MUJERES, ALIMENTANDO TODA LA VIDA

MUJERES, ALIMENTANDO TODA LA VIDA Día Internacional de la Mujer Las mujeres tienen un papel social de primera importancia en la distribución de los

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MUJERES, ALIMENTANDO TODA LA VIDA

Día Internacional de la Mujer

Las mujeres tienen un papel social de primera importancia en la distribución de los alimentos, reconocido entre casi todas las culturas del mundo. En tiempo normal este papel es fundamental, en situación de crisis o de conflicto es un papel vital. De las mujeres depende la supervivencia de los más vulnerables. Ellas son los primeros actores de la lucha contra el hambre. En muchos países lo hacen sin voz, con los pocos recursos que tienen a su alcance y sin reconocimiento. El 8 de marzo es su día.

La mujer frente al hambre: víctima y baluarte El hambre, la principal pandemia del siglo XXI, no afecta a todos por igual: siete de cada diez personas con hambre son mujeres y niñas. Paradójicamente, son ellas las principales luchadoras, las que trabajan la tierra y llevan la comida a casa cada día en cada rincón del mundo. Son ellas el baluarte de esta lucha contra el hambre.

Alimentando toda la vida Antes de nacer

Si las madres no están bien nutridas durante el embarazo darán a luz niños de baja talla y de bajo peso

Una madre es responsable de la alimentación de su hijo desde el momento en que queda embarazada. En los países más pobres, esta responsabilidad vital es todavía mayor, ya que el riesgo de no lograr que un hijo sobreviva es muy alto. Uno de los factores que influyen de forma directa es la propia alimentación de la madre: las mujeres que tienen carencias nutricionales y en micronutrientes están expuestas a sufrir más complicaciones en el embarazo y en el parto. Por ejemplo, la anemia, es decir, la de falta de hierro causada por una nutrición deficiente, por parásitos intestinales o por malaria, afecta a dos de cada tres embarazadas en África y en Asia, aumentando su riesgo de muerte por hemorragia durante el parto. “Hemos podido constatar que dos de cada diez mujeres que mueren durante el embarazo o en el parto padecían anemia” afirma Núria Salse, responsable de nutrición de Acción contra el Hambre.

Índice de mortalidad maternal (en el embarazo o en los 42 días posteriores al parto) Africa Central y Occidental Europa Occidental y Oriental

900 de cada 100.000 nacimientos 64 de cada 100.000 nacimientos

Si las madres no están bien nutridas durante el embarazo darán a luz niños de baja talla y de bajo peso. Esta falta de peso es el principal factor de mortalidad neonatal y el que más influye en su crecimiento hasta los siete años de edad. Los niños están expuestos a un riesgo de desnutrición y tendrán un crecimiento infantil deficiente. Al llegar a la etapa adolescente no se habrán desarrollado física y cognitivamente en plenitud.

Del mismo modo, las consecuencias de estas carencias durante el embarazo tendrán una repercusión directa en el periodo de lactancia. La madre no tendrá suficientes nutrientes para producir suficiente leche (500-700 ml de leche al día). Si estas carencias nutricionales persisten durante la lactancia, la leche será producida con las reservas del propio organismo.

Foto: Marina Espriu

Blina, que dentro de unos días dará a luz a su tercer hijo, muestra la fuerza de la mujer angoleña. En África Subsahariana, una de cada 16 mujeres tiene riesgo de morir durante el embarazo o en el parto

Durante la lactancia

Acción contra el hambre promueve la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de cinco millones de niños mueren de hambre cada año, y dos tercios de esta cifra por malas prácticas nutricionales, sobre todo durante el primer año de vida. En países como Malí, siete de cada diez bebés reciben otro alimento además de la leche materna durante los primeros cuatro meses de vida; la alimentación suplementaria a veces llega demasiado pronto o demasiado tarde, y el alimento es en muchas ocasiones inadecuado e inseguro. Los niños desnutridos que sobreviven suelen enfermar con frecuencia y presentan un crecimiento más lento. “Muchas madres creen que la cantidad de alimento es lo importante y desconocen que lo es más la calidad. La mayor parte podrían adquirir alimentos variados con los recursos económicos que tienen, no es un problema de dinero” afirma Núria Salse. Tras un estudio realizado en Guinea se puede constatar el interés de las madres en implantar las nuevas prácticas: dos meses después de la realización del taller, el 63.6% de las madres que asistieron realizan un seguimiento nutricional de sus hijos. Además, más de la mitad de las madres (54,7%) saben qué grupos de alimentos constituyen una dieta equilibrada.

Mitos en torno a la nutrición del bebé En numerosas culturas existen tradiciones que tienen un efecto negativo en el crecimiento de un bebé, hasta el punto de que pueden provocar enfermedades o la muerte prematura. Estos son algunos ejemplos:  En países como Angola, se cree que la primera leche (el calostro), al ser más aguada, no es buena para el bebé. Por lo tanto, éste pasa sus primeras 48 horas de vida sin alimentarse.  En Centroamérica al bebé se le da cucharadas de aceite además de la leche materna porque se cree que le aporta un gran contenido energético.  En África, existe la creencia de que cuando el niño tiene diarrea o está enfermo hay que parar la lactancia para evitar el contagio a la madre. Dos de cada tres bebés reciben alimentación adicional además de la lactancia

 En muchas culturas, la leche materna se combina con agua, una práctica en principio sana si no es porque el agua que se le da al bebé suele estar contaminada.  Suele ser una práctica común dejar de dar de comer a un niño cuando cae enfermo.

Dentro de su estrategia de prevención de la desnutrición, Acción contra el Hambre lleva a cabo programas de salud materno-infantil en países como Guinea, Malí y Malawi donde una mujer de la comunidad que ha tenido hijos sanos y conoce las buenas prácticas, imparte talleres y cursos a otras madres sobre las buenas prácticas nutricionales.

Foto: Marina Espriu

Aunque padezcan hambre, las madres siguen produciendo leche de buena calidad. En Gao (Malí) el 31,9% de las madres ya les dan a sus bebés sólo leche materna durante los seis primeros meses de vida, desterrando mitos sobre el suplemento alimenticio.

En la infancia

El crédito concedido a una mujer resulta 17 veces más eficiente que cuando se le concede a un hombre

En los países en desarrollo las mujeres desempeñan actualmente una función decisiva para atender las necesidades de alimentación y nutrición de su familia en cada uno de los tres pilares de la seguridad alimentaria: la producción de alimentos, el acceso económico a los alimentos y la seguridad nutricional. Pero lo hacen con pocos recursos. En numerosos estudios se ha demostrado que el aumento de los ingresos de la mujer tiene un impacto directo en el aumento del presupuesto dedicado a la alimentación, a la atención médica y a la educación de sus hijos. Por el contrario, esta relación de proporcionalidad no se da si el hombre es quien recibe los ingresos. Según un estudio realizado por el Banco Mundial en Centroamérica, el dinero invertido en las mujeres es 17 veces más eficiente que cuando se le concede a los hombres. Las mujeres y los hombres desempeñan papeles igualmente importantes en la agricultura en todo el mundo, produciendo los alimentos que consumimos los demás. No obstante, las campesinas, en particular, son responsables de la mitad de la producción mundial de alimentos y producen entre el 60% y el 80% de los alimentos en la mayoría de los países en desarrollo. Su importancia está creciendo debido a la ausencia cada vez más acusada del varón, que por la migración a las ciudades en busca de trabajo, las guerras o la creciente mortalidad por VIH/SIDA, abandona el hogar provocando una “feminización de la agricultura”.

Según Carole Lambert, técnico de seguridad alimentaria de Acción contra el Hambre, “en países como Níger y Malí, es ya habitual que el hombre emigre durante el período de hunger gap*, como un mecanismo de adaptación de la familia a este período, el de mayor escasez del año”. Pero este fenómeno no se refleja en las políticas agrícolas de estos países, en las que se sigue pensando en los agricultores como hombres. A la mujer no se le permite decidir sobre las políticas de desarrollo o los proveedores de servicios agrícolas, tampoco tiene derecho a ser propietaria del campo que cultiva. “En todas las regiones del mundo en desarrollo, pero quizá más en África, millones de mujeres son agricultoras, trabajadoras agrícolas y administradoras de recursos naturales. Así, contribuyen a la producción agrícola, al mantenimiento del medio ambiente y a la seguridad alimentaria de la familia. Y todos esos aportes los hacen a pesar de la desigualdad de acceso a la tierra, a insumos como semillas y a información”, explica el director técnico de Acción contra el Hambre, Amador Gómez. Eliminar las restricciones que afrontan las agricultoras y concederles acceso a los recursos supondría una aportación preciosa a la Son responsables erradicación de la inseguridad alimentaria que afecta a millones de de la mitad de la producción mundial personas. de alimentos

El papel de las mujeres en: SUDESTE ASIÁTICO: Representan hasta el 90% de la mano de obra necesaria en el cultivo del arroz. ÁFRICA SUBSAHARARIANA: Producen hasta el 80% de los alimentos básicos para el consumo familiar y para la venta COLOMBIA Y PERÚ: Realizan del 25% al 45% de las faenas agrícolas EGIPTO: Constituyen el 53% de los trabajadores agrícolas en Egipto ASIA: Menos del 10% de las agricultoras de la India, Nepal y Tailandia poseen tierras. ÁFRICA: Reciben menos del 10% del crédito concedido a los pequeños agricultores.

*

Se denomina hunger gap al período comprendido entre el final de las existencias de una cosecha y el inicio de la siguiente.

El tiempo que se dedica a las actividades familiares es de vital importancia para mantener la seguridad nutricional de la familia.

Según afirma Amador Gómez, el papel de la mujer es crucial ya que es ella la que trae el agua a casa y la que comercializa y alimenta a sus hijos con los cereales que cultiva: “la mujer es la garante de la aportación de nutrientes, de su calidad y de la inocuidad en la preparación de los alimentos para su familia y comunidad. Ella es la encargada también de gestionar el uso familiar del agua, va a buscarla, decide sobre su calidad y sobre el tratamiento que se hace de ésta en el hogar. Su capacidad para administrar dichos recursos reviste particular importancia para los miembros más vulnerables de la familia, como los niños”.

Foto: Susana Vera

En los países en desarrollo las mujeres trabajan más que los hombres y participan en todo el ciclo de producción de alimentos. Además, cuidan de sus hijos y son las únicas responsables de su nutrición.

Afrontando obstáculos En los países pobres, la discriminación de la mujer la hace más vulnerable frente a las amenazas más comunes como el hambre o las enfermedades, reduciendo su esperanza de vida y alejándola de cualquier acceso a la educación o a la tierra. Bastan dos datos: -

Las dos terceras partes de los 1000 millones de analfabetos en el mundo son mujeres adultas y jóvenes

-

Las mujeres no poseen ni siquiera el 2% de la tierra disponible en el mundo (fuente: FAO)

Sin poder de decisión, la mujer no tiene derecho a opinar sobre prácticas que ponen en peligro su vida, como la prevención de enfermedades en las relaciones sexuales o el uso de los recursos familiares una vez viudas. Son víctimas de la pobreza y de la discriminación, dos factores que reducen drásticamente su esperanza de vida: Esperanza de vida de la mujer Africa Central y Occidental Europa Occidental y Oriental

50.02 años 73.7 años

En Malawi, la esperanza de vida de la mujer es de 39 años, mientras que en Noruega alcanza los 77 años.

Algunas propuestas ¿Cómo se podría aprovechar todo el potencial de la mujer para hacer retroceder el hambre? Acción contra el Hambre constata dos vías de actuación: Fomentando la participación de la mujer en la comunidad En Georgia se ha demostrado que conceder créditos a las mujeres tiene un gran impacto positivo en la economía familiar: las mujeres utilizan los recursos de forma más productiva y la petición de créditos es para la escolarización de sus hijos y su alimentación. En la producción agrícola, la diferencia es todavía más evidente: cuando una mujer gestiona un terreno, tiende a economizar mejor que el hombre las semillas y es ella quien hace todo el trabajo involucrando lo menos posible al resto de la familia. Formando a la mujer en hábitos nutricionales y alimenticios En Argentina, una encuesta realizada por Acción contra el Hambre demuestra el efecto directo que tiene el nivel de educación de la madre sobre el crecimiento del niño: el atraso es cuatro veces menor en madres con educación secundaria. Prevalencia de baja talla según nivel de instrucción de la madre

15

% baja talla

11,9 10

p< 0.001

5 5

2,5

0

Educación primaria incompleta

Educación secundaria Educación secundaria incompleta completa Nivel de instrucción

Acción contra el Hambre actúa ACF-E trabaja en más de 40 países en proyectos de seguridad alimentaria, agua y saneamiento, nutrición y salud. En todos ellos, la mejora de la situación de la mujer juega un papel esencial. Estos son algunos ejemplos de los proyectos de Acción contra el Hambre destinados al desarrollo de la mujer:

Angola Desde comienzos de este año, Acción contra el Hambre ha puesto en marcha un proyecto para favorecer las oportunidades de las mujeres en el ámbito económico promoviendo la educación, formación y capacitación profesional. Se lleva a cabo en distritos de Luanda, la capital, y de Huambo, y pretende fortalecer la capacidad organizativa y de liderazgo de las mujeres, haciéndolas partícipes de la vida política y de las organizaciones e instituciones de sus comunidades.

Malí Acción contra el Hambre lleva a cabo un proyecto de salud maternal en Gao, en el noreste del país, por el cual, mujeres embarazadas y con lactancia acuden cada quince días a talleres sobre buenas prácticas alimenticias, impartidos por madres de la misma comunidad. Además, el proyecto incluye la mejora al acceso de los cuidados sanitarios para mujeres embarazadas.

Argentina En Tucumán, una de las provincias mas desfavorecidas de Argentina, Acción contra el Hambre ha puesto en marcha un proyecto para fortalecer las organizaciones locales del municipio como hogares comunitarios, comedores y cooperativas. Las mujeres constituyen parte importante del “activo” en las organizaciones comunitarias, tanto por número como por el grado de participación en el funcionamiento de cada una de ellas.

Malawi En Dowa, una de las poblaciones cercanas a la capital, Acción contra el Hambre acaba de poner en marcha un proyecto de educación maternal para madres con lactancia, con el fin de formarles en los riesgos de transmisión del sida madre-hijo y en los beneficios de la lactancia exclusiva. Además, la organización lleva a cabo sesiones de educación en salud, nutrición, higiene y sida así como demostraciones de cocina con alimentos nutritivos que las mujeres pueden adquirir en los mercados locales.

Georgia Acción contra el Hambre trabaja en zonas rurales especialmente vulnerables apoyando a grupos de mujeres que quieren poner en marcha actividades generadoras de ingresos. Un agriturismo, peluquerías y talleres de costura son algunas de las iniciativas que se han puesto en marcha y para ello, la organización apoya a las mujeres en la formación técnica, en la asistencia para el arranque de su actividad y en la entrega de los materiales requeridos para empezar su negocio.

Para recibir más información, material gráfico o imágenes para televisión puede ponerse en contacto con el Departamento de Comunicación de Acción contra el Hambre: Alicia García – [email protected] 91 771 1672 – 609 018 735 Alejandra Mahiques – [email protected] 91 391 53 03 www.accioncontraelhambre.org –

902 100 822

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