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Marco Annio Vero, nació en Roma el 26 de abril del 121. Era descendiente de una familia ilustre por algunos de sus miembros que habían llegado hasta las más altas magistraturas. Antes de cumplir los diez años, Marco perdió a su padre, por lo que su educación corrió a cargo de su abuelo paterno. Pero Adriano ya se había fijado en él, y le hizo ingresar en el Colegio de los Salios. Su formación fue completa: adquirió el hábito de una vida frugal, en la que no faltaban los más diversos ejercicios físicos, aunque puso especial cuidado en el cultivo intelectual de aquel espíritu sencillo y directo. Muy pronto mostró una gran inclinación por las especulaciones del espíritu y contó con excelentes maestros para desarrollar esta tendencia: Frontón, para la retórica y Diognetes para el arte. En la misma Roma recibió las lecciones de los mejores filósofos, representantes de todas las corrientes entonces en boga. Su adhesión al Estoicismo y, sobre todo, a la Ética del Pórtico, fue inmediata e irreversible. El gusto por la cultura y la seriedad que aquel joven ponía en todas las cosas complacieron a Adriano. Cuando contaba diecisiete años, y a petición del propio emperador, Antonio, ya designado su sucesor, adoptó a Marco Aurelio y a Lucio Vero al mismo tiempo. En los comienzos del reinado de Antonino se le concedió el cargo de pretor y título de césar; fue dos veces cónsul y asociado al imperio, con el poder tribunicio y el imperium proconsular (147). Durante 23 años vivió bajo la sombra de Antonino, con el que estrechó aún mas los lazos al casarse con la hija del emperador, su propia prima hermana Ania Galeria Faustina (Faustina la Joven). A su vez, Lucio Vero fue prometido a Lucila, hija de Marco Aurelio. A la muerte de Antonino (161), Marco Aurelio se convirtió en Augusto e hizo de Vero (que tomó el nombre de Lucio Aurelio Vero) su asociado al imperio, con poderes iguales a los suyos (salvo el pontificado). Con ello se estableció una nueva forma constitucional: la existencia de dos augustos con poderes colegiados, aunque con preferencia para el senior Marco Aurelio; la adopción del título patres patriae; la presentación al Senado y a los pretorianos (equivalente a la proclamación como imperatores), y el reparto de donativa y congiaria (donativos al pueblo en ocasión de ciertos acontecimientos). Este poder conjunto respondía a los deseos que animaron a Adriano cuando realizó su adopción y tenía la finalidad de permitir una mejor defensa en el mundo romano, una defensa que se estaba convirtiendo en una preocupación cada vez más angustiosa para los emperadores. Había ascendido al trono un filósofo. A través de su correspondencia con su maestro Frontón, y sobre todo a través de sus Soliloquios, escritos probablemente en griego, entre 170 y 180 AC, y que constituyen un auténtico manual de comportamiento, descubrimos un adepto total al Estoicismo. Marco Aurelio tomó de la Stoa tres temas esenciales. El primero es el de la unidad del universo; La independencia de todas las cosas convierte al universo en un único ser viviente, del que el hombre es solo una parte, lo que obliga a afirmar la igualdad de todos os hombres de la sociedad. El segundo tema se refiere a la naturaleza del universo. El tercero se deriva de los dos anteriores y desemboca en la afirmación del cosmopolitismo. Marco Aurelio se 1
concebía a sí mismo como un ciudadano de l mundo. Según él la igualdad de los hombres, que se apoya en la posesión común del espíritu, obliga a prestar una atención constante a los actos sociales, a no injuriar a los dioses ni a los hombres, a aceptar a lo que acontece en cuanto es simple expresión de la ley del universo. Con Marco Aurelio subió al poder la filosofía estoica. Fue un filósofo profundo y de gran talento literario. Tuvo mucha influencia sobre sus contemporáneos y en tiempos posteriores; gracias a su brillante exposición de la filosofía estoica. Es recordado por su obra "Pensamientos" un compendio de 12 libros de preceptos morales escritos al azar durante sus años de gobierno. Escrita en griego, en esta obra destaca las virtudes del saber, la justicia la fortaleza y la moderación. En uno de estos preceptos escritos, Marco Aurelio resumió su forma de ver la vida: "Si haces tu trabajo bien, siguiendo las reglas establecidas, con entusiasmo, como un hombre, y con benevolencia (..) si conservas pura la divinidad en tu interior, entonces serás capaz de llevar una vida feliz, y no habrá nadie que lo pueda evitar". Bajo el reinado de Marco Aurelio, la ofensiva de los intelectuales de Roma contra los cristianos alcanzó el culmen : «A menudo y erróneamente se cree que el mundo antiguo combatió la nueva religión con las armas del derecho y de la política. En una palabra, con las persecuciones. Si esto puede ser verdadero (y, de todos modos, solo en parte) para el primer siglo de la era cristiana, ya no lo es más a partir de mediados del segundo siglo. Tanto el mundo gentil (= pagano) como la Iglesia comprenden, más o menos en la misma época, la necesidad de combatirse y de dialogar en el terreno de la argumentación filosófica y teológica. La cultura antigua, entrenada desde siglos a todas las sutilezas de la dialéctica, puede oponer armas intelectuales refinadísimas al conjunto doctrinal cristiano, y muy pronto la misma Iglesia , dándose cuenta de la fuerza que el pensamiento clásico ejerce en frenar la expansión del evangelio, comprende la necesidad de elaborar un pensamiento filosófico−teológico genuinamente cristiano, pero capaz al mismo tiempo de expresarse en un lenguaje y en categorías culturales inteligibles por parte del mundo grecorromano, en el cual viene a insertarse cada vez más», Fabio Ruggiero ¿Pudo aplicar a su política los principios de su filosofía? La respuesta es negativa. Estos principios estaban marcados por una pasividad y se acomodaban mas a la vida de un intelectual que a la de un jefe de estado. Y aun menos pudo ponerlos en practica cuando se vio muy rápidamente confrontado con los grandes peligros que amenazaban sus fronteras.
El gobierno de Marco Aurelio siguió las premisas establecidas por Adriano y mantenidas por Antonio Pío, que pueden ser calificadas de despotismo ilustrado. Las pruebas de la intranquilidad se manifestaron pronto. Primero catástrofes como las inundaciones de Roma y el terremoto Ciziro, luego luchas fronterizas en Britania, el Danubio y Oriente. Las primeras fueron afrontadas con legados, y en Oriente intervino Lucio Vero (162−165). La campaña, nada brillante, fue dirigida a distancia por Marco Aurelio y, en el terreno, por los generales. La reconquista de Armenia y una campaña en Mesopotamia, que permitió tomar Selencia y Ctesifonte, fueron episodios principales de sus batallas. La peste y los partos (161−166) aceleraron el tratado de paz (166), que representó un toque ventajoso de la línea fronteriza y la reconstitución de Osroene (nordeste de Mesopotamia) como estado vasallo. Casi al mismo tiempo, cuando la peste se difundía en el Imperio acompañando al ejército victorioso, fue menester emprender una larga campaña en el Danubio.
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Tras la peste, el Imperio quedó muy diezmado, especialmente de soldados y labradores, e incluso la población de la mismísima Roma comenzó a decaer. La gente culpó de la peste a los cristianos, como años antes habían hecho también tras el incendio de Roma en época de Nerón. Empezó un periodo de persecuciones a éstos y aunque seguramente Marco Aurelio estaba en contra poco o nada podía hacer si la masa lo demandaba. Pero a raíz de la peste iban a llegar otros desastres. Marco Aurelio para repoblar aquellas zonas que habían quedado más arrasadas estimuló la inmigración de los bárbaros del Norte. Justamente fue la frontera con los germanos la que le trajo más problemas. Roma estaba amenazada por una liga de tribus germánicas que aprovechando el enfrentamiento que por esa época tenían los romanos con los partos atacaron la frontera Norte y Marco Aurelio pasó el resto de sus días intentando solucionar el problema, viendo como detrás de cada victoria se producía un nuevo levantamiento. En el 167 se vio obligado a luchar contra las tribus germanas en las fronteras del Rin−Danubio, que ya habían sido agredidas anteriormente. Una gran confederación de pueblos germánicos reunida por el rey Marcomano Balomar, cruzó las fronteras y atacaron en tres frentes. En el año 169 cuando los dos emperadores volvían a Roma después de haber reorganizado el ejército para la defensa y posterior ataque a las tribus germanas, el emperador Lucio Vero murió de una apoplejía en Altinum (cerca de Venecia). Tuvo como prefecto del Pretorio a M. Baseo Rufo, quien nació en la pobreza, pero tras una brillante carrera en el ejercito, fue procurador en Hispania, Galia y Germania y gobernador en Nórica, llegó a encargado de la contabilidad imperial, después a prefecto de los Vigiles de Roma, y prefecto (gobernador) de Egipto, hasta que el 169 ocupó el cargo de prefecto del Pretorio (hasta el 177). Marco Aurelio defendió a las clases pobres, para las cuales fundó escuelas, hospitales, orfanatos, y redujo sus impuestos. Retomó la decisión de Adriano de proclamar a cuatro jueces supremos, abolida por Antonino Pío, por encima de los Tribunales locales e hizo mas humano el derecho civil y penal. Prohibió que gobernaran las provincias magistrados originarios de las mismas. Pero también él tuvo su lado oscuro. En las Memorias en que cada noche , bajo la tienda militar, anotaba algunos pensamientos «para sí mismo», se encuentra un gran desprecio hacia el cristianismo. Lo consideraba una locura, porque proponía a la gente común, ignorante, una manera de comportarse (fraternidad universal, perdón, sacrificarse por los otros sin esperar recompensa) que solo los filósofos como él podían comprender y practicar después de largas meditaciones y disciplinas. En un rescrito del 176−177 prohibió que sectarios fanáticos, con la introducción de cultos hasta entonces desconocidos, pusieran en peligro la religión del Estado. La situación de los cristianos, siempre desagradable, bajo él se tornó más áspera. Las florecientes comunidades del Asia Menor fundadas por el apóstol Pablo fueron sometidas día y noche a robos y saqueos 3
por parte del populacho. En Roma el filósofo Justino y un grupo de intelectuales cristianos fueron condenados a muerte. La floreciente cristiandad de Lión fue aniquilada a raíz de la acusación de ateísmo e inmoralidad. Las relaciones que nos han llegado dan a entender que la opinión pública había ido exacerbándose con respecto a los cristianos. Grandes calamidades públicas (de las guerras a la peste) habían suscitado la convicción de que los dioses estuvieran enojados contra Roma. Cuando se constató que en las celebraciones expiatorias ordenadas por el emperador, los
cristianos estaban ausentes, el furor popular buscó pretextos para arremeter contra ellos. Cuando en el mes de mayo del año 175, Marco Aurelio ya tenía controlada la zona en las fronteras del norte y había creado dos nuevas provincias, Marcomannia, y Sarmatia, le llegaron noticias que Avidio Cassio, el general vencedor de los partos, se había proclamado emperador en Siria y Egipto. Rápidamente fue ejecutado por un centurión que envió su cabeza al emperador. Marco Aurelio se dirigió a Oriente para controlar la situación con su presencia Por desgracia para Roma Marco Aurelio tenia un hijo llamado Cómmodo que ya desde su infancia no traía buenos presagios. Su padre intentó desde pequeñito acostumbrarle a los honores y por ello a la temprana edad de 5 años le nombró César, que en aquella época equivalía a príncipe heredero tras la separación que Adriano hizo de los títulos de César y Augusto. A los 15 años le dio capacidad tribunicia, añadió a Cómmodo en el triunfo que Roma le concedió por sus victorias frente a los germanos y a los 16 años le nombró cónsul.
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El 27 de noviembre del 176 DC. celebró en Roma su triunfo sobre los germanos y los sármatas. Pero a finales del 177, varias tribus germanas volvieron a levantarse. El emperador y su hijo se dirigieron hacia allí, obteniendo la victoria en el año 179 d.C. Marco Aurelio a partir de esa victoria, pretendía ampliar las fronteras y crear nuevas provincias. Pero en ese instante cayó gravemente enfermo y tras estar 5 días sin comer nada se levantó de su lecho y presentó ante los soldados a Cómmodo como Emperador. Luego volvió a la cama y esperó su muerte. El 17 de marzo del 180, Marco Aurelio murió de peste en Vindobona (actual Viena). Su hijo le sucedió en el trono, y pronto abandonó la idea de su padre, y firmó la paz, volviendo a Roma. Bibliografía Gran Enciclopedia Rialpe, Tomo 15 (España, 1973) Gran Larousse Universal, Tomo 22 (España, 1986−1988) Enciclopedia Multimedia Encarta Páginas web de utilidad http://www.catacombe.roma.it/ricerche/ricerca2_sp.html http://www.ctv.es/USERS/woo/atlantis/docs/roma/commodo.html http://www.irabia.org/hispania/textos/personajes/principado.htm 5
http://www.lapaginadefinitiva.com/historia/14.htm http://sopa.fortunecity.es/hormiga/230/historiaderoma.htm http://www.readysoft.es/flags/nav9−5.htm http://www.educar.org/Educadores/imperioromano/historiaderoma.htm http://www.xtec.es/~cmolina/marcoaurelio.html
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