Story Transcript
“Este breve y atractivo folleto provee meditaciones sobre cada misterio del rosario, incluyendo los misterios luminosos o los “misterios de la luz” recientemente promulgados por el Papa Juan Pablo II. Las meditaciones evocan la escena o motivo bíblico detrás de cada misterio y sugieren conexiones a nuestras experiencias cotidianas. Es una manera bonita de refrescar este amado trabajo católico de piedad.” The Bible Today
“Padres de iglesia, hombres o mujeres religiosos, o padres de familia cansados quienes buscan una lectura rápida para mejorar sus vidas de oración tienen suerte. Los comentarios invitan la reflexión y proveen alimentos espirituales mientras usted corre de lugar en lugar intentando terminar las tareas del día; cada uno concluye con un tema que le ayudará durante el día.” Crux of the News
Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
Mark G. Boyer
Traducido por Rosa María Icaza, C.C.V.I.
LITURGICAL PRESS Collegeville, Minnesota www.litpress.org
Diseño de la portada por Joachim Rhoades, O.S.B. Fotografía cortesía de Getty Images. Nihil obstat: Renée Domeier, O.S.B., Censor deputatus. Imprimatur: W John F. Kinney, J.C.D., D.D., Obispo de Saint Cloud, el 1 de junio de 2007. Las citas de la Biblia que aparecen aquí son de la Biblia de América, derechos reservados © 1994 por La Casa de la Biblia en España. Usada con permiso. Todos los derechos están reservados. Título Original Reflections on the Mysteries of the Rosary, © 2005 Order of St. Benedict, Collegeville, MN. © 2007 por la Orden de San Benito, Collegeville, Minnesota. Todos los derechos están reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida de ninguna forma, impresa, microfilmada, microficha, grabación mecánica, fotocopiado, traducción o por ningún otro medio conocido o por conocer, con ningún propósito a excepción de breves citas en reseñas sin el permiso previo y por escrito de Liturgical Press, Saint John’s Abbey, P.O. Box 7500, Collegeville, Minnesota 56321-7500. Impreso en los Estados Unidos de América. 1
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Boyer, Mark G. [Reflections on the mysteries of the Rosary. Spanish] Reflexiones sobre los misterios del Rosario / Mark G. Boyer ; traducido por Rosa Maria Icaza. p. cm. ISBN-13: 978-0-8146-3086-0 1. Mysteries of the Rosary. I. Title. BT303.B6918 2007 242'.74—dc22
2007017617
Dedicado a Rdo. Jerome Neufelder, 1929–2002 sacerdote, director espiritual, amigo
Índice Introducción 7 Los Misterios Gozosos La Anunciación 12 La Visitación de María a su prima Isabel 14 El Nacimiento de Jesús 16 La Presentación de Jesús en el Templo 18 Jesús perdido y hallado en el Templo 20 Los Misterios Luminosos El Bautismo de Jesús en el Jordán 24 La Manifestación de Jesús en las Bodas de Caná 26 La Proclamación del Reino de Dios 28 La Transfiguración 30 La Institución de la Eucaristía 32 Los Misterios Dolorosos La Oración en el Huerto 36 La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo 38 La Coronación de Espinas 40 Jesús con la Cruz a cuestas 42 La Crucifixión 44
Los Misterios Gloriosos La Resurrección 48 La Ascensión 50 La Venida del Espíritu Santo 52 La Asunción 54 La Coronación de la Santísima Virgen María 56
Introducción Este pequeño libro ofrece reflexiones para cada uno de los cuatro grupos de Misterios del Rosario: Gozosos, Luminosos, Dolorosos, Gloriosos. Su propósito es que quienes rezan el rosario lo utilicen como un conjunto de reflexiones guiadas. Uno puede regresar a sus reflexiones repetidamente para poder entender con más profundidad los misterios que se rezan. Cada reflexión de dos páginas proporciona el nombre del misterio, un versículo de la Sagrada Escritura, y una reflexión que provee antecedentes para entender el texto bíblico, una aplicación para la propia vida en el siglo veintiuno, y un enfoque que se sugiere al lector para la aplicación personal de la reflexión cuando él o ella medita y ora una decena específica del rosario. “Rosario” viene de una palabra del Sánscrito que significa “jardín de flores” o “collar de cuentas”. “Cuenta” viene de una palabra anglosajona que significa “oración” Por lo tanto, el rosario es un jardín de oración. Como todo jardín, para crecer sano y fuerte, necesita sol, lluvia, y fertilizante. Estas reflexiones sirven como el sol-lluviafertilizante-meditación para el jardín de oración, el rosario. Afortunadamente, el ora-dor(a) regresará a ellas una y otra vez para aumentar el crecimiento de muchas oraciones-flores en su vida.
Es fácil rezar el rosario. Uno se persigna mientras toca la cruz del rosario y recita el Credo de los Apóstoles. Después se va a la primera cuenta grande, la persona dice el Padre Nuestro, seguido de tres Aves Marías, una en cada una de las tres cuentas pequeñas, y el Gloria*. En la siguiente cuenta grande se anuncia el primer misterio, después del cual uno lee el verso bíblico y la reflexión de la sección apropiada de este libro. Cuando termina, la persona dice un Padre Nuestro y diez Ave Marías, contándolas en el primer grupo de diez cuentas pequeñas mientras medita sobre la aplicación de la reflexión que viene en este libro. Uno puede quedarse un rato en cada Ave María mientras enfoca su atención en cómo el misterio que se está rezando es llevado a la práctica por el ora-dor. Al final de la decena se reza el Gloria. En la siguiente cuenta grande se anuncia el siguiente misterio y en cada decena se procede como se acaba de indicar. Después de rezar los cinco misterios, se dice la oración de la Salve. Tradicionalmente, los Misterios Gozosos se rezan los lunes y sábados, los Misterios Luminosos los jueves, los Misterios Dolorosos los martes y viernes; y los Misterios Gloriosos los domingos y miércoles. Sin embargo, cuando se usen estas reflexiones, quienes rezan pueden escoger decir sólo una decena de un misterio al día y meditar profundamente sobre su aplicación en su propia vida. O uno puede escoger espaciar las cinco decenas y sus reflexiones a lo largo del día, por ejemplo: temprano por la mañana, a media mañana, a mediodía, a media tarde y en la noche. El escritor espera que este pequeño libro profundice la reflexión y meditación de quienes lo usan mientras rezan los misterios del rosario.
*Nota de la traductora: En otros países cambia el orden de las oraciones dentro del rosario. En México se comienza con el Acto de Contrición; las tres Ave Marías y la Salve se dicen al final de las cinco decenas. El Credo no está incluido.
Los Misterios Gozosos
La Anunciación [El Ángel Gabriel anunció a María], “Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús” (Lucas 1,31).
Todo gran hecho culmina en un anuncio de alguna clase. Los antiguos reyes de ciudades hace mucho tiempo olvidadas grabaron el anuncio de la derrota de sus enemigos en tabletas de barro, rollos de papiro, y hojas de pergamino. Algunas veces ellos erigieron una estela o un arco que sirviera de anuncio perpetuo de ese hecho. Los faraones egipcios tenían siempre a un escriba a la mano, en caso de que tuvieran que hacer algún anuncio de enormes proporciones. Ambos, el autor del Evangelio de San Mateo y el autor del Evangelio de San Lucas piensan que el inminente nacimiento de Jesús merece un anuncio similar. Así que, en San Mateo, el ángel del Señor—un código del Antiguo Testamento para Dios—le habla a José en un sueño y le anuncia que su prometida, María, ha concebido por medio del Espíritu Santo y dará a luz a un hijo a quien José pondrá por nombre Jesús. San Lucas describe más formalmente el anuncio. El ángel Gabriel—significa “fuerza de Dios” —anuncia a María que el Espíritu Santo vendrá sobre ella y el poder de Dios la cubrirá y ella dará a luz al Hijo del Dios Altísimo, un niño lleno del Espíritu Santo, quien llevará el nombre de Jesús. Esa práctica de los antiguos reyes, faraones y escritores del evangelio continúa hasta hoy. La graduación de la preparatoria, o de la universidad es anunciada por correo con una invitación. La inminente unión de un hombre y una mujer es anunciada como un compromiso en el periódico del domingo. Aparecerá otra vez ahí, 12
como el anuncio de la boda. La familia y los amigos de la novia y el novio recibirán anuncios de la boda. Los anuncios de un “baby shower” preceden al anuncio del nacimiento. Y casi todos los periódicos tienen una sección anunciando el fallecimiento de los miembros de la comunidad. En nuestra vida también recibimos anuncios de Dios, siempre. Aunque puede que éstos no estén acompañados de un ángel, Dios nos anuncia nuevas ideas a través de nuestra lectura. Ve una película y Dios podría anunciarte algo importante a través de uno de los personajes. Escucha atentamente a tu esposo o esposa, o a tu amigo o amiga y podrías escuchar a Dios dándote la solución a un problema. Cuando la conciencia te dice que lo que sabes es lo correcto, cuando dices la verdad, cuando aceptas toda la responsabilidad por tus acciones, puedes estar seguro(a) que estás escuchando esos anuncios de Dios Mientras rezas este misterio, reflexiona en algún anuncio reciente que hayas recibido de Dios. Llénate de gozo de que Dios continúa anunciándote buenas nuevas.
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La Visitación de María a su prima Isabel “Por aquellos días María se puso en camino y fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel” (Lucas 1,39-40).
Si visitamos a un amigo enfermo en el hospital, creemos que nosotros somos los visitantes. Así como, si visitamos a un pariente en un asilo, consideramos que nosotros somos los visitantes. Aquellas personas involucradas en el cuidado de enfermos desahuciados saben que ellos visitan y cuidan a quienes están cerca de la muerte. Más aún, cuando visitamos, quizá llevemos una revista, una planta o galletas a alguien. Ciertamente, llevamos atención y conversación a la persona que visitamos. En la excepcional historia de San Lucas sobre la visita de María a Isabel, concluimos que María es la visitante, e Isabel es la visitada, y aparentemente, eso es verdad. María ha viajado a la casa de Zacarías e Isabel para verlos. Pero María ya ha sido visitada por Dios en la persona de Gabriel. Por lo tanto, cuando ella procede a visitar a Isabel, descubre que Dios no sólo ha visitado ya a Isabel, sino que Isabel hace el papel de visitante, también. Esto significa que ella recibe a María como la madre del Señor, y comparte la buena nueva que se le ha confiado, concretamente, que ha sido llena del Espíritu Santo, lleva al precursor—Juan el Bautista—en su propio vientre, que hay muchas bendiciones de Dios para todos. En otras palabras, la visitante, María, se convierte en la visitada, y la visitada, Isabel, se convierte en la visitante. Vivimos en una cultura que dicta que midamos nuestro valor por la forma en que visitamos a los demás. 14
María e Isabel vivían en una cultura que medía la hospitalidad en términos de lo que era recibido de los demás. En lugar de acercarte a un amigo que está en el hospital con la idea preconcebida de que eres el visitante y de que él o ella es la visitada, trata de hacer que tu visita sea una en la cual estés dispuesto(a) a recibir de la persona enferma. De la misma manera, cuando visites a un pariente desahuciado, enfócate en lo que recibes de la persona anciana o discapacitada. Aunque tú seas el que haya hecho el viaje, aquellos que han sufrido, aquellos que han vivido, aquellos que han amado tienen muchos dones que ofrecer a sus visitas. Por ejemplo, al escuchar las palabras de un(a) anciano(a) podrías descubrir una solución a tu problema. Al escuchar al enfermo(a), podrías descubrir el poder del sufrimiento. Al escuchar a los niños(as) podrías entender verdades que eran difíciles de entender. No sabemos cuando nuestra visita a alguien, pudiera volverse una visita del otro hacia nosotros. Después de todo Dios es el primero que nos visita durante la oración cuando podemos realmente pensar que estamos visitando a Dios. Pregúntale a Isabel. Mientras rezas el misterio, reflexiona en algunas de las recientes visitas que has tenido de otros y de Dios, y de las cuales pensaste que tú eras el que estaba haciendo la visita. Llénate de gozo de que Dios continúa visitándote.
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El Nacimiento de Jesús “Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado: recibió a su esposa y, sin tener relaciones conyugales, ella dio a luz un hijo, al que José puso por nombre Jesús” (Mateo 1,24-25).
Hay muchos puntos de vista para explicar los efectos que un nacimiento tiene en las otras personas. Un doctor(a) ayudando al alumbramiento de un(a) bebé narraría la historia desde el punto de vista del procedimiento del nacimiento y diría como siguió el protocolo médico usual, de otra manera se pondría a prueba el conocimiento del doctor sobre la medicina. El padre del(a) niño(a) lo contaría desde el punto de vista de ayudar a la madre, su esposa, y sobre el esfuerzo que ha puesto para mantenerla enfocada en la tarea que tiene a la mano. El punto de vista de la madre probablemente empezaría con el fin de su embarazo de nueve meses e iría hacia atrás hasta el momento de la concepción. Si el(la) niño(a) pudiera hablar, explicaría lo que es ser lanzado(a) de una casa cálida después de nueve meses de residencia, ser forzado(a) a través de un canal hacia luces brillantes, y que succiona, rápidamente, cada orificio, antes de ser lavado(a) y envuelto(a) en una colcha. San Mateo y San Lucas relatan el nacimiento de Jesús desde un punto de vista como su nacimiento afectará a la demás gente. San Mateo está interesado en el nacimiento de Jesús desde la perspectiva de los gentiles, presentando la historia sobre los Magos al llegar a la casa de José y María con regalos: cofres de oro, incienso y mirra para el niño. Según el Evangelio de San Mateo, 16
Jesús vino a unir a los judíos y a los gentiles en el reino de Dios en el cielo antes de su muerte. San Lucas escoge explicar cómo el nacimiento de Jesús afectará a los pobres, representados por los pastores, quienes son los primeros en ir y ver al niño en el pesebre. Los pastores sirven como signo de todos los rechazados e impuros del primer siglo. Según San Lucas, Jesús viene a llamar a los cobradores de impuestos, las prostitutas, los poseídos por demonios, y al resto de los inadaptados sociales de la raza humana para compartir el reino de Dios. Tu nacimiento ha afectado a mucha gente. Tus padres podrían contar la historia de tu nacimiento desde un punto de vista de los grandes cambios que trajiste a su vida. Tus abuelos(as) narrarían la historia desde la perspectiva de un nuevo(a) nieto(a) y de todo lo que ellos querían para ti. ¿Qué dirían tus maestros de kinder o pre-primaria sobre la forma en que has afectado su vida? ¿Qué punto de vista escogería el director de tu escuela primaria? ¿Y qué dirían tus compañeros de preparatoria? ¿Qué efecto has tenido en tus amigos? Muy seguido pasamos por la vida y nunca nos detenemos para pensar sobre toda la gente cuyas vidas hemos tocado o afectado. Mientras reflexionas en este misterio gozoso de la natividad de Jesús y sobre cómo su nacimiento afectó su mundo, examina tu nacimiento desde el punto de vista de las formas en que has afectado a la gente que habita tu mundo.
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La Presentación de Jesús en el Templo “Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor . . . (Lucas 2,22).
Cuando alguien quiere que uno conozca a otra persona le podemos llamar a esto una presentación. Una persona le dice a la otra, “Juan, te presento a María”. Y la otra responde, “Mucho gusto en conocerte, María”. Los franceses generalmente responden con “Enchante”, que quiere decir “Estoy encantado de conocerte”. Las hijas de ciudadanos prominentes son presentadas a los miembros de un club durante un baile elegante. Durante el medio tiempo de un juego de fútbol o básquetbol, las nominadas para reina en una fiesta de exalumnos junto con sus acompañantes son presentados a los alumnos y exalumnos en una escuela preparatoria. En la excepcional historia de San Lucas, Jesús es presentado en el Templo por José y María. En efecto, el niño concebido por el Espíritu Santo es llevado a la casa de su Padre donde es presentado a Dios. Como San Lucas narra la historia, dos personas sabias y ancianas reconocen y explican el significado de la presentación de Jesús. Primero, Simeón, lleno del Espíritu Santo, declara que Jesús será una luz tanto para judíos como para gentiles; en otras palabras, Jesús es presentado a todo el pueblo. Segundo, Ana habla sobre la redención de Jerusalén que se llevará a cabo por medio de Jesús. Las leyendas de Simeón y Ana revelan una característica del estilo de San Lucas en todo su Evangelio: concretamente, el cuidadoso balance entre la historia de un hombre y la de una mujer. 18
Simeón y Ana representan la sabiduría de los ancianos. Hay algo sobre la edad que sabe, que reconoce la verdad, que puede discernir la profunda certeza de las cosas y compartirla con otros. La mayoría de las veces asociamos la sabiduría con los abuelos(as), quienes instruyen a sus nietos(as) en verdades que parece que los padres no pueden comunicarles. En nuestra cultura, los mentores sirven para lo mismo, toman a jóvenes, mujeres y hombres, y examinan con ellos las cosas que realmente les importan: las relaciones, el amor, la vida, la espiritualidad, el sexo, y la muerte. Los profesores ofrecen también sabiduría; hay instructores que dan más que el material del curso. Inspiran enseñanzas que duran una vida entera en lugar de hacer que las memoricen, lo cual se olvida más pronto. Como Simeón y Ana dejan claro, Dios presenta la sabiduría del Único Santo a través de las personas. Dios puede ser reconocido en un sinnúmero de presentaciones si abrimos nuestros ojos y corazón, como Simeón y Ana. Mientras rezas este misterio, reflexiona sobre toda la verdad y gozo que Dios te ha dado por medio de quienes te han sido presentados.
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Jesús perdido y hallado en el Templo “Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los doctores, no sólo escuchándolos, sino también haciéndoles preguntas” (Lucas 2,46).
La única historia canónica de Jesús cuando era niño se encuentra en el Evangelio de San Lucas. Jesús tiene doce años. Él y sus padres acaban de estar en Jerusalén para la Pascua judía, la celebración anual de la liberación de los judíos de la esclavitud de los egipcios. María y José piensan que su hijo está con los demás en el viaje de regreso a casa, pero él se ha quedado en Jerusalén donde, después de tres días, ellos lo encuentran en el Templo. Por supuesto, este relato del encuentro de Jesús es un paralelo de su presentación en el Templo. El autor presenta incluso finales similares para las dos historias. De igual manera que San Lucas describe a Jesús, el niño lleno del Espíritu Santo, siendo presentado a Dios en el Templo en la historia previa, en ésta lo presenta como superior a las autoridades del Templo. Sin embargo, su atención está en quien está perdido. A primera vista parece que Jesús está perdido, pero, si lo consideramos cuidadosamente, empezamos a ver que son las autoridades las que están perdidas de asombro ante el entendimiento y las preguntas de Jesús. Cuando algo se pierde, tratamos de encontrarlo. Por lo que vamos en busca de las llaves del auto perdidas y las encontramos en la bolsa, sobre la mesa, o en un bolsillo. Las monedas siempre se están cayendo entre los cojines del sofá, ruedan abajo del refrigerador o desaparecen en las rejillas de la ventilación; son encontradas por quien limpia la casa. Usualmente, las herramientas 20
perdidas son encontradas en el lugar donde se usaron por última vez. Quizá nunca pensamos que estamos perdidos y en necesidad de ser encontrados porque sólo nos enfocamos en buscar las cosas perdidas. Y ésa es la clave para entender la historia de Jesús perdido en el Templo. Fíjate, él no está perdido, el niño lleno del Espíritu Santo está en la casa de Dios aquí en la tierra a donde él pertenece. Las autoridades del Templo están perdidas y sus padres están perdidos. Ninguno de ellos entiende lo que él les está diciendo. Más tarde en el Evangelio, San Lucas presentará a Jesús en un grupo y narrando tres parábolas. Una será acerca de la oveja perdida, otra acerca de la moneda perdida y otra acerca del hijo perdido. La oveja, la moneda y el hijo no saben que están perdidos. Sin embargo, en las tres historias cada uno es encontrado por alguien, así como Dios busca y encuentra a aquellos que están perdidos. Tanto las parábolas, como la historia de Jesús perdido en el Templo, nos hacen reconocer que nosotros también estamos perdidos. No podemos encontrar a Dios, no importa cuánto lo busquemos; Dios nos encuentra cuando nos abrimos a la posibilidad de ser encontrados por su Divina Presencia. Podría ser que Dios nos encuentre en la oración, trabajando en el rancho, limpiando, en las relaciones familiares. Podemos distraernos mucho pensando que nosotros somos los que buscamos, como las autoridades del Templo, en lugar de esperar a ser encontrados por Dios a quien le encanta hacer una fiesta cuando lo que se perdió ha sido encontrado. Mientras rezas este misterio, reflexiona sobre todas las formas en que Dios te ha encontrado por medio de los demás. Y alégrate de que Dios busque a los perdidos. 21