La Península Ibérica en la Edad Media. Los reinos cristianos

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4.LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS 4.1 La Península Ibérica en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia La franja cantábrica y los Pirineos eran las zonas más atrasadas, y su pobreza en recursos, su clima y las dificultades de acceso resultaban poco atractivas para los musulmanes, por lo que se convirtieron en los primeros núcleos de resistencia frente a la invasión islámica. Surgieron así cuatro núcleos, embriones de las que habrían de ser, con el tiempo, las grandes entidades políticas cristianas: el núcleo asturiano, el pamplonés, el aragonés y los condados catalanes. El período comprendido entre los siglos VIII y X, en lo que al ámbito cristiano se refiere, se abrió con el protagonismo del Reino de Asturias y se cerró con la supremacía del Reino de Pamplona. El origen del Reino de Asturias y León: El año 722 un jefe visigodo, Don Pelayo, inició una revuelta contra los musulmanes, a los cuales venció en la batalla de Covadonga. (¿una gran batalla con intervención divina o una escaramuza más?). A continuación el primer reino astur estableció su capital en Cangas de Onís. Alfonso I (739-757) realiza campañas militares en la cuenca del Duero, repoblando Asturias con la población mozárabe procedente de esta zona. Sus sucesores debieron pagar tributos o parias a los emires de Córdoba a cambio de su independencia. Alfonso II consigue liberarse de esa servidumbre y transforma Asturias en un auténtico Estado, con capital en Oviedo. La administración se inspira en la monarquía visigoda y se restableció el Liber Iudiciorum. Se inicia la repoblación del valle del Duero (pueblos, ciudades, monasterios) Finalmente, Alfonso III (866910) aprovechó los problemas del Emirato de Córdoba para instaurar el Reino de León y repoblar, con los campesinos, nobles, y monasterios, la Meseta Norte, hasta el Duero. El reino abarca, en el siglo X, todo el noroeste peninsular: Galicia, Asturias y León y las marcas fronterizas de Portugal y Castilla. El siglo X será un siglo de crisis, por causas internas y externas. Las internas se manifiestan en la independencia de facto del condado de Castilla llevada a cabo por el conde Fernán González (927970) y las externas en el apogeo del poder musulmán tras la instauración del Califato de Córdoba, y sobre todo, la etapa de Almanzor (981-1002) El origen de los reinos pirenaicos En el año 732 el Reino Franco frenó el avance musulmán en la batalla de Poitiers (Carlos Martel, abuelo de Carlomagno encabezaba las tropas de los francos). Años después el propio Carlomagno dirigió una expedición hacia el valle del Ebro que fracasó (Poema de la “Chanson de Roland”). Finalmente, a comienzos del siglo IX, los condados pirenaicos de Ribagorza, Pallars, Sobrarbe, Aragón, Barcelona, etc., formaron parte del Reino franco bajo el nombre de Marca Hispánica ¿Cómo se fueron independizando estos condados? A) El Reino de Pamplona: A finales del Siglo VIII los nobles de Navarra se habían sublevado contra los musulmanes y buscaron el amparo de los francos. Poco después, la familia Arista rompió esa alianza y proclamó la independencia. A comienzos del siglo X, Sancho Garcés I logró consolidar el Reino de Pamplona-Navarra. La política de enlaces matrimoniales con los territorios vecinos, incluido el Califato de Córdoba, permite al Reino de Pamplona incorporar el condado de Aragón y ejercer la primacía política sobre León. Su máximo auge, poder y prestigio lo logra bajo Sancho III el Mayor (1000-1035), quien anexionó nuevos territorios (Castilla en 1029). B) Los condados del Pirineo Central: Sobrarbe, Ribagorza y Aragón van a buscar la unidad en torno a Navarra mediante alianzas matrimoniales. Su núcleo inicial se da en el alto valle del Aragón, con Jaca como enclave más cercano. Van a repoblar los valles, contando con ayuda monástica (San Juan de la Peña), por un lado; y con la apertura de relaciones económicas y Página 1

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culturales con Al-Ándalus y por otro, acabarán con su dependencia de los francos. Sus orígenes se pueden encontrar en el siglo IX. En 970 queda vinculado por matrimonio con el Reino de Pamplona. C) Los condados catalanes: A finales del siglo IX, el conde de Barcelona, Wifredo I el Velloso, logró gobernar sobre todos los condados catalanes (Gerona, Barcelona, Pallars) y todos unidos fueron alcanzando la independencia. El año 988, el conde Borrell II, proclamó la independencia de dichos condados. A comienzos del siglo XI, los territorios cristianos representaban ya un tercio de la Península, y estaban divididos en tres grandes bloques políticos: el Reino de Pamplona, desde Castilla a Sobrarbe; el Reino de León, al oeste, y los condados catalanes, al este; pero entre los siglos XI y XIII experimentaron grandes transformaciones, debido a tres factores: -El avance reconquistador, que supuso una espectacular expansión territorial de los primeros núcleos, excepto el de Pamplona. -Las disputas entre los diferentes territorios cristianos, que provocaron constantes modificaciones de fronteras. -La concepción patrimonialista de la monarquía, que alteró el mapa político de estos siglos. La tendencia de algunos monarcas a considerar los territorios de su reino como patrimonio particular generó dos situaciones opuestas: por un lado, la unificación de diferentes territorios, como consecuencia de enlaces matrimoniales; por otro, la división de un reino en varios, generalmente por reparto entre los hijos. Así, por ejemplo, se separan Pamplona y Aragón a la muerte de Sancho III o se unen Aragón y Cataluña con el matrimonio de Petronila y Ramón Berenguer IV. En el caso castellano, Fernando I, hijo de Sancho III, divide el reino entre sus hijos; culminando la unión definitiva con Fernando III el Santo en 1230. Portugal se independiza de Castilla con Alfonso Enríquez en 1143. Al finalizar el siglo XIII, los territorios cristianos abarcaban ya toda la Península, a excepción del reino musulmán de Granada. Presentaban una división política que se mantendrá sin cambios hasta el final de la Edad Media: Castilla (Castilla y León), Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), Portugal y Navarra. 4.2 PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA Por Reconquista se entiende el proceso de ocupación militar de los territorios musulmanes de la Península Ibérica, protagonizado por los cristianos entre los siglos VIII y XV. El término tiene su origen en las ideas siguientes: a) La idea de restauración de la monarquía visigoda, de la cual los reyes astures se consideraron herederos desde un comienzo. b) El espíritu de cruzada contra los infieles, más tardío, reforzado desde el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago. Para la mayoría de los historiadores actuales la palabra “reconquista” no estaría bien aplicada en los siglos en los cuales los reinos cristianos realizan una conquista de territorios para ellos nuevos; por tanto, no estarían restaurando o reconquistando el antiguo reino visigodo. El avance de los reinos cristianos (siglos XI-XIII) coincidió con tres acontecimientos fundamentales:  La desaparición del Califato de Córdoba.  El final del Imperio almorávide.  La caída del Imperio o Califato almohade. Anteriormente a estos hechos la hegemonía musulmana había sido indiscutible. ETAPAS:

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1ª ETAPA: SIGLOS VIII-X La ocupación efectiva de los musulmanes no abarcó toda la Península. Fuera de su control quedaron los territorios situados al norte del Sistema Central y del Valle del Ebro. Entre el Sistema Central y el núcleo astur existía una tierra de nadie, la cuenca del Duero, prácticamente despoblada a lo largo del siglo VIII, por dos razones: el abandono de la zona por los bereberes el año 741 y de los cristianos que se dirigieron a Asturias durante las campañas de Alfonso I. Durante estos siglos, el avance cristiano se limita a la ocupación de territorios casi vacíos, como la cuenca del Duero, por lo que se puede hablar más que de reconquista, de repoblación. Además, en esta etapa la superioridad militar de Al Ándalus era incuestionable, en especial durante el siglo X (época de esplendor del Califato). 2º ETAPA: SIGLOS XI- 1150 Esta etapa coincide con el desmembramiento del Califato cordobés y su disgregación en los Primeros Reinos de Taifas. Sancho III el Mayor de Navarra heredó Castilla y algunos condados aragoneses, por lo que unía en su persona la mayor parte de los territorios cristianos. Su prestigio fue grande y, a su muerte el año 1035, repartió sus tierras entre sus hijos, siguiendo la concepción patrimonialista del reino, imperante en el momento. Fernando I logró poco después unir León y Castilla. Su hermano Ramiro se convirtió en rey de Aragón. Al morir Fernando I, repartió el reino entre sus hijos, que se enfrentaron en una guerra fratricida. Sancho y Alfonso, hasta la muerte del primero, mantuvieron un enfrentamiento que acabó con el triunfo de Alfonso, que se proclamó rey de Castilla y León (Poema del Mío Cid). Alfonso VI comenzó una serie de campañas contra los musulmanes, que se encontraban desunidos (primeros reinos de taifas). Logró de muchos el pago de las “parias” y a otros los expulsó del Tajo. Así, tomó Coimbra y el año 1085 Toledo. Se abría así el acceso a los valles del Guadiana y del Guadalquivir. Mientras tanto, Rodrigo Díaz de Vivar, “Cid Campeador”, que había sido expulsado de Castilla por Alfonso VI, logró con sus propias tropas unas veces vencer a los musulmanes y otras aliarse con ellos. Su mayor hazaña fue la conquista de Valencia el año 1094. Pero la llegada de los almorávides a la península frenó este gran avance cristiano (batalla de Sagrajas, año 1086). La conquista de Toledo tuvo un gran valor simbólico ya que había sido la capital del reino visigodo. En la zona oriental, los reyes de Aragón tomaron Huesca (1096) y llegaron al valle alto y medio del Ebro, a finales del siglo XI. Alfonso I el Batallador conquistó Zaragoza (1118) a comienzos del siglo XII. A su muerte, la unión de Navarra y Aragón se rompió en favor de las órdenes militares (Alcántara, Montesa y Calatrava). 3ª ETAPA: SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XII A este nuevo avance cristiano ayudará la caída del Imperio almorávide, que dará pie a los Segundos Reinos de Taifas. En la segunda parte del siglo XII los reinos orientales continuarán su avance por el valle del Ebro (Tortosa en el año 1148 y Lérida) y firmarán los primeros acuerdos fronterizos con Castilla. Tudillén (1151), reconocía a Aragón el derecho de conquista sobre Valencia, Denia y Murcia; excepto algunas plazas; y en 1179, el Tratado de Cazola, ratifica los derechos de Aragón sobre Valencia y Denia; pero Murcia pasaba a ser zona de conquista castellana. Ramón Berenguer IV había logrado unir el Condado de Barcelona y el Reino de Aragón, estableciendo la Corona de Aragón en el año 1137. Los aragoneses conquistarán Teruel y Cuenca en los años 1171 y 1177. En la zona occidental del Reino de Castilla, Alfonso Enríquez estableció el nuevo Reino de Portugal, conquistando Lisboa a los musulmanes en 1147; mientras los castellanos llegan al Página 3

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Guadiana. La llegada de los almohades y su victoria frente a los cristianos en Alarcos el año 1195, volverán a frenar la reconquista. Castilla y León se separarán de nuevo. Características importantes de esta etapa son: -La creación y protagonismo de las órdenes militares (Santiago, Calatrava, Alcántara); formaban cuerpos de ejército autónomos a los que los reyes encomendaban la defensa de las zonas más expuestas y vulnerables. -La firma de Tratados, como ha quedado expuesta anteriormente, para delimitar los territorios que corresponderían a cada reino en las conquistas futuras. Esto supone una nueva concepción de la Reconquista, como estrategia global y a largo plazo, y no como mero resultado de objetivos inmediatos. 4º ETAPA: SIGLO XIII Ante el creciente poder de los almohades, los cristianos decidieron dejar a un lado sus disputas y unir sus fuerzas frente al peligroso enemigo común. A esto ayudó también la Bula concedida por el Papa Inocencio III para la “cruzada” contra los almohades. El resultado fue la formación de un numeroso ejército internacional, encabezado por los reyes de Castilla (Alfonso VIII), Aragón (Pedro II) y Navarra (Sancho VII), en el que participaron las Ordenes Militares, numerosos cruzados europeos y caballeros de todos los reinos hispanos. El encuentro se produjo en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) en Sierra Morena. La victoria de las tropas cristianas supuso el comienzo del declive almohade y despejó el camino hacia el valle del Guadalquivir. Portugal fue el primer reino en concluir su reconquista en 1249 (Faro). La Corona de Aragón fue la que llevó a cabo un avance más rápido con Jaime I el Conquistador que, entre 1229 y 1235, se anexionó Mallorca e Ibiza; y entre 1232 y 1246 conquistó el reino de Valencia, hasta los límites establecidos con el reino de Castilla en el tratado de Cazola (1179). Castilla, unida de nuevo con León por Fernando III en 1230, mantiene un avance continuo hacia el sur: Cáceres, Badajoz, Córdoba (1236), Sevilla (1248). Fernando III y Jaime I firman el Tratado de Almizra, por el cual Alicante y Murcia quedarían bajo control castellano. Aragón había terminado su reconquista. Alfonso X de Castilla culminó la conquista de Andalucía, con Cádiz y Niebla, y se incorporó el reino de Murcia. A finales del siglo XIII, toda la península y las islas Baleares quedaron bajo control cristiano, a excepción del Reino Nazarí de Granada, que existirá hasta 1492. 4.3. LAS FORMAS DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO Y SU INFLUENCIA EN LA ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD. MODELOS DE REPOBLACIÓN Y ORGANIZACIÓN SOCIAL. Tras la ocupación militar de los territorios musulmanes era necesario repoblarlos para asegurar las conquistas. Lo efectivos demográficos disponibles no fueron en todo momento igual de abundantes como tampoco había igual densidad de población islámica en todas las zonas conquistadas. Estos y otros factores determinaron que se aplicaran diferentes sistemas de repoblación entre los siglos VIII al XIII. El resultado final fue una estructura de la propiedad de la tierra que se ha mantenido hasta nuestros días prácticamente sin modificaciones, con el río Tajo como línea divisoria entre una España latifundista al sur y una España de pequeñas y medianas propiedades al norte. PRIMERA ETAPA: SIGLOS VIII AL X: La repoblación por Presura. El proceso de repoblación de las tierras llanas fue lento, pues se trataba de tierras fronterizas, peligrosas y poco pobladas. En Castilla y León se realizó una repoblación libre y espontánea, llamada presura o aprisio. La presura, o aprisio en catalán, consistía en la simple ocupación de una Página 4

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tierra, ya que según el derecho romano, quien cultivaba un terreno despoblado se convertía en su propietario. La presura se llevó a cabo por grupos de campesinos, dando como resultado un predominio de pequeña y mediana propiedad. Los nuevos pobladores buscaban además la protección de castillos, ciudades y monasterios. Así fueron surgiendo pueblos y ciudades con ciertas libertades y derechos. Se practicaba la behetría (los campesinos libres podían elegir a sus señores). En Navarra, Aragón y Cataluña fue menor la iniciativa individual. La nobleza y los monasterios fueron repoblando las tierras, ofreciendo su protección a los campesinos. La presión demográfica y la escasez de tierras impusieron un feudalismo más duro. Organización social: Sociedad estamental La sociedad de los reinos cristianos va a ir sufriendo un proceso de feudalización, que para muchos historiadores venía desde la época visigoda. La sociedad estaba dividida en tres estamentos u órdenes: los que luchan, la nobleza; los que rezan, el clero; los que trabajan, los campesinos. Es una sociedad en la que la nobleza y el clero gozan de privilegios y exenciones fiscales; mientras que el campesino no tiene estos privilegios. En esta etapa surge el señorío territorial o solariego, que no tenía dueño previo. Así el nuevo señor adquiría su propiedad. Pero a menudo, en especial en las zonas ya pobladas, el monarca no transfería la totalidad de las propiedades del lugar, sino tan solo aquellos bienes y derechos que habían correspondido a la Corona (tierras sin dueño, montes, bosques y rentas), sin modificar las propiedades de los vecinos. Los reyes gobernaban y transmitían el trono a sus descendientes, pero durante siglos la monarquía siguió siendo electiva y fueron frecuentes las guerras civiles y fratricidas. No solían residir en una ciudad como capital estable. Su poder dependía del apoyo de la nobleza, de la Iglesia y de las ciudades. Los nobles eran guerreros con tropas propias y con posesiones formadas por tierras, aldeas y castillos. Su poder dependía de dichas posesiones así como del número de campesinos que lograba someter. La Iglesia tenía un gran poder económico (tierras, monasterios, siervos) y una gran influencia política, social y espiritual. La situación de los campesinos era muy diversa. En Castilla había más campesinos libres, mientras que en Aragón o Cataluña fueron sometidos a un estricto feudalismo. El mundo rural dominaba plenamente sobre el urbano. Las ciudades eran pequeñas y la mayoría estaba vinculada más a funciones militares o políticas que a comerciales. SEGUNDA ETAPA: SIGLOS XI AL XII: REPOBLACIÓN CONCEJIL. La repoblación concejil se aplicó a las tierras entre el Duero y los Montes de Toledo, y el valle del Ebro. Esta segunda fase se vio favorecida por el crecimiento demográfico de los núcleos cristianos. El territorio se dividía en concejos con grandes términos o alfoces, regidos por una ciudad o villa cabecera en la que se instalaba un representante del rey y un grupo de caballeros para su defensa. Una vez constituido el consejo, el rey otorgaba un fuero o carta puebla (conjunto de normas que regulaba todos los aspectos de la vida municipal). Los reyes concedían estos contratos colectivos con libertades, exención de impuestos, etc., para atraer nuevos colonos a zonas fronterizas peligrosas. La estructura resultante de la aplicación de este sistema se caracterizó por el predominio de la propiedad mediana libre, así como por la abundancia de tierras comunales. Organización social. La sociedad de los reinos cristianos se mantiene en la misma línea que la etapa anterior. Los señoríos empiezan a transformarse, al conceder el rey la inmunidad a los beneficiarios: es decir, la garantía de que los agentes reales no intervendrían en esos territorios. Así se convirtieron en señoríos Jurisdiccionales y sus pobladores, en vasallos del nuevo señor, que asumía las funciones del rey. Así pues, el régimen señorial no se diferencia del feudalismo europeo. Página 5

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TERCERA ETAPA: PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIII: REPOBLACIÓN POR REPARTO Y DONACIONES A LAS ÓRDENES MILITARES. Las zonas afectadas por esta repoblación fueron el valle del Guadiana (La Mancha y Extremadura), Teruel y norte de Castellón. Eran zonas extensas y escasamente pobladas, en cuya conquista habían destacado las órdenes militares. Éstas dividieron las nuevas tierras en encomiendas, al frente de las cuales se situaba a un caballero de la orden con cargo de comendador. La estructura de la propiedad predominante fueron los latifundios, dedicados a la explotación ganadera, la solución más idónea para una zona tan extensa y tan escasamente poblada. Organización social. Esta etapa verá un fuerte aumento demográfico, de crecimiento urbano y de fortalecimiento económico de la nobleza y de la Iglesia. Pero también lo será de empobrecimiento del campesinado y de pérdida gradual de su libertad, ya que proliferarán los señoríos territoriales y jurisdiccionales. Con el surgimiento del comercio y de la artesanía irá consolidándose en las ciudades una burguesía que intentará romper las rígidas relaciones feudales. CUARTA ETAPA: SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIII REPOBLACIÓN POR REPARTIMIENTOS. El sistema de repartimientos se aplicó al valle del Guadalquivir y al litoral levantino (de Castellón a Murcia). Una vez que se hacía efectiva la ocupación de una ciudad con sus territorios circundantes, los oficiales reales hacían inventario de los bienes obtenidos y los distribuían entre los que habían participado en su conquista: los dividían en donadíos, cuyo tamaño y valor estaba en función del rango social de la persona que los recibía. El resultado fue la adquisición de grandes latifundios por parte de la nobleza, las órdenes militares y la Iglesia. También se utilizó el sistema de capitulaciones o acuerdos entre los reyes y las comunidades conquistadas (musulmanes, judío o mozárabes). Se les respetaba la propiedad, religión y costumbres a cambio del pago de impuestos y la obediencia al nuevo poder político. Organización social. La organización social continuó en la misma línea que la etapa anterior, con pérdida de la libertad del campesino, aumento del poder de la nobleza y de la Iglesia, con el desarrollo de los señoríos territoriales y jurisdiccionales. 4.4. DIVERSIDAD CULTURAL: CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS Durante La Edad Media la cultura peninsular fue de una gran riqueza debido a: - La apertura hacia Europa. - El contacto con Al-Ándalus. -La coincidencia en tiempo y espacio de tres grupos culturales diferentes y complementarios. Aunque hubo enfrentamientos entre ellos supieron enriquecerse y configuraron una realidad cultural que florecerá en la Península y se proyectará al Mediterráneo y a gran parte del mundo. La presencia de mudéjares en los territorios cristianos, de mozárabes en los musulmanes y de judíos en unos y otros propicia el intercambio de conocimientos entre las tres culturas, más allá de cualquier rivalidad o diferencia religiosa o política. La cultura peninsular difundió por Europa el pensamiento de la Antigüedad clásica y atrajo a nobles, eclesiásticos, órdenes militares y extranjeros. El Camino de Santiago fue, además de una vía de peregrinación, un camino de penetración cultural impresionante: arquitectura románica y gótica, reformas eclesiásticas, estudios teológicos, Página 6

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ideas científicas,…En la promoción de la peregrinación jugó un importante papel la poderosa Orden de Cluny, que estableció en España más de 30 monasterios. -Los cristianos transmitieron el latín y parte de la cultura clásica, y fueron configurando las lenguas romances. La Iglesia, conservadora y transmisora de la cultura romana, fundó diversos lugares de conocimiento y aprendizajes: como las escuelas monacales (hasta el siglo XI) que se dedicaban a formar y educar niños que iban a ser monjes, entre las que destacó la de Santa María de Ripoll (Gerona); escuelas catedralicias, que educaban a los hijos de la burguesía y de la pequeña nobleza urbana, e incluso al clero, cuya ignorancia preocupaba mucho a la Iglesia, desde el siglo XII. Destacaron las de Palencia, Santiago, Toledo o Segovia, donde se enseñaba Teología y artes liberales. Por último, aparecieron las Universidades en el siglo XIII, cuyo precedente europeo eran Bolonia y París. Fueron fundaciones regias, pero para disfrutar de reconocimiento requerían autorización del Papa. La primera fue la de Palencia (1208-1214) y después Salamanca (1218), Valladolid (1250), Lérida (1279) y Lisboa (1288). Los cristianos, comunicaron sus creencias religiosas, sus conceptos políticos y sus concepciones artísticas (estilos prerrománico, románico, mozárabe, gótico,…). La Escuela de Traductores de Toledo, fundada en el siglo XIII por Alfonso X, reunió y transmitió todos los saberes de la época, atrayendo a muchos de sus sabios. -Los musulmanes nos legaron su idioma y sus amplios conocimientos científicos y culturales (parte de ese idioma se incorporó al castellano y a las lenguas peninsulares). En la época del Califato de Córdoba, y en los Reinos de taifas, los sabios musulmanes recogieron al saber de Roma, Grecia, Persia, India, … y aportaron sus conocimientos en Filosofía, Literatura, Ciencias, Matemáticas, Astronomía, … Además nos dejaron su Arte, su urbanismo, etc. -Los judíos al amparo del poder musulmán de Al-Ándalus primero, y en los reinos cristianos después, aportaron su cultura (costumbres, creencias,…) y sus conocimientos científicos. Sus sabios eran enciclopedistas abiertos a los saberes de sus “hermanos” cristianos y musulmanes (Mosé Safardí, Avicebrón, Maimónides…). Esta cultura plural de nuestra Península se transmitió a Occidente y contribuyó al desarrollo de la ciencia y de las universidades europeas y a la evolución de la Edad Media hacia el Renacimiento y el mundo “moderno”. 4.5 LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS DE LOS REINOS CRISTIANOS Las manifestaciones artísticas en los Reinos cristianos peninsulares durante la Edad Media fueron sumamente ricas y son resultado de la influencia europea a través del Camino de Santiago, de la herencia clásica y visigoda (el are asturiano) y de la influencia islámica: el mozárabe y el mudéjar. Podemos citar los siguientes estilos artísticos: -Prerrománico: Arte asturiano (siglo IX) y arte mozárabe o de repoblación (siglo X) -Románico (siglo XI y XII) -Gótico (siglos XIII-XVI) -Arte mudéjar (siglos XII-XVI) PRERROMÁNICO: a) ARTE ASTURIANO (SIGLO IX) Se desarrolla en el núcleo astur, en un lugar sin tradición artística; pero heredera de la tradición clásica a través de la visigótica. En la arquitectura utiliza sistemas constructivos romanos como la bóveda de medio cañón, pero introduce novedades, como un sistema de refuerzo mediante arcos fajones en el interior y contrafuertes en el exterior. Así se podía cubrir toda la nave y elevar la altura del edificio. Los motivos decorativos son los típicos del gusto germánico: roleos, sogueados, cruces patadas, etc. Hay escaso desarrollo de la escultura, pero sí de la orfebrería (Cruz de la Victoria, Cruz de los Página 7

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Ángeles y la Arqueta de las Ágatas). Obras importantes: el complejo palaciego de Ramiro I en Oviedo (Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo), Santa Cristina de Lena, San Salvador de Valdediós. b) ARTE MOZÁRABE O DE REPOBLACIÓN (siglo X) Se dio sobre todo en el siglo X, momento en el que los reinos cristianos tras la repoblación del valle del Duero y el piedemonte pirenaico, favorecieron la instalación de monasterios ocupados por mozárabes que huían de las zonas dominadas por los musulmanes. Arquitectura: El arte mozárabe (cristiano que vivía en territorio musulmán) introdujo en los edificios de culto cristiano algunos elementos del arte islámico, como el arco de herradura de tipo árabe. Presenta gran diversidad de plantas y formas, pero destacan los ábsides con planta en forma de herradura. Ejemplos importantes: San Miguel de la Escalada (León), Santa María de Lebeña (Cantabria), San Cebrián de Mazote (Valladolid). La miniatura fue otra de las manifestaciones artísticas del arte mozárabe. En los monasterios se realizó un importante trabajo de ilustración e iluminación de códices de tema religioso. Se caracterizan por el colorido, expresividad e imaginación de las figuras; no así por su naturalismo o realismo. Ejemplos son el Beato de de Gerona o la Biblia de San Isidoro de León. EL ARTE ROMÁNICO (siglos XI y XII) El románico es el primer gran estilo europeo tras la caída del Imperio Romano. Su manifestación más importante fue la arquitectura religiosa (iglesias y monasterios), a las que estaban supeditadas las artes figurativas: la escultura y la pintura. Arquitectura: La planta más usada es la de cruz latina. Ante la afluencia de peregrinos que visitaban las reliquias de ciertas iglesias, se desarrolla la iglesia de peregrinación. Sus naves laterales se prolongan por detrás de la capilla mayor, creando un deambulatorio o girola, al que comunican pequeñas capillas semicirculares. Los edificios debían ser sólidos y duraderos. Se quería evitar la cubierta de madera y sustituirla por bóvedas de piedra: de medio cañón sustentada por arcos fajones en la nave central y por bóvedas de arista en las laterales. Pero el peso de la cubierta exigía: gruesos muros reforzados en el interior por pilares y columnas y en el exterior, por contrafuertes. Explica la escasez de vanos (puertas y ventanas) para no debilitar el muro. La iluminación era pobre y la oscuridad invitaba al recogimiento espiritual. Ejemplos: Catedral de Jaca, San Martín de Frómista, San Isidoro de León y la catedral de Santiago de Compostela., entre otros. Escultura En gran medida la escultura y la pintura dependen y forman parte de la arquitectura. En escultura, las obras más importantes son los relieves de las portadas o los capiteles de las columnas. Se caracterizan por el tratamiento antinatural de los motivos (desproporción que en ocasiones se utiliza para adaptarse al marco arquitectónico, esquematismo), simplifica las escenas y las figuras, ya que la finalidad de la obra es docente, transmitir la doctrina y la enseñanza de la religión cristiana: la idea y no la realidad es lo que importa. En una sociedad que no sabía leer y escribir, el vehículo de transmisión de la fe era la Biblia en piedra. Asimismo, existía todo un Bestiario de animales y seres fantásticos que poblaba la imaginación de la población rural del medievo. Desde mediados del siglo XII, se observa un cambio: la simplicidad y el antinaturalismo son sustituidas por una mayor naturalidad y detalle, con actitudes más humanas y formas más correctas y proporcionadas. El Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo de la Catedral de Santiago muestra esta transición del Románico al Gótico. Dentro de la escultura exenta o de bulto redondo, destacan imágenes de Cristo crucificado (Majestad de Batlló) o de la Virgen María (Virgen de Ger). Estas se caracterizan por la Página 8

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La Península Ibérica en la Edad Media. Los reinos cristianos

inexpresividad, desproporción y antinaturalismo antes citados. Pintura La pintura más importante es la pintura mural de las iglesias, ya que las grandes superficies de muros continuos y bóvedas ofrecían un amplio espacio para los temas religiosos con fines didácticos y pedagógicos. Como en la escultura, las figuras son simples y antinaturales. Los colores son planos, se aplican en tonos uniformes delimitados por trazos negros que definen los elementos del motivo. Las obras más importantes son las del panteón real de San Isidoro de León y las iglesias de San Clemente y Santa María de Tahull en Lérida. EL ARTE GÓTICO (siglos XIII-XVI) El gótico es un arte eminentemente urbano, frente al carácter más rural del románico. El gótico fue el resultado de una visión más optimista del mundo y de un espíritu religioso más amable y cercano, con un mayor interés por la naturaleza y el hombre como creaciones bellas de Dios. En la arquitectura aparecen edificios civiles, además de religiosos, como palacios, ayuntamientos y lonjas. Arquitectura Es el resultado de la evolución del románico, introduciendo nuevos elementos como el arco apuntado y la bóveda de crucería. El arco apuntado permitía elevar la altura del edificio y la bóveda de crucería dirigía los empujes de la cubierta hacia puntos concretos. De allí eran desviados, por medio de los arbotantes a los contrafuertes exteriores, rematados con pináculos. Así, el muro no tenía que ser tan sólido y se podían abrir grandes ventanales. Estos darán lugar a las vidrieras (transparentes en el arte cisterciense y policromadas en el resto) que inundaban el interior de una luz irreal y abundante, que elevaba el espíritu y lo acercaba al Creador. (Abad Suger, Bernardo de Claraval) Escultura Las figuras se hicieron más naturales, humanizaron sus gestos y actitudes (Virgen Blanca de la Catedral de León). La encontramos en el exterior de las iglesias y catedrales, como en los pórticos (tímpanos, dinteles, parteluz y jambas) y en el interior, en retablos, relieves y esculturas exentas. Siguen un ciclo pedagógico y de enseñanza, pero más humana y alejada de los temores del milenio. Pintura La pintura mural de las iglesias tiende a desaparecer y es sustituida por las vidrieras (el muro desaparece en favor del gran ventanal). Experimenta un gran desarrollo la pintura sobre tabla, que evoluciona hacia los retablos colocados tras el altar. Como en la escultura, la representación se ajustaba más a la realidad. Ejemplos: Retablo de Santa María de Sigena. EL ARTE MUDÉJAR (siglos XII-XVI) Es una manifestación artística auténticamente hispana, propia de la arquitectura y de las artes menores desde finales del siglo XII hasta el siglo XVI. Se unen estructuras románicas o góticas con materiales o elementos propios del arte islámico. Se usa el ladrillo como material fundamental, las cubiertas con armadura de madera, arcos de herradura, polilobulados, decoración de tipo geométrico, con cerámica vidriada, etc. Como obras importantes destacan la iglesia de San Román en Toledo, la Lugareja en Arévalo, San Lorenzo y San Tirso en Sahagún (León), las sinagogas toledanas de Santa María la Blanca y del Tránsito, las torres de San Martín y de San Salvador de Teruel, y el artesonado de la catedral de dicha ciudad.

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