LENGUAJE SIMBÓLICO LENGUAJE DE LA NATURALEZA

Por el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov LENGUAJE SIMBÓLICO LENGUAJE DE LA NATURALEZA Obras Completas – Tomo 8 – I/5 OM-107-01– 4 Conferencias de 13

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Por el Maestro

Omraam Mikhaël Aïvanhov

LENGUAJE SIMBÓLICO LENGUAJE DE LA NATURALEZA

Obras Completas – Tomo 8 – I/5 OM-107-01– 4 Conferencias de 13

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Obras Completas Tomo 8 -1

LENGUAJE SIMBÓLICO LENGUAJE DE LA NATURALEZA 1/5

Relación 1er lote de 4 conferencias de 13 Palabras del Maestro EL LENGUAJE SIMBOLICO – I Del 30 de Diciembre de 1967

EL LENGUAJE SIMBOLICO – II Del 30 de Diciembre de 1967 - tarde

EL ALMA - I Del 1 de Abril de 1962º

EL SER HUMANO Y SUS DIFERENETS ALMAS Del 6 DE Abril de 1969

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PALABRAS DEL MAESTRO

“Para entender el mundo de los símbolos, se debe comprender primero lo que es una semilla. Tenéis una semilla, es minúscula, pero la plantáis en la tierra y un día se vuelve un árbol formidable. Los sabios del pasado constataron que por todos los sitios, tanto en la naturaleza como en el alma, se desarrollan los mismos procesos de desarrollo, y así comprendieron, ellos también, a condensar todo un árbol en una semilla. Esta semilla, es un símbolo. El Iniciado la planta en su cabeza, la riega a menudo, y cuando el árbol aparece, trabaja y se disfruta a la sombra de este árbol…. Después recoge las semillas, y todo empieza de nuevo…. La vida trabaja con estos símbolos y se manifiesta a través de ellos. Para penetrar la vida, debéis trabajar con los símbolos y, al revés, para descubrir los símbolos y comprender todo lo que contienen, debéis vivir la vida verdadera.”

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Conferencia del Maestro

OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Sèvres a 30 de Diciembre de 1967 Por la mañana

Tomo 8: Obras Completas

Lenguaje Simbólico Lenguaje de la Naturaleza

Capítulo XII

EL LENGUAJE SIMBÓLICO I Gracias a los símbolos el discípulo puede leer y descifrar el lenguaje de la naturaleza. Trabaja con los símbolos como el químico con las letras, que representan los diferentes cuerpos y elementos, o como el matemático con los números. Todo lenguaje es simbólico y sin los símbolos no podemos trabajar. En la música es indispensable conocer las notas que representan los sonidos, el pintor hace cuadros combinando estos símbolos que son los siete colores, e incluso las letras del alfabeto son símbolos. Todo es símbolo, todo es simbólico, las notas de música, las cifras o las letras. No podemos salimos del dominio de los símbolos porque son el lenguaje universal. En el mundo entero los sabios emplean las mismas cifras y las mismas letras sin las cuales no podrían comprenderse. Los músicos emplean las mismas notas y los pintores los mismos colores... Únicamente la escritura no es universal; muchos países tienen su escritura particular, pero quizá, un día, el mundo entero adopte la misma escritura, lo mismo que se ha adoptado el alfabeto latino en muchos países por razones de comodidad.

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La humanidad entera, pues, utiliza los símbolos; avanza, progresa y hace descubrimientos gracias a ellos, pero, cuando se propone a la gente otro simbolismo, el simbolismo esotérico, se horrorizan, no quieren aceptarlo ni comprenderlo. Pero, dentro de algún tiempo, el mundo entero lo aceptará, porque este simbolismo es el lenguaje universal que ha creado la naturaleza misma, y no los humanos. Los símbolos químicos son arbitrarios, las palabras y las notas musicales lo son igualmente, porque no existen en la naturaleza; el simbolismo esotérico es el único que corresponde a la naturaleza misma, a la estructura geométrica de la naturaleza. Es, por tanto, verdaderamente universal, porque es el reflejo absoluto de una realidad existente en la naturaleza, y no una invención. Todos los demás símbolos son invenciones; se han hecho universales porque los países han convenido entre ellos utilizarlos, pero no corresponden al lenguaje de la naturaleza. Las notas, por ejemplo, no existen en la naturaleza; son los hombres quienes las han inventado. Mientras que los colores existen, y las letras del alfabeto tienen también, más o menos, una correspondencia con la naturaleza, sobre todo el alfabeto hebreo. Las letras del alfabeto hebreo están construidas exactamente de acuerdo con una geometría que existe en la naturaleza; sólo que, para llegar a saber cómo está hecha cada letra y cuáles son sus correspondencias hace falta poseer toda una ciencia que a menudo no es revelada. Toda mi vida he trabajado con los símbolos, porque son ellos los que me dan satisfacción y plenitud; gracias a ellos puedo ir y venir a través de las cosas, hacer juegos malabares con ellas, infiltrarme por todas partes y comprender la Inteligencia cósmica. Si estudiamos al hombre, constatamos que todos sus miembros y sus órganos: los ojos, la nariz, la boca, la frente, las orejas, las piernas, las manos, el corazón, los pulmones, el bazo, los riñones y, sobre todo, los órganos sexuales, están construidos de acuerdo con una geometría absoluta, universal. Los Iniciados, que trataban, justamente, de descubrir un lenguaje universal, después de haber buscado por todas partes, después de haber observado y comparado, escogieron unas formas simbólicas que realizaban la síntesis de todo, que eran el resumen, la quintaesencia, el esqueleto de las

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cosas; y todo lo demás, la envoltura, lo dejaron de lado. Cuando quieren, por ejemplo, representar a un hombre, no se ocupan de los músculos, de la piel, de los nervios, y dibujan solamente una línea vertical (la cabeza y el tronco) y una línea horizontal (los dos brazos); a veces añaden abajo las piernas ¡como los niños!- y esto es el hombre: la cruz o el pentagrama. Insisto mucho en el lenguaje simbólico porque éste es el lenguaje más sintético, pero sé que no es fácil para vosotros manejaros con él. Es un dominio en el que se puede variar tanto, y presentar tas cosas de manera tan diferente, que los que no están familiarizados con estas formas de proceder las encuentran muy arbitrarias. Las correspondencias que yo descubro entre los diferentes planos son verídicas, pero todavía no puedo explicaros los caminos que recorro para encontrarlas. Cuando os explique, un día, lo coherente que es todo en la naturaleza, veréis que muchas de estas relaciones que os parecen arbitrarias son absolutamente justas y verídicas. De momento debéis aceptar las cosas y confiar en mí, porque no puedo explicároslo todo en un solo día, pero, a medida que estudiéis, veréis lo coherente que es todo. He meditado y contemplado tanto para comprender la estructura del universo que, en mi corazón, en mi espíritu, en mi alma, han venido a depositarse las figuras de los símbolos eternos, de los arquetipos; las he vuelto a encontrar exactamente tal y como son en el mundo causal. Si meditáis durante mucho, mucho tiempo sobre un problema, veréis que, en vuestra subconsciencia, o en vuestra supra-consciencia, se cristalizará una forma geométrica, un símbolo que corresponde absolutamente a la idea, al pensamiento, a la verdad que os preocupa. Así es cómo trabaja la naturaleza, y, como el hombre es un resumen, una condensación de la naturaleza, en el hombre también se cristalizan las cosas bajo forma de figuras geométricas o de imágenes. Así es, por otra parte, cómo pueden explicarse los sueños. Todavía no he encontrado esta explicación en los libros de psicoanálisis, porque, excepto Jung, que estudió verdaderamente las ciencias esotéricas, los

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psicoanalistas están lejos de ser Iniciados. En el ser humano hay una naturaleza que está relacionada con todo el cosmos, que vive y que vibra con el Alma cósmica, con el Alma universal, con todas las generaciones del pasado más lejano. Esta naturaleza del hombre está en contacto con todo lo que hay arriba, es decir, con el dominio de los arquetipos, de los principios, de las leyes, que pueden así reflejarse en ella bajo la forma de una figura geométrica, de un objeto simbólico. Si meditáis sobre ciertas verdades que se encuentran muy arriba, en el plano causal, se produce un movimiento en las profundidades del subconsciente y una forma simbólica aparece en vuestra consciencia. La respuesta a la cuestión que os planteáis puede aparecer así bajo la forma de un símbolo que debéis interpretar. De esta manera se explican los sueños, o incluso la clarividencia. Si fuese el hombre el que tuviese que encontrar la correspondencia exacta, nunca podría conseguirlo, porque hay miles y miles de símbolos, de imágenes, de combinaciones. ¿Cómo encontrar el símbolo, el color, la imagen que corresponden al miedo, a las dudas, a las sospechas, a la sensualidad, a la ira? No podríamos, nadie podría. Únicamente la naturaleza lo sabe, es algo matemático, automático: se presenta una imagen que corresponde absolutamente al vicio o a la virtud que estudiáis. Por eso, un día, los hombres se ocuparán de los símbolos, porque el símbolo es el lenguaje de la naturaleza misma; pero, de momento, es un lenguaje indescifrable. Diréis: "Sí, he leído libros sobre la interpretación de los sueños, sobre la oniromancia, etc." Yo no tengo confianza en estos libros, porque, a menudo, las interpretaciones no corresponden, son puras invenciones. Porque tal o cual persona soñó con una serpiente, o con un precipicio, o con un toro que la perseguía, y después le sucedió tal o cual cosa, generalizaron el significado de estas imágenes. Pero puede ser que, para otros, estos sueños no tengan el mismo significado. Es como para los medicamentos; si un médico ha curado a alguien, da el remedio a todo el mundo, pero no todo el mundo se cura. Diréis: "¿No hay, entonces, correspondencia absoluta?" Sí, hay una correspondencia absoluta, pero hay también una correspondencia individual. Hay que aprender, pues, la

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correspondencia absoluta, pero también hay que tener en cuenta la correspondencia individual, que presenta ligeras variaciones. El hombre es individual, particular, cada uno tiene una quintaesencia, o, si queréis, un perfume, una nota que le diferencia de todos los demás y que nadie más posee en todo el universo. Debemos encontrar, pues, esta correspondencia individual y no generalizar. Debemos saber que el ser humano está conectado con el cosmos, que pertenece al universo, como todas las demás criaturas, que está sometido a las mismas leyes y que presenta una semejanza con los demás hombres, pero que, al mismo tiempo, es él mismo, con su estructura, con su rostro, con su timbre de voz, con sus emanaciones... Ambos aspectos deben ser tomados en consideración por los médicos, los psicólogos y los pedagogos. En el fondo del ser humano existe, pues, una naturaleza que tiene la posibilidad de determinar instantáneamente cada cosa mediante una forma simbólica que está en correspondencia absoluta con ella. Un día habrá que estudiar este lenguaje simbólico. El mundo entero sueña, pero todavía no han llegado a darse cuenta de que las imágenes de los sueños son un lenguaje. Sin embargo, el lenguaje de las imágenes todavía no es el lenguaje simbólico absoluto. El lenguaje simbólico absoluto es geométrico. Las imágenes son todavía carne, piel y músculos. Los sueños son formas vestidas. Hay que ver los sueños en su forma esquelética, y, para ello, hay que ir mucho más lejos y buscar mucho más arriba, allí donde están completamente despojados, donde están reducidos a principios, a formas geométricas. Únicamente el lenguaje geométrico es el lenguaje universal que representa la quintaesencia de la sabiduría. Cuando hay imágenes, todavía es el plano astral, y los símbolos geométricos pertenecen al plano causal. Los cristales son el símbolo del plano causal, porque son la expresión de una geometría pura. Diréis: '¡Pero los cristales son del reino mineral, que es el reino más material, el reino inferior!" Sí, pero

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abajo es como arriba, y los cristales reflejan el mundo causal. Lo que hay más abajo, pues, los cristales, los metales, las piedras, reflejan el mundo más elevado, el mundo sublime. Ya os lo dije: abajo es como arriba, pero invertido De ahora en adelante prestad más atención a lo simbólico y tendréis unas posibilidades increíbles para descifrarlo todo ¡Cuántas cosas por profundizar! Hasta ahora la ciencia había descuidado este dominio de los símbolos, de los que sólo se ocupaban los esoteristas o los Iniciados; poco a poco empieza a descubrirlos, y se dará cuenta de que este dominio es de una riqueza increíble. Tomemos el ejemplo del hombre y de la mujer. Es la apariencia exterior la que hace que un ser humano sea definido como un hombre o una mujer. Pero, interiormente, cada hombre lleva a una mujer en él, y cada mujer a un hombre; cada ser es hombre o mujer según predomine el principio masculino o el principio femenino, pero el principio opuesto dormita dentro de él, y un día puede manifestarse. Vemos casos en los que una mujer se transforma en hombre, e inversamente. Eso prueba que el hombre contiene el principio femenino, y la mujer el principio masculino. Me detendré justamente en la representación de esta idea de que el ser humano contiene los dos principios. El hombre es activo, enérgico, voluntarioso; quiere dominar, batirse y dominar a los demás, representa un principio de poder y de emisión. Mientras que el principio femenino se manifiesta con la dulzura, la ternura, el encanto, la sensibilidad, la pureza y todo lo que es receptivo. Evidentemente, hablo en general; no vayáis a decirme ahora que conocéis a hombres de una sensibilidad enfermiza y a mujeres autoritarias que fuman, reniegan y se visten como hombres; las excepciones no me interesan, yo digo lo que son, en general, el hombre y la mujer. Y ahora, ¿por qué ante una mujer, los guerreros, los conquistadores, se vuelven dulces y sumisos? Fuera son terribles, pero ante una mujer depositan

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las armas y se arrodillan a sus pies. ¿Por qué? Porque sienten que las cualidades de esta mujer les faltan y que ella se las aporta. ¿Y por qué también las mujeres, que carecen de fuerza, de resistencia, de tenacidad, son atraídas, justamente, por los guerreros. Ahí tenéis a Marte y a Venus tal como se los representa siempre: un guerrero acompañado de una mujer. Éste es, justamente, el ideal de perfección: que el hombre sea fuerte y poderoso, pero que, en determinadas circunstancias, sepa manifestar la dulzura, la bondad, la compasión, como una mujer y que la mujer, por su parte, en vez de ser siempre enclenque, vulnerable, dependiente, sea capaz de mostrarse fuerte y resistente cuando haga falta. Saber polarizarse, a eso es a lo que quiero llevaros, para vuestro desarrollo y vuestro enriquecimiento interiores. Cuando el ser humano refleje los dos principios, entonces será libre y poderoso. Pero, comprendedme bien, yo no digo que el hombre y la mujer ya no deban casarse, ni siquiera frecuentarse, porque cada uno posea los dos principios. Digo, simplemente, que deben desarrollar todas sus posibilidades interiores para su mayor perfección. Esta verdad está resumida geométricamente en et sello de Salomón. El sello de Salomón está compuesto por dos triángulos entrelazados: uno con la punta dirigida hacia abajo, que representa el principio masculino, y el otro con la punta dirigida hacia arriba, que representa el principio femenino. El sello de Salomón es el símbolo de todos los seres que han llegado a desarrollar en ellos los dos principios masculino y femenino; tienen la fuerza y la dulzura, son andróginos, son perfectos. Evidentemente, los procesos son diferentes según se trate de un hombre o de una mujer. En el momento en que el hombre, que representa el triángulo vuelto hacia abajo, proyecta una luz hacia la Tierra, hacia la materia, este movimiento se refleja en el otro triángulo, en donde esta luz se proyecta hacia arriba en siete colores. Mientras que para la mujer, que representa el triángulo vuelto hacia arriba, el amor y la luz que ella proyecta hacia el Cielo vuelven hacia

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abajo, hacia la materia, y se reflejan en ella. Aunque sus energías hayan ido hacia Dios, hacia el Espíritu cósmico, la mujer inunda la materia y la reanima. Diferente en eso del hombre, que tiende hacia la materia para fertilizarla, la mujer inunda la materia de luz para protegerla, porque ella necesita protección. El hombre, es decir, el triángulo cuya punta mira hacia abajo, es tentado menos por el mundo Infernal, porque tiene la posibilidad de defenderse de él: la punta de su triángulo es como la punta de una espada que le permite expulsar los malos espíritus. Mientras que la mujer, cuya punta del triángulo está vuelta hacia arriba, no tiene nada abajo para defenderse, y el mundo subterráneo se infiltra, por tanto, más fácilmente en ella. Moisés, que sabía todo esto, no lo explicó bajo forma geométrica, sino con un relato. Contó que habla un Paraíso, un hombre y una mujer, y que la serpiente persuadió a la mujer, Eva, para que comiese del fruto del árbol. Pues bien, yo os explico la misma historia, pero geométricamente. El hombre y la mujer sucumbieron porque ninguno de los dos había realizado aún en sí mismo el sello de Salomón, pero fue en Eva donde lograron insinuarse, en primer lugar, los poderes maléficos simbolizados por la serpiente. Yo conozco este lenguaje geométrico, ¡y quizá un día os traduzca toda la Biblia en símbolos geométricos! La Biblia sólo está hecha de símbolos, pero de símbolos revestidos de carne y presentados como hombres y mujeres: Adán y Eva, Abraham, Isaac, Jacob... En realidad, no son sino figuras geométricas, números, pentáculos. Al principio no se ve por qué la tentación vino a través de Eva, y no por Adán, pero ahora podéis comprenderlo: Abajo, Eva no estaba defendida; abajo, el triángulo de la mujer no está defendido. Es necesario, pues, que la mujer desarrolle interiormente el principio

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masculino para que el mundo subterráneo no pueda penetrar en ella. (Ver el capítulo IX: "Por qué el hombre arrastró a los animales en la caída".)

¿Por qué son así las cosas? Porque la mujer representa la materia, y la materia se encuentra más próxima de las regiones subterráneas. Mientras que el hombre, que está más en el dominio de lo abstracto, en el dominio mental, se encuentra más alejado de ellas y es más difícil alcanzarle. Esto no significa que los hombres sean fuertes y las mujeres débiles, no, sino que la naturaleza del hombre y de la mujer es tal que las entidades subterráneas pueden penetrar más fácilmente en la mujer para que, a través de la mujer, el hombre sucumba, a su vez, y muerda el anzuelo. Los historiadores y los psicólogos lo saben bien. ¿Tal hombre hizo esto o aquello? Detrás de él encontramos siempre a una mujer que le influenciaba... Yo no digo que el hombre tenga más fuerza moral, no; el hombre y la mujer están prácticamente en un piano de igualdad, sólo son las funciones las que son diferentes Que durante siglos los hombres hayan ejercido su tiranía sobre las mujeres, eso es otra historia; en realidad, las mujeres son fuertes e inteligentes y ahora tienen mejores condiciones para probarlo. Sí, pero no les aconsejo que se tomen la revancha, porque les sucederán después otras desgracias. Un día, cuando se estudie el gran libro de la naturaleza, se comprenderá que éste se expresa con símbolos. Como os dije, a menudo, cuando reflexiono sobre ciertos problemas, la respuesta se condensa bajo la forma de un símbolo... por ejemplo, el círculo de la serpiente que se muerde la cola, aunque, en apariencia, mi meditación no haya tenido ninguna relación con esta imagen. De esta manera he comprendido que los símbolos que los Iniciados nos han transmitido no fueron inventados por ellos, sino que eran la respuesta que les daba la naturaleza, una respuesta condensada, cristalizada, despojada, reducida solamente a lo esencial.

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Existe un gran número de símbolos, pero, en realidad, se reducen a unos pocos que resumen a todos los demás. En mi cabeza hay muy pocos símbolos, pero cada uno de ellos resume miles de otros. Por ejemplo, un símbolo geométrico resume otros miles de símbolos en todos los dominios: técnico, científico, social, político, moral, psicológico, artístico, místico. Hay muy pocos símbolos geométricos, alrededor de una decena. "Esto es muy poco", diréis. Sí, ¡pero qué profundidad hay detrás de estos símbolos! Y, cuando me veis hacer juegos malabares con estos símbolos: el pentagrama, los triángulos, el círculo, la cruz o el cuadrado... no os extrañéis, no procedo arbitrariamente, respeto su significado real. 2 Pero, para llegar a esto, para llegar a tener una noción justa de cada símbolo he necesitado años de trabajo y de meditación. Para mí hay un símbolo que considero por encima de todos los demás y que los contiene todos: el círculo con el punto central. Muchos encontrarán que ahí no hay nada que descubrir, pero, para mí, este símbolo es todo el universo con Dios en su centro. Harían falta miles de años para agotar todo lo que contiene. . Este símbolo es también la célula, con la membrana, el protoplasma y el núcleo; y, como la célula es el principio de todo, puesto que todos los seres vivos están constituidos por células, pues bien, todo el universo, los humanos, e incluso el sistema solar, pueden explicarse con este símbolo. ¡Cuántas veces, después de ciertos trabajos, de ciertas meditaciones, este símbolo del círculo con el punto se presentaba delante de mí! No era yo el que lo imaginaba, sino esta inteligencia de la naturaleza en mí que lo preparaba y me lo mostraba No os extrañéis si, de ahora en adelante, insisto en este lenguaje simbólico que es el único lenguaje universal, el más rico, el más verídico. Si no lo tomáis en consideración nunca os haréis una idea de la Unidad, del Todo; nunca conoceréis ni el universo, ni el ser humano, nunca encontraréis el sentido de la vida, porque todo estará siempre disperso, separado, aislado, como sucede en mucha gente. En su cabeza todo está dislocado y no ven las ramificaciones, las conexiones que existen entre una cosa y otra, entre una

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criatura y otra, no ven las fuerzas que circulan, no ven que el universo es una estructura única donde todo es coherente. En todas mis meditaciones, en todas mis contemplaciones, he tratado, durante años, de subir muy arriba para abarcar el mundo con una sola mirada, para descubrir un método de síntesis que me permitiese percibirlo como una unidad, y me presentaron un cono. La proyección geométrica del cono es el círculo y su centro €, por eso considero esta figura como el símbolo del universo. El punto central es, para mí, la cima que lo mantiene y junta todo, y, desde esta cima, puedo ver en una misma construcción al ser humano y a la vida en todas sus manifestaciones. Todos aquéllos que han visto los mismos símbolos nunca se contradicen. Cuando leemos el Apocalipsis, por ejemplo, constatamos que San Juan tuvo la misma visión que Ezequiel. ¿Cómo es posible? Hicieron la misma experiencia, y otros pueden hacerla también después que ellos. Una minoría de sabios y de Iniciados han visto siempre las mismas cosas; la multitud de necios e ignorantes es la que ve cosas diferentes y, como en la torre de Babel, ya no se comprenden entre sí. Cuando todos empiecen a vivir la vida divina, entonces descubrirán los mismos símbolos que constituyen la verdadera ciencia y llegarán a las mismas verdades. De momento, todos luchan los unos contra los otros, con filosofías diferentes, con opiniones diferentes, y el Reino de Dios no vendrá nunca, precisamente a causa de estas disensiones El mundo es una torre de Babel porque los hombres no han aceptado el lenguaje universal. Hace falta un lenguaje universal, una ciencia universal, la ciencia de los símbolos. ¿Está más claro ahora? ¿Habéis comprendido el significado de los dos triángulos? ¡Pero cuántas cosas quedan aún por decir!... Al amar lo que está abajo, por ejemplo a la humanidad, proyectáis vuestro amor hacia arriba, hacia el Cielo, hacia Dios; y al amar a Dios, al buscarle, todo se ilumina abajo, y es en la materia, en el mundo, en la humanidad, donde se producen grandes resultados. Esto es lo que

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revelan los triángulos. Todavía no os lo he dicho todo, pero, de momento, contentaos con lo esencial.

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Conferencia del Maestro

OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Sèvres a 6 de Abril de 1969

Por la tarde Tomo 8: Obras Completas

Lenguaje Simbólico Lenguaje de la Naturaleza

Capítulo XII

LENGUAJE SIMBOLICO II Esta mañana os dije que, si el hombre se concentra meditando para encontrar la respuesta a un problema que le preocupa, puede ver aparecer esta respuesta en su consciencia como una imagen o una forma geométrica. Os diré ahora cómo, siguiendo el camino inverso, podemos encontrar, a partir de un símbolo, las ideas y las verdades que éste concretiza. Tomando como punto de partida un símbolo determinado, los Iniciados consiguen elevarse hasta la contemplación de este símbolo en el mundo de los arquetipos al que pertenece; y, entonces este símbolo, que produce en su alma una multitud de movimientos y de vibraciones, hace aparecer en su consciencia todo el mundo de ideas y de imágenes que nacen naturalmente alrededor de cada símbolo. Así es cómo los Iniciados se sumergen, nadan, beben y se alegran en este mundo de símbolos. El símbolo puede ser, pues, un punto de partida que permite volver a encontrar el mundo que él resume. Esto es lo que explica que existan en la Ciencia esotérica tantas figuras y pentáculos. Para los Iniciados, son medios para volver de nuevo a estas regiones de las que

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el símbolo es el resumen, para conectarse con ellas y saborear su existencia. Un pentáculo es una representación, una imagen, que permite a aquél que la contempla, al que medita con ella, o que la lleva como un talismán, entrar en comunicación con las regiones y las entidades que le corresponden. A menudo se han burlado de los talismanes y de los pentáculos diciendo que no eran más que garabatos incomprensibles. Son los ignorantes los que se burlan; los Iniciados no eran lo suficientemente estúpidos para fabricar tales objetos, si no hubiese habido ninguna realidad detrás de ellos. Trabajaban con ellos para proyectarse muy arriba y desencadenar fuerzas. ¡Cuántas veces os he hablado de la semilla! Tenéis una semilla minúscula, la plantáis, y un día se convierte en un árbol formidable. En el pasado, los sabios vieron que, por todas partes en la naturaleza, en el alma y en los pensamientos, se desplegaba el mismo proceso de desarrollo, y condensaron, ellos también, todo un árbol en una semilla. ¿Qué es una semilla? Es un símbolo, un talismán, un pentáculo, que resume todo un mundo. El iniciado la planta en su cabeza, la riega a menudo, y el árbol aparece; entonces, el Iniciado trabaja y se alegra a la sombra de este árbol, y, después, recoge las semillas y todo empieza de nuevo... El mundo de los símbolos es el mundo de la vida. La vida trabaja con símbolos y se manifiesta a través de ellos; cada objeto es un símbolo que contiene la vida. Para penetrar la vida hace falta trabajar con los símbolos, e inversamente, para descubrir los símbolos y comprender todo lo que éstos contienen, hay que vivir la verdadera vida. Diréis: "Pero ¿para qué sirve un símbolo?" Os preguntaré yo: "¿Y para qué sirve una semilla?" Es imposible transportar un árbol y todo un bosque, pero es posible transportar las semillas. Los símbolos son, pues, unas semillas que podéis plantar; de esta manera, trabajáis con una decena de símbolos y poseéis todas las ciencias. Es imposible transportar por todas partes con vosotros todos los libros y todas las bibliotecas de la humanidad, pero, con algunos

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símbolos en vuestra cabeza, podéis hacerlo, porque todos los libros están resumidos en algunos símbolos. En la astrología, por ejemplo, encontramos un pequeño número de símbolos: 12 signos del zodiaco, 12 casas, 10 planetas, y algunos aspectos, eso es todo, pero, para descifrar y explicar el significado de estos símbolos astrológicos y de sus combinaciones, se necesitarían miles de volúmenes Los Iniciados, que lo observaron todo en la naturaleza, las semillas, las plantas, las flores, las hortalizas, los árboles, las cortezas, los troncos, encontraron en ella signos extraordinarios. Incluso en las piedras encontraron unos símbolos a los que llamaron gamahae. ¿Nunca habéis oído hablar de los gamahae? Es algo muy interesante. Yo tengo en mi casa una piedra de un color muy bello con un triángulo equilátero en el interior. Nadie ha podido introducirlo allí, es la naturaleza misma la que ha trabajado de esta manera. Estos son los llamados gamahae: imágenes, signos impresos en una piedra, en un tronco, en un árbol, en un hueso. Muchos ocultistas se ocuparon de ellos, incluso Paracelso ¡Cuántas cosas extraordinarias descubren los que trabajan en las minas! Pero no pueden comprenderlas. ¿Cómo pudo entrar el símbolo en una piedra? No es el ser humano el que pudo fabricarlo. Hay incluso símbolos que aparecen en el cuerpo de los hombres, en la corteza de los árboles, por todas partes, porque la naturaleza tiene las posibilidades de imprimir o de proyectar símbolos y signos en el interior de los objetos. Si cortáis transversalmente una manzana, descubriréis también un pentagrama perfectamente regular. ¿Qué significa esto? Y. si la cortáis en el otro sentido, observáis un parecido sorprendente con el sexo de la mujer. Podéis distraeros así, cortando toda clase de frutas, de verduras y de plantas, para ver, para reflexionar. Incluso una col, cortad una col... Todo en la naturaleza tiene un lenguaje. Yo he visto plantas exóticas que contenían unos símbolos extraordinarios. Filmé, además, un cactus que presenta los dos principios masculino y femenino muy bien dibujados. Entre los mariscos encontramos también los dos principios. Hacía ya mucho tiempo

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que había observado que los mejillones tienen, incluso en los detalles, la forma del principio femenino, y un día me trajeron de estos mariscos que se llaman navajas, y que representan el principio masculino. Es extraordinario ver cómo la naturaleza ha trabajado por todas partes con estos dos símbolos de los principios masculino y femenino. Por todas partes no se ve otra cosa que estos dos principios, toda la naturaleza está ahí para recordárnoslos. Os voy a revelar ahora algo muy importante sobre este tema. A veces ocurre que algunos hermanos y hermanas se quejan de que, durante sus meditaciones, son asaltados por ciertas imágenes, por imágenes sexuales, claro, que, según dicen, les dan la impresión de estar medio locos. No tiene nada de extraño que se presenten esta clase de imágenes; como os expliqué esta mañana, cada tema sobre el que meditáis puede reflejarse en el subconsciente bajo la forma de una imagen, de un símbolo, y no es porque ahora hayáis caído sobre los símbolos de los principios masculino y femenino que tengáis que hacer locuras. Simplemente, sólo habéis hecho la mitad del trabajo: la imagen ya está ahí, pero ahora tenéis que hacer la otra mitad del trabajo, siguiendo el proceso inverso, es decir, a partir de esta imagen que se ha cristalizado en vosotros, debéis tratar de alcanzar el mundo divino: maravillaros del poder, de la sabiduría de Aquél que ha creado estas cosas, admirar, dar gracias... La naturaleza sabe muchas cosas y trabaja fielmente; no hay nada malo en la naturaleza, no hay que reprocharle nada. Pero un discípulo, que sabe como ella trabaja, no se deja turbar, ni asustar. Evidentemente, existen símbolos y talismanes para evocar a las fuerzas tenebrosas. Así es como algunos, por ejemplo, que no han tenido una ciencia o una voluntad suficientes para ir hasta la cima, se han abandonado a las fuerzas diabólicas y han utilizado imágenes y símbolos para invocar y atraer entidades infernales. Pero es inútil hablar de eso, porque en la Fraternidad Blanca Universal no se enseña cómo utilizar los símbolos para conectarse con las regiones infernales, sino cómo trabajar solamente con las fuerzas positivas y luminosas, con los símbolos que atraen las corrientes benéficas.

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Diréis: "Sí, pero nos han dicho que los órganos genitales eran diabólicos y que había que evitar, sobre todo, pensar en ellos" Pues bien, eso no corresponde a la verdad, son invenciones de gente que no conocía gran cosa. Los órganos genitales no son diabólicos, ¡son divinos! Pero hay que saber cómo considerarlos. Si vuestro pensamiento cae sobre estas imágenes, en vez de quedaros en ellas hasta perder el equilibrio y la luz, debéis tomarlas como punto de partida para, desde ahí, elevaros hasta la Divinidad que ha creado y formado estos órganos Entonces, todo un mundo nuevo se revelará a vosotros, descubriréis todos los poderes de la Madre Divina y del Padre Celestial: nadaréis en el gozo y en la beatitud y nunca habrá consecuencias desastrosas. ¡Todo está en la forma de trabajar y de pensar! Como acabamos de ver, hay dos procesos inversos: la condensación y la dilución. Podéis condensar las cosas hasta reducirlas a unas líneas o a una semilla, pero podéis también desarrollarlas y amplificarlas hasta abarcar todo el universo El discípulo debe ahora ejercitarse en estos dos dominios: condensar y, después, diluir; cristalizar, simbolizar, y, después, introducir la vida, hacerla crecer y circular... Son, si queréis, los dos procesos "Solve et Coagula": disolver y condensar. Si queréis ver las cosas en todo su esplendor, en toda su extensión y en toda la finura de su materia, las diluís hasta el infinito, hasta que ya no las veáis, hasta hacerlas desaparecer en la eternidad, y esto es Solve. Después, si queréis verlas de nuevo, hacerlas aparecer, las condensáis, y esto es Coagula. Eso es también lo que se llama la vida y la muerte. Sobre este tema añadiré que un fenómeno que se produce en un plano a menudo se lo considera como un fenómeno inverso en otro plano. Por ejemplo, cuando os despertáis, por la mañana, nacéis aquí, en el plano físico, pero morís en el plano astral; e inversamente, cuando os dormís aquí, morís en el plano físico, pero nacéis en el plano astral. Os dije también que, cuando el niño viene a la Tierra,

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nace aquí, pero muere en el otro lado; aquí se le recibe con cantos y con músicas y, en el otro lado, lo acompañan en el entierro. Inversamente, cuando el hombre muere aquí, le acompañan con marchas fúnebres, con llantos y vestiduras negras, y. en el otro lado, se le recibe con fanfarrias, porque dicen: "¡Por fin vuelve!" Evidentemente, si se ha conducido en la Tierra como un tunante, no lo reciben allí con flores; a veces también sucede que ciertos niños son acogidos por sus padres sin grandes muestras de contento: un padre está furioso, porque es una chica y él quería un chico, etc. Pero se trata de casos particulares y yo os hablo en general. Debéis, pues, saber que lo que es la vida en una región es la muerte en otra región. De la misma manera, cuando aquí es Solve, es Coagula en alguna otra parte. Lo que desaparece aquí, aparece en otra parte. Pero vuelvo a lo que os decía al empezar. Lo mismo que el mundo divino del pensamiento puede cristalizarse en unos símbolos, diluyendo estos símbolos, es decir, resucitándolos y vivificándolos en nuestra alma, podemos descubrir y extraer todas las riquezas que contienen. Cuando Pitágoras quería probar a aquéllos que deseaban convertirse en discípulos suyos, les metía en una habitación, sólo con un poco de agua y un pedazo de pan, y les daba un símbolo a descifrar: un triángulo, o un círculo, por ejemplo... Sabía que, si conocían los métodos, podían elevarse hasta muy arriba y ver la correspondencia de un símbolo en el mundo de las ideas. Pitágoras daba también una importancia primordial a los números, no a los que nosotros utilizamos, sino a los números que están arriba, en el mundo divino. Cada número corresponde a unas fuerzas que trabajan en el universo. Pitágoras nunca dijo que los números eran divinidades, no, le comprendieron mal, los números no son divinidades, sino que representan a divinidades. Para mi trabajo, me he quedado con el número 1, éste es el que me interesa. El número 1 representa el principio divino. Únicamente existe el número 1. ¿Y

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los demás? Forman parte de este número 1, y, si lo profundizamos, si lo estudiamos en todos los dominios, conoceremos todo lo demás... Simbólicamente, el número 1 lo contiene todo: representa a Dios mismo, que se polarizó después para convertirse en el 2 Después, los dos principios se juntaron para producir el 3, el hijo; y después, otro hijo aún, y es el 4, la familia completa: padre, madre, hijo e hija. Los números siguientes, 5, 6, 7... pertenecen a otro sistema. Podemos, pues, detenernos en el número 4, porque todo está ahí, y Pitágoras, que conocía esta ciencia, había dispuesto los cuatro primeros números de manera que formasen la figura simbólica que llamaba tetractys, a la que consideraba como el símbolo más sagrado. ( Ver capítulo XI: "El Espíritu Santo") Sumados, los 4 primeros números dan 10. En efecto, 1 + 2 + 3 + 4 = 10. Puede pareceros ésa una extraña aritmética, pero los Iniciados tienen reglas que no tienen relación alguna con las matemáticas ordinarias. No os diré hoy por qué había que sumar 1 + 2 + 3 + 4, porque la aritmética y la geometría son las ciencias más abstractas, y encuentro que, por el momento, debéis todavía trabajar sobre vuestra manera de vivir, sobre vuestros pensamientos, vuestros sentimientos, vuestros gestos, vuestra actitud, para aprender a vivir la vida colectiva, fraternal. Algunas enseñanzas espirituales sólo facilitan a sus miembros símbolos y abstracciones, sin que haya entre ellos intercambios fraternales. Si os sumergís solamente en las ciencias abstractas, no creo que tengáis después el deseo de ser fraternales, de vivir la vida colectiva, de tener mucho calor en vuestro corazón... Vais a alejaros, a aislaros, a desecaros, porque a eso es a lo que llevan las abstracciones: ¡a convertirse en esqueletos! En el organismo está el esqueleto, pero también la carne, y, a veces, justamente preferimos la carne, es más agradable de acariciar. Los huesos, ¿sabéis?... Los hay, claro, que meten esqueletos en sus armarios para estudiarlos, pero nunca he visto que abrazasen a un esqueleto, o que le diesen caricias; un esqueleto no inspira esta clase de sentimientos. Mientras

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que un ser de carne... ¡es extraordinario el deseo de echaros inmediatamente sobre él para abrazarlo! ¿Por qué se dice "carne y huesos"? Porque son dos cosas diferentes. Los huesos son los números; así pues, conocer los números es conocer los esqueletos. Y, si los revestís con todas sus propiedades, con todas sus cualidades y con todos sus matices, se convierten de un solo golpe, ante vosotros, en seres que bailan, que cantan, que hablan, que trabajan y que crean. Pero debéis ser capaces de revestirlos con carne, y eso es, justamente, lo que los Iniciados llegan a hacer con las cosas: vestirlas y desvestirlas. Ocupémonos pues, en primer lugar, de lo que está vivo, y después nos ocuparemos del esqueleto. Si el esqueleto está escondido debajo de la carne, ello prueba que todo lo que es número, osamenta, armazón, es decir, todo lo que está oculto, es para los Iniciados; para los demás está la apariencia. Esto es algo simbólico, claro. El sistema óseo es también mucho más resistente que la carne, lo que prueba que la carne está relacionada con el tiempo, con todo lo que es cambiante y efímero, mientras que los huesos están relacionados con la eternidad. Evidentemente, los huesos no duran eternamente, pero son el símbolo de lo que es estable, de lo que resiste al tiempo. La carne, en cambio, no puede resistírsele, está en el tiempo ¿Por qué se representa siempre a Saturno como un esqueleto que lleva una hoz? 7 Porque Saturno es el tiempo, pero también la eternidad. La hoz de Saturno es el tiempo, que lo destruye todo, que lo siega todo, y su esqueleto es aquello que resiste al tiempo, es la eternidad. ¿Cómo puede Saturno representar, a la vez, el tiempo y la eternidad? Porque la eternidad, en tanto que principio, no tiene ni principio ni fin, pero está hecha de parcelas, de momentos múltiples, y estas parcelas de eternidad, esta sucesión de acontecimientos, de vibraciones, de palpitaciones y de oscilaciones, es el tiempo. La eternidad está hecha de la reunión hasta el infinito de estas parcelas de tiempo. Aunque la eternidad no tenga ni principio ni fin, está hecha de algo; está hecha de una sustancia, y esta sustancia es el tiempo. Evidentemente, no es de esta manera como los físicos y los filósofos hablan

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del tiempo; lo que ellos dicen os parecerá mucho más profundo y científico, pero yo os hablo así para que me comprendáis bien La noción de tiempo es inseparable de la noción de espacio; el espacio es la extensión, y la extensión está formada de materia. La materia es al espacio lo que las fracciones de tiempo son a la eternidad El espacio, pues, está lleno de materia, de una materia que nosotros no conocemos, de una materia tan sutil, que nosotros no la vemos. El espacio es una sustancia, y allí donde ya no hay esta sustancia, ya no hay espacio. Lo mismo que la eternidad, el espacio no tiene límite, es el infinito que no tiene ni principio ni fin, el círculo cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna. Así pues, el espacio, la extensión, el infinito, están hechos de materia, y cada pequeño grano de materia representa una fracción de espacio, una dimensión del espacio; y para tener una idea de este espacio infinito, hay que suponerlo lleno de materia, de partículas de materia. Un mundo quiere manifestarse y, de repente, en este espacio que creíamos vacío, hay partículas etéricas que se juntan, que se condensan, y aparecen estrellas. No hay espacio vacío; el espacio y el vacío son incompatibles. Las partículas del espacio son como el tiempo en la eternidad ¿Qué debéis hacer si queréis que no haya más tiempo ni espacio? Hay que acelerar el movimiento de las vibraciones. Estáis tendidos en el bosque y miráis el cielo, que es perfectamente azul y límpido; pero, he ahí que, de vez en cuando, aparecen nubes, velos... Si supieseis cómo relacionaros con las criaturas del aire, los silfos, y les pidieseis que os explicasen lo que representan estos fenómenos, os dirían: "Nosotros jugamos, trabajamos, queremos mostrar cómo fue hecha la creación, por condensación" Si, así es cómo Dios formó los mundos; después, los hace desaparecer. ¿A dónde van? Siguen ahí bajo otra forma, pero no los vemos. Se produce un movimiento más rápido en las partículas y la materia ha desaparecido, pero, si el movimiento se ralentiza de nuevo, la materia se condensa de nuevo y vuelve a ser visible. Así pues, cuanto más ralentizáis el movimiento, más os materializáis, más os cristalizáis y os acercáis al estado de las piedras. Y,

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cuanto más aumentáis las vibraciones de vuestras partículas, más inmateriales os volvéis, más etéricos, más sutiles. Todo está en el movimiento. Un día llegarán incluso a cambiar los elementos y la forma de los objetos cambiando solamente el movimiento de los electrones. Éste es el gran secreto, la llave, la varita mágica. Estáis sumidos, por ejemplo, en una gran tristeza, pero si llegáis a cambiar interiormente el movimiento de vuestras partículas, todo cambia instantáneamente: el rostro, la mirada, la sensación; sois felices, estáis distendidos... Es porque habéis acelerado el movimiento de vuestro pensamiento, de vuestra alma y de vuestro corazón. Observad una peonza: mientras gira rápidamente, se mantiene sobre un punto, pero, si se ralentiza, acaba cayéndose; y cuando las imágenes y los objetos pasan ante vuestros ojos con una gran rapidez, cambian de forma. El movimiento, pues, es la base de todo, y, un día, los sabios trabajarán solamente con el movimiento para llegar a transformarlo todo. La forma es un resultado del movimiento de las partículas que la componen. Imprimimos tal movimiento, y se produce tal forma. Si profundizase en el movimiento para deciros cuál es el factor, cuál es la inteligencia que produce el movimiento, y con qué fin, estaríais asombrados. Gracias at movimiento podéis también cambiar el tiempo y el espacio, por ejemplo, para vivir toda una eternidad en unos segundos, o poner el universo entero en una cascara de avellana. Si pudieseis viajar con la rapidez de la luz, conoceríais en el mismo instante el pasado, el presente y el futuro. Y, de la misma manera, si pudieseis entrar en la cuarta dimensión del espacio, las medidas serian diferentes, porque el movimiento sería diferente, y podríais encontraros de repente en una decena de lugares a la vez: aquí, al otro lado del mundo, y en otro planeta. Es posible... El tiempo y el espacio dependen del movimiento. Así pues, si insisto siempre pidiéndoos acelerar el movimiento de vuestros pensamientos y de vuestros sentimientos, es, justamente, porque en esta aceleración se encuentra el secreto de la vida. La vida no es otra cosa

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que un movimiento constante, una vibración constante, y la muerte es el cese de este movimiento.3 Podemos observar también estos fenómenos con la Luna creciente y la Luna decreciente. Durante el periodo de Luna decreciente, la vida se ralentiza y somos más perezosos, estamos más somnolientos; pero, durante el periodo de Luna creciente, el movimiento aumenta y la vida vuelve a ser intensa. Algunos dirán que no sienten la diferencia. Quizá no la sientan, pero esta diferencia existe. Siempre hay un cambio, una oscilación, porque, si no. sería la muerte. Mientras estéis vivos, hay cambios. ¿Veis?... Hemos empezado con los pentáculos y los gamahae, ¡y mirad a dónde nos hemos ido! Necesitaría horas para mostraros la riqueza del lenguaje de los símbolos. Los humanos todavía no han aprendido a profundizar las cosas, a verlas con todas sus conexiones y ramificaciones; en su cabeza todo está descosido, separado, aislado, y esto no es científico. La verdadera ciencia encuentra las afinidades magnéticas, eléctricas o mágicas. La verdadera ciencia está viva, es decir, todo funciona en ella como en un organismo. Si estas conexiones ya no existen, deja de haber vida La vida tiene eso de particular: que todo en ella está perfectamente ensamblado y dispuesto, que cada cosa está en su sitio, funcionando en conexión con las demás. Cuando la conexión se rompe, sobreviene la muerte. Por eso yo saco esta conclusión: cuando el discípulo se ejercita en encontrar las afinidades y las correspondencias entre las cosas, cuando llega a descubrir que la cohesión del universo entero descansa, justamente, en estas correspondencias, se vivifica. Diréis: "¡Pero si ya estaba vivo!" 1 No, eso no es vida, es vitalidad, es solamente una vida vegetativa. Claro que come, bebe, gesticula, pero la vida tiene grados, y el hombre no conoce aún los grados superiores de la vida 4 El discípulo conoce la verdadera vida cuando ha empezado a comprender las correspondencias lejanas, imperceptibles, sutiles, etéricas, que existen entre cada cosa y cada criatura del universo. Sí, mis queridos hermanos y hermanas, retened esta nueva verdad verdaderamente verídica: que cuando empecéis a comprender las relaciones de cada cosa con todo el universo, la vida aumenta en intensidad

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y en esplendor. Y la vida que aumenta en intensidad y en esplendor aporta ya las bendiciones de la luz, de la riqueza, del saber, de la paz, del amor y hasta de la fuerza. Esta vida lo contiene todo.

Centre

OMRAAM Institut Solve et Coagula Reus

Conferencia del Maestro

OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Sèvres a 1 de Abril de 1962

Tomo 8: Obras Completas

Lenguaje Simbólico Lenguaje de la Naturaleza

Capítulo 1

El Alma Pregunta: "Maestro, ¿puede decirnos lo que es el alma?" Para responder a su pregunta, empezaré habiéndoos de las diferentes maneras con las que algunas religiones y sistemas filosóficos han tratado de explicar al ser humano, distinguiendo en él diferentes principios. Los hindúes lo dividen en 7, y los teósofos adoptaron esta división. Los astrólogos lo dividen en 12, en correspondencia con los 12 signos del Zodiaco, y los alquimistas en 4, en función de los 4 elementos. Los cabalistas escogieron el 4 y el 10, los cuatro mundos y los diez sefirots. En la religión de los antiguos Persas, el mazdeísmo, y después el maniqueísmo, el hombre es dividido en 2, según los dos principios del bien y del mal, de la luz y de las tinieblas, Ormuz y Ahrimán. En oposición a esta teoría, algunos afirman que el hombre es una unidad indivisible. En cuanto a los cristianos, a menudo lo dividen en 3: cuerpo, alma y espíritu; y nosotros también, dentro de un rato, volveremos a esta división trinitaria. Añadiré aún que ciertos esoteristas escogieron la división en 9 porque repiten el 3 en los 3 mundos, físico, espiritual y divino. ¿Dónde está la verdad? En todos. Depende del punto de vista con el que consideremos al hombre. Sea 1, 2, 3, 4, 7, 9, 10 ó 12, todos están en la verdad. Podemos incluso ir más allá y dividirlo en 3 veces 12, es decir, en 36, y también en 2 veces 36, es decir, en 72, e incluso en 2 veces 72: 144. 36 - 72 - 144, es el orden en el que estos números

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se estudian en la Cábala, y es significativo. Pero podemos observar que el número que sale más a menudo es el 3: 3 veces 3 = 9; 3 veces 4 = 12; 3 veces 12 = 36, etc. 36, son los 36 genios; 2 veces 36 = 72, son los 72 nombres de Dios, la Schem Hameforasch. Se dice que el que conoce estos 72 nombres de Dios puede dar órdenes a todos los genios planetarios... 1 Los cabalistas y los Iniciados no escogieron todos estos números al azar. Tomemos, por ejemplo, el número 72. El punto vernal retrograda un grado cada 72 años, y 72 es también el número de latidos del corazón por minuto; y hasta podemos constatar que la norma del ritmo respiratorio es de 18 respiraciones por minuto, y 18 es, justamente, la cuarta parte de 72... En el movimiento de las estrellas y de los planetas, en la sucesión o la repetición de numerosos fenómenos de la naturaleza, los sabios del pasado observaron una cierta regularidad, es decir, ritmos que se traducen en números. Estos números, extremadamente significativos, los utilizaron para exponer ciertas ideas y, según el aspecto que querían presentar, utilizaban tal o cual número. Yo procedo de la misma manera. A menudo, por comodidad, divido al hombre en 2; la naturaleza inferior, o personalidad, y la naturaleza superior, o individualidad, porque esta división facilita la comprensión de ciertos problemas. Para otras explicaciones escojo la división en 3, o en 6, o en 7, si éstas me parecen más claras para vosotros. Estas divisiones son solamente unos medios más cómodos para presentar tal o cual aspecto de la realidad. Ninguna contradice la otra, porque cada una es verdadera dependiendo del punto de vista. Podemos dividir al hombre en tantas regiones como queramos. Fijémonos, por ejemplo, en lo que hacen los anatomistas: en una lámina ilustrada presentan solamente el sistema óseo, el esqueleto; en otra solamente el sistema circulatorio, con las arterias, las venas, los capilares; o bien el sistema muscular, o el sistema nervioso, etc. Siempre se trata del hombre, pero presentado cada vez bajo un aspecto diferente, porque le es imposible al intelecto captarlo en su conjunto. Y los geógrafos también, cuando hacen mapas no presentan al mismo tiempo todos los aspectos de un país. En los mapas físicos se indica la red hidrográfica, las montañas, las llanuras..., en los mapas geológicos la naturaleza de tos terrenos..., y hay también mapas económicos, mapas políticos, etc. En todos los dominios sucede lo mismo. Así

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pues, exactamente como los anatomistas, o los geógrafos, los Iniciados se sirven también de ciertas divisiones, según el aspecto que quieren ilustrar. Sin embargo, para explicar lo que es el alma podemos empezar considerando la división en 7, la de los hindúes y los teósofos. Os diré, pues, que el hombre está hecho de 7 cuerpos: físico, etérico, astral, mental, causal, búdico y átmico. Ahora, si queremos tratar de hacer coincidir esta división en 7 con la división en 3, a la que están más habituados los occidentales, es posible hacerlo. En esta división en 3, el "cuerpo" corresponde al plano físico y al plano etérico; el "alma", al plano astral y al plano mental; y el "espíritu'', a los planos causal, búdico y átmico. Para el espíritu, pues, hay 3 regiones, para el alma 2, y para el cuerpo también 2. De acuerdo con este esquema podéis ver que el alma es un intermediario, una conexión entre el mundo físico y el mundo del espíritu; es el vehículo que transporta los elementos del Cielo a la Tierra y de la Tierra al Cielo. Todo pasa por el alma. Tomemos el ejemplo del árbol, porque también podemos aplicarle la división en 3; rafees, tronco y ramas. El alimento del árbol está asegurado por un sistema de vasos conductores: en el centro, los vasos que transportan la savia bruta desde las raíces hacia las hojas, en donde es transformada, y, en la periferia, los vasos que devuelven la savia elaborada hacia las raíces Hay, pues, dos corrientes, una ascendente y otra descendente, y lo que es importante observar es que estas dos corrientes no se mezclan. Son comparables exactamente a las dos corrientes arterial y venosa del cuerpo humano: la sangre de las venas y la sangre de las arterias tampoco se mezclan, porque, si no, se produciría la enfermedad azul. El alma es, pues, esta región intermedia que atraviesan las corrientes que van de la Tierra al Cielo y del Cielo a la Tierra. Es la escalera de Jacob. Esta escalera, a lo largo de la cual, en el sueño de Jacob, los ángeles subían y bajaban, es donde está situada el alma, es decir, en el plano astral y en el plano mental; por eso hay dos corrientes: la del sentimiento y la del pensamiento, pero éstas no se encuentran. Nada se elabora en el alma, es sólo un lugar de paso que atraviesa todo aquello que desciende del Cielo, del mundo divino

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hacia las criaturas de abajo, y todo aquello que, desde abajo, sube hacia el Cielo. El espíritu trabaja sobre la materia por intermedio del alma. El alma es, pues, un instrumento para el espíritu, un instrumento del que se sirve para alcanzar el cuerpo físico, porque el espíritu, por sí sólo, no puede alcanzarlo. Únicamente el alma tiene la posibilidad de tocar la materia, y es, pues, a través de ella como el espíritu puede trabajar sobre la materia, modelarla, darle órdenes. Sin el alma, sin tas posibilidades del alma, el espíritu no puede hacer nada con la materia. Todas las fuerzas que están ahí, acumuladas en el cuerpo físico, los metales, tos cristales, el petróleo, el oro, las piedras preciosas -simbólicamente hablando - soto puede utilizarlas el espíritu a través del alma, que penetra y se infiltra en el cuerpo, porque ella es ya más... no más material, sino que está más próxima de la materia; tiene, por tanto, más posibilidades de llegar hasta ella y de extraer sus elementos. Y, cuando ha logrado extraerlos, se los envía al espíritu. Pero, ¿cuántas cosas se han dicho sobre et alma? He leído las teorías más extravagantes y más oscuras sobre ella, sobre todo en los libros escritos por los teólogos Porque no han observado bien la naturaleza. Todo se refleja en la naturaleza y, cuando sabemos cómo observarla, podemos encontrar en ella la solución de las cuestiones más complejas y abstractas. Todos los problemas alquímicos, teúrgicos, mágicos, cabalísticos, o astrológicos, podéis encontrarlos resueltos en los fenómenos del plano físico Ahora ya deberíais estar acostumbrados a hacer este trabajo de saber descifrar. ¡Cuántas veces os he hablado de este tema! Pero no os lo tomáis en serio. Encontráis que mis interpretaciones son poéticas, eso es todo, y buenas para los niños; para vosotros son demasiado sencillas. Si creéis que os pueden explicar más claramente lo que es el alma, os equivocáis. No os lo pueden explicar más claramente que como acabo de hacerlo Ahora, si tenemos que detenernos en todas las

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posibilidades del alma y en las diferentes maneras como se la representa, hay, claro, muchas cosas que decir. El alma tiene posibilidades plásticas y formatrices, el alma no tiene límites, puede ensancharse hasta abarcar todo el universo... Se la ha denominado luz astral, médium universal, etc. Pero entre todas las representaciones simbólicas que se han dado de ella, hay una que siempre ha sido indescifrable para muchos, y es la de la serpiente que se muerde la cola. Ahí también podemos ver una división en 3: el cuerpo, el alma y el espíritu. El espíritu es la cabeza de la serpiente, el cuerpo es la cola, y el alma es el la intermediaria entre la cabeza y la cola. Pero lo que eso quiere decir no tengo el derecho de explicároslo. Os diré solamente que este símbolo me intrigó mucho durante años. Quería saber lo que representa y. cuando lo supe, fue una revelación indescriptible. Después hice todo lo posible para realizar lo que los Iniciados han escondido en este símbolo. En realidad es algo muy sencillo; cuando el Cielo os ayuda a comprenderlo, es muy sencillo… Pero no os lo puedo revelar. Y, ahora, ¿dónde se encuentra el hombre? En todas partes... Diréis: "¿Incluso en su cuerpo físico?" Sí, incluso en su cuerpo físico. Si se identifica con el cuerpo, como la gente ordinaria, que se identifica siempre con su vientre, con su estómago, son su sexo, etc., él es el cuerpo. En realidad, evidentemente, el cuerpo no es el hombre, es su instrumento, su vestidura. Podéis tener una pierna, o un brazo, cortados, os pueden haber quitado un pulmón, o un riñón, y seguís existiendo, y sentís que vosotros no estéis ni en las piernas, ni en los brazos, ni en todo lo demás. "Entonces, diréis, ¿está el hombre en su alma?" Sí, claro, está más en ella, pero no completamente. La morada verdadera del hombre es su espíritu. ¿Y qué hace con su alma? Se manifiesta a través de ella, como a través de un cuerpo, de un cuerpo superior, evidentemente, de un cuerpo luminoso, pero un cuerpo, de todas formas, que, un día, también se disgregará; y entonces el hombre vivirá en su espíritu. Cuando se dice que el alma del hombre es inmortal, se habla, en realidad, de su alma superior, es decir, de su espíritu; pero su alma inferior desaparecerá, porque es mortal. Si, el alma ordinaria del hombre es mortal, pero su alma espiritual, que es su espíritu, es inmortal, y en ella es donde vivirá un día. Puede, evidentemente,

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empezar a hacerlo desde hoy mismo, pero sólo si aprende a no confundirse con todo aquello que no es él, Observándose, analizándose, meditando, rezando, debe trabajar en buscarse, en encontrarse. ¿Por qué? Porque se ha extraviado, y el que se extravía pierde todas sus posibilidades Los humanos han perdido la conciencia de su verdadera identidad porque se han alejado de la fuente, del espíritu, y, con la pérdida de esta conciencia, lo han perdido todo. Por esta razón todas las Enseñanzas iniciáticas le dan al discípulo la tarea de volverse a encontrar, de conocerse En el frontispicio del templo de Delfos estaba escrito: "Conócete a ti mismo"; pero pocos pensadores han comprendido este precepto. Creen que conocerse significa conocer su carácter, sus debilidades, sus cualidades. No, es algo más que eso. Si sólo se tratase de psicología, ¡nunca lo habrían escrito en un templo! Es demasiado fácil conocerse así. El verdadero conocimiento iniciático es fundirse, fusionarse, con un acto de amor, como se dice en la Biblia que "Adán conoció a Eva". El verdadero conocimiento es la fusión, Al decir: "Conócete a ti mismo", los Iniciados querían decir que el hombre no es quien cree ser y que debe, por tanto, aprender a conocerse. Conocerse, es identificarse, fusionarse consigo mismo, con este Yo superior que está arriba en la región del espíritu2 Por eso debe abandonar todo aquello que no es más que envoltura, oropeles, ilusiones, e ir cada vez más arriba, hasta que se haga uno con su espíritu. Eso es conocerse, y eso es, justamente, un aspecto del símbolo de la serpiente que se muerde la cola, pero sólo una ínfima parte. Lo demás, buscadlo vosotros mismos. El sentido de la Iniciación es enseñar al hombre a despegarse de su naturaleza inferior, para poder vibrar al unísono con su espíritu, que es su verdadero Yo; entonces posee todas las cualidades del espíritu, el poder, el autodominio, el saber del espíritu. La fusión con el Yo superior es la fusión con Dios. Sí, volverse a encontrar, conocerse, es fundirse en la divinidad, porque esta chispa, este espíritu que hay en el hombre nunca está separado de Dios; y, buscándose, encontrándose, alcanza la conciencia suprema de vivir y de respirar en Dios. Mis queridos hermanos y hermanas, esta filosofía es inmensa, grandiosa... No tengo ni idea de cómo la han comprendido, pero yo trataré

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por todos los medios de hacérosla comprender para compartirla con vosotros. Para mí, está muy claro, es muy sencillo, todo está resumido en el símbolo de la serpiente que se muerde la cola. (Ver cap. IV: "El tiempo y la eternidad") Y, ¿veis?, lo más extraordinario de los Iniciados es que tenían la facultad de resumir, de condensar una ciencia vertiginosa en un símbolo en apariencia insignificante. "Pero, ¿por qué, diréis, se deben juntar los dos extremos de la serpiente?" Os diré solamente que, si el hombre sigue siendo una línea recta, o sinuosa, sus energías se dispersan y se debilita. Mientras que, si junta los dos extremos, si los dos polos están conectados, hay una fuerza formidable que se acumula en el círculo, en su centro. Hasta que el hombre no se haya vuelto a encontrar, todas sus fuerzas se van inútilmente, pero, cuando se reencuentra, sus fuerzas están ahí, reunidas, condensadas y conservadas para el trabajo. Si, la cabeza y la cola... el verdadero conocimiento es et resultado de la conexión de la cabeza con la cola. La desgracia de los humanos es que siempre tratan de conocerse a través de los demás. El hombre busca siempre a una mujer, y la mujer a un hombre, para fusionarse, y por eso no logran encontrarse: porque uno no puede encontrarse en el exterior, y las fuerzas se pierden, se despilfarran. Nunca uno puede encontrarse a través de otros, son esfuerzos inútiles. Hay algunas sensaciones, claro, algunas pequeñas satisfacciones, pero, inmediatamente después, se alejan, se separan de nuevo, y hasta se separan tanto que empiezan a pelearse. Quieren soldarse, unirse, ¡pero no hay nada que hacer! Siguen siendo dos personas separadas, dos personas diferentes. Sólo nos reencontramos cuando dejamos de buscar fuera, a través de los demás, para buscarnos dentro y realizar el símbolo de la serpiente que se muerde la cola. Entonces, las fuerzas se acumulan, la luz aumenta, y vivimos en la plenitud. Pero eso es sólo un aspecto de la cuestión. No os diré nada más sobre este tema, sólo que el otro lado... digamos, de la serpiente, está polarizado diferentemente. Si sois un hombre, el otro lado es un principio femenino, y, si sois una mujer, es un principio masculino. Por eso su unión produce la plenitud. Mientras que entre un hombre y una mujer distintos nunca estamos seguros de que sean verdaderamente complementarios. Si sois un hombre, claro, una mujer parece ser el otro polo, pero puede ser un hombre disfrazado... ¡y su encuentro con vosotros produce chispas! Y lo mismo sucede a la inversa.

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Sin embargo, la otra parte de vosotros mismos es absolutamente complementaría y la fusión que realizáis con ella es la única verdadera. Es posible, desde luego, encontrar en el exterior a vuestro ser complementario, pero es algo muy raro. Eso sólo sucede si os encontráis con vuestra alma gemela, porque sólo vuestra alma gemela está perfectamente polarizada con vosotros. Si, ¡pero el hombre sólo se encuentra con ella doce veces a lo largo de su evolución! Y, si no es con vuestra alma gemela con la que os fusionáis, podéis estar seguros de que esta fusión no durará mucho tiempo. Volviendo al alma, lo esencial que hay que retener es que es un poder formidable capaz de actuar sobre la materia para proyectaría hacia et Cielo, y de atraer al Cielo para realizarlo en la Tierra. Tenemos necesidad de nuestra alma para modelarla materia, tanto para volvería más sutil, como para condensaría. Estas dos operaciones los alquimistas las denominan Solve y coagula, y sólo el alma es capaz de realizarías. Ni el espíritu, ni el cuerpo, pueden hacerlo, pero el alma sí. Si buscamos ahora las correspondencias de esta división: cuerpo, alma y espíritu, con el cuerpo humano, encontraremos que el espíritu corresponde a la cabeza, el cuerpo a la región del vientre y del estómago, y el alma corresponde a los dos brazos. Esto es muy interesante, porque el alma tiene dos funciones: una que condensa tas cosas y otra que tas diluye; una parte que las proyecta hacia arriba, y otra parte que las atrae hacia abajo. Estos dos procesos están también representados por la letra hebrea Alef ‫א‬. Alef es el resumen de toda una ciencia concerniente a la actividad del alma. El alma es la intermediaria entre el Cielo y la Tierra: dirige hacia el Cielo las corrientes de la Tierra y atrae a la Tierra las corrientes del Cielo. El alma está, pues, polarizada, está hecha de dos corrientes que, en el cuerpo físico, están representadas por las dos manos. El espíritu dirige, ordena, ilumina, pero no puede alcanzar la materia. Es el alma la que, a través de las manos, trabaja sobre la materia, la modela, la disuelve, la condensa, la calienta, la cristaliza. Evidentemente, decir que el alma se manifiesta a través de los brazos y de las manos es una manera inesperada de presentar las cosas. Se piensa, generalmente, que el alma se manifiesta a través de los ojos. Sí, claro, porque puede manifestarse en todas partes. Pero, simbólicamente, la cabeza, con el

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cerebro, los ojos, etc., es, más bien, la región del espíritu; et alma se aloja también ahí, claro, se aloja arriba y abajo, pero su región no es la cabeza, son las manos. El espíritu ilumina, dirige, ordena, pero, si no tuviese manos, no habría ninguna realización en la materia. El hombre lo hace todo con las manos, con el alma. En el alma es donde se encuentran las dos corrientes mágicas del amor y del odio, y estas dos corrientes se expresan también a través de las manos. En la Cábala, estas dos corrientes están representadas por el pilar de la clemencia y el del rigor.3 Pero, cuidado, el rigor no es el odio, porque en el Árbol sefirótico hay un lugar para la justicia, para el rigor, pero no para el odio. Según los cabalistas, a los diez Séfirots del Árbol de la Vida, que son una representación del mundo divino, se oponen otros diez Séfirots que son como su proyección invertida y que representan, pues, el mundo infernal. En este árbol invertido es en el que se encuentra el odio: a Gebourah, que es la justicia, se opone así la región de la crueldad, del odio Y así sucesivamente para los demás, pero no quiero entrar en los detalles. Cuando Jacob vio esta escalera luminosa, a lo largo de la cual los ángeles subían y bajaban, estaba en la región del piano astral y del plano mental. Estas dos corrientes, los ángeles que suben y bajan, y, por tanto, la circulación venosa y arterial del universo, eso es el alma. Por eso el corazón y los pulmones están situados entre la cabeza y el vientre, en esta región intermedia que corresponde al alma, Y los brazos son las manifestaciones del alma en una dirección o en otra. ¿Veis?, los brazos salen de la región del alma. La Inteligencia suprema lo ha creado todo de acuerdo con unas correspondencias increíbles. Sí, los brazos pertenecen a la región del alma, eso está muy claro. Y los ojos, las orejas, la boca, la nariz, no están puestos debajo de los pies, sino arriba, en la región del espíritu, para observar las cosas, oírlas, saborearlas, comprenderlas. También esto está muy claro, y es lo que habría que explicarles a los niños Nunca les explican por qué el cuerpo está construido de tal o cual manera, y por qué los ojos están en tal sitio, las piernas en tal otro... Sin embargo, ¡eso podría aclararles las cosas y ayudarles más tarde a resolver tantos problemas! ¡Eso es lo que los profesores deberían enseñar a los niños!... Evidentemente, si llega un inspector justo en este memento, este

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género de lecciones no le parecerá demasiado… "ortodoxo", pero, ¿por qué enseñan tantas cosas en las escuelas y nunca lo esencial? Evidentemente, todo lo que os digo sigue siendo muy teórico. Para saber lo que es el alma hay que ir a verla... Sí, se diga lo que se diga no se puede explicar lo que es et alma, hay que verla. ¿Acaso podemos ver el alma? Claro que sí, es posible verla porque es material, de una materia tan ligera, tan tenue, tan sutil, que pasa por ser como algo invisible, pero, en realidad, podemos ver el alma. Diréis; "¡Ah!. Cuéntenos cómo es... ¿Tiene contornos?" Sí, tiene contornos, y al mismo tiempo no los tiene. Se trata de una materia muy fluida que se mueve, que respira, y que es tan viva, tan cambiante, que toma todos los colores, todas las formas. Y, cuando podemos ver las almas, podemos clasificarlas. Vemos que tal persona, a pesar de sus joyas, de sus adornos, de sus condecoraciones, o de sus maquillajes, tiene un alma apagada, horrible; y que, tal otra, a pesar de sus harapos y de sus vestidos desgarrados, ¡qué luz tiene, qué expresión, qué belleza!... El alma es una realidad, mis queridos hermanos y hermanas, aunque los contemporáneos que estudian la psicología, es decir, "la ciencia del alma", ¡no crean en el alma! Sí, es una psicología que se hace sin alma, eso es lo más estrafalario. Y, en realidad, ¿están en la verdad? Sí. Diréis que me contradigo... No, tenéis que comprenderme: todo es verdad, pero hay que buscar de qué manera es verdad Si para vosotros una cosa es verdadera, eso basta. Si decís: "No hay Dios", es verdad, en vosotros no hay Dios, puesto que decís que no existe. Si decís también; "Yo no creo en el alma", pues bien, también eso es verdad, no tenéis alma, porque, si tuvieseis una, la sentiríais. Puesto que la negáis, es que no tenéis. Todo es verdad siempre, la existencia y la no existencia, todo depende solamente del punto de vista en el que os situéis, Jesús habló exactamente en este sentido. Dijo: "¡Que te sea hecho según tu fe!" 4. Todo está en eso. Si creéis que los bandidos os persiguen, no hay duda, os persiguen los bandidos; y, aunque no los veáis, los bandidos están dentro de vosotros. Si creéis que habláis con tos espíritus, también es verdad; pero, cuál es el grado de elevación de estos espíritus, eso es otra cuestión,.. Porque existen ciertas categorías de espíritus a los que les gusta mucho engañar a los humanos. ¿Os extraña eso? No, no debéis extrañaros. Existen espíritus de las tinieblas que se divierten mucho

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jugándoles pasadas a los humanos. El mundo entero frecuenta a los espíritus, les habla, comercia con ellos; sólo que hay que saber de qué espíritus se trata Todo lo que os explico está contenido en la letra Alef, la primera letra del alfabeto hebreo. Pero eso se vuelve todavía más significativo cuando recordamos que Cristo dijo: "Yo soy el Alfa y el Omega", es decir, Alef y Tau. Yo soy Alef, quiere decir "Yo soy el que hace pasar los elementos de la Tierra al Cielo y del Cielo a la Tierra... Yo hago descender las bendiciones del Cielo y hago subir a las almas. Para alcanzar el Cielo, debéis pasar a través de mí." ¿Por qué no han enseñado a ajustar las cosas, a relacionar los diversos pasajes de un texto para comprender exactamente lo que significan? Todo está dicho en la Biblia, pero las explicaciones están dispersas. En el Apocalipsis, por ejemplo, hay toda clase de imágenes, pero éstas no están puestas en orden, como la gente se imagina corrientemente. Algunas están en el capítulo veintiuno, cuando corresponden al primer capítulo, o inversamente. Exactamente como unas cartas que hubiesen sido tiradas al azar. Y el Iniciado toma estas cartas, las coloca en orden y lee. Más adelante se harán lecturas con estas cartas. Se os enseñará también cómo se pueden leer los números; se les dará su significado y veréis todo lo que podrán revelaros. Y para tas palabras o las frases que en apariencia no tienen ninguna relación unas con otras, veréis también que, si las relacionamos, cada una explica la otra y que todo ello forma un conjunto formidablemente lógico. En la naturaleza, como en los Libros sagrados, todo se encuentra disperso y hay que relacionar las cosas entre sí para leerlas. Diréis: 'Pero ¿cómo?..." En el hombre hay un ser que lo sabe todo, que lo puede todo, que lo ve todo, pero el hombre lo descuida, se separa de él, no quiere identificarse con él. Se necesita tiempo, claro, para realizar esta identificación, no se hace de repente. Jesús no se identificó de repente con su Yo superior, tenía ya treinta años cuando el Espíritu Santo descendió sobre él bajo forma de una paloma. Diréis: "Sí, pero ¿por qué para Jesús fue a tos treinta años... y para nosotros a los noventa años todavía no ha sucedido?" Para consolaros os diré que no hay diferencia entre Jesús y vosotros (¡no me comprendáis mal!)

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pero que Jesús había recibido una misión en concordancia con los acontecimientos cósmicos. Debía, pues, manifestarse en este momento, y para él todo fue acelerado. Y para otros también, pero, a menudo, murieron muy jóvenes. Si, hubo genios, grandes genios, que a los dieciocho años ya hablan creado obras maestras inmortales, pero nunca vivían mucho tiempo. Se encuentran excepciones, claro; hubo grandes genios que murieron muy viejos, pero la mayoría de las veces, en la vida corriente, las malas hierbas son las que se quedan más tiempo, ¡porque están bien agarradas a la Tierra! Mirad los avaros, o los egoístas, viven hasta muy viejos porque no quieren irse; se aterran a la Tierra, chupan de ella, y entonces el mundo invisible dice: "Bueno, dejémosles todavía un poco más, porque, si vienen con nosotros, tendremos que taparnos la nariz y los oídos... Por lo menos mientras están lejos no nos molestan." Y los retienen un poco más en la Tierra. Mientras que el Cielo tiene prisa de invitar a aquéllos que son maravillosos, por eso todos los seres angélicos se van rápidamente. Pero no me comprendáis mal. ¡No quiero decir que todos los que se mueren jóvenes son ángeles y todos los ancianos malas hierbas! No, hay seres que se quedarán quizá durante siglos en la Tierra para terminar su trabajo. Diréis: "¿Pero es posible vivir algunos siglos?" Si, Matusalén, por ejemplo, vivió casi diez siglos... Y Babadji, ni siquiera se sabe la edad que tiene. Y si algunas criaturas han vivido, o viven aún, durante tanto tiempo, es que todas las criaturas tienen esta posibilidad. Sólo que no la aprovechan, porque hay algo que suprime esta posibilidad. Nunca ha sido decretado que la vida de un hombre no pueda sobrepasar los ochenta, los noventa, o los cien años, Puede durar incluso miles de años: el hombre es una máquina muy perfeccionada preparada para resistir mucho tiempo. Si se para antes, es porque ha sido destruida y ya nada en ella funciona. Pero si la limpiamos, si quitamos todos los residuos, circularán nuevas corrientes. Y es el alma, justamente, la que tiene la propiedad de animar et cuerpo. Entrando en el cuerpo, penetrándolo, le da la sangre, es decir, desencadena la circulación de las energías. Y cuando el alma se va, todo se para. Sin embargo, no hay que confundir el alma con el aliento vital, se trata de dos entidades bien diferentes, aunque haya relaciones entre ellas.

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Se pueden dar muchas definiciones del alma, pero lo que mejor la explica es la imagen del tronco del árbol, o la de la escalera de Jacob. Después podéis decir todo lo que queráis, que es una electricidad, un fluido, una emanación, un magnetismo, un calor, siempre habrá en ello algo de verdad, pero ninguno de estos términos indicará la función esencial del alma, que es la de servir de intermediaria. Puedo, incluso, si queréis, comparar el alma con unas tenazas..., sí, con estas tenazas con las que se remueve el carbón en el fuego. Diréis: "Pero ¿cómo? ¡Usted rebaja al alma!" No tanto. El alma es como las tenazas vivas con las que tocáis el fuego sin quemaros: es, pues, un instrumento, un intermediario. Os mostraré ahora de nuevo cómo me sirvo de la llave de la analogía para sacar conclusiones. Puesto que todas las cosas están hechas de acuerdo con los mismos principios -con algunas pequeñas modificaciones solamente- volvemos a encontrar por todas partes esta misma división en tres: forma, contenido y significado; o bien, cuerpo, alma y espíritu Tomad un huevo, si, un huevo, y éste os lo explicará todo. Os dirá: "Amigo, estoy hecho de acuerdo con las leyes universales, estoy construido como el universo, pero a escala reducida, en pequeño. Ábreme". ¿Qué ves? La yema, que contiene el germen de la vida; la clara, es decir, la albúmina; y, después, la cascara, Estoy hecho a imagen del universo, y tú te pareces a mí. (En vez de decir, claro, que el huevo se parece al hombre, dice que el hombre se parece al huevo. ¡Mirad qué descaro tiene este huevo! La yema es el espíritu; la clara de huevo es el alma; la cascara es el cuerpo. ¿Veis?, el huevo tiene razón. Así pues, el germen está en el centro, la clara, en medio; y la cascara, en la periferia. La célula también está construida de acuerdo con el mismo esquema; todas las células están formadas por el núcleo, el citoplasma y la membrana. Y, cuando la cascara de un huevo se rompe, ¿qué sucede? Todo se desparrama y la vida se va. Igual que la cascara, el cuerpo sirve para proteger la vida, es decir, el alma y el espíritu. Cuando el cuerpo se rompe, la vida se va, el alma y el espíritu lo abandonan. Y ahora, ¿qué es el alma? Lo mismo que la clara del huevo, el alma es la portadora de todos los elementos nutritivos necesarios para el mantenimiento de la vida. Pero la vida viene del espíritu: el germen no se encuentra en la clara, sino que se encuentra en la yema De la

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misma manera, la vida, la verdadera vida, se encuentra en el espíritu, y el alma la alimenta, la mantiene, la sostiene y la hace circular. ¿Cómo he sabido eso? Porque es evidente, está ahí, delante de nosotros, ¡es la naturaleza la que lo ha expuesto todo ante nuestros ojos!,.. Lo mismo sucede con los granos de uva. En la pepita, como en el núcleo de la célula, se encuentra el germen de la vida; alrededor está el alma; y la piel es el cuerpo físico. Así que, cuando coméis, siempre coméis la vida, que se encuentra en el alma, pero que viene de mucho más lejos, del espíritu. ¿Y qué hacéis con la pepita? No la coméis, sino que la plantéis. Ahí tenéis el amor, la sabiduría y la verdad la verdad está en el núcleo; el amor está en lo que se come; y la sabiduría es lo que envuelve. Sí, la sabiduría es todo lo que está inscrito en el exterior, la forma. El amor es lo que se come, la vida. Y la verdad es lo que se planta para que la vida continúe. ¿Veis, qué claro es? Ahí también hay un espíritu, un alma y un cuerpo. Lo que no os he dicho todavía es que, a pesar de su diferencia, el espíritu, el alma y el cuerpo son de la misma esencia. Lo que difiere es la consistencia, el grado de materialización: el cuerpo es el espíritu condensado, el espíritu es el cuerpo sutilizado, y el alma es el intermediario entre ambos. Pero, pidamos de nuevo a la naturaleza que nos diga dónde más podemos encontrar el cuerpo, el alma y el espíritu. Nos responderá: en los cuatro elementos. ¿Dónde está el cuerpo? Es la tierra. ¿Dónde está el alma? Es el agua y el aire. ¿Dónde está el espíritu? Es el fuego. ¿Y por qué hay dos elementos para el agua? Ya os lo dije, el alma es doble y conecta las otras dos partes, el cuerpo y el espíritu. De la misma manera, el agua comunica con la tierra, y el aire con el fuego. El agua alimenta a la tierra, y el aire alimenta al fuego. El agua y el aire son, pues, el alma que alimenta a la tierra y el fuego. Y todas las circulaciones están ahí: el agua sube y baja, y el aire también. Como ya os dije, el alma está compuesta del cuerpo astral y del cuerpo mental, y es atravesada por dos corrientes, una que es el sentimiento, y otra que es el pensamiento. El agua es el sentimiento y el aire es el pensamiento; circulan entre la tierra y el fuego, y el aire alimenta al fuego, porque el fuego se apaga sin aire, y el agua alimenta a la tierra, porque la tierra se vuelve estéril sin agua. Aquí tenéis, pues, otra división: en 4. Pero siento que el 4 se os escapa.

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Decís: "¡Pero ya está el 3! ¿Por qué ahora sale el 4? ¡Eso no encaja!..." Sí, "encaja" muy bien. En la naturaleza el alma está representada por et aire y por el agua, que suben y descienden como ella. ¿Acaso la tierra sube y desciende?... Tomemos ahora el caso del agua. Podemos encontrarla en estado sólido, el hielo, o bien en estado liquido, o en estado gaseoso, el vapor. Siempre sigue siendo agua, siempre sigue siendo la misma sustancia, pero en un estado más o menos sutil. Se trata de la misma sustancia, pero una vez que se ha enfriado mucho, se vuelve dura, cuando está menos fría, es líquida; y, cuando la calentamos, se convierte en vapor. El hielo es sólido, pero esto sólo es una forma, una apariencia; en realidad, es mucho más sutil, puesto que puede volver a convertirse en líquido o en vapor. De la misma manera, pues, el cuerpo, el alma y el espíritu son una misma sustancia, pero en un estado más o menos condensado o sutil. Por eso los alquimistas enseñan que sólo existe una materia única y que, de esta materia, en grados de condensación diferentes, surgieron los metales, los cristales, las flores, la carne de los animales, de los humanos, el aire, el fuego, etc. ¡Cuánta razón tenían! Entonces, ¿qué es el cuerpo físico? Es el espíritu condensado. ¿Y qué es el espíritu? Es materia diluida, sutilizada hasta el estado etérico. Por eso los alquimistas dicen también que con Solve et Coagula todas las operaciones son posibles. ¿Y cómo? Gracias al calor. Es el calor, en un grado más o menos elevado, el que actúa sobre la materia para darle diferentes formas, diferentes consistencias. El fuego es, pues, el agente mágico que da a cada cosa su forma y su naturaleza; el oro posee una cierta cantidad de calor, la plata otra, el plomo otra aún, etc. Si el adepto encuentra este fuego, este agente mágico, puede transmutar el plomo, la plata, o el hierro, en oro, o. inversamente, puede transformar el oro en hierro, etc. Sólo que, claro, este fuego de los alquimistas no era el fuego de los sopladores y de los herreros, sino el fuego sutil, el fuego celestial, el fuego filosófico. ¿Veis ahora más claramente lo que es el alma? Es un nexo de unión, la vida que bebéis, que coméis. Sí, este espacio entre la yema del huevo y la cascara, entre el centro del círculo y su periferia, todo este espacio, eso es el alma. El espíritu es un punto casi imperceptible,

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mientras que el alma es una inmensidad, porque, para poder alimentar al espíritu, el alma debe ser inmensa. El espíritu tiene hambre y se come el alma, y es necesario que el alma sea infinita para satisfacerle. Pero, ¿veis?, aunque el alma lo alimente, el espíritu sigue siendo siempre un punto, su dimensión no aumenta. Tomad una vela y os lo explicará todo. Cuando encendéis una vela tenéis delante de vosotros los cuatro elementos: la tierra, el agua, el aire y el fuego, y los tres principios: cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo, la tierra, es la vela; el alma es el agua y el aire (el agua, la cera que se está fundiendo, y el aire que alimenta la llama), y el espíritu es el fuego. Para que la llama subsista, necesita alimentarse... Pero, como sólo se puede alimentar a expensas de otros materiales, la vela disminuye, porque la llama la devora. El alma es la que alimenta la llama y, en la vela, está representada por el agua, la cera que se funde (porque, si no se fundiese, la llama no podría alimentarse de ella) y el aire, sin el que la llama se apagaría también. El alma alimenta al espíritu, la llama, y esta llama, que está siempre recta, tiene la apariencia de Iod ‫י‬, la segunda letra del alfabeto hebreo, que es un símbolo del espíritu. Y, cuando se dice de alguien que "quema su candela por los dos lados", ¿qué significa eso? Que no es razonable, que se abandona demasiado a sus sentimientos, a sus emociones y a sus pasiones; arde, arde, y despilfarra las reservas del cuerpo físico, su candela. Podríamos encontrar tantas definiciones para el alma que la cosa acabaría siendo ridícula. Pero aquí tenéis otra aún, por ejemplo: el alma es un almacén de alimentos; sí, un gran almacén de alimentos. Diréis: "Pero ¡esta definición no es religiosa, no es mística!" Es posible, pero es la realidad. Todo es coherente, todo está claro, nada se contradice. Y no digáis que, como la veta tiene tal apariencia, y el huevo tal otra, no tienen ninguna relación. Se trata del mismo principio bajo diferentes formas y con unas combinaciones y aplicaciones diferentes. Dios se ha divertido haciendo de una sola cosa adaptaciones múltiples. Esto es lo que dice Hermes Trismegisto en la Tabla de Esmeralda: "Y, como todas las cosas son Uno y provienen

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de Uno, por la mediación de Uno, así todas las cosas han nacido de esta cosa única por adaptación". Según el esquema que os di hace un rato, el cuerpo etérico pertenece al dominio físico. El cuerpo etérico es todavía el cuerpo físico, pero es su parte más sutil, como finas partículas de polvo que flotan, como un vapor, unas emanaciones que forman alrededor del cuerpo físico una especie de atmósfera que lo acompaña. El cuerpo etérico forma parte del cuerpo físico, es el vapor del cuerpo físico, si queréis, pero aún no es el alma. El alma viene después del cuerpo etérico, es la región donde empiezan los sentimientos y los pensamientos. ¿Y el espíritu? Es una repetición del alma en un plano superior. El espíritu es también la región de los pensamientos y de los sentimientos, pero de unos pensamientos y unos sentimientos de la mayor pureza y de la mayor luz. En el espíritu ya no hay nada impuro, inferior, mientras que en el alma puede haber cosas buenas, pero también malas. Éste es otro punto que no está claro en la filosofía. Y en el lenguaje corriente, ¡es todavía peor! Se emplea la palabra "espíritu" de cualquier manera. Se dice: "Espíritu malvado, espíritu taimado, espíritu astuto"... Y no, no es el espíritu el que es taimado o astuto, sino el intelecto, o bien el alma; porque el alma contiene a la vez lo bueno y lo malo, como es intermediaria entre el cuerpo y el espíritu, la mitad está oscurecida por el cuerpo físico, y la otra mitad está purificada por el espíritu. Todas estas expresiones que se oyen no son, pues, correctas, no están basadas en un conocimiento real. El espíritu nunca puede contener nada que sea malo, o que esté sucio, porque, si no, ya no es el espíritu. El núcleo es el depositario de la vida, y la vida debe estar en un estado de pureza perfecta. El espíritu, pues, el espíritu que viene de Dios, es absolutamente puro y luminoso. No hay que confundirlo todo. Y, ¿veis?, la llama ya es un lenguaje. ¿Qué hace? Quema todas las impurezas, porque en el fuego no hay ninguna impureza, y sólo soporta aquello que es tan puro como él. Mientras que el aire y el agua pueden estar polucionados. Y recuerdo el agua que vi cuando viajé a la India... Diréis: "Ah sí, ¿el Ganges?" No. hay sitios peores que el Ganges. Muy cerca de Bombay se encuentra una isla que se llama

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Elefanta. Esta isla es célebre debido a los templos excavados en las rocas; son una especie de grutas que contienen estatuas colosales de divinidades: Brahma, Visnú. Shiva, etc. Fui a esta isla, que es un lugar de peregrinaje, pero, como en otros muchos lugares religiosos de la India, había un estrépito espantoso. Al lado de las grutas se encuentra un estanque. Como cada templo está considerado como un microcosmos, reflejo del macrocosmos, cada uno, en principio, posee un estanque que simboliza el océano. Pero el agua de este estanque estaba estancada, sucia, verdosa, y me asombré al ver cómo numerosos hindúes la bebían. Como nunca les han hablado de los microbios, para ellos, evidentemente, los microbios no existen, y luego se mueren sin ni siquiera saber por qué. Beben de esta agua para recibir ciertas influencias, bueno, vale... Un agua impregnada de la atmósfera mística de un lugar sagrado puede, en ciertos casos, estar santificada, pero, de todas formas, las leyes físicas existen y no hay que descuidarlas. Un agua tan polucionada tiene efectos nocivos, incluso sobre los que creen en su poder espiritual. Así que, ¿veis?, el agua y el aire aceptan las impurezas, únicamente el fuego no las acepta, las quema. Mientras que la tierra, en cambio, las absorbe todas, ésta es su propiedad; es como un imán que atrae todo lo sucio e impuro para transformarlo después en sus laboratorios. Por eso, cuando sintáis un malestar, una agitación, una angustia, dádselos a la tierra. Haced un pequeño agujero en ella, meted los dedos dentro de él y hablad a la tierra como a un ser inteligente, pidiéndole que tome todo lo que os atormenta. Creedme, no se sentirá por eso ni desgraciada, ni vejada; lo tomará todo, y vosotros os quedaréis aliviados, liberados. En el pasado se conocían todas estas cosas, pero ahora están perdidas... Cuando sintáis un tormento, un sufrimiento, dádselos a la tierra; ella los tomará. El agua también recibe las impurezas y. por eso cuando nos bañamos o nos duchamos nos sentimos aliviados inmediatamente; pero la gente ni siquiera se pregunta por qué, hace todas las cosas automáticamente. Incluso el aire posee esta propiedad. Cuando algo no vaya bien, salid a tomar el aire, y sentiréis cómo el viento os quita vuestras cargas. Pero para que estos métodos sean verdaderamente eficaces tenéis que hacer los ejercicios conscientemente.

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¿No sentís que ahora tenéis unas nociones más claras sobre el alma? ¡Yo podría seguir habiéndoos durante horas!... Al alma, al espíritu, al cuerpo, los volvemos a encontrar por todas partes bajo combinaciones diferentes, pero las correspondencias, los papeles, las aplicaciones, son absolutamente las mismas. Bueno, ¿queréis aún saber dónde se encuentran el cuerpo, el alma y el espíritu? Pues bien, mirad; las mujeres llevan siempre encima pequeños frascos de perfume, ¿verdad?, que de vez en cuando abren, sobre todo cuando tienen que ir a una cita con su bien amado. Entonces, el frasco es el cuerpo; el líquido es el alma; y la emanación, el perfume, es el espíritu. El líquido alimenta al perfume; cuando ya no hay líquido, tampoco hay perfume, sólo queda la botella y, como nunca se aprecia una botella vacía, la tiran. Igualmente, cuando un hombre ha muerto, lo entierran; cuando ya no hay ni alma, ni espíritu, cuando sólo queda el cuerpo, dicen: '¡Enterradle!" ¿Y por qué se cierra el frasco, incluso herméticamente? Porque, si el frasco está abierto, el perfume se va. El espíritu es muy volátil, se siente encerrado en el frasco y no le gusta verse privado de libertad, siempre quiere volver a su patria, a la Fuente. Por eso, para retenerlo, hay que darle alimento, es decir, el alma, y, después, encerrarlo herméticamente. ¿Está claro ahora? Cuando comemos, la parte más grosera del alimento es para el cuerpo, para formar y consolidar su armazón. Después, el alma de este alimento entra en la sangre para alimentar al cuerpo. Siempre es el mismo principio: la sangre es la que alimenta, es decir, el líquido, el alma. ¿Y el espíritu?, ¿Dónde está el espíritu? En el sistema nervioso. El sistema digestivo, el sistema circulatorio y respiratorio, y el sistema nervioso, ahí tenéis también el cuerpo, el alma y el espíritu. Y la sangre es la que alimenta; alimenta incluso a los nervios. Por eso, cuando el hombre purifica su cuerpo y purifica también su sangre, es decir, su alma, la actividad del espíritu se vuelve mucho más intensa y se manifiesta de manera formidable. Veis, todo encaja. Y después uno se pregunta por qué no ha visto nada, cuando todo estaba al descubierto, cada día, ante nosotros. Ahora añadiré algo que os ayudará a encontrar un método de trabajo: cuando los Iniciados os hacen revelaciones, hacen como la naturaleza, sólo os dan la mitad, y os corresponde a vosotros encontrar la otra mitad. Habéis leído "El conde de Montecristo"... Hay, si

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recordáis, hay una carta que revela el secreto del tesoro, pero falta la mitad de esta carta, y el héroe debe buscarla para conocer este secreto. Todo en la vida es así. ¿Y por qué creéis que la gente busca "su otra mitad"? Es la otra mitad de la carta desgarrada, la buscan para poder, por fin, ¡leer! Así de sencillo. Cada uno es la mitad de la página que revela el secreto y debe encontrar la otra mitad. Cuando se dice: "Al principio era el Verbo", eso no es más que la mitad. ¿Dónde está la otra mitad? Sois vosotros los que debéis encontrarla. La otra mitad son los oídos, porque la palabra no tiene ningún sentido si no hay oídos para oírla. La palabra es el principio masculino, emisivo, y hay que presuponer el principio femenino, receptivo, los oídos; si la palabra no llega a ningún oído que pueda oírla, apreciarla y comprenderla, es inútil. Y, cuando se habla de una llave, aunque no se mencione la cerradura, ésta se sobreentiende. ¿Veis cómo son las cosas?... Y siempre hace falta un Iniciado para daros la otra mitad, porque, si no, lo que poseáis nunca estará completo. ¿Sentís, ahora, cómo empiezan a ordenarse las cosas en vuestra cabeza? ¿Sí, lo sentís? Pues bien, ¡esto es lo esencial! Todos los días debéis trabajar, justamente, para que, en vuestra comprensión, cada cosa vuelva a encontrar su sitio verdadero.

Centre

OMRAAM Institut Solve et Coagula Reus

www.omraam.es Primer Centro De difusión de la obra Del Maestro OMRAAM En lengua Española

Se puede consultar también OM-32-01-EL ALMA – Trabajo de Centre Omraam anterior.

Conferencia del Maestro

OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Sèvres a 6 de Abril de 1969

Tomo 8: Obras Completas

Lenguaje Simbólico Lenguaje de la Naturaleza

Capítulo 2

EL SER HUMANO Y SUS DIFERENTES ALMAS Pregunta: "Maestro, ¿podría decirnos en qué momento un alma que viene a encarnarse toma posesión de su cuerpo físico? Muchos piensan que el alma humana entra en el cuerpo del niño desde el principio de la gestación. Esto no es exacto. Todos los grandes Iniciados, que obtenían de su clarividencia un saber verídico, nos dicen que el alma viene a instalarse en el hombre en etapas sucesivas en el transcurso de la vida de éste. "Pero, diréis, en el seno de la madre el cuerpo del niño respira, se alimenta, su corazón late, así que, su alma está ahí." Si, sólo el alma puede animar la materia y volverla viva; sin embargo, durante la gestación, el alma del niño todavía no está completamente instalada... Vais a comprenderlo. Lo que debéis saber es que el ser humano posee varias almas. Si leéis a los filósofos griegos neoplatónicos y a algunos Padres de la Iglesia, veréis que estos pensaban también que el hombre posee varias almas. La primera, a la que llamaremos alma vital, es puramente vegetativa, no es consciente, se ocupa de los procesos fisiológicos: la nutrición, la respiración, la circulación... A la segunda, más evolucionada, se la denomina alma animal, La tercera es el alma emocional. La cuarta, el alma intelectual o racional. Finalmente viene el alma divina, que es pura luz. No hay que confundirla con la precedente: la Ciencia iniciática lo subraya bien, el alma intelectual, la que razona y

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reflexiona, puede no ser visitada aún por esta alma divina que sólo los Iniciados reciben en plenitud al final de su evolución. Observemos ahora lo que sucede en la mujer que espera un hijo. La mayoría de las mujeres no se dan cuenta de lo que sienten durante el embarazo, o no le dan ninguna importancia; algunas, sin embargo, más conscientes e instruidas, sienten que el alma que se dispone a reencarnarse en su hijo está junto a ellas, y trabaja con ellas, en estrecha colaboración, para edificar su futura morada, el cuerpo físico: choza, palacio, o templo… eso depende. Durante este periodo, el alma, que es consciente, puede aportarle a la madre revelaciones sobre las regiones desde las que está descendiendo. Después, en el momento del nacimiento, el alma le dice adiós a la madre, se separa de ella, y entra en el niño con su primer aliento. Se infiltra en él, pues, cuando empieza a respirar, pero todavía no puede tomar enteramente posesión de su organismo Debe esperar, trabajar durante años sobre los órganos para animarlos, para hacerlos funcionar, para que se vuelvan sutiles. Y, durante este tiempo, aunque esté presente en el niño, todavía no ha entrado totalmente en él, sigue estando fuera de él, aún no ha tomado posesión completamente de su dominio. No sé si la psicología descubrirá pronto estas realidades, pero, tarde o temprano, es imposible que no se encuentre con ellas en su camino Ahora, el alma que está ahí, con la madre, antes del nacimiento del niño, y que entra en él con la primera respiración, es el alma individual: seguirá con él toda la vida, desde et primer aliento hasta el último. Pero van a venir otras almas, en diversos periodos, a enriquecer y embellecer esta alma individual. Al alma vegetativa, que vino la primera a animar el embrión en el seno de la madre, viene a añadirse, hacia los siete años, el alma animal, voluntaria. Se cree que el alma se instala definitivamente hacia esta edad; pero no, se trata solamente del alma "¡anima!", voluntaria. Desde el nacimiento hasta los siete años el niño no cesa de moverse, de andar, de correr, de gesticular, y. a los siete años, en el momento en que el alma animal se ha instalado completamente en él, podemos decir que ha adquirido una autonomía de movimiento, el

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control de sus gestos. Pero, desde hace algún tiempo ha empezado ya un nuevo periodo en el que experimenta emociones, sentimientos: es el alma emocional que poco a poco hace su entrada en él. Hacia los catorce años, en la pubertad, cuando esta alma emocional llega a la madurez, entra definitivamente y le impulsa, con la sexualidad y los sentimientos, a dejarse guiar por su sensibilidad Finalmente, hacia los veintiún años, es el alma intelectual, racional, la que se instala. Esto no quiere decir que, cumplidos los veintiún años, el hombre se vuelva automáticamente sabio y razonable; no, ¡incluso éste es el periodo en el que puede cometer las mayores tonterías de su vida! 1 Pero es en este momento cuando entra en posesión de sus facultades de comprensión y de razonamiento. Y ahora, ¿qué es lo que sucede cuando se dice de alguien que ha perdido su alma? Sin embargo, está vivo, es consciente, piensa, come, bebe... ¡pero ha perdido su alma! ¿De qué alma se trata?... De un alma que no conoce, pero que le inspiraba y le aportaba impulso, gozo, maravilla. Ha transgredido las leyes, ha cometido crímenes, y su alma divina le ha dejado. Era una parte de sí mismo que esperaba el momento propicio para infiltrarse en él, pero él le ha obstruido tanto el camino que se ha ido a otras regiones; ya no podía vivir junto a él. Le aportaba grandes riquezas, el entusiasmo, la poesía... y las ha perdido, puesto que ya no siente nada. El que ha "perdido su alma" ha perdido el sentido de la vida; está en el desierto, sólo, abandonado, privado de gozo y de inspiración, y sólo piensa en morirse. "Perder su alma", "vender su alma al diablo", son expresiones populares que describen bien este estado de conciencia; no soy yo quien las ha inventado, vienen de un pasado lejano. Simplemente, hay que saber de qué "alma" se habla. Para nosotros todo eso está muy claro, pero muchos ocultistas, místicos, médiums, han vuelto esta cuestión inextricable; han dicho sobre el alma cosas tan imprecisas, tan oscuras, tan inexactas, que la ciencia lo ha rechazado todo. Es una lástima, porque los psicólogos están lejos de sospechar todo lo que los grandes Iniciados han estudiado y experimentado en el dominio del alma. Por eso las nociones que aquí se os proponen os serán útiles para comprender muchos fenómenos.

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Por ejemplo, habéis visto cómo las diferentes almas entran, una tras otra, en el cuerpo físico; pues bien, lo mismo sucede hacia el final de la vida: lo abandonan también una tras otra. La persona deja de tener una actividad intelectual, de experimentar sentimientos: ya sólo lleva una vida vegetativa, sigue bebiendo y comiendo, pero se ve que sólo su cuerpo físico sigue siendo activo, que las almas más sutiles se han ido. Los médicos explicarán el estado de este hombre por el exceso, o la carencia, de ciertas sustancias químicas, pero eso no es más que una consecuencia. Y, ahora, ¿qué es la Iniciación? Es el camino que hay que recorrer para encontrar nuestra alma divina y atraerla, para que se instale y habite en nosotros. Y esta alma divina que entra en nosotros cuando estamos preparados es nuestro Yo superior, nuestro Yo divino. Esta alma tiene también tres matices; es puro conocimiento, puro amor y puro poder. Esta alma divina es a imagen de la Santa Trinidad. También en la Tierra nosotros somos una trinidad que piensa, que siente y que actúa. Pero esta trinidad no es más que un reflejo muy inferior de la otra trinidad que espera que nosotros podamos unirnos a ella, porque un día debe hacerse esta fusión. Los Iniciados han escondido su significado en el Sello de Salomón, símbolo de una gran profundidad (que Salomón no inventó, por otra parte, porque ya existía antes que él, desde hacía miles de años). A menudo los iniciados resumen todos sus conocimientos en unos símbolos: en vez de transportar todo un bosque, lo que sería muy difícil y penoso, prefieren poseer las semillas, y plantando y regando algunas semillas hacen reaparecer todo un bosque. Por eso procuran tener estas semillas, y estas semillas son los símbolos, es decir, la quintaesencia, lo esencial. Con algunas figuras geométricas, los Iniciados pueden restablecer un saber milenario. La ciencia oficial no ha querido tomar en serio esta tradición, pero si un día pudiese descifrar algunos de estos símbolos: la serpiente que se muerde la cola, por ejemplo, o el cuadrado, la cruz, el círculo con el punto... ¡qué tesoro más prodigioso descubrirla!

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Nosotros somos, pues, tres almas juntas en un alma individual, que deben, un día, unirse a las otras tres almas que permanecen arriba y que forman nuestra alma celestial. Todo en la vida, los sufrimientos, las ilusiones, las decepciones, las búsquedas, los impulsos y todas las peripecias, todo nos sucede para permitirnos volvernos a encontrar. ¿Por qué el Señor ha hecho las cosas de esta manera? ¿Por qué estas dos partes de nosotros mismos deben unirse? ¡Para que el Cielo y la Tierra se unan en nosotros en la plenitud, en la abundancia y en el gozo! Trabajamos, estudiamos, leemos, amamos, detestamos, nos peleamos, únicamente para reencontrarnos, para volver a encontrar el otro lado de nuestra existencia. Pero eso sólo les sucede a algunos seres excepcionales que han comprendido, que estudian, que rezan, que meditan y que trabajan en este sentido. Son todos los Santos, los Iniciados, los Profetas, los Maestros. Sólo piensan en reencontrarse, en realizarse, y en atraer su alma divina para manifestarse en la plenitud. Durante años y años, mediante abluciones, purificaciones, trabajos, meditaciones, oraciones, privaciones y sacrificios, han preparado el terreno para atraer su alma divina, su alma celestial, es decir, su Yo superior, su Yo divino. Cuando lo logran, se dice que han recibido el Espíritu Santo ( Ver capítulo XI: "El Espíritu Santo") y, a partir de este momento, lo saben todo, lo pueden todo, porque no son ellos, sino su alma, la que ve, la que sabe, la que puede, mientras que el alma animal, el alma emocional y el alma intelectual no tienen las posibilidades de saberlo todo, de poderlo todo y de penetrarlo todo. El descenso del Espíritu Santo es un símbolo que encontramos también en todas las tradiciones religiosas bajo diferentes formas, pero, la mayoría de las veces, se comprende mal su significado.1 No hay que creer que el Espíritu Santo sea una entidad extraña al hombre: es su Yo superior, es el símbolo de todo lo que hay en él de divino, de celestial, de irradiante, de luminoso, de poderoso. Diréis: "¿Acaso hay tantos Espíritus Santos como individuos, puesto que muchos ya lo han recibido?" No, no hay más que un Espíritu Santo, divino, cósmico, y

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cada Yo superior, dada su naturaleza divina, recibe de Él su chispa y se vuelve como Él. Cuando un hombre recibe el Espíritu Santo, es su espíritu el que desciende a él, su propio espíritu, que no es otra cosa que su Yo superior y que habita arriba, en el Sol. Muy a menudo os he dicho que el ser humano está conectado con su Yo superior, que espera para entrar y tomar posesión de él, pero que es él mismo, con sus impurezas, el que obstruye el camino. Si se purifica verdaderamente y si logra llegar un día a la verdadera santificación, el Espíritu Santo descenderá sobre él, y podrá realizar maravillas, profetizar, curar, conocerlo todo... Pero el Espíritu Santo no se divide: es un Espíritu cósmico, la Divinidad misma; y nuestro Yo superior es de la misma naturaleza que el Espíritu Santo, y está hecho de la misma quintaesencia, de la misma luz, es una chispa en el fuego, una gota de agua en el océano. Lo que nos impide, de momento, recibir el Espíritu Santo es que éste es demasiado puro. Os di la imagen del mercurio que, si lo derramamos sobre una mesa, por ejemplo, se extiende en una multitud de gotas minúsculas. Y cada gota es tan viva, tan ágil, ¡es extraordinario! ¿Por qué se dice que los niños son de mercurio? Porque se mueven mucho, porque son vivos. Haced un experimento: poned un poco de polvo sobre una mesa y derramad sobre ella mercurio... las gotitas de mercurio no pueden soldarse entre sí; pero, si están en otro lugar sin polvo, en cuanto se tocan, las gotitas se juntan inmediatamente y forman una unidad. Mientras haya una pequeña capa de polvo invisible, ésta impide que las gotas de mercurio se junten. En nosotros se presenta el mismo fenómeno: el Alma universal, nuestra alma, no puede fusionarse con nosotros porque hay capas de impurezas que se lo impiden. ¿Comprendéis ahora por qué es necesario que el hombre se purifique?: para que esta fusión del Yo superior y del yo inferior se realice. Mientras esta fusión no se produzca, su Yo superior permanece en alguna parte, separado de él; tiene sus poderes, sus conocimientos, su riqueza, pero no puede aportárselos, ve que sufre, pero no puede ayudarle, salvo a través de otros seres El Yo superior lo sabe todo, lo puede todo, pero no puede hacer nada para el hombre que ha acumulado capas de impurezas a su alrededor.

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Hasta los treinta años Jesús no encontró a su Yo superior, pero, tras años de trabajos espirituales, el día de su bautismo en el Jordán recibió su alma divina. Esta alma divina vive tan arriba que comunica instantáneamente al hombre los conocimientos del pasado y del futuro y le da todos los poderes. Por eso aquél que ha recibido el Espíritu Santo tiene el poder de hablar lenguas desconocidas, el poder de profetizar, de pisar las serpientes... porque las cualidades de esta alma son superiores. Para ayudaros a comprender mejor, tomemos el caso de un pianista que da conciertos. Algunos días toca de forma normal, nadie se emociona: ninguna emanación, ninguna irradiación, ninguna fuerza sale de él para conmover, movilizar, proyectar muy arriba a los que le escuchan. Y otros días, de repente, algo entra en él y, sin que sepa lo que hace -pero ese algo lo sabe muy bien, en cambio- su forma de tocar, sus gestos, incluso sus movimientos de cabeza, todo es diferente, y se producen unos fenómenos inexplicables. Entonces dicen: "Es maravilloso, es divino, está inspirado". La inspiración es una corriente, o una entidad, o una inteligencia, que entra en vosotros, que toma posesión de vosotros y que se manifiesta maravillosamente. Si no estáis inspirados, a pesar de vuestros esfuerzos no podréis producir los mismos efectos. Según la ciencia esotérica, la inspiración no es otra cosa que un contacto, una comunicación con una fuerza, con una inteligencia, con una entidad que viene de las regiones superiores y que se sirve de nosotros para ejecutar aquello que por nosotros mismos no seríamos capaces de hacer. Por ejemplo, suponed que alguien viene a hablaros, pero no encuentra las palabras, está confuso, no tiene ninguna inspiración. Y he ahí que, de repente, algo entra en él, una luz, una corriente, y se abandona a ella: y ya ni siquiera tiene que buscar las palabras, se escucha a sí mismo y está asombrado de lo que dice. ¿De dónde viene eso? ¿Quién es éste que sabe encontrar materiales, juntar elementos y combinarlos para crear unas formas de una expresividad tal? El ser humano, por si mismo, no es demasiado capaz de producir resultados geniales, sobrehumanos, divinos, pero es visitado por almas evolucionadas que le inspiran. Desgraciadamente, también puede ser visitado por almas inferiores que le bloquean, que le disminuyen, que le impiden hacer ciertas cosas, o que, al contrario, le empujan a

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cometer crímenes Y después se pregunta de dónde venía esta fuerza; el hombre dice: "No sé cómo he llegado a hacer eso, yo nunca quise hacerlo, me horrorizaba... y he cometido un crimen... una fuerza se ha apoderado de mí". Muchos criminales lo dicen, pero, como no se ha estudiado esta cuestión en criminología, se les condena, y, sin embargo, fue otro el que actuó a través de él. Actualmente, antes de pronunciarse la justicia pide la opinión de los psiquiatras y, si un criminal presenta signos de enfermedad mental, los tribunales le conceden circunstancias atenuantes. "No estaba en su estado normal", dicen. Desde luego, pero eso no explica por qué se sintió empujado por una fuerza desconocida, por qué "perdió la cabeza". ¿Qué fuerza se apoderó de él?... Por otra parte, quizá todos vosotros hayáis tenido momentos en la vida en los que, sin saber por qué ni cómo, habéis llevado a cabo ciertos actos -menos graves, ¡gracias a Dios!- que, por decirlo de alguna forma, os eran dictados desde el exterior. Todos estos estados de conciencia, y también los casos de desdoblamiento de la personalidad, no son bien conocidos por la psicología. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que un procurador que durante el día condena severamente a los criminales, se desdoble inconscientemente, durante la noche, se disfrace y vaya a cometer crímenes, y después vuelva, se desvista y se duerma sin tener conciencia de lo que acaba de hacer? Y. un buen día, se descubre la verdad. ¿Qué es el desdoblamiento de la personalidad? Ahí también hay que saber que el hombre puede conectarse con criaturas invisibles. ¿Cómo? Con su manera de vivir desordenada las atrae, y, un día, éstas toman posesión de él. Eso es lo que les sucede a muchos que no conocen estas verdades y que se han dejado llevar por sus malos instintos, dándoles así a las entidades maléficas la posibilidad de apoderarse de ellos; ahora, ya no pueden dominarlas, y dicen: "Es más fuerte que yo", y se convierten en esclavos de estas entidades, a las que deben entonces contentar y alimentar. 2 Para el discípulo de la Ciencia Iniciática, se produce, evidentemente, lo contrario: con sus oraciones, su trabajo, su autocontrol, logra producir ciertos cambios en su organismo físico y psíquico, y prepara, de esta manera, buenas condiciones para que espíritus muy elevados vengan a instalarse en él para trabajar. Le visitan, le ayudan, el Cielo se manifiesta a través de él, y hace maravillas. Así que, ¿veis?, el conocimiento de estas verdades puede ayudarnos mucho.

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Los médicos nunca han querido comprender que tas enfermedades son entidades. Sin embargo, la Ciencia iniciática lo deja claro: son entidades, y la prueba es que todos los grandes Maestros, todos los grandes Iniciados, que quizá no tenían ningún conocimiento médico para poder prescribir medicamentos, decían solamente: "¡Vete, sal, abandona a este enfermo!" ¿A quién hablaban? A una entidad instalada en el hombre, porque, al transgredir las leyes, éste la había atraído. Hay que comprender que todas las enfermedades son entidades que saben destruir y saquear, y que para librarse de ellas hay que vivir una vida muy pura, de acuerdo con las leyes divinas. Algunas entidades no resisten el calor, o el frío, o tal hierba, o tal sustancia contrarias a su naturaleza. Pero los Iniciados no conocen todos estos detalles, conocen una sola cosa: cómo introducir la pureza, la vida y la luz; y ellas son las que se encargan de curar. Vosotros sois los artífices de vuestro futuro. Si os visitan fuerzas nocivas, es que las habéis permitido entrar en vosotros, habéis preparado el terreno y las habéis atraído. Debéis, pues, cambiar vuestra manera de vivir, vigilar vuestros pensamientos y vuestros sentimientos para atraer a los espíritus luminosos, que son innumerables en la naturaleza y que están dispuestos a entrar en vosotros y a ayudaros. Mientras todo esté obstruido por impurezas, estos espíritus luminosos no pueden entrar, y sólo pasarán las criaturas tenebrosas. Por eso hay que aprender estas verdades, por eso insisto: el ser humano debe prepararse para llegar a ser, un día, el conductor de todo lo que es celestial, y entonces estará habitado por sanadores, por músicos, por poetas, por filósofos y por profetas. Sin el conocimiento de estas diferentes almas nada se explica en la vida. Pero, actualmente, la ciencia niega la existencia misma del alma. Tomemos el caso de Swedenborg, el gran sabio naturalista sueco del siglo XVIII: al principio tenía un punto de vista materialista, positivista, y comía, bebía, se divertía. Pero cuentan que, un día, se le apareció un ángel y le dio una bofetada diciendo: "¿Hasta cuándo vas a seguir así? Tienes cosas mejores que hacer, debes cambiar de vida". Y él aceptó, creyó a este ángel, cambió y se convirtió en clarividente. Pero también existen casos en los que se puede perder la clarividencia. Algunos eran clarividentes y ya no lo son: ¿qué sucedió?... Otros

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tenían el poder de curar y lo perdieron; y otros oían músicas celestiales, y, un día, ya no oyeron nada. Se pueden ganar y se pueden perder estas facultades; físicamente el hombre sigue siendo el mismo, y, sin embargo, ha perdido algo que es imponderable pero esencial. Estas verdades no son el resultado de tanteos o de elucubraciones filosóficas. Siempre hubo personas que veían los mundos sutiles. Por ejemplo, velan cómo un espíritu tenebroso se acercaba a alguien, se infiltraba dentro de él y empezaba a perturbarlo todo. O bien, veían cómo un espíritu luminosos entraba en un hombre y cuáles eran las manifestaciones de este ser extraordinario, noble y grande. Esto no son hipótesis, sino constataciones hechas por grandes clarividentes, porque todo eso se puede ver. Cuando Jesús expulsaba los demonios de este poseso del que habla el Evangelio, los veía. Un día, preguntó: '¿Cuál es tu nombre? - ¡Legión!", respondió el hombre, porque numerosos demonios habían entrado en él. Jesús les ordenó, entonces, que salieran, pero ellos te suplicaron que no los enviase al abismo y que les dejase entrar en unos cerdos. Y él se lo permitió. Los cerdos, entonces, se agitaron tanto que se echaron al agua y se ahogaron. ¿Por qué se encuentran los mismos relatos en los tibetanos, los hindúes, los japoneses, los egipcios, los caldeos, y en todos los Libros sagrados, en la Biblia, los Evangelios y la Cábala? Los cabalistas dicen, igualmente, que el hombre tiene varias almas, que nombran Dibouks. El alma intelectual, Rouah; y las almas superiores, Neschamah, Hayan e lehida. En cuanto a los hindúes, no hablan de almas, sino de cuerpos, lo que es exacto también. Toda partícula de materia contiene una energía. Esta energía es el principio masculino, y la materia es el principio femenino. Por todas partes en el universo la materia posee una energía; así pues, el cuerpo físico, que es materia, tiene una energía, y es a esta energía a la que llamamos alma. Pero hay varios cuerpos, no sólo el cuerpo físico, sino también el cuerpo astral y el cuerpo mental, y cada uno tiene su alma: para el cuerpo físico es el alma vital, para el cuerpo astral es el alma emocional, y para el cuerpo mental es el alma intelectual; para el cuerpo causal, el cuerpo búdico y el cuerpo átmico hay también tres almas superiores. Cada cuerpo contiene su alma: el cuerpo es la forma, el continente, y el alma la energía que lo anima. Ambos son inseparables. El universo es un cuerpo, el cuerpo de Dios, y tiene un

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alma: es el Alma universal. Todo eso es claro, límpido. Son los humanos los que han complicado las cosas, porque no tenían esta claridad. Pero, para mí, para nosotros, está muy claro, y es muy sencillo: hay tantas almas como cuerpos. Se dice a veces de alguien: "Es un alma diabólica". ¿Cómo explicar eso? Cuando el cuerpo astral es verdaderamente impuro, se infiltra en él un alma diabólica, que sólo piensa en saquear, en corromper y en ensuciar. Y, si el cuerpo mental es impuro, se infiltra en él un alma intelectual diabólica, infernal, que hace proyectos y cálculos para envenenarlo y destruirlo todo. Y lo mismo es posible también para el bien. ¿Qué es un Iniciado? Es un ser que ha trabajado para transformarlo todo en él, para poder atraer a su alma divina; todo su ser se ha vuelto armonioso, todo vibra al unísono con la Inteligencia cósmica de la que se convierte en un conductor, en un servidor Muchos seres en el pasado, que trabajaron para atraer a entidades luminosas venidas de muy arriba, se convirtieron en conductores de la luz. Por eso yo estoy aquí, para animaros, para deciros que tenéis grandes posibilidades. Lo que aquí os revelo es una ciencia absoluta, una ciencia verídica, que os invito a verificar. ¡Pero ya la habéis verificado cientos de veces! Sí, ¡Cuántas veces os habéis dejado ir! ¿Y no habéis visto después qué fuerzas tenebrosas se manifestaban a través vuestro? ¿Por qué dudar aún? ¿Esperáis a que la biología, la medicina o la psicología se pronuncien sobre la existencia del alma? ¡Quizá tengáis que esperar siglos! En resumen, el ser humano representa, pues, una entidad en la que coexisten dos naturalezas, dos trinidades. La primera, la trinidad inferior, que nosotros hemos llamado "personalidad", comprende nuestras facultades instintivas, emocionales e intelectuales, puramente terrestres. La segunda, la trinidad celestial, superior, o "individualidad", se manifiesta bajo tres aspectos: la inteligencia pura

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e intuitiva, el amor sublime, que es enteramente sacrificio y felicidad, y la voluntad divina, que posee la omnipotencia creadora. Los hindúes dicen que estas tres manifestaciones sublimes habitan en los tres cuerpos que llaman cuerpo causal, cuerpo búdico y cuerpo átmico. Todo eso se resume en este símbolo que representa al Ser Cósmico: Adam Kadmon. Si me creéis, llegaréis a grandes realizaciones. Pero la primera condición para ello es la de observaros siempre. En cada minuto del día, e incluso durante la noche, debéis saber lo que entra en vosotros y lo que sale de vosotros, analizar los pensamientos, los deseos y sentimientos que os invaden, y, al mismo tiempo, lo que os abandona, lo que perdéis. Hay que ser conscientes "¿De qué servirá eso?", diréis. ¡Toda una ciencia se va descubrir ante vosotros! En vuestro laboratorio interior, en vosotros mismos, estudiáis la realidad de las cosas, os vigiláis y progresáis, o lo contrario. Cuando la consciencia no está desarrollada, no nos damos cuenta de lo que sucede. A menudo le pregunto a alguien: "¿En qué piensa usted?", y me responde: "No lo sé" Los pensamientos entran en él como en un molino, y él no tiene ninguna consciencia de ello; las cosas entran, salen, y él no sabe ni lo que entra, ni lo que sale. ¿Cómo queréis que un ser así sea dueño de la situación? Siempre será vencido, siempre estará por los suelos. Si una corriente magnifica, divina, os invade, debéis conocer su color y la región de donde viene, para poder clasificarla; entonces progresáis. En la Enseñanza no hay sitio para los seres inconscientes. Por eso, os lo digo, vigilaos, ¡analizaos en cada instante! Supongamos que hayáis vivido instantes sublimes en los que os hayáis sentido llevados por torbellinos de inspiración y de éxtasis, y que ahora estéis tristes, que ya no logréis volver a vivir estos estados... Os dije en otra conferencia que todo se graba en nosotros, que tenemos toda una discoteca interior. Debéis, pues, ir a buscar en ella la grabación de este momento maravilloso, es decir, debéis restablecer con el pensamiento las mismas condiciones para que los mismos efectos se reproduzcan en vosotros. Al cabo de unos instantes reviviréis tas mismas emociones, casi lograréis restablecer lo que habíais vivido y podréis volver a revivirlo tantas veces como queráis. De esta manera hacéis un trabajo muy positivo sobre vosotros

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mismos, porque buscáis siempre lo constructivo, y eso es, por tanto, un buen trabajo. Cuando algunos seres han vivido en un determinado lugar un gran amor y vuelven a este lugar, incluso mucho tiempo después, se vuelven a encontrar con sus recuerdos y vuelven a sentir las mismas emociones. Eso prueba que algo se había grabado en ellos. Han vuelto a encontrar en estos lugares las mismas sensaciones, menos intensas quizá, pero de la misma naturaleza. Y, cuando otros se acercan a ciertos lugares siniestros en donde se les atormentó, se les pegó o torturó, sienten también tas mismas emociones de miedo y de horror. Eso prueba que todas las impresiones se graban en el subconsciente y que un día podemos volver a encontrarlas Ahora, si queréis hacer un gran trabajo sobre vosotros mismos, procurad encontrar los mejores momentos de vuestra existencia y revivid estos momentos, sumergíos en ellos. ¿Qué hace la gente la mayoría de tas veces? Vuelven a poner siempre los mismos discos, pero siempre los más negativos: sus enfermedades, sus penas, las injusticias que han padecido... ¡eso es siempre lo que os cuentan! Son, pues, unos ignorantes, porque no saben que, chapoteando sin cesar en estas preocupaciones negativas, destruyen algo dentro de ellos. Lo más importante para el discípulo es comprender que debe hacer un trabajo sobre sí mismo, vigilarse, estar despierto, para saber en cada instante lo que sucede en él, saber exactamente, y sin equivocarse, lo que es diabólico y lo que es divino. Trabajando así, conscientemente, manteniendo un ideal muy elevado, el discípulo se conecta con unas entidades y unas inteligencias sublimes que, un día, vienen a instalarse en él y se vuelve capaz de asumir pesadas tareas, de resolver problemas, de triunfar de numerosas dificultades, y de convertirse, finalmente, en un hijo de Dios. Hay que conectarse, hay que conectarse siempre con lo superior, con lo divino. Jesús decía: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a hacer nuestra morada en él". En los Libros sagrados de la humanidad se dice que los espíritus luminosos vinieron a habitar en aquéllos que les habían llamado, que estaban conectados con ellos. Eso significa, pues, que pueden venir a instalarse en nosotros otras almas, además de aquéllas de tas que os

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hablaba al principio. Muchas otras almas individuales pueden venir, y se forma en nuestro interior una gran colectividad, una gran fraternidad. En la conferencia: "Hay varias moradas en la casa de mi Padre" , expliqué, ¿os acordáis?, que el hombre es como una casa con habitantes, con inquilinos. Un bruto no tiene muchos habitantes, es un ser pobre y miserable; el hombre normal o corriente tiene una pequeña familia; los hombres de talento, los hombres de genio y los santos tienen una familia cada vez más grande; y, finalmente, los Maestros tienen una familia inmensa. Cuantas más almas hay en el hombre, más rico es. Es como un banco en el que los espíritus vinieran a depositar sus capitales. Según su trabajo, su actitud, su ideal, los espíritus colocan sus capitales en el hombre, o se los retiran. Si les inspira confianza, se convierte en un banco floreciente, y como es rico, tiene los medios para hacer cosas increíbles. Si et mundo invisible le retira todos los capitales, se acabó. Eso lo vemos todos los días: bien sea por la bebida, por la sensualidad, u otros placeres, el hombre puede perder todo lo que había en él de expresivo, de sutil, de irradiante, y volverse como una piedra. Por eso la Ciencia iniciática es necesaria para instruir a los seres, para enseñarles a dónde deben ir y cómo trabajar. Está basada en un saber y no en mandamientos: "¡No harás eso, no harás aquello!..." que no explican nada La religión repite que hay que ser morales, que hay que rezar, pero sin explicar por qué razones. Por eso los humanos se niegan a someterse a sus prescripciones. Pero si se les explica cuáles son las leyes de causa y consecuencia en los diferentes planos, y. por tanto, por qué hay que hacer o no hacer tal o cual cosa, lo aceptarán, porque lo verán claro y comprenderán la razón. Creedme, no hay nada más útil para vosotros que la luz de esta Enseñanza. Ella os dará la posibilidad de llegar a ser fuertes, poderosos, dueños de vosotros mismos, y de caminar, por fin, con los ojos abiertos.

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