LAS RELACIONES ESTUDIANTE-FAMILIA COMO APOYO AL COMPROMISO DEL ALUMNO EN SU FORMACIÓN INTEGRAL

“LAS RELACIONES ESTUDIANTE-FAMILIA COMO APOYO AL COMPROMISO DEL ALUMNO EN SU FORMACIÓN INTEGRAL” Eje temático: TRASCENDENCIA EN LOS ACTORES DEL PROYE

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“LAS RELACIONES ESTUDIANTE-FAMILIA COMO APOYO AL COMPROMISO DEL ALUMNO EN SU FORMACIÓN INTEGRAL”

Eje temático: TRASCENDENCIA EN LOS ACTORES DEL PROYECTO INSTITUCIONAL

CONTRIBUCIÓN DE LA TUTORÍA EN EL COMPROMISO DEL ESTUDIANTE CON SU PROPIA FORMACIÓN

Nivel medio Superior Flores Rosas, Eduardo F. [email protected] Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Sur, Área de Ciencias Experimentales, Universidad Nacional Autónoma de México

RESUMEN La acción tutoral ejercida durante diez semestres en dos grupos del segundo año, del turno vespertino, del plantel Sur, del Colegio de Ciencias y Humanidades; ha permitido reflexionar sobre la importancia de la conformación familiar en el compromiso que adquiere el estudiante en su formación integral.

Se considera que el compromiso en la formación de los alumnos está determinado, en parte, por el logro de las metas académicas y personales que comparten padres e hijos y, que les permiten establecer objetivos a corto, mediano y largo plazo. Las metas propuestas están estrechamente relacionadas con aspectos tales como “tipo” de familia, antecedentes académicos de padres y alumnos, adaptación al modelo educativo del CCH, conocimiento de la legislación universitaria y disponibilidad para el aprendizaje, entre otros. Para su análisis, los alumnos se agruparon en tres “tipos” de familia: Familia Completa, Familia Incompleta y Sin Familia. Donde las principales metas en común entre padres y alumnos son aquellas donde lo relevante es el resultado inmediato del aprendizaje, lo importante es aprobar las asignaturas más que aprender los contenidos.

Los resultados obtenidos indican que la actividad del tutor puede contribuir al compromiso en la formación integral del alumno si tiene conocimiento de la dinámica que se establece en el grupo familiar al que pertenecen, ya que esto permite lograr una adecuada integración del alumno al entorno escolar, con lo que logra que él determine su nivel de compromiso con su propio aprendizaje.

INTRODUCCIÓN El Programa Institucional de Tutoría (PIT) en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) forma parte de las prioridades institucionales que se buscan consolidar en el futuro inmediato (CCH, 2014: 4). El PIT considera al alumno como el centro de atención de todas las actividades institucionales, orientando sus acciones, preventivas y remediales, en apoyar la formación y trayectoria escolar de los alumnos, a partir de apoyos que se enfoquen en aspectos curriculares, didácticos, vocacionales y disciplinarios para favorecer la calidad en el aprovechamiento escolar, combatir el ausentismo, la reprobación y el rezago académico.

La acción tutorial debe buscar el desarrollo armónico y pleno de los estudiantes, a fin de modificar pautas de conducta que abarquen todos los ámbitos del ser humano, no únicamente aspectos cognitivos, sino que debe desarrollarse la totalidad de la persona, promover el desarrollo integral, considerándolos seres humanos pluridimensionales, que requieren de un proceso continuo, participativo y permanente que busque su pleno

desarrollo en cada una de las diferentes dimensiones del ser humano: afectiva, cognitiva, comunicativa, corporal, espiritual, estética, ética y socio-política. La labor del tutor será efectiva en la medida que ayude al alumno a alcanzar la maduración y autonomía en los aprendizajes que le sirvan en su vida personal y estudiantil. Para lograr lo anterior es necesario que todas las acciones institucionales estén interconectadas y articuladas de tal manera que se atiendan las necesidades reales de aprendizaje de cada grupo escolar, lo cual se debe reflejar en una formación de calidad en un mayor número de egresados.

Si bien, el éxito o fracaso académico de los estudiantes depende de múltiples factores, es importante indicar que muchos de los adolescentes que ingresan al CCH provienen de entornos familiares donde se conoce pero no se comprende cabalmente el Modelo Educativo del Colegio, por lo que se les dificulta adquirir compromisos académicos y apropiarse del oficio de ser estudiantes. Su calidad de estudiantes la determinan por estar inscritos en la institución, poseer una tira de materias y una credencial, donde dan mayor importancia a los aspectos de socialización que a los académicos; ante lo cual es importante modificar estas pautas de conducta para que asuman un papel protagónico en su educación, por lo que, tanto ellos como su familia, deben comprender que asisten al Colegio para lograr una maduración intelectual que les permita la autonomía personal, mediante la cual se apropien de los conocimientos y ser los constructores de su propio aprendizaje y de su vida misma.

A partir de 1993, fecha en que la educación secundaria fue declarada como obligatoria, ha permitido que sectores sociales más pobres y de baja escolaridad incorporen a sus hijos a la escuela, el crecimiento de la población escolar del nivel secundaria ha representado un cambio sociocultural de marcados efectos pedagógicos, ya que se ha agravado un notorio desencuentro cultural entre lo que la escuela demanda y lo que las familias saben, valoran y pueden hacer (Fuentes, 2007: 6).

La conformación familiar de los estudiantes de bachillerato es un elemento importante en su compromiso con el desempeño académico, porque influye tanto en su educación, en el planteamiento de metas, como en la relación que establecen con su entorno social y escolar. Zarzar (2013: 14) menciona que la familia es una de seis causas que

intervienen en el compromiso del alumno en su formación integral, donde debe considerarse su nivel socioeconómico, su nivel cultural, los valores familiares, la religión, el ambiente familiar y los espacios físicos.

Sin lugar a dudas el compromiso que puede adquirir el alumno en su formación integral requiere de la participación activa y comprometida de todas las partes involucradas: autoridades, profesores, alumnos y padres de familia; cuando alguna de ellas no considera como el centro de su actividad el aprendizaje de los alumnos y la búsqueda de su maduración y autonomía personal, las acciones de los otros componentes se verán seriamente afectada o nulificada.

DESARROLLO El presente escrito describe las experiencias y reflexiones obtenidas durante diez semestres en dos grupos del segundo año de bachillerato del CCH-Plantel Sur, turno vespertino. Se presentan algunas de las relaciones familiares observadas en las reuniones, grupales e individuales, efectuadas con alumnos y padres de familia. Considerando que la conformación familiar de los estudiantes de bachillerato es un elemento importante en su compromiso con su desempeño académico, porque influye tanto en su educación, en el planteamiento de metas, como en la relación que establecen con su entorno social y escolar. Dentro de los alumnos atendidos en tutoría se observa, en general, la formación de tres grupos con afinidades basadas en su historia cultural, personal y familiar:

Familia Completa. Constituido por adolescentes donde se conserva el núcleo familiar, existen ambos progenitores, o sólo el padre o la madre (monoparental) y los hijos alrededor de ellos. Son adolescentes que tienen metas a futuro, estudian para tener o conservar un buen nivel de vida y sienten compromisos afectivos con sus padres y no desean defraudarlos, por lo que buscan no reprobar, aprender y obtener buen promedio, no obstante que algunos eventualmente reprueban alguna asignatura (entre una y tres) pero logran recuperarse inmediatamente. Son alumnos que estudian para aprender, que consideran que el bachillerato les proporcionará los conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios para que su paso por la licenciatura sea eficiente y más placentero. Por lo general, la responsabilidad de los hijos la asume la

madre, es la que asiste a las reuniones y está al pendiente de los avances académicos del alumno, donde el cariño, el afecto y el respeto son factores importantes para responsabilizarse por su educación. Padres e hijos comparten la meta inmediata de ingresar a una licenciatura en la Universidad, con la visión a futuro de tener una mejor calidad de vida.

En este tipo de familia se aprenden valores como el amor, la tolerancia y la convivencia; además los padres desarrollan la capacidad de manejar emociones como el miedo, el enojo y la decepción entre ellos y sus hijos; componente emocional que permanece en el adolescente en su vida adulta. La actividad del tutor consiste en mantener activa la motivación del alumno hacia el autoaprendizaje, orientándolo y apoyándolo a superar los conflictos que se presentan con sus compañeros que prefieren la vida social a la vida académica durante su paso por el bachillerato. Sin embargo, la necesidad de que ambos padres trabajen, las tasas crecientes de divorcio y abandono, son factores que continúan afectando a la prevalencia de la familia nuclear, por lo que se observa que este grupo familiar se reduce cada año.

Familia Incompleta. Es el conjunto de individuos donde la familia va perdiendo su cohesión, las relaciones tienden a erosionarse o ya se encuentra desintegrada, esto es son familias donde ambos padres trabajan todo el día, son padres divorciados o separados; son padres que sustituyen el amor, el cariño, el dialogo y la comprensión, con dinero, regalos, excesiva confianza y/o desinterés. Siendo la ausencia de comunicación la causa principal de la desintegración familiar, ya sea por conflictos o disgustos familiares, muchas veces asociados con adicciones de un padre o un hijo, los cuales, al no ser solucionados, más que desintegración, ocasionan la ruptura total de la familia. Muchas son familias que están “socialmente formadas”, pero donde cada quien vive en lo suyo, sin interesarse realmente en lo que a otros integrantes les ocurra, este estilo de vida egoísta en el hogar promueve la próxima desaparición de la familia (divorcio o separación física). Se combinan alumnos con mediano (3 a 5 asignaturas reprobadas) y alto rezago escolar (adeudan seis o más materias) después de su primer año de bachillerato. Son adolescente que confían (junto con sus padres) en poder salir de su problemática académica gracias a las múltiples oportunidades de recuperación

que ofrece la institución: recursamientos, periodos de exámenes extraordinarios y principalmente los cursos intensivos y/o sabatinos.

Es un grupo familiar que va en notorio aumento, donde no se demuestran relaciones afectivas muy estrechas entre padres e hijos, los padres se preocupan por ser “proveedores” de bienes materiales pero de pocos bienes afectivos y, por lo tanto, los alumnos se preocupan por satisfacerlos aprobando las asignaturas, de cualquier modo, sin importar la calificación, se da un juego de engaño para no perder privilegios. Los padres consideran al Colegio como un medio para cuidar a sus hijos y comparten con sus hijos la meta de ingresar a la licenciatura gracias al pase reglamentado, pero descuidando los reglamentos de inscripción y la calidad en los aprendizajes; piensan que sus hijos son lo suficientemente maduros para hacerse responsables de su independencia. Los adolescentes consideran a la escuela como un medio para socializar y divertirse, cumpliendo con sus padres con el simple hecho de aprobar e ingresar a la licenciatura en la UNAM. La acción tutorial se concentra en tomar sus metas y tratar de incidir en el cambio de conducta, tanto de padres como de hijos, respecto de su visión hacia lo que es el aprendizaje comprometido, autónomo y regulado.

Sin Familia. Conformado por individuos donde el núcleo familiar duró poco o nunca existió (madres solteras resentidas, padres o madres abandonados y resentidos, hijos no deseados, hijos abandonados –que viven con cualquier familiar). Son adolescentes que “estudiaban” porque los “obligaban” sin comprender la finalidad del porqué y para qué del estudiar; al dejar de sentir la “presión y vigilancia de los responsables de su vida”, muestran falta de compromiso y responsabilidad, además de problemas de adaptación, conducta, valores y socialización, factores que nadie les enseño o nunca los practicaron en el entorno familiar. Lo anterior produce un gran rezago escolar (más de seis asignaturas reprobadas durante el primer año), ya que al no sentir la “presión” de alguien para que estudien, disfrutan de la “libertad” para tomar decisiones que les permite el Modelo Educativo del CCH, por lo que orientan sus acciones hacia el aspecto de socialización que se les ofrece. En general, no se puede hacer mucho sin la ayuda especializada y el interés personal real de superarse. Son canalizados al departamento de Psicopedagogía, al cual asisten poco o nada. Es un grupo familiar que va en

aumento, que no demuestra tener metas a futuro y que considera a la escuela como un medio para cuidar y entretener a los adolescentes, porque no saben qué hacer con ellos, delegan toda la responsabilidad en profesores y autoridades, esperando que éstos puedan “obligar” a los adolescentes a estudiar y portarse “bien” para que modifiquen su conducta agresiva o antisocial.

Ante el panorama anterior, durante las reuniones se pudo observar que la mayoría de padres e hijos tiene como meta compartida el ingreso a la licenciatura por el pase reglamentado, por lo que en las reuniones, tanto de padres de familia como de alumnos, se toma “su meta” como punto de apoyo de la labor tutoral y se le relaciona con la legislación universitaria, la cual indica que para que se les respete el plantel y carrera de su elección deben terminar el bachillerato en tres años y con promedio igual o superior a nueve (Reglamento General de Inscripciones, artículo 9), siendo notorio que la mayoría de alumnos y padres toman inmediatamente este aspecto como la meta principal por alcanzar. También ha sido de utilidad recordarles que el límite de tiempo para cursar los estudios de bachillerato, y no perder el pase reglamentado a la licenciatura, es de cuatro años (Reglamento General de Inscripciones, artículos 22 a 25), por lo que deben calcular bien su tiempo para evitar y/o disminuir su rezago escolar, transformándose también en una meta familiar compartida.

Mencionar durante las reuniones estos artículos de la legislación universitaria, ha tenido un efecto positivo en la disminución de materias reprobadas y en la búsqueda de calificaciones más altas por parte de los alumnos; así mismo, para algunos padres de familia les ha servido como un mecanismo de comunicación y revisión del desarrollo académico de sus hijos, al no confiar ciegamente en lo que ellos les dicen.

Padres y alumnos comparten el pensamiento de que realizaron una trayectoria de regular a buena en la educación secundaria, donde se confirma que las calificaciones y el promedio son muy importantes para ellos, ya que basan el conocimiento y aprendizaje de sus hijos en esos aspectos numérico, sin considerar la calidad de los aprendizajes que son calificados, los esfuerzos que demandó, ni las técnicas y los criterios de exigencia usados para otorgarlos. El promedio con que egresan de la secundaria crea una visión distorsionada de la realidad, de esta manera, los padres no

se explican cómo es que si sus hijos iban “tan bien” en la secundaria, ahora son evaluados “tan mal” y están sacando bajas calificaciones y reprobando, atribuyendo el rezago escolar de sus hijos al sistema CCH, donde se incluyen a profesores y autoridades, pero sin considerar que el éxito como alumnos ceceacheros depende en gran parte de su adaptación a su nuevo medio escolar, la disciplina ante el estudio y una preparación emocional para sortear los obstáculos que se les presenten en el entorno tanto escolar como familiar.

Es importante que la familia comprenda que aprobar la gran mayoría de las veces no implica aprender; esto es, no adquieren aprendizajes duraderos y de utilidad práctica, no se apropian de los conocimientos ni los integran en estructuras con sentido, sino que sólo los recordarán durante el tiempo necesario para después caer en el olvido. Enfatizando que cuando el alumno obtiene calificaciones sin el soporte de una formación real, lo único que está haciendo es complacer a los padres, es “salir del paso”, acción que muy pronto cobrará su precio cuando el estudiante ingresa a la licenciatura en la Universidad. Por lo que es importante que, padres e hijos, se pregunten que tanto están contribuyendo a formar parte de la cadena de negligencias que permitió que llegaran con deficiencias al bachillerato y que ahora permite que lleguen con más deficiencias al nivel de licenciatura.

De tal manera que tenemos que la familia vigila que se obtengan buenas calificaciones, pero descuida los aprendizajes, porque no sabe valorarlos. Los padres exigen buenas calificaciones y el alumno los complace, por lo que busca más aprobar que aprender. Ante lo cual, la siguiente meta a lograr en la acción tutorial, fue que la familia vigile los aprendizajes, ya que cuando estos se logran se obtiene como resultado buenas calificaciones. Esta meta debe ser planteada en forma conjunta padre-hijo, buscando establecer compromisos que favorezcan el desarrollo académico y la satisfacción personal. Es importante que las metas planteadas sean alcanzables, no aquellas que sean imposibles de lograr y que sólo favorezcan el “juego de la simulación” (Palacios, 2005: 61)

En las reuniones con padres de familia se enfatiza que ellos son los principales responsables de la educación de sus hijos y deben de estar al pendiente de su

desarrollo personal y académico, deben establecer vínculos de comunicación en todo el entorno familiar, deben asistir regularmente al Colegio a verificar la información proporcionada por sus hijos y, deben buscar apoyo especializado cuando se les informe de conductas de riesgo de sus hijos.

Así mismo, se promueve que la familia, junto con el alumno, establezca y cumpla: 1.

Plantearse un proyecto de vida, con la finalidad de que tengan bien claras sus metas y los resultados que desean obtener. Donde sea importante reflexionar sobre el rendimiento y desempeño escolar, sobre los fracasos y logros obtenidos en el año o semestre y los propósitos para el siguiente, no sólo en el aspecto académico sino también en el personal, con la finalidad de que tengan presentes algunas estrategias que los ayuden a mejorar su actividad estudiantil y personal.

2.

Valorar aspectos como asistencia, hábitos de estudio, trabajo en el aula, organización de tiempo, cumplimiento de tareas y preparación de exámenes, así como la deserción, indisciplina y conductas de riesgo (violencia, alcoholismo, drogadicción, embarazo)

Por otro lado, el rezago escolar que se observa al finalizar los dos primeros semestres, puede ser un reflejo de esa “inadaptabilidad” a las características académicas propias del CCH (aunado a sus antecedentes personales, académicos y de habilidades de estudio), donde se requiere que los padres y alumnos ya no se apoyen en la dependencia informativa y en la autoridad del profesor, sino que promuevan esencialmente la plena autonomía cultural de sus hijos. Para lograr lo anterior, se hace necesario que, tanto el alumno como sus padres, tengan pleno conocimiento que la finalidad del CCH es que el adolescente avance en su capacidad de apropiarse de la información, que sepa organizarla, criticarla, cuestionarla y evaluarla, esto es que se identifique como practicante del oficio de aprender; que sea un estudiante capaz de comprender el mundo en el que vive, de participar activamente en el mejoramiento de la sociedad y de emprender estudios superiores.

CONCLUSIONES 1. El compromiso que adquiere el alumno con su educación está estrechamente relacionado con su familia, la cual va a tener particularidades determinadas por su historia, sus relaciones, sus valores intergeneracionales, sus situaciones presentes y las características de sus miembros; además del contexto social y cultural en el cual vive. Donde los padres de familia deben asumir su compromiso y responsabilidad en la educación de sus hijos, por lo que deben estar al pendiente de su desarrollo personal y académico, estableciendo vínculos de comunicación en todo el entorno familiar.

2. Los alumnos y su familia deben asumir que su papel principal, cuando asisten al Colegio, es el de ejercer el oficio de ser estudiantes, con la finalidad de lograr una maduración y autonomía personal, que se logra al adquirir aprendizajes para la vida, donde la socialización es importante pero no lo único y principal.

3. La acción tutorial debe considerar diversos puntos de vista dentro del aspecto escolar en que se desenvuelven los estudiantes, donde el entorno familiar es un indicador del pasado académico de los estudiantes, de los conocimientos y habilidades que realmente posea, de su disponibilidad para el aprendizaje, de su adaptación al “nuevo” entorno escolar y del ambiente familiar en que se desenvuelve.

4. Es importante para el tutor averiguar cuáles son las expectativas de la familia cuando mandan a sus hijos al CCH y cuáles son las de los alumnos cuando asisten a clases. Si tienen metas u objetivos, si tienen un proyecto de vida, si reconocen sus habilidades, su nivel de conocimientos, sus actitudes y valores. Conocer las metas que comparten familia y alumno, permiten que el tutor actúe de una manera más efectiva en la formación integral del alumno.

REFERENCIAS

CCH. (2014). Lineamientos y prioridades institucionales para orientar los planes de trabajo de las instancias de Dirección y los proyectos del personal académico de tiempo completo de la Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades para el ciclo escolar 2014-2015. Gaceta CCH, suplemento especial número 5.

Fuentes, O. (2007). Los que llegan. El bachillerato ante los egresados de la escuela secundaria. Eutopía, CCH, UNAM, Segunda época, No. 1, 5-11.

Palacios, A. (2005). El perfil de ingreso de los alumnos, un nuevo reto para el Colegio de Ciencias y Humanidades. Eutopía, CCH, UNAM, No. 6 y 7, 59-64.

UNAM. (2014). Reglamento General de Inscripciones. México, UNAM.

Zarzar Charur, C. (2003). La formación integral del alumno: qué es y cómo propiciarla. México, FCE (Colección Educación y Pedagogía), Primera ed.

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