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“Una nueva vida florece de las ruinas” Esta frase de Schiller en su obra Guillermo Tell se ha hecho realidad en la iglesia evangélica luterana de San Juan Bautista en Würzburg. El 24 de junio de 1895 fue consagrada esta iglesia, obra neogótica con una estilizada torre en su fachada. Cincuenta años más tarde, el 16 de marzo de 1945, en el gran ataque aéreo que sufrió Würzburg fue alcanzada por innumerables bombas incendiarias, que la destruyeron prácticamente por completo. Sólo quedó un impresionante resto ruinoso de la torre, como símbolo de tiempos pasados. El 22 de diciembre de 1957 fue consagrada la nueva iglesia. En la homilía de esta celebración, el Obispo hizo referencia a Juan Bautista, cuyo nombre lleva esta iglesia, como imagen simbólica de todos los testigos de Dios, el cual dijo de Jesucristo: “Ved, éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”

Maiestas Domini: “El Cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies” Esta iconografía del Cristo en Majestad bendiciendo misericordiosamente con la mano derecha y juzgando sobre la misericordia, Mt 25,34 ss, aparece por primera vez en el arte copto. Una de estas primeras manifestaciones se halla en la Iglesia de Bawit en un fresco absidal del siglo V.

En la iglesia de San Juan Bautista de Würzburg, suspendido sobre el altar, en el ábside, aparece la escultura de un Cristo en Majestad de gran tamaño en su segunda venida como Juez Universal, según las palabras del Evangelio de Mateo 24,30: “Y verán llegar al Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria”. Se trata de una obra del artista Helmut Amman (1907-2001), que, a pesar de su modernidad, conserva una iconografía característica y muy similar a la que se fue gestando muchos siglos antes. En esta escultura, realizada en madera de tilo, podemos destacar los siguientes puntos: Se trata de un Cristo nimbado. La característica mandorla de esta iconografía aquí está formada de modo muy original por las alas de dos querubines tocando sus largas trompetas, que rodean la imagen del Pantocrátor, uniéndose en el centro superior. Él se sienta sobre el arco iris, símbolo de la Antigua Alianza. Su mano derecha, la Dextera Domini, está en actitud de bendecir. Su mano izquierda descansa sobre el libro abierto, símbolo de la Nueva Alianza.

El escabel de Sus pies es una especie de esfera cóncava, que parece invitar a adentrarse en su interior, en lugar de la convexa, que es la forma habitual con que se representa el globo terráqueo. “El que se fue por Occidente, volverá por Oriente”. La escultura está iluminada por una luz que viene de la derecha, la luz del Oriente, del Este, de la Resurrección, de una nueva Vida; el Edén estaba situado en el oriente; hacia el oriente tienen que mirar los cristianos porque por él volverá Cristo. Oriente y Occidente son contrarios; por el primero nace la luz, por el segundo des-aparece, muere. “La figura mayestática de Cristo representada en el ábside del templo, desde donde el Señor Resucitado preside la congregación de la comunidad celebrante adquiere especial relieve durante el primer milenio. Evoca, en primer término, aquella presencia del Señor que la teología más reciente denomina “presencia actual o actuante”: una presencia que se extiende a la celebración entera y que es base y fuente de la presencia real somática en los dones. Esta presencia actuante encuentra su mejor expresión litúrgica en la fórmula repetida: “El Señor (está) con vosotros”. Él, el Señor resucitado, está presente como el verdadero anfitrión que invita y preside el convite ya desde su inicio; suya es la Palabra que escuchamos y el don que recibimos; un don proveniente de un “dador” que acaba “dándose” a Sí mismo. Por Su “presencia real actuante” Cristo es el Mediador entre el Padre y nosotros, el verdadero y único Sumo Sacerdote que nos conduce al Padre. Esta presencia del Mediador, que acompaña todo el desarrollo de la celebración eucarística, es la que viene acertadamente expresada por la figura que, desde el ábside, preside la comunidad celebrante. Una presencia misteriosa que parece recobrar vida y dinamismo al ser iluminada por la luz rutilante de los cirios. Por otra parte, esta presencia y “presidencia” del Kyrios nos recuerda también que la función del ministro ordenado, que preside en la cátedra o en el altar, no es otra cosa que el ser portavoz del único Sumo Sacerdote. Pues, la actuación del ministro adquiere sentido y validez en cuanto se halla “respaldada” (sustentada por Alguien que se encuentra “a sus espaldas”) por la presencia de Aquel, del que el ministro es siempre “representante” y nunca “sustituto”. Así se muestra como en realidad Cristo, el Viviente por antonomasia, es el que habla y actúa a través del ministro, que le presta su voz o su gesto. De este modo los fieles perciben casi visualmente, por una parte la prevalencia de la presencia misteriosa pero real de su Señor, verdadero protagonista de la celebración; y por otra la función de “representante” ejercida por el ministro, como el eco que debe reflejar la palabra y el gesto salvador del Cristo en Majestad.” Manuel Gesteira Garza La Eucaristía: el Misterio y los Símbolos

El Altar El altar, que es símbolo de la “Mesa del Señor”, se halla debajo del Pantocrator y está hecho de brillante cal de conchas obscuro, pulimentado y, por ello, casi metalizado. El frontal del altar tiene una fuerza simbólica eucarística enorme. El anagrama de Cristo aparece entre siete espigas de trigo y siete racimos de uvas. La perfecta perpendicular cristológica: “La Resurrección da el último espaldarazo a la Eucaristía” Esta frase de O. Cullmann, de algún modo, se hace visible en el conjunto de Pantocrátor y altar de la Iglesia de San Juan Bautista de Würzburg. La Resurrección adquiere una enorme fuerza visible, que, descendiendo verticalmente por la Cruz y la Palabra, termina en el anagrama de Cristo, colocado entre los dos símbolos eucarísticos del Pan y el Vino.

Imágenes: 1. Cristo en Majestad imberbe. Sarcófago de Agilberto, Obispo da París. Finales del siglo VII. Aunque en este relieve, Su mano derecha está sobre el libro abierto, los dedos se disponen como para bendecir. La iconografía del Cristo imberbe hace referencia a un acontecimiento de máxima importancia en la vida de Jesús: Lc 2,41-50. 2. Cristo en Majestad con barba (modelo siríaco). Románico español. Siglo XII. 3. Juez Universal de Würzburg. Siglo XX. 4. Cristo en Majestad con barba (modelo siríaco). Panteón de San Isidoro de León. Románico español. Siglo XII. 5. Cristo en Majestad con barba (modelo siríaco). Catedral de Burgos. Gótico español. Siglo XIII. www.vacarparacon-siderar 

Información: Evang-Luth. St. Johanniskirche. Würzburg www.stjohannis.net Kleiner Kunstführer: Evang-Luth. St. Johanniskirche. Würzburg Verlag Schnell & Steiner GMBH. Regensburg www.schnell-und-steiner.de