Eduardo Andrés Sandoval Forero

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América Latina: Conflicto, violencia y paz en el siglo XXI Eduardo Andrés Sandoval Forero Robinson Salazar Pérez
América Latina: Conflicto, violencia y paz en el siglo XXI Eduardo Andrés Sandoval Forero Robinson Salazar Pérez INDICE Prólogo Robinson Salazar P. E

Socorro Lorena Sandoval ( )
Sandoval School Socorro Sandoval School was opened in 1998 as the first CPS school that was built on a Chicago Park District Park, Senka Park. Sandova

El aval. From the SelectedWorks of Carlos Molina Sandoval. Carlos Molina Sandoval. December 1, 2008
From the SelectedWorks of Carlos Molina Sandoval December 1, 2008 El aval Carlos Molina Sandoval Available at: http://works.bepress.com/carlos_moli

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la resistencia pacífica es una

obra que contribuye en forma significativa a los Estudios sobre la Paz y

los Conflictos desde la perspectiva de la resistencia activa no violenta, forjada al calor de la política de la no dominación; crisol de la búsqueda real de la coexistencia multicultural pacífica y del respeto a la diversidad étnica y cultural, como alternativas de convivencia con justicia, democracia y dignidad.

El legado histórico de la Guardia indígena, su cultura de la resistencia, su significado en el nuevo milenio, así como sus símbolos y rituales, estructura, acciones y perspectivas, son los componentes que el autor aborda para hablar de una resistencia integral que forma parte de todos los ámbitos del mundo indígena; se trata de una resistencia cultural, étnica, social, activa y no violenta que pretende fortalecer valores, costumbres, memoria, idioma, cultura, autonomía, autoridades y organizaciones indígenas.

ISBN 978-958-44-3125-7

Doctor en Sociología (Universidad Nacional Autónoma de México), Antropólogo (Escuela Nacional de Antropología e Historia), Magíster en Estudios Latinoamericanos (UAEM). Investigador del CIEAP, Universidad Autónoma del Estado de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Conacyt) desde 1995 (nivel II). Catedrático y profesor invitado de universidades de Estados Unidos, América del Sur, España e Italia. Profesor sobre Derechos Indígenas, Paz y Desarrollo en la Cátedra UNESCO de Filosofía para la Paz y el Desarrollo (Castellón, 2005, 2003 y 2001). Profesor invitado en el posgrado de la Universidad Autónoma Indígena de México (2003-2008). Autor de varios libros sobre cultura, grupos étnicos en México y migración. Entre otros, Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2005 en el área de Ciencias Sociales y Humanidades otorgado por el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología.

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La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica 1ª. Edición, Colombia, Mayo 2008 D.R. ®Eduardo Andrés Sandoval Forero ISBN: 978-958-44-3125-7 © Ediciones Colección Étnica: diálogos interculturales Fundación Hemera www.etniasdecolombia.org [email protected] Bogotá, Colombia Calle 19 No. 4-88, oficina 403 Tel.: +57+1+2836383 Coordinación editorial y revisión de estilo: Olga Luz Restrepo Forero Fotografía carátula: Ismael Paredes Paredes Fotografías interiores: Ismael Paredes, Luis Carlos Osorio Rendón, Consejo Regional Indígena del Cauca. Se autoriza la reproducción total o parcial de este libro siempre y cuando se solicite permiso al editor. Diagramación e impresión: EDITORIAL CÓDICE LTDA. Carrera 15 No. 54-32 Tel.: 2494992 [email protected] Bogotá, D. C.

Impreso en Colombia Printed in Colombia

ÍNDICE Pág. Presentación ....................................................................

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Introducción ........................................................................

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Contexto de la resistencia indígena ......................................

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El Cabildo indígena .............................................................

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El legado histórico de la Guardía Indígena ..........................

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La Cultura de la Resistencia Indígena ..................................

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La Guardia Indígena en el nuevo milenio ............................

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Que se vayan todos los guerreros ........................................

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La Guardia Indígena somos todos .......................................

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Guardia, símbolo, ritual y cultofilia ......................................

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Estructura y actividades de la Guardia Indígena ..................

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Acciones de la guardia ........................................................

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Guardia al servicio de la comunidad ...................................

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Perspectivas de la guardia ....................................................

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Anotación final ....................................................................

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La Guardia Indígena es noticia en Colombia .......................

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Referentes bibliográficos ......................................................

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PRESENTACIÓN Para el Globo, que ahora observamos a veces, las ciencias inventan modelos; sobre él, nuestras técnicas actúan. ¿Reacciona? ¿Cómo lo hace? Hemos devenido actores globales, como contrapartida, ¿responde la Tierra a nuestros actos? ¿Combate, diálogo o acuerdo? Ante el riesgo de una lucha a muerte, hay que prever un contrato. Esperanza de una vida común, vemos como nace una Naturaleza”. Michel Serres

Hemera, luz del día, no es sólo un enunciado, o el significado de un vocablo griego; es también la decisión de un grupo de personas de aceptar la misión de ser instrumentos de luz que contribuyan al entendimiento de y entre las culturas colombianas y latinoamericanas, para que cada día seamos mejores aprendices de seres humanos, capaces de respetar la otredad, la diferencia, el derecho y la dignidad del otro y su capacidad de ejercer su autonomía como sujeto individual y colectivo de derechos. En desarrollo de esa misión y de este propósito, la Fundación Hemera inicia con esta publicación la serie editorial Colección Étnica: Diálogos Interculturales; se trata de una serie de trabajos propios y de distintos autores, que busca ante todo promover el conocimiento, la interpretación, el análisis, la reflexión, el disfrute, la recreación y la conciencia sobre nuestras múltiples y diversas maneras de ser y de existir, de relacionarnos con los otros y con la naturaleza; que pretende evidenciar las múltiples construcciones y apuestas culturales, políticas e identitarias de los nuevos sujetos sociales que está produciendo esta era globalizada, y –por supuesto– las tensiones

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que se producen en las relaciones de cooperación o dominación que establecen estos sujetos. Un nuevo sujeto, una nueva conciencia, un nuevo ser tiene que surgir en este cambio de era si el género humano no quiere seguir cavando su fosa: un ser armonizado con el universo, conciente de su papel como parte, no como amo, de la naturalaza; conciente de que los recursos de la madre tierra son para garantizar el bienestar de todos; conciente de que la felicidad está en el ser, no en el tener, en el encuentro y en el abrazo con el otro y con lo otro. En esta oportunidad ofrecemos un trabajo inédito de Eduardo Andrés Sandoval Forero, un antropólogo colombiano “Terco por la Paz” que vive en la nación multicultural de México hace muchos años. Él se dedica a la docencia en varias universidades y, aún en la distancia, su mirada aguda le ha permitido vislumbrar la importancia que algunos procesos indígenas colombianos tienen para la construcción del nuevo hombre, para la resolución de los conflictos que a lo largo y ancho de la tierra nos han agobiado por décadas y siglos, en América del Sur, en Estados Unidos, en Europa del Este, en fin, en todos aquellos lugares donde el hombre ha sido “lobo” para el hombre. En este sentido, esta obra, “La Guardia Indígena Nasa y el arte de la resistencia pacífica”, es un trabajo que recupera para la historia y las generaciones futuras la experiencia de resistencia activa no violenta de uno de los procesos más significativos del movimiento indígena en Colombia, del pueblo Nasa, también conocido con el nombre de Paéz, cuya vida ha transcurrido principalmente en una montañosa región del sur occidental departamento del Valle Cauca. A través de Eduardo Andrés, este singular pueblo, que ha iluminado con su sapiencia no sólo la lucha reivindicativa de los derechos indígenas sino también la formación de las consciencias de mestizos, afrocolombianos y gitanos para la construcción de un nuevo hombre y un nuevo mundo, nos entrega su legado histórico como cultura de la resistencia pacífica y activa a la discriminación y a la violencia, a la intolerancia, al olvido, al abandono, a la tristeza, a la soledad y a 6

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todos esos males que la cultura del individualismo ha propiciado en el ser humano. Parafraseando al autor, en el nuevo milenio la Guardia indígena desarrolla una resistencia integral que se expresa en sus símbolos y rituales, en su estructura, acciones y perspectivas, es decir, en todos los ámbitos de su mundo percibido como totalidad. Es por ello que alude a una resistencia cultural, étnica, social, activa y noviolenta que pretende fortalecer valores, costumbres, memoria, idioma, cultura, autonomía, autoridades y organizaciones indígenas. Se trata de entender que la realización de un desarrollo favorable a los pueblos indígenas está mediado por la existencia y fortalecimiento de sus formas propias de organización al interior y exterior de las comunidades. Que su capacidad de organización impacta de manera directa el proceso autonómico étnico, que debe ser planteado como parte de un proyecto político cuyo horizonte es construir relaciones de poder que tiendan a revertir la histórica violencia estructural, la represión, la discriminación, el racismo y la violencia cultural cotidiana que han sufrido por parte del Estado y los grupos violentos. “Toda condena a la violencia es estéril si no va acompañada de la búsqueda de medios alternativos” (Bobbio, 2000: 198). Los Nasa no sólo condenan las violencias: han cimentado toda una cultura de resistencia pacífica y activa que se alimenta de una cosmovisión y práctica propia, y además le genera elementos nuevos de identidad que se plasman y refuncionalizan mediante la Guardia Indígena y sus mandatos contra la violencia, oponiendo acciones pacíficas contra la guerra en sus territorios. De esta manera, el presente trabajo representa un aporte significativo a los Estudios sobre la Paz y los Conflictos desde la perspectiva de una política de la no dominación, como punto de partida para la búsqueda real de la coexistencia multicultural pacífica y del respeto a la diversidad étnica y cultural, como alternativas de convivencia con justicia, democracia y dignidad. La dolorosa y compleja realidad de los Nasa, así como sus respuestas culturales de resistencia étnica y pacífica, son dignas de ser divul7

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gadas, reflexionadas y aprehendidas por todos los pueblos interesados en la paz. Por ello, el presente texto tiene como premisa el reconocimiento a la contribución que hacen los indígenas Nasa a la paz con justicia y dignidad, al desarrollo cultural y organizacional, así como a la pluralidad de la sociedad, lo que consideramos una herencia para toda la humanidad, motivo de respeto y de registro en la memoria histórica y colectiva de los pueblos indígenas de Colombia y del mundo. Fundación Hemera

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INTRODUCCIÓN Desde la Conquista por parte de los invasores españoles, la Colonia y el período de Independencia dirigido y aprovechado por las élites criollas, los indígenas han sido sometidos al saqueo económico, al asesinato, al etnocidio de sus culturas, destrucción de sus identidades, persecución a sus organizaciones, mitos, ritos, credos, religiones, idiomas, medicina tradicional, sistema jurídico, fiestas, danzas, y todo aquello que corresponde a su cosmogonía de pueblos indígenas. Así, el transcurrir histórico de estos pueblos ha estado caracterizado por políticas indigenistas de destrucción, saqueo, dominación y represión por un lado, y por otro, por la resistencia de los nativos frente a todas las fuerzas externas a sus comunidades para defender sus tierras, cultura y población, utilizando también todas las formas posibles de lucha y de resistencia. Esa larga lucha se ha hecho tradición y experiencia en los indígenas del Departamento del Cauca, al sur de Colombia, y fue el abono para su organización en el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), creado en febrero de 1971, el cual continúa en lucha por la defensa de sus territorios, su cultura, su identidad y su autonomía. En 1978, el CRIC registró ese acontecer en su Plataforma Política: Este hecho, o sea nuestra supervivienda, es el fruto de una larga lucha, legal o ilegal, pacífica o violenta, que comenzaron a dar nuestros antepasados desde la llegada de los españoles, y que tenemos que seguir librando hoy en día para no ser exterminados por nuestros enemigos.

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A pesar de ser una población que desde la llegada de los españoles, y en todos los períodos de la historia de Colombia ha sido afectada por políticas, planes, programas y acciones de contenido etnocida, los indígenas han resistido también con todas las formas a su alcance: sublevaciones armadas, resistencia pacífica activa, con sus organizaciones tradicionales, su cultura, con la defensa y recuperación de sus tierras, con sus idioma, su identidad y sus maneras de redimensionar su cosmogonía en cada tiempo en que las exigencias se lo piden. Es decir que la resistencia indígena ha sido de tolerancia, aguante, sufrimiento, pero también de luchas diversas contra las violencias que el Estado, los terratenientes, caciques y sectores de la sociedad mestiza ejercen contra ellos en distintas dimensiones. La resistencia indígena ha estado presente desde el primer día en que los conquistadores emplearon las violencias para someterlos, y en ese devenir los nativos han tenido guías de trascendencia histórica y de pujanza ejemplar en la lucha como las del “Indio que bajó de las montañas en defensa de su raza”. Los indígenas han llegado al siglo XXI con secuelas de terror en sus comunidades, violencias de todos los tipos y todos los bandos, que han generado dolor e indignación contra el actuar aberrante de los actores armados en sus territorios. Las violaciones a los derechos humanos, al derecho internacional humanitario y a los derechos de los pueblos indígenas se encuentran documentadas profusamente por los organismos internacionales y nacionales, así como por las organizaciones de los mismos afectados. Frente al conflicto armado que los perturba, los indígenas de manera reiterada han manifestado que no es su conflicto y exigen el retiro de todos los actores armados de sus territorios, y para ello han optado por la resistencia pacífica en sus dimensiones políticas, económicas, étnicas, culturales y de organización a través de los cabildos, los resguardos y la Guardia Indígena que interactúa al interior como forma de control social intra-étnica y de gobernabilidad intracomunitaria, y hacia el exterior del pueblo Nasa como forma de control inter-étnico (relación con los no indios y el Estado). Se trata de una resistencia cultural pacífica que entrelaza lo tradicional con lo moderno en todos los ámbitos de la vida cotidiana, con 10

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reconstrucciones discursivas en un presente que se hace emergente para la vida de los pueblos indígenas. Uno de sus resultantes es la Guardia Indígena, legado de Quintín Lame, que sin duda constituye una de las organizaciones de mayor relevancia en el proceso de resistencia de los indígenas en Colombia, y que para las condiciones actuales de los Nasa es de vital importancia en el proceso de etnodesarrollo. En la perspectiva del antropólogo Guillermo Bonfil, el mismo que en forma elocuente ilustró al México profundo y teorizó el “etnodesarrollo”, podemos significar a la guardia con la noción de “formas propias de organización que tiene el mismo sentido que la noción de cultura propia; es decir, se refiere a las formas de organización social que están bajo el control cultural del grupo en cuestión, independientemente de su origen histórico” (Bonfil, 1995: 474). En este entender, el potencial y la realización del desarrollo favorable para los indígenas se encuentra mediado por la existencia y fortalecimiento de las formas propias de organización al interior y exterior de las comunidades indígenas. Esta capacidad de organización impacta de manera directa al proceso autonómico étnico, que de manera irreversible tiene que ser planteado como parte de un proyecto político que tenga como horizonte construir relaciones de poder que tiendan a revertir la histórica violencia estructural directa, la represión, la discriminación, el racismo y la violencia cultural que cotidianamente sufren por parte del Estado y los grupos violentos. La dolorosa y compleja realidad de los Nasa, así como sus respuestas culturales de resistencia étnica y pacífica, son dignas de ser divulgadas, reflexionadas y aprehendidas por todos los pueblos interesados en la paz. Es por ello que el presente texto tiene como premisa el reconocimiento y la contribución de los indígenas Nasa a la paz con justicia y dignidad, al desarrollo cultural y organizacional, así como a la pluralidad de la sociedad, lo que consideramos herencia para toda la humanidad, motivo de respeto y de registro en la memoria histórica de los pueblos indígenas de Colombia y el mundo. Hacemos referencia a una cultura de resistencia no violenta que tiene sus orígenes en el rechazo a la conquista, a la colonia, a la dominación mestiza durante y después de la independencia y a la 11

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resistencia pacífica activa contra todo lo que violenta la existencia indígena en sus etnorregiones y comunidades. Ha sido y es la resistencia consciente contra la dominación, la expropiación y las violencias en sus hábitats, conformando un complejo cultural de resistencia no violenta cimentado en su devenir histórico, en las organizaciones tradicionales, la identidad, la política, el pensamiento indígena, sus símbolos, mitos, ritos, organizaciones económicas, y creaciones artísticas y literarias. Estamos hablando de los Nasa que se han caracterizado por su organización indígena, su lucha histórica por la recuperación de sus tierras, sus movilizaciones y por su influencia en el movimiento indígena nacional. Los mismos que han obtenido entre otras, las siguientes distinciones: Premio Nacional de Paz (2000); Premio Ecuatorial por el cuidado ambiental, la superación de la pobreza y la defensa de la identidad, otorgado por el PNUD (2004); Premio Nacional al Mejor Plan de Desarrollo (1998-2000); y el reconocimiento de varios de sus líderes como Maestros en sabiduría por la UNESCO. En este texto ofrecemos una forma de entender cómo se ha desarrollado en Colombia la respuesta de las comunidades indígenas organizadas frente a las distintas violencias: la estructural que el Estado colombiano históricamente ha ejercido contra los indígenas; la violencia de los terratenientes y caciques en regiones indias; la violencia paramilitar y guerrillera, violencia social de discriminación y marginación; y la violencia cultural contra los indígenas por su especificidad como pueblos étnicos y culturales diferenciados de la cultura dominante mestiza. Ante toda esa parafernalia a la que han sido sometidos, los indígenas se han conducido por los caminos transitados por Quintín Lame, los de la resistencia pacífica no violenta pero sí activa, que implican rehacerse como pueblo indígena ante las adversidades. Generadores de una cultura de resistencia pacífica, activa y colectiva, han plasmado y organizado en la Guardia Indígena la respuesta autónoma de recomposición de las comunidades, a través del reforzamiento de su cultura propia y de su reinterpretación cosmo12

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gónica en el desarrollo como pueblos indios para ejercer una neutralidad activa contra la guerra y los guerreros. Constructores de una cultura de resistencia que tiene sus raíces en la matriz cosmogónica Nasa, en la herencia de las luchas que han librado en el devenir histórico, en el pensamiento y en la acción de Quintín Lame, “El indio que se Educó en las Selvas Colombianas”, así como en las fortalezas y debilidades de sus organizaciones y dirigentes indígenas, se caracterizan por toda una tradición de pensamiento y de acción insumisa que se resiste a la dominación que desde el Estado se proyecta junto con las prácticas de los guerreros en sus territorios. Una cultura de resistencia activa no violenta forjada en el corazón de las comunidades y al calor de la política de la no dominación, se constituye en el crisol de la búsqueda real de la convivencia multicultural pacífica y del respeto a la diversidad étnica y cultural como alternativas de convivencia con justicia, democracia y dignidad. En este entender, la resistencia es integral, no es parcial ni fragmentada, forma parte de todos los ámbitos del mundo indígena y por ello se alude a una resistencia cultural, étnica, social, activa y no violenta que en el proceso pretende fortalecer sus valores, sus costumbres, su historia, su idioma, sus manifestaciones culturales, sus autoridades y sus organizaciones indígenas. Esta Guardia Indígena, así como todas las demás organizaciones tradicionales del presente, patentan de manera elocuente el pensamiento Lamiano que se traduce en una herencia cósmica colectiva transgeneracional, que garantiza mediante las resistencias el presente y el futuro de los que hacen camino a través de la memoria activa de sus ancestros y sus historias en lucha por la paz y la justicia. Para comprender parte de esta práctica de resistencia y de transmisión cultural a las nuevas generaciones, y para acceder a una primera aproximación de conocimiento y comprensión de la Guardia Indígena, se estructuró el presente material en apartados relativos al contexto de la resistencia indígena, el Cabildo, La Guardia Indígena, sus objetivos, funciones, estructuras, símbolos y acciones principales realizadas. Un apartado más hace referencia a las perspectivas de la 13

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Guardia Indígena, y otro presenta unas notas conclusivas. Todos son abordados a partir de la cultura de resistencia pacífica, que consideramos es la aportación central del proceso de formación, construcción y desarrollo de la Guardia Indígena Nasa. Al final se incluyen las referencias bibliográficas que fueron utilizadas en el trabajo. La base para la elaboración del presente texto fueron los diálogos y entrevistas realizadas a indígenas Nasa, a fundadores y a responsables de la conducción de la Guardia Indígena. También sirvió la observación directa realizada sobre la dinámica, acción y organización que la Guardia Indígena implementó en la Segunda Audiencia Pública conducida por las autoridades indígenas en Santander de Quilichao, Cauca, Colombia. En este sentido, la oralidad de los indígenas Nasa es el cimiento de lo aquí expuesto; su textualidad se escribió tal y como fueron fluyendo las pláticas, por considerar que la palabra indígena y sus metáforas no pueden ser traducidas en sentido estricto a un lenguaje “objetivo”, que trascienda y superponga este discurso oral al escrito “analítico” occidental, sin que sufra las alteraciones que suele hacer la cultura dominante. Resta expresar mi más profundo y sincero agradecimiento a los Nasa por su amistad, confianza y hospitalidad brindada en mis visitas al Cauca. A Ezequiel Vitonás, Jairo Perdomo y a Alfredo Muelas por decidir compartir parte de su tiempo, conocimiento y experiencia sobre la Guardia Indígena. A todos aquellos guardias Nasa que aceptaron mi presencia en sus diversos aconteceres y desinteresadamente platicaron sobre sus experiencias, vivencias, alegrías y tristezas en el andar de un pueblo que se niega a desaparecer.

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Contexto de la resistencia indígena “...Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?...”. Eduardo Galeano: “El Descubrimiento”

Colombia es un país que tiene una larga historia de gobiernos civiles emparentados con todo un proceso de períodos tanto selectivos como generalizados de violencia política. Así es como la historia de los colombianos está marcada por cuatro dinámicas muy significativas: represión del Estado, represión y expropiación de tierras por parte de los terratenientes a través de sus grupos armados, movimientos armados revolucionarios o de resistencia pacífica de diversos sectores sociales. Esto quiere decir que la guerra como inevitable consecuencia del desbordamiento de la lucha de clases, ha estado casi siempre presente en el ámbito nacional. En general, el origen del conflicto armado en Colombia tiene sus profundas raíces en la condición de violencia estructural que el Estado colombiano ha ejercido contra la población desde sus orígenes, acentuándose en los recientes años con la utilización de la guerra que la globalización neoliberal realiza en un país que tiene abundantes riquezas naturales. Un ingrediente de gran envergadura en la degradación del conflicto lo constituye la situación y la actuación del Estado en Colombia. Si bien es cierto tiene su fundamento legal, son cuestionables los hechos relacionados con: la violación flagrante de los derechos humanos civiles y sociales expresados en las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, los asesinatos y el uso de la tortura; la privatización de los más elementales servicios

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sociales como educación, salud y vivienda; el incremento exponencial de la pobreza; el desempleo de más del 25 por ciento de la población económicamente activa; el alto índice de corrupción en la administración pública y en niveles políticos de gobierno; la incompetencia de las fuerzas militares para garantizar la seguridad de la población y su vinculación comprobada con las siniestras fuerzas paramilitares; la ausencia del Estado y sus instituciones en buena parte de los municipios del país. Independientemente de la discusión que se presenta sobre las cifras de la pobreza, los datos de diversas instituciones oficiales, incluyendo las del mismo gobierno, muestran la gravedad de la situación. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) define al Índice de Desarrollo Humano (IDH) como el «proceso por el que una sociedad mejora las condiciones de vida de sus ciudadanos por medio de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus necesidades básicas y complementarias y de la creación de un entorno en el que se respeten los derechos humanos de todos ellos». En este sentido, los altos índices de la condición de pobreza en Colombia significan que el desarrollo humano ha sido para tan sólo un sector reducido de población. En el informe que sobre Colombia emitió el PNUD para el año 2007, se genera preocupación desde cualquier perspectiva, pues a pesar del crecimiento económico de los últimos tres años, 4,8%, 5,1% y 7,6% respectivamente, se ha generado más exclusión y pobreza en la mayoría de la población, figurando Colombia en el onceavo lugar de los países más desiguales del mundo. Con respecto al análisis del bienestar, el informe enuncia que el crecimiento económico es inequitativo, insuficiente e insostenible en tanto que poco o nada hace para reducir la pobreza que alcanza al 49.2% de la población. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de las Naciones Unidas, hizo público en febrero de 2007 su informe Panorama social de América Latina 2006, donde es evidente el lamentable desempeño económico y social de Colombia, que afecta de manera directa la situación de las familias debido principalmente a tres problemas que interactúan: pobreza, desplazamiento forzoso y violencia intrafamiliar. 16

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En la dimensión de la política oficial, Colombia ha tenido como característica la ausencia significativa de la oposición legal, ya sea por la no aceptación de la clase política dirigente y gobernante, o por la distorsión histórica que ha tenido la izquierda de considerar que la lucha armada es la única y verdadera oposición y alternativa política a los grandes problemas nacionales. Es por ello que se cuestiona la existencia de la democracia en el país, como también la de la oposición y la izquierda. Los referentes más recientes que justifican estas inexistencias los encontramos en el acuerdo bipartidista de liberales y conservadores del Frente Nacional; en las fallidas negociaciones de paz entre la insurgencia armada y los representantes del Estado; en el aniquilamiento físico de los líderes de oposición; y en el genocidio político que el Estado cometió contra la Unión Patriótica. En el transcurrir del siglo XX, el Estado ha recurrido muchas veces a estados de “excepción” como la “conmoción interna”, el “estado de sitio”, el “toque de queda” o también denominado de “emergencia”, para ejercer la más amplia y desenfrenada represión contra la población civil, los movimientos sociales y los disidentes políticos. En todos los tiempos y en todos los casos estos instrumentos han sido utilizados por gobiernos represivos, no para prevenir los conflictos violentos y defender las instituciones democráticas, sino para ejercer el control social mediante el ejercicio de la violencia del Estado. Colombia no es el único país que ha recurrido al “estado de excepción”, fue usual en las décadas de los años 70 y 80 en el cono sur, donde “... esta verdadera proliferación de estados de excepción tenía lugar en el marco de la dura confrontación ideológica de la Guerra Fría, de la que muchísimos gobiernos se sirvieron para combatir su propia disidencia interna. ... La versión más perversa de esta concepción del Estado y del ejercicio del poder fue precisamente la llamada ‘doctrina de seguridad nacional’ que, en algunas regiones sirvió de fundamento político e ideológico a las más crueles y aberrantes dictaduras de las décadas pasadas” (Despouy, 1999: 3). El actual gobierno del año 2008 continúa por la senda de la represión, y por ello recurre a la denominada “Seguridad Democrática”. La particularidad ahora estriba en que la represión contra sectores 17

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de la población, principalmente rural, se presenta en un contexto nacional e internacional distinto a los años anteriores. Existe un conflicto armado nacional entre organizaciones guerrilleras provenientes de la izquierda versus el ejército del Estado, y los grupos paramilitares aliados y creados por este ejército oficial. En el contexto internacional, además de la globalización de la economía y de la pobreza, el imperio de los Estados Unidos de Norteamérica se ha lanzado a dominar el mundo y no desaprovecha la posibilidad de intervenir so pretexto de combatir el narcotráfico o las guerrillas bajo la etiqueta de “combate al terrorismo”. El Estado de la “Seguridad Democrática” busca por lo menos tres objetivos: otorgar elementos políticos y constitucionales para incrementar la intervención estadounidense; reforzar el gobierno represivo; y defender la principal institución “no todas” del Estado colombiano: las fuerzas armadas. Esto, por supuesto, es una de las grandes contradicciones del Estado, pues en el derecho internacional y en la Constitución Colombiana se contempla la posibilidad de que los gobiernos adopten medidas de excepción con el propósito de restablecer el orden constitucional y democrático, para garantizar los derechos humanos de toda la población, y no para incrementar la represión, apartándose de la legalidad, violando los derechos fundamentales signados en los diversos convenios internacionales. La mayor descomposición del Estado colombiano se expresa en el hecho de haber delegado el ejercicio de la violencia institucional a los grupos paramilitares, en la confrontación con los subversivos y contra la población civil que habita las zonas de influencia y de operaciones de las guerrillas. Esta política contrainsurgente ha tenido dos consecuencias de gran impacto en la sociedad colombiana: una, la violación de los derechos humanos más elementales de la población civil; y otra, la progresiva autonomía de los paramilitares respecto del Estado, lo que conduce a tal agrupación a una mayor capacidad de gestión, de operación y de control militar, mediante el terror, con la complicidad y el aprovechamiento de los grupos de poder político y económico locales y regionales. En síntesis, nos encontramos con un Estado ausente, sin legitimidad moral, política, jurídica e institucional. ¿Será un Estado colap18

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sado?; ¿un Estado débil?; ¿un Estado en transición?, ¿un Estado en extinción?; o ¿un Estado diluido que comparte funciones con Estados paralelos establecidos por los narcos, los paramilitares y la insurgencia armada? Diversas son las caracterizaciones que se hacen sobre el régimen que preside Álvaro Uribe Vélez, así como disímiles son las opiniones y las posturas políticas que sobre su discurso y sus acciones se señalan. Desde la perspectiva del presente trabajo, en Colombia se transita por un proceso dominante de derechización de la sociedad, distinguido por la aceptación formal y real de los principios y de la política de la derecha en todos los planos de la vida nacional. Descrito de manera esquemática, el panorama de las violencias armadas y sus confrotaciones por el control del territorio tiene su epicentro básicamente en extensas zonas de la geografía rural colombiana; pues en las ciudades, se manifiesta principalmente en las comunas o barrios populares, donde además llegan los miles de desplazados a engrosar los grandes cinturones de miseria. Esto hace que la vida cotidiana de los citadinos, a un nivel más amplio, transcurra sin la visible y asaroza intimidación de los violentos, y que buena parte de esta sociedad no perciba los horrores que se viven en el campo. En esta Colombia fragmentada por campos minados de guerreros y ciudades que continúan su marcha en contextos ausentes de violencia armada directa, han venido emergiendo, desde la sociedad civil, movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales en defensa de los derechos humanos, contra la guerra del Plan Colombia, del Plan Patriota, y por el derecho a la justicia, la reparación y a la memoria, para que este holocausto no quede impune y a los culpables se les aplique la ley. En este contexto ha tenido formación y desarrollo la nueva fuerza política del Polo Democrático Alternativo, cuya vitalidad y respaldo popular electoral le permitió constituirse en la segunda fuerza política nacional en las pasadas elecciones para la presidencia de la República y el Congreso, acontecidas en el 2006. Se trata de un nuevo movimiento de izquierda institucional, desarmado, que desde la contienda electoral pretende disputarle el po19

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der a los partidos tradicionales, apareciendo también como una nueva izquierda alternativa a la nueva derecha encabezada por el presidente Álvaro Uribe. En el momento de la creación de la nueva izquierda, el ideario de unidad suscrito entre el Polo Democrático Independiente y las fuerzas de coalición Alternativa Democrática, evoca la lucha por una Colombia digna y democrática, y en ese tenor, se plantea reconocer y proteger la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana, junto con el propósito de aplicar políticas contra el racismo y la discriminación. En este panorama nacional, las regiones indígenas se caracterizan por padecer la dramática pobreza en medio de abundantes recursos naturales, la existencia del caciquismo insaciable, el abuso del poder, los despojos de tierra, la denegación de administrar justicia rápida e imparcial, y la complicidad de los gobiernos municipales, departamentales y nacional para transgredir sus derechos humanos e indígenas. Esta situación no es nueva, deviene desde la devastadora acción de los invasores europeos, ilustrada así por Quintín: La abeja centinela está en la puerta de la colmena, atisbando los zánganos ociosos que, sin trabajar, desean comer, zánganos que se asemejan a los que llegaron el 12 de octubre de 1492 y se apoderaron de nuestras riquezas, de nuestras leyes y costumbres y también de nuestra religión; y que, en calidad de católicos, como lo eran los viejos veteranos de la Madre España, con nosotros no fueron amigos, sino serpientes, para matarnos con el veneno de la envidia. Y esa envidia existe hasta hoy (…) no se ha esfumado o desvanecido… (Lame, 1987: 17). En Colombia, según el censo de 2005 (DANE, Censo General 2005), oficialmente son reconocidos 88 pueblos indígenas con una población de 1 378 884 personas, que equivalen al 3.4% de un total nacional de 41 468 384 habitantes. La población indígena es una minoría demográfica en un país donde el 80% de su población vive en las ciudades. Las movilizaciones indígenas han estado sustentadas, al igual que el acometimiento de Quintín Lame, en la lucha por la recuperación de la tierra, su organización social tradicional y la cultura indígena. Otras demandas han sido incorporadas a partir de 20

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la Constituyente de 1990: justicia, autonomía política, cultural y territorial, respeto al derecho indígena, a la medicina tradicional, restitución y defensa de resguardos, no pago de terraje, y derechos a la salud, educación, vivienda en condiciones dignas. La consigna con la cual se fundó el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y que aún identifica a los indígenas, expresa claramente la cosmovisión y su relación con la vida cotidiana: unidad, tierra, cultura y autonomía. Consigna que engloba y sintetiza la lucha que emprendió Quintín en sus diversas manifestaciones, travesías, escritos y acciones. Otra característica presente en las etnorregiones indígenas ha sido la constante de las violencias armadas ejercidas por el ejército del Estado, las guerrillas y los paramilitares, que niegan sus territorios, identidades, culturas y autonomías, mediante una confrontación armada que suscita masacres de indígenas, desplazamiento forzado, destrucción de poblados, pérdidas de tierras, territorios, cosechas, animales y enseres domésticos, así como la alteración y pérdida de los sistemas tradicionales de organización indígena, autoridad, cultura e identidad. La doble moral tanto del gobierno de los Estados Unidos como del gobierno colombiano, simulada a través de la “lucha contra el terrorismo y el narcotráfico”, ha convertido en blanco de acciones militares y paramilitares a la población campesina e indígena. La respuesta del pueblo en Colombia ha sido la movilización parcial en contra del conflicto. Lo han hecho las mujeres, los obreros, los estudiantes, los campesinos, los empleados y los indígenas con un rotundo “no a la guerra”, “respeten nuestro derecho a la vida”. ¿Será que los violentos oficiales y subversivos respetan esta dinámica de resistencia civil pacífica contra el etnocidio? Las organizaciones indígenas del Naya lo solicitan, lo exigen y lo requieren: “pedimos a todos los grupos armados (oficiales, paramilitares e insurgentes) respetar el derecho de la población a no comprometerse con ninguno de ellos; que no sigan escudándose cobardemente en la población civil y poniéndola como objetivo militar; que se respeten los territorios, la autonomía de las comunidades, los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”. 21

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Pero hasta ahora la respuesta de todos los violentos ha sido coincidente con el genocidio. El Estado decidió hacer la guerra a la guerra y exige que la sociedad civil se implique en el conflicto defendiendo sus instituciones y sus gobernantes. En ese sentido, ha creado impuestos especiales para incrementar el financiamiento de la guerra y para pagar un millón de informantes. La subversión armada en las últimas tomas de pueblos ha solicitado a la gente que no se meta en el conflicto, que se excluya. ¿Cómo no movilizarse y rechazar la toma de su pueblo que seguramente será destruido, no sólo en sus casuchas, parcelas, enseres y espacios colectivos sino también en sus vidas? ¿Por qué no hacerlo por su propia cuenta, cuando el Estado no lo hace y además pone su cuota de represión? El ejemplo lo dio la población indígena de Caloto en el Cauca, al impedir la toma de su pueblo por parte de las FARC, en el año 2001, mediante una acción de resistencia pacífica. Pero lo peor de esto es que son pueblos que han sido arrasados en varias ocasiones por los todos los actores armados de manera sincronizada: llegan las guerrillas y los destruyen para demostrar su poderío militar; días después los paramilitares masacran parte de la población, dejando otra parte para cuando llegue el ejército oficial y remate con la devastación, desolación, persecución y desplazamiento de las personas más pobres y humildes del campo colombiano. Esa violencia en espiral ascendente continuará su curso con mayor intensidad contra los pueblos indígenas, hasta que el Estado en Colombia no decida tratar la problemática de manera integral, priorizando el ámbito político, la atención a las causas estructurales de la violencia, la negociación política y social con los actores armados. Ello pasa por la recomposición del Estado y sus instituciones democráticas, por la participación de la sociedad en esa reconstrucción y el reconocimiento del origen político del conflicto armado, a pesar de la lumpenización de algunos frentes armados de organizaciones de origen político-revolucionario (narcotráfico, ataques a la población civil: robo, secuestro, amenazas, asesinatos, persecuciones, desapariciones, “vacunas”, incorporación forzada de menores a la guerra, destrucción de viviendas, impuestos, asaltos, boleteo ...). 22

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Entre los diversos crímenes de guerra cometidos de manera frecuente por el ejército oficial, los paramilitares, las guerrillas y los narcos, que se enuncian en el Artículo 8 del Estatuto de Roma, concerniente al Derecho Internacional Humanitario (DIH), figuran: secuestros, ataques contra la población civil, toma de rehenes; ofensivas y bombardeos a ciudades, aldeas y pueblos; reclutamiento de niños menores de 15 años; ataques contra instalaciones dedicadas al culto religioso u hospitales; empleo de gases tóxicos y asfixiantes. Estos delitos, al igual que el genocidio, son calificados como crímenes de lesa humanidad y la Corte Penal Internacional (CPI) es la instancia correspondiente para juzgarlos. Una máxima democrática que nos da el conflicto en este país es que “ningún fin justifica los medios que atenten contra los derechos más elementales del ser humano”, menos el de usar las armas contra civiles desarmados. La presencia del Estado en los territorios indígenas ha sido profundamente violenta, sin la más elemental responsabilidad social, política, cultural y de seguridad a la vida que la Constitución le señala. El Estado tiene en concreto solamente dos presencias: a través de la policía y el ejército y por medio de las compañías multinacionales que saquean los recursos naturales. Hacemos referencia a una violencia que excluye a los indígenas de los derechos básicos del ciudadano y al mismo tiempo les arrebata sus territorios, tierras y recursos naturales mediante la fuerza. El Sistema de Información sobre Pueblos Indígenas de CECOIN registra para el período de 1974 a 2004, un total de 6.726 violaciones a los derechos humanos, correspondiendo a 1.869 asesinatos políticos contra autoridades y dirigentes indígenas (Villa, W. Houghton, 2005). Por su parte, el presidente del Comité Ejecutivo de la Organización Nacional Indígena de Colombia, Luís Evelis Andrade, en el Informe a la Sala Segunda de Revisión de la Honorable Corte Constitucional de la República de Colombia, afirmó que en los últimos quince años han sido desaparecidos 526 indígenas, y “La violencia política le ha quitado la vida a más de 2800 hombres y mujeres que resistían en nuestras comunidades, y ha desplazado y despojado de su 23

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territorio a más de 70 mil de nuestros hermanos y hermanas” (Bogotá, viernes 21 de septiembre de 2007). De continuar la tenencia de asesinatos selectivos, masivos y de desplazamientos forzados, en pocos años no habrá indígenas en Colombia, extinguidos por la furia de los violentos. Son tiempos definidos por los mismos indígenas como “tiempos difíciles para todos”: Para los Embera, que vemos todos los días caer a nuestros líderes como hojas secas. Para los U´wa, que resistimos la herida que nos hace con odio la industria petrolera para sacar nuestra sangre y luego venderla para que los carros de Nueva York se muevan no más un mes. Para los Nasa y Guambianos, que recibimos en el pecho el fuego asesino de quienes no quieren aceptar que somos capaces de mandar en nuestra casa. Para los Ijkun, Wiwa, Koggi y Kankuamu, que somos asesinados en grupos de a diez, como moscas, mientras el Ejército mira para otro lado o se hace el sordo. Para los Yukpas, que no tenemos dónde sembrar una mata de maíz, cuando al lado hay unos que tienen toda la tierra del mundo. Para los Pastos, que por defender nuestros territorios hemos tenido que ver a los taitas asesinados, a los líderes desaparecidos y a las comunidades amenazadas. Para los pueblos indígenas de la Amazonía, que vemos llegar la guerra a nuestros ríos y selvas, que vemos la llegada de cientos de desplazados buscando dónde sembrar coca o sacar madera o extraer oro, que somos invadidos por gentes armadas que quieren controlar nuestros territorios a nombre del Estado o de una nueva sociedad donde no parece que quepamos nosotros. Para los pueblos indígenas, a quienes nos llueve veneno del cielo, como una maldición, desde aviones manejados por gente que cobra por cada niño muerto y por cada metro de maíz quemado. En fin, para todos los pueblos que habitamos en las costas, serranías, en la zona andina, en la Amazonía y en las fronteras... para los pueblos que estamos luchando por sobrevivir (Congreso de los Pueblos Indígenas de Colombia, julio de 2001).

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En general los territorios de los indígenas en Colombia se localizan en hábitats de gran biodiversidad, de riqueza hídrica y minerales que se constituyen al mismo tiempo en regiones geoestratégicas para los actores armados y las empresas nacionales y transnacionales. A manera de ejemplo podemos citar las recientes violaciones de territorios de los Embera Katio en el departamento de Córdoba con la construcción de la Represa Urrá I y II; la exploración y explotación de petróleo en territorio de los U´wa en Arauca y el irrespeto total por parte del Estado y de los actores armados a las zonas sagradas de los Indígenas de La Sierra Nevada de Santa Marta. En los territorios de los indígenas del Cauca la historia ha estado marcada por la violencia estructural socioeconómica y por la violencia directa ejercida por el Estado a través de su ejército y sus policías. Por los terratenientes y sus grupos armados que, amparados bajo la sombra del Estado, han saqueado y robado mediante violencia física las tierras de los indígenas. Por los actores armados del conflicto, pasados y presentes, que han convertido los territorios indígenas en escenarios de guerra y los han sembrado de muerte, sufrimiento y desplazamiento forzado. Así, el común denominador de la política y acción del Estado, los terratenientes, los caciques y los actores armados ha sido el desconocimiento de las autoridades indígenas, sus territorios, su identidad cultural y autonomía. Una de las diversas teorías que caracterizan la situación de los indígenas en el sistema capitalista es la del “colonialismo interno”, que considera en general que las relaciones y las condiciones de explotación a las que los tienen sometidos el Estado y los mestizos, son de tipo colonial, que corresponden y son prolongación de la época colonial. Uno de los exponentes de esta teoría es el sociólogo Pablo González Casanova (1965: 74-75), que al hacer alusión a la resistencia pacífica no violenta y activa del EZLN y el zapatismo en México, alude a la forma en que construyen poder en forma pacífica, y cuyo carácter innovador estriba en la renuncia a la lucha armada y a la toma del poder político del Estado. En su ensayo de interpretación “Una nueva forma de pensar y hacer”, considera que: Al abandonar la toma del poder por la fuerza, construir el poder de las comunidades como proyecto que combina lo 25

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micro y lo macro en el proceso de construcción de las bases organizadas, con las variaciones que sean necesarias de unas regiones y países a otros, y en distintas situaciones dentro del mismo país o región. En este punto tal vez sea necesario aclarar un poco más que el proyecto de los zapatistas no corresponde a la lógica anarquista o libertaria, por actualizadas que estén, ni a la lógica estatista de toma del poder del Estado o de reformas al Estado, por decaídas o desprestigiadas que se hallen. (González, 2003: 17). Por su parte, Franz Fanón, en Los condenados de la Tierra (1965), plantea que el colonialismo es una forma explícita de violencia que destruye las condiciones sociales autóctonas y la economía local, imponiendo la cultura del colonizador. “El colonialismo no es una máquina de pensar, no es un cuerpo dotado de razón. Es la violencia en estado de naturaleza...” (Fanón, 1965: 54). Para este autor, a diferencia del sociólogo Pablo González, la descolonización tiene que realizarse con una violencia superior a la de los colonialistas, es decir que frente a la violencia dominadora, la rebeldía tiene que ser también violenta. Las notas vienen al caso, pues a partir de diferentes o similares caracterizaciones, se puede reflexionar y actuar en direcciones distintas. Frente a la violencia del Estado y demás actores que violentan a los pueblos indígenas se puede evocar la violencia, o también se pueden asumir múltiples formas de resistencia pacífica. Sin duda que los costos son diametralmente diferenciales en vidas, en organización, cultura, política, sociedad, comunidad, familia e individuo. Los Nasa, frente al contexto de adversidad etnocida en que se encuentran, han logrado mantener su existencia principalmente por el camino de la resistencia cultural-étnica que se construye en diferentes aspectos, pensares, haceres y decires, a partir de los legados de sus antepasados colectivos y de sus líderes indígenas. Una de las tantas formas de resistencia activa y pacífica, basadas en el pensamiento y en la acción de Quintín Lame, es la Guardia Indígena, que dentro de esa generalidad y contextualidad ha fortalecido la identidad étnica, la autonomía y la cohesión social de las comunidades 26

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en esas condiciones de adversidad y de permanentes violencias a que se encuentran sometidos. Su resistencia ha sido enmarcada y remarcada en la defensa de los derechos indígenas, de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, a partir de principios vivenciales en sus comunidades y de rechazo a los actores armados. Frente a la acción política, económica, militar y cultural del Estado hegemónico de imponer su cosmovisión a los indígenas, al igual que las imposiciones de los grupos guerreros, los indígenas trazan límites a estas pretenciones y mediante la resistencia mantienen su existencia como pueblos diferenciados, rechazan la violencia y exponen su discurso antihegemónico invirtiendo el orden simbólico del sistema dominante. Para tratar en forma particular la resistencia pacífica indígena frente al etnocidio, abordaremos el fenómeno registrado en territorios indígenas del Departamento del Cauca, ubicado en el suroeste de Colombia. De manera resumida, este departamento presenta las siguientes características: 1.

Habitan alrededor de 300 mil indígenas asentados sobre las dos vertientes de la Cordillera Central.

2.

Alta marginación y pobreza, es uno de los departamentos más pobres de Colombia.

3.

Economía principalmente agrícola.

4.

La mayoría de la gente vive en el campo y en poblados menores a 2.500 habitantes.

5.

Concentra el número más grande de indígenas en Colombia (Nasa y guambianos).

6.

Cuenta con la presencia de una significativa población negra.

7.

Ha sido gobernado por la oligarquía más conservadora y ultrarreaccionaria de Colombia. 27

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8.

Las luchas indígenas y campesinas por la recuperación de la tierra, la cultura y contra la represión han sido de las más combativas en Colombia.

9.

La presencia del Estado colombiano ha servido exclusivamente para reprimir a la población civil.

10. En este departamento nació el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC). 11. Es uno de los departamentos donde una parte de indígenas y campesinos cultivan la planta de coca. 12. La hoja de coca (“mama coca”, como la llaman ellos), que mambean los indígenas, tiene usos tradicionales, religiosos, curativos de medicina tradicional y de consumo alimenticio; también la emplean en rituales, ceremonias y refrescamientos que tienen trascendencia, impacto social y otorgan identidad a todas sus comunidades. 13. Allí nació y se desarrolló la primera autodefensa indígena armada “Quintín Lame” en la década de los ochenta, en franca lucha contra los terratenientes y el Estado colombiano. 14. Ha sido territorio de paso, de operaciones, de campamentos, de entrenamiento, de movilizaciones, de logística y de reclutamiento por parte de casi todas las agrupaciones armadas: Movimiento 19 de Abril (M-19), Fuerzas Armadas de Revolucionarias de Colombia (FARC), Ejército de Liberación Nacional (ELN), Ejército Popular de Liberación (EPL) y las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). 15. Por primera vez en la historia de Colombia, los indígenas y campesinos se impusieron en el proceso electoral contra los partidos tradicionales y eligieron a un indígena como gobernador del Departamento del Cauca. De igual manera, la mayoría de los municipios que cuentan con población indígena han designado alcaldes de sus grupos étnicos. 28

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16. La organización indígena es un ejemplo latinoamericano: CRIC, Organizaciones de Cabildos, Escuelas de Salud Indígena, Escuela de Derecho Propio, Guardia Indígena, gestión de proyectos productivos, recuperación de la medicina tradicional, de la cultura y de producción de alimentos prehispánicos, entre muchas otras. 17. El Departamento del Cauca posee gran parte de la riqueza hídrica de Colombia. Este departamento ha sido uno de los más azotados por las acciones de los grupos violentos. La historia de los últimos diez años registra en su territorio las más cruentas incursiones armadas, tanto del ejército como de los grupos violentos, contra la población civil y particularmente contra los indígenas. La gran cantidad de pueblos y caseríos devastados por este accionar demencial ha dejado entre sus habitantes: muertos, heridos, desplazados, caseríos destruidos, viudas, huérfanos, enfermos mentales, incapacitados, hambre, desolación y destrucción del tejido social. Todos los actores del conflicto les dan plomo a los indígenas en esa disputa carnicera por el poder y el control del territorio, la economía y la población. Las acciones militares realizadas contra los indígenas han sido acompañadas de un discurso que tiene como explicación de las masacres “el daño colateral”. Unos violentos se lavan las manos de las “muertes inocentes” que generan sus atentados, sus combates y sus acciones con el “daño colateral”, que no son más que crímenes “colaterales” contra los indígenas y la sociedad civil indefensa, ajena a la disputa por el poder en Colombia. Otros violentos declaran abiertamente la guerra contra estas comunidades, que consideran bases de apoyo de sus enemigos. En el Departamento del Cauca, en los últimos cuatro años, les han exigido su renuncia a más de 38 alcaldes indígenas. La mayoría han obedecido, otros han sido asesinados, pero el colmo de la barbarie se presentó a mediados de julio de 2004 cuando fue secuestrada una niña de tres años para que su padre dejara el cargo.

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Días antes de que las FARC tomaran la cabecera municipal de Toribío, municipio localizado al nor-oriente del Cauca, el 12 de julio de 2002, cerca de ocho mil indígenas en acción de resistencia pacífica se lanzaron a las calles para impedir el secuestro de su alcalde elegido popularmente y dijeron: “No permitiremos que la guerrilla se nos lleve al alcalde, nosotros lo elegimos y nosotros decidimos cuándo se va”. Hicieron valer su derecho a elegir sus propias autoridades por el sistema cultural jurídico y su organización social tradicional, diferente a la del Estado o a la de cualquier organización violenta. El 14 de abril de 2005 Toribío y Jambaló fueron nuevamente devastados por el accionar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Un menor fue muerto, hubo cerca de 50 heridos, varias viviendas y medios de producción y subsistencia fueron destruidos. El Plan de Vida Nasa y todos los tejidos de organización, gobierno propio, cultura, producción, y su estructura como pueblo indígena fueron afectados negativamente de manera directa. Toda esta actuación de los violentos del Estado y de los grupos armados ilegales en los territorios indígenas confluye en un etnocidio de estos pueblos en Colombia, que destruye sus comunidades, sus costumbres, sus organizaciones, su cultura, su base económica, su entramado social. Los persiguen, asesinan y a otros los obligan al desplazamiento interno. Pero no basta el cerco militar, el genocidio y la destrucción más aberrante de sus culturas; a esto se suma la más cruel y despiadada acción terrorífica contra la población y el medio ambiente: las fumigaciones indiscriminadas contra todos los cultivos so pretexto de acabar con los plantíos de coca y amapola, como parte del Plan Colombia, impuesto por el gobierno de los Estado Unidos. La pretendida solución al conflicto político y social, y a un enfrentamiento armado interno de más de cuarenta años, ha sido el Plan Colombia, el cual ha resultado ser más dañino como remedio, que la misma enfermedad. Se trata de un Plan que demagógicamente ha buscado combatir el narcotráfico, pero en su aplicación ha pre30

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tendido eliminar la subversión armada, reprimiendo a las comunidades campesinas e indígenas que habitan en los territorios del accionar guerrillero. El poder imperial derrochando armas y dinero en terror contra campesinos e indígenas, para afianzar su poderío y el de gobiernos sumisos que con políticos y terratenientes se apropian a sangre y fuego de la tierra de las familias que laboran en el campo. El impacto de la escalada de la violencia por medio del Plan Colombia, a corto plazo se puede resumir en: formación de campos de muerte, desplazamiento forzado de unos cuatro millones de campesinos e indígenas al año 2008, destrucción del medio ambiente y, detrás de todo ello, el despojo de tierras por parte de latifundistas, gobierno y miembros de agrupaciones violentas. Es decir, un etnocidio acompañado de una contrarreforma agraria que se encuentra organizando a los nuevos dueños del país en el sector agrario. La historia ha sido elocuente en demostrar de manera fehaciente que las causas profundas de las violencias no se atienden ni superan con la persecución, represión indiscriminada, violencia del Estado, desaparición de líderes, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos forzados y confrontación armada a los movimientos sociales y étnicos a través de las fuerzas armadas del Estado o paramilitares. Esa inadmisible guerra sucia en la que se involucra el Estado ha conducido al campo a una catástrofe nacional y humana sin precedentes, con las más flagrantes violaciones a los derechos humanos y a todos los derechos establecidos internacionalmente, sin que se generen las mínimas condiciones de resolución de los grandes problemas nacionales en lo social, político, económico y militar. El colapso del Estado benefactor en Colombia tiene como consecuencia, entre muchas otras, el dominio y control de los diferentes grupos violentos de extensas zonas donde la institucionalidad no tiene presencia, o se subordina y colude con los actores armados. La falta de sentido nacional y de la más elemental sensibilidad humana de la clase política en el poder frente a la mayoría de la población colombiana que se debate en la pobreza, la represión y la 31

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falta de satisfacción de necesidades básicas de alimentación, vestido, vivienda, salud y educación, han puesto en riesgo la seguridad nacional, la de toda la población colombiana y la de ellos mismos, al persistir en un modelo político y económico que ha hundido al país en la miseria. A pesar de ello, su población reivindica el derecho a la vida, al trabajo, a su tierra y a la paz con justicia, democracia y dignidad. Hasta ahora, las decisiones no se han orientado a atender la desesperante situación económica de los excluidos y se han mantenido intactas las estructuras socioeconómicas violentas, soportadas en la represión física directa y en la construcción de un Estado autoritario y policiaco que suprime y viola de facto las garantías individuales y colectivas de la población. Este modelo de las armas por encima de la política, o de la política de las armas, tiene el apoyo creciente y directo de EE.UU. mediante la ayuda militar más significativa de América Latina, convirtiendo a Colombia en el tercer país del mundo de mayor recepción militar con su correspondiente “crisis humanitaria”1. En lo particular, las acciones de los violentos y la aplicación del Plan Colombia en sus territorios no les permite a los indígenas ejercer la autonomía territorial y regional, nombrar a sus autoridades, disentir de todos los violentos del Estado y de los que se oponen a éste, y tener el más elemental de los derechos: la vida. Desde la perspectiva cultural, redimensionada a los demás aspectos del mundo real y relacional de los colectivos, el asunto tiene que ver con lo que los antropólogos denominan el reconocimiento o no del “otro”. Al respecto considero pertinente lo expuesto por Louis Dumont (1983: 260-263), quien plantea que el reconocimiento de otra cultura diferente se puede dar por medio del conflicto o por medio de la idea de jerarquía en su comprensión teórica, sin que signifique cargas valorativas de superioridad o inferioridad. Para el 1 Según el Informe 2006 de la Comisión Colombiana de Juristas, el 75% de los delitos de lesa humanidad cometidos en los últimos 4 años han sido responsabilidad del Estado colombiano.(http://www.coljuristas.org/documentos/ documentos_pag/SituacionDDHH 2006).

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caso de los indígenas en Colombia y en toda América Latina, el reconocimiento que el Estado y la cultura mestiza les han otorgado ha sido, de manera dominante, a través del conflicto en sus diferentes acepciones. Sociológicamente, la presencia del conflicto en sociedades multiculturales es parte consubstancial al funcionamiento de la sociedad, pero la forma en que se enfrente el conflicto hace que su transformación sea funcional y de fortalecimiento colectivo, o disfuncional y de destrucción de unos contra otros. En el contexto que estamos abordando, bienvenida es la perspectiva que expone Stella Ting-Tomey sobre “Teoría de los Conflictos Interculturales”, en el Capítulo 7 de su libro Managing Intercultural Conflicts Effectively (2001), al definir el conflicto “como la percibida o real incompatibilidad de valores, expectativas, procesos y resultados entre dos o mas partes provenientes de culturas diferentes, acerca de temas substantivos o de la relación” (Ting, 2001:1). Ciertamente el Estado colombiano, expresión oficial de poder y cultura mestiza, genera la confrontación por su etnocentrismo, intolerancia y no reconocimiento en el sentido de las realidades de la otra cultura, la indígena, que si bien no es pura en su esencia porque ha integrado de manera forzada o voluntaria elementos y conductas de la cultura dominante, es de esencia diferente en lo que denominamos genéricamente el continuum cosmogónico. Este conflicto intercultural tiene manifestaciones claras en la violación, irrespeto y no aceptación de las expectativas culturales de los indígenas, y para ello el Estado recurre a toda su fuerza y poder sin mediar en o general al sentido del reconocimiento del otro en su derechos humanos, jurídicos, políticos, sociales, culturales y colectivos. La manifestación del conflicto en el terreno de la cultura, en el campo de la interculturalidad, es una de las expresiones de dos concepciones opuestas sobre el Estado-nación, donde la práctica y el ejercicio de Estado hegemónico se desarrolla no en la soberanía popular como lo promulga la Constitución, sino en la política neoliberal de privilegiar la privatización y la economía de mercado monopolista, al servicio exclusivo de oligarcas nacionales y empresarios transnacionales. Esta política de Estado cuidador del gran capital, 33

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se acompaña del desmantelamiento y privatización de las más elementales instituciones encargadas de la seguridad social: educación, salud, recreación, y vivienda. Tenemos entonces un Estado que de facto excluye a la mayoría de la población y de manera particular a los grupos con identidad, pensamiento y visión de mundo distinta a la dominante. Que promueve una política de identidad neoliberal con prácticas excluyentes e intolerantes de los “otros”, los indígenas, a quienes pretende imponerles por la fuerza la economía, la política y la sociedad mestizas. La respuesta indígena es la resistencia en todos los ámbitos: cultural, económica, social, étnica y política, convirtiéndose toda esa resistencia en un impedimento real para el avance del neoliberalismo en el campo. Pero el Estado también juega con la política, las declaraciones, los discursos y la teoría de la interculturalidad oficial. Es por ello que el otro reconocimiento, el teórico, ha sido en buena parte otorgado en Colombia y varios países de América Latina, y por las constantes resistencias y luchas indígenas que para nada han sido idílicas. Y es que el reconocimiento del “otro”, del indígena, en cualesquiera de sus dimensiones, incluyendo una tercera que implica respeto, diálogo, aceptación, valoración, inclusión y cooperación real, se encuentran circunscritas e interactúan en contextos sociales, económicos y políticos concretos, que de manera general en Colombia han sido de dominación, represión, exclusión, negación, rechazo, destierro y explotación. Paradójicamente, la Constitución de Colombia reconoce los territorios indígenas y la jurisdicción especial para estos pueblos, referido no solo al reconocimiento que hace el Estado sobre la diversidad étnica y cultural de la nación sino también otorgando el reconocimiento para ejercer en dichos territorios derechos políticos, culturales, económicos, sociales y jurisdiccionales autonómicos, es decir, sin la injerencia de otras fuerzas externas a lo indígena. Por supuesto, ni el Estado, ni los subversivos violentos, ni los paramilitares, ni los narcotraficantes respetan tales determinaciones constitucionales que fueron producto de las luchas de los indígenas por más de un centenar de años. 34

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Constitucionalmente Colombia tiene una de las cartas magnas más avanzadas en América Latina, con respecto al reconocimiento multicultural del país y a los derechos de los pueblos indígenas. Los reconocimientos étnicos fueron incorporados en la nueva constitución de 1991, producto de sendas luchas y de la participación directa en la Asamblea Nacional Constituyente. También por lo que denomina Mac Ewan (2001) “rendijas democráticas”, que son espacios que dejan las democracias representativas, susceptibles de ser utilizados por la población en general, en núcleos poblacionales pequeños o en dimensiones nacionales para generar nuevas formas de organización política, social y comunitaria, diferente a la del Estado. La Constitución de Colombia consigna: Autonomía indígena: Los territorios indígenas estarán gobernados por consejos conformados y reglamentados según los usos y costumbres de sus comunidades (Art. 330). Estos consejos cuentan con cierta autonomía económica, perciben y distribuyen recursos, velan por la preservación de los recursos naturales, representan a sus comunidades ante el gobierno y pueden diseñar políticas, planes y programas de desarrollo dentro de su territorio. Estas disposiciones legislativas son importantes, pues además de la legalidad que otorgan, conllevan implícito el reconocimiento de la diversidad y la pluralidad en Colombia. También son relevantes toda vez que son el referente jurídico para que los grupos étnicos procedan a ejercer su autonomía. Sin embargo, para el caso que nos ocupa, tal como lo manifiesta Dieterich (2006), estudioso de la democracia participativa, tener una nueva Constitución sin tener una abrumadora superioridad de fuerzas reales no tiene importancia alguna, como lo demuestra, entre otros ejemplos, la realidad colombiana, que no ha superado los marcos de la declaratoria y el manejo político, impidiendo la materialización de los derechos indígenas en la vida cotidiana de las comunidades. Pero también la práctica de los valores democráticos en la vida social, contenidos en la Constitución, es motivo de persecuciones, criminalización, encarcelación, y asesinato. Aquellas organizaciones de la sociedad civil, étnicas o indígenas, cuya actuación ponga en 35

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peligro al sistema, son proscriptas de manera legal-formal o no, según sea el caso. Todo lo que cuestione o ponga en peligro al sistema será perseguido o desprestigiado hasta hacerlo desistir en el intento, o hasta que sus acciones cesen de una u otra manera. Un ejemplo al respecto son las constantes persecuciones y sanciones a las radios comunitarias y radios indígenas. El discurso público constituye uno de los elementos de mayor engaño en la relación del Estado con los pueblos indios, la oratoria se sustenta no en la realidad, en los hechos, en lo acontecido, sino en lo que el Estado necesita decir; es una “… adscripción abreviada de las relaciones explícitas entre los subordinados y los detentadores del poder… que difícilmente da cuenta de todo lo que sucede en las relaciones de poder.” (Scott, 2000: 24-25). Un discurso público que justifica la jerarquía, el orden impuesto y la violencia del mismo Estado, que “… comprende un ámbito de apropiación material, un ámbito de dominación y subordinación pública y finalmente, un ámbito de justificación ideológica de las desigualdades…” (Scott, 2000: 140). Se trata de un diálogo unilateral y violento que censura y criminaliza el discurso y la acción práctica de los dominados, no sólo por el menosprecio al indígena, sino también por tener códigos que pertenecen a cosmogonías diferentes, inentendibles e inaceptables para el poder. La violabilidad a los preceptos constitucionales y a la realidad de las comunidades permite afirmar a los indígenas, que: La autonomía no es verdad, no hay autonomía en los territorios indígenas, estamos en un proceso de rescatar la autonomía. No podemos tener autonomía donde hay bases de alta montaña, soldados campesinos, red de informantes, e instalaciones construidas en los territorios indígenas. La presencia del gobierno colombiano es militar, y en defensa de los intereses de las multinacionales. La autonomía real debe ser la comunidad sin intervención externa (Muelas, indígena Nasa). El 19 de agosto del 2002, “Día Internacional de los Pueblos indígenas”, las Naciones Unidas cuestionaron al Estado colombiano por “la falta de medidas para la protección de las comunidades indíge36

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nas ‘condenadas’ al exterminio si continúa la agudización del conflicto armado”. El director encargado del organismo, Amérigo Incalcaterra, al entregar un balance del caso colombiano, dijo que “tan sólo en lo que va corrido del año (2002) han muerto violentamente 115 aborígenes. Hoy, el 12 por ciento de la población desplazada en Colombia es indígena”. Y más adelante en documento leído en Radio Caracol de Colombia el funcionario denunció que “es tan grave la situación que en Murindó, Chocó, hace un mes un niño de once años murió de diarrea ya que no pudo ser transportado a un centro de salud por la falta de combustible restringido por el ejército y los grupos armados”. Han sido centenares los indígenas asesinados por el Estado, los terratenientes, narcotraficantes, caciques y violentos en los últimos 25 años. Otros tantos han sido desaparecidos, encarcelados, torturados, perseguidos, secuestrados, y ahora obligados a renunciar a ser autoridad de su colectividad. Lo más aberrante de la destrucción de la organización social tradicional indígena, y del etnocidio en marcha, es no aceptar el derecho que tiene un grupo social que de manera natural y cultural se opone al neoliberalismo y a su individualismo a ultranza mediante el colectivismo y el comunitarismo de los indígenas. Por eso, mientras quede un sólo indígena en tierras caucanas, estará presente el espíritu de Manuel Quintín Lame, dirigente pacifista indígena de los Andes del Cauca, encarcelado muchas veces por el gobierno colombiano. La situación descrita enmarca las condiciones de paz imposible a las que están sometidos los indígenas debido a la diversidad de violencias, la segregación social, la miseria, el racismo, el despojo y todas aquellas lacras de exclusión que se fundamentan en el etnocentrismo de la cultura y las prácticas intolerantes del pensar occidental. Esta situación fue descrita por Quintín Lame, en sus pensamientos como indio: Siempre el indígena está debajo de la bota del blanco, como esclavo; y el indio que defiende sus derechos es perseguido como un ladrón facineroso, por el no indígena. Este enemigo busca de mil maneras aplastar material, oral y civilmente al indígena que se acerca a conocer el jardín de la ciencia. La 37

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ignorancia supera a todo y en todo porque ésta dice saberlo todo y la sabiduría dice que no sabe nada; pues la ignorancia dice todo lo que piensa y la sabiduría dice lo justo y conveniente. (Lame, 1987: 17). Frente a esta dramática realidad etnocida, los indígenas Nasa han construido y conformado programas políticos alternativos que se materializan en proyectos económicos, sociales, culturales, educativos, identitarios y de organización étnica como la Guardia Indígena. Contra las violencias armadas, durante más de tres décadas los pueblos Indígenas, al igual que los campesinos, afros, sindicatos, estudiantes y comunidades urbanas, han exigido y reclamado el cese al accionar de las armas a través del diálogo, la negociación y la concertación entre gobierno, actores armados y sociedad civil. Estos indígenas y los demás sectores sociales han elaborado, presentado y divulgado diversas propuestas de defensa de los derechos indígenas, de la vida, de los derechos humanos, del derecho internacional humanitario y de políticas de desarrollo social que contribuyan a la resolución y transformación pacífica del conflicto. Por desgracia, ni el Estado colombiano, ni los distintos actores de las violencias han escuchado las voces de la paz, y el conflicto al igual que la impunidad se incrementan en esa espiral de violencias que victimizan a la población que se niega a coparticipar en el conflicto. Las dinámicas de la Guardia Indígena, así como las actividades realizadas por las demás organizaciones Nasa, se contextualizan también en el movimiento social nacional e internacional que lucha contra la imposición hegemónica del neoliberalismo globalizante, expresión violenta que amenaza la existencia de la diversidad cultural, lingüística y étnica de los pueblos diferenciados. Esta resistencia étnica, que también es parte de la resistencia de los explotados, se articula con otros movimientos anti-hegemónicos que proponen democracia, justicia y libertad como modelo de organización social que concrete condiciones de vida digna para toda la población. La democracia que pretenden no es la que el sistema ofrece, simula, enmascara y engaña, sino la misma que practican los pueblos indígenas en sus asambleas comunitarias, en su participación masiva, en sus discusiones, acuerdos, desacuerdos, disensos y consensos. 38

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Es decir, la democracia participativa real, de deliberación, acción, inclusión, que tiene como principios rectores, no la demagogia declarativa del discurso oficial y jurídico, sino el reconocimiento real de la pluralidad y el multiculturalismo como bases de los derechos económicos, sociales, culturales, políticos y étnicos.

El Cabildo indígena El Cabildo indígena, institución creada por los españoles, con el devenir del tiempo ha sido reformulado y asumido como organización propia, con autoridades nombradas colectivamente. Simbólicamente, son embestidos de autoridad mediante el Bastón o la Vara de Mando. En la Cartilla No. 2 del CRIC, cuyo contenido hace referencia a la organización, así lo explican: Claro está, hay una diferencia entre la forma como funcionaban los cabildos cuando los creó la Colonia o la Colombia de la Independencia, y la forma como estaban funcionando cuando nació el CRIC. Y también hay una diferenta entre los cabildos antes del CRIC y desde que el CRIC viene organizando (CRIC, 1983: 32). La esencia y la base de la organización indígena la constituyen los cabildos, que son la máxima autoridad de cada comunidad o resguardo indígena. El Cabildo es una forma de organización tradicional con la que los indígenas se sienten identificados, incluso en el caso de haber perdido la lengua y la mayor parte de las costumbres propias (CRIC, 1977b: 136). El Cabildo es la manera propia que tienen los indígenas de ejercer autoridad y ganar experiencia con el mando político sobre la comunidad, y en relación con las autoridades de la sociedad dominante (CRIC, 1978C: 94), por ello el CRIC se propone como tarea principal el desarrollo y fortalecimiento de los Cabildos (CRIC, 1975A: 33). También los cabildos están conformando organizaciones económicas en los resguardos, independientes del Estado, e impulsan distintas organizaciones para el trabajo comunitario y solidario como la minga y el cambio de manos.

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El reconocimiento histórico de su condición de indígenas en contextos del presente, se manifiesta en sus comprensiones y consideraciones tanto en el nivel subjetivo como en las concreciones prácticas que tienen sobre la lengua, el trabajo comunitario, la medicina indígena, la música, las tradiciones, las danzas, el derecho propio, la educación indígena, y dentro de todo ello, los resguardos y los cabildos. La ley 89 de 1890, en su artículo 3º. Dispone: En todos los lugares que se encuentre una parcialidad de indígenas habrá un pequeño Cabildo nombrado por éstos conforme a sus costumbres. El período de duración de dicho Cabildo será de un año, de 1º. de Enero a 31 de Diciembre. Para tomar posesión de sus puestos no necesitan los miembros del Cabildo de otra formalidad, que la de ser reconocidos por la Parcialidad ante el Cabildo cesante y en presencia del Alcalde del distrito. Hay cabildos que tienen gobernador, gobernador suplente, alcalde mayor, alcalde mayor suplente, fiscal y tesorero. La directiva del cabildo es la máxima autoridad, y generalmente son seis personas. El gobernador es el representante legal, pero los que ayudan a operar se nombran directiva del cabildo, otros se llaman plana mayor y alrededor de ellos están los alguaciles que son los que vienen a representar a cada una de las veredas. Dependiendo del tamaño de la vereda tienen tres alguaciles, otros cinco, otros dos, otros uno. Dependiendo del tamaño del resguardo, estos pueden llegar a tener 20, 30, 50 ó 60 alguaciles que son los que andan llevando el bastón de autoridad, y el gobernador es el que encabeza a los alguaciles. El cabildo es el conjunto de los que portan el bastón de autoridad, y el cargo de gobernador o alguacil es un servicio que se presta de manera gratuita a la comunidad: Es un servicio comunitario no remunerado, que otorga status, prestigio, reconocimiento, respeto y autoridad que redunda en el compromiso de continuar con la cultura, la organización y la identidad de los Nasa.

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Jairo Perdomo, indígena Nasa2, Consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas de la zona norte del Cauca (ACIN) por parte de Jámbalo (diciembre de 2006), afirma que la máxima autoridad del resguardo es el cabildo en cabeza del gobernador. En el Cauca hay 135 cabildos. Somos aproximadamente 300 mil indígenas en el departamento. Los más somos los Nasa, siguen los guambianos, siguen los yanaconas, los totoroes, emberas, y otros en la costa. Vivimos ocho pueblos indígenas en el Cauca. Desde la cosmovisión se han descubierto unos términos, por ejemplo el Nejwe´sx Thutesa, que es como decir el gobernador. También se dice Sa´th Nejwe´sx, que sería el capitán, esa figura que viene del occidente. Sa´th Nejwe´sx es el orientador, es el guiador, el que aconseja, es el que sabe más lo que es la historia, como generó la vida, como se ha ido luchando para tener los resguardos, todo el proceso histórico, entonces es el que sabe, es el capitán. El gobernador es la máxima autoridad, es el representante legal y entonces coordinan. Hay algunos U´Kawe´sx (Cabildos) que ya no tienen la figura de la capitanía porque dentro del proceso de la discusión con la visión, ese término de capitán no es nuestro, es más un término sacado de la parte militar y puesto al cabildo. Dentro de las estructura de los cabildos la Guardia Indígena es un programa, de manera que a nivel del Cauca ya están consolidando todos los cabildos la Guardia Indígena. Loa cabildos indígenas que se encontraban débiles, desintegrados, o en extinción, inician un franco proceso de recuperación a partir del programa elaborado por el CRIC en 1971, con la conjunción de reivindicaciones tácticas inmediatas y también mediatas de orden “Nasa es igual a Páez. Lo que pasa es que la palabra Páez es puesta por los españoles. Nuestro nombre concreto es Nasa, no somos paeces porque paeces quiere decir “piojo venidero”, es un nombre que viene de afuera, de los españoles que le pusieron ese nombre a los nasas”. (Perdomo, 2007).

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económico, político, étnico y cultural que plasmaron en siete puntos: (CRIC, Cartilla No. 1: 25). 1.

Recuperar la tierra de los resguardos.

2.

Ampliar los resguardos.

3.

Fortalecer los cabildos indígenas.

4.

No pagar terraje.

5.

Hacer conocer las leyes sobre indígenas y exigir su justa aplicación.

6.

Defender la historia, la lengua y las octubres indígenas.

7.

Formar profesores indígenas para educar de acuerdo con la educación de los indígenas en su respectiva lengua.

Es evidente que el programa del CRIC en todas sus dimensiones interrelaciona al cabildo con sus reivindicaciones, es decir que la función política, organizativa, estructural y educativa del cabildo se constituye en determinante de la lucha de resistencia de los indígenas en el Cauca. Este programa ha sido enriquecido e incrementado mediante la construcción y fortalecimiento de sus organizaciones, así como en el transcurrir de sus luchas que, de manera particular, en los últimos veinte años han sido contra la violencia de los terratenientes, del ejército del Estado, de las subversión armada, de los paramilitares y de los narcotraficantes, todos ellos ocupantes de los territorios indígenas. Las violencias en los territorios indígenas los ha obligado a reivindicar el “Derecho a la vida” (CRIC, 1979a: 209). Con justa razón ese derecho primario los obliga a resistir activamente a los constantes accionares de los violentos, que de manera recurrente saquean sus poblados, asesinan dirigentes, masacran comunidades, destruyen sus cosechas, roban sus animales, torturan y desaparecen indígenas, amenazan y obligan al desplazamiento forzado. Lo expuesto en 1980 es otra de los testimonios que dan cuenta de la problemática étnico-cultural en Colombia: 42

La Guardia Indígena Nasa y el Arte de la Resistencia Pacífica

Queremos que en la sociedad liberada del mañana cada grupo étnico tenga derecho a su autonomía cultural, sin que se instituya una cultura colombiana que oprima a las demás. Lucharemos por un Estado multi-étnico, que brinde la posibilidad de autogestión, no solo para nosotros los indígenas, sino para todos los grupos étnicos regionales. Toda forma de opresión racial o cultural deberá quedar definitivamente erradicada (CRIC, 1980b: 240-241). El reconocimiento como especificidades étnico-culturales, así como la concreción de la autogestión y autonomía indígenas, nos remite a comprender que no basta con que el Estado Colombiano consigne en su Constitución la declaración formal de los grupos étnicos; que los propósitos de los pueblos indios se logran mediante la lucha política y la lucha por la tierra en alianza con los demás sectores explotados y oprimidos del país. Para los indígenas la lucha por la tierra no es el todo, pero constituye una base de gran importancia que significa el sustento de su cultura, que remite a una “madre naturaleza” fuente de existencia, de vida y de cultura. Así lo definieron en 1974: Para nosotros el concepto de cultura, que es lo básico, no puede restringirse a la suma de algunos elementos tomados fuera de contexto, como la lengua, las creencias, los mitos, las leyendas, la música y las danzas, sino que es el marco global de nuestras vidas, donde la tierra es la base y punto de partida, y donde nuestras formas de gobierno y de control social aseguran la cohesión de ese todo y permiten que evolucionen hacia el futuro (CRIC, 1974b: 16). También abordan las formas comunitarias de la tierra y las diferentes maneras de realizar trabajo colectivo. Formas y trabajo afectados considerablemente por el despojo de sus tierras, las violencias, el deterioro de sus organizaciones tradicionales y la destrucción de sus culturas en muchas de sus comunidades, pero que a pesar de ello, en otras comunidades se mantienen, fortalecen y recrean, dentro de la perspectiva histórica de recuperar el mundo indígena adecuándolo al presente. 43

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Luchar por la recuperación de la tierra, además del legítimo derecho que le asiste a toda persona o colectivo saqueado, es para los indígenas un elemento de identidad, de cultura, y también de expresiones jurídicas relacionadas con los cabildos, los resguardos y el ejercicio del derecho propio en sus territorios. Es decir que la recuperación de la tierra engloba la existencia misma de los indígenas, y por eso señalan que la tierra “Significa unión, porque en ella elaboramos todas nuestras intenciones, nuestra lengua, nuestras costumbres; si en ella trabajamos, de ella sacamos nuestra educación; con ella clarificamos nuestras ideas” (CRIC, 1978c: 113). En síntesis, las organizaciones indígenas tradicionales, así como aquellas que se han formado en los tiempos recientes, y de manera particular el CRIC, se han propuesto el desarrollo y fortalecimiento de los cabildos como instituciones que, entre otras cosas, les permiten ejercer autoridad, organizar a las comunidades, aplicar justicia propia, defender tierras y territorios, fortificar la cultura, identidad e idiomas, crear proyectos económicos, recuperar tierras, hacer mingas, e implementar programas como el de la Guardia Indígena.

El legado histórico de la Guardia Indígena La situación general en que se encuentran los indígenas en Colombia y en toda Latinoamérica, desde el arribo de los conquistadores españoles, es de paz imposible, debido a las estructuras socioeconómicas injustas, al racismo, exclusión y explotación a que han sido sometidos. También por la violencia sociocultural expresada de manera importante en la no aceptación real de sus culturas y en la imposición de la cultura occidental. Por la exclusión real de pueblos originarios de la democracia formal. Por el desconocimiento de sus derechos colectivos; por el racismo del Estado y de la sociedad mestiza; por la violencia física ejercida por el Estado, los gamonales, terratenientes, grupos paramilitares y parte de los distintos grupos violentos que incursionan en sus territorios. Como dicen los indígenas zapatistas en México: “El enemigo tiene muchas caras: despojo, esclavitud, explotación, miseria, ignorancia, desempleo”.

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Frente a estas políticas etnocidas, los indígenas del Cauca han luchado para revertir esas condiciones de paz imposible y crear condiciones de paz integral, duradera y justa a través de sus cabildos y en torno a la consigna emitida por el Consejo Regional Indígena del Cauca: Unidad, tierra, cultura y autonomía. En el presente estos cuatro aspectos se constituyen en el eje de la resistencia indígena, en elementos integradores de la identidad reinterpretada, reideada y recreada a las circunstancias de las violencias que los siguen asechando. Para el caso que nos convoca, la violencia física por parte de todos actores armados contra los indígenas, ha tenido varias respuestas étnicas, una de ellas ha sido la construcción de la Guardia Indígena. Tilly Charles (1988: 29) remarca que “La violencia colectiva pertenece a la esfera política y los cambios en su forma nos indican que algo importante está sucediendo en el sistema político mismo”. Es decir que las violencias colectivas de manera indistinta por lo menos tienen un significado político o están orientadas por el campo político, en donde, para el caso colombiano, unas violencias tienen clara definición política, o se asumen bajo la definición de acción política, y otras, no manifiestan la adscripción política pero son parte de un campo político. Frente a la violencia, la población civil suele expresarse contra esas acciones que de manera delictiva atentan contra sus vidas, y esa acción colectiva, Tilly la denomina “contención”, en cuyas expresiones se encuentran las demandas, los pliegos petitorios, los reclamos, las movilizaciones, las marchas, los plantones, etc., que tienen como característica contener de manera pacífica la violencia. “Cada una de estas formas de interacción opera dentro de límites claramente fijados según la ley, la costumbre, el conocimiento, vínculos sociales existentes y creencias compartidas”. (Tilly; 1988: 9). La contención y sus discursos forman parte del acontecer de la política y de la cotidianeidad de la lucha política en su carácter social, mismas que los actores sociales denominan resistencia, y que en el caso indígena se presenta y manifiesta en las luchas por derechos, obligaciones, posiciones en la estructura de poder y contra el etnocidio al que se encuentran sometidos.

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La respuesta de los indígenas ha sido: Nosotros nos hemos declarado como pueblos en resistencia ante el etnocidio. El etnocidio ocurre cuando la acción de grupos políticos o religiosos, y la acción u omisión del Estado, cada uno por su lado o todos al tiempo, impiden a uno o a varios pueblos su permanencia espiritual y política, su integridad cultural, y su reproducción social y económica. Y esto es precisamente lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Colombia (Congreso de los Pueblos Indígenas de Colombia, julio de 2001). Los indígenas siempre han estado en lucha contra el etnocidio desde la llegada de los invasores españoles. Más de cinco siglos de resistencia activa por el derecho a vivir como pueblos diferentes, y contra todas las distintas políticas, planes, programas y acciones que los gobiernos han implementado por desaparecer al indio. Han sido permanentes las violaciones a los derechos humanos y a sus derechos como pueblos indígenas por parte de los grupos violentos y del Estado colombiano, con sus violaciones masivas y sistemáticas de los derechos individuales y colectivos realizada por sus organizaciones armadas regulares o paramilitares, destruyendo los proyectos de vida de los indígenas, arrasando el medio ambiente y robando las tierras y territorios nativos. Ante todo esa parafernalia, la resistencia pacífica y activa se constituye en un sagrado derecho indispensable y necesario para garantizar por lo menos el derecho a vivir. Esta resistencia es la única posibilidad de la existencia de estas poblaciones, de manera que la claudicación a esta lucha significa el aniquilamiento y la extinción de los pueblos indios. La organización de los pueblos indígenas ha sido el mejor antídoto contra las políticas y acciones etnocidas, y la Guardia Indígena es parte de la organización de los indígenas del Cauca que lucha por la construcción de la paz en sus territorios con las banderas de la autonomía indígena, el respeto a sus autoridades, su cultura, su identidad, la defensa del derecho a la vida, los derechos humanos, los derechos indígenas, los constitucionales y el derecho internacional humanitario.

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Así lo han comprendido sus líderes, y así lo explica Alfredo Muelas, indígena Nasa coordinador de la Guardia Indígena en el departamento desde 1999 hasta 2004, fecha en la que pasó a ser el representante legal de una de las instituciones importantes del movimiento indígena. La Guardia Indígena es un proceso de resistencia que se puede mirar desde el año 1500, es un proceso que trasciende con diferentes actores. Prácticamente uno puede mirar que la primer Guardia Indígena fue la Gaitana, cacica de Tierradentro, Nasa que asumió la defensa armada del territorio contra los españoles3. Un segundo momento de la Guardia Indígena es cuando el cacique Juan Tama asume como guardia el diálogo y la negociación: En 1700 Juan Tama4, líder indígena, muy importante por su manera de guardia, de guardar, de cuidar, es buscar la defensa jurídica de los títulos. El gobierno no le pone cuidado, no le cumplió, y se hizo el pendejo frente a las interpretaciones de Juan Tama; entonces decide hacer un ejército armado que actúa como una fuerza de choque frente al ejército nacional. En los años de 1700, la resistencia indígena organizada tuvo como líderes a los Caciques Juan Tama, Manuel de Quilo y Ciclos. Del cacique Juan Tama se le conocen todos los títulos de los pueblos indígenas que podemos hablar de 71 títulos coloniales que es la herencia o legado que le deja al movimiento indígena. Son títulos firmados por Tama como cacique indígena y la corona representada en su respectivo rey.

Cacica La Gaitana: 1535 - 1550. Juan Tama fue un indígena Nasa, nacido en la finca San Isidro de los terratenientes más poderosos de Colombia. Hijo de terrajero, hace la defensa jurídica de los territorios basada en la ley. Mediante su lucha con los de Vitancó y Pitayó, logra imponer a las autoridades coloniales el reconocimiento de las tierras indígenas.

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Un tercer momento de resistencia y Guardia Indígena es el liderado por Quintín Lame, indígena nacido en el Departamento del Cauca5. Lame fue uno de los indígenas más perseguidos por el Estado colombiano, por los terratenientes y por los caciques del Cauca y del departamento del Tolima. Múltiples fueron sus formas de resistencia, así como también sus detenciones. Innumerables fueron los oficios, los pliegos, las solicitudes, los memoriales, las peticiones y las gestiones legales que Lame elaboró y envió a los gobiernos departamentales, a Bogotá la capital de Colombia y a la Corte Suprema de Justicia, en defensa de los derechos de los indígenas y denunciando los asesinatos de su gente, que de manera recurrente realizaban el ejército, la policía y los terratenientes a través de sus grupos armados. Una de sus principales acciones de resistencia fue la de promover entre los indígenas terrazgueros el “No pago de terraje”. Por los años de 1916 incrementó su rebeldía y generó un importante movimiento indígena por la libertad, la recuperación de las tierras, y también por la participación política de los indios en el gobierno nacional (Lame, 1971). Quintín Lame asume la continuidad dentro de la ruptura de la lucha indígena y las resistencias contra el Estado, los terratenientes, los caciques y los políticos que en su tiempo reprimieron, saquearon, humillaron y violentaron a los nativos en Colombia. Asume el legado combativo de sus ancestros en otros tiempos y momentos, dejando la herencia de su pensamiento, su andar, su lucha y su perseverancia en defensa de los derechos de los pueblos indios de Colombia, en tiempos que también se caracterizaron por la constante de robo de tierras, explotación y represión. La lucha de Quintín y sus resistencias impactaron de manera importante a los indígenas de los departamentos del Cauca, Huila y Tolima. En la década de los años ochenta del siglo XX, escuchamos de manera común en los resguardos de Chaparral, Ortega, Coyaima y Natagaima en el Tolima, el nombre, las enseñanzas y las orientaciones de Quintín Lame. Los indígenas del Tolima lo conocieron, lo siguieron, aprendieron de su lucha, y es por ello que su memoria se 5 Lame nació en 1890, hijo de un terrajero en Polindara, Cauca (Castrillón, 1973: 20).

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encuentra enraizada en el caminar, el luchar y el resistir pacífico pero activo en la defensa de sus territorios, sus derechos humanos y sus derechos como pueblos. Francisco Aroca, organizador de los resguardos y cabildos de Coyaima y Natagaima, líder del movimiento pijao en el sur del Tolima en la década del 70, exaltaba en las reuniones el pensamiento y el ejemplo de su guía Quintín Lame. Muchas fueron las recuperaciones de tierras que los pijaos realizaron en esa década bajo la conducción de Aroca, quién siempre tomó el ejemplo de la lucha del indio Quintín, y por ello solía decir: “Para recuperar nuestras tierras, fortalecer los resguardos y consolidar los cabildos, tenemos que tener espíritu Quintiano”. Y en efecto, la constitución de resguardos, cabildos, tierras recuperadas, cultura, organización y resistencia en el Tolima fueron dirigidas por Aroca y otros dirigentes que convivieron con Quintín y estudiaban su pensamiento en sus manuscritos y los retransmitían en asambleas comunitarias, en grupos de estudio y en las familias mismas. La resistencia étnica-cultural heredada por Quintín se construyó y desarrolló con todo el pensamiento y las acciones que realizó para salvaguardar de la destrucción del Estado y los terratenientes a la comunidad y su comunalidad, a la cultura, la identidad, el territorio, y las tierras de los indígenas. Este legado de Lame es el crisol de las actuales resistencias indígenas en el Cauca, Tolima, Huila, y de otros pueblos indígenas dispersos en la geografía nacional. Un cuarto momento de Guardia Indígena que se construye a partir del pensamiento y la práctica de los movimientos y dirigentes anteriores, pero que de manera particular tiene soporte en las enseñanzas de Quintín Lame, es el emprendido por el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) en 1971: El siguiente paso de Guardia Indígena que es la defensa de los pueblos indígenas, de nuestro plan de vida, tomamos al Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) con sus principios de Unidad, Tierra cultura y autonomía, decide retomar a la Gaitana, Juan Tama y Quintín Lame como proceso para rescatar la autonomía y la convivencia de los pueblos indíge49

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nas. El CRIC se propuso organizar nuevamente la Guardia Indígena en 1971, como necesidad de enfrentar tres poderes: la política con los partidos tradicionales, los terratenientes y la iglesia. En ello la Guardia Indígena juega un papel protagónico por ser la responsable de dirigir las acciones. El CRIC nace en medio de una represión generalizada en el país, de resistencia y lucha de los sectores empobrecidos del campo; junto con la naciente Asociación Nacional de Usuarios campesinos (ANUC), que enarboló la bandera del revolucionario Emiliano Zapata en México: “Tierra para el que la trabaja”. El pueblo Nasa ha sido un pueblo luchador que lleva más de quinientos años de resistencia activa, de defensa del plan de vida de los pueblos indígenas en Colombia. Es un pueblo que se ha mantenido en guardia y en lucha por la vida a través de toda su historia, cuy devenir se expresa en el Himno Nasa: Llevo sangre de Paéz de los que siempre han luchado de la conquista hasta hoy Vivimos porque peleamos Contra el poder invasor Y seguiremos peleando Mientras no se apague el sol. La actual guardia es la del pasado pero en el presente, la de los más de quinientos años de lucha, la del batallar de Quintín Lame pero concurrente en el siglo XXI. Esta guardia indígena ha sufrido cambios a lo largo de la historia, adaptándose a las condiciones políticas, sociales, económicas y religiosas en tiempos específicos, por lo que su estructura, funciones y dinámicas han sido modificadas constantemente mediante reconstrucciones e interpretaciones que los indígenas en forma individual y colectiva realizan otorgándole sentido a su mundo social y cultural, con aspectos estructurales que le dan nuevas configuraciones a su etnicidad en general y a sus comunidades en particular. La guardia ha tenido en sus diferentes tiempos la generalidad de la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, en cuyo centro ha 50

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estado la lucha por la recuperación de la tierra. Sin embargo, en el primer período, el trabajo de la Guardia Indígena se centró principalmente en la lucha contra los invasores españoles, contra el despojo y el saqueo, llegando a tener accionar armado. En el segundo período, la guardia asume la lucha a través de las leyes, de la legalidad, pero al no ser respetadas las mismas leyes de la cultura dominante, trasciende al movimiento armado. En los años de 1970 a 1980 del siglo XX, la represión de los organismos del Estado arremetió contra el movimiento indígena del Cauca: asesinó líderes, realizó masacres colectivas, destruyó cosechas, robó ganado y enseres, quemó ranchos, encarceló dirigentes, persiguió sin cuartel a los indígenas que reclamaban sus tierras robadas por los terratenientes y los acusó de ser auxiliadores y miembros de las guerrillas. El Estado también tomó como pretexto para incrementar y justificar la represión, la presencia en la etnorregión indígena de las guerrillas de izquierda, paramilitares y grupos armados del narcotráfico. En el contexto descrito, en el año 1977 se conforma en el escenario caucano el primer comando armado que fue la base del Movimiento Quintín Lame, guerrilla integrada por indígenas Nasa que conformaron una organización de lucha no tradicional, de acción armada clandestina e ilegal, “en defensa de las comunidades indígenas”. El movimiento de defensa propio, organizado en el Quintín, retoma las banderas y las reivindicaciones planteadas por sus líderes ancestrales Juan Tama en 1700 y Quintín Lame entre 1916 y 1967. Consigna en sus volantes y sus pláticas tres ejes discursivos: la autonomía, la defensa comunitaria y espiritual, y el respeto a las autoridades indígenas6. Muelas comenta que: El Quintín Lame fue otra manera de Guardia Indígena, fue la defensa armada del territorio, fue la protesta amada frente al abuso de sectores como los terratenientes y la burguesía caucana. Hubo la necesidad extrema de tomar las armas, de El Movimiento Quintín Lame, después de establecer negociaciones con el Gobierno Nacional, se desmoviliza y reinserta en el año de 1991. Una referencia etnográfica del Movimiento Quintín se encuentra en el libro de Espinosa (1996).

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hacer resistencia y de perpetuar los principios del movimiento indígena. En el quinto período, la Guardia Indígena es el resultado de un proceso de cambios y transformaciones a lo largo del devenir histórico, que la hacen emergente en un contexto nacional determinado por todos los tipos de violencia contra la población indígena, haciendo que la guardia en las postrimerías del siglo XXI reivindique en primer término los senderos de la paz con justicia y dignidad. Jairo Perdomo, indígena Nasa, Consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas de la zona Norte del Cauca (ACIN) por parte de Jámbalo (2006), relata que los mayores dicen que hace mucho tiempo la Guardia Indígena existía. Para los años de 1970, el movimiento indígena se moviliza por la recuperación de la tierra que los terratenientes habían despojado a los indígenas en ese tiempo. Dice Perdomo: Los pájaros eran los que defendían a los terratenientes, ahora son los paramilitares. Los pájaros estaban armados y mataban a la gente, entonces los líderes y los gobernadores se reunían clandestinamente en la noche, en el monte o en una casas y ponían Guardia Indígena por el camino donde andaban a unos 500 metros. La guardia ya venía. En los años más recientes la violencia contra los indígenas se hace sentir con mayor fuerza en el Norte del Cauca y de manera específica en Santander de Quilichao, cuando los paramilitares hacen presencia y empiezan a desaparecer gente, a realizar masacres colectivas, a amenazar la población y a colocar letreros de destierros y amenazas firmados por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Comenta Perdomo que: Los gobernadores analizaron la situación y dijeron: eso es verdad, las AUC van a entrar a los resguardos y nos van a masacrar diciendo que somos guerrilleros. Entonces vamos a organizar la Guardia Indígena y se fue trabajando la propuesta.

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Pero la guardia se presentó de manera visible en Jambaló en el año 2000, con la desinstalación de laboratorios para procesar cocaína, Estaban montando unos laboratorios grandísimos con estrategia desde Ecuador y Perú, cuando al gobernador de esa época le tocó sacar unas cocinas de laboratorios de cocaína. Entonces ahí fue que se organizó la guardia como tal, porque nosotros sabíamos que en las cocinas había gente armada, con radios, con teléfonos. Nosotros nos organizamos con la guardia y creamos toda una estrategia para evitar una masacre, y entonces la Guardia Indígena tenía que capturarlos (Perdomo, 2006). La guardia empezó a realizar controles nocturnos en la parte norte, y varias fueron las confrontaciones no armadas con los paramilitares, las guerrillas y el ejército nacional, pues en el proceso, relata el Consejero Perdomo, Dijimos que la guardia tenía que ser un organismo defensor del derecho a la vida, defensor de los derechos humanos. Debe ser un organismo que defienda pero que también denuncié públicamente cualquier actor que sea, de derecha o de izquierda, porque aquí la izquierda también nos ha hecho daño. Así empezó la Guardia Indígena en el Norte el Cauca, y ahora la mayoría de los cabildos la están implementando; también en Nariño, las comunidades indígenas la están conformando. La resistencia indígena es un fenómeno relacionado con la historia Nasa y su aprendizaje es inherente a sus sistemas de organización social tradicional que implican desafíos a la autoridad nacional mono-étnica y a su funcionamiento institucional que no reconoce, no acepta y no comparte a los otros que son la alteridad social, cultural y de poder. En este tenor, la guardia indígena representa y es depositaria real y simbólica de la alteridad Nasa, forma parte de esa totalidad vivencial de identidad re-creada en torno a su particular quehacer del presente, que evoca la historia de las resistencias, y que reconstruye el futuro.

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La Cultura de la Resistencia Indígena Las resistencias sociales, culturales, económicas, étnicas, políticas, identitarias, y autonómicas, que rechazan la dominación, explotación, represión, exclusión y racismo, son parte del entramado histórico de los actuales pueblos indígenas; justamente por esas resistencias es que aún todavía tienen existencia. Sin embargo, cada pueblo tiene sus particulares formas, maneras, ámbitos, intensidades y medios de resistir que configuran culturas específicas de resistencia frente a la devastadora cultura hegemónica que contradice, irrumpe, impone y choca con el mundo indígena. Las resistencias aludidas se engloban en el concepto de resistencia indígena, queriendo decir con esto, que en la realidad se presentan niveles y desniveles de ámbitos de resistencia, que no todas marchan parejas y dependiendo de las circunstancias, unas u otras tendrán mayor relevancia. Estas resistencias tienen como principio la participación del individuo dentro del colectivo con el propósito de conservar al grupo, a la comunidad, al pueblo, o al cabildo en todos sus aspectos y dimensiones que le son determinantes para su existencia, para lo cual requiere de una activa alteridad contra el orden simbólico y real dominantes. Las resistencias pueden ser violentas, pacíficas o combinadas, eso depende por una parte de las condiciones objetivas y subjetivas de las violencias ejercidas, y por otra de las mismas condiciones y dinámicas generadas por los excluidos y marginados. La alteridad aludida en este trabajo, la de los Nasas, se encuentra asociada a la memoria histórica que engloba lucha - resistencia, donde la agresión ha tenido como propósito someter, disminuir y acabar a los descendientes de Quintín Lame, Juan Tama, la Gaitana, y a todos aquellos líderes del CRIC, ACIN, y ONIC. Es decir que de manera predominante, no exclusiva, las manifestaciones de las resistencias en los Nasa han sido pacíficas con apego a las formas tradicionales de organización y de lucha. Así lo expresa el Mandato Indígena y Popular: “Siempre nos sirvió volver a las raíces, echar mano de la sabiduría contenida en Nues54

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tras memorias colectivas, escuchar a los mayores y acercarnos a la naturaleza para hacernos parte de la vida y defendernos, defendiéndola…”. Esta es una alteridad contundente, depositaria de la cultura y la identidad Nasa que recurre a la conciencia de la memoria colectiva y que por las circunstancias adversas en que se encuentran, se altera en lo simbólico, en lo social y en lo étnico, conformando un proyecto político para enfrentar el propósito del etnocidio agresivo legal, más no legítimo del Estado, del etnocidio ilegal e ilegítimo de los grupos armados antiestatales y paraestatales. La alteridad Nasa se expresa, entre otras formas, en la resistencia cultural como pensamiento y práctica, cuya esencia es la no aceptación, el rechazo y la confrontación a las imposiciones de la cultura de la dominación que afecta negativamente el desarrollo de la colectividad indígena, estableciendo fronteras de diferencia con lo otro, con lo ajeno a sus habitus, a sus modos de pensar y de sentir. Estamos frente a una alteridad que se reafirma con la resistencia como parte de los otros, en un país diverso cultural, étnica y lingüísticamente con formas de pensar y de vivir radicalmente diferentes a las hegemónicas, con anhelos de reafirmar identidades propias. En este sentido, la alteridad en la guardia indígena es depositaria de la resistencia activa no violenta, que de manera obligada hace que la lucha por recuperar, fortalecer, desarrollar o consolidar la identidad esté estrechamente vinculada a la lucha por la autonomía real Nasa, única garantía para impedir el etnocidio definitivo y la presencia de los violentos aludidos. Esta alteridad no institucionalizada, y más bien objetada y agredida, permite la otredad de lo no reconocido, de lo excluido, y por ello mismo es una alteridad censurada y enjuiciada, que para el caso colombiano, dada la tradición autoritaria y represiva del Estado y sus gobiernos, así como de los terratenientes y del poder local es criminalizada y reprimida con toda la maquinaria de las estructuras violentas y de los medios de comunicación. Es decir que la alteridad indígena es negada y considerada enemiga del “status quo”, por esos otros que hacen del poder su mayor ido55

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latría. Pero la alteridad Nasa no pretende la toma del poder político, ni la destrucción del Estado, ni la confrontación armada contra sus agresores, todo lo contrario, reclama autonomía y respeto a su pueblo y su cultura dentro de los límites del Estado, sin trascender sus territorios, su ser y su pensar. Esta resistencia pacífica indígena se gesta en los tiempos actuales como producto de un proceso de continuidad y cambio, de un pasado que se hace presente en contextos que también son históricos en sus dimensiones estructurales y vigentes en sus manifestaciones temporales. En la perspectiva de McFarland, la resistencia es un proceso de cambio que sigue ciertas secuencias estereotipadas de comportamiento que son promulgadas por actores que manifiestan formas culturales (rituales) que guían la interacción. Este orden serial puede ser entendido como un “drama social” compuesto por las fases de ruptura y crisis en el ceremonial de deconstrucción, y reparación y reintegración en el ceremonial de reconstrucción (McFarland, 2004:1249). Para el caso de la Guardia indígena, el ceremonial de la reconstrucción tiene como punto de ruptura la presencia de fuerzas violentas (Estatales, para-Estatales, grupos subversivos y narcotraficantes) que afectan de manera significativa, poniendo en peligro la existencia de las dimensiones étnicas, culturales, sociales, comunitarias y de organización social tradicional indígenas. La no aceptación de esas condiciones de afectación, conllevan a la ruptura con esa realidad, de esa imposición, de esa vulnerabilidad étnica. Este episodio de ruptura, de primera fase de la reconstrucción, caracterizado por el cuestionamiento y no aceptación del “orden” impuesto, conlleva al establecimiento de posiciones ideológicas de resistencia que pueden ser pasiva, activa, o violenta, en el intento de restablecer la condición previa o de organizar un nuevo orden sociocultural. Durante la crisis (segunda etapa de la deconstrucción), el drama social ha alcanzado un punto de retorno, es decir, los representantes del orden son presionados para solucionar la situación. En el caso que nos incumbe, es lo que podemos denominar el momento deci56

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sivo de una circunstancia que se ha tornado grave y de consecuencias importantes e imprevisibles. La crisis puso en evidencia la capacidad de recuperar la historia, la organización, la lucha, el ser y el sentir indígenas. En esta etapa, los dirigentes Nasa se enfrentaron a una realidad caótica de sus comunidades generada por los factores externos mencionados, que los obligó a reflexionar sobre ese drama social, para tomar decisiones que revertieran o por lo menos atenuaran la ruptura violenta acrecentada con el transcurrir del tiempo. Frente al drama social impuesto por los actores externos, los gobernadores y mayores indígenas analizaron la situación, refrescaron su historia, repensaron la lucha de Quintín Lame, y decidieron organizar la Guardia Indígena a partir del principio de resistencia pacífica indígena no violenta. Esta resistencia implica una transformación en la lucha, en la organización, en la participación personal, en los rituales y en el simbolismo que realizaban antes de la presente violencia y de frente a las nuevas adversidades. El ceremonial de reconstrucción, que se constituye por las fases de reparación y reintegración, a pesar de la terquedad de los indígenas en la lucha por la paz, sigue en espera, pues esta fase requiere obligatoriamente que los protagonistas externos (Estado y actores violentos) participen en las soluciones del drama social que ellos generaron y de esta manera llegar a la reconstrucción integral de los pueblos indígenas afectados reintegrándose a nuevas realidades de convivencia pacífica soportadas en la justicia, la autonomía y la democracia. Resumido, tenemos una guardia indígena que a partir de los principios de Quintín Lame ejercita una praxis de resistencia civil étnica ante las constantes arremetidas violentas de los distintos actores armados, que han hecho de los territorios y de los indígenas sus escenarios de violencia y terror. Una guardia que con el ejemplo de la alteridad expresada en la resistencia pacífica no violenta, no pretende la toma del poder político, sino que busca el reconocimiento de los derechos y el bienestar de las comunidades Nasas, que sin duda significa modificar positivamente las relaciones asimétricas de dominación que el Estado y la sociedad les ha impuesto. 57

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Alteridad que dialécticamente se desarrolla en contextos históricos de redefiniciones marcados por contradicciones, confrontaciones y contraposiciones en el mundo simbólico y real socialmente constituido. Alteridad que recorre caminos de subjetividad entrelazada con las realidades de la historia, la cultura y la lucha que integra a los sujetos y a los colectivos indígenas en interpelación contra la injusticia, las violencias, la discriminación, la exclusión, la desigualdad, la represión, la explotación y dominación. Es decir que la alteridad indígena es multidimensional y confronta los ámbitos de la política, la economía, la sociedad, la cultura, la religión, los partidos políticos, el poder local y las relaciones desiguales de lo diverso originada en una matriz cultural con valores de tolerancia, pluralidad, respeto a la diferencia y al disenso en sus diferentes relaciones sociales, interétnicas, interculturales y de poder. Es una acción y reacción de la cultura de resistencia versus cultura de discriminación, ésta última caracterizada por interpelar y marcar negativamente la etnicidad y la identidad indígenas, generando condiciones de aislamiento, estigmatización, violencias, menosprecio y etnocidios. Esta cultura de la discriminación, explicada por Roberto Gutiérrez (2005) en su texto titulado Cultura política y discriminación, Ejecuta una reducción radical de los distintos sentidos de pertenencia […] ejerciendo una presión para que quien es discriminado abdique de su complejidad intelectual y afectiva y se entienda a si mismo a partir justamente el rasgo estigmatizado. No podemos dejar de subrayar aquí que el estigma es, en su sentido básico una marca sociocultural que define estructuralmente y, por lo tanto, muchas veces de forma permanente a una persona. Una marca que lo señala no sólo como distinto sino como inferior, por lo que fácilmente puede traducirse en exclusión, sanción, desprecio y violencia. Gutiérrez (2005: 15). Para el caso del estigma y la discriminación de los indígenas en Colombia, podemos señalar que esta política sociocultural ha sido estructural e histórica desde la invasión de los conquistadores espa58

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ñoles. En los diferentes períodos históricos ha sido matizada, simulada o abiertamente aplicada, pero finalmente constituida como política y como cultura de interacción y de reproducción en todos los ámbitos societales. Es suficiente ilustración el hecho de que los departamentos del país con mayor proporción de población indígena se ubican en los últimos lugares de la clasificación del Índice de Desarrollo Humano, donde de manera general encontramos también los índices más bajos en educación, salud, vivienda, empleo y los más altos en desnutrición infantil. Es decir, que las políticas y la cultura del estigma degradante y la discriminación para con los indígenas son otra variante más de las violencias a las que han sido sometidos. Esta corresponde al ámbito de la violencia cultural y social que se entrelaza con la violencia estructural de desigualdad socioeconómica que los excluye del sistema hegemónico y de sus derechos como pueblos diferenciados. Esta historia pasada que también es presente, se circunscribe en el poder y la dominación en todos los aspectos de la vida cotidiana, pero dependiendo de las circunstancias, el énfasis se centra en la represión militar o paramilitar a nivel local, regional o nacional como recursos de poder. Por su parte, los indígenas activan sus formas tradicionales de resistencia y recrea nuevas como la Guardia Indígena, frente a los insólitos acontecimientos, sin que por ello desaparezca la contradicción entre dominados y dominadores. La alteridad del movimiento indígena, que dicho sea de paso tiene entre sus limitantes la espacialidad que tiende a ser regional, se constituye en el nivel de lo contra-hegemónico por cuestionar la esencia y las apariencias de la dominación por medio de la resistencia activa contra los violentos, y sugiriendo nuevas formas del sistema social democrático, donde obviamente se presente la participación directa de los indígenas en las decisiones que les atañe. Es una resistencia múltiple en tanto que por un lado se enfrenta pacíficamente a las violencias; por otro lado lucha por conservar e incrementar su organización étnica; también resiste para defender su cultura propia y apropiada; resiste en sus formas y dinámicas productivas; y ofrece resistencia activa a todas las acciones e ideas 59

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que pretenden imponer la hegemonía de un mundo único. Una resistencia que en palabras de Scott (2000: 141) “surge no sólo de la apropiación material sino de la sistemática humillación personal que caracteriza la explotación”. (Scott, 2000; 141). Estas resistencias tienen sus tiempos, ritmos, momentos, espacios, instrumentos, organizaciones y acciones que se manifiestan dependiendo de las políticas, los momentos y los niveles de represión que contra los indígenas se ejecuten. Por eso existen resistencias cotidianas, otras temporales, otras permanentes, y otras que se entrelazan en el entramado de un continuum histórico de cultura de resistencia étnica, donde se concreta “Una afirmación periódica de la existencia del grupo, un manifestación colectiva de su permanencia que se expresa simbólicamente en el cumplimiento de la costumbre” (Bonfil, 1994:192). De esta manera, la resistencia indígena se construye y desarrolla en todos los entramados de la vida de los dominados con base en su cultura, organización, política y memoria histórica, con la perspectiva de revertir esas relaciones de dominación y represión en otras que garanticen la continuidad étnica con establecimiento de relaciones de diversidad cultural no excluyente ni dominante. Es una resistencia indígena en perspectiva democrática soportada en valores, tradiciones, historia y cultura contra las imposiciones políticas, económicas, sociales, culturales y militares en que se encuentran asediados. A pesar de todas las violencias sufridas, estos pueblos indígenas son ejemplo de lucha por la vida mediante resistencias pacíficas activas contra el etnocidio, la guerra, la muerte y el sufrimiento. Su resistencia se enmarca dentro de la autonomía y el autogobierno indígenas con profundos sentidos antisistémicos, que ante las violencias directas y estructurales ejercidas por el Estado y todos los grupos violentos, han lanzado y construido propuestas de paz dignas de ejemplo de amor a la vida, a la justicia, la democracia y la paz. Una resistencia étnica que se puede calificar de antisistémica (en los términos de Immanuel Wallerstein, 2005), toda vez que actúa al margen de las instituciones del sistema establecido, con el propósito 60

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no sólo de la defensa activa del pueblo indígena, de su territorio, su cultura y su autonomía, sino también por propugnar cambios significativos en las relaciones con el sistema en general que les permita autodeterminar su propia vida colectiva.

La Guardia Indígena en el nuevo milenio Desde fines del siglo XX y comienzos del XXI La Guardia Indígena hace parte también de una estrategia de los indígenas Nasa que tiene que ver con un todo, con lo que ellos denominan “plan de vida”, que corresponde a una decisión comunitaria de resistencia pacífica, con miras a hacer realidad la autonomía y la autodeterminación en sus etnorregiones. Es por eso que la guardia hace parte y se entrelaza con las autoridades de los cabildos, con las asambleas indígenas, los congresos, las marchas, sus diversas maneras de comunicación, las huertas Tüll en los sitios de Asamblea Permanente para la seguridad alimentaria, las relaciones con indígenas de otros grupos nacionales e internacionales, con los distintos programas de educación formal, informal y no formal, con la Escuela de Derecho Propio Cristóbal Sécue, con los proyectos productivos, con la economía propia y solidaria, y en general con todo el acontecer cotidiano de los indígenas en el Cauca. En palabras de un indígena, la guardia es una minga en resistencia para la protección y el control territorial con acompañamiento humanitario y solidario para la defensa de la vida”, a través del fortalecimiento de las organizaciones indígenas, sus autoridades, sus cabildos y resguardos. Ezequiel Vitonás, Consejero Representante Legal de la ACIN (2007), describe a la Minga en su artículo “Nuestra economía. Formas de producción y distribución de la economía Nasa” (2003), de la siguiente manera: La Minga. Esta ha sido una de las formas mas tradicionales de las comunidades que consistía en citar una gran cantidad de personas, vecinas dependiendo del tamaño del animal y este a su vez del tipo de trabajo que se fuera a realizar para compartir durante las actividades y al culminar estas labores; en esta práctica se compartía todo el animal ya sazonado con 61

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productos de la región como el mote (plato típico) aquí no se miraba el valor del animal si no que lo importante era poder reunirse para compartir trabajo, alimentos y en la tarde chicha de maíz; era una convivencia tradicional. En estas labores se desarrollaba todo un proyecto oral previamente para de esta manera no quedar mal con los invitados, ya que era un orgullo atender la vecindad; quien invitaba era el encargado de cubrir todos los gastos para los que trabajaban y familiares de estos que iban en la tarde a ayudar a cargar comida para la casa y otros que en ocasiones aparecían para tomar la chicha así que para todos había sin ninguna miseria. La minga para los indígenas presenta superlativa importancia no sólo cultural, sino también social y de perspectivas políticas para el movimiento en resistencia, puesto que permite colectivizar el proceso, compartir conocimientos, experiencias, y estrategias comunitarias particulares de acuerdo a las formas propias de pensar, concebir y entender el mundo Nasa para poder actuar en la complejidad de sus realidades. Es por ello que la Minga en Resistencia en defensa del Plan de Vida, en sus referentes espirituales y materiales, de reciprocidad ritual, resulta de gran valía para la guardia y la resistencia de los indígenas en Colombia en sus esperanzas de hacer realidad la autonomía y la convivencia pacífica. A manera de ejemplo, recordamos que la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), el Proyecto Nasa (Cabildos de Toribío, Tacueyo y San Francisco) y el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), realizaron la “Tercera Minga Pública en Defensa de la Vida, la Libre Autodeterminación y el Territorio”, el 17 de enero de 2007 en el municipio de Toribío, Cauca, en acción de resistencia abierta contra las afectaciones que tienen sus comunidades por el ignominioso actuar de los violentos. En esta Minga procedieron las autoridades indígenas a declarar y posesionar a la Guardia Indígena como Kiwe Thenza. La Guardia Indígena llega al año 2008 con diferentes significados y significantes para el movimiento en el Cauca y en el país en general. En los hechos se constituye en organización y lucha por la defensa del territorio que en el contexto colombiano implica la permanente 62

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lucha por la vida, contra la muerte y contra el desplazamiento forzado. Esa resistencia pacífica, pero con un activismo participativo de las comunidades, asume como primera defensa el territorio y sus tierras que de manera permanente son violentados por todos los actores armados cercando a una población que nada tiene que ver con la violencia y que de manera reiterativa se manifiesta en contra de la guerra y por la resolución pacífica y negociada del conflicto armado. Es decir que la Guardia Indígena es realidad y símbolo de una cultura de resistencia por la vida, la dignidad y la autonomía territorial del pueblo Nasa, y por eso es parte de los mandatos comunitarios que los indígenas acuerdan en sus asambleas y congresos: Hay un mandato en la zona norte, en el Congreso que se realizó Jambaló en el 2002, unos 16 mil indígenas participantes dijeron que los cabildos tenían que conformar un programa para los guardias indígenas. Dentro de las estructuras de los cabildos y los proyectos comunitarios la Guardia Indígena es un programa más. Están los proyectos comunitarios que se llaman Planes de Vida. Es una estructura más orgánica que tiene que ver más directamente con la comunidad, que tiene que ver con organizar, capacitar, generar conciencia, entonces han ido apareciendo los proyectos comunitarios (Perdomo, 2006). Para marzo de 2007, funcionan 7 proyectos: Sa’t Finxi Kiwe (territorio escrito por el cacique) de los resguardos de Guadualito, Las Delicias, La Concepción y Pueblo Nuevo – Ceral, iniciado en 2002. Proyecto YU’ LUCX de los Resguardos de Munchique, Los Tigres, Canoas y el Cabildo Urbano, activado en 1991. En el mismo año, nace el Cxa’cxa Wala del Resguardo de Corinto. En 1990, el proyecto Integral del Resguardo de Huellas Caloto y también Unidad Páez del Resguardo de Miranda. En Jambaló en 1987, el proyecto Global del Resguardo, y en 1980 el proyecto Nasa de los Resguardos de San Francisco y Tacueyó (ACIN, 2007)7. En 1994 nace la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte de Cauca (ACIN), reconocida por el Ministerio del Interior con la Resolución 052 del 2 de octubre.

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Con los proyectos se ha generado una conciencia, que yo diría es conciencia de transformación del pensamiento, y un poco con un objetivo de buscar una alternativa en el sentido de que anteriormente todas estas comunidades indígenas eran manipuladas por los liberales y los conservadores. Y allí también estaba mucho el juego de la religión católica. Anteriormente los cabildos indígenas, hasta los años 75 y 80 eran mandaderos de la iglesia católica. Más que una autoridad eran los que ayudaban a organizar las fiestas patronales, las reuniones. Los partidos tradicionales aprovechaban porque los Cabildos eran muy débiles y los utilizaban para hacer campaña electoral, entonces el gobernador o la directiva del Cabildo era la que hacía todo el trabajo de campaña para que votaran por los políticos. Los Cabildos eran muy débiles y no tenían la autoridad que decía la ley 89 de los pueblos indígenas. Entonces cuando se crea en Toribio el proyecto Nasa, se empieza a organizar los jóvenes, las mujeres, los grupos comunitarios y se comienza un proceso de organización, concientización y reconstrucción del pensamiento. Nuestros abuelos eran Nasas indígenas, pero estaban apoyando todo lo que tenía que ver con los partidos políticos, con el pensamiento de occidente y no estaban pensando ni actuando como en verdad somos los Nasas. Entonces se empezó toda una reflexión de construir proceso, generar conciencia política, y a través de ese proceso empiezan a aparecer los movimientos cívicos en los municipios. Aquí los liberales y conservadores siempre nos han utilizado y engañado. Ahora vamos a despertar y a colocar nuestros propios alcaldes. Ese trabajo se ha venido haciendo poco a poco; no ha sido tan fácil. En la Constitución de 1991 se reconoce a los pueblos indígenas como pueblos originarios, ancestrales, entonces el Estado reconoce dejando recursos a los cabildos mediante el Sistema General de Participación. De esta manera, a los resguardos legalmente constituidos les llegan recursos, de acuerdo al número de habitantes del resguardo (Perdomo, 2006). 64

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En sentido general, la Guardia Indígena se inspira en el pensamiento de Quintín Lame mediante la participación en los cabildos, mingas de resistencia, asambleas permanentes, funciones cívicas, marchas pacíficas, cuidanderos de comunidades, rescate de indígenas secuestrados, diálogo con el Estado, acompañamiento y cuidado de sus autoridades, diálogo con actores armados, y denuncia pública de los abusos y atropellos que el Estado y los violadores de sus derechos cometen contra ellos; todo esto entre muchas otras participaciones que de manera implícita conducen al fortalecimiento cultural y étnico de los indígenas. Es así como la Guardia en su amplitud constituye un microcosmos que concentra sus energías en impedir y hacer retroceder las acciones de los violentos, mediante todo un movimiento pacífico pero de gran actividad. Este microcosmos es al mismo tiempo reflejo de ese gran cosmos de la vida espiritual, material, cultural y política de los Nasa que se manifiesta también en la resistencia y la lucha contra el capitalismo global, representando un espacio organizativo, temporal y espacial de cohesión étnica, de solidaridad y de valores que se entretejen en ese mundo emergente de intereses comunes, necesarios y posibles. La guardia, entendida desde la visión lamista, es integradora de un proceso de formación educativa con capacitación para la consolidación de la resistencia pacífica activa mediante el fortalecimiento de la organización indígena en comunidades, resguardos, regiones, y en los cabildos que son las estructuras políticas de ejercicio de autoridad, cultura, unidad, autonomía, derecho propio y acción de los pueblos indígenas. Es también una organización con formación y capacidad política a partir de la socialización de sus tácticas y estrategias en las comunidades, así como de las diversas decisiones que toman como guardia en las asambleas comunitarias. La histórica violencia del Estado y los actores armados, que desconfiguran el sistema indígena, de-construyen el mundo nativo de acuerdo a los entramados de la cultura de las violencias, que no toleran el mínimo cuestionamiento del “orden establecido”, para luego reconstruir discursos que descalifican, criminalizan, sancionan, censuran y excluyen con el propósito de “argumentar”, “justi65

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ficar”, “avalar”, “legitimar” e inventar “soportes jurídicos” que justifiquen el etnocidio, incluso desde las mismas instituciones del Estado. En sentido contrario, el histórico papel de la cultura de resistencia indígena constituye todo un proceso de de-construcción de la institucionalidad oficial y de los poderes violentos, así como también un proceso de re-construcción de la etnicidad Nasa, entendida como proyecto político propio a partir de su devenir histórico. Para estas redimensiones, “La memoria histórica se convierte en un recurso fundamental que permite, por una parte, mantener vivo el recuerdo de los agravios y las desventuras y, por la otra, colocar la etapa de sometimiento como una situación transitoria, reversible, que será cancelada definitivamente con el triunfo de la sublevación” (Bonfil, 1994: 189). Se trata de un colectivo que decidió llamarse Guardia Indígena para proteger el territorio, para controlarlo, y para acompañar el proceso humanitario y solidario de defensa de la vida en coordinación con autoridades, programas y proyectos propios. Una guardia que brinda y forma parte del apoyo político que los Nasa construyen y desarrollan en estrategias colectivas como la minga en resistencia, que socializa y compromete a las comunidades y autoridades indígenas en diferentes ámbitos. Esta guardia se relaciona de manera directa o indirecta con organismos también de resistencia étnica como la Escuela de Derecho Propio, la Escuela de Medicina Tradicional, la Etnoeducación, los programas y proyectos para la producción, y los diferentes organismos que tienen personería jurídica, pero que también se inscriben en el contexto de la resistencia. Es decir, los Nasa han hecho de la resistencia pacífica, un arte embestido de política.

Que se vayan todos los guerreros Las violencias contra los indígenas en Colombia, y de manera acentuada contra los Nasa y Guambianos del Cauca, han sido tan implacables por su carácter de luchadores incansables de sus derechos, de cimentadores y promotores de la organización indígena; 66

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por haber recuperado parte de sus tierras, por promover la cultura indígena y por su capacidad de movilización que ha trascendido los marcos nacionales. En definitiva, por negarse a morir, a no dejar de ser indios. Pero con todo el desenfreno de las violencias que han sufrido y que actualmente padecen los indígenas, ¿por qué una guardia pacífica decide enfrentarse a ejércitos armados hasta los dientes, que ejercitan la más bárbara violencia? Muelas da la lección: Tenemos la bandera de la convivencia y la paz. Es duro aceptar que el enemigo no tiene compasión, pero ponerse al otro lado, no habría bandera para empuñar como Guardia Indígena. Consideramos que algún día el pueblo colombiano y la sociedad entenderán que estamos haciendo exigencia justas de nuestros derechos. Somos concientes que cuando los ejércitos de ocupación (los paramilitares, las guerrillas y las fuerzas militares) matan líderes, matan conocimiento, estrategia, liderazgo, propuesta, esperanza. A diferencia de los ejércitos de ocupación, que mueren son las bases, no los mandos, a nosotros nos matan líderes. Al respecto, vale la pena recordar lo que el Filósofo italiano Norberto Bobbio, en sus reflexiones sobre la guerra y las posibilidades de la paz, subraya: “toda condena a la violencia es estéril si no va acompañada de la búsqueda de medios alternativos” (2000: 198). Los Nasa, no sólo condenan las violencias, sino que han cimentado toda una cultura de resistencia pacífica y activa que se alimenta de una cosmovisión y práctica propia, que además le genera elementos nuevos de identidad que se plasman y refuncionalizan a través de la Guardia Indígena y sus mandatos contra la violencia: “Que se vayan todos los guerreros”, oponiendo acciones pacíficas contra la guerra en sus territorios. Sin duda que son aleccionadoras las actuaciones y los pensares de los Nasa con relación a la trasformación pacífica de los conflictos, 67

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incluyendo los de carácter violento. Es un movimiento indígena de resistencia pacífica que no renuncia a sus derechos y a su lucha, como la recuperación de sus tierras que fueron despojadas en tiempos pasados por los terratenientes, por lo que en septiembre de 2004 proclamaron el compromiso de luchar por “La liberación de la madre tierra”. El actual discurso indígena se encuentra permeado por la comprensión de una tierra que les pertenece y que les ha sido expropiada, y por ello emerge la voz de la esperanza que a través de la lucha les liberará la tierra de manera justa. La “madre tierra” hace también alusión al pasado de las culturas milenarias, las que desde su nacimiento crearon una relación simbiótica y consanguínea con la naturaleza. En esta proclama se recupera el pasado lejano e inmediato indígena, así como la realidad del presente y la proyección del futuro, en perspectiva cíclica del tiempo que integra la continuidad histórica y la visión de futuro para los Nasa. En comunicado público del 2 de septiembre de 2005, el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) CXAB WALA KIWE, informan del proceso de recuperación de tierras de una finca denominada “La Emperatriz”, ubicada en el municipio de Caloto, estribaciones del sitio de “Bodega Alta”, departamento del Cauca8. Explican los motivos de la lucha por la libertad de la tierra y Manifiestan: Seguimos caminando la palabra que proclamamos en el mandato del Congreso indígena y Popular para que la madre tierra y sus pueblos recuperemos la libertad. Porque liberar la madre tierra es defender la vida. En este proceso de recuperación de tierras, la Guardia Indígena estuvo presente y activa con sus varas y bastones de mando. La 8 En diversos comunicados los Nasa informan que en 1991, en el Nilo, fueron masacrados 20 indígenas niños, mujeres y adultos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al gobierno colombiano y exigió reparación. En el 2005, 14 años después, el gobierno no cumple sus compromisos y los indígenas deciden recuperar en forma pacífica el predio de “La Emperatriz” que había sido pactado a manera de reparación de la masacre.

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respuesta del gobierno fue inmediata: la fuerza pública arremetió con gases, golpes y disparos, causando heridos, detenidos, e impidió la ayuda humanitaria, el abastecimiento de alimentos y la entrada de las ambulancias para atender los heridos9. Los Nasa consideran que es una lucha justa la recuperación y la libertad de la Madre Tierra, así como también “un derecho y una obligación de todas las personas y todos los pueblos del mundo que hemos sido desalojados y expropiados de territorios colectivos y ancestrales”. Esta cultura de resistencia pacífica, activa y colectiva de los Nasa, consiste en todo un proceso de elaboración cultural basada en la histórica lucha por sus derechos como pueblos diferenciados, enfrentados en un contexto de violencias de todos los tipos en tiempos de globalización económica, donde el Estado, la clase política y los sectores del poder económico nacional se ocupan del cómo garantizar sus intereses y los del capital transnacional, y no de los intereses de los grupos subalternos nacionales como los indígenas. Una cultura de resistencia no violenta que mantiene su dinámica de manera permanente al recrearse a partir del pasado, pero que se hace presente con discursos redimensionados, nuevas organizaciones, otras formas de lucha que sintetizan a nuevos sujetos sociales con expresiones significativas como la Guardia Indígena, en pleno rechazo no sólo de las violencias sino de toda injerencia y dominación cultural opuesta a la matriz del pensamiento Nasa. Esta cultura pacífica y activa es producto de elaboraciones colectivas del pensamiento indígena y de las fortalezas y debilidades de sus organizaciones tradicionales, que recrean políticas propias con profundo contenido étnico de reconfiguración identitaria, transmisible culturalmente a las nuevas generaciones a manera de proyecto propio e integral en el entramado de la diversidad cultural. El seguimiento a los aconteceres de ésta recuperación de tierras, acompañado de una excelente información, se encuentra en Actualidad Étnica, Bogotá. Septiembre 9 de 2005-09-09: “Diario de una recuperación: El caso de “La Emperatriz” y los Nasa del Cauca”, http://www.etniasdecolombia.org/periodico_detalle.asp?cid= 2811. 9

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La Guardia Indígena somos todos Niños, mujeres, hombres, jóvenes y viejos conforman la guardia en los territorios indígenas. El objetivo de la Guardia Indígena es preservar la vida, y a partir de ella la identidad, la cultura, la política, los valores sociales, la economía. Por ello los indígenas señalan que el significado de Guardia Indígena es resguardar, cuidar, preservar, mantener el vivir. Hablar de la Guardia Indígena es prácticamente pensar en que los pueblos indígenas existan y tengan vida. Para pertenecer a la guardia, dice Muelas, hay que: Tener la voluntad y la capacidad de aceptar que va hacer primero que los demás y ser primero que los demás implica hasta no comer, pero que los demás coman, no dormir pero que los demás duerman, no tener ayudas económicas pero que los demás las tengan, me muero yo pero que los demás tengan que vivir. La mística y la moral es algo inobjetable de la guardia, y ello lo han demostrado con creces en todas sus participaciones. En esto coinciden con una de las máximas de los indígenas zapatistas de México: “Para todos todo, nada para nosotros”. La guardia no es la que se va a enfrentar al enemigo, no es de choque, es de cuidar y preservar con resistencia pacífica en todos los aspectos la vida en los resguardos. Las autoridades y los tribunales indígenas enjuician a los que realizan acciones violentas dentro de sus territorios. La participación en la guardia es libre, pero la persona tiene que tener conciencia de que ser guardia le va a permitir ser autoridad. No para agredir, no para chocar, sino que es una autoridad respetada. Juega un papel de servicio en la comunidad. Estamos restableciéndolo como algo obligatorio, pero independientemente de la Guardia Indígena, todos somos guardias. La Guardia es la responsable de la vida de la comunidad, pero todo comunero tiene que ser conciente que no puede hacer acciones si contribuyen a su inseguridad (Muelas). Todo el pensar y el hacer de la guardia está en función del fortalecimiento del movimiento indígena. Puede ser el de dirigir una finca, 70

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el movimiento, o una labor docente. Tienen que conocer la historia del movimiento indígena y poseer capacidad de labor para que aporte positivamente al movimiento. La Guardia hace un acompañamiento a la autoridad tradicional para defender el territorio, la naturaleza, la vida de manera integral. No sólo la vida humana sino la naturaleza, el territorio. La Guardia Indígena sirve para fortalecer los planes de vida. Ellos son los que tienen más orientación política. Sirven para generar conciencia, hay muchos jovencitos, niños de 10 años que les gusta, entonces se van formando políticamente. Es una fortaleza, y la guardia tiene que coordinar mucho con las acciones que hacen los Cabildos. La Guardia ha estado de frente en todas las acciones que determinan los Cabildos. Si hay movilización entonces es la guardia la que organiza, la que ordena; si hay marcha o protesta entonces son los que están al frente (Perdomo, 2006). Desde la mirada de Edward Said (1995), con sus elocuentes aportaciones a la cultura de la resistencia en los países del Tercer Mundo, podemos inferir que la guardia de los Nasa mantiene prácticas de “resistencia primaria” en tanto se enfrenta pacífica y activamente contra la intrusión externa. También prácticas de “resistencia secundaria” manifiestas en la cosmogonía y en la política que tienen como horizonte recuperar y restablecer el sentido de la vida indígena contra las arremetidas del poder occidental, a través del Estado y sus instituciones, así como de los actores violentos. Por eso los dirigentes Nasa insisten en que el papel de la guardia no es simplemente tomar un bastón y ponerse al frente de la comunidad y decir “yo soy Guardia Indígena”. Es más una responsabilidad y una autoridad que se construye en cualquier espacio, trabajo, obligación o compromiso mediante el ejemplo y el servicio a la colectividad. Perdomo explica que cualquier comunero es guardia: “nosotros decimos que en el momento del conflicto o de riesgo, todos somos guardias”. Es una resistencia que tiene expresiones en la acción y participación física de manera pacífica contra la violencia de la dominación, pero 71

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también de resistencia creativa y cultural que de manera conciente rechaza la dominación de su población y territorio. Es decir, es toda una construcción cultural de resistencia que dista mucho de ser sólo una reacción a las violencias, trascendiendo a una comprensión de la realidad pasada y presente a partir de la lucha que tienen que librar en todos los aspectos para no desaparecer como pueblo indígena. Esta resistencia cultural se desarrolla con soportes de la historia mítica de las luchas acontecidas desde la llegada de los conquistadores, pasando por las resistencias violentas y pacíficas de la colonia, el período de independencia, y las incontables rebeliones que realizaron en los siglos XIX y XX. De manera reciente, la lucha mítica de Quintín Lame constituye un símbolo y un icono que recupera viejas y nuevas tradiciones que conforman los paradigmas de la resistencia en el siglo XXI, en ese constante ir y venir a la raíz de la resistencia que heredaron del indio rebelde que luchó, resistió y murió en defensa de su raza. Es una guardia vieja y nueva que se ha erigido como otro de los emblemas de la identidad colectiva de los indígenas, representando simbólicamente la lucha de los ancestros, la de sus familiares, parientes, conocidos, amigos y compadres del ayer y del hoy, en un presente que entreteje relaciones de resistencia étnica y cultural mediante la cooperación y solidaridad en la lucha por la vida del pueblo Nasa. “Todos somos guardia” evoca a los caídos en la lucha, a los presentes y a los del mañana en una organización garante de una indianidad con pertenencia étnica, que señala derechos y obligaciones que legitiman pertenencias comunitarias de resguardos y cabildos en el Norte del Cauca.

Guardia, símbolo, ritual y cultofilia El discurso explicito de los Nasa está marcado por el grito al derecho a la vida, por el respeto a su cultura, el reconocimiento como pueblos diferenciados, el respeto a su sistema cultural-jurídico, a su medicina, a sus organizaciones tradicionales, y el respeto y reconocimiento de la Guardia Indígena. El Estado y los violentos no los 72

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escuchan, no los entienden, no los aceptan. El etnocentrismo occidental impide que el diálogo, la comprensión, la negociación y los acuerdos tengan primacía y desplacen las violencias. El discurso intragrupo de los Nasa se encuentra permeado por sus propias dinámicas culturales, sus discursos, sus rituales, sus mitos, sus ceremonias, sus símbolos, sus refrescamientos y sus prácticas sagradas que conducen al fortalecimiento identitario de sus integrantes con acciones y actos carismáticos de una Guardia Indígena que se hace presente con bastones elaborados por ellos mismos, que simbolizan a los guardianes y a la resistencia no violenta. Los guardias cada año o cada seis meses tienen que estar armonizando el bastón y a ellos mismos. Armonizar es hacer un ritual, que lo hacen los médicos tradicionales, los Thë´ Walas, ellos analizan qué problemas van haber. Eso mismo lo hace el Cabildo cada fin de año; el saliente refresca las varas o los bastones de autoridad y se los entrega al otro entrante refrescados sin ningún problema. Así mismo hace la guardia, hay momentos que sólo tienen que hacer un ritual los coordinadores de guardia de los resguardos con sus bastones, tienen que ir al páramo, al río a bañarse, a armonizar. (Perdomo, 2006). El ritual que pretende la armonización de los bastones y de la guardia, lo realizan colectivamente mediante diversas ceremonias y distintos Thé Walas, sin que ninguna de ellas sea repetitiva. Cambia el ritual, los espacios, las bebidas, los alimentos, los animales, los tiempos, los ritmos, las plantas utilizadas, las oraciones, las invocaciones, los movimientos, los decires y los haceres. En todo este acontecer participativo del ritual, surgen y se fortalecen relaciones de solidaridad, reciprocidad y de interacciones sociales de profundo contenido étnico que solidifican la cohesión y los vínculos identitarios indígenas, que atraviesan la dimensión simbólica y los diferentes componentes de las estructuras de organización propia. Un principio del pensar Nasa que permite comprender el ceremonial, los rituales, los mitos, las leyendas, la organización propia, la medicina indígena, el derecho natural y todo lo concerniente a su 73

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vida colectiva y cotidiana es el concepto de “armonía”. Sus opuestos obvios, son la no armonía, el desequilibrio, la descompensación, la irregularidad. La armonía, para todos los casos, se consigue, se restablece y se busca colectivamente con los médicos tradicionales y en unión estrecha con la naturaleza. Esa orientación del ritual de los coordinadores de guardia con sus bastones, se ha dado desde el principio porque ahí está la esencia de cualquier estructura organizativa; sino entonces la estructura no funciona. Para nosotros los indígenas es así, si yo creo algo y no se armoniza, no se ofrece a los espíritus, al trueno, los espíritus del espacio no me van a ayudar, entonces para que me ayuden yo tengo que ofrecerle a ellos, para decirles yo estoy haciendo esto para esto, y entonces necesito que me ayuden, me reciban y para eso yo estoy ofreciendo esto y esto. A veces ofrecen guarapo o aguardiente en el ritual mismo que hace el médico tradicional (Perdomo, 2006). Los rituales realizados ponen en juego la diversidad de códigos de la cultura Nasa, así como también se constituyen en interpeladores de la legitimidad del poder, de las autoridades locales y de los grupos violentos que intervienen en la desarmonización de las comunidades indígenas. Más allá de ser normativos, los rituales activan un sinnúmero de relaciones intraétnicas que refuerzan la cooperación, solidaridad y resistencia con tendencia proporcional a las agresiones y desarmonizaciones que el Estado, sus instituciones y los grupos violentos generan en sus territorios, espacios y comunidades. Son rituales que pretenden ordenar el cosmos con referencias en la cultura, la organización, la economía, la religión y la política, resaltando la oposición simbólica como expresión de las contradicciones sociales existentes. Estos rituales de la guardia indígena son también expresiones de la resistencia que los Nasa producen en sus diversas interacciones y les permiten, además de sus actos cohesionadores, explicar desde su visión del mundo las formas y maneras en que se producen y generan las fuerzas del equilibrio entre lo material, lo espiritual y la palabra. Resisten re-creando simbólicamente formas culturales como el bastón, los ritos y el discurso que de manera natural alte74

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ran los códigos de conducta hegemónicos del poder y la sociedad mestiza. ¿Cómo rescata una guardia sin armas, con unos bastoncitos de madera, a indígenas secuestrados y detenidos por hombres guerreros que se aprestan para matar todo vestigio de vida? Los Nasa responden: “La forma de rescatar es el movimiento masivo, la montonera, así el enemigo esté armado hasta los dientes. Somos jóvenes, niños, adultos, mayores. Se obliga a que el armado respete, que dialogue”. El bastón es un símbolo de autoridad. La gente no indígena lo califica como el palito o la varita, lo miran así despectivamente. El bastón es un símbolo de resistencia de la Guardia Indígena que puede tener el mismo equivalente de un fusil. No estamos para enfrentarnos militarmente. Ejemplos: Si un policía pretendiera agredir con el fusil a un guardia que tiene un bastón, el sentido del policía se pierde, porque pasaría a ser un abusivo, un homicida, si mata al indígena que es un guardia que porta un bastón. Un bastón es muy diferente a un fusil. Un guerrillero puede tener muchos principios revolucionarios y de liberación pero si mata a un Guardia Indígena que porta un bastón, es un homicida, es un asesino. El palito del que hablan los medios de comunicación es un símbolo de respeto, inofensivo, que no dispara (Muelas, 2006). Los mismos indígenas afirman que el bastón es un símbolo, lo que significa que además de su estructura real y material también deriva en un constructo que simboliza a la autoridad Nasa, en esa otra dimensión simbólica de la cultura que hace parte de su peculiar contexto histórico referenciado en líneas anteriores. Un simbolismo que al igual que todos los demás se recrea, se transmite y se acepta en sus interacciones subjetivas poniendo a prueba la auto-adscripción individual y colectiva, llegando a conformar una super-identidad indígena con imagen propia, como pueblos diferenciados. La guardia y sus bastones son creaciones muy recientes de la resistencia indígena, con cargas simbólicas re-creadas en las ceremonias 75

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y rituales exprofeso, que ofertan nuevos símbolos de la cultura Nasa con satisfactores espirituales, basados en el rechazo de las intervenciones violentas de los actores armados. Bastones que son distintivos de la resistencia y que también modifican las formas convencionales del simbolismo y la indumentaria indígena, mediante mecanismos de interacción y negociación simbólica que resignifican la cultura Nasa en vinculación con su pasado. El simbolismo de la guardia y sus bastones puede ser comprendido desde el enfoque antropológico de Cliffort Geertz, cuya teoría sostiene que el hombre es parte de un entretejido inseparable con el lugar de donde es y también con lo que el hombre cree ser, cuyos comportamientos son regulados por la cultura, que se constituye como sistema a partir de relaciones simbólicas que influyen significativamente en la acción social. Parodiando a Geertz, los símbolos referidos a la Guardia y sus bastones tienen tres niveles de significación: el expresado verbalmente por los indígenas donde tiene presencia la guardia; el significado simbólico que adquiere durante los rituales; y las relaciones que tiene con los otros símbolos del sistema cultural. En un entender más amplio de la complejidad de la Guardia y sus haceres, encontramos que los múltiples tejidos se unen en un culto idolátrico a la vida. Una cultofilia que entrama a la naturaleza en todo sus aspectos, al ser humano, y a la colectividad, como respuesta a todos los oponentes de esta trilogía. Cultofilia a todo lo que es vida, que incluye sacrificios personales y familiares en función de la defensa por la vida y hace que mediante los rituales públicos y privados se propicien interacciones intensas con sólidos sentimientos de pertenencia. Los entretejidos que hacen los indígenas alrededor de la Guardia mediante el simbolismo de los rituales, cultos y ceremonias, combinados con las acciones prácticas en las marchas, tribunales, recuperaciones de tierras, manifestaciones, consultas, mingas y demás actividades, son integradores de una complejidad cosmogónica que hace presente a nivel integrativo la multirreferencialidad, la interactividad, la memoria, la multidimensionalidad y la imaginación de una etnicidad puesta a toda prueba en sujetos y colectivos insepa76

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rables de sus territorios y sus hábitats cotidianos, que los integran al proyecto propio con compromisos y lealtades acordadas y renovadas espacial y temporalmente en red de redes de interacciones múltiples. Pero los Nasa también registran en su memoria momentos en que el ejército y la policía han respetado a la Guardia Indígena, asimismo realidades en que la represión se concentra contra la guardia sin respeto ni miramiento alguno. En todo el proceso de la historia de la vida republicana ningún gobierno de Colombia nos ha puesto el buen corazón al movimiento indígena, nunca lo ha respetado. Todo se ha logrado luchando, en eso siempre insisten los mayores, que todo se consigue luchando, hasta que no tengamos un gobierno alternativo que respete al pueblo, las culturas y la diversidad de pensamiento, la diversidad cultural y la pluriculturalidad que tiene nuestro país, y uno de los proyectos es cómo nosotros podemos construir una política alternativa por el cual nuestro pueblo tenga la capacidad de elegir el gobierno que quiere (Perdomo, 2006). Un acto de gran importancia para los Nasa son las Audiencias Públicas que realizan de manera especial, dependiendo de circunstancias que consideran son de carácter imprescindible y obligatorio. Estás audiencias han estado permeadas de política, declaraciones, decisiones y determinaciones de las autoridades indígenas; muchas de ellas son clara aplicación del derecho propio. Eso ha sido lo explícito en las audiencias, las cuales se acompañan con la presencia de la Guardia Indígena, con rituales, ceremonias, símbolos y oratoria de líderes Nasa. En la Tercera Audiencia Pública en defensa de la vida, la libre autodeterminación y el territorio, celebrada el 17 de enero de 2007 en el municipio de Toribío, las autoridades trataron aspectos relacionados con el Uus Yut’x Pehnxi (Tribunal Indígena Nasa) y la aplicación de la justicia propia, la represión, los asesinatos y la violación de sus mujeres por parte de la policía, el ejército y la guerrilla; la violación al derecho a la palabra con el cierre de la emisora Radio 77

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Nasa de Toribío en 2004 por el Ministerio de Comunicaciones; los desplazamientos internos y las violaciones al Derecho Internacional Humanitario. El último punto tratado en la audiencia fue presidido por la gobernadora de Caloto, y consistió en la toma de posesión de la Guardia Indígena: Para la autonomía y defensa del proceso del Plan de Vida, prometiendo compromiso entre los participantes para velar por la comunidad indígena, exigiendo a los actores armados y fuerza pública el respeto con el avance del proceso interno. (ACIN, Colombia: El Tribunal Indígena aconseja, 19 de enero de 2007). El ritual, con la presencia de gobernadores de resguardos, representantes de la ONU, de Derechos Humanos, Defensoría del Pueblo, Senado de la República, el Movimiento Polo Democrático y de otras organizaciones sociales, se realizó levantando los bastones de la guardia y se escuchó: En señal de este juramento ante Dios, la madre tierra, los espíritus, las autoridades tradicionales y la asamblea, por el cumplimiento de este mandato que se entrega por la comunidad y para la comunidad, queda así reafirmada la responsabilidad de velar por la vida y los derechos humanos y sujetos a la orientación y las correcciones de la asamblea en su proceder para llevar a cabo este compromiso. (ACIN, 19 de enero de 2007). El ritual y su discurso ratifica lo que podemos señalar como principios de la Guardia Indígena: la defensa del proceso del Plan de Vida, la autonomía y la defensa de la comunidad indígena. El ritual concluyó con una exigencia a los actores armados y a la fuerza pública para que respeten el proceso interno, es decir, la autonomía indígena. Desde una mirada sociológica, la guardia indígena es una construcción social que hace parte de las complejas organizaciones tradicio78

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nales, que con sus creencias, ceremonias, mitos, ritos, normas y valores, e interpretaciones de si mismos y del mundo en general, a partir de convenciones étnicas y culturales, cohesiona a los Nasa y reconforta su identidad étnica en espacios y territorios de interacción, con discursos propios de interpretación y compresión de sus problemas para actuar persistentemente de manera colectiva sobre ellos. En lo cultural, el servicio a la comunidad que la guardia presta tiene que ver con las acciones de regulación interna que conducen a procesos de socialización de comportamientos colectivos propios de los Nasa, con miras a mantener el orden cultural, evitar la perturbación y la anomia cultural. Por ello, la guardia también es mediada frecuentemente por los médicos tradicionales, para que por medio del profundo simbolismo y ritualismo que emerge de lo sobrenatural, se mantenga o restablezca la armonía en las comunidades. Es una guardia pensada no sólo para la resistencia pacífica activa contra los violentos, los terratenientes y la represión del Estado, sino también como organización de la participación en los ritos, los mitos, los símbolos y la shamanería, conformando parte del sistema de recuperación, creación y re-creación cultural indígena. Esta guardia indígena sintetiza y recrea las raíces de la resistencia en sus diversas manifestaciones sociales, culturales, económicas, organizativas y políticas, que hacen de la resistencia una lucha contra la dominación, el sometimiento, las violencias y el control externo a sus comunidades. Es por ello que los rituales, las ceremonias, los símbolos y los mitos, generan y acrecientan los sentimientos más profundos de la identidad indígena y de la resistencia cultural de los Nasa, que son interiorizados y pasan a ser adoptados inconscientemente por el colectivo. Una identidad colectiva que corresponde a una misión y visión común, generadora de nuevos códigos y creencias compartidas frente a las violencias, edifica en lo más profundo de sus integrantes el sentido de vida y de compromiso con la resistencia no violenta asumida también como pensamiento alternativo. Estas relaciones del mundo material con el mundo espiritual, además de compartir la experiencia, adscriben identidades étnicas en dimensiones regionales, locales y comunitarias con efectos profundos en el imaginario colectivo así como en la disponibilidad para la 79

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protesta, la movilización, la manifestación y la rebeldía pacífica. Una resistencia que previene y afronta las violencias, desarrollando lecciones prácticas de educación para la paz, mediante la autogestión de sus conflictos, el fortalecimiento de sus redes comunitarias y la construcción autonómica posible. De esta manera, la guardia indígena conjuga elementos objetivos y subjetivos así como también realidades socioculturales e históricas en un presente que se afianza en una firme voluntad colectiva de ser, de estar y actuar con sentido de pertenencia. Una identidad que aparece de manera conciente con claros sentimientos de adscripción, donde emergen intereses comunes en clara oposición a las violencias y las políticas etnocidas. La guardia ha construido una compleja identidad en la que confluyen además de la historia personal y familiar de sus integrantes, las dimensiones étnicas, espaciales, territoriales y políticas de los Nasa, en procesos de internalización e identificación de individuos y colectivos, con iconos y símbolos de resistencia materiales como el bastón de chonta.

Estructura y actividades de la Guardia Indígena La Guardia Indígena tiene un coordinador general de guardia del resguardo y luego hay coordinadores veredales. El coordinador lo escoge la comunidad en asamblea, pero también lo pueden hacer en la coordinación veredal. Por cada vereda hay por lo menos diez guardias activos dentro de la comunidad, pero recordemos que dependiendo de las circunstancias, “todos somos guardia”. El tiempo del coordinador de la Guardia Indígena lo decide cada Cabildo. En algunos es indefinido, pero por ejemplo en Toribío tiene un período de tres años y fue una decisión tomada entre los coordinadores veredales. El coordinador de Guardia Indígena tiene que haber sido coordinador de alguna actividad. Una persona externa no puede llegar a ser coordinador de guardia, es una ley de Toribío. La persona debe saber la responsabilidad que 80

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va asumir y no puede dirigir si no conoce qué son la guardia y el movimiento indígena. Cada resguardo tiene sus criterios para determinar a los coordinadores: La autoridad son los Cabildos y el gobernador. En cada resguardo hay un coordinador de la guardia, pero se mueve y actúa de acuerdo a la orden que dé el gobernador. También tenemos un coordinador zonal que se rige por las orientaciones de los gobernadores. No pueden tomar decisiones por encima de las autoridades. El coordinador zonal no puede disponer de guardias sin la autorización del gobernador (Perdomo, 2006). En la página web de los Nasa (www.nasaacin.net/prg_guardia.htm), en la sección Guardia Indígena, se enlistan sus nueve actividades principales: 1.

Hacer control, vigilar los resguardos y alertar a la comunidad de los diferentes peligros.

2.

Controlar el movimiento interno y externo de los comuneros.

3.

Controlar el tránsito de comerciantes y vendedores ambulantes.

4.

Acompañar a la comunidad y cabildos dentro del contexto de la población civil.

5.

Mantener informada a la comunidad y cabildos sobre el orden público y exigir respeto como organización social a los sectores del conflicto, bien sea de derecha o de izquierda.

6.

Investigar los antecedentes y el destino de personas y vehículos que ingresan al territorio.

7.

Hacer decomisos, allanamientos, requisas con previa autorización de la autoridad propia.

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8.

Defender los derechos humanos, denunciando todos los actos que atenten contra el bienestar y la tranquilidad de la comunidad.

9.

Controlar los eventos importantes que se desarrollen en las comunidades, tales como marchas, congresos, asambleas, etc.

Además de los nueve puntos, las autoridades Nasa realizan la capacitación permanente de los guardias indígenas para el conocimiento del derecho internacional humanitario, los derechos humanos y la razón del movimiento indígena. En líneas generales, las actividades enlistadas de la Guardia Indígena se relacionan directamente con las técnicas de la noviolencia colectiva: Hace al adversario inofensivo antes que ofenderlo y vuelve el poder de los violentos impotente más que contraponerle otro poder (Bobbio, 2000: 201). Técnicas que se derivan de la conciencia, del pensar y del hacer de los Nasas en torno a la renuncia de la violencia como forma de lucha, y al desarrollo de todas las demás formas de lucha por sus derechos y su libertad. La guardia pone en juego todos los medios y factores de resistencia activa no violenta para la protección de sus comunidades y la resolución de los problemas a partir del tratamiento de los conflictos mediante el diálogo, la negociación, los acuerdos, es decir pacíficamente. Su estructura, sus actividades y en general su organización, conforman todo un tejido complejo unido por nudos comunitarios, familiares y étnicos con cargas afectivas y sociales comprometidas con un “nosotros”.

Acciones de la guardia Muchas han sido y seguirán siendo las actividades de la guardia. Todas en diferentes dimensiones y ámbitos se enmarcan en el contexto de la alteridad, signada por la resistencia pacífica con sus correspondientes significaciones, significantes, símbolos, metáforas, ritos y ceremoniales propios de la cultura Nasa. A manera de ejemplo, y como “botón de muestra”, exponemos algunas de las acciones de la guardia. 82

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Para el indígena Muelas, coordinador máximo de la Guardia Indígena del Cauca desde 1999 hasta 2004, las principales acciones de la guardia han sido: 1. Organizar, vigilar, controlar y garantizar la seguridad del Congreso en la vía Panamericana, con los paramilitares, el gobierno y las FARC presionando y por otra parte los actores económicos, especialmente los transportadores. Desarrollamos el Congreso con esa complicación de actores (1999). Es el primer congreso que se organiza y se desarrolla en una vía panamericana. 2. Asumí la responsabilidad de la seguridad de un juez internacional como es el caso del Juez Baltasar Garzón (2000). 3. Las marchas indígenas a Calí. Asumir la responsabilidad de la seguridad de más de 70 mil personas. Es complicado por la participación de los afros, los campesinos, los estudiantes, que para ellos no hay responsabilidad con los cabildos, ni con la guardia, son marchas interculturales. El Nasa Jaime Perdomo, resalta que la primera acción importante de la guardia fue desalojar las cocinas de drogas de Jambaló. La Guardia Indígena también ha rescatado comuneros secuestrados por las guerrillas, el ejército del Estado o los grupos paramilitares. En el año 2004 secuestraron al alcalde de Toribío y al exacalde en el Departamento de Caquetá. Salieron como seis buses de puras guardias y se fueron a rescatarlos, y los rescataron. También han rescatado milicianos que la fuerza pública, la policía, el ejército o el DAS los lleva para juzgar y meter a las cárceles. Los cabildos también los han sacado de las cárceles. La guardia ha estado muy pendiente también de los montajes del ejército. Capturan comuneros que están trabajando en las huertas, que no tienen nada que ver con el conflicto armado y después para demostrar resultados, asustan al indígena, lo obligan a colocar el camuflado y después dicen este es guerrillero, y le encontramos en la maleta revólveres y granadas. El 83

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ejército hace esos montajes. Y la Guardia Indígena ha estado muy pendiente de esos montajes del ejército y de inmediato actúa, generan las formas de comunicación y en el momento menos pensado el ejército está rodeado de la gente, de la guardia, y ya no lo pueden atropellar ni llevar. Esta ha sido una forma de reaccionar. Las acciones explicitas de la Guardia en general son las que desde el exterior podemos observar, las que relacionan respuestas de resistencia directa y activa contra agresiones físicas. Pero también la Guardia tiene un intenso accionar al interior de sus comunidades en función del proyecto político autonómico, de ejercer control social y territorial a partir del pensamiento propio. Es decir que la Guardia contribuye en el proceso organizativo y en la formación y fortalecimiento político estratégico del movimiento y la resistencia indígena. Esa función política se socializa en y con las comunidades, mediante el desarrollo e implementación de programas y proyectos como la “Minga en Resistencia por la Defensa del Plan de Vida los Pueblos Indígenas”, que entre sus múltiples funciones tiene formar los nuevos guardias del futuro.

Guardia al servicio de la comunidad La guardia representa un todo que sociológicamente se puede comprender desde la denominada acción colectiva a partir de la integración, solidaridad y resistencia que conjunta una identidad significativa del quehacer de una población que lucha por su existencia como indígenas. Esos intereses comunes que se concretan en una organización con estructura unificadora e identidad común entre los individuos y el colectivo, son parte de los pilares de la movilización de actores colectivos en contextos de resistencia con mecanismos de interacción y de oportunidad de actuación enfrentados al poder, la fuerza, las violencias, la represión y las amenazas en sus comunidades y territorios. Una resistencia y una guardia que se construye colectivamente en interacción con el entorno y con el medio étnico, frente a las situaciones amenazantes externas. Esto forma parte de lo que los Nasa 84

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denominan “el proceso”, que por lo pronto nos aventuramos a decir que consiste en la construcción de un plan integral de vida material y espiritual de equilibrio, bienestar, armonía y paz, cimentado en la justicia social. Sencillamente estamos frente a un ejemplo de tratamiento pacífico de los conflictos, educación para la paz y de convivencia pacífica. En este sentido, Tilly Charles (1987) en Social Conflict, considera que el mecanismo de oportunidad de actuación permite comprender el tránsito de la estructuración de la acción colectiva a la acción propiamente dicha, es decir que incluye población, organización, y acción con sus correspondientes controles de recursos, personas, acciones y omisiones. Este conjunto de factores enraizados en la cosmogonía Nasa, son los que posibilitan en el mundo indígena el trabajo y la entrega total o parcial al colectivo, a lo comunitario; por ello dicen: No tenemos salario ni para el gobernador ni para el gobernador suplente indígena, ni para la estructura del Cabildo que la componen: gobernadores principal y suplente, alcalde mayor, la capitanía, el alguacil mayor y los alguaciles que representan la autoridad en las veredas (Muelas, Gobernador Suplente de Toribío a partir de diciembre de 2006). Desde una lectura antropológica, los indígenas asignados a los cargos de responsabilidad en el Cabildo, resguardo y Guardia Indígena, no reciben remuneración alguna, pero sí un status étnico de autoridad que se relaciona con todas las actividades de organización comunitaria, de participación política, de actividad mítica, ritual y ceremonial, conducentes a construir cohesión social y garantizar la continuidad y reproducción cultural de los Nasa. ¿Por qué no tienen salario si trabajan? “Porque es un aporte voluntario que le hacemos a la comunidad. Es una manera de que se siga conservando como un servicio al pueblo” (Muelas, 2006). ¿De qué vas a vivir en el año próximo? “Vamos a vivir de la solidaridad de comuneros que creen en nuestras orientaciones y van a estar atentos de las necesidades fundamentales” (Muelas, 2006).

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A diferencia del pensar y el actuar de los mestizos, los status indígenas no sirven ni son pensados por ellos para obtener prebendas, salarios, poder o enriquecimiento ilícito. Esta dinámica comunitaria y colectivista no se acepta ni se comprende desde la perspectiva occidental, cuya base ideológica es el exacerbado individualismo y acumulación de capital en detrimento de la mayoría de la población. Ser Guardia Indígena tiene un alto costo para el guardia y para los familiares. Es un sacrificio voluntario, y estamos pensando en dar una orientación económica al guardia para que establezca un proyecto productivo que le genere recursos a la guardia para subsistir. (Muelas). Como se ha anotado, la guardia hace presencia en múltiples actos y con diferentes actividades Los costos también son múltiples, sobre todo cuando la guardia actúa en las recuperaciones de tierra. La arremetida represiva de la policía, el ejército, los cuerpos de seguridad del Estado y los grupos armados de los terratenientes se van contra todos los indígenas pero de manera especial enfilan sus baterías y toda su saña bélica contra la Guardia Indígena. Guardias muertos, golpeados, heridos y encarcelados son los resultantes de la acción represiva contra las recuperaciones de tierra. Los costos en la vida, la salud, la libertad, la economía, la familia y la comunidad, suelen ser altos para ellos y sus parientes. Lo expresado como orientación económica para la guardia, no consiste en dar un sueldo o salario, es crear los medios para que las gentes tengan sus propios ingresos económicos. Es generar proyectos productivos que sean desarrollados en sus parcelas para que tengan los medios económicos suficientes que les permitan continuar con sus tareas y responsabilidades en la guardia y hacer inversiones productivas dentro del resguardo indígena que les generen fondos propios. No se paga un salario a la guardia porque “se pierde el sentido de voluntad; además es considerada una obligación por lo que todo el mundo debe sentir que es un trabajo voluntario” (Muelas y Perdomo 2006).

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Las respuestas de los indígenas se fundamentan en el carácter sociocultural de la vida comunitaria, en un orden social conformado por la colectividad que determina las conductas tanto individuales como familiares y colectivas dentro de una socialización validada por su cultura, por medio de sus organizaciones tradicionales y del complejo sistema de reproducción y producción identitaria. Eso es lo que denominó el Antropólogo mexicano Aguirre Beltrán “coherencia del grupo étnico”, sustetada en “mecanismos integrativos”: El más poderoso de esos mecanismos es el que configura el proceso de endoaculturación que internaliza, desde muy temprana edad, las pautas sociales y culturales que dan al grupo un genio particular y obliga a sus miembros a seguirlas sin preguntarse por qué lo hacen. Simplemente las consideran buenas y a ellas se apegan (Beltrán, 1987: 214). Justamente, uno de los papeles importantes de las organizaciones tradicionales indígenas, además del control social, es el de garantizar que los patrones culturales étnicos cumplan su cometido identitario y de cohesión social interna, así como de establecer relaciones interculturales e interétnicas de reconocimiento y respeto con niveles de igualdad en la otredad cultural. Retomando de manera particular a la guardia indígena, varias son las dimensiones que permiten cumplir los quehaceres mencionados: la misión, la visión, el compromiso, la acción, la identidad, las creencias, la identificación, las conductas, la motivación, la disciplina, la cosmovisión, la cultura y el proyecto político étnico. Por todo lo que se ha expuesto de la Guardia Indígena Nasa, la que reiteradamente se autodefine y trabaja como organización de “comunidades en resistencia pacífica”, es entendible que la American Friends Service Committee (AFSC) haya postulado en 2007 a la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca al Premio Nobel de la Paz, al igual que a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en reconocimiento cumplido al compromiso y ejercicio de la no-violencia para conducir el conflicto en Colombia hacia una solución pacífica y negociada10. 10

http://www.nasaacin.net/noticias.htm?x=3778.

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La guardia indígena es también parte de las autoridades y del control social que necesariamente se acompaña de otras autoridades naturales, sociales, míticas, históricas, tradicionales y culturales. La guardia es una autoridad creada en tiempos de la globalización, correspondiente al ámbito político y cultural que se entreteje con líderes comunitarios, cabildos, comunidades, autoridades políticas, proyectos económicos comunitarios, movilizaciones indígenas y recuperaciones de tierras. Además interactúa con autoridades históricas de tradición prehispánica como los thé walas, en intensa convivencia con los espíritus de la naturaleza y en invocación permanente de sus míticos héroes y dioses culturales. Representa y es una sincronía del pasado indígena prehispánico y colonial con el capitalista en época de globalización neoliberal, en francos esfuerzos por globalizar la solidaridad y la resistencia pacífica activa en la perspectiva real y utópica de la esperanza de un mundo donde lo indígena sea parte integral de la justicia, la democracia y la paz. En un ámbito más amplio, los indígenas con todos los limitantes y problemas señalados, son gobierno en ejercicio político y administrativo en las etno regiones del Cauca, en unas más que en otras, donde coordinan con los consejos económicos la administración y ejecución de los recursos de transferencia y municipales. En ese ejercicio de autoridad la Guardia Indígena contribuye no sólo en el control social sino también en el territorial como parte del gobierno en actuación. Son sujetos sociales que en forma activa cumplen roles al interior del pueblo Nasa, pero también de relaciones inter étnicas en sus múltiples interacciones con la sociedad mestiza, con otros pueblos indígenas y afrodescendientes, y con el Estado a través de sus instituciones, lo que les ha permitido ciertas inclusiones y reconocimientos como el acceso a presupuestos nacionales, seguridad social, educación gratuita y participación en espacios de representación política y de la administración pública. Justamente, mantener esas inclusiones que han conquistado a través de los largos años de lucha y lograr nuevos espacios y condiciones de relaciones menos desiguales con el Estado que impidan la aplicación de políticas regresivas en sus derechos, les conduce a pensar y actuar como sujetos que asumen su autonomía e implementan los mecanismos necesarios para su desarrollo, entre ellos, 88

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los del control estratégico del territorio por medio de su Guardia Indígena. En este sentido, la Guardia Indígena en su expresión manifiesta se encarga del control social interno y del control del territorio en general, pero en sus aspectos implícitos es constructora y re-constructora en la aplicación y cumplimiento de leyes emanadas colectivamente, de atención y resolución de conflictos intra-comunitarios, familiares, personales e intercomunitarios. Cumple el rol de protección, control y reproducción sociocultural mediante el ejercicio de la aplicación de normas y sanciones, con acompañamiento humanitario y solidario para la defensa de la vida indígena, entendida no sólo como la protección física sino en el sentido amplio, profundo, real y espiritual de lo que compone e integra la vida. Es decir, que la Guardia, en los tiempos, espacios y condiciones actuales, es un componente más de la compleja arquitectura del tejido social Nasa, donde convergen cosmogonía, cultura, identidad, autonomía, lucha y memoria.

Perspectivas de la guardia El movimiento indígena Nasa y sus diferentes organizaciones llegan al 2008 con planes, programas, proyectos, y también con innumerables problemas y contradicciones que tienen que ver con las realidades de todo conglomerado humano, y además las propias de sus relaciones y afectaciones con el Estado colombiano y con los actores armados en sus territorios. El primer contradictor es el gobierno colombiano. A pesar de que sabe que tenemos la razón y que hay condiciones para que no haya desigualdad en este país, decide hacer lo que hace. El segundo gran contradictor son los ejércitos de ocupación que asesinan la esperanza de los pueblos. El otro gran agente de desesperanza y de desestabilidad del país son las multinacionales que violan la soberanía del Estado, roban sus recursos, proyectan sus riquezas, asesinan a los pueblos, pues para ellos es primero el poder económico que la humanidad. Son los enemigos no solamente de los indígenas sino de todos los pueblos del mundo (Muelas, 2006). 89

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Ciertamente el problema central desde la perspectiva política en su contexto amplio, se encuentra en un régimen que se declara democrático pero en los aconteceres de la práctica política no admite ni tolera la disputa por el poder, ni siquiera desde los procedimientos instrumentales institucionales y pacíficos. Los reclamos, las peticiones, las solicitudes, las reivindicaciones y las exigencias de la aplicación y el respeto de la política institucional han sido una constante para los indígenas así como para los movimientos sociales y organizaciones política no controladas por el Estado. De hecho y de pensamiento, se trata de la exigencia de la puesta en práctica de la política enunciada por el Estado a través de su Constitución, sus leyes, sus instituciones y sus voceros, con el único propósito de dignificar a las personas, del respeto a los derechos humanos y colectivos, de la participación en el desarrollo social y económico del país, de manera que se reduzca la pobreza, la exclusión, la marginación y la discriminación. Se trata de que el Estado por medio de sus instituciones legales sea garante de hecho y de derecho de la justicia, la democracia, la no violencia, la paz y el reconocimiento de todos los otros que no pertenecen a la clase política del país. Mientras ello no suceda y continúen las violencias económicas, sociales, políticas, culturales y físicas, Colombia seguirá estando dominada por las polarizaciones y la Guardia Indígena será una alternativa más para atenuar y en algunos casos revertir las situaciones lacerantes de las violencias etnocidas, de exigencia del respeto a los otros, basado en el reconocimiento y la solidaridad colectivas. En medio de tan ensombrecido panorama, ¿qué perspectiva tiene la Guardia Indígena? Continuar siendo los cuidanderos de la pervivencia de los pueblos. Deben ser los coordinadores de la defensa de la cultura de la administración de los recursos, de las organizaciones indígenas, de los recursos naturales. Entendiendo que la Guardia Indígena somos todos, y los que estamos al frente como coordinadores o guardias puntuales somos motivadores de un ejercicio que es responsabilidad de los pueblos indígenas (Perdomo, 2006).

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Desde la conformación del CRIC (1971) los Nasa empezaron a dar formación política en los resguardos, con resultados aún no evaluados de manera suficiente por los mismos indígenas. Más de 37 años de labor política étnica remiten a una experiencia de organización y de lucha de gran valía para todos los pueblos indígenas de América Latina, a pesar de obvios altibajos, fortalezas, debilidades, acierto y errores que se han presentado en contextos donde las etno regiones indígenas son escenario de guerra de los grupos violentos en Colombia. Estas realidades han incidido para que las organizaciones de los Nasa en los últimos años estén dando formación en derechos humanos y derecho internacional humanitario. ¿Han pensado en dar formación militar a la Guardia Indígena? Perdomo responde: ¡No! No nos metemos con formación militar porque el movimiento indígena del Cauca en la historia ya tuvo una experiencia que fue la del Movimiento Armado Quintín Lame, que surgió en el momento del proceso de las recuperaciones de tierra, cuando la agresión fue muy fuerte por parte de los terratenientes contra las comunidades indígenas que recuperaban sus tierras. En ese momento surgió el movimiento Quintín Lame, pero estaba generando un problema: había confrontación con las FARC, los mayores empezaron a mirar que había confrontación entre nosotros, porque algunos de las FARC eran comuneros y los del Quintín también eran comuneros, entonces en un momento dado había muerte entre nosotros y eso no puede ser así. Dejemos las armas, dijeron los mayores, hagamos el proceso de paz y vamos por la vía política, por el uso de la palabra dijeron los mayores en esa época. Porque todo el tiempo nos habían callado matando, asesinando, secuestrando, pero hoy tenemos que usar la palabra y vamos a hacer valer la palabra. La conclusión de los mayores corresponde a por lo menos tres dimensiones interrelacionadas: 1. Todos los actores armados ataca91

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ban sin piedad a los indígenas, incorporaban a muchos de ellos en sus filas, los dividían y los confrontaban entre sí. 2. Los actores armados, incluyendo el ejército del Estado y los paramilitares, desestructuran el movimiento indígena con el objetivo de aniquilarlo. 3. El pensamiento indígena debe darle prioridad a la palabra y a la armonía de la vida, sin violencia y con lucha pacífica. Meses después del proceso de “Liberación de la Madre Tierra” (Septiembre de 2005) organizado por la Guardia Indígena Nasa, comunidades de guambianos, totores, kokonucos y yanaconas se adhirieron al proceso y tomaron 16 predios en 7 municipios del departamento del Cauca, denotando un enfrentamiento que hace referencia a la dignidad humana, donde “La práctica de la dominación y de la explotación produce normalmente los insultos y las ofensas a la dignidad humana que a su vez alimentan un discurso oculto de indignación” (Scout, 2000: 31). Igual que los Nasa, fueron brutalmente reprimidos y sindicados de tener relación con las guerrillas. El discurso público del Estado, a través de sus instituciones y los medios de desinformación se expresa claramente engañoso y mentiroso de los aconteceres en las relaciones conflictivas de los indígenas y el Estado. Se presenta como el defensor de la ley, no da cuenta de su actuar represivo y sin límites contra los indígenas y vuelve a prometer diálogo, acuerdos, promesas y cumplimientos. El discurso del Estado lleva el sello de relaciones de poder dominantes y en él se condensa toda su fuerza física y simbólica de declaración de guerra contra los indígenas. Criminalizan al movimiento, intensifican las amenazas y la represión: la persecución de los líderes se convierte en el distractor principal que utiliza el sistema para desviar la lucha y poner a los indígenas a la defensiva, dejando la lucha por la recuperación de la tierra y obligándolos a concentrar sus esfuerzos en el rescate de los detenidos y desaparecidos. En un comunicado expedido por la ACIN (septiembre 20 de 2005), en agradecimiento a todos los que acompañaron, apoyaron y se solidarizaron con la lucha por la Libertad Para La Madre Tierra, se dice: 92

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Los mayores no están seguros de que hayamos hecho lo correcto, pero aceptaron la decisión de la asamblea y el Acuerdo que se firmó con el Gobierno. “Nunca se ha recuperado la tierra para luego salir de ella y dejarla abandonada por un pedazo de papel que tiene promesas de un Gobierno que nunca cumple”, expresó un mayor la noche del martes 13 de Septiembre al terminar el acto de protocolización y firma del acuerdo. La gente no confía en el Acuerdo. Sería absurdo que después de 14 años de incumplimientos y mentiras, de masacres, persecuciones, represión, amenazas, irrespetos y abusos de todo tipo, un diálogo y un acuerdo fueran aceptados como una respuesta real. Además, el problema de fondo, el que diera origen desde nuestra esencia ancestral, desde nuestra relación con la vida a la recuperación de La Emperatriz y Guayabal, está lejos de resolverse. Mientras la tierra no sea colectiva y mientras nuestra relación con todo lo que vive en el territorio no esté en equilibrio y armonía, el Proyecto de Muerte seguirá amenazando los Planes de Vida y la vida misma está amenazada. Ante lo implacable del modelo de dominación, surgen las preguntas: ¿hasta cuándo el robo de tierras, las golpizas, las masacres, las detenciones, las desapariciones, la exclusión, el menosprecio, el engaño, la mentira, el abuso de poder, las amenazas, las desapariciones, los desplazamientos, y todas las demás lacras derivadas de un etnocentrismo sin fronteras?. Y también es legítimo pensar y preguntar ¿hasta cuándo tendrá paciencia una Guardia Indígena para continuar por los caminos de paz? Un dirigente Nasa responde: Ahora con la liberación de la madre tierra han surgido los nietos de Quintín Lame, y los cabildos han dicho que no vamos a ir por la vía de las armas. Estamos armados con bastones y vamos a hacer valer nuestro derecho mayor, el derecho propio, nuestra oralidad tradicional, la palabra y vamos a ir por la vía de la negociación hasta donde sea posible. Todas las decisiones las tomaremos en un Congreso, en un evento grande. A pesar de la represión del Estado, de la ocupación de sus territorios por los actores armados del conflicto y de todos los agravios sufri93

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dos, los Nasa siguen siendo tercos por la paz y persisten en sus formas cotidianas de resistencia. Sin duda, la Guardia Indígena constituye un espacio étnico de retroalimentación cultural pacífica con sentido colectivo, en relación directa con las autoridades y la aplicación de derecho propio. Las reflexiones no se detienen, y con la llegada del Tratado de Libre Comercio, impuesto por los Estados Unidos a Colombia, los indígenas realizan movilizaciones, consultas y acciones en contra del tratado. En ese tenor, los Nasa discuten en torno a su participación como movimiento indígena en el contexto nacional e internacional, y de manera particular, el aporte de la Guardia Indígena en la globalización de la resistencia pacífica activa. Con seguridad que en estos tiempos de guerras locales, regionales, nacionales y mundiales, la cultura Nasa de resistencia pacífica y activa en su pensar, en su palabra y en la dinámica de la organización, la Guardia Indígena dejará huella y trascendencia para los indígenas y pueblos del mundo. Las reflexiones y discusiones tienen como telón de fondo la existencia de un país multicultural y plural, donde el Estado no promueve las correspondientes soluciones estructurales conducentes a la aplicación real de los preceptos constitucionales nacionales e internacionales relativos a los derechos colectivos de los pueblos indígenas, de manera que de hecho, y no sólo de declaratoria, a los indígenas se les respete su cultura, sistemas económicos, organizaciones tradicionales, medicina, tierra, territorio, medio ambiente, derecho propio y todos lo que les es inherente como pueblos. Al año 2008, las distintas autoridades indígenas Nasa han sido claras en sus pronunciamientos, planes de vida, formas de lucha y resistencia pacíficas, no violentas y activas contra todo lo que amenaza su dignidad. Tienen una fe en la paz, enraizada en su cultura, en la armonía con la naturaleza, en su historia, sus líderes, y de manera reciente en el quehacer de Quintín Lame, en sus muertos del ayer y de hoy, que de continuar por esa senda, seguirán siendo cosechadores de hombres de paz y ejemplo de convivencias en situaciones de diversidad étnica y cultural. Toda esta resistencia la podemos comprender a profundidad en la apasionada lucha “Por 94

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la liberación de la Madre Tierra”, en esa significación femenina conceptual de tierra y lucha. Sin embargo, no deja de ser preocupante que ante la intensidad de las violencias, de los desplazamientos, las violaciones al territorio y a las mujeres, algunos grupos de indígenas decidan que es tiempo de decir un “Basta ya” de todo ese holocausto, no con la resistencia activa y pacífica, sino también con resistencia armada. Esa lamentable posibilidad siempre estará latente en grupos marginados de la organización indígena, de las autoridades tradicionales y del proyecto identitario de los pueblos originarios. También de personas y grupos de indígenas que por diversas circunstancias de la complejidad del conflicto y sus actores, son influenciables o coaccionados por actores externos a participar en esa aventura de trastocar desde adentro el sistema indígena, lo que inevitablemente conduce a exponenciales sacrificios humanos y desastres para sus pueblos. Frente a esas amenazas, el mejor antídoto contra la resistencia armada seguirá siendo la organización indígena y su objetivo identitario étnico, que fortalezca al sujeto colectivo autonómico con base territorial y con compromisos propios en comunidad y región, establecidos a través del diálogo, el consenso y el respeto al disenso con amplio contenido reflexivo y práctico de inclusión democrática y autónoma. Esa será la garantía de mantener un tejido social y un proyecto de vida colectivo, enraizados en el pensamiento y en el andar de la cultura de resistencia pacífica pero activa, en las dimensiones de la política, el derecho propio, la organización, la economía, el medio ambiente y la cultura indígenas. Central es el proyecto identitario de los indígenas, asumido como proyecto político propio para garantizar la continuidad de la resistencia pacífica. Una identidad que se tiene que construir y reconstruir no sólo en la interacción con las otras culturas, sino también en la permanente confrontación, discusión, acuerdos y desacuerdos al interior del mundo indígena. Esa gran tarea, la de establecer los equilibrios necesarios de la identidad, es justamente la que neutraliza las intervenciones del Estado a través de sus distintas instituciones, de los partidos políticos, de las denominaciones religiosas, de los grupos violentos, de los narcos y en general de la cultura occi95

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dental que cotidianamente atenta contra el proyecto político de fortalecer y desarrollar la etnicidad. El futuro del camino de la resistencia pacífica activa, depende de la fortaleza que la organización indígena cimiente en torno a su proyecto político identiario, y éste seguirá siendo construido al calor de la lucha contra todo lo externo que sin miramiento y consentimiento alguno atentan contra el proyecto político, con el propósito de destruir la etnicidad, la organización indígena y la resistencia pacífica. En otras circunstancias, agentes externos y actores internos conjuntamente pondrán en peligro el proyecto político colectivo indígena, la organización, los programas, los planes y todas acciones que el movimiento requiere o proyecta para continuar por su propia senda. También el futuro de la resistencia pacífica está condicionado al manejo de las contradicciones internas dentro del conjunto del pueblo Nasa, y de manera particular en cada resguardo. En ello, las autoridades indígenas son la clave para la resolución interna de los conflictos dentro de los marcos permisibles de la cultura, la identidad, el derecho propio y los intereses del colectivo. La realidad histórica demuestra que ningún pueblo tiene inmunidad frente a los infortunios y aconteceres difíciles de la vida, y ello justamente pone a prueba la capacidad de la resistencia pacífica y del proyecto político indígena frente a las adversidades más extremas de la vida, las cuales incluyen las propias contradicciones internas que impiden muchas veces avanzar en el sendero trazado, pero que en otras circunstancias son pivote del fortalecimiento y desarrollo de los pueblos indígenas.

Anotación final La resistencia pacífica integral de los Nasa, pensada y actuada a través de los cabildos y los resguardos por medio del pensamiento de Quintín Lame ha sido posible en una de sus concreciones más tangible de organización: la Guardia Indígena. Todo este sistema de organización Nasa les permite desarrollar una fuerza cohesionadora cultural, social, política e identitaria forjada en una lucha por defender sus derechos como pueblo indígena y por el derecho a la vida. 96

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La Guardia hace parte de un sistema cultural que se practica en la etnorregión Nasa con rasgos distintivos en su organización, su simbolismo y espiritualidad en la vida cotidiana de los indígenas. Su dinámica y participación colectivas en los derechos y obligaciones de un pueblo que decide andar a contracorriente de las violencias, con las únicas armas que otorgan el pensamiento y las acciones de resistencia pacífica activa, se constituyen en patrimonio cultural de todos los pueblos indígenas que ameritan ser respetados y reconocidos internacionalmente. El trabajo de la Guardia Indígena, como estrategia colectiva con participación individual, así como sus diferentes prácticas étnicas, se entrecruza con el ritualismo que reiteradamente practican los Nasa, consolidando las acciones de eficacia simbólica, estructural y funcional que otorgan nuevos sentidos al mundo social y cultural de los indígenas. Esta guardia de resistencia pacífica desarrolla coexistencias implícitas y explicitas, así como discursos propios de solidaridad que unen a las comunidades y las cohesiona frente a las agresiones del mundo mestizo y de los violentos en particular. La participación colectiva de la guardia, el papel de cuidador, organizador, los desfiles, el bastón, las ceremonias y todos los diversos rituales que realizan, simbolizan la cultura de los indígenas frente al poder y las violencias, diferenciados por el accionar colectivo de una resistencia étnica pacífica pero activa en defensa de la vida y de los pueblos indígenas de Colombia. La resistencia de los indígenas Nasa es integral, al igual que su cosmovisión y el pensamiento de Quintín Lame; así lo han asumido y lo ponen en práctica. La resistencia en el ámbito económico se resume en su “Economía propia y solidaria”; en el político en la “autodeterminación y autonomía indígena”; en el cultural en la “lucha por la identidad”; en el organizativo mediante la defensa y fortalecimiento de los cabildos; y en otros aspectos a través la medicina indígena, la educación propia, el derecho propio y en general lo denominado Plan de Vida Nasa. Es decir, que la resistencia cultural integral les ha permitido su existencia como pueblos y ella es parte inherente a su condición de 97

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indígenas herederos del pensamiento del “indio que bajó de las montañas”: Quintín Lame. Abandonar la resistencia o negarse ella, en las condiciones de opresión, discriminación, exclusión y racismo que el Estado les impone, y de la violencia que los terratenientes (con sus grupos armados) y otros actores armados violentos ejercen en sus territorios, sería la aceptación al etnocidio más penoso de su historia. La resistencia indígena Nasa manifiesta todo un complejo que incluye la política, la cosmovisión, las creaciones culturales, sus nuevas organizaciones sociales como la Guardia, sus símbolos, iconos, sus manifestaciones, movilizaciones, y todos aquellos elementos materiales y de subjetividad que confluyen en el arte de resistir. Los mitos y sus representantes míticos, como Quintín Lame, son de vital importancia para el imaginario y la práctica de la resistencia pacífica no violenta. A pesar de este arte de resistencia pacífica creado por los Nasas, y de la complejidad de la dinámica pacífica de la guardia, los indígenas son maltratados por el Estado, los terratenientes, los gamonales, los narcotraficantes, y por todo el elenco de grupos violentos que hacen presencia en sus territorios. Las luchas en el siglo XXI de los Nasa, al igual que las de todos los indígenas en Colombia, son las mismas que dirigió Quintín Lame en el sentido de sus derechos como pueblos diferentes en contextos nacionales poco favorables, con un Estado y una sociedad nacional caracterizados por el racismo y la discriminación contra los indios y los afrodescendientes. Ciertamente, el discurso y las leyes han cambiado, pero las prácticas de las relaciones sociales, interculturales y étnicas siguen siendo de conflicto, de agresión y de violencias, de no inclusión de otras expresiones e identidades culturales diferenciadas a las hegemónicas y dominantes en el país. Por ese respeto al indio, a sus derechos, y por la inclusión, Quintín Lame fue perseguido implacablemente por el Estado y los terratenientes; de la misma manera, hoy los herederos de Quintín son violentados por estos mismos actores y otros nuevos: las guerrillas, los paramilitares y los narcotraficantes. 98

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Ante ello, el ejemplo Nasa es elocuente para el mundo: resistencia en todos los ámbitos de su quehacer como pueblos; desarrollo y fortalecimiento de la organización ancestral y de la Guardia Indígena para garantizar el autocontrol interno, neutralizar los contradictores del proceso y luchar por “la constante búsqueda de la armonía y equilibrio dentro de cada comunidad y de su territorio”. Por ello es que declaran: “Somos de manera conciente y consecuente, pueblos en resistencia con todos los pueblos, por la Libertad para la Madre Tierra”. Así, mientras exista un solo indígena en tierras caucanas y colombianas, estará presente el espíritu de Manuel Quintín Lame: en “Defensa de mi raza”.

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La Guardia Indígena es noticia en Colombia Así registró www.actualidadetnica.com, durante el año 2007, algunas acciones de la guardia indígena en sus territorios. Notas periodísticas, crónicas, entrevistas, que construyen la historia contemporánea de una pueblo en resistencia cultural y social contra el olvido, la discriminación y la violencia. Hechos que hablan de su impacto cotidiano en la vida de su pueblo.

Tenemos un muerto, pero el espíritu vivo SIEC. Actualidad Étnica, Tacueyó/ Cauca, 18/12/2007. Una madre que no volverá a ver a su hijo, Una niñita de 11 años que llora desconsolada la muerte de su hermano, una joven que ya no podrá conversar largamente con su esposo acerca de todos sus anhelos, un caudal de indígenas que ve morir de nuevo a uno de sus comuneros; estos y muchos otros sinsabores ha dejado la Muerte de Lorenzo Largo Dagua, alguacil y guardia del resguardo de Tacueyó, municipio de Toribio, quien murió en una confrontación con la fuerza pública, y a quienes las autoridades responsabilizan de su muerte.

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Las exequias de Lorenzo se llevaron a cabo el pasado lunes en el cementerio de Tacueyó con un nutrido acompañamiento de las comunidades indígenas. La muerte de este joven indígena, de apenas 21 años, ha dejado una “tristeza profunda, pero a la vez enaltece nuestras luchas”, manifestó Aida Quilcue, Consejera Mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, en un sentido pronunciamiento. Aida expreso un sentido saludo de solidaridad y apoyo a la familia de Lorenzo y un repudio total a las acciones que condujeron a su muerte. Al pronunciamiento de Aida se suman autoridades tradicionales de Tacueyó y de todo el movimiento indígena del Cauca. Las acciones que condujeron a la muerte de Lorenzo son “responsabilidad, en primera instancia del gobierno departamental, en cabeza del gobernador del Cauca, Juan José Chaux, quien señaló a los indígenas como guerrilleros”, denunció el CRIC. Luego todas las versiones de autoridades indígenas del Cauca coinciden en responsabilizar a la fuerza pública, particularmente a la policía por haber disparado la bala que le causó la muerte al comunero nasa. Para el senador Jesús Enrique Piñacué, la responsabilidad debe recaer sobre Álvaro Uribe Vélez, presidente de la República, por ser él directo comandante de las fuerzas militares y permitir que se den este tipo de acciones. Los pormenores de las acciones que ocasionaron la muerte de Lorenzo las explicó una autoridad tradicional del Resguardo de Tacueyó. “Todo tiene un centro del problema, el incumplimiento por parte del gobierno departamental y nacional ante los acuerdos pactados con las comunidades en la distribución de tierras. A esto se suma que el gobierno no ha cumplido el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que le obliga resarcir a las comunidades por la masacre del Nilo perpetrada en 1991 donde murieron 21 indígenas a manos de la Policía Nacional y sectores del narcotráfico, según reconocimiento oficial del gobierno y del Estado colombiano”, expresó. El líder indígena de Tacueyó al igual que todas las autoridades y comunidades indígenas del Cauca condenan las declaraciones de 102

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Chaux como funestas para el movimiento indígena y como el detonante que ocasionara la muerte de Lorenzo. Las declaraciones del gobernador del Cauca han sido repudiadas, por muchos sectores de la opinión publica y organismos de Derechos Humanos, quienes las califican de “irresponsables e injuriosas”, por poner en riesgo la vida de un pueblo. ¿Desarrollo económico? No obstante parece haber otros aspectos que confluyen en la muerte de Lorenzo y en todas las acciones que afectan a los indígenas del Cauca. Para la Consejería Mayor del CRIC estos responde a una represión contra los pueblos indígenas del Cauca y de Colombia, que se ha gestado con la premisa de que los indígenas son un estorbo para el desarrollo económico. El gobierno ha dicho que “con los indios no habrá desarrollo económico y que para que haya desarrollo económico en el Cauca tiene que acabarse ese escenario político de los pueblos indígenas”, manifestó Aida Quilcué, una mujer indígena que ha salido en defensa de la dignidad de su pueblo ante las continuas declaraciones del gobernador Chaux, que ha generalizado al movimiento indígena como insurgente, sin percatarse del riesgo que esto conlleva para los indígenas. La despedida Muchas situaciones dejan en que pensar, pero acaso el dolor sea el que más hace frágil al ser humano; máxime cuando se trata de una humilde familia indígena, una comunidad que ha aprendido los principios de convivencia comunitaria y un movimiento indígena cuya bandera es defender la vida y la pervivencia de sus pueblos. Alrededor de la muerte de este comunero nasa confluyen muchas reflexiones; ¿dónde está el valor de la vida?, y ¿cuál es el deber de las autoridades colombianas?, ¿preservar y garantizar la vida o destruirla y de paso destruir la dignidad de una persona, una familia y de un pueblo? Estas reflexiones fueron planteadas, mientras se acompañaba a Lorenzo en su despedida final. La noticia de la muerte del joven indí103

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gena se conoció el pasado 14 de diciembre a las seis de la tarde, cuando el medico que le atendía en el hospital Rey David de Cali, dio a conocer a sus familiares que su fin había llegado. Lorenzo había llegado al hospital con una herida de bala de pistola, tal como lo denuncio el área jurídica del CRIC. Lorenzo fue herido en la hacienda la Emperatriz el pasado 29 de noviembre “por efectivos de la policía vestidos de civil y quienes portaban armas de fuego”, según la denuncia de las Autoridades Indígenas del Cauca. Pero no contentos con herir al comunero, emprendieron un asedio en su contra y para presionar a sus familiares, aún estando herido en el hospital; según denuncias de Autoridades Indígenas la policía ingreso varias veces a la clínica a presionar a Lorenzo, tanto así que tuvieron que acudir a disponer de guardia indígena en el hospital. Pero no solo la policía custodio el centro de Salud, sino que también sujetos sospechosos rondaban frecuentemente el área del hospital indagando por Lorenzo y su familia, manifestaron líderes indígenas de la región. Todas estas acciones son con el propósito de hacer desistir al movimiento indígena de sus justas reclamaciones, coinciden autoridades y comunidades indígenas del Cauca. “Tenemos un compañero muerto, pero con el espíritu vivo de fortalecer todo aquello que nos hemos propuesto en defensa de la vida y la pervivencia”, dijo Aida Quilcué, invitando al movimiento indígena a no decaer en sus ánimos, sino a fortalecer la resistencia con el espíritu de un comunero que permanecerá con ellos hasta siempre. Las comunidades indígenas del cauca despidieron a Lorenzo en un acto de unidad y solidaridad; desde el sábado en horas de la tarde, a la Funeraria fueron llegando por lo menos unos 200 indígenas que se alternaban, para acompañar los restos del joven nasa. El domingo, en una nutrida caravana, más de mil indígenas le acompañaron desde Cali hasta Tacueyó. Actualidad Étnica acompañó cada acto simbólico y las memorias que se hicieron a Lorenzo. Canciones propias del movimiento indígena, que aluden a la vida, a la paz, al territorio y la resistencia fueron acompañando la caravana multitudinaria y los restos de este joven indígena. Luego de una 104

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marcha conmovedora por el municipio de Santander de Quilichao las comunidades indígenas se dirigieron a la Hacienda la Emperatriz, sitio donde fue herido Lorenzo para realizar un acto simbólico consistente en enterrar un féretro, en señal de que allí queda el espíritu de este joven, que de ahora en adelante fortalecerá las luchas del movimiento indígena. Terminado el acto simbólico y cuando la comunidad empezaba a retirarse, un soldado disparo una granada con gases, según él “por accidente e intimidado porque un comunero lanzo unos palos”. Pero la comunidad que estaba pendiente le reclamo al militar su intención de disparar el arma y por no respetar el dolor ajeno. Luego de “ires y venires” los militares admitieron su error y tuvieron que pedir disculpas a la comunidad. La vocería de la Comunidad indígena la tomo la gobernadora del resguardo de Huellas quien como mujer y madre les cuestiono a los militares su frialdad frente al dolor de los demás y les increpó a que respondieran que si era que no tenían mamá, hermanos o familiares por quien velar. Los militares, en cabeza del Subteniente Quiñónez de la Policía Militar admitieron, nuevamente su error y pidieron a la comunidad que les aceptara sus disculpas, prometiendo una sanción ejemplar contra el soldado que disparó el arma. Un conjunto musical del Pueblo Nasa acompañó todo el tiempo el recorrido por estas vías del Norte del Cauca, donde se han gestado grandes procesos organizativos y legítimas luchas en defensa de la vida. Luego la conmemoración tuvo lugar en la Hacienda el Nilo donde un 16 de diciembre, fueron masacrados hace dieciséis años, 21 indígenas. Allí se evocó a cada uno de ellos y se reconoció el inmenso aporte que con su vida le han dado al movimiento indígena del Cauca. Por supuesto el gran valor y aporte de Lorenzo fue enaltecido por haber caminado la palabra en defensa de los propósitos comunitarios. El padre Antonio, quien celebró la misa en memoria de Lorenzo y sus 21 compañeros, le recomendó al movimiento indígena que en estos momentos tan difíciles y de tanta represión en su contra deben aplicar tres principios fundamentales y esenciales de la cultura indí105

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gena. El primero es tener mucha sabiduría política; los indígenas del Cauca deben mantenerse unidos porque no es fácil el momento que están viviendo. Segundo mucha madurez ética; en esto coincide un abogado del CRIC, quien considera que los aportes del Movimiento indígena ha sido grandísimo, al enfrentar con gallardía a los actores armados para que respeten sus territorios y su vida, conminando además a las autoridades del estado colombiano para que actúen con ética. Finalmente el padre recomendó a los pueblos indígenas tener mucha fuerza espiritual. El 17 de diciembre pasado, se realizaron las exequias de Lorenzo en el cementerio de su natal Tacueyó. El himno nasa acompaño la ceremonia de sepultura de sus restos; un momento trascendental y muy conmovedor cuando las palabras de este canto rezan: “indígenas, campesinos llevamos sangre paez…”, luego hace una evocación de aquellos grandes lideres indígenas que han caído en la lucha resistencia e insta al pueblo nasa, indígena y campesino a resistir “hasta que no se apague el sol”. Finalmente la comunidad le dio el último adiós a un amigo, evocando cada momento vivido al ritmo de una canción de amistad. Quizás este clamor llegase a todos aquellos que atentan contra la vida y quienes por defender un interés particular y/o económico la destruyen.

Tres indígenas heridos en retoma de la Emperatriz SIEC. Actualidad Étnica, 18/12/ 2007. Por lo menos 500 indígenas nasa, del norte del departamento del Cauca, mantienen confrontaciones con la fuerza pública en la Hacienda la Emperatriz; los indígenas del Cauca han dicho que hacen presencia en este predio para exigir al gobierno que cumpla con los acuerdos pactados. Feliciano Valencia, Consejero del 106

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Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, dijo a Actualidad Étnica, que tres comuneros resultaron heridos por quemaduras luego que los militares disparan constantemente contra sus comunidades. Tal como lo han venido anunciando autoridades indígenas la presencia de sus comunidades allí hace parte del proceso de Liberación de la Madre Tierra, a lo que se suma la condena de las comunidades indígenas por la muerte del comunero Lorenzo Largo Dagua, enterrado el día de ayer en Tacueyó. Los indígenas señalan que el gobierno del presidente Uribe además de mostrarse reacio a dialogar con las comunidades, tampoco ha cumplido con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obliga al gobierno a entregar a sus comunidades varias hectáreas y a resarcirlos por la masacre del Nilo, ocurrida el 16 de diciembre de 1991, donde murieron 21 personas. Por esta masacre el gobierno el asumió la responsabilidad, por resultar involucrados algunos miembros de la policía nacional. Las comunidades indígenas del Cauca continúan con la liberación de la Madre Tierra en la Hacienda pepe Estela del municipio de Silvia, Villa Carola y también en el Huila. La Consejería mayor del CRIC y voceros de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN, denunciaron arremetida de la fuerza publica, principalmente de la Policía y del ESMAD contra sus comunidades. Denunciaron también la presencia de civiles que caminan junto con la policía para disparar contra la comunidades, teniendo como referente el triste caso de Lorenzo Largo dagua, quien resulto herido en condiciones similares. La fuerza publica continua en su intento de desalojar a los indígenas con gases lacrimógenas. Los indígenas han dicho a este medio que responsabilizan al gobierno departamental por los señalamientos que el gobernador, Chaux, ha hecho en su contra y por las consecuencias que pueda tener el proceder de la fuerza publica y que ya costo la vida de un guardia indígena y varios heridos, a los cuales se suman los tres de hoy. Los indígenas también responsabilizan al gobierno nacional por no cumplir los acuerdos pactados ni el fallo de CIDH.

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Llamado al Mundo por Lorenzo Largo Dagua Por: Consejo Regional Indígena del Cauca

SIEC-Actualidad Étnica. Popayán, 15/12/2007. Lorenzo Largo Dagua ha sido asesinado. Su muerte es un llamado por la vida y la Libertad para la Madre Tierra. Un llamado para que la vida triunfe sobre la muerte y para que los Buenos Gobiernos se hagan realidad y superen para siempre a los Malos Gobiernos que nos quitan la vida y nos roban la dignidad. Porque frente a su muerte y con dolor gritamos y exigimos, porque YA BASTA! No más silencio frente al terror y la injusticia. No más apoyo a quien roba y mata desde el poder. El día 14 de diciembre del año 2007en la Clínica Rey David en la ciudad de Cali, siendo aproximadamente las 6:20 PM fallece nuestro hermano y compañero Lorenzo Largo Dagua de 23 años de edad, después de luchar 16 días contra la muerte a causa de un disparo a la altura del pecho que le propinaron miembros del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional). Este hecho ocurrió el día 29 de noviembre en la finca la Emperatriz en Caloto Cauca, cuando Lorenzo al lado de su Pueblo luchaba exigiendo una vez más el cumplimiento de los acuerdos y obligaciones de Estado adquiridos con las comunidades a raíz de la masacre de El Nilo. Durante este último proceso de exigencia de nuestros derechos resultaron heridas 17 personas de los diferentes Cabildos. Quienes dispararon contra nuestro hermano lo hicieron para asesinarlo y lograron su cometido. El tipo de herida que le causaron, el hecho de que se encontraba en medio de comuneros sin armas y fuera de los predios en disputa son algunas de las evidencias que nos permiten aseverar que se trata de un asesinato por el que deben responder sus autores materiales y quienes desde el alto Gobierno y los altos mandos militares les dieron la orden de matarlo. 108

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Lorenzo Largo Dagua era miembro de la Guardia Indígena, al momento de su muerte se desempeñaba como Alguacil del Cabildo de Tacueyó. La partida de nuestro hermano Lorenzo, ocurre faltando dos días para el aniversario número dieciséis de la masacre El Nilo, en la que 20 hermanos indígenas fueron asesinados por sicarios al servicio del narcotráfico y miembros de la policía nacional el 16 de diciembre de 1991. Masacre por la que el Gobierno ha tenido que reconocer su responsabilidad ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ante las autoridades indígenas y ante los familiares de las víctimas. Masacre que es la causa directa y permanente de nuestra recurrente movilización porque el Estado y los Gobiernos sucesivos no han cumplido con su obligación de reparar a las víctimas y garantizar los derechos fundamentales de nuestros pueblos. El asesinato de Lorenzo Largo Dagua en la finca la Emperatriz se suma al de Belisario Camayo caído en la hacienda el Japio el día 10 de noviembre del 2005 y al de Pedro Poscué caído en la María Piendamó el día 16 de mayo del 2006 todos asesinados por miembros de las fuerzas públicas del Estado Colombiano. De acuerdo con las estimaciones del propio Gobierno y de sus instituciones especializadas en temas agrarios (INCODER), son 218.000 hectáreas las que se requieren de inmediato para responder a los derechos y suplir las necesidades básicas de los pueblos indígenas del Cauca. 218.000 hectáreas de déficit que nos condenan al hambre y a la muerte y nos obligan a movilizarnos y a luchar para sobrevivir. 218.000 hectáreas que son nuestras y deben hacerse realidad de inmediato en los términos y según los procedimientos que hemos propuesto y exigido sin otra respuesta que la represión, la exclusión y la mentira. Históricamente las justas luchas de los Pueblos Indígenas por la tierra, el respeto al territorio y la exigencia de los derechos han sido ahogadas en sangre por los gobiernos de turno. En este orden, sobre los últimos hechos responsabilizamos al régimen de Álvaro Uribe Vélez y al gobernador del Cauca Juan José Chaux Mosquera como autores intelectuales y a la Policía Nacional como autores materiales en los asesinatos de Belisario Camayo, Pe109

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dro Poscué y Lorenzo Largo Dagua. Hemos denunciado de manera pública y pacífica la ilegitimidad del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez y su desprecio por la vida y los derechos de nuestros pueblos. Hoy, la muerte de nuestro hermano Lorenzo Largo Dagua ratifica la validez de nuestra denuncia. La verdadera autoridad se basa en el respeto merecido. Un Gobierno que hace leyes contra su pueblo, que entrega la soberanía y la autonomía, que tiene como prioridad la defensa y promoción del enriquecimiento de grandes grupos económicos, que incumple con sus obligaciones y miente aseverando que cumple, que no asume la responsabilidad que le corresponde por su colusión con el narcotráfico, el paramilitarismo y con crímenes horrendos y recurrentes y que ahora ordena el asesinato de nuestro hermano, ha perdido su autoridad. El poder, para nosotros los Nasa, se sostiene sobre la legitimidad. Quien pretende ejercer el poder abusando de la fuerza, lo ha perdido y no lo merece. El Gobierno que asesina a nuestros hermanos y que utiliza la fuerza del Estado para sembrar el terror, defender privilegios y derramar la sangre de quienes defienden en paz sus legítimos derechos, no merece el poder que detenta y por eso se escuda en la represión. En este contexto de muerte instaurado en Colombia, le decimos al país y al mundo desde nuestro dolor sereno y ancestral que este Gobierno no nos representa y nos persigue. Reclamamos y llamamos a los gobiernos del mundo para que se abstengan de hacerse cómplices por apoyar diplomática, política y económicamente al régimen que preside Alvaro Uribe Vélez que sólo ha traído muerte, persecución y desconocimiento de derechos para los pueblos. Múltiples hechos, evidencias graves y testimonios irrefutables a los que se suma el asesinato de nuestros hermanos dan fe de lo que aseguramos. Apoyar al Gobierno de Colombia y hacer acuerdos con quienes lo presiden es respaldar a un régimen ilegítimo y criminal y hacerse cómplices de sus delitos. Lorenzo Largo Dagua ha dado la vida para que se haga justicia, para que la Madre Tierra sea Liberada. No descansaremos hasta cuando el llamado que reclama su muerte sea escuchado y la vida 110

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derrote a la muerte y a la injusticia a que nos somete un régimen que no representa al pueblo al que somete.

CRIC responsabiliza al gobierno por la muerte de uno de sus comuneros SIEC. Actualidad Étnica, 15/12/ 2007. Autoridades indígenas del Cauca informaron que el día viernes falleció Lorenzo Largo Dagua, comunero nasa en era Guardia Indígena, originario del resguardo de Tacueyó, municipio de Toribio, quien llevaba varios días en cuidados intensivos; “tras haber sufrido un impacto de arma de fuego disparada por el ESMAD, en la vía Caloto – Corinto, el 29 de noviembre, cuando las comunidades indígenas del norte del Cauca realizaban acciones de Liberación de La Madre Tierra”, denunció el Consejo Regional Indígena del Cauca. La Consejería Mayor CRIC, lamentó la muerte del comunero y reprocho que las acciones de la fuerza pública que condujeron a la muerte de Lorenzo. “Llevamos condolencias a la familia de Lorenzo Largo Dagua con un mensaje de solidaridad para toda la comunidad de origen, así como para sus autoridades tradicionales en el resguardo de Tacueyó, al considerar que esta partida forzada por la infamia es una pérdida irreparable para el pueblos Nasa y para los procesos organizativos del departamento del Cauca”, manifestaron las autoridades del CRIC. Para los pueblos indígenas y sus autoridades tradicionales la muerte de Lorenzo Largo Dagua es responsabilidad directa del gobierno departamental y nacional. “Del primero por las calumnias del gobernador Juan José Chaux, proferidas contra los pueblos indígenas, las cuales incitaron la acción violenta y desmedida del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía, Esmad, contra la comunidad mo111

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vilizada, y dos, por la política de seguridad democrática del presidente Uribe que responde con acciones militares cuando se reclama cumplimiento de sus compromisos” indicó la Consejería mayor del CRIC. La Muerte de Lorenzo Largo Dagua, “aumenta el número de víctimas producto de la masacre del Nilo sucedida el 15 de diciembre de 1991. Por dicha masacre el gobierno nacional firmó un Convenio el 16 de diciembre del mismo año para realizarse en tres años con el objetivo de resarcir el daño causado al pueblo nasa del norte del Cauca, compromiso que no ha sido cumplido aún y que es una de las causas por las cuales las comunidades indígenas se movilizan con frecuencia”, señalaron las Autoridades Indígenas del Cauca. Finalmente la Consejería mayor del Cric evoca a Lorenzo Largo Dagua como “ejemplo de Dignidad y Resistencia. Lorenzo Largo Dagua: Semilla para la Liberación de La Madre Tierra. Lorenzo Largo Dagua: Los pueblos indígenas del Cauca, acompañaremos tu retorno al seno de la Madre Tierra”.

Comunicado Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) SIEC. Actualidad Étnica, Cauca, 12/12/2007. Con mentiras, señalamientos y excesivo uso de la fuerza se expresa la política oficial del país, siendo el Cauca donde tiene su reflejo más eficiente, así lo demuestran las respuestas institucionales a las acciones de Liberación de La Madre Tierra en diferentes municipios y las declaraciones del gobernador del Cauca a través de diferentes medios de comunicación, en especial en la entrevista concedida al Periódico El Liberal de la ciudad de Popayán y publicada el domingo 9 de diciembre de 2007, en donde, con cifras amañadas dice haber cumplido compromisos e insiste 112

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en señalar que la guerrilla está integrada por indígenas o que las movilizaciones se realizan para esconder problemas del narcotráfico. Producto de esta política ayer en La María Piendamó, 11 de diciembre, 90 comuneros del pueblo Guambiano, que hacen presencia en la Finca La Macarena, fueron visitados a las 5 de la mañana del día 11 de los presentes, por más de 300 ESMAD y 50 efectivos de la policía nacional provenientes, al parecer, de la ciudad de Popayán, situación por la cual los comuneros abandonaron momentáneamente la finca reclamada, recordando que esta acción la están realizando para denunciar que las instituciones han inventado trabas jurídicas inconstitucionales, como la del Plan de Ordenamiento Territorial emitido por el Consejo municipal de Piendamó en el año 2003, donde prohíbe la venta de tierras para comunidades indígenas, contrariando las aspiraciones y reclamaciones de la comunidad indígena guambiana y a la voluntad de algunos propietarios de vender sus predios a esta comunidad. Días anteriores, la comunidad había denunciado la detención irregular realizada por la fuerza pública, la cual se hacía acompañar de una persona cubierta con pasamontañas y que decía ser guerrillera. Según versiones, la policía ingreso a la propiedad colectiva del pueblo guambiano, vestida de civil, y solo después de allanar una casa, interrogar a las personas que laboraban en una Minga, y se llevaran detenidos a dos jóvenes indígenas, se pusieron chalecos del B2. Los comuneros fueron dejados en libertad, pues no se encontró merito para judicializarlos. Por otra parte el día 7 de diciembre pasado, después de arremeter con violencia y haciendo uso de gases, armas de fuego y explosivos, contra la comunidad que se encuentra en la finca La Perla, situada en el municipio de Silvia, la fuerza pública, con maltratados físicos, y afectando la dignidad de las personas, retuvo a 5 guardias indígenas, en una acción policial que se desarrolló fuera del sitio donde la comunidad Nasa de Tierradentro, desplazada por el volcán Nevado del Huila desde hace más de 6 meses, está haciendo presencia para reclamar del Estado protección de sus derechos. Los indígenas, que finalmente fueron dejados en libertad, habían sido sindicados de secuestro, lo cual fue desmentido en la audiencia judicial. 113

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Un hecho, en apariencia aislado, fue denunciado por un guardia indígena del CRIC, quien observó la noche del domingo 9 de los presentes como un carro azul de vidrios polarizados y sin placas se parqueó a unos 30 metros de la sede indígena en Popayán. Indicó que a eso de la una de la mañana un individuo con gafas oscuras y gorro se bajo del auto y se acercó en actitud sospechosa a la edificación por lo cual el guardia activo la alarma. El sujeto volvió al auto rápidamente y 15 minutos después prendió el auto y tranquilamente se alejó. Llama la atención que nadie acudió al alerta del sirena, siendo que a no más de 200 metros está establecida una estación de policía. Para el Parlamento Indígena Popular, todos los hechos narrados son producto de las indicaciones que entregan los mandatarios en las ordenes que dan al personal encargado de la seguridad ciudadana, bien sea en sus discursos institucionales o en las declaraciones de los funcionarios ante los medios de comunicación, por lo tanto consideramos que el Estado colombiano tiene alta responsabilidad en las situaciones denunciadas; por lo cual reclamamos: Del gobierno nacional y departamental acatamiento a sus obligaciones constitucionales, así como del cumplimiento efectivo de los compromisos adquiridos con nuestras autoridades tradicionales mediante convenios y contratos firmados desde hace más de 20 años. De los organismos de control del Estado colombiano presten la vigilancia debida sobre los funcionarios públicos, reclamando que cumplan con sus obligaciones constitucionales en materia de derechos humanos; actúen con neutralidad en todo tipo de situaciones, en especial frente a los conflictos por la tierra, y que viabilicen los compromisos que tiene el Estado nacional con los pueblos indígenas del Cauca. De la comunidad internacional que observe de forma permanente los procesos de Liberación de La Madre Tierra, demandando del Gobierno colombiano evitar las discriminaciones y el racismo en sus actuaciones y expresiones públicas, igualmente para que cumpla de forma diligente y efectiva los compromisos adquiridos con la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos en 1998, para la re114

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paración integral del pueblo Nasa del norte del Cauca que sufrió la masacre del nilo perpetrada por narcotraficantes con participación de agentes del Estado colombiano. Igualmente servir de facilitadores hacia el cumplimiento de los acuerdos firmados por el Estado colombiano, entre ellos los establecidos en el decreto presidencial 982 y el acuerdo de diciembre de 2005. De la opinión pública y de los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos instar al Estado colombiano para que detenga la política de señalamientos, detenciones y judicializaciones arbitrarias sobre comuneros y autoridades indígenas, exigiendo que atienda las críticas formuladas a las leyes ambientales y otras que recortan derechos fundamentales de los colombianos y para que agilice procedimientos que permitan brindar soluciones a la problemática social y de tierras que viven las comunidades rurales del país en especial los pueblos indígenas. De la Defensoría del Pueblo y de los organismos de derechos humanos exigir que las instituciones de vigilancia e investigación respeten los procedimientos legales, usen distintivos que eviten generar desconfianza zozobra entre los pobladores, reclamando del estado nacional se garanticen los derechos humanos y fundamentales de las autoridades y líderes, así como de las comunidades indígenas en general. Parlamento Indígena Popular, 11 de Diciembre de 2007 Comunicado No.16.

Acciones encubiertas de organismos del Estado contra indígenas del Cauca SIEC-Actualidad Étnica, Popayán/ Cauca, 07/12/2007. El Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, denunció que el Estado colombiano ataca procesos de liberación de la Madre Tierra con acciones encubiertas y el uso de la fuerza armada. “De 115

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acuerdo con las determinaciones adoptadas por el gobierno nacional de reprimir a toda costa las acciones de exigibilidad que los pueblos en el Cauca venimos realizando, los miembros de la fuerza pública y los cuerpos de seguridad del Estado han actuado extralimitando sus facultades y sin observar el debido proceso” expresaron las autoridades indígenas. La denuncia la hicieron luego que las comunidades indígenas de la región –Algunas de ellas afectadas por la erupción del Volcán Nevado del Huila– se concentran en predios de la Finca la Perla, municipio de Silvia para exigir al gobierno nacional que cumpla con los acuerdos pactados y fueran agredidos por la fuerza publica. El CRIC manifiesta que hay una acción encubierta por parte del Estado contra el Proceso de Liberación de la Madre Tierra y contra todas sus justas acciones de exigibilidad al gobierno para que cumpla con sus obligaciones y acuerdos pactados. Las autoridades indígenas denuncian una fuerte represión contra sus líderes y actos de seguimiento contra varios comuneros por parte de sujetos sospechosos que hacen averiguaciones sin identificarse. “Más grave si se tiene en cuenta que al hospital donde se encuentra el comunero herido, llegan dos sujetos indagando a sus familiares sobre cómo y dónde había resultado herido el comunero Lorenzo, dónde se estaban quedando en Cali. Los desconocidos nunca dijeron quiénes eran ni a que institución pertenecían y sin dar explicaciones se marcharon del hospital”, manifestaron las autoriddes La comunidad indígena del Cauca se encuentra muy preocupada por estos hechos y exigen respeto a la vida y que se les garantice sus derechos y el libre desarrollo de sus rituales de Liberación de la Madre Tierra. Actos represivos contra comuneros indígenas, denunciados por el CRIC • El día 4 de diciembre del presente año, personal vestido de civil, y una mujer encapuchada, ingresaron de forma irregular a la propiedad colectiva de la comunidad Guambiana de La María Piendamó, interrumpieron una minga y allanaron una casa, lle116

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vándose a dos comuneros. Después de realizada la acción se colocaron chalecos azules, mostrando que eran agentes del CTI, que, según se dijo, actuaban con una guerrillera infiltrada. • El día 2 de diciembre del año 2007, en el área urbana de Morales, cinco (5) sujetos, dos de ellos armados, que se movilizaban en una camioneta de color blanco, tipo cuatro puertas, llegaron a las oficinas del Cabildo y preguntaron por su gobernador, al solicitarle cual era el motivo y para que lo necesitaban, uno de los sujetos se identifico con el nombre de Ever Sarria propietario del predio la Sierra quien con lista en mano manifestó que andaban buscando a los comuneros: Irmo Ordoñez, Yolanda Guacheta, Rober Guacheta, Juan Antonio Velasco, Francisco Zambrano, Lisbet Orozco y Santiago Pajoy a quienes acusó de ser los promotores de las tomas de tierras. Finalmente y en tono desafiante y amenazante reiteró que estaba aliado con la propietaria de la finca la Marqueza y que no iban a permitir que le robaran la tierra. • El día 6 de diciembre de manera violenta la fuerza pública arremetió contra la comunidad y retuvo a 5 miembros de la Guardia Indígena, quienes responden a los nombres de: Miguel Ángel Peña, Yamid Hernando Pechene, Rafael Antonio Cuene, Carlos Andrés Calambás y Sandra Patricia Campo, algunos de ellos de Tierradentro, desplazados por la erupción del volcán nevado del Huila. Ellos –según el CRIC- fueron exhibidos y golpeados brutalmente por los militares en el parque central de Silvia y luego fueron judicializados. De otra parte la comunidad Nasa que hace presencia en la finca La Balsa de Itaibe Páez, informó a la Organización Indígena departamental que los funcionarios: Deisy Medina, secretaria de gobierno; Eliana Álvarez, comisaria de familia; Jesús Tejada, inspector de policía y Manuel Montilla, personero de Páez, llegaron hasta donde los nativos se concentran y amenazaron con la acción violenta de la fuerza pública si los indígenas no abandonan el predio. La Consejería Mayor del CRIC, denunció graves atropellos por parte de la fuerza pública a sus comunidades. A los ya conocidos hechos 117

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donde las autoridades indígenas denunciaron ataques de la fuerza pública; disparando armas de fuego contra sus comunidades y en donde resultaron heridos cuatro personas, uno de ellos de suma gravedad, se suman detenciones de varios comuneros, líderes regionales y miembros de la guardia indígena por efectivos de la fuerza pública sin previa orden judicial. Por estos hechos y todos los que han ocurrido en los últimos días el Parlamento indígena denuncia “estas situaciones vividas por los pueblos en resistencia, donde la represión militar es la respuesta del gobierno nacional a nuestras justas exigencias. No obstante de estas dramáticas situaciones las comunidades indígenas ratificamos nuestra firme decisión continuar las acciones de exigibilidad programadas y convocadas por las comunidades y autoridades espirituales bajo la indicación de realizar Rituales de Liberación de la Madre Tierra y la continuidad de la Sesión del Parlamento Indígena y Popular”. El Consejo Regional Indígena del Cauca, reitera su preocupación por los procedimientos velados del Estado colombiano y por el uso exagerado de la fuerza para reprimir las exigencias de las comunidades. Alertan a los organismos humanitarios de carácter nacional e internacional, a los gobiernos democráticos y todas las instituciones defensoras de los derechos humanos, por el trato recibido en el proceso de Liberación de La Madre Tierra. Así como por los señalamientos racistas e irresponsables que hacen los voceros institucionales para referirse a los procesos indígena y se exija la libertad inmediata de los detenidos políticos que reclaman garantía al derecho a la tierra, a los derechos fundamentales y a los acuerdos incumplidos por más de 20 años.

“Fuerza Pública irrumpe en territorio indígena intimidando y agrediendo a sus comuneros” SIEC-Actualidad Étnica, Silvia/Cauca, 05/12/2007. Otro ataque de la fuerza de la fuerza pública a indígenas que adelantan Proceso de Liberación de la Madre Tierra, denuncio el Consejo Territorial de Autoridades Indígenas del Oriente Caucano, COTAINDOC. 118

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En un comunicado reciente las autoridades indígenas del Oriente Caucano denunciaron que “el día 3 de diciembre ingresaron, a su territorio, por lo menos 100 efectivos del ESMAD en conjunto con la policía arrojando gas y disparando con las armas de dotación Oficial, igualmente intimidando con amenazas verbales muy graves como: A ustedes lo único que les cabe es plomo o quieren que les partan el culo con motosierra como lo que hicimos en el Naya”. Los hechos sucedieron en predios de la Hacienda Ambaló de la Familia Estela, donde comunidades del pueblo nasa se manifestaban por “el incumplimiento y las mentiras de los gobiernos para atender la Emergencia Social, Cultural, Territorial y Económica de los Pueblos Indígenas planteados en el decreto 982 para el departamento del Cauca; la negación a la emergencia por la erupción del Volcán Nevado del Huila y la falta de presupuesto para la reconstrucción integral de Tierradentro por parte de la entidad Nasa Kiwe”, manifestaron las comunidades del Pueblo Nasa procedentes de la región de Tierradentro. Las autoridades indígenas manifestaron que se han visto en la necesidad de manifestarse para exigir la atención del gobierno local, departamental y nacional desde el ejercicio del reencuentro por la Liberación de la Madre tierra. Los cerca de 400 comuneros nasas de los resguardos de Huila, San José, Yaquiva, San Andrés, Santa Rosa y Belalcazar, acompañados por las comunidades de La Gaitana Pueblo Nuevo, Quichaya, Pitayo y Ambaló, en cabeza de sus autoridades afirmaron que siguen resistiendo a pesar de los violentos ataques que han recibido por parte del ESMAD desde el 30 de noviembre pasado cuando se manifestaron al respecto. “Desde ese día el Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional, ESMAD atacaron indiscriminadamente con Gases Lacrimógenos a Hombres, Mujeres, niños y mayores que se en119

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contraba en el Ritual de liberación, donde gracias a la protección de la Guardia Indígena no hubo hechos que lamentar”, Denunció el COTAINDOC. Las autoridades indígenas de esta región se preguntan qué clase de personas hacen parte de las Fuerzas de seguridad del Estado que siguen colocando en riesgo la integridad física y la vida de los sectores vulnerados que reclaman sus derechos. El Consejo Territorial de Autoridades Indígenas del Oriente Caucano rechaza y condena las acciones de la fuerza pública llevada a cabo en el Resguardo Indígena de Jebalá; “donde la semana pasada fueron detenidas arbitrariamente las autoridades tradicionales Manuel Santos Osa y Arcecio Yunda del Cabildo Nasa de Jebalá, los cuales fueron torturados psicológica y físicamente”. En el mismo sentido las Autoridades indígenas se pronunciaron frente a “la detención arbitraria e infundada de los comuneros: Luis Felipe Yalanda y el menor James Ulluné Tenebuel, los cuales fueron obligados a declararse como colaboradores de la guerrilla por parte miembros del Ejército nacional del Batallón José Hilario López en la mañana del día 3 de diciembre de 2007”. Por todas estas acciones la Consejería mayor del COTAINDOC rechaza y exige seriedad del Gobierno frente al cumplimiento de los acuerdos firmados con los Pueblos Indígenas del Cauca y demás sectores sociales, al tiempo que alerta a la sociedad nacional e Internacional, a organismos de Derechos Humanos y demás sectores afectados por las políticas del gobierno de Álvaro Uribe Vélez a estar pendientes y prestos a atender la situación que pueda acontecer en este ejercicio de exigibilidad de los pueblos indígenas del Cauca y así responsabilizar al gobierno departamental y nacional de los atropellos que pueda cometer. Finalmente ratificaron que “la unidad y la organización es la única opción para exigir nuestros derechos como Pueblos Originarios. Los principios fundamentales del Derecho a la Vida, a la Integridad a la pervivencia y Autodeterminación de los Pueblos Indígenas son elementos que se deben tener en cuenta en las diferentes sesiones de 120

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discusión y análisis del Parlamento Indígena por ser considerado como un organismo máximo para direccionar políticas y legislar desde el derecho Propio el ejercicio autónomo de los pueblos indígenas de Cauca y de Colombia. Las autoridades indígenas se pronunciaron en contra de cualquier acto de violencia; venga de donde venga, porque preservar la vida y respetarla es deber de todo ser humano y no destruirla. Condenaron los actos violentos de los actores armados que en nombre de una ideología violan los Derechos Humanos y atentan contra la integridad de la persona. Y solicitaron al Parlamento Indígena que actué como ente supervisor para que se garantice el respeto, la mediación, el diálogo con el gobierno nacional sobre las acciones de atropellos por parte de la Fuerza Pública en territorios indígenas.

El mundo es ancho y ajeno Por: Cabildo Cerro Tijeras

Actualidad Étnica, Cauca, 26/11/ 2007. Dicen los mayores que un indio sin tierra no es indio. Dice la historia que de La Gaitana a Quintín Lame los indígenas hemos tenido que pelear por nuestros derechos. Dicen los espíritus que la fortaleza está en la acción soportada en la prudente palabra. Dicen los hechos que aquí y allá nos siguen violentando, despojando e incumpliendo por eso, los Pueblos Indígenas del Cauca, las Naciones Originarias de Colombia, no cejamos en nuestra meta de liberar a la madre tierra. Liberarla de aquellos que dicen ser sus dueños sin saber siquiera que la tierra no le pertenece a nadie, se pertenece a si misma. A nosotros nos fue encomendada la tarea de cuidarla, es así como respondiendo a la directriz del Consejo Regional Indígena del Cauca, los Nasa enarbolamos los bordones de mando y caminamos decidi121

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mos a liberar a la Madre Tierra que debe retornar a sus guardianes originales. Este mandato del CRIC fue reafirmado en el recién instalado Parlamento Indígena Popular que insta no solo a las comunidades indígenas sino a todas en general a que caminemos en pos del mismo propósito, tal como viene ocurriendo con los resguardos de Munchique Los Tigres, Quizgó, Jevalá y Polindorá, Paleterá, Huellas, Poblazón, así como en Pitalito y San José de Itsnos. El Cabildo Indígena de Cerro Tijeras siente el vibrar de la tierra y por eso estamos liberando también las fincas La Carolina y El Canadá (municipio de Suárez) que fueron adquiridas en condiciones bastante ventajosas por parte de la empresa Cartón de Colombia, que con dinero en mano viene comprando tierras por doquier y desplazando a familias y comunidades enteras, a la usanza de los terratenientes. Por eso estamos aquí, dispuestos a permanecer en las tierras que años atrás producían comida para muchas familias. Al igual que ella, otras tantas empresas hacen lo propio movidas por la fiebre minera que está sumiendo en la miseria infinita a las poblaciones. Ante el incumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno nacional para con los indígenas, las acciones de hecho son nuestra única salida. Desde ya le exigimos al gobierno y a las fuerzas militares y de policía que no recurran a su peligrosa y baja estrategia de estigmatización y señalamientos. Desde ya les decimos que efectivamente nuestras comunidades están infiltradas: por justas razones, por valerosas mujeres, por la sangre derramada por otros tantos en iguales luchas, por los niños que desde pequeños aprenden a pelear, por los espíritus del bosque que saben de nuestro sufrir, por los médicos tradicionales que no paran de mambear, por las y los mayores que nos han marcado el camino, por los jóvenes que quieren poder ser en la tierra que los vio nacer. Todos somos indios. Esta pelea no es tan solo por nosotros. A cada cual nos han despojado o lo están haciendo de nuestros más preciados bienes. Es hora de que nos levantemos hasta recuperar lo hurtado, debemos romper el miedo. Cabildo Indígena Cerro Tijeras

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Pensar con el corazón: Parlamento Indígena y Popular en el Cauca Por: Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC)

Actualidad Étnica, La Maria, Piendamo-Cauca, 23/11/2007. Con la participación de delegaciones oficiales provenientes de ocho zonas Indígenas del Departamento del Cauca y la presencia del Senador Indígena Jesús Enrique Piñacue Achicue, el Ex constituyente Alfonso Peña Chepe y delegados de organizaciones sociales como el CIMA, Universidad Nacional y de Derechos Humanos, entre ella la Fundación Minga y NOMADEC, se dio inicio al Parlamento Indígena Popular el día 23 de noviembre del presente año en el Territorio de Convivencia Dialogo y Negociación de la María, Municipio de Piendamo. Los delegados ingresaron al recinto a través del camino simbólico construido por la guardia indígena. Aprobada la agenda de trabajo tanto el gobernador del territorio indígena de la Maria, como la Consejería Mayor del CRIC, dieron la bienvenida a los Parlamentarios Indígenas y Populares quienes a nombre de sus territorios y organizaciones, saludaron el evento y con la exposición de Gabriel Pavi, Indígena Nasa, se abordo el tema del derecho propio, recordando la importancia de la relación Comunidad - Madre Naturaleza, del pensar con el corazón, entender el territorio, trabajar por la armonía y el equilibrio en perspectiva de la convivencia, en ultimas de entender la relación con los espíritus, la ley de origen y el derecho mayor. De acuerdo con los informes el parlamento definió: Enviar un saludo de solidaridad a los familiares de los secuestrados ante la lamentable decisión del gobierno nacional de romper de for123

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ma unilateral el proceso de facilitación hacia un acuerdo humanitario. De igual forma saludar el proceso de movilización de las mujeres hacia la frontera con el Ecuador, deseando que sus iniciativas contribuyan con la paz que requiere el pueblo colombiano. También el Parlamento manifestó su respaldo a las acciones de Liberación de la Madre Tierra, por ser una decisión comunitaria para exigir el cumplimiento de los acuerdos que tiene el estado con los Pueblos Indígenas, así como la plena garantía de los derechos históricos y constitucionales. En este sentido, el parlamento rechaza la posición gubernamental de mantener una relación de fuerza tendiente a reprimir las comunidades movilizadas y confundir a la opinión publica. El Parlamento Indígena Popular se ratifica como un escenario de análisis y construcción de un país para todos, y seguirá sesionando en la búsqueda de propuestas donde el derecho propio contribuya con el fortalecimiento de las luchas populares y la autonomía de las regiones. Parlamento Indígena Popular Sesión del parlamento, 23 de Noviembre de 2007. Comunicado No. 09

Nuevos actos de violencia y medidas represivas contra comunidades indígenas del Norte del Cauca SIEC- Actualidad Étnica, Santander de Quilichao/ Cauca, 16/11/ 2007. Con indignación y preocupación Autoridades indígenas del Norte del Cauca denunciaron una serie de atropellos contra varios de sus líderes y comuneros. En hechos recientes fue dete124

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nido, intimidado y amenazado el gobernador del Resguardo de Canoas Marino Ulcué, quien luego de ser sometido a intimidaciones y largos interrogatorios sobre las actividades de su comunidad y las asambleas que allí se realizan fue dejado en libertad. Una fuente indígena de la región informó a Actualidad Étnica que la presencia militar es la medida más acertada que ha impuesto el gobierno. Claro está que la arremetida militar es para intimidar y vigilar a los comuneros; “los militares protegen permanentemente las fincas de los grandes hacendados, mientras que a la población civil la mantienen asediada impidiendo su libre movilización”, manifestó. De otra parte las comunidades se sienten asediadas por sujetos sospechosos que tratan de sacar información de las actividades y planes que las organizaciones adelantan para la liberación de la Madre Tierra. La fuente indicó que se adelanta un plan malsano para presionar a la gente que no obedezca órdenes de los cabildos y autoridades tradicionales y se maneja toda una estrategia de desinformación para generar confusión en las comunidades. Sin embargo las comunidades, autoridades y guardia indígena se mantiene en pie de lucha por sus derechos y por su territorio que es lo que les alienta a continuar los procesos de resistencia y organización. La Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN, expresa su rechazo y preocupación por estos nuevos hechos de violencia y actos represivos. Reclaman justicia para una serie de actos de violencia que atentan contra los Derechos Humanos y la dignidad de sus comuneros. “De las denuncias que hemos hecho como el asesinato de José Clímaco Chocué Camayo, gobernador suplente del Cabildo Indígena de Guadualito y el comunero Yhon Beiman Basto Tenorio, otra serie de retenciones y el asesinato del sacerdote Álvaro Ulcué siguen en completa impunidad”, Manifestó Ezequiel Vitonas, presidente de ACIN. El dirigente indígena dijo que ya se están adelantando gestiones para denunciar la detención de Marino Ulcué ante la Personería municipal de Santander de Quilichao y ante la Fiscalía respectivamente, se mostró escéptico porque de otras denuncias que hechas, anteriormente, no han obtenido respuesta alguna. 125

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El pronunciamiento de las Autoridades Indígenas se dio luego que el pasado 13 de noviembre en horas de la tarde, “a solo dos (2) cuadras de la estación de policía fue retenido el gobernador indígena del Cabildo del resguardo de Canoas, comunero Marino Ulcué, por tres sujetos vestidos de civil, que portaban armas automáticas de uso privativo de las fuerzas militares (ametralladoras mini-uzi)”, denunció la ACIN. El comunero fue presionado para que explicará qué están haciendo los indígenas para la retoma de las fincas. Hecho que según las Autoridades Indígenas vulnera el proceso organizativo del movimiento indígena del Cauca, ya que allí el acceso a tierras se ha convertido en un calvario para campesinos e indígenas. Y más preocupante si se tiene en cuenta las advertencias que los sujetos que detuvieron al comunero le hicieron al repacto que “si lo veían en las recuperaciones de tierra lo asesinarían”. “Es preocupante que esta situación se haya presentado bajo estas circunstancias con nuestra autoridad tradicional, máxime si tenemos en cuenta que se dio en pleno centro de la ciudad, a escasas dos cuadras de una estación de policía y en uno de los municipios más militarizados y con fuertes retenes de control policial en las entradas y salidas del área urbana”, denunció la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN. Según las Autoridades indígenas este hecho se une a los múltiples acontecimientos de atropellos que están ocurriendo en la región contra sus comunidades. Una fuente de la región del Norte del Cauca advirtió que las denominadas Águilas Negras se mueven libremente en esta región, poniendo en riego la tranquilidad y seguridad de las comunidades indígenas y sin que el Estado colombiano actué al respecto. Hechos recientes denunciados por las Autoridades Indígenas del Norte del Cauca • El día 20 de septiembre de 2007 en el resguardo indígena de Jambaló, fueron capturados por miembros de la fuerza pública los comuneros Jesús Adán Tróchez, José Martínez Ortiz, Edil Ortiz 126

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Dagua, Jaime Ipia Cuetia a quienes de manera infundada los acusaron de ser subversivos pertenecientes a las FARC. • El día 25 de septiembre del año 2007, en la vereda Bajo San Francisco municipio de Santander de Quilichao Cauca, fueron asesinados por sujetos desconocidos, el exgobernador y gobernador suplente del Cabildo indígena de Guadualito José Clímaco Chocué Camayo y el comunero Yhon Beiman Basto tenorio. • El día 05 de octubre en el sitio conocido como Tierra Amarilla vereda Campo Alegre municipio de Miranda, fue asesinado por sujetos desconocidos el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Caraqueño y comunero del Cabildo indígena de la Cilia la Calera, señor Carlos Burbano Mera. • El día 17 de octubre del año 2007 en el municipio de Tulúa Valle, específicamente en la Estación de Policía la Marina, fueron retenidos y registrados de forma arbitraria por miembros de la Policía Nacional, los comuneros Eduardo Fredy Cuchillo gobernador suplente del Cabildo Indígena de Tacueyó, Germán Campo coordinador del programa de tierras de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca ACIN y Herney Lago conductor del vehículo propiedad del Cabildo, a quienes acusaron de ser personas sospechosas en la región. Los hechos se presentaron cuando realizaban visitas a varias fincas ofertadas para compra al Cabildo de Tacueyó. • El día 30 de octubre del 2007, en la vereda Santa Lucia resguardo indígena de Munchique los Tigres municipio de Santander de Quilichao, fue retenido de manera arbitraria por miembros de la Policía Nacional el comunero Libardo Menza, a quien sindicaron falsamente de ser miliciano de las FARC. Al no encontrarle ningún antecedente, pues es persona trabajadora y de bien, fue dejado en libertad en la Estación de Policía Santander. Autoridades indígenas consideran que estos hechos son materia de preocupación tanto para ellos como para la comunidad en general, máxime si se tiene en cuenta que la región ha sido golpeada por diferentes actos de violencia que se encuentran en la más completa 127

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impunidad. Contrario a esto, se incrementa la militarización en la zona. “Por otro lado, resalta el hecho de que estas situaciones se presenten cuando las comunidades en cabeza de las autoridades tradicionales de la región, hayan nuevamente decidido ante el incumplimiento del gobierno nacional, reanudar las acciones de exigibilidad durante estos meses, tendientes a que el gobierno cumpla con los compromisos y convenios adquiridos con las comunidades indígenas” explicaron las Autoridades Indígenas. Autoridades indígenas de la región hicieron un llamado a sus comunidades a permanecer en estado de máxima alerta e informar de cualquier situación que se presente. Llamado de las Autoridades tradicionales del cauca al gobierno nacional y a la sociedad civil “Llamamos al gobierno nacional para que facilite los aspectos necesarios y pertinentes que permita el acceso a la tierra y la satisfacción de las necesidades básicas de indios, negros, campesinos y trabajadores. Convocamos el apoyo y acompañamiento permanente de organismos garantes y defensores de los derechos humanos nacionales e internacionales en la región. Llamamos la solidaridad de los pueblos indígenas de Colombia y el mundo para que tengan los ojos y oídos puestos y nos acompañen en la posición y acciones de resistencia por la defensa de la vida que adelantamos los pueblos en el Cauca”.

Asamblea en territorios indígenas del Cauca Por: Consejería mayor CRIC

Popayán, 26/10/2007. En el Cauca la coyuntura de elecciones marca una dinámica que aumenta la amenaza para población civil y coloca en alto riesgo tanto a los candidatos a las alcaldías municipales como a quienes han sido avalados para conformar las listas a Concejos y Asambleas departamentales. Tres situaciones claramente identificadas en esta coyuntura hacen parte de la agenda social en el Cauca para hacerle seguimiento y evitar su continuidad: 128

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1° La corrupción del sistema electoral. El Cauca sigue siendo una zona liberada para los controles de la democracia; aquí los varones electorales cuentan con altas formas de clientelismo; la institucionalidad marca los niveles de presión o chantaje a través de la promesa de empleo para limitar la conciencia política; otro fenómeno es el hábito del conteo amañado, con altos niveles de eficacia, que no permite el ingreso a las corporaciones y administraciones públicas de fuerzas renovadoras de la política (la máxima de quien escruta gana en este departamento es una verdad de a puño). 2° Las amenazas. Gustavo Mejía, Líder popular del norte del Cauca, quien contribuyó a la creación del CRIC en 1971, y quien gozaba del apoyo popular como firme aspirante a la Cámara por el MRL, fue asesinado en 1973. Desde esa época, ser candidato alternativo y apoyar los procesos sociales, se ha considerado una mezcla peligrosa contra los poderes autoritarios. Hoy, esta mezcla sigue causando escozor, tanto en las líneas tradicionales como en los grupos políticos de extrema, razón por la cual siguen apareciendo panfletos amenazantes provenientes del paramilitarismo y de la guerrilla o voces irresponsables desde las instituciones contra personas o movimientos que han asumido procesos electorales. Los asesinatos del candidato a la alcaldía de Morales y del ex presidente de la Asamblea departamental en Corinto marcan el riesgo que vive el proceso electoral en el Cauca. 3° Falta de garantías para sufragar. Son muchas las zonas apartadas de los cascos urbanos, donde los grupos armados amenazan con quemar las urnas; razón por la cual las administraciones municipales, en vez de fortalecer los niveles civiles de garantía, piden el ingreso de la fuerza pública, situación que no aminora el conflicto sino que lo activa, o, trasladan los puestos de votación para sitios cercanos a las cabeceras municipales, situación que limita la participación popular que acompaña las candidaturas alternativas. 129

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En la actual coyuntura electoral, asumiendo las indicaciones y mandatos provenientes de los congresos indígenas y juntas directivas regionales de cabildos, recomendamos: a) Continuar nuestros procesos de asambleas permanentes. b) Asumir el control territorial y exigir de las instituciones del Estado, en especial de las instituciones civiles, coordinar con los cabildos las acciones tendientes al buen desarrollo de la jornada electoral. c) Activar el control de las zonas de votación, a través de acciones propias de la guardia indígena y otras formas de protección tradicional de nuestras comunidades. Finalmente, como Consejería Mayor del Consejo Regional Indígena el Cauca, CRIC, invitamos a todas las personas integrantes y acompañantes del proceso organizativo a asumir con responsabilidad y altura la coyuntura electoral que culmina el 28 de octubre, para que desde sus diferentes estructuras orgánicas y comunitarias, programas, cabildos y asociaciones acompañemos, promovamos, observemos y apoyemos la transparencia del proceso electoral, invitando a que la gente brinde apoyo a sus candidatos, que en el caso indígena fueron definidos en procesos propios y autónomos, avalados por la Alianza Social Indígena. Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC Popayán, octubre 25 de 2007

“Nos movilizamos por la defensa de nuestro territorio y la Madre Naturaleza” SIEC- Actualidad Étnica, Bogotá, 08/08/2007. “Los pueblos indígenas nos hemos identificado por la defensa a la vida, la defensa a la autonomía territorial, por mantener sólida una autonomía cultural y de justicia; y esa autonomía ha sido mal vista por el gobierno y por sectores económicos, porque les impide controlar el país a sus anchas. Por eso estamos aquí para movilizarnos y enarbolar nuestro grito de esperanza y de reivindicación”, expresó el abogado indígena Fernando Ortiz, para dar inicio a la movilización indígena que 130

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convoco más de 1000 indígenas de diferentes zonas del país. Alicia Chocué líder indígena del Cauca habló con Actualidad Étnica y explicó que la movilización o Jornada por la Dignidad de los Pueblos Indígenas y Sectores Sociales convoca a la defensa del territorio y la madre naturaleza. “Nuestros recursos naturales; hídricos y forestales se han ido vendiendo sin consultarnos; gracias a las políticas de gobierno que permiten el ingreso a las multinacionales a nuestro territorios sin consulta previa. Cuando nos damos de cuenta estos recursos los han vendido y con el tiempo nos van a desterrar de nuestros territorios ancestrales. Lo que buscamos con la movilización es visibilizar nuestras luchas y visibilizarnos como pueblos indígenas, que estamos presentes en el Cauca y en muchas regiones de Colombia como herederos ancestrales del territorio que nos pertenece. Y por otro lado unirnos a sectores sociales y campesinos, para ir consolidando nuestro movimiento con miras a la gran movilización nacional a realizarse en noviembre de manera contundente”. La jornada comenzó con un ritual tradicional de la cultura indígena, que se desarrolló en el popular Chorro de Quevedo, por ser este un sitio sagrado para los indígenas Muiscas, quienes lo consideran como un sitio ancestralmente suyo. En el ritual se rindió tributo a la Madre naturaleza y se ofrecieron ofrendas para reparar el daño que se le ha hecho; contaminándola y destruyendo sus fuentes sagradas como el agua y sus recursos forestales. En lugar de los portentosos desfiles militares que la sociedad colombiana acostumbra ver en la conmemoración de sus fechas históricas, el día de ayer lo que vimos marchar fue una caravana de más de 1000 indígenas y un desfile de bastones de mando de la guardia indígena del Cauca; las principales avenidas del centro de Bogotá se convirtieron en un bonito espectáculo de protesta pacifica. Los discursos los fueron alternados las principales autoridades tradiciona131

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les de las principales regionales del país. “Los bastones son la defensa de nuestro mayores y nuestro hermanos porque ellos van absorbiendo todas las malas energías que nos acechan. Pero también son por excelencia el símbolo de apoyo a nuestra autoridad y a nuestro proceso de reivindicación y de autonomía”, explicó uno de los Mamos nasas tradicionales. Para los bastones también hubo ritual de purificación. Una vez que los bastones de mando liberan de malas energías a la comunidad indígena, también, ellos deben ser liberados de toda influencia negativa para convertirse, nuevamente en elemento y símbolo de protección. Centenares de bastones fueron expuestos en el lugar donde el Chorro de Quevedo ya no vierte sus fuentes para recibir un baño tradicional con efusiones medicinales y la bendición de los Mamos, quienes explicaron que este acto muestra simbólicamente que la Pacha Mama también está protegida por sus hijos: aquellos que como los indígenas valoran todo la riqueza del territorio y la naturaleza. El Chorro de Quevedo es considerado por los indígenas como el centro espiritual de gran connotación; para lo cual autoridades indígenas de varias regiones del país, bajo la dirección de Mamos kankuamos y nasas, quienes coordinaron el ritual de la palabra dulce: homenaje al Ayo, hoja de coca, considerada como la planta sagrada y representativa de la cultura indígena. Paradójicamente el Chorro de Quevedo está seco. Las autoridades indígenas consideran que es a causa de la profanación que se ha hecho a la Pacha Mama, Madre tierra. Por eso ellos ofrecieron el pagamento a los dioses del universo cósmico para evitar que llegue el verano eterno a nuestro desolado mundo. “Un mundo arrasado y avasallado por el gran capital que solo le interesa el poder económico, sin importar el desangre de la naturaleza, ni las necesidades de sus gentes”, expresó uno de los mamos. Un Tewala y una autoridad tradicional del Cauca expresaron en su lengua natal el motivo que les convoca a la movilización. El primero de ellos dijo que gracias a estos espacios se logra la unidad y se encamina el querer del pueblo indígena a exigir respeto por el territorio y que por lo tanto lo que se haga debe ser para el bien de un 132

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colectivo y no de pocos sectores particulares. Criticó la intromisión a sus comunidades de actores externos, “que quieren desplazarnos y desaparecernos; pero no hay porque temer la fortaleza espiritual nos permite mantenernos unidos”, dijo. Por su parte el médico tradicional expresó que “hay que armonizar con la naturaleza para estar en paz con ella y se debe ofrendar al agua, la tierra, el aire, el fuego, porque son elementos que hacen parte de la vida de los pueblos indígenas”. Terminado el acto simbólico de agradecimiento a la vida y a la madre naturaleza más de 1000 indígenas provenientes de muchas regiones se dieron la tarea de caminar la palabra y convertir las principales avenidas del centro de la ciudad en un desfile de autoridades y guardia indígena para reclamar por sus derechos fundamentales que el actual Congreso y gobierno desconoce. Nasas, paeces, guambianos, yanacunas, emberas, kankuamos, awa entre otros emprendieron una marcha organizada pacíficamente desde la calle 3ª a la avenida Jiménez hasta la carrera décima; de allí a la calle 26 y de retorno por la carrera séptima hasta la Plaza de Bolívar. Durante la movilización el movimiento indígena expreso su descontento con un Congreso que, según ellos, no tiene la autoridad moral para legislar en nombre del pueblo colombiano. “El pueblo colombiano ha sido oprimidos por las políticas de gobierno y macroeconómicas que quieren silenciar nuestro grito de reivindicación y esperanza; por lo tanto debemos enarbolar nuestros planes de vida y pervivencia para liberarnos del yugo que nos subordina. Nuestro llamado es al movimiento campesino, afrocolombiano, al movimiento social, a los sectores agrarios marginados ya que somos los que vamos a sufrir el rigor del TLC y del Estatuto Rural; medidas adoptadas para lesionar nuestra autonomía”, expresó un vocero de la marcha. El mamo kankuamo Rafael Cáceres en diálogo con Actualidad Étnica expresó su voluntad de unirse a la movilización por la dignidad. “El sufrimiento de nuestros hermanos por tanta violencia, la marginación por parte del gobierno y las trasnacionales que cada vez más amenazan nuestro derecho territorial nos ha convocado a esta gesta por la vida; nos movilizamos por nuestra dignidad y la defensa del terri133

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torio y de la madre naturaleza. La movilización y la unidad nos permiten obtener una solidez de nuestra cultura y nuestra idiosincrasia; de esta forma podremos afianzar el derecho territorial que cada vez más las políticas trasnacionales y el gobierno han ido reduciendo”.

No más intromisión del gobierno a nuestros entes de Justicia Actualidad Étnica, Bogotá, 03/08/2007. Luego de la gran movilización promovida por las autoridades indígenas del Cauca y tal como lo tenían previsto, una comisión delegada estará llegando a Bogotá, la próxima semana, para avanzar en las exigencias y cuestionamiento al Estado colombiano en cuanto a sus funciones y deberes. “La situación nos obliga expresar que las leyes emitidas por el Congreso de la República son contrarias a la Constitución y atentan contra la vida de los pueblos por lo cual deben declararse inexequibles” expresaron las autoridades tradicionales en un comunicado reciente. Desde el 7 hasta el 10 de agosto próximos, la comisión presente en la capital se ha trazado una agenda donde tendrá la oportunidad de interlocutor con los principales órganos legislativos y jurídicos del país. La intervención ante la Corte Constitucional será fundamental para le delegación, pues ahí se centra un de los objetivos de la propuesta indígena: cuestionar la legitimidad gubernamental. El ente de justicia recibirá la comisión indígena el 8 de agosto a las 8 de la mañana. El día 7 de agosto la Comisión iniciará su marcha, en la cual participarán otras regionales indígenas del país, con las cuales realizará actividades en diferentes puntos de la capital, entre ellos el Parque de los periodistas, la ONIC y la Plaza de Bolívar. La comisión está integrada por la Consejería Mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, los presidentes de las Asocia134

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ciones de Cabildos y la guardia indígena con sus Autoridades Tradicionales de Cabildos y otras organizaciones sociales del Departamento del Cauca. En el aspecto jurídico lo que busca la comisión es mostrar la situación de crisis que viven las instituciones de justicia intervenidas por el ejecutivo, situación que no garantiza la independencia de los poderes y pone en duda la imparcialidad que exigen la ética y la Constitución en Colombia. Los objetivos de la Comisión a cumplir en su visita a la capital son los mismos que se viene trabajando en el marco de la Movilización Nacional por la Dignidad, tales como cuestionar la legitimidad de algunas instituciones gubernamentales, especialmente el Congreso de la República y la compenetración de algunos de sus miembros con el paramilitarismo. De otra parte cuestionar las leyes emitidas por el órgano legislativo tales como el Estatuto de Desarrollo Rural, que va contra los intereses de las mayorías y los sectores rurales del país y otras medidas legislativas aprobadas o en curso como el TLC, la ley de transferencias y las que ordenan la fragmentación territorial en las leyes ambientales, que según ellos, favorecen al capital multinacional. “Este gobierno no garantiza la convivencia, desconoce la constitución, y no atiende el llamado de las mayorías, en especial hacia una real protección y garantía del derecho de las víctimas del conflicto armado y a la realización de un Acuerdo Humanitario”, manifiestan las autoridades indígenas. Por eso consideran que el mundo debe saber las inconsistencias de este gobierno y deben iniciar procesos jurídicos ante los organismos internacionales por las constantes violaciones a los Derechos Humanos y al derecho humanitario en sus territorios para buscar que cese la impunidad. El 9 de agosto la comisión se unirá a la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, declarado por las Naciones Unidas. Se realizarán actos conmemoratorios y un acto central en las instalaciones del Congreso de la República, el cual dará inicio con una rueda de prensa a las 11 de la mañana. En horas de la noche las delegaciones regresan a sus lugares de origen. Sin embargo una de ellas se quedará para acompañar al pueblo Awa, en el acto donde se dará a conocer la Resolución Defensorial, en la sede 135

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de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Bogotá, el día 10 de agosto. El evento por la Dignidad de los pueblos se enmarca en los procesos de movilización social y en las iniciativas populares que avanzan en propuestas civiles tendientes a la construcción de un nuevo país, con un Estado Democrático Social y de Derecho, cuya máxima expresión, dicen las comunidades, se realizará en el mes de noviembre de este año.

Parlamento Social, proponen indígenas del Cauca Por: Consejo Regional Indígena del Cauca

Popayán, 03/08/2007. Una comisión integrada por la Consejería Mayor del CRIC, los presidentes de las Asociaciones de Cabildos y la guardia indígena con sus Autoridades Tradicionales de Cabildos y otras organizaciones sociales del Departamento del Cauca viaja a Bogotá. Atendiendo las sugerencias y mandatos de los Congresos y Juntas Directivas regionales de Cabildos, la Comisión indígena delegada, saldrá de la ciudad de Popayán el día 5 de agosto para avanzar en la jornada de denuncia y exigibilidad al Estado colombiano, programada para realizarse entre el 5 y 10 de agosto, con los siguientes objetivos: 1. Cuestionar ante el país y el mundo la legitimidad del Congreso de la República comprometido con la parapolítica lo cual pone en duda su condición moral para legislar para el pueblo colombiano. 2. Mostrar la situación de crisis que viven las instituciones de justicia intervenidas por el ejecutivo, situación que no garantiza la independencia de los poderes y pone en duda la imparcialidad que exigen la ética y la constitución en Colombia. 136

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3. Decirle al mundo que el Gobierno de Colombia no garantiza la convivencia de los colombianos, desconoce la constitución, y no atiende el llamado de las mayorías, en especial hacia una real protección y garantía del derecho de las víctimas del conflicto armado y a la realización de un Acuerdo Humanitario. 4. Cuestionar las leyes emitidas por el Congreso de la república en contra del querer de las mayorías y los sectores rurales del país, tales como el TLC, la ley de transferencias, el Estatuto de Desarrollo Rural y las que ordenan la fragmentación territorial en las leyes ambientales para favorecer al capital multinacional. La situación nos obliga expresar que las leyes emitidas por el Congreso de la República son contrarias a la Constitución y atentan contra la vida de los pueblos por lo cual deben declararse inexequibles. Igual, siendo que un gran número de parlamentarios se encuentran implicados en la parapolítica, el Congreso debe dejar de emitir leyes hasta tanto su legitimidad moral esté demostrada jurídicamente. Debemos expresar también, nuestra preocupación como pueblos originarios y como pueblo colombiano, ante las amenazas al Estado Social de Derecho, y, a la cada vez menor vigencia de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales. Igualmente es nuestro deber iniciar procesos jurídicos ante los organismos internacionales por las constantes violaciones a los Derechos Humanos y al derecho humanitario en nuestros territorios, buscando que cese la impunidad. En esta jornada, reiteramos la convocatoria pública a otros sectores de la sociedad colombiana, invitando a la conformación de un parlamento social que elabore y proponga leyes acordes a los requerimientos sociales y alternativas al Estatuto de Desarrollo Rural, a las leyes ambientales y mineras, así como a todas aquellas que privatizan los derechos fundamentales. En síntesis, avanzaremos sobre la palabra empeñada en el Congreso Indígena de Cota 2001 y lo acordado con los sectores sociales, durante la marcha indígena y popular que llegó a Cali en el año 2004. La Comisión Indígena partirá de la Sede del CRIC, a las 5 p.m. de la tarde del día 5 de agosto, llegará a Soacha el día 6 del mismo mes, 137

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desde donde avanzará en caminata hasta Bosa, barrio al sur de Bogotá; allí compartirá con sectores sociales y descansará hasta el día siguiente. El día 7 de agosto la Comisión avanzará en marcha y se encontrará con otras regionales indígenas del país, con las cuales realizará actividades en diferentes puntos de la capital del país, entre ellos el Parque de los periodistas, la ONIC y la Plaza de Bolívar. El 8 de agosto la Corte Constitucional recibirá a la Comisión a las 8 de la mañana y en el curso del día se realizarán encuentros y reuniones con delegados de los sectores organizados del país. El día 9 de agosto, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, declarado por las Naciones Unidas, se realizarán actos conmemoratorios y un acto central en las instalaciones del Congreso de la República, el cual dará inicio con una rueda de prensa a las 11 de la mañana. En horas de la noche las delegaciones regresan a sus lugares de origen. El día 10 de agosto una delegación acompañará al pueblo Awa, en el acto donde se dará a conocer la Resolución Defensorial, en la sede de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Bogotá. El evento por la Dignidad de los pueblos se enmarca en los procesos de movilización social y en las iniciativas populares que avanzan en propuestas civiles tendientes a la construcción de un nuevo país, con un Estado Democrático social y de derecho, cuya máxima expresión, dicen las comunidades, se realizará en el mes de noviembre de este año. Conserjería Mayor, Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, Popayán, agosto 1 de 2007.

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