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Pablo MALAS Y BUENAS NOTICIAS
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MALAS Y BUENAS NOTICIAS
¿Qué dicen de nosotros?
Los niños, las niñas y adolescentes en las noticias
¡Hola! No sé cómo presentarme. Me llamo Pablo, aunque todavía en mi casa me dicen Pablito porque soy el más chico de mis hermanos. Tengo 11 años, soy un poco alto para mi edad y por eso algunas veces uso la ropa de mi hermano, Carlos, que es dos años mayor que yo.
He hablado mucho con Gabriela y con Tomás sobre los programas que aparecen en la televisión. Me gusta lo que ellos dicen, pero a mí me interesan las noticias. Será porque desde chico en mi casa se preocupaban por lo que salía en los noticieros y muchas veces discutían sobre la forma en que nos dan las noticias. Me acuerdo de la información que pasaron una vez sobre un choque de trenes. Mi papá se enojó mucho porque a cada rato nos mostraban los cuerpos de la pobre gente, sin dejar fuera casi ningún detalle.
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—Puras malas noticias nos dan —dijo mi papá—. Tenemos derecho a es tar informados, pero también tenemos derecho a que no nos informen de esta manera. Lo que más le molestó fue que pusieron imágenes de un niño malherido. Yo alcancé a verlo y todavía me acuerdo, a pesar de que han pasado años desde entonces. ¿Será que cuando nos muestran a nosotros, los chicos y las chicas, deberían pensarlo bien antes de hacerlo? ¿Será que tenemos derecho a no ser mostrados en las malas noticias?
¿Qué dicen los medios de comunicación sobre nosotros?
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Hace poquito leí un estudio sobre las noticias que los medios de comunicación pasan sobre nosotros, las chicas y los chicos. Para eso revisaron diarios, revistas y programas televisivos. Les cuento algunas de las conclusiones que sacaron: Muchas noticias sobre la niñez se refieren a situaciones de violencia, a accidentes, a robos de chicos y chicas.
Otras noticias tratan de presentar siempre las situaciones de miseria y de dolor en que viven muchos niños, niñas y adolescentes de nuestra edad o más chicos, como los que están abandonados en las calles. Algunas noticias vienen cargadas de sensacionalismo, es decir, nos presentan como si fuera la noticia más importante, más cargada de horror. Y para todo eso ponen como argumento que es necesario mostrar las cosas con crudeza, así la gente se entera y reacciona contra tales situaciones. El estudio incluyó también algunas reflexiones para quienes hacen noticias sobre nosotros, para hacerles ver cómo aparecemos: utilización de los niños y las niñas como parte de una imagen de beneficencia; excesiva particularización de los problemas; la denuncia como casi el único aporte a una situación; la individualización extrema que lleva a perder el contexto de los problemas. Otra de las cosas que leí en el documento que les estoy comentando, y que me llamó mucho la atención, es la siguiente:
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"La ausencia de los niños y los jóvenes, se habla de ellos pero no con ellos. Los niños siguen siendo los grandes ausentes de la prensa". Esto último me pareció muy importante:
“Los niños siguen siendo los grandes ausentes en la prensa. Hay viejas y ricas experiencias en el campo del periodismo infantil que podrían ser recuperadas por los medios impresos, radiales y televisivos. Pero además es posible inte grar a muchos de los mensajes las voces de los chicos y las chicas. Esto se hace en muy pocas ocasiones y casi siempre para recoger expresiones de quienes más sufren por causas de la miseria o del abandono. No descartamos esa práctica, siempre que la misma no sea hecha para insistir en el asisten cialismo o en el sensacionalismo. Pero puede abrirse el espacio también a otras voces, a otros temas. Casi siempre la información se centra en la percepción del adulto, cuando los niños y las niñas tienen mucho que decir y aportar”. Aquí es donde podemos pensar en lo que significaría una mayor cantidad de buenas noticias sobre niños, niñas y adolescentes. Porque no todo lo que nos pasa es malo, también hacemos muchas cosas lindas.
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¿Cómo aparecemos en las noticias?
Te has preguntado alguna vez ¿cuántas veces aparecemos en los noticieros o en los diarios? Es posible que ninguna. En eso me he entretenido más de una vez, en ver si somos dignos de ser incluidos en la información y cómo nos incluyen.
Antes de hablar de las buenas noticias, me gustaría proponerles un ejercicio para que ustedes observen los noticieros, los diarios o las revistas que llegan a sus casas. Lo importante es que ustedes analicen por su cuenta las noticias para reconocer cómo los chicos y las chicas aparecemos en ellas.
Pas 1 Observen o escuchen un noticiero para ver cuántas veces aparecen noticias sobre niños, niñas o adolescentes, y sí se nos toma en cuenta en las otras noticias.
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Pas 2 Cuando encuentren alguna noticia, vean de qué trata, cuánto tiempo o espacio le dedican, cómo nos muestran, qué dicen de nuestra situación.
Pas 3 Reflexionen sobre lo que encontraron y saquen sus propias conclusiones. Mis amigos, amigas y yo, cuando realizamos este ejercicio llegamos a la conclusión de que a veces aparecemos, pero como si todo lo que hubiera que decir se centrara en un solo caso, como si pasara eso de manera aislada de lo que sucede en la familia de un niño o una niña, en su barrio, en la sociedad. Y si nos quedamos sólo en un caso no podremos entender el todo, el contexto en que se produce algo. Lo más importante es que ustedes analicen las noticias por su cuenta para reconocer cómo los chicos y las chicas aparecemos en ellas.
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Malas, muy malas noticias
El grupo de amigos y amigas del barrio, nos fuimos un día a visitar un periódico y hablamos con el jefe de redacción. Le sugerimos que debían incluir buenas noticias, porque hay mucho que decir sobre las cosas que hacemos los chicos y las chicas para construir un mundo mejor. El periodista nos contestó: "Esa no es tarea nuestra, las buenas noticias no son noticias".
¡Imagínense! ¡Sólo es noticia lo que significa un problema para la gente, como la guerra, los robos, los crímenes, la corrupción, la miseria, los terremotos, las inundaciones, los incendios, los accidentes…! En realidad, si uno analiza cualquier noticiero, diario o revista dedicados a dar información, se encuentra con que la mayor cantidad de las noticias son malas noticias. Y, encima, las que más aparecen son aquéllas en las cuales figura algún acto de violencia. Como si todo lo que pasa en una sociedad (en cualquiera, la mía, la de ustedes) fuera sólo malo y sólo violento. Y no me estoy refiriendo sólo a lo que hacen cuando nos muestran a los niños y niñas, sino a cualquier persona, de cualquier edad. Porque si en los noticieros somos minoría, en el sentido en que apenas si aparecemos en ellos, lo cierto es que cuando hablan de los jóvenes y de los adultos, es también para mostrarlos casi siempre en situaciones de violencia.
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Con los jóvenes, y también con niños como los llamados "de la calle", llegan a ensañarse por la manera en que los hacen aparecer, como si fueran causantes de todos los males de la sociedad provocados por la violencia. Un adulto puede hacer algo terrible, y entonces le sacan una información. Pero cuando es un joven, el escándalo y el sensacionalismo son mucho mayores. Anduve preguntando por esa palabra, "sensacionalismo"; el diccionario dice: "tendencia a causar sensación, información sensacionalista". Es decir, una información hecha de tal manera que terminamos impactados por ella, nos provoca sensaciones de rechazo, de hostilidad, de rabia.
¡A contar noticias!
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El ejercicio que les propongo ahora es muy fácil de hacer, pero deja mucho para pensar.
Pas 1 Se trata de elegir un diario, un informativo radiofónico, un noticiero televisivo… lo que consideren más importante para ustedes.
Pas 2 Si por ejemplo, eligen un diario, pueden tomar las cinco primeras páginas para ver cuántas malas noticias aparecen y cuántas buenas. A eso se le puede agregar otros análisis, como por ejemplo el tamaño de cada noticia en centímetros, los títulos, nuestra presencia, chicas, chicos y jóvenes. Si es un programa de radio, lo mismo, pero en él se trata de ver las cosas en relación con el tiempo. Cuántas noticias y qué tiempo se le dedica a cada una. Para hacer un buen análisis, pueden grabar el programa en un casete.
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Y, en el caso de la televisión, no sólo contar y ver las buenas y las malas noticias y si aparecemos y cómo, sino también mirar qué imágenes colocan, para ver de qué manera se insiste en las malas noticias. Es un ejercicio fácil, pero que nos acostumbra a observar los noticieros y la información impresa prestando atención a los detalles de cómo se construyen estos mensajes dedicados a pasarnos información.
¿Y las buenas noticias, para cuándo?
En mi barrio hemos organizado un club dedicado a cuidar el medio ambiente. Hemos plantado árboles en la plaza, tratamos de que la gente no tire basura en los espacios públicos, tenemos un diario que sale cada quince días, con notas hechas por nosotros, hemos escrito a las empresas de buses que pasan echando humo y hasta hemos parado a algunos para que traten de solucionar ese problema.
Hace unos días, por nuestra organización y por nuestro enfrentamiento con las empresas de buses, vinieron unos periodistas y nos hicieron una nota para el diario. Ésta salió la semana pasada. Estamos muy contentos, porque
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gracias a esa buena noticia nos han venido a ver de otros barrios para conocer cómo nos organizamos. Mi papá, que siempre se queja de las malas noticias, me dijo con una sonrisa: "por fin una buena noticia". Pero no vayan a creer que nuestro club es el único que podría dar lugar a buenas noticias. Porque por todas partes hay chicos y chicas que, como nosotros, hacen cosas lindas. Pienso en los clubes de lectura, en los grupos que van a los asilos a leerles a los abuelos; en las asociaciones vecinales y las cooperativas que incluyen programas para nosotros y nosotras, como deportes, música, baile, dibujo, excursiones; en muchísimos actos de solidaridad con los demás, que se cumplen con la participación de los chicos. Y sucede que, habiendo tanta cantidad de buenas experiencias, de buenas noticias, la nota que nos hicieron en el diario fue una verdadera excepción. Porque, de lo que me acuerdo, hacía meses que no salía nada referido a los chicos. Me gusta mucho conocer esas experiencias positivas que hacemos los chicos, las chicas y los jóvenes. Somos todos capaces de participar y de aportar a la comunidad, no somos sólo una excusa para conseguir sensacionalismo y mucho menos una parte peligrosa de la sociedad, como se empecinan algunos medios en mostrarnos.
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En realidad, hay muchas buenas noticias a las cuales no les prestamos atención. Mi papá dice que estamos demasiado acostumbrados a ver sólo lo malo, y que no le prestamos atención a tanta cosa buena que existe. Me parece que además de hacer algo bueno, podemos también darlo a conocer, para de esa manera conocernos entre nosotros. En eso no se puede discutir el valor que tienen los medios de comunicación. Porque si bien en mi club tenemos el periódico, cuando salimos en el diario se enteró casi todo el país. No quiero ser injusto con todo lo que he dicho de los medios de comunicación. En mi barrio hay una radio comunitaria, de la municipalidad, que transmite casi todo el tiempo programas dedicados a mostrar las buenas noticias. Nosotros hemos ido varias veces a hablar a través de sus micrófonos y también lo han hecho, y lo hacen, representantes de cooperativas, de escuelas, de iglesias, de clubes de madres. Es muy lindo escuchar a nuestros vecinos, a nuestros conocidos a través de la radio.
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¡A contar buenas noticias!
El trabajo de periodista es muy lindo, sobre todo si lo hacemos nosotros y si nos dedicamos a contar buenas noticias. En mi escuela trabajamos con diarios, aprendemos a ver noticias y a hacer entrevistas, a bus car información y a redactar.
El ejercicio que les propongo es muy bueno para practicar como comunicadores de su comunidad. ¡A contar buenas noticias! Eso significa, en primer lugar, ubicar las experiencias positivas que se viven en el mundo que nos rodea. En cuanto se pongan a analizar, verán que son muchas y muy hermosas. Supongamos un comedor escolar, un club de madres, una cooperativa, una asociación en apoyo a los ancianos, un club de lectura, una biblioteca popular, un proyecto para cuidar el medio ambiente, un movimiento a favor de la paz y de la no violencia… entre muchas otras posibilidades.
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Pas 1 Tanta acción positiva merece ser conocida y para eso estamos los chicos y las chicas.
Pas 2 Es cuestión de organizarnos como un equipo que busca experiencias buenas para convertirlas en buenas noticias.
Pas 3 Para eso hace falta conocer lo que ha venido sucediendo.
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Pas 4 Entrevisten a la gente que ha hecho posible tal o cual experiencia, busquen información sobre lo que han hecho y piensan hacer.
Pas 5 Luego, armen una "nota" o información que podrán hacer según el medio en el cual la pasarán.
¿Qué no hay ningún medio dispuesto a pasarla? Tengo que decirles que no es así, que siempre hay un medio, aunque sea una pared pintada para mostrar lo hermoso de la experiencia. O un periódico como el que hacemos nosotros en nuestro club, o una obra de teatro o de títeres, o una visita a la escuela para contar lo que conocimos y vivimos.
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Lo importante es sacar a la calle las buenas noticias, que ya de malas estamos inundados cada día. Y sacarlas muchas veces, porque con una no alcanza. Si tenemos tantas experiencias hermosas, podemos crear una corriente, como un río, de buenas noticias. ¡Adelante!
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