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88 MaNUEL QUIROGa LOSaDa: RETRaTO DE UN GRaN aRTISTa Yo soy sólo un violinista. Un violinista muy amante de su tierra y nada más. F a arte e arquite

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MaNUEL QUIROGa LOSaDa: RETRaTO DE UN GRaN aRTISTa Yo soy sólo un violinista. Un violinista muy amante de su tierra y nada más.

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Manuel Quiroga

En una Pontevedra de intensa actividad política y cultural que, en plena Restauración monárquica, se sustenta en un sistema bipartidista integrado por los partidos conservador y liberal que pactan sus períodos en el poder, verá la luz el gran violinista y compositor Manuel Quiroga Losada. La estructura social de esta pequeña ciudad presenta notables diferencias sociales entre los grupos que la conforman y que se reúnen en torno a tres Sociedades: El Liceo, El Recreo de Artesanos y las Organizaciones Obreras. Es el momento del desarrollo urbanístico, de la creación de la Sociedad Arqueológica, de la intensa actividad de los Orfeones, de los Coros y de las Bandas; de la trascendencia de unos Juegos Florales que cuentan con la presencia de personajes como Pérez Galdós, Zorrilla, Pardo Bazán, Azorín o Murguía. Por sus centros educativos transitan ilustres enseñantes como Said de Armesto, Andrés Muruáis o Ernesto Caballero. De sus imprentas salen las obras de Indalecio

Manuel Quiroga y su padre D. José Quiroga, ca. 1900.

Armesto, de Torcuato Ulloa, o de Valenzuela. Revistas y diarios como Extracto de Literatura, Galicia Moderna, El Anunciador, El Eco de Pontevedra, El Diario de Pontevedra, La Libertad o La Correspondencia Gallega son fuente permanente de

información. La actividad del Liceo y del Teatro Principal, con su temporada de ópera, las audiciones privadas del Pazo de las Mendoza, las tertulias de Jesús Muruáis, la de Casto Sampedro o la de la Botica de la Peregrina son muestra

Carlos Cambeiro

EL pERSONAjE, EL INTéRpRETE En este favorable ambiente nace Manuel Quiroga el 15 de julio de 1892. Es el tercero de cuatro hijos del matrimonio formado por D. José Quiroga, conocido comerciante de paños y tejidos, y Dª Pilar Losada. Desde muy temprana edad, Manuel, muestra excelentes dotes artísticas en los campos de la música y de las artes plásticas. En su etapa musical inicial recibe las enseñanzas de violinistas diletantes como Benito Medal, Juan Sayago e Isidro Puga. Tras un primer contacto de Manuel Quiroga con el público —a la temprana edad de ocho años—, en 1903, con once años, actúa en el Café Moderno y en el Liceo Casino de Pontevedra, y en el Círculo Mercantil de Santiago de Compostela. En 1904 destacaremos el veintinueve de mayo con un concierto en el Liceo de Pontevedra, organizado por el Círculo Católico de Obreros; el treinta de mayo en el Círculo Católico de Santiago de Compostela, y el diecisiete de junio en la velada de la Sociedad Artística de Pontevedra. Gracias a la concesión de una beca de la Diputación de Pontevedra podrá continuar sus estudios musicales en Madrid en 1904, con el afamado violinista José del Hierro, quién ve en Quiroga unas especiales condiciones para el violín. En poco tiempo el maestro presenta al alumno como un excelente virtuoso.

De gran trascendencia y responsabilidad para el futuro del estudiante será su presentación al público de Madrid en mayo de 1907, en un concierto celebrado en el Teatro de la Princesa; evento organizado por el Centro Gallego, del que recoge críticas muy favorables. En el mes de agosto de ese mismo año actúa en el Teatro del Liceo de Pontevedra —con una de las joyas que tendrá a lo largo de su vida: un violín Amati 1 del año 1682 cedido por la familia Mugártegui de Pontevedra que procedía de un regalo recibido, en el s. XIX, de la Reina Isabel II—, y en el Teatro Rosalía de Castro de Vigo en el mes de septiembre. Al año siguiente, por invitación del Sr. Montero Ríos, muestra sus habilidades en la residencia del ex-Presidente del Consejo de Ministros; y en diciembre en el chalet de las hermanas Mendoza. En marzo de 1909, acompañado por el maestro Guervós actúa en el elegante hotel de los marqueses de Bolaño, concierto que contará, de nuevo, con la presencia del Sr. Montero Ríos. Esta actividad concertística es relevante si tenemos en cuenta que Quiroga es todavía un estudiante. Cuando en octubre de 1909 Manuel ha alcanzado los conocimientos máximos que el Madrid de principios del siglo XX le podía ofrecer, se pondrá en ruta, acompañado por su padre —gran mentor de Manuel—, en un viaje cuya meta debería ser Berlín, y que tenía por objetivo continuar sus estudios con el gran violinista austríaco, Fritz Kreisler. La casualidad hará que en su recorrido se detengan en París y coincidan con Juan Ruiz Casaux, estudiante de violoncello y amigo de Manuel. Este los anima a quedarse en París, verdadera cuna del violinismo en esos momentos. Tras obtener el número uno entre casi trescientos aspirantes al Conservatoire National de Musique estudia violín con Edouard Nadaud, uno de los más prestigiosos

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Manuel Quiroga con 12 años fotografiado por Kaulak en Madrid.

profesores del Conservatorio y gran concertista. Los dos años siguientes los dedica al estudio intenso del violín por lo que el contacto con el público será ocasional. Durante este período es indispensable la inestimable ayuda 2 de la pianista Marthe Lemann , que contribuye, entre otras cosas, a que Quiroga adquiera una mejor formación en la lectura a primera vista; práctica en la que el violinista se confiesa inexperto. Poco antes de presentarse al concurso anual de violín del conservatorio parisino, el público podrá disfrutar de una importante actuación suya en la sala Pleyel de París el veintisiete de mayo de 1911. La formación adquirida le permite el cuatro de julio de 1911 conseguir, entre cuarenta y tres participantes, el Primer Premio de Violín 3 del Conservatorio de París , que lleva adjunto, los Premios Sarasate, Monnot y Jules Garcin. El jurado estuvo formado por los ilustres músicos: MM. Gabriel Fauré, presidente; Jacques Thibaud, Jules Boucherit, Henri Rabaud, Jules Mouquet, Alfred Bruneau, Estyle, Maurice Herwitt,

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incuestionable de la trascendencia de esta urbe, en la que notables miembros del gobierno nacional pasan largas temporadas, y que en el caso de Montero Ríos y González Besada lo harán, respectivamente, en sus lujosos pazos en Lourizán y Poio, en los que se cuece parte de la política de estado.

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Alumnos premiados en la especialidad de violín en el concurso de 1911 en el Conservatorio de París. En el centro Manuel Quiroga, Primer Premio.

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Quesnot, Luquin, Lucien Capet, y G. Willaume. Para comprender la magnitud de este galardón debemos tener en cuenta que anteriormente lo había obtenido Sarasate, y que ningún alumno lo había conseguido antes de cuatro o cinco cursos de estudio en el conservatorio. Tras la obtención del lauro parisino viaja a Pontevedra en el verano de ese mismo año. La noticia de su viaje a la ciudad se convierte en un auténtico acontecimiento para esta pequeña capital de provincia, hasta el punto de que sus paisanos le esperan con ansia, horas antes de la llegada prevista. La ciudad se paraliza y lo recibe como a un héroe en la estación del ferrocarril con fuegos de artificio, la Banda de Música Municipal y el Orfeón de la Sociedad Artística con sus banderas y estandartes; después lo acompaña a su domicilio alzado en hombros, como si se tratase de un torero, atravesando arcos de triunfo florales. La

Sociedad Liceo-Gimnasio le premia su hazaña parisina con el Título de Socio de Mérito. Días más tarde, sus correligionarios asisten al concierto celebrado el veintiséis de agosto en el Teatro Principal. En esta ocasión Manuel Quiroga está acompañado por el célebre pianista Enrique Granados.

acompañado al piano por Marthe Lemann. Después viaja a Lille y Bordeaux con la orquesta Sechiari y, hacia final de año, lo encontraremos nuevamente por España en las ciudades de Burgos, Zaragoza, Gijón, Oviedo y Bilbao; conciertos organizados por las Sociedades Filarmónicas de España.

La concesión del Premio de Violín le abre las puertas al mundo profesional con numerosos conciertos, pudiendo destacar los celebrados los días veintiuno y veintidós de diciembre en Bilbao, organizados por la Sociedad Filarmónica, y que cuenta con el acompañamiento del pianista José Iturbi, formado también en el Conservatorio de París.

En 1913 se repiten sus éxitos en Bilbao, Oviedo, Gijón, Burgos, Zaragoza y otras poblaciones, y en París podrá contar, de nuevo, con la colaboración de la orquesta Sechiari, en esta ocasión en el Teatro Marigny. Ese mismo año se produce un acontecimiento que amplia significativamente el área de actuación del artista. Se trata de la firma de un contrato, durante cinco años, con el afamado representante Jos J. Schürmann, agente musical de grandes artistas como Kubelick, Sarasate, Casals, Thibaud o Paderewski, que supondría la oportunidad que necesitaba

En la tournée de 1912 por España hará su presentación en el Casino de San Sebastián en el mes de marzo y, en agosto, en los teatros Principal de Pontevedra, y Teatro Rosalía de Castro de La Coruña,

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que había realizado en el jardín de la casa en la que nació el músico de Bonn. En 1917 Quiroga rechaza una propuesta de conciertos por América, debido al reciente fallecimiento de su amigo y compañero E. Granados en aguas atlánticas, pero que se verá compensada por los numerosos conciertos en España y Francia, país en el que actúa por primera vez en la Salle Gaveau de París el treinta y uno de enero de 1917.

Las ovaciones y el entusiasmo del público va en aumento, siendo muy habitual que después de las actuaciones de Quiroga, los fervorosos incondicionales lo esperen a la salida de los teatros y de las salas de concierto para aplaudirle y, en muchas ocasiones, acompañarlo hasta su lugar de residencia, no siendo ya excepcional que se repita el acontecimiento de julio de 1911 en Pontevedra, de alzarManuel Quiroga en 1911. lo en hombros. Quiroga está ya entre los grandes, compartiendo escenario en las mismas salas en Desde 1918 es un intérprete habilas que actúan Alfred Cortot, André tual de las tournée, por las principaHekking, Fritz Kreisler, Jacques les ciudades españolas, en concierThibaud, Eugène Ysaÿe, Mischa tos organizados por las Sociedades Elman, Efrem Zimbalist… Filarmónicas: Pontevedra, Vigo, Ferrol, Gijón, San Sebastián, La unión matrimonial entre Manuel Navarra, Baleares, etc. Entre ellas Quiroga y Marthe Lemann, celebradestacaremos, por sus connotacioda en París el veintiuno de julio de nes regionalistas, las actuaciones 1915, será el principio de una cocelebradas el dieciocho de junio en laboración artística que se inicia Ourense —en ella se le insinúa la con una nueva gira americana por necesidad de escribir música galas ciudades de New York, Boston, llega—, y el cuatro de agosto en Philadelphia, Cincinati, Washington, el Teatro Rosalía de Castro de La Wiscosin o Chicago. El año 1916 Coruña; esta última organizada por continúa para los artistas con otra la Asociación de la Prensa de la ciutournée por el continente america4 dad herculina —en la que se reitera no que se prolonga hasta finales de la petición orensana para que comjunio. Ya de regreso en París conoponga obras que contengan rasgos ce al escultor ruso Aronsonn que le autóctonos del folklore gallego—. regala una reproducción del busEstas actuaciones están promovidas to de Beethoven, en miniatura, del

por grupos como «As Irmandades da Fala» que recogen, entre otras, las palabras de Losada Diéguez a raíz de un anterior concierto celebrado en Ourense en 1907, y en el que también intervino Quiroga:

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Necesario que en nuestra patria gallega surjan artistas que nos traigan aires de vida espiritual… Bueno sería que todos los gallegos, por lo menos en lo íntimo del corazón, estableciésemos activa solidaridad con nuestro arte y nuestros artístas… A partir de este momento Manuel Quiroga se convierte en un referente identitario del galleguismo. Le dedican poemas Fernández Mato, Eladio Rodríguez González, Valle-Inclán; los artistas plásticos lo adoptan como 5 modelo: Aronson, Asorey , Luis Mosquera, Fernando Campo, Zubiaurre; los fotógrafos lo perpetúan: Zagala, Kaulak, Pintos o Casado; y Castelao y otros artistas hacen caricaturas y dibujos de él. Todos consideran que el violín en las manos de Quiroga es una expresión de galleguidad. Hasta, por decisión del gobierno local, la calle en la que nació pasa a llamarse calle «Manuel Quiroga»; nombre que conserva en la actualidad. Se producen nuevos nombramientos de Sociedades e Instituciones Públicas, entre los que destacaremos el de Socio Honorario del Liceo Casino de Pontevedra, y el nombramiento de Socio de Honor das Irmandades da Fala. A raíz del éxito obtenido en el concierto organizado por la Asociación de la Prensa de La Coruña, citado anteriormente, surge la idea de regalar al maestro de violín «el mejor instrumento que se encontrase a la venta», por medio de una suscripción participada por los Ayuntamientos,

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el virtuoso para entrar en los grandes circuitos europeos. Gracias a este contrato recorre Europa hasta que en 1914, a causa del estallido de la Primera Guerra Mundial, interrumpe la gira por ciudades como Amberes, Berlín, Bruselas o Viena, dirigiendo su carrera hacia nuevos derroteros en los países de ultramar. Emprende su primera tournée por los Estados Unidos, actuando en ciudades como New York (en el Hippodrome ante cinco mil personas), Philadelphia, Boston, San Francisco o en las canadienses Montreal y Toronto.

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las Diputaciones y el pueblo gallego. A la suscripción iniciada por el Ayuntamiento de Pontevedra, se le suma el compromiso adquirido entre la Sociedad Filarmónica de Santiago y la Asociación de la Prensa de La Coruña, para que se le regale un violín Stradivarius que debería entregarse al artista el uno de enero de 1919:

El Stradivarius de Quiroga será el monumento perenne de la idealidad Gallega, la concreción grandiosa de nuestro anhelo hacia los caminos más altos.

oscureciendo, incluso, la labor de Andrés Gaos, otro gran violinista gallego, afincado en Argentina. Quiroga asiste a homenajes en los que participan políticos, escritores y otras personalidades de la intelectualidad gallega como Emilia Pardo Bazán o Said Armesto. La fuerza que emana del violín de Quiroga la quieren aprovechar los nacionalistas, en la interpretación de aquellas piezas que presentan características

propias del folklore gallego, para avivar la pasión del pueblo. Sus interpretaciones se consideran como «una esperanza real para la conciencia artística gallega», como «una evocación musical del paisaje gallego». Este poder de convocatoria se comprueba cuando el conde de Creixell le invita a una cena, en febrero de 1919; invitación a la que,

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Con el tiempo este espontáneo interés se irá debilitando hasta el punto de que cuando en el año 1920 se tienen noticias de la existencia de un violín de estas características en París, no serán suficientes los anuncios en la prensa para conseguir la cantidad necesaria para adquirirlo. En realidad, la cantidad no varía significativamente con respecto a la reunida con anterioridad al conocimiento de la venta del Stradivarius. No obstante, la suscripción seguiría en curso. Aparte de la intensa actividad concertística de Manuel Quiroga en los conciertos organizados por las Sociedades Filarmónicas, debemos destacar, también, durante los meses de enero y febrero de 1919 en Madrid, las actuaciones en el Hotel Ritz ante los amigos de la nuera de Albéniz, gran admiradora del violinista; y en los teatros de la Comedia, Real y Price, —este último con la orquesta Filarmónica de Madrid—. Días más tarde, en la ciudad portuguesa de Oporto cosechará grandiosos éxitos. Los políticos aprovechan la fama del artista en su propio beneficio, y Quiroga obtendrá con ello importantes réditos al convertirse, en estos años, en el centro de admiración de la cultura musical gallega;

Anverso del programa de mano correspondiente al concierto celebrado en 1919, en el Teatro Price de Madrid.

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Yo soy tan sólo un violinista. Un violinista muy amante de su tierra y nada más. Sí como gallego tengo alguna aspiración secreta, es la de ser una especie de mirlo. Un mirlo más de este paisaje, que vaya recordándolo por 7 el mundo . El uno de marzo se traslada a San Sebastián con el fin de actuar en el Palacio de Algete, propiedad de la condesa, viuda, de Casa-Valencia, concierto que contará con la presencia de S. M. la Reina y de Sus Altezas Reales las infantas doña Isabel y doña Luisa y el infante D. Carlos. El siete de marzo Quiroga y la Orquesta Filarmónica estarán en el Price. Nuevas actuaciones: el quince en el Odeón de Vigo, el diez de agosto de 1919 en el Teatro Victoria de San Sebastián, con la presencia de la Reina Doña Cristina, y el once en el Palacio de Algete, de nuevo, asistirá la Reina. Después realiza una excursión a Galicia por los escenarios

noticia del fallecimiento de su madre Dª Pilar Losada.

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El período comprendido entre 1921 y 1923 continúa con nuevos éxitos por Francia, España y Reino Unido.

Busto de Manuel Quiroga realizado por Asorey en 1919 que se encuentra, desde el año 1949, en los Jardines del Dr. Marescot en Pontevedra.

de las ciudades de Orense, Vigo, Pontevedra, Santiago, La Coruña, Ferrol y Lugo, a la que seguirán otros conciertos por Vitoria, Bilbao, Valladolid o Zaragoza. En este mismo año de 1919, el pintor Juan Luis lo retratará en una pintura al oleo que, con posterioridad, se exhibirá en una exposición en Zaragoza. Hasta este año no se dará a conocer en las Islas Británicas nuestro relevante violinista, debido a que los primeros intentos por acercarse a este país en 1913 y 1914 no llegan a buen puerto. Será en octubre de 1919 cuando, en una audición privada en la sede diplomática española ofrecida por el Rey Alfonso XIII, se presente a la corte inglesa y el veintiocho de abril de 1920 al público en el Wigmore Hall de Londres. Quiroga considera que es el mayor éxito que ha logrado hasta la fecha, en una exigente metrópoli en la que algunos de los más grandes artistas no triunfaron; y en la que, hasta Sarasate tardaría cinco años en ser reconocido. Su alegría se verá eclipsada al recibir, a finales de año y en plena gira, la triste

En el transcurso de la vida profesional de Manuel Quiroga se constata su enorme generosidad en el número de conciertos benéficos que realiza. Desde destinar la recaudación para los enfermos del Hospital y a la Escuela Normal de Maestros de Pontevedra, a dedicarlo al Aguinaldo del soldado. Esta generosidad no se vio recompensada finalmente con el sueño que acompañó a Quiroga durante toda su vida de tener un Stradivarius propio. Si bien es cierto que al principio, de la suscripción iniciada por el Ayuntamiento de Pontevedra, cree que se lograría el objetivo previsto, el violinista descarta esta posibilidad a medida que van avanzando los años veinte. En la gira por España de 1924 será su acompañante el gran pianista, compositor y director de orquesta argentino, Juan José Castro. Con la presentación en el Carnegie Hall de New York que realiza ese mismo año, se convierte en uno de los más admirados violinistas de la nueva generación, junto a figuras de la talla de Jascha Heifetz. En esta tournée tocará Quiroga en un magnífico Stradivarius del año 1727. A su regreso a Europa actúa con la London Symphony Orchestra, bajo la batuta de Sir Thomas Beecham, dando otros conciertos también en Bélgica y España, donde alcanza un clamoroso éxito en el concierto celebrado en el mes de mayo en el Teatro Tamberlíck de Vigo. La nueva gira de 1925 la inicia con Marthe, pero la crisis de la pareja provocará el abandono de su mujer

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en un principio, deberían asistir los políticos catalanes Cambó 6 y Ventosa . El objeto de la reunión no era el habitual para escuchar, en audición privada, el prodigioso sonido que extraía del violín el artista. Nada más lejos, el verdadero objetivo de los políticos catalanes era que, este mago del violín, se convirtiese en adalid político del regionalismo gallego, al considerarlo un personaje capaz de influir en las masas que lo adoran, y que emplease esa influencia sobre el público, en beneficio de la causa política. Quiroga, perplejo por tal ofrecimiento se disculpa por no aceptarlo al considerar que esta faceta no es la que debe desempeñar un intérprete: la suya es comunicar la belleza del arte musical per se, y nunca con la finalidad de influir en la libre decisión de las personas.

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en plena tournée por España. Este hecho contraría a Quiroga que muestra, al mismo tiempo, su preocupación ante un posible sustituto que se adapte a su manera de interpretar. Por suerte, será de nuevo Juan José Castro quien finalice la gira. A finales de año, Quiroga no puede atender a todos sus compromisos, así que cancela los conciertos programados en Sevilla, y continúa con la tournée de 1926 por Montecarlo e Italia —que tendrá una espectacular acogida en Roma—, y después por Argentina y Uruguay, en la que contará de nuevo con un violín Stradivarius, en este caso del año 1713, propiedad de Mr. J. Jannette Walen y de un lutier holandés. Marthe, su mujer, será nuevamente su pianista acompañante

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De 1927 destacaremos los Concerts Lamoureux dirigidos por Paul Paray y el retrato al óleo que le hace en París, el pintor de gran renombre en Pontevedra, Antonio Medal. En la gira americana de 1928, contará con la colaboración de Iturbi, y tendrá entre sus manos un violín Guarnerius del Jesu de 1737, cedido por el empresario americano John Wanamaker. Además de los numerosos éxitos que cosecha, debemos citar la grabación de discos 8 para la Casa Victor , que incluye 9 cuatro obras suyas . Después de unos meses por Europa, en los que colabora en la temporada musical del Casino de Montecarlo bajo la dirección de Paray, vuelve en julio de 1929 a Argentina y Uruguay donde prolongará su estancia hasta octubre, en compañía de Marthe. En Montevideo, estrena la Fantasía para violín y orquesta, del compositor uruguayo Eduardo Fabini, en el Teatro Solís de Montevideo el 22 de agosto, bajo la dirección del maestro Vicente Pablo. En Buenos Aires es agasajado por el Presidente de la República, los Ministros de Guerra, de Instrucción Pública y el Embajador de España.

Portada de los programas de mano de los conciertos de Manuel Quiroga y Marthe Lemann en el Teatro Odeón de Buenos Aires, correspondientes a la gira de 1926 por Argentina y Uruguay.

Durante los años 1930 y 1931 graba para la firma discográfica francesa Pathé. Entretanto, vuelve en 1931 a España para actuar en la temporada de conciertos organizada por las Sociedades Filarmónicas. Subrayaremos entre estos conciertos, el celebrado en La Coruña el veintitrés de octubre de 1931 por tratarse de la última oportunidad que esta ciudad, que tanto lo ha querido, tendría para aplaudir al artista y a su esposa; Quiroga, en señal de agradecimiento, interpreta su Danza Cubana nº2, obra muy conocida por el público coruñés. El

veinticuatro de septiembre de 1931 Manuel Quiroga recibe la condecoración más importante que puede recibir en el país franco un extranjero: «Caballero de la Legión de Honor», condecoración instaurada por Napoleón. Nuevos conciertos en París durante el siguiente año y, en España, la Asociación de la Prensa de Vigo le recompensa con el Título de Socio Protector por su generosidad al destinar la recaudación de un concierto, celebrado tres años antes, para el Montepío de la prensa viguesa. En la temporada 1933-34 realiza una gira por España con

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En 1937 actúa en New York, bajo las órdenes de George Enescu y la Philharmonic Symphony of New York, en el Carnegie Hall, en el mes de febrero; y en abril en el Town Hall, acompañado al piano por su gran amigo Iturbi. El ocho de junio de ese mismo año, después de despedir a Iturbi que parte para Philadelphia, un camión en Times Square acaba con todos sus proyectos e ilusiones.

Fotografía de Manuel Quiroga en Córdoba (Argentina) en 1929.

el pianista y compositor Joaquín Nin. Después, un nuevo viaje por Argentina y Uruguay, acompañado por su mujer. En la ciudad argentina de Córdoba actúa con la Orquesta Sinfónica de Córdoba, dirigida por Eduardo Gasparrini, y en Montevideo con la orquesta del S.O.D.R.E, con el maestro Lamberto Baldi al frente. Si bien el año 1934 continúa para él plagado de éxitos, en París pasará todo el año siguiente sin poder mostrar sus cualidades interpretativas, debido a las agitaciones sociales y a la presencia de tropas en la capital francesa. ¡No habrá trabajo para nadie! Por ello, busca una salida desesperada en el continente americano pero, para su desgracia, esta no llegará hasta la temporada de conciertos 1936-37, temporada en la que los americanos, ajenos a los problemas que se están gestando en Europa, contratarán a eminentes figuras entre las que se encuentra este prodigio del violín: pianistas de la talla de Vladimir Horowitz, Jose Iturbi, Artur Schnabel, Rudolf Serkin y Robert Casadesus; violinistas como Jascha Heifetz, Joseph Szigeti, Manuel Quiroga y Samuel

Después del accidente, y tras una larga convalecencia, permanecerá en New York hasta el mes de mayo de 1938, en cuyo período de tiempo Quiroga interviene en un concierto celebrado en casa del doctor Hamilton Rice y en el que actúan también Lucrecia Bori y Andrés Segovia, el veintinueve de marzo de 1938. Después regresa a París y percibe los primeros síntomas de la enfermedad —diagnosticada en la época como Parkinson— que se manifiesta inicialmente de forma tímida pero que sigue su curso implacable. Su carrera violinística ha llegado a su fin: Quiroga ya no volverá

a subirse a un escenario. Se refugia en la composición incrementando su producción con nuevas obras y realizando algunas adaptaciones de sus creaciones anteriores; obras que serán publicadas hasta el año 10 1941 . Sus últimas composiciones las escribe en 1942.

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El artista tendrá que afrontar, con paciencia y valentía, el último tercio de su vida en el que las múltiples dolencias y la ruina económica irán mermando sus facultades físicas. El retorno definitivo a España se realiza en 1945. Al año siguiente, la Diputación de Pontevedra le concede una pensión vitalicia que le ayuda a paliar los gastos causados por la enfermedad, residiendo hasta 1950 entre Pontevedra y 11 Santiago . Después las visitas médicas a Madrid serán regulares hasta que en el mes de julio de 1953 ingresa en un sanatorio neuro-psiquiátrico en la capital de España, permaneciendo en él hasta finales de 1958. Si bien el nombramiento Galo de 1931 como «Caballero de la Legión de Honor» supuso para Quiroga el mayor reconocimiento a su

Manuel Quiroga y su esposa, Mathe Lemann en su domicilio de París en 1933.

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Dushkin; o el gran chelista Gaspar Cassadó.

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Portada del programa de mano del último concierto de Manuel Quiroga antes de sufrir el accidente del ocho de junio de 1937.

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Durante los largos años de enfermedad de Manuel, su hermano Emilio afronta la mayor parte de los gastos. Sin embargo, los costes serán muy elevados y gracias a la generosidad de su compañero José Iturbi, Quiroga podrá mitigar parte de los grandes expendios que su enfermedad requiere. Iturbi interviene en diversos conciertos homenaje que se celebran, respectivamente, el dieciséis de junio de 1949, en el Teatro Rosalía de Castro de La Coruña y al que asiste el violinista; el dos de marzo de 1953 en el Teatro Malvar de Pontevedra y el veintidós de agosto de 1958 en Santiago de Compostela. El regreso definitivo a Pontevedra llega a finales de febrero de 1959, año en el que la Fundación Juan March le concede una ayuda económica gracias al apoyo, entre otros, del claustro de profesores del Real Conservatorio de Música de Madrid. Quiroga agradecerá personalmente el apoyo del Conservatorio madrileño mediante una carta enviada a su director, el compositor Jesús Guridi. La proclamación de Manuel Quiroga Losada como Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario, el veinticuatro de enero de 1960, será muy importante para el artista pero sus problemas de salud impiden que se le imponga la Medalla en vida, al fallecer el diecinueve de abril de 1961. Será el nueve de julio de 1961 cuando su hermano

Caricatura de José Iturbi realizada por Manuel Quiroga en 1940 en París.

D. Emilio Quiroga Losada recoja, en Pontevedra, en presencia de autoridades, académicos y de un multitudinario público, el Diploma acreditativo del nombramiento de Académico en un homenaje a su memoria. Después de este emotivo acto las autoridades se dirigen en comitiva al domicilio del artista, sito en el número 15 de la calle Manuel Quiroga, con el objeto de descubrir la lápida que conmemora el nacimiento y muerte del ilustre pontevedrés. A los homenajes póstumos de la Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario le siguen otros importantes que citamos a continuación: – A mediados de septiembre de 1962, el «III Concurso Internacional del Conservatorio de Música de Orense» en colaboración con los Cursos Internacionales «Música en Compostela», se dedica al violín, como homenaje póstumo «in memoriam» del gran violinista gallego Manolo Quiroga. – En 1970 se crea la Asociación Pro-Música de Cámara en Galicia «Manolo Quiroga» presidida por Demetrio Salorio Suárez.

– En 1971 se le otorga el Título de Presidente de Honor de la Asociación Pro-Música de Cámara en Galicia «Manolo Quiroga». – En 1972 el Museo de Pontevedra organiza una exposición sobre Manuel Quiroga que muestra, entre otros, los fondos donados, ese mismo año, por D. Emilio Quiroga Losada al Museo. – En 1992, con motivo del centenario del nacimiento de Manuel Quiroga: • La Diputación de Pontevedra organiza una serie de actos que aparecen recogidos en el Catálogo de la Exposición «Manuel Quiroga Losada 18921961». Pontevedra: Diputación de Pontevedra, 1992. • El Excmo. Ayuntamiento de Pontevedra organiza una serie de actos que suponen un «encuentro con la cultura, con la música y con el recuerdo imborrable de Manuel Quiroga». Entre estos actos destacaremos la celebración de conciertos, el Certamen Periodístico Manuel Quiroga, y el descubrimiento de una Placa conmemorativa en el monumento, que el insigne violinista pontevedrés tiene dedicado en los Jardines del doctor Marescot. • En 1992, el Curso Internacional «Música en Compostela» le rinde homenaje con la publicación: «Manuel Quiroga 18911961: Su obra para violín»/ recopilación y comentarios de Antonio Iglesias. Cuadernos de «Música en Compostela,» nº6. Santiago de Compostela: «Música en Compostela, 1992. • En 1993, el Excmo. Ayuntamiento de Pontevedra edita: «Manuel Quiroga. Un violín olvidado», escrito por Fernando Otero Urtaza. Se trata de la primera y única biografía de 13 Manuel Quiroga .

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espléndida labor musical, no lo sería en menor medida la «Encomienda 12 de Alfonso X el Sabio» el catorce de enero de 1948 en España. Este premio le llega en un momento en el que el desánimo le hace encerrase en sí mismo, dándole una razón por la que seguir luchando contra la terrible enfermedad que lo va debilitando lentamente y en silencio.

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En este año de 2011, en el que se celebra el cincuenta aniversario del fallecimiento de Manuel Quiroga se están realizando numerosos actos conmemorativos que tendrán su máximo exponente en los organizados, entre el ocho de noviembre de 2011 y el ocho de enero de 2012, por la Diputación y el Museo de Pontevedra.

El compositor

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La obra musical de Manuel Quiroga sigue la estela de los grandes virtuosos del violín como Joachim, Kreisler, Sarasate o Paganini, y está caracterizada por la búsqueda del sonido más bello y perfecto, de la máxima expresividad, y por ser eminentemente musical. Se trata, principalmente, de composiciones violinísticas escritas para ser interpretadas en sus conciertos, orientadas a la exhibición, y que precisan de una gran brillantez de ejecución. Siguiendo la práctica de sus antecesores transcribe, así mismo, breves piezas para violín solo o violín y piano. Su producción está constituida por obras breves y, mayoritariamente, escritas en un solo movimiento, con las únicas excepciones del Primer Concierto en Estilo Antico, de la cadencia del Concierto op. 77 de Beethoven y de las cadencias para los Conciertos nos 3, 4, 5 y 7 de Mozart. En cuanto a la extensión de estas obras: – Las más breves son la Cadencia para el Concierto nº6 en Mib de Mozart, con una extensión total de quince compases; y el Estudio [para violín solo] que comprende cuatro breves ejercicios de siete, tres, siete y cuatro compases, respectivamente. – La obra de mayor extensión es el Primer Concierto en Estilo Antiguo que, en el conjunto de sus tres movimientos, alcanza los trescientos un compases.

Si atendemos al contenido puramente musical podríamos establecer dos líneas de composición: – La primera, concebida con el fin de ser interpretadas, generalmente, como propinas en sus conciertos, y formada por danzas, canciones u otras piezas de carácter hímnico. El autor utiliza, en la mayoría de ellas, materiales que se inspiran en el folklore popular andaluz, aragonés, gallego, vasco, así como en el de los países de ultramar como Cuba y Argentina, resultado de sus giras americanas, y con notorias influencias del folklore español. – La segunda, formada por aquellas obras que presentan unas características similares al repertorio escrito por compositores de gran renombre como Torelli, Corelli, Vivaldi, Bach o Mozart, entre otros; y que podemos reunir en dos grupos: • Composiciones cuya finalidad primordial es el concierto como el Primer Concierto en Estilo Antiguo, las Cadencias para los conciertos de Beethoven, Brahms, Mozart o Paganini, los Caprichos y las Transcripciones de Scarlatti y de Mendelsohnn. • Las formadas por aquellas otras cuyo objetivo principal es conseguir el perfeccionamiento técnico necesario que permita al violinista adquirir el dominio del instrumento, a través de una escritura que plantee dificultades técnicas como en el Estudio, los Caprichos, y las Variaciones. La actividad compositiva la inicia Quiroga en el año 1919 con la escritura del Alalá, después del requerimiento del público, en el concierto del dieciocho de junio de 1918 en Ourense, de que escriba música gallega:

¡Quén tivera agora, dicía, música gallega esquirta para que non desmerecese á veira d’os maestros crásicos! ¡Múseca gallega, esquirta pr’o violín! Eu non quero facer d’a nosa música, cantares de cego. Teñen as nosas melodías feitizo infinido, feitizo d’abondo pra facer d’os nosos cantares música eterna! —¡Pois a escribila!, díxolle alguén. —¡A escribila! Así 14 dixo Manolo Quiroga . Invitación que será reiterada, con la petición de que les recree con alboradas, muñeiras, foliadas, alalás, etc., en el significativo Concierto Asociación de la Prensa de la Coruña, del cuatro de agosto de 1918. Quiroga, aprovechando el momento álgido del regionalismo gallego y animado por grupos como «As Irmandades da Fala», prometerá «non esquecerse da música galega». Promesa que cumplirá hasta el año 1925 pues, a partir de esa fecha, tan sólo escribirá una obra con nombre regionalista titulada Galicia (Himno, 1938), que no contiene ningún rasgo que permita relacionarlo con el folklore gallego, aproximándose más a un estilo clásico que a la música autóctona de Galicia. El Alalá lo estrena Quiroga en el concierto celebrado en La Coruña el veintisiete de marzo de 1919. Dos más tarde, escribe una primera cadencia para el Concierto en Re de 15 Paganini , y realiza tres transcripciones de obras: dos de Scarlatti y una de Mendelssohn. Estas transcripciones consisten en aplicar la línea melódica principal al violín, conservando, casi literalmente, el material original en el piano con algún refuerzo de densidad en la línea grave al redoblar en octavas la voz inferior. Su intensa actividad concertística durante los años siguientes le impedirá componer nuevas obras hasta 1924, año en el que escribirá su célebre 16 Concierto de Intrata , denominado

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A partir de este momento escribe algunas obras más, de manera discontinua, como el Canto Amoroso hasta que en el año 1936 compone cuatro obras relevantes: la Jota nº2, el Lamento Andaluz, el Canto y Danza Andaluza y los caprichos primero y tercero de los Tres Caprichos, para violín solo. El segundo capricho está fechado en 1937, año en el que sufre el accidente que cambiará el rumbo de su vida. Después del accidente y tras su retorno a París se refugia en la composición, sobre todo en la creación de obras escritas en la línea de concierto y de estudio. El año 1940, coincidiendo con la ocupación nazi de París, será su año más productivo, con siete obras; en 1941 el número de composiciones ascenderá a cinco y, finalmente, la etapa creativa concluirá en 1942 con los Caprichos nº 5 y 6. Su catálogo comprende cuarenta y una obras que podemos agrupar del siguiente modo: 17

• Arreglos: ¡Emigrantes Celtas! • Adaptaciones: Bruissement 18 19 d’ailes y Scherzando . 20 • Cadencias de concierto : Concierto en Re Mayor, op. 61 de Beethoven. Concierto para violín y orquesta, op.77 de Brahms. Conciertos nº 3 en SolM., K.216; nº4 en ReM, K.218; nº5 en La M, K.219; nº 6 en Mi bM, K.268 y nº7 en Re M, K.271. Concierto







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en Re Mayor, op.6 de Paganini. Cadencia para una Fantasía. Conciertos: Primer Concierto 21 en Estilo Antiguo y Segundo 22 Concierto en Estilo Antiguo . 23 Cantos y Danzas : Alborada, Alalá, Canto Amoroso, Canto y Danza Andaluza, 1ª Danza Argentina, 2ª Danza Argentina, 1ª Guajira, 2ª Guajira, 1ª Habanera, 2ª Habanera, Jota, Jota nº2 , Lamento Andaluz, Playera y Zapateado , Rondalla, Terra… ¡¡A Nosa!!, Viena, Zapateado y Zortzico. Estudios/Caprichos: Estudio, Tres Caprichos, Capricho nº4, Capricho nº5 y Capricho nº6. Himnos: España y Galicia. Transcripciones: Allegrissimo y Allegro de Scarlatti y Andante Cantabile de Mendelsohnn 24 Variaciones : Neuf Variations sur Théme de Nicolo Paganini y 12 Variaciones sobre el Capricho nº24 de Nicolo Paganini.

Y que podemos resumir en:

• Veintiuna obras para violín y piano. • Diecisiete obras para violín sólo. • Una obra para dos violines. • Un concierto para violín y orquesta de cuerda, y • Un esbozo de tan sólo catorce compases para un segundo concierto. En cuanto a los procedimientos compositivos, Quiroga emplea formas estereotipadas en consonancia con las obras que escribe. Generalmente, reexpositivas, binarias y ternarias, estructuralmente basadas en el período regular con divisiones y subdivisiones también binarias. La tonalidad más frecuente en su catálogo de obras es la de Re mayor, presente en veintiuna piezas; le sigue Sol mayor con nueve; y con presencia en tan sólo una obra: Si

menor, do menor, Fa mayor y sol menor.

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Los procesos tonales son bastante tradicionales con modulaciones y alejamientos transitorios a tonalidades vecinas. Sólo ocasionalmente se observa la presencia de modulaciones a grados cromatizados de la tonalidad principal que recuerdan a los procedimientos del romanticismo tardío como, por ejemplo, al tercer grado rebajado. Se comprueba, de nuevo, la influencia de la música de salón en aquellas piezas que principian con una introducción en una tonalidad lejana o en modalidad contraria. La construcción melódica está configurada sobre el arpegio aunque las disjunciones las cubre mediante notas extrañas, siendo significativas las apoyaturas simples y dobles. Su direccionalidad se caracteriza por la presencia de líneas en forma de arco que alcanzan su punto álgido mediante ascensos rápidos y movimientos en zig-zag. Los procesos cadenciales principales están formados por cadencias auténticas, simples y compuestas, que en los puntos más conclusivos pueden ampliar la funcionalidad de la subdominante, y colorear la armonía mediante el cromatismo y la alteración armónica. En cuanto a las construcciones acordales utiliza acordes tríadas, de séptima y, muy ocasionalmente, de novena. En los acordes tríadas, el estado predominante es el de fundamental, mientras que en los cuatríadas utiliza con mayor frecuencia el estado fundamental y la segunda inversión. Sin embargo, en los acordes de novena utiliza, exclusivamente, el estado fundamental. El ritmo armónico es, básicamente, lento con armonías que se desarrollan en la extensión de uno o dos compases, que sólo en algunos casos llegan a ser de dos o tres acordes por

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posteriormente Primer Concierto en Estilo Antiguo, citado anteriormente. Quiroga comienza un segundo concierto que no llegará a concluir y del que se conoce tan sólo la melodía del tutti inicial, que comprende catorce compases, sin armonizar. De este mismo año son las obras Emigrantes Celtas, Terra!! A Nosa y la Jota nº1. En 1925 compone la Alborada y la Playera y Zapateado e ingresa en la «Société des Auteurs, Compositeurs et Editeurs de Musique» de Francia.

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compás. Son frecuentes, en aquellas obras que presentan influencias de la música popular, los enlaces de acordes en estado fundamental, y la sucesión de movimientos de acordes paralelos. Así mismo, es habitual la presencia de la sexta y cuarta cadencial. La cadencia andaluza la encontraremos en algunas danzas como la Segunda Guajira, el Canto y Danza Andaluza o la Danza Argentina. Los materiales de escala más frecuentes son los derivados de la música de la denominada práctica común o estilo internacional, y están formados por escalas armónicas, naturales y mixtas; a las que debemos añadir la escala frigia y la escala andaluza, derivada de ella.

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La agógica seguirá los cánones del movimiento romántico con gran profusión de rubatos, y posibilitando interpretaciones a piacere en los inicios y finales de numerosas piezas. El nivel dinámico comprende desde el pp hasta el fff, no siendo habitual la presencia de contrastes dinámicos entre el instrumento solista y su acompañamiento. En lo que atañe a la métrica, emplea tanto las binarias como las ternarias con subdivisiones de iguales características, siendo el 4/4 y el 3/4 las métricas más usuales. En algunas danzas encontraremos 25 también la métrica 3/4 + 6/8 . Quiroga utiliza dos tipos de textura: monofónica en la mayoría de las obras para violín solo, y melodía acompañada en las restantes. A veces se observan sencillas y breves imitaciones. En el aspecto puramente violinístico, sus obras incluyen los recursos más complejos que precisan de una técnica, caracterizada por un gran despliegue de efectos virtuosísticos con el empleo habitual de:

armónicos, simples y dobles; dobles cuerdas en terceras, quintas, octavas y décimas; escalas cromáticas; glissandos, grandes saltos; pedal en dobles cuerdas; melodías en dobles cuerdas; pizzicato y trémolo de mano izquierda; posiciones extendidas; trinos simples y dobles; triples cuerdas; ejecución rapidísima de pasajes; y variedad en los golpes de arco con asiduidad de: bariolage; detaché; martelé; ricochet; saltillo; spiccato; stacatto en arco arriba y abajo o el stacatto volante. Incluso en las obras más sencillas encontraremos dobles cuerdas, pasajes rápidos, trinos y armónicos. Autorretrato al óleo pintado en 1930 en París.

El artista polifacético Quiroga es un hombre versátil que orienta su vida profesional hacia al campo de la interpretación musical pero que, por sus cualidades e inquietudes, podría haberse dedicado a cualquier otra actividad artística. Es un artista, en el más amplio sentido de la palabra, un creador que se servirá de diferentes medios de expresión por una necesidad imperiosa de comunicación: el medio con el que se realice carece de importancia. Si bien, en opinión de Filgueira Valverde: aunque Quiroga es «de vocación plástica temprana y dueño de todos los recursos de la técnica… El músico ahogaba al 26 pintor . Desde su infancia muestra dotes de dibujante y caricaturista siendo habitual su presencia plástica en la correspondencia familiar en la que es un leimotiv la caricaturización de su hermano Emilio («Amilio» según sus propias palabras). Incluso después de la obtención del Premio del Conservatorio de París, no desaprovechará la oportunidad que le brinda el momento para publicar sus caricaturas de los personajes más célebres, sobre todo parisinos, en publicaciones periódicas o semanales como Le Monde Musical o

Le Carnet de la Semaine. Del mismo modo, en los momentos de mayor dureza en su vida el refugio entre lápices y pinceles le permitirá abstraerse del mundo real, de la tristeza, de la amargura, del dolor y de la enfermedad que le aleja, cada vez más, de ese mágico instrumento que le ha acompañado desde los primeros pasos hasta los tiempos

Caricatura de Fritz Kreisler realizada por Manuel Quiroga en 1940 en París.

de mayor gloria, en los que el público y la crítica se rendían a sus pies. Cuando regresa a España realiza autocaricaturas, dibujos y caricaturas de numerosos artistas y amigos entre los que destacaremos a

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Los años 1940 y 1946 serán los de mayor producción plástica; después, esta dedicación será muy discontinua. Sus dos últimos dibujos están datados en 1957 y 1960: el primero, un retrato de Toscanini en homenaje al insigne maestro fallecido ese año; el segundo, un autorretrato en el que el artista, consciente de su situación, aparece envuelto en una bruma lejos de la efímera y olvidada fama. A través de sus dibujos y caricaturas conoceremos las importantes relaciones que mantuvo Quiroga con los personajes más célebres de la música y de la cultura. Quiroga, de formación autodidacta, pinta también acuarelas y óleos, en los que plasma naturalezas muertas, paisajes, retratos familiares y de amigos e incluso una copia de un Rembrandt en la que el artista holandés había pintado a su cuarto hijo Titus. Su obra cumbre es un autorretrato al óleo fechado en París en 1930. Este cuadro será adquirido en 1951 por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación Nacional para el Museo de Pontevedra.

El público y la prEnsa Se ha escrito mucho sobre Quiroga pero, en general, se ha hecho desde un punto de vista biográfico, divulgativo, de ensalzamiento de su figura y, sobre todo, de manera muy repetitiva. Como excepción podemos mencionar los comentarios debidos a la pluma de críticos que, como Salazar, Zubialde o María Muñoz, profundizan más en el aspecto interpretativo de Manuel Quiroga. Son unánimes los elogios al artista, a su

técnica, a sus condiciones particulares, a su gran musicalidad y a sus siempre excelentes interpretaciones. Sin embargo, encontraremos dos tendencias bien diferenciadas de comentarios. En primer lugar, destacaremos los que proceden de críticos totalmente entregados a las cualidades de Quiroga que se dedican, exclusivamente, a ensalzarlo y a engrandecer sus aptitudes; y, en segundo lugar, aquellos otros que alaban sus capacidades especiales pero que, al mismo tiempo, realizan una crítica al repertorio que interpreta. Estos últimos siguen una corriente más en consonancia con la estética neoclásica de los años veinte que reprueba cualquier alarde de virtuosismo vacío, que deplora la línea romántica a la que consideran caduca, así como a las composiciones escritas para el lucimiento de los artistas y cuyo fin es conseguir el aplauso fácil. María Muñoz en la revista Musicalia, después de alabar las cualidades de Quiroga: «violinista magníficamente dotado, de un gran temperamento, de un sonido cálido y robusto» realiza el siguiente comentario:

…La Sinfonía de Lalo, es una de las obras que mejor tocó Quiroga: gran equilibrio dinámico, exquisito tono, profunda y sincera emoción. El Andante, particularmente fue expresado de una manera magistral; puede decirse que es una creación suya. Los programas del gran violinista no acogen ninguna obra de arte moderno. Esto les resta flexibilidad, y sitúa una técnica tan perfecta en un plano de mero virtuo27 sismo . Antonio de Gorostiaga en «La Atalaya» de Santander del dieciséis de octubre de 1921, insiste de nuevo en las concesiones al público, aunque en un tono más condescendiente:

El portentoso violinista Manuel Quiroga y su bella esposa 28 la eximia pianista Marta Leman son un caso verdaderamente extraordinario de compenetración artística… Los programas de este gran violinista están pulcramente seleccionados como corresponde a tal señor. Si alguna vez ejecuta música que no es digna de él es por satisfacer el gusto del público, que después de todo, como dicen los empresarios, es el verdadero juez de las obras de arte.

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Como muestra de crítica totalmente favorable destacaremos:

¡Cómo tocó, amigo mío! ¡Qué magia la de su arte! ¡Qué misterio el de su violín en sus manos! Hemos oído á Manuel Quiroga otras veces. No ha exagerado nada nuestra bondadosa comunicante. 29 ¡Ay, sí! ¡Viva el arte español! y un artículo de Le Spectateur de París que, aparte de elogiar a Quiroga, lo considera francés por formación:

Le triomphateur de la journée a été M. Quiroga, violoniste espagnol: Malgré ses origines ibériques, ce jeune virtuose est un produit de notre Conservatoire national. Nous sommes donc plus à l’aise poue le juger…Il donné a la Symphonis Espagnole de Lalo, un sens exact,… Il dit aussi, de façon fort délicate et sans efes provocants, la Havanaise,de Saint-Saéns, qui ne pouvait 30 trouver meilleur interprète . Manuel Quiroga, dont a remarqué la brillante intreprétation de la Symphonie espagnole, de Lalo, dimanche dernier aux Concerts Lamoureux [el dieciocho de febrero de 1923], prëtera son concours au concert de la Société Philharmonique, Salle Gaveau, mardi soir 20 février.

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García Sabell, Falla, Casals, Chaves, Delobelle, Iturbi, Kreisler, Locatelli, Monteux, Paray, Rabaud o Smallens; demostrando poseer una memoria prodigiosa al no poder contar con la presencia de la mayoría de ellos como modelos.

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En una línea intermedia se encontraba ya en 1913 I. Zubialde, que tras alabar a Quiroga y a su acompañante José Iturbi, los ataca cuando deleitan al público asistente eligiendo como broche final La Campanella de Paganini:

Ya es hora de que la tal Campanella deje de sonar definitivamente, pues hoy constituye un anacronismo y una afrenta al buen gusto que poco a poco se ha ido infiltrando en las masas. El pretendido interés de esta y otras composiciones, está muy lejos de compensar la chabacanería de su contenido musical… Una cosa es utilizar artísticamente todos los recursos que encierra un instrumento y otra violentarlo pidién31 dole más de lo que puede dar .

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Quiroga es un intérprete muy del gusto de la realeza, de la aristocracia y de la burguesía. Así, La Ilustración Española y Americana de Madrid, en su nº 9 publicado el día ocho de marzo de 1919, se hace eco del concierto del violinista en

el Palacio de la condesa, de Casa Valencia. En él se ratifica la presencia de la Reina doña Victoria y Sus Altezas reales los Infantes doña Isabel, doña Luisa y don Carlos, así como una amplia representación de la aristocracia, el cuerpo diplomático, el Nuncio de su Santidad, monseñor Ragonesi y el obispo de Ciudad Real. En lo referente a la participación de Quiroga dice:

El notable violinista Quiroga, ejecutó magistralmente obras de Sarasate, Tartini, Wieniausky [sic] y Bassini [sic], y la marquesa de Mohernando cantó con su voz prodigiosa, acompañada por Quiroga, compartiendo dicho artista entusiastas aplausos. La Época de San Sebastián del día nueve de agosto de 1919, recoge:

La Reina, después de regresar a Miramar, asistió al concierto del eminente violinista gallego, Manuel Quiroga, que daba su segundo concierto, en el Teatro Victoria Eugenia. Carlos Bosch nos habla, en El Imparcial del cinco de mayo de 1925, del concierto celebrado el día dos en el Palacio de Casa-Valencia de San Sebastián, al que ha asistido S.A.R. la infanta doña Isabel protectora de los artistas españoles, que felicitó al gran músico. En su opinión acerca de la interpretación y del repertorio seleccionado para este concierto:

Retrato al óleo de Manuel Quiroga pintado en 1919 por Juan Luis.

El programa elegido fue compuesto con minuciosa escrupulosidad, intercalando

obras clásicas con algunas de extraordinario virtuosismo. Quiroga posee en ello el más ponderado equilibrio, de tal modo, que en sus prodigios insuperables de ejecución nos da la sensación, de esa fácil naturalidad sólo asequible a los que como él están por su técnica sobre las máximas dificultades. Así mismo, el apoyo de la Casa Real a Quiroga se manifiesta, también, por medio de la asistencia de miembros de la realeza a los conciertos de carácter privado, siendo especialmente significativo el celebrado ante la Casa Real inglesa en el Palacio de Buckingham con motivo una visita de SS.MM. los Reyes de España a Londres en octubre de 1919. Mención aparte requiere la crítica de orientación regionalista como podemos corroborar a través de las palabras de La Voz de Galicia del seis de agosto de 1918 acerca del concierto celebrado dos días antes en La Coruña:

Quiroga no tardó en verse alzado en hombros sobre la multitud. Y de esta suerte, pálido, emocionadísimo por lo rotundo, por lo unánime de la manifestación popular, llegó al Palace Hotel. Desde una galería se asomaba poco después, desgreñado y sudoroso, para saludar al gentío que llenaba la avenida, mientras cantaban muchas voces el Himno de Veiga y Pondal. El apoyo unánime de los movimientos regionalistas es claro en la dedicatoria de poesías como las de Eladio Rodríguez González, de Gerardo Álvarez Limeses, de 32 Fernández Mato o de Valle-Inclán , y en las caricaturas de Castelao. Por su parte, Losada Diéguez escribirá 33 en Orense en junio de 1918 :

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Poema de Fernández Mato dedicado a Manuel Quiroga en 1919.

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O grande artista gallego é un d’os nosos. Sinte y-ama a terra gallega con todo o fogo con que se lle debe amare á patrea. Y-o lume que s’alcende na súa y-alma cando c’o seu violín espalla a armonía pol-os corazós, avívase sempre c’o forte vento d’as lembranzas de Galicia, co’a divina inspirazón d’o amor d’a terra nai, c’os agarimos qu’ela lle dera.

Quiroga», de 1996; o las grabaciones de su Concierto de Violín interpretado en 1990 por la Stuttgart Chamber Orchestra, dirigida por Maximino Zumalave y con Herwig Zack como solista, y en 2009 por la Orquestra Vigo 430 con Marta Vélez como solista. Si se desea tener un mayor conocimiento acerca de este personaje aconsejamos ahondar en la abundantes fuentes bibliográficas y hemerográficas y, cita ineludible, la consulta de sus fondos en el Museo de Pontevedra, donados por D. Emilio Quiroga 35 Losada en el año 1972 .

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tEstimonios sonoros Representan el mejor alegato del artista, del intérprete, del malabarista del violín que era. A través de ellos podremos conocer sus excepcionales dotes para el instrumento, su calidad interpretativa y su especial sensibilidad. Ya en 1908 Quiroga tiene un primer contacto con el mundo de la grabación que no llegará a comercializarse. Posteriormente, en 1912 graba en París sus primeros discos, no venales, para la Gramophone and the Typewriter Company, con obras y arreglos de diversos autores como Sarasate, Hubay, Bazzini o Wieniawski. En 1928 realiza grabaciones para la importante casa 34 discográfica «Victor » en Camden, New Jersey, que incluyen obras y arreglos de diversos autores como Falla, Kreilsler, Schumann, o Chaminade, entre otros; así como, cuatro de sus composiciones originales, acompañadas al piano por su mujer, Marthe Lemann: Segunda Guajira, Danza Española, Rondalla y Canto Amoroso. Finalmente, aludiremos a las grabaciones que realiza durante 1930 y 1931 para la casa francesa «Pathé» con obras de autores como Albéniz, Falla, Kreisler, Sarasate y Torelli. La calidad interpretativa de sus últimas grabaciones será reconocida a través de la prensa francesa como

Autocaricatura de 1946 dedicada a su amigo y admirador el Dr. García Sabell.

Le Quotidien del doce de octubre de 1930 que dice al respecto:

Une exécution délicate de grande virtuosité avec une propreté parfaite… une exécution excellente comparable avec cellelà de Kreisler. O Le Petit Dauphinois de octubre de 1930 en el artículo «Le phonographe»:

Les Pyrénées n’existent pas… la musique de l’Espagne va à la conquête du monde. Les cadences de la Trille du diable exécutées par l’arc de M. Quiroga nous font croire qu’un meilleur héritier de lui n’a pas pu trouver Sarasate. A partir de los años noventa, coincidiendo con el centenario de su nacimiento se reeditan algunas de sus grabaciones entre las que destacaremos —aparte de las mencionadas de Ouvirmos en la nota nº32—, en el Reino Unido: el álbum The Recorded Violin – History of The Violin On Record de 1993, y «The Great Violinists Vol. V/ Manuel

Epílogo La figura de Manuel Quiroga merece ocupar un lugar preponderante en la cultura gallega como máximo exponente gallego del violinismo de la primera mitad del siglo XX. Si analizamos su papel desde una perspectiva más universal, indudablemente es necesario encuadrarlo entre los grandes violinistas de la talla de un Kreisler, Heifetz, Ysaÿe o Menuhin, entre otros. Quiroga está presente en las mejores salas de concierto de Europa y de América, siendo aclamado por un público fiel, cada vez más numeroso, que llega al paroxismo ante sus interpretaciones de las obras más relevantes del repertorio violinístico. Le acompañan grandes pianistas como: Enrique Granados, José Iturbi, Juan José Castro, Paul Paray o su mujer, Marthe Lemann. Actúa con las orquestas y directores de mayor renombre como las agrupaciones: Sinfónica y Filarmónica de Madrid; Sinfónica de Barcelona, Sechiari y Lamoureux de París, London Symphony Orchestra, Schottish Orchestra, Nahan Franko´s Orchestra y The Philharmonic-Symphony Society de New York; Orquesta S.O.D.R.E. de Montevideo, Sinfónica de Córdoba

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La valoración de Quiroga dentro del panorama artístico se manifiesta no sólo al comprobar el número de obras que le dedican los poetas y creadores plásticos, sino que, también, se hace patente en el número de composiciones musicales que otros compositores escriben para él. Citaremos a modo de ejemplo: Air de Danse de Roger Penau, la Fantasía para violín y orquesta de Eduardo Fabini, Fileuse de César Espejo, la Sonata nº 6, op. 27, de Ysaÿe, o el quinto de los Six comentaires pour violon et piano de Joaquín Nin. Las críticas siempre le son favorables, tan sólo en algunos casos se ataca el repertorio que interpreta, mayoritariamente romántico, en un momento en el que, sobre todo ciertos críticos, son más favorables a los nuevos aires neoclásicos. Nunca recibirá comentario negativo alguno acerca de su excelente interpretación, de su gran técnica. Por otro lado, debemos tener en cuenta que los grandes violinistas coetáneos a Quiroga también interpretan, mayoritariamente, un repertorio de tendencia clásica o romántica. La explicación se encuentra en que el repertorio que acompaña a un intérprete a lo largo de su vida es, normalmente, aquel en el que se ha formado. No parece, por tanto, muy natural que la actividad profesional se desarrolle en manifestaciones artísticas que requieren una formación muy distinta a la recibida.

musical: sus obras tienen la calidad suficiente para ser interpretadas en las salas de concierto. En ocasiones se han criticado aquellas composiciones con tendencia de corte salón, siendo un contrasentido el hacerlo si tenemos en cuenta que era práctica habitual la interpretación de este tipo de música en los conciertos de la época; especialmente, en señal de agradecimiento al público por la recepción en el concierto.

violín da Galiza nas salas de concertos do mundo» en

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Murguía, nº 4 (2004); p. 105-112 CALLE GARCÍA, José Luis: «Aires da Terra: la poesía musical de Galicia». Madrid: José Luis Calle García, 1993. DOPICO, Xesús: «Un Gallego genial: Manolo Quiroga» en Compostela. —México.— N. 1 (1967); p. 379-388. FILGUEIRA VALVERDE, José: «Galicia e Quiroga.», en Catálogo de la Exposición «Manuel Quiroga Losada 1892-1961,». Pontevedra: Diputación de Pontevedra, 1992, p. 139-143. FORTES BOUZÁN, Xosé. «Historia de la ciudad de Pontevedra». La Coruña: Biblioteca Gallega-Serie Nova, La Voz de Galicia, S.A.; p. 627-737. GARCÍA ALéN, Alfredo. «Manuel Quiroga: vida y obras. Catálogo de la Exposición de los Bienes donados por Emilio Quiroga al Museo de Pontevedra en 1972». Revista del Museo de Pontevedra nº 27 (1973), p. 199-213. IGLESIAS, Antonio. «Manuel Quiroga 1891-1961: Su obra para violín»/ recopilación y comentarios de Antonio

Por todo ello, consideramos necesario devolver a Manuel Quiroga —el Sarasate gallego— al lugar que le corresponde en la historia de la música, por el excelente trabajo desempeñado hasta aquel fatal accidente que acabó con todas sus ilusiones, no permitiendo disfrutar del gran violinista que, en ese momento, iniciaba la etapa de madurez. En este año en el que se cumple el quincuagésimo aniversario de su fallecimiento y el centenario del afamado Premio de Violín del Conservatoire National de París, Manuel Quiroga, por derecho propio, debe formar, notoriamente, parte de la historia de Galicia, de España y del Mundo.

Iglesias. Cuadernos de «Música en Compostela,» nº 6. Santiago de Compostela: «Música en Compostela, 1992. JIMéNEZ GóMEZ, Enrique, Otero Urtaza, Fernando. «Manuel Quiroga»: exposición Pazo de Fonseca, novembro 1994, Santiago de Compostela: Colección do Museo de Pontevedra. [Santiago de Compostela: Universidade

de

Santiago

de

Compostela,

Vicerrectorado de Extensión Cultural e Servicios á Comunidade Universitaria, 1994, p. 13. LóPEZ PRADO, Antonio: «Manuel Quiroga, violinista universal: análisis de sus ocho conciertos en La Coruña», en Abrente: revista de la Real Academia de bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario. N. 3 (1971) ; p. 75-100. LOSADA DIéGUEZ, Antonio: «O Gran Artista é Un Dos Nosos. Manolo Quiroga:», en A Nosa Terra. La Coruña: Ediciones Edman, Tomo I, boletín del 30 de xunio de 1918; p.2. OTERO URTAZA, Fernando. «Apuntes para una biografía musical», en Catálogo de la Exposición «Manuel Quiroga Losada 1892-1961». Pontevedra: Diputación de Pontevedra, 1992, p. 145-155. «Manuel Quiroga. Un violín olvidado». Pontevedra: Concellería de Educación e Cultura, 1993. SALAZAR, Adolfo: «El año musical, balance de la temporada 1918-1919», en La Lectura, Revista de Ciencias y de Artes. Madrid, septiembre de 1919, nº 225; p. 40-56. VALLE, José Carlos: El Contexto Intelectual Pontevedrés: La Sociedad Arqueológica de Pontevedra, en «Cancionero Musical de Galicia» reunido por Casto Sampedro y Folgar. Coruña: Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2007; p. 20-47.

agradecimientos Queremos agradecer al Museo de Pontevedra, a Dª Milagros Bará y a Dª Teresa García-Sabell por la documentación gráfica que nos han cedido.

VILLANUEVA ABELAIRAS, Carlos: «Adolfo Salazar y la crítica musical. Las otras orillas». Universidad de Santiago de Compostela (artículo en prensa ICCMU Madrid 2009). A música como fundamento de identidade na obra de Xosé Filgueira Valverde, en «Xosé Filgueira Valverde: 1906-1996, un século de Galicia». Pontevedra: Museo de Pontevedra, 2007; p. 284-321. «Dos maneras de entender el uso del material folklórico: Manolo Quiroga/Andrés Gaos», contenido de la conferencia celebrada en Pontevedra en el año 2007. VILLAR, Rogelio. «Músicos Españoles II. Compositores, directores, concertistas, críticos: Manuel Quiroga». Madrid: Librería y Casa Editorial Hernando, S.A. ZUBIALDE, I.: «Movimiento Musical de España y del Extranjero», en Revista Musical, Bilbao, noviembre de

Bibliografía ALéN GARABATO, Pilar. «Breve historia da música galega». Vigo: A Nosa Terra, 2004; p.48-53. «Reflexiones sobre el ambiente musical en La Coruña (1920-1980) a través del «Fondo Bugallal». Madrid 2001: Separata de Campos Interdisciplinares de Musicología, volumen I. V Congreso de la Sociedad Española de Musicología (Barcelona, 25-28 de octubre de 2000; p.213-234. ALONSO OTERO, Leonor: «El estilo de la pintura de

Otro aspecto que no debemos olvidar de Quiroga es la parte creativo-

BLANES, Martín: «Manuel Quiroga (1892-1961): a voz do

Manuel Quiroga», en Catálogo de la Exposición «Manuel Quiroga Losada 1892-1961» Pontevedra: Diputación de Pontevedra, 1992, p. 157-163.

1912, nº 11: p. 297-298. «Movimiento Musical de España y del Extranjero: Conciertos de los días 21 y 22 de Diciembre», en Revista Musical, Bilbao, noviembre de 1913, nº 11: p. 254-256.

Otros artículos sobre M. Quiroga Quiroga, Manuel, 1892-1961 «El Académico de honor Don Manuel Quiroga Losada y el homenaje a su memoria» en Abrente: revista de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario.-- N. 3 (1971); p. 59-74. «El Arte exquisito de Manolo Quiroga» en Ciudad. 2ª épo-

F a arte e arquitectura

(Argentina), Sinfónica de México, etc., dirigidas por prestigiosos directores como: Fernández Arbós, Pérez Casas, Paul Paray, Sechiari, Georges Enesco, Saco del Valle, Gabriel Pierné, Lamberto Baldi, José Rocabruna, Eduardo Gasparrini, Lamote de Grignón o Sir Thomas Beecham.

M A N U E L Q U I R O G A L O S A D A : R E T R AT O D E U N G R A N A R T I S TA

106

Musical. Así mismo, la noticia será ampliamente difun-

19 Adaptación del Capricho nº6.

«Como nos juzgan, sobre Manolo Quiroga» en Eco de

dida en la prensa española a través de periódicos como

20 Siguiendo la tradición de ejecutar sus propias caden-

Galicia (La Habana, 1917). Año 12, nº 338 (25 jul.

La Correspondencia de España, El País, El Imparcial, La

cias, Quiroga escribe diez cadencias para algunas de

1928); p. 6-7.

Gaceta de Santiago, o El Progreso.

las principales obras del repertorio para violín. En es-

En el intermedio de este segundo concierto, los artistas

tas piezas incluye muchas de sus dificultades técnicas

serán homenajeados con una lluvia de flores y una

más habituales. A excepción de la primera cadencia

ca, nº 32 (26 agosto de 1946); p.1.

Quiroga, Manuel, 1892-1961 —Aniversarios— 1892-

4

1992: «Manuel Quiroga: 1892-1992: centenario», en Pontevedra: Ayuntamiento, Concejalía de Cultura, D.L. 1992

5

bandada de palomas que invadirá el escenario.

del Concierto en ReM de Paganini y de la Cadencia para

El escultor Asorey hará un busto de Quiroga en 1919

una Fantasía, se publicaron en los años 1940 y 1941.

Quiroga, Manuel, 1892-1961 - Crítica e interpretación:

que se encuentra, en la actualidad, en los Jardines del

Alonso Girgado, Luís- Fariña- Miranda, Carmen: «El vio-

Dr. Masrescot, en Pontevedra.

Vivaldi en el Allegro, de Bach en el Grave y con algún

Finalmente, Ventosa no podrá acudir a esta reunión.

guiño al folklore en el Presto.

linista Quiroga en París». Centro de Investigaciones

6

Lingüísticas e Literarias Ramón Piñeiro (Santiago de

7

Compostela, 2004), ed, facsímil de Tierra gallega: semanario regional ilustrado (Montevideo). -N. 55 (1918);

8

p.3-4

(Santiago de Compostela, 2004), ed, facsimil «El violinista Quiroga», en Centro Gallego. -N. 3 (1917); p. 5 «El violín de Manolo Quiroga, en Centro gallego» en Centro Gallego: órgano de la Colectividad Gallega en el Uruguay.— Vol. 4, n. 42 (1920); p. 18-20. «Una gloria gallega: el violinista Manuel Quiroga» en Centro Gallego: órgano de la Colectividad Gallega en

catorce compases de la introducción del Tutti. No es

En abril de 1912 graba en París sus primeros discos,

posible confirmar, con las fuentes consultadas, que realmente Quiroga escribiese este concierto. 23 Manuel Quiroga selecciona doce sus composiciones

Company. 9

22 Sólo se conserva un manuscrito con los primeros

Imparcial, trece de abril de 1919, p.3. no venales, para la Gramophone and the Typewriter

Alonso Girgado, Luís. Cuquejo Enríquez, María: Centro de Investigaciones Lingüísticas e Literarias Ramón Piñeiro

«La propaganda regionalista necesita un violín». El

21 Obra de inspiración barroca que bebe en las fuentes de

Segunda Guajira, Danza Española, Rondalla y Canto

para una colección de bailes bajo la denominación de

Amoroso.

«Danzas Españolas». Posiblemente tuvo en mente su

10 Sus obras han sido editadas en París por: Editions, J.

publicación. Son las siguientes: Canto y Danza Andaluza

Hamelle, Maillochon, Salabert y R. Breton; y en New

(nº1), 1ª Danza Argentina (nº2), 2ª Guajira (nº3),

York por: G. Schimer.

Zapateado (nº4), Jota nº2 (nº5), Playera y Zapateado(nº6),

11 En Santiago de Compostela será atendido por los doctores García Sabell (que será un gran amigo), y

1ª Habanera (nº7), Jota (nº8), Zortzico (nº9), Alborada (nº10), Terra… ¡¡A Nosa!!(nº11) y 1ª Guajira (nº12). 24 Quiroga realiza dos series de variaciones, aunque

Somoza. 12 La Junta Directiva del Centro Gallego en Madrid, bajo

muy similares, a partir de Tema del Capricho nº 24 de

Quiroga, Manuel, 1892-1961. Entrevistas:

la presidencia del arquitecto Sr. Palacios, había soli-

Paganini. Tema muy empleado en numerosas composi-

«Manolo Quiroga en Pontevedra: un feliz acuerdo de la

citado en el año 1919 al Gobierno de España la Gran

ciones entre las que destaremos las «Variaciones sobre

Diputación», en Cartel: revista de la vida gallega. Año

Cruz de Alfonso XII para el insigne violinista. Este ga-

un tema de Paganini, op. 34 y la «Rapsodia sobre un

2, n. 3 (31 en. 1946); p. 2.

lardón nunca llegó a otorgársele.

el Uruguay.— Vol. 2, n. 25 (1918); p. 4-5.

«El «Stradivarius» de Manolo Quiroga» / Alejandro

tema de Paganini» en la menor, op. 43 de Brahms. Excmo.

25 Esta combinación métrica, propia de la Petenera y de

Barreiro, en Eco de Galicia (La Habana, 1917).— Año

Ayuntamiento de Pontevedra a Fernando Olbes y

la Guajira en el folklore andaluz, la utilizará Quiroga

6, n. 165 (2 abr. 1922); p. 18-19.

Fernando O. Urtaza, dentro de los actos conmemora-

en las siguientes obras: Segunda Guajira, Segunda

«El Eximio violinista Manolo Quiroga en Pontevedra»: breve charla con el Sarasate gallego / Emilio Canda, en Finisterre.— Año 1, n. 3 (nov. 1943); p.11-12.

13 Esta

biografía

fue

encargada

por

el

tivos organizados en homenaje a Manuel Quiroga en 1992. 14 Losada Diéguez, Antonio. «O gran artista é dos nosos».

Catálogo de la Exposición «Manuel Quiroga Losada 1892-

A Nosa Terra, Tomo I, boletín del treinta de junio de

1961,». Pontevedra: Diputación de Pontevedra, 1992, p.

1918, p.2. 15 La segunda cadencia la escribe en París en 1940.

mayo-junio (1928), p. 21; en Villanueva Abelairas,

interpretada por el autor y su mujer, en La Coruña

Carlos: «Dos maneras de entender el uso del material

el treinta y uno de marzo de 1925. En el continente

folklórico: Manolo Quiroga/Andrés Gaos», contenido

Este violín se encuentra, en la actualidad, en el Museo

americano la darán a conocer el veinte de febrero de

de la conferencia celebrada en Pontevedra en el año

de Pontevedra y ha sido cedido a esta Institución, al

1928 en New York. La editorial Maichollon de París lo

igual que la mayoría de los fondos documentales de

publicaría, en esta versión, en 1926 bajo el título de

Manuel Quiroga, por D. Emilio Quiroga Losada, hermano del artista, en el año 1972. 2 3

139. 27 Reseña del recital de Manolo Quiroga: Musicalia, 1

16 Obra que se estrena, en versión de violín y piano e

Notas 1

Danza Argentina y Zapateado. 26 Filgueira Valverde, José. «Galicia e Quiroga.», en

er

1 Concerto dans le Style Antique pour violon et piano.

2007, p. 4. 28 En las publicaciones españolas Marthe Lemann aparece como Marta Leman.

17 Se trata de una Fantasía para violín, escrita a partir del

29 Artículo publicado en La Moda Elegante Ilustrada, del

Primer Premio de Piano del Conservatorio de París en

poema de A.J. Pereira —Lonxe da terriña… lonxe do meu

treinta de septiembre de 1919, en el que hace refe-

1902.

lar…!— y del tema musical de Juan Montes. Publicada

rencia al concierto celebrado en el palacio de Algete

La prensa parisina se hace eco del acontecimiento

conjuntamente con «Terra… A Nosa! como un conjunto

de San Sebastián, residencia de la condesa de Casa-

con la publicación de extensos artículos en Le Matin,

de dos piezas para violín solo.

Le Figaro, Le Ménéstrel, Le Monde Artiste o Le Monde

18 Adaptación para dos violines del Capricho nº4.

Valencia. 30 «La Semaine Musicales/Aux Concerts Classiques», publicado en Le Spectateur, del diecinueve de marzo de 1921. 31 Revista Musical de Bilbao de Noviembre de 1913, núm. 11; p. 254-256. 32 Valle Inclán le dedicó el poema ¡Del Celta es la Victoria! que fue impreso y repartido como propaganda de exaltación nacionalista en el concierto de La Coruña

F a arte e arquitectura

del cuatro de agosto de 1918, organizado por la Asociación de Prensa de La Coruña. El poema es una variante del incluido en «El Pasajero» en la «Clave V» con otro título, «Rosa matinal», sin la dedicatoria ni el envío. 33 Losada Diéguez, Antonio. Op. cit. 34 El sello gallego Tiracolo/Ouvirmos recoge las grabaciones originales efectuadas por la Compagnie du Gramophone en París (1912) y por Victor Camden NJ: Victrola (1928), en discos de 78 r.p.m., en dos discos CD que bajo los títulos «Manuel Quiroga & Marta Leman, Pontevedra París, 1912 y «Manuel Quiroga & Marta Leman del violino al piano», fueron editados en 2004 y 2006, respectivamente. 35 Así mismo, recomendamos el trabajo de investigación tutelado «Catálogo de la obra musical de Manuel Quiroga» (inéd.) que realizamos en el año 2009, bajo la supervisión del Dr. Carlos Villanueva, y que se puede consultar en el Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Historia de la Universidad de Santiago de Compostela.

Manuel Quiroga comparte tertulia con Carlos Casares, Paz Andrade, Alexandre Bóveda, Castelao y Cabanillas, en la plaza de San José en Pontevedra.

Autorretrato. Manuel Quiroga Losada.

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