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Trabajo y Ciudadanía: construcción de políticas sustentables desde una mirada interdisciplinaria.* Por: ANZOLA, Griselda; CASTILLO, Facundo; FERNÁNDEZ, Dana; ISLA, Alberto; DÁVILA, Matías; MILITELLO, Ayelen; ROJAS, Violeta.
Introducción La Universidad reúne dentro de sus objetivos no solo a la docencia y la investigación, sino también a la extensión, entendida como una vinculación estrecha con su medio, transfiriendo los conocimientos generados en su seno para servir al desarrollo de la comunidad. En esta línea desde el Consejo Directivo de la Facultad de Trabajo Social de la UNER se aprobó en el año 2008 el Programa Facultad - Gobiernos Locales, una iniciativa que pretende conformar espacios conjuntos de reflexión e intervención para la promoción del desarrollo local, desde una perspectiva que privilegie su dimensión social e institucional. En paralelo, la Municipalidad de la ciudad de Paraná comenzó a implementar un Plan Integral de Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos que tiende a resolver en forma definitiva la problemática de los residuos en la capital de la provincia. La búsqueda de una respuesta integral a dicha problemática ha llevado al gobierno municipal a encarar el diseño de una política pública, convocando a diferentes actores u organizaciones con injerencia en la ciudad. Con la puesta en marcha de dicho Plan, las condiciones de trabajo de los cartoneros/cirujas del predio del “Volcadero” municipal se verían afectadas. Atendiendo a esta situación, y considerando la fuerte inserción y compromiso de la Facultad de Trabajo Social con este sector de la ciudad, en los últimos meses del 2008, se ha avanzado en la firma de un convenio de cooperación entre el Municipio y la Facultad en el marco del Programa Facultad Gobiernos Locales, quien a través de sus equipos docentes y de alumnos tendríamos a cargo la tarea de realizar un acompañamiento social de estos trabajadores, para su reconfiguración laboral y la construcción de propuestas productivas propias para encarar esta nueva etapa. En este sentido, desde el equipo de trabajo de la Facultad se han organizado diferentes actividades junto con el sector cartonero/ciruja, las cuales contemplan entre otras, el diseño y aprobación del “Programa Trabajo y Ciudadanía”, iniciativa que se constituye en un abordaje integral orientado a
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Trabajo presentado en el PRIMER FORO NACIONAL “LOS CAMINOS DE LA SUSTENTABILIDAD”.Universidad Nacional del
Litoral. Santa Fe – Junio de 2010. 1
reparar las condiciones de vida y trabajo de los recicladores de residuos urbanos desde una estrategia de trabajo en red comunitaria; asistiendo social y técnicamente para la conformación de una cooperativa de trabajo, con introducción de tecnología y capacitación para el trabajo solidario; erradicando progresivamente el trabajo infantil a través de la reparación de los derechos a estudiar, jugar y expresarse; y brindando capacitación en oficios con salida laboral a jóvenes de la comunidad. El presente documento es un recorrido del trabajo realizado por los autores al interior del “Programa Trabajo y Ciudadanía” y su inclusión en el Plan Integral de Residuos Sólidos Urbanos, que nos permiten pensar algunas claves para la construcción de políticas públicas sustentables, visualizadas a lo largo del proceso.
La problemática de los Residuos Sólidos: un breve panorama de situación. A finales del último cuarto del siglo pasado – siglo XX- a la par de la profundización de las transformaciones socioeconómicas implementadas bajo la hegemonía del Neoliberalismo, se gestaba otra transformación que impactaría en la configuración de los grandes centros urbanos del país: el crecimiento demográfico, a lo que nosotros le agregaríamos, y desigual de las ciudades. Al respecto Verónica Rocha, desde el Trabajo Social (2007; 71) señala: “… en este contexto la brecha urbana se fue ensanchando de manera vertiginosa, hasta constituir una de las notas mas distintivas de la Argentina en la década de los noventa. Así al ritmo de las privatizaciones, la desindustrialización y el aumento de las desigualdades sociales, el paisaje urbano fue cambiando ostensiblemente. Los grandes centros urbanos fueron transformándose con la expansión de los hipermercados y los multicines, mientras que el cordón industrial iba convirtiéndose en un verdadero cementerio de fábricas y de pequeños comercios. En medio de la euforia neoliberal, las villas y los asentamientos se multiplicaron para cobijar a cada vez mas amplios contingentes de excluidos…” Las urbes fueron adquiriendo, al tiempo que se iban produciendo estas modificaciones, una configuración espacial singular atravesada por las dimensiones económicas, sociales, culturales, dado por la distribución de los diferentes espacios y modos de habitar la cuidad. Caminando por calle Laprida al final, ya cruzando el Arroyo Antoñico, nos encontramos frente a la confrontación paradójica de las consecuencias que produjeron las Políticas Neoliberales de apertura económica en nuestra ciudad: el imponente Wall Mart símbolo del modelo, que se constituye a modo de ejemplo de este proceso. A su alrededor se levantan los barrios de la pobreza: El Humito, Mosconi, mas lejos el San Martín, Antártida Argentina, La Floresta; como dos caras contrapuestas de la misma moneda. Estos barrios, muchos de ellos asentamientos con viviendas precarias, son en su mayoría habitados por familias pobres y/o en proceso de empobrecimiento, los cuales se dedican a changas, albañilería, cirujeo; actividades enmarcadas dentro del trabajo informal, como así también, empleados municipales, empleados de fabricas y comercios cercanos, etc. Al estilo de los cordones de barrios obreros que se iban conformando alrededor de las fabricas en las grandes urbes europeas en el proceso de la industrialización del siglo XIX de las que nos rétala Mumford (1979), “…caracterizadas como un conglomerado caótico de edificaciones de vivienda 2
precarias, mal aireadas y ubicadas junto a las fábricas…” los barrios que bordean el Volcadero Municipal se han ido poblando por familias
ubicadas a partir del trabajo con la basura en los
alrededores. El humo, los carritos y bolsas volando o en los árboles son las características que particularizan el paisaje de estos centros poblacionales, que se encuentran ocultos, negados del resto de la ciudad. A decir de la Lic. Anzola: “Todo ello produce, además una contaminación visual que brinda al extrañado ojo intelectual un panorama surrealista y, como condimento una suerte de realismo mágico escénico aportado por nubes densas de humo colonizando la atmósfera.” (2007; 45) El Volcadero Municipal es el exponente claro de la ausencia de políticas publicas serias en materia ambiental en lo que respecta al Manejo Integral de Residuos Sólidos Urbanos en la ciudad, el cual se haya ubicado en una zona urbanizada a orillas del Río Paraná, rodeado por los barrios antes mencionados. Con una antigüedad de aproximadamente noventa años, es el centro de recepción y disposición final de los residuos; realizada esta a cielo abierto, sin las medidas adecuadas para el tratamiento de los mismos. Este ha sido el punto de inflexión de los sucesivos gobiernos locales, y centro de las críticas de la sociedad paranaense demandando una respuesta a las consecuencias ambientales, económicas y sociales, que el inadecuado manejo de la basura trae aparejado. Lo cierto es que en estos años de historias, basura, humo, las intervenciones por parte de las sucesivos gobiernos municipales no han sido claras, casi ausentes; ya que la única iniciativa que pareciera surgir - cuando se realizó una indagación acerca de las mismas, tanto en charlas informales con los vecinos, como en la diferente documentación bibliográfica – es la de su traslado hacia una zona no urbanizada en la cual no moleste a los vecinos del casco céntrico de la ciudad; visibilizando la no contemplación en la agenda institucional del gobierno desde la complejidad que esta problemática ha implicado históricamente. El Volcadero recibe diariamente alrededor de 700 familias cartoneras/cirujas, habitantes de los barrios y asentamientos cercanos, que llegan a revolver, hurgar entre las bolsas de basura en busca de vidrios, botellas, metal, ropa y muchas veces restos de comida; materiales muchos de ellos que le permiten reunirse, posterior comercialización, con un ingreso magro, garantizando la subsistencia del grupo familiar. En estos grupos poblacionales el trabajo se configura alrededor de la familia, como unidad productiva en la cual cada uno de sus integrantes cumple algún rol dentro de este andamiaje. Su actividad cotidiana los ubica en una situación de vulnerabilidad, al desarrollar dicho trabajo sin las condiciones mínimas de salubridad y seguridad que este tipo de actividades requiere. Trabajar bajo lluvia, al sol, las altas o bajas temperaturas, expuestos al contacto con residuos patológicos/peligrosos, son algunos de los condicionantes que ubican a este sector en la situación/ posición constante de riesgo socio – sanitario. A decir del Biólogo Ricardo Goñi, los problemas ambientales son problemas sociales agravados, en los cuales los sectores sociales mas postergados sufren la desigualdad económica, como también las consecuencias de la degradación ambiental. 3
El escenario descripto da cuenta de intervenciones parcializadas, sesgadas, muchas de ellas coyunturales, imposibilitando desarrollar políticas que aborden la complejidad que la problemática de los RSU conlleva en la actualidad, no sólo en lo que refiere al proceso de saneamiento y gestión ambiental correctiva, sino también desde la perspectiva de la sustentabilidad, incorporando respuestas que tiendan a lograr un equilibrio en el interjuego de las dimensiones económicas, ambientales y sociales, atravesadas por la dimensión institucional otorgándole un marco integral al desarrollo. Trabajo y Ciudadanía: Claves para pensar la sustentabilidad. Actualmente, el Plan integral de Residuos Sólidos Urbanos que lleva a cabo el Municipio de Paraná, se inscribe dentro del Protocolo de Kyoto, suscrito en 1997 por la Convención Marco sobre el Cambio Climático de la ONU (UNFCCC), donde se estableció el compromiso de reducir un 5,2% las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) para el período 2008-2012. Su desarrollo a nivel local implica: 1) disminuir gradual y progresivamente los volúmenes de RSU (cantidad total y per capita) que se disponen para su recolección (es decir en la etapa de generación); 2) incorporar tecnologías y procesos ambientalmente aptos y adecuados a la realidad local y regional; 3) fomentar métodos de reutilización y reciclaje de los RSU en sus formas químicas, física, biológica, mecánica y energética, ya sea mediante separación en origen como en plantas de tratamiento; 4) atender y mejorar la situación socio-económica, laboral y sanitaria de los trabajadores informales de la basura; 5) erradicar los basurales a cielo abierto y ejecutar planes de saneamiento de sitios y cursos de agua contaminados con residuos. Este Plan Integral afecta de manera directa las condiciones de trabajo de los cartoneros/cirujas del predio del “Volcadero” Municipal, ya que su implementación implica modificaciones a las actuales formas de recolección, traslado, tratamiento y disposición final, la construcción de una Planta de Reciclado, la desaparición del Volcadero municipal y el saneamiento del predio. Lo que se traduce para el trabajo cartonero/ciruja en un cambio en la reorganización productiva que contemple otras formas de trabajo de tipo solidaria cooperativa. La puesta en funcionamiento de esta política publica por parte del municipio, incorpora a partir de su implementación, un aspecto ausente en las intervenciones precedentes, en tanto ha implicado la problematización y abordaje de la llamada “cuestión ambiental” estableciéndola como una de las prioridades en la agenda local. La emergencia de lo ambiental como parte insoslayable del desarrollo ha sido tema de debate de numerosos foros nacionales e internaciones, en los cuales intelectuales, funcionarios y referentes de diversos organismos, han abonado la producciones sobre el tema, incorporando diferentes perspectivas y/o miradas. Estas posturas, algunas antagónicas sobre el desarrollo han llevado con frecuencia a establecer, de acuerdo a las prioridades, intereses y/o necesidades de cada actor involucrado en estos espacios, diferentes tipos de desarrollo, sobre todo entendiendo a la insuficiencia de las actuales modalidades de desarrollo, que no has llegado a satisfacer las necesidades de la sociedad, generando tanto desocupación como degradación de los ecosistemas. A partir de este contexto, se ha planteado la idea de desarrollo sustentable; aunque parecería paradójico hablar del mismo cuando las mayorías están luchando denodadamente por lograr subsistir. 4
El momento del proceso social y político que estamos atravesando torna crucial la importancia de la decisión acerca del rumbo a adoptar, sobre todo atendiendo al mundo que heredaran las generaciones venideras. En este sentido la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo de Naciones Unidas (1998), al desarrollo sustentable como una “modalidad que posibilita la satisfacción de las necesidades de esta generación, sin menoscabar conscientemente las posibilidades de las futuras generaciones en satisfacer las propias; y enfatiza en el mantenimiento de los recursos, proponiendo una serie de temas que deben discutirse y negociarse para mejorar la situación”. Tal como plantea Ricardo Goñi, “las medidas estrictamente ecologistas (frecuentes usuarios del termino sustentabilidad) no constituyen un parámetro de éxito en el camino al desarrollo sustentable, en la medida en que las condiciones de vida de la población no superen umbrales mínimos de calidad de vida” (2006; 76) Situación que nos lleva a entender que lo ambiental no se compone meramente por lo ecológico, no aparece disociado de la dimensión social, sino que se da en el seno de interrelaciones reciprocas, con aquello que se presenta como el medio natural. A decir de Anzola, lo ambiental “... alude a aquello que ya no es ni sociedad ni naturaleza sino su interrelación... la interrelación que estipula lo ambiental se presenta como un campo de relaciones entre dos esferas, la socioeconómica y la ecológica, cada una con su dinámica interna.” (2007; 23) En este sentido, en nuestro contexto, la necesidad de una respuesta integral que contemple la dimensión social de la problemática de los residuos sólidos en la ciudad, en estrecha interrelación con las otras dimensiones, lleva al municipio a convocar para la gestión del plan a diversas organizaciones sociales e institucionales de la cuidad, conformándose en socios estratégicos en este desafío. Atendiendo a esto, la resolución de una de las problemáticas más sintomáticas en materia ambiental en los medianos y grandes centros poblacionales, requiere la incorporación para ello de la participación de los diversos actores involucrados y/o afectados por las consecuencias que la misma produce en la actualidad. Es así que se crea la mesa de gestión del Plan de Gestión Integral de RSU, conformada por la Fundación Ambiental Eco Urbano, la Facultad de Trabajo Social, el Consejo Departamental de Educación, Sindicatos, recicladores urbanos y el municipio, que unen sus esfuerzos participando del diseño y planificación de todas las iniciativas, contando cada una de ellas con una trayectoria particular, sedimentadas en años de trabajo desde diferentes dimensiones, las cuales las ubican en interlocutores validos en la búsqueda de respuestas sobre la problemática de la basura. Este plan se constituye a partir del desarrollo de diversos programas que de manera directa tienden a resolver las diferentes dimensiones del problema en todos los pasos de la gestión de los residuos sólidos urbanos, desde la generación en origen, la recolección, el traslado, tratamiento y valorización, hasta la disposición final, en las cuales se incorporan actores específicos que ejecutan y monitorean el desarrollo de los mismos.
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Es así como en la tarea las diversas organizaciones han diseñado el Programa “Separar es Valorar”, que consiste en la diferenciación en origen de los residuos en húmedos y secos, orientado a la construcción de conciencia ambiental en la ciudadanía paranaense mediante el involucramiento de todos en la materialización del mismo. La separación en origen de los residuos implica una mejora considerable en la calidad de los materiales inorgánicos que son destinados a la organización productiva llevada a adelante por los recicladores urbanos, con el acompañamiento permanente de la Facultad de Trabajo Social. En este proceso, el equipo de trabajo de la Facultad diseñó y presentó diversos proyectos a organismos provinciales, nacionales e internacionales y desarrolló diferentes actividades tendientes a acompañar a este sector poblacional, en la búsqueda del mejoramiento de sus condiciones laborales y de vida. En el marco del Programa “Trabajo y Ciudadanía: la inserción socio – laboral de los recicladores urbanos a través de una estrategia en red”, denominación que enmarca todas las acciones encaradas por el equipo, se llevaron a cabo reuniones semanales con los trabajadores cartoneros/cirujas de los diferentes turnos de trabajo (mañana, tarde y noche) en los cuales se han comenzado a delinear alternativas de acción para el futuro. El programa en la actualidad se encuentra en la primera fase de ejecución que consiste en el primer desembolso de dinero por parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación para la compra de una enfardadora de materiales inorgánicos, una balanza tipo bascula, una balanza de platillo para pesar metal y otros insumos. Se ha avanzado con el Municipio de la ciudad de Paraná en la concesión y acondicionamiento de un galpón de la Ex Dirección de Limpieza para el emplazamiento del emprendimiento. Se han concretado capacitaciones en cooperativismo, visitado otras experiencias productivas fuera de la provincia en torno a la basura, se han abierto dos centros de alfabetización para los operarios de la planta, y reuniones semanales de planificación y evaluación de la propuesta. Esto en la línea de la asistencia social y técnica para la conformación de una cooperativa de trabajo, con introducción de tecnología y capacitación para el trabajo solidario, desde la incorporación de equipamiento y herramientas de trabajo adecuadas, con la construcción de un playón y galpón de trabajo y acopio de materiales recuperados, y adquisición de equipamiento. Apuntando al entrenamiento para el trabajo desde un planteamiento ergonómico; apoyado esto con talleres de alfabetización para los futuros trabajadores. En forma paralela, en el abordaje desde la integralidad, la tarea nos convoca en situarnos en el camino de la erradicación progresiva del trabajo infantil a través de la reparación de los derechos a estudiar, jugar y expresarse; ofreciendo a los niños de estos barrios distintas alternativas recreativas, artísticas y lúdicas, que en forma inespecífica acompañan el sostenimiento en el sistema escolar, estimulan su creatividad y refuerza el conocimiento de sus derechos. Hasta el momento, para alcanzar esas metas se ha concretado la creación de un merendero, un espacio de recreación y arte; como así también se han llevado a cabo paseos por diferentes puntos de la ciudad y festejos comunitarios.
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Por otra parte, se ha brindado capacitación en oficios con salida laboral a jóvenes de la comunidad, desde distintas alternativas, como ser, la conformación de talleres de carpintería y peluquería, en los cuales sus protagonistas han emprendido en la construcción de posibilidades diferentes al trabajo con la basura, como una forma de acortar brechas y superar dificultades. Actualmente el desafío se presenta desde el intento de poner en palabra cada una de las acciones que se encaran y se concretan, visibilizando los procesos muchas veces silenciosos y cotidianos de estas familias de la zona sudoeste de la ciudad, que tienden a la construcción permanente de ciudadanía, a través de una productora radial de base comunitaria “nuestras voces al aire”. En este sentido y atendiendo a la apuesta diaria con este sector, Griselda Anzola enuncia que la intervención no se agota en el hacer sino que implica integrar espacios de reflexión y análisis de la experiencia del equipo técnico y de los actores involucrados, a través de los cuales se procurará generar capacidades para pensar estratégicamente el papel de los agentes y los factores que puedan limitar o facilitar los proyectos de desarrollo (2007: 31). Desde nuestra experiencia, en este proceso llevado adelante, podemos pensar a las políticas públicas como una construcción interdisciplinaria y transdisciplinaria, cuando decimos que en el mismo confluyen los aportes y especificidad del Trabajo Social, la Ciencia Política, la Psicología, la Comunicación Social, junto a los saberes prácticos de los recicladores, superando así la tradicional metodología en el abordaje de los problemas, planteadas desde las insalvables barreras disciplinarias y/o sectoriales. Es así que, atendiendo a la complejidad con que las problemáticas se nos presentan en la realidad, a la integralidad que implica el abordaje de las mismas, desde la participación, para ello, de todos los actores involucrados, nos es posible pensar algunas de las claves para llevar adelante procesos de desarrollo sustentable. Marsiglia y Pintos (1999) entienden a la intervención para el desarrollo local, a lo que nosotros le agregaríamos sustentable, “…como la actividad profesional que lleva adelante un equipo interdisciplinario en un área geográfica determinada, para alcanzar resultados concretos. Estos surgen del análisis de situación de ese territorio con los diferentes actores. Las restantes tareas consisten en definir un diagnóstico, formular y ejecutar proyectos de acción en función de las prioridades fijadas y sistematizar el proceso y sus resultados...” La intervención “obliga a llevar la mirada sobre el sistema de acción local. Esto es, no se debe asumir la visión de un solo actor local, muchas veces los grupos objetivo de la promoción social tradicional no coinciden con los grupos que llevaran adelante una estrategia de desarrollo. Impulsa también el repensar sobre las distintas lógicas de acción presentes a nivel local, jerarquizar un actor y subestimar a los demás puede ser obstáculo, la estrategia debe ser incluyente” (Anzola y otros: 2007;31). Direccionar y sumar hoy el compromiso e involucramiento de la sociedad en su conjunto para abordar en todas sus dimensiones el proceso de reconfiguración laboral de “los cirujas/cartoneros” como un modo de mejorar sus condiciones de trabajo y de vida, implica construir nuevas miradas hacia el
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fortalecimiento y mejoramiento de los mecanismos de distribución de la riqueza, para favorecer condiciones de igualdad y los procesos de inclusión de los sectores mas postergados de nuestra ciudad.
Conclusión El recorrido hasta aquí nos permite concluir afirmando que las políticas públicas deben estar direccionadas a elevar la calidad de vida de las personas, sobre todo de aquellas que sufren de manera directa las consecuencias de la desigualdad social y económica como tarea primordial del desarrollo, utilizando racionalmente los recursos naturales, incorporando tecnologías adecuadas, desde la democratización de los espacios de participación ciudadana, con la consecuente articulación ecosistémica natural y social que implica revalorizar y contextualizar de nuevo lo cotidiano. El compromiso asumido desde la mesa de gestión entre el municipio, la Universidad, organizaciones ambientales, los recicladores urbanos nos llevan a reconocer que todavía falta mucho por hacer. El camino iniciado
es largo, y ha implicado un trabajo de construcción cotidiano, orientado a
redireccionar procesos sociales que generan situaciones de exclusión social, degradación socio ambiental, dependencia cultural y política, como las relaciones que se basan en la discriminación social, posibilitando procesos que tiendan a acortar brechas y superar dificultades de la población cartonera/ciruja de la zona sudoeste de la ciudad de Paraná. Lo cual tiene la potencia de que estas personas se incluyen en el proceso como actores imprescindibles de la intervención, sumándose a redes sociales más amplias en la búsqueda de superación de sus necesidades con la ayuda de otros.
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