SALMOS 124 al 131. cuando se levantaron contra nosotros los hombres, 3 vivos nos habrían tragado entonces,

LFV 666 SALMOS 124 al 131 Continuamos hoy, amigo oyente, en este peregrinaje que hemos comenzado en el Libro de los Salmos. Estamos estudiando en est

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LFV 666 SALMOS 124 al 131

Continuamos hoy, amigo oyente, en este peregrinaje que hemos comenzado en el Libro de los Salmos. Estamos estudiando en este momento los Salmos Peregrinos. Esta serie abarca desde el Salmo 120, hasta el 134. El Salmo 124 es en realidad un Salmo histórico. Así como el Salmo 123 fue llamado “el ojo de la esperanza”, este Salmo 124 es el ojo del pasado, y repasa la historia de la misericordia de Dios hacia ellos en el pasado. En los versículos 1 al 3, de este Salmo 124, leemos: 1

De no haber estado el Señor por nosotros, diga ahora Israel, 2 de no haber estado el Señor por nosotros, cuando se levantaron contra nosotros los hombres, 3 vivos nos habrían tragado entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros.

Al mirar los israelitas a su historia pasada, era evidente que Dios había actuado en sus vidas, haciendo posible que subieran a Jerusalén para adorar. Por lo tanto estaban expresando su gratitud a Dios. Y en el versículo 4, leemos: 4

Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;

Ésas podrían ser las aguas del Mar Rojo, las aguas del Río Jordán o las aguas de las circunstancias en las cuales ellos se encontraron muchas veces. Así es que el salmista dijo en los versículos 6 y 8:

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¡Bendito sea el Señor, que no nos dio por presa a los dientes de ellos! 8 Nuestro socorro está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Ellos sabían que era Dios quien les había ayudado, y por ello estaban adorando al Creador. Llegamos ahora al

SALMO 125

Los peregrinos tenían a la vista el Monte Sion, lo cual era un estímulo para el futuro. Y en cuanto a nosotros, creemos que podemos actualizar estas palabras y decir, junto con el apóstol Pablo en Filipenses 1:6: “Estando persuadidos de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Para aquellos peregrinos, este Salmo fue una “canción de seguridad” y era, además, una predicción de la restauración nacional de los israelitas. Leamos el versículo 1 de este Salmo 125: 1

Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que no se mueve, sino que permanece para siempre.

Estos peregrinos habían venido a ese lugar procedentes de todas partes de su tierra, y más allá de ella. Al acercarse veían las montañas de Judea. Y entonces veían los montes alrededor de Jerusalén, y después podían contemplar al monte Sion. Ya podían ver claramente la ciudad. Notemos lo que dice el versículo 2, de este Salmo 125: 2

Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así el Señor está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.

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Este es un hermoso Salmo, que contiene la grata certeza de que todos aquellos que ponen su confianza en el Señor son como el Monte de Sion, que nunca cambia, porque es inconmovible y eterno. Esta enseñanza nos transmite confianza, seguridad y esperanza. Y llegamos ahora al:

SALMO 126

Es una canción que expresa alegría después del regreso del cautiverio en Babilonia. Dice el versículo 1: 1

Cuando el Señor hizo volver de la cautividad a Sion, fuimos como los que sueñan.

El hecho de que fueran capaces de regresar a Jerusalén era demasiado bueno para ser cierto. Parecía un sueño, no podían creerlo. Escuchemos lo que dice aquí el versículo 2 del Salmo 126: 2

Entonces nuestra boca se llenó de risa y nuestra lengua de alabanza. Entonces decían entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho el Señor con éstos!

Entonces, ellos querían dar un testimonio al mundo. Por ello dijeron lo que leemos en el versículo 3: 3

¡Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros! ¡Estamos alegres!

El remanente de Israel que había regresado a su tierra después del

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cautiverio en Babilonia no agota el significado de este salmo, que mira anticipadamente a la restauración de este pueblo cuando su Mesías, el Señor Jesucristo regrese. Leamos entonces los versículos 4 al 6: 4

¡Haz volver nuestra cautividad, Señor, como los arroyos del Neguev! 5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. 6 Irá andando y llorando el que esparce la preciosa semilla, pero al volver vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.

EL Dr.Gaebelein comentó lo siguiente a la conclusión de este Salmo: “Es hermoso el final de este Salmo profético. En primer lugar debemos pensar que Aquel que vino en humildad y sembró Su preciosa semilla con lágrimas, nuestro Señor Jesucristo. . . Sólo Su Padre supo las muchas lágrimas que derramó en Su presencia en sus oraciones privadas. . . Y es perfectamente apropiado aplicar también este salmo a nosotros. ¡Así que lloremos y esparzamos la semilla!” Hasta aquí la cita. Llegamos así al:

SALMO 127

El tema principal destaca la vanidad de edificar sin Dios. Es otro gran Salmo para los peregrinos. Es un crescendo poderoso. Llegamos aquí a la cumbre de los Salmos. Al llegar a la zona del templo y al Monte de Sión en Jerusalén, nos encontramos en la cima más alta. Pero este Salmo nos lleva a los lugares celestiales. Este Salmo es aplicable a nuestro tiempo y revela una dependencia completa de Dios. La inscripción del Salmo, “Cántico gradual; para Salomón” no aparece en la Septuaginta (versión del Antiguo Testamento en griego). Algunos sostienen que la expresión “amado” se refiere a Salomón, pero el hijo de

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David mencionado aquí no es Salomón, y no es otro que el Señor Jesucristo mismo. Leamos los versículos 1 y 2 de este Salmo 127: 1

Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. 2 Por demás es que os levantéis de madrugada y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores, pues que a su amado dará Dios el sueño.

La expresión “en vano” se utiliza 3 veces (la última equivale a “por demás” en el v. 2) Estimado oyente, todo es en vano, a menos que Dios esté en ello. Todo depende de Él y de Sus bendiciones. Un antiguo proverbio alemán dice: “Todo depende de la bendición de Dios”. Sería muy positivo mirar a todo lo que nos rodea desde este punto de vista. El Señor Jesucristo dijo en Mateo 6:31 al 34: “31No os angustiéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?, 32porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. 33Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal.” En este Salmo encontramos una referencia a los hijos. Cuando el peregrino iba a Jerusalén llevaba consigo a su familia para que adorase con él. Leamos ahora el versículo 3: 3

Herencia del Señor son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.

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Aquí tenemos al peregrino, a su esposa y a sus hijos, todos ellos estaban presentes en Jerusalén para darle las gracias a Dios. Y finalmente, los versículos 4 y 5 dicen: 4

Como saetas en manos del valiente, así son los hijos tenidos en la juventud. 5 ¡Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos! No será avergonzado cuando hable con los enemigos en la puerta.

Otra versión traduce el versículo 5 de la siguiente manera: “Dichosos los que llenan su aljaba con esta clase de flechas. No serán avergonzados por sus enemigos cuando litiguen con

ellos en los tribunales.” Sus hijos

defenderían al peregrino. El verse rodeado por ellos era reconfortante para él. Llegamos ahora al

SALMO 128

Se podría titular: “Hogar dulce hogar”. Martín Lutero lo llamó: “Canción de bodas”. Aquí se describe la vida de una familia feliz. Y aquí tenemos la invocación de la bendición del Señor. Tenemos ante nosotros la imagen que Dios muestra de una familia feliz, y tomemos nota del fundamento. Leamos el primer versículo, que dice: 1

Bienaventurado todo aquel que teme al Señor, que anda en sus caminos.

¿Qué hace feliz a una familia? ¿Qué fundamento debe colocarse? Yo sé que en el presente existen toda clase de conferencias para la familia, especialmente para la familia joven. Los miembros de la misma tienen que

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adoptar ciertos métodos y adaptarse a ciertos procedimientos.

Pero,

estimado oyente, usted nunca puede tener un hogar feliz mientras no haya un temor reverente del Señor en ese hogar, hasta que los integrantes de la familia vivan día a día transitando por los caminos de la voluntad del Señor. Si estas condiciones espirituales no se cumplen, todas las demás sugerencias, sean de carácter psicológico o administrativo, serán ineficaces y sólo servirán para maquillar una situación de falta de unidad y conflictos. Notemos lo que dice el versículo 2, de este Salmo 128: 2

Cuando comas el trabajo de tus manos, bienaventurado serás y te irá bien.

En aquel caso concreto, parece que el marido trabajaba y proveía lo suficiente para las necesidades de la familia. Y el versículo 3, dice: 3

Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos, como plantas de olivo alrededor de tu mesa.

Si existe un altar familiar, aquí lo tenemos ante nosotros. No nos agrada la manera en que algunas familias desarrollan el altar de su vida devocional. La reunión familiar suele celebrarse bajo el signo de la prisa. Se leen algunos versículos de la Biblia y luego cada uno se dirige lo más rápidamente posible a sus ocupaciones. Casi no hay tiempo para orar ni reflexionar en lo que se ha leído. Alguien podría alegar que cada miembro de la familia se encuentra presionado por el factor tiempo y sus propias responsabilidades en una sociedad cuya vida se desarrolla a gran velocidad, especialmente en las comunidades urbanas. Por supuesto que hay que quitar tiempo de alguna parte, por ejemplo, al descanso para no perjudicar

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la vida devocional. ¿Qué diremos del tiempo que se le quita al descanso nocturno por el excesivo tiempo dedicado a la televisión? Este Salmo nos ofrece una imagen especial: los miembros de la familia se reúnen alrededor de la mesa. Y cada uno de ellos contribuye al bienestar de los demás. Notemos lo que dice el versículo 4: 4

Así será bendecido el hombre que teme al Señor.

Uno no puede evadirse de esta verdad, que constituye el fundamento espiritual de la familia. Se trata de la relación del hogar y de sus miembros con Dios. A no ser que haya ese temor reverencial de Dios y una actitud de obediencia hacia Él, no habrá un hogar feliz. Los niños se dan cuenta si sus padres aman al Señor, si le sirven, si le obedecen y si Él es importante en sus vidas. Y cuando ese fundamento exista y sea una realidad diaria, entonces le sorprenderá a usted ver cuántos problemas del hogar, simplemente, van a ocupar el lugar que les corresponde, y se solucionan por sí mismos. Ahora, en los versículos 5 y 6, de este Salmo 128, leemos: 5

¡Bendígate el Señor desde Sión, y que veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, 6 y que veas a los hijos de tus hijos! ¡La paz sea sobre Israel!

Hay una declaración interesante que se ha hecho en referencia a este Salmo. Dice: “Antes de la caída, el paraíso fue el hogar del hombre. Después de la caída, el hogar fue el paraíso del hombre”. Y, estimado oyente, el hogar puede ser el paraíso o todo lo contrario. Éste es pues un hermoso Salmo familiar. Y ahora, llegamos a los

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SALMOS 129 y 130 En estos salmos tenemos la imagen de un Israel quemado pero no consumido. En el Salmo 129 el peregrino repasó su juventud. La zarza ardiendo que contempló Moisés fue el emblema de la protección milagrosa del pueblo de Dios. ¡Qué cuadro el que tenemos aquí! Dios había librado a los peregrinos y ellos se encontraban en Jerusalén para adorar. Leamos los primeros dos versículos, de este Salmo 129: 1

Mucho me han angustiado desde mi juventud, puede decir ahora Israel; 2 mucho me han angustiado desde mi juventud, pero no prevalecieron contra mí.

El pueblo no había sido destruido porque Dios les había cuidado. Y el versículo 8, dice: 8

ni dijeron los que pasaban: La bendición del Señor sea sobre vosotros. ¡Os bendecimos en el nombre del Señor!

La frase “La bendición del Señor sea sobre vosotros” tendría que ser incorporada no solo a la vida del hogar sino también a la vida secular. La religión del ser humano y su correcta relación con Dios debería formar una parte integral de su vida en el hogar y en su trabajo o vida profesional. Recordemos el libro de Ruth, 2:4. Booz era un empresario. Cuando habló con los segadores de su empresa les dijo: “El Señor sea con vosotros. El Señor te bendiga, le respondieron ellos.” En la actualidad no encontramos expresiones parecidas entre los jefes y sus empleados. El Salmo 130 está estrechamente relacionado con el Salmo precedente. Ha sido llamado un Salmo Paulino, porque habla de todo aquello que tiene

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que ver con la misericordia de Dios. Dios ha librado al hombre de las profundidades del pecado y de la muerte, y no lo ha hecho basándose en las obras del ser humano. En cierta ocasión se le preguntó a Martín Lutero cuáles eran los mejores salmos. Y él respondió: “los Salmos Paulinos”. Y cuando le preguntaron sobre los Salmos Paulinos, respondió: “El Salmo 32, el 51, el 130 y 143,” Explicó que estos Salmos nos enseñan que el perdón de los pecados es concedido a todos los que creen sin tener ninguna obra de la ley que ofrecer. Por ello se les llama Paulinos. Este Salmo ha sido inscripto como “De Profundis”, o sea, desde lo profundo. Leamos los versículos 1 al 3 de este Salmo 130: 1

De lo profundo, Señor, a ti clamo. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.

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Señor, si miras los pecados, ¿quién, Señor, podrá mantenerse?

Podemos darle gracias a Dios porque Él no nos va a juzgar según nuestras maldades. Si Él nos juzgara de esa manera, estaríamos todos perdidos. Fue por medio de Su misericordia, que Él nos salvó. Y los versículos 4 al 6, dicen: 4

Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.

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Esperé yo en el Señor; esperó mi alma, en su palabra he esperado. 6 Mi alma espera en el Señor más que los centinelas la mañana, más que los vigilantes la mañana.

La gracia de Dios que nos salvó a los que no somos judíos salvará también

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a la nación de Israel. Se aproxima el día en el que el clamor de Israel desde la profundidad de su aflicción será respondido. Romanos 11:26-28 dice: “Luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de sus padres.” Durante la gran tribulación ellos esperarán que el Señor les libre, más que los centinelas la mañana. Usted y yo también tendremos que esperar por la aparición de la estrella brillante o lucero de la mañana, el Señor Jesucristo, cuando Él venga a buscar a los Suyos. Y entonces llegamos al:

SALMO 131

Su tema puede resumirse en la frase “la fe de un niño y la sencillez del peregrino”. Es otro salmo para los peregrinos, breve pero hermoso. Observemos que fue escrito por David. Leamos el primer versículo de este Salmo 131: 1

Señor, no se ha envanecido mi corazón ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas ni en cosas demasiado sublimes para mí.

¿Recuerda usted a Mical, que fue la esposa de David e hija de Saúl? Ella despreció a David y se burló de él por la forma en que llevó el arca de la alianza al tabernáculo o tienda de reunión (2 Samuel 6:12-23). David le dijo a Mical que él probablemente se haría más despreciable ante ella, porque iba a humillarse aún más y a inclinarse hasta el polvo ante su Dios. Recordemos que él era el rey. ¡Cuánto necesitamos usted y yo, estimado

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oyente, inclinarnos hoy ante Dios! ¿Cuándo fue la última vez que usted se postró delante de Dios? Pocos lo practican y puede ser uno de los mejores ejercicios que usted pueda practicar. Con seguridad que le va a ayudar espiritualmente. Continuemos leyendo los versículos 2 y 3: 2

En verdad me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre. ¡Como un niño destetado está mi alma!

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Espera, Israel, en el Señor, desde ahora y para siempre.

El Dr. Gaebelein comentó sobre este Salmo: “Aquí encontramos la descripción de un espíritu humilde, quebrantado y arrepentido. Se ha dicho con fundamento que “todas las virtudes juntas constituyen un cuerpo del cual la humildad es la cabeza”. Muchas Escrituras enseñan la gran importancia y valor de una humildad tan verdadera” Hasta aquí la cita. A continuación este expositor Bíblico citó varias referencias Bíblicas, por ejemplo: Salmo 138:6, “Porque el Señor es excelso, y atiende al humilde, pero al altivo mira de lejos.”; Isaías 57:15, “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita en la eternidad y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados.”; 1 Pedro 5:5, “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; Y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes”; 1 Pedro 3:4, “Que vuestra belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.”; Santiago 4:10, “Humillaos delante de Dios y él os exaltará.”; Mateo 11:28, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré

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descansar.” La figura del final del Salmo, de un niño destetado es interesante. El Dr. Gaebelein comentó lo siguiente: “Así como el niño destetado ya no llora, se preocupa ni desea el pecho de su madre, sino que descansa tranquilo y está satisfecho, porque está bajo el cuidado de su madre, así también el alma ha sido destetada de todo descontento, ambición y de toda clase de egoísmo, y espera en el Señor, encontrando su descanso y satisfacción sólo en Él.” Estimado oyente, la última cita Bíblica nos presentaba la invitación del Señor, para que recurramos a Él con una actitud humilde, conscientes de nuestra imposibilidad de llevar solos nuestras cargas. Recordando Su obra de redención en la cruz a favor nuestro, acérquese a Él con la fe de un niño, para recibir la salvación y con ella, la fortaleza, inspiración y motivación para vivir la vida de calidad que Dios quiere que usted viva.

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