SANTA TERESA DE LISIEUX

SANTA TERESA DE LISIEUX Virgen y Doctora de la Iglesia de nuestra Orden (1° de Octubre) Fr. Julio González Carretti ocd. Nació en Arencón (Francia) e

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SANTA TERESA DE JESUS (1515 –1582) «Nada turbe, Nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada

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Caminos de Santidad SANTA MADRE TERESA DE CALCUTA (Agnes Gonxha Bojaxhiu; Skopje, actual Macedonia, 1910 - Calcuta, 1997) Religiosa albanesa nacional

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SANTA TERESA DE LISIEUX Virgen y Doctora de la Iglesia de nuestra Orden (1° de Octubre) Fr. Julio González Carretti ocd.

Nació en Arencón (Francia) el 2 de enero de 1873. Entro en el Carmelo de Lisieux el 9 de abril de 1888. Durante varios años se encargó de la formación de las novicias como ayudante de la maestra. Exhalo su último suspiro en un éxtasis de amor el 30 de septiembre de 1897. Un año más tarde y en la misma fecha, salía a la luz su Historia de un alma que tanta influencia espiritual iba a ejercer con sus numerosas ediciones. Pío XI canonizo a Teresa el 17 de mayo de 1925 y la proclamo Patrona de las Misiones el 14 de diciembre de 1927. Juan Pablo II la declaro doctora de la Iglesia el 19 de Octubre de 1997. Teresa del Niño Jesús es faro que ilumina los caminos del Evangelio para los hombres de hoy. El recuerdo litúrgico de la Santa llena nuestra oración de su misma vivencia espiritual. En su oficio cantamos con ella la experiencia de Dios Padre, que en su misericordia infinita ha derramado sobre nosotros el Espíritu de amor. En esa caridad divina radica el secreto de la misión de la celestial Carmelita en la Iglesia: ser el amor en el corazón del Cuerpo Místico, para vivir asi la plenitud de los carismas. Evocamos también la experiencia eclesial de la Santa: su amor sin límites, hecho oblación de la propia vida a fin de que todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad y a la unidad que Jesús pidió al Padre.

[Sal 94] INVITATORIO Ant. Venid, adoremos al Señor Dios nuestro, que se revela a los pequeñuelos. OFICIO DE LECTURAS Himno Tras las espinas, las rosas; tras las rosas, las espinas. Y un corazón de divinas transparencias amorosas. En la sencillez las cosas toman altura de cielo, florecen en luz y en vuelo de granazón de trigales. ¡ Dios esparcido a raudales en tanto afán y desvelo!

Teresa, fiel miniatura de Dios, fragancia encendida, lámpara frágil y herida, sencilla y divina hechura, en nuestra larga andadura, lluévenos tu claridad. Si el amor es santidad Y si amor dolor se llama, escucha la voz que clama desde su limpia humildad. Amen.

Salmodia Ant.1. Tu misericordia me acompaña todos los días de mi vida. Salmo 22 El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tu vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mi enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia acompañan todos los días de mi vida, y habitare en la casa del Señor por años sin término.

Ant.1 Tu misericordia me acompaña todos los días de mi vida.

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Ant. 2 Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Salmo 102 Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; el rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura; el sacia de bienes tus anhelos, y como un águila se renueva tu juventud. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro.

Ant. 2 Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Ant. 3 El Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo Salí de Dios. II Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo, que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla.

El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra.

Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos.

Bendecid al Señor, ejércitos suyos, servidores que cumplís sus deseos. Bendecid al Señor, todas sus obras, en todo lugar de su imperio. ¡Bendice, alma mía, al Señor!

Ant. 3 El Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo Salí de Dios. V Lámpara es tu palabra para mis pasos. R Luz en mi sendero.

PRIMERA LECTURA De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12,12.27-31-13 Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte. Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas. ¿Acaso todos son apóstoles? O ¿todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Todos con poder de milagros? ¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? ¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda a ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido Ahora subsisten a fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad. Responsorio Jn 12, 32; Ct. 1,3 R. Cuando yo sea ensalzado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. V. Llévanos contigo, correremos tras el olor De tus perfumes. * Atraeré

Segunda lectura De los manuscritos autobiográficos de santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia (M.S.B. fol 3r-v) En el corazón de la Iglesia yo seré el amor. Como estos mis deseos me hacían sufrir durante la oración un verdadero martirio, abrí las cartas de san Pablo con el fin de buscar una respuesta. Y mis ojos se encontraron con los capítulos 12 y 13 de la primera carta a los Corintios... Leí en el primero que no todos pueden ser apóstoles, o profetas, o doctores, etc...; que la Iglesia está compuesta de diferentes miembros, y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano. ... La respuesta estaba clara, pero no colmaba mis deseos ni me daba la paz... Seguí leyendo, sin desanimarme, y esta frase me reconfortó: «Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino inigualable». Y el apóstol va explicando cómo los mejores carismas nada son sin el amor... Y fue la caridad es ese camino inigualable que conduce a Dios con total seguridad. Podía, por fin, descansar... Al mirar el cuerpo místico de la Iglesia, yo no me había reconocido en ninguno de los miembros descritos por san Pablo; o, mejor dicho, quería reconocerme en todos ellos... La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto de diferentes miembros, no podía faltarle el más necesario, el más noble de todos ellos. Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor. Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre... Comprendí que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que el amor abarcaba todos los tiempos y lugares... En una palabra, ¡que el amor es eterno...! Entonces, al borde de mi alegría delirante, exclamé: ¡Jesús, amor mío..., al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor...! í, he encontrado mi puesto en la Iglesia, y ese puesto, Dios mío, eres tú quien me lo ha dado... En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor... Así lo seré todo... ¡¡¡Así mi sueño se verá hecho realidad...!!! Responsorio R. Sea, Señor mi gozo y mi alegría * Tu misericordia. V. Te has fijado en mi aflicción, velas por mi vida en peligro * Con su misericordia. ____________________________________________________________ O bien: De los Manuscritos autobiográficos de Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia. (M.S.C Fol. 11 v8-12r8). Dios me ha concedido la gracia de comprender lo que es la caridad. Es cierto que también antes la comprendía, pero de manera imperfecta. No había profundizado en

estas palabras de Jesús: «El segundo mandamiento es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Yo me dedicaba sobre todo a amar a Dios. Y amándolo, comprendí que mi amor no podía expresarse tan sólo en palabras, porque: «No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de Dios». Y esta voluntad, Jesús la dio a conocer muchas veces, debería decir que casi en cada página de su Evangelio. Pero en la última cena, cuando sabía que el corazón de sus discípulos ardía con un amor más vivo hacia él, que acababa de entregarse a ellos en el inefable misterio de la Eucaristía, aquel dulce Salvador quiso darles un mandamiento nuevo. Y les dijo, con inefable ternura: os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros, que os améis unos a otros igual que yo os he amado. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros. ¿Y cómo amó Jesús a sus discípulos, y por qué los amó? No, no eran sus cualidades naturales las que podían atraerle. Entre ellos y él la distancia era infinita. El era la Ciencia, la Sabiduría eterna; ellos eran unos pobres pescadores, ignorantes y llenos de pensamientos terrenos. Sin embargo, Jesús los llama sus amigos, sus hermanos. Quiere verles reinar con él en el reino de su Padre, y, para abrirles las puertas de ese reino, quiere morir en una cruz, pues dijo: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Madre querida, meditando estas palabras de Jesús, comprendí lo imperfecto que era mi amor a mis hermanas y vi que no las amaba como las ama Dios. Sí, ahora comprendo que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón: Nadie, dijo Jesús, enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Yo pienso que esa lámpara representa a la caridad, que debe alumbrar y alegrar, no sólo a los que me son más queridos, sino a todos los que están en la casa, sin exceptuar a nadie. Responsorio Jn 13, 34-35 R. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. * Como yo os he amado. V. La señal por la que conocerán que sois mis discípulos, será que os amáis unos a otros * Como yo os he amado ______________________________________________________________

OFICIO DE VIGILIA Ant. Floreced como el lirio, exhalad perfume suave Y entonad cánticos de alabanza. Cántico I Is. 61, 10-62,3 Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone le corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.

Cántico II Is. 62,4-7 Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas: nunca callan, ni de día ni de noche; los que se lo recordáis al Señor no os déis descanso; No le déis descanso hasta que la establezca, hasta que haga de Jerusalén la admiración de la tierra.

Cántico III Si. 39,17-21a Oídme, hijos piadosos, y floreceréis como rosal que crece junto al arroyo. Derramad suave aroma como incienso, floreced como el lirio, exhalad perfume suave y entonad cánticos de alabanza.

Bendecid al Señor en todas sus obras, ensalzad su nombre y uníos en la confesión de sus alabanzas, en cantar con vuestros labios y las arpas. Alabadle asi con alta voz: “Las obras del Señor son todas buenas”

Ant. Floreced como el lirio, exhalad perfume suave Y entonad cánticos de alabanza

EVANGELIO Jn 17, 17-26 En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, Jesús dijo: -Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad. No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno:yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos." O bien: Jn 15, 1-13 Himno Te Deum V. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad. R. Sé su pastor y ensálzalo eternamente. V. Día tras día te bendecimos R. y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades. V. Dígnate, Señor, en este día guárdanos del pecado. R. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros. V. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R. En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre. Oración como en Laúdes

LAUDES Himno Aromar nuestra tierra en la fragancia de Dios, en una lluvia florecida, regresamos al sueño de la infancia, niños de Dios, y el alma estremecida:

En abandono audaz y en confianza, en pequeñez tan alta de estatura, que el corazón alcance la esperanza de lograr del amor la misma altura.

Fue tu anhelo, Teresa. Entre los brazos del Padre Dios subir hasta el asombro y la miel de su amor y sus abrazos, niños sobre la curva de su hombro;

Niños de Dios, nuestra humildad ansia la lluvia celestial de tus rosales. haz que una nueva primavera ría en la reseca piel de los eriales. Amen

Salmodia Ant.1 Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. Salmo 62, 2-9 Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

Ant. 1 Mi alma esta unida a ti, y tu diestra me sostiene.

Ant. 2 Santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. Cántico Dn 3, 57-88.56 Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor. Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor. Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor. Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor. Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos

Al fin de este cántico no se dice Gloria al Padre Ant.2 Santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ant. 3 El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. Salmo 149 Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos: para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

Ant. 3 El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

LECTURA BREVE Rm 8, 14-17 En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados. Responsorio Breve Is 66,12bc

V. Yo haré derivar hacia ella, R. Como un río, la paz. Yo haré V. Como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. R. Yo haré V. Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Como un río. Yo haré.

Ant. Benedictus Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Benedictus Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Lc 1, 68-79

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Benedictus Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Preces Pidamos a Cristo, El Señor, que nos dio en Teresa un modelo de vida evangélica, y digámosle confiadamente: Te rogamos, óyenos. Señor, que dijiste: “El que tenga sed que venga a mi y beba”, -danos una ardiente sed de tu amor. Te rogamos, óyenos. Señor, que dijiste: “Si no volvéis a ser como niños, no entrareis en el reino de los cielos”, -Haznos sencillos de corazón a la hora de amarte. Te rogamos, óyenos. Señor, que dijiste :”Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta”, -inspíranos confianza filial en tu misericordia. Te rogamos, óyenos.

Señor, que dijiste “El que cumpla la voluntad de mi madre ese entrara en el reino de los cielos”, -enséñanos a observar fielmente tus mandamientos. Te rogamos, óyenos. Señor, que dijiste; “Os aseguro que cuanto hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”, -ilumina nuestros ojos y abrasa nuestro corazón para que, a lo largo de este día, te veamos y te amemos en todos los hermanos. Te rogamos, óyenos. Señor, que dijiste: “La mies es abundante, pero los trabajadores pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies” -enciende en nosotros el mismo espíritu misionero que ardió en el corazón de Teresa. Te rogamos, óyenos. Padre nuestro........ ORACION Oh Dios, que has preparado tu reino para los humildes y los sencillos; concédenos la gracia de seguir confiadamente el camino de santa Teresa del Niño Jesús para que nos sea revelada, por su intercesión, la gloria eterna. Por nuestro Señor.

HORA INTERMEDIA TERCIA Ant. El Señor te compromete a que seas su propiedad; el te cubrirá de gloria, renombre y esplendor. Lectura Breve 2co 12,9c-10 Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte. V. El Señor es mi fuerza y mi energía. R. En ti confío, no quede yo defraudado. SEXTA Ant. La explicación de tus palabras ilumina, Da inteligencia a los pequeñuelos. Lectura Breve 1 Jn 4, 17-19 En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos, porque él nos amó primero. V. Tu, Señor, eres nuestro Padre. R. Tu nombre de siempre es “nuestro Redentor” NONA Ant. El Señor se vuelve a las suplicas de los indefensos y no desprecia las peticiones de los humildes. Lectura Breve 1 Jn. 3, 1-2 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!.El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. V. Correré por el camino de tus mandatos. R. Cuando me ensanches el corazón.

II VISPERAS Himno Confines de la tierra, mares, islas remotas, oscuras selvas vírgenes, a Teresa cantad. Ella alentó en su espíritu un vuelo de gaviotas por abrir en las almas surcos de claridad. Teresa, mensajera herida, alanceada por amorosos dardos de fuegos misionales. Abeja sigilosa que en soledad dorada labra en su celda oculta dulcísimos panales. . Salmodia

Corazón navegado por el amor y roto como cántaro leve, desbordado de luz. enamorada ola hacia arenal ignoto entre noches oscuras y caminos de cruz. Arroyo en avenida, afluente del cielo. entre Dios y los hombres, vuelo partido en dos. Samaritana ardiente, sedienta del anhelo del agua de las almas para la sed de Dios. Amen

Ant. 1 Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Salmo 112 Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,

que se eleva en su trono y se abaja para miraral cielo y a la tierra? Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo; a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos..

Ant. 1 Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Ant. 2 Por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad. Salmo 130 Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. Ant. 2 Por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad. Ant. 3 Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los fuertes. Cántico Flp. 2, 6-11 Cristo, El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.

Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor, para gloria de Dios Padre.

Ant. 3 Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los fuertes. Lectura Breve 1 Tm 2, 1.3-6 Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres;por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos.

Responsorio Breve V. Contare tu fama a mis hermanos R. En medio de la asamblea te alabare. Contare tu fama. V. Porque no has sentido desprecio hacia el pobre desgraciado. R. Contare tu fama. V. Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En medio de la asamblea te alabare. Contare tu fama. Ant. Magnificar Padre, he manifestado tu nombre a los hombres que me diste. Santifícalos en la verdad.

Magnificat Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Magnificat. Padre, he manifestado tu nombre a los hombres que me diste. Santifícalos en la verdad. PRECES Pidamos a Dios, Padre todopoderoso, por la Iglesia Plantada en todo el mundo, y digámosle con Humildad: Acuérdate de tu alianza, Señor. Para que la Iglesia se entregue a tu amor sin descanso, -descubre a los contemplativos su vocación al amor. Acuérdate de tu alianza, Señor.

Para que el mundo crea en ti, -haz que las almas consagradas sean testigos de tu bondad. Acuérdate de tu alianza, Señor. Para que los creyentes reflejen tu rostro y vivan el Mensaje de Cristo, -ayuda a los Cristianos a llevar mutuamente sus Cargas, apoyados en la caridad fraterna. Acuérdate de tu alianza, Señor. Para que todos los hombres conozcan, según tus designios, a Cristo Verdad, -infunde en todos nosotros un dinámico espíritu misionero. Acuérdate de tu alianza, Señor. Para que allí, donde reina Cristo, estén también con El los que tú le has dado, -concede a los fieles difuntos el gozo de contemplarte cara a cara. Acuérdate de tu alianza, Señor. Padre nuestro……… ORACION Oh Dios, que has preparado tu reino para los Humildes y los sencillos, concédenos la gracia de Seguir confiadamente el camino de santa Teresa del Niño Jesús para que nos sea revelada, por su Intersección, tu gloria eterna. Por nuestro Señor.

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