Las oraciones de los santos 5 Gloria que produce gloria

  Las oraciones de los santos – 5 “Gloria que produce gloria” I.   Introducción a.   Estamos concluyendo una serie sobre la oración llamada “las ora

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Story Transcript

 

Las oraciones de los santos – 5 “Gloria que produce gloria” I.  

Introducción a.   Estamos concluyendo una serie sobre la oración llamada “las oraciones e los santos” i.   El pasaje de esta serie es “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” San 5:16 ii.   No es una serie como otras en el sentido que no vamos a hablar sobre las características de una oración eficaz, sino más bien vamos a ver algunas oraciones registradas en la Biblia que fueron eficaces y las vamos a estudiar 1.   Oraciones de hombres que amaban y conocían a Dios 2.   Hombres que, excepto Jesús, sabían bien lo que era pecar y apartarse de Dios 3.   Fueron oraciones que fueron escuchas, aceptadas y/o respondidas… eficaces b.   Hasta ahora hemos visto i.   La oración de Daniel por su nación 1.   Muy relevante para nosotros, en este tiempo, en Guatemala 2.   Vimos que una de las claves de la intercesión es el arrepentimiento y la confesión de pecados 3.   Vimos que Daniel comienza reconociendo su propio pecado ya que cuando se trata de corromperse no han sido solamente nuestras autoridades las que lo han hecho ii.   La oración de Pablo sobre los Efesios 1.   En lugar de orar “Señor sácanos de esta prueba” su oración fue “que esta prueba fortalezca nuestro hombre interior” 2.   Vimos cómo, en medio de la prueba, descubrimos que Dios es “… poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos…” (Efe. 3:20)

 

iii.   La oración de Jonás 1.   Cualquiera se puede “olvidar” de Dios 2.   Dios nos escucha en el momento en que nos “recordamos” de él 3.   A veces Dios responde por etapas iv.   La oración de Pablo sobre los colosenses 1.   Pide el cocimiento de su voluntad 2.   Pide que llevemos una vida digna de Dios y agradable a Dios c.   El día de hoy vamos a estudiar LA oración, de EL santo… la oración de Jesús sobre sus discípulos (Jn. 17) i.   Esta es una oración digna de semanas enteras de estudio, que no vamos a hacer ii.   Sin embargo, viniendo de Jesús, no es de extrañarse que desde un principio nos revela lo más importante que podemos pedir y buscar iii.   Jesús sabía bien el propósito de su vida y el de la nuestra… la gloria de Dios iv.   Cuando hablamos de la gloria de Dios a veces nos molesta un poco porque pareciera implicar que no queda nada para mi 1.   Esto viene de dos lugares a.   Un corazón increíblemente egocéntrico b.   Un terrible entendimiento del amor de Dios y la gloria de Dios 2.   Aunque eso no debería de molestarme, media vez Dios sea glorificado 3.   Cuando alguien tiene un corazón limpio, puede recibir muchísimo de parte de Dios que esto va a producir mucho gozo en él mismo, pero sobre todo va a producir aquello que es más importante… Gloria a Dios II.  

Las dos peticiones (Jn. 17:1 “Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti”) a.   Aunque voy a tratar de resumir toda esta oración en dos cosas, hay algunos comentarios preliminares que no podemos pasar por alto b.   “Estas cosas habló Jesús…” i.   ¿Qué cosas son estas de las que habló Jesús?

 

1.   Viene hablando sobre la aflicción que tendremos en el mundo y cómo él lo venció 2.   Nos habló de la obra del Espíritu Santo 3.   Habló de cómo el mundo nos va a aborrecer ii.   Jesús, habiendo compartido con sus discípulos lo difícil que iba a ser vivir para él en medio de un mundo que los iba a despreciar, levanta una oración al cielo 1.   Debemos enfrentar la adversidad sumergidos en oración 2.   Enfrentamos la adversidad cubiertos por la oración de nuestro Señor y Salvador Jesucristo c.   “… Levantando los ojos al cielo…” i.   Esta sola manifestación física de su devoción nos dice muchísimo ii.   Nos enseña que el Padre está por encima de todos 1.   Esta encima de nosotros en poder y autoridad… aun Jesús en este acto está expresando sumisión al Padre celestial 2.   Esta encima de todo lo que podemos pasar o enfrentar y por lo tanto podemos recurrir a él 3.   Está por encima del mundo y por lo tanto puede intervenir en él para hacer algo inesperado o sobrenatural iii.   Nos enseña que él sabía bien a quien dirigía su oración 1.   No era una oración “a quien corresponda…” 2.   Era una oración dirigida a su Padre, a quien conocía y sabía que tenía acceso a él d.   “… Padre…” i.   Esto manifiesta la relación principal de Jesús con el Padre y también la nuestra 1.   Él es nuestro Dios 2.   Él es nuestro Rey y Señor 3.   Pero principalmente Él es nuestro Padre y esto cambia completamente la dinámica de nuestra relación a.   ¿Quién es el único que puede despertar a un rey, en horas de la madrugada, para pedirle un vaso de agua? Su hijo b.   El que Dios sea nuestro Padre nos invita a una relación íntima y a veces inoportuna con Dios que solo un hijo podría pretender tener 4.   El hijo de un rey sabe bien quién es su padre, pero no se siente intimidado, sino empoderado por ello

 

ii.   Llamar lo Padre también habla de la confianza que tenía en él 1.   Estaba a punto de ser quebrantado a causa de los pecados de la humanidad, por su mismo padre y aun así lo llama Padre 2.   Esto nos da un ejemplo maravilloso: en tiempos de tribulación debemos echar mano de nuestra relación familiar con Dios, de nuestra adopción y de la paternidad de nuestro maravilloso Dios 3.   ¿A quién más podríamos ir sino a nuestro Padre que sabe lo que necesitamos antes de que lo pidamos? e.   “… La hora ha llegado…” i.   ¿Qué tiempo había llegado? 1.   Un tiempo que parecía ser contradictorio a.   El tiempo de entregar su vida en rescate por muchos b.   El tiempo de llevar en sus hombros el precio del pecado del mundo c.   El tiempo de experimentar en sí mismo la ira de Dios d.   El tiempo de ser glorificado por el Padre e.   El tiempo de glorificar al Padre 2.   Increíble como en tiempos difíciles se nos presenta la oportunidad de ser exaltados por Dios y de glorificar a Dios ii.   No nos quedemos con los ojos en “la hora” que va a durar el problema, sino veamos más allá y pongamos los ojos en lo que esto va a producir (2Co 4:17 “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” iii.   ¡Esta es la diferencia que hace conocer los tiempos de Dios a la hora de orar! 1.   Nuestras oraciones deben estar alineadas, no solo a la voluntad de Dios, sino al tiempo de Dios 2.   ¡Que Dios nos haga como los hijos de Isacar, entendidos en los tiempos! (1Cr 12:32 “De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.”) f.   Hoy vamos a ver esta oración como una oración con solo dos peticiones… i.   La primera es una petición personal “glorifica a tu Hijo…”

 

ii.   La segunda es el motivo de esta petición “… para que también tu Hijo te glorifique a ti” iii.   Hay más peticiones y aunque podríamos y quizás deberíamos (en otro momento) ampliar más sobre el resto del contenido de la oración de Jesús, todo lo demás de alguna manera es un reflejo o una expresión de estas dos peticiones iv.   Por hoy, lo vamos a dejar en las implicaciones de estas dos peticiones g.   “… glorifica a tu Hijo…” i.   El hecho de que Jesús orara, cuando él mismo recibe oraciones, es un reflejo de su humanidad ii.   Sin embargo, esta oración en particular es un reflejo de su deidad 1.   Solo aquel que dejó el trono, humillándose, para hacerse hombre, podría pronunciar una oración así 2.   En boca de cualquier otro esta sonaría egoísta, arrogante y presuntuosa iii.   Dos mil y pico de años después podemos decir con certeza que esta petición fue concedida 1.   El nombre de Jesús es invocado por aproximadamente 1/3 de la población del mundo 2.   La historia entera es partida con un antes y después de Cristo, aun para los que no creen en Cristo iv.   Hay muchas maneras en que Jesús fue glorificado por el Padre 1.   Fue glorificado en su pasión a.   Sus pies clavados eran un clavo en la cabeza de la serpiente b.   Sus heridas fueron el camino para nuestra sanidad 2.   Fue glorificado en su muerte a.   Parte de su gloria fue el poder llevar el peso del pecado de toda la humanidad b.   Cualquier otro ser creado, humano o angelical, hubiera sido aplastado por ese peso c.   Al morir el velo del templo se rasgó abriendo el camino para entrar delante del trono de la gracia d.   Al morir se abrieron tumbas y muertos resucitaron e.   El morir tembló la tierra donde hasta el centurión reconoció que verdaderamente era el hijo de Dios f.   Muriendo salvó a su pueblo

 

3.   Fue glorificado en su resurrección 4.   Fue glorificado en su asunción… fue sentado a la diestra del Padre h.   “… para que también tu hijo te glorifique ti” i.   Esta es una oración hecha con un corazón limpio 1.   El no buscaba su gloria y al gloria que buscaba era para hacer un mejor trabajo en glorificar al Padre 2.   ¿Cuántos podríamos decir lo mismo? a.   ¿Pido ser bendecido para poder hacer un mejor trabajo de glorificar a Dios y servir a mi prójimo? b.   ¿Pido sanidad para tener la fortaleza de levantarme y glorificar a Dios? c.   ¿Pido prosperidad para hacer que cada centavo sea usado para su gloria? d.   ¿Pido gozo y/o felicidad para con ella reflejar el gozo de mi Padre y así glorificarle? 3.   Ninguno de nosotros tiene motivos completamente limpios a la hora de buscar una bendición de Dios 4.   Lo que movía a Jesús a pedir gloria, no era el hecho de que siendo Dios era digno de ella, era su deseo de glorificar a su Padre celestial ii.   En la muerte de Cristo vemos todos los atributos de Dios 1.   Allí estaba el poder que sustentó a Jesús para hacer esa tarea 2.   Allí estaba el amor que entregó al favorito de su corazón para que muriera en lugar de los pecadores 3.   Estaba la justicia que no quería y no podía perdonar el pecado sin la debida satisfacción 4.   Estaba la verdad que había amenazado con castigar y castigó, y había prometido salvar y nos dio un Salvador 5.   Estaba la fidelidad del pacto que fue cumplido sin importar lo grande que fuera el precio 6.   Estaba la sabiduría que planeó la maravillosa forma de salvación por medio de un sustituto III.  

Todo lo demás para su gloria a.   Jn. 17:2-5 “como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3 Y ésta es la vida eterna: que te

 

conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” i.   Dios glorifica a Jesús dándole potestad sobre toda carne y autoridad para salvar ii.   Dios es glorificado cuando Jesús salva, pues la gente conoce al único Dios verdadero iii.   Dios es glorificado cuando Jesús acaba la obra que se le encomendó de la misma manera que es glorificado en nosotros cuando hacemos lo que nos encomienda hacer b.   Jn. 17:6-8 “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.” i.   Dios es glorificado por la perseverancia de aquellos que fueron elegidos para la salvación ii.   De paso, aquí vemos nuevamente que los que llegan a ser de Dios es porque Dios “los dio” (los escogió)… la salvación es una obra de Dios iii.   Dios glorifica a Jesús dándole “todas las cosas” al igual que nos exalta dándonos cualquier cosa que tengamos (dones, recursos, influencia, etc.) iv.   Jesús glorifica al Padre reconociendo ante los hombres que todo lo que tenía lo había recibido del Padre c.   Jn. 17:9-10 “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.” i.   No vamos a entrar al tema de porque Jesús no ora por el mundo, aunque es un tema profundísimo ii.   Lo importante que demos ver es que si hemos llegado a creen en Jesús somos de aquellos que le fueron dados y eso significa que Jesús y sigue orando por nosotros (Heb 7:25 “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.”) iii.   Cuando glorificamos a Jesús por su obra en nosotros, estamos glorificando al Padre porque “todo lo mío es tuyo”

 

d.   Jn. 17:11-14 “Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” i.   Cada vez que hemos sido guardados de cualquier cosa es en respuesta a la oración de Jesús que a la larga es para la gloria de Dios ii.   Nuestra seguridad eterna es también un instrumento de gloria para Dios iii.   Glorificamos a Dios en el gozo que recibimos de parte de él iv.   Glorificamos a Dios en la persecución que padecemos por causa de él e.   Jn. 17:15-16 “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” i.   Empecemos por notar que maravillosa esta oración 1.   Es realista… el seguir a Jesús no nos aparta de este mundo, sus tentaciones y sus peligros 2.   Es amorosa… el deseo del corazón de Dios es que aun en medio del mundo seamos guardados del mal ii.   Glorificamos a Dios en su cuidado de nosotros iii.   Glorificamos a Dios en nuestra distinción del mundo f.   Jn. 17:17-19 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.” i.   Glorificamos a Dios en nuestra santificación, ya que es él quien nos santifica en su palabra ii.   Glorificamos a Dios en nuestra misión iii.   Esta frase final no significa que Jesús hubiera sido pecador y que necesitara santificarse 1.   Él es santo como Dios 2.   Él fue santo como hombre (en su concepción, en su nacimiento, en su vida y en su muerte)

 

iv.   Esto habla de santificación como algo apartado por Dios, en este caso para ser mediador y al ser tomar este lugar, nos santifica a nosotros por medio de él g.   Jn. 17:20 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,” i.   Algunos podrían argumentar que esta oración de Jesús era por los apóstoles que estaban presentes con él ii.   En este momento vemos que esta oración se extiende a todo creyente iii.   Glorificamos a Dios en el evangelismo h.   Jn. 17:21-23 “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” i.   Glorificamos a Dios en la unidad ii.   Glorificamos a Dios en el testimonio que es dado al mundo por nuestro comportamiento iii.   ¡Que increíble aseveración! – “la gloria que me diste, yo les he dado…” 1.   Jesús oró que Dios lo glorificara y Dios lo hizo 2.   Ahora comparte su gloria con nosotros 3.   También comparte el propósito de su gloria… glorificar al Padre 4.   La única forma en que somos uno es cuando somos unidos por el mismo propósito… la gloria de Dios 5.   Cuando somos unidos en este propósito, no solo nosotros glorificamos a Dios sino el mundo también glorifica al Padre al ver el amor con el que fuimos amados i.   Jn. 17:24 “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.” i.   Glorifica a Dios el que estemos con Jesús ii.   Glorifica a Dios el que veamos la manera en que el Padre glorifica al Hijo iii.   Glorifica a Dios el que alcancemos entendimiento de la relación y amor entre ellos

 

j.   Jn. 17:25-26 “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.” i.   Glorifica a Dios el reconocer a Jesús como enviado de Dios ii.   Glorificamos a Dios al recibir su amor hacia nosotros IV.  

Conclusiones a.   Otra vez, podemos entrar en detalle en cada una de estas peticiones, pero a la larga estas son una manera de aumentar a la gloria de Jesús y de glorificar al Padre, juntamente con Jesús b.   Quiero que al menos nos llevemos estas tres cosas i.   La motivación de Jesús debe ser la nuestra 1.   Cuando pidamos a Dios una bendición, que esta sea para glorificarlo a él 2.   Las oraciones así son limpias, las demás siempre estarán manchadas por el ego 3.   Que Dios nos ayude a hacer todo para su gloria a.   A hablar para su gloria b.   A vivir para su gloria c.   A morir para su gloria d.   A resucitar a vida eterna para su gloria ii.   La teología de Jesús debe ser la nuestra 1.   Jesús debe ser glorificado 2.   El Padre debe ser glorificado 3.   A veces tendemos a enfocarnos solamente en un miembro de la Trinidad a expensas de los demás 4.   Todos los miembros de la Trinidad son dignos de recibir la gloria y la honra iii.   Cada creyente es completamente amado y está completamente seguro en Cristo 1.   Nos ha dado a conocer su nombre por el amor que nos tiene 2.   No ha perdido ninguno de los que le han sido entregaos en sus manos

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