aquellos que habían andado tras la bestia y su falso profeta, pero la obediencia de los 144,000 era tan completa e indudable como su absoluta separación del mundo. Habiendo seguido al Cordero en su rechazo, ahora participan de su reino. El verbo "siguen" está en el tiempo presente, lo que indica una obediencia incesante. Eran las primicias. Si bien es cierto que aquí se usa un lenguaje similar al que se usa en cuanto a la iglesia, no debemos confundir las "primicias" aquí mencionadas con los redimidos que formarán la nueva creación. "Primicias para Dios y para el Cordero" son palabras del reino, no meras palabras de salvación. Por haber sido "redimidos de entre los hombres", estos 144.000 constituyen una compra simbólica — una prenda — de entre los hombres para el reino de los cielos sobre la tierra. Ellos representan una demostración de lo que será la cosecha plena y final. Eran sinceros. En varias versiones antiguas se lee la palabra "falsedad" en el versículo 5, "Y en sus bocas no fue hallada mentira." Las falsas maravillas y las mentiras caracterizarán los días del anticristo. "La mentira" (que Satanás es dios y que la bestia es su cristo y que por lo tanto debe ser adorada) fue aceptada generalmente, pero en las bocas de los 144.000 no fue hallada ninguna mentira. Ellos eran veraces en palabra y en hechos. A pesar de la más feroz persecución, confesaron al verdadero Mesías (1 Juan 2:21-27) y permanecieron fieles a su Palabra. Eran sin mancha. En su conducta externa y en su modo de ser ante los hombres, estos santos eran sin falta alguna en la tierra. Varias versiones omiten las palabras "delante del trono de Dios". Este apropiado y condensado epítome de su carácter y de su vida práctica se refiere a su vida sobre la tierra. Se negaron a acatar los edictos de la bestia en lodos los aspectos. En lo que respecta a la sinceridad de su fidelidad al Cordero, no tenían defecto alguno. No es que fueran absolutamente intachables en sí mismos; sin embargo, así fueron reconocidos sobre la base de la justicia del Cordero, el único en quien ellos confiaban y a quien seguían y servían con toda fidelidad. ¡Cuánta alegría les da este remanente a Dios y al Cordero! 2. El primer ángel y su Evangelio (14:6, 7) Ahora llegamos al testimonio público de Dios por medio de seis ángeles contra el reino del anticristo y en relación con el inminente juicio que éste se merece. La expresión "otro ángel" implica una nueva escena en este drama revelador, cuyos acontecimientos coinciden con la aparición de cada ángel (7:2; 8:3, 13; 10:1). Este ángel-evangelista en particular fue visto "por en medio del cielo", lo cual significa que fue visto y oído por toda la gente de la tierra. Otro ángel había sido visto anteriormente volando "por en medio del cielo" (8:13) y anunciando ayes, mientras que éste anuncia gozo. Este ángel que volaba por en medio del cielo era un mensajero de misericordia y manifestaba la gracia en medio del juicio. Representaba el último llamado al arrepentimiento para los que moran en la tierra. A. Un anuncio feliz No debemos olvidar que este ángel no viene proclamando condenación sino Evangelio, lo cual significa buenas nuevas. Anuncia las buenas nuevas del sempiterno reino de Cristo, el cual empezará inmediatamente después del juicio sobre las fuerzas del mal (anunciado como inminente en 14:7). Mientras que por una parte los predicadores humanos del Evangelio del reino serán judíos convertidos, por la otra, habrá también ángeles que serán comisionados para llevar a todos los rincones de la tierra providencialmente la declaración de las buenas nuevas durante los últimos días de la semana profética. En un lenguaje inconfundible, este poderoso ángel apremia a todos los humanos para que se aparten de la bestia y vuelvan a Dios. La hora del juicio divino ha llegado y los hombres deben

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arrepentirse de su crasa idolatría si no quieren sufrir la ira de las copas. Aquí nos encontramos con un llamado urgente a temer a Dios, lo cual es el principio de la sabiduría, y a darle gloria a El en lugar de dárselas a la bestia y a su imagen. El Creador de todas las cosas reclama por última vez la adoración. Así como la raza humana se describe en cuatro fases — naciones, tribus, lenguas y pueblos — así también la creación es designada aquí en cuatro términos: cielo, tierra, mar y fuentes. B. Una gran audiencia El ángel que volaba en medio del cielo predicaba su evangelio sobre toda la tierra y toda clase de gente escuchaba su mensaje. No se nos dice, sin embargo, si hubo algún tipo de respuesta al llamado angelical. Nuestro Señor declaró que algunos estarían tan aba ndonados en su rechazo de Dios que no creerían ni aun cuando alguien se levantara de los muertos y fuera a ellos con un mensaje de gracia. Un gran predicador como Noé tuvo poco éxito en que las multitudes se percataran del juicio que vendría. Los humanos, absortos en sus propias cosas, siguieron viviendo en sus maneras corruptas hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. 3. El segundo ángel y la caída de Babilonia (14:8) La prominencia de los ángeles en este capítulo indica que ellos desempeñan un papel de primera importancia en la economía u orden providencial y gubernamental no sólo antes, sino también durante el reino milenial de Cristo. En 14:8 aparece un prefacio de los acontecimientos que están a punto de ocurrir. Este es un anuncio preliminar y preparatorio del juicio descrito en los capítulos 17 y 18. La destrucción de Babilonia es celebrada en el cielo, donde el juicio se considera como ya consumado. La intensidad de las palabras en la repetición "ha caído, ha caído" no es un mero hebraísmo, sino habla de un doble juicio. Babilonia va a ser destruida no sólo como sistema, sino también como ciudad. La expresión "ha caído" considera la caída de Babilonia como una destrucción segura. Desde el punto de vista del cielo. Babilonia ya ha caído, aunque su destrucción real no ha ocurrido todavía. El babilonianismo, como lo demostraremos detalladamente más tarde, representa un vasto sistema que esclaviza a los cristianos profesantes. Está caracterizado por el orgullo mundano, la idolatría y el adulterio espiritual. La razón por la cual cae Babilonia se expresa en estas palabras: "Porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación." El vino de la ira de Dios es la consecuencia de esta fornicación de Babilonia. Debido a que ella ha embriagado a las naciones con el vino de su fornicación, ella misma será embriagada con el vino de la ira de Dios. Aquí se nos da el cumplimiento final de Isaías 21:9: "Y he aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo: Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra." William Neweil dirige su atención hacia los tres distintos elementos de esta terrible frase: vino, ira y fornicación. El vino de Babilonia: "Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos, se aturdieron, por tanto, las naciones" (Jeremías 51:7). La ira de Babilonia: "Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío" (Jeremías 25:15). ^fornicación de Babilonia: "Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites" (Apocalipsis 18:3). Los reyes de la tierra han cometido fornicación con ella. La ardiente ira de Dios, reservada a través de los siglos, está ahora a punto de desatarse sobre la corrupción acumulada. 4. El tercer ángel y la condenación (14:9-12) La terrible condenación para los adoradores de la bestia, tal como se anuncia en estos versículos, es temible en extremo. Un juicio inigualable en su severidad, y en proporción con las maldades y la horrenda iniquidad que se ha practicado abiertamente, está ahora a punto de

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derramarse. Con gran voz, este tercer ángel anuncia el interminable tormento que han de sufrir todos aquellos que han seguido a la bestia. A. La adoración de la bestia En seis distintas partes del Apocalipsis se describe la adoración de la bestia, el diablo encarnado, como dirigida a su imagen. Cristo vino como "el resplandor de su gloria (de Dios), y la imagen misma de su sustancia" (Hebreos 1:3). Pero ahora les sobrevendrá un tormento inagotable a todos los que han escogido deliberadamente al falso cristo de Satanás, quien ordenaba a todas las gentes de la tierra que adoraran a su imagen. Esta retribución justa e inevitable tendrá que ser individual. La justicia retributiva será aplicada por igual a cada una de las personas que han seguido a la bestia y que llevan su marca. B. La ira de Dios No será permitida ninguna circunstancia de alivio. Con una fuerte voz, para que todos puedan oírlo, el ángel declara que el derramamiento de la ira va a ser sin ninguna mezcla. A. R. Fausset escribe: "El vino era mezclado con agua con tanta frecuencia que en griego se usa la expresión 'mezclar vino' en igual sentido que 'echar vino'; pero este vino de la ira de Dios no se diluye; no hay ni una gota de agua que pueda enfriar su calor. Nada de gracia o esperanza se mezclará con él. Esta terrible amenaza puede elevarnos sobre el temor a las amenazas de los hombres. Esta copa de vino puro ya ha sido mezclada y preparada para Satanás y los seguidores de la bestia." C. El lamento de los condenados El fuego y el azufre son símbolos de una inefable angustia (Isaías 30:33; Apocalipsis 20:10) y este castigo eterno va a ser aplicado a los impenitentes o no arrepentidos. "El azufre," dice William Neweil, "es la sustancia más terrible. . . en su acción sobre la carne humana, en el tormento que produce al tener contacto con el cuerpo. Cuando se combina con el fuego, el azufre es una absoluta agonía, una angustia indescriptible. Y ese es su propósito, porque esa será la ejecución de la venganza divina ilimitada." El tormento eterno de los adoradores de la bestia queda descrito en el terrible lenguaje de 14:11: "El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos." Se hace mención ahora de una multitud entera: "su tormento." La angustia será continua e interminable. La expresión "por los siglos de los siglos", con el sentido de "edades eternas", se usa en el Apocalipsis para hablar de: La existencia eterna de Dios (4:9, 10; 5:14; 10:6; 15:7). La gloria eterna del Cordero (5:13). El reino eterno de los creyentes (22:5). El castigo eterno del diablo (20:10). El castigo eterno de los perdidos (14:11). Para aumentar el dolor de los atormentados, existe el hecho de que no tendrán "reposo de día ni de noche". No podrán morir ni dormir. Habrá tormento para ellos día y noche (20:10); no podrán buscar tregua ni alivio a su angustia. Tan interminable horror y tan incesante agonía aturden nuestra comprensión. ¡Que Dios nos dé gracia y poder para persuadir a los pecadores para que se libren del inevitable y eterno castigo que aguarda a todos los que no están cubiertos con la sangre del Cordero! Sumándose al horror sentido por los inicuos, está además el hecho de saber que los santos ángeles y el Cordero los están observando. Esto intensificará lo repugnante que resultará la maldición. Estos testigos santos que presenciarán los tormentos de la condenación no estarán regocijándose acerca de los sufrimientos por los que pasarán los condenados. Su presencia allí solamente indicará la terrible y santa aprobación de la sentencia divina. Los santos ángeles, una vez testigos de los espantosos actos de maldad de la bestia y sus seguidores, ahora presenciarán la venganza de Dios. Cada una de las personas atormentadas estará consciente de que los ángeles están observando su angustia. También los observará el Cordero, a quien ellos una vez menospreciaron y cuya sangre rechazaron perversa y maliciosamente. La asociación de los santos

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ángeles con el Cordero indica que operan conjuntamente en la ejecución de la venganza del Dios santo. D. El bienestar de los santos En contraste con los rebeldes que se han buscado su propia condenación tenemos a los pacientes escogidos de Dios, quienes claman ser librados del adversario (Lucas 18:1-8). La doble marca del remanente fiel en un período de inigualable tribulación es el guardar los mandamientos de Dios y mantenerse en la fe de Jesús. Ahora su fe y su paciencia son recompensadas abundantemente. 5. El cuarto ángel y su bienaventuranza (14:13) ¡Qué agradable alivio el que trae esta bienaventuranza! Viene como una tregua en medio de tanto juicio y tormento. Nos detenemos y respiramos aire fresco después de que se nos ha revelado tan indecible tormento. Pero tan pronto como dejamos esta bella descripción del eterno reposo de los santos, nos encontramos nuevamente en la terrible atmósfera de ira y venganza. La meditación de Juan fue interrumpida por la orden de escribir. La bienaventuranza de los fieles debía ser registrada y conservada para siempre. Lo que el apóstol dejó escrito, debe ser atesorado en el corazón. La orden de escribir se repite doce veces en el Apocalipsis para indicar que todas las cosas a las cuales este libro se refiere son asuntos de gran importancia. Aunque el mensaje que Juan escuchó tiene aplicación para todos los santos, tiene una relación muy especial con aquellos que han de ser martirizados por su fe. En muchos manuales para ceremonias fúnebres se da este alentador versículo como uno de los pasajes escritúrales apropiados para la recitación en el sepelio de los cristianos. Sin embargo, en esta bienaventuranza se tiene en consideración una clase especial de santos mártires en un período particular de la historia humana. "De aquí en adelante" es una expresión que indica un fin inminente, y que se está a punto de entrar a la bienaventuranza expresa. El tema central es el martirio bajo la bestia. Todos los que mueran en el Señor, es que estaban dispuestos a morir por el Señor. Pero después de todas estas torturas que sólo la bestia es capaz de inflingir a aquello s que no le quieran rendir adoración, vendrá el descanso. Llegará a través de la muerte. Para los adoradores de la bestia no habrá descanso de día ni de noche; en cambio, para los que sean fieles hasta la muerte, habrá vida y descanso eterno. El descanso de los trabajos, de las preocupaciones y de la oposición satánica no incluye el descanso de la actividad para aquellos que pasan del martirio al cielo. El lugar de descanso no será un lugar de pereza, sino que ofrecerá la forma más sublime de servicio espiritual. Todos los creyentes que no tienen oportunidad de trabajar aquí o que no son apreciados en su servicio cristiano aquí en la tierra serán ampliamente utilizados por el Señor en el cielo. 6. El quinto ángel y la siega (14:14, 15) El Armagedón está a punto de empezar y se nos da aquí un breve resumen que es amplificado en los capítulos que siguen. Para introducir este pasaje, Walter Scott escribe: "El juicio divino está a punto de barrer a la inicua tierra con la escoba de la destrucción para limpiarla del mal. La siega y la vendimia son figuras familiares empleadas para expresar las últimas operaciones de Dios. La primera representa el juicio por discriminación; la segunda se refiere a la ira indiscriminada. En la siega, el trigo es separado de la cizaña. En la vendimia, la cizaña queda sola en la escena profética y es sujeto de la justa venganza del Señor." A. El segador de la cosecha El segador celestial a quien Juan vio, no cabe duda de que era el Señor Jesucristo, quien es designado aquí como "el Hijo del Hombre". Bajo este título es como Cristo trata con el estado de cosas que hay sobre la tierra y juzga a los inicuos (Mateo 25:31-33; Juan 5:22-27). Debido a su relación con la raza humana, Cristo pone en ejercicio todas aquellas características que lo capacitan para el dominio universal. Para introducir la visión del segador, Juan utiliza otro "he aquí", ya que está a punto de tratar sobre asuntos de interés especial. El primer objeto en atraer la atención del apóstol fue una nube

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blanca, lo cual es algo muy familiar en las tierras mediterráneas. Esta nube era similar a la nube resplandeciente de la transfiguración de Cristo (Mateo 17:5). Las nubes simbolizan la presencia divina (Ezequiel 10:4; Apocalipsis 10:1). El color blanco constituye un color prominente en Apocalipsis e indica la pureza y la absoluta justicia del segador en sus acciones. El Creador de todas las nubes está sentado sobre una nube blanca. Con una nube como carroza, el Señor se dirige a su cruel tarea. El estar sentado sobre lo blanco sugiere calma y juicio deliberativo. Con la debida precisión, el segador recoge su cosecha. La corona de oro que lleva sobre su cabeza es una guirnalda de victoria, y no su diadema de Rey. La victoria completa de Cristo se describe en detalle en 19:11-21, cuando muchas coronas ceñirán su frente. Su dignidad y sus derechos reales son sugeridos por sus coronas de oro — "como coronas de oro" (9:7) — pero la corona de oro de Cristo expresa la justicia divina en sus acciones victoriosas y no se trata de meras imitaciones de coronas. El hecho de que estas coronas le son conferidas por Dios, hace que ejerza autoridad real. La aguda hoz que está en la mano del segador celestial es un símbolo de sus derechos sobre la siega. La ley mosaica ordenaba: "No aplicarás hoz a la mies de tu prójimo." Cristo con su hoz quiere decir que El segará el campo sobre el cual tiene autoridad. Lo "agudo" de la hoz indica que la acción de la siega será hecha de prisa y será completa. Es muy significativo que el emblema nacional de la Unión Soviética esté formado por el martillo y la hoz, los cuales está usando con temible eficacia para recoger una gran cosecha para el credo ateo del comunismo. Pero Dios usará su martillo — su Palabra (Jeremías 23:29) — para aplastar las hordas de la confe deración del norte (Ezequiel 38; 39; Apocalipsis 19:15). Entonces su hoz recogerá una siega de juicios. Otro ángel, distinto de los que ya han sido mencionados, sale del templo y llama a acción inmediata al segador. Este ángel no le da una orden al Hijo del Hombre, sino que es solamente un mensajero que anuncia al Hijo la voluntad del Padre Dios, en cuyas manos están los tiempos y las sazones. Todo el tiempo había estado esperando Cristo este mensaje, y ahora lo escucha (Hebreos 10:12, 13; Salmo 2:7-9). Dios comienza a actuar y el ángel sale del templo; el Segador del juicio está a punto de invadir la tierra. El templo y el trono, términos usados con mucha frecuencia en Apocalipsis, representan la presencia y la autoridad de Dios. B. La cosecha madura El Hijo del Hombre actúa con presteza, porque la cosecha está madura, "más que madura" o "seca". William Neweil nos dice: "La palabra griega usada aquí es la misma que se usa para la higuera de Marcos 11:20; mientras que en Lucas 23:31 se usa la forma adjetival: '¿En el seco, qué no se hará?' refiriéndose a lo terrible de los últimos días de Israel." "La hora de segar ha llegado" es una terrible declaración que nos hace retroceder a los profetas del Antiguo Testamento, quienes nos describen el tiempo de la siega de los obreros de iniquidad, ya maduros al final del período del dominio gentil. Joel 3:13 dice: "Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos." Esto solo puede indicarnos que la mies madura no son los santos salvos, maduros para la gloria, sino los impíos, quienes están ya listos para el juicio. C. Los segadores de la cosecha Cinco palabras son suficientes para describir el terrible fin de todo aquello en lo cual se ha gloriado el hombre: "Y la tierra fue segada." ¡Qué siega! Esta es la temible segunda venida del Rey de reyes en el gran día de su ira. El Hijo del Hombre usa a los ángeles como segadores directos (Maleo 13:39), y ellos actúan con rapidez y presteza en su tarea de segar. Un proceso de separación tiene lugar: se observa la discriminación entre el trigo y la cizaña y entre los peces buenos y los malos. No se habla de una ejecución de castigos en esta siega, porque eso se llevará a cabo durante la vendimia. En esta siega se verificará un proceso de juicio discriminativo, previo al establecimiento del reino.

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Aunque se describen como un solo acto de segar, escos acontecimientos tienen lugar durante un período considerable y emplean varios agentes de parte de Dios. 7. El sexto ángel y la vendimia (14:17-20) Hay dos ángeles en la visión de la viña de la tierra y su juicio. En 14:17 tenemos al ángel del templo con su hoz aguda. En relación con la descripción que se da sobre el Hijo del Hombre en 14:14, este "ángel de venganza" significa la asociación de los ángeles con Cristo en su obra judicial. Y así es como tenemos al "ángel que sale del altar" (14:18). Qué clase de altar sea éste, no se dice. Sí representa al altar de bronce (el altar de los juicios), entonces la idea que se quiere dar es el juicio puro, no mezclado: el juicio divino sobre la viña de la tierra (Deuteronomio 32:31-35). Pero si este altar está representando aquí el altar del incienso (8:3-5; 9:13), entonces tiene un significado diferente. Fue sobre este altar donde se ofreció el incienso acompañado de las oraciones de los santos, lo cual trajo los terribles juicios de Dios sobre sus enemigos. El clamor de las almas de los que habían sido martirizados y que estaban debajo del altar (6:9) va a ser contestado completamente ahora. El falso profeta hizo grandes maravillas e hizo caer fuego del cielo, pero ahora el ángel del altar, que tiene poder sobre el fuego, sale y se dirige hacia los inicuos de la tierra. La cizaña será lanzada ahora al horno de fuego (Mateo 13:40-42). El recipiente del juicio es "la viña de la tierra", porque sus uvas no fueron lo que el Creador esperaba, considerando todo el cuidado con el cual El la cultivó. La expresión "viña de la tierra" cubre el sistema religioso en su totalidad durante la visitación venidera de la ira de Dios. Las uvas de la apostasía mundial son "uvas silvestres". Al gran lagar de la ira de Dios deberán ser lanzados los apóstatas judíos y también los apóstatas gentiles. Este es el día de la venganza de nuestro Dios y no habrá esperanza de misericordia (Isaías 63:1-3; Jeremías 25:15, 16;Joel 3). Cristo, la verdadera viña, trata directamente con las uvas de iniquidad producidas tras siglos de cultivo y cuidado. Dichas uvas están completamente maduras para ser quemadas. La frase "las uvas están maduras", tal como se usa en 14:18 significa "han llegado a su colmo". La expresión "fuera de la ciudad" indica la esfera donde será derramada la plenitud de la venganza de Dios. Jerusalén es la ciudad, y el valle de Josafat (donde se verificará la batalla de Armagedón) queda inmediatamente fuera de la ciudad. "Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión" (Joel 3:14). "Fuera de la ciudad" también puede implicar que el escenario del derramamiento de la sangre de Cristo y de su pueblo será el mismo donde se verificará el juicio divino sobre todos los que rechazaron a Cristo. Hay algo terriblemente repulsivo en la descripción que nos da Juan acerca de que los ríos de sangre humana llegan hasta los frenos de los caballos, por una distancia de casi trescientos kilómetros. La frase "del lagar salió sangre" es un lenguaje simbólico que describe la terrible matanza de los inicuos cuando el Señor los aplaste en su furia. Cuando Dios manifieste su poder, aplastará vastas multitudes, reduciéndolas a una pulpa sangrante. La bestia y el falso profeta juntamente con todos sus engañados seguidores y adoradores serán exterminados para siempre. En la actualidad, cuando observamos el movimiento de ejércitos contrarios, nos parece como si el oriente estuviera preparándose para convertirse muy pronto en un importante teatro de guerra. Alrededor de Israel se están reuniendo gigantescas fuerzas militares. ¿Es esta conglomeración de poderes un anticipo de lo que sucederá cuando el Libertador de Israel aplaste a todas las naciones de la tierra que estén involucradas en la batalla? Sin lugar a dudas, la tierra está llegando a su punto de maduración para la vendimia de Dios en su forma más fuerte. A medida que nosotros observemos que ese día se acerca, se nos hace más imperativo que persuadamos a los pecadores para que huyan de la ira que vendrá. Hoy todavía estamos en el día de la gracia, y cada día que ésta se extienda debemos usarlo para rogarles a los incrédulos que nos rodean que se reconcilien con Dios.

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Las Siete Copas Apocalipsis 15:1 — 16:21

1 a Copa | La Ira de Dios | Las Arpas de Dios | La Gloria de Dios | 2 a Copa | 3 a Copa | 4 a Copa | 5 a Copa 6 a Copa | Las 3 ranas | La batalla de Armagedón | 7a Copa |Tres Símbolos de Ira | Las 3 partes de la Ciudad Ahora llegamos a dos capítulos de horror excepcional. Después de haber considerado a los instigadores de la horrenda iniquidad de la tierra, ahora llegamos a los terribles juicios de las copas. Están a punto de ser aplicados una serie de juicios severos y definitivos en una sucesión rápida y precisa. Como el pecado del hombre llegó a su punto máximo en el hombre de pecado, así ahora los juicios divinos van a descender del Dios de Justicia sobre la inicua tierra. Dentro de estos capítulos que tenemos por delante se encuentran los detalles concernientes a los juicios de Dios previos al gran día de su ira. Como lo veremos, el derramamiento de la séptima copa completa la ira de Dios. Luego sigue la ira del Cordero. Con relación a esta doble ira, William Neweil dice lo siguiente: "Recuerde siempre que Cristo debe venir personalmente al final y pisar el lagar solo, en su furor (Isaías 63:3-5). La ira de Dios es general, mundial y tiene como punto de mira la iniquidad del hombre y su idolatría. La ira del Cordero es particular, contra el anticristo y su rey y contra los ejércitos reunidos con el doble propósito de destruir a Israel como nación (Salmo 83:4) y hacer la guerra contra el Cordero... (Apocalipsis 19:19; Zacarías 12:10) para evitar que rescate al asediado Israel." Estos dos capítulos deben estudiarse juntos, porque proporcionan los detalles de lo que se dice en términos generales en las palabras introductorias de 11:18: "Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos..." En el capítulo 15 se nos da la preparación para las copas, pero en el capítulo 16 tenemos el derramamiento de las copas. La señal o milagro del capítulo 15 se extiende hasta el final del capítulo 16. De hecho, 15:1 es un resumen de todo lo que sigue. Los ángeles propiamente no reciben las copas sino hasta el 15:7, pero aquí en el versículo introductorio se ven anticipadamente como si ya las tuvieran. En esta gran maravilla que vio Juan encontramos la consumación de un trío de señales. La "gran señal" de la mujer (Israel) es presentada en 12:1. "Otra señal," la del dragón, el antagonista de Cristo se presenta en 12:3. Y aquí tenemos "otra señal en el cielo, grande y admirable". Las tres señales son vistas en el cielo, el lugar inmediato de la morada de Dios. Esta tercera señal (más solemne que las dos anteriores debido a su asociación con la ira de Dios sobre la bestia) es "grande" porque algo de trascendental importancia va a ser revelado. La palabra "admirable" indica que la paciencia divina ya se ha agotado, y que la terrible visitación de los juicios divinos está a punto de caer sobre los apóstatas de la tierra. Parece como si el contenido del capítulo 15 girara alrededor de tres expresiones muy fuertes: la ira de Dios (15:1, 7), las arpas de Dios (15:2) y la gloria de Dios (15:8). 1. La ira de Dios Los siete ángeles y las siete plagas constituyen el medio por el cual se expresa la ira de Dios. Esta expresión, "la ira de Dios," la cual aparece seis veces en el Apoca lipsis (14:10, 19; 15:1,7; 16:1, 19), es en realidad una frase terrible, que debería causar terror en los corazones de los no salvos que viven hoy en esta tierra. "Los siete ángeles" (diferentes de aquellos siete altamente honorables, relacionados con las trompetas) salen del templo (15:6), la residencia inmediata de Dios y de los ángeles. Del templo antiguo salían los sacerdotes como ministros de gracia. Pero ahora los ángeles emergen como ministros de juicio.

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"Templo" o "tabernáculo del testimonio" es una frase muy sugestiva. Para Israel esto representaba una garantía de la presencia de Dios con el pueblo, y de su providencia para con él. Pero ahora la santidad de Dios demanda el castigo de los malvados, y por lo tanto tenemos el "testimonio" de juicio, de acuerdo con la naturaleza de Dios, contra la bestia y contra todos los enemigos de su pueblo. David Brown dice: "El tabernáculo del testimonio surge a la vista aquí apropiadamente, porque la fidelidad de Dios está tomando venganza por su pueblo con juicios que están ya para ser ejecutados sobre sus enemigos. Necesitamos echar una mirada dentro del Lugar Santo para comprender los propósitos y los planes secretos de los rectos juicios de Dios." Los siete ángeles estaban vestidos en forma apropiada para el carácter justo de su misión y también para aparecer en la misma forma en que estaba vestido el Señor (1:13). Si comparamos esto con 19:8 nos daremos cuenta de que el lino puro es indicativo de justicia, mientras que el cinto de oro alrededor del pecho (no de los lomos) sugiere que la obra de juicio es compatible con la naturaleza santa de Dios. Las "siete plagas postreras" o "siete últimas plagas" sugieren algo definitivo y terminado; por lo tanto, la aparición de los siete es especialmente apropiada. Hemos l egado al ciclo Final de la visitación de los juicios. Por supuesto, las copas no constituyen el final de la ira divina, ya que caerán nuevos golpes de venganza cuando Cristo venga en persona (19:11-21). Lo que vemos aquí es la conclusión de los juicios providenciales de Dios. Estas copas se encuentran "llenas de la ira de Dios". "Llenas" significa completas o consumadas. Para Dios el futuro es tan cierto como si fuera ya pasado; así de firme en su cumplimiento es su Palabra. 2. Las arpas de Dios Este prefacio a los últimos juicios devastadores de Dios incluye una bella descripción de los mártires victoriosos que están con el Señor. El párrafo del 15:2 al 15:4 está repleto de victoria, alabanza y adoración. Las alabanzas corales del cielo están representadas por el arpa, la cual, con su combinación de notas profundas y solemnes y melodías tiernas y suaves, representa la alabanza y adoración a Dios (1 Crónicas 25:6). Las arpas de Dios (esto indica que los instrumentos, los músicos y los cantos son suyos) eran parte de los instrumentos del cielo, usados exclusivamente para la alabanza de Dios. Parece como si los dos grupos de arpistas cantores mencionados en 14:2 y 15:2 representaran la misma hueste victoriosa. La tribuna sobre la cual están de pie los arpistas es parecida a un mar de vidrio mezclado con fuego. En el mar de vidrio Walter Scott ve un estado inalterable de santidad, de pureza interior y exterior. El mar sugiere inmensidad y el vidrio sugiere una calma sólida y estable, una paz serena y permanente. Dice Wordsworth: "El mar de vidrio expresa tranquilidad y brillantez; y este mar celestial es de vidrio (4:6) para declarar que la calma del cielo no es como los mares de la tierra, encrespados por los vientos, sino que éste se halla cristalizado en una et ernidad de paz." Al describir a los mártires en pie sobre el mar de vidrio, se está sugiriendo que esta compañía de santos ya ha llegado a su reposo y a su nueva posición como vencedores y adoradores. El mar de vidrio mezclado con fuego introduce otro elemento. Estos santos han salido victoriosos de su terrible prueba. Tenemos tres enemigos a los cuales enfrentarnos: el mundo, la carne y el diablo. Pero estos músicos tenían un cuarto enemigo con el cual pelear: la bestia. Se alcanzó la victoria sobre la bestia, sobre su imagen, sobre su marca y sobre "el número de su nombre", y ahora ellos triunfan, porque su victoria es completa y definitiva. El canto que acompaña a las arpas tiene en sí un toque de gran poesía. Es un canto de victoria como el de Moisés des pués de cruzar el mar Rojo. Dos cánticos se combinan aquí: el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero. El cántico de Moisés es de triunfo sobre el mal por medio de los juicios de Dios. Este es un cántico que celebra la derrota de Faraón y sus ejércitos en el mar Rojo (Éxodo 15). (Este canto mosaico no debe confundirse con el canto profético de Deuteronomio 32:1-44.) El cántico de Moisés, aunque muy hermoso, solamente celebraba una redención terrenal. La gracia y gloria del canto que fue entonado en la orilla oriental del mar Rojo estaban asociadas con el poder sobre los enemigos de Israel en Egipto, a través de los juicios de Dios.

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El cántico del Cordero, en cambio, es de una naturaleza muy diferente. Este canto, dirigido por el Cordero como Capitán de nuestra salvación, lleva implicada la exaltación del Mesías rechazado, del Mesías sufriente. Al ser entonado por el remanente fiel y martirizado en medio del Israel infiel y apóstata, este cántico celebra a Dios y al Cordero de parte de aquellos que sufrieron pero que ahora se encuentran en el cielo. Al estudiar el contenido de este doble canto, nos damos cuenta de que en él se glorifica a Dios de varias maneras. En primer lugar son alabadas sus obras. La frase "grandes y maravillosas" se repite en 15:1, 3, para señalar la vindicación de la justicia de Dios de manera que El sea glorificado al final de sus tratos con los hombres. En el título divino combinado Señor Dios Todopoderoso tenemos una inmensa reserva de fortaleza y de consolación para los santos, pero de malos presagios para los enemigos de Dios. Los caminos de Dios son ensalzados como "justos y verdaderos" o "rectos y verdaderos". En el acto de castigar a sus enemigos. Dios actuará de acuerdo con su propia personalidad. El juicio equitativo será ejecutado por el "Rey de las naciones" (no "el Rey de los santos," como lo traduce RV). Algunas versiones traducen esta expresión como "el Rey de los siglos." El punto importante en la controversia del Señor con la tierra es dilucidar quién es el rey de las naciones. El o la bestia que es agente de Satanás. En la víspera del derramamiento de las copas sobre el reino de la bestia, los cantantes victoriosos alaban al Señor como el verdadero Rey de las naciones. La adoración a Dios también forma parte de este estupendo cántico. Las tres veces que aparecen las razones por la cuales el Señor debe ser glorificado se hallan en este mismo versículo: "Pues sólo tú eres santo," Los cantores, de pie sobre el mar de vidrio, celebran la santidad de Dios. Le temen y lo glorifican como el único digno de ser llamado santo. La bestia se había puesto a sí misma como dios, pero el coro de victoriosos escogió la santidad frente a este mundo lleno de pecado, y ahora se encuentran donde reina la verdadera santidad. "Por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán." Los juicios de Dios llenarán de temor a sus enemigos. Anticipándose al dominio universal del Señor, los santos se dedicarán a celebrar con regocijo el reconocimiento universal de la supremacía divina. Aquí vemos que tiene lugar el cumplimiento definitivo de profecías tales como Salmo 148; Isaías 2:2-4; 56:6, 7; Zacarías 14:16, 17. "Porque tus juicios se han manifestado." Otra traducción dice: "Porque tus justicias han sido manifestadas." El plural "justicias" indica la manifestación de los actos justos de su juicio. Puesto que El es justo, aun mientras está aplicando juicio y venganza, debe ser glorificado. Estas son palabras verdaderamente bellas, que son expresadas por aquellos que han pasado a través de los horrores de los tormentos de la bestia. Al comentar esta excepcional escena, F. B. Meyer dice: "Aquellos que existieron bajo la dispensación de Moisés, los seguidores del cordero en la presente dispensación, y con ellos todas las almas de los santos que han vencido, constituirán un inmenso coro. Pero por más que escudriñe el cántico de Moisés, no se encontrará en él ni siquiera una nota que se iguale con éste en sublimidad. Aquí tenemos a los santos de Dios, que han aprendido a distinguir y apreciar lo bueno de la justicia y de una conducta y gobierno santos, capacitados por su posición ventajosa en relación con la eternidad para considerar la historia completa del programa divino, adorándolo a El como el Rey de los siglos, y reconociendo que todos sus caminos han sido justos y verdaderos. ¡Qué confesión! ¡Qué reconocimiento!" 3. La gloria de Dios La última sección de este interesante capítulo (15:5-8) es introducida por otro "he aquí" (omitido por algunas versiones). Este párrafo empieza con la morada de Dios y concluye con la gloria de Dios. Como todo el contenido del párrafo está relacionado con la gloria de dios, examinemos estos versículos teniendo esto en cuenta.

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William Neweil opina a favor de un templo real de Dios en el cielo, pero nosotros creemos que la palabra "templo" es usada debido a lo que representa simbólicamente; es decir, el lugar de la morada de Dios, en donde se le debe buscar y adorar. Del templo salen los siete ángeles, los cuales tienen las siete plagas, la última visitación de juicios de parte de Dios sobre las naciones. El hecho de que uno de los seres vivientes les haya entregado las copas a los ángeles indica que estos seres vivientes son los ejecutores del gobierno judicial de Dios. Por estar "llenas de ojos", estas magníficas criaturas poseen un profundo entendimiento acerca de los propósitos de Dios y por lo tanto preparan a los ángeles para la ejecución de los temibles acontecimientos. Se ha indicado que hay tres pasos en la operación de los juicios de Dios: 1. Los ángeles reciben órdenes y vestiduras adecuadas en el ^ santuario (15:6). 2. Reciben las copas llenas de la ira de Dios de parte de uno de los seres vivientes (15:7). 3. No pueden dar ni un paso en el proceso del juicio hasta que Dios les da la orden de hacerlo (16:1). Todo esto sugiere que las obras y los caminos de Dios aun en la aplicación de sus juicios son realizados con calma y mesuradamente. Y es esto precisamente lo que nosotros esperaríamos de Dios, quien "vive por los siglos de los siglos." Es el Dios eterno quien está a punto de inundar la inicua tierra con las plagas de su ira. Nunca debemos olvidar que Él es glorificado tanto en juicio como en gracia. Antes de dejar este capítulo preparatorio, se nos introduce a la cortina de humo de Dios que lo cubre todo en el santuario momentáneamente. El humo, por supuesto, es un símbolo de la presencia de Dios (Éxodo 19:18; Isaías 6:4). Nadie podía entrar en el templo debido a la presencia de Dios en la manifestación de su gloria y poder durante la ejecución de los juicios de las copas. El humo de la gloria y el poder de Dios llenaba el templo. Moisés no podía entrar al tabernáculo del testimonio (ni los sacerdotes podían entrar en el templo) cuando se manifestaba la gloria del Señor (Éxodo 40:34, 35; 1 Reyes 8:10, 11). Lo que vemos aquí no es la gloria misma, sino humo que provenía de la gloria. No es que el incienso haya llenado el templo, sino él humo que es la gloria de Dios manifestada enjuicio. Ciertamente, en torno a esta escena completa que llena nuestros corazones de temor, hay una finalidad. Dios está a punto de tratar con los rebeldes de la tierra. El versículo inicial del capítulo 16 es rico en significado. En primer lugar está la "gran voz del templo", la cual ha sido interpretada de varias maneras. Es posible que se trate de la voz de Dios, ya que nos trae a las copas de la ira de Dios. Cristo no es mencionado sino hasta después de que Dios haya ejecutado personalmente sus juicios. Como lo hemos señalado con anterioridad, el Apocalipsis es el libro de las voces y siempre que se encuentra una "voz" esto implica una comprensión inteligente del asunto en cuestión. Leemos acerca de una gran voz, sonora y fuerte. Tales adjetivos describen el carácter de la voz y también la naturaleza de lo que anuncia. Aquí la gran voz sale del templo, del lugar santísimo. Debido a que la santidad de Dios demanda la ejecución de los juicios sobre este mundo apóstata, la ira de Dios arde furiosamente: "Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios." Un mandamiento muy diferente provino de Cristo cuando El estaba a punto de dejar a los suyos: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." Pero ahora la gracia es retirada. Ya no se habla más de la copa de salvación sino de la copa de la ira de Dios. Pentecostés fue testigo del derramamiento del Espíritu Santo, y con tal efusión vino la manifestación de las bendiciones. Pero ahora hemos llegado a otro tipo de derramamiento: el enojo puro está ya a punto de descender sobre la tierra. La plenitud de la ira divina es vaciada en cada una de las copas, las cuales en su debido orden serán derramadas sobre este mundo pecador. El clamor del remanente judío sufriente es contestado en las siete plagas terribles que están por caer: "Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su infamia con que te han deshonrado, oh Jehová" (Salmo 79:12).

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En las copas de oro podemos vislumbrar de nuevo el furor de Dios. La palabra de donde viene el término "copas" es "tazones" o "redomas" y representa los recipientes redondos que se usaban en el santuario, donde eran llenados con el incienso fragante. Ahora los recipientes consagrados para uso y servicio del templo están llenos con la justa ira de Dios y son dedicados al juicio. Y la forma de la boca de estos tazones permite que su contenido sea derramado todo de una vez, lo que indica la asombrosa rapidez de los ayes. 4. La primera copa — sobre la tierra (16:2) Hay algo muy expresivo en relación con la ejecución de estas siete plagas. Las copas en su totalidad implican acción violenta. Con un leve ataque destruyen el reino de la bestia, la cual se había investido a sí misma con el poder mundial. La destrucción repentina les sobrevendrá a la bestia y a sus adoradores y no escaparán. Los juicios de las trompetas estarán limitados más o menos al mundo romano, pero los juicios de las copas cubrirán toda la tierra y constituirán la guerra total de Dios sobre el mundo. Las trompetas son la respuesta de Dios a Satanás, cuyo imperio será aplastado. Durante las trompetas, el poder de Satanás es desatado para alcanzar nuevos objetivos. Durante las copas, en cambio, es Dios quien desata su poder para concluir con su cruel operación. A los ángeles se les otorga el control directo sobre todas las fuerzas de la naturaleza y ellos a su vez ejecutan el juicio que está escrito. En la primera copa o tazón de ira vemos una plaga muy parecida a la sexta plaga egipcia (Éxodo 9:8-12), la cual fue la primera plaga en afligir los cuerpos de los egipcios. David Brown recalca: "La razón por la cual la sexta plaga egipcia viene a ser la primera aquí es porque fue dirigida contra los magos egipcios Janes y Jambres para que no pudieran competir contra Moisés; de la misma manera esta plaga es enviada sobre aquellos que en la adoración de la bestia habían practicado hechicería. Puesto que se sometieron a la marca de la bestia, ahora también deberían llevar la marca de la venganza de Dios." En conexión con esto, nos preguntamos si acaso la "úlcera maligna y pestilente" no afectará el lugar exacto del cuerpo donde los hombres llevaban la marca de la bestia, es decir, la frente y la palma de la mano. "Los sufrimientos físicos indudablemente se sumarán a la angustia sufrida por los hombres, pero la característica principal y predominante será lo judicial, lo que tendrá que ver con el alma y la conciencia, un sufrimiento que excede en gran manera a cualquier aflicción física." ¡Pero seguramente no podrán huir de las úlceras reales: heridas malignas, pestilentes y supurantes! La palabra traducida "úlcera" significa una fea llaga que supura en una forma terriblemente maloliente. En Éxodo 9:8, Moisés y Aarón esparcieron las cenizas de un horno hacia el cielo a la vista de Faraón, y descendieron sobre hombres y animales en forma de horribles llagas. Tanto aquellas plagas como éstas deben ser interpretadas literalmente, como se prueba por el hecho de que las terribles heridas de la primera copa todavía atormentaban a los hombres durante la quinta copa, la de la oscuridad, donde leemos "dolores y úlceras" (16:11). Estas llagas no curadas implican desesperación y espanto. Estas heridas son incurables (Deuteronomio 28:27, 35) y deberán ser sufridas como un anticipo de las angustias del infierno. 5. La segunda copa — Sobre el mar (16:3) Una característica sobresaliente de las copas es que no sólo se parecen a las plagas de Egipto, sino también a las plagas de las trompetas. Con las copas, sin embargo, no existe la limitación de juicio, como con las trompetas. En esta segunda copa de ira se nos da el cuadro de un hombre asesinado en medio del charco formado por su propia sangre. El mar y todo lo que está en él se convirtió en sangre, "como de muerto". Bajo la tercera trompeta, sólo la tercera parte del mar se convirtió en sangre (8:8), mientras que aquí la destrucción no es parcial sino completa. Cuando los juicios se hayan terminado, solamente quedarán unos pocos humanos vivos para entrar en el milenio. Debido a que el mar cubre la mayor parte de la tierra, esta será una plaga que extenderá su poder mortífero universalmente. La bestia hizo derramar sangre en abundancia, lo cual es la

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marca distintiva de la muerte. Pero esa sangre de mártires es ahora vengada. La bestia está empezando a cosechar todo lo que ha sembrado. ¡Sangre por sangre! Faltan palabras para describir lo terrible que será que millones de animales del mar mueran y cubran la superficie de los océanos. La hediondez será desesperante. ¡Con todos los animales del mar muertos, qué putrefacción y enfermedades podrá contener semejante mar empapado en sangre! 6. La tercera copa—Sobre los ríos (16:4-7) El tercer ángel, que preside las aguas, derrama su copa sobre los ríos y las fuentes de agua. Es decir, las fuentes del mar. Todas las fuentes del progreso y del bienestar nacional caen en crisis, ya que el comercio y la vida en general dependen en gran manera de ríos, canales y corrientes. Rechazamos la aplicación totalmente simbólica de "ríos" como si se refiriera a la vida ordinaria de una nación caracterizada por principios de gobierno conocidos y aceptados, y "fuentes de agua" como las fuentes de prosperidad y bienestar convertidas en sangre (moralmente contaminadas). Sostenemos que el ángel guardián que controla las aguas las contamina instantáneamente. Dos ángeles se combinan en esta declaración de los juicios rectos, recíprocos y retributivos de Dios. Primero, el ángel de las aguas (16:4) usa el lenguaje peculiar que describe la eternidad de Dios: "El que eres y que eras." Como Dios es justo, nunca descuida en el menor grado la medida correcta de la más estricta justicia. Los apóstatas han derramado la sangre de los santos y de los profetas, pero ahora opera la justicia retributiva al hacer que los asesinos del pueblo de Dios beban agua hecha sangre. Una condenación terrible es la que se merecen. Son dignos de una muerte terrible, la cual les viene ahora como un anticipo de lo que será la muerte segunda en el lago de fuego. El segundo ángel es descrito como el ángel que sale del altar (16:7). Más propiamente, es el mismo altar el que habla; "que sale" es una frase omitida en los mejores manuscritos. Podríamos traducir esta oración: "También oí al altar (personificado) que decía." Sobre este altar se han ofrecido las oraciones de los santos, presentadas a Dios, y debajo de él están las almas de los mártires clamando venganza sobre sus enemigos y los enemigos de Dios. De esta manera el ángel y el altar, que representan la totalidad del cielo, están de acuerdo en que los juicios de Dios son justos y verdaderos. Todos los que se encuentran dentro del templo celestial están de parte de Dios mientras El actúa como el gran Vengador por los suyos. Los lamentos desde los altares desde el tiempo de Abel en adelante son vindicados ahora para siempre jamás (Mateo 23:35). 7. La cuarta copa — Sobre el sol (16:8, 9) Bajo la cuarta trompeta se obscurece la tercera parte del sol (8:12), pero aquí el poder abrasador del sol es intensificado. Le fue dado poder al sol para quemar con gran calor. Esto va a ser cuando Dios libere su bomba H. No interpretamos al sol simbólicamente en este pasaje (como la autoridad gobernante suprema, representada por el mundo romano revivido), sino como el mismo sol natural, de cuyo calor nada escapa (Salmo 19:1-6). Puesto que Dios tiene control sobre todas sus obras creadas, Él intensifica el calor del sol y por ese medio causa una terrible mortandad. El profeta Joel, al describir el día grande y terrible del Señor, declaró: El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor (Joel 2:10). Bajo la primera trompeta, los árboles y la hierba verde fueron quemados, pero ahora Dios aplica su castigo abrasador a los cuerpos de los hombres. ¿Podemos imaginar la terrible angustia que experimentarán las multitudes mientras son quemadas por este gran calor? "Y los hombres se quemaron con el gran calor." Es decir, los que se mencionan en 16:2, de quienes se dice que tenían la marca de la bestia. Así como ocurrió con las plagas de Egipto, también en estos juicios el pueblo de Dios será inmune. En la misma forma en que los tres jóvenes hebreos fueron preservados mientras permanecieron en el horno ardiente, así el remanente fiel será guardado por Dios (Apocalipsis 7:16; Daniel 3:27). Así como el corazón de Faraón fue endurecido a pesar de la demostración del poder absoluto de Dios sobre su creación, de igual manera aquí el sufrimiento físico extremo no es capaz de

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producir ningún cambio en los corazones: "Y no se arrepintieron para darle gloria." En lugar de estar amedrentados por los juicios de Dios y clamar a El por su misericordia, estos hombres solamente blasfemarán del nombre de Dios. El castigo merecido entorpece los labios y endurece el corazón; el fuego del juicio no puede purificar. Puesto que es la bondad de Dios la que conduce al arrepentimiento (Romanos 2:4), los hombres que no sean ganados por la gracia, jamás podrán serlo. Solamente podemos especular sobre lo que podría haber ocurrido si hubiera habido un verdadero arrepentimiento de parte de estos hombres cuya carne ardía. Con la autoridad que Dios tiene sobre las plagas, ¿hubiera detenido la tormenta de su ira para bendecir una vez más a los arrepentidos con su gracia? La tragedia será la absoluta ausencia de humildad y dolor de parte del hombre con relación a su pecado. Este doble juicio de calor ardiente y falta de agua limpia para tomar no será suficiente para producir algún cambio de corazón. Como toda esta gente es totalmente réproba, Dios la abandona totalmente. 8. La quinta copa— Sobre el trono de la bestia (16:10, 11) En esta quinta copa de la ira, el juicio se derrama sobre el trono de la bestia, el cual había sido establecido en una imitación arrogante del trono de Dios. El dragón le dio su trono a la bestia (13:2). La obra maestra de Satanás es herida ahora en el centro y base de su poder. La bestia como una persona real está condenada, por ser el instrumento de Satanás. Y es evidente que los súbditos de este falso reino y también su cuerpo ejecutivo sentirán el impacto de la venganza divina. William Neweil sugiere que el trono de la bestia es la Babilonia reconstruida sobre la ribera del río Eufrates, la antigua capital de Satanás en la tierra de Sinar, donde será puesta la maldad "sobre su base" al final de los tiempos (Zacarías 5:5-11). Al fin el impío e insolente desafío "¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?" (13:4) es contestado para siempre. Usando a la bestia, Satanás construye un vasto imperio, pero Dios no será superado: Ahora hiere el reino de la bestia con oscuridad. Puesto que ellos aman las tinieblas más que la luz, unas tinieblas físicas tan negras como la plaga egipcia (Éxodo 10:2123) caen ahora sobre los seguidores de la bestia. Esta terrible oscuridad sugiere que la negrura y las tinieblas han de permanecer para siempre. Esta densa oscuridad hará que los hombres se muerdan la lengua en su angustia. Este juicio parece realizarse simultáneamente con los efectos de otras plagas anteriores. Los dolores y las úlceras de la primera copa quedan de manifiesto en forma más asombrosa por la oscuridad. William Ramsey nos recuerda que la expresión "mordían de dolor sus lenguas" es la única de su clase en toda la Biblia, e indica la más intensa y aguda agonía. Tal acción sugiere furia y enojo a causa de la frustración de sus esperanzas y el derrocamiento de su gobernante y de su reino. Inmediatamente quieren vengarse, pero no pueden realizarlo; de allí su furia. Se morderán los labios y la lengua debido a su sufrimiento mental y su agonía física. Es interesante notar que la parte del cuerpo con la cual estos rebeldes pecaron es ahora el lugar donde están siendo atormentados con terrible angustia. Blasfemaron del nombre del Dios del cielo, el que controla la luz y las tinieblas. Terribles expresiones brotaron de sus labios contra Dios y contra su nombre. ¡Ahora estos blasfemos se muerden la lengua! Ni siquiera la acumulación de plagas, en lugar de una mera sucesión, logra producir un cambio en el corazón de ellos, porque como dice la Escritura, ellos no se arrepintieron de sus hechos. Su voluntad permanece endurecida. No se derrama ninguna lágrima de arrepentimiento. Como han sido abandonados a sus malas acciones, golpes aún más fuertes deben descender de parte de Dios para quebrantar su soberbia voluntad. Debe señalarse que esta copa de oscuridad no debe ser confundida con el oscurecimiento de los cuerpos celestes poco antes de la aparición de Cristo en 19:11-16. Lo que vemos en esta quinta copa es una de las señales que el Señor dio en su descripción del período de la Tribulación (Lucas 21:8-38). Para el remanente fiel sobre la tierra habrá abundancia de luz, de la misma manera en que Israel tuvo luz en sus moradas durante las plagas egipcias. 9. La sexta copa — Sobre el río Eufrates (16:12-16)

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Los eruditos difieren en cuanto a la interpretación de este pasaje. Un comentarista sugiere que al hablar de que se seca el río Eufrates se está hablando en figura de Babilonia, la cual está ubicada al lado de dicho río. Pero nada se adapta mejor al contexto que el río Eufrates mismo, cuyo ancho cauce es difícil de ser atravesado por individuos o por ejércitos. El acto de secar este río antiguo permitirá a los ejércitos asiáticos (como se describe en el capítulo 19) marchar sin estorbos hacia la Tierra Prometida, de la cual el Eufrates es la frontera oriental. El asunto más importante a recordar aquí es que tanto el río Nilo como el río Eufrates han de quedar total y realmente secos (Isaías 11:15). De manera que tanto la frontera occidental como la oriental de Israel serán abiertas a los invasores e Israel quedará al descubierto para ser atacado por los cuatro ángulos. Cuando el río Eufrates haya quedado seco, los ejércitos orientales bajo sus respectivos reyes podrán alcanzar su objetivo. Estos reyes, procedentes de "donde sale el sol" (una bella expresión oriental que se usa para hablar del este u oriente), marcharán sin que nada se lo impida hacia la Tierra Prometida. Puesto que el emblema nacional de Japón es el sol naciente, pudiera ser que esta nación participara en el avance de las hordas del Asia. ¿No es terrible pensar en que millones incontables de asiáticos van a cruzar el cauce seco del río Eufrates y unirán sus fuerzas con la bestia contra Israel? Una avalancha unida de naciones como ésta antes del gran día de la ira es temible en gran manera. Estos se lanzarán ciegamente para realizar una matanza en grande, hasta que la sangre suba a la altura de los frenos de los caballos. Note el frecuente uso de la palabra "grande" en este capítulo. A través del ministerio milagroso de la bestia, las multitudes terminarán acostumbrándose a las cosas grandes. El sensacionalismo estará de moda entonces. Grandes acontecimientos ocurrirán cada día con su influencia atractiva y engañadora. Dios personalmente le va a dar a la gente unas pocas cosas "grandes," pero no para divertirla, sino para disciplinarla: • Gran voz (16:1) •Gran calor (16:9) •Gran río (16:12) •Gran día (16:14) •Gran voz (16:17) • Gran temblor de tierra (16:18) •Gran ciudad (16:19) • Gran Babilonia (16:19) •Gran granizo (16:21) •Gran plaga (16:21) En el 16:13-16, que algunos escritores consideran como un paréntesis, encontramos la trinidad satánica dirigiendo la más gigantesca combinación de fuerzas enemigas jamás reunida sobre la tierra. Los grandes poderes mundiales, supervisados directamente por Satanás, se habrán reunido para su propia desgracia. Dentro de esta copa de ira tenemos una trinidad maligna — el dragón, la bestia y el falso profeta — supervisando a todos los reyes de la tierra para su batalla, no sólo para luchar contra Israel, sino también para tratar de derrocar a Dios mismo. "Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo; Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas" (Salmo 2:2, 3). A. Las tres ranas La trinidad maligna del misterio de iniquidad está ligada a tres espíritus inmundos como ranas (16:13). Aunque aparecían tres ranas en el escudo de armas original de Francia, un país que ha sido centro de infidelidad, socialismo y espiritismo, no creemos en la interpretación exclusivamente histórica de esta sección (ni de ninguna otra sección) de los capítulos 4 al 22. Debido a que la profecía frecuentemente es progresiva o acumulativa, existe un punto de vista

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moderado en cuanto a los principios de interpretación, que busca la manera de combinar el sistema histórico con el futurista. En esa forma puede haber un cumplimiento parcial de algunas secciones del Apocalipsis sin agotar todo su significado. Secciones así señalan hacia el futuro para su cumplimiento total. Los intérpretes que pertenecen a este doble punto de vista ven en el nazismo, el fascismo y el comunismo las tres ranas que vio Juan. Muchos de los mejores manuscritos dicen "como ranas". Aquí tenemos el antitipo de la plaga de ranas enviada a Egipto, un milagro que los magos egipcios fueron capaces de duplicar (Éxodo 8:7). Una característica sobresaliente del ministerio de la bestia serán las grandes señales y maravillas realizadas por medios satánicos. El dragón, la bestia y el falso profeta están ligados con toda justicia a estas horribles ranas. Así como las ranas croan por las noches en pantanos y cenagales, también estos espíritus inmundos en la oscuridad del error enseñan mentiras en el fango de los deseos impuros. Alford habla de "la inmundicia y el ruido pertinaz de las ranas". Las ranas eran consideradas por los escritores y poetas griegos como los habitantes apropiados del lago Estigio, o río del infierno. Estos espíritus salen de las bocas de los tres inicuos que forman la trinidad infernal (la boca, por ser el asiento principal de la influencia). De acuerdo con varios pasajes de la Biblia, deducimos que la boca es la fuente y el medio de destrucción (Apocalipsis 1:16; 2:16; 9:17; 19:15; Isaías 11:4). El dragón será consumido con el espíritu de la boca del Señor (2 Tesalonicenses 2:8). El espíritu inmundo salido de la boca del dragón simboliza la arrogante infidelidad contra el Señor y contra su Ungido (Cristo). El espíritu inmundo que sale de la boca de la bestia representa el espíritu del mundo en la política de los hombres, ya se trate de una democracia sin ley o del despotismo en el cual el hombre se sienta en lugar de Dios o por encima de Él. El espíritu inmundo que sale de la boca del falso profeta describe al espiritualismo mentiroso y las religiones falsas muy de moda en los días de la falacia satánica. En esta trinidad satánica con su ministerio de obrar milagros tenemos una combinación de poder infernal directo, la fuerza apóstata bruta y una terrible influencia maligna con el odioso propósito de reunir a los millones de hombres de la tierra para la guerra. Entrará entonces en efecto el último esfuerzo del infierno por destruir el cielo, cuya consecuencia final será la toma de posesión de parte de Cristo sobre el dominio del mundo (19:17-21). A su regreso, El tratará con eficacia con estos tres espíritus inmundos, tal como lo hiciera con aquellos que se opusieron a El cuando estuvo en la tierra. Puesto que la reunión de los reyes del mundo con la bestia es una señal de la venida de Cristo para destruir a sus enemigos, los santos reciben una exhortación para que velen su venida. Un mensaje de aviso y aliento se envía al remanente fiel: "He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza" (16:15). Aquí nos encontramos con un paréntesis de suma importancia espiritual. Debe entenderse claramente que este no es un mensaje para la Iglesia; sin embargo, los principios contenidos en él acerca de la bienaventuranza asociada con la actitud de velar (y la vergüenza para los que vivan descuidadamente) es aplicable a lo s santos de todas las generaciones. Las expresiones "he aquí" y "bienaventurado" están relacionadas definitivamente con los santos de la Tribulación. Alrededor de ellos, las multitudes estarán durmiendo en oscuridad moral y espiritual. Estarán viviendo en un estado de seguridad falsa y se congratularán a sí mismos por el aparente estado de "paz y seguridad". Pero repentina e inesperadamente, el Señor, como un ladrón en la noche sorprenderá y destruirá a todas las gentes congregadas por la actividad satánica contra el Señor y contra su Ungido. Aquellos que creen que la Iglesia deberá pasar a través de la gran Tribulación, hacen mucho alarde sobre este versículo. Pero Cristo no vendrá por su Iglesia como un ladrón. El regresa por su Iglesia como un novio, ya que la Iglesia es su novia. Con la llegada de un ladrón hay pánico y miedo, puesto que viene a despojarnos de nuestras posesiones y a destruir nuestras propiedades (1 Tesalonicenses 5:2, 4; Mateo 24:43; 2 Pedro 3:10). Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas y por lo tanto no tenemos miedo del regreso de nuestro Señor. Por supuesto, en lo que concierne a nuestro andar, debemos esforzarnos siempre por tener nuestras vestiduras sin mancha y llevar una vida en la que no haya nada de qué avergonzarnos y

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sin estar expuestos a desnudez moral. El peligro que confrontarán aquellos que vivan durante el tiempo en que los espíritus inmundos estén operando, será el de descuidar la esperanza venidera y por lo tanto exponerse a la mirada de los ángeles y de un mundo impío "desnudos": carentes de dirección y protección divinas. El obispo Lightfoot sugiere que bien puede haber en esta exhortación a velar, una alusión a una costumbre judía en el servicio del templo. Veinticuatro turnos o compañías de guardia eran nombrados día y noche para vigilar las diversas entradas a los atrios sagrados. Uno era nombrado como capitán o jefe de los demás y era conocido como el "hombre del monte de la casa de Dios". Su deber era hacer ronda por las diversas puertas durante la noche para ver que sus subordinados fueran fieles a su cargo. Era precedido por otros hombres que llevaban antorchas encendidas, y se esperaba que cada centinela que estuviera despierto lo saludara con la contraseña "¡Hombre del monte de la casa de Dios, la paz s ea contigo!" Si por descuido o por dormitar, alguien no cumplía con esto, era azotado, sus vestidos eran quemados y quedaba marcado por la vergüenza. B. La batalla de Armagedón ¡Cómo temblamos al tratar de imaginar lo que ocurrirá con las naciones que se hayan confabulado con odio insaciable contra Dios y contra su Cristo cuando sean reunidas por los espíritus inmundos para la batalla de aquel día del Dios Todopoderoso! ¡La mortandad será universal! La historia testifica que hay ocasiones en que las naciones están entregadas a la guerra con una pasión tal, que los historiadores son incapaces de explicarla. Esta será la manera en que tendrá lugar esta guerra contra Dios. ¡Cuan ciegamente las hordas de la tierra serán conducidas contra Aquel que las ha creado! (Vea el Salmo 2; Apocalipsis 17:14 y 19:19.) La frase: "Y los reunió" (16:16) puede ser traducida: "Ellos (los espíritus inmundos de los versículos 13 y 14) los reunieron." Si se mantiene el pronombre personal "él" se entenderá que se trata de Dios, y es El efectivamente quien los pone a las órdenes de los espíritus inmundos. Nadie puede leer el Apocalipsis en su totalidad sin darse cuenta de que Dios está detrás de la escena y de los actores en todo el proceso judicial del libro. En un acto de justa retribución, El permite a los apóstatas gobernantes de la tierra que aglomeren a las multitudes en las montañas de Meguido. Debido a que el Armagedón será testigo de la batalla más sangrienta de toda la historia, debemos considerar brevemente el significado histórico y profetice del campo de batalla más terrible de la tierra. El Armagedón está situado al pie del monte Carmelo, el escenario de la mayoría de las matanzas del pasado. Armagedón significa "montaña de la destrucción" o "matanza" y el nombre está bien puesto. En realidad, su nombre es Har Magedon: "Har", que significa "montaña", y Magedon o Meguido, de una raíz que tiene el significado de "cortar" o "matar". La limitada zona de Meguido no permitirá la presencia de un vasto número de hombres, pero este nombre puede también referirse a la más extensa vecindad de Israel, donde por medio de la actividad satánica las naciones de la tierra vendrán para ser aplastadas. Meguido fue el escenario de la derrota de los reyes cananeos por la interposición milagrosa de Dios bajo la dirección de Débora y Barac. Como aliado de Babilonia, Josías fue derrotado y muerto en Meguido. Las lamentaciones de los judíos un poco antes de que Dios intervenga a favor de ellos contra todas las naciones que se han juntado contra ellos, es semejante a los lamentos por Josías en Meguido (Jueces 5:19, 20; Zacarías 12:11; 2 Crónicas 35:22-25). Sin embargo, se puede hacer la pregunta: "¿Por qué es escogido Armagedón como el lugar de reunión?" Bueno, ¡las naciones se reúnen allí para atacar y destruir a Israel! "Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos. Han dicho: Venid y destruyámoslos para que no sean nación, y no haya más memoria del nombre de Israel. Porque se confabulan de corazón a una, contra ti han hecho alianza" (Salmo 83:3-5). Dios, sin embargo, domina e interviene. Aunque las naciones se arrojan en un esfuerzo combinado contra el Señor y contra su pueblo, el furor divino se desata y la destrucción invade a las hordas arrogantes. Israel es liberado y sus crueles enemigos son destruidos. En esta derrota

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total de las naciones se decide la soberanía de la tierra, así como el derecho de Israel a poseer su propia tierra. 10. La séptima copa— En el aire (16:17-21) Todo lo que se ve durante la copa anterior es preparatorio para el derramamiento final de la ira de Dios, el gran día de la ira de Apocalipsis 19:11-16. Entonces y sólo entonces, los rebeldes serán destruidos y quitados de la tierra (Mateo 13:40-43). En la sexta copa tenemos la reunión de las naciones de la tierra en Israel para realizar una verdadera guerra contra Dios y contra el remanente de su pueblo (Isaías 11:15, 16). Ahora se acerca una destrucción que excederá en magnitud a todo lo que se ha experimentado desde que el hombre inició su triste historia fuera del jardín del Edén. El séptimo ángel derramó su copa en el aire. Debido a que todos los hombres respiran aire, el cual es esencial para la vida, tenemos aquí un juicio divino que afectará el aliento de vida de la gente. Además, puesto que Satanás es descrito como el príncipe de la potestad del aire (Efesios 2:2), también vemos en esta copa la consumación del juicio sobre todas las influencias perniciosas del diablo. El mundo de Satanás sufre bajo esta terrible plaga. La "gran voz" es la voz de Dios, como la del 16:1, con la excepción de que aquí se unen el templo y el trono. En el templo es donde El reside, mientras que en el trono es donde reina. La voz divina clama diciendo: "¡Hecho está!", refiriéndose a toda la s erie de plagas que ahora queda completa. ¡Hecho está! Ya ocurrió. Compare la voz de Dios en esta consumación final con la voz de Cristo sobre la cruz, cuando fue consumada la obra de la redención: "¡consumado es!" Aquel "Consumado es" del Salvador fue rechazado, así que ahora viene el Juez con su exclamación "Hecho está" con relación a la retribución divina. El final de la ira de Dios ha llegado. Un poco más tarde vendrá la terrible exhibición de la ira del Cordero. Bajo esta séptima copa, Dios le está dando a Babilonia "la copa del vino del furor de su ira". Esta frase sugiere tanto ira hirviente como enojo reposado, dos ideas que están implicadas en Jeremías 30:23, 24. Aquí ya se da por realizada la destrucción de Babilonia. En los capítulos 17 y 18 tenemos una descripción separada del breve resumen que se nos ha dado bajo esta copa. Dios es el Creador y por lo tanto puede producir convulsiones de tal magnitud que pueden lanzar a la tierra al estado caótico previo a la creación del hombre. A. Tres símbolos de ira En los "relámpagos y voces y truenos" (siempre simbólicos de poder grandioso en el juicio) tenemos una fórmula de visitación divina preparada para llevar el terror a los corazones de los hombres. Estas señales y representaciones de enojo retributivo son enviadas a la tierra en la forma del más fuerte terremoto que la tierra haya jamás experimentado. Todos los terremotos ocurridos hasta ese momento parecerán insignificantes frente a este inigualado temblor de tierra. (Vea Hebreos 12:25, 26.) B. Las tres partes de la ciudad Tan destructivo será este terremoto, que la ciudad de Jerusalén se dividirá en tres partes. Roma y todas las grandes ciudades de la tierra son reducidas a ruinas. Toda la soberanía sobre los reyes de la tierra que Roma y Babilonia habían representado es destruida para siempre. La "gran Babilonia" es descrita como madura y lista para un "gran terremoto" y una "plaga... extremadamente grande". Su lugar y su grandeza son condenados a eterna destrucción (Jeremías 51:62-64), destrucción que es celebrada en el cielo según Apocalipsis 19:1-4. Además del terror de esta hora, viene el desplomamiento de islas y montañas. Bajo el sexto sello éstas fueron removidas "de su lugar" (6:14). Aquí se dice que "toda isla huyó, y los montes no fueron hallados". ¡Será una gigantesca catástrofe! El acto que sirve para coronar los juicios es el descenso de enormes granizos sobre la tierra. El granizo, como lo veíamos anteriormente, es un símbolo de la ira divina (Isaías 28:2; Ezequiel 38:22). (Con respecto a otras granizadas, vea Apocalipsis 8:7 y 11:19.) Nadie se puede imaginar con exactitud cómo serán los efectos de esta violenta y desastrosa tormenta de granizo. La destructiva y asombrosa naturaleza de este juicio se nos hace más evidente cuando recordamos

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que los granizos son "como del peso de un talento" cada uno. Un talento tiene entre 47 y 82 kilogramos, de manera que la severidad del juicio reservado para el día de la batalla y la guerra "en los tesoros del granizo de Jehová", es temible en extremo (Job 38:22, 23; Salmo 105:32). ¡Pero estos juicios solamente provocan blasfemia en lugar de provocar arrepentimiento! El endurecimiento de la conciencia es el resultado de la persistencia en el pecado. La tragedia consistirá en que los hombres no se sentirán quebrantados para arrepentirse, sino que permanecerán sin cambio alguno. Con tal demostración del poder judicial de Dios, los hombres deberían sentirse arrepentidos y glorificarlo a Él, pero en lugar de eso, perecerán maldiciendo a Dios Qué diferente es el efecto que produce la manifestación del poder de Dios sobre los suyos: estos dan gloria al Dios del cielo (11:13).

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Los Siete Juicios Apocalipsis 17:1 - 20:15

La condenación de Babilonia | La gran ramera domina a la bestia | La verdadera Iglesia | La madre de las rameras | La bestia destruye a la gran ramera | Juicio de reyes y ejércitos | Condenación de la bestia | Juicio del falso profeta | El juicio del diablo | Condenación de Gog y Magog | Condenación de los perdidos |El trono del juicio |El Juez | El juicio | En los capítulos altamente trágicos que vamos a considerar ahora, Cristo actúa rápidamente como conquistador y somete a todos sus enemigos. ¡Qué acción tan rápida y precisa la que tenemos en esta sección! ¡Cuan majestuosa es la escena en que nuestro omnipotente Señor toma para sí todo poder y reina por encima de todos! Una vez que Él se levante para tratar contra todas las fuerzas antagónicas, nadie será capaz de soportar su poderío. Con una vara de hierro, desmenuzará aun al más poderoso enemigo. Los gobernantes orgullosos y arrogantes, tanto infernales como humanos, han de ser despedazados como vaso de alfarero. Ya se trate de sistemas, ciudades, o ciudadanos, todas las cosas y todas las personas contrarias a su voluntad y gobierno han de caer ante su mirada y sus juicios poderosos. Aunque es el amante Cordero, Cristo ahora revela su poder como león. Los tronos de la tiranía y los santuarios idolátricos son destruidos. El Salvador entra en su reino y se ciñe la corona de este pobre mundo. Fue una ocasión memorable aquella cuando Jesús llegó a la sinagoga de Nazaret, tomó el rollo del Antiguo Testamento de la mano del ministro y leyó del profeta Isaías un pasaje que relacionó con su propio ministerio: El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado... a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová (Isaías 61:1, 2). Entonces É l cerró el libro en este punto, sin terminar la cita. Es decir, sin leer la parte que dice: "Y el día de venganza del Dios nuestro." "El año de la buena voluntad de Jehová" abarca la venida del Señor como Salvador y la dispensación de gracia durante la era de la Iglesia (Apocalipsis, capítulos 1 al 3). "El día de venganza del Dios nuestro" tiene que ver con lo que sigue al día de salvación: el día del juicio durante la gran Tribulación (Apocalipsis, capítulos 4 al 20). Con llamas de fuego, el Dios justo toma venganza sobre los inicuos (2 Te-salonicenses 1:8). Esta es la razón por la cual se menciona el amor en esta sección judicial del Apocalipsis. Puesto que el amor del Cordero ha sido rechazado, el día de su ira viene sobre todos los que aman y practican la mentira. Su amor por los suyos es mencionado en la sección de gracia (1:5; 3:10; vea también 2:4; 12:11).

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Sofonías fue uno de los profetas que testificaron anticipadamente por medio del Espíritu Santo (1 Pedro 1:11) sucesos que estaban muy distantes de su propio tiempo. Describiendo "el gran día del Señor", dijo que sería: • Día de ira y de angustia, • Día de aprieto y de alboroto, • Día de asolamiento y de tiniebla, • Día de nublado y de entenebrecimiento, • Día de trompeta y de algazara, • Día de la ira de Jehová (Sofonías 1:15-18). 1. La condenación de Babilonia (17:1 — 18:24) Se necesitan unas palabras de introducción sobre la relación íntima que hay entre los capítulos 17 y 18, ya que ambos tratan sobre Babilonia, pero desde distintos ángulos. Se dan breves informes sobre la destrucción de Babilonia en 14:8 y 16:19, pero los capítulos 17 al 19 están llenos de todos los detalles del juicio de Dios sobre un sistema religioso pecador. Es esencial tomar todos estos pasajes en conjunto y leerlos como si fueran uno solo. En el capítulo 17 hallamos:

En el capítulo 18 hallamos:

la Babilonia mística;

la Babilonia material.

un sistema corrupto;

una ciudad condenada.

un cristianismo apóstata;

un comercialismo impío.

la ramera y la bestia;

a Dios y Babilonia.

el fingimiento religioso;

el orgullo mundano.

el deleite de los reyes de la tierra con la ramera borracha, "El misterio de Babilonia";

los gobernantes y mercaderes de la tierra lloran y se lamentan por la destrucción de la Babilonia comercial.

Es muy apropiado que uno de los siete ángeles encargados de derramar las siete copas de la ira sea quien le explique a Juan el juicio que acaba de pronunciar sobre Babilonia (14:8; 16:19). Dos frases muy significativas parecen dividir este capítulo 17: • "Te mostraré la sentencia" (17:1); •"Te diré el misterio" (17:7). El doble desarrollo de este capítulo es de por sí claramente manifiesto: • La gran ramera controla a la bestia (17:1-7); • La bestia destruye a la gran ramera (17:7-18). A. La gran ramera domina a la bestia (17:1-7) Una mujer y una ciudad son usadas ambas como símbolos de la Iglesia (2 Corintios 11:2; Apocalipsis 21:2, 9, 10) y ambas figuras son usadas en esta descripción del cristianismo apóstata. En 17:18 la mujer es identificada como la ciudad: "Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra." La mujer vestida de escarlata, una de las maravillas profundas

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de las Escrituras, es la obra maestra de falsificación de Satanás. ¡Qué gran farsa y falsificación de la verdadera Iglesia es la madre de las rameras! La verdadera Iglesia es una virgen casta; la iglesia apóstata es una ramera. La Iglesia está desposada con un solo esposo; la iglesia apóstata se enreda en actos promiscuos con los reyes de la tierra. La verdadera Iglesia es el misterio de la santidad; la iglesia apóstata es el "misterio de Babilonia", La verdadera Iglesia es "columna y apoyo de la verdad"; la iglesia apóstata es llamada Babilonia: "confusión." La verdadera Iglesia ofrece la copa de la salvación; la iglesia apóstata sostiene la copa de oro llena de abominaciones. La verdadera Iglesia ha sido comprada con la sangre de Cristo; la iglesia apóstata está ebria con la sangre de los mártires de jesús. Se dice que la mujer está "sentada". Por lo tanto, nos llama la atención el asiento de ella. "Está sentada sobre muchas aguas" (17:1); "siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer" (17:9). El hecho de estar "sentada sobre muchas aguas" recibe la siguiente exposición de parte de Juan en 17:15: "Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas." Las "muchas aguas" tipifican las vastas multitudes de la raza humana sobre quienes la mujer ha lanzado sus hechizos. La antigua Babilonia poseía una riqueza que provenía del río Eufrates y sus numerosos canales de irrigación. La iglesia apóstata se alimenta de las naciones que gobierna. El estar "sentada sobre muchas aguas" (Jeremías 51:13) indica que la gran ramera gobierna y domina a las naciones religiosamente, así como la bestia sobre la cual ella va montada, gobierna políticamente. Como representante de un vasto sistema religioso, la mujer tiene un séquito universal de seguidores. La gran ramera y la bestia son compañeras en iniquidad y apostasía. Combinadas, representan el poder eclesiástico y el gubernamental. Que esté sentada "sobre la bestia" (17:3) significa que la ramera cabalga sobre la bestia. Ella no sólo ejerce dominio religioso sobre las multitudes, sino que también es capaz de manejar y dirigir a la bestia. Todos los reyes vasallos y los gobernantes humanos, especialmente los que estén dentro del imperio romano revivido, estarán bajo su control. Los poderes políticos y civiles estarán sujetos a su gobierno y supremacía. Y tal dominio total y completo sobre el vasto poder imperial apóstata encabezado por la bestia ya se está formando. Dos ideas contradictorias están representadas en la mujer y en la bestia. Podríamos expresar los dos contrastes de la manera siguiente: La mujer personifica la corrupción de la verdad; la bestia representa el desafío abierto a Dios. La mujer incorpora todo aquello que es licencioso; la bestia incorpora todo lo cruel y despiadado. De esta manera, la corrupción y la violencia que ocasionaron el diluvio (Génesis 6:11) han de alcanzar su punto culminante en la mujer y en la bestia. La expresión "sentada sobre una bestia" es una profecía de que la iglesia apóstata será llevada y sostenida por las naciones, y que reinará y gobernará con poder temporal.

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Los siete montes sobre los cuales la mujer se sienta (17:9) representan siete reyes o siete formas sucesivas de gobierno político. De los siete emperadores romanos, "cinco han caído" (lo cual puede referirse a muerte por medios violentos) antes del tiempo de Juan. Estos cinco casi siempre se enumeran de la manera siguiente: Julio César, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. El sexto, el cual reinaba cuando Juan escribió el Apocalipsis, era el blasfemo Domiciano, quien terminó siendo asesinado. Puede ser considerado como el "uno es". El otro emperador, el cual todavía no había reinado hasta el tiempo de Juan, será el séptimo cabecilla romano. La bestia será el octavo, "y es también de entre los siete". Mientras que por una parte la bestia será distinta en carácter y obras, por la otra continuará la forma de gobierno autocrático del séptimo rey. Y es la mujer quien dominará esta última expresión soberana de todo movimiento y secta anticristiana que exista en ese momento, bajo la consolidación y el control de Satanás. Los siguientes contrastes pueden ser útiles: La verdadera Iglesia

La madre de las rameras

Virgen casta

Gran ramera

Sujeta a Cristo

Sujeta a Satanás

Pertenece al cielo

Pertenece a la tierra

Adornada divinamente

Adornada satánicamente

Preservada por Cristo

Destruida por la bestia

Le espera la gloria eterna

Le espera eterna ruina

Verdadera novia

Imitación de iglesia

Tiene un llamamiento celestial

Codicia posesiones terrenales

La obra maestra de Cristo

La obra maestra de Satanás

Habitada por el Espíritu Santo

Poseída por el mal espíritu

Misterio de los siglos

Misterio de iniquidad

Sumisa a Cristo

No se sujeta a nadie

Arrebatada al aire

Lanzada a la perdición

Ejerce poder espiritual

Busca poder secular.

Exhibe la gloria de Cristo

Se gloría en lo sensual

La bestia va a ser la cabeza de un imperio confederado. El poder ejecutivo, que comenzó con Nimrod ha de concluir con la bestia, y ambos están relacionados con Babilonia. Dios va a permitir que la tierra profética posea poder ejecutivo. Esta tierra profética estará constituida por las naciones que encierran al mar Mediterráneo con aliados del imperio de los cesares. Todos estos formarán la confederación de la bestia. Todas estas naciones "que moran en la tierra" tendrán una mente terrenal. El dominio de la bestia es tanto externo (porque se extenderá a todas las naciones) como interno (que se conformará al mundo). El sistema pagano babilónico era una doble mezcla de la unión de los poderes civiles y religiosos y de las costumbres y formas externas. Se usaban ritos secretos de iniciación y los adoradores eran consagrados por ceremonias de purificación, aun cuando fueran culpables de cometer maldades. La mujer, el misterio de la iniquidad, es el símbolo de una religión pagana con un sacerdocio que ejercía dominio sobre toda autoridad civil. Sus maquinaciones son secretas e internas, mientras que las de la bestia son manifiestas a todos. En el conflicto por la autoridad y el control supremos, la bestia sale victoriosa.

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Quitar a la ramera equivaldrá a quitar de sobre las naciones una carga espiritual, mental, política y económica. Aunque todas las naciones se regocijarán por la destrucción de la ramera, sin embargo, todas cometieron fornicación con ella y le tributaron reverencia. La palabra misterio implica un hecho espiritual intrínseco escondido e imposible de ser descubierto por el mero uso de la razón, pero que ahora es revelado. La unión entre Cristo y su Iglesia es un misterio. En contraste con el misterio de la piedad estará el misterio de iniquidad. Esta parte del nombre místico estampado indeleblemente en la frente de la mujer describe perfectamente al terrible sistema que ella representa: una falsificación de la Iglesia verdadera. El lugar de supremacía de Cristo sobre las naciones es usurpado. En lugar de ser la depositaría de todo lo que es verdadero y santo, la mujer es descrita como la materialización del error y la maldad. "Babilonia la grande" es llamada grande debido a su reputación terrible y por ser la representación personal de la confusión general. Esta descripción de la mujer sugiere un extendido sistema de maldad espiritual que representa la culminación de todos los males que operan en contra de la verdadera Iglesia mientras ésta esté en la tierra. El babilonianismo del capítulo 17 es el sistema eclesiástico de la iglesia apóstata. Esa es la religión de la bestia. Dicho sistema es llamado "Babilonia la grande" para distinguirlo de la Babilonia de Nabucodonosor, conocida como "la gran Babilonia". La palabra "Babilonia" significa confusión y está asociada con Babel y su torre inconclusa. Usado para designar a la mujer, el nombre Babilonia representa el cristianismo apóstata desde el punto de vista divino. Desde este punto de vista, dicho babilonianismo es el misterio de la abominación. El cristianismo profesante, sin miembros nacidos de nuevo, y totalmente sin Dios se va a expandir hasta completar el plan de la mujer babilónica vestida de escarlata. Este babilonianismo será una religión que los reyes de la tierra considerarán como una pesada carga, por lo que finalmente se unirán a la bestia en un esfuerzo por liberarse de un sistema que los ha convertido en esclavos. ¿Cuál es el significado de la expresión "la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra"? En la antigua Roma las rameras llevaban en la frente un rótulo con su nombre. Vale la pena describir y comparar nombres en la frente. En 19:16, Cristo tiene un nombre sobre sus vestiduras y en su muslo. Los redimidos tienen el nombre de Dios en sus frentes. El nombre de la ramera en su frente es otro ejemplo de la farsa de Satanás. Todos los nombres que lleva la mujer están en agudo contraste con la mitra del sumo sacerdote con su inscripción "Santidad a Jehová". La descendencia de esta madre de las rameras será numerosa. El cristianismo apóstata será el padre de toda suerte de religiones, idolatrías y artes usados por Satanás para apartar a los hombres de Dios. Bajo la figura de la madre de las rameras encontramos lo peor de la religión y la fuente de todo lo que es moralmente repugnante. El cristianismo apóstata será una abominación sobre la tierra y a los ojos del Señor debido a la amalgama que ofrecerá. La parábola de la mujer que mezcla la levadura hasta que toda la masa está bien leudada, podría describir también el veneno de un sistema maligno que está a punto de permear el mundo religioso. Babilonia, como ya lo hemos hecho notar, significa mezcla o confusión. "Ba-bel," que significa "la puerta hacia Dios", fue un lugar donde se dieron cita los pecadores sin ley. Sin embargo, Dios intervino con la mezcla y confusión de lenguas y desparramó a la gente por doquier. Abraham fue llamado de una civilización apóstata para fundar una nueva raza. De manera que Babilonia, la principal de las ciudades idolátricas es un emblema apropiado de la monstruosa maldad y de la extendida influencia de cristianismo apóstata de los últimos días. Pero la destrucción de este malévolo sistema ocurrirá cuando la bestia rechace y desafíe las exigencias de la mujer que tiene la autoridad y el control supremos. Dos frases describen la abominable naturaleza de la gran ramera: "El vino de su fornicación" (17:2) y "la inmundicia de su fornicación" (17:4). Fornicación es una relación ilícita, y la fornicación espiritual es el equivalente a la idolatría. "Han fornicado con sus ídolos" (Ezequiel 23:37). La solemne acusación contra los habitantes de la tierra es que ellos sucumbieron ante la brillantez seductora y la atractiva exhibición de la ramera. Se dice que los reyes y los pueblos fueron atrapados por los encantos corruptos y licenciosos de la mujer

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escarlata. Pero todos los que hayan bebido de su copa, sin importar que sea de oro, deberán perecer junto con ella. Juan presenta a la mujer sentada sobre una bestia vestida de escarlata, con una copa de oro en su mano, llena de las abominaciones e inmundicias de su fornicación (17:4). Ocurrió lo mismo con la Babilonia antigua. Mientras todavía disfrutaba de toda su gloria, su ruina fue proclamada por Jeremías: "Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones" (Jeremías 51:7). Como la bestia escarlata está llena de nombres de blasfemia (17:3), así la copa de oro está "llena de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación". La última fase de la religión apóstata estará caracterizada por la idolatría y la corrupción, y la influencia mundial de esta monstruosa ramera se puede deducir del hecho de que ella hace que otros se embriaguen con el vino de su fornicación. Se dice de la bestia de color escarlata que estaba llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos. Aquí tenemos al último rey, el caudillo federal de las naciones, un rey de reyes y señor de señores. Que está lleno de nombres de blasfemia implica que todo el dominio de la bestia es totalmente corrupto, caracterizado por la blasfemia abierta y escandalosa (13:1-10). En los diversos nombres tenemos las varias formas de rebelión y de obstinación. De manera que tanto la bestia como su imperio son blasfemos e impíos. "Llena de nombres" también puede significar por dondequiera; no sólo en las cabezas sino por todas partes. En las "siete cabezas" se nos da la idea de poder administrativo total, (13:1) cubierto por medio de formas o sistemas efectivos de gobierno. Los "diez cuernos" representan personajes reales, quienes reinan con autoridad real con la bestia, el cuerno pequeño de Daniel 7:8, 20. Esta bestia de color escarlata es identificada con la cuarta bestia de la visión de Daniel (Daniel 7:23, 24). Para poder ver a la mujer montada en la bestia, Juan nos dice que el ángel lo tuvo que transportar al desierto, esto es, a un lugar de soledad y de evidente desolación. ¿Qué era lo que Juan quería decir con el término "desierto"? Una explicación dice que el esplendor de la mujer y de la bestia cautiva el corazón y los sentidos físicos de toda la gente, con excepción de los del remanente fiel, para quienes esta atractiva exhibición no es más que un desierto, porque Dios no está en ella. B. La bestia destruye a la gran ramera (17:7-18) La expresión "te mostraré" de 17:1 es modificada en el "te diré" de 17:7. Ahora se le da a Juan la interpretación divina del misterio de la mujer y de la bestia que la lleva. El apóstol se había maravillado por esto con el asombro de una horrible sorpresa; pero ahora era la tierra la que se maravillaba al ver el juicio de Dios derramándose sobre la mujer y sobre la bestia (17:18). Aquí se revela un doble misterio: • El misterio de la bestia (17:7-14) • El misterio de la ramera (17:15-18). La mujer y la bestia son tratados separadamente, ya que son distintos (a pesar de que son compañeros en iniquidad y en apostasía). La mujer da la idea de poder eclesiástico, mientras que la bestia personifica el poder civil. Cuatro fases de la historia de la bestia (17:7-14) le son explicadas a Juan. En cuatro breves y enérgicas expresiones, Juan conoce el curso y la consumación del imperio más grande del mundo: • "Era" • "No es" • "Está para subir del abismo" • "Ir a perdición"

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"La bestia que has visto, era" (17:8), refiriéndose al pasado. Aquí tenemos el antiguo imperio romano como existió en la forma imperial hasta el tiempo de Juan y hasta su destrucción en 476 d.C. Bajo una larga sucesión de gobernantes imperiales, la bestia existió como un vasto y consolidado imperio. Aunque la bestia será una persona real, también se usa como la cabeza figurada de un sistema apóstata, así como la mujer. De esta manera, la bestia (o el imperio que ella representa) es una parte integral de la profecía bíblica. "La bestia que has visto, no es" (17:8), refiriéndose al presente. Aunque los países incorporados al antiguo imperio de fama mundial todavía permanecen, el imperio consolidado como tal ya no existe. Fragmentos de la antigua vida y las leyes romanas caracterizan a muchas de las naciones que una vez fueron parte de este poderoso imperio. "La bestia que has visto.. . está para subir del abismo e ir a perdición" (17:8), refiriéndose al futuro. Al levantar el telón, Dios capacita a Juan para que vea a través del corredor de los siglos y observe el avivamiento satánico del imperio romano. Dando un salto en el tiempo, Juan puede ver en forma de visión el atardecer de dicho avivamienlo: "Está para subir del abismo." La bestia misma se levanta al principio de la septuagésima semana profética. Su imperio surge a la mitad de la semana. La esposa del Cordero viene del cielo, mientras que el imperio de la bestia (para sorpresa de todos los hombres) surge de en medio del abismo. En este maravilloso panorama histórico del futuro de la bestia se nos dan nociones de la fase final del apóstata poder civil de los gentiles. La hora de la venganza ha llegado. La bestia y su Babilonia están a punto de ser destruidos. Se hace mucho énfasis en su ruina perdurable en la repetida frase: "Va a la perdición" (17:8, 11). En 17:11 se hace énfasis en el griego en "la bestia". Peculiar y preeminentemente, es ella la que está señalada para la destrucción. Este cuerno pequeño, con ojos como de hombre y con una boca que habla grandes cosas, va a ser lanzado vivo al lago de fuego; vivo y acompañado de sus socios en el crimen (19:20). La frase "va a la perdición" se usa también con respecto a otro individuo: Judas (Juan 17:12). Esto ha inducido a algunos escritores a afirmar que la bestia es la encarnación de Judas. El imperio mismo será destruido por Cristo en su venida, cuando Él aparezca para tomar todos los reinos del mundo y los convierta en su imperio mundial. Dos veces se nos dice que el malvado y engañado mundo se asombrará por la aparición de la bestia (13:3; 17:8). Pero tan asombroso fenómeno no sorprenderá a los escogidos, quienes entienden con exactitud la personalidad de la bestia. Serán únicamente aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida quienes contemplarán con asombro las artimañas de Satanás. Los escogidos poseen una mente dotada de sabiduría y por lo tanto entienden el significado profetice de todo lo que está escrito. Entre las características prominentes de la bestia destacan su historial político y su guerra en contra del Cordero. Ya hemos escrito algo acerca de las siete cabezas. Los diez cuernos, se nos dice, representan a diez reyes o sus reinos. Las siete cabezas expresan formas sucesivas de gobierno, mientras que los diez reyes son contemporáneos, y se ve como si estuvieran dominando un territorio real durante el período de la bestia. Los diez reyes son coexistentes con la bestia e indican la apariencia de su imperio, el cual existirá en forma de diez reinos. Las respectivas cabezas de estos reinos reciben poder como reyes, lo cual significa que conservan sus derechos reales. Tienen un poco de reyes, pero no son poseedores del poder total de sus reinos. Inclinándose en obediencia total ante la voluntad de la bestia, estos reyes le darán todo su poder y su fuerza a ella. Con un mismo sentir, llevan a cabo la voluntad de la bestia y se convierten en sus aliados dependientes. Estos diez reyes reinarán por "una hora" con la bestia. La duración de los reyes es medida con relación al reino de la bestia. "Una hora" representa un tiempo definido de corta duración. La bestia, aunque se establecerá a sí misma como un rey de reyes, será depuesta muy en breve por el verdadero Rey a su venida. La victoria del Cordero sobre la bestia y su coalición de reyes será violenta y completa. En el versículo 17:14 se anticipa la victoria final y completa de Cristo en el mensaje del ángel, una victoria que se describe más detalladamente en 19:19-21. Esta guerra y la ira del Cordero son

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específicamente: contra el anticristo y sus reyes, congregados con el doble propósito de destruir a Israel para que deje de existir como nación (Salmo 83:4) y hacer guerra contra el Cordero como una expresión de su odio hacia Él. Note que el Cordero es visto como el Señor de señores y Rey de reyes. La palabra griega de la cual viene el término "cordero" es el diminutivo armón, "el corderito." En contraste con la arrogancia y la malignidad de la bestia tenemos la mansedumbre y la inocencia del Cordero. Sin embargo, el Cordero Todopoderoso triunfa sobre la bestia. Los títulos que se usan para designar a nuestro Señor combinan su mansedumbre con su poder, su ternura con su fuerza. El Apocalipsis es esencialmente un libro del Cordero. El libro en su totalidad gira en torno de Cristo como Cordero. • Capítulo 1: la visión del Cordero • Capítulos 2 y 3: el mensaje del Cordero • Capítulos 4 y 5: la adoración del Cordero •Capítulos 6 al 19: la ira del Cordero •Capítulo 19:7-10: las bodas del Cordero •Capítulo 19:11-22: el reino del Cordero. El nombre "cordero" aparece veintisiete veces en el Apocalipsis y se presta para un estudio extremadamente valioso: •El Cordero inmolado (5:6; 7:14) •El Cordero adorado (5:8; 21:22) • El Cordero digno (5:12) •El Cordero eterno (5:13, 14) • El Cordero revelador (6:1) •El Cordero airado (6:16, 17; 14:10) • El Cordero reinante (7:10) •El Cordero sustentador (7:17) • El Cordero que escribe (13:8; 21:27) • El Cordero que vendrá (14:1) • El Cordero que es seguido (14:4) •El Cordero victorioso (12:11; 14:10; 17:14) • El Cordero desposado (19:7-9; 21:9) • El Cordero iluminador (21:23-25) • El Cordero que refresca (22:1) • El Cordero obedecido (22:3, 4). ¡Cuan cierto será que "el Cordero será la gloria en toda la tierra de Enmanuel"! Este decimoséptimo capítulo del Apocalipsis está lleno de "señales". Podría elaborarse otro bosquejo del libro con referencia a la palabra "señal": • La señal en el cielo (12:1) •La señal de la personalidad de Satanás (12:3; 13:3)

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• La señal del poder de la bestia (13:13) • La señal de la iglesia ramera (17:6) • La señal de un mundo inicuo (17:8). Las tres características de aquellos que participan en la victoria del Cordero las poseen también todos sus santos: "Ellos están con Él." Así como la bestia comanda sus ejércitos, así también Cristo cuenta con sus huestes militantes que lo asisten. Los ejércitos celestiales, constituidos por el cuerpo completo de los santos redimidos, acompañan a Cristo cuando Él desciende del aire a la tierra. ¡Qué escena! La bestia y sus ejércitos están a un lado, y el Cordero con sus ejércitos al otro, y del resultado de esto no hay ninguna duda. Cristo será exaltado entre las naciones. Será exaltado sobre la tierra. En "las aguas donde se sienta la ramera" (17:15-18) puede verse que las fuerzas del mal montan una blasfema parodia de Jehová sentado sobre el diluvio. Las aguas que vio Juan (17:1) tipifican, según se le explicó, "pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas". Aquí podemos ver la inmensa influencia moral de un cristianismo apóstata sobre las vastas masas de la humanidad. "Estos aborrecerán a la ramera" (17:16). ¡Qué abyecta desolación la que le espera a la iglesia apóstata! Habiendo determinado liberarse a sí mismo y a su imperio de la influencia sutil y empobrecedora de la ramera, la bestia se torna ahora contra ella y la desmonta de su exaltado trono. Los gobernantes del imperio confederado despojan a la ramera de todos sus ornamentos vistosos y seductivos. Las naciones confederadas con su cabecilla principal se confabularán aborreciendo a la ramera. La caída de la gran ramera ocurre debido a un cambio repentino ocurrido en los pueblos esclavizados. No sólo habrá repugnancia hacia la ramera y pillaje sobre sus riquezas y adornos, sino que también su carne será devorada. La expresión "sus carnes" en plural como se da aquí tiene el sentido de grandes cantidades: las posesiones terrenales, la plenitud de la carnalidad. Pero la bestia y los diez reyes, antes admiradores y esclavos de la ramera, son ahora sus más crueles y amargos enemigos y se hartan con todas las posesiones de la ramera. Después la ramera será quemada "con fuego". En todo este proceso gradual de castigo puede hacerse referencia al castigo legal de la abominable fornicación. En tiempos antiguos, a veces las rameras eran quemadas. La voluntad permisiva de Dios es enfocada nuevamente en el perfecto acuerdo que hacen los reyes con la bestia. En el fondo de la alianza de las naciones y su unión con la bestia (y la destrucción final de la ramera) está la voluntad de Dios. Él ha decretado la destrucción del dominio gentil y del cristianismo apóstata, y triunfará. Dios puede usar aun a hombres malos para hacer que sus propósitos se cumplan. La ira del hombre puede servir para glorificarlo a Él. Estamos de acuerdo con lo que dice Walter Scott: "Dios obra en forma invisible pero no menos real, en todos los cambios políticos del día de hoy. El estadista astuto y el diplomático inteligente son simplemente agentes en las manos del Señor, aunque ellos no lo sepan. El egoísmo y las tendencias en la política pueden influir en la acción, pero Dios está obrando firmemente hacia un fin: manifestar las glorias celestiales y terrenales de su Hijo. O sea que, en lugar de estorbar los planes de Dios, los legisladores y los gobernantes mas bien los llevan a cabo inconscientemente. Dios no es indiferente, sino que está tras la escena de las acciones humanas. Los hechos de los diez reyes del futuro en relación con Babilonia y la bestia — el poder eclesiástico y el secular — no solo están bajo el control directo de Dios, sino que todo es realizado en cumplimiento de su Palabra." En un tiempo tan crítico como este, debemos mantener nuestros ojos atentos a las evidencias de que la mano gobernante de Dios se halla entre las naciones. Seguidamente dirigimos nuestra atención a la destruc ción de la Babilonia material. Tanto la historia bíblica como la secular nos proveen una descripción adecuada de la antigua ciudad de Babilonia, la cual alcanzó su mayor gloria y magnificencia durante el reinado de Nabucodonosor (604-562 a.C.). Con sus alt as murallas, sus torres, avenidas, jardines y palacios, la antigua Babilonia debe haber sentido la fascinación de ser dominante e insuperable. Que sus fortunas han sido objeto tanto de maravilla como de desgracia es un hecho que enfatizan profetas e historiadores por igual. Actualmente no existe Babilonia, lo cual ha hecho que algunos

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expositores afirmen que todas las profecías del Antiguo Testamento relacionadas con la destrucción de esta ciudad ya se cumplieron y que, por lo tanto, ya no podrá ser reedificada. En la actualidad, el territorio que cubría la Babilonia de la Biblia es conocido con el nombre de Hillah. Babilonia, donde Alejandro Magno se embriagó hasta morir, fue el tercer reino mundial que oprimió a Israel en los tiempos de la supremacía gentil. El nombre "Babilonia", derivado de "babel", que significa la puerta de Dios, se convirtió en "Babel", que significa confusión. De manera que la puerta de Dios vino a convertirse en el lugar de reunión de rebeldes pecadores donde, para detener la creciente apostasía, Dios intervino con la confusión de las lenguas. La historia y la profecía de Babilonia pueden ser bosquejadas brevemente: 1. Nimrod fue su fundador (Génesis 10:10, 11). Su primera reina (y símbolo de una ciudad y un sistema malvados) fue Semíramis I. Babilonia, por ser la primera de todas las ciudades idólatras, es el emblema más apropiado para declarar la enorme maldad y la influencia extensa y abrumadora del cristianismo apóstata. 2. Como reino secundario bajo el dominio de Asiría, Babilonia ayudó a esta última a atacar a Israel y Judá (2 Reyes 17:24-31; 2 Crónicas 33:11). 3. Se profetizó que Babilonia sería la captora de Judá (2 Reyes 20; Jeremías 25:9-14). 4. Fue escogida por Dios para castigar a Judá (1 Crónicas 9; Jeremías 25:9). 5. Tendría que ser castigada severamente por sus maldades (Jeremías 25:9-14; Daniel 5). 6. Babilonia fue la opresora de Israel, como se simboliza en Daniel capítulos 2 y 7 bajo "la cabeza de oro" y "el león". 7. Babilonia volverá a ser prominente otra vez como símbolo bajo el anticristo (Apocalipsis 17:5, 18). Después de la destrucción de Nínive, la gran metrópoli del mundo vino a ser Babilonia, la cual, de acuerdo con el gran historiador Herodoto, tenía cien puertas de bronce sólido, con muros de más de diez metros de altura y tan anchos que bien podían correr sobre ellos seis carrozas a la par. Los profetas anunciaron la destrucción de Babilonia (Isaías 13:1-22; Jeremías 50:9-46). Alejandro Magno trató de restaurar a Babilonia, pero Dios había declarado: "La barreré con escobas de destrucción" (Isaías 14:24), y desde entonces ha permanecido en ruinas. Babilonia fue el instrumento divino de juicio sobre Egipto, Judá, Edom, Moab, Amón, Tiro, Sidón, Asiria, Hazor y Nínive. Isaías, Jeremías y Ezequiel son notablemente claros en sus declaraciones sobre Babilonia en su relación con Judea. La Babilonia del Apocalipsis ocupa la misma relación con respecto a la Babilonia de los profetas del Antiguo Testamento que la que ocupa la Nueva Jerusalén con respecto a la Jerusalén de los profetas. En el Apocalipsis, ambas ciudades son usadas en un sentido místico, mientras que en los profetas las ciudades deben ser tomadas en su significado literal. Debido a que no tenemos informes de una iglesia cristiana en medio de las ruinas de la antigua Babilonia, entendemos que la Babilonia desde la cual Pedro envió su primera epístola debe haber sido Roma (1 Pedro 5:13), donde su hijo espiritual, Marcos, estaba con Pablo (Filemón 24). La restauración de Babilonia como una verdadera ciudad es una cuestión muy discutida. Hay muchos eruditos bíblicos que afirman que todas las referencias del Apocalipsis a Babilonia deben entenderse simbólicamente. La Biblia anotada de Scofield, por ejemplo, dice: "La idea de que Babilonia será reedificada literalmente en el sitio de la antigua Babilonia se halla en conflicto con Isaías 13:19-22. . . El profeta ve de cerca y de lejos a la vez, y predice la destrucción de la Babilonia literal, la cual existía en aquel entonces, con la advertencia adicional de que una vez destruida, Babilonia nunca sería reconstruida. Todo esto se ha cumplido ya al pie de la letra." No cabe duda de que el anticristo se nos presenta aquí como "el rey de Babilonia", sobre el cual triunfará Israel.

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Regresando a las profecías, descubrimos de la misma manera que Jeremías presenta una doble profecía acerca de Babilonia. Vemos por una parte la invasión de la ciudad por parte de los medos y persas, pero también está la profecía acerca de un futuro enemigo (Jeremías 50:1-7). La referencia aquí concerniente a la repartición de Israel y Judá es futura definitivamente. En Jeremías 50:8-16 las plagas son similares a las de Apocalipsis 18. El pasado y el futuro de Babilonia vuelven a presentársenos en Jeremías 50:21-46. En Jeremías 51:5-10 encontramos un lenguaje idéntico al que se usa en Apocalipsis 14:16; 16:17-21; 18:1-24. La antigua Babilonia, con todo su misticismo y paganismo será destruida repentinamente con el derramamiento de la séptima copa (Apocalipsis 14:8; 18:1-24; Isaías 21:9). Zacarías es otro de los profetas del Antiguo Testamento que predijeron el retorno del babilonianismo. El significado figurado del lenguaje usado en Zacarías 5:5-11 puede ser expresado en esta forma: El "efa", una medida equivalente a unos 37 litros, se refiere al comercio que se mueve a través de toda la tierra. La "tapa de plomo", de un peso como de 72 kilogramos, simboliza lo pesado del tráfico y las riquezas del comercio. La "mujer" se interpreta aquí como representando la maldad dentro del efa. La palabra hebrea rasha significa agitación, 'a naturaleza caída del hombre tal como se manifiesta en toda ilegalidad y desenfreno (Job 3:17; Isaías 57:21). Las alas "como de cigüeña" (un ave inmunda) y el "viento" que traían las alas representan los rápidos logros y el des arrollo de la Babilonia material como el gran centro comercial del mundo. A Juan se le dio una completa y detallada revelación sobre la destrucción de una ciudad real (18:1-3). Las profecías del Antiguo Testamento acerca de Babilonia presentan una mezcla de los destinos pasado y presente, pero Juan presenta una declaración completamente profética de ruina. La frase de apertura, "después de esto" (19:1), implica un nuevo principio y nos introduce a una revelación distinta. El capítulo 17 nos da la descripción del poder y de la perdición de la Babilonia mística. En el capítulo 18 continúa la séptima trompeta (16:17-21), interrumpida por el paréntesis sobre la Babilonia mística o eclesiástica. La frase introductoria enfatiza la unidad total de los temas revelados. Mientras que el tema de Babilonia es traído desde el capítulo 17, el capítulo 18 ofrece una revelación distinta y subsecuente. Después de la perdición de la Babilonia mística o eclesiástica viene la destrucción de la Babilonia material o comercial. Evidentemente, el ángel autoritativo que anuncia la ruina de Babilonia no es el guía de Juan del 17:1, 7, 15. Varias características de este importante, mensajero angélico deben ser consideradas. En primer lugar, él desciende "del cielo", lo cual sugiere el carácter celestial del juicio de Babilonia y el interés que demuestra el cielo por los asuntos de la tierra. No importa quiénes sean los agentes humanos de la destrucción de Babilonia; es el cielo el que la juzga en última instancia. El "gran poder" del ángel de la destrucción sugiere que existen órdenes y grados entre las huestes angélicas. Algunos ángeles son más distinguidos que otros, y algunos reciben autoridad para actuar por Dios en circunstancias especiales. Que este no es un ángel ordinario, se demuestra claramente por el hecho de que "la tierra fue alumbrada con su gloria" o "a causa de su gloria". Tan poco tiempo hace que este ángel salió de la presencia de Dios, "que al pasar arroja una ancha ráfaga de luz a través de la oscura tierra". Pero, ¿existe aquí la noción de una gloria inherente, además de una gloria recibida? Walter Scott sugiere que este ángel no puede ser nadie más que Cristo mismo (como en 8:3 y 10:1). Combinando estos pasajes encontramos a: • Cristo, el Angel-Sacerdote, intercediendo a favor de su sufrido remanente (8:3); • Cristo, el Ángel-Redentor, tomando posesión de su herencia (10:1); • Cristo, el Ángel- Vengador de su pueblo, tomando venganza sobre Babilonia (18:1 — 19:5).

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Puesto que los ángeles son "poderosos en fortaleza" (Salmo 103:20), el fuerte clamor de este ángel anunciando el juicio de Babilonia no es prospectivo sino retrospectivo. Desde el punto de vista del ángel, el poderoso e inicuo sistema ya está destruido (18:2). La repetición es como el solemne canto fúnebre de los condenados: "¡Ha caído! ¡Ha caído!" • Un estado degenerado se ha convertido en bestia. • Una iglesia apóstata se ha convertido en ramera. • Un cristianismo apóstata, incapaz de cambiar, debe ser destruido. En el capítulo 17, un sistema religioso corrupto es despojado de sus posesiones y riquezas, las cuales a su vez son transferidas a los tesoros de los gobernantes del imperio. Pero las autoridades civiles apóstatas que hayan triunfado sobre la gran ramera enfrentarán días más terribles que los que impusieron sobre la mujer del capítulo 17, ya que tendrán que rendirse ellos mismos y sus reinos ante la voluntad bestial y brutal del anticristo. El vocabulario usado en esta sección inicial nos presenta la razón por la cual Babilonia es destruida. Las relaciones ilícitas sostenidas con naciones y reyes bajo la dirección de la religión del capítulo 17 se convierten en relaciones ilícitas en el ámbito del comercio en el capítulo 18. Casi no podemos creer que se pueda concebir a una ciudad que se ha convertido en habitación de demonios y cuyo hogar definitivo sea el abismo del mundo infernal. Babilonia es también centro de inigualable maldad y degradación y capital del demonismo. Por "espíritus inmundos" y "aves inmundas y aborrecibles", podemos entender los diversos agentes de Satanás de una naturaleza altamente perniciosa que cooperarán para hacer que Babilonia se hunda en un fango de iniquidad y abominación ante los ojos del Dios santo. También se incluye en esta grave acusación contra Babilonia el juicio sobre aquellas naciones (extendidas por una zona geográfica considerable) que caerán como presa fácil bajo los encantos y la seducción de una metrópoli atea. "Los reyes de la tierra" no deben confundirse con los representantes personales de los diez reinos. Ofreciendo un bocado tentador a todos aquellos que quieran asociarse con Babilonia con el objetivo de adquirir ganancias meramente mundanas, los mercaderes de la tierra trafican con sus riquezas. Su abundancia le había sido arrebatada a la gran ramera por la fuerza civil apóstata que la codiciaba. Pero tal desarrollo de intereses personales será de corta duración, porque estos mismos comerciantes llorarán y se lamentarán por la pérdida de sus fuentes de riqueza. De todas las plagas que consumirán la tierra, las que caerán sobre Babilonia serán las peores debido a que, en toda su intensidad, invadirán la ciudad "en un día" (18:4-8). Las plagas de Egipto vinieron por etapas, pero aquí la muerte, el llanto, el hambre y el fuego reciben autorización de parte del fuerte Juez para llegar juntas y repentinamente (16:19-21). La voz celestial que llama al pueblo de Dios para que salga de la ciudad es diferente de aquella voz angelical de 18:1. Posiblemente es Dios mismo quien invita a su pueblo a dejar los pecados y las plagas de Babilonia (Jeremías 50:4-9; 51:5-8, 45). Semejante llamado a la separación es válido en todo momento y lugar donde existe la presencia del espíritu y los principios babilónicos (2 Corintios 6:17). "No seáis partícipes de sus pecados" significa: "No tengáis comunión con Babilonia, y no recibiréis sus plagas." Así le ocurrió a la mujer de Lot que se detuvo cerca de la ciudad contaminada y condenada y pereció por detenerse y volverse a mirar. Este solemne llamado también sugiere que Dios tiene su propio pueblo, aun en una ciudad apóstata, pero que la única seguridad que puede haber para ellos sólo la pueden obtener separándose del mundo. Por "sus pecados" debemos entender la evidente y terrible corrupción del estado moral de Babilonia, un estado que requiere el severo juicio de Dios: "Porque sus pecados han llegado hasta el cielo." La primera confederación de Babel fue atea: la torre de piedras se proponía alcanzar el cielo (Génesis 11:4). Pero aquí es una torre de pecados la que ha llegado al cielo. ¡Qué monumento de vergüenza! Aquí tenemos una torre de Babel, no de piedras sino de pecados. Tan horrendos e impíos que provocan el juicio severo y total del cielo.

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Los ejecutores de la ira de Dios recibieron órdenes de darle a Babilonia la medida completa de juicio que se merece: "Pagadle doble según sus obras." La copa de destrucción debe llenarse al "doble". La copa de lujuria y prominencia debe ceder el paso a la de tormento y humillación. La muerte debía tomar el lugar de la vida; el lamento debía destronar a la exaltación; el hambre sustituiría la abundancia de deliciosas comidas; el fuego debía consumir todas las ostentosas obras de Babilonia. "El doble" significa una porción completa, una doble recompensa de acuerdo con la ley levítica. La venganza aquí va mucho más allá del antiguo "ojo por ojo". En la justicia retributiva de Dios, la medida es duplicada. Sin embargo, estos terriblesjuicios no serán una mera venganza rencorosa. Como todos los juicios divinos, este será justo y bien merecido. Aquí se nos presenta una descripción peculiar de la confiada jactancia de seguridad de Babilonia en las palabras "Ella se ha glorificado y vivido en deleites." La presunción es otro crimen más que se le achaca a Babilonia. La ciudad no es juzgada únicamente por su conducta sino también por su carácter. El orgullo interno se indica por el pretencioso estado de reina. Pero cualesquiera que sean las esperanzas que tenga de recuperar su antigua grandeza, la destrucción de Babilonia ya está sellada: "Será quemada con fuego." Su juez será el Dios Todopoderoso. Su destrucción es segura debido a la justicia y el poder de Dios. Uno no puede leer Apocalipsis 18:9-19 sin reconocer la concentración de lujos y riquezas en la gran ciudad de Babilonia. La riqueza de las naciones aumenta y por doquiera se siente la gran influencia de dicha capital. Los potentados, los regentes del comercio y todos los que transitan el mar en embarcaciones mercantes participan de la prosperidad económica de Babilonia, pero también, como ella, serán tomados por sorpresa en el holocausto de destrucción. Se pueden ver separadamente tres clases de personas a las que afecta la ruina de Babilonia. Los reyes sobresalen en los lamentos, ya que ellos eran los que se estaban beneficiando de la influencia económica mundial de Babilonia (18:9, 10). Y esta expresión "reyes de la tierra" se entiende como la designación de jefes y gobernantes en general; no sólo los diez reyes confederados a los cuales se refiere el capítulo 17 como asociados con la bestia. Todos los gobernantes asociados con la lujuria y el libertinaje de la Babilonia material hasta la hora de su derrocamiento se lamentarán y llorarán al presenciar su incendio. Bajo el impacto del gran terremoto (16:17-21) estos reyes corruptos huirán de la arruinada ciudad en un estado de frenesí, clamando: "¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!" (18:10). Asi es como los juicios de Dios provocan temor aun en los más impíos. Debido a que el comercio juega un papel de gran importancia en la grandeza de la ciudad, los comerciantes aparecen también entre los que más se lamentan (18:11-16). La gran variedad de mercancías mencionadas especialmente en los versículos 12-14 demuestran que Babilonia llega a ser una gran metrópoli comercial en un período como de tres años después de que la ramera ha sido destruida. En los días del anticristo, el mercado será controlado desde este centro comercial de las naciones. En esta encrucijada del mundo estará centralizado todo el negocio mundial. El lenguaje de este pasaje sugiere un lujo extremo. Todo lo que una persona pudiera desear existe en este emporio universal. Joyas carísimas, muebles muy costosos, perfumes exóticos, suculentos banquetes, centros comerciales llenos de gente, ropa muy fina. . . todo se encuentra allí. Compra y venta, pasiones desbordadas, placeres, centros de deleite musical que reproducirán los días de Noé y Lot. En total se especifican unos 29 artículos comerciales, indicando que una gran parte del mercado mundial será afectada seriamente por la ruina de Babilonia. Todos los artículos vendidos en este almacén mundial podrían agruparse en siete categorías: 1. Valores y adornos 2. Indumentaria costosa 3. Muebles suntuosos 4. Olores fragantes 5. Vida abundante

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6. Espectáculos triunfantes 7. Infame tráfico humano Oro, plata, piedras preciosas y perlas. Lino fino, púrpura, seda y escarlata. Es interesante notar el contraste que hay entre el lino fino mencionado aquí y el de la novia según (19:8). Muebles fabricados con madera olorosa, marfil, metales, etc. Es probable que la madera olorosa mencionada aquí sea el gálbano aromático, árbol de Cirene cuya resina es uno de los ingredientes del incienso. Canela, especias aromáticas, incienso, mirra y ungüentos. Aquí se ve que los ingredientes del sagrado aceite de la unción son profanados por usos viles. Vino, aceite, harina, trigo, animales, ovejas, etc. Caballos y carros. Abundarán los vehículos más veloces en la tierra y en el aire. Esclavos ("cuerpos") y almas de hombres. A los traficantes de esclavos se les llama a veces "comerciantes de cuerpos", y Babilonia va a tener su propio mercado de esclavos. Las mujeres venderán su cuerpo y los hombres venderán su alma para la satisfacción de su concupiscencia. Indudablemente serán esclavos voluntarios, atraídos por el esplendor y la influencia seductora de la ciudad de Babilonia. Sin embargo, en el término de una hora todas esas grandes riquezas serán destruidas. Con razón, los millonarios de la tierra, cuyo poder comercial venía del oro, la plata, las piedras preciosas, los animales, los esclavos y las almas, llorarán y se lamentarán por la destrucción de todas las fuentes de sus riquezas. Toda la mercadería quedará completamente arruinada. Todo aquello que alimentaba el orgullo y la prosperidad perecerá al movimiento repentino e inesperado de la mano divina. Como centro mundial de finanzas y comercio, Babilonia estará involucrada en un intenso movimiento mercantil en los mares. Naves repletas de toda suerte de mercaderías entrarán y saldrán de sus puertos. Los patéticos lamentos de los pilotos y marineros nacen del hecho de que la desolación de Babilonia significa el fin del tráfico marino y por ende, el final de su único modo de ganarse la vida (18:17-19). ¡Con razón, todos aquellos que se han enriquecido por medio de las naves en el mar lloran, se lamentan y echan polvo sobre sus cabezas! Su testimonio es el siguiente: "¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?" Para todos los navegantes, nada se podía comparar con Babilonia. Ella era el emblema del prestigio y el poder mundanos. Su influencia universal había sido ganada a través de la política, la diplomacia y los medios deshonestos. Su dominio se había extendido amplia y extensamente por medio de la espada y el dinero. Pero toda esa grandeza inicua es barrida y destruida repentinamente por Aquél que es capaz de lanzar a los poderosos de sus tronos de poder. Al considerar conjuntamente las lamentaciones de los monarcas, los mercaderes, los marineros y los músicos (18:22), nos damos cuenta del terror que caracteriza al juicio de Babilonia. El doble ay de los monarcas termina con la expresión: "En una hora vino tu juicio" (18:10). Aquí nos damos cuenta de lo repentino de la acción divina. El golpe de venganza de la mano del Señor será rápido e inesperado. El doble ay de los mercaderes da su punto de vista sobre la ruina de Babilonia: "En una hora han sido consumidas tantas riquezas" (18:17). Indica el desvanecimiento total de toda prosperidad material orgullosa. El doble ay de los navegantes nos describe otra fase de la angustia experimentada a causa de la caída de la ciudad: "En una hora ha sido desolada" (18:19). Se encontraba repleta de grandes riquezas en un momento, pero en pocos instantes fue dejada totalmente despojada de todas sus posesiones. En la absoluta ruina que le sobreviene a la Babilonia literal (18:21-24), la violencia destructora ejecutada por el ángel poderoso es descrita en las siguientes palabras: "Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada." Esta es una frase que aparece seis

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veces en el Apoca lipsis. La desaparición de la ciudad es el cumplimiento de todas las declaraciones profélicas que se refieren a su destrucción. Dos capítulos, Jeremías 51 y Apocalipsis 18, deben ser estudiados y comparados cuidadosamente. El fuego y el terremoto serán los medios por los cuales será destruida la ciudad desde su centro hasta las orillas, y esto ocurrirá sin previo aviso. (Compare Isaías 13:19 con Apocalipsis 18:8, 9, 18). Debido a una visitación directa de Dios, Babilonia será destruida completamente. Los mejores cantantes y músicos del mundo quedarán silenciosos, pues no se oirá nada más que gritos de angustia y dolor. Los artistas que prostituyeron el arte para perfeccionar la adoración sensual del cristianismo apóstala no podrán reparar el mal. Ni siquiera la luz de una lámpara podrá encontrarse. En esta notable sección del Apocalipsis nos encontramos con un excelente ejemplo de la interpretación de las Escrituras por medio de las mismas Escrituras. Leemos acerca de un poderoso ángel que toma una piedra, como una gran piedra de molino y la arroja en el mar clamando: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada (18:21). Volviendo a Jeremías, vemos que Dios le da instrucciones al profeta para que ate al libro una piedra y lo eche a la mitad del río Eufrates, y luego dice: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella (Jeremías 51:64). Al estudiar la profecía de Daniel referente al último imperio mundial, observamos al profeta prediciendo el momento en que es cortada una piedra, sin la intervención de la mano del hombre. Esta destruye completamente la imagen que representa la gran era de los gentiles (Daniel 2:44, 45). El mar es un símbolo de la intranquilidad y la turbulencia de las naciones gentiles y sabemos que la "gran ciudad, Babilonia" es la expresión final de la dominación de la monarquía gentil. Por esto no es difícil ver en Cristo la Piedra que sale de la montaña de Dios para realizar la destrucción de la civilización pagana. Comparando un pasaje bíblico con otro, podemos hacer un resumen de las diversas causas de la ruina absoluta de Babilonia: 1. Por el orgullo de su corazón y por su posición (Isaías 13:19; 14:4; Jeremías 50:29-34; Apocalipsis 18:7, 8). 2. Por la opresión y supresión de Israel (Isaías 14:2-22; Jeremías 51:24, 25). 3. Por su lujuria y sus deseos mundanos (Isaías 47:8-11; Apocalipsis 14:8; 18:3, 9). 4. Por sus hechicerías y su demonismo (Isaías 47:12, 13; Apocalipsis 18:2, 23). 5. Por la idolatría (Jeremías 50:2; 51:47; Apocalipsis 18:6-24). 6. Por la persecución de los santos (Apocalipsis 18:6-24). Las Escrituras designan a Babilonia como sujeta a la venganza de Jehová, en vista de que es prominente como enemiga y esclavizadora de su pueblo Israel. El martirio de los justos, que empezara con la muerte de Abel y sigue aumentando en intensidad con el correr de los siglos, llega a su punto máximo cuando se convierte en la concentración final de los martirios y el centro de terror en Apocalipsis 17 y 18. Pero la destrucción de ambas Babilonias constituye la venganza de la sangre de los santos y también la culminación de la ira de Dios (18:24). La orden divina de destruir a Babilonia es seguida por un llamado divino a los santos para que se deleiten en la destrucción total de dicha ciudad (18:20 — 19:6). La expresión "Alégrate sobre ella" se usa en el sentido opuesto al regocijo de la compañía de 11:10, donde observamos el gozo de los inicuos por la muerte de los dos testigos. Al fin Dios ha dado su aprobación a este hecho celestial. Regocijarse por tan terrible ruina no parecería muy celestial, pero la ejecución de la justicia divina siempre evoca la aprobación del pueblo de Dios. El cielo se regocija por la venganza contra la gran ramera y la bestia. Es aquí donde llegamos a entender algo sobre los

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salmos imprecatorios, llenos de expresiones de gozo de parte de los santos por el juicio ejecutado sobe los impíos. Una traducción literal del versículo 18:20 diría: "Regocíjence sobre ella cielos y santos y ustedes los profetas, porque Dios ha llevado a cabo el juicio que ustedes deseaban sobre ella." En 18:24 vemos que la sangre de los profetas, de los santos y de todos los que fueron martirizados sobre la tierra, clama por venganza. Tras la caída de Babilonia son vindicados todos los que han sido perseguidos. Este coro de aleluyas entre el primer juicio y el segundo es una extensión del 18:20. Lo que les ha producido dolores y lamentaciones a los hombres notables de la tierra, causa gran regocijo en el cielo. Es muy interesante notar que el primer aleluya en el Nuevo Testamento es el que surge ante el juicio de la gran ramera (19:12). Los cuatro aleluyas que pronuncian la gran multitud, los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos constituyen una exclamación de victoria en la cual se atribuye alabanza y gloria a Dios. Al fin llega la desolación eterna para Babilonia, tal como fue profetizada en el Antiguo Testamento (Isaías 13:1-22; Jeremías 50:13, 23, 29-40; 51:26, 37, 62). El humo que de ella sube por los siglos de los siglos es una señal de la ruina de Babilonia, como testimonio permanente del justo juicio de Dios derramado sobre todas las fornicaciones y la persecución contra el pueblo de Dios realizada por ella. El término "sube", con referencia al humo del 19:3, viene de una palabra que tiene un significado diferente al que se da en el caso del incienso de 8:4. Algunos escritores aseguran que el significado de este pasaje que señala que el humo continúa subiendo por los siglos de los siglos, puede implicar que el lago eterno de fuego y azufre estará expuesto a la vista de los moradores de la tierra en la nueva creación después del milenio (Isaías 62:22-24; Apocalipsis 14:9-11). La frase inicial del capítulo 19: "Después de esto", describe una secuencia de acontecimientos y el pun to culminante de los capítulos anteriores. Por fin, la venganza de Dios entra en acción. La destrucción de Babilonia anunciada en 14:18 es cumplida totalmente aquí. Las razones por las cuales son derramados los juicios de Dios se dan en 15:3 y 16:7. Al repasar brevemente esta sección de los aleluyas, la cual celebra la eterna y definitiva ruina de Babilonia, nos damos cuenta de que la misma destrucción es considerada desde puntos de vista distintos en el cielo y en la tierra. En la tierra se escucha una lamentación de dolor y tristeza; en cambio en el cielo lo que se oye es una ex clamación de triunfo y alabanza. La bella palabra "aleluya" significa "alabado sea Jehová", y ése es el sonido que se desborda en el cielo. Debe hacerse énfasis también en el hecho de que en el original griego hay un artículo definido antes de cada una de las posesiones divinas mencionadas en 19:1, como sigue: • La salvación — liberación divina del juicio. • La gloria — gloria moral divina en el juicio. • El poder — la potencia divina manifestada en el juicio. La base del triunfo de los redimidos y de los ejércitos celestiales es la verdad divina y la justicia de Dios: "Sus juicios son verdaderos y justos." Un principio fundamental es que todos los tratos de Dios con sus criaturas, ya sea en gracia o enjuicio, son realizados en medio de la manifestación de sus atributos esenciales, tal como se ve en estos capítulos de juicio. El segundo aleluya está relacionado con lo definitivo y perpetuo que es un juicio ejecutado divinamente. Otros dos aleluyas incrementan el volumen de la alabanza. Dios es el Juez de Babilonia, así como Cristo es el Juez de la bestia. Finalmente una voz angélica exhorta a todos los siervos de Dios a que se unan en la alabanza antifonal a Dios, y sus voces unidas son como el rugido estruendoso de muchas aguas. Del trono de Dios, el verdadero centro y fuente de toda acción judicial, sale el llamado a alabar al Señor Dios Todopoderoso: "¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina r "

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Detengámonos a considerar este título dado a Dios: "El Señor nuestro Dios." Él es el Señor de la creación, de la compasión y de la perfección. Él es nuestro Dios. Cuando el apóstol Juan escribió estas palabras había cientos de dioses falsos en Roma, pero este es "nuestro Dios". Este es el canto final en la Biblia y lo más correcto es que este sea el canto del triunfo total de Dios sobre sus enemigos. Este canto tiene mucha relación con el primer canto bíblico, especialmente el de Éxodo 15:11: "¿Quién como tú, oh Jehová?" Hay un desafío en estos cánticos. En el Salmo 43:3, 10 la incredulidad pregunta: "¿Dónde está tu Dios?" Esta es una pregunta que muchas personas se hacen hoy. Pero en aquel día habrá gran estruendo y alboroto cuando todo el mundo reconozca que Dios está sobre su trono y reina por toda la eternidad. Nuestro Dios es todopoderoso; frente a Él no existe ninguna limitación. Esa es una de sus atribuciones supremas. Ni el diablo ni ningún otro dictador puede reclamar estas características; tampoco podrá reclamarlas el anticristo. La omnipotencia le pertenece solamente a nuestro Dios. En Efesios 1:19, 20 el apóstol Pablo escribe acerca de "la supereminente grandeza de su poder. . . la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales." Entonces procede a hablar de la supremacía de Cristo "sobre todo principado y autoridad". El amor de Dios es tan omnipotente como eterno (Jeremías 31:3). Sus planes son también omnipotentes; no pueden ser frustrados, no importa cuánto lo intenten los humanos o las fuerzas malignas espirituales e invisibles. La voluntad de Dios también es omnipotente. La voluntad de Dios es la fuerza más grande en todo el universo. Nabucodonosor declaró, después de haber estado por siete años con los bueyes y las bestias: "Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?" (Daniel 4:35). Lo más que podemos hacer en estos días de sufrimientos trágicos sobre la tierra es exclamar: "¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios todopoderoso reina!" Nuestro Dios ejerce dominio también sobre todo el universo. No solamente existe, sino que existe y reina. Cuando nos enteramos de esta realidad suprema, todo lo demás no importa nada. El trono de nuestro Dios está intacto; el apóstol Juan escuchó a una gran multitud que decía: "Gócemenos y alegrémonos." A pesar de todo lo que está trayendo desolación y muerte sobre los que moran en la tierra, mantengamos los ojos de nuestra fe puestos en el trono de Dios, un trono que jamás podrá ser conmovido. El capítulo 19 del Apocalipsis es un interludio en el cual Juan se desvía para enfatizar la descripción de todo lo que oyó y vio como reacción del cielo ante la manifestación de la venganza divina. En cierto sentido este es uno de los capítulos más impresionantes de todo el Apocalipsis, pues empieza con el cielo abierto y Cristo descendiendo como el Juez-Guerrero, para concluir con su tarea de juicio final. En el bautismo de Jesús hubo un cielo abierto, y Ezequiel inició su ministerio en una manera similar (Mateo 3:16; Ezequiel 1:1). En este paréntesis hay tres secciones claramente marcadas: • Los cuatro aleluyas (19:1-6) • La cena de bodas del Cordero (19:7-10) • El regreso del Redentor en gloria (19:11-21). En cuanto a los cuatro aleluyas, es interesante notar que este es el único lugar en el cual se usa esta palabra en el Apocalipsis. La repetida frase del Antiguo Testamento "Alabado sea el Señor", viene de la palabra hebrea aleluya, un término favorito para los judíos de la antigüedad. El primer "aleluya" o "alabado sea el Señor" se usa aquí para celebrar el castigo de Dios sobre los inicuos (Salmo 104:35), y los cuatro aleluyas surgen como respuesta a los ejércitos celestiales y los santos de la tierra ante la destrucción de Babilonia. Los dos primeros aleluyas son una extensión de la sección anterior, en la cual el cielo se regocija por la caída de Babilonia. Vienen de un poderoso ejército celestial que alaba y glorifica a Dios por sus juicios justos y verdaderos. El tercer aleluya es prolongado por el eco de los 24 ancianos y los cuatro seres vivientes, quienes agregan un fuerte amén a su tributo de alabanza. El cuarto

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aleluya proviene de la multitud de la tierra y de la creación al bendecir éstos a Dios por su omnipotencia. La fiesta de bodas del Cordero es una preciosa revelación de Dios a los corazones de sus hijos. ¡Qué gran momento será aquél cuando "la Iglesia de los primogénitos" se una para siempre con Aquél que la redimió con su propia sangre! Esa será la fiesta de bodas del Cordero. Nuestra presencia allí será pos ible solamente por su gracia, y únicamente aquellos que hayan sido lavados por la sangre del Cordero estarán presentes en esa celebración nupcial. Esta cena será de delicias, mientras que "la cena del gran Dios" (19:17) será de destrucción. En esta última cena las aves de rapiña vendrán y comerán carne de reyes, mientras que en la cena de la boda del Cordero los santos comerán con Cristo, el Rey de reyes. Nuestros bellos vestidos de bodas representan la justicia, que el Cordero atribuye e imparte a sus santos. En cuanto al regreso del Redentor en gloria, no hay ninguna duda sobre quien será el jinete del caballo blanco. Sus nombres corresponden a todo lo que Él es en sí mismo, y también a la naturaleza de sus juicios. Él es llamado: • Fiel y verdadero • El Verbo de Dios • Rey de reyes • Señor de señores. Las diademas que ciñen su frente son diademas reales, totalmente diferentes en carácter a las coronas falsas que lleva en la cabeza el anticristo. En cuanto a ia conmovedora frase "vestiduras teñidas en sangre," entendemos que se refiere a la sangre de los enemigos de Cristo, los que no han sido lavados en la sangre del Calvario. Uno de los nombres de Cristo, EL VERBO DE DIOS, ofrece uno de los más fuertes argumentos a favor de su encarnación (Juan 1:1-3, 14). Jesús mismo es la revelación definitiva y perfecta de Dios (Hebreos 1:1-4). 2. El juicio de reyes y ejércitos (19:17, 21) 1.a promesa y la profecía dadas a Cristo por su Padre fueron que cuando Él viniera para reinar, sus enemigos serían desmenuzados (Salmo 2:9). Aquí en la batalla del Armagedón con su carnicería, se ve el cumplimiento de la terrible profecía concerniente a la catástrofe que desmoronará los poderes gentiles en el mundo entero. Tenemos ante nosotros el día terrible del Señor predicho por los profetas (Joel 2:11; Miqueas 1:6). También debemos considerar en relación con esto aquellos dos capítulos que tratan acerca del período final del dominio gentil: Ezcquiel 38 y 39. En la reunión para la cena del gran Dios, Juan nos presenta un cuadro claro y fuerte del campo de batalla después de la victoria de Cristo: "Un festín sacrificial ofrecido en la mesa de Dios para todos los buitres de la tierra." (Para una descripción de los hábitos de los buitres, vea Maleo 24:28). En este terrible conflicto hay algunos contrastes muy interesantes que deben ser considerados. Las aves d el cielo se comerán la carne de los hombres grandes y poderosos de la tierra. Para hacer frente a los ejércitos de la bestia y de los reyes de la tierra, aparecen las huestes de aquel jinete que cabalga en su caballo blanco. No hay ni asomo de duda de lo que resultará (19:14-19). Aun los pocos que escapen de aquí, serán capturados por Aquél que está sentado sobre su caballo blanco. En contra de los desesperados esfuerzos de Satanás por destruir al resto de los judíos, Dios protegerá al remanente de la simiente de Israel (12:17), mientras que los pocos que hayan quedado de los ejércitos de los reyes no serán protegidos por nadie, sino que serán destruidos por la venganza del Rey de reyes. 3. La condenación de la bestia (19:20; 20:10)

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Por fin este "desolador" (Daniel 9:27), la "abominación desoladora" (Maleo 24:15) y "hombre de pecado" (2 Tesalonicenses 2:3-10) recibirá su recompensa por el odio diabólico que ha desplegado contra Dios y contra sus santos. Como el último y el más terrible de todos los tiranos de la tierra, recibirá su castigo bien merecido. Leemos: "La bestia fue apresada." Esta expresión es distinta a otras expresiones griegas. Tiene el sentido de tomar por la fuerza, prender (como lo hace un policía cuando captura a un criminal y lo lleva obligadamente y por la fuerza a la prisión). ¿Quién es ese que captura a la bestia y su compañero de crimen, el falso profeta? ¡Nada menos que el poderoso y triunfante Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, que irradian su justo enojo! "Estos dos serán lanzados vivos a un lago de fuego que arde con azufre" (19:20). A estos no se les permite morir ni ser inmolados (como ocurre con sus aliados), sino que son lanzados vivos al castigo eterno. Los tres jóvenes hebreos del libro de Daniel fueron lanzados vivos al horno ardiente, pero Dios detuvo la acción del fuego y preservó con vida a los tres valientes jóvenes. En cambio, la bestia y el falso profeta son echados vivos al lago de fuego del cual nunca se podrán librar. En lo que respecta al lago de fuego, no pretendemos saber todo lo que está implicado en dicho castigo eterno. Suponiendo que el lenguaje sea simbólico, la realidad tendría que ser mucho más terrible que la Figura presentada aquí. Jesús era un predicador que hablaba del fuego del infierno. Para Él, el castigo eterno era una terrible realidad y no le agradaba nada el sufrimiento eterno de los pecadores. Él dio su vida en la cruz para que los hombres no tengan que ser condenados, sino que tengan vida eterna. Es nuestra tarea urgente exhortar a los perdidos a huir de la ira que vendrá. 4. El juicio del falso profeta (19:20; 20:10) Estos dos poderosos y perniciosos aliados que se unieron una vez en una lucha inicua contra Dios, ahora van también unidos hacia un mismo castigo. Aunque será responsable de asesinato y persecución contra las multitudes que no querrán adorar a la imagen de la bestia, al falso profeta no se le permitirá morir. Ni su pretendido poder de obrar milagros lo podrá librar de ser lanzado vivo al lago de fuego. No cabe duda de que el castigo eterno del falso profeta será terrible, debido a su fingimiento religioso. La condenación de la bestia y del falso profeta representará el final de las falsedades políticas y de un falso sacerdocio. Estos dos personajes sufrirán juntos, porqu e pelearon juntos contra el Cordero. 5. El juicio del diablo (20:1-3, 10) Por fin la cabeza de la serpiente es totalmente aplastada (Génesis 3:15). La victoria ganada sobre el diablo en el Calvario al fin es puesta en total operación. El que fue una vez lanzado del cielo por su rebelión y luego echado del aire a la tierra (12:9), ahora es lanzado al abismo sin Fin por mil años (Apocalipsis 20:3). Su libertad de andar alrededor viendo a quién devorar (1 Pedro 5:8) será abolida cuando un ángel del cielo lo en cadene y lo ate, confinándolo al abismo por un milenio. Juan dice que el dragón fue aprisionado "para que no engañe más a las naciones hasta que mil años sean cumplidos". Los mil años de permanencia de Satanás en el abismo no producirán ningún cambio en su malévola personalidad. Cuando sea nuevamente suelto, demostrará que sigue siendo el mismo diablo antiguo. Pero mientras él se encuentre atado, la tierra respirará un aire más puro y el reino milenial de Cristo hará que la tierra se cubra de paz y justicia, como las aguas cubren la mar. Seis veces se menciona la frase "mil años", y este período será la época gloriosa del establecimiento del reino de Cristo predicha por los profetas, por Cristo mismo y por los apóstoles. Después de su obra postmilenial de engañar y seducir, el diablo será lanzado (como se indicó anteriormente) "al lago de fuego y azufre" en donde se reunirá con sus frustrados seguidores, que ya habrán experimentado las mismas llamas por mil años. Allí entrará para sufrir juntamente con ellos el tormento eterno (20:10). Al fin la trinidad satánica, que ha estado tratando de imitar a la trinidad divina, recibe su castigo implacable. El diablo, la bestia y el falso profeta quedarán confinados eternamente al lago de fuego y azufre. ¡Con cuánta razón el diablo trata de hacer que

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la gente no lea este último libro de la Biblia, fuerte y claro en describir su merecida ruina y su castigo! No quiere que aquellos a quienes él ha engañado, sepan cuál será su terrible futuro. 6. La condenación de Gog y Magog (20:7-9) La mención de Gog (el príncipe) y Magog (la tierra) nos lleva a Ezcquiel 38, donde Gog representa a todas las naciones que forman la gran confederación del norte. Llegamos ahora a la revuelta final de las naciones y su destrucción. Algunos se preguntan por qué soltará Dios a Satanás del abismo sin fin después del glorioso reino milenial de Cristo, durante el cual este león rugiente ha estado encadenado. ¿Por qué soltar al diablo, aunque sea por un breve período, para que forme una revuelta? La única respuesta es que el Señor quiere probar hasta dónde llega la depravación de la humanidad. Cualquiera supondría que después de mil años de disfrutar de ese bendito y glorioso reino de Cristo, nadie en la tierra querrá hacer guerra contra Dios. Pero así como Adán pecó en el ambiente más perfecto del huerto del Edén, así también grandes multitudes de estos participantes del milenio se rebelan contra Cristo a pesar de la paz y la abundancia que acompañarán al gobierno del Rey. Por supuesto que Él los gobernará con vara de hierro y ellos se postrarán ante Él. Sin embargo, su respuesta instantánea al llamado de Satanás demuestra que esa obediencia a Cristo era fingida. Reconocían el poder de Cristo y se doblegaban ante Él, sólo porque tenían que hacerlo. Pero el juicio será tan instantáneo como la revuelta de las naciones de los cuatro ángulos de la tierra; descenderá fuego de Dios desde el cielo y devorará a las multitudes (20:9). El fuego, como sabemos, está relacionado con todos los juicios de Dios, incluso el juicio de los creyentes ante el trono de Cristo (en el cual nuestras obras tendrán que ser probadas por fuego: 1 Corintios 3:13). En este conflicto final no habrá batalla; no se peleará. Dios Todopoderoso, que es fuego consumidor, destruirá instantáneamente a las engañadas y embrutecidas naciones. El último ataque del hombre contra Dios y contra "el campamento de los santos sobre la santa ciudad" termina en un completo fracaso, y el infierno abrirá su gigantesca boca para tragarse las hordas terrestres que el diablo haya engañado y conducido a la revuelta. ¡Por eso leemos después acerca de una tierra nueva libre del diablo para siempre! 7. La condenación de los perdidos (20:11-15) Los tribunales de justicia de la tierra han presenciado algunas escenas tensas y terribles, pero aun los juicios más famosos palidecen en significado al ser comparados con las asombrosas escenas del juicio final que estamos a punto de considerar. Antes de entrar a estudiar el sombrío escenario de este gran juicio, familiaricémonos con el lenguaje usado en la narración. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron ju/gados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego (Apocalipsis 20:10-15). Este juicio tendrá lugar después del milenio y la condenación final de Satanás, y después de que hayan sido desechados los cielos y la tierra actuales. Será el más solemne y terrible que jamás se haya visto. Por fin llega el momento en que el Juey. eterno arregla todas las cuentas. Después de eliminar a Satanás, el dios de este siglo, Cristo ahora se prepara para tratar con todos los pecadores de este mundo. Aquí llega al Fin del mundo, porque la creación huye de delante de la faz de Aquél que está sentado sobre el trono. Hay muchos que se refieren a esto como un juicio "universal", pero el Apocalipsis no habla de ningún juicio "universal". Todo juicio descrito aquí es particular. En este juicio no comparecerán todos los hombres de toda la historia de la

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humanidad. Aquí sólo estarán los impíos muertos, así como ante el juicio de Cristo sólo comparecerán los creyentes. La visión de Juan se divide en dos partes, indicadas por la frase "Y vi" • 20:11 — Y vi al trono y a su Juez • 20:12-15 — Y vi a los muertos y su juicio. A. El trono del juicio Este libro tan especial que es el Apocalipsis, es un libro de tronos y juicios. En 19:11-21 tenemos el juicio de Cristo contra las personas vivas. Aquí en 20:11-15 aparece el juicio sobre los muertos. En 4:2 vemos el trono desde donde es gobernada la tierra. Mateo 25:31 nos habla del "trono de su gloria", el cual está relacionado con el juicio de Cristo sobre las naciones vivas. Pero entre todos los tronos de las Escrituras, el que se conoce como "el gran trono blanco" es el más terrible y severo. ¿Qué clase de trono es este que no será establecido ni en la tierra ni en el cielo? No es el trono de un soberano a punto de reinar y dar órdenes, sino el de un juez que está a punto de pronunciar juicio sobre los culpables. Es un trono establecido con un propósito específico; no es un trono permanente, porque deja de operar tan pronto como son aplicados los juicios sobre los condenados. En este trono las posiciones serán opuestas a las del juicio de Pilato. Allá el Creador fue juzgado por una criatura, pero ahora, la criatura comparece ante el Creador para recibir su sentencia. En la sala de Pilato, Dios permanece callado ante el hombre; pero aquí, el hombre queda ep silencio delante de Dios. Aquél que un día fue condenado ante un tribunal de la tierra, ahora será quien tendrá que decidir los destinos de la raza humana y revelar los principios del gobierno divino. Por haber rechazado la gran salvación ofrecida por Cristo, ahora los pecadores tienen que comparecer ante el gran trono blanco. Este será un trono grande por muchas razones: • Por la dignidad del juez mismo. • Por la grandeza e inigualable solemnidad de la ocasión. • Por lo grandioso de la escena: aquí amanece la eternidad. • Por las eternas consecuencias del juicio. • Por los grandes destinos determinados allí. El color blanco del trono corresponde a la personalidad del que lo ocupa. Él es quien "ha dispuesto su trono para juicio. Él juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud" (Salmo 9:7, 8). El infinito ante quien los finitos deben comparecer, es santo y justo en "el día de la ira y el justo juicio de Dios" (Romanos 2:5). No se tratará a nadie con injusticia o ingratitud, como le sucedió a Él a manos de Pilato. La blancura del trono simboliza la pureza y rectitud de los juicios del Juez. Aquí vemos el fulgor de la santidad, justicia y pureza divinas. ¡Cuan terrible será para los pecadores tener que enfrentarse al resplandor irresistible de la presencia del Señor! B. El Juez El Juez es el Señor nuestro Dios, el Salvador, quien declaró que su Padre le había dado toda "autoridad de ejecutar juicio" (Juan 5:27). En vista de que la salvación fue planeada por Dios, adquirida por Cristo y aplicada por el Espíritu Santo, es probable que las tres Personas de la Trinidad estén presentes en el juicio de aquellos que hayan menospreciado tal salvación. Sin embargo. Cristo será quien pronunciará el solemne juicio contra los perdidos. (Vea Juan 5:22; Hechos 10:42; 17:31; 2 Timoteo 4:2.) Con sus ojos como llamas de fuego, Cristo escudriñará y abrasará a los que estén frente a Él (1:14; 19:12). Todo y todos se marchitarán ante su penetrante y ardiente mirada de justicia y juicio. Esos ojos no parpadearán con misericordia en esos momentos, porque con ilimitada

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majestad, el dueño de esa mirada penetrante ha adquirido el derecho de disponer del destino de sus voluntariosas criaturas. Puesto que el Juez es el justo, su juicio estará de acuerdo con su naturaleza. "¿El juez de toda la tierra, no hará lo que es justo?" Por supuesto que sí lo hará, como lo hace siempre. "Con justicia juzga y pelea." "Tus juicios son verdaderos y justos" (Apocalipsis 19:11; 16:7). La mención del rosfo del Juez es digna de notarse. En 12:13-16 Israel se ve forzado a huir "delante de la serpiente", pero aquí "la tierra y el cielo" tienen que huir de delante del rostro del Señor, que es ahora el juez. Una vez ese rostro fue escupido, abofeteado y desfigurado, pero ahora luce adornado con una temible majestad. Y será en este rostro donde los inicuos verán su terrible sentencia de condenación. ¡Cuan diferente será la mirada de la Iglesia hacia aquel rostro! "Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes" (22:4). Los santos del Señor tendrán el honor de participar en el juicio. "Para ejecutar en ellos el juicio decretado; gloria será esto para todos sus santos. Aleluya" (Salmo 149:9; compare con 1 Corintios 6:2, 3). C. El juicio Los tribunales de los países democráticos tratan de ofrecer a los criminales un juicio justo. Este tribunal del cielo no se ha establecido para discutir sobre los pros y los contras en el caso de un pecador, sino para llevar a cabo una sentencia ya declarada. Los incrédulos del mundo de hoy ya están condenados, porque no han creído (Juan 3:18). En aquel día los muertos resucitarán y comparecerán ante el juez, no para juicio que compruebe su culpabilidad o su inocencia, sino para recibir la ratificación de una condenación ya pronunciada. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Juan 3:18). El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehusa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él (Juan 3:36). Este juicio es llamado "eterno" (Hebreos 6:2), porque sus consecuencias son eternas. También sirve como garantía de que el pecado nunca invadirá la nueva creación de Dios. El cristiano se regocijará al saber que no tendrá que enfrentar jamás tal condenación: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). Por haber aceptado a Jesús, que llevó nuestra condenación, y haber permanecido en Él, somos salvos del pecado y de su justo castigo. D. Los juzgados Son varios los objetos de juicio que se mencionan en el terrible relato del juicio del gran trono blanco, y es muy importante notar sus respectivos juicios. La tierra y los cielos. Ocurrirá una desaparición instantánea de la antigua creación, porque el que está sentado en el trono fue su Creador. Por eso mismo, obedece inmediatamente a su mandato. ¿Por qué se desvanecerá la tierra? Porque fue el escenario del pecado y la rebelión, y sobre ella se derramó la sangre del Juez. Los hombres se aferraron a ella por muchos siglos, pero aliora desaparece. ¿Por qué desaparece el cielo también? Los cielos aéreos no pueden permanecer porque fueron contaminados por Satanás, el príncipe de la potestad del aire. ¿Cómo pueden permanecer los cielos si no son puros ante Dios? Entre las nuevas erial uras tendremos los nuevos cielos y la tierra nueva (Apocalipsis 21:11). (Vea también Isaías 65:17; 66:22; 2 Pedro 3:7, 10-13; Hebreos 1:10-12). Los ángeles caídos. Como ya se decidió la suerte del principal rebelde (20:10), Cristo procede ahora a tratar con todos aquellos sobre quienes influyó Satanás. Si bien no tenemos pruebas en esta narración de que las huestes satánicas hayan de comparecer ante este trono, creemos que será en esta ocasión cuando serán juzgados todos los espíritus malignos. "Y a los ángeles que no guardaron su dignidad sino que abandonaron sus moradas, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día" (Judas 6). Si, como Pablo afirma, nosotros hemos de juzgar a los ángeles (es decir, a los caídos), entonces tal parece como que los santos estarán en este tribunal realizando una labor judicial. No es difícil entender por qué Satanás aborrece tanto

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el Apocalipsis y lucha por hacer que los creyentes no lo lean ni lo estudien. Él no quiere que sepamos cómo va a ser su terrible juicio, y el severo castigo que les aguarda a sus aliados angélicos y humanos. Los muertos. En este grupo debemos agrupar a todos los muertos en pecado, ya sea que estén muertos espiritual o físicamente. Los impíos que estén en la tierra en estos momentos serán transferidos inmediatamente a este juicio, mientras que los muertos que se encuentren en el infierno serán levantados para que comparezcan con los otros ante este tribunal. Aquí comparecen ellos como prisioneros, esperando su sentencia de condenación eterna. Los muertos en Cristo fueron resucitados cuando el Señor regresó por su Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16, 17). Pero esta resurrección no será "de entre los muertos" (para los creyentes), sino la resurrección de todos los muertos impíos para su juicio final. Todos los que murieron en pecado antes de que Cristo viniera al mundo serán juzgados de acuerdo al libro de la ley (Romanos 2:12; 3:19). Todos los que murieron después de Cristo serán juzgados de acuerdo con el Evangelio eterno. No se verán allí infantes ni débiles mentales, porque ellos no tuvieron conciencia de responsabilidad. Por esto, la sangre de Cristo, que cubre el pecado adánico, garantiza su presencia en el cielo. Ante este trono terrible comparecerán pecadores de todas las categorías, como se indica en la frase "grandes y pequeños", expresión que aparece cinco veces en el Apocalipsis. Actualmente existen varias clases y distinciones, sociales y raciales. Pero toda distinción será eliminada cuando el Juez se siente en su trono, porque no hay acepción de personas en Él. Los grandes y poderosos, igual que los pobres y los insignificantes, entrarán al lago de fuego y azufre. Los cobardes. Estos son los que vivieron en la tierra llenos de temores. Siempre tuvieron miedo de confesar a Cristo, de identificarse con el Evangelio y vivir para el Señor. Les fallaba el corazón debido al miedo. Aunque quizá fueran valientes y fuertes en otros aspectos, cuando se trató de recibir a Jesucristo como su Salvador, fueron cobardes. Los incrédulos. Aquí tenemos a la clase más numerosa, que se encuentra en todos los grupos sociales. Jesús mismo declaró que los que andan por la senda ancha son muchos. Es triste pensar que la mayoría d e los seres humanos son incrédulos. Muchos de nuestros centros de educación secular producen paganos pulidos. La mente natural simplemente no está dispuesta a recibir y creer el mensaje del Salvador crucificado y resucitado. Los abominables. En este grupo se encuentran todos los moral y físicamente depravados. Aquí se ve nuevamente la corrupción de los días de Noé. Las guerras han dado oportunidad de que se liberen distintas clases de pecados detestables. Los homicidas. Las estadísticas nos informan que los homicidios están aumentando. Jesús llamó a Satanás homicida. Él es el padre de todos los que destruyen las vidas de otros. ¡Qué día tan terrible el que les aguarda a todos los asesinos y verdugos del mundo que han matado a hombres, mujeres y niños inocentes! Los fornicarios. La Escritura usa la palabra "fornicación" para referirse a la inmoralidad sexual de toda clase. El adulterio, el incesto y la idolatría son considerados como fornicación (Mateo 5:32; 1 Corintios 5:1; 2 Crónicas 21:11). También las doctrinas no bíblicas se consideran como fornicación espiritual (Apocalipsis 19:2). Los hechiceros. Anteriormente hicimos mención del hecho de que esta palabra está conectada con la palabra "farmacia". En el pasado las drogas jugaban un papel muy importante en la hechicería. Una vez más nos encontramos en una sociedad alcohólica, drogada y esclava de toda clase de estimulantes y calmantes. En esta categoría podemos colocar a todos los que se identifican con el espiritismo y el demonismo. Los idólatras. La interpretación general de esta clase es que représenta a los paganos adoradores de ídolos de madera o de piedra. Sin embargo, no todos los idólatras están en África o en la India; hay incontables multitudes de idólatras alrededor de nosotros en nuestros países "cristianos". Estos se adoran a sí mismos, su dinero, sus negocios, sus deportes. ¿Que es un (dolo? Un ídolo es cualquier cosa o persona que toma el lugar de Dios en la vida de un individuo.

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Los mentirosos. Toda clase de mentirosos deberán comparecer ante el trono de Dios. Satanás, el padre de la mentira, ya estará en el lago de fuego, y ahora sus hijos van al mismo lugar. Todos los que niegan o contradicen a Dios y a su Palabra son mentirosos. Ninguno de los condenados podrá apelar en contra del juicio que pesa sobre ellos. Todos estarán totalmente conscientes de su culpabilidad. Si bien los castigos serán proporcionales en intensidad, es decir, según la culpa de cada uno, la duración del castigo será por toda la eternidad en todos los casos. El mar. Al describir la nueva creación, Juan declara que el mar no existe más. Esto era muy significativo para Juan, quien en su prisión de Palmos sabía que el mar Egeo lo separaba de aquellos a quienes deseaba ver y ministrar. Pero, ¿cual es el sentido total de la frase que indica que el mar entregará a los muertos que están en él? ¿Debemos interpretar aquí "mar" como símbolo de la intranquilidad y agitación de la humanidad, y por tanto, un anuncio de que las masas y todos los alborotadores serán apaciguados en el juicio? ¿O debemos aceptar la interpretación común: que todos los que han muerto ahogados en el mar deberán salir de su tumba submarina? A nuestro parecer la siguiente frase, la cual indica que "la muerte" entregó "los muertos" que estaban en ella incluye a todos los que han muerto y han sido sepultados en la tierra y en el mar. George Pember, en su interesante libro Earth's Earliest Ages (Las edades primitivas de la Tierra), sugiere que el mar es la prisión de un vasto número de demonios que siguieron a Satanás en su expulsión del cielo, y quienes, cuando fue formado el mar, quedaron aprisionados en él. Es probable que a estos se refiera el versículo 6 de Judas al indicar que Dios "los ha guardado en obscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día". Cuando pasen el cielo y la tierra, también el mar pasará. Por lo lanío, todos los seres que se encontrasen allí tendrían que comparecer ante el que creó los mares. La muerte y el infierno. La muerte o la tumba encerraba los cuerpos de los perdidos, mientras que el Hades encerraba sus espíritus. Ahora se unen los espíritus a los cuerpos y en esos cuerpos eternos de perdición y en esos espíritus eternos de condenación salen a la muerte de la muerte. Pronto este monstruo será destruido: "El último enemigo en ser destruido será la muerte." El Hades o infierno es la morada actual de los pecadores muertos. Pero esa habitación temporal desaparecerá y en su lugar existirá el lago de fuego, que será un sitio de sufrimientos terribles y eternos. Se habla de esta resurrección como de vergüenza y confusión perpetua (Daniel 12:2); de los injustos (Hechos 24:15); de condenación (Juan 5:29). ¡Cuan diferente será la resurrección de los creyentes cuando Cristo venga por su Iglesia! (Vea 1 Tesalonicenses 4:16, 17; Eilipenses 3:21; 1 Corintios 15.) La muerte y el infierno siguieron inmediatamente a sus anteriores ocupantes en el lago de luego (Apocalipsis 20:14). Puesto que existen como consecuencia de la introducción del pecado en el mundo por obra de Satanás, ahora lo siguen al lugar de eterna condenación. Ya que las llaves del infierno y de la muerte cuelgan del cinto de Cristo, Él puede actuar como quiera con ellos. "Yo soy. . . el que vivo y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades" (Apocalipsis 1:17, 18) El lago de fuego viene a ser el depósito final de todos los que fueron desobedientes a Dios y Cristo Jesús. El terrible nombre "lago de fuego" aparece cinco veces en el Apocalipsis, y debiéramos considerar el significado de esta morada final de Satanás, la bestia y el infierno. ¡Indudablemente, tan terrible expresión nos hace ver que este indescriptible castigo es eterno y definitivo! Hay quienes aseguran que aquí el lenguaje es figurado solamente y que no se refiere a llamas verdaderas. Si esto es así, entonces la realidad simbolizada debe ser aún más terrible que la figura. "Hay que recordar," dice Broadus, "que el lenguaje puede ser altamente figurado sin ser ficticio. Solamente es necesario entender qué se quería decir con las figuras de las Escrituras, y dicho significado será tan real y verdadero como si se dijera en lenguaje común y corriente. De manera que el fuego que nunca se apaga puede ser considerado como una figura, si asi se prefiere; sin embargo, siempre significará que en el infierno habrá algo tan terrible como el fuego; tan cruel y atormentador como lo es el fuego al cuerpo material. Es más: la realidad del infierno, como la del cielo, sobrepasa enormemente a los cuadros imaginativos que las cosas y

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figuras terrenales puedan evocar." A esto podemos agregar el hecho de que Cristo jamás hizo una falsa amenaza, de modo que al hablar del fuego eterno. Él estaba previniendo al hombre contra un castigo real descrito con unas figuras tan vivas, que indican el más extremo sufrimiento. Este juicio de fuego fue preparado para el diablo y sus ángeles: "Entonces dirá también a los de la izquierda: apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles" (Maleo 25:41). Ellos serán los primeros en sufrir el tormento de las llamas. El lenguaje usado para describir la morada eterna de los perdidos es suficiente para horrorizar el corazón del pecador. El lago de fuego; la muerte segunda; tinieblas; abismo y obscuridad para siempre; llanto y crujir de dientes. La enseñanza de Cristo indica claramente que el tormento será eterno (Lucas 16:24-26). En el lago de fuego los condenados estarán totalmente conscientes, lo cual hará su angustia más intensa aún. No existe un purgatorio, ni medio de escape alguno. "Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera (pie los que quisieren pasar de aqui a vosotros, no pueden, ni de allá pasar para acá" (Lucas 16:26). Todos los condenados serán atormentados para siempre jamás (Apocalipsis 20:10). La repetida frase la muerte segunda se explica muy fácilmente. La primera muerte es física: la separación del espíritu y el cuerpo. La segunda muerte es eterna: la separación definitiva entre espíritu y Dios. Esta segunda muerte no tendrá potestad sobre los salvos (Apocalipsis 20:6). Donaid G. Barnhouse, en su libro God's I.ast Word (La última palabra de Dios) afirma: "Como para darles una palabra final de consolación a aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero y a la vez, una palabra final de advertencia a aquellos que no conocen a Dios, se presenta una vez más la distinción: ''Todo aquel que no fue hallado inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.' " E. Los libros del juicio Ahora llegamos a la complicada cuestión de los diversos registros que según la declaración de Juan están delante del Juez cuando Él juzga a los condenados que estarán de pie delante del trono. "Los libros," "otro libro," "el libro de la vida" y "el libro de la vida del Cordero" son términos que deben ser distinguidos e interpretados. "Los libros" (20:12) es una expresión que implica la existencia de más de un registro en el cielo. Se puede entender claramente que son el registro de las obras de todos los que están a punto de ser juzgados. "Y fueron juzgados los muertos por las cosas que están escritas en los libros, según sus obras" (Apocalipsis 20:12). El Señor mantiene un registro fiel de todos los pensamientos, obras y palabras de los pecadores. Nada es tan insignificante como para que no sea registrado. Este no será un juicio general; los méritos de cada persona serán considerados: "cada uno según sus obras". El rico de Lucas 16, cuando murió y fue al Hades, clamaba: "Estoy atormentado en esta llama." Pero Abraham respondió: "Hijo, acuérdale." Entonces el rico empezó a recordar las oportunidades pasadas y perdidas. Recordó lo que Moisés y los profetas habían dicho. Se acordó del mensaje de la Santa Palabra de Dios. ¡Se acordó, pero ya era demasiado tarde! Aunque una persona tenga un buen historial de vida, es evidente que lo único que realmente cuenta es si Cristo ha inscrito su nombre en "el libro de la vida" (Apocalipsis 20:12). "Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos" (Lucas 10:20). La base para la condenación no es que haya ausencia de obras, sino que sus nombres estén ausentes. "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:22, 23). Cristo ejerce autoridad sobre este registro, como se indica en Apocalipsis 3:5. (Vea también 13:8; 21:27). El libro de la vida del Cordero es el registro dorado de aquellos que pertenecen al Señor. Esos nombres fueron escritos en estos libros mucho tiempo antes de los acontecimientos del gran trono blanco. Donaid G. Barnhouse señala los puntos siguientes sobre los diversos libros que hay en el cielo:

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"Los libros" es un plural. Hay más de un libro en los registros que se llevan en el cielo. Hay por lo menos dos libros relacionados con los que han creído en el Señor Jesucristo. Existe uno que es el rollo de los escogidos en Cristo y es conocido como "el libro de la vida del Cordero" (Apocalipsis 21:27) o simplemente "el libro de la vida" (Filipenses 4:3; Apocalipsis 13:8). De esto estaba hablando el Señor Jesucristo cuando les dijo a sus discípulos que debían regocijarse de que sus nombres estuvieran escritos en el cielo (Lucas 10:20). Hay otro libro que también tiene que ver con los creyentes. Contiene el registro de todos sus pensamientos y meditaciones relacionadas con su Señor. Esto lo leemos en el bello pasaje de Malaquías 3:16 que dice: "Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memorias delante de Él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre." Es muy posible que este libro sea el que contiene la diferencia entre aquellos que son salvos y reciben la recompensa y la corona y aquellos que son salvos como por fuego, cuyas obras serán quemadas (1 Corintios 3:14, 15). En el pasaje que estamos considerando en el Apocalipsis se hace evidente que también hay libros que tienen que ver con los no salvos... El más fácil de describir es el libro que recoge la vida y las obras de los que no serán salvos. Aquí leemos en términos nada dudosos que las obras de los incrédulos están registradas en los cielos. Cómo se realiza todo esto, no pretenclemos saberlo ni nos arriesgamos a adivinarlo. Está en el secreto de Dios, pero no resulla difícil creerlo, ya que los mismos hombres han alcanzado la capacidad de grabar en discos grandes sinfonías y elocuentes discursos, y han podido reducir enormes bibliotecas y conservarlas en microfilms. Aquí se nos presenta una realidad. Dios la declara. El incrédulo puede mofarse de ella, pero por este mismo registro tendrá que ser juzgado. Tal parece que en el "libro de la vida" habrá algo así como el registro de un censo, en el cual se encontrarán todos los nombres de los humanos que han existido, y que los nombres de los que no han creído en Cristo serán borrados del libro, dejando la lista de los escogidos en Cristo. Ya hemos visto (Apocalipsis 3:5) que una de las promesas hechas a los que vencieren es que sus nombres nunca serán borrados del libro de la vida. Esto indicaría que algunos si han sido borrados; indudablemente, son los nombres de los perdidos. Esto se indica con mayor énfasis en la declaración que se hace en el último párrafo de la Biblia (Apocalipsis 22:19). Los nombres de aquellos que quiten algo de la revelación de Dios en las Escrituras, serán quitados a su vez del libro de la vida.

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Las Siete Cosas Nuevas Apocalipsis 21:2 - 22:1 Un cielo nuevo | Una tierra nueva | La nueva Jerusalén | La nueva comunión | El nuevo templo | La nueva luz | El nuevo Paraíso |

Cuando Satanás y los pecadores hayan sido echados de la tierra, cuando la muerte y el infierno hayan sido derrotados y Cristo haya sido reconocido y venerado como el Señor de todos, dará inicio una nueva era en la cual Dios será el todo en todo. ¡Por fin, la eternidad! Las sombras habrán pasado y la gloria empezará. Un eterno y glorioso amanecer anunciará una nueva creación, porque el último día oscuro del mundo habrá terminado. La historia del hombre estará consumada y empezará el nuevo orden de Dios. Estos últimos capítulos del Apocalipsis contienen una conclusión perfecta de los planes eternos de Dios y su maravillosa providencia por su pueblo (Efesios 2:7). ¡Habremos llegado a la meta de toda la revelación! El deseo y los esfuerzos de Satanás a través de los siglos han sido dirigidos a separar a Dios del hombre, pero al final es Dios quien hace su voluntad. Por fin, los planes divinos para el eterno bienestar del hombre son realizados y toda promesa divina es cumplida. Con sublime e inigualable lenguaje, Juan describe la transición de los glorificados al pináculo de la paz eternal. La competencia moral del apóstol para presenciar y entender las glorias de la eternidad no venía de él mismo, sino del Espíritu Santo. Bajo el control absoluto del Espíritu de

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Dios, Juan vivió y se movió en otro ámbito de la existencia y fue preparado así para recibir la visión de las realidades del cielo. Sentimos que estos capítulos invitan a la contemplación más que a la interpretación; a la reverencia más que a la investigación. Nos vemos invadidos del deseo de que se supiera mucho más acerca de nuestra morada eterna. Una de las razones por las cuales escasean los detalles acerca del estado eterno, es la limitación del lenguaje para expresar lo que Juan vio y vivió. Las mejores palabras son únicamente palabras, un medio inadecuado de expresión cuando se trata de la gloria eterna. Una vez en el cielo, en medio de aquel esplendor maravilloso, haremos nuestra la exclamación de la reina de Sabá: "Ni aun se me dijo la mitad" (1 Reyes 10:7). La frase clave en la sección final del Apocalipsis está en 21:5: "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas." Algunos sugieren que aquí se confunden la época milenial y la eternidad para constituirse en un cuadro perfecto de la gloria interminable. (Cronológicamente, Apocalipsis 21:9-27 podría preceder a 21:1-8. Los versículos 7 y 8 apuntan hacia un período previo al amanecer de la era eterna.) La escena presentada es magnífica en verdad. Por fin Cristo es el héroe de los siglos y está a punto de entregar el reino a su Padre. ¡Qué conmovedor va ser éste acto de rendimiento, tanto para el Padre como para el Hijo! ¡Cuan necesario es que vivamos más el futuro Como lo hizo el apóstol Pablo, aprendamos a equilibrar el triste "ahora" con el glorioso "mañana". 1. Un cielo nuevo (21:1) "Vi un cielo nuevo.. . el primer cielo pasó" (Apocalipsis 21:1). Al comparar todo este versículo con el 20:11, encontramos el orden invertido. Delante del gran trono blanco la tierra y el cielo huyeron. Este cambio de orden es significativo. En la creación antigua, que termina en 20:11, Dios estaba íntimamente relacionado con la tierra, sobre la cual El tenía un templo para su pueblo. Pero ahora que su pueblo mismo es el templo (21:3), todo tiene naturaleza celestial. Por "cielos" en 21:1 no se quiere dar a entender la presencia inmediata de Dios, sino los cielos aéreos; es decir, todo lo que está entre la tierra y la morada de Dios. El cielo antiguo es el lugar desde donde operaba Satanás, por lo que no era limpio ante los ojos de Dios. El cielo nuevo habrá de ser constituido de una manera tan diferente, que el sol, la luna, las estrellas y todas las propiedades atmosféricas actuales no serán necesarios. Por fin habrá un amanecer sin que haya anochecer. En las Escrituras se mencionan tres cielos: 1. El tercer cielo, o cielo verdadero, es el lugar al cual fue arrebatado Pablo en la presencia inmediata de Dios. Esta es la región de la gloria divina y también es la morada de los ángeles y los santos (2 Corintios 12:1-5). 2. El segundo cielo o cielo astronómico, es la zona donde se encuentran el sol, la luna y las huestes de estrellas y demás cuerpos celestes (Job 38:31-33). 3. El primer cielo o cielo atmosférico, es el aire que está alrededor de nosotros y sobre nosotros. Se dice que Satanás es el príncipe de esta región (Efesios 2:2). Puesto que el tercer cielo (la morada de Dios) es eterno, no estará sujeto a cambio alguno. "Los cielos nuevos" nos sugieren una transformación de los cielos atmosféricos y astronómicos. Con nuestro cuerpo celestial, podremos recorrer el nuevo cielo y la nueva tierra. Es necesario un nuevo cielo intermedio debido a que el actual ha sido contaminado por la presencia de Satanás, el príncipe de la potestad del aire. Esta es la razón por la cual las estrellas no son limpias a los ojos de Dios (Job 25:5). El espacio situado entre nosotros y la morada de Dios ha sido invadido también con cohetes, satélites y toda clase de desechos espaciales lanzados por los hombres del siglo XX. 2. Una tierra nueva (21:1) "Una tierra nueva. . . la primera tierra pasó" (Apocalipsis 21:1). Realmente pasará sin que lo lamentemos mucho. La tierra antigua debe desaparecer porque ha sido escenario del pecado y la violencia del hombre. También se ha empapado con la sangre de millones de mártires y ha sido

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teñida con la sangre del Redentor. Además ha sido inundada con mares de lágrimas por los hombres y las mujeres de Dios. La tierra nueva nunca experimentará el pecado, el dolor ni la muerte. Algunos eruditos creen que el cielo nuevo va a ser la habitación de los santos redimidos en gloria, mientras que la tierra nueva será la morada de los redimidos que serán salvos durante la Tribulación, quienes pasarán por el milenio. Una notable omisión en la nueva creación de Dios serán los océanos: "El mar ya no existía más" (21:1). ¡Cuánto ha de haberse consolado el corazón de Juan con tal revelación, ya que en la isla de Patmos el apóstol sufría la separación más triste que el mar puede causar! En el cielo, sin embargo, nada nos podrá separar de nuestros seres queridos. Todos los que son del Señor estarán unidos para siempre. Hay una diferen cia de opinión entre los eruditos bíblicos en cuanto a si la nueva creación (la cual no aparecerá antes que desaparezca la antigua) va a ser totalmente nueva, o si sólo será una renovación de la antigua. Algunos señalan que el fuego no simboliza aniquilación, sino sólo purificación y que Dios únicamente va a purgar la creación vieja para convertirla en un lugar de habitación adecuado para sus santos glorificados. Otros escritores dicen que el lenguaje usado por el Nuevo Testamento es claro y enfático, y que habrá una desaparición total de la antigua creación. Esta huirá, "pasará con gran estruendo" y será quemada, lo cual implica (según ellos) no una mera transformación, sino una destrucción. La vieja creación será desechada como ropa inservible, como andrajos completamente inútiles. Pero, ¿no hay una forma de hacer que la ropa vieja reaparezca como nueva? Cuando Dios dijo: "He aquí yo hago nuevas todas las cosas" (21:5), la palabra que usó para "nuevas" no fue la que tiene el significado de nuevo en cuanto a tiempo o de aparición reciente, sino nuevo en forma o calidad, de una naturaleza diferente a la antigua. Así es como se usa esta misma palabra en el "hombre nuevo" de Efesios 4:24, que implica un hombre totalmente distinto del primer Adán. Pablo describe el nuevo carácter del hombre, el cual es espiritual y moral de acuerdo con el modelo de Cristo. Y así ocurrirá con el cielo nuevo y tierra nueva, los cuales diferirán completamente en forma y calidad de los originales. Sin importar cuál sea nuestro punto de vista, el período que transcurre entre la primera y la antigua creación es el que está incluido en la Biblia. La primera creación es la esfera y escenario de las primeras cosas. El pecado, iniciado en el cielo por Lucifer, ha devastado a la primera creación. La nueva creación será totalmente diferente, como puede verse a través de un estudio de los males que no existirán más, según Juan. Al describir las bendiciones de la nueva creación, Juan sólo pudo usar una serie de frases negativas: • No habrá más enfermedad • No habrá más dolor • No habrá más hambre • No habrá más sed • No habrá más tristeza • No habrá más lágrimas • No habrá mar • No habrá más muerte • No habrá más pecado • No habrá más noche Y no estando presente Satanás, tampoco habrá tentación. A las puertas de las edades eternas, alcanzaremos un mundo sin tragedias, sin tribulación y sin maldad. Allí morará "la justicia" (2 Pedro 3:13). Compárese esto con los pasajes de Mateo 24:35; Hebreos 1:1-12; 12:25-29; 2 Pedro 3; Isaías 34:4; 65:17; 66:22. Con tan gloriosa perspectiva, ¿no deberíamos luchar por llevar una

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vida de acuerdo a los principios y valores de la eternidad? Las pruebas y desilusiones del presente no pueden compararse con la gloria que será manifestada en aquel dichoso e interminable día. 3. La nueva Jerusalén (21:2, 9-21) En su descripción perfecta sobre la unidad perfecta, Juan nos hace ver la relación de gobierno que hay entre la Iglesia y todo lo demás. (Aquí también debemos tomar nota de los verbos que usa Juan para describir su ex periencia: Vi y oí.) Aquí se hace un contraste entre la nueva Jerusalén y la antigua. La presente Jerusalén terrenal, la llamada "Ciudad Santa" es una ciudad que tiene poco de santa, mientras que la nueva Jerusalén será una ciudad perfecta procedente del cielo. Como una esposa ataviada con su bella vestidura nupcial, la Iglesia desciende con toda su gloria. Formada por el solícito afecto del Espíritu Santo en el desierto de este mundo, fue raptada por el Esposo al cielo y ahora, después de sus bodas con El, aparece adornada con todos los encantos de la eternidad. Algunos escritores creen que Apocalipsis 21:1 tiene relación con la cena de bodas del Cordero (19:7). La primera boda de la Biblia (Génesis 2:18-24) puede ser usada como un cuadro típico del origen de la Iglesia y su relación con Cristo. La novia falsa, la ramera (17:5), lucía una gloria terrenal, pero la novia del Cordero resplandece por la belleza y la gloria que proceden de Dios. Aun en su estado eterno la Iglesia no posee ninguna gloria inherente, "teniendo la gloria de Dios" (21:11). (Véase también Filipenses 3:20, 21). Juan también compara a la Iglesia con una ciudad (vea también 3:12). William Neweil tiene una útil exposición de la sociedad de los redimidos como una ciudad. A continuación se da un resumen adaptado de algunos de sus puntos: Será una ciudad verdadera. En este pasaje se da una descripción literal de todas las cosas: oro, calles, medidas, piedras, etc. Esta ciudad desciende del cielo, porque sería imposible construir una ciudad santa aquí. En esta nueva morada de la Iglesia todos los materiales son provistos por Dios. (La ramera y la ciudad de Babilonia son una falsificación que había hecho Satanás de 21:2, que es un sumario de 21:9-11.) Será una ciudad celestial. Esta ciudad desciende del cielo porque es para un pueblo celestial. Sin una naturaleza celestial (la cual es provista por el Espíritu Santo en la regeneración), no se podría vivir en ese ambiente eterno. "Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad" (Hebreos 11:16). Será una ciudad residencial. La ciudad que Juan describe con lujo de detalles será la residencia eterna de Cristo y de los suyos, cuyos cuerpos glorificados serán semejantes al de Cristo. Los demás, por supuesto, también compartirán esta gloria (21:24-26), pero la iglesia será como una esposa en su casa. La palabra morar (Salmo 23:6) significa estar en su casa. ¡Qué gloriosa esperanza: estar en nuestra propia casa con el Señor para siempre! Será una ciudad enorme. La descripción de las medidas de esta ciudad sorprende a la imaginación humana. La longitud, la anchura y la altura de esta ciudad son exactamente iguales: 12.000 estadios (cerca de 3.300 kilómetros). La perfección de gobierno se sugiere en la constante repetición del número doce. Hay doce puertas, doce ángeles, doce tribus, doce fundamentos, doce apóstoles, doce piedras preciosas y doce perlas. Las doce puertas están relacionadas con Israel (Mateo 19:28) y los doce fundamentos, con la Iglesia (Efesios 2:20). Será una ciudad gloriosa. La gloria de Dios será la luz de esta ciudad: "Teniendo la gloria de Dios; y su fulgor será semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal" (21:11). El Cordero será su lumbrera; es decir, la fuente de toda la iluminación necesaria. No habrá necesidad de luz natural. La mención de "una caña de medir" (21:15), implica que cuando Dios mide una cosa es porque le pertenece y la quiere usar. Todo será medido para que esté de acuerdo a sus requisitos para bien de sus santos glorificados; su Iglesia estará adornada con todos los encantos eternos del cielo. Será una ciudad capital. La eterna morada de Dios se encontrará en esta ciudad capital y será más resplandeciente que todas las capitales modernas del mundo. Este será el centro de la

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presencia y el gobierno divino en el universo de Dios y del Cordero. Cada vez que se habla de la ciudad, se menciona el nombre del Cordero, y las siete referencias que se hacen de El (21:9, 14,22,23,27; 22:1, 3), indican que aunque Cristo le entrega el reino_al_Padre, El lo comparta también con los" redimidos. 4. La nueva comunión (21:3-7) Por fin aquella comunión que fue rota en el huerto del Edén (Génesis 3), es restaurada plena, total y eternamente. Nunca jamás podrán ni Satanás ni el hombre romper dicha comunión. ¿Qué es el cielo? ¿No es una sociedad de almas completamente restauradas en comunión espiritual ininterrumpida con Dios? Entonces aquí tenemos un cielo que desciende del cielo. Pero Dios no descenderá a morar con los hombres hasta que la antigua creación desaparezca. La tierra actual está muy corrompida para ser la morada de Dios. La frase "con los hombres" aparece tres veces, sugiriendo que habrá una eterna y bendita comunión entre Dios y los hombres. El deleite de Dios es habitar con los hijos de los hombres (Proverbios 8:31). El resultado de esta preciosa comunión será un mundo sin lágrimas, porque sólo Dios puede enjugar nuestras lágrimas: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni dolor, ni clamor; porque las primeras cosas pasaron" (21:4). ¡Qué glorioso día! 5. El nuevo templo (21:22) Por fin las sombras y figuras ceden el paso a la realidad, a la substancia (Hebreos 9:23, 24). Todas las cosas que estaban relacionadas con el tabernáculo y el templo solamente tenían el propósito de tipificar a Jehová Dios y al Cordero. El templo milenial de Ezequiel era el centro de adoración en la ciudad terrenal, pero ahora todo está centralizado en torno al trono, al cual todos tienen acceso. En tiempos antiguos, Dios tenía un templo para su pueblo y durante la época de la Iglesia, tiene un cuerpo de redimidos como templo. Juan describe ahora la edad eterna, en la cua l Dios se ofrecerá a sí mismo como templo para su pueblo. Cuando Juan habla de que el templo de Dios está abierto en el cielo, usa la palabra griega que significa "el lugar más santo", el lugar santísimo, al cual sólo el sumo sacerdote entraba una sola vez al año. Dios manifestará su gracia inmutable en medio de su pueblo. Su trono y su santa presencia sobrepasarán gloriosamente al arca del pacto que estaba en el tabernáculo y en el templo. Esta referencia, junto con la anterior acerca de la maldición del templo (11:1,2), indica que será en ese momento cuando se revelará la morada secreta de los hijos de Dios. En medio de la demolición de imperios y la desaparición del mundo antiguo, Juan nos asegura que todos los santos estarán bajo la sombra del Omnipotente y que habrá acceso inmediato a Dios sin la intervención de un sacerdote o mediador. La ausencia de templo implica pleno y libre acceso para todos los verdaderos adoradores. Walter Scott lo expresa apropiadamente: ¿Qué necesidad habrá de templo? Dios en la grandeza de su ser y como el que ha estado activo y gobernado al mundo por los siglos, es revelado ahora en gloria por el Cordero. La presencia divina se difunde por igual a todas partes. Dios y el Cordero se harán manifiestos en todos lo» rincones de la enorme ciudad de oro. Dios ha reconocido a su pueblo como templo, pero ahora él es su templo vivo y verdadero, la verdadera arca y el eterno maná escondido. Así como hubo relámpagos y truenos en la cumbre santa del monte Sinaí, donde fue erigido el primer tabernáculo — señales divinas a favor de la ley santa que el poder del mundo había desafiado — también la morada de Dios estará siempre abierta como un santuario de la fe, pero al mismo tiempo será un Sinaí cubierto de nubes y fuego consumidor para todos los que rechacen a Dios (Hebreos 12:18-24). 6. La nueva luz (21;23-25; 22:5) La ciudad eterna y santa tendrá un sistema especial y sobrenatural de iluminación. Ahora tenemos la luz natural que proviene del sol, la luna y las estrellas. El sol es la fuente de vida y luz para todo lo que existe sobre la tierra. La luna y las estrellas son sólo reflectores de su luz. Pero estos cuerpos celestes que fueron creados para desempeñar ciertas funciones, habrán pasado con los cielos antiguos y a no existirán. En la a ctualidad también tenemos una iluminación

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artificial, porque la tecnología ha logrado producir nuevas fuentes de luz para iluminar la oscuridad de la noche. Pero en la nueva Jerusalén, Dios y el Cordero emanarán toda la luz que sea necesaria. Cristo declaró que El era la luz del mundo, y será la luz del mundo eterno también. Juntamente con el Padre, El será la luz del nuevo mundo como lo es del antiguo. En esa gran ciudad no habrá más noche; será un eterno amanecer, un día sin final. Las puertas de la ciudad nunca se cerrarán. No habrá necesidad de policías para que cuiden a los moradores de la ciudad, porque tampoco habrá ladrones. Las naciones podrán salir y entrar libremente. Todo lo que pertenece al pecado y a las tinieblas habrá desaparecido. Todo lo natural y artificial se habrá desvanecido. ¡Verdaderamente, la perspectiva de algo tan perfecto nos asombra! En medio de este mundo, debemos resplandecer como antorchas (Filipenses 2:15), pero en aquel mundo brillaremos más al reflejar la eterna gloria de Cristo. 7. El nuevo paraíso (22:1-5) Hay muchas características importantes que debemos tener en cuenta al estudiar este capítulo. 1. Un libro sólo posee valor en proporción al valor de la verdad que revela. "Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas" (22:6). Aquí tenemos una solemne afirmación de la veracidad de las Escrituras. Un ángel del cielo viene a autenticar las profecías del Apocalipsis. Todos los profetas de antaño actuaron bajo el control del Espíritu de verdad. 2. Un libro siempre está íntimamente relacionado con su escritor. El nombre de Juan aparece cinco veces en el Apocalipsis, mencionándolo como su escritor: "Escribe en un libro lo que ves" (1:11), y todo este dramático libro fue escrito por Juan, quien estaba acostumbrado a escribir (2 Juan 12; 3 Juan 13). La "alta crítica" niega que Juan haya escrito el Apocalipsis y lo atribuye a otro Juan que no era el apóstol, pero como bien dice Hilgenfield: "Un Juan desconocido, cuyo nombre ha desaparecido de la historia, dejando escasos rastros de sí, difícilmente pudo haber sido el que escribiera mandamientos expresos en el nombre de Cristo y del Espíritu Santo para las siete iglesias." Las cinco veces que se usa el nombre de Juan demuestran que quien escribió el cuarto evangelio y las tres epístolas que llevan su nombre, fue también e] que escribió el Apocalipsis, tal como se le ordenó que lo hiciera (1:1, 4, 9; 21:2; 22:8). 3. Un libro no sellado no es más que un libro que está abierto para que pueda ser leído y usado. Lo que fue había estado sellado desde el tiempo de Daniel (Daniel 12:4) queda ahora expuesto. No olvidemo que Apocalipsis significa revelación, y esto es justamente lo que contiene todo el libro. Mientras más nos acercamos a los acontecimientos que se registran en él, más claras nos parecen sus profecías (22:10). El punto culminante de la redención, que se alcanza aquí, es el milagro de un huerto del cual han sido excluidos para siempre la serpiente y el pecado. Observemos brevemente alguna característica del glorioso futuro del pueblo de Dios. En la antigua creación todos los ríos corrían hacia el mar, pero aquí tenemos un río sin mar; un río que proveerá la fertilidad y la vegetación de la nueva creación. Los ríos abren la Biblia (Génesis 2:10) y la cierran (22:11). Este río corre desde el trono, el cual es su origen y manantial. El agua de este río divino es clara como el cristal, es decir, completamente pura. No requerirá ningún tratamiento para purificar. Todos los tronos ceden su lugar al trono de Dios y del Cordero (1 Corintios 15:24-28). La Biblia también empieza con un árbol de vida y termina con otro. Este estará en medio de una calle, lo cual significa que no habrá aislamiento ni exclusión. Todos podrán tener acceso a este árbol de sanidad. Las hojas de este árbol producen salud y vida. Los frutos son para los santos (Ezequiel 47:12). Puesto que toda enfermedad y muerte han desaparecido (21:4), la sanidad provista por ese árbol no está asociada con el cuerpo. Como la existencia de sanidad implica la de la enfermedad, la traducción "para la salud de las naciones" es preferible. En Génesis 2:8-15 Dios creó un hogar material para el hombre en el huerto. Pero aquel huerto original presenció la rebelión de Satanás y la transgresión del hombre (Génesis 3:1-7). Ahora tenemos aquí un huerto que sobrepasa al primero en todo sentido. Nada se marchitará ni morirá jamás. Habrá desaparecido para siempre la maldición que Dios pronunció sobre el primer huerto de la tierra. La calamidad del Edén nunca volverá a ocurrir, ya que ha desaparecido el pecado

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para siempre y tampoco habrá más maldición. La última palabra del Antiguo Testamento es maldición: "El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición" (Malaquías 4:6). Pero el Nuevo Testamento empieza con Jesucristo, el que vino para llevar la maldición sobre sí mismo (Gálatas 3:13). En el glorioso final de la Biblia encontramos una bendición en lugar de una maldición (Apocalipsis 22:3, 21). El triunfo de Cristo puede ser presentado de la manera siguiente: • En el Génesis: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra." En el Apocalipsis: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva." • En el Génesis: "A las tinieblas llamó noche." En el Apocalipsis: "Allí no habrá noche." • En el Génesis: "De cierto morirás." En el Apocalipsis: "No habrá allí más muerte." • En el Génesis: "Multiplicaré en gran manera tus dolores." En el Apocalipsis: "Ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor." • En el Génesis: "Maldita será la tierra por tu causa." En el Apocalipsis: "No habrá allí más maldición." • En el Génesis: Fueron apartados del árbol de la vida. En el Apocalipsis: Aparece el árbol de vida. • En el Génesis: Aparece Satanás. En el Apocalipsis: Desaparece Satanás. • En el Génesis: "Abraham buscaba la ciudad con fundamentos." En el Apocalipsis: Se ve una ciudad de perfección y gloria definitivas. Juan sigue declarando que en la nueva creación los siervos de Dios estarán activos incesantemente. Nosotros reinaremos para siempre jamás con El: "Y reinarán por los siglos de los siglos" (22:5). Esto significa que los santos no permanecerán sentados tocando arpas todo el tiempo. Provistos de cuerpo y mente perfectos y glorificados, tendremos el gozo de servir al Señor como no lo podemos hacer ahora debido a la perturbadora influencia del pecado. Tendremos privilegios nunca imaginados en aquella tierra que será más esplendorosa que el mismo día: allí veremos su rostro. ¿El rostro de quién? ¡El del Cordero (22:3,4)! ¿Estamos viviendo ya en la esperanza gozosa de ese momento conmovedor, cuando por primera vez contemplemos con nuestros ojos al Rey en toda su belleza y resplandor? Inefable maravilla la que contemplaremos al ver la faz ante la cual han huido el cielo y la tierra. Pero el mayor portento ocurrirá cuando seamos transformados a su semejanza. "Su nombre," dice Juan, "estará en sus frentes" (Apocalipsis 22:4). Por el término "nombre" debe entenderse al carácter y la naturaleza de Dios. El sello, por supuesto, es un distintivo de propiedad y seguridad. Pero, ¿por qué la referencia a la frente? El sello estará en un lugar donde todos puedan verlo con facilidad. Vamos a reflejar perfecta y públicamente el carácter de Dios (7:3). ¡Cuan impresionante es pensar que nuestra frente será sellada por El y luciremos ese sello para siempre! Antes de terminar su maravillosa descripción de la resplandeciente herencia de los santos, "la Jerusalén de arriba," Juan dice algo más sobre su radiante gloria y su incomparable luz: "No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará" (22:5). No habrá noche, ni lámpara ni sol: una gloriosa ciudad de luz que se yergue en contraste con el presente mundo de densas tinieblas. Ahora sólo la mitad del mundo puede tener luz a la vez, pero cuando el Señor irradie su luz, ésta brillará en todo lugar al mismo tiempo. Esta luz eterna está fuera del alcance de toda investigación científica; trasciende nuestra comprensión humana y limitada. ¡Qué ciudad! ¡No habrá allí noche con sus tinieblas y su terror; no habrá necesidad de servicio de iluminación; no habrá más amanecer ni anochecer! La revelación de Cristo se ha consumado. Su gloriosa manifestación como el Cordero omnipotente no sólo es ratificada, sino también aplicada. Después de mostrar el maravilloso

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panorama de su gloria, gracia y gobierno, el Apocalipsis concluye con una doxología sumamente sencilla, tierna y breve. Tanto en el prólogo como en el epílogo del Apocalipsis, se habla de la segunda venida (1:7; 22:20). En el epílogo (22:6-21) encontramos un estilo conciso y breve que le da una impresionante conclusión a este extraordinario libro. Al hacer un análisis cuidadoso de las palabras, nos damos cuenta de que encierran un resumen de los temas de primordial importancia tratados a través de todo el libro. Esto es, la certeza del cumplimiento de la profecía y la inminencia de dicho cumplimiento. El ángel que aparece, habla de sí mismo en tercera persona y agrega una bienaventuranza a la promesa del regreso de Cristo (22:6). Existe un admirable paralelismo entre estas palabras y las del prólogo (1:1-8). Juan queda tan sobrecogido al contemplar la santa ciudad, la nueva Jerusalén que cae postrado sobre su rostro a los pies del heraldo angélico para rendirle adoración. Sin embargo, éste le recuerda que la alabanza y la reverencia pertenecen exclusivamente a Dios. Entonces se le indica con toda claridad que considere muy cercana la segunda venida de Cristo. Las cosas que se le manifestaron no eran para ser guardadas en secreto, como si el día de su cumplimiento estuviera todavía lejos. Estas visiones pertenecen al presente, porque Cristo está a punto de aparecer. Hay una solemne declaración sobre el destino fijo e inalterable de la decisión humana deliberada. El carácter humano sigue produciendo su inevitable desarrollo y su fruto; la condenación está sellada para los impíos (22:10, 11). En la repetida declaración "Yo soy el Alfa y la Omega" (1:8, 11; 22:13), tenemos una contundente evidencia de la divinidad de Cristo. En lo que respecta a los perros, éstos simbolizan la repugnante y ofensiva inmundicia de todos aquellos que rechacen la limpieza de la sangre del Cordero y queden fuera de la Ciudad Santa (22:15). La estrella resplandeciente de la mañana brilla con más intensidad un poco antes del amanecer. Es un símbolo perfecto del regreso de Cristo, quien traerá el amanecer de una era de luz radiante (22:16). De la misma manera en que se pronuncia una bendición para los que hagan un uso apropiado de este libro, así también hay una solemne advertencia para los que abusen del mismo. Se pronuncia un ay contra todos los que adulteren cualquiera de estas enseñanzas. Esta advertencia se refiere a aquellos que voluntariamente y a sabiendas distorsionan y pervierten sus grandes verdades. Todos los que amen este Libro de Dios deberán velar por su integridad (22:18, 19) y declarar todo el consejo de Dios.

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Las siete cosas últimas Apocalipsis 22:8-21

El último testimonio de que la visión es cierta | La última bienaventuranza apostólica | El último testimonio divino | La última invitación celestial | La última promesa de su venida |La última oración sincera | La última bendición

El Génesis es el libro de las primeras cosas, y el Apocalipsis es el de las cosas postreras. Es muy importante comparar los principios con las conclusiones. En esta última sección del último libro de la Biblia hay siete cosas últimas que deben ser consideradas. 1. El último testimonio de que la visión es cierta (22:8) Los verbos que denotan experiencia son prominentes en este versículo: "Yo. . . soy el que oyó y vio. . . Me postré." Es probable que esta sea una referencia a la suprema visión del nuevo paraíso (22:1-7). Pero estos verbos que describen experiencias también confirman la autenticidad del Apocalipsis como un todo.

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2. La última bienaventuranza apostólica (22:14) Anteriormente describimos todas las bienaventuranzas del Apocalipsis. Aquí se nos recuerda que la obediencia a todo lo que Dios ha revelado trae consigo ricas recompensas (Juan 13:17). Los creyentes debemos caminar sobre dos pies: la confianza y la obediencia. 3. El último testimonio divino (22:16, 18, 20) Cristo, quien vive para siempre jamás, confirma todas las profecías del Apocalipsis, salidas de la mente divina para revelarlo a El en toda su gloria y majestad. Tres veces encontramos la expresión "dar testimonio", "testifico". La expresión "Yo, Jesús", declara que El es el Jesús de toda la historia. ¡Qué declaración tan sobria, pero a la vez tan enfática: Yo, Jesús! El pronombre personal es enfático. El Apocalipsis es el libro de la revelación de Jesucristo y El es el tema central de todo su mensaje. La raíz pertenece a la tierra y simboliza su humanidad, pero la estrella - es del cielo y simboliza su divinidad. Puesto que las palabras de Jesús significan exactamente lo que dicen, entonces la falsificación de cualquier parte de este libro sublime tiene que ser algo trágico. La mutilación de una parte de este libro (o de la Biblia) merece el juicio divino. 4. La última invitación celestial (22:17) Para entender correctamente las tres formas en que Juan usa el verbo venir, debemos examinarlas a la luz del contexto. Las primeras dos veces realmente significan "¡Ven!" El primer ven es doble: El Espíritu y la esposa dicen "¡Ven!" ¿A quién se dirigen? Al que dice tres veces en el capítulo: "Yo vengo pronto" (22:7, 12, 20). El Espíritu Santo habla a través de la esposa de Cristo, la Iglesia, y se une a ella en respuesta a la voz del que viene como la estrella de la mañana. Entonces cada cristiano, tanto individual como colectivamente, dice: "¡Ven!" ¿Tenemos nosotros el deseo ferviente de dar la bienvenida al Señor a su regreso? El tercer ven está relacionado con el pecador que como alma sedienta, debe buscar el agua de vida antes de que sea demasiado tarde. 5. La última promesa de su venida (22:20) Antes de su muerte, resurrección y ascensión, el Señor prometió regresar por su Iglesia verdadera (Juan 14:1-3). Aquí, por última vez, confirma su promesa con las palabras "Yo vengo pronto". La Biblia está llena de promesas, como lo he demostrado en mi libro titulado Todas las promesas de la Biblia. Pero ésta es la promesa más bienaventurada entre todas. 6. La última oración sincera (22:20) La Biblia está inundada de oraciones. Esta es la última. Juan se hace eco del anhelo de los santos a través de todas las edades en su corta pero sincera súplica: "Sí, ven. Señor Jesús." 7. La última bendición (22:21) El último libro de la Biblia, tan lleno de juicios, termina en gracia y no en maldición, como terminaba el Antiguo Testamento. "Amén." Así sea. La certeza absoluta de la verdad queda confirmada, y toda la gloria de la eternidad será nuestra solamente a través de su gracia. El Apocalipsis empieza con "la revelación de Jesucristo" y termina con "la gracia de Cristo Jesús". Así lo expresa Christina Rossetti: "Todo lo que hay entre estas dos frases no cumple su propósito en nosotros, a menos que le demos culminación a todo en la gracia que nace del temor de Dios y de la obediencia a sus mandamientos." Se está haciendo tarde y el tiempo está a punto de vencerse. ¡Ojalá el Señor nos encuentre viviendo como hijos del día, con nuestro rostro vuelto hacia el eterno amanecer! ¡Que todas las cosas de este mundo se nublen ante la luz de semejante gloria! En medio de las sombras, caminemos con la seguridad de que tenemos una herencia de dicha que aún no podemos ver. Las mismas manos que se dejaron clavar en una cruz por nosotros, esperan el momento de podérnosla entregar.

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041 Los Números en el Apocalipsis El uno | El dos | El tres | El cuatro | El cinco | El seis | El siete | El ocho | El diez | El doce | El cuarenta y dos | El simbolismo de los números en la Biblia es uno de los aspectos más fascinantes del estudio de las Escrituras. Sin embargo, pasa inadvertido para muchos. Desde tiempos muy antiguos, las personas instruidas han hallado gran deleite en el estudio de los números. Las supersticiones y filosofías del antiguo mundo pagano están relacionadas con extrañas fantasías y extravagantes especulaciones en cuanto a su uso. Muchas de sus declaraciones en cuanto a los significados de los números eran completamente falsas. En cambio, la numerología bíblica nos proporciona una gran ayuda en los descubrimientos de las glorias morales, dispensacionales y proféticas. No hay lugar para la especulación en el uso que el Espíritu Santo hace de los números. Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder, y tuya, oh Señor, es la misericordia; porque tú pagas a cada uno conforme a su obra (Salmo 62:11, 12). Ellicott observa que este es el modo habitual hebreo de enfatizar una declaración numérica. Va aumentando en intensidad natural sobre la estructura misma del versículo, hasta llegar a su punto culminante. La unión del poder y el amor queda comprobada ante el poeta por la mención hecha en la última cláusula acerca de la misericordia y la justicia. Salomón también usa la culminación numérica cuando enumera las seis cosas que Dios aborrece y la séptima que abomina su alma (Proverbios 6:16-19). Limitándonos únicamente al libro de Apocalipsis, busquemos el significado literal y simbólico de los números empleados por Juan para expresar muchas facetas de la verdad. 1. El uno Existe un acuerdo universal sobre el significado de este número. En todos los idiomas es el símbolo de la unidad, y en las Escrituras es considerado como el signo de la unidad divina y su supremacía absoluta: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3). Esta orden da a entender que en Dios hay una suficiencia absoluta y una independencia que no necesita de nadie más. En Efesios 4:3-6, el apóstol Pablo describe un círculo completo, que consta de siete unidades distintas: un cuerpo, un espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios. El tres es el signo de la manifestación divina, y el siete es símbolo de perfección espiritual. Las primeras tres unidades son manifestaciones internas de Dios; mientras que las tres siguientes son sus manifestaciones externas. La unidad y la supremacía de la divinidad de todas es afirmada por Dios, quien es "sobre todo", "por todo" y "en todo". Bullinger, en su obra erudita Numbers in Scripture (Los números en la Biblia) dice: "Como número cardinal, el uno denota unidad; como ordinal, denota primacía. La unidad es indivisible, y no está constituida por otros números. Por lo tanto, el uno es independiente de todos los demás. El uno excluye toda diferencia, porque no hay segundo con el cual entre en armonía o en conflicto.. . El primero es el único. No puede haber dos primeros." La unidad de los atributos gubernamentales de Dios se puede ver en los querubines de oro, que eran de un mismo tamaño y de una misma hechura (1 Reyes 6:25). ¿No necesita la Iglesia profesante recordar el significado de este número divino? ¿No es verdad que se está apartando gradualmente del sacrificio único de Cristo y del altar único, su unidad en la adoración? Entre las referencias al número uno en el Apocalipsis, mencionamos a continuación las siguientes frases sobresalientes: • "Uno semejante al hijo del hombre" (1:13). • "Por una hora recibirán autoridad con la bestia" (17:12). •"Tienen un mismo propósito" (17:13).

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•"En una hora vino tu juicio" (18:10). • "En una hora han sido consumidos" (18:17). • "En una hora ha sido desolada" (18:19). Parece como si la "una hora" de los tres pasajes últimos no se limitara a una hora de sesenta minutos exactos. Es probable que el repetido clamor mencionado aquí sea el mismo período designado como un "breve tiempo" o "un día" (17:10; 18:8). La brevedad de dicho período indica lo terrible y repentino del juicio de Dios. La expresión "un mismo propósito" se refiere a la unidad de los reyes que estarán en sujeción a la autoridad y voluntad de la bestia. Cada una de las doce puertas estaba hecha de una perla (21:21). Aunque cada perla era distinta, había unidad en la variedad: unidad, pero no uniformidad. 2. El dos Mientras que el número uno afirma que no hay otro, el dos indica que sí lo hay. Es un número que tiene un doble colorido, de acuerdo con su contexto. Un escritor sugiere que esa cifra puede significar responsabilidad, debilidad o gracia. Dos pueden ser uno en compañerismo y en testimonio, aunque sean diferentes en personalidad. Nos sentimos tentados a prestarles más atención a los pares que se hallan en las Escrituras, a partir de las dos tablas de piedra del pacto (Deuteronomio 4:13) y de esta manera probar que en la mayoría de referencias a este número existe la expresión de un testimonio amplio y competente. Considere el ministerio de los dos profetas (Elías y Eliseo) y los dos soldados (Josué y Caleb), quienes son reconocidos como fieles testigos de la verdad de la Palabra de Dios. En los días de la gran Tribulación, darán testimonio de los derechos reales y sacerdotales de Cristo un par de valientes mensajeros que son descritos como: •"Dos testigos" (11:3). •"Dos olivos" (11:4). • "Dos candeleros" (11:4). •"Dos profetas" (11:10). Los dos corazones de estos aguerridos heraldos laten como uno solo en su testimonio total por la causa de Cristo. Cuando dos seres humanos se unen en santo matrimonio, hablamos de ellos como una sola carne. Los dos testigos martirizados serán uno en su testimonio, en los malos tratos en la muerte, la resurrección y la ascensión. 3. El tres Este número tiene una asociación sagrada, porque representa la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28:19). Pablo usa la frase estas tres cuando se refiere a las virtudes cristianas: la fe, la esperanza y el amor (1 Corintios 13:13). El número tres, que aparece con tanta frecuencia en las Escrituras, ofrece al expositor de la Biblia una inmensa riqueza de material para usarlo en el pulpito o en el aula. Aquí, por ejemplo, se dan algunos de sus usos, para despertar el apetito de los estudiosos: • Tres hombres se le aparecieron a Abraham (Génesis 18:2). • Tres ciudades de refugio (Deuteronomio 4:41). • Tres veces al año (Deuteronomio 16:16). • Triple bendición sacerdotal (Números 6:24-26). • Triple clamor del serafín (Isaías 6:3). • Tres llamamientos a la tierra (Jeremías 22:29). • Tres veces al día oraba Daniel (Daniel 6:13). • Tres veces negó Pedro a Cristo (Marcos 14:72). • Tres medidas de harina (Mateo 13:33).

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• Tres días y tres noches (Mateo 12:40). • Tres veces vio Pedro la visión (Hechos 10:16). • Tres veces rogó Pablo al Señor con respecto al aguijón en su carne (2Corintios 12:18). La tríada es una parte muy importante de las Escrituras y dondequiera que se encuentre puede ser considerada como símbolo numérico de lo divino (como en el caso del frecuente saludo de Pablo: gracia, misericordia y paz). Con este número también se enfatizan el testimonio divino y la perfección divina. Sin embargo, hay algunos pasajes en los cuales el número tres puede ser considerado como el símbolo de la resurrección moral, física y espiritual, como en: • E l tercer día de la creación • El tercer día en la resurrección de Cristo. Puesto que se necesitan las tres dimensiones — largo, ancho y alto— para formar un objeto sólido, el número tres puede ser considerado como el símbolo del cubo, y por lo tanto, representativo de todo lo sólido, real, substancial, completo y entero. En total hay cuatro números perfectos que sugieren la idea de algo acabado y completo en las Escrituras: • El tres, que representa la perfección divina. • El siete, que representa la perfección espiritual. • El diez, que representa la perfección en el orden. • El doce, que representa la perfección en el gobierno. La sección introductoria del Apocalipsis, la Revelación de Jesucristo, está señalada especialmente por este gran sello divino del tres que se halla estampado en ella. Esta revelación es • dada por Dios • enviada por Dios • declarada por Dios (1:1). Juan dio testimonio de • la divina Palabra de Dios • el divino testimonio (el testimonio de Jesucristo) • la divina visión (todo lo que vio — 1:2). La bienaventuranza es para • el lector • el oyente • el que guarda las cosas escritas (1:3). El ser divino, • el que era • el que es • el que ha de .venir (1:4, 8). El Señor que vendrá se presenta como • el profeta divino (el testigo fiel) • el sacerdote divino (el primogénito de entre los muertos) • el rey divino (el soberano de los reyes — 1:5). El pueblo de Dios es •amado • lavado

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•coronado (1:5, 6). Cristo es representado como el • divinamente eterno • divinamente vivo • divinamente poderoso (1:17, 18). La revelación divina fue triple: • las cosas que te visto • las cosas que son • las cosas que serán después (1:19). 4. El cuatro Debido a que los acontecimientos mundiales son tan prominentes en el Apocalipsis, el número cuatro se usa unas treinta veces. Al contemplar el mundo o la escena completa de la creación, cuando se tienen en perspectiva lo largo y lo ancho, el cuatro es el número que se usa para describirlo, ya que este número está relacionado con la tierra, con sus cuatro puntos cardinales y sus cuatro estaciones. En cuanto a los que moran en la tierra, éstos han formado parte de las cuatro monarquías que describió Daniel. La plenitud de las bendiciones materiales en la tierra se describe de esta cuádruple forma: • en vez de bronce traerá oro, • y por hierro plata, • y por madera bronce, •y en lugar de piedras hierro (Isaías 60:17). Si el tres es la marca de Dios, el cuatro es la marca del mundo, el cual está constituido en cuatro divisiones: naciones, tribus, pueblos y lenguas (7:9). El cuatro es la señal del hombre y la creación material. Hay un antiguo proverbio judío que indica que hay cuatro cosas que ocupan el primer lugar en el mundo: • el hombre entre las criaturas, • el águila entre las aves, • el buey entre el ganado, •el león entre las bestias (Compare con Apocalipsis 4:7, 8.) 5. El cinco Aunque no se usa con la frecuencia con que se usan otros números, el cinco tiene su propio significado. Hay varios casos en los cuales se hace un contraste entre la debilidad y la fuerza usando el número cinco: David usó cinco piedras lisas para vencer al gigante Goliat; cinco perseguirán a cien; cinco panes para alimentar a cinco mil. Sin embargo, otros pasajes como Números 5:7 y Mateo 25:2, implican la idea de la responsabilidad humana. El número cinco y sus múltiplos ocupan un lugar prominente en las medidas y la distribución de aquellas partes del tabernáculo y el templo que expresan responsabilidad humana y testimonio ante los hombres. Hay cinco grandes misterios: • el misterio de Dios • el misterio del Hijo • el misterio del Espíritu • el misterio de la creación • el misterio de la redención en la cruz 6. El seis

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El hombre fue creado en el sexto día de la creación, por lo tanto está sellado con el número seis. Seis días son dados al hombre para que trabaje y seis es el número estampado en todas las cosas que están conectadas con las actividades humanas. Las frecuentes referencias a seis días de trabajo muestran lo incompleto de la obra humana, que jamás podrá alcanzar un resultado pleno y definitivo. El trono de Salomón tenía seis gradas (1 Reyes 10:19) y, debido a la imperfección de su gobierno, su reino fue dividido. Su gloria era imperfecta. El sexto mandamiento está relacionado con el asesinato, el peor pecado del hombre contra el hombre. Puesto que seis es siete menos uno, y el siete es el número de la perfección, el seis tiene que ver con el hombre, e implica la idea de su imperfección. Este es el número del hombre sin Dios. Las seis tinajas de piedra llenas de agua (Juan 2:6) hablaban de la imperfección del hombre y la incapacidad de sus normas para producir bendición. De manera que el seis indica la limitación del hombre: lo mejor que él puede hacer sin Dios. 7. El siete El constante uso en las Escrituras del número siete, demanda un estudio cuidadoso de parte de todos los amantes de la Palabra de Dios. El papel tan importante que este número desempeña en el Apocalipsis se comprueba con el hecho de que Juan lo usa no menos de cincuenta veces en sus veintidós capítulos. El siete tiene gran significado; se usa en la Biblia con referencia a lo completo y lo perfecto, más que cualquier otro número simbólico. El siete también aparece en varios múltiplos, como en "setenta veces siete". En la creación. Dios reposó de su obra el día séptimo: el sábado o día de reposo. Como se indicó anteriormente, la palabra siete viene en hebreo de una raíz que significa "estar completo, satisfecho, tener suficiente" y da la idea de perfección o plenitud, ya sea de lo bueno o de lo malo. Pablo enumera siete dones y siete unidades asociadas con la verdadera iglesia (Romanos 12:6-8; Efesios 4:4-6). Había siete fiestas de Jehová (Levítico 23). Además de los sietes ya señalados, queremos presentar una lista de perfecciones que aparecen en el libro y están asociadas con el número siete. • Los siete • Los siete Cristo. • Las siete • Las siete

espíritus de Dios — las perfecciones de la divinidad. candeleros de oro — la perfección de la luz y la verdad y del testimonio dado por estrellas — la perfección en el gobierno y la supervisión. lámparas — la perfección en la iluminación del Espíritu.

• Los siete sellos — la perfección de seguridad y autoridad. • Los siete cuernos — la perfección del poder divino. • Los siete ojos — la perfección del discernimiento. • Las siete trompetas — la perfección de jurisdicción. • Los siete truenos — la perfección del juicio. • Las siete plagas — la perfección de la ira divina. • Las siete copas — la perfección de la destrucción. • Los siete montes — la perfección del poder terrenal. • Los siete reyes — la perfección de la realeza terrenal. 8. El ocho El origen de este número sugiere en hebreo la idea de superabundancia. Viene de una raíz que significa "engordar", "sobreabundar". De esta forma da la idea de "fertilidad superabundante" o "satisfacción". Debido a que Cristo se levantó de entre los muertos el primer día de la semana, que es también el octavo, este número representa la resurrección. El ocho también es símbolo de la e ternidad y de una nueva época. Vea Génesis 21:4; Levítico 14:23; 1 Pedro 3:20; 2 Pedro 2:5. 9. El diez

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El cinco indica nuestra responsabilidad hacia los hombres, y dos veces cinco mide nuestra responsabilidad hacia Dios, como se comprueba por el uso del diez en muchas partes del tabernáculo. La misma idea existe en los diez mandamientos. Las caídas de Israel en el desierto se dice que fueron diez. Este fue el número de veces que el pueblo tentó a Dios (Números 14:22, 23). Faraón endureció su corazón diez veces y experimentó el juicio de las diez plagas. Puesto que es uno de los números perfectos de las Escrituras, el diez significa la perfección del orden divino: no falta nada; el cielo está completo y terminado. Así en los diez mandamientos encontramos la revelación completa de las exigencias de Dios sobre el hombre. En lo que respecta a nuestro físico, ¡qué bien nos sentimos con diez dedos en las manos y diez en los pies! Cuando hablamos acerca de las siete iglesias, presentamos la sugerencia de que los "diez días" de extrema tribulación de los que se le habla a la iglesia de Esmirna, tenían relación con los diez períodos de persecución sufridos bajo diez emperadores romanos. El significado inmediato de esta frase, sin embargo, es que el Señor sabía cuánto era lo más que sus santos podían soportar y de acuerdo con eso limitó la duración de sus sufrimientos. "Con medida lo castigarás en sus vástagos. Él los remueve con su recio viento en el día del aire solano" (Isaías 27:8). 10. El doce Este número, o sus afines, aparece más de cuatrocientas veces en toda la Biblia. Dios lo escogió para expresar la administración perfecta del gobierno divino en el mundo, Israel y la Iglesia (Mateo 19:28; Apocalipsis 21:12-21). A la edad de doce años, Jesús anunció públicamente su relación celestial y su misión en un mundo necesitado (Lucas 2:42). Doce legiones de ángeles eran señal de la perfección de los poderes angélicos (Mateo 26:53). En el Antiguo Testamento también encontrará el lector mucho material para meditar sobre el frecuente uso del número doce: • Las doce tribus de Israel. • Los doce panes de la proposición (Levítico 24:5). • Las doce Fuentes de agua (Éxodo 15:27). • Las doce piedras preciosas del pectoral (Éxodo 28:21). • Los doce patriarcas (Hechos 7:8). • Las doce piedras (Josué 4:8, 9). • Los doce bueyes (1 Reyes 7:25). • Las doce puertas (Ezequiel 48:31-34). Este número, que aparece unas veinte veces en el Apocalipsis, tiene que ver con el gobierno patriarcal, el apostólico y el nacional. Así hallamos: • Las doce estrellas (12:1). • Los doce ángeles (21:12), que representan a la jerarquía del cielo. • Las doce tribus (21:12), que representan a Israel como nación. • Los doce fundamentos (21:14), que representan la fe. • Los doce apóstoles (21:14), que representan a la Iglesia de Cristo. • Los doce Frutos (22:2), que representan la bondadosa provisión del cielo. • Las doce puertas (21:12, 21), que representan la libertad para entrar. • Las doce perlas (21:21), que representan la gloria de la ciudad. Entre los múltiplos del número doce tenemos: • Doce mil estadios (21:16), las dimensiones de la nueva ciudad. • Doce mil sellados (7:5-8): 12.000 de cada tribu; 144.000 en total. Mucho de lo que se relaciona con Israel está indicado por medio de este número: los 144.000 señalados (7:4; 14:1) es un número constituido por doce veces doce mil, y sugiere la perfección y la plenitud del propósito de Dios con relación a su pueblo. • Veinticuatro es dos veces doce y significa la plenitud de autoridad y representación.

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• Los veinticuatro ancianos (4:4, etc.), son los representantes de la luz y la gracia. • Los veinticuatro tronos (4:4; 11:16) representan el lugar de poder y de juicio. 11. El cuarenta y dos Seis veces siete es un número de significado profetice que lleva la idea de limitación. • Hollarán la ciudad cuarenta y dos meses (11:2). • Autoridad por cuarenta y dos meses (13:5). Este período que representa 2.260 días, tres años y medio, o tiempos (dos años), tiempo (un año) y medio tiempo (seis meses), está asociado con el anticristo y el tiempo de la congoja de Jacob. Esta es la segunda mitad de la semana de Daniel (Daniel 9:24, 27). La duración de la persecución de Israel ha sido fijada. Bullinger hace notar: El cuarenta y dos debe tener alguna conexión con la perfección espiritual, porque es un múltiplo de siete. Pero es el producto de multiplicarlo por seis. Por lo tanto, como el seis es el número de la oposición del hombre a Dios, el cuarenta y dos cobra un significado muy importante en lo concerniente al resultado final de la oposición del hombre hacia Dios.

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Los Símbolos en el Apocalipsis

En nuestro estudio del Apocalipsis hemos tratado de explicar muchos de los símbolos que se usan en este libro. En esta sección queremos indicar el valor del simbolismo y dar algunos principios que orienten en cuanto a su interpretación. También queremos presentar una clasificación de los numerosos símbolos usados por Juan. Nunca debemos olvidar que la Biblia fue escrita en el Oriente, donde el lenguaje es más colorido y pintoresco que en el occidente. Esta es la razón del uso de símbolos, tipos y metáforas. Puesto que la Biblia es un libro inspirado por Dios y sus escritores fueron dirigidos por el Espíritu de verdad, tuvieron su asistencia al escoger el simbolismo y el estilo que usaron. Debido a que es infinito, Dios tuvo que recurrir a un lenguaje que nosotros pudiéramos entender. Esta es la razón para el amplio y variado uso de ilustraciones tomadas del mundo que nos rodea para iluminar y reforzar las verdades divinas. Por ejemplo, Dios que es "inmortal, invisible y el único sabio," parece estar fuera del ámbito de nuestra comprensión y nuestro entendimiento. Nuestra mente, débil y deficiente, no puede penetrar tal sublimidad. Pero cuando utiliza los símbolos para decirnos todo lo que El es en sí, entonces nuestro corazón es bendecido y nuestra mente recibe iluminación. ¡Cuan cerca de nosotros sentimos a Dios cuando nos dice que El es "sol y escudo"! (Salmo 84:11.) No podríamos vivir sin la luz, el calor y la energía del sol. La tierra depende en gran manera de esta fuente celestial de energía. De la misma manera, nosotros vivimos, nos movemos y somos en Dios. Así como no podemos vivir sin los beneficios del sol, tampoco podemos subsistir ni somos nada sin Dios. Para el salmista el escudo significaba una sola cosa: defensa o protección en la guerra. Cuando el escudo se interpone entre el luchador y el enemigo, lo defiende del filo de la espada y las puntas de las flechas. En verdad, Dios es el escudo de su propio pueblo; se coloca entre él y el enemigo de su alma. Con mucha frecuencia, es presentado en las Escrituras como la defensa de aquellos que confían en El. Israel estaba seguro de que Jehová estaba alrededor de él, como las montañas rodean a Jerusalén. Los símbolos son ventanas que dan luz; sugieren las verdades y las ideas de acuerdo con su relación o asociación. La palabra símbolo viene de dos palabras griegas: Syn, que significa "con", y ballein, que significa "lanzar," y en combinación sugieren "lanzar juntos". A menudo los símbolos son una señal visible de una cualidad o idea invisible. Por ejemplo, el león es símbolo de coraje; la paloma, de paz; el cordero, de humildad. Los símbolos representan personas, cosas y atributos, gracias a algún rasgo de parecido entre el símbolo y el objeto simbolizado.

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No siempre es fácil determinar la diferencia entre lo literal y lo Figurado. El Espíritu Santo, sin embargo, proporciona el entendimiento espiritual necesario para interpretar como es debido este bello y expresivo lenguaje simbólico de la Biblia. Un principio muy seguro que debe ser observado, es tomarlo todo literalmente, a menos que se indique lo contrario en el texto. Las langostas tenían en sus cabezas como coronas de oro (9:7). No eran coronas verdaderas, sino que sólo tenían la semejanza de coronas. Otra cosa que debemos tener presente en la interpretación de un símbolo es averiguar cuál es su uso a través de las Escrituras y luego comparar los pasajes entre sí para determinar su pleno significado. Si tomamos como ejemplo una figura usada con mucha frecuencia, como el fuego, descubriremos que representa a Dios, a Cristo, al Espíritu, a la Palabra, a la autoridad profética, al juicio, etc. Al agrupar los símbolos del Apocalipsis, tomando en cuenta que hay casi trescientas citas del Antiguo Testamento en él, nos damos cuenta de que las raíces de este último libro de la Biblia se hunden en el pasado y de que el pasado puede ayudar a interpretar el presente y el futuro. 1. Símbolos procedentes de la creación animal a. El águila — Las inv asiones repentinas hechas por los reyes (Ezequiel 17:2-7). También es tipo de Cristo (4:7). Representa seguridad, bondad y cuidado para con Israel (12:14). b. Las aves — Agentes veloces para hacer bien o mal (18:2). A veces representan la maldad espiritual. c. El becerro — Símbolo de vigor, juventud y actividad (Salmo 29:6; Oseas 14:2). Es un tipo de Jesús, quien sirvió tanto a Dios como al hombre (4:7). d. La bestia — Del griego zeríon, "bestia salvaje". Este término aparece unas treinta y cinco veces (6:8; 11:7, etc.). Se aplica a los poderes imperiales que actúan sin sometimiento a Dios (Daniel 4:16). e. El caballo — Los caballos están relacionados con guerras y conquistas (6:1-8; 19:19). Tipifican el poder y la fuerza (Salmo 66:12; Oseas 1:7). f El cordero — Este es un animal manso, frágil y apacible (Isaías 11:6; Lucas 10:3). Es mencionado cerca de treinta veces, principalmente refiriéndose a Cristo (5:6, etc.). g. El dragón — El cruel poder de Egipto (Ezequiel 29:3). El dragón es tipo del poder de Satanás (12:7; 13:2-4; 20:2). h. Las langostas — Tipifican a los enemigos destructores permitidos por Dios (Isaías 33:4). Son usados como agentes para la ejecución de los tormentos sobre los impíos (9:3, 7). i. El león — Símbolo de gobernantes, justos o injustos (5:5; 13:2; 1 Pedro 5:8); la grandeza imperial de Babilonia (Daniel 7:4). j. El leopardo — Símbolo de ferocidad, violencia, tenacidad y venganza (Jeremías 5:6; Daniel 7:6). Este animal representa al último tirano cruel de la tierra (13:2). k. El oso — Una criatura de pelo largo y tosco (13:2). Vea Proverbios 17:12. Es un enemigo fuerte y destructor; el imperio persa (Daniel 7:5). l. Las ovejas — Tipo del pueblo de Dios. Se usan en relación con Cristo en el Salmo 79:13 e Isaías 53:6, 7. Se mencionan también entre las mercaderías codiciables destruidas en Babilonia (18:13). m. El perro — Esta es una expresión de fuerte repulsión (Mateo 15:27; Filipenses 3:2). Los perros representan a los perdidos, quienes carecen de sentimientos y de conciencia (Salmo 22:16; Apocalipsis 22:15). n. La rana — Los egipcios fueron castigados con una plaga de ranas porque creían que los reptiles eran inspirados por los dioses (Éxodo 8:2). Las ranas son tipo de los espíritus inmundos (16:13). o. Los seres vivientes — Del griego zóon. Aparece dieciocho veces en el Apocalipsis (4:6-9, etc.) para referirse a seres angélicos de alto rango.

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p. La serpiente — En hebreo, de una palabra que significa "siseo, silbido". Es griego de una raíz que significa "astucia", "ardid". Simboliza el artificio y la astucia satánicas y la sabiduría meramente humana (19:9; 20:2, 3). 2. Símbolos procedentes de los colores a. El amarillo — Este color representa la palidez del rostro, como en Isaías 29:22 y Jeremías 30:6. Es símbolo de la muerte y de los "ayes" futuros (6:8). b. El blanco — Este color es mencionado diecisiete veces en el Apocalipsis. Se aplica a Cristo y a los santos. El blanco es símbolo de justicia y de victoria (19:14). c. El negro — Usado para el luto y la lamentación personales y nacionales (Jeremías 4:28). Símbolo del hambre y la miseria bajo el hombre de pecado (6:5, 12). d. El púrpura — El color de la realeza y las riquezas (Éxodo 25:4, Lucas 16:19; Juan 19:2). En la vestimenta de la gran ramera es símbolo del cristianismo apóstata. e. El rojo — El color de la sangre representa la furia con la que se llevarán a cabo las terribles guerras que ensangrentarán a la humanidad. Este es también el color correspondiente a Satanás (12:3; 17:4). 3. Símbolos tomados del reino mineral a. El bronce (cobre) — Soporta la prueba de fuego, por lo que simboliza la resistencia (Deuteronomio 33:26) y la fuerza. Representa el juicio sobre el pecado (Números 21:4-9; Apocalipsis 1:15). b. El hierro — Da la idea de fuerza y poder irresistibles (Salmo 2:9; Daniel 7:7). El hierro es símbolo de una conciencia y de un poder endurecidos y difíciles de quebrantar (2:27; 9:9; 12:5). c. El oro — El más precioso de los metales. Se relaciona especialmente con la deidad. El oro también simboliza la riqueza y el reinado (4:4; 9:7; 18:9-12). d. Las piedras preciosas — Se encuentran entre los minerales de la tierra. Las piedras preciosas y las perlas adornan la ciudad eterna (12:11; 19:21). A menudo se usan para referirse al pueblo de Dios, su tesoro especial (17:4; 18:12; Malaquías 3:17). e. La plata — Este material era utilizado en el dinero de redención (Éxodo 30:12-16; Levítico 5:15). La plata aparece entre las cosas corruptoras e idolátricas que Babilonia perdió a causa del juicio (9:20; 18:12). 4. Símbolos tomados de las luminarias a. El candelero — Símbolo de la Biblia, del conocimiento y de la salvación (Salmo 119:105; Isaías 62:1). Representa el testimonio y el mensaje proclamados (1:12-20; 2:1, 5; 11:4). b. Las estrellas — Las luminarias menores simbolizan los gobiernos subordinados (Daniel 8:1012). Tipifican a los seres celestiales, buenos y malos (1:16-20; 3:1; 22:16). c. La luna — Refleja la luz del sol. Se habla de luna nueva en el Salmo 81:3 y en Ezequiel 46:1. Simboliza el testimonio del pueblo de Dios (Cantares 6:10; Apocalipsis 6:12; 8:12; 12:1; 21:23). d. El relámpago — Símbolo de la obediencia relacionada con el poder judicial de Dios (Ezequiel 1:13, 14; Nahúm 2:4). Simboliza también la majestad de Dios (Daniel 10:6), la venganza y la ira divina (4:5; 8:5; 11:9; 16:18). e. El sol — La supremacía en el cielo. El término hebreo equivalente significa "brillante" (Malaquías 4:2; Hechos 26:13; 1 Corintios 15:41). 5. Símbolos tomados del cuerpo humano a. La boca — Parte del cuerpo relacionada con la respiración, con el habla y con la alimentación (Job 33:2; Éxodo 4:11). Se usa con referencia a Cristo, a los santos, al anticristo y Satanás (1:16; 3:16; 9:17; 12:15; 14:5).

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b. El cabello — Los nazareos tenían el cabello largo (Jueces 16:17). El cabello corto era distintivo de energía y dignidad masculinas (Números 6:18; 1 Corintios 11:14). Simboliza la humanidad glorificada de Cristo y su edad incalculable (1:14). c. El corazón — Es el asiento de los sentimientos, los afectos, la pureza (Salmo 40:8-12; 1 Timoteo 1:5). Dios puede escudriñar las motivaciones, los deseos y las emociones (2:23; 17:17; 18:7). d. La mano —La mano derecha implica posición y prestigio. Las manos representan el trabajo. Son símbolos de posición, fuerza, acción y servicio (1:16; 9:20; 10:5; 14:9, 14). e. La mente — La parte perceptiva y pensante de la conciencia (Ezequiel 11:5). Es símbolo de unidad de decisión (17:13) y de sabiduría celestial (17:9). f. Los ojos — Las ventanas del alma. Representan el conocimiento y la comprensión (Números 10:31; Salm o 123:2). Es símbolo de la dirección, la percepción y la inteligencia divinas (1:14; 4:6, 8; 21:4). g. El pecho — El término hebreo significa "parte firme". Es representativo de salud física, vigor, fuerza (Job 21:24). El pecho tipifica el afecto de Cristo y nuestro amor por El (1:13; 15:6). h. Los pies — Nos permiten detenernos, caminar, correr. La expresión "bajo los pies" significa sujeción (Efesios 1:22). Simboliza el caminar como Cristo y el carácter y la conducta cristianas (Efesios 6:15; Juan 13:1-10; Apocalipsis 1:15, 17; 3:9; 11:11; 12:1; 13:2). i. El rostro — Indicador de carácter o expresión (Génesis 3:19; Proverbios 21:29). Simboliza la gloria, la inteligencia y la omnisciencia reflejadas (1:16; 4:7; 21:4). j. La voz — Se encuentra cuarenta y seis veces en Apocalipsis. Es una de las grandes maravillas del cuerpo. Representa principalmente las amonestaciones divinas (4:5; 8:13; etc.). 6. Símbolos tomados de la naturaleza a. El ajenjo —- Una planta que representa la amargura y la depresión (Jeremías 9:15; Lamentaciones 3:15; Amos 5:7). Es símbolo de la maldición divina que provoca la amargura de los enemigos (8:11). b. Los árboles — Hay tantas aplicaciones y significados como de veces se mencionan en la Biblia. Son símbolo de sustento eterno (2:7; 7:1, 3; 8:7; 22:2, 14). c. La cebada — La harina de cebada hecha pan (Jueces 7:13; Números 5:15; Ezequiel 13:19). Es símbolo de pobreza, humillación y escasez (6:6). d. Los frutos — Las cosas materiales que anhela el alma (18:14). Son símbolos de riqueza, ganancias y bendiciones celestiales (Salmos 21:10). e. La harina — La palabra hebrea viene del verbo "moler". La harina es molida y pulverizada (Números 28:20) y tipifica a Cristo en sus sufrimientos (Números 28:28). Se encuentra entre las mercaderías que Babilonia pierde en el juicio (Apocalipsis 18:13). f. La hierba — En hebreo, "heno verde". Simboliza la fragilidad de la carne (Salmo 90:5; Isaías 40:6-8). Es símbolo del juicio como parte integrante de la vida (8:7; 9:4). g. La higuera — Es símbolo de la vida nacional y política de Israel (Mateo 21:19-21; 24:32, 33). Simboliza también la seguridad, la prosperidad y la paz (Zacarías 3:10; Apocalipsis 6:13). h. La madera — La provisión abundante de la naturaleza. Observe alrededor de usted los usos de la madera. Es símbolo de idolatría y juicio (9:20; 18:12). i. Los olivos — Tipo de Israel (Salmo 52:8; Romanos 11). Vea también Jueces 9:8, 9 y Jeremías 11:16. Describen los frutos y el testimonio de los testigos (11:4). j. Los olores — La fragancia de la adoración ofrecida a Dios (Levítico 26:31; Filipenses 4:18). Simbolizan el perfume de las oraciones que ascienden hacia Dios (5:8; 18:13).

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k. Las palmas — En hebreo su nombre significa "erecta". Símbolo del florecimiento de los justos (Salmo 92:12; Cantares 7:7, 8). l. El trigo — Es una figura usada para representar a Cristo, la Palabra de Dios y la profesión de los santos (Jeremías 23:28; Mateo 13:24-30). Este artículo de primera necesidad para la vida estaba asociado con el juicio (6:6; 18:13). m. Las uvas — Sangre, o fruto de la vid (Génesis 49:11); representa a Israel (Jeremías 2:21). Simboliza el juicio de los apóstatas (14:18). n. El vino — En hebreo, "exprimido". En Apocalipsis el vino es símbolo del juicio divino (14:8, 10; 16:19; 19:15). 7. Símbolos tomados de las fuerzas de la naturaleza a. El abismo — Hebreo, "prisión". Se usa en relación con el seol, o lugar a donde van los espíritus (Isaías 14:15; 24:22). Es símbolo de la morada de los malos espíritus y de la prisión de Satanás por mil años (9:1, 2; 20:1). b. Las aguas — El término aparece unas dieciocho veces en el Apocalipsis. Se usa para referirse a las influencias buenas y malas (Salmo 1:3). Es símbolo de bendición y también de las naciones agitadas satánicamente (8:11; 16:4, 5; 17:15; 21:6; 22:1). c. El arco iris — En hebreo, "arco en las nubes" (Génesis 9:3). Está entre el cielo y la tierra. Es símbolo de gracia y misericordia y representa la fidelidad de un Dios que guarda su pacto (4:3; 10:1). d. Los cielos — Palabra que aparece cincuenta y siete veces en el Apocalipsis. Tiene un triple significado: el cielo atmosférico, el cielo de los astros y el cielo espiritual. Es símbolo de Fuente de autoridad y de luz (6:13; 8:10; etc.). e. El diluvio — En hebreo, "inundación". Se asocia con el juicio de Dios en la época de Noé (Génesis 6:17). Es símbolo del odio de Satanás contra Israel (12:15, 16). f. El granizo — Azote usado para describir el poder de Dios en su actuación como Juez (Isaías 30:30). Símbolo de la destrucción de las obras de los malvados (8:7; 11:9; 16:21). g. El lago — La frase "lago de fuego" aparece cinco veces en el Apocalipsis. Vea también Números 16:32-34; Isaías 5:14. Es símbolo de la inmersión en una agonía interminable (19:20; 20:10, 15). h. El mar — Se hace mención del mar unas veinticinco veces en el Apocalipsis. Se usa literal y simbólicamente. Es símbolo de transparencia celestial y también de pueblos en estado de confusión (4:6; 5:13; 8:8; 21:1). i. La montaña — Representa estabilidad y grandeza política y moral (Daniel 2:35; Salmo 125:1, 2). Simboliza el derrocamiento de la prominencia nacional (6:14, 16; 8:8; 14:1; 17:9; 21:10). j. Las nubes — Debido a su naturaleza transitoria, las nubes representan los movimientos divinos (Salmos 18:11; 104:3). También simbolizan la presencia divina, la majestad y la gloria encubierta de Dios (1:7; 10:1; 11:12; 14:14-16). k. El río — Símbolo de dones y bendiciones espirituales (Salmo 36:8; Juan 7:38, 39). Simboliza el refrigerio eterno de los santos (8:10; 9:14; 16:4; 22:1). l. Los terremotos — En hebreo, "vibración". Representan las calamidades y tragedias repentinas (1 Reyes 19:11). El terremoto simboliza la convulsión y el trastorno en el orden establecido en la tierra (6:12; 11:13; 16:18). m. El trueno — En hebreo, "choque". Es ev idencia de poder divino (1 Samuel 2:10). Es símbolo de la voz de Dios en el juicio. Aparece diez veces en el Apocalipsis (4:5; 6:1; 14:2; etc.). n El viento — Usado para representar el poder invisible y grandioso de Dios (Isaías 11:15; Juan 3:8; Hechos 2:2). El viento simboliza las operaciones divinas, invisibles pero poderosas (6:13; 7:1). 8. Símbolos tomados de Personalidades

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a. El anciano — Este término se usa en total unas doce veces en el Apocalipsis. Se aplica a los líderes y supervisores, tanto judíos como cristianos. Es símbolo de edad, experiencia v sabiduría (1 Pedro 5:1-3) y de los santos del cielo en su carácter de sacerdocio real (4:4; etc.). b. El hijo varón — Una frase usada para indicar el sexo de un niño (Levítico 12:2; Job 3:3; Isaías 66:7). Representa a Cristo como el hijo nacido de María (12:5, 13). c. El juez — Administrador de justicia y de veredictos (1 Reyes 3:9). Representa los justos juicios que vendrán sobre santos y pecadores (16:10; 18:8; 19:2, 11; 20:13). d. El profeta — Los profetas presentan los mensajes y las advertencias de Dios. Este término se usa doce veces en el Apocalipsis, tanto para designar a los verdaderos profetas como a los falsos (2:20; 10:7; 16:13; 20:10). e. La ramera — En griego, pome, de donde viene la palabra pornografía. Simboliza la corrupción religiosa y el adulterio espiritual (17:1-16; 19:2; 21:8). f. El rey — En hebreo, "gobernante". Se usa veintiún veces (como "reino", seis veces). Poseedor del poder supremo y la autoridad (1 Timoteo 1:17). Este título es símbolo de la dignidad de Cristo y de sus santos (1:5, 6; 17:14; 19:16). g. El sacerdote — En el orden sacerdotal de Aarón sólo habían varones; esto es tipo de Cristo (Hebreos 3:1). Todos los redimidos, hombres y mujeres, están incluidos en el sacerdocio real de los creyentes (1:6; 5:10; 20:6). 9. Símbolos tomados de los objetos inanimados a. La coraza — Usada para la defensa (Éxodo 25:7; Isaías 59:17; Efesios 6:14). Simboliza la protección y la seguridad para el corazón y la conciencia (1 Tesalonicenses 5:8; Apocalipsis 9:17). b Los cuernos — Representaban el poder y la gloria de los reyes (Salmo 75:10; 132:17; 1 Samuel 2:1). También simboliza el poder y la autoridad del hombre de pecado (5:6; 13:1; 17:12, 16). c. La espada — Representa la autoridad y el poder de los magistrados (Romanos 13:4). Es símbolo de la Palabra de Dios, del juicio administrado por Cristo y también de la guerra (1:16; 2:12, 16; 6:8; 19:15-21). d. Los libros — Representan un relato o un registro escrito o impreso. Aparece el término unas veintiocho veces en Apocalipsis. En los libros mencionados se incluyen registros de hechos, decisiones y recompensas (1:11; 10:2; 17:8; 20:12; 22:18). e. El lino fino — En hebreo, "cardado, blanqueado, torcido" (Génesis 41:42). Simboliza la justicia de Cristo y la pureza nuestra. /. Las llaves — Las llaves sugieren el derecho a ejercer autoridad y simbolizan la posesión de conocimiento (Isaías 22:22; Mateo 16:19; 18:18). Simbolizan además conocimiento, autoridad y gobierno divinos (1:18; 3:7; 9:1; 20:1). g. Las puertas — En hebreo, "aperturas". Una puerta abierta denota seguridad y acceso (Isaías 60:11). Las puertas no sólo son símbolo de gobierno (Génesis 19:1), sino también de entrada libre en la ciudad (21:12-14). h. El sello En hebreo, procede del verbo "cerrar". Casi siempre se usa para referirse a una transacción consumada (Ester 8:8; Efesios 1:13). El sello es símbolo de seguridad, conservación y juicio (5:1-10; 6:1-17; 7:2; 9:4). i. El tabernáculo — Una estructura temporal (2 Corintios 5:1, 4; 2 Pedro 1:14) y la morada corporal de Jesús (Juan 1:14). Representa el lugar donde Dios hace sentir su presencia (13:6; 15:5; 21:3). j. El Templo — Morada permanente, separada para la adoración (1 Reyes 6:1-14; Salmo 68:29). Este término aparece dieciséis veces en el Apocalipsis. Simboliza la habitación eterna de Dios en medio de su pueblo (3:12; 7:15; 11:19; 21:22).

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k. La trompeta — Las trompetas se usaban por múltiples razones en las actividades y reuniones públicas (Isaías 27:13; Zacarías 9:14). La trompeta es símbolo del rapto de la Iglesia y del juicio (1 Tesalonicenses4:16; Apocalipsis 1:10; 8:2; 9:14).

043 Bosquejos de predicaciones sobre el Apocalipsis Aquí presentamos algunos esquemas para que usted los elabore. En general, el Apocalipsis está lleno de material homilético, como se puede notar de nuestra exposición sobre los sietes. 1. Grandes señales En su libro Héroes and Hero- Worship (Los héroes y el culto al héroe), Carlyle usa la impresionante frase "La adoración es el asombro trascendente". Sin embargo, no hay mucha adoración relacionada con los objetos de asombro en el Apocalipsis. En las primeras tres referencias, la palabra "señal" es la que presenta estos motivos de asombro, en consonancia con el término "manifestar" de Apocalipsis 1:1. • La señal de la existencia y conservación de Israel (12:1). • La señal de la persona y el poder del diablo (12:3). • La señal de los hechos milagrosos del falso profeta (13:13). En las siguientes referencias se usa una palabra griega que significa "maravilla". Esta es una palabra que expresa asombro o perplejidad. • La maravilla de la resurrección de la bestia (13:3). • La maravilla de la destrucción de la ramera eclesiástica (17:6). • La maravilla del final trágico del poder mundial gentil (17:8). 2. Pruebas y tribulaciones Hay que tener mucho cuidado en distinguir entre las tribulaciones y la gran Tribulación. Jesús dijo que todos sus santos están sujetos a las pruebas y tribulaciones mientras luchan en este mundo tan lleno de dificultades. Pablo, quien sufrió muchas tribulaciones, se gloriaba en ello (Romanos 5:3) y experimentaba la consolación divina en lo que había sufrido (2 Corintios 1:4). También se regocijaba en todo ello (2 Corintios 7:4). Pero, si bien las tribulaciones han aquejado a los justos, la gran Tribulación es un período profetice específico (Mateo 24:15, 21, 29), cuyos terribles acontecimientos cubren tres años y medio (Daniel 7:25; 9:25-27) y afectarán tanto a judíos como a gentiles. • La tribulación de Juan y los santos de su tiempo bajo Nerón (1:9). • La tribulación de la iglesia de Esmirna bajo la Roma pagana (2:9, 10). • La tribulación extrema sufrida por los apóstatas de Tiatira (2:22). • La gran Tribulación, el período de sufrimientos nunca vistos predichos por los profetas y por Jesús como "el tiempo de congoja de Jacob" (Jeremías 30:7; Apocalipsis 7:14; 11:2, 3). 3. Una lista de cosas eternas La mente finita del hombre no puede entender a plenitud todo lo que significa la eternidad. El hombre considera todas las cosas como temporales, porque él es mortal. No obstante, como existirá más allá de la tumba, debería vivir bajo la impresión de las realidades eternas. La expresión "por los siglos de los siglos" significa "por siempre", "por todas las edades", y traduce una expresión hebrea: "de eternidad a eternidad" (1 Corintios 16:36). • El poder y la gloria eterna de Dios (1:6; 7:12). • La existencia eterna de Dios (4:9, 10; 10:6; 15:7). •La adoración eterna del Cordero (5:13, 14).

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• El reino eterno de Dios (11:5). • El Evangelio eterno (14:6). • El tormento eterno de los condenados (14:11; 19:3; 20:14; Judas 6:14). • La condenación eterna de la trinidad satánica (20:10). • El reinado eterno de los redimidos (22:5). 4. El contraste entre varias cenas Todos los verdaderos cristianos deben anhelar sentarse a la cena que instituyó el Señor en su "Ultima Cena". • La cena de comunión (3:20). Uno de los preciosos aspectos de la fiesta de la cual habló Jesús aquí es que en este banquete íntimo con el creyente, Él se presenta a la vez como visitante y como anfitrión. Él es nuestro visitante: "Yo cenaré con él." Él es nuestro anfitrión: "Él cenará conmigo." • La cena de bodas del Cordero (19:7). Sólo aquellos que han sido llamados tendrán el privilegio de sentarse a comer de esta mesa (19:8). • La cena del gran Dios (19:17, 18, 21). A la cena de bodas son invitados todos los santos, pero a esta terrible cena del gran Dios, el Creador llama a todas las aves del cielo para alimentarse con la carne de los impíos, traspasados por su afilada espada (19:15). ¡Qué escena tan terriblemente sangrienta será ésta! 5. Los sellos: rotos e intactos Shakespeare, en Antonio y Cleopatra, habla del "sello real" y usa la frase "Sella entonces, y todo quedará hecho." Aquí tenemos las ideas de seguridad, de algo definitivo y de prueba legal que sugiere el sello (2 Timoteo 2:19; 1 Corintios 9:2; Efesios 4:30). •El libro de los siete sellos (5:1-7; 6:1-17; 8:1). • Los santos sellados por Dios (7:2, 4-8). Todos los sellados por Dios pasan a ser propiedad suya especial • El ay de los no sellados (9:4). Así como los sellados son marcados para bendición y preservación, así los no sellados son separados para su justo castigo. • Los truenos sellados (10:4). • El abismo sellado (20:3). De la misma manera en que la tumba fue sellada indicando que Jesús no podría levantarse otra vez (Mateo 27:66), así también Satanás será sellado y no podrá salir del abismo por el termino de mil años (20:13). • Las profecías no selladas del Apocalipsis (22:10). 6. Una galaxia de estrellas Las luminarias, tanto las reales como las simbólicas, tienen un lugar prominente en este- ultimo libio de la Biblia. • Las siete estrellas (1:16-20; 2:1,3:1). • La estrella de la mañana (2:28; 22:16). • Las estrellas del cielo (6:13). • La gran estrella (8:10, 11; 9:1). • La tercera parte de las estrellas (8:12; 12:4).

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• Las doce estrellas (12:1). 7. Las doxologías Aunque la mayor parte del Apocalipsis está saturada de juicios, es sorprendente lo mucho que habla sobre la alabanza, los cantos y el regocijo. Entre los clamores de angustia surgen los aleluyas. La serie de cánticos del Apocalipsis puede servir para desarrollar una bella y valiosa meditación. • La doxología que exalta el poder y el dominio del Cordero (5:11-14). • La doxología del ejército del cielo por la salvación de Dios (7:10-12). • La doxología por el dominio universal de Dios y de Cristo (11:15-18). • La doxología por la victoria sobre Satanás (12:7-12). • La doxología del cielo y la tierra ante la nueva canción (14:2-5). • La doxología de los santos ante el Rey de los santos (15:3, 4). • La doxología de los pequeños y los grandes ante la omnipotencia divina (19:16). 8. Un libro de tronos Las palabras silla, asiento, trono y tronos son términos sinónimos y tienen un mismo equivalente griego, thronos, que significa "un trono". En la mayoría de los casos esta palabra está asociada con el cielo e indica autoridad, poder y juicio divinos. También puede indicar dominio satánico. • El trono de Satanás (2:13). •El trono del Padre (3:21). • El trono puesto en el cielo (4:1-11). • El trono que debe ser temido (6: 16). • El trono de la bestia (13:2; 16:10). • Los tronos de los redimidos (20:4). • El gran trono blanco (20:11-15). • El trono eterno (22:1). 9. El lago de fuego Mientras que el hades es la morada presente de todas las almas perdidas, el lago de fuego será el depósito final de todo lo que sea ajeno al pensamiento y la voluntad de Dios. Los ocupantes de este terrible lugar son mencionados específicamente: •La bestia (19:20; 20:10). •El falso profeta (19:20; 20:10). •El diablo (20:10). • El último enemigo, la muerte (20:14). •El hades (20:14). • Todos los incrédulos (20:15; 21:8). •Las naciones representadas por los cabritos (Mateo 25:31-46). • Los ángeles del diablo (Mateo 25:41). 10. Una colección de libros En el Apocalipsis se hace mención de varios libros y registros.

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•El libro que escribió Juan (1:11, 19). •El libro de los vencedores (3:5). • El libro sellado con siete sellos (5:1-7). •El librito (10:2, 8-11). •El libro de la vida (20:12-15; 21:27). 11. Las bienaventuranzas de los amados Todos estamos familiarizados con las bienaventuranzas de Cristo en el sermón del monte (Mateo 5:1-12), pero muy pocos les prestan atención a las bienaventuranzas del Apocalipsis. Dispersas a través del libro hay bienaventuranzas y bendiciones que pueden muy bien ser agregadas a aquellas que el Maestro pronunció ante sus oyentes reunidos en torno a la montaña. • La bienaventuranza de los que lean y obedezcan (1:3). •La bienaventuranza de los justos muertos (14:13). •La bienaventuranza del santo vigilante (16:15). • La bienaventuranza de la esposa (19:9). • La bienaventuranza de los resucitados (20:6). • La bienaventuranza de los que aman las profecías (22:7). • La bienaventuranza de la recompensa eterna (22:14). 12. Las cosas que no habrá en el cielo Juan se dio cuenta de que el lenguaje humano era muy inadecuado para describir lodo lo que había visto en el ciclo. Las mejores palabras resultan inadecuadas cuando se trata de revelar la gloria de lo invisible. Para el era más fácil decir qué cosas no existían cu el cielo en lugar de decir lo (rué encontraríamos en el. • No habrá mas hambre ni sed (7:10). •No habrá más sol ni calor (7:16; 21:23; 22:,')). •No habrá más lagrimas ni llanto (7:17: 2!:4). • No había mas mar (2 1:1). •No habrá mas muelle (21:4). • No habrá mas clamor (21:4). •No habrá mas dolor (21:4). • No habrá más templo (21:22). • No habrá más luna (21:23). • No habrá más noche (21:2,'); 22:;'»). • No habrá más pecado (21:27; 22:15). • No habrá más maldición (22:3). • No habrá más lámparas (22:5). 13. La frecuente exclamación "He aquí" La frecuente exclamación bíblica "He aquí", que significa que "hay que mirar intensamente y considerar", aparece unas cuatrocientas veces en toda la Biblia y se usa en los tres tiempos: pasado, presente y trituro. Además aparece como anuncio de esperanza y también de horror. Esta expresión se encuentra unas treinta veces en el Apocalipsis. Estas son las principales:

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• El "he aquí" de la majestad venidera (1:7). • El "he aquí" de la inmortalidad (1:18). • El "he aquí" de la oposición satánica (2:10). • El "he aquí" de la gran Tribulación (2:22). • El "he aquí" de la oportunidad (3:8). • El "he aquí" de la adoración falsa (3:9). • El "he aquí" de la pronta venida (3:1 1). • El "he aquí" de la visita divina (3:20). • El "he aquí del acceso al cielo (4:1). • El "he aquí" de la soberanía (4:2). • El "he aquí" del triunfo (5:5). • El "he aquí" del sacrificio (5:6). • El "he aquí" de la adoración universal (5:11). • El "he aquí" de la paz ficticia (6:2). • El "he aquí" de la desolación (6'5). • El "he aquí" de la muerte (6;8). • El "he aquí" de la ira divina (

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