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TEMA I. LAS REVOLUCIONES ATLÁNTICAS: Independencia de EE.UU., Revolución Francesa, Época Napoleónica.
1. INTRODUCCIÓN. 2. LA INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS. 3. LA REVOLUCIÓN FRANCESA. 3.1. INTRODUCCIÓN E INTERPRETACIONES HISTORIOGRÁFICAS. 3.2. CAUSAS Y ANTECEDENTES DE LA REVOLUCION FRANCESA. 3.3. EVOLUCIÓN Y ETAPAS DELA REVOLUCIÓN FRANCESA. 3.3.1. LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS Y LOS ESTADOS GENERALES (27-XII-1788 AL 27-VI1789). 3.3.2. LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE (9-VII-1789 AL 1-X-1791). 3.3.3. LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (1 de octubre de 1791 al 2 de septiembre de 1792). 3.3.4. LA CONVENCIÓN O REPÚBLICA DEMOCRÁTICA (20-IX-1792 a 28-VII-1794). 3.3.5. LA REPÚBLICA BURGUESA Y EL DIRECTORIO (28-VII-1794 a 9-XI-1799). 3.4. CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN. 4. EL SISTEMA NAPOLEONICO. 4.1. INTRODUCCIÓN. 4.2. El CONSULADO (1799-1894). 4.3. EL IMPERIO (1804-1814). 5. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA.
TRANSFORMACIONES SOCIO-POLÍTICAS-ECONÓMICAS EN EL SIGLO XIX.
APUNTES CIENCIAS SOCIALES. Albino Feijóo Gómez.
ANTIGUO RÉGIMEN ECONOMÍA TRADICIONAL
RÉGIMEN POLÍTICO: ABSOLUTISMO
SOCIEDAD ESTAMENTAL
REVOLUCIONES BURGUESAS CAMBIOS ECONÓMICOS
REV. INDUSTRIAL INICIADA EN G.B. HACIA 1770
ACOMPAÑADA DE: -REV. DEMOGRÁFICA. -REV. TÉCNICA. -REV.AGRÍCOLA. -REV. TRANSPORTES. -REV. COMERCIAL -REV. FINANCIERA.
APARECEN: -FABRICAS. -MANUFACTURAS -MERCADOS INTERRELACIONADO S. -ASALARIADOS. -ECONOMÍA MUNDO.
CAMBIOS SOCIALES
TEORÍA ECONÓMICA CAPITALISTA
DESPARECE SOCIEDAD ESTAMENTAL: DIFERENCIAS JURÍDICAS SEGÚN ESTAMENTO.
-ADAM SMITH, DAVID RICARDO, ROBERT MALTHUS Y JHON STUART MILL. -Ley OfertaDemanda. -Propiedad Privada. -Libertad producción y comercio. -Abolición gremios. -Abolición aduanas internas.
BURGUESÍA, PROLETARIAD OY CAMPESINAD O, SON LOS GRUPOS MÁS CARACTERÍST ICOS.
ETAPAS REV. INDUSTRIAL: 1-i Rev. Industrial (1770-1850: G. B., y desde 1830 Bélgica y Francia. Algodón, Siderurgia, ferrocarril, Textil 2-II Rev. Industrial (1870-1945): Japón, Alemania, EE.UU. desde 1870. Posteriormente otros países se incorporan parcialmente. Nuevas industrias (Química, Eléctrica, Automóvil). 3-III Rev. Industrial (1845-1973): Energía atómica y sociedad de consumo. 4-IV Rev. Industrial: Desde 1973. Servicios y Cibernética.
CAMBIOS POLÍTICOS
APARECE SOCIEDAD DE CLASES: DIFERENCIAS VIENEN DADAS POR LA POSESIÓN DE RIQUEZA.
TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS VAN UNIDAD, PROVOCANDO REVOLUCIONES Y CAMBIOS PARALELOS.
REVOLUCIONES BURGUESAS INGLESAS SIGLO XVII MARCAN EL CAMINO DE UN SISTEMA POLÍTICO LIBERAL: PARLAMENTARISMO, DEMOCRACIA. -CLASE ALTA -CLASE MEDIA -CLASE BAJA
LIBERALISMO: ETAPAS HASTA 1848 BURGUESÍA, CAMPESINADO Y PROLETARIADO, UNIDOS CONTRA NOBLEZA, PERO DESDE 1848, PROLETARIADO SE ENFRENTA A BURGUESÍA: MARXISMO.
LUCHA CONTRA ABSOLUTISMO: -INDEPENDENCIA EE.UU. -REV. FRANCESA. -RESAURACIÓN SIGNIFICA TRIUNFO MOMENTANEO ABSLUTISMO. -REV. LIBERALES AÑOS 20. -REVOLUCIONES 1830. -REVOLUCIONES 1848. TRIUNFO DEFINITIVO.
CONCLUSIONES CONCLUSIONES 1-APARECEECONOMÍA ECONOMÍACAPITALISTA, CAPITALISTA,BASADA BASADAEN ENPROPIEDAD PROPIEDADPRIVADA, PRIVADA, 1-APARECE MERCADO,CONSUMO, CONSUMO,ETC. ETC. MERCADO, 2-APARECE SOCIEDAD DE CLASES VINCULADA A CAPITALISMO, 2-APARECE SOCIEDAD DE CLASES VINCULADA A CAPITALISMO, YY DESAPARECEN ANTIGUOS ANTIGUOS ESTAMENTOS ESTAMENTOS SOCIALES, SOCIALES, DIFERENCIAS DIFERENCIAS DESAPARECEN JURÍDICASENTRE ENTREUNOS UNOSESTAMENTOS ESTAMENTOSYYOTROS, OTROS,RESTOS RESTOSFEUDALISMO. FEUDALISMO. JURÍDICAS 3-DESAPARECERÉGIMEN RÉGIMENPOLÍTICO POLÍTICOABSOLUTISMO, ABSOLUTISMO,YYES ESSUSTITUIDO SUSTITUIDOPOR POR 3-DESAPARECE RÉGIMEN LIBERAL LIBERAL (PARLAMENTARISMO, (PARLAMENTARISMO, SUFRAGIO, SUFRAGIO, CONSTITUCIONES, CONSTITUCIONES, RÉGIMEN IGUALDAD JURÍDICA DE TODOS LOS CIUDADANAOS). IGUALDAD JURÍDICA DE TODOS LOS CIUDADANAOS). 4-APARECENNACIONALISMOS. NACIONALISMOS. 4-APARECEN 5-TODOESTO ESTOCONTRIBUYE CONTRIBUYEAACARACTERIZAR CARACTERIZARLA LAEDAD EDADCONTEMPORÁNEA. CONTEMPORÁNEA. 5-TODO
NACIONALISMO: ETAPAS
1789-1830: ORÍGENES. INDEPENDENCI A GRECIA 1829
1830: INDEPENDENC IA BÉLGICA, Y MOVIMIENTOS EN POLONIA, ITALIA.
1848-1870: INDEPENDE NCIA ITALIA Y ALEMANIA.
1. INTRODUCCIÓN. El Antiguo Régimen y sus circunstancias políticas, económicas y sociales, entró definitivamente en crisis en la segunda mitad del siglo XVIII, aunque a lo largo de toda la Edad Moderna se producen una serie de cambios que poco a poco debilitan las bases de ese Antiguo Régimen. A pesar de todo, en el siglo XVIII todavía se puede hablar de Antiguo Régimen: -Socialmente todavía existe una estructuración social estamental (nobleza, clero, pueblo llano), una diferenciación jurídica entre los individuos dependiendo del estamento al que Pág. 2
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perteneciesen, aunque la burguesía había logrado situarse en cargos importantes y ascender económicamente. Las masas populares reclamaban mejorar sucondición jurídica, igual que la burguesía, el reparto de cargas fiduciarias y la abolción del feudalismo. -Económicamente persiste una economía mercantilista lastrada por numerosas trabas a la producción y al comercio (gremios, aduanas internas y externas, gravámenes de todo tipo), y la persistencia de numerosas reminiscencias del feudalismo medieval (En Europa Occidental ya existían pocos siervos pero pervivían algunas cargas feudales totalmente anacrónicas, pero en Europa Oriental la mayoría de la población eran siervos y el feudalismo distaba mucho de encontrarse en regresión). La base d ela riqueza era la tierra, controlada por la nobleza y el clero, y con una fuerza de trabajo a base de siervos, jornaleros, colonos y campesinado libre. El aumento de la población provocó roturaciones y algunas innovaciones técnicas en la agricultura, pero insuficientes en la Europa continental, Por su parte, el comercio y la artesanía se desarrollaron bastante en determinados núcleos, y sobre todo en Gran Bretaña, donde la industrializacion ya inicia su camino en el siglo XVIII. La presión deográfica (enorme crecimiento en el siglo XVIII motivadas por las mejoras alimenticias e higiénicas), provocarán problemas de abastecimiento y causaran las primeras protestas sociales en la segunda mitad del siglo XVIII. -Políticamente se mantiene el absolutismo, sin división de poderes, ya que el Rey detenta todo el poder, aunque delega funciones en los Consejos, funcionarios regios, gobernadores, favoritos de la corte, etc. Existían varias administraciones superpuestas (Central, Regional, Local, Nobiliar, Eclesiástica), distintos sistemas de impustos (Iglesia, Nobleza, Estado), y diferentes régimenes jurídicos (Estado, feudal, eclesiástico), lo que hacía muy díficil la gobernabilidad. El Despotismo Ilustrado intentó modernizar la administración e impulsar el desarrollo para evitar una revolución desde abajo. A pesar de estas estructuras, muchas cosas habían empezado a cambiar desde hacía algún tiempo. En Gran Bretaña existía un régimen parlamentario y una monarquía muy alejada del absolutismo, y la burguesía y sus presupuestos se habían impuesto desde las llamadas revoluciones burguesas del siglo XVII. En el resto de Europa Occidental, a pesar de los presupuestos absolutistas, la economía estaba evolucionando en un sentido muy diferente a la vieja economía señorial, y la burguesía no sólo había aumentado en número de individuos, sino que controlaba la mayor parte de la riqueza fiduciaria y muchas áreas de poder administrativo, reclamando un mayor peso en las decisiones políticas. Por su parte, el campesinado y el pueblo llano de las ciudades, se rebelaba contra el sistema de impuestos, contra los precios de los alimentos, y a favor de la abolición de los restos del feudalismo y por una reforma de los sistemas de propiedad y explotación de la tierra, todavía vinculada a señorios territoriales de la nobleza, el Rey o la Iglesia. El despotismo ilustrado no buscó el fin del absolutismo, pero intentó una serie de reformas que obedecían a la máxima de “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, y “Cambiar algo desde arriba, para que nada cambie desde abajo”. En Prusia, Austria, en la Rusia de Catalina La Grande, o en la España de Carlos III, se lograron importantes éxitos, pero la oleada revolucionaria iniciada con la Independencia de Estados Unidos, y liderada por la burguesía, no perseguía unas simples reformas, sino un cambio de régimen que acabasen los los privilegios de los dos estamentos privilegiados (nobleza y clero), con el absolutismo monárquico y los los sistemas de propiedad existentes, para imponer un régimen político, económico, y social, completamente distinto, tal y como preconizaban los filosofos inglesés desde els iglo XVII (Locke, Hobbes) y los Ilustrados del siglo XVIII (Rousseau, Voltaire, Montesquieu). El pensamiento ilustrado del siglo XVIII, recogerá la mayoría de los presupuestos de la filosofía inglesa del S. XVII (Locke: Estado como suma de intereses individuales, Hume y Hobbes). La filosofía ilustrada francesa del s. XVIII, se desmarcará del absolutismo y propondrá nuevos sistemas de organización política. Voltaire atacará los presupuestos católicos desde posturas ateas, aunque defendera el despotismo por bien común. Montesquieu aporta la División de poderes como principio básico de un régimen no autocrático. Rousseau, nos aporta su Contrato Social, Libertad individual, leyes naturales, democracia. El Pág. 3
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Enciclopedismo francés, con D’Alambert, Buffon, Diderot, contribuirá a difundir estas ideas y los conocimientos de la época, con numerosos avances durante el siglo XVIII. La Fisiocracia (Quesnay y Mirabeau) revisa el sistema económico mercantilista, defendiendo el Libre comercio, la reforma de la propiedad de la tierra, la defensa de la propiedad privada, etc., sentando las bases de muchas de las teorías del futuro capitalismo de Adam Smith. El concepto de Revolución Atlántica de Godechot y Palmer, hace referencia a un conjunto de acontecimientos que entre 1760 y 1848 derrocarán los presupuestos del Antiguo Régimen y crearán el régimen liberal imperante hasta la actualidad. Podríamos hablar de una primera fase entre 17601814, en la que englobaríamos la independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa, y un conjunto de movimientos de protesta que abarcan desde el motín de Gordon en Londres, el motín de Esquilache en España, el movimiento campesino de Pugachev en Rusia, las revueltas en Portugal durante el período de Pombal, etc. Y una segunda fase, en la que el liberalismo y el nacionalismo ya actúan como ideologías plenamente desarrolladas en los movimientos de 1820, 1830 y 1848, logrando la desintegración definitiva del sistema absolutista y de entidades supranacionales como el Imperio de los Habsburgo. La burguesía será la gran protagonista y la gran beneficiada de estos movimientos revolucionarios, pero al mismo tiempo surgirán nuevas ideologías antagónicas del sistema burgués: Marxismo y anarquismo.
2. LA INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS. Estados Unidos será la primera colonia de la historia en independizarse, y además lo hará a través de un proceso revolucionario que inicía las llamadas revoluciones atlánticas, y que les lleva a crear un nuevo estado con un sistema pol´tiico liberal. La importancia de este hecho y su influencia en los movimientos revolucionarios posteriores será enorme. El proceso comienza a gestarse en octubre de 1765 con las protestas de las trece colonias por los impuestos aprobados en el parlamento inglés para algunos consumos básicos, entre ellos el té. La negativa de la Corona a rectificar conduce a todas las colonias rebeldes a declarar, en el congreso general reunido en Filadelfia, la independencia el 4 de julio de 1776. En febrero de 1778 se produjo la alianza militar entre Francia y Norteamérica que aceleró la derrota inglesa. El conflicto armado entre americanos e ingleses no culminó sino en septiembre de 1783 cuando se firmó el tratado de paz e Inglaterra reconoció la independencia de Estados Unidos. La constitución norteamericana aprobada en 1787 establece definitivamente la forma de gobierno republicana y federal. Las llamadas Trece colonias eran, assachusetts (Nueva Inglaterra), Connecticut, Nueva Hampshire, Rhode Island, Nueva Jersey, Nueva York, Delaware, Pensilvania, Virginia, Maryland, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia. Inglaterra había permitido una embrionaria participación de la población en el gobierno interno de esas colonias mediante las asambleas de ciudadanos, controladas por una oligarquía territorial conservadora hasta ahora, pero en el siglo XVIII surgió burguesía alta y media dispuesta a defender la tolerancia, el libre desarrollo de sus propiedades y el comercio ante las exigencias de la Corona. Este grupo social, afincado especialmente en Boston, Nueva York, Filadelfia, Newport o Charleston, se convertiría en guía de la revolución promoviendo organizaciones secretas en las que adoptaron el nombre de "Hijos de la Libertad". Causas de la independencia: Ideológicas: El cambio de mentalidad que experimentaron estos territorios con la oleada migratoria que llega desde Europa entre 1700 y 1760, provocará un cambio hacia una sociedad religiosamente pluralista, tolerante y desacralizadora del poder, que facilitó la introducción del debate moral y ético en la actuación política. Muy pronto se extenderan las ideas sobre un derecho natural y las ideas ilustradas que más adelante nutrirían el movimiento independentista. El cultivo de una retórica basada en el mito, la leyenda y la historia completaron la interiorización de un espíritu localista. Pág. 4
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Políticas: Las transformaciones políticas y económicas que Inglaterra intentó introducir en sus colonias al concluir la guerra de los Siete Años con Francia en 1763 aceleró los acontecimientos. La deuda británica, como consecuencia de la guerra, provocó el aumento de impuestos a las colonias. Las etapas de la independencia: 1) 1764-1770: En 1764 la subida que experimentó el impuesto sobre el azúcar, la autorización de pesquisa general dada a los agentes de aduanas para registrar los negocios en busca de contrabando, la creación del ejército permanente y la ley sobre el timbre, fueron algunas de las medidas que provocaron la indignación de los colonos. Éstos convocaron asambleas con el fin de expresar su protesta y pedir al Rey su derogatoria. Una de las asambleas más importantes fue la reunión de la Ley del Timbre celebrada en Nueva York en octubre de 1765. Allí los "Hijos de la Libertad" sentaron las bases para una acción coordinada ante la Corona y perfilaron los primeros derechos compartidos de las trece colonias. El Parlamento suspendió la ley del timbre, pero aprobó muy pronto la "Declaratoy Act", una decisión que le reconocía el derecho de establecer impuestos 'externos' a las colonias en todos los casos sin excepción. Amparado en este decreto, el Parlamento en 1767 aprobó tres leyes cuyas disposiciones gravaban el derecho de importación del té, el vidrio, el papel, el plomo y otros artículos que las colonias importaban. En marzo de 1870 se produce la matanza de Boston, cuando unos soldados mataron a algunos colonos que protestaban contra el impuesto del té. 2) 1770-1776: A partir de los acontecimientos de Boston, los colonos se negaron a comprar el té de Inglaterra, por lo que decidieron importarlo clandestinamente de Holanda. Asimismo, en Charleston, Filadelfia, Boston y Nueva York surgieron también revueltas organizadas. El incidente del "té de las cinco" en Boston se produce el 16 de diciembre de 1773, cuando un grupo de colonos disfrazados de indios mohawk escalaron los navíos cargados de cajas de té y las arrojaron al mar. En represalia los ingleses clausuraron el puerto de Boston y trasladaron la capital de la colonia a Salem, y se aplicó la "Regulation Act" que anulaba la carta de Massachusetts y colocaba a la colonia bajo administración directa de Inglaterra. La asamblea de ciudadanos protestó y pidió ayuda a las otras colonias, que respondieron positivamente, materilizándose una rebelión general con la asamblea del 5 de septiembre de 1774 en Filadelfia promovida por los "Hijos de la Libertad". Este congreso todavía no pedía la independecia, limitándose a solicitar al rey la reducción de impuestos y la rectificación en las medidas adoptadas contra Massachussetts. Sin embargo, de este congreso surgió un sector más radical, liderado por Samuel Adams, que decidió crear asociaciones de patriotas para repeler a las tropas inglesas y que prontó derivó en un gobierno provisional dirigido por John Hancock, paralelo al constituido por los ingleses al mando del general Gage. El conflicto armado entre los rebeldes y los "casacas rojas" fue inevitable, y se generalizó cuando Gage envió un destacamento a Lexington, donde estaban Adams y Hancock. Estos, advertidos por la famosa cabalgata del "patriota" Paul Revere, huyeron hacia Concord, donde el 19 de abril de 1775 se produjo la batalla en la que los ingleses tuvieron que etroceder. Poco después los patriotas iniciaron el asedio de la ciudad de Boston. Ante estos acontecimientos, en el resto de las colonias también aparecieron los comités de emergencia, aunque aún los partidarios de la independencia no eran mayoría, como lo demuestra el que el Segundo Congreso Continental, reunido en Filadelfia el 10 de mayo de 1775 todavía no rechaza la autoridad de Jorge III y le rmeiten una última petición, el "ramo de olivo", en señal de reconciliación. Al mismo tiempo, este Congreso proclamó a George Washington jefe del ejército. La respuesta del rey al "ramo de olivo" fue negativa y dispuso el envío de tropas. Esto provocó que la mayoría de los colononos se decidiesen definitivamente a favor de la Independencia y que se declarase la guerra definitiva. El desarrollo bélico de la revolución tuvo una duración de cerca de siete años. En los primeros momentos habrá fracasos por las dos partes: los colonos fracasan en su expedición a Cánada, y los ingleses pierden Boston. El 1 de junio de 1776 los representantes de Virginia daban el paso Pág. 5
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decisivo al cambio político al declarar su independencia, haciendo que el resto de colonias hiciesen lo mismo. El 4 de julio de 1776, el Congreso general de Filadelfia proclamó la unión de las trece colonias y votó la famosa Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, redactada por Thomas Jefferson con el apoyo de Benjamin Franklin y John Adams. Los ingleses recuperan Nueva York y todo Nueva Jersey, y en julio de 1777 su avance sobre Filadelfia provocaba la huida del ejército de Washington. Pero los ingleses no lograron controlar el valle de Hudson y en Saratoga (en septiembre y octubre de 1777) fueron derrotados por las milicias de Horacio Gates, provocando la rendición del general Burgoyne. 3) 1778-1781: La alianza francoamericana de febrero de 1778 fue un triunfo de la diplomacia americana que Franklin lideraba en Europa, lo que suponía el reconocimiento francés a su indepdencia. Francia, Holanda y España declaran la guerra a Gran Bretaña entre 1778-1779, enviando armas, tropas y ayuda económica (apoyo financiero desde la casa "Gardoqui e hijos" de Bilbao, y el Visitador de Nueva España, José de Gálvez, ofreció al ejército de Washington la posibilidad de reabastecerse en la frontera). Los ingleses todavía lograron algunos éxitos apoyados por los Rangers tories, (miembros de la oligarquía territorial leales al Rey, auxiliados por varias tribus indias), pero en el mar los corsarios rebeldes empezaron a ganar la batalla. Los ingleses intentaron avanzar sobre el sur, conquistando Georgia, Charleston, pero fueron detenidos en Carolina del Norte en las baallas del Monte del Rey de octubre de 1780 y, dos meses después, en la batalla de Cowpens. El ingles Cornwallis decidió atacar Virginia, pero las tropas aliadas al mando del general Lafayette le acorralaron en Yorktown, hasta su capitulaciión el 19 de octubre de 1781. Con la caída de Yorktown las hostilidades entre los dos ejércitos regulares cesaron. 4) 1781-1789: Inglaterra reconocía la independencia el 3 de septiembre de 1783 en el Tratado de París. Todavía iba a requerir Estados Unidos algunos años más para lograr la consolidación de su independencia. Los "Artículos de la Confederación" redactados en 1777 dieron unos poderes bastante limitados al Congreso continental. Cuando se selló el fin de la guerra con Inglaterra, ningún Estado de la Unión quiso someterse a su mandato. Este conflicto interno sólo se iba a resolver en la Convención de Annapolis de 1787 cuando todos los Estados aprobaron la constitución que establecía un gobierno nacional, republicano y federal. Este proceso culminó con la elección de George Washington como primer presidente de los Estados Unidos el 4 de marzo de 1789. El nuevo estado adoptó un sistema pol´tiico basado en la separación de poderes, un ejecutivo on un Presidente elegido por sufragio universal desde 1800, un legislativo unicameral (Congreso y Senado), y un Tribunal Supremo ecargado del poder judicial.
3. LA REVOLUCIÓN FRANCESA. 3.1. INTRODUCCIÓN E INTERPRETACIONES HISTORIOGRÁFICAS. La revolución francesa significa el triunfo de la burguesía sobre la aristocracia, sienta las bases del mundo actual y se puede decir que es una línea divisoria entre el Antiguo Régimen y la Época Contempóranea. El interés historiográfico por la revolución francesa es enorme, como lo prueba los más de 40.000 títulos aparecidos sobre la misma. Actualmente, existen varias revistas especializadas que tratan en exclusividad el tema, además de una cátedra en la universidad de la Sorbona. Podemos dividir las tendencias historiográficas sobre la revolución francesa en: 1. Siglo XIX. Los autores conservadores, partidarios del Antiguo Régimen, consideran a la revolución como un castigo divino, una conspiración organizada por los enemigos de Francia y por los libertinos escritores y pensadores de la Ilustración. El inglés Burke, el conde de Ferrand y el abate Barruel son los principales representantes de esta tendencia. Más recientemente, Cochin, ha recuperado la tesis de la conspiración exterior para explicar el estallido de la revolución francesa. Los autores liberales del siglo XIX defendieron determinados logros revolucionarios: La Declaración de los Derechos del Hombre y la Constitución de 1791. La caducidad del Antiguo Pág. 6
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Régimen, la existencia de un sistema político-social-económico injusto, y la pervivencia de los privilegios feudales, son las tres grandes causas de la revolución para estos autores: Thiers, que en 1823 pública una historia de la revolución en diez volúmenes, Michelet, Lamartine, Carlyle y Luis Blanc, como escritores románticos preocupados por la participación del pueblo en la revolución; Tocqueville, que no se limita a una mera descripción de los hechos, sino que intenta una interpretación de los mismos; y Aulard, discípulo del anterior, y biografo de Danton, inició la publicación de los documentos más importantes de la revolución. 2. Siglo XX. Desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX se produce la interpretación socioeconómica de la revolución, sobre todo por parte de los historiadores marxistas, que consideran a los intereses de clase, más que a las ideologías o los actos individuales, como el principal motor y causa de la revolución. Según la historiografía marxista las contradicciones del sistema de producción del Antiguo Régimen impedían el crecimiento sostenido y un mejor reparto de la riqueza existente. Dejan bien claro que la revolución francesa es una revolución burguesa. La burguesía se aprovecha del apoyo de las masas populares, de la utilización de estas masas como carne de cañón, instigadas por sus dificultades económicas, para crear un sistema político burgués. Al mismo tiempo, los historiadores marxistas aportan un nuevo concepto de investigación histórica, concibiendo la historia como una disciplina científica que precisa métodos científicos. Jaures pública en 1901 “La Historia de la revolución francesa”, analizando la sociedad de la época y concluyendo que la causa principal de la revolución no fue sólo la existencia de una gran miseria popular, sino también las ansias de poder de la burguesía. Dentro de la escuela francesa de los Annales, y desde una óptica marxista, G. Lefebvre, destaca el papel del campesinado, y Albert Soboult profundiza en el análisis sociológico de la revolución, mientras que Labrousse analiza las fluctuaciones de precios y salarios a lo largo del siglo XVIII, ya que son, según él, la causa fundamental de la revolución, como lo demuestra el hecho de que los precios suban muy por encima de los salarios desde 1730. Los historiadores más actuales, que podíamos llamar eclécticos, por su diversidad ideológica y por compartir diferentes líneas interpretativas, tienden a un análisis exento de párcialismos ideológicos, combinando todas las interpretaciones anteriores, realizando reinterpretaciones en base a lo ya escrito, y sostienen la necesidad de un análisis científico, la utilización de una terminología específica, el estudio de las diversas capas sociales, de la economía, de la política, como un todo. En este sentido destacan Palmer y Godechot con su idea sobre la Revolución Atlántica, concibiendo la revolución francesa como un hecho más del proceso revolucionario que se desarrolla entre 1770-1800 en las dos orillas del Atlántico: Independencia Estados Unidos, revuelta Gordon en Gran Bretaña, Motín de Esquilache en España, revueltas en Suiza, Holanda, Portugal, etc. Estas revoluciones se producen por el crecimiento demográfico, el rápido enriquecimiento burgués, la ideología ilustrada y las apetencias políticas de la burguesía. Georges Rude, Vovell, Ferrero y Taylor, destacan los aspectos sociológicos y económicos de la revolución, con un análisis pormenorizado de los diversos grupos sociales, de la actuación de la multitud, de las influencias postrevolucionarias. Finalmente, Cobban, es el desmitificador de la revolución, ya que según él, el feudalismo apenas existía en Francia, por lo que no puede ser una de las causas revolucionarias, los hechos violentos no fueron tan violentos, el radicalismo campesino no existió, ya que el campesinado se fue derechizando paulatinamente, etc.
3.2. CAUSAS Y ANTECEDENTES DE LA REVOLUCION FRANCESA. Comúnmente se señalan los desajustes sociales (desigualdad social, crecimiento demográfico, caducidad sistema producción, ansias de poder por parte de la burguesía), la depresión económica, la crisis política y la ideología ilustrada, como causas generales de la revolución. Lo primero que tenemos que considerar, como ante cualquier otro acontecimiento histórico, es que no existe una causa única ni un conjunto de causas individualizadas, sino más bien un cúmulo de circunstancias o de causas completamente interrelacionadas e incomprensibles sin Pág. 7
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esta interrelación. Podemos resumir, sin embargo, las principales causas en: 1. La revolución demográfica del siglo XVIII, auspiciada por las mejoras higiénicas y alimenticias, desembocan la trancisión de un régimen demográfico antiguo a un régimen demográfico moderno: Disminución tasas de mortalidad y desaparición mortalidad catastrófica, al tiempo que se mantienen los índices de natalidad. Esto provoca un aumento demográfico que en Francia supone pasar de 16 millones de habitantes en 1715 a 26 millones en 1789. Todo ello provoca: Habrá un excedente de población joven y más desempleados. Francia carecía de recursos para alimentar a esta población, sobre todo al no producirse, como en Gran Bretaña, una revolución industrial, y al perder sus colonias en la Guerra de los Siete Años. Apróximadamente un 9% de la población son pobres de solemnidad, los que emigran a las ciudades en busca de mejor via pasan a engrosar las filas de hambrientos y descontentos en torno a los mercados parisinos, y serán estos los que protagonicen las primeras acciones violentas de la revolución, según Godechot. 2. El sistema económico. Francia experimento un crecimiento engañoso durante el siglo XVIII, gracias a la exportación de artículos de lujo y a la explotación de sus colonias. Sin embargo, la mayor parte de los sectores productivos entraron en una profunda crisis: El sector secundario mantiene un sistema de producción artesanal y no se desarrolla un sistema de producción industrial, por lo que no puede competir con manufacturas inglesas; sobre todo, cuando la pérdida de las colonias supone la renuncia a materias primas baratas y a un mercado para sus productos. No existe una mejora de la técnica productiva (artesanal) ni las actividades comerciales, y los gremios seguían controlando la producción y comercialización. Los productos de la industria téxtil, desde 1770, no puede competir en Europa, y el mercado interno se reduce por el empobrecimiento de la población francesa. La agricultura sigue siendo la principal fuente de producción, pero también es un sector estancado técnicamente, con restos de feudalismo, malas cosechas periódicas, y un sistema de distribución comercial en manos de especuladores y acaparadores. Según Labrousse, los precios se disparan desde 1730, mientras que los salarios se estancan. A lo largo del siglo XVIII, según este autor, los precios subren entre 1700-72, bajan entre 1772-76, suben exageradamente en 1788-89. Los precios de los productos de primera necesidad son los que más crecen: cereales, ropa de mala calidad, alquileres urbanos, etc. Los grandes propietarios y almacenistas burgueses colaboran a este aumento de precios acumulando productos que sólo ponen a la venta cuando los precios les convienen, mientras que los pequeños propietarios se arruinan por sucesivas malas cosechas, por endeudamientos, y porque no pueden almacenar la cosecha en espera de buenos precios. 3. La sociedad. Al igual que en el resto de Europa, se trata de una sociedad estamental (Nobleza, Clero y Pueblo Llano), con grandes divisiones internas en los tres estamentos existentes. La división social en estamentos venía motivada por el nacimiento, mientras que las divisiones internas de cada estamento estaban condicionadas, fundamentalmente, por la posesión de riqueza, y por la pertenencia o no al grupo de la nobleza de sangre (sólo en el estamento nobiliario.) La NOBLEZA era la clase dirigente del Antiguo Régimen, y aunque sólo suponían el 1,5% de la población (unos 350.000 individuos, según Godechot) controlaban el 20% de la propiedad rústica. La nobleza se dividía en: Cortesanos o nobles residentes en Versalles (Unos 4.000 individuos) notablemente ilustrados y acostumbrados a la vida dispendiosa de la corte, así como a los favores reales; la nobleza provinciana explotaba “feudalmente” sus tierras, residía en provincias, y era el grupo más conservador; la nobleza de toga detentaba los principales cargos administrativos y procedía de la vieja burguesía ilustrada que había comprado su cargo o su título en el siglo XVII y XVIII. La nobleza era odiada por el Tercer Estado, por monopolizar los altos cargos administrativos, militares y eclesiásticos, por sus gastos, por los restos de cargas feudales, y por su celo a la hora de guardar sus privilegios: En 1781 todavía un decreto reservaba todos los altos cargos para la nobleza. Pág. 8
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El CLERO, segundo Estado, contaba con 120.000 individuos y poseía más del 10% de las tierras cultivables, además de percibir el diezmo y rentas particulares. Su poder era enorme, pero conviene distinguir el Alto Clero (Acaparadores de los principales cargos y procedentes de la nobleza) del Bajo Clero (simples curas párrocos, que en ocasiones malvivían con la pobreza de sus parroquias). El TERCER ESTADO O PUEBLO LLANO suponía 24.000.000 de personas, y podemos dividirlo en burguesía, campesinado y masas urbanas. La burguesía disponía del 20% de la riqueza nacional, y será este poder económico el que la empuja a desear un poder político equiparable. La alta burguesía de negociantes, rentistas, financieros y grandes comerciantes, llevaba una vida similar a la alta nobleza. La burguesía media será la auténtica protagonista de la revolución, con sus profesionales liberales y funcionarios, como grandes conocedores del pensamiento ilustrado y deseosos de un cambio de régimen. La pequeña burguesía de artesanos, tenderos, taberneros, sufre las crisis económicas y las ruinas periódicas, lo que la lleva a engrosar los ejércitos revolucionarios junto con los desarrapados o sans-culottes. El campesinado supone el 80% de la población (20.000.000 de habitantes, de los que 1,5 millones, según Godechot, todavía vivían bajo el feudalismo). Todos, al igual que la burguesía, debían pagar el diezmo eclesiástico, los impuestos estatales, además de las diferentes cargas feudales aquellos que todavía dependían de un régimen señorial (1,5 millones). Las periódicas malas cosechas, los bajos precios, los impuestos y cargas feudales, hacían que la situación de los campesinos medios y pequeños, junto con la mayoría de jornaleros y aparceros, fuese desesperada en vísperas de la revolución, y no mejora sustancialmente con ésta, ya que las cargas feudales se sustituirán por las rentas por arrendamiento todavía más gravosas. Finalmente, las masas urbanas estaban compuestas por trabajadores agremiados, obreros de fábricas, empleados domésticos y pobres en general. Eran los principales sufridores de los altos precios, de la escasez constante. Son ellos los principales intérpretes de la revolución a partir de los motines en los mercados o en las plazas públicas, y se convertirán en la carne de cañón azuzada por los discursos demagógicos de los revolucionarios burgueses, pero sobre todo por el hambre, la falta de empleo y las penalidades que debían pasar. 4. Las causas ideológicas. Los fundamentos ideológicos de la revolución hay que buscarlos en la Ilustración dieciochesca. El enciclopedismo del siglo XVIII es el factor fundamental, aunque para algunos autores no es más que un jalón de los muchos que contribuyen a la ideología burguesa desde el Renacimiento. Además, algunos autores piensan que su influencia no pudo ser excesiva, debido a que muy pocos leían sus escritos. De cualquier forma, los ilustrados construyen la base ideológica revolucionaria, en función de las teorías de Rousseau y su contrato social, Voltaire y sus críticas al Antiguo Régimen, y Montesquieu con su división de poderes... Todos ellos defendían la división de poderes, la tolerancia político-religiosa, la necesidad de reformas sociales, el entusiasmo por la naturaleza, y la necesidad de avances técnicos. Aparecen términos como democracia, igualdad, fraternidad, nación, ciudadano, etc., que se convierte en el vocabulario fundamental de la revolución. 5. La crisis financiera del Estado francés será casi general desde la pérdida de las colonias en la guerra de los Siete Años contra Gran Bretaña. La Hacienda pública se encontraba colapsada por los gastos de la corte, gastos de administración, gastos en la guerra de los siete años, y financiación de la Independencia de EE.UU. Para solucionar este problema se sucederán varios ministros del tesoro con diferentes soluciones: 1) En 1775, Turgot propone el recorte de gastos, acabar con el privilegios de los que no pagan impuestos, la libre circulación de granos para abaratar el precio, etc.; pero se encontrará con la oposición de la camarilla real y de los grandes traficantes de granos, obligándole a dimitir. Pág. 9
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2) Necker, sucesor de Turgot, plantea la necesidad de crear empréstitos, una lotería nacional para arrimar fondos al Estado, reducir la financiación de la guerra EE.UU., y pública los presupuestos de la nación, recogiendo los sueldos otorgados por el monarca a los cortesanos, lo que origina su fulminante destitución. 3) Calonne, en 1785, es nombrado Inspector General de Finanzas, intentando seguir los planes de sus antecesores y frenar los derroches de la corte de Maria Antonieta. Además, Calonne, plantea la creación de la subvención territorial (Impuesto directo sobre la propiedad del a tierra, independientemente del estamento al que perteneciese su propietario). La oposición nobiliaria le obliga a dimitir en Abril de 1787. 4) Brienne, Arzobispo, es llamado a sustituirle, pero se ve obligado a continuar con la política de Calonne para solucionar el problema hacendístico. La nobleza rechaza todo tipo de reformas. Brienne plantea estas reformas a los parlamentos provinciales y al Parlamento de Paris, fuertemente controlados por la nobleza. 6. La crisis del sistema político. El gobierno de Luis XVI era antipopular por su intransigencia, los gastos suntuosos de la corte, la incompetencia y el trato de favor hacia la camarilla real. La reina Mª Antonieta (austriaca) era todavía más impopular, por sus declaraciones y por considerar el pueblo que “manejaba” al Rey. Ninguno de los dos se mostró capaz de atajar la crisis, ya que nunca fueron conscientes de la gravedad de la misma. Se precisaban reformas profundas, pero los intereses de los grupos que sostenían a la corona (nobleza y clero) impidieron llevarlas a cabo. El estado carecía de los recursos necesarios para abordar los cambios, pero también de los apoyos precisos, como se demostrará cuando se intentan reformas para solucionar el problem a de la Hacienda.
3.3. EVOLUCION Y ETAPAS DE LA REVOLUCION FRANCESA. 3.3.1. LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS Y LOS ESTADOS GENERALES (27-XII-1788 AL 27-VI-1789). La revuelta privilegiada: Cuando Brienne ve como su propuesta de Subvención Territorial es erechazada por los nobles cortesanos, decide buscar el apoyo de los parlamentos provinciales para lograr su aprobación, pero estos parlamentos no sólo rechazan las reformas, sino que plantean la necesidad de convocar Estados Generales para discutir la cuestión. El Parlamento de París, también controlado por los privilegiados, también rechaza las reformas propestas. La nobleza no sólo se opone a estas reformas en los parlamentos, sino que plantea unas actuaciones que han sido calificadas como “revuelta”, ya que pretendían recuperar todos los privilegios tradicionales y frenar el empuje de la burguesía en su ascenso económico y social. La nobleza francesa en este proceso se dividirá: La mayoría abogaban por el golpe de fuerza aque les diese todo el poder; los anglomanos se conformaban con garantizar su poder en la corte; y los americanistas (muy pocos entonces) abogaban por una revolución. La aristocracia presenta, ante la opinión pública, su defensa de los privilegios como una defensa del pueblo contra el absolutismo real. Reclaman restablecer todos los privilegios de antaño, incluso muchas cargas feudales ya desaparecidas, el monopolio de los cargos públicos más relevantes (Lo consiguen con un decreto de 1783), y mantener el privilegio de no pagar impuestos. Ante la falta de acuerdo con los sucesivos ministros del tesoro y la derrota del gobierno en los parlamentos provinciales, la nobleza y el clero difieren el problema y remiten al gobierno a los Estados Generales, para que estos decidan, pensando que estos (controlados también por los privilegiados) les darán la razón. Los Estados Generales es el nombre que recibe el Parlamento en Francia desde la Edad Media, que como todos los parlamentos absolutistas sólo se reunía cuando el Rey lo convocaba (No se reunía desde 1614), y la representación y votaciones se realizaban por separado, entre los tres Estamentos en que se dividía. Las elecciones: El 5 de Julio de 1788, ante la situación critica que vive el país, y debido a la rebelión de los aristócratas en los Parlamentos Provinciales, decide convocar los Estados Pág. 10
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Generales para el 1 de Mayo de 1789. Este golpe de la nobleza intentaba mantener el Antiguo Régimen sin darse cuenta de que los Estados Generales serían el principio de la revolución burguesa. El Rey, por su parte, creía que los Estados Generales se limitarían a discutir los impuestos propuestos sin cuestionar el sistema político—social. Por otra parte, el Rey no podía oponerse a los deseos de la nobleza, ya que esta controlaba el Ejército y los parlamentos, pudiendo protagonizar un golpe de Estado en cualquier momento, como ya lo había hecho en el s. XVII con la guerra de la Fronda. Inmediatamente se inicia todo el proceso para elegir a los representantes en dicho Parlamento y para recoger las peticiones de los diferentes Estados (Primer Estado o nobleza, Segundo Estado o clero, y Tercer Estado o Pueblo Llano). Durante este proceso se ordena la elaboración de un Cahiers de Doleances (Cuadernos de Quejas) por cada uno de los tres Estados y por los diferentes distritos territoriales. Los Cuadernos de Quejas son elaborados en función de preguntas y respuestas, y se convierten en una enorme lista de peticiones y reflexiones sobre las reivindicaciones de cada uno de los estamentos sociales. El Tercer Estado, a través de la burguesía y del campesinado, ya deja bien claras sus peticiones en estos cuadernos de quejas: Abolición de los restos del feudalismo, participación en el poder político para el tercer estado, voto por cabeza o individuo y no por estados, reparto de las tierras de señoríos jurisdiccionales entre sus cultivadores directos, reformas del sistema político y de los impuestos. La nobleza y el clero, lógicamente, pedían mantener todos sus privilegios. El 27 de Diciembre de 1788 el Rey concede representación doble al Tercer Estado en los Estados Generales, pero sus electores siguen presionando para obtener el voto por cabeza. La lucha electoral plantea estos dos presupuestos, además de numerosas peticiones de orden social que la libertad de prensa permite difundir por toda Francia. La campaña electoral se complica por las malas cosechas, la ruina de los viticultores, la subida demencial de precios del pan, etc., que originan motines en el campo y en las cercanías de los grandes mercados. Habrá una mayaor libertad de prensa durante el período, lo que permitirá difundir las ideas ilustradas en mayor medida. Se publicará el folleto de Sieyes titulado ¿Qué es el Terder Estado?, que tendrá una gran influencia ideológica en las futuras revueltas populares. Las elecciones se celebran por circunscripciones (300), e independientemente para cada Estado (Los votantes del Primer Estado elegirán de entre sí mismos a sus representantes en los Estados Generales, los del Segundo Estado lo mismo, e igualmente los del Tercer Estado), por lo que habrá tres elecciones distintas y en varios niveles. Los Estados Generales: El Rey inaugura los Estados Generales el 5 de Mayo de 1789. Debían tratar sólo de la reforma fiscal, pero desde el principio se plantea discusiones en profundidad sobre todo el sistema político. Nobleza y clero defienden la deliberación por separado y la votación por estamentos, mientras el Estado Llano defiende la deliberación conjunta y votación nominal. El 10 de Junio el Tercer Estado decide proponer la formación de una Asamblea Nacional, con el apoyo de algunos miembros del clero. El día 17 los representantes del Tercer Estado y algunos otros representantes del clero que les apoyan, se autoconstituyen en Asamblea Nacional, lo que lleva al Rey a decretar el 19 de Junio el cierre del salón de sesiones del Tercer Estado. Al expulsarles del salón de sesiones, estos diputados del Tercer Estado deciden instalarse en la sala del Juego de Pelota, dentro del Palacio de Versalles. El día 27 de junio, ante las presiones populares, el Rey decide reconocer la Asamblea Nacional e invita a los restantes diputados del clero y la nobleza a unirse a esta Asamblea, que se declara constituyente el día 9 de Julio.
3.3.2. LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE (9-VII-1789 AL 1-X-1791). La revolución popular: Este período de la revolución abarca del 9 de Julio de 1789 (La Asamblea Nacional se convierte en Asamblea Cosntituyente) al 1 de Octubre de 1791, y el objetivo fundamental será la elaboración de una Constitución. La subida de precios, las malas cosechas, y la efervescencia política y social, constituirán los Pág. 11
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ingredientes necesarios para que se produzca una auténtica rebelión popular. El folleto de Sieyes titulado “Qué es el tercer estado”, se difunde por toda Francia, y se convierte en el auténtico credo ideológico de la revolución, ya que resume perfectamente los intereses de ese tercer estado en guerra contra el absolutismo y la aristocracia dominante. La concentración de tropas en Versalles y París, junto con la destitución del ministro del tesoro Necker el 11 de julio, desencadenó la revuelta popular parisina ya el día 12, y que culminarán con la toma de la Bastilla el día 14 (Fiesta Nacional de Francia en la Actualidad). La Bastilla era un castillo en París que hacía las veces de cárcel, y en la que habían estado presos determinadas personalidades de la Ilustración y algunos autores famosos como el celebre escritor Marqués de Sade, creador de la novela erótica moderna y máximo representante del sadismo. El pueblo identificaba La Bastilla con la opresión absolutista, aunque en esos momentos ya no sirviese para encerrar prisioneros. La conquista de La Bastilla por el pueblo de París, a pesar de su nulo interés militar, se considera un símbolo que desencadena definitivamente la revolución popular contra el Antiguo Régimen. El 17 de julio El Rey acepta las reivindicaciones populares y aparece en el Ayuntamiento de París con el gorro frigio sobre la cabeza. La burguesía, desde el primer momento, intento aprovechar las algaradas urbanas en su favor, pero intentando controlarlas para evitar la ruina de la propiedad privada. Por ello se creo un Comité Permanente y una Milicia Ciudadana (fuerza de seguridad con funciones policiales y compuesta por voluntarios que debían acreditar ser propietarios), que detentarían el auténtico poder en estos primeros días. Una vez El pueblo de Páris asalta, el 14 de julio de 1789, la prisión de La Bastilla, que había que las masas fueron sido el símbolo del absolutismo monárquico. controladas, se estableció los órganos de gobiernos fundamentales: La Comuna de Paris y la Guardia Nacional, como instituciones burguesas garantes, a un tiempo, de la propiedad y de la revolución, y que sustituyen al Comité Permante y a la Milicia Ciudadana. Sin embargo, no pueden evitar que las revueltas populares se extiendan a todas las provincias de Francia, donde seguirán los mismos pasos que en Paris. La auténtica revolución incontrolada tendrá lugar en el campo, donde no existía el poder de los Comités ni de las Milicias, y donde vivían el 90% de los franceses. Durante la segunda quincena de Julio y primeros días de Agosto tendrá lugar el Grande Peur, o gran miedo, que recorre los campos franceses en forma de motines, asaltos de castillos, quema de archivos, algunos asesinatos de nobles y acaparadores, y formación de bandas armadas para quemar cosechas (bandas nobiliarias) o para defenderlas (campesinos). Este maremagnum finalizará el 4 de Agosto de 1789, cuando la Asamblea Constituyente en una sesión histórica, aprueba el fin del Antiguo Régimen con la abolición del sistema feudal y de las cargas señoriales. Sin embargo, esta medida también será condicionada por la burguesía, que se encarga de fijar indemnizaciones para los señores que deban renunciar a estas cargas feudales. Esto se debe a que en esas fechas la mayor parte de las cargas señoriales estaban arrendadas a Pág. 12
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recaudadores burgueses. Los campesinos, al darse cuenta de que lo único que cambia es el nombre de los propietarios y que las cargas señoriales son sustituidas por indemnizaciones o por rentas burguesas, se volverán a levantar contra la revolución en sucesivas fechas. Otra sesión histórica de la Asamblea será la del 26 de Agosto de 1789, cuando se aprueba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Esta declaración, al revés que la americana, es de carácter universal, recoge los derechos de igualdad, libertad de expresión, reunión, dignidad, propiedad, asociación… Es una declaración burguesa, que incurre en numerosas contradicciones con la propia obra revolucionaria, ya que los mismos revolucionarios se encargan, por ejemplo, de eliminar la libertad de asociación con la famosa ley Le Chapelier de 1791 que prohíbe la asociación profesional. El desarrollo político de este período es difícil. El Rey se resistía a firmar los diferentes decretos asamblearios, la crisis económica continua irresuelta, la ruina agrícola y la huida de capitales impiden la regeneración del comercio y la industria. Esta situación mantenía a las masas populares en constante alerta y cualquier indicio contrarrevolucionario servía para desatar su acciones violentas contra los enemigos de la revolución. Así, la concentración de tropas en Versalles, motivará la marcha popular sobre el palacio obligando al Rey a trasladar la Asamblea a Paris y alojarse él mismo en el palacio de las Tullerías. Desde este momento la Asamblea se verá constantemente influida por el pueblo de París, manejado unas veces, y actuando por su cuenta otras. Los sans-culottes (los desarrapados), se convierten en la masa urbana más radicalizada de la revolución, formados por los parados, los pequeño-burgueses y artesanos arruinados, por las masas urbanas hambrientas. Marat, Dantón, Desmoulins, y en general los jacobinos de Robespierre, serán sus lideres. Lafayette se convierte en el hombre fuerte del momento e intenta lograr un gobierno de consenso en torno al partido monárquico constitucional, apoyado por Mirabeau. No lo conseguirá durante mucho tiempo, debido a los continuos levantamientos populares, y a los motines campesinos en contra de las indemnizaciones a la nobleza. La Asamblea burguesa no tendrá más remedio que ganarse el apoyo popular por medio de una política populista Aparición Partidos Políticos: Durante este período aparecen las primeras organizaciones políticas, a partir de reuniones en tabernas o en los salones de fiestas de la burguesía, como el de Madame Roland. Los clubes o partidos políticos formados en estos salones se convertirán en los embriones de los actuales partidos políticos, y tenían su extensión en La Asamblea Constitucional: Una derecha formada por aristócratas monárquicos partidarios del Antiguo Régimen y de una monarquía absoluta, apoyados por un sector del clero más conservador. El centro político, el más numeroso en la Asamblea, reivindicaba una monarquía constitucional, con un Rey “vigilado” por una Constitución democrática, y estarán liderados por Lafayette, que será su líder más importante, junto con Mirabeau, que integraba a parte de la nobleza menos radical. En la izquierda moderada, nos encontramos con los girondinos (diputados muchos de ellos procedentes de la región de la Gironda) liderados por Brissot y que representaban a la alta burguesía, y defendían una república moderada, la autonomía de las provincias sobre París, la propiedad privada, y la Ley como medio fundamental para gobernar y llevar a cabo las reformas, hasta el punto que Isnard, uno de los principales girondinos, decía que “Mi Dios es la Ley”. El ala más izquierdista y radical de la Asamblea estaba representado por los jacobinos liderados por Robespierre, y por los más moderados Dantón y Desmoulins, que defienden la limitación de la propiedad privada, el centralismo parisino, la revolución por los hechos, y determinadas medidas sociales, y obtienen su principal apoyo de las clases medias y de las masas urbanas pobres (sans-culottes). Fuera de la Asamblea se crean clubes políticos y grupos de discusión, en los que se integran la mayoría de los diputados, y muchas veces será en estas reuniones donde se establecen las directrices de la política revolucionaria, adoptando acuerdos que luego se mantienen en la Asamblea. En estos clubes se discutían asuntos políticos, se leía la prensa revolucionaria como la Biblia del momento, y se decidían las medidas de presión. Entre los más importantes estaban: Pág. 13
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Los bretones o jacobinos, de Robespierre, Dantón, Camilo Desmoulins, Barnave, Saint Just, que representan el ala republicana centralista más radical, y que además de lograr el apoyo de las masas urbanas pobres a través de sus alianzas con los cordeliers o demócratas, contarán con el apoyo de la burguesía media y las profesiones liberales (médicos, abogados) e intelectuales. El club de los cistercienses o feuillants compuestos por diputados girondinos de Brissot e Isnart y con tendencias republicanas liberales. E club de los franciscanos o cordeliers al que pertenecían Dantón y Marat, que defendían una democracia a ultranza, republicanos, políticas populares, y que se caracterizaba por su ascendencia sobre las masas populares y su radicalismo político. En este club militaban también Roux y Chaumette, que junto con Marat tendrán una enorme influencia en la calle gracias a la difusión de sus periódicos y a los mítines políticos. En la Asamblea todavía no tendrán representantes en este período, salvo Dantón. Las reformas burguesas: Además de la abolición del feudalismo, la aprobación de losDerechos del Hombre, la defensa de la propiedad privada, etc., el gobierno revolucionario intentara llevar a cabo las reformas necesarias para mejorar el funcionamiento del país. Talleyrand, que además de diputado será Obispo, propone una solución económica de la Deuda estatal mediante la desamortización de los bienes amortizados del clero (expropiación de los bienes de la Iglesia y venderlos posteriormente en subasta pública). Estos bienes serían subastados, vendidos, por el Estado y con el producto de estas ventas se pretendía solucionar las deudas del tesoro y garantizar la emisión de los assignats (especie de bonos del tesoro que los burgueses comprarán a cambio de obtener un interés notable, pero que acaba convirtiéndose en papel moneda que muy pronto se devalúa y pierde casi toda su capacidad adquisitiva). El plan desamortizador de Talleyrand, además de solucionar los problemas económicos del estado, perseguía los mismos objetivos que la mayoría de las desamortizaciones decimonónicas: Incorporar las tierras amortizadas del Antiguo Régimen al mercado burgués de la tierra y arrimar adeptos a la revolución. Los principales beneficiarios serán los miembros de la burguesía, los únicos con capacidad adquisitiva necesaria para comprar esos bienes. Al mismo tiempo Talleyrand aborda la necesidad de reformar la Iglesia, creando la Constitución Civil del Clero. El Estado pagaría los sueldos del clero, el número de obispos se reducía de 134 a 83, el nombramiento de estos obispos ya no dependía del Papa, sino que erán elegidos por votación, se suprimen las ordenes religiosas, salvo las que desempeñasen algún fin social, y se obligaba a todo el clero a jurar la constitución política del nuevo estado revolucionario. El resultado es que se crea unas Iglesia moderna, pero que en aquellos momentos sirve para dividir al clero en juramentados (Los que juran la Constitución) y no juramentados. La política parlamentaria también abordará la creación de un estado económico librecambista. Se suprimen monopolios, corporaciones profesionales (gremios), diezmos y servidumbres feudales. La economía debía regirse sólo por la oferta y la demanda, y con la menor intervención del estado posible. Esto genera el capitalismo puro y duro, que favorece el comercio y el enriquecimiento de los que lo dominan, pero que imponen precios altos y salarios bajos para el resto de la población. Todo ello iba acompañado de un política fiscal moderna, fundamentada en la supresión de todo tipo de impuestos señoriales y eclesiástico, disminución de los impuestos indirectos, y creación de un impuesto directo que gravaba la riqueza de cada individuo. En cuanto a las reformas administrativas territoriales, se deciden convertir Francia en un estado federal, dividido en 83 departamentos, estos en distritos, en cantones y Ayuntamientos. Los Ayuntamientos, distritos y departamentos, estaban gobernados por un Consejo elegido por los ciudadanos, con funcionarios de carrera como administradores, un directorio encargado del ejecutivo y un procurador general designado por el gobierno central parisino. En esencia, esta será la administración territorial copiada por España a partir de 1833. La Constitución: Tras la huida del Rey y su captura en Varennes el 20 de Junio de 1791, Pág. 14
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quedaba suficientemente clara su participación en conjuras emigrees (Así se llamará a los aristócratas absolutistas y clerigos no juramentados, que huyen de Francia para instalarse en países próximos con Reyes absolutistas, y que durante todo el proceso revolucionario se convertirán en conspiradores contra el estado revolucionario francés) y contrarrevolucionarias en general, con lo que provoca la radicalización de las posturas políticas. Los centristas de Lafayette se verán imposibilitados de controlar la Asamblea ante la radicalización izquierdista y derechista. Por su parte, el pueblo se alza contra los acaparadores de trigo, contra los nobles que siguen detentando sus señoríos por la imposibilidad campesina de abonarles sus indemnizaciones, contra el clero conspirador, etc. Los centristas constitucionales de Lafayette, Talleyrand, Mirabeau y Sieyes, se ven obligados a ordenar la represión de los manifestantes en el Campo de Marte el 17 de Julio de 1791, produciéndose gran cantidad de muertes por disparos de la Guardia Nacional. A partir de estos momentos el pueblo ya no confía en los revolucionarios burgueses, y todo su apoyo lo entregarán a los radicales de Robespierre; por lo que los constitucionales moderados deberán seguir su labor solos. A pesar de todo conseguirán acabar la redacción de la Constitución de 1791. Esta constitución se caracteriza por: a. División de poderes: El poder ejecutivo en manos de un Rey Constitucional y del gobierno, el legislativo detentado por la Asamblea Legislativa, y el judicial por el cuerpo de jueces. b. Forma de gobierno monárquico constitucional: Existirá un Rey quién debe sancionar las leyes, dirigir el ejército y nombrar ministros, controlado por la Constitución y por la Asamblea, y compartirá su poder ejecutivo con el gobierno civil elegido. La Asamblea será elegida por dos años y encargada de elaborar las leyes, declarar la guerra y la paz, aprobar los presupuestos, etc. c. Democracia mediante sufragio censitario e indirecto: Se divide a los ciudadanos en activos y pasivos, siendo los primeros los únicos con derecho de voto, en virtud de pagar, al menos, el equivalente a tres jornales en impuestos al año, y tener más de 21 años. Estos votantes elegirán a unos compromisarios que a su vez elegirán, de entre si mismos, a los diputados, por lo que no son los ciudadanos los que eligen directamente a los diputados. Los ciudadanos no activos, los más pobres, se considerán discriminados e integrados en un hipotético cuarto estado, carente de derechos políticos, por lo que se rebelan contra esta decisión y se entregarán a protestas radicales dirigidas por los cordeliers. d. Respeto a los derechos del hombre y del ciudadano. e. Descentralización administrativa: Se divide Francia en 83 departamentos, divididos a su vez en distritos, estos en cantones, y estos en ayuntamientos que incrementan sus atribuciones. El Estado central se reserva el nombramiento de Intendentes como representantes suyos en departamentos y ayuntamientos. f. Constitución Civil del Clero: Los sacerdotes se convierten en funcionarios públicos.
3.3.3. LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (1 de octubre de 1791 al 2 de septiembre de 1792). Una vez disuelta la Asamblea Constituyente y celebradas las elecciones oportunas, respetando el acuerdo de la Asamblea Constituyente referente a que no podían presentarse a las elecciones los diputados de la anterior Asamblea, la nueva Asamblea Legislativa estará compuesta por 745 diputados, elegidos por sufragio censitario e indirecto, y distribuidos así: 264 monárquicoconstitucionales (derecha partidaria de una monarquía constitucional, y divididos entre el grupo de Lafayette y el de Lameth);, 345 diputados de Centro, que dividían su voto entre unas tendencias u otras según el momento;136 jacobinos-girondinos (La izquierda, dividida entre los girondinos de Brissot y Condorcet, y los jacobinos de Robespierre); un número reducido de diputados de extrema Pág. 15
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izquierda, dirigidos por Carnot. Todos estos diputados serán inexpertos, debido a que los diputados constitucionales deciden renunciar a su derecho de ser elegidos, por lo que los principales líderes revolucionarios, protagonistas de la revolución y de la redacción constitucional, se habían quedado fuera de la Asamblea. Ellos, desde los salones y los clubes, serán los que realmente dirijan la política en la sombra, los que controlen a “sus diputados” en la Asamblea. Durante todo el período no existirá un gobierno claro de un grupo político determinado, ya que ninguno controlaba totalmente la Asamblea ni la calle, por lo que la inestabilidad política posibilitará la irresolución de los problemas fundamentales de Francia, agravados por las reiteradas malas cosechas, la constante subida de precios y falta de control gubernativo sobre los mismos, devaluación de los assignats, actuación de los contrarrevolucionarios del interior (nobles y curas refractarios o no juramentados) y emigrees en el exterior. Esta inestabilidad provoca numerosos motines populares y algunas medidas populistas por parte del gobierno, como es la confiscación de todos los bienes de los emigrees. A todo ello se añaden los problemas externos. Emigrees y potencias absolutistas europeas comienzan a movilizarse contra la revolución, ya que consideran que esta ha usurpado el poder legitimo y que su ideología significaba un grave peligro para la paz interna de sus reinos y para el orden internacional. Por ello el Emperador Leopoldo de Austria (padre de Maria Antonieta) y el Rey de Prusia, firman la declaración de Pillnitz, comprometiéndose a luchar contra la revolución y amenazando veladamente la seguridad interna de Francia. Ante esto, aparecen dos grupos asamblearios con ideas distintas sobre la política exterior: Los girondinos encabezan a los partidarios de una guerra de conquista en el exterior que posibilite asegurar las fronteras francesas, recaudar fondos para el tesoro, y extender la ideología revolucionarias; pero surge un pacifista, encabezado por los jacobinos, contrarios a la guerra porque pensaban que Francia debía resolver primero sus problemas internos, y que una guerra internacional implicaría restablecer el ejército de mercenarios y levas forzosas del Antiguo Régimen, además de servir a los moderados para distraer la atención sobre los problemas internos.
El 20 de Abril de 1792, Luis XVI, en nombre de la Asamblea y del gobierno declara la guerra al Rey de Bohemia, amparado por el gobierno monárquico de Roland y también por los girondinos, que apoyaban la guerra exterior. El Rey deseaba esta guerra porque creía que la derrota francesa sería inmediata y que los vencedores le repondrían en su trono absolutista. Francia es derrotada en numerosos enfrentamientos y sufre las constantes amenazas de su territorio. El 13 de junio se produce la dimisión del gobierno monárquico de Roland, y una semana después el pueblo asalta el palacio de las Tullerias. La Asamblea Legislativa, el 11 de Julio declara la patria en peligro y se inicia la creación del Ejército Nacional por Carnot, con la llegada de miles de voluntarios de toda Francia (Entre ellos los vounarios de Marsella que llegan cantando “La Marsellesa”, futuro himno nacional francés). Los girondinos son ahora los que contorlan la asamblea y el gobierno, pero los problemas no desaparecen. Se producen la declaración de Brunswick, en julio de 1792, amenazando al pueblo parisino con pasarlo por las armas si algo le sucede al Rey y a la Reina. Este manifiesto enardece los ánimos franceses y provoca el alistamiento masivo en el nuevo ejército, al tiempo que el Rey se convierte en sospechoso de traición, y se desencadena una rebelión popular el 10 de agosto que vuelve asaltar las Tullerias, asesinan a la Guardia Suiza del Rey, y el gobierno decide suspender al Rey en sus funciones y ponerle bajo arresto. En París La Comuna de París recupera el poder liderada por los jacobinos o montagnards de Dantón, que pronto se hará también con el control de la Asamblea Legislativa. Ante la crisis provocada, Robespierre pide nuevas elecciones democráticas, y la Comuna de Paris impone el Terror en Agosto-septiembre, con el asesinato de numerosos diputados conservadores y sospechosos de traición. El día 20 de Septiembre será disuelta la Asamblea Legislativa, justo el mismo día que Doumoriez logra la victoria de Valmy, considerada como la primera victoria de un ejército nacional sobre un ejército del Antiguo Régimen, y el 21 se reune la recien elegida Convención Nacional. Pág. 16
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3.3.4. LA CONVENCIÓN O REPÚBLICA DEMOCRÁTICA (20-IX-1792 a 28-VII1794). Durante las elecciones a la Convención se concedió el derecho al voto también a los ciudadanos no activos, por lo que todos los varones mayores de 21 años pudieron votar, y eligieron a 749 diputados para formar la Convención. La primera fase de la convención se conoce como fase girondina, puesto que los dominadores de la misma serán los diputados de la Gironda, que inmediatamente proclaman la República como forma de gobierno. Existirán diversos grupos dentro de esta Convención: La derecha formada por los girondinos de la alta burguesía, el centro como enorme masa de diputados indecisos, y la izquierda liderada por los jacobinos y apoyados por los sans-culottes en la calle. Realmente, el poder ejercido desde la calle por hombres como Roux, Hebert, Chaumette, como lideres de las masas populares, será enorme. 3.3.4.1.
La convención girondina (20-IX-1792 a 2-VI-1793).
Se redacta una nueva constitución que contempla la conversión de Francia en una República, pero el primer problema que se plantea es el juicio del Rey por traición. Los girondinos intentaron atrasarlo lo más posible, ya que eran conscientes de la oposición que podían encontrarse en el interior y en el exterior. La presión jacobina para juzgar al Rey por la evidencia de su traición (se encuentra un armario repleto de correspondencia secreta del Rey con mandatarios extranjeros y jefes de los emigrees), hace imposible retrasar más el juicio. El día 21 de Enero de 1793, la convención, por 387 votos contra 334, aprueba la condena del Rey a la guillotina. Esto agravará las relaciones exteriores de la República. El magnifico ejército creado por Carnot había tomado Niza, Bélgica y Saboya, y el 1 de febrero de 1793 declara la guerra a Gran Bretaña y Holanda, pero ahora debía hacer frente a una coalición europea compuesta por Gran Bretaña, Prusia, Austria y España, así como a la deserción del principal general francés (Doumoriez) después de su derrota en Nerwinden el 18 de marzo. Las derrotas del ejército francés serán inmediatas, por lo que la Convención decreta una leva forzosa de 300.000 hombres el 24 de febrero de 1793, que provoca motines y revueltas en el campo francés (La Vendee), que a la larga se convierten en una guerra civil interna entre contrarrevolucionarios (Vendeanos o campesinos de esta región francesa, descontentos con las medidas revolucionarias sobre la tierra y del anticatolicismo revolucionario, por lo que se rebelan contra el gobierno revolucionario de París. Pueden asimilarse a los carlistas españoles del siglo XIX en muchos sentidos). El 6 de abril se había creado el Comité de Salvación Pública (Gobienro ejecutivo de laAsamblea) presidido por Danton, y reestructura el Tribunal Revolucionario creado el 10 demarzo y el Comité de Seguridad General, y envían representantes a provincias para controlar el reclutamiento, lo que genera protestas y revueltas que cristalizan en la rebelión por la izquierda y de signo federalista , que pretendían una República Federal, en la que cada departamento o región francesa tuviese autonomía gubernativa. Por lo tanto la revolución y el gobierno de París tendrán que hacer frente a dos guerras civiles, a la guerra exterior declarada por la Coalición internacional contra Francia y dirigida por Prusia, y a los graves problemas sociales, políticos y económicos internos. El liberalismo económico impuesto por los girondinos impedía toda planificación económica, los asignados pierden el 50% de su valor, las cosechas son malas y los precios excesivamente caros para los consumidores y ridículos para los productores, con lo que la ruina agrícola es total. Las masas hambrientas se rebelan constantemente, asaltan almacenes de acaparadores, piden tasas de Maximum de precios, etc. Esto provoca la perdida de la mayoría girondina en la Convención y en los Coomites de Salud Publica y Salvación General. La revuelta popular parisina organizada por Hebert forzó a la Covnención el 2 de Junio de 1793 a arrestar a 29 diputados girondinos acusados de traición, acaparamiento de alimentos, actividades contrarrevolucionarias, etc.
3.3.4.2.
La convención jacobina (2-VI-1793 a 10-VII-1794). Pág. 17
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De esta manera se inaugura la Dictadura Jacobina con Robespierre como figura clave de esta Dictadura de la mediana y pequeña burguesía, apoyada por las masas; se enfrenta a problemas sin fin: derrotas exteriores, guerra civil en la Vendee, guerra federalista, asesinato de Marat, crisis económica y social. Se aprueba una nueva Constitución el 24 de junio de 1793. Es aprobada por plebiscito popular, y reconocía el derecho al trabajo, a la asistencia social y a la educación gratuita. Es decir, se trata de una constitución que recoge derechos populares y no sólo la ideología burguesa. Además, contemplaba el sufragio universal, la elección de la Asamblea por votación directa, por un año, etc. Nunca entro en vigor, puesto que el régimen jacobino desaparece antes que su estado de excepción. El 10 de julio los jacobinos se hicieron con la presidencia del Comité de Salvación, el 13 fue asesinado Jean-Paul Marat por Charlotte de Corday, simpatizante de los girondinos. La Jean-Paul Marat, lider radical de la indignación pública ante este crimen hizo aumentar Revolución Francesa y director del considerablemente la influencia de los jacobinos en todo el periódico L’ami du Peuple, desde el que país. Robespierre pasó a ser miembro del Comité de incitó a las masas revolucionarias, sobre Salvación Pública el 27 de julio y se convirtió en su figura más todo en el terror popular de agosto de 1992. Fue asesinado por el 13 de julio de destacada en poco tiempo. Robespierre, apoyado por Louis 793 por Carlotte Corday, su amante. Saint-Just, Lazare Carnot, Georges Couthon y otros significados jacobinos, implantó medidas policiales extremas para impedir cualquier acción contrarrevolucionaria. Los poderes del Comité fueron renovados mensualmente por la Convención Nacional desde abril de 1793 hasta julio de 1794, un periodo que pasó a denominarse Reinado del Terror. Para solucionar la crisis política, militar, de rebeliones internas, económica, etc., Robespierre decretó el estado de excepción, que le permitía gobernar dictatorialmente, y emplea el Terror como sistema de gobierno. La rebelión campesina de la Vendee se agudiza después de que el gobierno decreta la Leva en Masa, es decir el reclutamiento de todos los varones entre 18 y 25 años, para hacer frente a la guerra contra la Coalición Internacional. Los campesinos franceses, ya muy descontentos con la revolución por las malas cosechas, bajos precios de sus productos, con las indemnizaciones que debían pagar para redimir las antiguas cargas feudales, los impuestos del Estado, etc., se rebelarán contra esta iniciativa, y particularmente en la región de La Vendee. Lo mismo sucede con la rebelión federalista, agudizada después de la caída de sus aliados los girondinos. Pero el nuevo ejército de 300.000 hombres pronto entra en funcionamiento y se incremntará hasta 750.000, y ayudado por la política de Terror dirigida desde el Comité de Salud Pública y el Comité de Seguridad General, pronto consiguen aplastar estas dos rebeliones, y se iniciarán también los triunfos en el exterior contra las potencias europeas. Aparece, por primera vez, la figura militar de Napoleón ligada a los jacobinos y combatiendo contra estos rebeldes internos. Robespierre Iniciará una política social consistente en vender bienes comunales a pequeños propietarios o en el reparto de estos bienes a los pobres, venta de bienes de los emigrees, supresión de las indemnizaciones a la nobleza por renuncia a derechos señoriales, imposición de un Maximum y un Mlnimun de precios y salarios, etc. El estado de excepción es una auténtica dictadura que permite gobernar por decretos. El Comité de Salud Publica, liderado por Robespierre, con 12 miembros, se convierte en el gobierno real del país, y que ejerce su acción sobre toda Francia con los llamados enviados en misión a provincias, con poderes omnímodos. El Comité de Seguridad General, ejerce una labor policial y se encarga del terror organizado. El Terror se inició el 4-5 de septiembre de 1793 por iniciativa popular, para vengar al asesinado Marat, asaltando cárceles para asesinar a contrarrevolucionarios, mansiones de ricos, Pág. 18
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almacenes de acaparadores de alimentos, etc. Ante esta presión popular, Robespierre acepta establecer el Terror oficial. Se aprueba la Ley de Sospechosos contra emigrees y sus familiares, funcionarios del Antiguo Régimen, acaparadores de alimentos, etc. Inmediatamente serán arrestados más de 5.000 en París, Maria Antonieta (la reina) y 22 diputados girondinos son ajusticiados el mismo día, Fouche ametralla a los federalistas en Lyón, y Carrier los ahoga en Nantes. Los más afectados por el terror, sin embargo, serán las masas populares. El terror era considerado por Robespierre como una forma de gobierno, de justicia rápida, y estaba justificado por la virtud e incorruptibilidad de los auténticos revolucionarios. El justo y virtuoso no debería temerlo, puesto que no hacía nada reprobable. Los ajusticiados lo eran por el bien del pueblo, al que traicionaban, cobraban precios injustos, e impedían su felicidad. sin embargo el terror también será utilizado para eliminar a opositores internos del régimen, a pesar de ser jacobinistas o lideres de los sans-culottes, como Hebert, Danton, Desmolulins, lo que provoca la perdida del apoyo sansculottes y la caída definitiva de Robespierre al final del período. Pero conviene recordar a Robespierre no sólo por el Terror, sino también por algunos logros meritorios. Su política social ya referida, la constitución más democrática de toda la revolución, la creación de una nueva religión basada en la Razón en el culto a los mártires de la revolución y al ser Supremo (La Virtud), la creación de un nuevo calendario que dividía el año en meses con nombres acordes con la climatología o las labores agrícolas (Thermidor, Fructidor, Pluvioso, Ventoso, Brumario, etc.) y establecía un nuevo calendario semanal y nuevas festividades no católicas, suprimiendo toda relación entre calendario y religión católica, la creación de un sistema educativo y sanitario gratuito, una política económica controlada por el Estado y que constituirá el embrión de políticas social-democratas posteriores. Sin embargo, la mayoría de estas medidas no pudieron ejecutarse por culpa de la situación interna francesa, y por que la enorme capacidad de trabajo e inteligencia de Robespierre estaba lastrada por sus ansias de poder, que le llevaron a crear un régimen totalmente nuevo, pero cada vez más personalista que le atraerá la enemistad de los más democráticos, así como la de los sansculottes. Cuando Robespierre decide suprimir el Maximum y Minimum para precios y Salarios, por haberse demostrado un política inadecuada, los sans-culottes se rebelan contra esta decisión provocando disturbios en los mercados, y alguno de sus lideres como Hébert proponen la abolición de la propiedad privada, por lo que el gobierno jacobino decide atajar estas rebeliones con la clausura de las sociedades de sans-culottes y la ejecución de Hébert (marzo de 1794), Dantón (6 de abril) y Desmoulins, todos muy queridos por el pueblo llano. Esto provocó más revueltas hostiles del pueblo llano parisino, sobre todo despues dela victoria francesa de Feurus contra la coalición itnernacional, y la perdida de apoyos para los jacobinos, lo que será aprovechado por sus enemigos del ala derechista para hacerse con el poder en el Comité de Salud Pública y dar el golpe de estado de Termidor (27-VII-1794), hacerse con el poder y decretar la ejecución de Robespierre y Saint Just. Robespierre, Saint-Just, Couthon y 98 de sus seguidores fueron apresados el 27 de julio de 1794 (el 9 de termidor del año III según el calendario republicano) y decapitados al día siguiente. La Convención Nacional estuvo controlada hasta finales de 1794 por el 'grupo termidoriano' que derrocó a Robespierre y puso fin al Reinado del Terror.
3.3.5. LA REPÚBLICA BURGUESA Y EL DIRECTORIO (28-VII-1794 a 9-XI1799). La transición y el terror blanco: El 27 de Julio de 1794 se produce el golpe de Thermidor que concluye con la dictadura de Robespierre y el guillotinamiento de Robespierre y 20 diputados jacobinos. Los moderados acceden al poder porque los sans-culottes abandonaron a Robespierre, desengañados del maximum que impedía aumento de salarios y cansados del terror que también les afectaba a ellos. A partir de esos momentos se inicía en toda Francia lo que conocemos como Terror Blanco, que ajusticia a Pág. 19
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todo sospechoso de jacobinismo. En el exterior se continúan las guerras expansivas, llegando a conquistar Holanda y parte del norte español. Se clausuraron los clubes jacobinos de toda Francia, fueron abolidos los tribunales revolucionarios y revocados varios decretos de carácter extremista, incluido aquél por el cual el Estado fijaba los salarios y precios de los productos. Después de que la Convención volviera a estar dominada por los girondinos, el conservadurismo termidoriano se transformó en un fuerte movimiento reaccionario. Durante la primavera de 1795, se produjeron en París varios tumultos, en los que el pueblo reclamaba alimentos, y manifestaciones de protesta que se extendieron a otros lugares de Francia. Estas rebeliones fueron sofocadas y se adoptaron severas represalias contra los jacobinos y sans-culottes que los protagonizaron. Durante el invierno de 1794-1795, las fuerzas francesas dirigidas por el general Charles Pichegru invadieron los Países Bajos austriacos, ocuparon las Provincias Unidas instituyendo la República Bátava y vencieron a las tropas aliadas del Rin. Esta sucesión de derrotas provocó la desintegración de la coalición antifrancesa. Prusia y varios estados alemanes firmaron la paz con el gobierno francés en el Tratado de Basilea el 5 de abril de 1795; España también se retiró de la guerra el 22 de julio, con lo que las únicas naciones que seguían en lucha con Francia eran Gran Bretaña, Cerdeña y Austria. El sistema político de la Convención seguirá en vigor hasta el 26 de octubre de 1795, hasta que se elabore una la Constitución del año III, aprobada el 22 de agosto de 1995, con un carácter marcadamente conservador y antimonárquica. Esta constitución recogerá el derecho de propiedad, la democracia censitaria, y la mayor parte de los derechos del hombre pasaban a ser regulados por leyes y reglamentos externos a la constitución. El nuevo régimen político se fundamentaba en la creación de un Consejo de los Quinientos elegidos por los principales contribuyentes a través de compromisarios, y un Consejo de Ancianos de carácter elitista. Las dos Asambleas se reelegían anualmente en 2/3 partes de sus miembros, mientras que el poder ejecutivo o gobierno correspondería a un Directorio de 5 miembros, con la capacidad de nombrar ministros, dirigir la política exterior, y controlar la policía y el poder judicial. La Convención Nacional, que seguía siendo anticlerical y antimonárquica a pesar de su oposición a los jacobinos, tomó precauciones para evitar la restauración de la monarquía. Promulgó un decreto especial que establecía que los primeros directores y dos tercios del cuerpo legislativo habían de ser elegidos entre los miembros de la Convención. Los monárquicos parisinos reaccionaron violentamente contra este decreto y organizaron una insurrección el 5 de octubre de 1795. Este levantamiento fue reprimido con rapidez por las tropas mandadas por el general Napoleón Bonaparte, jefe militar de los ejércitos revolucionarios de escaso renombre, que más tarde sería emperador de Francia con el nombre de Napoleón I Bonaparte. El régimen de la Convención concluyó el 26 de octubre y el nuevo gobierno formado de acuerdo con la Constitución entró en funciones el 2 de noviembre. El Directorio: El régimen del Directorio (26 de octubre de 1795-9 de noviembre 1799), se convirtió en el régimen de la gran burguesía de negocios, de los usureros y acaparadores de mercancías, de los que buscaban un rápido enriquecimiento o un fácil ascenso social. El ejército y generales como Napoleón, Ney, Soult, Jourdan, Moreau, se convierten en los principales garantes de un régimen al que, por otra parte, le debían su rápido ascenso en el escalafón militar. Sin embargo, esta dependencia excesiva del ejército se volverá contra el Directorio cuando estos generales comienzan a tener aspiraciones políticas pretorianistas (deseos de los militares de hacerse con el poder político), cuando toman conciencia de su poder y de su importancia para el régimen, que depende de su labor de policía y de sus conquista exteriores. Las conquistas exteriores llevan a Francia a ocupar Italia, norte de España, Suiza, y llevar a sus tropas a Egipto. Estas conquistas no sólo significan expansión territorial y orgullo para Francia, sino también gran cantidad de dinero, nuevos impuestos, y riqueza procedente del saqueo de los territorios conquistados, que permitirá a este Estado francés resolver parte de sus problemas Pág. 20
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económicos, y a muchos burgueses enriquecerse con los negocios vinculados al ejército. Los generales victoriosos, todos muy jóvenes, formados durante la revolución, eran auténticas estrellas en Francia, y eran conscientes de su poder. Para mantenerse en el poder necesitaba de las conquistas externas que le permitían apropiarse de las riquezas de las zonas conquistadas, y del ejército para controlar la oposición interna. Las rebeliones populares del año 95, los golpistas jacobinos del 5 Fructidor (22 de Agosto 1795), el golpe monárquico realista del 13 vendimiario (5 de Octubre de 1795), o la conjura de los iguales de Babeuf y Buonarotti en mayo del 1796, fueron saldadas con baños de sangre por parte del Directorio que empleo al ejército como fuerza represiva. Los tres golpes de Estado que se produjeron durante este periodo —el 4 de septiembre de 1797 (18 de fructidor), el 11 de mayo de 1798 (22 de floreal) y el 18 de junio de 1799 (30 de pradial)—, reflejaban las diferencias entre las tendencias políticas representadas en el Directorio, a pesar de las victorias militares. Las derrotas militares llegaron en 1799, junto con la crisis económica, lo que provocó desórdenes sociales y crisis política. Luciano Bonaparte, presidente del Consejo de los Quinientos; Fouché, ministro de Policía; Sieyès, miembro del Directorio y Talleyrand, eran partidarios de un golpe de estado que instaurase un poder fuerte capaz de atajar la crisis. El golpe de Estado tuvo lugar el 9 y 10 de noviembre (18 y 19 de brumario) y acabó con el Directorio. Napoleón Bonaparte protagonizó el golpe junto Luciano Bonaparte, Fouche, Sieyés y Talleyrand. Se sustituyó el Directorio por un Consulado que aprobó la Constitución del 24 de diciembre de 1799.
3.4. CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN. Entre unas fases y otras se considera que el Terror Rojo y el Terror Blanco, supusieron el guillotinamiento de 30.000 personas, de las que 2.000 pertenecían a la nobleza. La nobleza no perdió todas sus propiedades, ya que la mayoría las conservaron o las compraron otra vez, y sólo los nobles emigrees perdieron sus tierras al ser vendidas por el Estado. La Iglesia, a través de la desamortización de sus bienes, si que perdió la mayoría de sus propiedades, que fueron adquiridas por los burgueses y por los que ya eran propietarios. Esto significa que se produce una importante transferencia de propiedad, pero los más pobres siguen sin acceder a la misma, y se crea una Francia agrícola donde predomina la mediana propiedad. Las clases ricas aprovecharon las circunstancias para incrementar su riqueza, gracias a los negocios, pero sobre todo por adquirir, según Lefebvre, el 65% de las tierras desamortizadas a la Iglesia o expropiadas a los emigrees. Sin embargo, la sociedad francesa va a cambiar definitivamente. La abolición de los privilegios feudales, la supresión de las cargas de justicia señoriales y del monopolio de la nobleza sobre cargos públicos, la unificación de impuestos y la supresión de impuestos eclesiásticos, van a crear un sistema social radicalmente distinto al del Antiguo Régimen. Desaparece la sociedad estamental para dar lugar a una sociedad de clases, aunque esto no mejora gran cosa la situación de los no propietarios y de los más pobres de las ciudades. En lo político, aparece definitivamente el régimen liberal burgués, democrático, con constituciones que limitan el poder del gobierno y del Rey, con división de poderes, elecciones, partidos políticos; en definitiva, el sistema político actual. La revolución francesa puede considerarse, por todo esto, como la cuna de la civilización política contemporánea en Europa y la definitiva expansión de conceptos como Soberanía Popular, Libertad, Igualdad, Fraternidad, igualdad de derechos, derecho al sufragio, defensa de la propiedad privada, etc.
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4. EL SISTEMA NAPOLEONICO. 4.1. INTRODUCCIÓN. El sistema napoleónico es una consecuencia directa de la revolución francesa y el propio Napoleón es un hijo de la revolución. Aunque acaba convirtiendo su gobierno en una dictadura imperial, sus presupuestos de gobierno se basan en conceptos nacidos con la revolución. Jesús Pabón es el principal estudioso del sistema napoleónico en España y uno de los que mejor definen los intereses y la ideología de este personaje. Para Pabón, Napoleón pretendía: - Acabar con la anarquía interna de Francia, a nivel ideológico, sobre todo. - Restablecer la unidad interna de Francia. - Recuperar el pasado glorioso de Carlomagno o el Rey Sol. - Lograr la solidaridad y reconciliación internacionales, mediante la creación de una unidad europea, recuperando la idea de Carlomagno o de Carlos V, por lo que muchos le consideran precursor de la actual idea de una Europa unida, aunque sus métodos militares y violentos para conseguir este objetivo hacen que la mayoría considere que su único interés era aumentar el dominio de Francia sobre Europa y su poder personal. - Consolidar las conquistas externas de los girondinos (Conquistas territoriales) y las internas de los jacobinos (política social y democracia). Pero aparecen algunas contradicciones dentro de esta ideología. Su idea de recuperar el pasado glorioso francés pasa por proclamarse Emperador, pero ello se contradice con su jacobinismo y su idea de un sistema democrático; su ateismo religioso se opone a los acuerdos con el papado sobre el reconocimiento del catolicismo como religión oficial del estado, y con la coronación imperial a cargo del Papa; sus conquistas militaristas se contradicen con la exportación de la ideología nacionalista heredada de la revolución, y que se fundamenta en la autodeterminación de los pueblos. Quizás por todo esto la figura napoleónica despierta gran interés desde el primer momento y se convierte en la figura más estudiada de la historia. Napoleón fue odiado por los demócratas y absolutistas por igual, y admirado por el pueblo llano y los historiadores y políticos románticos. Su excepcionalidad como militar, político y legislador, depende de la óptica con que se mire. Michelet le acusa de traicionar a la revolución, mientras Thiers le dedica una obra en varios volúmenes admirando su obra de pacificación y unificación de Francia. Bainville en 1931 realiza una biografía muy favorable a Napoleón, mientras Lefevre demuestra que la revolución fue obra de una minoría que sólo podía mantenerse en el poder con una dictadura del tipo de la de Napoleón, por lo que le considera un representante de esta minoría.
4.1.1. ARTE MILITAR. Napoleón se benefició de la creación del ejército revolucionario de Carnot en 1793. Un ejército nacional y patriota que sustituye al ejército de mercenarios del Antiguo Régimen. El arte militar de Napoleón se resume en los siguientes puntos: No sitiará ciudades ni utilizará tácticas defensivas, prefiriendo el ataque para destruir al enemigo gracias a la movilidad y la genialidad táctica, que le permite conseguir la superioridad en un punto determinado. Siempre respeto tres reglas básicas: Concentrar las tropas en un solo punto, mantener una gran velocidad de movimientos respecto al enemigos, y la división de su ejército en Pasivo (resistir), Activo (ofensivo) y Reserva (Ayudaba al que lo necesitase). Para lograr sus objetivos militares utilizó, preferentemente dos tipos de tácticas: -Táctica de Líneas envolventes. Un Cuerpo de ejército resistira los ataques enemigos hasta que el resto del ejército ocupe una oposición favorable para atacar por la retaguardia a las fuerzas oponentes. -Táctica de Líneas interiores: Pág. 22
Dejará que su ejército sea rodeado por el ponente, pero Total Páginas: 28
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cocentrando su fuerza en los puntos débiles de los captores, para romper la línea enemiga, huir y volver sobre sus pasos para atacar por la retaguardia.
4.1.2. BIOGRAFÍA. Nació en Ajaccio (Córcega) en 1769 y murió en Santa Elena en 1817. El que llegara a ser emperador de los franceses entre 1804 y 1815, se reveló como uno de los militares más brillantes de todos los tiempos. Napoleón fue el hijo de Carlo de Buonaparte (posteriormente afrancesó su nombre hasta quedar como Bonaparte) y Letinia Ramolino. Con el apoyo del gobernador francés en la isla, estudió en el colegio de Autun y, posteriormente, gracias a unas becas concedidas por Luis XVI, ingresó en la Escuela Militar de Brienne, para continuar su formación en la Escuela Militar de París. En 1785 acabó sus estudios militares, alcanzando el grado de teniente y colocándose al frente de un regimiento de artillería. Los años posteriores los pasó en guarniciones de provincias (Valence y Auxonne), aprovechando su tiempo para ampliar su preparación militar (profundizó en sus estudios de matemáticas, artillería y táctica militar), entrar en conocimiento de los pensadores políticos clásicos (en especial Maquiavelo y Montesquieu) y descubrir su pasión por la historia (le deslumbraron las biografías de Alejandro, César y en especial la de Federico II). La Revolución Francesa, iniciada en 1789, fue el gran trampolín para la ascensión de Napoleón participando activamente en las luchas políticas en su tierra de Corcega, por lo que alcanzó el grado de teniente coronel; pero su enfrentamiento con Paoli, hicieron que Napoleón y su familia tuvieran que huir (junio, 1793). Nombrado comandante, se hizo cargo de la artillería del ejército de Dugommier, siendo determinante su actuación para la reconquista de Tolón (diciembre, 1793), lo que le valió el ascenso a general. En ese momento comenzó su relación directa con los políticos dirigentes de la revolución; el apoyo que le había otorgado Robespierre le pasó su factura a la caída de éste, sin embargo Barras reclamó su participación, encargándole la represión del levantamiento realista de octubre de 1795. Su actuación le valió el nombramiento de comandante del ejército del interior, dirigiendo la represión de las actividades subversivas, en especial contra los club jacobinos. La culminación de su ascenso la significó su matrimonio con Josefina de Beauharnais, una de las figuras de los influyentes salones del París de la revolución. En marzo de 1797 recibió el mando del ejército francés en Italia, donde se llevaba a cabo un enfrentamiento contra Austria; la península fue el escenario de las primeras manifestaciones del gran genio militar de Napoleón. Las victorias de Arcole, Lodi y Rivoli obligaron a Austria a firmar el tratado de Campoflorido. El Directorio aprobo su proyecto de conquistar Egipto, y allí se dirigió ocupando primero Malta y Alejandría (junio, 1798) y venció definitivamente a los mamelucos en la batalla de las Pirámides. Pero el almirante Nelson consiguió destruir su flota, lo que le hacia Pág. 23
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prisionero de su triunfo y le incomunicaba con Francia. Llevó a cabo una brillante política de obras públicas y excavaciones arqueológicas (origen de la pasión europea por Egipto), atacó a los turcos en Siria y estuvo a punto de conquistar San Juan de Acre. Pero conocedor de las dificultades francesas en el continente, abandonó Egipto rompiendo el cerco inglés. En París y nombrado comandante de las tropas de la capital, Napoleón contempló la gran impopularidad del Directorio; lo que facilitó la preparación y el triunfo del golpe de estado que llevó a cabo el 18 de brumario (noviembre, 1799). Napoleón fundamentará sus éxitos militares en: La formación de un ejército nacional que luche por ideales nacionalistas y que se nutría de reclutamientos forzosos, en la concentración del ejército en un punto determinado, en la movilidad de su ejército, y en librar a sus ejércitos del cercamiento enemigo, renunciando a defenderse a ultranza y a tomar al asalto fortalezas aisladas. A esto unirá una táctica y estrategia, totalmente revolucionarias para su época. Sus tácticas favoritas se fundamentan en los movimientos envolventes por la combinación de marchas y contramarchas de su ejército activo y pasivo, y en la división del enemigo por su parte más débil. A todo ello une su gran visión para elegir el momento y el lugar de batalla, así como la configuración de la intendencia necesaria. Revolucionó la concepción estratégica y sentó las bases de lo que sería el arte militar hasta comienzos del siglo XX. Los tres principios básicos de su concepción militar descansaban sobre la potencia, la seguridad y la economía de fuerzas; su manifestación se encontraba en la posesión de la iniciativa; la búsqueda del objetivo estratégico decisivo, sin perder energías en grandes maniobras de distracción; gran importancia del servicio secreto, tanto en el frente como en la retaguardia del enemigo; control de las líneas de comunicación, dificultando los avances y retiradas del oponente; reordenación de la composición de los ejércitos, con la diferenciación y especialización de los distintos cuerpos; empleo masivo de la artillería en batalla y de la caballería para la persecución del adversario.
4.2. El CONSULADO (1799-1894). Entre 1799 y 1804 se desarrolla esta primera fase del ascenso napoleónico, que se había iniciado con su participación en la guerra federalista jacobina, en la represión de los monárquicos parisinos, en su éxito militar en la campaña de Italia de 1797 y en la fracasada campaña de Egipto de 1798. La situación en 1789 era difícil para el Directorio, que debe hacer frente a una nueva rebelión de La Vendee y los fracasos militares en el exterior durante ese año, con lo que aparecen dos tendencias: Los realistas, que defendían la restauración de un rey borbónico constitucional, y los jacobinos, que pretendían restablecer los principios básicos de la revolución. El Directorio aplasta militarmente a los rebeldes vendeanos y anula las elecciones para evitar que los jacobinos controlen la Asamblea, al tiempo que nombran a Napoleón Comandante de París. Las continúas conspiraciones políticas durante el verano y la imposibilidad de garantizar estabilidad política, llevan al golpe de 18 Brumario (9-XI-1799),con Napoleón como brazo armado del golpe. Se crea un gobierno formado por tres consules: Sieyes, Ducos Lasalle y Napoleón. Un año después ya será nombrado primer cónsul, iniciando su obra personal. En esta fase del consulado, Napoleón se plantea dos objetivos: Paz interior y paz exterior. La paz interior la fundamentará en la elaboración de la Constitución del año VIII. De esta constitución saldrá un ejecutivo fuerte, con el poder de nombrar ministros, oficiales del ejército, funcionarios, control de la policía y política exterior. No habrá declaración de derechos del hombre, ni una clara división de poderes entre el Tribunado, Senado y Cuerpo Legislativo (forman el poder legislativo). No hay división de poderes, ya que la constitución decía que uno de los consules tendría también poder legislativo, mientras los ostros dos consules quedaban relegados a funciones consultivas. Sólo el Cuerpo Legislativo será elegido por sufragio universal, pero por un sufragio indirecto en tres fases: Los ciudadanos eligen a un grupo de notables del municipio, los cuales eligen de entre sí mismos a los notables del departamento, quienes a su vez eligen den entre sí mismos a los notables nacionales, que son los que acaban formando el Cuerpo Legislativo. Este sistema es modificado en 1802, al sustituir los municipios por Colegios Electorales. Pág. 24
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También se plantea la reforma hacendística, mejorando ostensiblemente la recaudación por medio de la centralización y modernización de la Hacienda públicas, que pondrá fin a la financiación estatal por medio de empréstitos y regulariza los impuestos directos e indirectos que anualmente debían satisfacer los franceses. Además, crea el Banco de Francia que se encargaría de la emisión de numerario y de ejercer de depositario de estos impuestos. Finalmente, aborda la pacificación religiosa de la nación, al firmar el Concordato de 1801, por el cual autorizaba el culto de la religión católica en Francia, subvencionaba a los eclesiásticos y concedía una amnistía a los antiguos refractarios, mientras que el Papa reconocía la constitución francesa, la participación del estado en la elección de obispos y la venta de las tierras eclesiásticas afectadas por la desamortización de Talleyrand. De esta forma creará una Francia unida y fuerte, que abandona el período anárquico y golpista del Directorio. En cuanto a la paz exterior, imprescindible para fortalecer la economía interna francesa, intento convencer a Gran Bretaña y Austria, que habían formado la Segunda Coalición, para firmarla, pero no lo consiguió. Fue necesario derrotar a Austria en Marengo y Hohenlinden para obligarla a firmar la paz de Lunneville, mientras que Gran Bretaña acepto la paz de Amiens en 1802 para poner fin a un período de guerras que estaba afectando la economía británica. En estos momentos de máximo prestigio, decide dar una vuelta más de tuerca y mediante una consulta al pueblo (un plebiscito), consigue el apoyo popular para modificar la Constitución del año VIII y convertirse en único cónsul y además Cónsul Vitalicio (de por vida), con el derecho a nombrar incluso a su sucesor. Esta decisión la fundamenta en la inestabilidad política que se produciría si el principal responsable del gobierno muriese, debido a posibles atentados.
4.3. EL IMPERIO (1804-1814). El Imperio para Napoleón significa llevar a cabo su idea de unidad política en Europa, cumplir sus aspiraciones personales de poder, exportar la ideología revolucionaria a toda Europa, y concluir el proyecto girondino de expansión fronteriza de Francia. Conseguía, por otra parte, garantizar la continuidad del sistema napoleónico aL convertir la corona en hereditaria; eliminando así el peligro que suponía su posible fallecimiento. Cumple de esta manera todas sus aspiraciones personales de poder, y pretende evitar el fin de su obra convirtiendo el imperio en hereditario, de tal forma que un atentado no frustre sus planes generales. Este miedo a morir asesinado le asalta en 1803 cuando Cadoudal, Moreau, Polignac, Pichegru o el Duque de Enghien, encabezan sucesivas conspiraciones contra su vida.
4.3.1. 1804-1806. Supone la primera fase de su imperio, iniciada el día 2 de Diciembre de 1804 cuándo Pío VII le consagra como Emperador en Notre Dame. A partir de ese momento inicia la reorganización interna de Francia. La Constitución de 1804 es una reforma de la de 1799, agudizando más la concentración de poder en un solo hombre, reconociendo la hereditabilidad de la Corona Imperial en la familia de Napoleón y obteniendo la aprobación popular mediante un plebiscito. También elabora un Código Civil de 1804, su principal obra jurídica, con un carácter burgués-conservador, que garantiza la propiedad privada, prohibe el divorcio, reconoce a la familia como unidad básica de la sociedad, la igualdad jurídica de todos los ciudadanos, y la abolición definitiva del feudalismo. Para completar la obra jurídica redacta el Catecismo Imperial de 1806, que servirá para fortalecer los vínculos Imperio-Iglesia y así garantizar la unidad religiosa de Francia y justificar la coronas imperia. En dicho catecismo se exigirá “al fiel católico la sumisión, fidelidad, cooperación y amor a Napoleón, por ser el ungido del señor, la imagen de Dios en la tierra”. Napoleón se convierte en un dictador que controla el Cuerpo Legislativo, Tribunado y Senado, que nombra y depone ministros y funcionarios, que se ayuda de una policía política dirigida por Prefectos todopoderosos en provincias, como el archiconocido Fouchet, y que poco a poco se va librando de los hombres fuertes que le podían hacer sombra: Talleyrand, Fouche. Pág. 25
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Su política económica destaca por la reforma aduanera, la potenciación de nuevos cultivos (en especial la remolacha), el apoyo a la incipiente industrialización y la apertura de grandes obras públicas (reurbanización de París. Crea un sistema educativo moderno, capaz de formar a los franceses en la idea imperial y de prepararlos para los retos económicos e industriales del futuro. Este sistema educativo se fundamenta en: Una educación superior controlada por la universidad, a base de altos colegios y facultades; la educación media a cargo de Liceos con una rígida disciplina; y una educación primaria a cargo de escuelas municipales. En cuanto a la sociedad, aparece una elite social encabezada por la nueva nobleza imperial, a base de títulos concedidos por el Emperador a colaboradores suyos y a militares famosos. La vieja nobleza regresa a Francia y recupera buena parte de sus tierras y su prestigio social, imponiendo sus formas de vida en las fiestas parisinas. La alta burguesía se enriquece como abastecedores de los ejércitos napoleónicos. Por lo tanto, favorece la construcción de una sociedad opulenta en sus clases altas, y la existencia de unas clases medias agrícolas muy agradecidas a Napoleón. Pero también hay que tener en cuenta que el pueblo debe afrontar las reclutas militares, las requisas alimenticias, los altos impuestos y la presión policial, y que los no propietarios y pobres en general, no verán solucionados sus principales problemas. Además, a medida que las guerras se alargan y cada vez exigen más reclutamientos, más impuestos, irá creciendo la oposición popular al régimen. En el exterior debe enfrentarse a la Tercera Coalición formada por Gran Bretaña, Rusia, Austria y Nápoles. Gran Bretaña seguía empeñada en dominar los mares del mundo, y para ello debía impedir el fortalecimiento napoleónico; Austria deseaba recuperar lo perdido en Italia; Rusia quería restablecer el absolutismo en Francia, el legitimismo del Antiguo Régimen. Napoleón intento ocupar Gran Bretaña con un gran ejército dispuesto para atravesar el canal de La Mancha, pero la derrota franco-española en Trafalgar en 1804 impedirá dicho proyecto, ya que la marina inglesa seguía controlando el Canal. Ante este fracaso decide utilizar el enorme ejército creado contra sus enemigos europeos, logrando sobre Austria-Rusia la victoria de Austerlitz y Ulm en 1805. De esta manera forzará la paz con estos dos países y constituye un Imperio Federal compuesto por: La Confederación del Rhin, de la que era Protector, la República Helvética, de la era Mediador, Wesfallia, Holanda y Nápoles, donde reinaban sus hermanos, e Italia, de la que era Rey.
4.3.2. 1806-1809. En esta segunda etapa imperial deberá hacer frente a la Cuarta Coalición (Prusia, Gran Bretaña y Rusia). Vence a Prusia en Jena, y a Rusia en Friedland, obligándola a firmar la Paz de Tilsit. Por esta paz acuerda con el Zar la división de Europa: Al oeste del Niemen para Napoleón, y al este del Niemen, para el Zar. Sin embargo no lograba derrotar a Gran Bretaña, y por ello intenta un nuevo tipo de guerra: La guerra económica. Intenta vencer a los británicos por medio de su ruina comercial y cortándoles los abastecimientos. El mecanismo que va a utilizar será el Bloqueo Continental, decretado el 21-XI de 1806 en Berlín. Por este decreto prohíbe todo comercio con Gran Bretaña, impide el transporte de mercancías a Gran Bretaña o que cualquier barco inglés transporte mercancías europeas. Para lograr hacer efectivo este bloqueo necesitaba controlar todas las costas europeas, por lo que era imprescindible negociar o conquistar aquellos países que todavía no formaban parte del Imperio. La conquista de Portugal, que no lograría, le supone enfrentarse al pueblo español en una guerra cancerigena, mientras que la conquista de los territorios pontificios le supone la excomunión papal y el odio de todos los católicos. Por otra parte, las costas supuestamente controladas nunca lo fueron totalmente, y no se puede establecer con seguridad quien sufrió más el bloqueo, si Gran Bretaña o Europa. Lo cierto es que la rigurosidad de este bloqueo afecto a la economía francesa, y ello provoco descontentos entre la burguesía y los católicos, complots liderados por Talleyrand y Fouche, y algunas protestas en el campo contra las requisas, bajos precios y reclutamiento forzoso y continuado. Pág. 26
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4.3.3. 1809-1814. Supone la tercera fase del Imperio napoleónico, y se inicía con el enfrentamiento a la Quinta Coalición (Austria-Gran Bretaña), que intentaba frustrar su proyecto de crear un gran imperio europeo. Austria será derrotada en Wagram y obligada a firmar la Paz de Viena, que implicaba el matrimonio de Napoleón con Maria Teresa, hija del Emperador austriaco. Consigue eliminar a sus enemigos en Europa, al tiempo que legitimar su trono al emparentar con una familia legitimista del Antiguo Régimen. En estos momentos alcanza su máximo poder (1810) al controlar los siguientes territorios: Francia, Holanda, norte de Alemania, norte y centro de Italia, Nápoles, provincias Ilíricas y Etruria, confederación del Rhin, República Helvética y Gran Ducado de Varsovia, Dinamarca y Noruega como aliados de buena fe, y Austria, Prusia, Rusia y Suecia, como aliados forzosos. En Nápoles, Holanda, Wesfallia y España, colocará a sus familiares, y él en persona gobernaba el núcleo del Imperio: Francia, Italia, Ducado de Varsovia, Confederación del Rhin y República Helvética (70 millones de habitantes). Sólo Gran Bretaña, Turquía, Cerdeña, Sicilia, escapaban a su control, ya que Rusia había firmado la Paz de Tilsit con él en 1807. Por lo tanto, lograra en estos momentos extender al máximo las fronteras francesas, y también las ideas antifeudales y nacionalistas de la revolución francesa por toda Europa, aplicando en los territorios que gobernaba directa o indirectamente: La reforma de la propiedad (Desamortización y desvinculaciones), la elaboración de cartas constitucionales (incluso en países no controlados, pero que se ven obligados a elaborar estas cartas para evitar la sublevación de sus habitantes, como sucede en Rusia), creación de ejércitos nacionales, centralización administrativa, unificación de impuestos, etc. A pesar de todo tendrá gran número de enemigos. En el exterior todos los países conquistados por la fuerza y aquellos en los que gobernaban antiguos generales suyos que acabarán traicionándole (Bernadotte en Suecia), y en el interior la burguesía, que se estaba arruinando por el bloqueo continental, los campesinos que estaban cansados de enviar sus hijos a la guerra, soportar las requisas para el ejército y pagar impuestos, los católicos que estaban enojados por la prisión del Papa en París, y los herederos de la revolución que le consideraban un dictador autoritario y sepulturero de la revolución. Por ello, las revueltas internas y externas se inician justo en 1810, el año en que había logrado su mayor expansión. La crisis de 1812 pondrá fin al imperio napoleónico. Como explicación de la hecatombe final se argumenta el desastre de la campaña de Rusia (invade Rusia en 1812, pero la táctica de tierra quemada practicada por los rusos le impide abastecerse sobre el terreno y debe retirarse, perdiendo más de 450.000 hombres en el paso del río Beresina y las estepas heladas de Rusia), el cáncer español que se mostró incapaz de resolver eficazmente a pesar de tener aquí inmovilizados varios ejércitos, y el hundimiento económico del imperio. Tras la derrota rusa y las definitivas derrotas en España, la Sexta Coalición plantea el ataque final, logrando la derrota napoleónica en Leipzig, conocida como la batalla de las Naciones. A mediados de 1813 el imperio napoleónico estaba rodeado de enemigos en guerra. La gran coalición aliada hizo retroceder los ejércitos franceses, mientras se producían traiciones de los mariscales, los nobles entraban en contacto con los aliados y el pueblo ignoraba la llamada desesperada de Napoleón a defender el suelo patrio. En abril de 1814 Napoleón debió admitir el Tratado de Fontainebleau, por el que abdicaba del trono; seguía manteniendo su título de emperador y se le concedía una pensión vitalicia y el gobierno de la isla de Elba. El día 11 de Abril de 1814 abdica y será confinado en la isla de Elba. En Francia toma el poder Luis XVIII como heredero de los borbones.
4.2.3. El imperio de los 100 días (1815). En 1815 tendrá lugar la última fase del sistema napoleónico. Su regreso de la isla de Elba le supone una aclamación popular en Francia que le lleva a constituir un nuevo Imperio. El llamado imperio liberal o Imperio de los Cien Días, se basa en una democratización sustancial del gobierno Pág. 27
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con el Acta Adicional a las Constituciones del Imperio. Estas concesiones son consideradas escasas por los más liberales e ilegales por los legitimistas, sólo el pueblo llano y campesino le apoyará, hartos de la ocupación extranjera, para formar un nuevo ejército. Con su ejército de veteranos hizo frente a los poderosos ejércitos aliados dirigidos por Wellington y Blücher, quien se acabaron imponiendo en Waterloo (junio, 1815). Al no poder huir a Estados Unidos Napoleón se entregó a los británicos, quedando confinado en Santa Elena hasta su muerte. La derrota de Waterloo, ante fuerzas británico-prusianas muy superiores, pondrá fin a la época napoleónica. Tras su confinamiento en la isla africana de Santa Elena, se inicia un nuevo período en Europa: La Restauración, cuyos principios se sientan en el Congreso de Viena. Aun en vida y al tiempo que se iban olvidando los peores tintes de su autoritarismo, la figura de Napoleón fue entrando en la leyenda. Su rápido encumbramiento, las extraordinarias aventuras y su trágico final hicieron de él, el arquetipo del personaje romántico. El hijo de la Revolución, como gustaba denominarse, aunque repudió con sus actuaciones los principios de la misma, extendió a toda Europa sus bases ideológicas. Con el "retorno de las cenizas" en 1840 a los Inválidos, la figura de Napoleón recibió el definitivo apoyo popular y su consagración histórica.
5. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA -Patrick Suskin. “El perfume”. -Godechot : “Los orígenes de la revolución francesa”. Ed. Península. -Godechot. “Las revoluciones”. Editorial Labor, Nueva Clio. -Michell Novell. “Introducción a la historia de la revolución francesa”. -Michel Voveil. “Introducción a la historia de la revolución francesa. Barcelona, Crítica. -Albert Soboult. Las clases sociales en la rey, francesa. Barcelona, Critica -Albert Soboult. La revolución francesa. Barcelona, Orbis. -Enrique Tierno Galvan. Babeuf y los iguales: un episodio del socialismo premarxista, Madrid, 1967. -M. C. de Tocquevilte. El Antiguo Régimen y la revolución. Madrid, 1982. -D. Woronoff. La República burguesa. De Thermidor a Brumario. Barceloua, 1981. -C. Brinton. Anatomía de la Revolución. Madrid, 1962. -A. Cobban. La interpretación social de la revolución francesa. Madrid, 1971. -N. Efimov. Historia social de la revolnción francesa. Madrid, 1974. -J. Godechot. Las revoluciones (1770-1799). Barcelona, Nueva Clio, 1969. -J. Godechot. Los orígenes de la revolución francesa. Barcelona, 1975. -N. Hampson. Historia social de la revolución francesa. Madrid, Alianza, 1970. -EJ. Hobsbawn. Las revoluciones burguesas. Madrid, Omega, 1976. -G. Rude. La multitud en la historia. Madrid, Siglo XXI, 1979. -Bainville. “Napoleón”. -Lefebvre. “Napoleón”.
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