Los observatorios desde Pareto: una perspectiva para abordar el estudio de los observatorios ciudadanos

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REPYG: Revista de Estudios Políticos y Gobierno

Los observatorios desde Pareto: una perspectiva para abordar el estudio de los observatorios ciudadanos por Rigoberto Silva Robles [email protected]

Resumen

Recepción: 23/01/2014 Aceptación: 26/02/2014

El presente documento tiene como fin valorar la perspectiva de Vilfredo Pareto en una investigación que pretende estudiar a los observatorios como una muestra de la capacidad heurística de la democracia desde un enfoque neoinstitucional. Los observatorios pueden ser definidos en principio como un espacio de participación ciudadana que tiene como actividad principal vigilar asuntos que asume como públicos con cierto nivel de tecnificación y desde donde se pretende influir en los tomadores de decisiones o en la opinión pública. Palabras Clave: Observatorio, método experimental, aspecto subjetivo, aspecto objetivo, élite, Pareto, ciencias sociales.

Abstract This paper aims to evaluate the Vilfredo Pareto perspective on research that aims to study the observatories as an example of the heuristic of democracy from a neo-institutional approach. Observatories in principle can be defined as a space for citizen participation whose main activity monitoring and public affairs assumed a certain level of modernization and where it is intended to influence the decision makers or the public. Key Words: Observatory, experimental method, subjective aspect, target aspect, elite, Vilfredo Pareto, social sciences.

Acerca del autor Licenciado en Estudios Políticos y Gobierno y maestro en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara. Actualmente es Vicepresidente Académico del Colegio Estatal de Estudios Políticos y Gobierno A.C.

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Presentación El presente documento tiene como fin valorar la perspectiva de Pareto en una investigación que pretende estudiar a los observatorios como una muestra de la capacidad heurística de la democracia desde un enfoque neoinstitucional. Los observatorios pueden ser definidos en principio como un espacio de participación ciudadana que tiene como actividad principal vigilar asuntos que asume como públicos con cierto nivel de tecnificación y desde donde se pretende influir en los tomadores de decisiones o en la opinión pública. ¿Por qué Pareto? Porque explorar su pensamiento implica explorar dos temas importantes que valdría la pena considerar en función del fin señalado en el párrafo anterior: élites, razonamiento lógico y razonamiento no lógico. Habrá que decir que la decisión del propósito de este artículo no fue complicada. Los planteamientos de Pareto parecen que, en principio, se adaptan bien al enfoque que se pretende utilizar al estudio de los observatorios. Es conveniente decir que los planteamientos de Pareto son amplios, tanto en proposiciones teóricas y supuestos como en ejemplos. Por esta razón, es importante advertir al lector que se ha considerado pertinente incluir citas textuales suficientes para rescatar la esencia del texto, incluyendo algunos cuadros y gráficas. Se ha hecho el intento por tener cuidado en que las citas realizadas sean, en todo caso, con el único fin de entender lo que Pareto pensaba sobre los puntos relevantes rescatados en este artículo. Si bien es cierto que, como se ha dicho ya, el artículo pretende valorar la conveniencia del pensamiento de Pareto en un proyecto de investigación como el ya mencionado, también es cierto que como un segundo objetivo se pretende presentar parte de su pensamiento de una manera más o menos ordenada.

Introducción Pareto es un autor que considera la relevancia de la dimensión subjetiva en la acción de los individuos. En sus palabras: «Las teorías económicas y sociales de las que se sirven aquellos que toman parte en las luchas sociales, no deben juzgarse por su valor objetivo, sino principalmente por su eficiencia en suscitar emociones […]; la refutación científica que se puede hacer no sirve para nada, aunque sea exacta desde el punto de vista objetivo» (1987, p. 211). Agrega: «los hombres atienden a su sentimiento y a su interés pero les gusta imaginarse que siguen a su razón; por ello buscan, y encuentran siempre, una teoría que, a posteriori, proporciona un cierto barniz lógico a sus acciones» (1987, p. 211). 6

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En términos generales es posible presentar el pensamiento de Pareto en tres apartados: primero, en lo que respecta a su opinión sobre las ciencias sociales, el método experimental y teoría; segundo, sobre conceptos; y tercero, sobre presupuestos. Esta es la forma en la que se pretende desarrollar el artículo. Pero antes de entrar de lleno en los apartados mencionados, se realizará una breve presentación del objeto de estudio, que no del proyecto de investigación1, que sirve de pretexto para reflexionar las ideas de Pareto. En el segundo apartado se tratará de reflexionar sobre qué aspectos generales, bajo la perspectiva de Pareto, debería tener una investigación del tipo que se presenta aquí. En el tercer apartado se intentará presentar los conceptos y teoría que podrían, en determinado momento, ayudar a la construcción de un modelo que permita abordar alternativamente el objeto de estudio. En el cuarto apartado se tratará de presentar, a partir de los presupuestos identificados en la lectura de Pareto, aquellos que podrían justificar el abordaje del tema de los observatorios. Por último, se presentarán las conclusiones, que darán cuenta del objetivo perseguido desde el inicio: valorar la perspectiva de Pareto en una investigación que pretende estudiar a los observatorios como una muestra de la capacidad heurística de la democracia desde un enfoque neoinstitucional. En otros términos: ¿qué tan conveniente es la perspectiva de Pareto para una investigación que utiliza un enfoque neoinstitucional para abordar el tema de los observatorios?, ¿por qué?

1. Del objeto de estudio En principio, los observatorios pueden ser definidos como mecanismos de participación ciudadana en asuntos públicos, que adoptan como función principal la vigilancia de ciertos aspectos de la vida pública que son susceptibles de ser intervenidas y/o solucionadas por el gobierno o la sociedad civil. Observar de manera organizada lo que sucede en su entorno (político, económico, social, cultural, etc.) para proponer soluciones a problemas que importan a ciertos sectores de la sociedad, así como la discusión de temas para la toma de decisiones son, en términos generales, sus objetivos principales. Esas observaciones se presentan con el objeto de que sean tomadas en cuenta por quienes ejercen el poder público, pero también por grupos sociales que podrían intervenir al respecto. En principio, se plantea que los observatorios cumplen una doble función: por un lado, están atentos para señalar las áreas de interés, no solamente señalando el problema, sino además proponiendo lo que les parece son soluciones; por otro lado, están como atentos 1

Se hace la distinción entre objeto de estudio y proyecto de investigación, porque el primero requiere una caracterización del fenómeno de interés, y el segundo implica, además de lo anterior, una serie de elementos que no se incluirán aquí.

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vigilantes de las acciones gubernamentales. Son aliados y enemigos, al mismo tiempo, de aquellos que ejercen el poder desde los espacios públicos de gestión y representación gubernamental así como de la sociedad misma. Dado el objeto de estudio, una pregunta guía bien podría ser la siguiente: ¿por qué los observatorios son una muestra de la capacidad heurística de la democracia? La respuesta, planteada como hipótesis, es la siguiente: porque cumplen una doble función en una democracia, ya que por un lado, están atentos señalando problemas y proponiendo soluciones, y por otro lado, están como vigilantes de las acciones gubernamentales. Es evidente que la pregunta revela un presupuesto importante: los observatorios, efectivamente, son una muestra de una existente capacidad heurística de la democracia. Dado que la capacidad heurística se manifiesta por la generación de correcciones a ciertos fenómenos que podrían caracterizarse como poco o nada democráticos, los observatorios deberían funcionar como correctores de dos maneras: primero, señalando problemas y proponiendo soluciones, y segundo, vigilando acciones gubernamentales. Desde esa posición, el diseño de prueba debería considerar lo siguiente: a) las herramientas teórico-metodológicas para identificar y explicar qué problemas y soluciones señalan los observatorios, así como los mecanismos que siguen para su identificación; y b) las herramientas teórico-metodológicas para identificar y explicar qué acciones gubernamentales vigilan y la manera en que lo hacen. Ahora bien, pensemos que el enfoque que se utilizará para abordar el fenómeno de los observatorios es el neoinstitucional, porque además de considerar las reglas jurídicas en las que se inscriben las organizaciones, considera también el comportamiento de los actores en sentido de los actores políticos, tanto institucionales como individuales. Las reglas normativas se imponen a los actores en la forma de «una serie de restricciones al comportamiento basado en el interés personal, es decir, definen o restringen las estrategias que los actores políticos, sociales y económicos adoptan en la lucha de los procesos por alcanzar sus objetivos» (Rivas, 2003, p. 42). Es en este aspecto donde la perspectiva de Pareto podrá contraponerse a un enfoque cuya naturaleza es sobre todo racional. Algunas características importantes del enfoque neoinstitucional son las siguientes: primero, que en las instituciones se observan arreglos colectivos, permanentes y estructurados además de ciertos sistemas de comportamiento; segundo, que considera «un papel más autónomo de las instituciones [y] no niega al mismo tiempo la importancia y el rol llevado a cabo por los actores individuales, el Estado, e incluso los procesos sociopolíticos de 8

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socialización, participación y afines» (Rivas, 2003, p. 39); tercero, que «considera a la cultura como la generadora de las instituciones, pues supone que éstas conforman el conjunto de normas y tradiciones que tienen su origen en las rutinas organizacionales» (Madueño en Rivas, 2003, p. 42); cuarto, que aborda al objeto de estudio a partir de la manera en que se muestra y no desde un plano normativo; quinto, que concede gran importancia a «los mecanismos a partir de los cuáles individuos y organizaciones toman decisiones» (Rivas, 2003, p. 42); y sexto, que considera las lógicas de acción organizacionales e individuales de manera reticular. Son dos los aspectos que pretenden abordarse los que fundamentalmente servirán para relacionar el objeto de estudio con la posición de Pareto: primero, la idea de que el comportamiento de los actores toman decisiones basados en el interés personal para alcanzar sus objetivos; y segundo, la idea de que existen mecanismos a partir de los cuales los individuos, tanto individualmente como en colectivo, toman decisiones.

2. Las ciencias sociales, el método experimental y teoría en Pareto La sociología que propone Pareto es una a la que llama experimental. La teoría bajo este enfoque tendría los siguientes aspectos: a) aspecto objetivo; b) aspecto subjetivo; c) aspecto de la utilidad. La ciencia experimental no posee dogmas, y por lo tanto, los hechos experimentales sólo pueden explicarse por medio de la experiencia. Para Pareto «las teorías, sus principios y sus deducciones están totalmente subordinadas a los hechos y no poseen otro criterio de verdad que el representarlos bien» (1987, p. 245). Además, «no se puede conocer un fenómeno en todos sus detalles; existe siempre un residuo, que aparece incluso a veces materialmente» (1987, p. 267). Pareto argumenta que la vía que desea seguir para la sociología es la siguiente (1987, pp. 247–250): 1°. No pretendemos ocuparnos en modo alguno de la verdad intrínseca de cualquier religión, fe, creencia metafísica, moral o cualquier otra […]; 2°. El terreno en el que trabajamos es, pues, exclusivamente el de la experiencia y de la observación. Empleamos estos términos en el sentido que tienen en las ciencias naturales […]; 3°. Al no invadir el dominio ajeno, no admitimos que se invada el nuestro. Estimamos que no es razonable y es inútil oponer la experiencia a los principios que la sobrepasan; pero rechazamos del mismo modo la soberanía de estos principios sobre la experiencia; 4°. Partimos de los hechos para componer teorías, e intentamos siempre alejarnos lo menos posible de estos hechos. Ignoramos qué es la esencia de las cosas, y no nos preocupamos de ello, porque un REPYG. Año 1. Vol. I. Número 1. Octubre 2013 - Marzo 2014. ISSN: 2007-8757

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estudio como este se aparta de nuestro terreno. Buscamos las uniformidades presentadas por los hechos, y les damos también el nombre de leyes; pero estos hechos no están sometidos a estas últimas, al contrario. Las leyes no son necesarias, son hipótesis que sirven para resumir un número más o menos grande de hechos y que perduran en tanto no se las sustituya por otras mejores; 5°. Todas nuestras investigaciones son, pues, contingentes, relativas, y dan lugar a resultados que sólo son más o menos probables, como mucho muy probables […]; 6°. Razonamos exclusivamente sobre las cosas y no sobre los sentimientos que sus nombres despiertan en nosotros. Estudiamos estos sentimientos como simples hechos externos […]; 7°. Buscamos las pruebas de nuestras proposiciones únicamente en la experiencia y la observación, así como sus consecuencias lógicas, excluyendo toda prueba por acuerdo con sentimientos, por evidencia interna o dictada por la conciencia; 8°. De este modo emplearemos únicamente las palabras que correspondan a las cosas y pondremos todo el cuidado, todo nuestro celo en darles una significación tan precisa como sea posible; 9°. Procederemos por medio de aproximaciones sucesivas, es decir, considerando en primer lugar el fenómeno en su conjunto, haciendo caso omiso voluntariamente de los detalles que tendremos en cuenta en sucesivas aproximaciones.

Así, el enfoque paretiano implica que el proyecto de investigación considere los hechos como el elemento fundamental, es decir, que deben permitir en última instancia, servir al menos como una representación útil para encontrar regularidades. Si bien es cierto, y la idea de proyecto esbozada antes deberá dar cuenta de ello, que no es posible conocer un fenómeno en todos sus detalles, también es cierto que su abordaje deberá ser lo suficientemente adecuada y pertinente para encontrar regularidades. Los hechos son la fuente que brindará la posibilidad de encontrar tales regularidades. En este sentido, las variables que explican y caracterizan a los observatorios que pueden hacerse visibles deberían, en última instancia, ser visibles en todos los casos, o en términos paretianos, en una parte considerable de los casos. Si los observatorios o sus dirigentes realizan determinadas acciones en los casos estudiados, posteriores estudios deberían, por acumulación, reforzar el planteamiento generalizable, aumentando con esto la probabilidad de que sean expresiones en casos futuros. Un planteamiento posible es el siguiente: los observatorios A y B utilizan los mecanismos X y Y de financiamiento, y que además están relacionados causalmente con las acciones de su dirigente. Dicho de otro modo, que un observatorio accede a determinadas fuentes de financiamiento en función de las posibilidades e intereses de quien lo dirige. Si fuese el caso, entonces se esperaría que esta relación causal fuera observada en otros, o en gran parte, de los observatorios.

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En el Cuadro 1 se presentan los tres aspectos que según Pareto tiene una teoría. Los aspectos son los siguientes: el objetivo, el subjetivo y el de utilidad. Además, presenta preguntas que pueden servir de guía para el desarrollo de las reflexiones que podrían dar origen a un proyecto de investigación. Pensemos entonces en una proposición siguiendo la forma de exposición de Pareto para ejemplificar el uso que podría darse a tales aspectos: Los observatorios señalan problemas y proponen soluciones2.

Cuadro 1. Aspectos de la ciencia social según Pareto ASPECTO OBJETIVO

ASPECTO SUBJETIVO

CLASE I.

ASPECTO DE UTILIDAD I. Los sentimientos expresados por

Elementos experimentales.

a) Razones por las que

una teoría son útiles o nocivos:

Ia. Vínculo lógico.

determinada teoría es producida

Ia. Para quien los produce.

Ib. Vínculo no-lógico.

por un hombre determinado.

Ib. Para quien la admite.

CLASE 2.

b) Razones por las que un hombre

II. Una teoría determinada

Elementos no-experimentales.

determinado acepta una teoría

es útil o nociva:

IIa. Vínculo lógico.

determinada.

IIa. Para quien la produce.

IIb. Vínculo no lógico.

IIb. Para quien al admite. ¿Qué utilidad tienen los sentimientos expresados por la

¿Está o no de acuerdo con la experiencia?

¿Por qué determinados hombres dicen que A es igual a B? ¿Por qué otros hombres lo creen?

proposición: A es igual a B, para el que la enuncia? ¿para el que la admite? ¿Qué utilidad tiene la misma teoría, según la cual A es igual a B, para quien la expresa? ¿Para quién la acepta?

FUENTE: De elaboración propia con información de Pareto (1987, pp. 226–228).

Aspecto objetivo: ¿está o no de acuerdo con la experiencia? La pregunta puede ser expresada de la siguiente manera: ¿es posible encontrar casos de observatorios que señalan problemas, y que al mismo tiempo proponen soluciones? En este caso, con base a la experiencia, es 2

Pareto presenta un ejemplo que se intentará seguir: «[…] los hechos sociales presentan con frecuencia los siguientes casos: a) proposiciones acordes con la experiencia enunciada y admitidas por su acuerdo con los sentimientos, que son útiles o nocivas para los individuos, para la sociedad; b) proposiciones acordes con la experiencia, rechazadas porque están en desacuerdo con los sentimientos que, si fueran admitidos, serían nocivos para la sociedad; c) proposiciones que no están de acuerdo con la experiencia, enunciadas y admitidas por su acuerdo con los sentimientos, que son útiles, y en ocasiones muy útiles a la sociedad; d) proposiciones que no están de acuerdo con la experiencia, enunciadas y aceptadas por ser acordes con los sentimientos, que son útiles para ciertos individuos, nocivos para otros, y útiles o nocivos para la sociedad» (1987, p. 229).

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decir, a la existencia de casos en los cuales pueda probarse la proposición, podrá responderse como verdadero o como falso. Para el asunto que nos ocupa, la respuesta es verdadero. Existen casos en donde se encuentran las dos variables: observatorios que señalan problemas (a), y al mismo tiempo, proponen soluciones (b). Sin embargo aquí parece que se muestra para esta prueba el primer problema, ya que es posible encontrar grupos que pretenden autodenominarse observatorios y que se encuentran en el caso (a) sin la presencia de (b), o (b) sin la presencia de (a). En este sentido, y como aporte a la caracterización de los observatorios para el proyecto de investigación, se tendría que definir si en los dos últimos casos se está hablando de un observatorio, o de otra forma de organización. En última instancia, la pregunta evidencia un problema que debe ser resuelto. Aspecto subjetivo: ¿por qué determinados hombres dicen que A es igual a B? ¿Por qué otros hombres lo creen? Para el aspecto subjetivo, la pregunta puede ser planteada de la siguiente manera: ¿por qué determinados hombres dicen que los observatorios señalan problemas y proponen soluciones? ¿Por qué otros hombres lo creen? Más adelante se abordará con mayor detalle el tema de las motivaciones y tendencias que tienen los individuos para justificar ciertas acciones desde la perspectiva de Pareto. Sin embargo, en este momento conviene adelantar que los discursos expresados tal y como se muestra en la proposición, deberán ser analizados y sintetizados para la argumentación. En este sentido, y a manera de ejemplo, la afirmación es expresada por quienes estudian los observatorios. Dadas las características señaladas por dicha afirmación, se esperaría que existiese evidencia empírica, experimental, que pudiese soportarla. En cuanto a la respuesta a la segunda pregunta, se podría esperar que fuera en dos sentidos: primero, que hay hombres que lo creen porque existe una argumentación lógica que es presentada; segundo, que hay hombres que lo creen porque existen ciertas motivaciones subjetivas que los animan a hacerlo. En cuanto al último sentido de la respuesta, dicha motivación podría ser, a manera de ejemplo, que quien lo cree es porque profesa simpatía con este tipo de organización social. En todo caso, podría admitirse que la proposición enunciada resulta útil para quienes estudian el tema. Aspecto de utilidad: ¿Qué utilidad tienen los sentimientos expresados por la proposición: A es igual a B, para el que la enuncia? ¿para el que la admite? ¿Qué utilidad tiene la misma teoría, según la cual A es igual a B, para quien la expresa? ¿Para quién la acepta? Si se intentará incluir la proposición planteada en las siguientes formas de pregunta, se expresaría de la siguiente manera: ¿qué utilidad tienen los sentimientos expresados por la proposición los observatorios señalan problemas y proponen soluciones, para quien la anuncia? ¿Para quién la admite? ¿Qué utilidad tiene la misma teoría, según la cual los observatorios

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señalan problemas y proponen soluciones, para quien la expresa? ¿Para quien la acepta? Las respuestas a tales preguntas deberían considerar que la proposición es enunciada por alguien que se encuentra desarrollando, que se encuentra construyendo, un proyecto de investigación. Por lo tanto es útil en términos de que ayudan a comprender aunque sea en parte a los observatorios como fenómeno social. Para las ciencias sociales esto sería relevante. Quienes la aceptan, en dado caso, son los especialistas en el tema, suponiendo que así sea, por la misma razón. En cuanto a los sentimientos expresados y su utilidad para quien los admite, se abordará más adelante, ya que responde a un tema relacionado con las acciones de los individuos que también es tratado por Pareto.

3. Conceptos en Pareto El repaso realizado al texto de Pareto consistió en rescatar los elementos teóricos más importantes expresados por el autor y que pudieran, al mismo tiempo, mostrar la conveniencia para abordar el objeto de estudio, como ya se ha planteado antes. Para Pareto, es posible distinguir movimientos reales3 de los movimientos virtuales. Los movimientos reales son los que podrían observarse, en primer término, en cualquier fenómeno. Los movimientos virtuales son aquellos que resultan de la abstracción. Es decir, que se suprimen o agregan imaginariamente variables a un fenómeno determinado, y se intenta descubrir características que definen a los movimientos reales (Pareto, 1987, p. 120). A través de la reflexión sobre los movimientos reales y virtuales, es como Pareto realiza la siguiente afirmación (1987, p. 121): Las características de los individuos no son la causa que determina el carácter del sistema gubernamental, y éste tampoco es la causa que determina los caracteres de los individuos, pero entre ambas cosas existe una correspondencia necesaria; se establece un estado de equilibrio entre las fuerzas 3

Aunque Pareto no plantea su enfoque en términos organicistas, la categorización de movimientos reales y movimientos virtuales podría significar, en términos de lo que Durkheim propone como una doble categoría de fenómeno social: normal y patológico. En el primero encontramos casos que se presentan de manera común. Recordemos aquí sobre todo la explicación que brinda sobre el crimen como un asunto de normalidad bajo ciertos límites. Lo patológico se encontraría en la presencia de determinado fenómeno en casos especiales fuera del común de otros casos. Los observatorios podrían inscribirse fundamentalmente con un fenómeno normal, inclusive, como parte del desarrollo de la capacidad heurística que puede tener la democracia. Su normalidad radicaría en el sentido de que lo observatorios, aunque de relativa nueva creación en los términos en los que son abordados por la investigación, se presentan en muchos lugares, tanto en América como en Europa (Emirbayer, 2003).

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que actúan y reaccionan las unas sobre las otras. Hay que comprender bien esto, no sólo en este caso en particular, sino en general. Este punto es absolutamente fundamental para el estudio de las ciencias sociales.

Para poder realizar una abstracción de los movimientos virtuales es necesario primero construir un modelo de movimientos reales. El modelo entonces deberá permitir la identificación de las variables considerando la relación que guardan con la democracia. Recordemos que el proyecto de investigación parte de la hipótesis de que los observatorios son una muestra de la capacidad heurística de la democracia. El fenómeno objetivo y el fenómeno subjetivo es una apreciación que permite distinguir de la ocurrencia de un hecho y «la forma bajo la cual nuestro espíritu la percibe» (Pareto, 1987, p. 75), respectivamente. Al respecto, Pareto afirma que «con mucha frecuencia la existencia de este fenómeno objetivo está velada por nuestras pasiones y prejuicios y la percepción que tenemos de ella difiere considerablemente de la realidad» (1987, p. 75). Y es en este sentido que (Pareto, 1987, p. 76-77): […] con mucha frecuencia los hombres no tienen conciencia de las fuerzas que les empujan a actuar, confieren a sus acciones causas imaginarias muy diferentes de las causas reales. Es un error creer que el hombre que engaña de esta forma a otro tiene siempre mala fe; por el contrario, este es un caso muy raro, normalmente este hombre ha empezado por engañarse a sí mismo.

Ahora bien, cuando Pareto intenta mostrar las fuentes de dichas ilusiones, señala que una de las más importantes se encuentra justamente en que las acciones humanas no son consecuencia del razonamiento (1987). Señala lo siguiente, y esto es un punto al que se acude con cierta frecuencia en el presente artículo (Pareto, 1987, pp. 79–80): …éstas acciones son puramente instintivas, pero el hombre que las lleva a cabo experimenta un sentimiento de placer confiriéndoles, por otro lado de forma arbitraria, causas lógicas [donde] en general no es muy exigente sobre la calidad de esta lógica y se contenta muy fácilmente con un simulacro de razonamiento [pero] experimentaría un sentimiento penoso si prescindiera de él completamente.

En la Figura 1 es posible observar este tipo de relaciones causales, y la manera en que se muestra el establecimiento de las relaciones causa-efecto, tanto objetivas como subjetivas. Una forma de explicar, en palabras de Pareto, es la siguiente (1987, p. 83-84): […] un determinado principio X, en el que los hombres tienen una fe ciega, tiene como consecuencia lógica acciones M, N, etc., que son útiles a la sociedad, y también otras P, Q, etc., que chocarían con

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demasiada fuerza con las condiciones de la vida social. Rechazar X para evitar P, Q, …, es generalmente un mal medio, puesto que X deberá ser necesariamente reemplazada por Z que, a lo mejor, tiene consecuencias peores que P, Q… El medio utilizado habitualmente consiste, pues, en efectuar algunas ligeras alteraciones a la lógica, para excluir P, Q, …, de las consecuencias de X. […] Si se la juzga desde el punto de vista lógico, no posee ningún valor, si se la juzga desde el punto de vista práctico es indispensable, y, de hecho, se la ha visto actuar en todos los tiempos.

Figura 1. Acción y explicación4

FUENTE: Obtenido de Pareto (1987, p. 80).

Puede haber también algo que impulsa a los hombres a actuar de determinada manera: «la religión socialista ha servido para dar a los proletarios la energía y la fuerza necesarias para defender sus derechos; por otro lado, los ha elevado moralmente» (Pareto, 1987, p. 108). Es decir, que existen grandes corrientes que impactan, fundamentalmente a través 4

Pareto explica a través de la Figura 1 las acciones y explicaciones. Así, A representa una causa real, y B es su efecto, también real. En otras palabras: A es causa de B. En esta relación, entonces, que es ignorada con o sin intención, el ser humano puede presentar y reconocer a C como causa de B. Así, cuando la relación real de causa efecto es A-B, el ser humano podría presentar una relación casual del siguiente tipo: C-B. En este sentido, Parteo expresa lo siguiente: «Pueden darse distintos casos: 1°. C existe realmente, pero B no es su consecuencia; […] 2°. C es imaginario, pero el vínculo que relaciona C con B es rigurosamente lógico, es decir, que si C existiera, su consecuencia sería B; […] No solamente C es imaginario, sino también el lazo que le une a B no es lógico; […] 4°. Por último quedaría por considerar el caso en el que el propio acontecimiento que se desea explicar, es decir, B, es imaginario [además] se puede relacionar con una causa real o imaginaria, por medio de razonamientos rigurosos, o con alta de rigor y de precisión» (1987, pp. 80–81). Pareto agrega: «El estudio de un fenómeno objetivo consiste en buscar cuál es el vínculo de mutua dependencia que relaciona los hechos reales A y B […]; el estudio del fenómeno subjetivo tiene como fin descubrir las relaciones CB, que los hombres sustituyen a las relaciones reales, e incluso descubrir relaciones como CE que los autores establecen entre dos hechos C y E totalmente imaginarios» (1987, p. 81).

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de ideales, el comportamiento de las personas5. Pareto utiliza muchos pasajes para ejemplificar lo anterior: el aristócrata al que le impacta el socialismo, la mujer que se siente obligada en atender al enfermo aunque no tenga la más remota idea de la cura. Pareto afirma (1987, p. 114): […] no es únicamente el interés, el cálculo, el que empuja a los hombres a hacerse partidarios de una doctrina, es también el espíritu de imitación y bastantes otras causas, entre las cuales no deberíamos de olvidar, en el caso que nos ocupa, la existencia de lo que se ha llamado un proletariado intelectual. Todas estas circunstancias unidas producen una corriente extremadamente fuerte que arrastra todo lo que encuentra a su paso.

Pareto propone también una manera de entender cómo las relaciones objetivas se transforman en relaciones subjetivas (1987, pp. 191–192): 1°. Se produce una doble transformación. Una relación objetiva real A se transforma, sin que el hombre se dé cuenta, en una relación subjetiva B. Más tarde, en virtud de la tendencia que transforma las relaciones subjetivas en relaciones objetivas, la relación B se transforma en otra relación objetiva C, distinta de A y generalmente imaginaria. 2°. El hombre tiende siempre a otorgar un valor absoluto a aquello que no es más que contingente. Esta tendencia es satisfecha en parte por la transformación del hecho contingente B en el hecho imaginario C, mucho menos contingente, o incluso, absoluto. 3°. El hombre tiende siempre a establecer una relación lógica entre los distintos hechos que siente como dependientes los unos de los otros sin que comprenda ni cómo ni por qué. Además, esta relación lógica es normalmente la de causa-efecto. Si se exceptúan la mecánica y las ciencias análogas, las relaciones de mutua dependencia son utilizadas en raras ocasiones. 4°. El hombre está guiado por intereses particulares, y principalmente por los sentimientos, mientras que se imagina y hace creer a los otros que está guiado por intereses generales y por la razón pura.

Pareto propone algunas dificultades en plantear, desde la disciplina económica, cómo responder a una pregunta del siguiente tipo: «¿qué efectos tendrán sobre los sentimientos determinadas medidas concretas?» (1987, p. 199). Las dificultades son objetivas y subjetivas, como las expresa el autor (1987, pp. 200–201): 5

Wesley, al respecto, afirma lo siguiente: «… donde la riqueza asciende, la religión aminora en igual proporción; no concibo, pues, cómo pueda ser factible, conforme a la naturaleza de las cosas, una extensa persistencia de cada alborada de la verdadera religiosidad; puesto que, necesariamente, la religión reditúa laboriosidad y sobriedad, ambas por igual fuente de riqueza. Mas tan pronto como esta riqueza se acrecienta, se agiganta la soberbia, la vehemencia y el apego al mundo en cualquiera de sus formas pues, ¿cómo ha de ser posible que vaya a perdurar tanto el metodismo, siendo una religión afectiva, a pesar de que ahora la vemos extenderse como un frondoso árbol? Donde sea que estén, los metodistas son laboriosos y ahorrativos; en consecuencia, se incrementa su abundancia en bienes materiales» (en Weber, 2004, p. 124). El tema de la religión también es abordado por Pareto, como una fuente de ideales que motivan la acción subjetiva de los individuos.

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Entre las dificultades objetivas destacaremos las siguientes: 1°. Los fenómenos se producen muy lentamente, y no presentan, por consiguiente, la frecuencia necesaria para poder, mediante pruebas y contra-pruebas, constituir una teoría. Todas las ciencias han realizado progresos extraordinarios y, sin embargo, en la materia de la que nos ocupamos, lo mejor que tenemos está todavía en las obras de Aristóteles y Maquiavelo […]6; 2°. Los fenómenos que se relacionan con el sentimiento no pueden medirse con precisión; no podemos, por lo tanto, recurrir a la estadística, tan útil en economía política. La afirmación de que ciertos sentimientos se debilitan o refuerzan es siempre algo arbitraria, y depende siempre un poco del autor que juzga los acontecimientos; 3°. Los fenómenos sociológicos son, en ocasiones, mucho más escasos y complejos que los que estudia la economía política, y son el resultado de un número mucho mayor de causas, o, más exactamente, se encuentran en una relación mutua con un número mucho mayor de otros fenómenos; 4°. Como son con mucha frecuencia nológicos no podemos situarlos en una relación recíproca por medio de deducciones lógicas, lo que podemos hacer en economía política. La dificultad se acrecienta aún más por el hecho de que los hombres tienen la costumbre de otorgar a sus acciones motivos lógicos no-reales; 5°. Es muy difícil conocer de una manera precisa los sentimientos de otro e incluso los propios sentimientos; la materia que debería servir de fundamento a la teoría es siempre algo incierta. […]. Pasemos a las dificultades subjetivas: 1°. Los autores no buscan casi nunca la verdad, buscan argumentos para defender lo que creen, previamente, que es la verdad y que frecuentemente es un artículo de fe. Las investigaciones de este tipo son siempre estériles, al menos en parte. No solamente los autores actúan de este modo porque son involuntariamente el juguete de sus pasiones, sino que frecuentemente lo hacen deliberadamente, y censuran violentamente a los que se niegan a proceder de este modo […]; 2°. Son infinitos los prejuicios y las ideas a priori que dependen de la religión, de la moral, del patriotismo, etc., y nos impiden razonar de una manera científica sobre temas sociales. […] Para muchos socialistas, todo mal, grande o pequeño, que puede afectar al hombre es una consecuencia cierta del capitalismo […]; 3°. […] Nos es muy difícil no juzgar las acciones del otro con nuestros propios sentimientos […]; 4°. Únicamente la fe empuja con fuerza a los hombres a actuar, por ello no es deseable, para el bien de la sociedad, que la masa de los hombres, o simplemente muchos de ellos, se ocupe científicamente de los asuntos sociales. Existe un antagonismo entre las condiciones de la acción y las del saber. Y he aquí un nuevo argumento que nos muestra cómo aquellos que quieren hacer participar indistintamente, sin discriminación, a todo el mundo en el saber, actúan con poca sabiduría […]; 5°. El contraste entre las condiciones de la acción y las del saber aparecen también en el hecho de que, para actuar, nos amoldamos a ciertas reglas de las costumbres y de la moral; sería imposible hacerlo de otra manera, aunque sólo fuera porque no tendríamos ni el tiempo ni los medios para remontarnos a los orígenes, en cada caso particular, y para construir la teoría completa; por el contrario, para conocer las relaciones entre las cosas, para saber, es necesario precisamente discutir estos mismos principios […]; 6°. Para 6

Aquí es importante destacar que Pareto, por teoría, entiende que es la conformación de evidencias que permiten encontrar regularidades (Pareto, 1987).

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convencer a alguien en materia de ciencia es necesario exponer, en la medida de lo posible, hechos verdaderos y ponerlos en relación lógica con las consecuencias que se desean extraer. Para convencer a alguien en el campo de los sentimientos, y casi todos los razonamientos que se hacen sobre la sociedad y sobre las instituciones humanas pertenecen a esta categoría, hay que exponer hechos capaces de despertar estos sentimientos para que sugieran la conclusión que se desea extraer.

Hasta aquí de lo expuesto en este apartado, podríamos decir lo siguiente con respecto al objeto de estudio. Cuando Pareto afirma que determinado principio, al cual se tiene una fe ciega, tiene acciones lógicas que son útiles a las sociedad al mismo tiempo que tiene acciones lógicas que se confrontan a la vida social. En este sentido, para el proyecto, la fe ciega podría estar representada en la fe ciega a los observatorios como evidencia de la capacidad heurística de la democracia. En este sentido, los observatorios podrían tener consecuencias útiles: controlan a quienes ejercen el poder público, proponen soluciones y diagnostican problemas, entre otros. Otras, en cambio, se contraponen a esta utilidad: diagnósticos mal elaborados que tienen influencia en quienes ejercen el poder público, que tendrían como consecuencia llevarlos a tomar malas decisiones, o dicho de otro modo, decisiones que afectarían negativamente a un gran número de personas. En este sentido, la existencia de los observatorios deberá observarse atendiendo a la lógica experimental, y no sucumbir a la tentación de desacreditar, por influencia subjetiva, a los observatorios. Otro aspecto se refiere la afirmación de Pareto de que ciertas ideas, o ideales, motivan algunas acciones de los individuos. En este sentido valdría la pena considerar para el proyecto de investigación lo siguiente: ¿cuál es la motivación subjetiva que anima a la participación de los individuos en los observatorios? La respuesta deberá ser buscada en trabajo empírico, en términos de Pareto, experimental. Esto implicaría un reto para el proyecto de investigación, puesto que habría que considerar que la motivación subjetiva es difícil de medir, de observar, que es escondida porque los individuos se imaginan y hacen creer a otros que su actuar está guiado por la razón. Por otra parte, las medidas que se toman dentro de los observatorios y que, en relación con las acciones subjetivas, podrían llevar al investigador a preguntarse sobre los efectos que tales medidas concretas tienen sobre los sentimientos, tanto dentro del observatorio como fuera de ellos, implican una serie de obstáculos que habría que considerar, entre los que podemos encontrar: primero, el tema de que los observatorios es un fenómeno relativamente nuevo en México, por lo que se dificulta la conformación de una teoría a partir de ellos; segundo, que la dimensión subjetiva de los individuos que la componen es de difícil observación, y dado que sería necesario abordar el asunto, se deberá tener 18

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especial cuidado con los instrumentos que se elijan en la metodología para abordarlo; tercero, que la observación de tales sentimientos están relacionados con la manera en que el investigador aborda el tema; cuarto, que el diseño metodológico deberá ser capaz de diferenciar los motivos lógicos no-reales que con frecuencia los individuos otorgan a sus acciones; quinto, que el investigador deberá estar atento en construir, a través de un ejercicio profundo de reflexión, los instrumentos metodológicos, evitando que lo llevaran más a tratar de confirmar una creencia que a la búsqueda de la verdad; y sexto, que es necesario que la exposición, en el momento de la construcción del relato de la investigación final, sea lo suficientemente clara como para que sea posible expresar y argumentar las consecuencias que se desearon extraer. Ahora bien, Paret propone categorizar las acciones humanas en dos tipos ante su gran variedad: acciones no-lógicas y acciones lógicas. Pareto es cuidadoso en aclarar que esta clasificación es producto de una abstracción, porque en las acciones reales, dice, los tipos están mezclados, ya sea con una mayor parte no-lógica y una menor lógica, o una mayor parte lógica y una menor no-lógica (1987).7 El autor, entonces, clasifica las acciones en dos tipos: acciones lógicas y acciones no-lógicas. Las acciones lógicas son operaciones que están lógicamente unidas a un fin, y a las demás, les denomina no lógicas. Pareto afirma: «las acciones lógicas son, al menos en su parte principal, el resultado de un razonamiento; las acciones no-lógicas provienen principalmente de un determinado estado psíquico: sentimientos, subconsciencia, etc.» (1987, p. 297). Existe una tendencia, también, a «representarse como lógicas las acciones no lógicas» (Pareto, 1987, p. 144). Lo anterior plantea para el proyecto de investigación otro reto importante, ya que la observación de las acciones humanas dentro de los observatorios tienen un alto contenido subjetivo. ¿Cómo distinguir las acciones lógicas y no-lógicas entre quienes participan en los observatorios? Parece que la respuesta más adecuada es que la materia prima para hacerlo se encuentra fundamentalmente en dos aspectos: las acciones realizadas y observables de los individuos, por un lado, y el discurso que expresan dichos individuos, por el otro. Esto implicaría utilizar herramientas de entrevista, o inclusive, etnometodológicas, para poder descubrirlas. El problema que plantea esta cuestión es, entonces, más del tipo metodológico. 7

Al respecto, Parteo presenta la siguiente explicación: «Sea A un hecho real y B otro hecho real, que tienen entre ellos una relación de causaefecto, o bien de mutua dependencia. Es lo que llamaremos una relación objetiva. A esta relación le corresponde, en el espíritu del hombre, otra relación A’B’ que es propiamente una relación entre dos conceptos del espíritu, mientras que AB era una relación entre dos cosas. Daremos a esta relación A’B’ el nombre de subjetiva.

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Cuadro 2. Acciones lógicas y no-lógicas ¿Tienen las acciones un fin lógico? Tipos y especies

Objetivamente

Subjetivamente





I CLASE: ACCIONES LÓGICAS: El fin objetivo es idéntico al fin subjetivo. II CLASE:

1er tipo

NO

NO

ACCIONES NO LÓGICAS:

2do tipo

NO



El fin objetivo difiere

3er tipo



NO

del fin subjetivo.

4to tipo





3α, 4α: El sujeto aceptaría el fin objetivo si lo conociera. 3β, 4β: El sujeto no aceptaría el fin objetivo si lo conociera.

FUENTE: Pareto (1987, p. 288).

4. Supuestos en Pareto El primer gran supuesto presentado por Pareto es la forma exterior del organismo social. Gráficamente, la forma es expresada en la Figura 2. Al respecto, Pareto afirma que la forma no cambia, pero dentro los movimientos de los individuos no permanecen en reposo (1987). Y estas características, según sostiene, podrían presentarse más o menos en cualquier variable que se elija para representar un cuerpo social. Declara haber adoptado la forma indicada por Otto Ammon8 por que dice, le parece bastante probable, que se basa fuertemente en la división de clases. Al respecto, Pareto explica (1987, p. 70): Si suponemos que los hombres están dispuestos por capas según otras características, por ejemplo, según su inteligencia, su aptitud para estudiar matemáticas, su talento musical, poético, literario, sus características morales, etc., tendremos probablemente unas curvas con forma más o menos parecidas a las que acabamos de encontrar para la distribución de la pobreza [Figura 1]. […]

8

Otto Ammon nace en 1842 y muere 1916, en Alemania. En un artículo publicado en 1897, y republicado posteriormente en 2007 por la revista Chicago, Thon señala que, tomando como base la ley natural, y más específicamente la Ley de selección natural darwiniana, así como la curva de la inteligencia y la curva del bienestar, concluye que las clases sociales altas son más inteligentes (Thon, 2007, p. 797). Ammon señala que los mejores talentos se separan constantemente de las clases más bajas (Ammon en Thon, 2007, p. 798). Ammon es un referente para la teoría de las aristocracias, o dicho en palabras de Pareto, de las élites. Sin embargo, Pareto también realiza una crítica a Ammon: «Los señores Ammon y Lapouge especifican demasiado cuando quieren darnos los caracteres antropológicos de estas élites, de estos bien nacidos, y los identifican con los dolicocéfalos rubios» (Pareto, 1987, p. 72).

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Figura 2. Forma de una sociedad9

FUENTE: Obtenido de Pareto (1987, p. 69).

Pero si se dispone a los hombres según su grado de influencia o poder político y social, en este caso en la mayor parte de las sociedades serán, al menos, en parte, los mismos hombres los que ocuparán el mismo lugar en esta figura y en la de la distribución de la riqueza. Las llamadas clases superiores son también por lo general las más ricas. Estas clases representan a una élite, una aristocracia en el sentido epistemológico: el mejor.

El segundo supuesto en Pareto, es que la sociedad humana es diversa, es decir, no es homogénea. Dicha heterogeneidad puede encontrarse en un sinfín de variables, algunas evidentes como el sexo, la edad, la fuerza física, etc., y otras no tan evidentes y por lo tanto de difícil observación, como ciertas cualidades intelectuales, morales, de actividad, etc. (1987): «la heterogeneidad de la sociedad tiene por consecuencia que las reglas de 9

Pareto explica de la siguiente manera la forma que presenta: «En nuestras sociedades la curva de la distribución de la riqueza, varía poco de una época a otra. Lo que se ha llamado pirámide social es, en realidad, una especie de peonza, de la que puede dar una idea la figura siguiente. Los ricos ocupan la parte superior, y los pobres están en la base. La parte a, b, c, g, f de la curva es la única que conocemos bien gracias a los datos de la estadística. La parte a, d, e, f no es más que una conjetura. Hemos adoptado la forma indicada por Otto Ammon y nos parece bastante probable. La forma de la curva no se debe al azar, esto es cierto. Depende probablemente de la distribución de los caracteres fisiológicos y psicológicos de los hombres. También se la puede relacionar, en parte, con las teorías de la economía pura, es decir, con las elecciones de los hombres (estas elecciones están precisamente en relación con los caracteres fisiológicos y psicológicos) y con los obstáculos que encuentra la producción» (Pareto, 1987, pp. 68–69). En otra cita que Pareto realiza de Ammon, rescata lo siguiente: «el funcionamiento regular de la máquina social tiene como condición que las capas sociales inferiores continúen proporcionando realmente os materiales necesarios para la renovación de las clases superiores […], si llegaran a faltar estos materiales, incluso la organización más perfecta no sería de ninguna utilidad» (Ammon en Pareto, 1987, p. 73).

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conducta, las creencias, la moral, deben de ser, al menos, en parte, distintas para las diferentes partes de la sociedad, con el fin de procurar la máxima utilidad para esta sociedad» (1987, p. 212). Así, cualquier esfuerzo totalizador, generalizador, no es otra cosa que ficción. El problema es que las distintas morales en las que creen los individuos existen en un espacio en los que éstos están mezclados, y por esa razón, existe contraposición. Inclusive, Pareto afirma que existen determinados tipos de moral que son necesarios dependiendo del sector de la población del que se trate. Así, para los más desprotegidos, el humanitarismo es fundamental. El tercer supuesto es que las aristocracias no duran: «todas ellas [las aristocracias] se ven afectadas por una decadencia más o menos rápida» (1987, p. 70). Pareto señala que, entre otros factores, uno de los más importantes es el de la degeneración de los elementos que la componen. El cuarto supuesto es, entonces y según lo señala Pareto, que la subsistencia de las aristocracia se encuentra íntimamente ligada a la capacidad que tiene de eliminar a dichos elementos (Pareto, 1987). Pero no solamente consiste en eliminarlos, sino que también las aristocracias requieren sustituirlos. Es en esta sustitución donde Pareto hace el siguiente señalamiento (1987, p. 74-75): La decadencia de las élites que se reclutan por cooptación, o por cualquier otro medio semejante, tiene causas diferentes y en parte oscuras. […] Este fenómeno de las nuevas élites, que, por medio de un movimiento incesante de circulación, surgen en las capas inferiores de la sociedad, ascienden a las capas superiores, se desarrollan allí y, después, entran en decadencia, son aniquiladas y desaparecen, es uno de los fenómenos principales de la historia, y es indispensable tenerlo en cuenta para comprender los grandes movimientos sociales.

Existe otra cita en la cual Pareto explica con mayor detalle de qué está hablando cuando señala el movimiento dentro del cuerpo social (1987, pp. 88–89): Sea A la élite en el poder, B aquella que intenta derrocarla para alcanzarlo ella. C el resto de la población, incluyendo a los inadaptados, los hombres que carecen de energía, carácter e inteligencia, y que, en resumen, son los que quedan cuando se dejan aparte las élites. A y B son los jefes y cuentan con C para procurarse partidarios, instrumentos. Solos los C carecerían de poder, se trata de un ejército sin jefes, no adquieren importancia más que cuando están guiados por A o por B. Con mucha frecuencia, casi siempre, son los B los que se ponen en cabeza de éstos, los A se instalan en una falta de seguridad o desprecian a los C. Por otro lado, son los B quienes pueden embaucar mejor a los C, precisamente porque, al no poseer el poder, sus promesas son a más largo plazo. Sin embargo, a

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veces, los A tratan de pujar más alto que los B, esperando poder contentar a los C por medio de concesiones aparentes sin hacer demasiadas en la realidad. Si los B van ocupando poco a poco el lugar de los A, por medio de una lenta infiltración, si el movimiento de circulación social no se interrumpe, los C se ven privados de los jefes que podría empujarlos a la revuelta, y se observa un periodo de prosperidad. Los A intentan generalmente oponerse a esta infiltración, pero su oposición puede ser ineficaz y no desembocar mas que en una rabieta sin consecuencias. Si la oposición es eficaz los B no pueden ganar mas que librando batalla, con la ayuda de los C. Cuando triunfen y ocupen el poder, una nueva élite, D, se formará y jugará, con respecto a ellos, el mismo papel que ellos jugaron con respecto a los A, y así sucesivamente.

El quinto supuesto es la afirmación de que los fenómenos de este tipo tienden a observarse como una lucha de una élite contra el pueblo, como si la élite fuera siempre la misma, cuando de hecho la lucha siempre es entre aristocracias, y que la aristocracia en el poder cambia constantemente (Pareto, 1987). Los hombres se inscriben en los movimientos. Pareto lo expresa de la siguiente manera (1987, p. 89): Muchos B se imaginan de buena fe que persiguen, en lugar de su beneficio personal, para ellos o para su clase, un beneficio para los C, y que luchan simplemente por lo que ellos llaman justicia, libertad, humanidad. Esta ilusión actúa también sobre los A. Muchos de ellos traicionan los intereses de su clase, creyendo combatir para la realización de estos bellos principios y para ayudar a los desgraciados C, mientras que en realidad su acción tiene únicamente como efecto ayudar a que los B tomen el poder, y hacer, después, que caiga sobre los C un yugo en ocasiones más duro que el de los A.10

Pareto afirma que las élites deben estar dispuestas a librar batalla para conservarse en el poder. No tener esa disposición es un signo de decadencia. Y éste es el segundo elemento para la subsistencia de la aristocracia. Es un supuesto, el sexto rescatado aquí, la afirmación de que el gobierno «tiene y debe tener como primera intención mantener sus fuerzas y rechazar las usurpaciones de las demás organizaciones» (Pareto, 1987, p. 124). En otras palabras, sus acciones tienden a conservarlo. Pareto afirma también (1987, p. 129): Un gobierno debe tener en alguna parte su punto de apoyo. Si es sobre la fuerza armada, es necesario que otorgue a los militares una posición privilegiada, situándolos por encima de las leyes, y distribuyéndoles el dinero del país. Si es sobre una oligarquía, es necesario que ésta tenga privilegios 10

Maquiavelo ya hablaba de esta situación, y afirmaba que «los hombres siempre están dispuestos a cambiar de señor, creyendo que así van a mejorar, y esta convicción les hace alzarse en armas contra él; aunque se engañan, porque luego comprueban por experiencia que han empeorado» (2010, p. 39).

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de todo tipo, que se enriquezca bien sea directamente por medio del impuesto y de las prestaciones gravando a la masa, bien indirectamente por medio de los monopolios y los derechos proteccionistas. Si es sobre las masas populares, es necesario sacrificarles a los ricos, arruinándolos por medio de procesos y liturgias, en Atenas, o aplastándolos con impuestos. Y ya la evolución crea de nuevo privilegios para ciertas personas ante la justicia. […] El cambio de régimen lleva consigo un cambio de los privilegios, pero no abole el privilegio. Una organización que realiza únicamente la justicia y el derecho no es más que una pura concepción ideal, al igual que la de un espíritu sin cuerpo. Las organizaciones reales son muy distintas. Pueden existir excepciones en países pequeños, pero, por lo general, los dirigentes de estas organizaciones, a pesar de las excelentes intenciones que les suelen animar, no pueden preocuparse de la justicia y del derecho más que en la medida posible y mientras que ello no lesione sus intereses ni los de sus partidarios.

Esto parece ser algo normal en Pareto. Al respecto, por ejemplo, de quienes ejercen el poder público, afirma lo siguiente (1987, p. 133): Normalmente se es injusto con las gentes que gobiernan un país porque no se tienen suficientemente en cuenta las dificultades en medio de las cuales son obligados a moverse. Existen entre estas gentes muchos más hombres de bien, desinteresados y que desean sinceramente la justicia más de lo que creen o quieren hacer creer los partidos de la oposición. Pero a estos hombres honestos les es imposible ir directamente al fin, para realizar lo que estiman que es el bien del país. Tienen que andar con rodeos para tener en cuenta todos los intereses del juego. Es exacta la afirmación de que la política es el arte de las transacciones.

Para el objeto de estudio presentado aquí los presupuestos planteados en este apartado representan una forma de poder construir una argumentación coherente, por un lado, pero también brindan elementos para la construcción de un modelo que represente, en función del enfoque, correctamente el fenómeno observado. En primer término, podríamos aceptar que dentro de un observatorio se observa, al agregar a los individuos que la componen, una forma como la representada en la Figura 2. Es decir, que dentro de un observatorio es posible encontrar élites11.

11

La noción de Pareto de élite puede tener relación con la noción de grupo político de Durkheim, que implica considerar tres características: organización, autoridad establecida y acciones individuales. Los observatorios presentan las tres características. Primero, deben contar con cierta organización que les permita perseguir dos objetivos: la generación de datos, con todas las implicaciones subjetivas y técnicas que ello implica, por un lado, y por el otro, la manera en la que esos datos son interpretados y socializados para influir en las decisiones públicas (Emirbayer, 2003).

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En segundo término, como en un cuerpo social, es posible aceptar que la composición de un observatorio es heterogénea. Por lo tanto, es posible aceptar la presencia constante de conflicto que, en determinado momento, podría ser fundamental observarlo en los términos de acciones lógicas y no-lógicas, atendiendo a la dimensión objetiva y subjetiva de esas acciones, por supuesto. En tercer término, si es posible encontrar élites dentro de los observatorios, también podría aceptarse en principio que dichas élites no duran. Esto podría observarse considerando la historia del observatorio. Para poder encontrar esta característica, el proyecto y el investigador deberían afrontar el problema de la duración de los observatorios. En cuarto término, se podría aceptar también que en la élite del observatorio existen individuos que se degeneran, en los términos que lo plantea Pareto, y que la misma élite se deshace de ellos. También, es razonable aceptar que existen otros individuos que se incorporan a dicha élite, y que provienen fundamentalmente de los niveles jerárquicos más bajos, o de las bases de apoyo. En este aspecto resultará útil a la investigación dar cuenta de cómo se da este flujo, este movimiento, dentro de los observatorios, y es razonable pensar que es una tarea mucho más sencilla que la que implica observar las motivaciones subjetivas de los individuos. En quinto término, se puede aceptar también que existe una élite que ejerce el poder dentro de un observatorio, pero que existe otra pujante que, en determinado momento, ostentará el control del observatorio. Entre una y otra existirían conflictos que deberá mostrar la investigación. Junto con esto, tendría que aceptarse que las élites están dispuestas a librar batalla para conservar el dominio del observatorio. En sexto lugar, es razonable aceptar que dado que existen élites que ostentan el control de un observatorio, existen intentos de grupos dentro o fuera que pretenderían arrebatar el control a quienes lo ejercen. En estos términos, es conveniente identificar en dónde, en qué lugares y con qué individuos, tiene la élite su punto o puntos de apoyo.

Conclusiones Este artículo, como se planteó al inicio, tuvo un doble objetivo: primero, valorar la conveniencia del pensamiento de Pareto en la construcción y desarrollo del proyecto de investigación que pretende abordar el tema de los observatorios; y segundo, presentar el las ideas de Pareto de tal manera que permitiera comprender mejor su pensamiento.

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La perspectiva de Pareto con respecto a lo que se debe esperar de las ciencias sociales, así como la manera en la que se debe de utilizar la teoría, abonan en mucho la reflexión que hasta el día de hoy se ha realizado sobre el asunto. A lo largo de su desarrollo, el artículo ha permitido pensar de manera más profunda a los observatorios. Se trató de relacionar, durante la exposición, los elementos que en última instancia habría que considerar para complementar el enfoque neoinstitucional con el enfoque de Pareto. Se concluye después de la exposición que lo anterior es posible, y que ambas permiten abordar con mayor profundidad el objeto de estudio, fundamentalmente por la pertinencia de pensarlo a partir de la conformación y existencia de élites, así como de las motivaciones subjetivas de las acciones de los individuos, incluido por supuesto el comportamiento político. Recordemos que el enfoque neoinstitucional tiene un alto contenido del enfoque de elección racional que, en términos aparentes, se contrapone a la propuesta de Pareto. Sin embargo, es posible aceptar de una manera razonable que sería posible tal complementación. Por último, la revisión del texto de Pareto brinda elementos para la construcción de un modelo que servirá de base para un diseño metodológico adecuado. A priori de la construcción del proyecto de investigación, profundizar en las ideas de Pareto es relevante.

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Referencias Emirbayer, M. (2003). Emile Durkheim: sociologist of modernity. (M. Emirbayer, Ed.). E.E.U.U.: Blackwell Publishing. Maquiavelo, N. (2010). El Príncipe (Planeta., p. 237). México: Gandhi Ediciones. Pareto, V. (1987). Escritos sociológicos. Madrid: Alianza Editorial. Rivas, J. A. (2003). El neoinstitucionalismo y la revalorización de las instituciones. Reflexión Política, 5(9), 37–44. Thon, O. (2007). The Present Status of Sociology in Germany. III, 2, No. 6, 792–800. Retrieved from http://www.jstor.org.wdg.biblio.udg.mx:2048/stable/info/10.2307/ 2761825?Search=yes&resultItemClick=true&searchText=The&searchText=Present&searchText=Status&sea rchText=of&searchText=Sociology&searchText=in&searchText=Germany.&searchText=III&searchUri=%2Faction%2Fdo BasicSearch%3FQuery%3DThe%2BPresent%2BStatus%2Bof%2BSociology%2Bin%2BGermany.%2BIII%2 6amp%3Bacc%3Don%26amp%3Bwc%3Don%26amp%3Bfc%3Doff Weber, M. (2004). La ética protestante y el espíritu del capitalismo (9na Edició.). México: Premia Editora.

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