María Marta García Negroni Manuel Libenson

Capítulo 1 Para una descripción polifónica de la evidencialidad. Subjetividad y estructuras evidenciales con pronombres demostrativos neutros María M

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Capítulo 1 Para una descripción polifónica de la evidencialidad. Subjetividad y estructuras evidenciales con pronombres demostrativos neutros

María Marta García Negroni Manuel Libenson

1. Introducción En el ámbito de los estudios gramaticales, los pronombres demostrativos neutros han sido descriptos como expresiones deícticas espaciales con propiedades semánticas que los diferencian del resto de los pronombres demostrativos. Se los define como entidades exclusivamente pronominales, que no admiten variación de número y cuyo referente es siempre impersonal o inanimado. Según señala la Nueva gramática de la lengua española, los demostrativos neutros no suelen usarse “para hacer referencia a los animales, y es ofensivo emplearlos para aludir a las personas en contextos identificativos” (2009, 1308). Son muy frecuentes, en cambio, para designar objetos físicos o entidades de mayor abstracción, tales como acontecimientos, estados, ideas y proposiciones (Eguren 1999, 946; De Cock 2013, 11). Es precisamente esta propiedad de aludir a situaciones más abstractas la que los habilita a formar parte de sintagmas nominales con aposición especializados en la gramaticalización de significados evidenciales. Tal como intentaremos demostrar en este capítulo, estos significados deben vincularse no solo con los diferentes tipos de posicionamientos subjetivos del responsable de la enunciación (el locutor en tanto tal), sino también y fundamentalmente con los modos de representación de la escena de donde parece surgido el propio decir. A continuación, ejemplificamos las construcciones de las que nos ocuparemos. Se trata, en todos los casos, de construcciones nominales con un pronombre demostrativo neutro como núcleo 17

seguido de una aposición, ya explicativa (introducida por la conjunción de subordinación que), ya especificativa (encabezada por la preposición de).1 Pronombre demostrativo neutro + aposición explicativa (introducida por que) 1.

[Contexto situacional: diálogo entre A y B, detenidos en un semáforo durante un viaje en coche] A: –¡Qué ciudad más sucia! B: –Ay, ¿por qué decís eso? ¿Qué es lo que te molesta? A: –Esto, que saquen la basura en cualquier momento. (Corpus oral propio)

2.

Enc. –Sí, realmente hoy aquí hay muchos periodistas graduados que no encuentran trabajo, y sin embargo ahí se presentan gentes que no tienen ni bachillerato. Inf.b. –Sí. Inf.a. –Eso. Inf.b. –Ni el bachillerato tienen, y... y que hablan muy mal el castellano y a más de eso... Enc. –Analfabetas. Inf.b. –lo más grave es eso, que son completamente analfabetas. (Corpus del Español) 

Pronombre demostrativo neutro + aposición especificativa (de + sustantivo) 3.

Hola mamis. Soy nueva en esto de la lactancia. (http://espanol.babycenter.com/thread/196833/hola-mamis-soynueva-en-esto-de-la-lactancia)

4.

Es cierto eso de la inteligencia emocional? (http://blogthinkbig.com/inteligencia-emocional/)

5.

Es algo cierto aquello de las coincidencias entre los presidentes Lincoln y Kennedy? (http://ar.answers.yahoo.com/question/index? qid=20061118152040AAzwhIc)

Pronombre demostrativo neutro + aposición especificativa (de + oración de infinitivo) 6.

Un veterano en esto de reprimir. (Página 12, 12/5/2013. “Los antecedentes del jefe de la Metropolitana en 1975 y la dictadura militar”)

1. Según señala Suñer (1999, 525), las aposiciones introducen una predicación secundaria de carácter nominal XVDGDSDUDHVSHFL¿FDURH[SOLFDURWUDSDODEUDGHODPLVPDHVSHFLH+DELWXDOPHQWHVHGLVWLQJXHQODVDSRVLFLRQHV H[SOLFDWLYDVRGHVFULSWLYDVTXHQRUHVWULQJHQHOVLJQL¿FDGRGHVXVUHVSHFWLYRVDQWHFHGHQWHV SRUHM/DXUD\ 0DUtDVXVKLMDV GHODVHVSHFL¿FDWLYDVTXHVtORKDFHQ SRUHMYLVLWDUHOiPSDJR 

18

7.

Se acabó eso de comprar digital. (Playstation Forum, www.community.eu.playstation.com)

8.

¿Que no estás tan mal? Bueno, todo es cuestión de con quién te compares. Todavía no se te ha doblado la columna, ni parece que tienes un salvavidas empotrado en la cintura. ¡Qué positiva! ¿Es eso lo que piensas de llegar a viejo? ¿Y aquello de ser sabia, tolerante, comprensiva, una filósofa (de qué otra forma se puede sobrellevar la ruina si no es filosofando, vamos a ver) y los nietecillos que vendrán, y todas esas alegrías? (CREA, Obligado, Clara, Salsa, 2002)

Pronombre demostrativo neutro + aposición especificativa (de + cita en estilo directo) 9.

Debe ser horrible que te regalen, algo hecho con ganas desde el fondo del corazón pero que te produzca rechazo el color o la forma. Yo no me creo esto de: “a caballo regalado no se le miran los dientes” y ustedes que opinan? (http://zodiaco9patchworkymas.blogspot.mx/2008_11_01_archive.html)

10.

¿Qué quiere decir usted con eso de “anda mal”? (CREA, Shand, William, El sastre, 1982)

11.

Para Alberto Márcico aquello de “si te postran diez veces, te levantas...” de los sonetos de Almafuerte son una consigna.  (CREA, Clarín, 10/02/1997. “Fútbol: sigue luchando contra los problemas físicos y está listo para volver”)

Pronombre demostrativo neutro + aposición especificativa (de + proposición sustantiva introducida por que) 12.

No voy a reiterar esto de que ya no tenemos tiempo de discutirlo, de hacer modificaciones, como ya dijeron en otras ocasiones los señores senadores. (CREA, oral, Argentina, 1998)

13.

¿Cómo es eso de que te vas mañana? (Corpus oral propio)

14.

Horas de trajín por el asfalto de distintos pueblos le enseñaron a este hombre de sesenta y tantos aquello de que si conoces bien a tu pueblo, conocerás el mundo. (CREA, La Nueva Provincia, 06/04/1997. “Desde el silencio”)

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A la luz de la teoría de la polifonía enunciativa, marco teórico en el que se inscribe este trabajo, intentaremos probar que esto/eso, que X y esto/eso/aquello de (que) X presentan su enunciación como si obligara al interpretante a reconocer la existencia de un punto de vista evidencial, es decir, un punto de vista cuyo origen, distinto y previo al de la enunciación en la que se lo pone en escena, debe ser reconocido para poder acceder al sentido. Mostrado y no dicho, ese origen puede relacionarse ya con una percepción, ya con un discurso previo. Nuestra hipótesis sostiene así que, en estas estructuras, los significados evidenciales –que van desde el señalamiento de una percepción directa hasta la indicación de un discurso citado o evocado– se vinculan, por un lado, con la pérdida gradual del significado deíctico espacial en los pronombres y, por el otro, con el tipo de estructura apositiva (explicativa o especificativa) que les sigue.2 En lo que sigue, luego de reseñar brevemente el estado de la cuestión (§ 2), presentaremos nuestro enfoque teórico-metodológico (§ 3). Analizaremos luego (§ 4) las estructuras esto/eso, que X como marcadores tanto de evidencialidad directa (perceptiva) como indirecta (anafórico-citativa). En tercer lugar (§ 5), nos detendremos en el estudio de la estructura evidencial citativa esto/ eso/aquello de (que) X. En el último apartado (§ 6), introduciremos algunas consideraciones finales. 2. Breve estado de la cuestión Esto/eso, que X y esto/eso/aquello de (que) X no han sido objeto de reflexión en los estudios específicos sobre partículas o marcadores del discurso. Hasta donde sabemos, solo en el Diccionario de partículas, de Santos Río (2003, 371), se incluye una entrada para eso de que X (aunque no para esto de que X ni para esto/eso/aquello de X) a la que se caracteriza como una fórmula reactiva deíctico-anafórica 25HVXOWDLQWHUHVDQWHGHVWDFDUTXHGHDFXHUGRFRQ$LNKHQYDOG  JUDQSDUWHGHORVHYLGHQFLDOHVHQ ODVOHQJXDVTXHORVWLHQHQJUDPDWLFDOL]DGRVFRPRPRUIHPDVREOLJDWRULRVWLHQHVXRULJHQHQGHtFWLFRVORFDWLYRV 7DOHVHOFDVRVHJ~QODDXWRUDGHOPRUIHPDTXHPDUFDHORULJHQGHODLQIRUPDFLyQHQXQhearsay en la lengua VLVDDOD GH%XUNLQD)DVR \TXHSURYLHQHGHXQORFDWLYRGHPRVWUDWLYRHTXLYDOHQWHDOHVSDxROesto.

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con la que “se replica a cierto dicho que acaba de proferir el interlocutor” para rechazar o problematizar el “hecho o dato aportado que, ecoicamente, se recoge en O”. Por su parte, el pronombre neutro eso (aunque no esto ni aquello) es incluido como operador modal en Fuentes Rodríguez (2009, 161-162). Allí se lo analiza como elemento confirmativo en respuestas en tanto “apunta a lo dicho en la pregunta, cuyo contenido aserta”. La autora propone el siguiente ejemplo: El experto. Lo mejor: “Ha montado cuadros con pedazos de papel donde hizo bocetos con movimientos de manos”. Lo peor: “Eso, que son bocetos y mezclarlos conduce a la confusión”.

En cuanto a su tratamiento en las gramáticas, estas estructuras solo aparecen descriptas, tangencialmente, en las secciones correspondientes a los estudios sobre la deixis y los pronombres demostrativos neutros. Así, en la Gramática descriptiva de la lengua española, y en el apartado referido a esos demostrativos, Eguren (1999) indica que, a diferencia de los demostrativos concordados, los neutros pueden ir acompañados de modificadores típicamente nominales y en ese sentido se asemejan al artículo neutro en algunos de sus usos. Según Eguren (1999, 947), los demostrativos neutros comparten con el artículo neutro dos valores: “el que Bosque y Moreno (1990) etiquetan como ‘lo individuativo con denotación absoluta’ y el lo factivo” (ambos valores se ejemplifican, respectivamente, en (15) y (16) y en (17) y (18)): 15.

Lo/eso de la moneda única.

16.

Lo/eso del conflicto de los Balcanes.

17.

Lo/Eso de levantarme pronto me sienta fatal.

18.

Lo/Eso de que le llamen tonto no le gusta nada. [Ejemplos tomados de Eguren 1999, 948]

21

Por su parte, la Nueva gramática de la lengua española (2009, 1310) se detiene en los sintagmas esto/eso de X, como los que aparecen en (19) y (20): 19.

Esto de la antipsiquiatría vino a escarbar en los temas de la locura.

20.

No es malo eso de ir a la plaza con dos alicientes.

Al respecto, señala que, en la medida en que ese segundo segmento es el sujeto de la predicación, las paráfrasis para esos enunciados podrían ser (19a) y (20a): 19.a. la cuestión de la antipsiquiatría…. 20.a. el asunto de ir a la plaza con dos alicientes…

En la misma línea argumentativa, la NGLE sostiene que las estructuras esto/eso de X poseen la misma referencia que X. De este modo, “al igual que la expresión el tonto de mi primo posee la misma referencia que mi primo, también esto de la antipsiquiatría posee la misma referencia que la antipsiquiatría o el asunto este de la antipsiquiatría” (2009, 1311). Finalmente, con respecto a las diferencias de significado de las formas esto/eso/aquello, la NGLE indica que “en las series ternarias la distancia respecto del centro deíctico no es tanto física como perceptiva o valorativa” (2009, 1282) y agrega que, si bien es cierto que algunos hablantes pueden utilizar indistintamente uno u otro de estos demostrativos, el empleo de cada uno de ellos suele poner en evidencia grados de implicación, solidaridad o empatía diversos. La NGLE añade que “se extienden estos juicios –diferencia perceptiva para unos hablantes y neutralización para otros– en pares como {esto ~ eso} que acabo de decir. En el primer caso, es relevante la proximidad relativa que el que habla quiera establecer con sus palabras anteriores, más que el tiempo real que haya transcurrido desde que las emitió” (2009, 1282). Tal como se constata, los distintos tratamientos reseñados dan cuenta de los rasgos deíctico-anafóricos y modales involucrados 22

en diferentes empleos de los pronombres demostrativos neutros. Debe señalarse, sin embargo, que las estructuras que nos conciernen no implican necesariamente un discurso efectivo previo al que contestan, como afirma Fuentes Rodríguez respecto de eso, o que rechazan, como sugiere Santos Río en relación con eso de que X. Por otra parte, tanto la reflexión sobre la equivalencia semántica entre eso de X y los lo individuativo y factivo, planteada por la GDLE, como la observación sobre la identidad referencial entre esto/eso de X y X, señalada por la NGLE, dejan sin analizar un aspecto que, a nuestro entender, resulta esencial para la descripción del semantismo de esto/eso, que X y esto/eso/aquello de (que) X. En efecto, tal como intentaremos mostrar en lo que sigue, es precisamente la presencia del demostrativo neutro la que desencadena la interpretación evidencial, ausente en las paráfrasis sin el demostrativo de los ejemplos que las mismas gramáticas proveen (cf. (15a), (17a), (19b) y (20b)). 15.a.

La moneda única.

17.a.

Levantarme temprano me sienta mal.

19.b.

La antipsiquiatría vino a escarbar en los temas de la locura.

20.b.

No es malo ir a la plaza con dos alicientes.

Antes de volcarnos de lleno a la descripción y análisis de los significados evidenciales vehiculizados por las estructuras con demostrativo neutro seguido de aposición, a continuación abordamos la cuestión de cómo podría darse cuenta de estos significados desde la perspectiva no referencialista y no cognitivista de la teoría polifónica de la enunciación, marco teórico-metodológico que adoptamos. 3. Significado evidencial y teoría polifónica de la enunciación En los últimos años, hemos presenciado un creciente interés por el examen del significado evidencial y su manifestación en diversas lenguas y géneros discursivos (Ferrari y Gallardo 1999; Mushin 23

2001; Aikhenvald 2004; Bermúdez 2005; Carranza 2007, entre otros). En líneas generales, en estos estudios, la evidencialidad se define como el dominio semántico relacionado con la marcación de la fuente de información en el enunciado y con la especificación de qué tipo de fuente (directa o indirecta) se trata (Aikhenvald 2004). Se dice que la fuente es directa cuando el conocimiento del hablante ha sido adquirido por medio de una percepción sensible originada en alguno de sus sentidos (vista, oído y olfato, fundamentalmente). Sería indirecta, en cambio, cuando dicho conocimiento procede ya de una inferencia razonada, ya de la cita de un discurso ajeno (Anderson 1986; Willet 1988). Agreguemos que, según Mushin (2001), la evidencialidad puede entenderse en este sentido estricto, o bien en un sentido más amplio, en el que su estudio incluye también el de la representación de la postura epistemológica del hablante frente al conocimiento adquirido. Por su parte, otros autores consideran evidencial no solo la codificación de la fuente de información sino también, y de manera fundamental, la actitud modal que adopta el hablante en relación con ella (Chafe 1986; Reyes 1994; Mushin 2001; Bermúdez 2005; Carranza 2007, entre otros). Respecto de los criterios que habitualmente se adoptan para identificar los elementos lingüísticos que manifiestan significados evidenciales, una primera rama de investigaciones, inspirada en los trabajos precursores de Boas (1938, 1947) y Jakobson (1957), restringe el estudio de la evidencialidad a aquellas lenguas que la manifiestan por medio de una categoría gramatical obligatoria. La función semántica de esta categoría –análoga al tiempo, al modo o al aspecto– sería señalar tanto el origen de la información del hablante como el modo en que esta ha sido obtenida (Anderson 1986; Aikhenvald 2004; Willet 1988, entre otros). Desde este enfoque, solo se comunicarían significados evidenciales en sistemas lingüísticos (como el mapudungun, el aimara, el tariana, entre otros) que obligan al hablante a marcar gramaticalmente la procedencia del conocimiento de aquello que enuncia. Una segunda perspectiva más amplia de análisis supone, en 

cambio, que aun las lenguas que no codifican en su gramática significados evidenciales (como por ejemplo, el español, el francés, el inglés, entre muchas otras) pueden igualmente, y en ciertos contextos específicos, desarrollar “estrategias evidenciales”. Estas se materializarían en ciertos empleos específicos del modo, del tiempo y del aspecto verbal, en determinadas estructuras sintácticas, en verbos de percepción y epistémicos, en nominalizaciones y marcadores del discurso, etc. (Chafe 1986; Reyes 1994; Bermúdez 2005; López Ferrero 2001; Fuentes Rodríguez 2009, entre otros). A diferencia de la primera posición, que circunscribe el estudio de la evidencialidad a fenómenos fundamentalmente morfológicos, esta segunda aproximación exhibe, en ocasiones, cierta laxitud en la determinación de la gama de elementos lingüísticos considerados evidenciales. Así, algunas investigaciones, como la de Chafe (1986), para el inglés, y las de Ferrari y Gallardo (1999), López Ferrero (2001), o Ferrari (2013) para el español, incluyen como recursos o estrategias evidenciales no solo formas léxicas o estructuras sintácticas que aluden a la fuente de conocimiento y al modo de acceso a ella, sino también elementos que explícitamente los lexicalizan (cf. por ejemplo, sustantivos como “evidencia”, “conclusión”, “inferencia” o verbos como “decir”, “indicar”, “comunicar”, “advertir”, “afirmar”, etc.).3 Desde nuestro punto de vista, en cambio, los significados evidenciales, siempre mostrados en la enunciación que los contiene,4 no deben confundirse con la atribución explícita en el plano de lo dicho del punto de vista vehiculizado.5 Restringimos así el concepto de punto de vista evidencial a aquel que, mostrado y no dicho en la enunciación, exige el reconocimiento de que su 3. 6HREVHUYDUiTXHODLQFOXVLyQGHHVWHWLSRGHOH[HPDVHQHODQiOLVLVGHOVLJQL¿FDGRHYLGHQFLDOVHUtDHTXLYDOHQWH DLQFOXLUORVWpUPLQRV³GtD´³PHV´\³DxR´HQHOHVWXGLRGHOWLHPSROLQJtVWLFR 45HWRPDPRVDTXtODGLVWLQFLyQFOiVLFDHQWUHlo dicho\lo mostradoGLVWLQFLyQTXHDOXGHDGRVPRGRVGLIHUHQWHV \FRPSOHPHQWDULRVGHVLJQL¿FDUPLHQWUDVTXHlo dichoVHUHODFLRQDFRQODUHSUHVHQWDFLyQGHOREMHWRGHOGLVFXUVR lo mostrado DOXGH VXLUHIHUHQFLDOPHQWH D ODV LQGLFDFLRQHV TXH FRQFLHUQHQ D OD enunciación \ QR DO enunciado 5pFDQDWL 'XFURW  UHFRJHHVWDGLVWLQFLyQSDUDGDUFXHQWDHQWUHRWURVIHQyPHQRVGHODFRQVWLWXFLyQ del ethos (siempre mostradoHQODHQXQFLDFLyQ\no dicho GHVGHODSHUVSHFWLYDSROLIyQLFDGHODHQXQFLDFLyQ$Vt HQHMHPSORVGHOWLSRGHRealmente estuve mal el otro díaHVSRVLEOHFRQVWDWDUTXHDOWLHPSRTXHHOHQXQFLDGRGLFH DOJRQHJDWLYRGHOORFXWRUHQWDQWRVHUGHOPXQGR LHHO\RGHOHQXQFLDGRHVREMHWRGHOGLVFXUVRFUtWLFR HOORFXWRU HQWDQWRWDOUHVSRQVDEOHGHODHQXQFLDFLyQFUtWLFDse muestraFRPRFDSD]GHUHFRQRFHUVXVSURSLRVHUURUHV\HV HVWDLPDJHQGLVFXUVLYDTXHHOORFXWRUHQWDQWRWDOGDGHVtPLVPRODTXHFRQ¿JXUDHOethos 'XFURW  5$PRGRGHHMHPSORSXHGHFRPSDUDUVHXQHQXQFLDGRFRPR/DLQÀDFLyQVHUtDGHOHQHOTXHVXHQXQFLDFLyQse muestraFRPRVXUJLGDGHXQSXQWRHYLGHQFLDOFX\RRULJHQHVXQUXPRU cf. el condicional sería), con un enunciado del tipo (O,1'(&DQXQFLDTXHODLQÀDFLyQHVGHOHQHOTXHODDWULEXFLyQGHOGLVFXUVRFLWDGRDO,1'(&IRUPDSDUWHGHlo dicho.

25

origen (una percepción, un indicio, o un discurso) es distinto y previo al de la enunciación en la que se lo pone en escena. Para dar cuenta de estos significados, asumimos el enfoque no logicista y no referencialista de la significación que propone la teoría de la polifonía enunciativa (Ducrot 1984, 2004). Siguiendo los presupuestos de esta semántica, nuestro análisis se opone a la idea según la cual la significación del lenguaje está constituida por aspectos informativos o de orden cognitivo. Por ello, rechaza la hipótesis de que el estudio del lenguaje implique evaluar las proposiciones en términos de valores de verdad o de perfilamiento intencional de la información por parte de un sujeto hablante. Nuestra concepción del sentido se aleja, en efecto, de toda visión que considere los valores semánticos en términos de elecciones voluntarias de un único sujeto intencional.6 En otras palabras, impugna toda concepción monológica del funcionamiento del lenguaje y adopta, en cambio, una perspectiva dialógica y polifónica. Propone así una caracterización del sentido del enunciado como una calificación o dramatización de su propia enunciación que consiste en la puesta en escena de una multiplicidad de voces y puntos de vista que se expresan a través de ella (Ducrot 1984). Contenidas en elementos de la morfología, la sintaxis, el léxico o la prosodia, las instrucciones polifónicas obligan así al interpretante del enunciado a localizar si hay uno o más responsables de la enunciación (i.e., el locutor en tanto L), a reconocer los distintos puntos de vista introducidos en ella, a identificar a qué sujetos discursivos deben eventualmente imputarse esos puntos de vista y a determinar la actitud o posicionamiento enunciativo que el locutor adopta frente a ellos (i.e., rechazo, aprobación, acuerdo, indiferencia). Si bien la polifonía enunciativa contempla la puesta en escena de una multiplicidad de puntos de vista para la descripción del sentido, los significados evidenciales vehiculizados a través del enunciado no han sido objeto, hasta ahora, de reflexión o de ex6 3DUD XQ HVWXGLR VREUH ORV OtPLWHV GHO UHIHUHQFLDOLVPR \ GHO LQWHQFLRQDOLVPR OLQJtVWLFR SRGUi FRQVXOWDUVH *DUFtD1HJURQL/LEHQVRQ0RQWHUR

26

plicación sistemáticas en el marco de esta teoría. Por nuestra parte, consideramos que no solo es factible, sino también necesario proveer una descripción polifónica de estos significados. Sostenemos así que, a diferencia de los puntos de vista no evidenciales, los que sí lo son comportan instrucciones que obligan a interpretar la enunciación que los contiene como autentificada en una percepción, como surgida de algún tipo de razonamiento (conjetura, deducción, etc.), o como sustentada en otro discurso. Y ello en virtud de que esos puntos de vista remiten necesariamente a un origen, previo a la enunciación actual, que debe ser reconocido (y eventualmente identificado) para acceder al sentido completo del enunciado. Así, en casos como (21), el punto de vista evidencial directo (mostrado en la estructura sintáctica encontrar + OD + predicativo objetivo) autentifica la enunciación que lo contiene en la medida en que exige hacer de su origen, la percepción directa de una determinada situación anterior, la prueba fundante de esa enunciación. 21.

La encontré cambiada a María.

En cambio, en el caso de (22) y de (23), el punto de vista evidencial introducido por el marcador así que obliga a interpretar la enunciación completa como un pedido de confirmación de un razonamiento abductivo. En estos casos, el origen del punto de vista evidencial se halla en una percepción (cf. 22) y en un discurso previo (cf. 23). 22.

¿Así que te gusta Alonso? [Contexto situacional: De amigo A a amigo B, mientras mira los cuadros que se encuentan colgados en la pared de la casa de B]

23.

–¿Dónde naciste? –En Pocitos, en Pereira, al lado de la heladería Fuentes. Pero mi barrio es Malvín, adonde nos mudamos cuando yo todavía no tenía un año. 27

–¿Así que de los helados de Fuentes, tan famosos, no te acordás? (CREA, Guambia. Suplemento de Humor del diario Últimas Noticias, 24/05/2003)

Para distinguir (21) de (22), en los que el punto de vista evidencial exige reconocer su origen en una percepción, es necesario dar cuenta del modo en que ese punto de vista opera como fundamento de la enunciación actual en la que efectivamente aparece mostrado. Si bien, de manera similar a lo que ocurre en los casos de evidencialidad directa, las conjeturas y deducciones pueden representarse a sí mismas como surgidas del objeto de una determinada percepción (cf. 22), no deben confundirse los efectos de sentido que surgen de la representación que (21) y (22) brindan de su propia enunciación. Si en los casos de evidencialidad directa (cf. 21), el reconocimiento del origen en la percepción obliga al interpretante a asumir que la enunciación se representa a sí misma como autentificada por el registro directo de una determinada situación –y en esto consiste precisamente la cualificación que el enunciado da de su enunciación–, en los casos de las enunciaciones como (22), el origen perceptivo se representa a la manera de un indicio, como si fuese la base de un tipo de razonamiento abductivo, hipotético. Distinto es el caso de (23), en el que la conjetura del locutor mostrada por así que encuentra su fundamento en el discurso previo del interlocutor. Consideremos por último, casos de evidencialidad indirecta citativa (cf. (24) y (25)), en los que el punto de vista evidencial exige interpretar la enunciación como sustentada en un decir cuyo origen debe hallarse un discurso previo: un rumor, en el caso de (24) (cf. presencia del condicional habría); el discurso del interlocutor, en el caso de (25) (cf. presencia del futuro habrás dormido).

28

24.

Habría un aumento del dólar en los próximos días.

25.

No habrás dormido pero roncaste de lo lindo.

En suma, mostrados en la enunciación que los contiene (a través de ciertos aspectos de la morfología, la sintaxis, el léxico o incluso la prosodia), los puntos de vista evidenciales forman parte de la calificación que el enunciado brinda de su propia enunciación y deben por lo tanto ser incluidos en la descripción polifónica del sentido. El análisis polifónico de las estructuras evidenciales con demostrativos neutros que llevaremos a cabo en lo que sigue se basa en un corpus de ejemplos reales, tanto escritos como orales, procedentes del Corpus de Referencia del Español Actual, de la RAE, del Corpus del Español (Davies 2002), de un corpus oral propio, así como de sitios de Internet de habla castellana. 4. ESTO/ESO, QUE X: del significado evidencial perceptivo al significado evidencial citativo En este primer apartado, nos ocuparemos de las estructuras evidenciales con los pronombres demostrativos neutros esto y eso seguidos de una aposición explicativa introducida por la conjunción de subordinación que. Estos casos deberán ser cuidadosamente distinguidos de estructuras sintácticas similares que no tienen significado evidencial: en ellas el deíctico neutro (que puede ser tanto esto y eso como aquello) no aparece seguido de una aposición, sino de un inciso de carácter aclaratorio –introducido por el pronombre relativo que (cf. 26-28)–, o justificativo –encabezado por el explicativo que 7(cf. 29-31)–. 26.

Sigo analizando esto, que no me termina de convencer.

27.

Teníamos que terminar con eso, que tanto mal nos hacía.

28.

El médico se renegó. Aquello, que a un sano le haría echar el estómago por la boca, mal podía servir para la enferma.  (Corpus del Español)

29.

Tengo que leer esto, que seguro me lo van a tomar mañana.

30.

Dale eso, que se va a poner contenta.

7$QDOL]DGRSRU3RUURFKH  HVWHHPSOHRH[SOLFDWLYRGHque DGPLWHHOUHHPSOD]RSRUHOFDXVDOporque.

29

31.

El... eh... como yo andaba lleno de maletas, porque andaba con... viajando con mi mujer, y además angustiado que el tren se pudiera ir sin mí, pues, no tuve... la curiosidad o la presencia de ánimo de salir de la estación para ver cómo estaba aquello, que entonces me hubiera dado cuenta de que... Florencia estaba ya... Enc. –debajo del agua... Inf. – totalmente inundada, porque tengo entendido que ya para esa hora... (Corpus del Español)

Hacemos notar que en los ejemplos (26)-(31) la eliminación del pronombre neutro o bien resulta imposible o bien introduce un fuerte cambio de sentido, a diferencia de lo que ocurre en las estructuras evidenciales que aquí nos ocupan. Asimismo, llamamos la atención sobre el hecho de que si aquello puede aparecer seguido de estructuras incidentales aclaratorias (cf. 28) o explicativas (cf. 31), la estructura aquello, que X no habilita lecturas evidenciales. Volveremos sobre ambos puntos en el apartado siguiente. 4.1. El evidencial directo ESTO/ESO, QUE X Consideremos nuevamente (1) –aquí retomado como (32)– y (33): 32.

[Contexto situacional: diálogo entre A y B, detenidos en un semáforo durante un viaje en coche] A: –¡Qué ciudad más sucia! B: –Ay, ¿por qué decís eso? ¿Qué es lo que te molesta? A: –Esto [gesto ostensivo a montículo de bolsas de basura], que saquen la basura en cualquier momento.

33.

[Contexto situacional: diálogo entre una mujer (B) y su marido (A), mientras preparan las maletas para un viaje de vacaciones] A: –Estás muy callada. ¿Hay algo que te tenga mal? B: –Eso [señala un montón de ropa tirada en el suelo], que el desorden sea permanente en esta casa.

Como puede observarse, las instrucciones semánticas asociadas 30

a las réplicas (32) y (33) (Esto, que saquen la basura en cualquier momento y Eso, que el desorden sea permanente en esta casa) exigen reconocer que la representación discursiva vehiculizada por la aposición explicativa X (que saquen la basura en cualquier momento o que el desorden sea permanente en esta casa) es constatable in situ, lo que autentifica la enunciación. Y ello es así en virtud de que el demostrativo esto/eso, acompañado de algún signo ostensivo (un movimiento de la mano, de la mirada o de la cabeza), presenta la enunciación de X como surgida de una percepción directa. En efecto, si en lugar de Esto, que saquen la basura en cualquier momento o de Eso, que el desorden sea permanente en esta casa, la réplica de B hubiera sido Que saquen la basura en cualquier momento o Que el desorden sea permanente en esta casa, no habría habido ninguna instrucción de búsqueda del origen del punto de vista vehiculizado por X. La ocurrencia de esto/eso acompañada del gesto corporal de señalamiento en (32) y (33) obliga, en cambio, a identificar un punto de vista evidencial directo y, en consecuencia, a reconocer su origen en la representación del entorno perceptivo de la situación de enunciación.8 Ahora bien, la lectura evidencial directa, y no meramente deíctica,9 debe relacionarse con la estructura sintáctica (núcleo nominal deíctico + aposición explicativa) en la que esto/eso aparecen incorporados. Como es sabido, las aposiciones explicativas mantienen una relación de equivalencia semántica con el núcleo de la cláusula nominal que modifican. Pero, en casos como los de (32) y (33), y dada la presencia del deíctico neutro, núcleo y aposición se encuentran en una relación de mutua afectación semántica. En términos polifónicos, las aposiciones explicativas contienen una instrucción que obliga a interpretarlas como equivalentes al sentido vehiculizado por el punto de vista asociado al núcleo de la cláusula nominal (i.e., esto/eso, que remiten a un referente actual). Y viceversa, el sentido vehiculizado por el punto de vista puesto 8/RVDSDUWDGRV\UHWRPDQSDUWHGHODQiOLVLV\ODVFRQFOXVLRQHVTXHSUHVHQWDPRVHQXQWUDEDMRSUHYLR *DUFtD1HJURQL\/LEHQVRQ  9$GLIHUHQFLDGHORVHMHPSORV  \  TXHYHKLFXOL]DQSXQWRVGHYLVWDHYLGHQFLDOHVHQHQXQFLDGRVGHO tipo Esto no me gusta\HQ¿Me das eso?,ORVSURQRPEUHVQHXWURVesto\eso tienen un empleo deíctico puro TXHREOLJDDORFDOL]DUXQUHIHUHQWHH[WUDOLQJtVWLFR

31

en escena por la enunciación de esto/eso (deícticos demostrativos neutros con función ostensivo-referencial) debe ser reinterpretado como equivalente al punto de vista vehiculizado por la representación discursiva X, materializada en la aposición explicativa. En otras palabras, el objeto de la deixis debe reinterpretarse como representación discursiva (y no como mero señalamiento actual de un referente extralingüístico) y la representación discursiva X debe leerse como originada deícticamente ad oculos. Así, esta operación de mutua afectación semántica, propia del funcionamiento de estas estructuras sintácticas, es, precisamente, la que habilita la lectura evidencial directa de Esto/eso, que X. Pero si las instrucciones de sentido contenidas en (32) y (33) exigen el reconocimiento de ese significado evidencial directo, la diferencia entre ambos se relaciona con el contenido deíctico propio de cada uno de los pronombres: proximidad del locutor, en el caso de esto, vs. proximidad del interlocutor o distancia respecto de ambos, en el caso de eso. Se observará sin embargo que, tal como sugiere la Nueva gramática de la lengua española (2009, 1282), esos sentidos de mayor o menor proximidad espacial se reinterpretan aquí como grados de proximidad o de implicación subjetiva del locutor respecto de la representación discursiva evocada en X. Así, independientemente de la distancia física entre X y el productor efectivo del enunciado, la ocurrencia de esto, que X sugiere siempre una mayor cercanía subjetiva (X queda incorporado dentro del mismo espacio enunciativo donde se encuentran locutor y alocutario) frente a eso, que X, que implica un menor grado de involucramiento (X queda representado como más distante del locutor en la escena enunciativa). En este sentido, (32a) y (33a) constituyen paráfrasis posibles de (32) y (33): 32.a.

A: –Pero ¿a vos qué te molesta? B: –Esto, lo que vemos aquí, que saquen la basura.

33.a.

A: –Estás muy callada ¿Hay algo que te tenga mal? B: –Eso [mientras señala un montón de ropa tirada en el suelo], lo que está ahí, que el desorden sea permanente en esta casa.

32

4.2. El evidencial anafórico-citativo ESTO/ESO, QUE X Si en (32) y (33), el valor deíctico-ostensivo ad oculos (Bühler 1934) de esto/eso obliga a recuperar el origen del punto de vista evidencial en la representación del entorno perceptivo de la situación de enunciación, el valor ostensivo-anafórico que esto/eso pueden adquirir en otros contextos, como ocurre de hecho en (34), (35) y (2) –aquí retomado como (36)–, obliga a recuperar el origen del punto de vista introducido en un discurso inmediatamente anterior. El significado evidencial es así de tipo indirecto y citativo. 34.

A: –A mí la inseguridad me saca. Ya no se puede andar por la calle. B: –Pero ¿a vos qué te preocupa exactamente? A: –Esto, que te pueden robar en cualquier momento. (Corpus oral propio)

35.

–María iba a pasar muchos veranos a... Inf. –A Vera de Bidasoa. Enc. –¿A la casa de Baroja? Inf. –Sí, sí, sí, mucho, mucho. Pues puedo decir una cosa, en fin, que..., que se aburría bastante, a no ser que llegase alguien que le hablase de sus obras. Entonces estaba el hombre derretido. Enc. –¿Cómo le describiría usted si tuviera que hacer su biografía? Inf. –Pues, pues eso, que era egoísta y que toda aquella sencillez... (Corpus del Español)

36.

Enc. –Sí, realmente hoy aquí hay muchos periodistas graduados que no encuentran trabajo, y sin embargo ahí se presentan gentes que no tienen ni bachillerato. Inf.b. –Sí. Inf.a. –Eso. Inf.b. –Ni el bachillerato tienen, y... y que hablan muy mal el castellano y a más de eso... Enc. –Analfabetas. Inf.b. –Lo más grave es eso,  que son completamente analfabetas. (Corpus del Español)

 

Tal como lo ponen de manifiesto las paráfrasis (34a), (35a) y (36a), ese discurso citado puede ser un discurso previo ya del propio locutor (cf. (34a) y (35a)), ya del interlocutor (cf. (36a)): 33

34.a.

A: –Esto, lo que acabo de decir, que te pueden robar en cualquier momento.

35.a.

Inf.: –Pues, pues eso, lo que dije (sugerí) antes, que era egoísta y que toda aquella sencillez…

36.a.

Inf.b.: –Lo más grave es eso, lo que Ud. dijo, que son completamente analfabetas.

Al igual que en (32) y (33), la alternancia esto/eso manifiesta distintos grados de implicación subjetiva, pero en (34), (35) y (36), dichos grados deben reanalizarse de modo diferente según que el discurso citado sea propio o ajeno. En (34), el mayor grado de implicación subjetiva señalado por esto debe releerse como reactualización del propio discurso citado (cf. 34b). En (35) la mayor distancia indicada por eso debe, por su parte, interpretarse como una instrucción para recordar un discurso ya dicho por el locutor y por lo tanto conocido por el interlocutor (cf. 35b): 34.b.

A: –Esto, ya lo dije y lo vuelvo a decir ahora, que te pueden robar en cualquier momento.

35.b.

Inf.: –Pues, pues eso, lo que acabo de decir (sugerir) y que, por lo tanto, Ud. ya sabe, que era egoísta y que toda aquella sencillez…

En cuanto a (36), se observará que si bien tanto eso como esto resultan posibles para señalar que la fuente de X es un discurso previo del interlocutor, solo eso puede funcionar autónomamente (i.e., sin acompañamiento de ningún gesto ostensivo) en este contexto. Tal como lo muestra la paráfrasis (36b), la enunciación de Eso, que X presenta un locutor que no solo rememora el discurso que cita, sino que también indica su procedencia (el interlocutor).



36.b. Inf.b.: –Lo más grave es eso, lo que Ud. dijo y que yo retomo ahora, que son completamente analfabetas.

En cambio, para que el deíctico esto sea posible en el contexto de (36), es necesario que su enunciación esté acompañada de un gesto ostensivo hacia el otro o de una glosa aclaratoria que indique que el origen de ese discurso es el interlocutor. De lo contrario, y dado que esto indica siempre un grado máximo de implicación personal, la enunciación de ese deíctico en (36), sin gesto y sin glosa, obligaría a interpretar que la cita evocada procede del propio locutor. Se mostraría así una falta de registro de lo dicho previamente por el otro, lo que, a su vez, estaría en el origen de un posible conflicto conversacional. Acompañado en cambio de esos signos, que indican efectivamente que el origen del discurso citado es el otro, el sentido vehiculizado por la enunciación de esto, que X supone no solo el reconocimiento del discurso ajeno, sino también su reapropiación actualizada por parte del locutor (cf. 36c). Y en esta indicación reside precisamente el sentido de máxima empatía que surge toda vez que se enuncia esto, que X para retomar un discurso ajeno. 36.c.

Lo más grave es esto [gesto ostensivo al interlocutor], lo que Ud. acaba de decir y con lo que yo acuerdo, que son completamente analfabetas.

Como puede constatarse, en estos primeros apartados nos hemos ocupado de los empleos evidenciales directos y anafórico citativos con los pronombres demostrativos neutros esto y eso. Y es que en el corpus no se registran casos con aquello seguido de una aposición explicativa introducida por la conjunción de subordinación que. Una posible explicación se relaciona con el significado de mayor distancia de aquello respecto del locutor en la escena de enunciación. En efecto, aquello siempre señala algo como exterior al espacio propio de enunciación y, por lo tanto, resulta incompatible con los casos de evidencialidad directa en los que, tal como

35

hemos mostrado, la autentificación de la enunciación se produce en virtud del registro perceptual in situ del locutor respecto de una determinada situación. Análogamente, en el caso de los empleos evidenciales anafórico-citativos, la lejanía significada por aquello impide recuperar discursos cercanos y, por lo tanto, de algún modo presentes en la escena de enunciación. La única posibilidad para que aquello, que X resulte posible en este caso es que aparezca explícitamente la glosa atributiva con un verbo de decir (cf. (37)). 37.

he pensado tanto, tanto..., al ansia de tenerte en mi obra transfundida!... Pero, alma, ya ves tú...; es verdad aquello, que  dijo no sé quién, que... « las mujeres honradas no tenéis historia ». ¡No, no tenéis historia ni dramas, las honradas! (Corpus del Español)

Ahora bien, es precisamente este significado de mayor distancia respecto del locutor el que habilita a aquello a formar parte de construcciones evidenciales especializadas en la evocación de discursos lejanos, como los que analizaremos en el próximo apartado. 5. El evidencial citativo ESTO/ESO/AQUELLO DE (QUE) X Un tercer grupo de ejemplos con esto/eso/aquello como marcadores de evidencialidad es el constituido por estructuras en las que el pronombre neutro aparece seguido, esta vez, de una aposición especificativa. En este caso, la aposición está encabezada por la preposición de, que introduce como término un sustantivo (cf. supra (3), (4) y (5)), una oración de infinitivo (cf. supra (6), (7) y (8)), una cita en estilo directo (cf. supra (9), (10) y (11)), o una cláusula subordinada sustantiva (cf. supra (12), (13) y (14)). A modo de ejemplo, consideremos (12), (13), (5) y (9), que aquí retomamos como (38), (39), (40) y (41). 38.

No voy a reiterar esto de que ya no tenemos tiempo de discutirlo, de hacer modificaciones, como ya dijeron en otras ocasiones los señores senadores. (CREA, oral, Argentina, 1998)

36

39.

¿Cómo es eso de que te vas mañana? (Corpus oral propio)

40.

Es algo cierto aquello de las coincidencias entre los presidentes Lincoln y Kennedy? (http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20061118152040AAzwhIc)

41.

Debe ser horrible que te regalen, algo hecho con ganas desde el fondo del corazón pero que te produzca rechazo el color o la forma. Yo no me creo esto de: “a caballo regalado no se le miran los dientes” y ustedes que opinan? (http://zodiaco9patchworkymas.blogspot.mx/2008_11_01_archive.html)

De modo análogo a (34)-(36), las estructuras esto/eso/aquello de (que) X presentes en (38)-(41) ponen de manifiesto que la representación discursiva vehiculizada por X es un decir evocado que procede de un discurso previo. Pero dado que en esto/eso/ aquello de (que) X el origen de la representación X no está necesariamente señalizado (ni deíctica ni anafóricamente), X queda habilitada para remitir a otros orígenes posibles. De hecho, en (38), la glosa como ya dijeron en otras ocasiones los señores senadores reitera de manera explícita la atribución de ese decir, ya mostrado en la estructura evidencial esto de (que) X. Por su parte, en (39), (40) y (41), las paráfrasis posibles (39a), (39b), (40a) y (40b) y (41a) permiten poner de manifiesto que el origen del punto de vista evidencial puede hallarse en un discurso previo del interlocutor (como dijiste), de voces no identificadas (como dicen/como andan diciendo por ahí) o de una voz genérica de tipo doxal (como dice el proverbio). 39.a. ¿Cómo es eso de que, como dijiste, te vas mañana? 39.b. ¿Cómo es eso de que, como dicen/como andan diciendo por ahí, te vas mañana?

37

40.a. Es algo cierto aquello, que dijiste, de las coincidencias entre los presidentes Lincoln y Kennedy? 40.b. Es algo cierto aquello, que dijeron/anduvieron diciendo, de las coincidencias entre los presidentes Lincoln y Kennedy? 41.a. Yo no me creo esto de, como dice el proverbio, “a caballo regalado no se le miran los dientes”.

Esta evocación más difusa de discursos previos es producto de un nuevo desplazamiento semántico visible en el modo en que se interpreta el significado deíctico propio de los pronombres analizados: si en (32) y (33) la deixis ostensiva ad oculos favorecía una interpretación evidencial directa, y en (34)-(36) ese significado deíctico se reinterpretaba como la señalización anafórica hacia un discurso previo, en el caso de (38)-(41) nos encontramos frente a instancias de deixis evocadora. En este tipo de deixis, el valor espacial del demostrativo neutro (que va desde lo más cercano hasta lo más distante respecto del locutor) se diluye, como en el caso de esto/eso, que X anafórico-citativo, a favor de distintos grados de subjetivización del discurso evocado. Así pues, si la enunciación de esto subjetiviza ese discurso como más actual o más presente en la situación en la que se lo retoma, la ocurrencia de eso marca que el locutor se limita a comentar un discurso que rememora en el momento en que lo evoca y la de aquello como el recuerdo de un discurso ya cristalizado en la memoria de los interlocutores. Ahora bien, la indicación que insta a recuperar discursos conocidos, no necesariamente pronunciados inmediatamente antes en la escena de enunciación en la que aparecen evocados, se explica, en parte, por el condicionamiento sintáctico que supone este tipo particular de estructuras apositivo-especificativas: la aposición X aparece introducida por la preposición de, que restringe y circunscribe el alcance del demostrativo neutro. Se observa así el fuerte parentesco de las estructuras esto/eso/aquello de (que) X con aquellas con el artículo neutro lo (cf. (17) y (18), que aquí retomamos como (42) y (43)) que codifican un significado similar:

38

42.

Lo/Eso de levantarme pronto me sienta fatal.

43.

Lo/Eso de que le llamen tonto no le gusta nada.

Cabe destacar, en este sentido, que tal como señala la NGLE, estas estructuras admiten paráfrasis como (42a) y (43a), en las que el artículo neutro lo y los demostrativos esto/eso pueden ser reemplazados por una descripción definida cuyo núcleo es un sustantivo del tipo “tema”, “asunto” o “cuestión”. Se observará que estos sustantivos no solo son correferenciales respecto de la aposición X (tema y tener que levantarme pronto, en (42a), y asunto y le llaman tonto, en (43a)), sino que además permiten poner de manifiesto que el punto de vista vehiculizado en X se presenta como un saber conocido y compartido por ambos interlocutores, y cuyo origen es distinto y previo al de la enunciación en la que se lo pone en escena. En efecto, análogamente a esto/eso, que X y tal como anticipamos en (§ 2), si se elimina el pronombre neutro de las estructuras analizadas (cf. (42b) y (43b)), la instrucción de búsqueda del origen del punto de vista vehiculizado por X ya no está presente. En otras palabras, (42b) y (43b) no poseen marcas de evidencialidad. 42.a.

El/este tema de tener que levantarme pronto me sienta fatal.

43.a.

El/este asunto de que le llamen tonto no le gusta nada.

42.b.

Tener que levantarme pronto me sienta fatal.

43.b.

Que le llamen tonto no le gusta nada.

De este modo, entonces, si esto/eso/aquello de (que) X permiten aludir a decires previos, más o menos cercanos o lejanos de la escena enunciativa y atribuibles a diferentes personajes discursivos (cf. (39)-(41)), también pueden indicar que el origen del punto de vista X se halla en un saber que constituye el resultado de un conjunto cristalizado de enunciaciones previas. Así ocurre en (42)-(43), pero también en (3) y (7) –retomados aquí como (44) y (45)– o en (46) (cf. las paráfrasis (44a), (45a) y (46a)), en los que la aposición especificativa X introducida por el pronombre neutro evoca cuestiones, 39

historias, tópicos, tradiciones caracterizados como marcos de discurso conocidos, o presentados como tales: 44.

Hola mamis. Soy nueva en esto de la lactancia.

44.a. Hola mamis. Soy nueva en esta cuestión archiconocida de la lactancia 45.

Se acabó eso de comprar digital.

45.a. Se acabó esa historia de comprar digital. 46.

Allá lejos quedó aquello de poder salir a la puerta y conversar con los vecinos.

46.a. Allá lejos quedó aquella tradición de poder salir a la puerta y conversar con los vecinos.

5.1. ESTO/ESO/AQUELLO DE (QUE) X: decires y saberes Como queda dicho, el origen del punto de vista evidencial citativo en este tercer tipo de estructuras puede identificarse con distintas figuras enunciativas. Entre ellas, la voz del SE resulta de particular interés puesto que, a diferencia del resto de los personajes de la enunciación, es la única que permite traer a escena no solo un decir sino también un saber general y presentado como conocido y aceptado. En relación con esta fuente indeterminada y plural, Anscombre (2005) ha llamado la atención sobre los múltiples valores que ella puede adquirir en el discurso. Esta multiplicidad, según el análisis del autor, se evidencia a través de la puesta en relación entre el tipo de discurso generalizante evocado (i.e., un decir o un saber) y la posibilidad o no de inclusión del locutor dentro del colectivo de personajes de discurso que dicen o saben. Así, tal como demuestra Anscombre, un enunciado del tipo Se dice que Luis XI era un gran rey, pero yo no lo creo es totalmente posible, mientras que Se sabe que Luis XI era un gran rey, pero yo no lo creo no lo es. Estos ejemplos permiten ver así que, por medio de un movimiento contraargumentativo, el locutor puede señalar su no inclusión dentro de la voz colectiva del SE (ON-Locuteur, en términos de Anscombre) cuando se trata 

de un decir, pero no puede excluirse de ese SE si el origen de esa voz es un saber colectivo que a la vez se evoca. En otras palabras, toda vez que el origen del punto de vista evidencial es un saber presentado como aceptado en la enunciación, el locutor queda necesariamente incluido en ese SE saber e imposibilitado, por lo tanto, de negar la creencia presupuesta en él (cf. la imposibilidad de (44b), (45b) y (46b)). 44.b.

*Hola mamis. Soy nueva en esta cuestión archiconocida de la lactancia, que no creo.

45.b.

*Se acabó esa historia de comprar digital, que no creo.

46.b.

*Allá lejos quedó aquella tradición de poder salir a la puerta y conversar con los vecinos, que no creo.

En cambio, cuando la evidencialidad citativa se configura por la evocación de un SE decir, el locutor no necesariamente adhiere a esa voz. Este efecto de sentido puede explicarse apelando a la distinción entre el locutor en tanto tal (L) y el locutor en tanto ser del mundo (1). Comparemos en este sentido (47)-(49), por un lado, con (50)-(51), por el otro. 47.

Lo que no se ha cotizado en el mercado, quizá porque no sea cierto, es esto de que la banca está con el Gobierno. En otras épocas un refrendo de este tipo habría originado un alza notoria. Hoy, prácticamente ha pasado inadvertido, seguramente porque los operadores importantes saben hasta qué punto es verdad. (CREA, Prensa, España, 1977)

48.

A: –Detrás de la vida, no solo de mis letras. Detrás de cualquier cosa que uno haga siempre hay mujeres. B: –¿Se refiere a eso de que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”? A: –Sí, pero yo no soy un gran hombre. (CREA, Prensa, El Tiempo, Colombia, 1997)



49.

¿Dónde se han dejado (algunos) franceses aquello de liberté, égalité y fraternité?

50.

Nunca pero nunca voy a tener buen trato con los niños pequeños. Siempre terminan llorando o golpeados. No me sale ese carisma digno de una maestra jardinera, la verdad no sirvo para eso. Desde siempre quise ser tía... pero todo esto de que primero tienen que ser chicos no va. Yo quiero ser “la tía copada” pero así no puedo. Ajó, ajó, ¿dónde está Nachito? aca taaaaaaaaaa... nah. Yo quiero que me digan “tía, convencela a mi vieja de que me deje ir a bailar”... o “tía, ¿cómo es estar en pedo? o tía, ¿quién fue el Che Guevara? o ¿por qué Perón era malo?” (CREA, efímero, Weblog, Argentina, 2003)

51.

Massa: “Es una berretada eso de andar pidiendo definiciones”.

Si en (47)-(49), L reconoce la existencia de la voz colectiva e indeterminada del SE decir dentro de la cual 1 puede o no estar incluido (cf. la modalidad dubitativa indicada por quizás porque no sea cierto, en (47), o por la forma interrogativa de los enunciados (48) y (49)), en (50) y (51), 1 queda representado como necesariamente excluido de ese SE decir. Es precisamente esa no inclusión de 1 dentro de la voz colectiva la que le permite a L rechazar o descalificar ese decir evocado en la enunciación global (cf. el segmento no va, en (50), y es una berretada, en (51)). Así pues, si en estos casos, el punto de vista evidencial puede proceder de un SE saber o de un SE decir, los posicionamientos enunciativos de L difieren: adhesión total con el SE, en el caso del SE saber; reconocimiento del SE con o sin inclusión de 1 en el caso del SE decir. Esto explica por qué, cuando en la enunciación el locutor reconoce el punto de vista evidencial para descalificarlo, la única lectura habilitada es aquella en la que el origen remite a un SE decir. Para probarlo, reconsideremos los ejemplos (44)-(46), en los que el punto de vista evidencial remitía a un SE saber, y veamos qué ocurre cuando se eliminan las marcas de ese saber presentado como conocido y compartido (esta cuestión archiconocida de X, 

esta historia de X, aquella tradición de X) y L descalifica o rechaza el punto de vista evidencial vehiculizado en X (cf. es un puro verso, en (44c); yo no me creo, en (45c); es un mito, en (46c)). 44.c. Hola mamis. Esto de la lactancia es puro verso. 45.c. Yo no me creo eso de comprar digital. 46.c. Aquello de poder salir a la puerta y conversar con los vecinos es un mito.

Tal como puede constatarse en las paráfrasis (44d)-(46d), la representación vehiculizada en X solo puede presentarse como surgida de un SE decir, y ya no más de un SE saber (cf. imposibilidad de (44e)-(46e)). 44.d. Hola mamis. Esto que dicen acerca de la lactancia es puro verso. 45.d. Yo no me creo eso que dicen de que hay que comprar digital. 46.d. Aquello que decían acerca de que se podía salir a la puerta y conversar con los vecinos es un mito. 44.e. *Hola mamis. Esto que se sabe acerca de la lactancia es un puro verso. 45.e. *Yo no me creo eso que se sabe de que hay que comprar digital. 46.e. *Aquello que se sabía acerca de que se podía salir a la puerta y conversar con los vecinos es un mito.

Esto/eso/aquello de (que) X pueden poner en escena, así, puntos de vista evidenciales citativos, pero debe reconocerse que cuanto más sustantivado se presenta el término de la preposición de en la aposición especificativa, más posibilidades hay de que el punto de vista evidencial proceda de un saber. Sobre todo si el locutor se muestra a sí mismo como parte de ese SE saber y no lo pone en cuestión. Así, si el término X es un sustantivo (esto de la lactancia) o una nominalización (aquello de las coincidencias) o un infinitivo (eso de comprar digital), X tenderá a evocar discursos cristalizados que se presentan a sí mismos como tópicos o saberes conocidos y presentados 

como aceptados en la enunciación. Si, en cambio, X es una proposición sustantiva con verbo conjugado introducida por la conjunción de subordinación que, o bien una cita en estilo directo, la interpretación evidencial conducirá normalmente a ver en X la alusión a un decir. Finalmente, y en relación con la alternancia de esto/eso/aquello en esto/eso/aquello de (que) X, debe indicarse que, como en los casos de esto/eso, que X, la presencia de uno u otro demostrativo neutro se relaciona con los diversos grados de implicación del locutor. En otras palabras, el valor deíctico espacial se reanaliza en estas estructuras como un significado témporo-modal que va desde una mayor afectación subjetiva, producto de la vigencia y actualidad del discurso evocado (es el caso de esto de (que) X ), hasta un menor involucramiento, fundamentado en la distancia temporal de discursos más doxales que se recuerdan y rememoran en la enunciación actual (es el caso de aquello de (que) X ). Entre ambos polos, eso de (que) X presenta un sujeto que trae a escena un discurso respecto del cual muestra empatía sin por ello marcar un alto grado de afectación subjetiva.10 6. Conclusión En este capítulo, hemos buscado dar cuenta del significado evidencial directo e indirecto contenido en las instrucciones semánticas asociadas a las estructuras esto/eso, que X y esto/eso/aquello de (que) X, estructuras que hasta aquí no han recibido un tratamiento particularizado. Para ello, y en el marco del enfoque polifónico de la significación (Ducrot 1984), hemos presentado una descripción reelaborada del llamado “significado evidencial”. Esta reelaboración implicó necesariamente dejar de lado ciertos principios epistemológicos propios 10$OFRQOOHYDUXQDLPSOLFDFLyQPD\RUGHOLQWHUORFXWRU\XQDDWHQFLyQPD\RUDVXVRSLQLRQHV\FUHHQFLDVeso WLHQHVHJ~Q'H&RFNXQFDUiFWHUPiVELHQLQWHUVXEMHWLYR/DDXWRUDVHxDODTXH³ORVXVRVGHesto TXHGDQQHXWURVHQ FXDQWRD LQWHU VXEMHWLYLGDGPLHQWUDVTXHORVXVRVGHesoVHLQVFULEHQHQIXQFLRQHV LQWHU VXEMHWLYDV´  



de las perspectivas referencialistas y cognitivistas. Así, en lugar de considerar al sujeto hablante como origen del sentido, al discurso como codificación de información verificable o al significado como resultado de un perfilamiento cognitivo de un hablante real, hemos puesto en evidencia cómo la enunciación misma, según la imagen que de ella da el enunciado, insta a reconocer la existencia de puntos de vista evidenciales que la autentifican o la sustentan. Se trata de puntos de vista cuyo origen, distinto y previo al de la enunciación en la que se los pone en escena, debe ser identificado para poder acceder al sentido. En las estructuras aquí analizadas, ese origen –mostrado y no dicho– debe relacionarse ya con una percepción directa, ya con un discurso previo citado o evocado. Ahora bien, si en esto/eso, que X y esto/eso/aquello de (que) X, el tipo de interpretación evidencial (directa o indirecta) difiere, ello debe relacionarse, tal como hemos mostrado a lo largo de estas páginas, con la estructura sintáctica en la que los pronombres demostrativos neutros aparecen incorporados. Si la aposición es explicativa, esta obliga a releer la deixis del demostrativo esto/eso como marca ostensiva del origen de la representación discursiva X. Esto/eso pueden señalar entonces algo presente en la escena o un discurso inmediatamente previo que se retoma. De allí que las interpretaciones habilitadas sean la evidencial perceptiva y la evidencial anafórico-citativa. Y dado que, en estos casos, lo señalizado siempre forma parte de la situación enunciativa vigente, se entiende bien por qué no se registran en el corpus casos con aquello, que necesariamente remite a un espacio exterior y distante de la escena de interlocución. Si, en cambio, la aposición es especificativa, esto/eso/aquello pierden autonomía y su significado espacial debe releerse como significado témporo-modal asociado a grados diversos de implicación subjetiva del locutor con respecto a la representación X. Dado entonces que en esto/eso/aquello de (que) X el origen de X no está necesariamente señalizado (ni deíctica ni anafóricamente), X queda habilitada para remitir a otros orígenes posibles (el interlocutor,



otro(s) locutor(es), la voz de SE decir, la voz del SE saber). En cuanto a las diferencias semánticas que surgen por la evocación de discursos generalizantes (provengan estos de decires o de saberes), hemos podido comprobar, en la misma línea de los trabajos de Anscombre sobre SE, que la cita de un decir o de un saber colectivo acarrea consecuencias diferentes en los posicionamientos enunciativos posibles que puede adoptar el locutor frente a ese SE saber o ese SE decir. Para finalizar, queremos destacar que los significados evidenciales asociados a esto/eso, que X y esto/eso/aquello de (que) X no se deducen del contexto ni del supuesto modo de acceso del sujeto hablante al conocimiento de aquello que dice. Más bien, es el enunciado el que brinda una cierta imagen de su enunciación como autentificada en un origen perceptual o como sustentada en un discurso previo que adquirirá, según su inserción en la enunciación en la que se lo evoca, las características de un saber o de un decir. Insistimos: no hay nada fuera del lenguaje que determine el estatuto de los significados evidenciales. Solo a partir de la configuración de la escena enunciativa, que permite dar cuenta tanto de la actitud modal del locutor (i.e., grados diversos de afectación subjetiva), como de su posicionamiento frente a los distintos puntos de vista vehiculizados en la enunciación (i.e., identificación, aceptación, reconocimiento, rechazo o distanciamiento) quedará mostrado el origen de donde parece surgido el propio decir.



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