Eutanasia

Sociología. Ética. Posturas. Marco teórico. Punto de vista. Penalización y despenalización. Voluntaria. No voluntaria. Involuntaria. Activa. Pasiva

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PROYECTO DE INVESTIGACION 1− Problema teórico Como algunos grupos sociales opinan, las suplicas de los enfermos muy graves y discapacitados físicos extremos que alguna vez invocan a la muerte como única alternativa a su condición, no debería ser entendida como expresión de una verdadera voluntad de eutanasia. Optar por la eutanasia en estas victimas de sufrimientos insoportables, supone entregar la libertad personal y acabar con ella misma, por lo que se podría entender como un asesinato, donde el medico es considerado como el verdugo y el afectado como reo. Pero la sociedad debe entender que la eutanasia no es más que un móvil piadoso y optativo para evitar un sufrimiento inútil e inaguantable o un estado físico insoportable. Eso si, la eutanasia solo se debería permitir en los casos en que es el propio afectado el que solicita que se ponga fin a su existencia. 2− Marco teórico La palabra eutanasia, se utiliza desde los tiempos del emperador Augusto y hasta finales del siglo XIX, significo el acto de morir pacíficamente y el arte medico de lograrlo. El primero en utilizar el término es el historiador romano Suetonio, que escribe: Tan pronto como cesar Augusto oía que alguien había muerto rápidamente y sin dolor, pedía la eutanasia, utilizando esta palabra, para si mismo y para su familia. Remontándonos a las raíces de nuestra tradición occidental, encontramos que en la Grecia y Roma antiguas tenían una amplia aceptación de prácticas como el infanticidio, el suicidio y la eutanasia. Mas adelante, el judaísmo y el advenimiento del cristianismo contribuyeron considerablemente a la noción general de la santidad de la vida humana y de que ésta, no debe quitarse deliberadamente. De acuerdo con estas tradiciones, acabar con una vida humana inocente es usurpar el derecho de Dios a dar y quitar la vida. Algunos escritores cristianos influyentes también lo han considerado una violación de la ley natural. Esta noción de inviolabilidad absoluta de la vida humana inocente, permaneció virtualmente sin cambios hasta el siglo XVI en el que Sir Thomas More publicó su Utopía (1516). En este libro, More describe la eutanasia para los enfermos sin curación, como una de las instituciones importantes de una comunidad ideal imaginaria. En los siglos posteriores, los filósofos ingleses, en particular David Hume, Jeremy Bentham y John Stuart Mill, cuestionaron la base religiosa de la moralidad y la prohibición absoluta del suicidio, la eutanasia y el infanticidio. Por otra parte, el gran filósofo alemán del siglo XVIII Immanuel Kant, aun creyendo que las verdades morales se fundaban más en la razón que en la religión, pensó que «el hombre no puede tener la facultad de quitarse la vida». En la actualidad existe un amplio apoyo popular a algunas formas de eutanasia, y muchos filósofos actuales han defendido la eutanasia por razones morales. Sin embargo, la oposición religiosa oficial (por ejemplo, de la Iglesia Católica Romana) permanece invariable, y la eutanasia activa sigue siendo un crimen en todos los países a excepción de en Holanda. En nuestro país un de los mas conocidos casos a favor de la practica y despenalización de la eutanasia es Ramón Sanpedro afectado por una lamentable situación física, el cual tuvo que optar por ingerir cianuro al no poder acceder a la eutanasia y poder disfrutar de una muerte rápida e indolora. 3− Preguntas que se pretende responder con esta investigación − ¿Cuáles serian los factores a tener en cuenta para la despenalización de la eutanasia? − ¿Que diferencias hay entre eutanasia voluntaria, no voluntaria, involuntaria, activa y pasiva y que variante seria apropiada para la despenalización de la eutanasia? 4− Objetivos de la investigación

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• Analizar y valorar los factores influyen en el uso de la eutanasia, para así, poder reflexionar sobre si seria legitimo o no, despenalizar su uso. • Comprender las diferencias entre eutanasia voluntaria, no voluntaria e involuntaria y luego analizar los dos tipos de muerte asistida, es decir la eutanasia activa y pasiva. Seguidamente reflexionar sobre que variante sería la apropiada para permitir el uso de la eutanasia y analizar el papel que juega cada sujeto. 5− Datos e informaciones que se necesita tener en cuenta para realizar esta investigación. − Que es la eutanasia − creencias sobre la eutanasia − Postura ante la eutanasia de diferentes grupos sociales. − tipos diferentes de aplicación de la eutanasia. − valoraciones de expertos en el tema. − Testimonio de enfermos que exigen el derecho a morir. − Testimonio de enfermos, que desean vivir hasta el último día de su vida. 6− Interés teórico de esta investigación. • lo que tiene de interés este trabajo desde el punto de vista exclusivamente personal: Esta investigación me da la oportunidad de conocer más profundamente este tema tan complejo, que a simple vista parece sencillo y reflexionar sobre este, que tanta controversia suscita y suscitara en los próximos años, mientras siga considerándose un tabú. Gracias a esto espero tener un enfoque mas critico sobre este tema • lo que tiene de interés este trabajo desde el punto de vista del alumno estudiante de magisterio y futuro profesional de la educación: En una sociedad cada vez mas pluralista y democrática, que nos permite elegir y optar, y en la que el poder de la iglesia se ve cada vez mas debilitado el tema de la eutanasia como una decisión libre y voluntaria, esta cobrando mayor fuerza en nuestra sociedad. Por ello es necesario informar a los jóvenes sobre cual seria la finalidad científica y no espiritual de esta practica para así dar la oportunidad de que cada uno pueda construir su propio criterio con libertad y sin ningún tipo de influencia. • lo que tiene de interés este trabajo desde el punto de vista del ciudadano critico con la sociedad y el mundo como el que ahora le toca vivir: Desafortunadamente la mayoría de los gobiernos europeos todavía son bastante conservadores y están influenciados por la iglesia católica romana la cual se opone firmemente a cualquier uso de eutanasia. Esta situación nos conduce inevitablemente a una desinformación sobre el tema con argumentes propiamente conservadores y contrarios a ella. Aun así, cada vez hay mas gente que propone la opción de la eutanasia como manera de acabar libremente con el sufrimiento innecesario dejando a un lado las creencias religiosas. Por eso pienso que este tipo de investigación sirve de alguna manera para hacer frente a la imposición ideológica y a la desinformación. Así cada persona podrá acceder a todo tipo de información libre, para elaborar su propio criterio y así poder elegir libremente y sin ningún tipo de presión. 7− Interés didáctico de esta forma de estudiar. • Del aprendizaje de los contenidos del temario Conocer el problema de la eutanasia y las diferentes posturas que hay respecto a esta.

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Distinguir entre una educación que inculca o transmite valores morales de alcance particular y una educación que promueve valores morales de alcance universal. Identificar la ética como saber especifico en el conjunto de las ciencias humanas • Del aprendizaje de los procedimientos para aprender Pensar por uno mismo y a la luz de la razón sus propios valores morales, sus propias aspiraciones y sus propios deseos Valorar la toma de conciencia como una de las condiciones de la voluntad y de la responsabilidad. Identificar los temas morales que están presentes en las conductas humanas. Hacer un uso crítico de la información y distinguir lo objetivo de lo subjetivo. Ser capaz de expresar de forma escrita con corrección, los pensamientos sobre temas morales. • Del aprendizaje de las actitudes interpersonales. Asumir que los demás tienen un punto de vista distinto al propio sobre los valores morales y las realidades sociales. Relativizar la propia perspectiva colectiva. Trabajar por el reconocimiento de la perspectiva moral ideal. 8− Bibliografía CORTINA Adela; MARTINEZ Emilio: Ética. Akal. Madrid, 1996 DWORKIN, Ronald: el dominio de la vida. Ariel, Barcelona, 1984 pag. 293−303 GAFO Javier: La eutanasia y el arte de morir. Universidad pontifica de Comillas. Madrid 1990. pag 20−33 HUME, David: sobre el suicidio. Alianza, Madrid, 1995. pag. 121−134 http://www.bioetica.bioetica.org/mono5.htm http://www.condignidad.org http://www.conferenciaepiscopal.es/ceas/documentos/eutanasia.htm http://www.euthanasia.com/sp−book1.html http://www.filosofia.org/filomat/df489.htm http://www.filosofia.org/filomat/df503.htm http://www.filosofia.org/filomat/df504.htm 3

http://www.galenonet.com/Psiq/eutana.htm http://www.muertedigna.org/textos/eutan.htm http://revista−arbil.iespana.es/(57)mire.htm http://www.vidahumana.org/vidafam/eutanasia/eutanasia_mapa.html TRABAJO DE INVESTIGACION 1 ¿Cuáles serian los factores a tener en cuenta para la despenalización de la eutanasia? Es indudable, a mi manera de ver, que el primordial derecho que puede asistir hoy a todo ser humano es el de la vida, pero cuando se ve afectado por unas condiciones de salud lamentables, que llevan a quien las padece a verse en una situación en la cual se ve recluido en una unidad de cuidados intensivos o postrado en una cama, donde su existencia esta en la cuerda floja, donde puede existir una salida irreversible, donde la existencia dependerá en el futuro de medios extraordinarios, conectado a maquinas como el respirador artificial, cabe preguntarse si se esta cuidando la vida o prolongando la agonía que nos puede llevar a la muerte. Al opinar sobre la despenalización de la eutanasia hay ciertos puntos a tener en cuenta ya que puede haber intereses de todo tipo en la muerte de una persona, sobre todo económicos. Desde ese punto de vista habría que tener mucho cuidado y examinar bien los casos asegurándose de que la persona que quiere la muerte lo diga por sí misma y de forma reiterada. De esta manera mucha gente se vería beneficiada a la hora de cobrar herencias, segurosOtro aspecto que se debería tener en cuenta respecto a los motivos económicos seria lo que se refiere a la industria farmacéutica. Hoy en día y gracias a los costosos tratamientos utilizados para alargar y paliar la vida de afectados por numerosas enfermedades como el cáncer o el sida, o estados físicos lamentables, la industria farmacéutica obtiene grandes beneficios de los cuales una parte ira a parar a manos del estado en forma de impuestos. En el supuesto caso de que se pudiera permitir la eutanasia activa y voluntaria a petición de los afectados, la demanda de estos costosos tratamientos se vería drásticamente reducida a una insignificante inyección letal. También la decisión de llevar a cabo la eutanasia puede no ser libre y estar influida por las personas que están a su alrededor, pero no por lo que hayan podido decir sino por lo que pueda imaginar el afectado que puedan estar pensando sus familiares. Los enfermos sufren no solo por el dolor sino también por la situación de dependencia y por el peso de la carga que recae sobre los demás. Y por esto se puede llagar a la conclusión de que el sufrimiento es más psicológico que físico y, de esa manera, cometer un error. Entiendo, en esta situación, que es muy difícil decir si esa petición es sincera o no. Pero de todas formas si lo que importa más al enfermo es la familia y considera que su vida ha llegado a unos límites incontrolables, tiene que tener la oportunidad de hacer con su vida lo que más crea conveniente. Otra de la cuestiones al plantearse la despenalización de la eutanasia seria la de quien debería ser la persona que proporciona la muerte y que papel desempeñaría. Desde mi punto de vista, como para que se realice la eutanasia es necesario que el sujeto lo diga reiteradamente, no habría ningún problema en que lo hiciera alguien cercano a él y, de todas formas, si no se está muy conforme, que lo haga con el personal sanitario indicado para esto. En todo este asunto siempre hablamos del paciente y su papel pero no hay que olvidarse del médico y la función que desempeña. Parece tratado como objeto y no como sujeto. Es importante saber como se siente el médico con la idea de matar una persona cuando la que tenía al dedicarse a esta profesión era la de salvarla. En cuanto a los familiares, son ellos muchas veces los que solicitan que no se siga manteniendo con vida a sus seres queridos cuando la situación en la que ven que se encuentran tan sólo alarga sus sufrimientos innecesariamente. Respecto a la postura de los médicos, en muchas ocasiones se oponen a la práctica de la eutanasia, bien por ir en contra de sus convicciones o bien por miedo a las consecuencias legales. Muchos de estos problemas se evitarían si se admitiese la validez de los testamentos vitales, ya que en 4

ellos se expresa la voluntad del paciente, evitándose así que deban ser otras personas, como los familiares, a los que se somete a una situación muy dolorosa, las que decidan por ellos. Otro factor a tener en cuenta en la reflexión sobre este tema seria la autonomía de los afectados. Hasta la segunda guerra mundial las prácticas eutanasicas se realizaron, por lo general sin el consentimiento de quienes las sufrían y en muy pocas ocasiones se tenía en cuenta la voluntad de los afectados. Solo en las últimas décadas este factor ha comenzado a cobrar importancia. Por eso, la pregunta por la eutanasia se formula hoy de modo distinto al de cualquier otra época. Lo que hoy en día preocupa no es si el Estado tiene o no derecho a eliminar a los enfermos o minusvalidos, sino si hay posibilidad de dar una respuesta positiva a quien desea morir y pide ayuda. Por ello, uno de los principios más importantes en el tema de la eutanasia es el principio de autonomía del afectado, que involucra la capacidad de decisión del paciente. Para entender este principio de autonomía, habría que definir la salud en términos de capacidad de posesión y apropiación por parte del hombre de su propio cuerpo. Cuanto mayor sea la capacidad de posesión y apropiación del cuerpo, mayor salud se tendrá y cuanto menor sea tal capacidad, peor salud. Por ello la culminación de la desposesión y expropiación del cuerpo lo constituye, lógicamente la muerte. Esta dialéctica es particularmente importante en el periodo final de la vida. No hay duda de que la enfermedad mortal va poco a poco expropiando el cuerpo, hasta acabar con el. Pero también habría que tener en cuenta cuando los procedimientos técnicos y asistenciales no se utilizan correctamente, pueden incrementar aún más ese proceso de expropiación. Se entiende por esto, que haya afectados para los que el morir sea preferible a vivir de esa manera. Hay expropiaciones peores que la muerte, precisamente porque distorsionan aún más el proceso de apropiación. Esto explica que haya sido en estas últimas décadas cuando los afectados han comenzado a exigir respeto a sus propias decisiones sobre como morir. En mi opinión, las decisiones del afectado deben ser respetadas en todo momento, ya que son expresión de la autonomía inherente a todo ser humano y por ello todo ser humano tiene derecho a evitar situaciones de expropiación que considera peores que la muerte. Uno de valores más significativos sobre los que gira este tema, seria la dignidad humana. Eutanasia (eu= bueno; thanatos= muerte) es un concepto que, en apariencia, no puede ser más sencillo y transparente: eutanasia equivale a «muerte dulce, tranquila. Puede haber casos en los que un individuo opte por la eutanasia y sus familiares consideren insensata a esa opción. En tal caso, nuestra obligación moral será persuadir al individuo para que reflexione. Si nos encontramos con una persona que insiste en que no quiere vivir y pensamos que está equivocada, que no ha examinado todas las opciones, o que está reaccionando emocionalmente, entonces tenemos el deber moral de persuadirla de que todavía le resta cierta calidad de vida y que no debe rendirse tan rápidamente. Y deberíamos convencerla. Pero si, en un último análisis, la persona que sufre no está de acuerdo con nosotros e insiste en su anhelo de morir, sostengo que deberíamos respetar esa demanda de dignidad. Nuestros propios deseos no cuentan, y si nuestra conciencia se opone, lo menos que podemos hacer es no prohibirle morir. De existir un conflicto de intereses, es la propia persona la que debe decidir voluntariamente si la vida tiene sentido todavía, o si quiere morir placenteramente y con tanta dignidad como uno pueda proporcionarle. 2 ¿Que diferencias hay entre eutanasia voluntaria, no voluntaria, involuntaria, activa y pasiva y que variante seria apropiada para la despenalización de la eutanasia? La eutanasia que aparte de ser un tema muy controvertido, puede aparentar ser un concepto sencillo. Pero en realidad a la hora de hablar sobre este tema, habría que tener claro todas las variantes posibles a la hora de aplicar la eutanasia. Para ello tendríamos que entender el significado y la relación entre eutanasia voluntaria, no voluntaria e involuntaria y entre eutanasia activa y pasiva. Una vez entendidos estos dos términos sería conveniente reflexionar sobre que variante seria la adecuada a la hora de despenalizar la eutanasia. En primer lugar abría que analizar el significado de eutanasia voluntaria, no voluntaria e involuntaria. La eutanasia voluntaria, es la practicada por A (que sería el personal sanitario) a petición de B (afectado), por el bien de B. Existe una estrecha vinculación entre la eutanasia voluntaria y el suicidio asistido, en el que una persona ayuda a otra a poner fin a su vida −por ejemplo, cuando A consigue los fármacos que permitirán a B 5

suicidarse. La eutanasia es no voluntaria cuando la persona cuya vida termina no puede elegir por sí misma entre la vida y la muerte −por ejemplo, porque tiene una enfermedad incurable o se trata de un recién nacido incapacitado, o porque la enfermedad o un accidente le han vuelto permanentemente incompetente, sin que esa persona haya manifestado anteriormente si desearía o no la eutanasia en determinadas circunstancias. La eutanasia es involuntaria cuando se practica a una persona que habría sido capaz de otorgar o no el consentimiento a su propia muerte, pero no lo ha dado −bien porque no se le pidió o porque se le pidió pero lo rechazó, y quiso seguir viva. Si bien los casos claros de eutanasia involuntaria serían relativamente raros (por ejemplo, casos en los que A dispara a B sin el consentimiento de éste para evitarle caer en manos de un torturador sádico) se ha afirmado que algunas prácticas médicas de aceptación general (como la administración de dosis cada vez mayores de fármacos analgésicos que eventualmente ocasionarán la muerte del paciente, o la retirada no consentida de un tratamiento para seguir vivo) equivalen a la eutanasia involuntaria. Hasta aquí he definido de forma amplia la «eutanasia» como «matar por compasión», una acción en la que A ocasiona la muerte a B por el bien de B. Sin embargo A puede ocasionar la muerte de B de dos maneras: A puede matar a B, por ejemplo, administrándole una inyección letal; o bien A puede permitir morir a B retirándole o negándole un tratamiento que le mantiene con vida. Los casos del primer tipo se denominan típicamente eutanasia «activa» o «positiva», mientras que los del segundo tipo suelen denominarse eutanasia «pasiva» o «negativa». En uno y otro caso se actúa por compasión, requisito esencial en la eutanasia. En el primero, sin embargo, se mata por misericordia, mientras que en el segundo por misericordia no se impide la muerte. Por esto, estos dos términos estarían estrechamente relacionados con los términos de acción y omisión, o en otras palabras matar y dejar morir. Disparar a alguien es una acción: dejar de ayudar a la víctima de un disparo es una omisión. Si A dispara a B y éste muere, A ha matado a B. Si C no hace nada por salvar la vida de B, C deja morir a B. Pero no todas las acciones u omisiones que determinan la muerte de una persona tienen un interés central en el debate de la eutanasia. El debate de la eutanasia se centra en las acciones y omisiones intencionadas −es decir, en la muerte ocasionada de manera deliberada y consciente en una situación en la que el agente podría haber obrado de otro modo−, es decir, en la que A podría haberse abstenido de matar a B, y en la que C podría haber salvado la vida de B. La distinción entre matar y dejar morir, o entre eutanasia activa y pasiva, plantea algunos problemas. Si la distinción entre matar/dejar morir se basase simplemente en la distinción entre acciones y omisiones, el agente que, por ejemplo, desconecta la máquina que mantiene vivo a B, mata a B, mientras que el agente que se abstiene de conectar a C a una máquina que le mantiene con vida, meramente permite morir a C. Una idea admisible es concebir el matar como iniciar un curso de acontecimientos que conducen a la muerte; y permitir morir como no intervenir en un curso de acontecimientos que ocasionan la muerte. Según esta distinción, el administrar una inyección letal seria un caso de matar; mientras que no conectar al paciente a un respirador, o desconectarle, sería un caso de dejar morir. En el primer caso, el paciente muere en razón de acontecimientos desencadenados por el agente. En el segundo caso, el paciente muere porque el agente no interviene en un curso de acontecimientos que ya está en marcha y no es obra del agente. Una cosa es clara, y es que cuando un agente que mata ocasiona la muerte, mientras que un agente que meramente deja morir permite que la naturaleza siga su curso. Esta distinción entre «hacer que suceda» y «dejar que suceda» es importante por cuanto pone límites al deber y responsabilidad de salvar vidas de una persona. Si bien no exige o exige muy poco esfuerzo el abstenerse de matar a alguien, suele exigir esfuerzo salvar a una persona. Si matar y dejar morir fuesen equivalentes, seriamos tan responsables de la muerte de quienes dejamos de salvar como de la muerte de aquellos a quienes matamos. Pero en realidad, somos más responsables −o lo somos de manera diferente− de la muerte de quienes matamos que de la muerte de quienes dejamos de salvar. Así, matar a una persona es, en igualdad de condiciones, peor que dejar morir a una persona. Pero incluso si en ocasiones puede establecerse una distinción moralmente relevante entre matar y dejar morir, por supuesto esto no significa que siempre predomine esta distinción. Al menos en ocasiones somos tan responsables de nuestras omisiones como de nuestras acciones. Cuando se plantea el argumento sobre la significación moral de la 6

distinción entre matar o dejar morir en el contexto del debate de la eutanasia, hay que considerar un factor adicional. Matar a alguien, o dejar deliberadamente morir a alguien, es por lo general algo malo porque priva a esa persona de su vida. En circunstancias normales, las personas aprecian su vida, y su mejor interés es seguir con vida. Esto es diferente en el contexto de la problemática de la eutanasia. En estos casos, el mejor interés de una persona es morir y no seguir con vida. Esto quiere decir que un agente que mata, o un agente que deja morir, no está dañando, sino beneficiando a la persona de cuya vida se trata. Esto lleva a sugerir lo siguiente: si realmente somos más responsables de nuestras acciones que de nuestras omisiones, entonces A que mata a C en el contexto de la eutanasia estará obrando moralmente mejor, en igualdad de condiciones, que B que deja morir a C, pues A beneficia positivamente a C, mientras que B meramente permite obtener cierto beneficio a C. Como conclusión a este punto quisiera afirmar mi apoyo a la despenalización de la eutanasia activa y reconocer como valida la pasiva, en los casos que se utilice como petición voluntaria y deseo reiterado del sujeto el cual este afectado por una enfermedad en fase terminal, incapacidad física considerable, enfermedad degenerativa en sus últimas fases. También vería justificable la no voluntaria pero únicamente cuando el afectado anteriormente halla firmando en su sano juicio un testamento vital. 1

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