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ISSN 1989-1520
Nº 24 – SEPTIEMBRE 2010
SECCIÓN: PEDAGOGÍA Y DIDÁCTICA
EVALUACIÓN COMO MEDIO EN EL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE. AUTORA: Inmaculada Fernández Fernández. DNI: 48937600V ESPECIALIDAD: EDUCACIÓN PRIMARIA
1. INTRODUCCIÓN
En los últimos diez años ha ido incrementándose paulatinamente la preocupación del profesorado por conocer y desarrollar modelos y sistemas de evaluación más formativos y pedagógicos, que superen los modelos más tradicionales de evaluación-calificación, basados, fundamentalmente, en la realización de pruebas, test, controles y exámenes, habitualmente con una finalidad principalmente sumativa, cuando no únicamente calificativa. La evaluación es un componente del proceso de enseñanza-aprendizaje, forma parte de la dinámica que desde los inicios de cada actividad docente está determinada por la relación objetivo-contenido-método; no es un complemento ni elemento aislado. Cada maestro debe tener presente que lo más importante no es evaluar, ni hacerlo con la calidad requerida, lo más importante es saber cuáles son los propósitos en la dirección del proceso de enseñanzaaprendizaje, qué aspectos para el desarrollo de los alumnos son necesarios potenciar y en qué momento de la clase, curso o etapa es más propicio considerarlo para que se traduzca en aprendizaje.
Cuando en el contexto escolar hacemos referencia a la evaluación, generalmente pensamos en los alumnos, en qué aspectos del sistema de conocimientos es necesario profundizar, qué saberes han acumulado y cómo los exteriorizan, con la intención de comprobar cuál ha sido su rendimiento sin tener en cuenta otros factores que influyen considerablemente, ajenos a su voluntad, y que conducen a recrear situaciones fragmentadas, muy desvinculadas de la realidad, que alejan a la escuela del verdadero ideal social al que debe aspirar en la formación de las nuevas generaciones.
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Evaluar es atribuir valor a las cosas, es afirmar algo sobre su mérito. Se evalúa para comprender, alcanzar un cambio y mejorar.
La evaluación debe basarse en prácticas cuya finalidad es comprobar lo que el alumnado sabe. Se trata de valorar las adquisiciones que se han realizado, ya que la evaluación es parte consustancial del proceso de enseñanza-aprendizaje y uno de sus objetivos es el de informar a los agentes educativos de los avances que se van logrando para reafirmarse en la aproximación que se está poniendo en práctica o para ayudar a reformular ésta introduciendo los cambios necesarios.
Esto significa que la evaluación es una parte del proceso de enseñanza y aprendizaje que ha de estar referida a todos los elementos que intervienen en el proceso de enseñanzaaprendizaje, no es sólo el alumno/a el objeto de evaluación sino que lo son todos los agentes educativos, puesto que la evaluación es un instrumento que sirve al profesor, al centro y a la administración, incluyendo así mismo, recursos, metodología y materiales utilizados. Se concibe como un proceso continuo que valora los procesos y los resultados.
Desde esta perspectiva, la evaluación significa valorar el proceso de enseñanza-aprendizaje en su conjunto y modificar éste para adaptarlo a las necesidades que vayan surgiendo. 2. REFLEXIONES EN EVALUACIÓN EDUCATIVA Como dice Stenhouse (1984), "para evaluar hay que comprender. Cabe afirmar que las evaluaciones convencionales del tipo objetivo no van destinadas a comprender el proceso educativo. Lo tratan en términos de éxito y de fracaso". En su opinión, "el profesor debería ser un crítico, y no un simple calificador". Actuando como crítico y no sólo como calificador, la valiosa actividad desarrollada por el profesor y los estudiantes tiene en sí niveles y criterios inminentes y la tarea de apreciación consiste en perfeccionar la capacidad, por parte de los estudiantes, para trabajar según dichos criterios, mediante una reacción crítica respecto al trabajo realizado. En este sentido, la evaluación viene a ser la enseñanza de la autoevaluación». La evaluación es el medio menos indicado para mostrar el poder del profesor ante el alumno y el medio menos apropiado para controlar las conductas de los alumnos. Hacerlo es
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síntoma de debilidad y de cobardía, mostrándose fuerte con el débil, además de que pervierte y distorsiona el significado de la evaluación. Como señala Peters, "el éxito del que enseña sólo puede definirse a partir del éxito del que aprende". En el mismo sentido, Cronbach, recoge en una de sus tesis sobre evaluación que "el evaluador es un educador; su éxito debe ser juzgado por lo que otros aprenden".En la medida en que un sujeto aprende, simultáneamente evalúa: discrimina, valora, critica, opina, razona, fundamenta, decide, enjuicia, opta... entre lo que considera que tiene un valor en sí y aquello que carece de él. Esta actividad evaluadora, que se aprende, es parte del proceso educativo, que como tal es continuamente formativo. Si la evaluación no es fuente de aprendizaje, queda reducida a la aplicación elemental de técnicas, reduciendo u ocultando procesos complejos que se dan en la enseñanza y en el aprendizaje. La evaluación educativa es aprendizaje y todo aprendizaje que no conlleve autoevaluación de la actividad misma del aprender, no forma.
3. FUNCIÓN DE LA EVALUACIÓN
La evaluación tiene fundamentalmente la necesidad de saber si los estudiantes realmente están adquiriendo los conocimientos, competencias, actitudes y valores necesarios para desempeñarse con éxito en la sociedad y para convivir armónicamente en comunidad.
La evaluación cumple o puede cumplir según las variedades, circunstancias o contextos diversas funciones, entre las más relevantes podemos señalar las siguientes:
Diagnóstico: Permitirá ajustar la acción educativa a las características de los alumnos a su situación. Comprobación: El resultado de las actividades se hacen a través de la evaluación. Comunicación y Diálogo: La comunicación tiene repercusiones psicológicas. Se da un diálogo entre evaluador y evaluados. Información y Orientación: La evaluación proporciona información y se retroalimenta la práctica, permitiendo la orientación del aprendizaje y enseñanza. Comparación: La evaluación adquiere una dimensión comparativa. Motivación: La evaluación puede ser un proceso provocador del interés y estímulo.
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Selección y Jerarquización: La evaluación permite seleccionar a los alumnos y es una tarea jerárquica en la que el maestro detenta el poder sobre los alumnos.
Su función esencial es valorar las situaciones, procesos y resultados y adoptar decisiones proporcionando información (profesorado / familias /alumnado). En cuanto al profesorado se intenta perfeccionar su práctica docente, reajustar el proceso de enseñanza, aprendizaje, etc. A las familias facilitarles información, incrementar la colaboración, etc. Al alumnado determinar la evolución experimentada por el alumno, tomar decisiones, etc.
En resumen, las evaluaciones sirven para: •
Informar a la opinión pública sobre la calidad educativa y generar cultura social de la evaluación.
•
Proporcionar información para investigación aplicada sobre impacto de variables sociales y escolares sobre el aprendizaje y los tipos de intervenciones más efectivos.
•
Identificar áreas o unidades prioritarias de intervención focalizada para garantizar igualdad de oportunidades.
•
Motivar mejoras y logros, vía la comparación o emulación.
•
Identificar deficiencias en los resultados de los sistemas educativos y movilizar apoyo público para intervenciones alrededor de metas claras de aprendizaje.
•
Devolver información a escuelas y maestros para análisis y planes de mejoramiento.
•
Brindar a padres información para evaluar y controlar calidad.
•
Contribuir a establecer o monitorear estándares de calidad.
•
Certificar el dominio de competencias por estudiantes que finalizan un determinado nivel de enseñanza.
•
Seleccionar a estudiantes, escuelas o jurisdicciones para incentivos y acceso a programas.
•
Evaluar impacto de políticas, innovaciones o programas específicos.
•
Retroalimentar el currículo y los planes de estudio.
•
Realizar estudios de costo-beneficio que orienten decisiones sobre distribución de recursos.
•
Contar con argumentos para gestión de presupuesto o justificar cambios en orientaciones.
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Analizar el peso del factor docente en los aprendizajes e influir en la formación, capacitación y desempeño de los maestros. Así como también, para establecer un sistema de incentivos
•
Promover una responsabilidad efectiva de todos los actores involucrados en los procesos educativos, incluyendo a los propios estudiantes.
4. DIFERENTES TIPOS DE EVALUACIÓN
La orden de 1 de febrero de 1.993 sobre evaluación en Andalucía nos comenta que la evaluación de los alumnos/as será global, continua y formativa:
- Global; por cuanto deberá referirse al conjunto de capacidades expresadas en los objetivos generales.
- Continua; considerándose un elemento inseparable del proceso educativo, mediante el cual del maestro/a recoge permanentemente información sobre el proceso de enseñanzaaprendizaje.
- Formativa: proporcionando una información constante que permitirá mejorar tanto los procesos como los resultados de la intervención educativa.
Hay diversos tipos de evaluación y cada uno de ellos nos va a aportar una faceta diferente de la realidad dependiendo del cómo, qué y cuándo evaluar.
A continuación se han seleccionado los tipos de evaluación más presentes en la práctica del profesorado con el objetivo de aclarar los términos y dotarnos de significados comunes.
Evaluación inicial: Es necesario adecuar nuestra intervención a los conocimientos que nuestro alumnado trae consigo y por tanto, es imprescindible realizar una evaluación inicial para conocer éstos y actuar en consecuencia.
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En este tipo de evaluación tiene especial relevancia el planteamiento inicial de este documento en el que se constataba la necesidad de conocer expresamente lo que el alumnado sabe, no lo que aún no ha adquirido. Es preciso insistir en ello porque la tradición de la que venimos es muy dada a plantear exámenes para poner de manifiesto lo que no se ha aprendido. Lo que aquí se plantea es una nueva mirada, se trata de utilizar todas las herramientas que se posean para comprobar todo aquello que el alumnado trae consigo.
Esta evaluación inicial es clave en todos los niveles educativos para situar al profesorado en la realidad de sus alumnos y alumnas y, partiendo de ésta, organizar su práctica educativa. Evaluación formativa: Tiene como objetivo ayudar a “formar” esos ciudadanos y ciudadanas libres, competentes, autónomos y responsables que es el objetivo básico de éste y todos los sistemas educativos. Así, la evaluación se convierte en instrumento de “formación” dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. Los resultados que se vayan obteniendo a lo largo de la evaluación continua informan a todos los agentes sobre el proceso y sirven para que se tomen decisiones con respecto a éste: permiten saber el grado de consecución de los objetivos, las áreas de mayor dificultad, los logros obtenidos, y cómo se va evolucionando con respecto al punto de partida que es lo que se había recogido en la evaluación inicial.
Todas las personas aprenden cuando son conscientes de haberlo hecho. Una evaluación que desee ser formativa ha de ayudar a hacer conscientes los aprendizajes que se han llevado a cabo a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje en el tiempo asignado para ello. Evaluación individualizada, continua y global: Para que la evaluación sea eficaz tiene que ser individualizada, continua y global. La evaluación individualizada nos proporciona información sobre todos y cada uno de los alumnos y alumnas en particular. Una evaluación individualizada nos permite ver los logros de cada alumno/a, su momento de desarrollo, sus éxitos y fracasos y, además, sirve para marcar pautas para apoyar la continuidad del proceso. En las intervenciones educativas que se diseñan para el alumnado de un grupo en concreto hay siempre propuestas específicas de apoyo para quienes lo necesitan, de refuerzo para unos/as, de ampliación para otros/as; sin embargo, pocas veces se hacen pruebas de evaluación diferenciadas a pesar de la diversidad. Es necesario adecuar los instrumentos de evaluación a la realidad concreta de
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cada alumno/a para que los resultados que se obtengan den información sobre el desarrollo del proceso educativo y no se quede en medir lo que no ha aprendido.
Asimismo, es preciso realizar una evaluación continua del proceso de enseñanza-aprendizaje porque, el conocimiento del momento en que se encuentra cada una de las personas participantes nos va a permitir adecuarnos a las necesidades particulares de cada uno/a para modificar o continuar nuestra intervención y porque se trata de un proceso cambiante que va a pasar por diferentes estadios y en el que influyen infinidad de factores, ajenos algunos de ellos al ámbito escolar. Conviene, por tanto, hacer un seguimiento constante para detectar los momentos en que alguna intervención específica es necesaria y aquellos en los que se constatan logros y adquisiciones para tener una idea del proceso por el que se ha pasado y plasmarlo en la evaluación final.
La evaluación global considera a la persona en su totalidad y cuenta con las aportaciones de cuantos agentes participan en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Todo el profesorado interviene desde cada área y la puesta en común de todos ellos se tiene en cuenta para apoyar los avances del alumnado.
Evaluación final: La necesidad de realizar una evaluación final de la intervención no es sólo conveniente, es fundamental y prescriptiva pero no debe limitarse solamente a los resultados obtenidos por el alumnado, sino que es necesario incluir todos los agentes que han participado, el contexto en que se ha desarrollado y los recursos empleados. Además no se puede entender una evaluación final que no tenga en cuenta el proceso que se ha llevado a cabo a lo largo de todo el curso o de la etapa, según lo que se trate de evaluar, y es fundamental que se informe de los resultados obtenidos a lo largo de éste para decidir los finales.
A menudo se confunde evaluación final como juicio emitido sobre promoción o no promoción. Conviene separar los dos conceptos porque una evaluación negativa no siempre significa repetición; del mismo modo que una positiva, no debe implicar promoción automática. La evaluación informa sobre el proceso que se ha llevado a cabo y la promoción o no promoción depende de criterios.
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Evaluación cuantitativa y evaluación cualitativa: Tradicionalmente se ha establecido una dicotomía entre evaluación cuantitativa y cualitativa. La primera, valorada por su supuesta objetividad y denostada por su carácter inflexible y restrictivo y, la segunda, por su aproximación más global y humanística y, a su vez, despreciada por su falta de rigor. Los ejemplos más extremos de ambas son, en el primer caso, el típico examen final que no tiene en cuenta lo que ha ocurrido durante el curso y, en el segundo, la opinión basada en percepciones personales y observaciones sin pautas y sin instrumentos.
Entre estos dos ejemplos extremos, hay un gran número de posibilidades que parecen más adecuadas y, en cualquier caso, parece absurdo mantenerse en un tipo de evaluación u otra cuando es evidente que ambas se complementan: un buen test objetivo debe completarse con observaciones rigurosas, exhaustivas y documentadas de lo que ocurre en clase, de los avances experimentados desde el punto de partida, del esfuerzo, la participación, etc.
5. ¿QUIÉN EVALÚA?
Si bien es cierto que el maestro/a es un elemento determinante en la evaluación del alumnado, se están planteando diversas estrategias donde los estudiantes también pueden participar en esta importante fase del proceso de enseñanza-aprendizaje (López e Hinojales, 2005):
- “Autoevaluación”: Se entiende por autoevaluación la evaluación que una persona realiza sobre sí misma o sobre un proceso y/o resultado personal. - “Coevaluación”: Normalmente el concepto de coevaluación se utiliza para referirse a la evaluación entre pares, entre iguales, es decir el alumno/a evalúa a otro alumno/a. Habitualmente se refieren a tareas individuales, pero... desde el mismo momento en que en nuestras clases trabajamos con actividades por grupos (más o menos numerosos), los procesos de autoevaluación y coevaluación también pueden/deben ser grupales. - “Heteroevaluación”: cuando es el maestro el que evalúa al alumno/a.
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6. CONCLUSIÓN
Como hemos podido comprobar a lo largo de este artículo la evaluación es un elemento clave en el proceso de enseñanza- aprendizaje que se entiende como una actividad básicamente valorativa e investigadora.
La evaluación no es un fin de la educación, más bien es un medio que permite obtener información para orientar el proceso educativo. Por tanto, la evaluación debe adaptarse a situaciones reales de un curso, un alumno/a, un nivel, un lugar… Ya que sólo esto puede hacer de la evaluación un proceso eficaz que cumpla con los objetivos para los que fue planeada. Todas las herramientas tienen sus ventajas y desventajas, y los docentes podrán evaluarlas para hacer un uso óptimo de ellas. Es conveniente utilizar tanto las herramientas tradicionales como las evaluaciones alternativas para, así aprovechar lo positivo de cada una (López e Hinojosa, 2006).
Evaluar en la escuela primaria no es en modo alguno, clasificar grupos o alumnos de acuerdo con sus posibilidades, ni dar una calificación para buscar una relación proporcional entre el juicio de valor y los conocimientos adquiridos: todo aprendizaje está avalado por resultados cualitativos que van evolucionando a través de diferentes momentos del desarrollo, en la dinámica de la interacción con los demás sujetos, en la comprensión más profunda de los resultados que alcanza y en sus causas para orientarse perspectivamente hacia estadios más cualitativos de autoaprendizaje.
Para concluir, decir que “la evaluación del sistema educativo se orienta a la mejora permanente del mismo y el aprendizaje satisfactorio y relevante del alumnado que contribuya al éxito escolar de éste” (Ley de Educación de Andalucía).
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7. BIBLIOGRAFÍA IBAR, G. Mariano (2002): Manual general de evaluación. Madrid. España. Ediciones Octaedro. 2002. JORBA,J. y SANMARTÍN,N. (1993) “La función pedagógica de la evaluación”. En Aula , 20 (20-30) Monográfico “La evaluación en el proceso de Enseñanza-aprendizaje” . Ed. Graó. Barcelona. JUNTA DE ANDALUCÍA (2007 b). Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se establece la ordenación de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de educación primaria en la Comunidad Autónoma de Andalucía. LÓPEZ e HINOJOSA (2005): Evaluación del aprendizaje. Alternativas y nuevos desarrollos. Sevilla. SANTOS GUERRA, Miguel (1993): La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Málaga Granada, Ediciones Aljibe, 1993.
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