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EL SUPUESTO LOCO Y SORDO,; E

CUERDO POR LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA.

HISTORIA

HEROICA NACION

ESPAÑOLA POR EL CIUDADANO

J O S E OLIBAJST Capitán de Infantería, é Interventor del Resguardo militar de la Provincia de Aragon, escrita por el mismo. P AMPLONA: IMPRENTA DE LA VIUDA DE RADA

AÑO i 821.

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PROLOGO.

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_J» 1 deseo de manifestar al Pueblo Español mis padecimientos y los de mi familia, ha animado mi espíritu patentizando los hechos consignados auténticamente en la ruidosa cau­ sa que se me formo en la ciudad de Pam­ plona en 20 de Abril de 1816, y en la -que se complicó á mi inuger , sobrina, asis­ tente é hijo por trabajar lo que pocos 6 ningún Español ha trabajado en el restable­ cimiento del sistema Constitucional, de cu­ yas resultas hé estado preso hasta el íi de Marzo del año proximo pasado , en que pu­ blicada y jurada en aquella ciudad la Cons­ titución política de la Monarquía Española se me puso en libertad , así como á todos los demás presos cómplices en mi causa y sufriendo en castigo de mi noble obstina­ ción j los padecimientos que no hay pluma que pueda ponderar : ademas los reveses y diversas fortunas de mi vida pública y pri­ vada , los sinsabores y afrentas que hé ex­ perimentado y los desengaños de las perso­ nas de quien menos lo esperaba, yá que no me condujeron al suplicio3 me dejaron casi sólo' eu el mundo.

M Para conservar mi existencia, fué indis-, pensable recojerme dentro de mi mismo y pedir al Criador auxilios que me subminis­ tró. De este serio c imparcial examen salí con defectos á mis ojos j pero comparándo­ me con los demás hombres, no pude con­ siderarme acrehedor á los oprovios y amar­ guras , que hé sufrido y llorado. En esta triste situación , en la escuela de la desgra­ cia , que es el mejor maestro, adquirió mi juicio el pequeño grado de madurez de que es susceptible. Allí principié instigado por los continuos escarmientos á pensar y dis» currir con toda la fuerza de mi atención, acerca de los caracteres distintibos de los hombres y de lo útil que me era recono­ cerlos para evitarlos; y entonces fué cuan­ do me dediqué á este trabajo que ofrezco á mis semejantes, no para alcanzar la glo­ ria de ilustrarlos , (pues son demasiado tribiales las verdades que presento) ni para en­ soberbecer por el solo hecho de proponer­ las como han sido en si } sino para que de­ dicándose con tiempo los jóvenes á la me­ ditación y al conocimiento de sus semejan­ tes y sus terribles efectos reconozcan la psrfidia, se precaban de antemano, y no se dejen conducir á derrumbaderos, donde se vean precisados á concluir sus dias entre la

P3 miseria y cl abatimiento. Aunque las inclinaciones , sentimientos, pasiones y resortes que estimulan á los hombres á obrar el bien, ó el mal, se ha­ llan estrechamente enlazadas con la clase y naturaleza de los gobiernos en que viven, no pertenece á mi tarea hablar de ellos, por­ que yo propongo solamente y con sencillez lo que me ha pasado y los auxilios uni­ versales, que existen dentro del hombre pa­ ra procurarse la posible felicidad sobre la tierra, independientemente del genero de Constitución en que se encuentren alistados. El individuo debe ser educado con arreglo á las leyes , gobierno, clima y costumbres de la sociedad en que ha de vivir. Un buen Espartano, hubiera sido un mal Persa, co­ mo sería mal Español un buen Ingles. Se­ ría de parecer, que cada gobierno intro­ dujera en su cuerpo de leyes , las que so­ lamente se han de observar en la crianza é instrucción de los individuos que nacen en las tierras de su dominio. Los mas ex­ celentes legisladores que se han conocido, consideraron la educación de los jóvenes, como el punto mas interesante para la fir­ meza y perfección de sus nuevas consti­ tuciones. El presente manifiesto, se podía hacer

M voluminoso abultándolo con ínumerables ejemplüs de heroes que han padecido en carceles , cargándolo de semencias de Filóso­ fos con que se hallan empedrados los tra­ tados de inoral, extendiéndose en las abun­ dantes reñexiones que ofrece la materia; pe­ ro estos dilatados escritos, ó no se leen, ó no sé percibe la fuerza de las verdades en la larga extension de sus raciocinios por los sujetos poco instruidos, que son los que ne­ cesitan mas lecciones morales, y á los que falta la paciencia y el eficaz deseo de ins­ truirse , que es indispensable para dedicar­ se á penetrar verdades abstractas, en cu­ yo examen se ha de invertir mucho tiempo y profunda atención. La mayor parte de los escritos, no producen los favorables efectos que debieran, porque el fin principal de sus autores consiste en granjearse la opinion de literatos entre el corto numero de sabios, "que en el plausible deseo de ilustrar y ser útil al común cuerpo de la Nación. Dios puede cuanto quiere: su voluntad y religion revelada puede transformar al hom­ bre en Angel por el ministerio de agentes so­ brenaturales: pero este mismo Dios criador del universo, que desprecia y se ríe de los prcsurnptucsos que se aventuran á querer pe­ netral' sus incomprensibles fines, y adivinar

(73 las soberanas é imperceptibles razones que lo inclinaron á la admirable producción de sus obras. Este Señor digo , que todo lo llena, en quien nos movemos, vivimos y existimos, ha adornado al hombre con un don de poder ge­ neralizar sus ideas y se complace de verlo em­ plear sus talentos en examinar, profundizar y buscar los resortes que ha colocado dentro de su milagrosa maquina, para sacar de su egercicio las utilidades, que son capaces de producir naturalmente y proporcionar la fe­ licidad que es posible á la especie humana. Prediquen , enseñen y expliquen los Teólo­ gos la voluntad del Ser Supremo comunica­ da en los sagrados libros , Ínterin que nojotros confiando en su divino influjo y prac« ticando su doctrina Evangélica, nos aplica­ mos á divisar aquella primitiva luz dima­ nada del explendor de su rostro, con que selló sobre nosotros el testimonio que acre­ dita los fines de nuestra creación.

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Vallando todo era silencio en nuestro des­ graciado suelo y cuando oprimidos injusta­ mente nos vimos por el espacio de tres si­ glos arrastrando las afrentosas cadenas del despotismo y degradados de la dignidad de hombre, entonces todo era misterio, todo intriga , todo maldad y todo nos ofrecía á cada instante los efectos de la vil y desas­ trosa arbitrariedad , en vano se clamaba justicia, inútilmente se pedía defensa, por demás estaba elevar las quejas, todo era regido por la brutal y ñera tiranía; el po­ bre oprimido por el poderoso, el aplicado artesano , el afanoso labrador , el industrio­ so comerciante y la Nación entera vejada por trabas injustas y arbitrarias apenas le alcanzaban sus duros sudores para mante­ ner el torpe y aparente brillo de un gor bierno sin fé , sin crédito y sin costumbres. Un tan lastimoso y prolongado estado ne­ cesariamente había de haber sacado de .su juicio á todos los habitantes de este , en­ tonces infeliz suelo; la falta de moralidad, la ninguna ilustración, porque se desterra­ ba de entre nosotros á porfía, y la peor educación, había embrutecido nuestras cos­ tumbres , y nos iba poniendo casi al ni'oel de las naciones mas incultas del Orbe j

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TO afortunadamente después de

tan horro­ rosas tinieblas amaneció' la luz , y es­ te suelo digno de ser dichoso, vé recobra­ dos sus justos derechos , aquellos que Dios y la naturaleza prescribe á los hombres que anteriormente habla obtenido, y por los que combatieron los primeros los' Riegos,, los Quirogas, los Arcozraguerosy losr Lopez Baños, los Porliéres , los Lacislos Villacampas , los Minas, los Alfonsoslos Pelayos, los Padillas, y los Lanuzas. Si , re­ cobramos nuestros derechos sin los que no debemos vivir; estos los tenemos afianza­ dos en la sagrada Constitución que nos ri­ ge , con ella tenemos Patria, y con ella so­ mos hombres libres, en vez de esclavos que eramos el cuatro de Marzo del año pro­ ximo pasado ; pero esta diferiencia tan gran­ diosa no puede sin embargo restituirnos tan. pronto la moralidad y costumbres que ne­ cesita un pueblo libre, asi es, que la ani­ mosidad , la falacia, la hipocresía y cuan­ tas pasiones vergonzosas pueden acometer al hombre, todas hán desplegado su fuego acti­ vo con el objeto sin duda de envolvernos y precipitarnos de nuevo en el abismo de males de que acabamos de salir: la desen­ frenada licencia vá ocupando el respetable y sagrado lugar de la libertad civil ,, y al­ gunos seres degradados no se desdeñan en vituperar á los hombres justos, denigran­

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dolos con los dicterios mas atroces y abo­ minables ; la impostura y maligna saña in­ tenta presentar como criminales á ciudada­ nos beneméritos , á aquellos mismos , á quie­ nes se debe en gran parte el restablecimien­ to de nuestra libertad j nada se omite pa­ ra la enemistad y para la universal indis­ posición -j los malévolos, esos hombres des­ honra de su Patria y de sus semejantes, acu­ san á los liberales de ladrones, hereges, fracinasones , y republicanos, y algunos preva­ liéndose del ascendiente que gozan sobre el incauto y sencillo pueblo, lo alucinan diciendole, que la Religion se acaba , que el Supremo Hacedor está airado contra los Es­ pañoles, y los exhortan en fin á clavar el pu­ ñal en el pecho de lös buenos, asegurándoles vendrán ejércitos extrangeros á ayudarles en su barbara y temeraria empresa5 pero ¡Oh Pueblo Español! Esos son tus enemigos acér­ rimos y declarados, que profanan con su sacrilega lengua el nombre sagrado de Dios, á quien dicen que adoran, mienten y sa­ ben ellos mismos que mienten • lo que bus­ can són sus placeres, sus comodidades y que estando todos pendientes de su voluntad ab­ soluta , le ofrezcas á su pérfida opulencia el fruto de tus sudores. Si Pueblo, eso quie­ ren y no tu bien} diles siempre que te ha­ blen asi, que mienten, y que solo la Cons­ titución , la ciega obediencia al Rey, á las

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Cortes y Autoridades constituidas, y la unían entre todos nosotros, és lo verdadero y lo único que a los Españoles interesa, y que tiemble el impío que osare desmentirlo. Ninguna cosa inita mas las pasiones de los hombres generosos y magnánimos , que la injusticia. Mas si á ella se agrega la in­ gratitud y la tiranía, entonces se exaltan de todo punto, y semejantes á un torrente, que después de una grande lluvia se pre­ cipita de un monte arrastrando los arboles, los peñascos , las cabañas de los pastores y cuantos óbices encuentra, salen con bulli­ cioso ruido de los corazones generosos des­ truyendo cuantos obstáculos les presentan, sin que el peligro mismo de la muerte pue­ da contenerlas j pues crece el furor y des­ pecho á medida de lo que se aumentan los diques, que alzan en vano los satélites de la tiranía para enfrenarlas. Entonces son inú­ tiles las amenazas, los calabozos y los patí­ bulos, porque cuando la injuria se hace á toda una Nación, todos los individuos de ella se sienten animados de la venganza, que ha de llegar tarde ó temprano, puesto que las Naciones , son eternas y los tiranos pe­ recen con el tiempo. No hay duda, que en la lucha perecen muchas víctimas inocen­ tes , no hay duda quj tos primeros pagan con la vida su odio generoso á la injus­ ticia y á la opresión j pero ei horror y la

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sangre amedrentan á los mismos tiranos, y la justicia de su causa multiplica y alien­ ta á los Patriotas , cuyo terror triunfa fi­ nalmente de sus verdugos y rompe las omi­ nosas cadenas de sus opresores. La funesta historia de nuestra amada Patria desde el año de 1814, hasta el Í820 comprueba lo que acabo de afirmar. Después de la re­ sistencia mas desigual y sangrienta , que la heroica Nación Española hizo al tirano de la Francia durante seis años por conserbar la independencia Nacional y el trono al mas amado de los Reyes conducido alevo­ samente á la esclavitud por el mrs formi­ dable de los Soberanos que vió el mundoj después que á costa de sacrificios inaudi­ tos el pueblo Español triunfó de las des­ tructoras huestes de Bonaparte, cuando ebrio de alegria y entusiasmo por ver su suelo re­ gado con la sangre de cuatrocientos mil ene­ migos , solamente se ocupaba en celebrar sus victorias, en levantar trofeos en los ris­ cosos Pirineos y en consolidar sus antiguas leyes y libertades que los magnánimos Pa­ dres de la Patria habian sacado del sepul­ cro en que las sepultaba el despotismo de tres siglos, y proclamado en la augusta Cadiz entre los estampidos del cañón ene­ migo , que en vano hizo los últimos esfuer­ zos para derribar el ultimo baluarte de nues­ tra libertad ¿ entonces fué cuando se com-

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pletó nuestra alegria al saber volvía al se­ no de sus Españoles aquel idolatrado Fer­ rando , que era todas sus delicias. ¿ Quien habia de pensar entonces, que este Rey por quien la Nación entera se habia sacrifica­ do, por quien millares de Españoles habian derramado gustosos hasta la ultima gota de su sangre , los habia de sumergir de nue­ vo en el despotismo mas atroz en que nos sumergieron los asesinatos del inmortal Pa­ dilla y de Lanuza y con el que nos envi­ lecieron y arruinaron sus opresores descen­ dientes ? En verdad, que la Nación no es­ peraba tal recompensa en pago del civismo mas puro y del mas exaltado patriotismo. Pero almas viles y aduladoras j pala­ ciegos corrompidos , seres degradados c in­ dignos del nombre Español que rodearon al joven Monarca infestaron su candoroso corazón, y le hicieron creer á fuerza de fascinarle, que la verdadera grandeza de un Rey solo consiste en hacerse temer co­ mo un Sultán y ser acatado como un So­ berano de la Persia. Mas hubiera valido, que á los que aconsejaron á S. M. un pro­ ceder tan ageno de su Real animo , hu­ biera mandado poner con una argolla al cuello, que á mucho mas eran acrehedores los que por satisfacer sus venganzas particulares comprometieron la fama de S. M. en términos , que lo que en los mas

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gonzaban de que nadie me viera; pero sin embargo me presenté en una ventana gran­ de que había al frente : compadecidas las buenas Señoras de mi situación , me pre­ guntaron si necesitaba alguna cosa : Es en vano les dicen los Jueces, que ustedes le hablen, porque es ademas sordo, y en cua­ tro años nadie le ha podido obligar á res­ ponder , para lo que estamos cansados de hacer las pruebas correspondientes : Dios solamente y él saben si oye ó nój no en­ tiende mas que por señas, eso cuando quie­ re mirar á los que las hacen, y aun así acontece, que figurándosele oirá cosa de lo que le quieren decir , la respuesta la dá á mojicones. Como vi aquellas Señoras deseosas de favorecerme , dige para mi, no saldréis sin que me oigáis, y así les pregunté. alguna vez habían visto ú oído nombrar £ Xerez. Me señaron que sí. Pues ahora ve­ rán ustedes les dige la frontera: me volví de espalda y Us mostré aquello con que i0i muchachos pagan los delito* en la escuda. No pudieron menos de taparse los ojos y marchar echando chillidos. No me castiga­ ron que fué mucho, sin duda consideraban la realidad de la demencia, que había de morir en la cárcel; ó bien restablecido dar el ultimo salto mortal en un espantoso cadalso. A resultas de las simplezas y aigjnos da­ ños ocasionados, que no de confesar, *

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como eran romper y quemar tarimas, al­ guna pierna, alguna cabeza, quitar la co­ mida á los presos cuando tenía hambre, de­ sempedrar los calabozos y otras picardijuelas propias de los que no saben lo que ha­ cen j me encerraron en el calabozo llamado de chichos , en donde permanecí cuatro dias con cuatro noches sin desayunarme ni aun con agua, y se decía , que hasta morir ci­ vilmente' no me habían de sacar de él. En efecto, aquí llegué al extremo verdadero de perder los sentidos: las desganas se alcan­ zaban unas á otras, y cuando me conside­ raron en las agonías me subieron á la en­ fermería : llamaron á mi muger á quien no conocí: tenia la Santa Unción , los Frai­ les y Curas á la cabecera para hecharme la ultima bendición á causa de que no me podía confesar por defecto del oído, que era lo que mas atormentaba mi alma. De esta primera visita , mi muger no pudo sa­ car ningún fruto , porque en realidad esta­ ba moribundo. Al dia siguiente volvió á verme, pe­ ro yá estaba vivificado ; me hizo varias pre­ guntas , pero no le respondí á ninguna por mas instancias que me hizo porque había muchos testigos y cogido una vez en una contradicción, ya se sabía tenía que tomar el camino recto de la horca; ademas, que para hablarle tenia mi üel criado , con cu­

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yo dador le remitía sigilosamente y por es­ crito IAÍS pensamientos. Se marcharon to­ dos de la enfermería y á poco rato vol­ vió á entrar solo un pobre Religioso Fran­ cisco , que sin duda murió poco después del susto de verme: Enciérrase conmigo: lle­ ga á la cama y empieza a exhortarme co­ mo era regular: me decía j que venía de •parte del Juez, para que dijera supuesto es­ taba en el terrible trance de la muerte los datos que tenía concernientes á la causa, coa otros miles' de encargos y persuasiones que me hacía , para la otra vanda. Yo estaba muy quieto , como que nada oía: no se sí el pobre Religioso sabia si era sordo j lo cierto es, que el no cesaba de predicar. La enfermería es una sala bastante capaz , an­ cha , con buena luz y tiene unas escalas para subir. El buen Religioso no cesaba en su sermon. Cuando mas silencioso estaba, de repente y sin hablar palabra me puse en pie , tomé una tabla de la cama y acome­ tí al pobre Religioso, que sinó lo alcan­ zo en la eternidad, no sé, si todabía ha cesado de correr ; lo cierto es, que á la cárcel no volvio mas, ni quiso mas cuen­ tos con locos. Consideren ahora los lectores, que cosas tenía que ejecutar tan agenas de mis sentimientos , y que sin ellas no podia rescatarme. Tenia por otra parte el dolor de que si yo iba ai suplicio, me habían de

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seguir algunos de mis cómplices j por otr* se me representaba los muchos gastos que se les originaba en la cárcel epn tanta de­ tención j pero no habla otro remedio, yo no quería morir, ma¡s» cuando mi salvarcion sé extendía a los dunas $ de donde es bien de inferir, que no pudiçndo casti­ gar al que era cabeza y ge te principal de la causa , menos a los que eran los complices. Restablecido ya de mi enfermedad, que seguramente pase, me bajaron al p^tio en donde permanecí algunos días haciendo mil simplezas: últimamente viendo, que J,as le­ yes de la humanidad no me alcanzaban para conducirme ai suplicio sin un gran­ de escándalo de tóela la Navarra: que las inhumanidades y vejaciones que suíria no causaban mi muerte como era de presumir: que habia pasado yá por las pruebas de un hombre demente rematado, cuyos experimen­ tos se hacen irresistibles aun á los que care­ cen de razón, porque la mayor parte pere­ cen en las pruebas, determinaron::::: ¡Qué horror Españoles! Reunirá quatro ó cinco hombres de los mas íoragidos de la «cárcel y pagarlos para que lucra asesinado:::::: En esta ocasión debi la vida según se me infor­ mo después al Juez que actuo mi causa, por­ que confieso, que no ha dejado de hacerme algunos favores y á toda mi desgraciada la­ milla, y al valor principalmente que el Cria-

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dor me dió en aquella noche en que los ase. sinos estaban dispuestos para ejecutado. La cuestión principio y la buscaron de de esta suerte: llenaban de dicterios a ini in, comparable hel criado, considerando , que puesto este en la dama saldría )o á su de­ fensa como era consiguiente: me hallaba ca­ si dormido, quando un amigo me dió aviso del proyecto de los malvados. En este inter* medio vi, que uno de los facinerosos acómetió al criado con un puñal. Me puse en pié, salté de la tarima, y tome un palo que tenia de antemano escondido , bien mazorril y adecuado á mi brazo: di con el tres gol­ pes y tres cayeron al suelo hechas sus cabézas una tortilla y nadando en su negra san­ gre , y creo, que si en aquel instante abren la puerta del calabozo acaoamos con toda la cárcel: tal lue cl furor que concebí en aquel momento. Los desalmados estubieron curán­ dose tres meses , hasta que por sus muchos crímenes los destinaron á los presidios del Africa, y nada hubieran perdido los mo­ tores, aunque hubiera muerto a todos los complicados en crimen tan Horrendo. No me cargaron entonces de hierro, ni tampoco die­ ron parte al Tribunal de Corte como acos­ tumbraban por cualquiera friolera, con lo que me dieron á entender claramente su ini­ cua tiama. Para convencimiento de quanto llevo es­

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crito, cito con todas las Autoridades de Na­ varra, que han sido testigos oculares, y con las certificaciones de nuestras prisiones dadas por aquel Tribunal, que inserto bajo los nú­ meros 1, 2, 3, y 4, en la forma que sigue.— i. Excelentísimo Señor: Andres de lguz, quiza Procurador de D. José Üliván residen­ te en la Villa y Corte de Madrid dice: Que para en guarda y conservación de su derecho y efectos que le• convengan, necesita, que el presente Escribano, como actuario que ha sido de la primera causa de estado, le dé un testimonio del tiempo que mi parte perma­ neció preso en estas cárceles Nacionales por razón de la referida causa , poniendo por principio, el encavezamiento de la acusación del Fiscal de S. M. y del cargo que en ella se hacía( con respecto á mi parte, para lo qual — A V. E. suplico mande proveerlo así, y pide jnsticia=Andres de Iguzquiza.zrDecreto.=Como se pide con citación.—Autorz Proveyó y mandó lo sobredicho la Audien­ cia Territorial de esta Provincia de Navarra en la Sala de los Señores Zuaznabar, Sanz y Lopez, y Baraibar á veinte y dos de Agosto de mil ochocientos veinte, deque certifico:— Gregorio Lapiedra Escribano—Por traslado. —Gregorio Lapiedra Escribano,—Citación al Señor Fiscal.zrEn la Ciudad de Pamplona á treinta y uno de Agosto de mil ochocientos veinte, yo el Escribano infraescruo, cité con

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el despacho precedente al Licenciado D. Blas Echarri, Fiscal interino por si quisiere ha­ llarse presente ó nombrar persona, que asis­ ta á mi Escribanía á ver dar el testimonio y copia que se solicita y manda en el mismo; y enterado dijo : se dá por citado y nombra á D. Juan Crispin de Beunza para que asista á ver dar el Testimonio: esto respondió y firmó conmigo el Escribano.=Lieenciado Echarri.— Notifiqué yo y Gregorio Lapiedra Escribano. Señalamiento de hora á Beunza : En la propia Ciudad , el mismo dia, mes y año, yo el Escribano infraescrito, en visia de la res­ puesta dada á la citación precedente por el fiscal interino de esta Audiencia D. Blas de Echarri nombrando á D. Juan Crispin de Beunza para que asista á mi Escribanía á ver dar el Testimonio y copia que se ordena en el despacho que vá por principio, le hice sa­ ber este y aquella al insinuado Beunza para que le conste y asista á mi Escribanía al re­ ferido objeto á la hora de las once de la ma­ ñana del i. ° del próximo setiembre ; quien enterado dixo lo hará y firma conmigo el Escribano, — Juan Crispin de Beunza. = No­ tifiqué yó y Gregorio Lapiedra Escribano. Encavezamiento: Acusación folio 144 de la tercera pieza de lo actuado en Corte, lo que trata de D José Olibán — 3ac. Mag. el Fis­ cal de V. M. acusa grave y criminalmente al Capitán de Infantería D. José Olibán, po-

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tiiendole por cargo cuanto contra todos y ca. ¿a uno de ellos resulta de la Sumaria forma­ ba de orden de V. M. por el Alcalde de vues­ tra Corte mayor D. Mariano Rufino Gon* zalez que reproduce. D. José Olibán, fué otro de los Misioneros Apostólicos embiados á España á propagar la doctrina de la revo­ lución , y á preparar los ánimos para reci­ bir á sus Redemptores ; y en concepto de vuestro Fiscal, ha sido el partidario mas celo­ so y acalorado, el mas valiente y osado, á ¡quien los revolucionarios le encargaron tan inicuo papel digno de sus ideas. Este sugeto constituido en Francia con los Minas, y ctros partidarios , hizo en comisión dife­ rentes viages para España, y finalmen­ te se introdujo en Pamplona, en donde en­ tre varias operaciones dirigidas al objeto, se propuso el seducir á los Oficiales y Sol­ dados de las tropas de esta Guarnición; y en pocos dias, que la Divina providencia permitió ejercitase tan criminal encargo, lo­ gró insinuar su veneno en el corazón de algunos jóvenes incautos, que sin embargo de haber sido buenos hasta entonces, como lo tenían acreditado en la gloriosa luciia, que habian sostenido en la guerra próxima pasada ; no obstante, el amor á las noveda­ des , el hábito de la desoladora guerra y el d eseo de mejorar pronto de fortuna, los . ponían en el peligro mayor de recibir el

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contagio sedicioso, por medio de las astutas promesas y dádivas continuas de que Olibán se valia. Felizmente este malvado Espa­ ñol fué atajado en el principio de sus pro­ yectos , pues si hubiera continuado en ello, tal vez hubiera comprometido la fidelidad, el honor, y el amor á su Patria de mu­ chos militares. Y aunque el Fiscál, siem» pre ha tenido la confianza, de que la traicion no hubiera vencido la lealtad de es­ te Reyno , Dios sabe sin embargo, (como único conocedor de lo futuro y contingen­ te) lo que hubiera sucedido. Todo el pro­ ceso está lleno de pasos criminales que este reo daba , contribuyendo eficazmente á las ideas de subversion, del dinero que expen­ día para ganar gente armada , y de su trai­ ción no confesado, delito por si solo mas grave en los militares obligados á defender su Patria por cualquiera forma ó manera, que la vean amenazada. Y últimamente que el Trono y el Estado tienen en él, el mas declarado enemigo. (á) (á) Esta censura no quiso sin duda firmar el Fiscal interino Don Blas Echarri, porque no fué puesta por él , sino por otro que hoy tiene el honor de ser Diputado en Cortes , cuyo nombre no quiero referir, para darle á en­ tender , que los liberales acérrimos somos novilísimos aunque sin dinero.

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Testimonio de la prisión: Certifico yó el propio infraescrito Escribano de Camara de la Audiencia Territorial de esta Provincia de Navarra , que de la Sumaria recibida en virtud de Real orden por el M. I. S. Don Mariano Rufino Gonzalez Alcalde al tiem­ po de la extinguida Corte, según se expre­ sa en la copia antecedente sobre Conspira­ ción proyectada por el mes de Abril de mil ochocientos diez y seis , que concluida la pa­ só para su conocimiento á la referida Cor ­ te, rqsulta , que D. José Olibán fué hecho preso en esta ciudad de orden del indicado Sr. Juez el dia veinte del mencionado Abril de diez y seis, y puesto en las cárceles de ella, permaneció en esa forma hasta el on­ ce del ultimo Marzo, que publicada y ju­ rada en dicha ciudad la Constitución polí­ tica de la Monarquía Española , se le pu­ so en libertad , asi como á todos los demás presos cómplices en su causa, la cual fué sobreseída por decreto de trece del propio mes, provehido por el relacionado Tribu­ nal de Corte. Y mediante ser el prenota­ do Olibán el principal de dicha causa se­ gún aparece de ella, á que me remito co­ mo actuario, y ä lo mandado en ei despa­ cho, que va por principio, doy y firmo el presente con asistencia de D. Juan Crispin de Beunza persona nombrada por el Señor l·iSwal interino para cste^ objeto, quien tam­

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bien lo firma en la ciudad de Pamplona ^ primero de Setiembre de mil ochocientos vein­ te — Juan Crispin de Beunza = Gregorio Lapiedra Escribano. Legalización: Los Escribanos públicos infraescritos del Rey .Nuestro Señor , (que Dios guarde) en esta Provincia de Navar­ ra , que abajo signamos y firmamos : Certi­ ficamos y damos fe: Que Gregorio de Lapiedra , por quien va dado y firmado el Tes­ timonio que antecede , es como en el se ti­ tula y nombra, Escribano de la Audiencia de esta misjua Provincia; y como tal, á todas las certificaciones, autos y diligencias que por el han sido dadas y firmadas , siem­ pre se les ha dado y dá entera fé y cré­ dito , asi en juicio como fuera de el: En cuya certificación y de que en esta Pro­ vincia no se usa de papel sellado, sino del común como este, damos el presente sella­ do con el sello de nuestro colegio, que lo signamos y firmamos en esta ciudad de Pam­ plona á primero de Setiembre de mil ocho­ cientos veinte ~ En testimonio de verdad José Insausti Escribano.— En testimonio de verdad = Eaustino Ibañez Escribano. 2 Gregorio Lapiedra Escribano infraescrito de Camara de la Audiencia Territorial de esta Provincia de Navarra : Certifico: Que de la Sumaria recibica en virtud de Ileal érden por el M. Ï. S. D. Mariano Rufino Gonzalez Alcalde ai tiempo de la extingui­

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da Real Corte de esta Provincia, sobre Cons­ piración proyectada por el mes de Abril de mil ochocientos diez y seis intentando va­ riar el Gobierno de la Monarquía y que concluida la pasó para su conocimiento al mismo Tribunal de Corte, á consecuencia de otra Real orden, resulta, que Doña Fe­ liciana Nuez muger de D. José Olibán, fué arrestada en veinte de Abril del insinuado año de diez y seis en esta ciudad por el no­ minado Sr. Juez , dejándola como tal en el mismo cuarto que ocupaba en la casa que posaba, desde el cual se le trasladó á las cárceles Reales de esta Capital el dia diez de Junio del citado año de diez y seis con mandato de dicho Sr. Juez, en las que per­ maneció presa hasta que por auto de rema­ te provehido por la recordada Corte en ca­ torce de Marzo de mil ochocientos diez y echo , fué desterrada por diez años de es­ ta Provincia , Madrid y sitios Reales , eli­ giendo Pueblo para su domicilio, en el que consintió la citada Doña Feliciana, como también el Sr. Fiscal, y para su cumpli­ miento se dieron sus correspondientes des­ pachos con los que salió de la cárcel, el dia seis de Abril de mil ochocientos diez y ocho, conduciéndola de justicia en justi­ cia basta el primer pueblo de Aragon ; é igualmente certifico, que por decreto de tre­ ce de Marzo ultimo , provehido por la no­

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minada Corte (después de publicada en es­ ta capital la Constitución política de la Mo­ narquía Española) se sobreseyó en la refe­ rida causa, de acuerdo con. el Excelentísimo Señor Virey y demás autoridades civiles, can­ celando las fianzas de los que resultaba en el Proceso haberlas prestado r archivándo­ se á su tiempo en el secreto de aquella , dán­ dose los despachos á los que los pidiesen. Y mediante ser la recordada Doña Felicia­ na una de los comprehendidos en dicha cau­ sa , según aparece de ella á que como actua­ rio me remito, á su instancia le doy el pre­ sente despacho para los efectos que le con­ tengan , y firmo en la ciudad de Pamplona á veinte y siete de Setiembre de mil ocho­ cientos veinte = Gregorio Lapiedra Escribano. Legalización : Los Escribanos públicos de esta Provincia de Navarra, que abajo sig­ namos y firmamos como acostumbramos , cer­ tificamos y damos fe : Que D. Gregorio Lapiedra por quien vá autorizada la certifi­ cación antecedente , és como se nombra Es­ cribano de Camara de la misma Provincia, fiel , legal y de toda confianza, y como tal, á cuantas provisiones y demás autos, que ha autorizado , se les ha dado, dá y debe dar entera fe y crédito en juicio y fuera de él. En cuya certificación damos la presen­ te en esta dicha Ciudad á veinte y nue­ ve de Setiembre de mil ochocientos veinte i *

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= En testimonio de verdad rr Juan Bautista Iturrioz Escribano. — En testimonio de ver­ dad = Juan Francisco Goñi Escribano — En testimonio de verdad ~ Antonio Munduate Escribano. 3 Gregorio Lapicdra Escribano infraescrito de Camara de ia Audiencia Territorial de esta Provincia de Navarra : Certifico : Que de la Sumaria recibida en virtud de Reai orden por el M. I. S. D. Mariano Rufino Gonzalez Alcalde al tiempo de la extingui­ da Real Corte de esta Provincia sobre Cons­ piración proyectada por el mes de Abril de mil ochocientos diez y seis, intentando va­ riar el Gobierno de la Monarquía, y que concluida la pasó para su conocimiento al mismo Tribunal de Corte, á consecuencia de otra Real orden, resulta que Doña Cla­ ra Andosilla soltera, sobrina de D. José Olibán y de Doña Feliciana Nuez, lue he­ cha presa en esta ciudad de orden del ex­ presado Señor Juez en nueve de Mayo del referido año de diez y seis, por cómplice en la causa que se le formó á su tio j y en seguida se le condujo á las Cárceles Reales, en las que permaneció hasta que per auto de remate provehido por dicha Corte el dia catorce de Marzo de mil ochocientos diez y echo fué desterrada por diez años de esta Provincia, Madrid, y sitios Reales, 'eligien­ do pueblo para su domicilio, en el que con-

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Sintió la citada Doña Clara, como también él Señor Fiscal, y para su cumplimiento Se dieron los correspondientes despachos , con los que salió de la cárcel el dia seis de Abril de mil ochocientos diez y ocho, conducién­ dola de justicia en justicia hasta el primer pueblo de Aragon; ó igualmente certifico, que por decreto de trece de Marzo ultimo provehido por la nominada Corte , (después de publicada en esta Capúal la Constitución política de la Monarquía Española) se so­ breseyó en la referida causa de acuerdo con el Excelentísimo Señor Virey y demás au­ toridades civiles, cancelando las fianzas de los que resultaba en el Proceso, haberlas prestado, archivándose á su tiempo en el secreto de aquella, dándose los despachos á los que los pidiesen. Y mediante ser J;i relacionada Doña Clara una de los compren­ didos en dicha causa , según aparece de ella, á que como actuario me remito, á su ins­ tancia le doy el presente despacho para los efectos que le convengan, y firmo en la ciudad de Pamplona á veinte y siete de Se­ tiembre de mil ochocientos veinte. = Grego­ rio La piedra Escribano. Legalización: Los Escribanos públicos que abajo signamos y firmamos , Certificamos y damos fe : Que D. Gregorio Lapiedra , es co­ mo se nombra Escribano de Camara de es­ ta Audiencia Territorial, fiel y de toda cou5

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fianza, y como tal á cuantas provisiones ha autorizado , se les há dado, y debe dar entera fé y crédito: En cuya certificación damos la presente en Pamplona á veinte y nueve de Setiembre de mil ochocientos vein­ te. — En testimonio de verdad — Juan Bau­ tista Iturrioz Escribano — En testimonio de verdad = Juan Francisco Goñi Escribano — En testimonio de verdad rr Antonio Munduate Escribano. 4 Gregorio Lapiedra , Escribano infraescrito numeral de la Real Corte mayor de este Reyno de Navarra, Certifico : Que de la Sumaria recibida en virtud de Real or­ den por el M. I. S. D. Mariano Rufino Gon­ zalez Alcalde al tiempo del insinuado Tri­ bunal de Corte, sobre Conspiración proyec­ tada por el mes de Abril de mil ochocien­ tos diez y seis, intentando variar el Go­ bierno de la Monarquía , y que concluida la pasó para su conocimiento á dicho Tri­ bunal de Corte } resulta,. que Ramon Otamendi, soltero, natural de la villa de Amezqueta en la Provincia de Guipúzcoa, fue hecho preso por cómplice en la citada Su­ maria, que se formó contra D. José Olibán, con orden del referido Sr. Juez en eí molino titulado de Oreja el día . primero de Febrero de mil ochocientos diez y siete, y conducido á las cárceles de esta Capital, ha permanecido preso en ellas hasta el once

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del actual mes, en que publicada y jurada en esta ciudad la Constitución política de la Monarquía Española se le puso en liber­ tad j é igualmente certifico, que por decre­ to de trece del actual mes provenido por di­ cha Corte, se sobreseyó en la prenotada cau­ sa , de acuerdo con el Excelentísimo Sr. Virey y demás autoridades civiles , cance­ lando las fianzas de los que resulta en el Proceso haberlas prestado, dándose los des­ pachos á los que ios pidiesen, archivándo­ se á su tiempo en el secreto de la relacio­ nada Corte. Y mediante ser el expresado Otamendi, uno de los comprehendidos en dicha causa , según aparece de ella, á que como actuario me remito, á su instancia le doy el presente despacho para los efectos que le convengan en la ciudad de Pamplo­ na á veinte de Marzo de mil ochocientos veinte rr Gregorio Lapiedra Escribano. Legalización: Los Escribanos públicos, que abijo signamos y firmamos como acos­ tumbramos , certificamos y damos fe: Que D. Gregorio Lapiedra es como se nombra Escribano de Camara de la Audiencia Terri­ torial de esta Provincia, fiel y de toda con­ fianza j y como tal, á cuantas provisiones ha autorizado, se les ha dado y debe dar en­ tera fe y crédito: En cuya certificación: da­ mos la presente en la ciudad de Pamplo­ na á veinte y dos de Marzo de mil ocho­

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cientos veinte — En testimonio de verdadzr; — Juan Bautista Iturrioz Escribanos En tes­ timonio de verdad — Juan Francisco Goñi Escribano — En testimonio de verdad — An­ tonio Munduate Escribano. Esta es en bosquejo mi historia. La hç presentado ligeramente bajo un golpe de vis­ ta , porque de otra suerte es difícil poder formar una idea clara , estando como está llena de los incidentes mas originales. Em­ pero consistiendo principalmente el mérito de ella en estos mismos incidentes , se me hará preciso á su tiempo añadir á este cua­ dro, el claro obscuro de mis invenciones, y el modo feliz y constante de que me va­ lí para llevarlas á cabo con una habilida4 (se puede decir) sin ejemplo en las histo­ rias. Si representar el papel de payo al na­ tural, es una cosa de diñcil ejecución, 5 cuan­ ta mayor dificultad no llevará consigo el imitar perfectamente el de loco ? y el imi­ tarle de manera , que pueda imponer , no solo á los extraños, que interesan poco en ello, sino á los mismos que tienen el ma­ yor Ínteres en el descubrimiento de la fic­ tion ? Esta empresa tomé á mi cargo , em­ presa, que requería carácter sostenido , cons­ tancia heroica , habilidad extraordinaria, tra­ vesura de ingenio nada vulgar, y final­ mente viveza la mas perspicaz, se hizo mu­ cho mayor con la agregación de la sorde­

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ra , y ä pesar de tantos inconvenientes in* superables como se me ofrecieron, fué ter­ minada felizmente, con la intima persuasion que supe comunicar á cuantos me trataron, de hallarme rematadamente loco. La constancia y resignación me acar­ rearon tamaños males y amarguras, el de­ seo de salvarme y salvar á mis compañe­ ros ; y pues unos los buscaba porque me eran necesarios y otros que me daban sin merecerlos; confieso publicamente , que no me quejo de nadie, que perdono de todo corazón á todos mis enemigos , que no quie­ ro venganza, mas bien me desprendere gus­ toso de mis pocas facultades para socorrer­ los en caso necesario ; bastante trabajo tie­ nen , pues estoy viendo hoy con un secreto sentimiento, que mis enemigos , que aun esisten, se miran sacrificados al desprecio público, y tiemblan cuando me vén delan-, te, y mas cuando reflexionan, que sus in­ fames hechos estan patentes á los ojos de todos , y que acaso vendrá alguno que quie­ ra ser mi vengador ; y aun cuando esto no sea y mueran tranquilos posehedores de los perjuicios que me han causado, me queda siempre el dulce consuelo de que los he perdonado: que los hombres de bien me han llorado, y de que no leerán la his­ toria de mis desgracias con indiferiencia. Se también que si otra vez cayera en las ma-

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tíos' de mis verdugos, no me aprovecharía entonces la. locura supuesta, ni la sordera} pero también aseguro, que si algunos in­ tentasen derribar el edificio sagrado que tan­ tas lagrimas me ha costado, entonces sí, que unido á los invencibles Aragoneses mis pai­ sanos, á los Riegos , Quirogas, Villacampas, Arco-Agüeros, y á los Minas, con otros tantos ilustres Capitanes, daremos una ba­ talla al mundo entero en un dia , y les ha­ remos vér, que los liberales liberales nacie­ ron para pelear y morir defendiendo acérri­ mamente los'derechos déla Nación Española. Gran Dios ! árbitro eterno de" nuestros destinos! Tu me has conducido por en me­ dio de las tempestades á seguro puerto: re­ cibe , ¡ Oh Señor! las gracias que te tribu­ ta una alma agradecida. Preserva Soberano Ser á todes mis semejantes 'de suerte tan cruel como la mía; y «i es tu Santa vo­ luntad que padezcan , dales á lo menos las armas con que me has hecho triuníar. JOSÉ 0 LIBAN-.

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