LAS CORRIENTES DE LA HISPANIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANOAMÉRICA

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LAS CORRIENTES DE LA HISPANIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANOAMÉRICA

EL PLANTEAMIENTO

La amable invitación de hablar ante ustedes me urge a expresar mis más cumplidas gracias a la Junta Directiva de la Asociación Internacional de Hispanistas por este honor. Si abordo el tema de las corrientes de la hispanización lingüística de este Continente, me preocupa la competencia de todos ustedes que es por cierto muy superior a lo que puede alcanzar el fruto de mis desvelos. Pensando en mi viaje a esta gran ciudad moderna, tengo miedo de echar agua al mar y llevar leña al monte nuevoleonés para, finalmente, instruir a los entendidos. Tengo, sin embargo, una justificación a pesar de todo lo cierto y evidente de lo dicho, confirmada a la luz de la investigación de los historiadores: el punto de vista al que acabo de aludir no suele aplicarse en la historia de la lengua española. Así, les invito a acompañarme en el camino de la conocida historia del descubrimiento y de la colonización narrada en las obras de los cronistas de Indias, recordando sus lecturas de los comienzos de la historia de la lengua española en América que vamos a abordar desde la penetración de la lengua con la colonización lingüística. Se trata fundamentalmente de la constitución de los espacios geográficos hispanizados a lo largo de la historia hispanoamericana. La escasa atención dedicada a la configuración espacial y temporal concreta del español americano sorprende tanto más cuanto que las direcciones de la romanización de la península Ibérica habían sido una preocupación constante de la lingüística hispánica del siglo xx. Mientras que el estudio de las corrientes de la romanización de la Península se basa en los fenómenos lingüísticos y en aquellos datos históricos adecuados para confirmar el resultado de la investigación filológica, la lingüística hispanoamericana tiene acceso a una abundancia de datos cuyo estudio permite entablar problemas con cuya solución en la Península la filología hispánica sólo puede soñar 1• No hay que decir, pues, que el tema de este Congreso, el español en las dos orillas, me viene como anillo al dedo. Entre

1

Cito entre muchos trabajos la síntesis de KURT BALDINGER, La formación de los dominios lingüísticos en la Península Ibérica, vers. de Emilio Lledó y Montserrat Macau, 2ª ed. corr. y aum., Gredos, Madrid, 1972, pp. 104-124.

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las muchas posibilidades me propongo el estudio del tema aludido en el ámbito del léxico. En lo que sigue voy a hacer una breve observación sobre el posible motivo por el que no se considera el espacio en sus etapas temporales, y una referencia a la innovación léxica, y voy a seguir el rumbo de la expansión a través de las regiones hispanoamericanas: las Antillas, el paso de Cuba a la Nueva España, de la Española a Panamá, de Panamá al Perú, del Perú a Chile y al Tucumán, y finalmente la expansión al Río de la Plata. Mi breve reflexión sobre el posible motivo por el cual no se toma en cuenta conjuntamente el tiempo y el espacio en la colonización lingüística concierne a la idea que nos formamos acerca de la historia de la lengua y el método que depende de nuestra concepción de la historia lingüística. El método que los lingüistas venimos aplicando en general es diferente de este andar por la América hispánica. Predomina en la historiografía lingüística del español en América el tratamiento por temas, lo que oculta la comprensión del devenir de la lengua. Observando una serie de hechos, los subordinamos con frecuencia a unfactor. indigenismo, andalucismo, arcaísmo y otros factores. Al mismo tiempo, sin embargo, prescindimos de la historia porque la historia no conoce factores, que son abstracciones, y porque un factor puede estar presente o ausente. Así no estudiamos el devenir. Una historia de la lengua que se basa en factores, es una historia abstracta. En cuanto a los llamados factores se aplican por separado el factor de la cronología y el factor de la geografía en la divísión del español americano en zonas dialectales. Sin embargo, hay que unir ambos factores, el espacio geográfico y el espacio en su historia2 , problema del que son conscientes algunos lingüistas comoJosé M. Enguita U trilla yJuan Sánchez Méndez3 • Cuando presentamos aspectos limitados a regiones determinadas como si fueran generales, prescindimos de la historia. LA INNOVACIÓN LÉXICA

Nuestro criterio en el andar por el Continente es fundamental en la historia del español en América como en cualquier historia lingüística: la innovación léxica, con su corolario, su adopción por grupos de hablantes que van

2 Cf. los mapas en FRANCISCO MORALES PADRÓN, Atlas histórico cultural de América, Comisión de Canarias para la Conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América-Consejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 1988, sobre todo pp. 168 y 169. 3 JOSÉ M. ENGUITA UTRILLA, Para la historia de los americanismos léxicos, Peter Lang, Frankfurt/M., 2004, pp. 174-175;JUAN SÁNCHEZ MÉNDEZ, Historia de la lengua española en América, Tirant lo Blanch, Valencia, 2003.

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creciendo o disminuyendo 4 • El concepto de innovación no coincide con la idea de americanismo. Lo que se considera como americanismo depende de una perspectiva sincrónica o diacrónica, según el caso. En la sincronía actual un americanismo es un elemento lingüístico difundido solamente en Hispanoamérica, o bien en todo el Continente o bien en regiones extensas. Considero como poco relevante en la historia de la lengua esta idea que conceptualiza lo diferencial. Al contrario, vamos a concentramos en la innovación independientemente de su arraigo definitivo en el dominio lingüístico hispánico, es decir, tomamos como americanismo el concepto histórico de "americanismo por origen"5 y procuramos distinguir rigurosamente entre la innovación y su adopción por parte de los hablantes. Nuestro criterio no es considerar lo que llama la atención en América desde la actualidad, sino que hay que probar que la innovación surge en el nuevo Continente o que cambia dentro de sus fronteras. Así, no es suficiente que un fenómeno se documente en América, sino que es imprescindible averiguar su nacimiento o su transformación en este Continente. Hasta ahora no se ha probado el surgimiento de ninguna innovación fonológica o gramatical temprana en tierras americanas entre los españoles. El único tipo seguro de "novedad indiana" son las diferencias léxicas. Hay tres tipos fundamentales de innovación léxica, en primer lugar el préstamo, en segundo lugar la palabra creada mediante procedimientos de formación de palabras y en tercer lugar la innovación designativa. Es posible contar también con la innovación semántica, pero ésta es generalmente posterior a los primeros contactos. El préstamo es, en cuanto a la diferenciación material y semántica, un nuevo signo lingüístico que combina un significante y un significado a la vez, como por ejemplo canoa, en cuanto al segundo fenómeno, la palabra creada mediante procedimientos formativos combina significantes conocidos para producir significados

4

Este punto de vista se opone a otro importante que es el de la lengua llevada a América; cf. por ejemplo RAFAEL LAPESA, "El español llevado a América'', en CÉSAR HERNÁNDEZ ALON so (coord.), Historia y presente del español de América, Junta de Castilla y León-Pabecal, Valladolid, 1992, pp. ll-24;JUAN A. FRAGO GRACIA, Andaluz y español de América: historia de un parentesco lingüístico, Consejería de Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Sevilla, 1994, e Historia del español de América. Textos y contextos, Gredas, Madrid, 1999. 5 J GUTEMBERG BOHÓRQUEZ, El concepto de americanismo en la historia del español, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1984, p. 20. Toman la perspectiva de la innovación léxica TOMÁS BUESA ÜLIVER y JOSÉ M. EN GUITA UTRILLA, Léxico español de América: su elemento patrimonial e indígena, Mapfre, Madrid, 1992, y JOSÉ M. ENGUITA UTRILLA, op. cit.

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nuevos, por ejemplo armadillo, y en cuanto al tercer fenómeno el cambio designativo añade una acepción a las ya existentes como en vino cuyo campo designativo pasa de "bebida que se obtiene de la fermentación del jugo de la uva" a "bebida alcohólica" en general (DE UM'). Este cambio es el más frecuente. Dicho esto, volvamos a la historia general de Hispanoamérica. Todo puede provocar la innovación léxica: el descubrimiento, el contacto con lenguas y culturas indígenas, el poblamiento con la fundación de villas y ciudades, la orientación de la penetración en el Continente y la reorientación de las corrientes migratorias. Estos elementos sirven para delimitar espacios geográficos que se constituyen mediante la adopción de innovaciones comunes. Vamos a abordar brevemente las crónicas y la literatura especializada que corresponde a cada una de ellas, lo que nos va a permitir trazar el perfil regional de la penetración del español. El perfil lingüístico de la fuente depende de la cronología, de la región y de los motivos del autor estudiado. Cuanto más densa es la serie de los escritos consecutivos, tanto más informativos son los testimonios. Mis ejemplos serán necesariamente pocos, por falta de tiempo. El aprovechamiento de la literatura especializada por sí sola no es suficiente, ya que cada planteo exige una nueva lectura de las fuentes, por lo menos de una parte de ellas. LAS ANTILLAS

Nuestro periplo se inicia en las Antillas. Las experiencias generales y los conocimientos lingüísticos adquiridos en estas islas se van a proyectar en el Continente. Tan conocidas son las celebérrimas palabras de RufinoJosé Cuervo que todos las citamos: "Puede decirse que la Española fue en América el campo de aclimatación donde empezó la lengua castellana a acomodarse a las nuevas necesidades" 6 y continúa citando voces españolas que documentan su afirmación. Sin embargo, nosotros no tomamos como directriz en la labor de investigación del siglo XX, como, en rigor, deberíamos hacerlo esta atinada postura de Cuervo. En el período de implantación en las Antillas el español entra en contacto con la primera lengua amerindia, el arahuaco, y se constituyen formas comunicativas que se perfeccionan en la conquista de Tierra Firme y se transfieren a las nuevas comunidades. El alcance americano del espacio antillano está restringído, 6

RUFINO JOSÉ CUERVO, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano con frecuente referencia al de los países de Hispano-América, 7ª ed., Editorial "El Gráfico", Bogotá, 193 9, p. xvii.

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en términos absolutos, a los tres decenios que van desde el descubrimiento hasta las repercusiones de la conquista de la Nueva España y, en parte, del Perú. Por razones de método, se podría tomar el año 1519 como término del período de orígenes en la expansión hacia la Nueva España y el año 1532 en la expansión al Perú, aunque las influencias novohispanas y andinas repercuten en la lengua en momentos posteriores. EL PROBLEMA DEL CAMBIO LINGÜÍSTICO: EL LÉXICO QUE SE DIFERENCIA

¿Qué cambia en los primeros decenios? No es probable que se comprueben cambios notables en los campos semánticos durante las primeras décadas de vida de la lengua española en América, pero era urgente asimilar los nuevos conocimientos para los que se creaban vocabularios especializados. Es de estos conocimientos y de estos vocabularios ante todo que dan cuenta los cronistas de Indias, no de la reestructuración del léxico patrimonial. Antes de continuar me importa mucho determinar más exactamente el tipo de léxico que cambia en las Indias. La aclaración teórica de la división del léxico tiene prioridad sobre el problema histórico del cambio léxico en Hispanoamérica y éste precede a la transformación del caudal léxico en su regionalización acaecida en la hispanización del Continente. El cambio lingüístico y, en particular, léxico, dadas las condiciones de los primeros contactos de los españoles con la nueva realidad, se limita al cambio de la parte específica del léxico susceptible de estar sujeta a transformaciones rápidas. Hay que insistir en el hecho de que los ámbitos léxicos sujetos a posibles cambios no coinciden en absoluto en España y en América. Sólo se entiende bien una parte importante de la hispanización lingüística del Continente y la aceleración del cambio léxico, si se integran la transformación coetánea del saber especializado y el cambio de la lengua española. Comprobamos que el cambio léxico depende de las nuevas experiencias de los españoles que se van enriqueciendo en las etapas sucesivas de la hispanización lingüística. El cambio léxico acelerado no abarca todos los ámbitos léxicos a la vez, sino que se revela ante todo en las terminologías y las nomenclaturas. Es por estos ámbitos léxicos afectados, es decir, las terminologías y las nomenclaturas, que nuestro tema es también de alto interés teórico. El llamado "léxico estructurado" 7 no cambia al mismo ritmo, sino mucho más lentamente que las nomenclaturas y terminologías. 7

EUGENIO COSERIU,

"Introducción al estudio estructural del léxico",

Principios de semántica estructural, Gredas, Madrid, 1977, p. 99.

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LAS INNOVACIONES LÉXICAS ANTILLANAS

Regresemos a las Antillas y a las innovaciones léxicas ocurridas ahí. La primera reacción frente a lo nuevo es la designación de emergencia que consiste en la ampliación del campo de usos de una voz patrimonial y que se basa en la similaridad de lo designado. Esta similaridad se refiere a mundos y continentes diferentes. La similaridad puede ser únicamente funcional, pasando desapercibida. Demos un ejemplo. Siempre que se aplica casa a una vivienda, tenemos que imaginarnos un objeto diferente según que se trate de una casa de indios o de españoles y se diferenciarán aun varios tipos de casas de indios y de españoles. En cambio, si la cosa se desconoce por completo, la similaridad se basa en cualquier elemento de lo designado: en cuanto a la piña, innovación colombina, este fruto tiene evidentemente en su especie antillana la forma de una piña mediterránea. Se trata pues, en primer lugar, de nuevos saberes, no de nuevos conocimientos lingüísticos. Prueba de ello es la búsqueda de especialistas cuando la Corona se informa de estas cosas para "saber el secreto de la tierra". Ya que lo nuevo son ante todo cosas nuevas, el gran cambio hispanoamericano es el cambio del saber. Este nuevo saber entra a veces en el uso común, otras veces no. En la historia lingüística interesa el saber que se hace común en amplios grupos de hablantes. Sin embargo, los neologismos hispanoamericanos son con frecuencia sólo neologismos de significantes. Una vez creados entran en competencia significantes de diferentes procedencias (generalmente indigenismos) cuyo significado es idéntico. Las terminologías que presentan un grado mayor de desarrollo son la botánica y la zoológica8 • Para hacer memoria voy a dar un resumen de los campos terminológícos antillanos que en lo sucesivo cobraron importancia. Si bien se remontan a las tres primeras décadas de la colonización, se documentan de manera sistemática en su mayoría hasta mediados del siglo XVI en las obras de Pedro Mártir de Anglería9 , Gonzalo Fernández de Oviedo 10 y Fray 8

ANTONELLO GERBI, La naturaleza de las Indias nuevas. De Cristóbal Colón a Gonzalo Fernández de Oviedo, FCE, México, 1978. 9 PETRUS MARTYR ANGLERIUS, Opera. Legatio Babylonica. De orbe novo decades oc to. Opus epistolarum, Akademische Druck-u. Verlagsanstalt, Graz, 196 6 [facsímil

de la primera edición completa, Alcalá 1530]; PEDRO MÁRTIR DE ANGLERÍA,

Décadas del Nuevo Mundo, trad. Joaquín Torres Asencio, revisada y corregida por

Julio Martínez Mesanza, Polifemo, Madrid, 1989. 10 Sobre todo GONZALO FERNÁNDEZ DE ÜVIEDO, Historia general y natural de las Indias, ed. y est. prelim. de Juan Pérez de Tudel a Bueso, Atlas, Madrid, 1992; cf. AUGUSTO MALARET, Lexicón de fauna y flora, Edición de la Comisión

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Bartolomé de las Casas. Las aclaraciones que voy a dar corresponden a los comentarios de éstos y de otros autores coetáneos aunque hoy ya no se usen dichas voces. De tal modo citamos al mismo tiempo tanto las voces patrimoniales que pueden aparecer en las crónicas como las innovaciones designativas. No importa ahora el origen exacto de una voz en una lengua indígena determinada, sino que reunimos el léxico innovador de difusión continental. Pasemos a los campos terminológicos. Los habitantes del continente americano reciben el nombre genérico de indios que sin embargo son al principio sólo los arahuacos o taínos cuyo etnónimo propio desconocemos. Los indígenas sudamericanos que estaban invadiendo las Antillas en la época del descubrimiento se llamaban, según los arahuacos, caribes o, en un derivado colombino, canibáles, palabra llana en la primera documentación, "que comen carne humana", como nuestras fuentes no se cansan de repetir. En la expansión posterior caribe se refiere tanto al pueblo como a los antropófagos en general. Los jefes indios son los caciques, los o las naborías o naburías'indios domésticos', sus dioses o espíritus se llaman cemíes. Entre sus actividades conocemos los areítos, "sus cantares y bailes" 11 , el batey "que es el juego de la pelota de los indios" 12 , pero también "una plaza grande más barrida y más llana, más luenga que cuadrada" 13 y la cohoba, uso ritual de una "yerva" que embriaga, es decir, el tabaco, comparado Permanente de la Asociación de Academias de Lengua Española, Madrid, 1970; JUAN CLEMENTE ZAMORA MUNNÉ, Indigenismos en la lengua de los conquistadores, Universidad de Puerto Rico, 1976; MARIUS SALA, DAN MUNTEANU et al., Elléxico del español americano, Academia Mexicana-Editura Academiei Romana, MéxicoBucuresti, 1977; SERGIO VALDÉS BERNAL, Las lenguas indígenas de América y el español de Cuba, t. 1, Academia, La Habana, 1991; MANUEL AL VAR EZQUERRA, Vocabulario de voces indígenas en las crónicas de Indias, CSIC, Madrid, 1997; MANUEL GALEOTE, Léxico indígena de flora y fauna en tratados sobre las Indias Occidentales de autores andaluces, Universidad, Granada, 1997; JENS LÜDTKE, "Para una lexemática histórica del español de América", en J. A. SAMPER PADILLA y M. TROYA DENIZ (coords.), Actas del XI Congreso Internacional de la Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria-Librería Nogal, Las Palmas, 1999, t. 3, pp. 1957-1966; WALTRAUD WEIDENBUSCH, "Denominaciones en el reino natural en crónicas del siglo XVI", enJENS LüDTKE y CHRISTIAN SCHMITT (eds.), Historia del léxico español. Enfoques y aplicaciones, Iberoamericana-Vervuert, Madrid-Frankfurt/M., 2004, pp. 265-284. 11

ÜVIEDO, op. cit., t. 1,p. 113. !bid., t. 2, p. 93. 13 FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Apologética historia sumaria, eds. V. Abril Castelló, J. A. Barreda et al., Alianza, Madrid, 1992, p. 525. 12

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con el "vino, porque dizen ques mejor cohoba que la suya" 14 • Los españoles retienen del?- manera de pelear de los arahuacos un arma, la macana. Las macanas "son unos palos tan anchos como tres dedos, o algo menos, e tan luengos como la estatura de un hombre, con dos filos algo agudos" 15 • La palabra se documenta con más frecuencia en otras regiones del continente, aplicándose a armas parecidas, como también la guazábara o "ataque de indios". Las "cosillas de Castilla" se llamaban, según Las Casas, cacona "que quiere decir galardón" 16 • En la vivienda se distinguen las casas redondas de los caciques o caneyes17 de las casas cuadradas de los indios, bohíos o buhíos, "hechas a dos aguas" 18 • El ajuar contiene las hamacas o "mantas de algodón" 19 , los duhos que son "banquillos de palo" 20 , la barbacoa, "unos palos que ponen, a manera de parrillas o trébedes, en hueco, que ellos llaman barbacoas'' 2 1, y el cebucán o sebucán, un 'colador rústico'. En la indumentaria llamaban la atención las naguas, "unas mantas cortas de algodón, con que las indias andan cubiertas desde la cinta hasta las rodillas" 22 • Sin embargo, los artefactos más importantes son la canoa y la piragua, voces que los arahuacos pudieron haber tomado de los caribes. Añadamos como fenómeno atmosférico nuevo el huracán. Las plantas y los frutos o frutas forman con mucho el grupo más importante de los arahuaquismos. El maíz es el "grano" 23 del que se hacen 14

ANDREAS WESCH, Kommentierte Edition und linguistische Untersuchung der "Información de los jerónimos" {Santo Domingo 1517), N arr, Tübingen, 1993, p. 139; JENS LüDTKE, "Estudio lingüístico de la Información de los Jerónimos ( 151 7)", en C. HERNÁNDEZ et al. (eds.), Actas del JI! Congreso Internacional de El Español de América, Valladolid, 3 a 9 de julio de 1989,Junta de Castilla y León, Salamanca, 1991, t. 1, pp. 271-279. 15 ÜVIEDO, op. cit., t. 1, p. 64. 16 FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Historia de las Indias. Primera edición crítica. Transcripción del texto autógrafo por el Dr. Miguel Ángel Medina. Fijación de las fuentes bibliográficas por el Dr.J esús Ángel Barreda. Est. prelim. y análisis crítico de !sacio Pérez Fernández, 3 ts.,Alianza, Madrid, 1994, p. 1352. 17 GONZALO FERNÁNDEZ DE ÜVIEDO, Sumario de la natural historia de las Indias, ed., introd. y notas de José Miranda, FCE, México, 1950, p. 134. 18 Loe. cit. 19 ÜVIEDO, op. cit., p. 138. 20 ÜVIEDO, Historia, t. 1, p. 145. 21 ÜVIEDO, Sumario, pp. 117-118. 22 ÜVIEDO, op. cit., p. 245. 23 LAS CASAS, Apologética, p. 337.

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"pan" y "vino" 24 • De unos "hoyos se hacen las raíces de yuca y ajes, de que se hace el pan cazabí'' 25 o cazabi2 6 • Otros tubérculos son la boniata2 7 , más tarde transformado en boniato, la batata con sus diferentes especies28 , los lerenes2 9 , todo eso cultivado en conucos, en especial la yuca. Otros frutos del campo son el axí/ají "la pimienta de los indios" 30 y el maní o "cacahuate, cacahuete". Son frutos antillanos la tuna "chumbera" y la pitahaya, una "planta cactácea", aunque salvajes. Entre las plantas que sirven para producir sogas o cuerdas se mencionan bejuco, cabuya, henequén, hico y maguey. Las frutas de las islas y los árboles frutales que las producen son papaya y papayo, guayaba y guayabo, guanábana y guanábano, hobo, una "especie de ciruela",jagua "genipa" y mamey, un "árbol de la familia de las gutíferas". Son especies de árboles que generalmente no se estiman por sus frutos, sino por una gran variedad de otros usos anón/anona, caimito, caoba, ceiba, copey, guamo/guama, guázuma y entre los arbustos la b{ja, base del verbo embijar, el hicaco, el mangle y su colectivo manglar. Los animales terrestres como corí, el "conejillo de Indias", cachicamo o "armadillo" (que es una voz caribe), guadaquinaje o guaraquinaje, un "puerco de agua", hutía, un "roedor antillano", el "conejo de los cronistas", mohuiy, otro "roedor americano" y quemí, un "roedor parecido a la liebre", son todos relativamente pequeños a escala de las islas. Los españoles conocieron reptiles y otros animales nuevos que viven en el agua o su proximidad: el caimán, la iguana, la jaiba que es un "crustáceo decápodo semejante al cangrejo", la hicotea, "especie de tortuga de agua dulce", el tiburón, el manatí que "es uno de los mejores pescados del mundo en sabor, y el que más parece carne"31 • Pocas son las aves, se citan aura o "gallinazo", guacamaya, una "especie de papagayo", y guanajo o "pavo". Si el cocuyo causa admiración, los otros insectos son una plaga: el comején o "termite", el jején, un "mosquito", y la nigua, una "especie de pulga". Las nuevas formas del hábitat son el arcabuco "bosque muy espeso", la favana/sabana y es indispensable para el abastecimiento de agua el jagüey o pozo excavado, si no existe ya de forma natural. 24

25 26 27 28

29 30 31

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Historia, p. 1378. op. cit., p. 907. ÜVIEDO, op. cit., p. 92. ÜVIEDO, op. cit., p. 98. Ovrnoo, Historia, t. 1, p. 234. LAS CASAS, Apologética, p. 333. ÜVIEDO, op. cit., p. 235. Ovrnoo, Sumario, p. 260. LAS CASAS, LAS CASAS,

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Concluyamos esta parte de los campos terminológicos con un rápido vistazo a las instituciones y la organización del trabajo indígena introducidas por los españoles en las Antillas y proyectadas en el Continente. Aludo a la encomienda y al léxico correspondiente: encomendero, repartimiento, depositar. Los estancieros organizan el trabajo indígena en las estancias y los mineros en las minas. Los períodos del trabajo son las demoras y las brigadas cuadrillas. TIERRAS DE TRÁNSITO Y TIERRAS DE EXPANSIÓN: LAS COSTAS DE LA AMÉRICA DEL SUR

Y ahora empecemos a migrar por el Continente. Distinguimos en el poblamiento de las costas de la América del Sur tierras de tránsito y tierras de expansión. En las costas septentrionales de Sudamérica, sobre todo en la Capitanía de Venezuela se fundan pueblos que, si son bases para la expansión no lo son más que hacia el interior del país. Nuestro mejor testigo del desarrollo léxico en las costas septentrionales de Sudamérica es juan de Castellanos (1522-1607). La Primera Parte de las Elegías de varones ilustres de Indias se publicó en 1589, año muy tardío para la adaptación léxica que nos interesa, pero es posible identificar los estratos cronológicos del léxico que usa en esta primera parte y en las dos siguientes en manuscritos que se conocieron mucho más tarde 32 • El estudio del léxico de la historia versificada de Juan de Castellanos efectuado por Manuel Alvar ( 1972) no deja lugar a dudas acerca del carácter fidedigno de las Elegías como documento lingüístico. Identificamos un primer estrato de antillanismos españoles como estancia y estanciero, hacienda, ingenio y rancho entre otros e indigenismos arahuacos. Manuel Alvar33 (pp. 72-79) los clasifica en campos terminológicos, aunque sin nuestra distinción entre léxico estructurado y léxico terminológico. Sus divisiones son la naturaleza (arcabuco, chapa "pequeña llanura en una elevación", huracán, jagüey "pozo de agua dulce junto al mar, aguada", zabana y zabaneta), la vivienda y el ajuar (barbacoa, buhío, caney, conuco, duho, hamaca, hico "cada uno de los cordones que sirven de remate a las cabeceras de las hamacas", barbacoa para asar, cibucán, batey 'plaza donde se trilla'), la organización religiosa

32 Las tres partes forman la edición de la Biblioteca de Autores Españoles, Atlas, Madrid, 1944. Pertenecen a las Elegías el Discurso de el capitán Francisco Draque de nar;ión inglés, editado por A. González Palencia en 1921, y la cuarta parte que había hecho imprimir Paz y Meliá en 1886. 33 MANUEL ALV AR, juan de Castellanos. Tradición española y realidad americana, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1972, pp. 72-79.

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y social (areíto, bija, cemí,jagua "tinta negra extraída de la genipa americana", cacique con el diminutivo caciquejo, cacica, naboría), la vegetación (maíz, yuca y el pan cazabe, bejuco, cabuya, maguey, manglar, aje, batata, boniato, lerene, ají, maní, ceiba, guama, copey, yauruma, anón, caimito, guanábana, guázuma, hobo "especie de ciruela", maco, mamey, papaya, pitahaya, tuna), la fauna (tiburón, manatí, hicotea, hutía, mohuiy, corí, quemí,guaraquinaje, aurí"perro mudo de América", cachicamo, guacamaya o guacomayo) y el atuendo con cacona "abalorio", chaquira "abalorio o grano de aljójar u oro, sarta de huesos o conchas", cay "oro, cosa de valor" y guaní "tumbaga, oro bajo". Añade por último canoa y canohuela, macana y macanazo, guazávara. Más de un 47,4 % del léxico indígena de Juan de Castellanos son voces arahuacas según las estimaciones de Manuel Alvar. Este alto porcentaje no disminuye mucho si restamos algunas palabras como tiburón o guazávara para las que otros investigadores proponen otros orígenes. Esta divergencia de opiniones no es relevante para nuestro propósito, ya que sólo importa la aclimatación antillana de la lengua española, no la procedencia del léxico en términos absolutos. Finalmente, se suman a las voces arahuacas las caribes, entre ellas piragua. Proceden de la gran familia del caribe continental algunas voces que, sin necesidad de indicar el origen específico de cada una, demuestran el arraigo de algunos indigenismos en la lengua española de la Colombia y Venezuela de entonces. No se conoce el origen exacto de las siguientes voces cuyo carácter en parte histórico evoco con su pura sonoridad: báquira "pécari", baroda "conchas para hacer collares", cachama "especíe de pez", caracara "especie de ñame", chica "planta sarmentosa", mamón "árbol", manatí, mara "árbol", mayo "perro mudo", múcura "cántaro", piache "hechicero, brujo, sacerdote",pito "insecto hematófago", tococo "alcatraz", ture "asiento";guaica "asta, dardo", coche "venado", guapo "raíz comestible", paracaguá "joyel de oro", cotuprís "planta sapindácea", cimiruco "cereza silvestre", curibijure "planta bromeliácea" ,yopa "polvo vegetal que embriaga alucinando"; y del cumanagoto en particular: auyama "especie de calabaza", caracuey "planta de la América tropical", caricurí "sortijón de oro bajo", guacharaca "ave gallinácea'', guaricha "mujer", hayo "variedad de la coca", mafato "bebida fermentada", maco "fruta de gusto parecido a la castaña", mico "mono", moconí "vasallo", pericaguaro "achira", totuma34 • Estas palabras designan plantas, animales, artefactos y algunas son denominaciones de personas como itoto, piache, guaricha y moconí, entrando por completo en los campos de terminologías populares conocidos. 34

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ALVAR,

op. cit., pp. 81-82.

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Manifiestan su limitada relevancia las palabras chibchas abira "dios", aíra "hijo de su seno", mohán "hechicero, brujo", xeque "hechicero", saga "días del ayuno", moque "resina usada para sahumerios", cipa "señor supremo", uzaque "título nobiliario", maure "zarcillo", chaguala "joya de oro redonda" ,grupo "joyel" ,gacha "vasija para elaborar la sal", úquira "ave como un faisán", civís "red para cazar", chingamanal "indio, designación despectiva", cay "oro, cosa de valor", guáduba "bambú americano" que unidas a las palabras caribes ascienden a poco más del 35,4 % de los indigenismos léxicos documentados en la obra de Castellanos. Las voces quechuas son aquellas que vamos a encontrar en momentos posteriores de nuestro paso por los caminos de la expansión. Esto quiere decir que la percepción del mundo quechua queda al margen de una visión etnolingüística interna y que el autor describe este mundo desde una perspectiva general.Los elementos quechuas son tambo "aposento, especie deposada",guaca "adoratorio, templo",sachaluna "salvaje",yanacona "criado perpetuo", chasque "corredor de a pie", topo "gran alfiler", que que "joyel de oro",fatuto "trompeta hecha de valvas", chaco "caza, animales cazados", paco "alpaca", vicuña, afilo "boleadora", pauxí "ave gallinácea", coca, poporo "calabacito en el que llevan la cal que mezclan con la coca", quince en total. Manuel Alvar, gran conocedor de las variedades españolas en todo el dominio lingüístico, se sorprende del "pobre testimonio" de las siete palabras tomadas del náhuatl: aguacate, ichcahuipiles que son "armas colchadas para la guerra", escolpí "sayo acolchado",petaca "cesta forrada de cuero", tameme "cargador", calpiste "mayordomo de un señor" y chontal "indio bárbaro y rústico". Sin embargo, este número reducido de palabras novohispanas era esperable debido a que el paso de la lengua española de Cuba a México era una corriente muy diferente de la expansión desde las Antillas Mayores hacia las islas fronteras de la Tierra Firme sudamericana y la misma Tierra Firme. En conclusión, la parte septentrional de Sudamérica entra en los territorios del período de orígenes. La Tierra Firme es el destino de numerosas entradas desde las Antillas Mayores, aunque al principio era difícil fundar pueblos. En lo sucesivo, la Capitanía de Venezuela dependerá de la Audiencia de Santo Domingo, compartiendo con las Antillas una parte importante del léxico. Venezuela se abre a las influencias léxicas caribeñas, pero siguen marcándola las aportaciones antillanas. No podemos dejar de subrayar una diferencia importantísima en la propagación del léxico hispanoamericano. Hay un léxico que se difunde con las migraciones de los españoles y un léxico trasvasado independientemente de ellas en el avance de palabras y cosas por el continente. En el

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segundo caso, no es preciso que los agentes sean pobladores, sino que pueden ser todo género de personas que establecen contactos interregionales tales como comerciantes y contrabandistas, marineros, funcionarios o eclesiásticos. El proceso de la difusión de las palabras es muy diferente en ambos casos. En las oleadas migratorias los españoles aplicaron un léxico ya aprendido a realidades idénticas o, supuestamente, similares a las conocidas en regiones habitadas anteriormente. Viajaron las personas, no se desplazaron las cosas. En el segundo caso se desplaza la cosa y con la cosa la palabra. Sabemos que los colonizadores cambian la geografía de las plantas y de los animales. Si encontramos el aguacate y el guajolote por todas partes también en América, este árbol y este ave se han llevado de la Nueva España al resto del Continente. El cacao se difunde en los trópicos, la papa no conoce fronteras, la petaca se había hecho imprescindible en la colonia como material de embalar. Sin embargo, lo que es cierto en abstracto, no lo es siempre en el caso concreto. El fruto conocido como maní o como cacahuate y cacahuete puede difundirse con los pobladores o con la propagación de los productos agrarios. DE CUBA A LA NUEVA ESPAÑA

En las otras fases de la expansión habíamos distinguido entre tierras de tránsito y tierras que no sirven de base para la expansión a los demás territorios. Mientras que el Istmo de Panamá se coloniza a partir de 1513 en la segunda etapa de la expansión, la tercera etapa parte de varias bases. La primera fue Cuba, base de la conquista de la Nueva España. La penetración de Norteamérica parte desde la ciudad de México hacia el norte y hacia Guatemala, Nicaragua y Costa Rica rumbo al sur y al este. Los coetáneos son conscientes del cambio léxico condicionado por las experiencias de las etapas anteriores. Jerónimo de Mendieta dice de la lengua española en la Nueva España" que la tenemos medio corrupta con vocablos que a los nuestros se les pegaron en las islas cuando se conquistaron, y otros que acá se han tomado de la lengua mexicana. Y así podemos decir que de lenguas y costumbres y personas de diversas naciones se ha hecho en esta tierra una mixtura o quimera que no ha sido pequeño impedimento para la cristiandad de esta nueva gente" 35 • El testimonio 35

FRAY JERÓNIMO DE MENDIETA, Historia eclesiá,stica indiana, est. pre!. y ed. de Francisco Solano y Pérez-Lila, Atlas, Madrid, 197 3, t. 2, pp. 119-120; EMMA MARTINELL GIFRE, "Formación de una conciencia lingüística en América", en JENS LüDTKE (comp.), El español de América en el siglo XVI: Actas del Simposio del Instituto Ibero-Americano de Berlín, 23y 24 de abril de 1992, V ervuert-Iberoamericana,

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directo de muchas fuentes coincide con este comentario y lo corrobora. Por esto nos encontramos con procesos de reaclimatación escalonados en el tiempo y el espacio. El primer documento de este proceso son las Cartas de relación de Hernán Cortés, escritas a poca distancia temporal de los hechos entre 1519 y 1526. Se entiende que al tomar la pluma se le ocurran las palabras aprendidas en la isla de Cuba de la que apenas había salido y que son por el orden de la primera aparición en el texto 36 : jaguey de agua37 (114), canoa (115), cacique(l19), arcabuco (125), maíz( 127), aje(l42),potuyuca, es decir, yuca (142), haba (153), maguey (235), coa (407),yuca sólo (543), agí (543), iguana (577), bejuco (581 ). Hay un derivado de un arahuaquismo, el colectivo maizal (179). La cultura de los mayas y aztecas, "gente de razón", no se designa mediante préstamos tomados de las lenguas correspondientes, sino del árabe. Los vestidos de los mayas de Yucatán son" como almaizares muy pintados" (141 ), sus "mantas muy delgadas y pintadas" se comparan con "alquiceles moriscos" (141), los templos se llaman regularmente mesquitas (142). La gente de Cholula trae "albornoces encima de la otra ropa, aunque son diferenciados de los de Africa porque tienen maneras" (195). En el mercado de Tlatelolco hay "a vender muchas maneras de filados de algodón de todas colores, en sus madejicas, que paresce propiamente alcacería de Granada" (236). Y en la ciudad de Tenochtitlan "toda la cantería de dentro de las capillas donde tienen los ídolos, es de imaginería y zaquizamíes" (238), que probablemente se refiere a la forma de techo liso de los templos. Sin embargo, algunas cosas sí que reciben un nombre náhuatl: el ciguacoat o "lugarteniente", el imprescindible cacao, llamado extrañamente panicacap en la primera mención, se describe como "cierto brebaje que ellos beben" ( 196) y se vuelve a explicar más detalladamente algunas páginas más adelante: "pies de cacap, que es una fruta como almendras que ellos venden molida y tiénenla en tanto que se trata por moneda en toda la tierra y con ella se compran todas las cosas nescesarias en los mercados y otras partes" (221). Al mercado en esta cita "los indios [lo] llaman tianguizco" (394). Aparece un atisbo de la variación entre canoa y acal en el comentario "se iban a meter en la laguna con sus canoas, que ellos llaman acates" (323). Una vez introducida la voz cacao se deriva el colectivo de plantas cacaguetal (575, Frankfurt/M.-Madrid, 1994, p. 127. 36 Véase el estudio de los indigenismos en]. M. ENCUITA UTRILLA, Para la historia ... , pp. 77-95. 37 HERNÁN COR TÉS, Cartas de relación, ed .. introd. y notas de Ángel Delgado Gómez, Castalia, Madrid, 1993.

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601 ). La gran mayoría de designaciones de novedades novohispanas son ampliaciones del uso de voces patrimoniales. Los guajolotes o pavos son "ciertas gallinas" (127, 142), el copal encienso (143), los pumas leones y los jaguares tigres (139), las pirámides torres (205), el pulque vino (235), el amate "el papel que facen por donde se entienden" (243), los monos gatos (139), las tortillas son "unas tortas de pan de maís" (342)y dejo de hacer alusión a una gran cantidad de animales y plantas, sobre todo los documentados en la descripción del mercado de Tlatelolco (234-237). Nos equivocamos fácilmente en una lectura apurada en la que no nos imaginamos bien la realidad designada. Tomemos las estancias de los mayas (129, 130, 132) y de los otomíes (403), por ejemplo, que son las granjas dispersas de los indígenas, mientras que la estancia que Cortés rogó a Moctezuma que le dejara construir en la provincia de Malinaltebeque era una plantación destinada al aprovisionamiento de una mina de oro (220-221 ), típica forma de explotación colonial, probada en las Canarias y las Antillas. Puedo hacer caso omiso de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, estudiada en su léxico por Manuel Alvar38 , porque esta obra y otras se resumen en los estudios de Paciencia Ontañón 39 ,Juan M. Lope Blanch 40 y otros y porque el léxico difundido en la Nueva España, si bien merece un estudio aparte, se debe analizar en su diferenciación ulterior, como así también el léxico del Caribe, del mundo andino, del Río de la Plata, tarea fuera de nuestro propósito en este momento. La reaclimatación implica una selección entre el léxico traído a la nueva tierra y el aprendido con la implantación reciente. Lo característico es una larga fase de selección entre los significantes nuevos y los antiguos, mientras que los significados permanecen idénticos, si hay identidad de cosa. El cambio léxico se expresa en la variación, de duración breve o larga, de voces que entran en competencia. El resultado de la concurrencia entre préstamos, innovaciones designativas y neologismos españoles son los tipos que distingue Paciencia Ontañón 41 : las concurrencias múltiples, es decir, las palabras mexicanas con las correspondientes antillanas y españolas, las concurrencias entre voces mexicanas y antillanas y las concurrencias 38

Americanismos de la "Historia" de Berna[ Díaz de Castillo, 2ª ed., Cultura Hispánica, Madrid, 1990. 39 "Observaciones sobre la génesis de algunos indigenismos americanos", Anuario de Letras, 17 (1979), pp. 273-284. 40 "Antillanism os en la Nueva España", Investigaciones sobre dialectología mexicana, UNAM, México, 1981, pp. 161-169. 41 Op. cit., p. 276.

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entre voces mexicanas y españolas. Los recuentos se basan en cronistas de la Nueva España del siglo XVI. De estos tres tipos las concurrencias entre voces antillanas y mexicanas se resuelven con frecuencia a favor de las voces antillanas carentes de equivalente español y arraigadas en el saber lingüístico de los primeros pobladores. Centli y tlaulli, tomados del náhuatl, no llegan a suplantar a maíz, como tampoco a tuna el nahuatlismo nochtli, ni mamey deja cundir a tezonzapotl, mientras que camote sustituye a batata o boniato. Hay no pocas palabras que prevalecen pronto en la Nueva España tales como barbacoa, comején,guanábana,guayaba, huracán,jaiba, manatí, mangú, naguas, nigua, papaya, yuca y otras. A veces entran en conflicto palabras antillanas, españolas patrimoniales y mexicanas. Prevalecen cacique sobre tlatoani, rey, reyezuelo y señorprincipal; canoa sobre acal, barca o barquilla; caimán sobre lagarto grande, lagarto de agua y acuetzpalín; iguana sobre lagarto, sierpe, quanlitizpal y cuauhcuezpaltepecy maguey sobre metl o cardón. En la competencia entre aguacate y breva o pera, huipil y camisa (de mujer), mapache y zorrillo, tecolote y búho o lechuza, mecate y cuerda, soga o cordel, copa! e incienso o resina se sobreponen los préstamos del náhuatl. Si en estos casos la selección llega hasta la eliminación en la mayoría de los casos, el resultado es en otros una diferenciación regional, social o semántica. Compárense ayotoste y armadillo, tianguis y mercado, chile y el pimiento dulce, henequén e ixtle, jacal y casa, sin que sobrevivan ají y bohío o buhío. Debemos tener en cuenta en el estudio de la expansión de la lengua española por el norte y el sur de la Nueva España la variación léxica que se va eliminando en un proceso largo de selección documentado sólo parcialmente. PANAMÁ

El trampolín para ir a los países andinos fue Panamá. Con las obras que tratan de las cosas de Castilla del Oro se presenta la oportunidad de volver a introducir y confirmar el interés etnográfico de cronistas como Pedro Mártir de Anglería y Gonzalo Fernández de Oviedo. No es una casualidad si ambos autores coinciden en la mención de algunas voces atribuibles a la lengua de Cueva o cuna (kuna), una de las lenguas chibchas. Las 25 voces se reúnen en campos conceptuales bien delimitados vinculados a la estructura social, la fauna y las plantas esencialmente. Manifiestan el escaso arraigo de este léxico etnográfico dos términos perviventes, chicha, una "bebida de maíz fermentado", y churcha o "zarigüeya" 42 • 42 JOSÉ M. ENGUITA UTRILLA, "Datos lingüísticos sobre la provincia de Cueva en la Historia general y natural de las Indias", Revista de Indias, 45 (1985), pp. 405-420.

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El proceso de aclimatación y cambio lingüístico no es lineal. La perspectiva que condiciona el hablar y el escribir conduce a que los autores opten por una palabra superada en otras condiciones de uso. Tomenos el ejemplo de la Relación de Pascual de Andagoya escrita en 1539 y 1540 sobre Castilla del Oro y la Colombia actual43 • Usa el léxico español común, aun cuando escribe con posterioridad al descubrimiento de México y del Perú como si estuviera al inicio del contacto lingüístico, por ejemplo señor, casa, puerco, venado, león, tigre, oveja etc. Incluso toma la perspectiva de los primeros contactos lingüísticos al llamar a los templos mezquitas. La lengua española en Panamá es huidiza. Su historia es demasiado compleja como para tocarla aquí. DE PANAMÁ AL PERÚ

Desde Panamá, ciudad de la costa del Pacífico en Castilla del Oro, fundada en 1519, los españoles avanzaron en numerosos viajes de descubrimiento hacia el sur, hacia las regiones andinas. La reaclimatación observada por Mendieta en la Nueva España la comprueba Agustín de Zárate en el Perú: "los españoles que fueron á conquistar el Perú, como en todas las palabras y cosas generales y mas comunes iban amostrados de los nombres en que las llamaban de las islas de Santo Domingo y SanJuan y Cuba y Tierra-Firme, donde habian vivido, y ellos no sabian los nombres en la lengua del Perú, nombrábanlas con los vocablos que de las tales cosas traian aprendidos" 44 ( 470b ). En este texto el autor se refiere a las Antillas y a la Tierra Firme, es decir, a Panamá, aduciendo dos etapas en la transmisión del léxico. Francisco López de Xerez, escribano de Francisco Pizarro, redactó su Verdadera relación de la conquista del Perú a escasa distancia de los hechos. Sucede así que hasta 1534, año de la publicación de su relación, el autor no toma la perspectiva peruana, sino que continúa todas las anteriores, incluyendo la mora y la musulmana. Esto se evidencia en la percepción regular de los templos incaicos como mezquitas45 que, curiosa mezcla con lo cristiano y lo musulmana, pueden tener su obispo (132). El recuerdo de las guerras con el Imperio Otomano está vivo en la descripción de la 43

PASCUAL DE ANDAGOYA, Relación y documentos, ed. Adrián Blázquez, Historia 16, Madrid, 1986. 44

AGUSTÍN DE ZÁRATE, "Historia del descubrimiento y conquista de la provincia del Perú, y de las guerras y cosas señaladas en ella", en ENRIQUE DE VEDIA (ed.), Historiadores primitivos de Indias, Atlas, Madrid, 194 7, t. 1, p. 4 70b. 45 FRANCISCO LóPEZ DE XEREZ, Verdadera relación de la conquista del Perú, Historia 16, Madrid, 1985, p. 90.

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organización militar de los Incas: "Todos vienen repartidos en sus escuadras con sus banderas y capitanes que los mandan, con tanto concierto como turcos" ( 117). El autor emplea el léxico arahuaco en su etnografía peruana: cacü¡ue(7l, etc.), aplicado incluso aAtahualpa, aunque le había introducido como mayor señor (82), bohíos (119-120, 150), denominación que sólo se justifica por tratarse de casas de indios, ya que eran de piedra, hamaca (110) y unos caribes de identidad borrosa ( 149). Proceden del arahuaco dos voces que denotan plantas, maíz con su derivado hispánico maizal (133) y bejuco (133). Le llama la atención la chicha (99, 133) que un señor peruano daba de beber a los españoles. El resto son voces españolas que designan animales: los camélidos o auquénidos andinos son siempre ovejas (84, 90, 96, 99, 101, 120, 133) u ovejas y cameros (157, 158). Hay tigres (134),perdices (136) y pescados pequeños (141). La vegetación de la sierra son "una yerba como ~sparto corto; algunos árboles hay adrados" (96). La misma designación genérica evoca la indumentaria: "Las mujeres visten una ropa larga que arrastra por el suelo, como hábito de mujeres de Castilla. Los hombres traen unas camisas cortas" (90; cf. 104). Todos los otros aspectos de la cultura material se tratan de la misma manera. Lo específico se capta en la descripción, no en las voces. No aparece ningún quechuismo a lo largo de la obra de Francisco de Xerez. La perspectiva cambia en la tercera parte de la Crónica del Perú, escrita por Pedro Cieza de León a mediados del siglo xv1";. En el dominio de las terminologías populares está muy desarrollado el campo conceptual de la estructura social con el inga a la cabeza y los orejones o nobles más cercanos al inga. La función de cacü¡ue o cacica está en variación con curaca. Tenían función parecida los anaconas, gente de servicio, y las naborías, indios o indias de servicio perpetuo. Eran las mamaconas mujeres dedicadas al servicio de los templos y los mitimaes colonos de la época incaica. Entre la gente de guerra se distinguen los mandones y los flecheros, se usan aíllos o bolas como armas. Se relacionan con la vivienda caney, ranchería y galpón. La guaca o huaca es un sepulcro de indios. Las bebidas están representadas por la chicha y los artefactos por la canoa, la hamaca y la chaquira, éste último con el derivado enchaquirado. Las plantas se pueden clasificar como vegetales, es decir, bejuco, hija, ceiba, pixihaes, maíz, yuca o como frutos en el caso de batata, hija, maíz y yuca. Entre los colectivos de plantas podemos 46 Descubrimiento y conquista del Perú, ed. Carmelo Sáenz de Santa María, Historia 16, Madrid, 1986. Cf. KURT BALDINGER, "Vocabulario de Cieza de León. Contribución a la historia de la lengua española en el Perú del siglo XVI", Lexis, 7 (1983), pp. 1-131.

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citar maizal, manglar y yuca!. Los animales son pocos:guadaquinaje,guanaco y paco. Se refieren al mundo andino las configuraciones del terreno que son el ceboruco y la yunga y una especie de montería con ojeo, el chaco. Los españoles aparecen en las denominaciones chapetón y perulero, términos chistosos o injuriosos. Podemos considerar la actividad de ranchear como operación militar. Pasando de una sustitución léxica a otra, por ejemplo de cacique a curaca y de inga/inca a rey, comprobamos una variación prolongada en el léxico como en la Nueva España. En cierto sentido esta variación continúa de manera ininterrumpida hasta la actualidad. Así explicamos por el estudio histórico igualmente el nacimiento de la variación léxica del español americano. DEL PERÚ A CHILE

El conquistador de Chile, Pedro de Valdivia, es su propio cronista. Los indigenismos que usa47 reflejan el paso de su ejército y sus andanzas por las islas y el Continente. De origen antillano son agi, cacique, guazábara 48 , maíz y el derivado español maizejo. Las voces demora, depositar, estanfia son adaptaciones antillanas del léxico patrimonial. Corresponden a la etapa peruana los préstamos quechuas anaconfilla, con un sufijo diminutivo español, fUpai, chacara, hueque, papa, quyuna, tambo e ynga. Ya apuntan con levo y mare (made, madi) los primeros préstamos tomados del mapuche. Los estratos cronológicos de los indoamericanismos son más patentes en la crónica de Jerónimo de Vivar y los ejemplos más abundantes, sin que cambien las líneas generales del desarrollo. Leopoldo Sáez-Godoy, editor de la Crónica y relación copiosa y verdadera de los Reinos de Chile49 , cuenta 16 voces procedentes del arahuaco: canoa, nigua, axi, bexuco, bohío, cafique, cabuya, enbixar, guavra, guayacán, macana, mani, mayz-mais, xague-xaguey. Incluye en este grupo guafávara, de probable origen antillano, y barbacoa "cama" que puede ser taina o cueva, es decir, proceder de una lengua de Castilla del Oro. Sin embargo, no es preciso para nuestro propósito que el origen de estas voces sea estrictamente asegurado, sino que correspondan

47

PEDRO DE VALDIVIA, Cartas de Don Pedro de Valdivia, Lumen, Barcelona, 1991. Cf. RODOLFO ÜROZ, "En torno al léxico de Pedro de Valdivia, conquistador de Chile. Contribución a la cronología del español hispanoamericano", Boletín de Filología. Homenaje a Ambrosio Rabanales, Universidad de Chile, 31 (1980-81), pp. 221-274. 48 Según ÜROZ, op. cit., p. 245. 49 Colloquium Verlag, Berlin, 1979.

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a la corriente de innovaciones léxicas que parten de las Antillas y pasan por Panamá. El español del Caribe ya había incorporado el nahuatlismo camote en lugar de batata y cháquira, préstamo tomado del chibcha panameño o lengua de Cueva. El léxico se enriquece con la aportación del quechua: achupalla, anacona o yanacona, chácara, fapallo, guaca, guanaco, guayaca, mita, molle, papa, piquepique, pormocaes [y variantes], quinoa, quipo, quisca, viracocha, ynga. Se agregan a estas 17 voces chollo, única documentación de la denominación de un "animal nativo pequeño semejante a un perro" (16) y cuatro más: pucará, chañar, chañal, chañaral, de posible origen quechua o cunza. No debe sorprender que se documenten pocas voces de origen araucano (o puelche), diez en total: cabi, cavquen, febo, mare, pico, pican, puelche, regua, tanaña y llunque (12), ya que se trata de fenómenos particulares de Chile: cabi es un "jefe indígena" de la actual provincia de Valdivia, cavquen un etnónimo indígena, febo la "división geográfico-social de los araucanos formada por unos dos mil indios" y el "jefe de esta división", mare (que tiene las variantes made o madi) es una planta, llamada también melosa, pico un "viento que viene del norte" ,pican y puelche otros etnónimos indígenas, regua "lugar de las reuniones solemnes de los araucanos'', tanaña "vestimenta defensiva de los indios que habitaban la provincia de Concepción (Chile)", llunque "manta que usan como capa los indios puelches de la Cordillera de los Andes". Hay, pues, motivos muy particulares para agregar estos indigenismos a los ya introducidos. Río DE LA PLATA Saltemos la incorporación de la gobernación del Tucumán, cuyo perfil lingüístico corresponde exactamente al tránsito de los españoles desde las Antillas, por el istmo interoceánico y las tierras del Perú50 , para pasar, por último, a la región de los grandes ríos. La ocupación de esta región cierra la constitución de las grandes regiones de arraigo de la lengua española. En la penetración del Río de la Plata participaron sobre todo descubridores y colonizadores que habían venido directamente de la metrópoli y por eso la mayoría de ellos carecían de experiencia americana anterior. Sin embargo, tuvieron éxito sólo aquellos que eran "prácticos de la tierra" o baquianos, es decir, experimentados. La situación periférica del Río de la Plata produce la imagen de una hispanización difusa en cuanto a la procedencia del léxico. Aunque los colonizadores lleguen en su mayoría de España, su lengua se americaniza RUMBO AL

50 REGINALDO DE LIZÁRRAGA, Descripción del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile, ed. Ignacio Ballesteros, Historia 16, Madrid, 1987.

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como en las demás regiones a través de aquellos españoles que se habían aclimatado en las Antillas o en las tierras circuncaribeñas. Las peregrinaciones llevaron a algunos de los nuevos colonos hasta las estribaciones de los Andes, pero los contactos directos son escasos. Si se trata de experiencias americanas, la etapa que precede a la penetración de los grandes ríos del sur, es la etapa antillana. Por eso, no es de extrañar que prácticamente falten testimonios de contactos continentales distintos a los mismos rioplatenses, ni hay grandes obras que narren la epopeya de los españoles que por su naturaleza poco reflejan de la región de la que proceden, si no se considera como tal la Argentina y conquista del Río de la Plata de Martín del Barco Centenera, publicada en 160251 • La primera obra relativamente extensa sobre la colonización de la región rioplatense 52 son los Comentarios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca que a pesar del aire cesáreo del título son el resumen de documentos despachados a la Corona y más bien obra de su escribano Pero Hernández que del propio Cabeza de Vaca53 • Por eso están a caballo entre los documentos oficiales y la crónica. Predominan entre los indigenismos, como es natural, los arahuaquismos. Son frecuentes maíz(165, etc.) y canoa (173, etc.), aunque sorprende la ausencia de cacique, voz sustituida por señor y principal (162) o indio principal (162), si ambas expresiones designan a un jefe de tribu. Aparecen varias veces cazabí (162, etc.), batata (166, etc.) y una vez batatas de tres maneras (168) así como hamaca (218, 293) que está en variación con red de algodón (256, 258), como si se le hubiera olvidado a Pero Hernández que había introducido esta palabra sin comentario en una página anterior. Ve la necesidad de explicar lo que es "carne ... asada en barbacoa". Nos puede entrar la duda de si el autor Núñez Cabeza de Vaca, a pesar de sus andanzas por las Antillas y el sur de los actuales Estados Unidos, conoce la procedencia antillana del léxico que usa cuando leemos el siguiente comentario: ''y un indio, el que es tenido por más valiente entre ellos [es decir, los guaraníes en la zona de la ciudad de Asunción], toma una espada de palo en las manos, que la llaman los indios macana" (183). Una paráfrasis como "espada de palo" puede ser indicio de una voz soslayada. De todos modos, macana es una palabra antillana. 51

Talleres de la Casajacobo Peuser, Buenos Aires, 1912. No consideramos en este lugar la acomodación léxica que se refleja en el libro XXIII de la Historia general y natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, porque sus informaciones son indirectas y reflejan su saber, pero no su uso lingüístico. Cf. JOSÉ M. ENCUITA UTRILLA, Para la historia de los americanismos... , pp. 97-116. 53 Naufragios y Comentarios, ed. Roberto Ferrando, Historia 16, Madrid, 1984. 52

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Quién sabe si debemos leer "haza de maíz" (275) como maizalo "banquillos de palo" como duhos, otro indigenismo antillano. La paráfrasis "hombres pláticos en la tierra" (211; cf. 214, 216, 261), con la variante "hombre que sabe aquella tierra" (236), es tan típica que no cabe la menor duda de que se trata de baquianos, independientemente de que demos un origen árabe o americano a esta palabra. El veneno que sirve para envenenar flechas, el curare de los caribes, voz muy difundida en Sudamérica, recibe la denominación genérica de hierba (223). Se dan por conocidas las voces guaraníes y tupíes mandubí (171) y mandioca (206), pero a pesar de eso se comentan una vez mandioca y dos veces mandubí: "siembran maíz y mandioca (que es el cazabí de las Indias), siembran mandubies(que son como avellanas)" (247); "mandubis, que es una fruta como avellanas o chufas, que se cría debajo de la tierra" (206), sin hacer referencia al maní, al cacahuate (o cacahuete) o a la yuca. Entre los otros préstamos tomados de la región aparecen sólo tipoes que son "unas ropas largas de algodón" (256), voz guaraní y tupí, atribuida a los indios xarayes, y piraputanas, el actualpirapitá, que se describe con las siguientes palabras: "sacaron mucho pescado de unos que llaman los indios piraputanas, que son de la manera de los sábalos, que es muy excelente pescado" (275). No por eso creeremos que los españoles ignoran las cosas del Perú. Sabían que los varones de la real familia de los Incas y los nobles peruanos tenían las orejas horadadas, puesto que se comparan con ellos los indios del puerto de los Reyes en la región del Rió de la Plata: "las orejas tienen horadadas ... y por esto les llaman los otros indios comarcanos orejones, y se llaman como los ingas del Perú, que se llaman orejones" (248). Por lo general, aparecen numerosas innovaciones designativas que a veces esconden términos específicos, otras veces no, sin que podamos estar seguros del valor exacto en aquel entonces. Son mamíferos las antas (206), los gatos, es decir, los monos ( 167), los monos, que también se mencionan ( 167), las nutrias (233), las ovejas grandes (251 ), los puercos de agua (233), los puercos monteses (206), los tigres (195), los venados (187); entre los peces la palometa (199), los pexes dorados(243) y los sábalos (275); entre las aves se citan gallinas (165) y patos (165). Nuestro último testigo rioplatense es Ruy Díaz de Guzmán. El autor, hijo legítimo de Alonso Riquelme de Guzmán y de Úrsula de Irala, hija mestiza del gobernador del Paraguay, Domingo Martínez de Irala, es un "mancebo de la tierra". Su bilingüismo le predispone para dar un valor testimonial extraordinario a su obra Historia argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata, acabada de escribir

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en 161254 • Pero nada de eso. En palabras de Germán de Granda: "Nuestro autor emplea, con exclusividad, americanismos léxicos, procedentes ya del taíno ya del quechua, incorporados desde la primera mitad del siglo 55 XVI, al español del Nuevo Continente" • Poquísimas son, pues, las voces arahuacas: canoa, cacique, hamaca; una es de origen quechua, chacra. La flora y fauna se denominan mediante el vocabulario patrimonial. No sacamos más informaciones sobre la realidad lingüística de la zona rioplatense de este autor conservador en cuanto a su lenguaje. Cito el atinado comentario de Germán de Granda: "Esta actitud ante los indigenismos de Ruy Díaz de Guzmán... parece indicar... no solamente una postura lingüística descalificadora de la aportación léxica nativa al castellano americano sino, más ampliamente, su adopción de un modelo literario (y también ideológico) totalmente español europeo para su obra histórica"56 . Así, Ruy Díaz de Guzmán, como mestizo, huye del barbarismo. CONSIDERACIONES FINALES: MÁS ALLÁ DE LAS CORRIENTES DE LA HISPANIZACIÓN LINGÜÍSTICA

Éstas son las grandes regiones que se conforman hasta mediados del siglo XVI. Dos de ellas, las Antillas y Panamá, son tierras de tránsito que se caracterizan por una enorme fluctuación demográfica, fluctuación que es la condición de la difusión del léxico nuevo. De esta manera se constituyen zonas lingüísticas centrales y zonas lingüísticas marginales. Son zonas centrales las Antillas hasta mediados del siglo XVI, el altiplano de México, Panamá y el Perú y zonas marginales la Capitanía de Venezuela, las Antillas a partir de la segunda mitad del siglo XVI, el norte de la Nueva España, Centroamérica, Chile y el Río de la Plata. La función de aclimatación lingüística que se reconoce a las Antillas desde Rufino José Cuervo produce, como hemos dicho, las semejanzas tempranas del español americano, difundiéndose por las vías de comunicación que los descubrimientos habían abierto. La propagación del léxico antillano, ante todo los indigenismos seguros, muestra, mejor que otros fenómenos, la manera de obrar de las vías de comunicación en la difusión de la lengua española.

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La Argentina, Emecé, Buenos Aires, 1998. "Personalidad histórica y perfil lingüístico de Ruy Díaz de Guzmán ( 1560 ?162 9)", Sociedad, historia y lengua del Paraguay, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1988,pp.511. 56 Op. cit., p. 512; cf. MIGUEL DE TORO, L'évolution de la langue espagnole en Argentine, Larousse, París, s.a., pp. 47-49. 55

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La conquista de México primero y de Sudamérica luego cambia la orientación lingüística de cada territorio hispanoamericano. La relativa homogeneidad del español americano no se explica sin la hipótesis de que ya en el período de orígenes se haya ido formando una lengua común en el nivel del léxico que empezaba a divergir mucho del español metropolitano. Sin embargo, el estado lingüístico originario se ha oscurecido desde el siglo XVI por el cambio de las vías de comunicación entre las colonias hispanoamericanas. Las huellas de las vías de comunicación se han borrado en la actualidad, ya que muchas voces cayeron en desuso en su tierra de origen o se perdieron en los países intermediarios. Tomemos el nahuatlismo galpón que no se usa en México, mientras que está vivo en la América del Sur para el primer caso con el significado "lugar grande y techado" o "depósito o taller de herramientas" en la Argentina y para el segundo el uso del antillanismo jaiba en Chile, sustituido por cangrejo en el Perú. Mientras que las vías de la expansión señaladas pueden motivar la formación de un español policéntrico, las cortes virreinales establecidas en México y en Lima difundieron un modelo metropolitano culto cuyo centro iba a ser Madrid a partir de la segunda mitad del siglo xvr57 • Así, muy pronto se desarrolló el antagonismo entre fuerzas centrípetas y centrífugas del español americano. Se constituyen en las áreas de mayor movilidad interregional zonas centrípetas y en las áreas de escasa movilidad interregional zonas lingüísticas marginales. Las fuerzas centrífugas son aquellas que continúan la lengua española transmitida de forma directa en las corrientes de la hispanización lingüística Los españoles no llevaron a América una lengua homogénea ni en cuanto al origen regional ni en cuanto al origen social de los hablantes. Llamamos a estas variedades dialectos secundarios o coloniales. Nace como resultado de las fuerzas centrípetas, en cambio, una lengua culta diversificada según las regiones a la que podemos llamar "dialectos terciarios" o "español americano regional culto", el habla culta en la actualidad, que se remonta a las épocas más tempranas del descubrimiento y de la colonización de los territorios ultramarinos y que se refuerza por medio de la difusión del español metropolitano culto por la acción de las cortes virreinales. La unidad de la lengua escrita y de la lengua común hablada, al lado de dialectos coloniales de formación temprana, se debe igualmente a la permanencia y a la sustitución de eclesiásticos y oficiales reales en la Colonia. Por su 57

RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL, "Sevilla frente a Madrid. Algunas precisiones sobre el español de América", en Miscelánea-homenaje a André Martinet, Universidad, La Laguna, 1962, t. 3, pp. 99-165.

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carácter sorprendentemente homogéneo no conviene que la lengua común o lengua culta o lengua estándar de América se llame lengua colonial, sino los dialectos secundarios. O si se quiere designar a ambos tipos de lengua de esta manera, hay que esclarecer de qué tipo de lengua colonial se trata. Se impone una conclusión: el nacimiento de una lengua común puede basarse únicamente en un léxico especializado nuevo. Este esbozo de las corrientes de la hispanización lingüística estudiada en algunos aspectos del léxico no es más que el inicio del escudriñamiento de los vericuetos de los cambios léxicos y lingüísticos en general. El cambio se regionaliza con el arraigo de la población. Sin embargo, mientras dura la Colonia, permanecen vigentes las líneas generales de la difusión de los cambios y hay que buscar lo históricamente eficaz aunque esto se hace más difícil en el transcurso de los siglos XVII y XVIII. La diferenciación no cesa en esos siglos. Se subraya más la americanización de la lengua; sin embargo, comprobamos igualmente una europeización y una creación léxica permanentes que yo necesariamente tenía que dejar fuera del análisis de cómo se produjo el rápido proceso de hispanización de este Continente. Constatamos una visión unitaria, es decir, antillana en los primeros contactos, sustituida al poco tiempo por conocimientos lingüísticos profundizados. Si la asombrosa velocidad de la penetración del Continente explica cierta unidad fonológica y gramatical, justifica no menos la desaparición temprana de gran parte del léxico común originario y la fragmentación léxica en general. En esto vemos el devenir de la lengua por acá, cuando sea y dondequiera que lo captemos, idea que más quería sustanciar con materiales de todos ustedes conocidos en esta charla.

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