EL ALTAR Y EL EVANGELIO

“EL ALTAR Y EL EVANGELIO” Las condiciones para entrar en pacto con Dios por Martin Stendal Copyright 2008 ---- Martin Stendal Todos los derechos reser

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“EL ALTAR Y EL EVANGELIO” Las condiciones para entrar en pacto con Dios por Martin Stendal Copyright 2008 ---- Martin Stendal Todos los derechos reservados. Puede ser duplicado libremente siempre y cuando el contenido no sea alterado. Las referencias bíblicas son tomadas de Las Sagradas Escrituras Versión Antigua © 2001. Transcripción y Edición : Fernando Torres y Samuel David Hernández Diagramación : Martha Cecilia Jaramillo R. Diseño de carátula : Viviana Cafarzuza P. Para cualquier información remítase a: Colombia para Cristo Calle 44 No. 13-69 - Local 1 Bogotá, Colombia Tels.: (571) 346 - 1419 • 338 - 3807 338 - 4716 • 609 - 6686 E-mail: [email protected] o [email protected] www.fuerzadepaz.com ISBN 0-931221-58-7 Febrero, 2008 Impreso en Colombia Printed in Colombia

El libro: “El Altar y el Evangelio”, se produjo primeramente como parte de una serie de mensajes de auditorio, grabados y destinados a unas emisoras ubicadas en zonas de alto riesgo en Colombia, con el fin de difundir la predicación de “este Evangelio en todo el mundo”, a través de las diferentes ondas radiales en las que se puede transmitir. Actualmente se han grabado más de 500 mensajes divididos en grupos de series. El Altar y el Evangelio hace parte de la primera serie de 100 mensajes, llamada: “Ordena tu Casa”.*

* Remítase al final del libro para ver el listado de Mensajes en Formato Audio. Todos se encuentran disponibles. Puede hacer su pedido a los teléfonos y/o dirección que se encuentra en la página de derechos o al final del libro, en la página 342.

TABLA DE CONTENIDO PREFACIO .............................................................. CAPÍTULO 1 ..........................................................................

7 13

EL ALTAR Y LA SANGRE (MENSAJE 02) CAPÍTULO 2 ..........................................................................

34

EL SISTEMA DE LEVIATÁN (MENSAJE 03) CAPÍTULO 3 ..........................................................................

67

EL NACER DE NUEVO (MENSAJE 04) CAPÍTULO 4 ..........................................................................

97

DOS PACTOS, DOS MUJERES Y DOS MONTAÑAS (MENSAJE 05) CAPÍTULO 5 ........................................................................ 119

EL SEMBRAR LA PALABRA (MENSAJE 06) CAPÍTULO 6 ........................................................................ 143

LA SÉPTIMA TROMPETA Y LOS SIETE TRUENOS (MENSAJE 07) CAPÍTULO 7 ........................................................................ 173

EL FUEGO DE DIOS (MENSAJE 08)

CAPÍTULO 8 ........................................................................ 197

EL TABERNÁCULO DE DAVID (MENSAJE 09) CAPÍTULO 9 ........................................................................ 222

EL TEMPLO (MENSAJE 1) CAPÍTULO 10 ...................................................................... 259

PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR (MENSAJE 20) (PRIMERA PARTE) CAPÍTULO 11 ...................................................................... 292

PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR (MENSAJE 21) (SEGUNDA PARTE)

LAS SAGRADAS ESCRITURAS .............................. 319 LISTADO DE MENSAJES EN FORMATO AUDIO ... 321

PREFACIO

E

Estamos viviendo tiempos en los cuales las decisiones son importantes: se deciden gobiernos, se deciden gobernantes, se deciden destinos de personas, y de naciones enteras con sus irreversibles consecuencias. El SEÑOR está aumentando cada vez con mayor intensidad, el llamado para hacer Su voluntad; y el hombre moderno, cada vez, quiere aferrarse más a sus conocimientos, a sus deseos, a su comida, y a sus comodidades. Incluso los científicos están más preocupados por “el origen de las especies” que por el destino de la especie humana. Hoy en día, se pueden ver personas indiferentes o incluso hostiles al llamado de Dios. Hay otras quienes han sentido el llamado de Dios, pero siguen aún las orientaciones de los hombres. Sin embargo, hay otros más, que han tenido que ser excluidos de este grupo, llamado “religioso”, para seguir obedeciendo el verdadero llamado de Dios, que los líderes han querido acallar u opacar. Este libro: “EL ALTAR Y EL EVANGELIO”, trae una serie de mensajes para unos y otros. Si usted no quiere saber nada de Dios, en este libro entenderá

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El Altar y el Evangelio •

que Dios no es la imagen que otros le han mostrado, que Él es alguien más cercano a usted. Si usted sabe algo de Dios, allí puede buscar los capítulos que le interesen para ver qué más quiere Dios desde su sagrada Palabra, para usted en particular. Si usted no solo sabe “algo” de Dios, sino que es consciente que NECESITA totalmente de Dios: bienvenido a este texto que el SEÑOR nos da, para seguir en la preparación para la segunda venida del Señor Jesús, como lo hizo el ministerio de Juan el Bautista. Hay personas que preguntan: “¿Dónde se reúnen?”, “¿Dónde está su iglesia?”, o con inquietudes similares, porque en su corazón está ese deseo de conocer más del Templo, del sitio de adoración que merece su Creador. Esa es una noble inquietud humana. Hay personas que luchan con el pecado, con la culpa, y son muchísimas, incontables, las que siguen con remordimientos (aunque no lo reconozcan). Las enfermedades de los últimos siglos son expresión de muchas desavenencias con sus congéneres no resueltas. Los líderes religiosos han confundido a sus oyentes con las palabras “salvación” y la han separado de la palabra “salud”. Muchos han eliminado las palabras: juicio, justicia, limpieza, de tal forma que se pierde su importancia. Y son todavía mucho más numerosas en la tierra, las personas que NO TIENEN PAZ. En este tiempo, el ser humano está confundido por las consecuencias que resultan de recibir el mensaje de Dios a través de intermediarios. Hay muchos intermediarios, intercesores o medianeros. Este

Prefacio

libro no pretende ser eso. Pretende contarle a usted por qué está Dios anhelando, todavía con mucha paciencia, anidarse en su corazón, y hacerle partícipe de sus eternas manifestaciones de amor; hacerle partícipe de sus secretos e invitarlo a unas bodas especiales sin distingo de razas, credos, congregaciones, etc; sin las condiciones o exigencias de los líderes religiosos o de las agrupaciones, sino según sus propios estatutos y, con una única condición: que entremos EN SU HIJO JESÚS, EL CRISTO. Es la única exigencia. Él dijo: Venid a mí: TODOS. Por eso no nos extraña saber que hay cabida para los mestizos, afroamericanos, europeos, ricos, pobres, alzados en armas, congresistas, sanos, enfermos, evangélicos, católicos, ateos, esclavos, libres. El Señor vino y deja la invitación. No la “dejó”, la deja….porque aún está vigente. Tómela antes que sea demasiado tarde. Antes que tenga que lamentarse como el rico cuando gemía diciendo: “ … Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.” (Lucas 16:24) Estamos a tiempo. El SEÑOR nos recuerda a cada momento que el tiempo es ¡AHORA! Tome este escrito, llévelo a su “boca” espiritual. Haga la masticación, realice la degustación, haga la deglución, páselo, y lo demás, ya queda en las manos de Dios. Fíjese cuánta libertad le ha dado Dios, para hacer Su voluntad. Va a conocer un poco del Templo,

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El Altar y el Evangelio •

de los juramentos, de las bendiciones y las maldiciones (¡otra vez!), de las trompetas, las copas, de la limpieza. Del Altar (¡cuántas diferencias!), de la sangre (en un país que ha derramado tanta), de las “coberturas” (tema de gran preocupación para los amigos evangélicos), del diezmar, del sistema religioso actual (Leviatán), lleno de “mentiras, fuerza y orden” (todo en un solo costal), utilizado para controlar a los diferentes grupos que se han matriculado en un credo religioso con su propio nombre. ¿Por qué se ha deteriorado el famoso “nacer de nuevo”?, y ¿la presencia de abortos espirituales? ¿Cuáles son los pactos que Dios desea hacer con los seres humanos? ¿Qué significan los verbos: “cortar” y “sembrar” que han sido tan mal empleados? ¿Por qué hay siete: “Yo Soy” en la Escritura?; el Padrenuestro no repetido como loros, sino con armonía celestial, con las Bienaventuranzas del Evangelio de Mateo, y las del Apocalipsis. El fuego de Dios (miren el capítulo 7), la Casa (El Tabernáculo), nuestro templo interior. Este libro pretende dar Gloria únicamente a: “ ….Jesús el Cristo, el testigo fiel, el Primogénito de los muertos, y Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre.” (Apocalipsis 1:5)

Fernando Torres Editor

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Imagen de Ordena tu Casa

CAPÍTULO 1

EL ALTAR Y LA SANGRE

C

Cuando la palabra que se predica es muy ungida y muy acertada, es más fácil aceptarla o recibirla, pues al menos es dulce en la boca, aunque nos amargue y nos purgue el vientre. Sin embargo, hay que estar preparados para el momento en el cual alguien tome el micrófono y hable algo descabellado. Podría pasar; en todas partes pasa. Y cuando eso sucede, todos tendríamos que tener la sabiduría y la unción de Dios para manejar el caso, porque todavía estamos en el ámbito donde vemos como dice el apóstol: “como por espejo, en oscuridad” (1 Corintios 13:12).

Los dones que tenemos de Dios, todavía funcionan en el ámbito de, “en parte”; porque no estamos operando todavía en el ámbito de la perfección, aunque algunas veces puede que sí suceda por cortos periodos de tiempo. No obstante, la perfección es la meta. Entonces, si algo de lo que se dice es una equivocación, es necesario que usted tenga el discernimiento del Espíritu de Dios para ¡comer la carne y sacar los huesos!, para que nadie tenga algún problema con un hueso. Si estamos pidiendo buenas cosas al SEÑOR, Él promete dárnoslas. Entonces, al predicar es necesario tener

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

la seguridad dentro de nosotros, que eso es lo que el SEÑOR quiere que se diga; y aun, se debería estar dispuesto a dar la vida por la verdad que el SEÑOR nos ha dado; pero, el hecho que se esté dispuesto a dar la vida por la verdad, no quiere decir que todo lo que se diga sea la verdad, pues fácilmente nos puede quedar un área de ceguera. En lo natural, todos tenemos la misma característica. Todos vemos más o menos ciento veinte grados en adelante, y lo hacemos bien. Luego, hay un área al lado, en donde no vemos tan bien; y por último, hay otra área detrás de nosotros, donde no vemos, y donde no es posible que un ser humano de carne y hueso, pueda ver. Si se quiere ver detrás nuestro, se tiene que voltear la cabeza, o confiar en que alguien que esté mirándonos de frente, pueda ver lo que esté sucediendo allí. Entonces, si sentimos que el SEÑOR nos está uniendo con algún hermano que nos está mirando de frente, y ese hermano también está buscando ser limpio de corazón así como nosotros lo estamos buscando, cuando ese hermano viene a decirnos: “Mire, estoy viendo esto que quizá, usted no está viendo”; entonces, ¿qué se tiene que hacer? Nuestro deber, es el de poner atención, y procurar poner el problema delante del SEÑOR. Si el SEÑOR nos quiere decir algo a través de otro hermano, cuando él o ellos hablan (aunque de pronto choque un poco si es una palabra que, como se dice popularmente, ¡pone el dedo en la llaga!), la reacción al comienzo puede ser de dolor y nos puede hacer brincar un poquito; pero, después, si contemplamos el problema delante del SEÑOR, y si el Espíritu de Dios comienza a mostrarnos que aquello que dijo nuestro hermano es cierto, debemos hacer caso, y así podemos crecer.

El Altar y la Sangre 15 El tema de este mensaje es básico: es el tema de “El Altar y la Sangre”. Alguien preguntó: “Escuchamos que tienen reunión donde “tal” hermano; cuénteme ¿bajo qué cobertura se están haciendo estas reuniones?” Y no lo hizo de mala gana, solamente que dentro del ámbito de él, quería saber cuál era la cobertura. La persona pensó que íbamos a decir: “Estamos operando bajo la cobertura del apóstol tal…”. Y de pronto se quedó sorprendido cuando mi esposa le respondió: “Estamos operando bajo la cobertura del Espíritu Santo”. ¿Cómo es esa cobertura del Espíritu Santo? Normalmente, las personas que “dicen” operar bajo la cobertura del Espíritu Santo, resultan en problemas. Resultan como cabos sueltos; les suceden situaciones vergonzosas, y no hay quién responda. Entonces, por esa razón arman juntas, nombran apóstoles y buscan formar un sistema jerárquico para controlar esas situaciones, para que no vuelvan a suceder esas desgracias en el nombre del SEÑOR. Cada vez que hay un problema, arman otra regla para evitar descontroles. Y estas cosas funcionan aparentemente al comienzo; pero ahora, después de 2000 años, hay más de 2000 sectas todas diciendo ser ‘los verdaderos apóstoles’. Estuve hablando con un hermano a quien considero un verdadero apóstol (la palabra apóstol quiere decir, “enviado del SEÑOR”; y cuando el SEÑOR envía a alguien le da autoridad para representarlo); y él, estaba contemplando unas amenazas; estaba buscando esconderse, y no sabía qué iba a pasar acerca de los 400 grupos que estaba manejando. Entonces, le dije: “Bueno hermano, yo nunca he estado con tanta responsabilidad, pero en lo poco que me ha tocado, de pronto tratando con unos 30 líderes como máximo, lo que les he propuesto a ellos, y lo que me he propuesto, es el tener una entrega al SEÑOR, de tal manera que, en privado y en público, todo líder esté comprometido a recibir la corrección del

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

SEÑOR,

cómo y cuando sea necesario. Que nuestro compromiso se base en que el SEÑOR pueda tratarnos y corregirnos directamente”. Lo que más da confianza en un líder, para tener el testimonio que ese líder sí es de Dios, es cuando se puede observar que, si lo necesita, hay la corrección y la intervención de Dios en esa persona. Eso da confianza y es una señal, de seguridad que el SEÑOR está siendo directamente responsable por ese ministerio. Si se tiene que disponer de una junta y referir todo a un apóstol, y si tiene que haber un detective para ir detrás de todos los hermanos que tienen “carnets” expedidos por una iglesia (cualquiera), para saber qué están haciendo, pues no serviría de nada; y además, se necesitaría de buenos detectives también. Pero, el Espíritu de Dios coge las cosas en el aire; el Espíritu de Dios puede parar los asuntos, cuando todavía es un mal deseo en el corazón, antes que se manifieste en obra, aun antes que se manifieste en palabra. Además, si los hermanos tenemos que intervenir en la corrección de alguien en particular (por medio del procedimiento enunciado en la Biblia, que habla de dos o tres testigos; y luego, en un caso de desobediencia mayor, ante la iglesia), porque ya hay dos o tres testigos en un problema cualquiera (robo, adulterio o algo por el estilo); pues, el ministerio de ese hermano aun si se arrepiente, ya está muy averiado, y va a demorar mucho tiempo para recuperarse, si es que se puede recuperar. Por el contrario, el SEÑOR puede tratar nuestros corazones directamente, cuando está la más mínima señal de desvío; Él puede corregir nuestro ministerio antes que hayamos cometido una falla, de tal magnitud, que llegue a ser mal testimonio ante todo el mundo. Entonces, la cobertura del Espíritu de Dios es la mejor cobertura; y el Espíritu de Dios, obra a través de seres humanos, y también obra directamente.

El Altar y la Sangre 17 Estuve en la ciudad de Minneapolis, dando un mensaje en el entierro de la esposa del hermano Clayton Sonmore. Una vez terminado el servicio nos invitaron, a Clayton y a mí, a un encuentro de líderes especializados en tener reuniones grandísimas. Uno de ellos llegó a reunir alrededor de 16.000 personas en convenciones; y otro, tiene grupos por todas partes. Esas personas estaban sometidas a dos apóstoles; el primero ya había muerto, y el segundo estaba por hacerlo. Por tal motivo, estaban en peligro de quedar sin “cobertura”; y estaban invitando al hermano Clayton, porque pensaron que en él, iban a tener otro papá u otro apóstol, para ser el responsable de ellos. Entonces, el hermano Clayton se paró ante ellos y dijo: “Bueno, cuando tengo la unción de Dios, está bien que me escuchen y acaten, si realmente es la voz de Dios; pero, el problema es que no siempre la tengo. Entonces, en el momento que no la tengo, si me encuentro hablando por mi propia cuenta y ustedes continúan siguiéndome y acatando, seríamos como una partida de ciegos siguiendo a otros ciegos, y por ende, iríamos al mismo hoyo como dice la Escritura. Y esto se aplica para cualquier ser humano: Tenemos el momento cuando el SEÑOR habla con claridad a través de nosotros, pero también tenemos momentos cuando no es así.” Clayton dijo que él no iba a ser el hermano mayor (el líder de ellos), porque ya había un hermano mayor que se llama el Señor Jesús. Dijo que él no iba a ser el apóstol de ellos, porque ya había un apóstol, que es el mismo Señor Jesús. Y agregó que en el momento en que tuvieran alguna pregunta, y que el SEÑOR le dé la unción para responder, ellos estarían en libertad para tomar el mensaje, o para dejarlo; pero que él no iba a dejar que ellos lo nombraran como su apóstol, donde todo lo que él les dijera, sería obedecido por ellos. Clayton no aceptó, y creo que ninguno de nosotros podemos aceptar si alguien nos ofreciera algo por el estilo. El SEÑOR sí da

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

responsabilidad; pero nosotros tenemos que obrar en esa responsabilidad según lo que el SEÑOR está haciendo en nosotros. Al fin y al cabo, es el SEÑOR el que está en libertad para obrar como Él quiere. Entonces, por esto es tan importante entender este asunto de “el altar y de la sangre”, porque en el altar es donde se aplica la sangre; y porque, asociado con la sangre, está “la vida”. En las Escrituras, en el libro de Levítico dice que no se puede comer sangre, porque la vida (o el alma), está en la sangre (Ver Génesis 9:4; Levítico 17:1115). Si queremos recibir esa cobertura de vida del Espíritu de Dios (porque el Espíritu de Dios es la vida de Jesús, y Él manda a cubrirnos con su Espíritu, y con su vida), si queremos entrar a escondernos en la vida de Cristo, que es simbolizada en la Escritura como por una vestidura blanca, entonces, tenemos que dejar “la vida nuestra”, o “los deseos nuestros”. No podemos seguir siendo los dioses de nuestras propias vidas; si queremos estar bajo la cubierta de Dios, tenemos que resolver este asunto, en el altar. En el Antiguo Testamento hacían altares, y su origen se menciona en el libro del Génesis, cuando dos hermanos decidieron presentar su ofrenda al SEÑOR (Recuérdese la historia). Uno de los presentes fue recibido, y el otro no. Dios aprobó el altar y el sacrificio de uno, y no aprobó el altar ni el sacrificio del otro. El uno ofreció un corderito, y el otro ofreció la obra de sus manos, que era el grano que había producido. En el libro del Éxodo, capítulo 20, el SEÑOR dio mandamientos a su pueblo. ¿Cómo consiguieron esa ley y esos mandamientos? Los consiguieron, porque ellos decidieron y expresaron, que no querían escuchar más la voz del SEÑOR, porque si lo seguían haciendo, iban a morir. Entonces, mandaron a Moisés subir a la montaña, escuchar a Dios, y volver a bajar, para contarles lo que Dios

El Altar y la Sangre 19 1

decía. Y cuando Moisés subió, y luego bajó con los diez mandamientos, ya el pueblo estaba en idolatría con un becerro de oro, y Moisés arrojó esos mandamientos, porque ya estaban quebrantados.2 No es posible cumplir la ley de Dios, cuando la recibimos de segunda mano. La única manera de cumplirla, es cuando Dios mismo la escribe en nuestro corazón y en nuestra mente; y para esto es el trato del altar. En el libro del Éxodo, capítulo 20, al final de este, Dios le hace dos advertencias al pueblo acerca del altar. Éxodo 20: 23“No

hagáis junto a mí dioses de plata, ni dioses de oro os haréis [Todavía el dios plata y el dios oro, siguen vigentes como una gran tentación ante el pueblo de Dios].

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Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi Nombre, vendré a ti, y te bendeciré.

1 Deuteronomio 5:24-27: 24“y dijisteis: He aquí, el SEÑOR nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que el SEÑOR habla al hombre, y éste vive. 25Ahora pues, ¿por qué moriremos? Que este gran fuego nos consumirá; si volvemos a oír la voz del SEÑOR nuestro Dios, moriremos. 26Porque, ¿qué es toda carne, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y viva? 27Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere el SEÑOR nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que el SEÑOR nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos.” 2 Éxodo 32:19: “Y aconteció, que cuando llegó él al campamento, y vio el becerro y las danzas, el furor se le encendió a Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.”

El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

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Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares tu pico sobre él, tú lo ensuciarás.

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Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él”.

El altar, en el Antiguo Testamento, es lo mismo que “el evangelio”, en el Nuevo Testamento. El altar es un sitio donde tenemos un encuentro con el SEÑOR, para hacer un pacto con Él. Y los símbolos del pacto son el pan y el vino, que anteriormente, en el Antiguo Testamento, se simbolizaban por el grano y la sangre que se ofrecían sobre el altar. El grano (o el pan) sin la sangre (o el vino), no es recibido por Dios, y eso fue en lo que falló Caín. No podemos entrar en la provisión de Dios en la vida nueva, sin salir de la vida vieja. Y Caín quería entrar a la bendición, sin la sangre, y no fue acepto; y en vez de arrepentirse, se enojó y mató a su hermano. En la Biblia, la primera referencia de la sangre, aparece cuando Caín mató a su hermano Abel (Ver Génesis 4:10). La última referencia está en el libro del Apocalipsis, capítulo 19, cuando el SEÑOR, que es llamado Fiel y Verdadero, estaba vestido de una ropa teñida en sangre, y sale como vencedor sobre todas las fuerzas del mal. Este tema de la sangre es muy importante, porque con la sangre se inició el problema, y con la sangre se termina. Todos nosotros, en nuestro estado natural, hemos participado en el pecado de Caín, y después, en el crimen de los judíos de matar al Señor, con nuestra actitud, con nuestros hechos, con nuestra apatía, con nuestro egoísmo, y por eso todos tenemos la necesidad de estar bajo la cubierta de la sangre de Jesús. Entonces, como se nota en el libro del Éxodo, capítulo 20, no se pueden cambiar las condiciones. Cuando Dios pone piedras, entonces, no las podemos

El Altar y la Sangre 21 pulir; las condiciones tienen que ser como Dios las establece. Si nosotros comenzamos a embellecer el altar, labrando las piedras, dice la palabra de Dios que lo estamos en realidad “contaminando”. ¿Qué hemos hecho en el Nuevo Testamento? Hemos dicho que no es necesario arrepentirse, que no es necesario que el hombre viejo muera, que solamente es necesario recibir a Cristo, y que al recibirlo a Él, vamos a recibir lo mejor de este mundo también. Así es el Evangelio que muchos predican, cuando el verdadero Evangelio de Dios, es un Evangelio de una entrega total al SEÑOR. Tampoco se puede hacer el altar con gradas, porque dice que si se hace el altar con gradas, va a quedar vista nuestra desnudez. En otras palabras: Si queremos ir al SEÑOR poco a poco, entregándole un poquito de nuestra vida hoy y otra cosita mañana, y pensamos que así podemos aproximarnos al altar (por unas gradas), lo que no entreguemos al SEÑOR se va a convertir en blanco del enemigo en contra de nosotros, y él va a disparar allí. Cuando alguien dice: “Estoy dispuesto a servir al SEÑOR, y a hacer cualquier cosa, menos tal…”; o, “Estoy dispuesto a entregar todo, menos tal… cosa”; precisamente ese “menos tal… cosa”, se convierte en el campo de batalla, y en el área en donde usted va a ser derrotado. Y cuando usted es derrotado, queda su vergüenza descubierta, como mal testimonio ante todos. Entonces, el sistema de Dios no es con un altar de gradas. El sistema de Dios es: o se entrega nuestra vida a Dios, o no se entrega. O frío, o caliente; pero tibio no. Mas adelante, tenemos otro ejemplo en Esdras, capítulo 3, que dice: 3“ Y

asentaron el altar sobre sus basas, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecie-

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

ron sobre él holocaustos al SEÑOR, holocaustos a la mañana y a la tarde”. ¿Por qué levantaron primero el altar? ¿Por qué no edificaron primero el muro? (Pues el muro fue lo último que edificaron). El pueblo llegó a restaurar la ciudad de Dios, y lo primero que hicieron fue edificar de nuevo el altar, y comenzar con los holocaustos; después, pusieron los cimientos del templo; luego, edificaron el templo; y por último, levantaron las murallas y las puertas. Ellos sabían que el altar, tenía que ver con la cubierta; y que debía haber aplicación de sangre, para quedar bajo la cubierta, porque la vida está en la sangre;3 y si no hay aplicación de la sangre, si no hay altar a la manera de Dios, y si no hay aplicación de la sangre a la manera de Dios, no hay bautismo en el Espíritu Santo. Si no hay bautismo en el Espíritu Santo, no hay cobertura ni protección. El bautismo es en el Espíritu Santo y en fuego (Ver El fuego del altar no puede ser cualquier fuego; no podemos hacer un altar y encender nuestro propio fuego, pues el fuego tiene que ser encendido por Dios. Si el fuego no es el fuego de Dios, el altar no sirve, y es una abominación ante el SEÑOR. Todas estas cosas es importante analizarlas, porque para nosotros, hoy en día, es necesario entender que el altar no es un montón de piedras para matar un animal encima; el altar no es un sitio en específico; el altar es hacer un contrato, un Pacto, un convenio con Dios, a la manera de Dios, y para eso tenemos los símbolos del Viejo Pacto. Mateo 3:11 y Lucas 3:16).

Según el libro de Levítico, capítulo 7, en el original dice que las personas tenían que llegar al altar, a ofrecer

3 Remítase a: Génesis 9:4; Levítico 17:11, 14; Deuteronomio 12:23.

El Altar y la Sangre 23 su pecado. En otras versiones de las Escrituras, dice que llegaban primero con su ofrenda; pero, en el original no dice ofrenda, aunque lo hayan traducido así diciendo que las personas tenían que llegar con su ofrenda para el pecado. El altar y la aplicación de la sangre, no es para que nosotros podamos seguir en nuestros pecados, bajo alguna cubierta rara de la gracia de Dios, como por obra de magia. El altar es para que nosotros podamos salir limpios, sin pecado; entonces, es necesario hacer como lo hacían ellos. Cogían un becerro, y ponían las manos sobre él. Ese becerro se convertía en el pecado; y entonces, llevaban el pecado al altar, para que fuera desangrado. En ese instante la persona que estaba haciendo ese ofrecimiento, tenía que estar allí, con sus manos encima de la cabeza del animal, ayudando al sacerdote a matar el animal. Así mismo, nosotros tenemos que entregar nuestro pecado con la ayuda del Señor, pues el Señor es ahora el único mediador entre Dios y los hombres. Él es quien ayuda a tomar nuestro pecado para matarlo, desangrarlo, quitarle la vida, para que ese pecado ya no tenga, ni vuelva a tener, más poder sobre nosotros. El altar es el lugar en donde nosotros podemos tener un encuentro con nuestro Señor Jesús. Puede ser en donde nos encontremos: en la casa, en la reunión, en cualquier sitio. El sitio físico no es importante; lo importante ahora, es que tengamos un encuentro con el Señor Jesús, y que le entreguemos nuestro pecado a Él, para que Él nos ayude a matarlo, hasta que el pecado no tenga más poder sobre nosotros. Luego, hay que hacer otro sacrificio simbolizado por un macho cabrío; y las Biblias lo tradujeron como pecado o sacrificio de la culpa, pero en el original solamente dice que debemos entregar, no una ofrenda para la culpa, sino la culpa en sí, donde este segundo animal se convierte en la culpa. Después que el Señor nos mata el pecado, el enemigo nos quiere decir:

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

“Usted no puede tener una relación con Dios; usted no puede tener una comunión con Dios; usted no puede comportarse como un hijo de Dios; usted no puede obrar en un ministerio delante de Dios; usted esto… o lo otro”. Entonces, ¿qué quiere hacer el SEÑOR? Él quiere matar la culpa, para que no la tengamos más. Y eso, en el libro del Levítico, se simbolizaba con un segundo sacrificio de un macho cabrio. Después que se ha acabado con el pecado y con la culpa, viene un tercer sacrificio que se hacía sobre el altar, llamado el sacrifico de la paz. Ese sacrificio se hacía (como dice en el original), en “holocausto”. Se comienza a introducir el término “holocausto” en la Escritura. El sacrificio de la paz simboliza a la persona estando bien delante del SEÑOR, sin pecado y sin culpa; simboliza a la persona lista a ofrecerse a sí misma, al SEÑOR. Como dice el Apóstol Pablo, en la Carta a los Romanos, capítulo 12: 1“Así

que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto”.

El sacrificio de la paz, en el altar de Dios, simboliza a la persona dispuesta y disponible para lo que Dios quiera; porque ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, porque hemos sido comprados por gran precio. El hecho de quitarnos de encima el pecado y la culpa, se presenta como una salvación que no merecemos, y que no podemos comprar con nuestros propios hechos; pero tiene un tremendo precio, porque el Señor lo pagó con su vida. Si nosotros entramos en esa cobertura de la vida de Él, ya no debemos regresar a la vida nuestra. Si nosotros nos identificamos en la muerte de Jesús, entonces, tenemos que dejar atrás nuestro orgullo y nuestra arrogancia, nuestro capricho y nuestros propios de-

El Altar y la Sangre 25 seos, para acatarnos después, a la voluntad de Él. Esas son las condiciones del altar. El altar es para una entrega total al SEÑOR; no para una entrega parcial. Cuando viene la entrega total, entonces, sucede algo muy interesante que se llama “holocausto”, que quiere decir, “escalera” (o “en ascenso”). Es la misma palabra que se emplea, cuando Jacob vio (en sueño) una escalera apoyada en tierra, cuya cabeza tocaba el cielo; y donde ángeles de Dios, subían y descendían por ella (Génesis 28:12). Los ángeles de Dios subían y descendían por ese holocausto. Cuando ofrendamos nuestra vida; cuando ofrendamos lo bueno que hemos recibido de Dios; cuando ofrendamos una vida limpia delante del SEÑOR; entonces, se abre el cielo para nosotros; se abre el camino de tener comunión, no solamente con el Señor Jesús, sino también con el Padre. Quiere decir que ya tenemos acceso al trono de Dios; y dice la Escritura, que podemos llegar con confianza delante del trono de Dios, para hacer nuestras peticiones (Ver 1 Juan 5:14); y, que si dos o tres de nosotros estamos de acuerdo en el Nombre del SEÑOR (que es en la Naturaleza del SEÑOR), que nuestra petición será otorgada (Ver Mateo 18:19). Si nosotros estamos haciendo peticiones que no están siendo concedidas, es porque no estamos de acuerdo con otras personas que sí están en la Naturaleza de Dios; y de pronto, porque no estamos pidiendo en la Naturaleza de Dios. Estas peticiones se pueden hacer en la Naturaleza de Él, no en la nuestra; y por eso, el altar es para sacarnos y acabar con la naturaleza de Adán, para que podamos tener un acceso a una nueva naturaleza en Jesús, donde se abren los cielos para nosotros. El altar es para que esa presencia celestial de Jesús, que es a través del Espíritu Santo, pueda entrar en nuestra vida, y cubrirnos.

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

Fue prometido, a la virgen María, que ella iba a tener un hijo sin conocer varón. Y el ángel le dijo:

“ …El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá…” (Lucas 1:35). Así que, ella tuvo un hijo y llamó su nombre “Jesús”, y se conoce el resto de la historia; pero, lo que a veces no tenemos en cuenta, es que el Señor Jesús quiere nacer en cada uno de nuestros corazones; y eso funciona de la misma manera como lo que ocurrió con María. La presencia de Jesús en una persona, puede ser extendida a otra persona. Cuando el Espíritu Santo vino sobre María, y el Señor Jesús fue concebido dentro de ella, ella enseguida se fue a donde su prima Elizabeth, y cuando ésta la vio, sintió que el niño de ella (que tenía seis meses de estar en el vientre), saltó de alegría. En ese instante, Juan el Bautista, quedó bautizado tres meses antes de nacer; y junto con él, Elizabeth su madre (Ver Lucas 1:41,44). Después, el Espíritu Santo vino sobre Zacarías su padre, pues le destapó el hablar y profetizó (Ver Lucas 1:67). Cuando nosotros nos entregamos en el altar de Dios, para hacer la voluntad de Él, de la forma que Él lo mande, eso es lo que abre el camino para la cobertura del Espíritu Santo. Esa cobertura del Espíritu Santo también puede afectar a otras personas que están cerca de nosotros. ¿Qué es lo que pasa hoy en día en la iglesia? Demasiadas personas están bajo la cobertura del hombre, y no están bajo la cobertura del SEÑOR. La cobertura del hombre tiene muchísimas limitaciones. El discípulo no puede ser mayor que su maestro (Ver Mateo 10:24), y si usted tiene como maestro a un hombre, nunca podrá ser mayor que ese hombre. Pero, si nuestro maestro es el Señor, la Escritura dice, que si llegamos a ser como nuestro Señor, entonces, seremos perfectos. Y, solamente podemos serlo, si estamos bajo la

El Altar y la Sangre 27 cobertura del Espíritu de Dios. Los apóstoles, los profetas, así como el gobierno en la iglesia, están mencionados solamente como en dos o tres versículos en ese contexto. La sangre y el altar, están mencionados en más de 350 versículos cada uno; más o menos en la misma frecuencia que términos tan importantes como la paz y la justicia. En la Epístola a los Filipenses, capítulo 3, dice: 7“ Pero

las cosas que para mí eran ganancias, las he apreciado pérdidas por Cristo.

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Y ciertamente, aun aprecio todas las cosas como pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo [Pablo conoció el verdadero altar],

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y por ser hallado en él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;…”.

Nótese que en esta escritura no dice, “...la fe en Cristo”; Pablo se refiere a que él está operando en “…la fe de Cristo”. Nuestra fe puede llevarnos al altar, pero si queremos cumplir con lo que Dios quiere, entonces es necesario que la fe de Cristo comience a operar en nuestras vidas, y eso solamente funciona si hemos entrado en Él. La muerte de Cristo nos puede cubrir a todos. ¿Por qué? Porque cuando alguien está muerto, las acusaciones de la ley cesan. Si el gobierno tiene pleito en contra de alguien para quitarle sus bienes o para ponerle alguna pena, ese pleito puede seguir, y la persona acusada puede seguir siendo juzgada mientras viva, pero, tan pronto muera, el caso queda cancelado. Queda archivado inmediatamente, no pueden seguirlo más, pues no pueden seguir acusando a un muerto. Ningún juez, en ningún país, puede seguirle un juicio a un muerto; porque

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

lo máximo que puede hacer la ley en los países que aceptan la pena de muerte, es quitarle la vida a la persona; y si la persona ya está muerta, no hay nada que hacer. No la pueden multar; no la pueden encarcelar; no la pueden matar; no le pueden hacer nada. Entonces, ¿Cuál es el oficio del altar? Es ofrecernos a nosotros mismos, la posibilidad de morir ahora, en vez de hacerlo más adelante. Por medio del altar podemos entrar a hacer un pacto con Dios, y decirle: “SEÑOR, aquí estoy; me entrego, me rindo, desisto”. Y entonces, el SEÑOR aplica la sangre sobre nosotros, mata el pecado, mata la culpa y nos recibe como una ofrenda, como un holocausto vivo; y abre el cielo hacia nosotros, y ya nuestra vida no va a ser por cuenta nuestra, sino por cuenta de Él. Ya no somos de nosotros, sino que pertenecemos a Él, porque ya fuimos comprados por Su muerte. Esta es la noticia de las buenas nuevas del Evangelio. Mas adelante, en el libro de Apocalipsis, capítulo 19, dice: 11“Y

vi el cielo abierto…

[Eso es lo que sucede cuando hemos entrado por el altar de Dios; el cielo se abre, y ese holocausto de la vida nuestra, es una escalera que conecta la tierra con el cielo, donde nuestras peticiones son escuchadas y respondidas, porque ya no estamos pidiendo según los deseos y las concupiscencias de nuestra carne, sino que estamos pidiendo según la voluntad de Dios, que es muy diferente. Pero, aun así, tenemos que estar de acuerdo con dos o más personas que también estén funcionando en la Naturaleza de Dios, porque nosotros, aún así, tenemos nuestras áreas donde no vemos. El SEÑOR no nos da la revelación completa a ninguno de nosotros como individuos, porque nos quiere formar en un cuerpo donde nos necesitemos el uno del otro];…

El Altar y la Sangre 29

“ y he aquí un caballo blanco; y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual en justicia juzga y pelea.” En Israel, no se podía confiar en caballos, porque el caballo es el símbolo del hombre natural. Pero, ahora, hay un caballo blanco, un hombre natural limpio, y Cristo está montado sobre ese caballo; y así, sale a batallar. Nosotros no podemos confiar en caballos (en el hombre natural), pero Él quiere que seamos parte del caballo blanco que Él va a montar; donde Él nos va a controlar, y donde nosotros lo vamos a llevar a Él, a la batalla; en vez que nosotros estemos tratando de lograr, que Él haga lo que queremos; en vez que nosotros estemos tratando de someter a las personas, queriendo ser (nosotros) la cobertura. Este caballo tiene la cobertura de la santidad y tiene a Cristo montado encima; y Él pelea en justicia. 12“Y

sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno ha conocido sino él mismo;

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y estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es llamado LA PALABRA DE DIOS.”

Sin la aplicación de la sangre, no hay cobertura. Además, la sangre se aplica con el hisopo, y el hisopo es el símbolo de la “humildad”. El SEÑOR tiene que tratar con nuestra arrogancia, con nuestra soberbia y con nuestra prepotencia, para poder aplicar la sangre. El resultado de aplicar la sangre, es el de ser vestidos en la justicia de Dios, bajo la cobertura del Espíritu Santo; es el de estar bajo el gobierno de Cristo. Ya Cristo está montado sobre nosotros (sobre el caballo blanco), en vez de nosotros tratar de montarnos sobre Él. Esa es la diferencia entre una cobertura de hombres y una cobertura de Dios.

El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

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En la cobertura de Dios, Él, de todas formas, nos va a usar; pero de una forma muy diferente. El que quiere ser grande en el reino de lo cielos, es el que va a ser el siervo de todos. 14“Y

los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio [Cubiertos, bajo la cobertura de Dios].

15

Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella los gentiles; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

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Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES .”

Pero, esta copa, esta sangre que hay que aplicar, es muerte al hombre viejo; y de la misma manera, es vida para el hombre nuevo. El que toma esta copa, indignamente, está tomando condenación; pero, el que lo hace después de haber tenido un encuentro y un pacto con Dios, en el altar de Dios, recibe sustento y vida. Esa persona comienza a participar en la vida del SEÑOR. Los mensajes que se están produciendo en este lugar, están siendo predicados con base en la versión de las Sagradas Escrituras Versión Antigua, publicada por Colombia para Cristo (Bogotá – Colombia). Y lo primero que me preguntaron, en las dos o tres ocasiones que he mostrado la Biblia a alguien, es: “Hermano, ¿qué costo tiene la Biblia? La primera respuesta que di, fue: “Creo que el costo es alrededor de unos diez mil pesos”. Sin embargo, comencé a reflexionar de otra manera. ¿Qué costo tiene? Casi todos los hombres que fueron utilizados por Dios para escribir porciones de este libro, pagaron con sus vidas. El personaje central de la

El Altar y la Sangre 31 historia y de las Escrituras, el Señor Jesús, dio su vida por nosotros. El altar, en el Antiguo Testamento, más o menos es lo mismo que la cruz, en el Nuevo Testamento. A través de la historia, los apóstoles que escribieron cada uno un pedacito de las Escrituras, casi todos pagaron con su vida para que nosotros pudiéramos tenerlas. Una de las cosas que trataron de proteger, los de la iglesia primitiva y los de la iglesia que siguieron fieles después, era que la Palabra escrita no fuera contaminada. Solamente el pueblo de los Wualdenses, que vivían al lado de Suiza, en las montañas de Europa, pusieron más de un millón de mártires; y el problema central (que les costó la vida), era que no querían entregar sus manuscritos a los agentes de la inquisición. Pudiéramos seguir contando la historia. En la traducción, el que inició esto, se llamaba Francisco de Encinas. Pensó, que con llegar con el Nuevo Testamento al rey de España, si el rey pudiera recibirlo y difundirlo, se podrían cambiar las cosas en España. Él fue al palacio con el primer Nuevo Testamento dedicado al rey, y alcanzó a llegar y presentárselo, y los agentes de la inquisición lo cogieron y lo encarcelaron; y después, por un milagro de Dios, el SEÑOR lo sacó de la cárcel. Al final, no sabemos a ciencia cierta qué le pasó; unos dicen que lo mataron, y otros que no. Otro señor, Juan Pineda, tradujo los Salmos, y los agregó al Nuevo Testamento de Francisco de Encinas. Y también fue muy perseguido y pagó un precio muy alto. Casiodoro de Reina, comenzó a leer la Biblia que estaba en su monasterio amarrada a un poste, pues la tenían allí como una reliquia, para tocarla y para besarla, pero era prohibido leerla. Éste, comenzó a leerla, a traducir el Antiguo Testamento, y a explicar el mensaje del altar, y los monjes se convirtieron. Vino la inquisición a matar casi a todos, y se lograron escapar

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 1

Casiodoro de Reina, Cipriano de Valera y algunos pocos más. A William Tyndale, quien hizo la primera traducción fiel en inglés, lo desterraron, lo persiguieron, ganaron su confianza con un criminal que comenzó a ayudarlo a llevar la Biblia a Inglaterra, pero con el fin de traicionarlo. William Tyndale fue ahorcado y quemado en la hoguera. Esta Biblia ha sido comparada con el trabajo de todos estos hombres, pues cada uno ha aportado algo. Las Traducciones modernas de la Biblia han descartado (o lo han traducido de otra manera), las partes que estos hombres de Dios pensaron que eran claves. Palabras como juicio, como arrepentimiento, como santidad, y aun como la palabra sangre, las han ido tachando; porque el diablo sabe que si él puede acabar con el altar, entonces, no hay nada que hacer. En el libro del Apocalipsis, capítulo 6, las almas de los redimidos se encuentran debajo del altar. Eso significa que están protegidas porque están en pacto con Dios, y nada ni nadie, los puede tocar. El SEÑOR está esperando el momento de la resurrección, para poner Su gobierno de una manera visible. Entonces, si no entendemos lo del altar, si no entendemos lo de la cruz, no es posible entender el Evangelio, y no es posible recibir la cubierta del Espíritu de Dios. Después que una persona ha recibido la cobertura del Espíritu de Dios, nada ni nadie la puede tocar; porque dice el Apóstol Pablo que después de eso, “ser ausente de este cuerpo, es ser presente con el SEÑOR” (Ver 2 Corintios 10:11). Para la persona que ha entrado en el camino de la cruz, por el altar de Dios, para la persona que ha experimentado el fuego de Dios, para la persona que ha recibido el Espíritu de Dios,

El Altar y la Sangre 33 las cosas de este mundo ya no son importantes; sus valores cambian, sus deseos cambian, y esa persona queda encendida por el verdadero fuego de Dios, que es el amor de Dios que redime. El amor de Dios, no nace de sentimientos, sino que nace del sacrificio.

Vamos a Orar: SEÑOR, le pedimos que este mensaje haya quedado claro, y que Su altar, el camino de la cruz, pueda quedar restaurado de nuevo en Colombia. Que pueda haber de nuevo ministros de su altar, para conducir a las personas, a un verdadero encuentro con el fuego de Dios. Que el poder del pecado y de la culpa, sean quebrantados ante los pactos a su manera SEÑOR. Que el Evangelio del Reino de Dios pueda ser restaurado en Colombia. Que podamos sentir y presenciar las conversiones y las vidas cambiadas de las personas, que como Pablo, dejan todo atrás, y no se fían más de las cosas de este mundo; sino que ponen sus ojos en la meta de la perfección. Pedimos esto en el Nombre de nuestro Señor Jesús, AMÉN.

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El Altar y el Evangelio •

CAPÍTULO 2

EL SISTEMA DE LEVIATÁN

D

De la reciente edición de las Sagradas Escrituras, Versión Antigua, el último libro por revisar fue el libro de Job. Este fue el libro que el SEÑOR dispuso para predicar en el funeral de la esposa del hermano Clayton E. Sonmore, la hermana Jean. Sobre el libro de Job se reflexiona en este mensaje. Muchas veces no entendemos por qué las personas que tienen comunión con el SEÑOR, pasan por dificultades. En el mensaje anterior se habló acerca de El Altar y la Sangre, donde el Altar simboliza las condiciones del Evangelio; simboliza hacer un pacto con Dios, a la manera de Él. Además, se dijo que cuando llegamos ante el SEÑOR como sacrificio vivo, entonces, de allí en adelante ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que pertenecemos a Dios. Así comienza el libro de Job, ofreciendo holocaustos en sacrificio a Dios, por sus hijos. Eso quiere decir que Job ya estaba en pacto con Dios. En el original, la palabra “holocausto”, es la misma palabra que se utiliza cuando la Escritura se refiere a “la escalera de Jacob”; y quiere decir: “ascender como por una

El Sistema de Leviatán 35 escalera”. Esta palabra simboliza la abertura entre el Cielo y la Tierra. Quiere decir que la persona que llega a estar en pacto con Dios, y participa en el holocausto, tiene el cielo abierto. Otro uso de la palabra “holocausto”, se encuentra cuando el Ángel de Dios habla a los padres de Sansón acerca de cómo criar a su hijo, a sabiendas que Dios iba a utilizarlo para comenzar a liberar a su pueblo. En dicho contexto, el padre de Sansón le pregunta al Ángel por su nombre, con el fin de honrarlo cuando se cumpliera su palabra:

“ Y el ángel del SEÑOR respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre? Es maravilloso.” (Jueces 13:18). Más adelante, la Escritura dice que el ángel hizo maravillas, porque cuando ellos ofrecieron el holocausto al SEÑOR, el ángel del SEÑOR ascendió al Cielo en la llama del altar, a la vista de ellos. El holocausto de un verdadero pacto con el SEÑOR, abre el cielo. Abre la posibilidad para que nosotros podamos participar de la naturaleza de Dios, y también abre la posibilidad de tener comunión directa con Dios, donde Él nos escucha y nosotros le escuchamos también. Job vivía así, en pacto con Dios. Cuando llegó el enemigo (Satanás), a decirle a Dios: “Su amigo Job se porta bien con usted, y es un ejemplo destacado, solamente porque usted lo tiene muy protegido; usted no permite que nadie lo toque, y como le bendice en todo, ¿cómo no le ve a servir con alegría? Quítele la protección, y verá que le va a blasfemar en su rostro” (Ver Job, capítulos 1 y 2). El SEÑOR le dio cierta libertad a Satanás de tratar con Job, y sin embargo, éste no blasfemó el nombre de Dios, como Satanás lo quería. El SEÑOR puso a Job en las manos de Satanás, pero, solamente con la condición que guardara su vida. Job no pudo entender lo que había

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

pasado, y para colmo de males, le llegaron tres amigos para “consolarlo”. Lo que hicieron los tales consoladores, fue echarle un puñado de culpa al asunto. Le brindaron una fuerte dosis de culpa, pensando en ayudarlo. Los nombres de todos ellos son simbólicos, pero en este mensaje, solamente se va a hacer referencia al primero de ellos, Elifaz, el temanita. Ese nombre tiene que ver con “el viento suave y cálido que sopla siempre del sur”. Elifaz, simboliza a quienes predican el Evangelio, que cuando alguien llega al Señor, todo le va a salir mejor: “Si usted recibe al Señor, Él le dará dinero, casa, carro, beca y todo lo demás; y si algo le falla, es seguramente porque usted tiene algún pecado oculto”. Elifaz tenía otros dos amigos cuyos nombres simbolizan errores del sistema religioso. Simbolizan cuando los hombres caen en uno de dos errores: El error del legalismo, de tratar de aplicar los principios y la ley de Dios a nuestra propia manera; o, el error del libertinaje, de decir que cada uno puede hacer lo que se le venga en gana, porque ya está protegido por el SEÑOR. Estos errores han permanecido en el pueblo del SEÑOR desde el comienzo. Después de muchos diálogos entre Job y sus tres amigos, llega el punto en el cual los tres varones cesan de hablar por completo, pues les es imposible responder palabra alguna a Job, quien se hacía justo a sí mismo. 1

¶“Y cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo en sus ojos.” (Job 32:1)

Estos tres personajes no pudieron responder más a Job, en cuanto a la aplicación que ellos hacían de la ley y de los principios de Dios. Sin embargo, hubo un joven llamado Eliú, quien sí habló en representación del Espíritu de Dios. En toda la Escritura hay personajes que representan al Espíritu de Dios, pero en ninguno de esos

El Sistema de Leviatán 37 casos, se puede afirmar que esas personas son el Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios obra a través de nosotros, y puede usar muchas, y diferentes personas. En el caso del profeta Balaam, no hubo sino una asna, y el Espíritu de Dios la utilizó para hablar lo que había que decir en ese momento. En algunos libros de las Escrituras, tenemos la tentación de decir que tal personaje representa a Dios, y eso es algo que solamente es cierto, cuando Dios está hablando a través de esa persona. Por ejemplo: Se puede decir algo ungido en una reunión dirigida por Dios, pero si no se tiene cuidado, a los cinco minutos se puede decir algo por cuenta de sí mismo, que es todo lo contrario. Pedro, pudo decir: “Tú eres el Cristo”; y unos pocos versículos después, estaba regañando al Señor, diciendole: “No, ¿el camino de la cruz?, no ¿cómo se le ocurre Señor?, usted no va a hacer eso”; y el Señor tuvo que regañarlo y responderle: “Apártate de mí, Satanás”. Se debe tener mucho cuidado con esas identificaciones. Pero en este caso, el Espíritu de Dios utiliza a Eliú, y muestra algunas cosas a través de él. Cuando el Espíritu de Dios está en nosotros, el SEÑOR nos puede usar para dar una palabra, o para recibirla, si ese es el caso. El SEÑOR comenzó a contestar a Job a través de Eliú, e inclusive, en uno de los versículos, Eliú dice: “Job, ¿estuviste pidiendo a Dios que se presentara como hombre para contestar tus inquietudes?, pues aquí estoy yo, hablando de parte Dios” (Ver Job, capítulo 36). Muchas veces me han sucedido casos en los cuales he tenido que dar una respuesta de parte de Dios a alguien. Una vez un comandante de un grupo armado me dijo: “Lo he estado observado a usted y a su hermano durante muchos años, y veo que ustedes si están en comunión con Dios, y que ustedes si escuchan la voz de Dios” —y continuó— “quiero saber, ¿cómo puedo escuchar la voz de Dios?” Entonces, le contesté: “Si usted quiere escuchar la voz de Dios, aquí estoy yo para repre-

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

sentarlo; y el mensaje que tengo de Dios para usted, es que todos tenemos que responder tarde o temprano ante Dios por nuestros hechos. Yo tengo que responder por los míos, y usted tendrá que responder por los suyos; eso es lo que Dios le está diciendo a usted ahora. Pero, si usted quiere escuchar la voz de Dios de una manera propia e íntima, entonces, es necesario tener limpio el corazón, pues ese es el requisito”. Tenemos que llegar ante el SEÑOR en arrepentimiento, y sufrir todo el proceso del altar. Una entrega de nuestro pecado, de nuestra culpa y de nosotros mismos, para que se abran los Cielos y nosotros podamos tener una comunión íntima y directa con el SEÑOR. Tardé aproximadamente una hora contestando esa pregunta. Sin abarcar todo el tema de Eliú, hay unas líneas muy interesantes que destacar. En Job 33:23, dice: 23“Si

tuviera cerca de él un mensajero, un intérprete, uno entre mil que mostrare al hombre su rectitud;

24

que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló rescate;”

El Señor es el “rescate” para nosotros. Esta cobertura, de la que se habló en el mensaje anterior, es el rescate que el Señor puso por nosotros a través de su sangre, y es a través de ese rescate, y de esa sangre, que entonces podemos tener la cobertura del Espíritu de Dios. En los siguientes versículos se resume el problema. En el libro de Job, capítulo 34, dice: 5“porque

Job ha dicho: Yo soy justo, y Dios me ha quitado mi derecho.”

Job aún no había entendido cómo es el pacto con Dios. Cuando nosotros entramos en pacto con Dios ya no nos pertenecemos más a nosotros mismos, sino que

El Sistema de Leviatán 39 como hemos sido comprados por el SEÑOR por un gran precio, le pertenecemos a Él. El SEÑOR puede hacer con nosotros lo que mejor le parezca; y esa era la parte más difícil para que Job entendiera. Si era difícil que él lo entendiera, ¡imagínese el problema para que lo entendieran sus tres amigos! Saltando a Job, capítulo 37, Eliú explica un poco el porqué es que el SEÑOR permite las dificultades en la vida. Las dificultades son representadas por “el frío”, o por “el soplo del aire frío”. En la Escritura, el viento frío que venía del norte, es el “Aquilón”. Éste, mata y arrasa con todo lo verde. ¿Por qué es que el SEÑOR permite temporadas así en nuestra vida? Elifaz, el temanita, solamente entiende las cosas, cuando sopla el viento cálido del sur; el viento que trae la primavera y hace que todos los árboles florezcan, que salgan las frutas, que indica que es tiempo de siembra, de cosecha, de bondad y de prosperidad. Pero Eliú, le explica porqué es que viene el viento de norte; el viento del frío y de las dificultades. El libro de Job, capítulo 37, dice: 9“

Del mediodía viene el torbellino, y de los vientos del norte el frío.

10

Por el soplo de Dios se da el hielo, y las anchas aguas son constreñidas.

11

Además de esto con la claridad fatiga las nubes, y las esparce con su luz.

12

Y ellas se revuelven en derredor por sus designios, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mandó.

13

Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará aparecer.”

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

Estas nubes de juicio que después Él aparta o despeja con Su luz, las pone unas veces por azote, otras por causa de su tierra (su pueblo), y otras por misericordia las hará aparecer. Por eso es que el SEÑOR permite las dificultades en la vida del creyente. Elifaz y sus dos amigos pensaron que la adversidad es azote, solamente porque se ha hecho algo mal. Eliú entiende que hay dos razones más, que una es por causa de su tierra, porque estamos en una lucha grande y Dios está levantando un pueblo a su manera para recibir todo en herencia, y necesita formarlo, disciplinarlo y enseñarle. Además, porque hay un enemigo que está en contra de la tierra de Dios, que es el acusador de los hermanos, y Él lo va a acabar. El enemigo solamente se puede derrotar, si se hacen las cosas a la manera de Dios. Entonces, Eliú está abriendo el escenario para lo que Dios le va a enseñar directamente a Job. La última razón es por misericordia; por misericordia sobre su pueblo, aunque en el momento no parezca serlo. Una de las cosas que el SEÑOR nos estuvo destacando al hermano Clayton Sonmore, a su esposa Jean y a todos los demás, es que a través de todas esas dificultades, Job pudo decir al final (cuando se arrepintió delante del SEÑOR por esa mala actitud de decirle a Dios que Él le había quitado su derecho), que hasta entonces él le había podido escuchar, pero que ahora le podía ver, y que por lo tanto, se arrepentía en cilicio y ceniza. Todo ese trayecto de las dificultades que pasaron en la vida de Job, le sirvieron para pasar desde el ámbito de escuchar solamente, al ámbito de poder “ver” a Dios. Hay un ámbito de poder “ver” a Dios, o de poder ver las cosas desde el punto de vista de Dios, y no es posible estar en ese ámbito, sin pasar por pruebas y por tribulaciones. Tenemos que pasar por la prueba, para ver si nuestras metas son las cosas de este mundo, o si nuestra meta es el Reino de Dios, y las cosas de ese Reino invisible.

El Sistema de Leviatán 41 Sin la prueba, no es posible saber; no es posible ver con claridad. Después que Eliú le explica a Job estas cosas, entonces le ofrece un consuelo. Los otros consoladores no podían consolar a Job, pero Eliú sí pudo. En el libro de Job, capítulo 37, dice: 14

¶“Escucha esto, Job: Repósate, y considera las maravillas de Dios.”

Más o menos le está haciendo entender que sí hay la respuesta, y que si Job se tranquilizara un poco, Dios se la daría. 24“Por

tanto los hombres le temerán; todos los sagaces de corazón no le verán.”

El hombre que está haciendo trampas en su corazón, y buscando conseguir cosas por su cuenta, jamás va a poder ver a Dios, ni va a ver las cosas como son. Para un hombre sagaz, el llegar a estar en la presencia de Dios, sería entonces su destrucción, pues no podrá permanecer ante la presencia de Dios. Después de esto, el SEÑOR le responde a Job, y comienza a hacerle algunas preguntas. Job estaba pensando que él le iba a presentar su caso, y que Dios tendría que declararlo justo; y aunque el SEÑOR sí lo hizo al final, pues lo declaró justo, también le enseñó unas cosas muy importantes. Le enseñó que aun siendo justo, antes, durante y después del problema, él no era más justo que Dios. Entonces, en el capítulo 40 del libro de Job dice: 4“ He

aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.

5

Una vez hablé, y no responderé; aun dos veces, mas no volveré a hablar.”

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

42

Nótese la secuencia: Job habla con sus tres amigos hasta que ellos no le pueden contestar más. Eliú, de parte del Espíritu de Dios, le presenta razones a Job, y este no le puede contestar. Pero después, Dios le habla directamente a Job; y cuando el SEÑOR ya ha conseguido la actitud de Job (donde Job ya descansa de su pleito, y no le pide más explicaciones al SEÑOR de lo que está sucediendo), ahora sí, Dios comienza a abrirle los ojos para que pueda ver esta situación desde el punto de vista de Él. En ese momento, el SEÑOR le abre los ojos a Job, para que pueda ver cómo es el problema. No es solamente una situación de individuos que serán tratados con justicia o con injusticia. Se trata de una lucha mucho más grande. Se trata de un problema de tal magnitud que el hombre no lo puede solucionar. El único que lo puede manejar, es Dios; y para que nosotros salgamos librados, para que toda la creación sea liberada de esta caída, es necesario aprender a hacer las cosas a la manera de Dios, y eso conduce al camino de la cruz. El camino de Dios conduce e implica “el Altar”. Saltando un poco al versículo 15, del capítulo 40, dice: 15

¶“He aquí ahora behemot, al cual yo hice contigo; hierba come como buey.”

Con esto, el SEÑOR está hablando de toda la creación natural. El SEÑOR nos creó en Adán, y en él, todos caímos, y toda la creación está caída. 16“He

aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su fortaleza en el ombligo de su vientre.”

Toda la creación natural, es manejada por sus apetitos naturales. Todos los animales tienen que andar siempre, rebuscando qué comer; esa es la vida de ellos día tras día. La vida del hombre natural es el andar buscan-

El Sistema de Leviatán 43 do siempre el sustento diario, y no puede descansar de eso, durante toda su vida. Tiene que estar buscando sus cosas, pues es toda una vida con ombligo (símbolo de los apetitos carnales). Hay una fábula del norte, donde se cuenta que cierto personaje tuvo que escoger entre siete ancianos similares. Si dicho personaje podía escoger a Adán de entre los siete, entonces, se iba para el Cielo; pero si no lo lograba hacer, entonces, se iba para el infierno. Escogió correctamente, y cuando alguien le preguntó cómo lo hizo, su respuesta fue que él escogió al anciano que no tenía ombligo. Aunque no sabemos a ciencia cierta la veracidad de lo que comunica esta fábula, sabemos que Adán sí fue creado en un ámbito donde él no tenía que vivir detrás de sus apetitos y de sus deseos carnales. Adán estuvo en un Huerto, para guardarlo y labrarlo, y pudo simplemente disfrutar de los árboles frutales y de la provisión que tenía Dios. El sustento que tenía, era su comunión con Dios. Y cuando fue la caída, entonces, tuvo que vivir del sudor de su frente. Y lo que sí tenemos por seguro, es que desde Adán en adelante, todos nacimos con ombligo, pues estamos en el ámbito del vientre y de los deseos naturales. 17“Su

cola mueve como un cedro, y los nervios de sus genitales son entretejidos.”

Genéticamente, esta creación natural, no puede producir una salida pues está amarrada. No solamente produce según su especie, según su género y según su naturaleza (como dice la versión antigua), sino que de generación en generación, se va degenerando más. Hay más defectos, más problemas y más enfermedades, porque todo el orden natural, está en un camino de degeneración; en cambio, tanto el camino como el orden espiritual de la nueva creación, todo va en camino de redención y de restauración.

44

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2 18“Sus

huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro.”

El hierro es símbolo de la ley, y la única forma de controlar esta creación natural es con la “ley”. 19“El

es el comienzo de los caminos de Dios;…”

Es muy interesante notar esto, porque la creación natural, es el comienzo de los caminos de Dios. Dios usa la creación natural, para sembrar la nueva creación. Nosotros tenemos nuestro comienzo en Adán (en la creación antigua); pero, tenemos la oportunidad de poder recibir la Palabra de Dios. Tenemos la oportunidad de recibir una semilla incorruptible, y Dios puede seguir su proceso de creación, hasta sacarnos de esta vieja creación, y meternos en Cristo, en la nueva creación, hasta que podamos decir: “He aquí las cosas viejas pasaron; y todo es hecho nuevo” (2 Corintios 5:17). Ese es el plan de Dios para cada uno de nosotros. No es como ahora tendríamos que decir en muchos grupos y en muchas iglesias: “Algunas cositas pasaron y otras cositas están siendo nuevas”; pues no se puede decir lo contrario. Porque muchas veces lo que se está sembrando es una semilla corruptible, y no una semilla incorruptible.

“ …el que lo hizo, acercará a él su espada. 20

Ciertamente los montes llevan renuevo para él; y toda bestia del campo retoza allá.

21

Se echará debajo de las sombras, en lo oculto de las cañas, y de los lugares húmedos.”

Siempre busca la comodidad. Está buscando cobertura y comodidad. 22“Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; los

sauces del arroyo lo cercan.

El Sistema de Leviatán 45 23

He aquí que él tomará el río sin inmutarse; y se confía que el Jordán pasará por su boca.”

El hombre natural siempre está buscando una salida, y piensa que puede vencer a la muerte. Piensa que puede vivir su vida como le de la gana, y que aun el Jordán de la muerte, no lo va a averiar. Cree que aun puede beber del río Jordán (símbolo de la muerte). Sin embargo, nótese lo que dice al final: 24“Su

hacedor lo tomará por sus ojos en tropezaderos, y horadará su nariz.”

¿Por qué? Porque el hombre natural tiene el anhelo de poseerlo todo; y ese mismo anhelo, lo hace caer en la trampa de Dios; y entonces, Dios puede ponerle control, dominarlo, amansarlo y conducirlo. El hombre natural, la creación natural, no son el problema pues Dios puede manejarla. Nuestra lucha no es contra sangre y carne; nuestra lucha es contra potestades espirituales, y eso es lo que Dios le mostró a Job. El libro de Job, capítulo 41, dice: 1

¶“¿Sacarás tú al leviatán con el anzuelo, o con la cuerda que le echares en su lengua?”

Ahora, está hablando de las potestades espirituales, y está nombrando la más fuerte de ellas, que aquí aparece con el nombre: “Leviatán”. La descripción del leviatán parece ser la de un dragón. Éste, es representado desde el comienzo como la serpiente antigua, y como el dragón; aun en el libro del Apocalipsis, vuelve a ser mencionado como dragón. 2“ ¿Pondrás

tú garfio en sus narices, y horadarás con espinas su quijada?

3

¿Por ventura multiplicará él ruegos para contigo? ¿Te hablará él lisonjas?

46

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2 4

¿Por ventura hará pacto contigo para que lo tomes por siervo perpetuo?

5

¿Jugarás por ventura con él como con pájaro, y lo atarás para tus niñas?

6

¿Por ventura harán banquete por causa de los compañeros? ¿Lo partirán entre los mercaderes?

7

¿Cortarás tú con cuchillo su cuero, o con asta de pescadores su cabeza?

8

Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla, y nunca más tornarás.”

Esto es lo que no ha entendido la iglesia en Pentecostés; ellos han pensado que con los dones de Dios, con los dones que hemos recibido de parte de Él, podemos salir por nuestra propia cuenta a atar al enemigo, y eso no es así. Ese enemigo no se deja vencer de esa manera. Hay una sola manera de vencerlo, la cual se explica más adelante. Sin embargo, esa manera de vencerlo no es la manera que ha estado ensayando la iglesia hasta ahora, y por eso no lo ha podido vencer. Por eso el problema sigue de mal en peor. Nótese que Dios le estaba revelando a Job, como es este enemigo; y le está descubriendo el problema directamente. 9“He

aquí que tu esperanza acerca de él será burlada; porque aun a su sola vista se desmayarán.”

Nosotros hemos tenido amigos que están dispuestos a pelear contra el enemigo, y cuando han llegado a la batalla, no han podido permanecer. 10“Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿quién pues

podrá estar delante de mí?” Se ha dicho que el leviatán es muy terrible, y que nadie puede contra él. Entonces, Dios está diciendo que si nadie puede contra él, “¿quién podrá contra Mí?” Ese

El Sistema de Leviatán 47 es un vuelco muy interesante; el SEÑOR va a mostrar algo que es necesario tener en cuenta. 11 ¶“¿Quién

me ha anticipado, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.”

El leviatán no fue primero, Dios fue antes que el leviatán. Dios no le debe nada al leviatán; Dios es el único que lo puede manejar. El versículo 12 del capítulo 41, ha sido mal traducido en casi todas las Biblias. Revisando las palabras, traduciéndolo como está traducido en todas las instancias de esta palabra, el versículo 12, sale de la siguiente manera: 12“Yo

no ocultaré sus mentiras, ni lo de su fuerza ni la belleza de su orden.”

El leviatán fue homicida desde el principio, mentiroso y padre de mentira (Ver Juan 8:44). Sin ninguna provocación, él se presentó ante Eva con el fin de engañarla; y lo hizo con mentiras. Dios le dijo tal cosa y él respondió, “No, no es así, es de otra manera”; cambiando la palabra de Dios por mentiras. ¿Por qué? Porque vio que Dios estaba dando mucha autoridad, mucho poder y mucho dominio a Adán y a Eva; y pensó que si no los sacaba, él iba a quedar dominado por ellos también. Él quería ser el que iba a dominarlos a todos. La Escritura dice muy claramente que la razón por la caída de él, es la de tratar de enaltecer su trono por encima del trono de Dios (Ver Isaías, capítulo 14); y cuando trató de hacerlo, fue hallada maldad en él. Ni siquiera le fue suficiente engañar a Adán y a Eva, haciéndolos echar del paraíso; sino que después, como Dios profetizó que iba a haber una simiente de mujer que lo iba a vencer, entonces, decidió matar a Abel, a través de su hermano Caín, precisamente para matar esa simiente. Pero, todo lo que ha hecho no ha funcionado, aunque si ha podido

48

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

restringir a la iglesia y en muchos casos dominar el pueblo de Dios. Él, es el dios de este mundo, tiene mucha fuerza en el ámbito de este mundo. Habla de sus mentiras, su fuerza y su orden; el orden de leviatán. Cuando busqué las raíces y la proveniencia de la palabra leviatán, pensé que iba a decir: culebra, serpiente, dragón, gusano, o algo por el estilo. Pero, la palabra leviatán proviene de la palabra “LEVÍ”. La raíz de la palabra leviatán se encuentra en Génesis, capítulo 29. Estamos hablando de Lea la esposa de Jacob.

“ Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez será juntado mi marido conmigo,…” Esa palabra “juntado” (ligado, ligadura; unido), es la raíz de la palabra “LEVÍ”, y esta a su vez de la palabra “Leviatán”.

“ …porque le he dado a luz tres hijos: por tanto, llamó su nombre Leví.” (Génesis 29:34). Ese es el deseo de los seres humanos, el de ser juntados los unos con los otros y buscar una “unión”. Ese fue el problema de la torre de Babel. Querían una unidad para hacer una torre hasta el cielo. La palabra “Leví”, tiene su curso por toda la Biblia, y en el Antiguo Testamento, termina en el libro del profeta Zacarías, donde se dice que “en ese día muchos serán unidos al SEÑOR”. La unión que está buscando el SEÑOR, es la unión con Él. Si somos unidos con Él, mediante el pacto con Él, mediante una entrega total, y mediante la aplicación de la sangre en el Altar (después de ser sellados y cubiertos por el Espíritu de Dios), automáticamente Él nos pone en armonía con todos los que tienen el mismo propósito y el mismo pacto, la misma cobertura y la misma cabeza. Pero, cuando el hombre abre una unidad forzada donde los hombres quieren poner el con-

El Sistema de Leviatán 49 trol, entonces, comienza el sistema de leviatán. En este momento, leviatán está manejando muchísimos grupos cristianos. Vamos a ver cómo es el sistema de leviatán y cuál es la belleza de su orden. Cuando hay fallas aquí en la tierra, parece muy bueno tener una cabeza para resolverlas. Ese es el mismo problema de Israel; querían tener un rey así como lo tenían los demás pueblos; alguien visible que les diera las órdenes y les resolviera los problemas. En ese entonces, el SEÑOR le dijo a Samuel:

“ ...Oye la voz del pueblo en todo lo que te dijeren; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.” (1 Samuel 8:7)

En el orden del SEÑOR, Él es la cabeza y nadie lo puede tocar ni reemplazar. En este momento, en el oriente de Colombia hay muchos problemas, hay muchas persecuciones en las iglesias, y quienes son las cabezas de las iglesias, están huyendo por la persecución. La iglesia del SEÑOR no debe tener una cabeza aquí en la tierra, pues la cabeza está en el cielo y nadie la puede tocar. Solamente en el orden de leviatán, está la cabeza aquí en la tierra. Además, en el libro del Apocalipsis, el sistema de leviatán se describe como un dragón con siete cabezas. Actualmente hay cabezas por todas partes; en este momento dicen que hay más de dos mil cabezas religiosas por todo el mundo, cada una con su propia doctrina. Sin embargo, en el libro de Zacarías, capítulo 14, dice: 9“ Y

el SEÑOR será Rey sobre toda la tierra. En aquel día el SEÑOR será uno, y su nombre uno.”

50

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

Luego, el Señor Jesús repite el mismo concepto diciendo que en ese día va a haber “un” solo redil y “un” solo pastor, y es bien claro que Él es el Pastor. La Escritura habla acerca de la belleza del orden de leviatán. Ese es un dragón, según su descripción, posee unas escamas todas ordenadas; es una belleza ante nuestra manera de ver humana. Para los que están operando todavía en el orden y en la naturaleza de Adán, el orden de leviatán parece perfecto; parece ser la manera de fomentar la iglesia. El libro de Job, capítulo 41, dice: 13“¿Quién

descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se llegará a él con freno doble?”

¿Quién puede controlar ese sistema? El sistema no lo podemos controlar; él lo controla a uno. ¿Quién puede revelar el interior del orden de leviatán, y darlo a conocer? Si alguien comienza a decirle a las personas que están organizadas en un orden religioso, que eso no es de Dios, lo rechazan. ¿Quién puede abrir esta cubierta que tienen ellos para destapar lo que hay por dentro? El que quiere destapar el sistema, tiene que estar dispuesto a pagar hasta con la vida, o si no, no lo puede destapar. 14“¿Quién

abrirá las puertas de su rostro? Los órdenes de sus dientes espantan.”

El que abre las puertas de su rostro, se encuentra con unos dientes bien alineados para devorar. Además, esos dientes también se le revelan a quienes no quiere caminar según su orden. El que comienza a destapar las puertas del rostro de leviatán tiene que estar dispuesto a pagar hasta con la vida, y la gran mayoría de los que han hecho eso a través de los siglos, lo han pagado.

El Sistema de Leviatán 51 15“Sus

escamas [en el hebreo dice: “escudos”] son su orgullo, cerrados entre sí como con sello.”

El sello del orden de leviatán es siempre su orgullo. Es un orgullo espiritual tan fuerte, que a la persona que lo enfrenta, lo echan abajo diciendo que no está en nada, y que ellos son los que saben cómo funcionan las cosas. Piensan que como ellos son los que saben, como ellos tienen este gran conocimiento, como ellos conocen estas profundidades tan tremendas e íntimas, entonces, nadie les puede decir nada. En el sistema, las personas que llegan a tener una posición de mando, ya entran a ser parte de una clase superior a los demás. El resto del pueblo es una clase más baja, y los que pertenecen a esta clase, no tienen derecho a cuestionar nada de lo que hacen los de la clase clerical o de la clase de los que mandan, porque según los clérigos, no saben nada. 16“El

uno se junta tan cerca al otro, que viento no entra entre ellos.”

Entonces, ese sello, esa marca de leviatán, son unas escamas de orgullo tan apretadas y tan entretejidas las unas con las otras, que el aire (que es la misma palabra “espíritu”), no puede penetrar. Ese orgullo, esa soberbia que protege y que queda cubriendo ese sistema, es tan cerrada, que el Espíritu no puede entrar allí. Ellos están funcionando con otro espíritu. Es un espíritu religioso que manipula las personas con sentimientos de culpa. El que no cumplió con el diezmo, el que no cumplió con la misa, el que no cumplió con el culto, el que no cumplió con cualquier cosa que ellos piden, entonces, le inducen un tremendo sentimiento de culpa, y la persona comienza a sentir entonces que debe arrepentirse y que debe hacer lo que ellos están diciendo. El uno se junta tan cerca del otro, que el viento del Espíritu, no entra en ellos:

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

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17“Pegado

está el uno con el otro, están trabados entre sí, que no se pueden apartar.

18

Con sus estornudos encienden lumbre, y sus ojos son como los párpados del alba.

19

De su boca salen hachas de fuego, centellas de fuego proceden.

20

De sus narices sale humo como de una olla o caldero que hierve.

21

Su aliento enciende los carbones, y de su boca sale llama.”

Este sistema tiene su propio fuego. No es el fuego de Dios, pero donde quiera que esté, genera un fuego que parece ser sobrenatural (y lo es en muchos casos), excepto que no es el fuego de Dios. Sus ojos están allí parpadeando como el alba; están prometiendo un nuevo día que no pueden entregar; están prometiendo sacar a la gente; están manejando todo basado en sobrenaturalismo. Desde los días del becerro de oro, hay esta clase de fuego falso. ¿Cuál fue la explicación de Aarón, el hijo de Leví, sobre el fuego y el becerro de oro? El, dijo:

“ Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro”. (Éxodo 32:24) Echamos el oro, salió el becerro ¡Y, qué podemos hacer sino adorarlo! ¡Un milagro! Todos los que están fomentando el sistema de Leviatán, el sistema del sacerdocio de Leví equivocado, el sistema de proveer una unión horizontal sin que cada miembro esté ligado directamente a la cabeza en el cielo, todos fomentan su orden con fuego falso. Fomentan sus asuntos con el fuego de decir: “Hubo milagros, y por eso nosotros somos justificados”. Para los ortodoxos, desde la tumba de Je-

El Sistema de Leviatán 53 sús sale una candela que alumbra las tres cruces que tienen allá en Jerusalén. Y para cada una de las imágenes en la iglesia católica, tienen una historia “milagrosa”. Nunca van a decir tal persona lo talló, costó tanto, lo contrataron con fulano, etc.; siempre se trata de una virgen que apareció, o de alguien que cayó del cielo. Todas las veces hay un cuento milagroso acerca del procedimiento. Ahora, en el ámbito carismático los profetas que andan haciendo la unidad horizontal, fomentan el mismo sistema. Recuérdese que en la cosecha se recoge primero la cizaña en manojos, y después, el trigo. Los que están manejando esos manojos de cizaña, en este momento, están atrayendo y uniendo a todos, siempre, con fuego falso. Personas intercediendo y profetizando, y qué importa que ladren como perros, o que se arrastren como culebras; un tremendo espectáculo, y una tremenda y aparente unción sobrenatural. Este dragón, es un dragón de fuego, pero no es el fuego de Dios, es un fuego falso. 22“En

su cerviz mora la fortaleza,...

[Dios le dijo a Israel que eran un pueblo de dura cerviz; y la cerviz de leviatán, es sumamente fuerte; allí está el secreto de su fuerza, porque no se doblega ante Dios, antes hace que todos se dobleguen ante él], ...y delante de él es deshecho el trabajo” [el verdadero trabajo del ante el sistema de leviatán].

SEÑOR

no se puede hacer

El sistema de leviatán comunica el amor humano, pero no comunica el amor de Dios, pues el amor de Dios es muy diferente. El amor de Dios nace del sacrificio y redime; el amor humano es un sentimentalismo que produce una unión horizontal, pero solamente sirve para que las escamas de leviatán sean más estrechas. Sola-

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

mente sirve para que la persona no pueda ser guiada por el Espíritu de Dios, porque tiene que estar de acuerdo con todo el mundo y con los jerarcas, para poder obrar. El siguiente versículo del libro de Job, capítulo 41, es otro de los versículos que han sido mal traducidos en las Escrituras; nótese lo que dice literalmente. 23“Las

fallas de su carne están pegadas entre sí; está firme su carne en él, y no se mueve.”1

El leviatán no puede vencer a la carne; la carne es la firmeza de su sustento, porque sin ella no hay sentimientos de culpa, y sin sentimientos de culpa, no se puede manejar el sistema. El que está bajo el sistema de leviatán nunca puede vencer la carne. Las fallas de la carne están allí, y son parte del sistema. Los que son parte del sistema de Leviatán, aún con sus líderes, siempre justifican las fallas de su carne. Como los líderes andan en homosexualidad, en adulterio y en toda clase de problemas, entonces dicen que si Dios los puede perdonar a ellos, puede perdonar toda clase de problemas. Están predicando el amor humano, como si Dios fuera como nosotros. Eso es crear un dios a imagen de nosotros, en vez de buscar que nosotros seamos creados de nuevo a imagen de Él. Totalmente invertido. Ellos nunca pueden salir de las fallas de la carne. Lo único que pueden hacer, es tapar sus problemas con los escudos del orgullo y la soberbia que provienen de su enorme conocimiento humano. 24“Su

corazón es firme como una piedra, y fuerte como una pieza de la muela de abajo.”

1 En la versión de las Escrituras, Reina Valera 1989, tradujeron mal el verso y quedó de la siguiente manera: 23

“Los pliegues de su carne son apretados; son sólidos e inamovibles.”

El Sistema de Leviatán 55 Este versículo muestra una verdad muy grande, pues en realidad, el sistema no tiene corazón para la gente. No le importa la gente; solamente le importa fomentar el sistema. 25“De

su grandeza tienen temor los fuertes, y por quebrantamientos se remueven el pecado.”

En el sistema de leviatán tratan de salir del pecado por medio del temor. Ponen la gente a ayunar, a hacer penitencias, a diezmar, a ir culto tras culto, y a asistir a reuniones interminables; pero, no lo pueden remover. Siempre se está buscando a ver si alguien tiene algún problema, con el cual acusarlo. El manejo siempre es con temor y a la fuerza; en cambio, Dios domina esto de otra manera. El SEÑOR nos entra en Su naturaleza, realizando un cambio desde nuestro interior. Esa entrada nos va a costar nuestra propia autonomía, y sin embargo, en el Evangelio de Mateo 11:30, dice:

“ Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. En el sistema de Leviatán, el yugo es duro, y la carga pesada. Los líderes van colocando más y más carga, y no ayudan en nada a levantarla. Dicen: “No haga esto, no haga lo otro… y así y así….”. 26“Cuando

alguno lo alcanzare, ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará contra él.

27

El hierro estima por paja, y el bronce por leño podrido.

28

Saeta no le hace huir; las piedras de honda se le tornan aristas.

29

Tiene toda arma por hojarasca, y del blandir de la pica se burla.”

Si nosotros lanzamos una cruzada en contra de él, no funciona. Todo lo habido y por haber, lo han hecho;

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

y él, se burla de todo. Aún el gigante Goliat pudo ser tumbado con una piedra de honda, pero este sistema de leviatán, no se tumba así. David mató a Goliat con una piedra arrojándola desde una honda, y después cortó la cabeza del gigante y anduvo todo el día diciendo: “Mire, mire, mire”; y qué pasó: pues Saúl se enojó contra él, y desde ese día lo marcó, hasta que lo desterró. Para combatir el sistema de leviatán se requiere otro procedimiento. Los dones que tenemos, las armas que tenemos, no funcionan; ni siquiera la espada funciona contra el leviatán. 30“Por

debajo tiene vasos de barro quebrados; imprime su agudez en el suelo.”

El leviatán está bajo una maldición, donde tiene que arrastrarse sobre su vientre. Está ligado por Dios, en el ámbito de los deseos naturales. El oficio del leviatán, es el de quebrar vasos de barro. ¿Qué somos nosotros en manos del SEÑOR?: Vasos de barro. ¿Cuál es el oficio del leviatán?: Quebrar vasos de barro, e imprimir su marca en el lodo, en la humanidad; meter la marca de él, la marca de la bestia, que es la obra de él, por todas partes. La única manera de salir de eso, es una entrega total al SEÑOR; recibir el sello del SEÑOR, donde la marca que lo representa a Él, es el Espíritu Santo. Esa es la cobertura. 31“Hace

hervir como una olla el mar profundo, y lo vuelve como una olla de ungüento.”

El leviatán posee una unción falsa. 32“En

pos de sí hace resplandecer la senda, que parece que el mar es cano.”

El aceite sube sobre el agua, y donde va él, va dejando un rastro y una unción falsa que parece calmar las aguas. Sus ministros parecen ser ministros de luz. El que va a falsificar billetes, no se va a poner a falsificar

El Sistema de Leviatán 57 billetes de veinticinco mil pesos, ni de treinta, si no que los hace lo más parecido a los que circulan en el mercado. El enemigo está tratando de hacer las cosas lo más parecido a como las hace Dios. El único problema es que el enemigo no puede sacar a nadie del poder de la carne. No puede producir la unción que pudre el yugo. No puede producir el fruto de justicia. Solamente produce un reino de temor y temblor, donde nadie tiene paz, y donde todos son movidos por sentimientos de culpa. 33“No hay sobre la tierra su semejante, quien se com-

porta sin temor.” La tierra, en la Escritura, es símbolo de la herencia de Dios, de la iglesia. El leviatán piensa que puede hacer los estragos que quiera en la iglesia, y que nadie lo puede tocar. 34“Menosprecia

toda cosa alta; es rey sobre todos los hijos de la soberbia.”

Allí es donde se encuentra el leviatán. La única manera de tumbarlo, la única cosa que él no entiende, la única cosa que no puede enfrentar, es algo que se llama, “el camino de la cruz”. En vez de tomar nuestros dones espirituales y lanzar una cruzada en contra de él, lo que el SEÑOR quiere es formarnos a nosotros como un arma en sus manos. En el libro de Isaías, capítulo 27, verso 1, dice que el SEÑOR es el que va a juzgar al leviatán. Que el SEÑOR va a levantar su espada y lo va a matar. La única manera de vencerlo, es que el SEÑOR lo haga; y el SEÑOR ¿Cómo lo va a hacer? El SEÑOR tiene un cuerpo de Él en la tierra, que es parte de Él, que son los que han entrado a Él, y que bajo esa entrega han recibido el Espíritu de Dios; no para salir con sus dones a buscar beneficio propio, sino

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

para salir por el camino de la cruz y estar dispuestos hasta a dar sus vidas, haciendo la voluntad de Dios. Este es el tema de la Carta a los Hebreos, capítulo 11, donde se habla de los grandes de la fe; y ese es el tema de toda la Biblia. Aun Sansón con todas sus equivocaciones hizo más con su muerte, que con su vida. Eso es lo que el SEÑOR le está explicando a Job. Job quería saber por qué permitió Dios, que el Diablo lo cogiera de esa manera; y el SEÑOR le estaba explicando que es porque Job también es símbolo del Señor Jesucristo y de todo el cuerpo de Cristo. El Señor venció al diablo en la cruz. Cuando el diablo pensó que estaba matando al Hijo de Dios, en realidad el diablo estaba acabando con él mismo. Pero, para todo negocio, dice la Escritura, tiene que haber dos o tres testigos. Ni aún se puede poner cargo contra un anciano en la iglesia, si no hay dos o tres testigos, dice la Palabra. El Señor es un testigo. Pero, para hundir al diablo del todo, necesitamos dos o tres testigos; ¿y dónde los vamos a conseguir? Tiene que haber un remanente, un pueblo que va a seguir los pasos del SEÑOR. Tiene que haber una esposa limpia y sin mancha, para que haya un segundo testigo. En el libro del Apocalipsis aparecen los dos testigos:

“ Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apocalipsis 22:17) Dos testigos, dos testimonios diciendo las mismas palabras. Esto no es lo que hemos tenido a través de la historia. Hemos tenido al Espíritu Santo diciendo una cosa, y a la esposa aquí en la tierra diciendo otra cosa; y no ha habido dos testimonios. Por eso el SEÑOR le mostró a Job la única forma de vencer al leviatán, a este orden del leviatán, y obviamente al diablo que está detrás de todo eso. El leviatán representa más que solo el

El Sistema de Leviatán 59 diablo. Es toda una orden religiosa que nadie puede tocar. Sin desbaratar al leviatán, no puede haber esa esposa limpia aquí en la tierra; tiene que haber una cosa o la otra. No puede haber dos entidades diciendo que son la esposa. O es una mujer limpia, o es la otra mujer que está sentada sobre la bestia, bebiendo abominaciones de una copa llena de sangre. Es una cosa, o la otra. El libro de Job, capítulo 42, dice: 1 2

¶“Y respondió Job al SEÑOR, y dijo: Yo sé que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti.”

Ahora Job repite lo que el antes.

SEÑOR

le había dicho

3“ ¿Quién

es el que esconde el consejo sin conocimiento?...”

El que esconde el consejo sin conocimiento, es del orden de leviatán; aunque digan que es de otra manera. Aunque vinieron como amigos los tres amigos de Job eran agentes del sistema de leviatán. No vinieron a Job, con el consuelo de Dios, durante su prueba. Ellos, en vez de consolar, constituyeron gran parte de la prueba.

“ …Por tanto yo denunciaba lo que no entendía; cosas maravillosas, y que no las sabía.” Job no sabía, no entendía cómo era el conflicto, y cómo es que Dios piensa manifestársele. 4“ Oye

ahora, y hablaré; te preguntaré, y tú me harás saber.”

Antes, Job quería exponer sus cosas, sus justicias; ahora, solamente quiere escuchar; quiere que Dios le haga saber.

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

60

5“De

oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.”

Los líderes religiosos que solamente oyen la voz de Dios y creen que es gran cosa, pero si no ven, siguen siendo guías ciegos de ciegos, y el SEÑOR dice que el ciego que guía a otro ciego, ambos van para el mismo hoyo. El mismo hoyo son los deseos insaciables del hombre natural, y todo el orden de leviatán está atado a ese ámbito. El diablo está atado a ese ámbito, y todos los seguidores de él, por religiosos que se pretendan, no se pueden zafar de ese ámbito, de ese orden de la barriga, del ombligo, del vientre; no se pueden levantar del suelo. Aun si salen del mar, que simboliza las naciones, quedan en el ámbito del suelo; no pueden volar, pues nunca tendrán alas. 6“Por

tanto me aborrezco, y me arrepiento en el polvo y en la ceniza.

7

¶ Y aconteció que después que habló el SEÑOR estas palabras a Job, el SEÑOR dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros, porque no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo Job.”

Mírese ahora el asunto desde el punto de vista de Dios. No dice que no hablaron lo correcto. Toda la Escritura, dice la Carta a Timoteo, es útil para la doctrina, para la corrección, para la instrucción y justicia, incluyendo las palabras de Elifaz temanita que están escritas en el libro de Job, todo eso tiene su aplicación. Es verdad que hay personas que por pecado en sus vidas están sufriendo, y tienen que arrepentirse del pecado para poder salir adelante, pero, porque ese es el caso muchas veces, Elifaz pensó que ese era el caso siempre, y se equivocó cuando lo aplicó a Job. No lo hizo porque él no estaba andando en rectitud; estaba defendiendo su sistema, y aunque Job habló unas cosas que después tuvie-

El Sistema de Leviatán 61 ron que ser corregidas, aunque Job quiso hacer un pleito con Dios cuando realmente Job había hecho un pacto donde él le entregaba todo al SEÑOR y no tenía ningún derecho a pleitear no importa si Dios lo mataba, Job se arrepintió en polvo y en ceniza. Dios dice que Elifaz no habló por Dios con rectitud, y que Job si lo hizo. 8“ Ahora

pues, tomaos siete becerros y siete carneros, y andad a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; solamente porque recibiré a él no os trataré según su locura, por cuanto no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo Job.”

Dios les pide que se presenten con siete becerros, en símbolo que entreguen totalmente su caminar en la carne al SEÑOR. Y después, tienen que entregar siete carneros, que son símbolo de todo ese manejo de la culpa que hacen en el sistema religioso. Todo eso lo deben poner sobre el altar, y acabar con eso. Ese sacrificio tiene que ser desangrado allí en el altar de Dios; se le debe quitar la vida a ese sistema de carne y de culpa que es el que gobierna a los hombres. Siete becerros y siete carneros, la totalidad de todo es sobre el altar y ahora si Job va a orar por ellos en holocausto (esa palabra quiere decir, “ascender”, y es el vínculo entre el cielo y la tierra), y aún así, el SEÑOR no dice que los va a recibir a ellos, dice que va a recibir a Job, va a recibir al verdadero cuerpo de Cristo, y va a tener una nación santa de sacerdotes que van a poder interceder por estos problemas y por los personajes que están vinculados en el sistema de leviatán que están haciendo todo al revés, pensando que están sirviendo a Dios. No solamente eso; el Señor Jesús dijo que iban a matar a sus seguidores, y que los que lo iban a hacer, iban a pensar que estaban haciendo un gran servicio a Dios. Pero ya estamos en el momento cuando el SEÑOR quiere desbaratar el sistema de leviatán, y así es como lo va a hacer.

62

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2 9“

10

Fueron pues Elifaz temanita, y Bildad suhita, y Zofar naamatita, e hicieron como el SEÑOR les mandó; y el SEÑOR recibió a Job. ¶ Y tornó el SEÑOR la cautividad de Job…”

¿Por qué Job era cautivo? ¿Por su pecado? No, porque Dios permitió que cayera en cautiverio ante Satanás y ante el sistema de leviatán. Por eso es que el SEÑOR dice: “Salid de Babilonia, pueblo mío” (Isaías 48:20). ¿Por qué está el pueblo del SEÑOR en Babilonia? Porque el SEÑOR lo permitió para que aprendieran los caminos del SEÑOR, porque así es como Él va a vencer el poder del enemigo. Pero, llega el momento cuando el SEÑOR proclama el año aceptable del SEÑOR, proclama la libertad y cambia las cosas, y creo que estamos entrando en ese día. Por otro lado, tornó el SEÑOR su cautividad, orando él por sus amigos, y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. 10

¶“Y tornó el SEÑOR la cautividad de Job, orando él por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.”

Por esa razón, si nosotros llegamos a salir de Babilonia, no podemos mirar con desprecio a los que quedaron allá atrás, porque la cautividad de Job, tornó cuando el oró por sus amigos que estaban allá en el sistema. 11“Y

vinieron a él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa,…”

Recibieron la Palabra de Dios a través de Job, porque no es por pan que vivirá el hombre, sino por cada palabra que procede de la boca de Dios.

“ …y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que el SEÑOR había traído sobre él....”

El Sistema de Leviatán 63 ¿Por qué es que el SEÑOR trae mal sobre su pueblo? Para purificarnos y para que podamos pasar la prueba. Para que podamos funcionar en el ámbito celestial, limpios de corazón, para que podamos ver las cosas como Dios las ve, en vez de escuchar solamente en el ámbito espiritual. El que escucha y no ve, se puede equivocar, porque el diablo puede estar hablando con una voz parecida a la de Dios, y el que no ve, puede equivocarse, y puede caer en el hoyo. No solamente puede, sino que dice la Palabra, va a caer en el hoyo.

“ …Y cada uno de ellos le dio una cordera, y un zarcillo de oro.” El zarcillo de oro, es lo que le dieron a Aarón para fundir y luego, hacer el becerro de oro. En el sistema de leviatán, adoran el becerro, adoran a la carne y adoran a los hombres. En el sistema de Dios, hay que coger los siete becerros y sacrificarlos, tanto nuestro caminar en la carne, como cualquier deseo de enaltecer o adorar a cualquier otro ser humano que no sea Dios. Le trajeron una cordera, y para este remanente de Dios que ha sido estéril y que ha pasado por la prueba de Job, dice la palabra que llegará el momento cuando no habrá oveja estéril, y todas darán mellizos (Cantar de los Cantares 4:2; 6:6). Cuando el SEÑOR tenga un remanente limpio, puede multiplicarlo. 12“Y

el SEÑOR bendijo a la postrimería de Job más que a su principio; porque tuvo catorce mil ovejas, y seis mil camellos, y mil yuntas de bueyes, y mil asnas.”

No sé todo el significado de esto, pero mil yuntas de bueyes y mil asnas quieren decir que ya lo carnal entró a la perfección. Que ya se superó esa etapa. 13“Y

tuvo siete hijos y tres hijas.”

64

El Altar y el Evangelio • Capítulo 2

Los primeros hijos e hijas no se perdieron, Dios los guardó. Aun cuando el enemigo se excedió y mató a los hijos de Job, Dios no le dijo que podía hacer eso. Cuando el enemigo se excede, eso permite que Dios ponga las cosas en claro. Dice que Dios está guardando todas estas cosas en copas en el cielo, y que esas copas serán derramadas después, cuando caiga el juicio de Dios. Ese juicio de Dios es libertad para su verdadero pueblo. Es solamente condenación para los que no quieren andar por los caminos de Dios. No era como dijo Elifaz, el temanita, que seguramente sus hijos se habían muerto porque había pecado en ellos. Dios los tenía protegidos y guardados. 14“Y llamó el nombre de la una, Jemima, y el nom-

bre de la segunda, Cesia, y el nombre de la tercera, Keren-hapuc.” Dice que no se hallaron mujeres tan hermosas como las hijas de Job, y que les dio herencia con sus hermanos. Ese es el mismo tema del Cantar de los Cantares. El significado de estos tres nombres es muy importante. Jemima, quiere decir, “día por día”; y Job había aprendido a vivir día por día con el SEÑOR. El nombre de la segunda fue Cesia (Casia), que es uno de los ingredientes principales en el aceite de la unción, y quiere decir, “adoración verdadera”; Job sabía como era la adoración, dice que cuando perdió todo, se sentó en cilicio y en ceniza, y adoró. Y el nombre de la tercera, Kerenhapuc, quiere decir, “cuerno de muchos colores”, donde Keren quiere decir “cuerno”, y Hapuc “de muchos colores”. Cuerno, es símbolo de poder, el cuerno del Shofar, de la trompeta, del cuerno del macho cabrío, que es el símbolo de cuando Dios mismo habla, y del poder de esa palabra creadora. Por otro lado, recuérdese que a José (hijo de Jacob), le fue dado una ropa de diversos colores, como símbolo de que él iba a reinar.

El Sistema de Leviatán 65 Muchos colores vienen del arco iris, y el arco iris es el símbolo del pacto con Dios. Entonces, la persona que aprende a caminar día por día con el SEÑOR, y entra en una verdadera adoración al SEÑOR (que no tiene nada que ver con las cosas de este mundo, ni tiene que ver con la salud, ni con el dinero, ni con nada de esas cosas), que tiene que ver solamente con estar en comunión con el SEÑOR, y estar en disposición de que Dios sea Dios en nuestra vida. Eso nos conduce a ese sitio donde estamos en poder por estar en un pacto verdadero con el SEÑOR. Al final, Job terminó con ese poder y con esa autoridad; y el verdadero cuerpo de Cristo, va a terminar igual. Esa es la historia de Job, la historia de vencer el orden de leviatán. El sacerdocio levítico tuvo que ser reemplazado por Dios, por el sacerdocio de Melquisedec. El sacerdocio levítico recibió una maldición con Elí, porque Elí estaba buscando una unión horizontal, y no pudo corregir a sus hijos y sacarlos de su manera carnal de hacer las cosas. Solamente los hijos de Sadoc, podrán ejercer el sacerdocio. Melquisedec y MelqueSADOC, son la misma palabra; quiere decir, “rey de justicia”. El SEÑOR nos va a entrar en su cuerpo y nos va a entrar en su justicia, y esa es la lección final. La única cosa que puede estorbar al leviatán, es un pueblo identificado en el Apocalipsis, como el que venció, por la Palabra de su testimonio, por la sangre del Cordero, y porque no amaron sus vidas incluso hasta la muerte (Apocalipsis 12:11). Así vencieron. No hay otra manera de vencer. La iglesia del Pentecostés ha pensado que se puede vencer con los dones espirituales, pero esto no se puede. Ni siquiera con apóstoles, profetas, evangelistas, maestros, o pastores, no se puede vencer. Solamente se puede vencer por un pueblo que sigue al Cordero por dondequiera que vaya. Por un pueblo que ha aprendido a escuchar la voz de Él, y a no seguir a ningún otro. Por un pueblo que sabe lo que es aplicar la verdad,

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y eso lo hacia Job. Un pueblo que sabe vencer, recibir esa cubierta única que brinda la sangre del Cordero. En esa cubierta de la sangre, está la vida, porque la vida está en la sangre. Y el secreto de ser cubierto por el Espíritu de Dios, es tener la sangre aplicada sobre nosotros. La sangre no puede ser aplicada sobre nosotros si no estamos dispuestos a morir a la parte carnal, y a tener todo lo demás corregido en nosotros por el Espíritu de Dios. Esto es el pueblo que va a vencer, esta es la táctica de Dios, y es la única manera de vencer el orden del leviatán.

Vamos a Orar: SEÑOR, pedimos que podamos entender este mensaje; que pueda entrar en nuestro espíritu. SEÑOR, que podamos dejar de hacer nuestros ataques propios al enemigo, para someternos SEÑOR, a tu plan, a aprender tu camino, a formar parte de tu verdadero cuerpo, y a participar contigo en la victoria, aún cuando esa victoria venga a través de una aparente derrota. SEÑOR, que podamos pasar del ámbito de escuchar solamente tu voz, hasta el ámbito de ver las cosas desde tu punto de vista SEÑOR, hasta el ámbito de poder verte y de poder ser cambiados y transformados, por el hecho de haber estado en tu presencia. De poder obrar en un ámbito donde el leviatán no puede funcionar, donde no tiene poder, donde no conoce. De poder obrar SEÑOR en el ámbito desde donde él caiga y no pueda volver. Pedimos esto en el nombre de nuestro Señor Jesús. Amén.

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CAPÍTULO 3

EL NACER DE NUEVO INTRODUCCIÓN (FERNANDO TORRES)

. .

A

A veces el SEÑOR se vale de ciertas experiencias para darnos alguna enseñanza, para seguirnos discipulando. Porque, verdaderamente la disciplina y el discipulado que Él nos da, es el único método infalible. Le va mal al hombre que confía en el hombre, dice un segmento de las Escrituras,1 y durante mucho tiempo hemos visto el ejemplo de muchos seres humanos que han confiando en los hombres y han tenido terribles desgracias. En esta introducción se quiere compartir una enseñanza que se encuentra en la Carta de san Pablo a los Romanos, capítulo 12. A diario se escuchan personas que llevan varios años en la vida cristiana, en iglesias o en grupos de

1 Jeremías 17:5: Así dijo el SEÑOR: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del SEÑOR.

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 3

oración, o inclusive que todavía pertenecen a la iglesia católica, y pasan por tiempos de angustia, de tristeza, se desaniman, y no entienden qué es lo que Dios quiere con ellos. Esto con frecuencia nos pasa a todos. Sin embargo, el Señor nos permite entender que Él nos dio la capacidad para poder comprender el porqué hay que pasar por estas cosas. En el colegio se aprende que la mente tiene entendimiento, memoria y voluntad; algunos autores las llaman las potencialidades del alma; y en las Escrituras, cuando se habla de estas habilidades del hombre, se les clasifica como el ‘alma’. Es allí en donde estriban los problemas por los que se atravieza comúnmente. La Carta a los Romanos, capítulo 12, dice: 1

¶“ Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto.

2

Y no os conforméis a este siglo; mas transformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

Nótese que la referencia inicia hablando de “vuestros cuerpos”, refiriéndose a unos componentes del ser humano. Igualmente, habla de ‘racional culto’; no como el asistir a una reunión en particular, sino que lo relaciona con presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo y agradable a Dios. Habla luego de “vuestra alma”. La versión Reina Valera habla de: “renovación de vuestra mente”; y en esta cita tomada de la Versión Antigua, habla de: “La renovación

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de vuestra alma”; es más amplio el texto antiguo. Empezamos a notar que no se trata solo que Dios venga con todo su poder y haga cosas por nosotros. Él, viene y permite que se abran nuestros ojos, nos saca del pecado y nos pone a caminar. Además de esto, en su eterno amor por el hombre, lo quiere hacer partícipe de Su obra. Cuando se leen las páginas iniciales del libro del Génesis, se empieza a entender, por la gracia de Dios, ese amor (caridad) tan grande por los seres humanos, con quienes desea compartir el sol, la tierra, las estrellas, el agua, y todo lo que Él creó, para recrearse con ellos. El SEÑOR nos saca del fango (nuestra antigua manera de vivir), y nos pone a caminar en la forma que debe ser. Luego nos enseña su bondad, cuando nos delega responsabilidades; y la primera que Él quiere para nosotros, es que haya transformación, renovando nuestra alma. No es solamente la obra de Dios, sino que Él nos da la habilidad, la opción de renovar nuestra alma. ¿Con qué objeto sucede esto? Si recordamos los experimentos de química o de biología que se hacían en el colegio, al mezclar 2 elementos, se producía una reacción; o, al tomar una lupa expuesta al sol sobre un papel resulta quemándose el papel. Eso lo llamamos reacciones. De la misma forma el SEÑOR nos pone a experimentar. Él, quiere que nosotros le hagamos caso en esto: que si empezamos a renovar nuestra alma, para hacer lo que Él quiere, vamos a experimentar tres cosas: Cuál es la buena voluntad de Dios, cuál es la agradable voluntad de Dios y cuál es la perfecta voluntad de Dios.

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La Segunda Carta del Apóstol Pablo a los Corintios, capítulo 10, muenstra algo en lo cual nosotros también podemos ser partícipes: 4“(Porque

las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas de parte de Dios para la destrucción de fortalezas);

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destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia del Cristo.

Ningún hombre está exento a recibir pensamientos que no provienen de Dios; o, a obrar de manera no adecuada. Sin embargo, este versículo va más a fondo; significa que tenemos la posibilidad de participar de los planes de Dios: llevando nuestros pensamientos cautivos a la obediencia de Él. Cuando hacemos este experimento, empezamos a vivir lo que Dios quiere con nosotros. Porque escuchamos con frecuencia personas que dicen: “No puedo tener la paz de Dios; no puedo tener el gozo; o, no puedo sentirme bien”. Entonces, indagando con esas personas, se encuentra que le han estado permitiendo a sus propios pensamientos, que den cabida para que llegue cualquir cosa, y esto, obviamente, no es lo que Dios quiere. Recuerdo que hace unos años yo censuraba mucho a grupos cristianos que eran muy radicales en cuanto a la televisión, en cuanto a las fiestas y otras cosas. Tenía un amigo pastor de una iglesia quien decía que a un cierto personaje miembro de su iglesia, cuando lo invitaban a una reunión, trataban de no ofrecerle vino, porque había sido alcohólico; y por tan-

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to, recomendaba evitar este contacto para que esa persona no cayera de nuevo en el vicio del alcohol. Podría pensarse que no deberíamos ser tan radicales, tan exigentes. Pero, cuando el SEÑOR nos ha sacado de diferentes grupos, de diferentes congregaciones, se puede ver que Él quiere trabajar en cada individuo de diferente manera. Por ejemplo: el cigarrillo no molesta a ciertas personas, quienes pueden no sentir la necesidad ni el deseo de hacer uso de éste; hay quienes no tienen esa inclinación como la tienen las personas fumadoras; y uno tiene la tendencia a criticar a quienes sí sufren ese mal. El SEÑOR quiere discipular a cada persona de acuerdo a su debilidad, de acuerdo a su pecado, de acuerdo a sus equivocaciones; y la primera forma según la cual el hombre puede entrar a, dígase así, “darle una manita” a Dios, la primera arma que Dios le da al hombre es decirle: “Usted tiene una mente en la cual puede permitir que le llegue la imagen del cuerpo de la mejor modelo de Colombia; o que le entre a su mente el deseo de robar; o que entre el deseo de mentir y usted verá, usted decide si lo toma o lo deja”. Se puede decir: “Yo quiere depender totalmente de Dios”. Pero, hay personas quienes han pasado por una serie de experiencias traumáticas, por ejemplo, agresiones en la infancia, abandonos, muerte de los padres, en fin, tantas cosas que dejan marcada a la persona a lo largo de su vida, y en su mente, en su memoria, en su corazón quedaron esas vivencias marcadas como con una plancha caliente. Muchas veces esto no se puede borrar, y el ser humano reacciona de acuerdo a esas experiencias que vivió.

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El Altar y el Evangelio • Capítulo 3

Pero, la Palabra de Dios da la respuesta pues nos enseña que, cuando tengamos una situación de éstas, podemos acudir a este mensaje: 4“(Porque

las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas de parte de Dios para la destrucción de fortalezas);

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destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia del Cristo.

Finalmente, remítase a la Carta a los Romanos, capítulo 6: 1

¶“¿Pues qué diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia crezca?

2

En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

3

¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en el Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte?

4

Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como el Cristo resucitó de los muertos a gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida”.

En el ejercicio de la medicina se da con muchos casos como el siguiente: una señora, separada, que asistía con su hijo para ser atendido, llevaba aproximadamente 10 años padeciendo artritis reumatoide. Conversando un poco con ella, supe que había vivido muchos años en una población pequeña de Cundinamarca, (Colombia). Había vivido su infancia con su madre y cinco hermanos los cuales eran de tez mestiza como la nuestra, pero ella era rubia y de ojos azules. No había

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Padre. En el pueblo, siendo niña, todas las personas le decían: “Usted no tiene papá”; y lo peor era que la nombraban: “la hija de nadie”. ¡Hasta dónde puede llegar el ser humano a maltratar a una niña! Y llegó a tal nivel la presión social que recibía a diario, que un día llegó del colegio a casa llorando y le dijo a la madre que ya no soportaba más; que le contara qué había pasado y dónde estaba su Padre. Su madre la llevó aparte, se puso a llorar y le contó brevemente que los cinco hijos iniciales eran de su esposo que había fallecido. Cuando ella quedó viuda, sola, llegó a consolarla algún “buen hombre” y, lo que le dejó fue esta hija. Después se perdió, de manera que esta niña creció con su tristeza, con esa presión, con esa carga dentro de su corazón. Terminados sus estudios de bachillerato se dirigió a Bogotá, tratando de averiguar en dónde estaba su papá, y aunque no lo encontró (porque el hombre supo evadirla), ella se enteró que él tenía ya su hogar y aparentemente allí vivía según las normas sociales “aceptables”. Finalmente, ella conoce otro personaje, también queda embarazada y el hombre también la dejó. Y, ahora tiene además artritis reumatoide. No se puede decir que una cosa sea la causa de otra; sólo Dios lo sabe. Pero, la enseñanza estuvo en que uno, como ser humano y, aún más las personas que creen en Jesucristo, es (somos) testigo(s) o embajador(es) de Él ante una cantidad de gente que no tiene ni idea de lo que Él hizo por ellos y por nosotros. La mayoría de nuestro pueblo colombiano está convencido que se va a salvar por un poco de ritos, y a través de unas personas intermediarias. Personas como esta señora hay muchas, es-

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perando que los cristianos hagan lo que entre comillas, las iglesias evangélicas, llaman: “la gran comisión”. Realmente hay una gran comisión. Terminando el Evangelio de San Mateo, encontramos eso, que tenemos que ir a predicar el Evangelio. Pero estamos llamados a predicarlo dentro de esa cantidad de personas al estilo de Juan el Bautista. Cuando él llegó, no estaba la iglesia evangélica de los pastores de hoy en día, ni la iglesia católica de ahora: Solamente había un poco de personas como esas con las que es posible encontrarse todos los días, a quienes muy posiblemente nosotros espantamos por nuestra religiosidad o por nuestra actitud de jueces cuando les decimos: “Es que tú estás en pecado”; o cuando los señalamos con el dedo índice, olvidando los tres dedos restantes que nos señalan a nosotros. Dice también la Escritura: 4“Porque

somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como el Cristo resucitó de los muertos a gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida”.

Cada día hay circunstancias que nos recuerdan que nos falta todavía algo para ser limpios. El Evangelio de San Juan, dice que la luz vino, y cuando esa luz vino, algunos no la recibieron (Ver Juan 1:11). Los que son llamados hijos de Dios son los que lo aceptan a Él. Cuando se acepta a Jesús en el corazón, Él empieza a iluminar toda la oscuridad que hay en nosotros, de tal manera que nos damos cuenta de la necesidad de ser bautizados en Cristo Jesús, para poder morir a esas cosas. He encontrado a muchas

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personas que dicen que ya dejaron al hombre viejo, que ya son el hombre nuevo, pero dicen: “A veces se nos sale ese hombre viejo”. Pero, la verdadera muerte de ese hombre viejo la podemos lograr gracias al bautismo en la naturaleza de Cristo Jesús. MENSAJE (MARTIN STENDAL) Este mensaje trata el tema de: El Nacer de Nuevo. Para nacer de nuevo tiene que haber una concepción. Por otro lado, existen muchos nacimientos frustrados por abortos. En los Estados Unidos se presentan alrededor de tres millones de abortos al año. En la Primera Epístola a los Corintios, el apóstol Pablo dice que primero lo natural (animal), y luego, lo espiritual (Ver 1 Corintios 15:46). Si hay un país en donde hay tres millones de abortos cada año en lo natural, ¿no será que está sucediendo algo terrible en el ámbito espiritual? ¿Qué sucede? Que las iglesias se han convertido en clínicas de aborto. La persona que recibe la semilla de la Palabra de Dios y entra en una concepción, va y le dice al pastor: “No me siento bien”. El pastor, sin tener en cuenta que el SEÑOR la está tratando, le dice: “Pues por supuesto que usted está bien, por supuesto que usted está salvo, lea aquí, vea este mensaje, usted está salvo”. Hay muchas cosas que el SEÑOR quiere cambiar. Hay muchas ocasiones en las cuales la persona aún no ha nacido de nuevo, es un feto espiritual y se encuentra calentando una banca en alguna iglesia; pero sus sentidos espirituales no se han desarrollado, pues no ve en el Espíritu, no puede comer solo, y tiene que ser conectado a un sistema religioso por un cordón umbilical, o si no se muere. Estoy convencido que la inmensa mayoría de las

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personas que dicen ser cristianas, ni siquiera han nacido de nuevo. Después del nuevo nacimiento, es necesario ser bautizados en el Espíritu Santo. Sin el bautismo en el Espíritu Santo no es posible entender los caminos de Dios. ¿Por qué es necesario tratar estos temas? Porque si se comienza a predicar pensando que todas las personas han nacido de nuevo y que están bautizadas en el Espíritu Santo, y resulta que hay alguien escuchando y no lo ha sido, esa persona no va a entender el mensaje. Hay una epidemia de dones que nacen del mismo hombre, o aun de un espíritu religioso, pero que no son del Espíritu de Dios. Hay personas que pueden hablar en lenguas sin tener el bautismo en el Espíritu Santo, porque sus lenguas pueden venir de otra fuente. Se puede llegar a profetizar, y la profecía puede no ser del Espíritu Santo, sino que ha salido del propio corazón de la persona, o de otro espíritu. La Palabra dice que en los últimos días habrá mucho engaño. No solo se trata de creer en el Señor, se trata de ser plantados en Él. El hecho de ser bautizados en el nombre de Jesús, quiere decir que debemos ser sumergidos en su naturaleza. De las iglesias salen muchas personas sumergidas (o rociadas) en el agua, pero no en la naturaleza de Jesús, y por eso es que sus vidas no cambian después. Ingresaron a la iglesia o a la denominación, cumplieron con los ritos de membresía, pero no entraron en la naturaleza de Dios. En la Escritura dice que el bautismo es en la naturaleza de Dios, en el nombre de Jesús; ni siquiera habla del agua. En Mateo 28:19, dice que el bautismo debe ser: “…en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Es la misma naturaleza, no hay ningún conflicto entre esos dos versículos. La religión de los hombres ha logrado bautizarlos en agua, pero no en la naturaleza de

El Nacer de Nuevo 77 Dios; y para nacer de nuevo, el hombre tiene que recibir de la naturaleza divina, porque esa es la palabra que Él quiere sembrar en nosotros y Él es esa Palabra Viviente que viene a residir en nuestro corazón. Las personas salen de los cursos bautismales, salen de las catequesis, salen del bautismo, y todavía andan con el pecado entero y vivo dentro de ellos, porque no fue la naturaleza de Dios la que los dominó, porque lo que se está sembrando es una semilla corruptible, en vez de una incorruptible. La Primera Epístola Universal de Juan, capítulo 3, dice: 6“ Cualquiera

que permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.”

Esto no cabe en la doctrina que se predica en las iglesias de hoy. En ninguna iglesia aceptan que eso es así. Todas dicen que eso está escrito, pero que la realidad tiene que ser otra, porque no lo están experimentando. 9“ Cualquiera

que es nacido de Dios, no hace pecado, porque su simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”

Este verso está hablando de un nacimiento de Dios, que no se conoce en la iglesia. En el nacimiento que se conoce, se sale pecando de allí. Sin embargo, en el verso se está hablando de otro nacimiento, donde la persona nace de nuevo y después no peca. Entonces, el nuevo nacimiento que se está nombrando hoy en la iglesia, no es un nacimiento, pues es una concepción en el espíritu. Es un feto que comienza a formarse en la vida de la iglesia madre. La vida comienza con la concepción, pero eso no es lo mismo que nacer de nuevo.

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Nacer de nuevo es salir a otro ámbito en el SEÑOR. Es otro ámbito en donde la persona puede comer por sí misma, aparte de la mamá. Es un ámbito donde ya se puede ver; muy diferente al estado anterior en donde todo es tinieblas y oscuridad. Es un ámbito donde a diferencia de escuchar borroso, se puede escuchar con claridad. Es salir a un ámbito donde el gusto del discernimiento funciona. Aun un recién nacido, puede rechazar o aceptar un biberón, dependiendo de su temperatura o de su sabor. Un bebé recién nacido tiene más discernimiento que muchas personas mayores. Por lo menos, no recibe comida adulterada, o podrida. Y la persona mayor sí lo puede hacer. Hay un nuevo nacer en el Señor, en donde la persona no peca, y ese nuevo nacimiento no lo conocemos. Nosotros nacemos de nuevo todavía con una mezcolanza y se requiere mucho camino para llegar a la madurez, y para sacar esas cosas de nuestra vida. Entonces, si nuestra experiencia no cuadra con la Palabra de Dios, ¿será cierto que tenemos que cuadrar la Palabra de Dios para que se ajuste a nuestro fracaso? No. Hay algo más allá de lo que la iglesia está viviendo. Hay algo más allá de lo que la mayoría de los cristianos han experimentado. Hay un lugar en Dios, en donde es Él en nosotros; y no, nosotros con nuestra corrupción revestidos del Espíritu Santo. Eso es lo que tenemos ahora. Pero, en la Biblia, hay muchos ejemplos de lo contrario. Cuando el Señor llamó a Gedeón, no dice que el Espíritu Santo envistió a Gedeón; dice que: “…el Espíritu del SEÑOR se envistió en Gedeón…” (Ver Jueces 6:34). Quiere decir que era el Espíritu del SEÑOR por dentro, revestido por fuera como Gedeón, pero limpio por dentro. El Espíritu del SEÑOR parecía ser Gedeón ante los hombres, pero era el Espíritu de Dios. Y aún con lo que sucede después en el relato, es bien claro que sí fue así, porque con trescientos hombres vence una multitud sin perder

El Nacer de Nuevo 79 ninguno. Eso tuvo que ser el Espíritu de SEÑOR, porque Gedeón (un ser humano) no es capaz de hacer algo como eso. El Espíritu de Dios se envistió en Gedeón y salió e hizo la batalla. Nosotros hemos tenido la experiencia que Dios nos da dones y nos usa por encima de nuestros problemas, más o menos similar al burro de Balaam que fue utilizado por Dios para hablar unas cosas ciertas al profeta que estaba equivocado. Sin embargo, ahora el SEÑOR quiere hacerlo de otra manera. Él quiere que nazcamos de nuevo de verdad. Él quiere que seamos bautizados, no con una untadita del Espíritu Santo; no recibir de su Espíritu, como dice la Escritura en el libro de los Hechos, que sucedió en el día de Pentecostés, sino recibir su Espíritu como dice el texto del libro de Joel. 2 Pedro lo cita, pero en vez de decir: “su Espíritu”, dice: “de su Espíritu”, porque se trata de la fiesta de las Primicias, y no de la plenitud. Ahora viene la fiesta de los Tabernáculos que es la fiesta de la plenitud. Viene el tiempo cuando el SEÑOR va a tomar las cosas en serio, porque el día del hombre, de coger las cosas que son de Dios y hacer que funcionen a su propia manera, se ha terminado. Es en el día de Dios, donde el Señor va a hacer las cosas a su propia manera, totalmente distinta a lo que hemos conocido. Podemos tener la esperanza que va a haber nuevos nacimientos, donde las personas sí van a nacer limpias y van a caminar limpiamente. Mientras que estamos aquí en carne y hueso, sigue habiendo la posibilidad de pecar; pero el que es nacido de Dios, el que permanece en

2 Joel, capítulo 2: ¶28“Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”

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Dios, no peca. En la Primera Epístola de Juan, capítulo 2, dice: 1“Hijitos

míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, Abogado tenemos delante del Padre, a Jesús el Cristo Justo;”

Va a ser doloroso; pero Él sí puede sacar la rebeldía de nosotros. En la Primera Epístola de Juan, Capítulo 3, dice: 10“En

esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo; cualquiera que no hace justicia, y que no ama a su Hermano, no es de Dios.”

Con este criterio: ¿Dónde estamos en la iglesia? Con todos los grupos e iglesias agarrados y peleando el uno contra el otro: ¿Dónde estamos? ¿Hemos nacido de Dios, o del diablo? 14

¶“Nosotros sabemos que somos pasados de muerte a vida, en que amamos a los Hermanos. El que no ama a su Hermano, permanece en muerte.”

Una persona que permanece en muerte, ¡no ha nacido de nuevo! 15“Cualquiera

que aborrece a su Hermano, es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en sí.

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En esto hemos conocido la caridad de Dios, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los Hermanos.”

¿Cuántas personas ponen su vida por la de los hermanos? Entonces, es notorio que estamos mal, y que aún no hemos entrado.

El Nacer de Nuevo 81 En Mateo, capítulo 5, en el Sermón de la Montaña, donde el Señor plantea el nuevo nacimiento y el bautismo en el Espíritu Santo, hay dos versículos de los más claves de la Escritura. La persona que no pueda entender estos versículos, no va a entender nada más en toda la Escritura. Se encuentra en el contexto de los que recibieron el bautismo de Juan, ¿En qué era hecho el bautismo de Juan el Bautista? La Escritura no dice que era un bautismo en agua, dice que era “ EN ARREPENTIMIENTO”. Se trataba de coger la persona y sumergirla en arrepentimiento, donde la persona decía: “Mi naturaleza que residía en Adán, no sirve, y necesito la naturaleza que viene de Dios”. Y ese arrepentimiento no se puede lograr sin un milagro de Dios. Es un arrepentimiento más allá de nuestra capacidad humana, porque el que recibe ese bautismo en arrepentimiento puede saber y conocer quién es Jesús y cuál es el plan y propósito de Dios en Jesús. El Evangelio según Lucas, capítulo 3, dice que Juan vino predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de los pecados; y el que no recibe ese bautismo no puede entender más allá. Pero hay un bautismo más allá, porque Juan dijo que él bautizaba en agua para arrepentimiento, pero que tras de él, venía uno que iba a bautizar en Espíritu Santo y en fuego (Ver Mateo 3:11 y Lucas 3:16). Y hemos conocido muy poco de ese bautismo en fuego. Mateo, capítulo 5, dice: 3

¶“...Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos.”

Esta es una construcción muy interesante. Es una palabra espiritual. Literalmente este versículo traduce de la siguiente manera: “Bienaventurados los que reconocen su necesidad espiritual”; o más profundamente: “Bienaventurados los que permiten ser desprendidos de su orgullo o de su soberbia”. Estos idiomas tienen una

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forma de invertir el sentido de la frase. Pobreza espiritual, es todo lo contrario a la soberbia, y en el griego, la construcción a la que hace referencia es la de permitir que sea quitado algo. Nosotros tenemos que permitir que Dios nos desprenda de nuestra soberbia espiritual. Por otro lado, termina diciendo: “Porque ellos (y solamente ellos), tienen a Dios por Rey”. La palabra Reino y la palabra Rey son la misma palabra, dependiendo del uso. La persona que no se deja desprender de la soberbia o del orgullo espiritual, no puede tener a Dios por su Rey, porque hay un solo Rey. Nosotros no podemos ser el rey, al mismo tiempo que Él es el Rey. Uno de los dos reyes tiene que estar abajo y el otro arriba. No se puede servir a dos amos. Hay que resolver este asunto, dejando que el Señor haga la obra en nosotros, y cuando nosotros permitimos esto, el resultado es que nosotros podemos entrar en el Reino de Dios. El Reino de Dios quiere decir que Dios es el Rey y no nosotros. Sin que se defina eso, no es posible recibir el Espíritu de Dios. La venida del Espíritu de Dios, se define en el siguiente versículo: 4“Bienaventurados

los que lloran (enlutados), porque ellos recibirán consolación.”

Jesús dijo que Él se iba para enviarnos el Consolador; dijo que no nos iba a dejar huérfanos, pues iba a venir a través del Espíritu Santo. Entonces, hay tres usos para la palabra “llorar”: la palabra para llorar por tristeza, por dolor o por autocompasión. No se trata de este llanto. Se trata del llanto de enlutar un muerto. ¿Cuál muerto vamos a enlutar? Pues, el rey que éramos nosotros mismos. Si no lo enlutamos, no podemos recibir consolación, porque el Espíritu de Dios viene a tomar potestad y dominio en nuestro ser. Examinando el libro de los Hechos, capítulo 5, Pedro estando delante del Concilio, dijo que era necesario

El Nacer de Nuevo 83 obedecer a Dios antes que a los hombres. En el versículo 32, hay un giro en la traducción. Después de estudiar esto mucho, llegué a la conclusión que hay un cambio en el verbo, y quedó así el original: 32“Y

nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le persuaden.”

Las otras Biblias dicen: “a los que le obedecen”. Si nosotros obedecemos a Dios, Dios nos da su Espíritu Santo. Pero hay un problema: sin el Espíritu Santo, no se puede obedecer a Dios. Si este texto dijera que Dios da su Espíritu Santo a los que le obedecen, y otra vez, esta construcción exclusiva en el griego, que dice “solamente a los que hacen esto así”, estaríamos perdidos, porque tendríamos que obedecer a Dios para recibir el Espíritu Santo y, sin el Espíritu Santo, no podemos obedecer a Dios. No es el verbo “obedecer”. El verbo obedecer se usa en la Escritura, pero en unos casos muy especiales. Aquí, se trata del verbo “persuadir”. Nosotros tenemos que persuadir a Dios de algo. Tenemos que persuadir a Dios que queremos estar en convenio con Él; que queremos ser gobernados por Él y no por nosotros mismos. Si lo logramos convencer de esto, Él nos da su Espíritu Santo para cumplir el convenio en nosotros. Por eso es que el Espíritu Santo no viene así de fácil. Por eso es que desde el Aposento Alto, desde los avivamientos que hubo en la iglesia, en especial el de la calle Asuza en 1906, y otros, las personas tenían que orar y tratar muchas cosas con Dios, antes que el Espíritu Santo cayera sobre ellos. En la iglesia primitiva, cuando la persona era bautizada en agua, este bautizo en agua coincidía con el ser bautizados en la naturaleza de Dios; y caía el Espíritu de Dios allí, porque la persona estaba diciendo: “Quiero morir al pasado, quiero morir al ego, quiero morir a ser

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mi propio rey, acepto ser sembrado en la muerte de Cristo para que esta vieja naturaleza sea deshecha y el poder del pecado sea deshecho en mí, para nacer de nuevo en el poder de la resurrección”. Y de esa manera, Dios venía, firmaba el convenio, y daba el Espíritu de Dios. El Espíritu Santo podía llegar solo, como en el día de Pentecostés o como sobre los de la casa de Cornelio; o, el Espíritu Santo podía venir como cuando Felipe predicó a los samaritanos, después vinieron Pedro y Juan y vieron que al imponer las manos los apóstoles, era dado el don del Espíritu Santo. Recuérdese que un tal Simón el mago quiso recibir por plata la posibilidad de dar ese don. John Wesley escribió que, entre el Evangelio del Reino de Dios y el evangelio de Simón el mago, hoy en día predomina el evangelio de Simón el mago en muchas partes, pues muchos quieren beneficio propio del Evangelio de Dios. Por eso es que las personas no están naciendo de nuevo. No están naciendo de nuevo de la manera como es descrito en la Escritura. Están naciendo de nuevo en una mezcolanza terrible, que requiere muchísima purificación después. Pero ese no es el plan original de Dios. El plan original de Dios es sacar unos hijos legítimos, limpios y que caminen en limpieza, porque el Espíritu Santo es un espíritu “Santo”, no es un espíritu inmundo. 32“Y

nosotros somos testigos suyos…”

La palabra “Testigo”, es la misma palabra “Mártir”, en el Nuevo Testamento. Los discípulos, que estaban diciendo esto, después fueron mártires. Somos testigos suyos, testigos hasta la muerte. 32“Y

nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le persuaden.”

El Nacer de Nuevo 85 A los que le persuaden, o que quieren estar en pacto con Dios. A los que le persuaden que quieren ser gobernados por Dios. A los que le persuaden que quieren que él desmonte el gobierno del ‘yo’ y del ego que viene tan arraigado en nosotros, por nuestro nacimiento en la naturaleza de Adán. Si regresamos a Mateo, capítulo 5, vemos que tan pronto hay fe, nuestra fe es acoplada con arrepentimiento; arrepentimiento y fe de derrocar este hombre viejo, poner nuestra confianza en Dios, enlutar, llorar, enterrar el hombre viejo, sabiendo que ya no mandamos, sino que Dios va a mandar. Entonces, la consolación que es el Espíritu Santo, viene. Continuando en Mateo, capítulo 5: 5“ Bienaventurados

los mansos; porque ellos recibirán la tierra por heredad.”

Los mansos son los que obedecen a Dios, y no podemos ser mansos porque no podemos obedecer a Dios, antes de tener el Espíritu Santo. Primero viene el Consolador (versículo 4), luego viene la mansedumbre ( versículo 5), que es el fruto del Espíritu en nuestra vida. No es algo que nosotros podemos hacer por nuestra cuenta. Nadie puede ser manso por su propia cuenta. [Hay otro mensaje que se podría incluir, acerca de dos usos que se le puede dar a la palabra “bestia”, en el Nuevo Testamento] El primero es “bestia salvaje”, y el segundo es “bestia doméstica”. Recuérdese que en el libro del Apocalipsis se menciona una “bestia” que causa muchos problemas. El contexto al que se hace referencia es al de la palabra para bestia salvaje, fiera, bestia indomable. Así es la naturaleza nuestra, al comienzo. Hay una bestia en todos nosotros que tiene que tener un cambio de naturaleza. Sin embargo, el otro sentido de la palabra “bestia o animal doméstico”, se refiere a un animal que ya ha entregado su

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voluntad al amo; un cordero, es una bestia de estas. Nuestro Señor Jesús también fue una bestia, por ser sacrificio por nosotros. Dice:

“ Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). Pero Él no se volvió una “bestia fiera”. Él, se volvió una bestia doméstica, dispuesto a hacer la voluntad de su Padre hasta la muerte. Así mismo, el hombre tiene la opción de someterse voluntariamente a la autoridad de Dios, o de seguir siendo bestias incontrolables.] 6“Bienaventurados

los que tienen hambre y sed de justicia (o rectitud), porque ellos serán saciados.

La persona que tiene hambre y sed de justicia no solo vive de pan, sino de cada palabra que procede de la boca de Dios (Mateo 4:4). Vive para hacer lo que Dios quiere. Si nosotros vivimos para hacer lo que Dios quiere, eso implica la muerte de algo en nosotros, así como implicó la muerte para Jesús, de su cuerpo y aun de estar dispuesto a entregar su alma por nosotros, (Marcos 14:34). El Señor entregó todo (aun pensamientos y sentimientos), pero su Espíritu, dice la Escritura, lo dio (Ver Mateo 27:50; Lucas 23:46 y Juan 19:30). Cuando dio su Espíritu, lo encomendó en manos de su Padre, y después, cuando ascendió pudo repartir el Espíritu Santo en nosotros. Es la herencia que Él recibió del Padre y que estuvo dispuesto, no a aferrarse a ella, sino a volverla a entregar aun para morir aquí por nosotros; y ahora nos hace partícipes de todo lo que Él tenía antes, por el Espíritu Santo. La persona que no tiene hambre y sed de justicia no ha nacido de nuevo. Si los apetitos no han cambiado, no hay un nuevo nacimiento. Es una persona que más bien está renovando su vieja vida, y el evangelio de Simón el

El Nacer de Nuevo 87 mago, renueva la vida de Adán. En eso están muchos consejeros cristianos que dicen ser cristianos, pero que en realidad son sicólogos o siquiatras tratando de reparar el problema de Adán, tratando de restaurar la naturaleza de Adán, tratando de decirnos que si estamos mal, es porque sufrimos en nuestra niñez o porque alguien nos hizo algún daño y por eso no tenemos la culpa, porque somos así. Pero, el Evangelio de Jesús, el Cristo, dice que lo viejo tiene que morir. El viejo rey tiene que ser derrocado. Borrón y cuenta nueva. Lo viejo pasó y he aquí todo (no parte), es hecho nuevo (2 Corintios 5:17). Este es un evangelio diferente a los que se predican hoy en día, y por eso es que no promuevo el conducir bautismos como si fuera una fábrica de ladrillos, donde se le da cursos a las personas, se les sumerge en agua, y se les hace miembros de una Iglesia. El Señor ha demostrado que puede bautizar a la persona en la naturaleza de Dios, sin ni siquiera usar el agua, si Él lo quiere. Los bautismos, entonces, se deben conducir cuando la persona que va a ser bautizada está convencida que Dios la está llamando a eso y, que eso es un acto de fe y de obediencia para seguir al SEÑOR. Pero se debe hacer cuando recibe el llamado del SEÑOR y no de cualquier otra persona. Estuve en una iglesia en el Ártico, y allí tenían un tanque bautismal. Y por muchos años no habían vuelto a bautizar a nadie en ese tanque, sino que lo habían convertido en instrumento de noches de juegos con los jóvenes. Sentaban a alguien en una palanca sobre el agua, y con una pelota cada uno tenía tres intentos de desatrancar la palanca. Si daban con la tranca, terminaban con la persona en el agua. Este era el juego de ellos con el tanque bautismal. El pastor de la iglesia resultó homosexual, al tiempo que se descubrieron una cantidad de problemas en los que quedaron jóvenes averiados y contaminados. La vieja generación de la iglesia no

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sabía porqué todo estaba estancado y porqué las cosas no funcionaban. Hacía varios años, Dios había hecho una obra, y varias personas habían sido transformadas, pero la nueva situación era desastrosa. Luego que el pastor fue descubierto, lo arrestaron por molestar menores, y en medio de esos estragos llegué a ese lugar acompañado de un amigo, y comenzamos a predicar el Evangelio de Cristo y no el evangelio de Simón el mago. Después de esto, vinieron unas 6 ó 7 personas que no sabría decir de dónde eran, pues ni siquiera eran de allí, sino que por alguna razón habían llegado a la reunión y querían ser bautizados. Entonces, llenamos el tanque con agua. Había allí un esquimal, un anciano que de verdad tenía el Espíritu de Dios, y le dije: “Quiero que conduzca los bautismos para que no digan que vine aquí a hacer y deshacer”. Pero, él se sintió intranquilo, entonces pidió que lo acompañara. De manera que lo hicimos entre los dos. Le dije: “No vamos solamente a bautizar estas personas en agua. Primero les vamos a escuchar cuál es el pacto que quieren hacer con Dios. Si realmente quieren que el viejo rey (su antigua manera de vivir) muera, y que Cristo gobierne sus vidas, o no. ¿Qué es lo que le están proponiendo a Dios?” Si proponemos un pacto que no es según las condiciones previamente establecidas por el SEÑOR (como se habló en el mensaje de “El Altar y la Sangre”), de pronto Él no lo firma. No manda Su fuego, y nos quedamos otra vez, en nada. Le dije al anciano esquimal: “Cuando salgan del agua, lo primero que vamos a hacer es imponerles las manos, y vamos a orar para que sean bautizados en el Espíritu Santo, y vamos a ver qué pasa”. Así que los bautizamos, y cada uno tuvo un tremendo encuentro con el Espíritu de Dios al salir del agua. Cada caso era diferente, y el poder del Espíritu Santo fue tan fuerte que ellos no lo podían dominar. Entre dichas personas había una señora de edad, de alta sociedad, que

El Nacer de Nuevo 89 cuando salió del agua comenzó a expresarse en lenguas. Ella se asustó y quiso esconderlo, entonces, puso ambas manos sobre la boca, y no lo podía parar, pues las palabras seguían saliendo. Toda la congregación rebosaba con un gran gozo y con una alegría que el SEÑOR mismo había puesto. El pacto que se había hecho con el SEÑOR, fue genuino, donde esas personas iban a ser gobernadas por el Espíritu de Dios. Cada uno fue tocado de una manera diferente, así que procedí a darles ánimo. Ellos me preguntaron: “¿Y ahora qué vamos a hacer?” Les dije: “Ustedes no necesitan pastor porque tienen al Espíritu de Dios. No se afanen por conseguir pastor, más bien preocúpense por dejarse guiar por el Espíritu de Dios”. Cuando el Espíritu Santo bautiza a la persona, lo separa para un ministerio. Ministerio quiere decir “servicio”, para que la persona comience a servir a Dios y, en el contexto de servir a Dios, sirva también al prójimo. Para eso es el bautismo del Espíritu de Dios. Las personas que reciben el evangelio de Simón el mago, y que reciben ese otro espíritu, siempre tratan de usar sus dones para beneficio propio. Comienzan a profetizar, a manipular y a enredar las cosas, de tal manera que producen una serie terrible de problemas. Profetizan tratando de casar a uno con otro, o a desbaratar, o hacer, o conseguir, a manipular, etc., y el fruto es terrible. Por el contrario, cuando es el verdadero Espíritu de Dios, Dios mismo habla a través de la persona. Cuando el verdadero Espíritu profetiza, es para exhortación, para consolación, y para edificación de la persona, pues Dios mismo habla a través de ella. Cuando alguien profetiza verdaderamente por el Espíritu de Dios, es para exhortarnos a hacer lo que Dios ya nos estaba hablando, o para consolarnos de algo que el SEÑOR sabe de antemano que necesitamos.

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La palabra “consolar”, tiene que ver con dar fuerza o poder, para poder obrar en el poder de Dios. Dios está edificando un cuerpo de muchos miembros, y la verdadera profecía nos anima a fluir con los otros miembros, para que no haya cisma en el cuerpo. A Eso se refiere Juan, cuando dice que la persona que odia a su hermano, no ha conocido a Dios, o no lo ha visto. En un sentido más amplio, no ha nacido de nuevo. No es posible decir que amo a Dios y odio a mi hermano. Por esto es que nosotros tenemos que estar dispuestos a recibir hermanos que no tienen la misma doctrina que nosotros, pero que sí tienen el mismo SEÑOR. Si otros no tienen el mismo SEÑOR, no es nuestro hermano. Si no tienen el mismo Espíritu, no son nuestros hermanos, porque no han nacido del mismo Señor. El que es nacido del Señor y tiene el Espíritu de Señor, aunque de pronto no esté totalmente afinado en Su conocimiento, no lo podemos rechazar. Lo que realmente nos une es el saber que hay un mismo compromiso con Dios, que Él va a depurar todas las cosas en nuestras vidas. Entonces, si hay algo que tiene que ser depurado en algún hermano, tenemos la confianza que el Señor lo va a hacer. No debe haber preocupación, ni afán (tipo Inquisición), para asegurarnos que los hermanos lean solamente las Sagradas Escrituras y nada más. Ese no es el oficio nuestro. Habrá el momento en que haya que discernir cosas que al parecer no estén bien en el hermano, pero no podemos estar detrás de las personas con juicios nuestros. EL SEÑOR es quien tiene el poder absoluto a través de su Espíritu. Y, si el SEÑOR comenzó la obra, Él promete terminarla, si estamos bien encaminados y siempre y cuando nosotros seamos dóciles. Si algún hermano tiene un concepto diferente de las cosas, pero lo tiene de buena fe y está abierto a ser corregido por el SEÑOR cuando sea necesario, podemos descansar que Dios lo va a

El Nacer de Nuevo 91 corregir así como lo hace también con nosotros. Mientras tanto, debemos de tener la confianza en el SEÑOR. Cuando nos apresuramos a juzgar y a condenar precipitadamente a nuestros hermanos, muchas veces es falta de fe. Es falta de fe, porque no tenemos la confianza en que Dios sí puede tratar esa situación y por esa razón, la estamos tratando nosotros. Si el SEÑOR nos indica que tenemos que dar una palabra a alguien, tenemos que hacerlo para ser fieles al SEÑOR. Pero, eso es diferente porque se hace y se descansa en la paz del SEÑOR. Es diferente a decidir por cuenta nuestra que se va a arreglar algo. He ido a predicar en muchas iglesias en donde sé que tienen un área de ceguera o donde sé que están obrando mal. Pero, si yo entro con la mentalidad de sabiondo, pensando que ellos no están en nada, muestro una soberbia o un orgullo espiritual. En ese caso, con plena seguridad el mensaje que se dé, va a rebotar. En cambio, si llego en humildad para fluir en lo que el SEÑOR quiera, sin ideas propias y sabiendo que si no fuera por la gracia de Dios podría estar más grave que ellos, el SEÑOR puede meter la mano, cualquiera que sea el problema. Las veces que se han corregido situaciones, ni siquiera supe cuáles eran, ni cuál era el problema. Se dio el mensaje, y dio en el blanco; causó terrible incomodidad por un momento, pero, fue recibido porque ellos se dieron cuenta que fue Dios quien lo hizo. Entonces, es esencial tener el Espíritu Santo que Dios da solamente a los que le persuaden (Hechos 5:32). Que le persuaden, ¿de qué? Que quieren estar en pacto con Dios a la manera de Dios. Que la palabra de Dios va a ser más importante que la palabra propia o la palabra de cualquier otra persona. No se trata solamente de la palabra escrita (que es importante), sino también de la Palabra viva, que es más importante todavía. La Palabra viva es nuestro Señor Jesús. Solamente con su Espíritu,

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solamente con esa Palabra Viva de Él sembrada en nosotros, podemos recibir Vida de la Palabra escrita; de resto, es una letra que mata. De manera que esto es necesario para poder entender lo que vamos a predicar, para poder recibir cuando se está solo con el SEÑOR, leyendo las Escrituras, o meditando en sus cosas: Si usted no tiene ese Espíritu que es santo, que es puro, que conduce a un nacimiento en Dios donde la persona que permanece en eso no peca, entonces, no va a llegar a la madurez. Un punto final en cuanto a la referencia: “…no peca”. Hay varios usos para la palabra “pecado”. En la cita mencionada anteriormente (1 Juan 3:6 y 5:18), donde dice que la persona nacida de Dios “no peca”, el término no hace referencia a hacer transgresión, de violar la ley. Esta palabra, que en griego es “jamartía”, es un término militar. Se usaba en la guerra, y en la práctica tenía que ver con quienes disparaban el arco. Quien disparaba el arco a la meta que era, al blanco, no pecaba aun si no daba en el blanco, porque estaba disparando a lo que era. Quien cometía el “jamartía” (pecado), era quien disparaba a otro blanco que no era el establecido. Quien tenía otra meta que no era la meta, era una persona que en la batalla flechaba a un amigo en vez de flechar a un enemigo, no por equivocación, sino porque estaba apuntándolo. Era jamartía, era pecado, aun si daba al amigo o no. Jamartía significaba una persona equivocada de meta, y no una persona disparando a la meta, pero que por no tener una perfección absoluta no podía dar en el centro todas las veces. Estaba hablando de la motivación central del corazón de la persona que se ha arrepentido y ha recibido al Señor. Esa persona ya no jala para los deseos propios de la carne, de la vieja naturaleza, sino que jala para lo que quiere Dios. Probablemente, no vamos a dar en el blanco todas las veces (en cuanto a los propósitos de Dios), pero, por lo menos, estamos disparando en el blanco que es. Pablo dice que él está poniendo todo el

El Nacer de Nuevo 93 empeño, está corriendo la carrera, porque él quiere alcanzar la meta que es el soberano llamamiento de Dios. Él, no estaba buscando las cosas de este mundo, ni la gloria de este mundo. Entonces, él es nacido de Dios y no puede pecar, porque va al rumbo correcto. Esto no quiere decir que a pesar que se corra en el rumbo que es, no vaya a haber tropezones. En el nuevo nacimiento que Dios nos está brindando, y en el bautismo del verdadero Espíritu Santo, la persona que entra verdaderamente, permanece. Después no tiene problemas de motivación ni de metas. Su meta es ser como Cristo. Su motivación es correr la carrera con todo el empeño para alcanzar el soberano llamamiento de Dios. Para salir en la primera resurrección y gobernar con Cristo. De ser vencedor sobre todas las mismas cosas sobre las cuales el Señor Jesús venció. Eso no quiere decir que no va a haber contratiempos o tropezones. Pero, cuando se cae en el camino, depende de cuál lado se tenía el rostro: si se iba detrás del Señor, o si se iba haciendo todo lo contrario. El Señor mira esas cosas. El Señor da la mano cuando es necesario levantar a la persona que tropezó, pero porque seguía al blanco que era, y en el sentido original eso no es “jamartía”. Se podría hablar de otras palabras, como por ejemplo cuando se habla de practicar la “justicia”: Practicar la justicia en el sentido del arquero que practica dándole al blanco repetidamente. Eso es lo que el SEÑOR quiere hacer en cada uno de nosotros. Él quiere que nuestra vida sea una práctica de justicia. Una practica de hacer lo que Él quiere. Que no sea solamente disparar a la meta que es, sino dar en el blanco de esa meta. Él quiere afinarnos, para que no seamos como un arco engañoso que dispara la flecha para donde no es, sino que noso-

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tros seamos un arco confiable en las manos de Él. Esa es la voluntad de Dios para cada uno de nosotros. Regresando a Mateo, capítulo 5, después de ‘hambre y sed de justicia’, después de recibir este cambio de naturaleza, después de ser bautizados en la naturaleza de Dios, en vez de, en la naturaleza de Adán con la cual nacimos, de tener la meta de seguir a Dios en vez de la meta de seguir las cosas de este mundo: ¿Qué quiere Él de nosotros? 7“Bienaventurados

los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia.”

Así como recibimos gracia y misericordia de Dios, Dios quiere que le suministremos de eso mismo a nuestro prójimo. Después de lograr el nacimiento de nuevo, hay un cambio de apetito a la manera de Dios, y Él quiere que seamos misericordiosos. Misericordiosos con la persona que tiene fallas y problemas que nosotros no conocemos, al mismo tiempo sin ceder la meta, sin ceder la naturaleza de Dios de justicia. No podemos decir a la persona, está bien, siga en su homosexualidad o en su adulterio, o siga siendo ladrón. Pero, Dios puede tener misericordia. Él sí puede perdonarlo, puede restaurarlo, puede cambiarlo, y puede convertirlo. Si nuestro hermano nos pide perdón setenta veces siete, hay que concederle el perdón; quiere decir que nuestro hermano desea salir adelante y ser cambiado por el SEÑOR. Se debe tener paciencia con el hermano, mientras que este persuada a Dios que quieren estar bajo el pacto y bajo el convenio con el Señor, para que pueda recibir el Espíritu Santo y realizarlo. 8“Bienaventurados

los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios.”

Todo es cuestión del corazón. Cuando invito a los hermanos a participar en las charlas en la radio, muchos

El Nacer de Nuevo 95 me preguntan qué hago, qué preparo y cuál es el tema. Y, la respuesta siempre sigue siendo la misma: la preparación es del corazón. Se llega con el corazón limpio y verá que Dios va a bendecir. Los que viven “limpiando el corazón”, solamente ellos verán a Dios. 9“ Bienaventurados

los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios.”

Los hijos de Dios son los que han nacido de nuevo, y ellos son llamados los pacificadores. Los pacificadores de entonces, no eran los pacificadores de ahora que llegan y dicen: “Bueno, aquí hay estos dos puntos de vista, vamos a reconciliarlos en la mitad”. El pacificador de Dios no es eso, pues Él no quiere encontrarnos en la mitad. Si la persona es homosexual y adultera, no se puede pacificar diciéndole que deje el homosexualismo y que se quede con el adulterio para la reconciliación con Dios. Eso no es reconciliación. Reconciliación es ser rectos como Dios es recto, es ser justos como Dios es justo. Los pacificadores del tiempo de los romanos eran los generales que mandaban legiones. Cuando había problemas, ellos llegaban con esos ejércitos y, a fuerza bruta, imponían la paz romana, acabando con toda rebelión. Esos eran los pacificadores. Regresaban a su patria y hacían una marcha triunfal del pacificador, porque se habían ido con legiones de tropas y habían aplastado totalmente la rebelión en algún lugar, con una fuerza abrumadora. Aquí se está aplicando el mismo término a los hijos de Dios: Son los pacificadores; son los que tienen todos los recursos del Espíritu de Dios, y tienen un poder sin límites para imponer la paz de Dios, porque son limpios de corazón. Eso es lo que el SEÑOR quiere con nosotros. Él quiere unos hijos limpios de corazón, donde pueda aplicar, no una “untadita” del Espíritu, sino la plena fuerza del Espíritu de Dios para imponer la paz de Dios. Esto es el

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Hijo Varón que va a aplicar la vara de hierro e imponer la paz de Dios. La paz de Dios se impone con fuerza; con la fuerza del Espíritu de Dios, a través de unos hijos nacidos de nuevo y llenos del Espíritu de Dios que han llegado a la madurez, y tienen el poder de Dios sin límites para imponer la paz. La sola presencia del Espíritu de Dios impone la paz. La paz es donde hay la presencia de Dios, y donde hay la presencia de Dios hay justicia. Donde hay justicia hay paz.

Vamos a Orar: SEÑOR, pedimos que podamos entender el mensaje de ¿Cuál es el nuevo nacimiento verdadero? Si hay algo en nuestras vidas que no está limpio, que está haciendo contrapeso, pedimos SEÑOR que podamos insistir hasta persuadirle que queremos estar bajo su gobierno, bajo su autoridad, hasta recibir la plenitud del Espíritu Santo, que va a limpiar, que va a producir cambio de apetito, y que va a fluir en misericordia a través de nosotros, hasta que seamos limpios de corazón. Hasta que seamos los hijos de Dios que serán los pacificadores, los que recibirán la herencia del poder de Dios sin límite. Pedimos esto, en el nombre de nuestro Señor Jesús, Amén.

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CAPÍTULO 4

DOS PACTOS, DOS MUJERES Y DOS MONTAÑAS

E

Este mensaje trata el tema de: “Dos Pactos, Dos Mujeres, y Dos Montañas”. Remítase al libro del Apocalipsis, capítulo 9, donde el sexto ángel toca la trompeta. En las Escrituras, en muchos casos la trompeta simboliza la voz del SEÑOR. Había dos clases de trompetas: la trompeta metálica (de plata), simbolizando el evangelio de la redención; y, el Shofar (trompeta de cuerno de carnero), que simboliza la voz directa del SEÑOR. En el libro del Apocalipsis, los siete toques de trompetas son el mensaje de Dios a través de toda la iglesia. En cuanto al punto escatológico en el cual nos encontramos, el toque de la sexta trompeta nos da un mensaje paralelo al tiempo actual. El número “seis”, que en la Escritura simboliza el número del “hombre”,1 nos 1 Génesis 1: 27“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó…. 31¶ Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.”

El Altar y el Evangelio • Capítulo 4

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muestra que hasta ahora hemos tenido el mensaje de Dios a la manera de los hombres. Sin lugar a dudas, estamos entrando en el séptimo milenio, y el séptimo milenio es el día del SEÑOR, cuando se va a tocar la séptima trompeta. Mírese lo que ha pasado después de los primeros seis toques de trompetas. Después que el mensaje de Dios ha sido dado a través de los hombres: 20“Y

los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, no se enmendaron de las obras de sus manos, para que no adoraran a los demonios, y a las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar.

21

Y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.” (Apocalipsis 9:20-21)

Hemos llegado hasta el día de hoy con un pequeño remanente fiel al SEÑOR, y gran parte de la humanidad está en las condiciones que se acaban de mencionar en el texto referenciado. Los hombres no se han arrepentido; el mensaje del SEÑOR no ha entrado, pues ha rebotado totalmente. Estamos en un tiempo similar a lo que sucedió con el pueblo de Israel, una vez salieron de Gilgal. Gilgal fue el sitio donde se efectuó la segunda circuncisión (la circuncisión del corazón); es símbolo de cuando nosotros comenzamos a entrar en nuestra herencia en Dios, cuando se tiene que pasar a través del río Jordán (símbolo de la ‘muerte’ a todo lo que no es de Dios en nosotros). Una vez salido de Gilgal, el pueblo de Israel se dirigió a Jericó. Dieron las vueltas a Jericó durante seis días tocando el shofar cada día; pero, al séptimo día no tocaron solamente la séptima trompeta. Al séptimo día, los

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siete sacerdotes que llevaban los shofarot del jubileo delante del arca, tocaron todas a la vez, una vez el pueblo hubo dado las siete vueltas a la ciudad. Después de las siete trompetas y las siete vueltas, el pueblo dio un gran grito y las murallas de Jericó se desplomaron y Dios les entregó la ciudad. Esa ciudad de Jericó, simboliza la ciudad de la religión; la ciudad en donde los hombres hacen las cosas de Dios a su propia manera. Y, el SEÑOR decidió desterrar a los ciudadanos de Jericó, y dar la tierra prometida a un pueblo que había aprendido a caminar a la manera de Dios. Un pueblo que había recibido, no solamente la circuncisión en su carne, sino también en su corazón, y que tenía abierto el oído para escuchar y obedecer lo que Dios quería ( Ver Josué, capítulo 6). El SEÑOR había cortado un pacto con Abraham, en el cual Abraham tuvo que cortar unos animales por la mitad (excepto las aves que también se ofrecieron, pero que no fueron cortadas por la mitad), y ponerlos sobre el camino. En medio de todo eso, descendieron aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abraham las ahuyentaba (Ver Génesis, capítulo 15). Porque cada vez que vamos a entrar en un pacto con el SEÑOR, vienen los demonios a tratar de dañarlo. Siempre tratan de quitar o agregar algo. El pacto de Abraham, representado por esos animales, muestra que lo que es la carne, lo que es la naturaleza carnal del hombre viejo, tiene que morir. Por esa razón se realizaba el sacrificio con derramamiento de sangre, por eso había que partir los animales por la mitad. Pero, el alma del hombre, Dios no la quiere matar, por eso a las aves (que simbolizan el alma), las dejaron enteras. A la tórtola, y a la paloma las dejaron enteras, simbolizando la parte del alma donde va a morar el Espíritu de Dios. El SEÑOR no viene a matar nuestra alma, sino que viene a restaurar nuestra alma.

100 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 ¿Qué hay que restaurar en nuestra alma? Pues toda nuestra personalidad, nuestra voluntad, nuestras emociones, nuestra manera de pensar, nuestros sentimientos, etc. Todo eso está en nuestra alma, y tiene que ser restaurado por el poder de Dios, después de que el control de la carne sea cortado. En el hebreo, no dice que Dios hizo un pacto con Abraham; dice que Dios cortó un pacto con Abraham. Para entrar en esa clase de pacto con Dios, la espada de la verdad, de la Palabra de Dios, tiene que entrar y cortar, pues eso es algo que no podemos hacer por nosotros mismos. Ni siquiera podemos arrepentirnos por nosotros mismos. En el caso de Abraham, una vez puestos los animales, poniéndose el sol, cayó sueño sobre Abraham, y vino un temor y una gran oscuridad cayó sobre él. Y cuando Abraham se durmió, Dios entró en escena y comenzó a caminar entre el sacrificio, en símbolo que nosotros no íbamos a poder hacer el sacrificio necesario, sino que Dios mismo iba a venir en carne humana como la nuestra, a hacer el sacrificio. Él Señor iba a ser el sacrificio. Es muy importante entender lo que sucedió con Abraham, pues después, el Apóstol, en la Carta a los Romanos, capítulo 4, nos aclara que la circuncisión vino por señal y sello de justicia de la fe que tuvo Abraham en la incircuncisión. Dios hizo el pacto con Abraham, y después del pacto fue la circuncisión. Nosotros no podemos llegar listos ante el SEÑOR; no podemos obedecer al SEÑOR por nuestra propia cuenta. Como fue explicado en otros mensajes, en el libro de los Hechos, capítulo 5, verso 32, dice que el SEÑOR da su Espíritu Santo a los que le persuaden, no a los que le obedecen, porque nosotros no le podemos obedecer en nuestro estado natural. Pero, sí podemos convencer a Dios que queremos estar en pacto con Él. Y si le convencemos, entonces, Él viene a cortar el pacto en nuestro corazón, y a poner su Espíri-

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 101 tu en nosotros, que es la única manera en la cual podremos vivir al agrado del SEÑOR. El pueblo de Dios en el desierto tuvo dos opciones. En el libro de Deuteronomio hay una cita clave:

“ Y será que, cuando el SEÑOR tu Dios te introdujere en la tierra a la cual vas para heredarla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal;…” (Deuteronomio 11:29) Estamos entrando en el séptimo milenio, y este es el tiempo en el cual el SEÑOR va a dar la herencia a su verdadero pueblo. Estamos saliendo de Gilgal rumbo a Jericó, y se acerca el momento en el que hay que escoger entre la bendición (monte Gerizim), o la maldición (monte Ebal). Tristemente, el pueblo de Dios siempre ha optado por la maldición. En el ejemplo de cuando fue dado el pacto de la Ley, está escrito que el pueblo de Israel dijo al SEÑOR que no podían soportar más su voz. Dijeron: “Moisés, ve tú al monte de Dios; escúchalo, y ven y cuéntanos” (Deuteronomio 5:25). Y la Palabra de Dios de segunda mano siempre se convierte en maldición, porque nosotros no la podemos realizar si no la escuchamos personalmente. Si no tenemos acceso directo a la voz de Dios, no hay nada que hacer. Abraham era el amigo de Dios, caminaba con el SEescuchaba al SEÑOR aun cuando el SEÑOR le pidió a su hijo, pues era algo imposible e impensable. EL SEÑOR le dijo a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac y aun así, Abraham tenía su fe y su confianza en Dios. En las Escrituras dice que Abraham oyó al SEÑOR, y esa palabra “oyó”, es que oyó, acató e hizo; y el SEÑOR se lo contó por justicia (Génesis 15:6). Abraham se justificó, porque escuchó, y por escuchar directamente al SEÑOR, pudo obedecer. Pero los que escucharon de segunda mano, de la mano de Moisés, no pudieron obedecer y murieron en el ÑOR,

102 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 desierto, y Dios tuvo que levantar a otra generación para que entrara en la tierra prometida. Gerizim, quiere decir: “Ser cortado”. Es el monte en donde se hace el pacto con el SEÑOR, donde Él entra y corta lo que hay que cortar en nuestro corazón, para que no seamos dirigidos más por nuestros caprichos. Ebal, quiere decir: “Sin cabello”. El cabello es símbolo de “la gloria”, y dependiendo de su uso, muchas veces también representa a “la soberbia”. Cuando Dios quiso llamarle la atención al profeta Ezequiel, lo cogió por las guedejas de su cabello, lo tomó por su orgullo judío, lo suspendió entre el cielo y la tierra, y lo llevó a mostrarle las abominaciones que se cometían en el Templo. Porque el pacto de la Ley que el hombre no puede cumplir, siempre se convierte en abominación y en maldición. Por esa razón hay un Nuevo Pacto, por eso el Señor Jesús vino a establecer un Nuevo Testamento, y por eso lo selló con su propia muerte como sacrificio. Sin la muerte del testador no hay testamento, así que el Señor murió para que nosotros pudiéramos tener la herencia del Espíritu de Dios viviendo dentro de nosotros. Después de 3 años de ministerio, nuestro Señor Jesús había producido un profundo rechazo de parte de los fariseos y de los dirigentes del sistema de los judíos. Y cuando salió del Templo por última vez, cuando no habían recibido ni a su persona y ni siquiera su enseñanza, vio una higuera a la orilla del camino y queriendo comer del fruto de ella, no lo halló. Encontró hojas en abundancia, pero no el fruto. Se dice que cuando Adán y Eva se taparon con hojas de higuera, al comienzo, que fue el primer intento del hombre para acercarse a la religión; y después Dios instituyó la verdadera religión que es el sacrificio con sangre, donde la naturaleza del hombre muere para que la vida de Dios pueda entrar. En mensajes anteriores se ha hablado acerca de restaurar el altar y que con la aplicación de la sangre en el

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 103 altar, es donde se recibe el Espíritu, porque la vida está en la sangre (Ver Génesis 9:4; Levítico 17:11,14; Deuteronomio 12:23). El altar representa las condiciones de Dios para que nosotros lleguemos a Él; y Él exige una entrega total. El SEÑOR exige la entrega de nuestro pecado y de nuestra culpa, para que después podamos decidir si nos vamos a entregar nosotros mismos a Él. La palabra “holocausto” quiere decir, “escalera”, o “ascender”. Es la conexión entre el cielo y la tierra. Es la palabra que se usa cuando en las Escrituras se habla de la escalera de Jacob. Es la palabra que se aplicó cuando el ángel ascendió al cielo (en el holocausto), ante los parientes de Sansón. Y es la misma palabra que se usó cuando el Señor Jesús se ratificó como el Cordero de Dios, en el río Jordán. El Señor se sometió al bautismo y caminó el resto de su vida en el camino de la cruz; pero en el momento de su bautismo, el cielo se abrió, pues ante el verdadero holocausto siempre se abre el cielo. Y por no tener restaurado ni el altar ni el holocausto, no tenemos el cielo abierto ahora ante la iglesia. La iglesia ha convertido el Nuevo Pacto, en un Viejo Pacto. El velo que fue rasgado de arriba hacia abajo, se ha cocido nuevamente de abajo hacia arriba, para otra vez tener una clase clerical metida entre el pueblo y el SEÑOR. Ahora tenemos una clase clerical cobrando diezmos y haciendo cosas que deberían haber pasado con la Ley. Nuevamente, el SEÑOR nos está permitiendo predicar el Evangelio de la entrega total al SEÑOR. Y la persona que es guiada por el Espíritu del Señor, va a dar mucho más que un diezmo. Esa persona va a estar dispuesta a darlo todo, hasta su propia vida por la de su hermano. La Ley no puede producir un pueblo dispuesto a dar la vida. La Ley no puede justificar a carne alguna, como dice el Apóstol en la Carta a los Hebreos. La Ley solamente era una sombra de lo que había de venir, al cam-

104 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 biar el sacerdocio levítico por poner el sacerdocio de Melquisedec, que es el mismo sacerdocio de Cristo. En vez de la ley del pecado y de la muerte, ahora tenemos la ley de la libertad y de la vida; y el Apóstol Santiago dice que seremos juzgados por la perfecta ley de la libertad. ¿La ley de la libertad de qué? Pues no se trata de la ley del libertinaje. Es la ley de la libertad, en donde está el Espíritu de Dios, porque donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad. Libertad para hacer la voluntad de Dios, no para hacer la voluntad nuestra, porque si estamos en pacto con el Señor, la voluntad nuestra queda circuncidada para que nosotros podamos hacer la voluntad de Él. Tristemente, la iglesia ha escogido el monte Ebal. Ha escogido el monte que no tiene gloria, porque es un monte que ellos pueden controlar. Y así como el Señor no encontró el fruto en la higuera, tampoco ha podido encontrarlo en la iglesia. El Señor maldijo la higuera, y dijo: “Nunca más coma nadie fruto de ti para siempre” (Mateo 21:19; Marcos 11:14). Y al siguiente día, la higuera estaba seca desde la raíz hacia arriba. Es muy importante entender de donde viene la raíz de la palabra “higuera”, porque la higuera es el símbolo de un pueblo de Dios que quiso una revelación de segunda mano. La maldición del Señor secó hasta la raíz de la higuera, y el Señor dijo que ella nunca iba a producir más fruto. Nunca iba a haber más fruto a través de ritos y cumplimientos de la ley. Solamente va a haber fruto a través de un pacto cortado en el corazón, simbolizado por el monte Gerizim. Después de la maldición de la higuera; después que la higuera se secó, el Señor dice algo muy interesante:

“ Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate, y échate en el mar, y no dudare en su corazón, mas creyere que será hecho

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 105

lo que dice, lo que dijere le será hecho.” (Marcos 11:23) ¿Por qué razón el Señor incluye esta frase después de maldecir la higuera? ¿Qué tiene que ver este monte con la higuera? En la Carta a los Gálatas, capítulo 4, Pablo está hablando acerca de la ley y de la gracia. La Ley es el pacto del Sinaí, lo que es simbolizado por el monte Ebal. Es una ley que el hombre puede tratar de cumplir en su naturaleza humana, sin tener un pacto cortado por Dios en su corazón. 21“¶

Decidme, los que queréis estar bajo la ley, ¿no habéis oído la ley?

22

Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos; uno de la sierva, el otro de la libre.

23

Mas el de la sierva nació según la carne; pero el de la libre nació por la promesa.

24

Las cuales cosas son dichas por alegoría, porque estas mujeres son los dos pactos; el uno ciertamente del monte Sinaí, el cual engendró para servidumbre, que es Agar.” (Gálatas 4:21-24)

Sara y Agar son los dos pactos; el uno por la carne, y el otro por la promesa. Pablo está diciendo en esta cita que el judío natural que está cumpliendo el pacto de la ley que fue dado en el Sinaí, está en realidad ligado con la sierva egipcia. 25“Porque

Agar o Sinaí es un monte de Arabia [Árabe], el cual corresponde a la que ahora es Jerusalén,…”.

Con razón que los judíos querían matar a Pablo, pues éste dijo que los de Jerusalén (de su época), eran en realidad árabes ante Dios. Esa fue la misma clase de furia que se produjo en el corazón de los del Concilio que escuchaban a Esteban, cuando se le vinieron encima

106 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 y lo mataron, después que éste terminó de dar una palabra del SEÑOR. La misma palabra que dice que fueron cortados en el corazón, pero reaccionaron. Cuando Pedro se paró en el día del Pentecostés, se usa la misma palabra, dice que fueron cortados en su corazón; pero dijeron: “¿Qué Haremos?” Y él les dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Cristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Y tres mil creyeron (Hechos 2:37-38). Porque cuando la Palabra sale con fuerza, produce esos sucesos.

“ …la cual junto con sus hijos está en esclavitud.” Cuando el Señor dijo a los judíos que estaban en esclavitud, se enojaron porque dijeron: “Somos hijos de Abraham y nunca hemos servido a nadie.” (Ver Juan 8:39-41) Se les olvidó todo lo sucedido en Babilonia; ni siquiera se daban cuenta que aun con su cumplimiento de la ley y los sacrificios, seguían en la esclavitud del pecado. La iglesia sigue en esclavitud al pecado porque sigue bajo un pacto de maldición, en vez de elegir el pacto de la bendición. 26“Mas

la Jerusalén de arriba, libre es; la cual es la madre de todos nosotros.”

Cuando se nace de nuevo en el Espíritu, se nace en la naturaleza de Dios. Ya no se pertenece a una Jerusalén terrenal, sino a una Jerusalén celestial. La Jerusalén terrenal, al igual que la iglesia, tiene la posibilidad de hacer una de dos cosas: puede ser parte del monte Sinaí (puede ser parte del monte Ebal o puede ser la ciudad de Sodoma o Egipto); o, puede ser Sión (la morada de Dios). Hay un contraste con otras dos montañas: una, es el monte Hermón; y la otra, es el Sinaí. El Sinaí con el pacto de la ley, y el monte Hermón con el pacto de la gracia del Señor. En el libro de Deuteronomio 4:48, dice

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 107 así: “...hasta el monte de Sión, que es Hermón;…”. En el Salmo 65:1, dice: “En ti reposa la alabanza, oh Dios, en Sión; y a ti se pagará el voto.” En esta referencia también se menciona la palabra “Sión”, con tilde, que hace referencia al mismo monte Hermón. ¡Imagínese si la alabanza fuera en la Jerusalén natural y todos tuviéramos que ir a Jerusalén, o si no, nos sería imposible adorar al SEÑOR! Pero no, la Jerusalén de nosotros es la Jerusalén Celestial, y por tal motivo podemos alabar al SEÑOR en Espíritu y en Verdad sin importar el sitio. El Señor Jesús le dijo a la mujer samaritana:

“ Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.” (Juan 4:21) En el Antiguo Testamento hay ‘153’ versículos que hacen referencia a la palabra “Sion” sin tilde. En esos casos se hace referencia a la Jerusalén natural que puede ser la morada de Dios, o no; así como cualquier ciudad y cualquier persona o grupo de nosotros podemos estar bajo el pacto de la bendición o bajo el pacto de la maldición. Por otro lado, hay ‘9’ referencias de la palabra “Sión” en la Escritura.

“ como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion. Porque allí envía el SEÑOR bendición, y vida eterna.” (Salmo 133:3) Este verso nos ayuda a aclarar el sentido de esta palabra. Hermón era el monte más alto de la tierra prometida, y no está en manos del judío natural hoy en día, como símbolo de que tampoco está al alcance de la iglesia, porque el Israel natural muchas veces representa en lo natural, lo que está pasando con el Israel espiritual. Pero la tierra Santa es un mapa, es un dibujo de lo que puede ser nuestra vida en Dios. Comenzamos en el Mar Muerto, en pecado, y si comenzamos a subir por el Jordán (que es el trato de Dios, la muerte a todo lo que no

108 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 es Él), llegamos a un sitio que se llama el Mar de Galilea, que representa el bautismo en el Espíritu Santo, donde hay peces, donde hay vida, y donde se centra el ministerio de nuestro Señor Jesús. Si seguimos subiendo, porque nuestro camino es cuesta arriba, Proverbios 15:24, dice:

“ El camino de la vida es cuesta arriba al entendido, para apartarse del Seol abajo.” Para evitar que nos coja otra vez la muerte. Seguimos por esos rápidos y por esas cascadas del Jordán. El Jordán nace en el monte Hermón que es un nevado y que representa la santidad. Es el sitio desde donde viene la esposa, en el Cantar de los Cantares, con su esposo. Entonces: ¿Cuál será el monte, que si tenemos fe será echado en el mar? ¿Será Ebal y Sinaí o será Hermón y Gerizim? Pues la verdad es que el SEÑOR quiere que nosotros tengamos un encuentro con Él, en el monte de Su santidad. Él quiere que por medio de la fe le digamos al otro monte que se eche en el mar.2 El sistema de los hombres, de ritos, de sentimientos de culpa, de manejar las personas con un sacerdocio intermedio, no es el sacerdocio de Melquisedec. Melquisedec quiere decir, “rey de Justicia”; y es la raíz de la palabra “Sadoc”, y los hijos de Sadoc son los únicos que van a ministrar en la presencia de Dios, cuando Él establezca su gobierno. Los otros sacerdotes están bajo maldición y serán cortados. Esa fue la sentencia a la casa de Elí; cuando Salomón instituyó el templo, derrocó la línea de Elí y puso a Sadoc en su lugar, como símbolo de lo que viene más adelante con la restauración del Reino de Dios aquí en la tierra.3

2 Marcos 11: 23“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate, y échate en el mar, y no dudare en su corazón, mas creyere que será hecho lo que dice, lo que dijere le será hecho.”

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 109 Regresando al libro del Apocalipsis, se había compartido en cuanto al tema de los sellos que primero es necesario que el pacto de Dios, el mensaje que va a sonar por estas trompetas, tenga que ser abierto, y que esa es la obra del Espíritu de Dios. Y cuando el Espíritu de Dios abre los sellos, como resultado se abren los cielos, para estar otra vez en pacto con Dios. Ese es el holocausto de nuestras vidas, al ser sacrificios vivos. En la Carta a los Romanos, capítulo 12, se nos indica que así será renovada nuestra alma y nuestro ser, para que nosotros podamos participar en el toque de esas trompetas. Más adelante en el libro del Apocalipsis, capítulo 10, un ángel desciende del cielo con el arco iris encima de su cabeza. El arco iris es símbolo del pacto con Dios. La luz de Dios dividida en sus siete colores, es el pacto de Dios con todo ser viviente, y ese pacto está realizado ahora en un ángel que tiene su cabeza en el cielo y sus pies en la tierra, que es el cuerpo de Cristo. Ese ángel está vestido en una nube. La primera fiesta, la Pascua, y la ley que resultó de allí, muchas veces es simbolizada en la Escritura como “hielo”. Está allí pero no se mueve, no puede fluir. Las promesas de Dios están allí, pero no podemos acceder a ellas, no las podemos realizar. Sin embargo, con el bautismo del Espíritu Santo, y el fuego de Dios, se comienzan a calentar las cosas, y el agua comienza a fluir. Mediante el bautismo en el Espíritu Santo y la circuncisión de Cristo en nuestro corazón, ríos de agua viva pueden fluir desde nuestro ser, así como fluyeron del costado de Él.4

3 Ver Hebreos, capítulos 7 y 8. 4 Juan 19: 34“Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua.”

110 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 Dios no formó a Eva de una ‘costilla’ de Adán. El original dice que abrió su ‘costado’ y de lo que salió, la formó. Sucedió exactamente lo mismo cuando le abrieron el ‘costado’ al Señor con una lanza, pues salió sangre y agua; y a través de esa sangre y esa agua se hace el pacto de la bendición, y con el pacto de la bendición se forma la esposa del nuevo Adán (el Señor). Nosotros, como la verdadera iglesia, no somos formados por una ‘costilla’ de Jesús; somos formados por el agua y la sangre que fluyó desde Su ‘costado’. Somos formados por tener aplicada Su sangre sobre nosotros y por tener el mismo compromiso que tuvo Él. Este ángel tiene el rollo abierto en su mano, y un pie puesto sobre el mar (sobre las naciones), y el otro, sobre la tierra (el pueblo de Dios). Y cuando abre su boca, suenan siete truenos. No fue permitido escribir esos siete truenos, porque los siete truenos fueron siete trompetas todo en un solo sonido, que era el misterio de Dios; el secreto de Dios reservado hasta el fin de los tiempos. Pero cuando comience el séptimo ángel a sonar la trompeta, el misterio de Dios será revelado. Estamos entrando en el séptimo milenio, y es el momento en el que el Señor está revelando la verdad. El séptimo ángel no es como la visión que Nabucodonosor tuvo, acerca de la imagen con cabeza de oro, pero con pies de barro mezclado con hierro, de ley mezclado con naturaleza humana, lo cual no puede caminar. Los pies del séptimo ángel, que es el remanente fiel del SEÑOR aquí en la tierra, permanecen brillantes como si estuvieran en un horno. Porque los que permanecen en el fuego de Dios, no tienen degradación, si no que van a operar en la misma naturaleza del Señor Jesús, la misma naturaleza de la cabeza funcionando aun a través de los pies.

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 111 Enseguida habla de dos testigos que dan el testimonio. El que se levanta contra ellos a hacerles daño, el daño se devuelve a quienes lo quisieron hacer. No es así con la iglesia que ha regresado al primer pacto, ella tiene que huir. Hay un pueblo de Dios que no tiene que huir del enemigo. Hay un pueblo de Dios que tendrá la misma calidad de nuestro Señor Jesús, porque ya no vienen a hacer la voluntad de ellos, sino a hacer la voluntad de Él, así como Él vino a hacer la voluntad de su Padre, y por tal motivo le fue abierto el cielo. Dios quiere abrir el cielo para el pueblo que va a participar en el ministerio del séptimo ángel. En el libro del Apocalipsis, capítulo 8, dice: 7“ Y

el primer ángel tocó la trompeta, y fue hecho granizo, y fuego mezclado con sangre, y fueron enviados en la tierra, y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda la hierba verde fue quemada.”

Este verso es un mensaje en sí. La hierba verde está mencionada en ‘66’ versículos, y hay ‘66’ libros en la Biblia. ‘66’ es el número que identifica la Palabra escrita del SEÑOR. La iglesia ha tenido la Palabra escrita, y muchas personas la usan para alimentar su propia naturaleza. Como un buey puede comer pasto, así ellos se alimentan de la Palabra de Dios para conseguir lo que ellos quieren. Pero, cuando suena esta trompeta, el pasto verde se seca. El que está usando las cosas de Dios para sostener una existencia en la carne, se va a quedar sin alimento. Va a quedar como en los días de José en Egipto, cuando se secó todo, y tenían que entregar sus animales a José. Para permanecer con vida, habrá que entregar su caminar en la carne a Jesús, o si no se muere espiritualmente.

112 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 Cuando tocan la primera trompeta, la tercera parte de los árboles fue quemada. ‘Tres’, es un número que tiene que ver con la tierra. En el tercer día de la creación, se separó la tierra del mar; y Dios separa el pueblo de Él, de las naciones. Tenemos muchas personas separadas de las naciones, pero que tienen problemas. Crecen como los cedros del Líbano y se vuelven muy orgullosos. Y cuando sale esta palabra, la tercera parte de esos soberbios, son tumbados por la Palabra. Los que se levantan con soberbia entre el pueblo de Dios son quemados.5 Por otro lado, hablando en cuanto al pasto, recuérdese que en la Escritura se mencionan tres etapas: primero la hoja, después la flor y después el fruto, y solamente el fruto permanece. En el libro de Isaías, capítulo 40, dice: 8“ Se

seca la hierba, se cae la flor abierta; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”.

Está hablando de una palabra que no es solamente escrita, sino que ha entrado a nuestro ser. Se llegó a madurez y se produjo el fruto de justicia. En la Primera Epístola del Apóstol Pedro, versos 24-25, cita el verso de Isaías 40:8, y después añade: “...Y esta es la Palabra que por el Evangelio os ha sido anunciada.” No fue un evangelio de hoja, ni fue un evangelio de flor; fue un evangelio del fruto de justicia, porque la semilla está en el fruto. Los que evangelizan bajo el primer pacto pueden, dice el Señor, cubrir tierra y mar, y solamente producen 5 Es importante entender que como ahora es el tiempo de la séptima trompeta, sucede lo mismo que sucedió en Jericó. Comienza a sonar todo este tiempo, así como en el séptimo día en Jericó, sonaron todas las siete trompetas a la vez.

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 113 personas que son dos veces más hijos del infierno que ellos, porque tienen una semilla que es corruptible (Mateo 23:15). Pero los que han llegado a la madurez, pueden sembrar la semilla incorruptible. El Señor nos dio ejemplo, porque el Señor sembró su propia vida. La persona que no está dispuesta a hacer lo mismo, no puede predicar el Evangelio del Reino de Dios. En el Evangelio de Mateo, capítulo 26, verso 6, dice que la mujer que partió el frasco del alabastro del ungüento de alto precio, será mencionada siempre donde sea predicado, no cualquier evangelio, sino este Evangelio del Reino. Porque es el Evangelio que se predica con sacrificio, dispuesto a darlo todo. Allí es cuando ese olor de la redención llega a la casa de Simón el leproso. 8“ Y

el segundo ángel tocó la trompeta, y como un gran monte ardiendo con fuego fue lanzado en el mar; y la tercera parte del mar fue vuelta en sangre.”

Ese es el cumplimiento profético de lo que el Señor anunció en el Evangelio de Marcos, capítulo 11: 23“Porque

de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate, y échate en el mar, y no dudare en su corazón, mas creyere que será hecho lo que dice, lo que dijere le será hecho.”

El Señor está buscando un pueblo que pueda decirle a este sistema religioso que ha atado a la iglesia, que ha atado a Israel (al pueblo de Dios), desde el comienzo; que pueda decir al monte de Sinaí, al Monte Ebal, Quítate, y échate en el mar. Porque el pueblo de Dios, el remanente de Dios, ha de escoger el camino de la bendición, de la cruz, del holocausto, de los cielos abiertos, y de la bendición de Dios.

“ …Y murió la tercera parte de las criaturas que

114 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4

estaban en el mar, las cuales tenían vida, y la tercera parte de los navíos pereció.” Cuando este sistema es lanzado al mar, se afecta el mar. Cuando estas trompetas son tocadas a la manera de Dios por un pueblo limpio como lo es el séptimo ángel (el ángel que tiene las mismas referencias que el Cristo glorificado del libro del Apocalipsis), el efecto es el deseado. Entonces, el resultado en el mar puede ser visto de dos maneras. Muchas personas piensan que el libro del Apocalipsis es un libro de maldición; sin embargo, es un libro de bendición, porque es la revelación de nuestro Señor Jesús. De la misma forma, el efecto que se produce cuando el monte sea echado en el mar, se puede interpretar como un tremendo juicio o se puede interpretar como una tremenda salvación. Los juicios solamente estaban afectando a la tierra y a las cosas verdes. Recuérdese que con las plagas de Egipto, hubo una cosecha que fue destruida por el granizo y otra que no. La cebada fue acabada, y la cebada es símbolo del Pentecostés; pero el trigo fue dejado, y el trigo es símbolo de los Tabernáculos, de la plenitud de lo que viene. Hay personas que pueden usar la cebada como alimento; pero, otros la pueden usar para emborracharse. Colombia tiene problemas con la cebada. No pienso que haya problema con una cerveza en el almuerzo, pero ‘30’ cervezas en una cantina, cuando la mujer y los hijos están sufriendo, es un problema; sin hablar de las peleas que resultan. De la misma manera, la iglesia tiene un problema con los dones del Espíritu. Los ha usado para emborracharse y no para darle su debido uso, porque nunca se aplicó el hecho de “lanzar este monte al mar”. Es el tiempo de “lanzar este monte al mar”; y solo lo pueden hacer aquellas personas que tengan fe. ¿Qué es fe? La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17). El que oye directamente de Dios, puede

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 115 cumplir con la Palabra de Dios. El que oye de segunda mano, queda en la maldición. Oír directamente del SEÑOR tiene su precio. Es el precio que pagó el Señor. Había dos sacrificios: uno por la mañana y el otro por la tarde. El Señor, con su muerte, cumplió el de la mañana; pero, si nosotros lo estamos siguiendo a Él, nosotros podemos ser parte del sacrificio de la tarde. Los dos testigos tienen un ministerio espectacular, pero su ministerio termina igual que el ministerio de nuestro Señor; terminan muertos. ¿Dónde? En Jerusalén, la ciudad que es Sodoma y que es Egipto. Egipto, es símbolo de la “ley”, del dominio de hierro del Faraón. Y, Sodoma, se vincula su pecado con la homosexualidad; pero, la Biblia no dice que ese fue su principal problema. Dice que el principal problema de Sodoma, fue la soberbia, la abundancia de ociosidad y el exceso de pan (Ver Ezequiel, capítulo 16). El problema de Israel, es el mismo problema de la iglesia; y como resultado de su pecado, vienen las desviaciones sexuales. Buscaban el placer sin responsabilidad y sin ninguna posibilidad de producir hijos. Vemos una iglesia, hoy en día, que no está produciendo hijos hechos y derechos del SEÑOR. Están jugando con los dones del Espíritu. Están buscando mucha diversión y prosperidad, pero no están produciendo hijos de Dios limpios en su gran mayoría. Para producir hijos de Dios tiene que haber una mujer limpia y una semilla incorruptible; y no ha sido sembrada esa semilla incorruptible que solamente viene desde nuestro Señor Jesús. Pero, si se es limpio, se puede recibir esa semilla, y Dios hace el resto. Abraham trató de cumplir la Palabra del SEÑOR, y estuvo dispuesto aun a sacrificar a Isaac su hijo; pero Dios no se lo exigió, porque Él mismo lo iba a cumplir, y lo cumplió en Jesús. Hay un interesante juego de pala-

116 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 bras en el libro del Génesis, capítulo 22. En el original se ve de la siguiente manera: 7“ Entonces

habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?

8

Y respondió Abraham: Dios proveerá a sí mismo cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.” (Génesis 22:7-8)

Que el SEÑOR iba a proveer a sí mismo un sacrificio, quería decir que Él mismo iba a ser el sacrificio. Pero, por el hecho de que el Señor mismo es el sacrificio, ese sacrificio es para enseñarnos el camino de cómo hacer el sacrificio. El sacrificio seguimos siendo nosotros mismos, y eso es lo que abre los cielos ante la tierra. Si no tenemos el cielo abierto, si no hemos entendido lo del holocausto, si no hemos entendido la parte de ser sacrificios vivos, podemos decirle a este monte todo lo que queramos, y no va a suceder nada. Por esa razón, los cielos siguen siendo de bronce ante nosotros. Pero, si hemos entendido lo del holocausto; si hemos entendido lo que es ser muertos al pecado, y que Cristo viva en nosotros; entonces, podemos decir al monte que se quite, y éste lo hará. El querer está, en donde quiera que haya comunión entre los hermanos, que no se vuelva a implementar el primer pacto. Que no se implemente lo de Ebal, sino lo de Gerizim. Que no se implemente lo de Sinaí, sino lo de Hermón. Remítase al Salmo 133. Lo más triste entre el pueblo de Dios, hoy en día, es que pelean terriblemente los unos contra los otros. Si en verdad es un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, no tiene que haber conflicto. No se está predicando de “ecumenismo”, donde todos tienen la razón y se debe de reunir no importa cómo. La

Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas 117 palabra “ecuménico” quiere decir, “en familia”. Y, aunque Dios sí quiere meternos en su familia, para entrar en la familia de Dios, Él es el que tiene la razón y nosotros tenemos que recibir la disciplina de Él. Las fiestas de los judíos se llamaban: “las fiestas de las gradas”, porque tenían que caminar por gradas mientras subían a Jerusalén. Y mientras subían por las gradas iban cantando de la siguiente manera:

Canción de las gradas: para Salomón. (Salmo 127:1)

“ Si el SEÑOR no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el SEÑOR no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” De esa manera subían hacia Jerusalén para celebrar la Pascua, el Pentecostés o la fiesta de los Tabernáculos; y aún así, no entendieron. No entendieron que es necesario caminar con el SEÑOR, para que estas cosas se realicen. (Salmo 133):

¶ Canción de las gradas: de David

1“ ¡Mirad

cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos igualmente en uno!”

No con sacerdocio arriba, mirando hacia los demás abajo; sino con un sacerdocio de todos los creyentes bajo la cabeza de Jesucristo, de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre. “Igualmente en uno”; todos iguales ante el SEÑOR en uno, y Él verá cómo se mueve a través de cada cual. 2“ Es

como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende sobre el borde de sus vestiduras;…”

No se trata de una untadita con el óleo; se trata de una unción sin límites. Porque al que el SEÑOR envía, no

118 El Altar y el Evangelio • Capítulo 4 le da el Espíritu por medida. Eso dijo Juan el Bautista después que Jesús fue bautizado en el río Jordán (Ver Juan 3:34). Hay muchas personas tratando de servir al SEÑOR, que nunca fueron enviados; y por eso, no tienen la unción para enfrentar los problemas. 3“...

como el rocío de Hermón,…”

La montaña nevada más alta, a la cabecera del río Jordán.

“ …que desciende sobre los montes de Sion. Porque allí envía el SEÑOR bendición, y vida eterna.” Nosotros queremos ser nacidos de la Jerusalén de arriba. Queremos ser hijos de la mujer de la promesa. Queremos el Nuevo Pacto.

Vamos a Orar: SEÑOR, te pedimos que podamos tener la fe y la dependencia en ti, para seguirte hasta las últimas consecuencias. Queremos decirle a este monte: “Échate en el mar”; porque en su nuevo día, no queremos más religiosidad, no queremos más ritos y reglamentos, sino la ley de la libertad. La ley del amor escrita en nuestro corazón. Que no volvamos a un pacto centrado en reuniones y controles humanos, sino a un pacto que se centre en un caminar diario. En un caminar hacia el monte de Su santidad. Pedimos esto en el nombre de nuestro Señor Jesús, Amén.

119

CAPÍTULO 5

EL SEMBRAR LA PALABRA

E

En el Evangelio de nuestro Señor Jesús, el Cristo según Marcos, capítulo 4, dice: 1

¶“ Otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y se juntó a él gran multitud; tanto, que entrando él en un barco, se sentó en él en el mar; y toda la multitud estaba en tierra junto al mar.

2

Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:

3

Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar…”

El sembrador salió a sembrar y la semilla cayó en cuatro clases de terrenos: Hubo la que cayó junto al camino; 4“ Y

aconteció sembrando, que una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves del cielo, y la tragaron.

5

Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y luego salió, porque no tenía la tierra profundidad;

120 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 6

mas salido el sol, se quemó; y por cuanto no tenía raíz, se secó.

7

Otra parte cayó en espinas; y subieron las espinas, y la ahogaron, y no dio fruto.

8

Otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, que subió y creció; y llevó uno a treinta, y otro a sesenta, y otro a ciento.”

Después que terminó la parábola, les dijo: “El que tiene oídos para oír, oiga.” Solamente, unos pocos tenían oídos para oír; los demás, no. La mayoría de la gente no podía entender su doctrina. Entonces, los que estaban cerca de Él con los doce, le preguntaron sobre la parábola; y el Señor les respondió: 11“…A

vosotros es dado saber el misterio del Reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;”

Hay un misterio del Reino de Dios y hay un misterio de iniquidad. Ambas clases de misterios tienen que ser revelados para poderse entender. Sin embargo, solamente el que tiene el oído para escuchar lo que Dios está diciendo, puede entender los misterios. Sabemos por la Escritura que la fe es por el oír; y el oído, por la palabra de Dios (Romanos 10:17). La Versión Antigua habla del “oído obediente” (Ver Gálatas 3:5), refiriéndose al que puede oír y convertirlo en realidad en su vida. Otros seguramente escuchan las palabras por parábolas, pero no están entrando en su ser, y por lo tanto, no se produce ningún efecto en sus vidas. 12“para

que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.”

Es aquí donde la mayor parte de la iglesia no entiende todavía. La mayor parte de los predicadores no in-

El Sembrar la Palabra 121 cluyen este versículo, cuando ellos están explicando esta parábola. ¿Por qué solamente a unos les es dado a conocer el misterio del Reino de Dios? La gran mayoría de los predicadores que se han escuchado en este siglo, están tratando que la gente se convierta, y que sean perdonados sus pecados. Pero el Señor les está predicando a unas personas, precisamente para que no se conviertan, para que no les sean perdonados sus pecados. Eso es un misterio del Reino de Dios. Es un misterio porque parece que no debería de ser así, parece que debería ser de tal manera que todos se conviertan, y que a todos les sean perdonados sus pecados, para que podamos ser una gran familia feliz; y sin embargo, no es así. Cuando vemos lo que sucede en el ámbito religioso, inicialmente en los judíos y después entre la iglesia cristiana, vemos que las personas que se dicen ser convertidas a Dios, se vuelven extraños, de tal manera que la sal pierde su sabor y, en vez de estar viviendo una vida limpia delante de Dios, comienzan a vivir una vida de hipocresía. Se comienza a vivir una vida en la cual se dice una cosa, y se hace otra. El pueblo de Dios siempre ha sido piedra de tropiezo ante las naciones, y con su mal ejemplo, han alejado a otros que realmente lo quisieron buscar. Si escuchamos los testimonios de la gran mayoría de las personas que no conocen el Evangelio, “que no están convertidos”, todos tienen su historia acerca del sacerdote o el pastor hipócrita. Hablan sobre aquel que estaba predicando una cosa y haciendo otra; el que estaba torciendo el brazo a la gente para recibir dinero, etc. Todas esas historias existen, y se encuentra mayor cantidad de malos ejemplos, que de buenos ejemplos. El Señor vino en momentos de mucha hipocresía, de una ley muy fuerte y de unas personas muy legalistas que echaban mucha carga sobre los otros, pero que no

122 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 vivían lo que ellos estaban predicando. A esas personas, el Señor no les quería dar un mensaje que pudieran recibir fácil, con su entendimiento natural; pues solamente las personas que habían dejado todo para seguirle, como lo habían hecho los discípulos, a ellos sí les era dado entender el misterio. Entre más conocimiento tengamos, se requiere de mayor responsabilidad. El SEÑOR no le quiere dar responsabilidad a una persona que no la va a usar bien. Él, no vino a condenar, sino a salvar. Si Él da el Evangelio de una manera para que el hombre natural lo pueda entender, el hombre que no ha decidido seguir al Señor de todo corazón, el hombre que no ha hecho ningún sacrificio en su vida, entonces, va a resultar con más hipocresía y se condenará con mayor condenación. Ese es el misterio del Reino de Dios: “El Señor no hace fácil el asunto”. ¿Por qué?: Porque solamente la persona que se entrega de todo corazón, puede entrar. El que quiere hacer una entrega parcial o el que está buscando otra cosa con el Evangelio, no alcanza a entender, no alcanza a entrar, no alcanza a convertirse, no alcanza a recibir el perdón de sus pecados, precisamente para que no sea un hipócrita más grande después. Esa es una de las razones. Por otro lado, en el libro del profeta Isaías, capítulo 6, dice: 1

¶“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor…”

Después que Isaías vio al Señor, toda su vida cambió. Lo que él pensó que estaba bien, resultó que no estaba tan bien como él creía; ni en la parte personal, ni en la parte del pueblo de Dios en el cual vivía. 5

¶“Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en

El Sembrar la Palabra 123

medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, el SEÑOR de los ejércitos.” Recuérdese que el SEÑOR, como remedio, envió un ángel quien con un carbón encendido del altar, le limpió los labios al profeta. Una experiencia que el profeta jamás pudo olvidar. ¿Qué tal recibir un carbón encendido del altar de Dios y aplicarlo a los labios? Debe de ser una experiencia única. Y continúa: 8“ Después

oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”

Muchos están listos para ser enviados. Todo el mundo quiere evangelizar. Tan pronto reciben de la gracia de Dios, lo más natural es querer compartirla con los demás. Sin embargo, nótese lo que pasó con Isaías cuando él comenzó a compartir este mensaje, cuando él respondió ante el llamado del SEÑOR. 9

¶“ Entonces dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.

10

Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda; ni se convierta, y haya para él sanidad.

11

Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas, y sin morador, ni hombre en las casas, y la tierra sea tornada en desierto;…”

El profeta pudo haber pensado que las palabras del eran para producir un tremendo avivamiento; pero, ¡sucedió todo lo contrario! SEÑOR

124 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 Lo mismo ocurrió en Israel, en tiempos del Señor Jesús. Después de su predicación por parábolas, a los pocos años después, todo quedó en ruinas; las ciudades asoladas y desiertas por completo. Y aunque para nosotros fuera todo lo contrario, ante el SEÑOR, se estaba desarrollando un “misterio del Reino de Dios”, que casi nadie podía comprender. Y en el libro del profeta Isaías se da la explicación. 12“hasta

que el SEÑOR quite lejos los hombres, y haya gran soledad en la tierra.

13

Y quedará en ella la décima parte, y volverá; y será asolada, como el olmo y como el alcornoque, de los cuales en la tala queda el tronco con vida; su tronco, simiente santa.”

El SEÑOR no está feliz con la semilla que se está sembrando. Él, quiere sembrar una semilla incorruptible, y los hombres han sembrado una semilla corruptible. Los hombres quieren usar las cosas de Dios, para conseguir las cosas que ellos desean, y Dios quiere otra cosa. El SEÑOR quiere una nación santa, quiere un Reino de sacerdotes; quiere un pueblo limpio; quiere unos ministros que van a enseñar la diferencia entre lo limpio y lo inmundo; entre lo precioso y lo vil. Y la única forma de tenerlo, es talando lo que ha sido sembrado por los hombres. Tiene que talar lo que viene de la creación antigua, que son todos los residuos de la simiente de Adán en nuestro ser. Es por eso que, cuando la persona llega al Señor, si es un mensaje verdadero, si es la verdadera Palabra del Señor, las cosas no van a mejorar en lo natural; van a venir apretones y en medio de ellos en lo natural, el Señor va a ir sembrando lo espiritual. Obviamente, el deseo del SEÑOR es de bendecirnos en todas las áreas. Pero Él no quiere bendecirnos en las cosas de este mundo, si con eso va a hacer que nuestra

El Sembrar la Palabra 125 alma se pierda. El SEÑOR quiere prosperarnos como escribe el Apóstol Juan en su Tercera Carta a uno de sus discípulos.1 En la Carta a los Romanos, capítulo 9, por ejemplo, Pablo está hablando a los judíos y dice: 27“También

Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo;

28

consumación fenecida inunda justicia; porque sentencia abreviada, hará el Señor sobre la tierra.”

El Apóstol Pablo está citando a Isaías, capítulo 10: 21“El

remanente se convertirá, el remanente de Jacob, al Dios fuerte.”

Jacob quiso la bendición del SEÑOR, la primogenitura, pero todo a través de trampas. Quiso presentarse como algo que él no era, y por tal motivo tuvo muchas dificultades en su vida, pero, por lo menos quiso recibir la bendición. Todo lo contrario a su hermano, quien ni siquiera quería su primogenitura. Dios trató con Jacob hasta cambiarle totalmente esa manera de ser. Hubo que cambiar a Jacob de nombre, que quiere decir: cambiarle de naturaleza. En vez de ser Jacob, el que está aparentando una cosa que no es, se convirtió en Israel, que tiene un triple significado en el original. Israel puede decir, “príncipe de Dios”; o puede decir, “Dios lucha a favor de uno”; o puede decir, “el que lucha con Dios”. Jacob era todas estas cosas. En su conversión, el SEÑOR marca la pauta para lo que Él va a hacer con el pueblo de Dios. El SEÑOR quiere una simiente santa, y solamente se va a hacer, cuando el SEÑOR siembre en nosotros su propia naturaleza. Eso es 1 3 Juan 1:2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que seas sano, así como tu alma está en prosperidad.”

126 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 lo que el sembrador siembra, en la parábola del Señor. Remítase al Evangelio de Marcos, capítulo 4: 14“El

sembrador es el que siembra la Palabra.”

¿Quién es la Palabra? La Palabra es nuestro Señor Jesús. Él es comparado con un granito de trigo que cayó en tierra para morir, con el fin de producir más de la misma calidad. Él no está tratando de producir personas religiosas. Él no está tratando de producir hipócritas. Él no está duplicando lo que hacen los sistemas de los hombres. Él no está haciendo nada de eso. Él está haciendo algo nuevo, una nueva creación en nosotros. El SEÑOR no quiere que los hijos de Adán se conviertan y se salven, y sigan así, porque Él sabe lo que va a pasar. Él quiere que seamos hijos de Dios, con la naturaleza de Dios. Él no acepta nada menos. 15“Y

éstos son los de junto al camino; en los que la Palabra es sembrada; mas después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la Palabra que fue sembrada en sus corazones.

16

Y asimismo éstos son los que son sembrados en pedregales: los que cuando han oído la Palabra, luego la toman con gozo;

17

pero no tienen raíz en sí, antes son temporales, que levantándose la tribulación o la persecución por causa de la Palabra, luego se escandalizan.”

En el original, “escandalizan”, quiere decir, que “tropiezan”, que “caen y no se levantan”. 18“Y

éstos son los que son sembrados entre espinas: los que oyen la palabra;

19

pero los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras co-

El Sembrar la Palabra 127

sas, entrando, ahogan la Palabra, y es hecha sin fruto. 20

Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la Palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno a treinta, otro a sesenta, y otro a ciento.”

¿Cuál es este fruto del que se está hablando? Es el fruto del Espíritu de Dios. Es el fruto de la naturaleza de Dios fluyendo a través de las personas. Es el fruto que en el Antiguo Testamento está simbolizado por la granada, el fruto de la palma. Y la palma, es símbolo de la justicia: el fruto de la justicia saliendo de los hijos de Dios. El Lugar Santísimo tenía granadas talladas por dentro. Era uno de los símbolos que estaba también en los vestidos de los sacerdotes. El fin del sacerdocio, el fin de todo el culto al SEÑOR, era producir el fruto de justicia. Es por eso que cuando el SEÑOR vino a buscar el fruto en la tierra, y no lo encontró, sucedió algo terrible. En el libro del profeta Amós, capítulo 8, dice: 1¶“

El SEÑOR me enseñó así: Y he aquí un canastillo de fruta de verano.”

Para entender este pasaje hay que entender la Ley, en donde dice que cuando el pueblo entraba en la tierra de su herencia, en la tierra prometida, lo primero que tenían que hacer cuando hubiera fruto, era traer un canastillo de fruto de lo producido en la tierra, al Templo, y presentarlo ante el SEÑOR. El SEÑOR iba a ver si le gustaba el fruto o no. La simbología para nosotros en la iglesia, es que el fruto sea el fruto del Espíritu Santo que se va a producir en nuestra vida. Cuando nosotros nos presentamos ante el SEÑOR, Él va a decidir si le gusta ese fruto o no. Porque Él está haciendo todo este esfuerzo de toda esta creación, de todo lo que ha hecho hasta ahora, para producir fruto de su agrado. “Por sus frutos

128 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 los conoceréis” (Mateo 7:16,20); y la semilla para sembrar, está en el fruto. 2“Y

dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Un canastillo de fruta de verano. Y el SEÑOR me dijo: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; nunca más le pasaré.”

Para entender este versículo, hay que entender el compromiso que tenía que hacer el pueblo; el pacto con Dios que se hacía en la fiesta de la Pascua. Literalmente en el original, Pascua, quiere decir, “pasar por encima”. ¿Por qué? Porque el SEÑOR dio el justo merecido a los egipcios: mató a los primogénitos en toda casa egipcia, pero, pasó por encima de todo el pueblo de Israel. Después les llevó al desierto, porque ellos querían hacer un pacto con Él. En el desierto viene el proceso de Dios para talar lo que a Él no le gustaba de sus vidas, y toda una generación murió en el desierto porque no querían entrar en el descanso de Dios. Ese “pasar por encima” (Pascua), es temporal. Es un pasar por encima de no recibir el justo merecido, mientras que Dios nos puede aplicar la corrección. Pero, si pasa el tiempo de la corrección y el fruto no es lo que el SEÑOR está buscando (no se haya el fruto de justicia), y se encuentra fruto de iniquidad, el SEÑOR corta con la Pascua, y dice: “No vuelvo a pasar por encima”; y a Mi pueblo le voy a dar su justo merecido. Eso fue lo que pasó en Israel, y está por pasarle ahora a la iglesia. Por eso es muy importante saber qué semilla vamos a sembrar. La mayor parte de la iglesia está evangelizando con una semilla que no es, con una semilla corruptible que produce corrupción y que no saca a la persona de su esclavitud a la carne y de los deseos carnales. En vez de sembrar una semilla incorruptible que produce la naturaleza de Dios, y que es guiada y dirigida por el Espíritu de Dios.

El Sembrar la Palabra 129 11

¶“ He aquí vienen días, dijo el Señor DIOS, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra del SEÑOR.”

Más adelante, se habla de la tala que va a haber entre el pueblo de Dios. Pasó con Israel, y ahora, está por pasar en la iglesia, ya que se está clausurando su era. Sin embargo, en medio de todo esto, hay esperanza, porque en el libro del profeta Amós, capítulo 9, dice: 11

¶“En aquel día yo levantaré el Tabernáculo de David, caído, y cerraré sus portillos, y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado;”

En el libro de los Hechos, capítulo 15, en el Concilio de Jerusalén, los apóstoles decidieron que el Tabernáculo de David era el modelo para la iglesia. Se comprendió que el modelo de la iglesia no es un modelo de ritos ni de leyes; y que, aunque la ley de Dios sigue siendo buena y vigente, el método de implementarla cambia. El método ya no consiste en unos hombres que lo van a implementar en su propia carne, sino que debe ser escrito en el corazón de las personas, por el fuego de Dios. El Tabernáculo de David, se inició cuando David trajo el arca a su casa. No la metió en el tabernáculo de Moisés, ni en ningún templo, sino que tendió una carpa en el solar de su casa, y la metió allí, de tal forma que él podía entrar a hablar con Dios cuando le parecía bien. Bajo la ley, había que hacer todo un ritual durante un año, y aún así, el sumo sacerdote solamente podía entrar por unos pocos minutos una vez al año, para hablar con Dios. Esto se hacía con mucho temor y temblor, porque si cualquier cosa fallaba, él la iba a pagar con su vida.

130 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 En el Tabernáculo de David, éste podía entrar cuando quería tener comunión con Dios, y así salieron todos esos Salmos hermosísimos que fueron escritos por David en un tiempo de intimidad, de comunión directamente con Dios. David es entonces, el modelo de un rey-sacerdote a la vez, sin ritos, con una comunión directa con el SEÑOR. Pero, a pesar que el modelo del Tabernáculo de David fue aceptado por la iglesia primitiva, después, la iglesia cristiana volvió a armar ritos. Ahora, tenemos “sacramentos” que no son mencionados en la Biblia. Según la iglesia Católica hay siete, según las otras iglesias evangélicas o protestantes hay tres o cinco. ¿De dónde salieron con estos sacramentos? No están en la Palabra de Dios. No fueron instituidos. El modelo del Tabernáculo de David no tuvo nada que ver con eso, no tenía una clase clerical que se dirigiera al pueblo, ni que se metiera entre el pueblo y Dios. Se trata de tener una comunión directa con el SEEsto es lo que el SEÑOR está diciendo en la parábola del sembrador. Por eso es que solamente la tierra fértil produce fruto. ¿Cuál es la tierra fértil, la tierra buena? La que produce fruto de Su agrado.

ÑOR.

En el Evangelio de Marcos, capítulo 4, dice: 20“Y

éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la Palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno a treinta, otro a sesenta, y otro a ciento.”

Estos números son simbólicos. Se podría pensar que los números van de cualquier manera, de tal manera que se incrementan; pero, no es así. El número treinta está ligado con la madurez. La semilla, si no llega a la madurez, no sirve como semilla. Si se coge un granito de trigo o un granito de arroz que está todavía “en la etapa de

El Sembrar la Palabra 131 leche” (que no ha madurado), al sembrarlo, lo único que va a pasar es que se va a podrir. En otra cita, el profeta Joel clama que todas las semillas se están pudriendo bajo los terrones.2 ¿Por qué? Porque sembraron una semilla corruptible, o sembraron una semilla que no había llegado a la madurez. Si la semilla no ha llegado a la madurez, no va a nacer. En el modelo del Tabernáculo, junto con las fiestas, se podría plantear de la siguiente manera: al atrio de afuera, sería asignada la fiesta de la Pascua; al Lugar Santo, la fiesta de Pentecostés y los dones del Espíritu; y, al atrio de adentro (el Lugar Santísimo), la fiesta de los Tabernáculos y la plenitud de la presencia de Dios. Entonces, a simple vista, podría decirse que el fruto que produce a treinta, correspondía al atrio de afuera; el de sesenta, al Lugar Santo; y, el que produce a cien, al Lugar Santísimo. Sin embargo, no es así, pues si la semilla no ha llegado a la madurez, no produce nada. La persona que ha llegado al atrio de afuera, pero no ha entrado, no conoce lo que es el bautismo del Espíritu Santo y, por lo tanto, no puede producir nada. Eso es lo que se encuantra hoy en la iglesia: unas personas que no están produciendo fruto, pero que aún así están siendo enviadas por todas partes. Hay un ministerio grande, mundial, que envía jóvenes, muchas veces muchachos descarriados que no han sabido qué hacer con ellos en las iglesias; les dan un curso de seis semanas y los mandan a evangelizar. Sin embargo, eso es totalmente inútil, porque están con una semilla que no sirve, pues ni es limpia, ni ha llegado a la madurez. El Señor entró al Lugar Santísimo; el velo fue roto, y los hombres, lo volvieron a coser; armaron nuevamente 2 Joel 1: 17“La semilla se pudrió debajo de sus terrones, los alfolíes fueron asolados y destruidos; porque se secó el trigo.”

132 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 su religión. ¿Qué hay que hacer? Tenemos que entrar otra vez en la presencia de Dios, como dijo Isaías, pasar por este proceso de la circuncisión del corazón. Por eso, ese sitio se llamó Gilgal, pues fue el lugar en donde se realizó la segunda circuncisión; un poco más dolorosa, y un poco más prolongada que la primera. El Señor está exigiendo la perfección y la madurez, porque Él quiere duplicar una simiente santa. El que no entra en la presencia de Dios, no puede ni siquiera producir uno a treinta. Para producir uno a treinta hay que entrar. El Señor Jesús dijo que podemos entrar al trono de Dios con confianza, porque Él abrió el camino, para que nosotros en Él, podamos entrar en los lugares celestiales; para que podamos gozar de la relación directa con Dios Padre, que es necesaria para ser enviados; para que nosotros seamos convertidos en esa simiente santa que ha llegado a la madurez. El número “treinta”, se define de la siguiente manera: doce más dieciocho; en la etapa de crecimiento, a los doce años, cada persona tenía que decidir si iba a servir al SEÑOR o no. En esa etapa, se presentaba la persona en el templo. El Señor Jesús, fue presentado en el templo a los doce años, y Él siguió haciendo la voluntad de su Padre. José y María regresaron tres días después muy preocupados, pero el Señor decidió regresar a casa con José y María, siendo Él, el Dios del Universo en carne humana. Para cumplir todo lo que había que cumplir, estuvo dieciocho años más en la casa de José y María, y la Biblia dice que creció en gracia y en el favor con Dios y con los hombres (Lucas 2:52). A los treinta años, entonces, fue su bautismo en el río Jordán. Ese factor de dieciocho es muy importante. Muchas cosas en la Escritura, ocurren por múltiplos de dieciocho que tienen que ver con la madurez. De la misma manera que sucede esto, así es comparable el proce-

El Sembrar la Palabra 133 so para sacar el grano: primero el pasto, después viene la flor, y después viene el fruto. La palabra “flor” también está vinculada al número “dieciocho”. Esa es la etapa que corresponde a la iglesia actual. Es una etapa en la cual no hemos entrado del todo a la madurez del Señor. En la era de la iglesia no hemos llegado a la perfección que el Señor estaba esperando. Por eso es que viene el día del SEÑOR. Por eso es que viene un día cuando Dios va a hacer las cosas a su manera; cuando Él va a exigir la perfección y cuando lo va a lograr en un pueblo (un remanente), aquí en la tierra. Lo va a lograr porque va a hacer las cosas a Su manera. El SEÑOR no va a dejar que una persona llegue solamente al atrio de afuera a hacer un compromiso superficial, para luego salir a sembrar una semilla corruptible. El SEÑOR va a exigir que cada uno de los sembradores (evangelizadores), de ahora en adelante sean personas que hayan visto la presencia del SEÑOR. Que ya hayan llegado a su presencia y, por tal motivo, que son marcados y han sido transformados por la presencia de Él. Por eso pueden salir a reproducir la imagen de Dios en la humanidad caída. Cuando ya estamos de regreso de la presencia del se puede producir fruto a “sesenta”. Sesenta, es un número muy utilizado en las Escrituras. En el Cantar de los Cantares son sesenta las reinas, y sesenta los guerreros que están al pie de la cama del rey. Sesenta es cinco por doce: doce, es “el orden divino”; y cinco, representa “la gracia”. Hay muchas cosas que tienen que ver con el número cinco. SEÑOR,

Sesenta, es obrar por la gracia de Dios: hacer las cosas y edificar las cosas a la manera de Dios; y para eso se requiere del bautismo del Espíritu Santo; para eso es el Lugar Santo en el templo de Dios. Ahora nosotros so-

134 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 mos el templo de Dios; y el candelabro de luz y los panes de la proposición mencionados en la Escritura, son un pueblo entregado, voluntario, y parte del cuerpo de Cristo, que está para alimentar a los que tienen hambre. Para eso es el altar del incienso que se maneja desde allí, que es la oración directa con el Señor Padre, con un cielo abierto. Solo la persona que ha entrado en la presencia de Dios, puede salir a ministrar. Cuando sale aún más afuera, entonces, puede llegar con la gloria de Dios al atrio de afuera y allí es donde se cumple el ministerio del ciento por uno, donde se cumple la plenitud del plan de Dios. El número “cien”, quiere decir, “el plan de Dios”. Noé duró cien años construyendo el arca según el plan de Dios, para efectuar una salvación real para toda su familia. Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, y entró en su año número cien, ya en pacto con Dios circuncidado. El número cien, en el Nuevo Testamento, simboliza lo mismo: el buen pastor tiene cien ovejas y si se llega a perder una, va y la busca porque el Señor dijo a su Padre cuando iba a la cruz, que todos los que el Padre le había entregado estaban bien. Dijo que no se le había perdido ninguno, sino el hijo de perdición, y eso porque era necesario que se cumpliera la Escritura. Todos estos números son muy importantes. El SEÑOR quiere sembrar una semilla en buena tierra que produce a treinta, a sesenta y a ciento por uno. El SEÑOR quiere hacer las cosas a Su manera; y no de cualquier otra, como ha sucedido hasta ahora. El Señor no está interesado en sembrar una semilla que no es. El Señor es la Semilla que es sembrada. Él es el grano de trigo que murió para dar fruto, y Él está buscando frutos de la misma calidad. Él no está buscando sembrar una cosa y

El Sembrar la Palabra 135 cosechar otra. Él no acepta sembrar una calidad y cosechar una calidad inferior. La iglesia ha aceptado un fruto distinto al que el SEbusca; y el pueblo judío también ha hecho lo mismo. Pero, Dios no acepta eso. En el día del SEÑOR, en el momento del Reino de Dios, solo va a permanecer el fruto que el SEÑOR busca. Según la Escritura, el Reino de Dios comienza: primero la hoja; luego, la flor; y después, la plenitud del fruto. ÑOR

Entonces, la hoja es símbolo del atrio de afuera, es símbolo del pacto de la Ley. Bajo la Ley, no es necesario tener una conversión. Se impone la Ley, se pone pena de muerte para el que la incumpla; y cualquiera que quiera vivir, entonces, la cumple. Eso está simbolizado en la Escritura por el pasto. El buey puede comer el pasto; el buey es símbolo del hombre en su estado natural, y por eso es que el buey tiene que ser sacrificado. En cambio, el hombre se desvió del plan de Dios, ¿Qué hizo? Hizo becerros de oro para adorar a la parte humana que Dios quería talar. Lo convirtió en objeto de culto. El pacto de “ley” recibido por medio de un sacerdocio intermediario, se produjo por el hecho que el pueblo de Israel no quiso escuchar personalmente la voz de Dios. Como Dios tenía derecho a tener todos los hijos primogénitos de Israel, cambió ese derecho por tener solamente una tribu, la tribu de Leví. Lo hizo como ejemplo, con el fin de extender después el modelo a los demás. Es aquí donde se presenta el ejemplo de la “flor”. La flor, representa los dones de parte de Dios, recibidos por ese sacerdocio. La flor abierta es símbolo de que el SEÑOR quiere que se ministre en la hermosura de la santidad. El lirio del campo que se menciona en el Sermón de la Montaña, está vinculado con el sacerdocio, y ese es el tema que tiene que ver con toda la historia

136 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 de la iglesia. Es el tema del libro de Ester, del Cantar de los Cantares, y se encuentra trazado por todas las Escrituras. Sin embargo, la flor sigue presentando fallas. El SEÑOR no quiere que el fin de toda su obra se encuadre en flores bonitas que duran solamente por un tiempo. El fin de todo esto va a ser cuando la flor produzca el fruto. La flor tiene que ser polinizada con una semilla incorruptible. Por otro lado, esto se demuestra cuando en la Escritura se describe la mitra del sumo sacerdote; iba algo que es traducido como una placa o tiara. La llaman así porque no sabían cómo traducirlo, pero es la palabra que se usa para flor abierta, para lirio abierto que debe decir: Santidad al SEÑOR. Si esa flor, cuando el SEÑOR la está bendiciendo, no es polinizada con santidad al SEÑOR, el fruto no va a ser de Su agrado. Va a ser un fruto de hipocresía e iniquidad, de religión de hombres, de ritos, pero no va a ser el fruto de la justicia, donde hay un pueblo de Dios que da la vida por el prójimo y que realmente manifiesta la naturaleza de Dios en la tierra. El Señor Jesús dio ese fruto, y pudo decir a los discípulos: “...El que me ha visto, ha visto (también) al Padre…” (Juan 14:9); porque esa naturaleza de Dios fluía a través de su ser. Aún estando en carne humana, que es corruptible, Él no se metió en la corrupción, porque siguió en la voluntad de su Padre y no siguió su propia voluntad. Es muy importante entender que el SEÑOR nos brinda a todos la capacidad de florecer en las cosas del SEÑOR. Nos da esa capacidad de recibir dones, de poder hacer cosas en el nombre del SEÑOR; pero, allí es donde tenemos que tener cuidado, porque si no lo hacemos a la manera de Él, llegará el momento en que la flor se cae. Solo el fruto permanece.

El Sembrar la Palabra 137 En el libro del profeta Isaías, capítulo 40, habla de esto; habla del camino del Señor, que es la cita que se aplica a Juan el Bautista; y ahora, el ministerio de Elías antes de la segunda venida del Señor, ministerio de un profeta de muchos miembros, es una voz profética de un pueblo, para preparar el camino del Señor. El mensaje que hay que decir es el siguiente: 6“ ...Toda

carne es hierba, y toda su misericordia como la flor abierta del campo.

7

La hierba se seca, y la flor abierta se cae; porque el Espíritu del SEÑOR sopló en ella. Ciertamente hierba es el pueblo.

8

Se seca la hierba, se cae la flor abierta; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”

Lo que ha llegado a la madurez y es de agrado ante el Señor, permanece para siempre. En la Primera Epístola del Apóstol Pedro, capítulo 1, dice: 22“Habiendo

purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en amor hermanable sin fingimiento [En la religión siempre hay que fingir], amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro [Esto solamente se recibe si la semilla es incorruptible],

23

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra del Dios, viviente y que permanece para siempre.”

En el Evangelio de Marcos, capítulo 4, el Señor dijo que Él predicaba en parábolas, precisamente para que ciertas personas no pudieran entender; y ese es un misterio del Reino de Dios:

138 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 11“Y

les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del Reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;

12

para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.”

El SEÑOR no quiere hijos bastardos; quiere hijos limpios y puros; quiere hijos que nazcan de una madre limpia; que hayan recibido una semilla limpia; y, a eso se refiere cuando dice: 22“Habiendo

purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad...”

Los discípulos que estaban obedeciendo la verdad, que habían dejado todo para seguir al Señor, a ellos les fue dado el saber los misterios del Reino de Dios; a los otros, no. Ellos eran la tierra fértil donde el Señor estaba sembrando esta palabra que después se iba a multiplicar enormemente. El resto del pueblo judío fue completamente arrasado, después de la venida del Señor; Jerusalén fue destruida totalmente. Pero, el remanente que había sido preparado por el Señor, salió cuando vieron el problema que se avecinaba. El Señor les había dicho que cuando vieran a Jerusalén rodeada por ejércitos, que huyeran sin volver atrás, ni por su capa. Eso pasó literalmente: los ejércitos rodearon a Jerusalén, se retiraron por alguna razón unas breves horas, y en ese momento, todos los cristianos bautizados en el Espíritu Santo, y guiados por Él, salieron de Jerusalén. Fueron regados por todo el mundo conocido y así se convirtió el Imperio Romano con esa semilla limpia que el Señor había preparado allí. El SEÑOR los preparó en comunidad, y con ellos, tumbó el Imperio Romano.

El Sembrar la Palabra 139 Esto que sucedió con la iglesia primitiva duró limpio por más de trescientos años, hasta que el enemigo dejó de perseguirlos. Se unió con ellos y logró meter allí levadura. Con esa levadura que metió, tenemos entonces los años del oscurantismo y toda la apostasía en la iglesia que continúa hasta hoy; que se ha reformado un poco, pero que nunca se ha reformado del todo. Mírese cómo Pedro clausura este segmento; él cita la escritura en el libro de Isaías, pero, nótese lo que hace: 24

¶“Porque: Toda carne es como la hierba, y toda la gloria del hombre, como la flor de la hierba. Se seca la hierba, y la flor se cae...”

Los dones que el Señor nos ha dado son para un tiempo. Los dones, como habíamos explicado antes, no son lo requerido para ganar la batalla. La batalla se gana solamente cuando está el fruto; cuando el fruto está en justicia y, es un fruto dispuesto al mismo camino del Señor. Él está buscando un pueblo aquí en la tierra que quiera ser sembrado, y que no le importe la muerte. Por la sangre del Cordero, y por la Palabra de su testimonio y porque no amaron sus vidas aun hasta la muerte; así vencieron (Apocalipsis 12:11). 25“...mas la palabra del Señor permanece para siem-

pre. Y esta es la Palabra que por el Evangelio os ha sido anunciada.” Pedro estaba hablando aquí de un Evangelio muy diferente al Evangelio que ha sido predicado hasta ahora. Si tuviéramos tiempo para regresar al libro del profeta Amós, dice que “es un pueblo que será sembrado”. Que el pueblo de Dios será sembrado en justicia y, cuando esto sucede, es cuando viene la cosecha. Así como sucedió con la iglesia primitiva, cuando el Señor taló a los del pueblo judío rebelde que tenían una semilla corruptible, pues habían rechazado la semilla in-

140 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 corruptible, así sucederá hoy en día a la iglesia. Hubo un hombre llamado Bar-Jesús que se presentó como el Mesías; esto desató una pelea entre los mismos judíos y por ende atrajo la intervención de los romanos. Los judíos tenían almacenado grano y agua, para aguantar años si la ciudad fuera sitiada desde afuera. Sin embargo, en la pelea sobre un falso Mesías, incendiaron el templo, y por ende, incendiaron las reservas que tenían. Todo se les esfumó, y en tres años y medio los romanos entraron en la ciudad y acabaron con todo. Las personas que eran encontradas y que trataban de huir, las personas que habían vivido allí con sus hijos, comiéndose los unos a los otros por el hambre tan terrible que padecían, y cualquiera que escapaba, lo cogían y lo crucificaban afuera. El sitio con las estacas donde los clavaban se volvió tan tupido, que nadie podía caminar entre las estacas. Según el historiador Josefo, se considera que crucificaron más de quinientas mil personas. Recuérdese que cuando las mujeres clamaban por el Señor Jesús, lamentándose por lo que pasaba, Él les dijo: “No lloren por mí, sino por ustedes, porque si eso hacen al palo verde, ¿qué van a hacer al palo seco?” Dijo además: “Más bien lloren por ustedes y por sus hijos”, porque Él sabía lo que iba a venir. La salida estaba allí para los que recibían la palabra limpia; pero, los que no la recibieron, los que no llegaron a la suficiente madurez en el Espíritu de Dios para ser guiados por el Espíritu de Dios, no escaparon. Recuerdo haber estado en un lugar, en donde mi esposa dijo que nos quedáramos un día más. Le respondí que sentía que debíamos irnos en el instante, y al partir, detrás de nosotros, a unas pocas horas después, todo se acabó. Esas son situaciones en las cuales, cuando uno es movido por el Espíritu de Dios, se alcanza a discernir su

El Sembrar la Palabra 141 voluntad. Si vamos a ser mártires, será por la voluntad de Dios, pero no por un accidente. Estamos ante una situación en la cual viene la clausura de la era de la iglesia. Así como pasó con la Jerusalén natural; así como esa montaña fue echada al mar, la montaña que es ahora la iglesia, va a ser echada al mar por una palabra de unas personas que tienen fe. El Señor va a acabar con la hipocresía en la iglesia. Lo que viene sobre el mundo es una tribulación y un apretón muy grave y muy grande, comenzando con los que están nombrando el nombre del SEÑOR, pero en hipocresía. Las personas que tienen la semilla incorruptible, no tienen que temer lo que viene, porque nosotros solamente tenemos que ser guiados por el Espíritu de Dios, y nadie ni nada nos va a tocar. Y, aún si dentro de la voluntad de Dios nos van a tocar, seremos entonces vencedores en el SEÑOR. Entonces, de ser ausentes en este cuerpo, estaremos presentes con el SEÑOR. Así que no hay nada que se nos pueda hacer por ningún lado. Pero, los que están representando mal al SEÑOR, van a ser talados totalmente. Va a llegar el momento en el que se exigirá ser frío o caliente; y, va a haber una iglesia falsa, que es fría, y va a haber la iglesia verdadera que es caliente; pero no se va a aceptar nada de mezcla ni de tibieza, como lo que tiene la mayor parte del cristianismo de hoy en día. Si queremos evangelizar, no es que el asunto sea demasiado complicado, sino que solamente hay que hacerlo a la manera del SEÑOR; y en la manera del SEÑOR, nosotros somos la semilla que Él quiere sembrar. Lo que Él ha hecho en nosotros, es lo que quiere duplicar. Pero si lo que hay en nosotros no da la talla, entonces, no se puede sembrar ni duplicar, hasta que se haya pulido lo que esté mal. Hasta que la Palabra del SEÑOR haya entrado a producir un efecto en nuestro corazón. Hasta

142 El Altar y el Evangelio • Capítulo 5 que esa espada haya entrado y haya cortado el control de nuestra naturaleza adámica, para que podamos ser movidos por la naturaleza de Cristo.

Vamos a Orar: SEÑOR, pedimos que el mensaje haya sido claro, y que podamos captar la visión de ver las cosas desde Su punto de vista. Que podamos clamar como Isaías: “Ay de mí…”; porque nos hemos dado cuenta de todas las barrabasadas que hemos dicho en Su nombre, que pensábamos que estaban bien en el momento, pero ya nos damos cuenta que falta mucho. Necesitamos, SEÑOR, la aplicación del fuego de su altar a nuestros labios, para poder ser dignos representantes de ver en este momento, que va a haber otra vez una limpieza y una pureza; que va a haber una tala en la iglesia, pero que también habrá una siembra en justicia, que va a producir fruto. Anhelamos, SEÑOR, ese día. Recordamos que la venida suya, descrita en el Cantar de los Cantares, es en el momento en el que hay el fruto a su gusto. Pedimos SEÑOR, que podamos ser dóciles en Su mano, para que el fruto de justicia pueda ser producido en nosotros, y pueda ser multiplicado en el remanente Suyo en la tierra. Pedimos esto, en el Nombre de nuestro Señor Jesús, Amén.

143

CAPÍTULO 6

LA SÉPTIMA TROMPETA Y LOS SIETE TRUENOS

E

En el libro del Apocalipsis, desde el capítulo 6 en adelante, se describe una serie de sucesos que transcurren a través de siete sellos, siete trompetas y siete truenos. Si se inicia desde el último versículo del capítulo seis, se observa lo que sucedió después de que los primeros seis ángeles tocan las primeras seis trompetas.

“ …porque el gran día de su ira es venido, ¿y quién podrá estar delante de él?” (Apocalipsis 6:17) Muchas de las Escrituras que se encuentran en el Antiguo Testamento, son necesarias interpretarlas a la luz del Nuevo Testamento de nuestro Señor Jesús. Pero, para poder entender las señales del libro del Apocalipsis (del Nuevo Testamento), se requiere interpretar muchas claves que se encuentran en el Antiguo Testamento. La trompeta, por ejemplo, en el Antiguo Testamento está vinculada con un cuerno de carnero denominado “el shofar”; el cual era tocado para llamar la atención ante el peligro, y para anunciar que hay protección bajo el am-

144 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 paro de Dios. Se usaba en las batallas como alarma, y es símbolo de la voz de Dios. El carnero es símbolo del Señor Jesús; y el cuerno, estaba vinculado con el poder. En el Antiguo Testamento, en la batalla de Jericó, por cada día que se marchaba alrededor de la muralla de Jericó, tocaban una trompeta. Esto se hizo durante seis días; pero, al séptimo día, no solamente se tocó la séptima trompeta, sino que se tocaron las siete trompetas y se dieron siete vueltas alrededor de la ciudad. Y por último, una vez tocadas las siete trompetas y dadas las siete vueltas, el pueblo alzó su voz con un grito, y las murallas de Jericó se desplomaron. Hasta allí llegaron las defensas de Jericó. De toda la ciudad de Jericó, solamente se salvó una mujer y su familia, porque había protegido a los dos espías, y habían puesto una señal de protección (un cordón de grana) en la ventana de su casa. Esta misma mujer, después, se casó con uno de los dos espías que ella había protegido, y llegó a estar en la línea de las generaciones de Cristo. A pesar de que no era israelita, era gentil de entre los paganos de la tierra de Canaán, era una mujer ramera, como dice la Escritura, se abrió a recibir lo que tenía el pueblo de Dios, y el Señor la recibió. En el Nuevo Testamento también tenemos una iglesia, y el símbolo es una mujer. Después que el pueblo de Israel rechazó el Evangelio, dice la Escritura, que el SEÑOR cortó las ramas del olivo, del buen olivo, que eran incrédulas y desobedientes, e injertó ramas silvestres de entre los gentiles, de la misma manera que sucedió con la ramera de Jericó; todo eso con el fin de producir hijos de Dios. El fin del SEÑOR en todo el proceso del Evangelio, es el de tener hijos de Dios que puedan reinar con Él, que puedan recibir responsabilidad, y que puedan recibir poder y potestad junto con Él. El SEÑOR quiere que esos hijos puedan recibir una herencia. Los siervos en la

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 145 casa, no reciben la herencia; pero, los hijos sí la reciben. El Señor quiere que nosotros seamos hijos y para ser hijos, tenemos que permitir que Él nos discipline como hijos. El mensaje de la séptima trompeta va a la par con el de las seis anteriores, porque todas se tocan el último día. Lo que sucedió en Jericó fue solamente un ensayo, un ejemplo y una figura de lo que el SEÑOR está haciendo en los tiempos finales. El Señor ha tenido un mensaje y lo ha estado haciendo sonar a través de toda la era de la iglesia. Comenzando con los apóstoles, sonaba la primera trompeta, y luego de 200 ó 300 años más, el SEÑOR levantaba otros ministerios que hacían sonar otros mensajes, un poco diferente, para otro pueblo con diferentes problemas. Así pasamos por la Reforma, por el Gran Despertar, por la Restitución de los Dones del Espíritu en el Movimiento Pentecostal de hace 100 años, etc. Hace aproximadamente 50 años hubo una restitución de dones proféticos y otra trompeta que sonó. Pero, ahora estamos entrando en el séptimo milenio, que es el séptimo día proféticamente. Dice la Escritura que un día es como mil años y mil años como un día ante el SEÑOR (Ver Salmo 90:4 y 2 Pedro 3:8). Ahora estamos en el momento cuando el SEÑOR va a tocar la séptima trompeta, y cuando eso suceda, es todo el consejo y toda la sabiduría de Dios, todo lo anterior, en un solo momento. Son todas las siete trompetas a la vez que van a romper el sistema de este mundo, y lo único que se va a salvar, es un pueblo representado por una mujer ramera que sí ha recibido a las personas que Dios ha enviado. Los grupos cristianos organizados por hombres han tenido sus desvíos y han tenido sus problemas, como los tuvo Rahab la ramera de Jericó. Pero, dentro de todo lo que ha sucedido en la iglesia cristiana, ha habido siempre personas dispuestas a recibir a los mensajeros del SEÑOR. Inclusive, el SEÑOR dijo al pueblo de Israel, a los

146 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 propios judíos, que no lo iban a ver más, hasta que dijeran: “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Ver Mateo 23:39 y Lucas 13:35). El Señor Jesús vino en el Nombre de su Padre y no le recibieron. Pero, cuando el pueblo judío reciba al que el SEÑOR enviare, va a haber una tremenda restauración y restitución de la gloria que debería de haber caído sobre ellos hace dos mil años. El Apóstol Pablo dijo que cuando eso suceda, será nada menos que vida de entre los muertos (Ver Romanos 11:15). No se trata de la restitución de ritos y de tradiciones. Lo que el SEÑOR quiere para el pueblo judío, para el pueblo de Israel y para nosotros, es vida de entre los muertos; vida de resurrección. Es la vida del Señor Jesús, para que podamos vivir el mensaje, para que nosotros podamos fluir en el poder de Dios de una manera que no la hemos tenido antes. El libro del Apocalipsis, capítulo 10, dice: 1

¶“ Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, vestido de una nube, y el arco del cielo estaba en su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.”

Esa es la descripción del Señor Jesús glorificado, descrita también en el libro del Apocalipsis, capítulo 1. En el contexto de lo que hemos tenido por seis mil años, tiempo en el cual han estado sonando las trompetas, Dios ha estado enviando el ministerio y este ha sido rechazado en su gran mayoría. 21“Y

no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.” (Apocalipsis 9:21)

En esto se encuentra el sistema del mundo. Hasta aquí hemos llegado después de seis mil años. Después del toque de las seis trompetas, el mensaje de Dios ha estado saliendo. Ha habido un pequeño remanente que

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 147 sí lo ha recibido, pero en general, no ha habido arrepentimiento. En general, el mundo sigue de mal en peor; seguimos con los homicidios, con las hechicerías, con la fornicación y con los hurtos. La situación colombiana no es una excepción, pues esto se está viviendo en todas partes. Aún en estados tan pacíficos como lo era el estado de Minnesota, en los Estados Unidos, se ven reportes de homicidios, tiroteos por las calles, etc; cosas que hace unos pocos años no era así. Estamos ahora entrando en una etapa de desenfreno total, y de falta de ajustarse a la ley de Dios, en el mundo entero. Estos problemas se van a intensificar, pero el remedio que tiene el SEÑOR es Su Palabra. Antes de estas trompetas hubo una etapa de siete mensajes a las siete iglesias. Después, siete sellos que había que destapar, lo cual es la obra del Espíritu de Dios preparando los corazones de cada cual, para recibir el mensaje. Luego, vienen las siete trompetas y, cuando va a sonar la última trompeta, suenan siete truenos. Los siete truenos no están anotados porque el SEÑOR le dijo a Juan que no lo hiciera. Los siete truenos, son un mensaje de Dios para el tiempo final, significa que van todas juntas en la séptima trompeta. También en el libro del Apocalipsis hay otros dos grupos de “siete”: El primero, es que se repite siete veces la palabra: “YO SOY” (Ver Apocalipsis 1:8, 11, 17; 2:23; 21:6; 22:13, 16). El Nombre de Dios es anunciado siete veces, porque Él es el único que existe; y si nosotros queremos tener una existencia eterna, tiene que ser en Él; no la podemos tener por nuestra propia cuenta. El Señor Jesús comenzó su ministerio con siete Bienaventuranzas y, hay también siete bienaventuranzas en el libro del Apocalipsis, que corresponden a los siete truenos, vinculado con lo de la séptima trompeta. Todo esto

148 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 es el Evangelio, pero el Evangelio con profundidad. Todo va a salir con mucha fuerza y con mucha unción, de una manera completa y con toda la fuerza de Dios. No va a ser con una medida del Espíritu de Dios, sino con toda la plenitud de la fuerza del Espíritu de Dios. Eso es lo que podemos esperar en esta época final, donde por un lado siguen los homicidios, las hechicerías, la fornicación y los hurtos; pero, por el otro lado, el Espíritu de Dios intensifica el mensaje que está saliendo por la boca de los verdaderos predicadores del SEÑOR y de todo el pueblo de Dios. Todo el pueblo de Dios tiene que respirar y vivir la verdad de Dios. Hay una etapa de unos que son sellados, y cuando se recibe el sello de Dios, ningún mal le puede hacer daño a quien recibió el sello, pero por otro lado, también otras personas recibieron una marca en su mano o en su frente, que es la de la bestia. Nosotros sabemos que el enemigo tiene unos planes; pero también hay una bestia en cada uno de nosotros. Hay una naturaleza cerrera que no se quiere dejar dominar por el SEÑOR, y que quiere siempre llevar a cabo su voluntad. La Palabra de Dios viene para cortar eso, para dirigirse hacia lo más íntimo de nuestro corazón. Muchos creen que la marca del ‘666’, puede ser una tarjeta de crédito, un microchips que lo van a implantar, etc. Y no hay que temer a esas cosas, pero, lo que sí hay que temer es el hacer las cosas a la manera de esta naturaleza de bestia que tenemos todos. El ‘666’, es una manera de obrar y una manera de pensar que marca a la persona que no está convertida. Es posible que ocurra alguna señal en los tiempos finales; pero a través de toda la historia, desde que esto fue escrito hace dos mil años, ha habido esta marca. Ha habido esta manera de actuar y de pensar. Estas no son cosas nuevas, sino que solamente, con el tiempo, se han venido intensificando. El Señor Jesús no predicó verdades nuevas, sino que resu-

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 149 mió todo lo que había venido desde antes. Él, dijo: (v. 4) “Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y robadores; mas no los oyeron las ovejas.” (Ver Juan 10:8); como dice la Versión Antigua. ¿Por qué? Porque todos los que habían venido antes, habían robado la gloria del SEÑOR. Aun Moisés, el más manso sobre la faz de la tierra, tuvo un momento de enojarse, de tomar la gloria de Dios para sí y fue el momento en el que quedó descalificado y no pudo entrar en la herencia, en la tierra prometida. La pudo ver, pero no alcanzó a entrar en ella. El único que puede entrar en la plenitud de la herencia, es el Señor Jesús; y si nosotros vamos a entrar en esto, tenemos que hacerlo en Él, tenemos que renunciar a lo propio, para que nuestra vida pueda ser escondida en la vida del Señor Jesús. El número siete se encuadra por todas partes de la Escrituras. En el Evangelio según Mateo, capítulo 5, el Señor comenzó su predicación de la siguiente manera: 3

“ Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos.”

Esto quiere decir que el que no deja que Dios lo desprenda de su orgullo, de su prepotencia, no puede entrar al Reino de Dios. El que quiere seguir mandando y siendo su propio dios, no puede entrar en el Reino de los cielos, porque solamente estas personas, los pobres de espíritu, tienen a Dios por Rey. De la misma forma, el Padrenuestro, también tiene siete pasos que corresponden a las siete bienaventuranzas, que corresponden con los siete truenos en el libro del Apocalipsis, que corresponden con las siete bienaventuranzas del Apocalipsis, que corresponden con los siete “YO SOY” del Apocalipsis. El mensaje no es demasiado complicado.

150 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 Tomando como ejemplo el primero, dice: “Bienaventurados los pobres en espíritu…”; y luego, en el Padrenuestro en el Evangelio de Mateo, capítulo 6, dice: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre.” Esa es otra manera de decir que el Nombre de Él debe ser exaltado por encima del nuestro. Que nosotros deberíamos de someternos a lo de Él y buscar Su naturaleza, y no la nuestra. Eso es lo que se requiere para poder entrar. Si vamos al libro del Apocalipsis, en el primer capítulo, la primera bienaventuranza, dice: 3“

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta Profecía, y guardan las cosas que en ella están escritas, porque el tiempo está cerca.”

Los pobres de espíritu son los que van a entrar en el Reino de Dios. Literalmente dice, los que se dejan desprender de su orgullo, y prepotencia. Todo ser humano nace con orgullo y con prepotencia, queriendo ser el centro de todo. Todo niñito pequeño quiere ser el centro de atención. Dios crea a los hombres y a los niños perfectos, como dice la Escritura, pero después, ellos imponen su voluntad por encima de la voluntad de Dios y allí es donde tenemos el problema. Tan pronto el niñito comienza a ejercer su voluntad, comienza a imponerse sobre los demás y sobre Dios, y comienza a querer ser el centro de atención. Esta es la parte que tiene que ser tratada. Porque si no tratamos esta parte, no podemos entrar en el Reino de Dios.1

1 Génesis 6:5: “Y vio el SEÑOR que la malicia de los hombres era mucha sobre la tierra, y que todo el intento de los pensamientos del corazón de ellos ciertamente era malo todo el tiempo.” Continuación del pie de nota página siguiente...

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 151 ¿Qué es entrar en el Reino de Dios? Es ser gobernados por Dios, en vez de ser gobernados por nosotros mismos. Este es un punto muy clave, y se encuentra por toda la Biblia. Es el punto central de todo el mensaje, y si no lo entendemos, no podemos entrar. El primer “YO SOY” en el libro del Apocalipsis, dice:

“ YO SOY el Alfa y la Omega: principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” (Apocalipsis 1:8) En otra parte de la Escritura, dice que el SEÑOR cuando comenzó la buena obra en nosotros, la va a llevar a cabo.2 El SEÑOR es el que la comienza y el que la puede terminar, pero nosotros tenemos que ceder ante el Espíritu de Dios en nuestras vidas. Porque si no estamos dispuestos a ceder, podemos apagar el Espíritu de Dios en nosotros. En el Evangelio de Mateo, capítulo 5, continúa diciendo: 4“ Bienaventurados

los que lloran (enlutados), porque ellos recibirán consolación.”

Es la palabra para llorar un muerto; y la palabra consolación, posee la misma raíz de la palabra que usa el Apóstol Juan cuando dice que el Señor nos va a enviar el Consolador, que es el Espíritu Santo. Si no recibimos el Espíritu Santo, si no recibimos al Consolador, no hay cambio, y no podemos cumplir. ...continuación del pie de nota No. 1 de la página anterior. Génesis 8:21: “Y olió el SEÑOR olor de reposo; y dijo el SEÑOR en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su niñez; ni volveré más a herir toda cosa viva, como he hecho.” 2 Filipenses 1:6: “Confiando de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesús el Cristo;…”

152 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 5“Bienaventurados

los mansos; porque ellos recibirán la tierra por heredad.”

El que no ha recibido el Consolador, no puede ser manso, y por lo tanto, no puede recibir la tierra por herencia. 6“Bienaventurados

los que tienen hambre y sed de justicia (o rectitud), porque ellos serán saciados.”

El que no tiene un cambio de apetitos, nunca puede ser saciado; porque los que tienen hambre y sed de sus propios deseos y de ser el centro de todo, los que tienen la marca de la bestia con la manera de hacer y de pensar del hombre antiguo, en el libro del Apocalipsis dice que esas personas nunca tendrán paz, y que nunca pueden ser satisfechas. Solamente cuando el SEÑOR gobierna nuestra vida, cuando nos da el Consolador, entonces podemos ser consolados, ser saciados y ser satisfechos, y podemos recibir la herencia de los hijos de Dios. Esta es la cuarta bienaventuranza, y es más o menos el punto de equilibrio. El número “cuatro”, en la Escritura, es un número que tiene que ver con la parte celestial. En el cuarto día de la creación, el SEÑOR creó el cielo, las estrellas, la luna y el sol (Ver Génesis, capítulo 1). Todos los cuerpos celestiales fueron hechos el cuarto día de la creación. El número cuatro, tiene que ver con el amor de Dios. Algo que no nace de nosotros; que viene de afuera. Para tener ese amor tenemos que tener el cambio de apetito, para que el amor de Dios pueda fluir a través de nosotros. El amor de Dios es muy diferente al amor de los hombres: el amor humano siempre busca contraprestación. El amor de Dios, no. Esta cuarta bienaventuranza va en unión con el Padre nuestro, cuando dice: “Danos hoy nuestro pan cotidiano”. En la cuarta bienaventuranza en el libro del Apocalipsis, dice:

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 153

“ Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son las verdaderas palabras de Dios.” (Apocalipsis 19:9) La cena del Cordero es una cena de la Palabra de Dios que sale verdaderamente de Él y que no está revuelta con doctrinas de hombres. La persona que tiene un cambio de apetito, ya no tiene apetito para las cosas donde el hombre ha colocado su levadura. Todas las iglesias están llenas de verdades de Dios, revueltas con levadura de hombre, y necesitamos regresar a una Palabra pura y limpia. Para eso tiene que haber vasos, tiene que haber mensajeros, tiene que haber personas limpias que pueden ser portadoras de esa Palabra. De otra manera, la Palabra no va a salir limpia. Pero, el SEÑOR promete que si somos invitados a esta fiesta de bodas, que en esa fiesta, la comida va a ser limpia. ¿Por qué? Porque el SEÑOR quiere casar a su Hijo con un pueblo limpio, con un pueblo representado por una mujer (que simboliza la esposa), y ella tiene que estar limpia. No puede estar con toda esa levadura. Por eso es que ninguno de los grupos religiosos organizados por los hombres califica. Por eso es que el SEÑOR está escogiendo un remanente que va saliendo de todas estas diferentes partes para participar en algo limpio. Y, cuando el SEÑOR llama y la persona responde ante la voz del SEÑOR, Él promete culminar la obra. Eso no quiere decir que vamos a echar tierra a estas personas que quedaron atrás, que no entendieron. Porque la persona que no puede ver ciertas cosas, simplemente no las puede ver. Podemos estar todo un día explicando los colores a un ciego; pero si la persona está ciega, no los puede ver, y nunca va a poder entender cómo son los colores hasta que Dios le abra los ojos. Si estamos tratando de explicar una sinfonía a un sordo,

154 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 podemos demorar el tiempo que sea explicándolo, y el sordo no va a entender nada, porque no puede escuchar. Por eso es que el SEÑOR dice: “el que tiene oído para escuchar y el que tiene ojos para ver”. Y eso solo puede venir, cuando el SEÑOR es el comienzo y es el fin. La cuarta referencia en el libro del Apocalipsis, donde se encuentra el “YO SOY”, donde se proclama el Nombre del Señor, que es el mismo YHWH, el mismo nombre que los judíos pronunciaban “Adonai” que quiere decir SEÑOR, porque era demasiado sagrado para poderlo decir, porque nadie sin la inspiración de Dios puede decir: “YO SOY”; porque el único que puede decir: “YO SOY” es Dios; entonces, dice:

“ ...YO SOY el que escudriño los riñones y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras.” (Apocalipsis 2:23) Este juicio, que viene cuando el SEÑOR escudriña, tiene que ver con los apetitos que tenemos, y tiene que ver con lo que hemos estado comiendo. Porque si tenemos apetito de cosas buenas y, si estamos comiendo cosas buenas, vamos a estar haciendo cosas buenas. Es muy interesante ver en el libro del Apocalipsis que entre la primera y la segunda bienaventuranza, hay 14 capítulos; pasan muchas cosas. La primera bienaventuranza, recuérdese que es entregar la soberbia para que el SEÑOR pueda reinar en nuestras vidas. Para que podamos entrar en el Reino de Dios, donde Dios reina; y lo que tenemos que poner en el altar es la soberbia. Va a haber un muerto. El muerto es nuestra propia manera de hacer las cosas. La segunda Bienaventuranza dice: “Bienaventurados los que lloran….” y es la palabra para llorar un muerto; “…porque recibirán consolación”. Si la parte vieja de nosotros no se identifica con la muerte de Jesús, no hay consolación. Dios no viene a consolar nuestra mala acti-

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 155 tud y nuestra soberbia que hemos recibido de Adán. Él, viene a consolar una cosa nueva, que Él viene a sembrar en nosotros. Y, para llegar hasta allí tiene que haber siete mensajes a siete iglesias, donde Él dice: “Van bien en esto, pero van mal en lo otro”. Había algunos que hacían unas cosas increíbles, el único problema era que habían dejado su primer amor. Ya el amor de Dios no fluía en ellos. Y les dijo: “Si no se arrepienten voy a quitar su candelabro, voy a quitar la luz de Dios que está brillando entre ustedes” (Ver Apocalipsis, capítulo 2). Pronunció un terrible juicio, pero estos mensajes tienen que calar. Después vienen los mensajes de abrir los sellos: destapar el corazón y poner un corazón nuevo en nosotros. Ese es el mensaje de los sellos. Termina con un cielo abierto en donde todos los que están en la iglesia, en la tierra, buscan huir y taparse. Pero los hijos de Dios, que están limpios delante del SEÑOR, no tienen por qué temer ese día. Es un día de gran autoridad; es lo que sucede antes que las trompetas comiencen a sonar. Tiene que haber un pueblo del cual se pronuncie lo mismo que se dijo cuando el Señor Jesús fue bautizado en el río Jordán; Dios Padre habló y dijo: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento” (Ver Mateo 3:17; Marcos 1:11; y Lucas 3:22). El cielo se abrió, lo cual quiere decir que en el ministerio de Jesús, Él no tuvo problemas de comunicación con su Padre. Ni siquiera tuvo que orar así como hacemos nosotros. Él lo hacía como para dar ejemplo a sus discípulos, y para que nosotros pudiéramos aprender ciertas cosas; pero Él estaba tan sintonizado con el corazón de su Padre, que solamente obraba y era la misma obra de su Padre fluyendo a través de Él. Porque Él podía decir: “Mi Padre y yo somos uno”. Después, dice que quiere que nosotros seamos en Él así como Él es en su Padre y, que así como el Padre y Él son uno, Él quiere ser uno con nosotros; que la misma gloria que el Padre

156 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 derramó sobre Él, la quiere compartir con nosotros. Este es el mensaje de la séptima trompeta en el libro del Apocalipsis. Para llegar desde los pobres de espíritu, hasta los que reciben al Consolador sin medida, se van catorce capítulos en el libro del Apocalipsis: El mensaje a las iglesias; la obra del Espíritu Santo, cortando, obrando, y aplicando estas verdades al corazón, hasta que hay un pueblo limpio y pueda haber un cielo abierto. Entonces, comienza a entrar el mensaje de Dios como toque de trompeta, con fuerza para cambiar y para convertirnos. En el libro del Apocalipsis, capítulo 14, viene la segunda Bienaventuranza: 12“Aquí

está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.

13

¶ Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados son los muertos, que de aquí en adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansan de sus labores; y sus obras los siguen.”

Estas son las personas que mueren para sus propias obras, pero sus obras los siguen. ¿Cuáles obras? Las obras de Dios, hechas a través de ellos. Esos son los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Cristo. Todas las traducciones modernas de la Biblia, han cambiado este versículo, diciendo: “la fe en Cristo”. En la Escritura hay versos donde dice que debemos poner nuestra fe en Cristo, pero este versículo habla de la fe de Jesús, la cual tiene que obrar en nosotros, o si no, no podemos hacer las obras de Dios. La única manera en que podemos cumplir los mandamientos de Dios, es cuando la fe de Jesús reside en nosotros; así podemos hacer

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 157 las mismas obras que Él hizo, que es la voluntad de Dios Padre aquí en la tierra. Si entendemos esto, y si logramos que lo viejo muera, que lo viejo pase, sucede lo que dice el Apóstol Pablo: “…he aquí todo es hecho nuevo” (2 Corintios 5:17). Seremos nuevas criaturas, nueva creación, primicias de Dios; los primeros frutos de la nueva creación, de la cual lo primero de todo esto es Cristo. Cuando él reside en nosotros, somos parte de este cuerpo, para poder llegar a la madurez y obraremos como Él obró. El Señor no obró por su cuenta, sino solamente para hacer la voluntad de su Padre. Allí es cuando vamos a ver el cumplimiento de todas estas promesas. Hasta ahora hemos tenido las trompetas una por una y de muchas diferentes maneras; y sigue el mundo rebelde, siguen los homicidios, las fornicaciones, los hurtos, todos los problemas no siguen igual, sino al contrario, cada vez peor de lo que eran hace años. Pero, con el plan de la séptima trompeta, el Señor quiere cambiar todo esto. Examinando al ángel, es un símbolo de Cristo, vestido de una nube, en la naturaleza de Dios. El arco del cielo estaba en su cabeza (Apocalipsis 10:1). El arco del cielo de muchos colores, quiere decir: “pacto con Dios”; tener el arco sobre la cabeza quiere decir, “pacto con Dios cumplido”; quiere decir que la voluntad de Dios ya está siendo hecha en la tierra como en el cielo. Este ángel tiene la cabeza en el cielo y los pies en la tierra, significando que el Señor Jesús está arriba, reinando a la diestra de Dios Padre con todo poder y autoridad, como Rey y como Sumo Sacerdote, para efectuar en nosotros toda esta limpieza, toda esta bondad, todo este perdón y todo este poder. Nosotros somos parte de los pies que están aquí en la tierra, y Él quiere unirlo todo. Recuérdese que el factor que une todo y abre los cielos, es el factor del “holocausto”. Cuando nosotros somos un sa-

158 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 crificio vivo y limpio delante del Señor, eso es lo que abre el cielo para que Dios pueda obrar en nosotros. La misma palabra holocausto, quiere decir escalera, ascenso o subir. 2“Y

tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;…”

El mar, es símbolo de “las naciones”; la tierra, es símbolo del “pueblo de Dios”. Cuando el Señor hace surgir este ministerio, va a tener un pie sobre las naciones y otro sobre la iglesia. Es un mensaje que va a salir por todas partes. Para los que dicen ser pueblo de Dios, aún con su levadura, y para los que ni siquiera nombran el nombre de Dios. El mensaje va a salir “igual” por todas partes, porque es un mensaje que no solamente lo van a proclamar, sino se va a vivir. Juan tuvo que comer el rollo, y este es un pueblo que ha tenido que comer estas cosas. Un pueblo que ha entrado a la fiesta de las bodas, que ha comido la palabra y ésta es parte de su ser. Este ya no es un pueblo que tiene que preparar mensajes. Es un pueblo que, en conjunto, son el mensaje. Isaías dijo:

“ He aquí, yo y los hijos que me dio el SEÑOR, somos por señales y prodigios en Israel, de parte del SEÑOR de los ejércitos, que mora en el Monte de Sion.” (Isaías 8:18) Esto es lo que el Señor va a tener: un pueblo que en sí, es profético; y en sí, es apostólico; por ser el cuerpo de Él aquí en la tierra. Tiene los pies en la tierra: uno es la parte profética; y el otro, es la parte apostólica. 3“y

clamó con gran voz, como cuando un león ruge;…”

Es un mensaje que va a entrar con mucha fuerza.

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 159 4“ Y

cuando los siete truenos hubieron hablado sus voces,…”

Los siete truenos son el cumplimiento de las Bienaventuranzas que anunció nuestro Señor Jesús, y que clausura en el libro del Apocalipsis, pero que obra a través de un pueblo que es el cuerpo de Cristo aquí en la tierra. Es un mensaje que no es solamente predicado, sino que tiene que ser vivido para que truenen estos siete truenos; porque cuando hay trueno, tiene que haber un relámpago, y esto es símbolo de la presencia de Dios que es la que cambia y convierte. En la iglesia, hasta ahora se ha podido hacer seminarios, entrenar líderes, hacer congresos y muchas cosas que producen cierta formación en la gente; pero eso no es suficiente. Se requiere una transformación, y eso solamente sucede cuando la presencia de Dios está allí. La presencia de Dios transforma. En la iglesia no se ha producido un verdadero arrepentimiento (con las primeras seis trompetas); porque no ha habido ese relámpago de la fuerza de la presencia de Dios en plenitud, porque para eso se requiere la segunda venida de Cristo. La segunda venida de Cristo tiene muchas etapas, así como la primera venida de Cristo también las tuvo. La primera venida de Cristo tuvo apariciones de ángeles, como la de Gabriel. Vino el Espíritu Santo sobre María, y lo que fue sembrado en ella, fue la venida de Dios en ella. Después nació el niño y los coros celestiales se aparecieron a los pastores que estaban cuidando su rebaño de noche. Ahora va a haber lo mismo: va a haber un pueblo de Dios que va a recibir la presencia del Señor por dentro, de la manera como fue con María. Habrá unos pastores que estarán vigilando de noche, y ellos son quienes van a recibir una revelación que otros que están dormidos, no la podrán recibir. Habrá unos

160 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 hombres sabios que van a seguir una estrella y otros hombres que se creen sabios que no la van a ver. Hubo la revelación del niño en el templo, y la mayoría de las personas no la entendieron. Tuvieron a este niño que era la encarnación de Dios, y la mayoría de los sacerdotes no supieron qué tenían allí. Más adelante, el Hijo de Dios se presenta en el río Jordán, cuando se abrieron los cielos pues Dios Padre los abrió, y algunas personas lo entendieron, pero la mayoría no. Así continuó hasta la crucifixión, la resurrección, la venida del Espíritu Santo en el día del Pentecostés. Tantas veces que entre el pueblo de Israel se había apagado el fuego de Dios. El fuego sagrado de Dios que tenía que estar en el altar, no podía ser cualquier clase de fuego; tenía que ser un fuego encendido por Dios, y no por hombre alguno. Ese fuego resultó apagado muchas veces en Israel. De la misma forma nos ha pasado en la iglesia. Solamente cuando Dios quiere, Él vuelve y enciende ese fuego de Su presencia. Sin embargo, en el día del Pentecostés, cuando volvió el fuego del Espíritu de Dios, no se encendió en el altar, sino que el SEÑOR lo encendió en las personas; el Espíritu Santo cayó sobre la gente y lenguas de fuego fueron repartidas sobre cada uno de ellos (Ver Hechos de los Apóstoles, capítulo 2). El SEÑOR dijo que no volvería a morar en templos de piedras hechos por manos de hombres, sino que el pueblo de Dios iba a ser su Santo Templo. La piedra angular fue el Señor Jesús, quien estuvo aquí; Él encendió ese fuego en las personas, y está todavía disponible para encenderlo en cada uno de nosotros. Esa es la parte que se ha estado recalcando, entre la primera y la segunda Bienaventuranza. Se trata de reconocer nuestra necesidad, abrirnos ante el SEÑOR, y tener un funeral para un muerto que tuvo que morir en nosotros, para que el Consolador, y para que el fuego de

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 161 Dios, se pueda encender en nosotros. De cualquier otra manera, no podemos ser mansos para hacer la voluntad de Dios, y no vamos a tener hambre y sed de justicia. 5“ Y

el ángel que vi estar sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

6

y juró por el que vive para siempre jamás, que ha creado el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más;

7

pero en el día de la voz del séptimo ángel, cuando él comenzare a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado, como él lo evangelizó a sus siervos los profetas.”

Todos los profetas han anunciado el día en el cual estamos entrando, cuando el misterio de Dios ya no va a ser oculto más, para entender el propósito de Dios en nosotros. Este es el mensaje de la séptima trompeta y de los siete truenos. El SEÑOR creó todas las huestes celestiales y todo el ámbito del cielo; la tierra que es el ámbito de la iglesia del pueblo de Dios, y todas las cosas que en ella hay; el mar, que comprende las naciones y todas las cosas que están allí. Él, hizo todo, y todo tiene su contraparte aquí en la creación natural. Estamos en el día cuando suena la voz del séptimo ángel. Cada una de esas trompetas son la voz de Dios a través de un mensajero, y estamos en el momento cuando esto está comenzando a sonar. Y, el sonido que producirá, hará que los sistemas del mundo caigan, comenzando con lo que se ha montado entre el pueblo de Dios, diciendo que lo hizo Dios, cuando en realidad no fue Dios. El Consolador viene para que nosotros podamos ser mansos; para que podamos cumplir con la voluntad de Dios; para que podamos recibir hambre y sed de justi-

162 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 cia; para poder ir al banquete; para poder recibir nuestro pan de cada día directamente del SEÑOR (porque no solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que procede de la boca de Dios);3 para tener esa íntima comunión con Dios, con un cielo abierto como hijos de Dios. El SEÑOR va a tratar a cada uno directamente: nos va a disciplinar, nos va a corregir, nos va a depurar y nos va a formar porque nos quiere dar una herencia, lo cual va a restaurar toda la creación. Como dice el Apóstol Pablo:

“ Porque la esperanza solícita de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.” “ …con esperanza que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” (Romanos 8:19,21) Estando en este proceso, se puede observar la bienaventuranza número cinco:

“ Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia.” (Mateo 5:7) Entiéndase que si no sembramos misericordia, no podemos cosechar después misericordia. En el Padrenuestro dice;

“ Y suéltanos nuestras deudas, como también nosotros soltamos a nuestros deudores.” (Mateo 6:12) La palabra “soltar”, es un poco diferente que “perdonar”. Ha sido siempre traducida “perdonar”, pero en la Escritura, en la plenitud del sentido, perdonar implica que se debe perdonar ante la excusa del hermano. El Señor dijo que se debía perdonar “…aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22). Pero el Señor quiere que noso3 Ver Deuteronomio 8:3; Mateo 4:4; y Lucas 4:4.

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 163 tros podamos tener algo unilateral; que aun cuando nuestro hermano no haya venido a pedir perdón, nosotros ya hemos soltado el asunto. Que los males que nos hayan hecho no sigan dentro de nosotros carcomiéndonos. Que nosotros podamos soltar ante la justicia de Dios, pues el SEÑOR dice: “Mía es la venganza” (Deuteronomio 32:35). Cuando nosotros nos soltamos al Señor, y decidimos devolver el bien por el mal, según las Escrituras, eso hace que el Señor pueda derramar ascuas de fuego encendidas sobre la cabeza de nuestros enemigos ( Ver Romanos 12:20). Algunos piensan que al decir: “…ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza”, es para destruir al enemigo; pero en la antigüedad, cuando se apagaba el fogón, como no había fósforos, había que ir donde el vecino a traer las ascuas, y las traían en un tiesto sobre la cabeza. Eso quiere decir que si el fuego de Dios en el vecino se apagó, se tiene que estar dispuesto a compartir el nuestro, para que ese fuego de Dios pueda ser otra vez encendido en esa persona. Si devolvemos el mal por el mal, nunca va a pasar esto. Pero, si pagamos bien por mal, podemos volver a encender el fuego de Dios en esa otra persona. Ese es el motivo para esta nueva ley que nos da el No es el amor nuestro que siempre busca contraprestación, sino el amor de Dios. Allí se centra este mensaje de los misericordiosos. El SEÑOR me enseñó eso volando aviones en la selva, me puso en el corazón ser misericordioso y ayudar, aún si no tenían el dinero para hacerlo: llevar enfermos al hospital, etc. Muchas personas aparentemente se aprovechaban de mí; pero el SEÑOR nunca permitió que tuviera un accidente en la selva y pude volar cinco mil horas. Casi todos mis compañeros se mataron o perdieron uso de sus facultades en accidentes aéreos, pero sin ser el mejor piloto, nunca tuve esa clase de problemas. Muchos de ellos eran mejores y tenían aviones mejores que SEÑOR, que es la ley del amor.

164 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 el mío. Pero el SEÑOR puso la mano sobre mí y me quiso enseñar la verdad de la misericordia. Miremos hasta dónde se puede llegar, porque esa es la clave de todo. Recuérdese que en la Palabra del SEÑOR, cuando una persona fue perdonada de una gran deuda por el rey, y después esa persona fue y cogió otra persona que le debía poquito y lo quiso exprimir. Cuando el rey supo lo sucedido, no solo le quitó el perdón que le había otorgado, sino que además lo entregó en manos de los atormentadores (Mateo 18:23-24). El Señor dijo que eso sucedería a todo aquel que no perdona a su prójimo de corazón. Es la misma idea de soltar estas cosas, y de no cobrar. En la quinta bienaventuranza, en el libro del Apocalipsis, capítulo 20, dice: 4“...y

vivirán y reinarán con Cristo los mil años.

5

Mas los otros muertos no volvieron a vivir hasta que sean cumplidos los mil años. Esta es la primera resurrección.

6

Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él mil años.”

¿Qué se necesita hacer para calificar? Ser misericordioso. Permitir que el amor y la misericordia de Dios fluyan a través de nosotros. Si miramos el quinto “YO SOY” en el libro del Apocalipsis, capítulo 21, dice: 6“Y

me dijo: Hecho es. YO SOY el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente.

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 165 ¿Qué necesitamos para recibir más y más de la fuente de agua de vida? Pues fluir en el amor y en la misericordia que Dios pone en nosotros. Fluir hacia los demás. Entre más fluyamos, más puede entrar en nosotros. Si nos quedamos estancados a coger la bendición que el SEÑOR nos dio, y a buscar el provecho propio, nos vamos a contaminar y no vamos a calificar para la primera resurrección. Si eso sucede, no vamos a participar en los mil años del gobierno de Dios aquí en la tierra, pues vamos a despertar después, pero para el juicio final. Puede que el SEÑOR nos entre, o puede que nos saque; pero vamos a perder totalmente la etapa del Reino de Dios aquí en la tierra, cuando Él va a enderezar todas estas cosas a Su manera. Luego dice:

“ Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios”. (Mateo 5:8) El Padrenuestro dice:

“ Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal…” (Mateo 6:13; Lucas 11:4) Es lo mismo; la tentación nos puede coger, si encuentra de donde aferrarse en nuestro corazón. Lo que contamina al hombre no es lo de afuera. Lo que contamina al hombre es lo de adentro. Si el corazón no está limpio, todo lo que sale de esa persona es contaminación. Las personas piensan que pueden entrar en una vida separada de los demás; piensan que pueden buscar un pueblito donde no hay drogas, o donde no hay tanto vicio, etc., y que allí van a arreglar su problema. Sin embargo, no es así. La limpieza tiene que ser de adentro. Si el SEÑOR nos limpia adentro, nada de lo que haya afuera nos puede afectar. Podemos andar en el sitio más terrible y no nos va a pasar nada, porque vamos a fluir en la limpieza de Dios. Con el Señor Jesús

166 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 sucedió lo mismo: estando en un funeral, fue a tocar un cadáver y, en vez de Él quedar inmundo, el muerto resucitó lleno de vida (Lucas 7:11-14); a pesar que según la ley, si alguien tocaba algo que no estaba limpio, quedaba inmundo. Más adelante, el Señor va a la casa de Simón el leproso (Alguien estaba predicando que no pudo ser así, porque los judíos no podían ir a la casa de un leproso, según las leyes en el tiempo de Jesús; pero la persona que predicó esto, no sabe quién es Jesús). Cuando Él entra a la casa de Simón el leproso es cuando viene la mujer y rompe el frasco del ungüento de mucho precio, le unge y el olor de la libertad que hay en el Espíritu de Dios, la libertad de la redención, de la limpieza que hay en Cristo, permeó la casa de Simón el leproso. Estoy seguro que Simón no quedó leproso. El Señor quiere destapar esto en un pueblo donde el olor de lo que él está haciendo entra en toda la sociedad que nos rodea y en vez de nosotros quedar tocados, en vez de quedar contaminados con lo que nos rodea, mas bien ellos van a quedar transformados. O se van a convertir, o no van a poder aguantar el olor y van a huir de la presencia de nosotros. Así termina la ciudad de Dios, con lo limpio adentro y lo que está contaminado, afuera. La sexta bienaventuranza, en el libro del Apocalipsis, capítulo 22, dice: 7“Y

he aquí, vengo presto: Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.

“Vengo presto”, no es lo mismo que decir: “Vengo pronto”. Quiere decir que cuando Él venga, la venida va a ser “de repente”. No quiere decir que iba a ser muy pronto desde cuando Juan lo escribió. “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro” ¿Quién las puede guardar? Solamente el limpio de corazón. El sexto “YO SOY”, dice:

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 167

“ YO SOY el Alfa y la Omega, principio y fin, el primero y el postrero”. (Apocalipsis 22:13) Él tiene que iniciar la obra. Él es el que la lleva a cabo. Nuestro papel en todo esto es dejar que el SEÑOR lo haga, ceder, ser arcilla dócil en las manos del Alfarero, para que Él forme en nosotros lo que Él quiso desde un comienzo. Terminando con la séptima bienaventuranza:

“ Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mateo 5:9) En el Padrenuestro, lo que corresponde a eso dice:

“ ...porque tuyo es el Reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. (Mateo 6:13) Los hijos de Dios, que van a recibir la herencia, no la van a tomar para ellos mismos, porque saben que todo le pertenece a ÉL. Estos son los veinticuatro ancianos que arrojan sus coronas delante del trono y dicen al SEÑOR, que solamente Él es digno de toda alabanza y de toda gloria (Ver Apocalipsis, capítulo 4). Es un gobierno donde el Señor va a delegar responsabilidad a un pueblo que no va a volver en la soberbia, a la jactancia que todo ser humano ha tenido, sino que van a seguir mansos, humildes y sencillos delante del trono de Dios. El Señor los va a usar para gobernar la tierra. En el libro del Apocalipsis, capítulo 22, la séptima bienaventuranza dice: 14“Bienaventurados

los que hacen sus mandamientos, para que su potencia y potestad sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la Ciudad.”

El árbol de la vida fue lo que Adán y Eva perdieron. Escogieron el árbol del conocimiento del bien y del mal,

168 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 escogieron ser su propio dios y decidir para ellos mismos lo que era bueno y lo que era malo. Muchas veces, entre el pueblo de Dios, tanto entre los judíos como entre la iglesia cristiana, hemos querido que Dios nos diga lo que está mal pero nosotros seguimos diciendo lo que está bien; y, por no ceder totalmente, no hemos podido entrar y no hemos podido regresar al árbol de la vida. El SEÑOR lo guardó con querubines con espada resplandeciente. Esos mismos querubines estaban pintados en el velo del templo adentro, simbolizando que nadie va a entrar al Lugar Santísimo, si no pasa por la espada del juicio de Dios. El hombre viejo tiene que morir, para que podamos entrar en el hombre nuevo en Cristo. El Señor Jesús ya entró, rompió ese velo desde arriba hacia abajo y está en los lugares celestiales con todo poder y toda gloria. Pero, los hombres, seguimos cosiendo otra vez el velo, porque no queremos morir a nuestra propia voluntad. Pero va a haber un pueblo que va a entrar por la Puerta. ¿Qué es la Puerta? Él es la Puerta. El que entra por la Puerta, entra por Él; y el que entra por Él, no puede seguir en su propia voluntad. Él es la raíz y el linaje de David. En el libro del Apocalipsis, capítulo 3, dice: 7

¶“ Y escribe al ángel de la Iglesia que está en Filadelfia: El Santo y Verdadero, que tiene la llave de David; que abre y ninguno cierra; que cierra y ninguno abre, dice estas cosas:” (Apocalipsis 3:7)

La llave de David solamente se cita en dos partes de la Escritura: una en cada Testamento (Ver Isaías 22:22 y Apocalipsis 3:7). La llave de David no es una fórmula mágica; la llave de David es estar tan entregado al SEÑOR, que si hay que cerrar la puerta, la cerramos, y cuando se trata de abrirla, lo hacemos. Si estamos contemplando algo nuevo, si el SEÑOR lo quiere cerrar, que lo cierre. Debemos estar dispuestos a seguirlo a Él adelante, a donde Él

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 169 abra la puerta, aun si nos cuesta la vida. Porque es por la sangre del Cordero, por la verdad de su testimonio y porque no amaron sus vidas aun hasta la muerte, porque vencieron.4 Esa es la clave de la llave de David. El séptimo “YO SOY”, dice:

“ ...YO SOY la raíz y el linaje de David, y la estrella resplandeciente y de la mañana.” (Apocalipsis 22:16) Esa estrella que muchos judíos tratan de representar con dos triángulos y una estrella de seis puntas, viene de unas raíces paganas de la apostasía del rey Salomón; pero aun si es una representación de esta estrella de David, no está bien, porque nosotros no podemos hacer imagen alguna de nada de lo que hay ni en el cielo ni en la tierra, ni de lo que hay debajo de la tierra. La estrella de David es Jesús, y no podemos hacer figuras de Jesús. Por eso, un mejor símbolo para significar a Israel es la menorá, la lámpara de los siete brazos de fuego, y el SEÑOR la usa aquí para simbolizar las iglesias, donde está la presencia y el fuego de Dios. Pero esta estrella de seis puntas no está mencionada en ninguna parte. Muchos la usan de buena fe, lo mismo que en otras iglesias pueden hacer estatuas de algún personaje o iconos; pero es el mismo problema. El SEÑOR no quiere que adoremos algo hecho por nuestras manos, sino que lo adoremos solamente a Él. En el libro del Apocalipsis, capítulo 22, dice: 17“Y

el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente.”

4 Apocalipsis 12:11: “Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la Palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte.”

170 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 El SEÑOR va a abrir este camino para el fluir del agua del Espíritu de Dios para muchas personas, para todo el que quiera venir. Porque ya la esposa y el Espíritu de Dios dicen lo mismo; no es la esposa diciendo una cosa y el Espíritu diciendo otra. El SEÑOR quiere un mensaje claro, donde lo que es la prédica, la vida, es lo que dice el Espíritu de Dios, y es lo que es el pueblo de Dios aquí en la tierra. En el libro del Apocalipsis, capítulo 11, el ministerio de los dos testigos, aunque algunos dicen que son Moisés y Enoc, y otros Elías y Moisés, pienso que son Él y Ella: El Señor Jesús y un pueblo que ha empezado a hacer las cosas a la manera de Dios. El SEÑOR lo puede aplicar como quiera. Es la representación de este ángel que tiene la cabeza en el cielo y los dos pies aquí en la tierra, encendido del fuego de Dios, donde hasta los pies están ardiendo con el fuego de Dios. El SEÑOR me mostró, que para no necesitar que alguien me despierte en ese día, es necesario mantenerse en el fuego de Dios. El fuego de Dios es el fuego de la corrección de Dios; de estar dispuesto a lo que quiere Dios en el momento que sea. Estar pendiente de Él. De recibir, abrazar y autorizar al Espíritu de Dios, para que aplique estos siete truenos, para que el relámpago de la presencia de Dios pueda quedar ardiente encendido dentro de nosotros. No es un ministerio de un individuo aquí, u otro individuo allá. Es un cuerpo de Cristo andando con todo el poder de la victoria de Dios. En el libro del Apocalipsis, capítulo 11, dice: 15“Y

el séptimo ángel tocó la trompeta. Y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo son reducidos a nuestro Señor y a su Cristo; y reinará para siempre jamás.”

La Séptima Trompeta y los Siete Truenos 171 No dice que Él va a coger los reinos de este mundo para manejarlos así como van. Los reinos de este mundo son reducidos. Las murallas de Jericó caen, se desploman. Todo se viene al suelo y queda reinando el Señor, a través de un pueblo elegido y escogido. Una sola mujer y una sola familia, se salvan. Una mujer que era una ramera pero que recibió a los mensajeros del Señor. Que tuvo ese cordón de grana en la ventana. La sangre del Cordero aplicada. La sangre del Señor quiere decir “nosotros hemos entrado en la muerte” y, por haber entrado en la muerte de Él, estamos dispuestos a que Él acabe con todo lo que no sirve en nosotros. La Escritura dice que la vida está en la sangre. Cuando se aplica la sangre de Él en nosotros de esa manera, el Espíritu de Dios está allí y viene esa consolación, viene esa vida, viene ese fuego, nos enciende y podemos vivir el mensaje de la Palabra de Dios. 16“Y

los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,

17

diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran potencia, y has reinado.

18

Y los gentiles se han airado, y tu ira es venida, y el tiempo de los muertos para que sean juzgados, y para que des el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu Nombre, a los pequeñitos y a los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.

19

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su Testamento fue vista en su templo. Y fueron hechos relámpagos y voces y truenos y terremotos y grande granizo.”

172 El Altar y el Evangelio • Capítulo 6 Todas las cosas que puedan ser conmovidas en el cielo, lo van a ser, así como lo fueron en la tierra. En Señor quitará las cosas movibles de tal manera que queden las que son firmes, para que Dios pueda entregarnos un Reino inmovible.

Vamos a Orar: SEÑOR, pedimos que podamos tener ojos para ver y oídos para escuchar. Que podamos entrar pobres de espíritu para ser gobernados por Cristo a través del Espíritu Santo, para recibir ese Consolador que es Su presencia; Su Espíritu que va a fluir a través de nosotros, para cambiarnos hasta que podamos hacer su voluntad, de una manera mansa.

Pedimos que podamos tener un cambio de apetitos: hambre y sed de justicia. Ser misericordiosos y fluir en los ríos de agua de vida hasta ser limpios de corazón, hasta ser lavados por Su Palabra que ha circulado a través de nosotros, para que podamos ser hijos de Dios listos a recibir la herencia. No para tomarla para nosotros mismos, sino para hacer su voluntad. Pedimos esto en el nombre de nuestro Señor Jesús. Amén.

173

CAPÍTULO 7

EL FUEGO DE DIOS

E

Este mensaje, acerca de: El Fuego de Dios, tiene que ver con un camino más excelente en el cual el SEÑOR nos quiere ingresar. Comenzando desde el libro de Malaquías, el profeta, en el capítulo 4, dice: 5“ He

aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible.

6

El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; para que yo no venga, y hiera con destrucción la tierra.”

Toda profecía puede ser interpretada como y cuando el Espíritu de Dios lo desee hacer. No solo la puede interpretar de diferentes formas, sino que además lo puede hacer en diferentes niveles de profundidad. Parte de la profecía de Malaquías se cumplió con la venida de Juan el Bautista, quien preparó el camino para la llegada de nuestro Señor Jesús. Sin embargo, otra parte de esta profecía está por cumplirse, con la segunda venida del Señor. En esta segunda venida, el Señor no va a llegar solamente como una persona, como cuando vino hace dos mil años, sino que según las Escrituras, el cuerpo de Cristo es de muchos miembros, del cual nuestro Señor Jesús sigue siendo la cabeza.

174 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 El Señor está a la diestra de Dios Padre, donde va a reinar hasta que todo esté sujeto bajo las plantas de sus pies; y si el cuerpo de Cristo tiene muchos miembros, pues se puede suponer que nosotros somos parte de los pies, que están en la tierra. Entonces, para que todo pueda estar bajo las plantas de los pies del cuerpo de Cristo, se debe cumplir la profecía antes que venga el Señor por segunda vez, para que la tierra no sea herida con destrucción. La palabra “Elías”, tiene varias traducciones: Puede ser traducida como, “El SEÑOR mismo, o Dios mismo”; o “El SEÑOR es Dios”. Entonces, si hacemos uso del significado de la palabra Elías en el texto, se leería de la siguiente manera:

“ He aquí, yo os envío al SEÑOR mismo el profeta, antes que venga el día del SEÑOR,....” Se refiere al SEÑOR mismo, dentro de un pueblo. Juan el Bautista fue lleno del Espíritu de Dios desde antes de nacer; pero aun así, Juan el Bautista tuvo solamente una medida del Espíritu de Dios. El Señor Jesús dijo que entre los nacidos de mujer, Juan el Bautista era el mayor; pero que el más pequeño en el Reino de Dios, es mayor que Juan el Bautista (Ver Mateo 11:11). Juan el Bautista es la representación de nosotros como seres humanos, llenos de los dones y del Espíritu de Dios. Pero Dios quiere hacer algo diferente; el SEÑOR quiere llevarnos a un ámbito por encima de nuestra vieja naturaleza, con los dones que Dios nos ha dado; el SEÑOR quiere que nosotros seamos llenos de la misma naturaleza de Dios. Ya no se trata de nosotros cargando la Gloria de Dios sobre los hombros, como lo hacían los sacerdotes en el Antiguo Pacto; ahora el mismo Señor es el vehículo para trasportarnos. Según el Nuevo Pacto, nosotros vamos en Él; y no, Él sobre nosotros.

El Fuego de Dios 175 En el Evangelio de Lucas, capítulo 1, hablando de Juan el Bautista y de Elías, dice: 16“Y

a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos.

17

Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado.”

Se refiere a un pueblo preparado para manifestar la presencia, la gloria y la naturaleza de Dios. Para esto es el mensaje y el ministerio de Elías o de Juan el Bautista. Vino primeramente el profeta Elías, después vino Juan el Bautista; ahora, el SEÑOR está levantando todo un ministerio profético, que es el verdadero pueblo de Dios en la tierra, que como Isaías pueda decir:

“ He aquí, yo y los hijos que me dio el SEÑOR, somos por señales y prodigios en Israel, de parte del SEÑOR de los ejércitos, que mora en el Monte de Sion” (Isaías 8:18). El SEÑOR quiere un pueblo en la tierra que al verlo quienes están a su alrededor, puedan saber que Dios está por hacer algo. Así sucedió en el caso de Elías, y así fue en el caso de Juan el Bautista. Ambos eran hombres extraordinarios que, por su manera de vestir, su manera de actuar, su manera de andar, su manera de hablar, y por la unción que Dios había puesto sobre ellos, todos sabían que algo tremendo venía. Eso es lo que el SEÑOR está anunciando, que viene algo diferente a lo que hemos tenido durante toda la era de la iglesia. Hasta ahora hemos tenido ciertas manifestaciones de Dios, junto con grandes sequías. Hemos tenido unas revelaciones de Dios como la que llegó a Moisés, quien bajaba del monte Sinaí con la gloria del SEÑOR reflejada

176 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 en el rostro, pero que tenían que taparla con un velo, para que el pueblo no fuera a mirar el momento cuando la gloria de Dios se desvanecía de él. En cambio, el SEÑOR dice que seremos transformados de gloria en gloria por la presencia del SEÑOR (Ver 2 Corintios 3:18). El SEÑOR nos promete una gloria que va a aumentar, y no se va a desvanecer. La transición en la antigüedad del ministerio de Moisés, fue hasta el ministerio de Josué. Recuérdese que en el ministerio de Josué, hasta el sol se detuvo, permitiendo que se vencieran los enemigos de Israel. El Sol se detuvo el tiempo necesario para lograr la victoria total. No fue un día que se desvaneció después de haber comenzado, donde quedó mucho por hacer; no fue como la gloria de Moisés; fue como la gloria prometida en nuestro Señor Jesús, una gloria que sigue aumentando y amanece para un nuevo día total. Según la profecía de Malaquías, el día del SEÑOR tuvo que ser aplazado, para que se abriera paso al ministerio de Elías, antes que venga el día del SEÑOR grande y terrible. Grande para unos, y terrible para otros. Grande para los que están en los propósitos de Dios; terrible para los que están haciendo otras cosas. El día del SEÑOR tuvo que ser aplazado dos mil años, por el rechazo de los judíos al Señor. Durante ese periodo, el Señor abrió un tiempo para los gentiles, pero ese tiempo de los gentiles se está terminando, y el día del SEÑOR está amaneciendo de nuevo. Tiene que amanecer primero que todo, en los corazones de su pueblo. El día del SEÑOR comienza con un mensaje y un ministerio profético, para que los dones del Espíritu de Dios comiencen a fluir, pero a través de los corazones de los hombres. En la Primera Carta a los Corintios, capítulo 12, dice: 4“Pero

hay repartimiento de dones; mas el mismo Espíritu es.

El Fuego de Dios 177 5

Y hay repartimiento de ministerios; mas el mismo Señor es.

6

Y hay repartimiento de operaciones; mas el mismo Dios es, quien obra todas las cosas en todos.

7

Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

8

Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;

9

a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu;

10

a otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía; y a otro, discernimiento de espíritus; y a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.”

Aquí suman nueve dones del Espíritu de Dios, que son dados para comenzar esta obra; así como Elías inició una obra y Eliseo la terminó; así como Moisés inició una obra y Josué la terminó; así como Juan el Bautista inició una obra y Jesús la cumplió; así, el SEÑOR tendrá un pueblo profético que va a dar lugar a la plenitud de la manifestación de Dios en la segunda venida de Cristo. Esa manifestación del Señor va a ser no solamente en un solo cuerpo, sino que va a ser una manifestación en un cuerpo de Cristo de muchos miembros aquí en la tierra. 14“Porque

el cuerpo no es un miembro, sino muchos.

15

Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?

16

Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?

178 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 17

Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?

18

Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos por sí en el cuerpo, como quiso.”

El cuerpo de Cristo, no es una sola persona; es un grupo de muchas personas que han entrado, cediendo los derechos sobre su propio ser, para estar bajo el gobierno del Espíritu de Dios. Muchas veces, en la historia del pueblo de Dios, el fuego de Dios se apagaba. Cuando se iniciaron los sacrificios sobre el altar, Dios mismo encendió el fuego y les dio la orden que ese mismo fuego tenía que arder de día y de noche, continuamente. Tenían personas cuyo ministerio era solamente traer leña para que el fuego siguiera ardiendo. En la restauración del templo y de Jerusalén, en tiempos de Nehemías y Esdras, uno de los ministerios establecidos, que se llamaba el de los netineos, eran los encargados de traer el agua y la leña, para que las labores se pudieran continuar. Pero, por la desobediencia, por falta de escuchar al SEÑOR, el fuego se apagaba; y cuando esto sucedía, si lo encendían los hombres, no servía, porque tenía que ser el fuego del SEÑOR. Cuando el SEÑOR restauró la plenitud de su presencia en un pueblo, después de la primera venida de nuestro Señor, no volvió a encender el fuego en el altar del templo de Jerusalén. El templo fue destruido, los sacrificios culminados, porque Él ya había hecho el sacrificio único y suficiente para siempre, que era la vida de Él dada por nosotros. Pero, cuando se volvió a encender el fuego, fue en el día de Pentecostés, cuando cayeron llamas de fuego sobre cada uno, y les fueron dadas lenguas, y se manifestaba la presencia del Espíritu de Dios (Ver Hechos 2). El SEÑOR encendió el fuego dentro de un pueblo. No en un templo hecho por manos de hombres, no en un edificio, no en un altar de bronce, no en un

El Fuego de Dios 179 Lugar Santo, ni en un Lugar Santísimo, ni en un arca del convenio; sino que ahora, el templo era su pueblo. El SEÑOR encendió el fuego de su amor, de su verdad y de su luz, dentro de ese pueblo. Juan el Bautista vino a bautizar en agua; en símbolo de arrepentimiento. Pero, Juan también les dijo: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras de mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” (Mateo 3:11). Eso fue lo que sucedió cuando la presencia de Dios, el Espíritu, entró en ellos; hubo llamas de fuego, pues el SEÑOR encendió un fuego, que a pesar de todos los ataques, a pesar de todos los contratiempos, a pesar de todo lo que vino en contra de la verdadera obra del Señor, sigue produciendo un pueblo fiel en la tierra; sigue habiendo personas con ese fuego del verdadero amor de Dios. Ese es el pueblo que conforma a el Elías de muchos miembros que el SEÑOR tiene para anunciar su segunda venida.

“ ...Dios ordenó el cuerpo (todo), dando más abundante honor al que le faltaba; 25

para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se interesen los unos por los otros.

26

De tal manera que si un miembro padece, todos los miembros a una se duelan; y si un miembro es honrado, todos los miembros a una se gozan.”

El Señor nos está comenzando a unir, no solamente aquí, sino en muchas partes; porque la unión no se hace solamente por reuniones, sino que la unión se hace cuando el SEÑOR comienza a unir corazones. Recuérdese la escritura cuando habla de los dos discípulos que iban por el camino a Emaús, y sus corazones ardían dentro de ellos, porque un extraño que caminaba con ellos

180 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 resultó ser el Señor. Así podemos resultar nosotros en cualquier momento, con un extraño que no conocemos, pero el fuego del amor del Señor está en esa persona, y puede hacer arder nuestro corazón. Hemos encontrado otro testimonio del Espíritu de Jesús, porque el Espíritu de Jesús es el Espíritu de la profecía. Sigue habiendo un solo profeta verdadero, un solo profeta Elías, y centenares de profetas falsos. El SEÑOR viene para dar muerte a ese profeta falso que quiere proclamar cosas a través de nosotros, para que nosotros podamos fluir en lo del verdadero profeta. El ministerio profético tiene que dar lugar, al ministerio apostólico. Siempre el Señor pone al ministerio apostólico en primer plano y al ministerio profético en segundo plano. 28“Y

a unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros...”

¿Por qué? Porque el apóstol es quien es enviado por el Señor, para representarlo; y el ministerio apostólico tiene que ver con edificar algo nuevo, según los planes del Señor. El ministerio profético, muchas veces es usado por el Señor para que lo viejo, que no es de Dios, caiga. Se necesitan las dos cosas, porque hay algo en nosotros que Dios quiere tumbar, que quiere derribar, que quiere matar. Y, luego, Él quiere sembrar y edificar algo nuevo en cada uno de nosotros, tanto como individuos como en conjunto. Pero, nosotros podemos saber si somos parte de esta nueva obra que está sucediendo porque dice aquí claramente: 26“De

tal manera que si un miembro padece, todos los miembros a una se duelan; y si un miembro es honrado, todos los miembros a una se gozan.”

Si uno es exaltado y los otros tienen envidia, entonces ¿será que son del mismo cuerpo? Si uno se está

El Fuego de Dios 181 doliendo y los otros no tienen compasión de él o de ella, ¿será que todos son de un mismo cuerpo? Así ha sido hasta ahora. Esto es lo que el Señor va a cambiar con lo que va a venir. Por eso está enviando el ministerio de Elías otra vez: el ministerio de Dios mismo en un pueblo profético, para anunciar un cambio, para efectuar un cambio, para que cuando venga el Señor en plenitud, no vayamos a ser destruidos por la presencia de Dios. El hombre natural no se puede parar en la presencia de Dios y continuar viviendo. Si el hombre natural va a estar en la presencia de Dios, se requiere que esté limpio, pues si no lo está, no puede seguir con vida. Se requiere, entonces, ser preparados. Juan el Bautista vino para aparejar al Señor un pueblo preparado. Los reyes de Israel, que eran malvados y que cayeron bajo maldición, casi siempre, según la Escritura, dice que es “porque tal rey no preparó su corazón para seguir al Señor”. ¿Qué es preparar nuestro corazón? Preparar nuestro corazón es ser dócil ante el gobierno del Espíritu de Dios, para que Él pueda hacer la obra que quiere en nosotros. En el libro de 1 de Reyes, capítulo 18, dice que el fuego de Dios se había apagado en la tierra, eso había producido idolatría, y ya estaban unidos a un dios que se llamaba Baal-peor, que quiere decir: “el señor de la prosperidad”. El primer profeta que tenemos en la Escritura, que promueve ese dios es el profeta Balaam. En el libro de los Números, el profeta Balaam es contratado por un rey para maldecir al pueblo de Israel, porque este rey no quiso que pasaran por su tierra, pues les tenía miedo. Lo interesante del profeta Balaam es que él se encontraba con Dios, tenía el compromiso de decir solamente lo que Dios le decía y aunque sus profecías nunca fallaron, la Escritura dice que Balaam fue un hechicero y, en el Nuevo Testamento, dice que Balaam es un falso profeta. No es que fuera falso profeta por sus profecías

182 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 falsas; sus profecías eran ciertas. Era el corazón del profeta lo que era falso, porque el profeta estaba siguiendo al dios de la prosperidad. Quería el beneficio propio; quería el dinero que el rey le había ofrecido. Luego de tres intentos de maldecir al pueblo y que las maldiciones le salieran bendiciones, inventó una fórmula: enviar unas mujeres paganas, hacer que el pueblo de Israel cayera en pecado a través del paganismo del culto al dios Baalpeor, y así acabar con el pueblo. Eso produjo una mortandad en la cual murieron, veinticuatro mil personas en el pueblo de Dios. Después, el Señor mandó destruir a Moab por ese motivo. Moab, recuérdese, es uno de los hijos de Lot. Los hijos de Lot nacieron de una manera trágica, porque las hijas de Lot no tuvieron maridos después de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Entonces, emborracharon a su padre y cada una de las hijas de Lot tuvieron hijos de su propio padre. Moab, quiere decir, su propio padre. Muchas personas que quieren ser hijos de Dios y que creen haber nacido de la iglesia, pero tienen su propio padre, pues no quieren someterse al gobierno de Dios, no quieren ser disciplinados por Dios, quieren poner su propio padre que es un viejito al que pueden emborrachar, pueden manipular, pueden manejarlo y así no tienen que someterse al gobierno de Dios. Ese es el pueblo de Moab. Muchos de los que se llaman así mismos, “la iglesia”, son en realidad Moabitas espiritualmente. Moab tuvo muchos otros problemas que serían tópico para otro mensaje, pero lo interesante es entender que Balaam profetizaba la verdad, pero él era un falso profeta. Y así, la iglesia está llena de personas que están profetizando cosas que muy bien pueden ser ciertas; pero, si sus corazones están falsos, son falsos profetas ante los ojos del SEÑOR. Si están buscando el dios de la prosperidad, ese no es el mismo Jesús que nosotros conocemos;

El Fuego de Dios 183 no es el Jesús, no es el que dice que si queremos ser sus discípulos, debemos tomar cada uno nuestro madero y seguirle. Él sí nos va a conducir a una prosperidad en un Reino nuevo, en un hombre nuevo; pero eso implica la muerte de toda la avaricia, de toda la soberbia, de todo lo que en nosotros quiere exaltarse en contra del SEÑOR. Esto quiere decir que en cada uno de nosotros tiene que haber un cambio muy grande, y el propósito de la venida del profeta Elías es precisamente producir ese cambio. Lo primero que hizo el profeta, fue hacer una oración para que no hubiera más lluvia, hasta que él mismo dijera. Cerró los cielos, paró la lluvia, entró una terrible sequía y el rey Acab mandó buscar al profeta Elías por todas partes. La Escritura dice que no hubo nación donde no lo buscó por estar tan desesperado y, cuando ya no hubo más que hacer, él salió con uno de sus siervos a buscar un poquito de pasto para ver si podían mantener con vida unos pocos de sus caballos requisando toda la tierra. La Escritura dice que los reyes de Israel no tenían porqué tener su confianza en caballos. La ley de Dios dice que hay que tener su confianza en el SEÑOR y no en los caballos. Los caballos representan la fuerza humana, y cuando el verdadero ministerio del profeta Elías comienza, las cosas se empeoran para los que son como Moab en la tierra. Los que quieren usar las cosas de Dios para su propio provecho, perecen. Comienza la sequía, y como Acab, muchos acaban buscando un poquito de sustento para su vida carnal, a ver si pueden mantener con vida aun unos pocos caballos. En el libro de primera de Reyes, capítulo 18, dice: 7“ Y

yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro, y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías?

184 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 8

Y él respondió: Yo soy; ve, di a tu amo: He aquí Elías.”

En hebreo, quiere decir: “He aquí, el Señor es Dios”. Encontrarse con Elías profeta, era lo mismo que encontrarse con “el SEÑOR es Dios”. Él les dijo que si Baal es Dios, si el dios de la prosperidad es Dios, entonces debían arreglar sus problemas ellos mismos; pero, que si el SEÑOR es Dios, entonces, se debía arreglar el problema a la manera de Dios. Llamaron a los profetas de Baal a que hicieran un altar, les dieron bueyes, prepararon su sacrificio, se cortaron, bailaron, clamaron y su dios nunca apareció. Entonces, Elías comenzó a burlarse de ellos, diciendo:

“ Gritad en alta voz, que dios es; por ventura está conversando, o tuvo que ir a la letrina, o va de camino; o duerme, y despertará” (1 Reyes 18:27). Y dice la Escritura que llegó el momento del sacrificio de la tarde. En Israel hacían sacrificio todos los días, por la mañana y por la tarde. Nuestro Señor Jesús es el símbolo del sacrificio de la mañana de este nuevo día que el Señor quiere emprender. Pero Él fue cortado en la mitad de su ministerio y eso tiene que ser restaurado plenamente y para eso, dice la Escritura que hay un sacrificio por la tarde; tiene que haber un pueblo profético, así como Elías que va a vencer. ¿Por qué? Por la verdad de su testimonio; por la sangre del Cordero, y, porque no amaron sus vidas aun hasta la muerte. Así es como vencen. En este pueblo hay una representación del sacrificio de la tarde. Cuando este pueblo está dispuesto, cuando es el momento de Dios, habrá otra confrontación entre los profetas de Baal, los profetas de la prosperidad de este mundo y el verdadero profeta, que sigue siendo el Espíritu de Jesús, que puede morar en cada uno de nosotros.

El Fuego de Dios 185 30“entonces

Elías dijo a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se acercó a él; y él reparó el altar del SEÑOR que estaba arruinado”.

No solo se había acabado el fuego, sino que el altar estaba arruinado, totalmente acabado. El altar es el Evangelio. El altar es el sitio donde entramos en pacto con el Señor. No puede ser cualquier sitio, no puede ser de cualquier manera. El altar tiene que ser a la manera de Dios. Tenían que hacerlo de cierta manera, o si no, era una abominación. Y, hoy en día, hay que predicar el Evangelio del Reino de Dios a la manera de Dios, no de cualquier manera. No es: “Reciba un Jesús que va a venir a resolver todos sus problemas.” No. Es: “Si usted quiere seguir al Señor, entonces tome su cruz, siga en pos de Él y Él va a matar todo lo que no sirva en usted y, después va a haber vida de resurrección para que usted entre a vivir por la misma naturaleza de Dios.” Muy diferentes los dos evangelios. 31“Y

tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra del SEÑOR, diciendo: Israel será tu nombre”.

¿Quién es Jacob? ¿Quién es Israel? Pues Israel es un Jacob convertido. Jacob era un tramposo, pero por lo menos él quiso la bendición de Dios. Su hermano ni siquiera la quería. Dios tuvo entonces que trabajar con Jacob hasta poderlo convertir y para convertirlo tuvo que dañar su caminar. Después de un encuentro con Dios, Jacob salió cojeando, pero bendecido y ya sus pasos eran guiados por el SEÑOR. Entonces, Israel es un Jacob convertido. Doce es el número del orden divino. Dios comenzó con doce hijos de Jacob. En el Nuevo Testamento llamó a doce apóstoles y, doce, simboliza cuando el SEÑOR pone orden a Su manera.

186 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 32“edificó

con las piedras un altar en el nombre del después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de simiente”. SEÑOR;

Todo esto sucedió así, pero también es simbólico de lo que el Señor quiere hacer con nosotros. Él quiere restaurar el altar, Él quiere restaurar el verdadero Evangelio del Reino y quiere que haya un pueblo profético en la tierra que lo proclame, y ese Evangelio del Reino va según el orden de Dios y no según el orden del hombre. “Las dos medidas de simiente que quepan en la zanja alrededor”; pues el Señor Jesús fue la semilla que cayó en tierra y murió, ¿cierto? Para que Él pudiera producir un aumento, para que nosotros pudiéramos nacer de nuevo en el Espíritu de Dios y llegar a tener la misma naturaleza, la misma calidad de vida, que la que fue sembrada. Entonces, hay sitio para dos medidas de trigo en la zanja alrededor del altar y el Señor está buscando un pueblo dispuesto a dar la vida por lo que Dios quiere. Hay un sitio en esa zanja para los que quieren identificarse en este verdadero mensaje y en este verdadero altar. Dos, es un número que simboliza en las Escrituras, una decisión o un cuerpo. Entonces, hay que tomar la decisión y eso implica entrar en el cuerpo de Cristo, donde vamos a dejar nuestra propia naturaleza atrás. Eso es lo que esto quiere decir. 33“Ordenó

luego la leña,...”

Nosotros hemos hecho cosas que pensamos que son buenas obras; Dios dice que son obras de muerte. Si es madera muerta, y, no vida, entonces sirve de leña, lo podemos poner encima del altar, de leña.

“ ...y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña”.

El Fuego de Dios 187 El buey representa toda nuestra vida carnal, todos nuestros deseos carnales toda nuestra concupiscencia; todo lo que somos cuando la carne manda; todo lo que simboliza ser sacrificio vivo sobre el altar de Dios. ¿Qué quiere el Señor? El Evangelio (el altar), restaurado a la manera de Él; y Él quiere que nosotros y todos nuestros caminos carnales y nuestros deseos carnales, como ese buey, cortado en piezas sobre el altar y todas las obras de muerte que nosotros hemos hecho aparte de Él, colocarlo todo sobre el altar también. El ministerio profético de este Elías, que ahora va a tener muchos miembros es para lograr esto entre el pueblo de Dios. 34“Y

dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto, y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Y dijo: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez”.

Era una sequía, no había agua por tres años y medio. ¿Quién sabe cómo hicieron para conseguir eso? Pero, doce cántaros de agua se derramaron sobre el altar y sobre la zanja. El agua es símbolo de la Palabra de Dios. El Señor dijo a sus discípulos: “ahora son limpios por la palabra que les he dicho.” Todo este proceso de restaurar el altar; de colocar las obras de muerte que hemos estado haciendo aparte de Dios, o inventadas por nosotros y hemos estado torciéndole el brazo a Dios para que las haga: todo eso tiene que ir sobre el altar; toda la parte carnal sobre el altar; aun nosotros mismos, aun los deseos más sublimes de nuestra alma, como estos granitos de trigo allí en la zanja. Y, ¡échele agua! Si estamos esperando fuego del cielo no parece ser buena idea echarle agua a todo eso. Pero pueden ocurrir cosas interesantes entre el grano. Los que han estudiado agricultura y los que saben de almacenamiento de

188 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 grano, saben que si no se cuida, el grano puede encenderse espontáneamente. Hay mucho fuego falso ahora, entre el pueblo de Dios. Donde han hecho montones de grano, donde no se han cuidado y ha salido un fuego que no es el fuego de Dios. En el Antiguo Testamento dos hijos de Aarón murieron por encender fuego extraño delante del SEÑOR. Entonces, la verdadera agua de la verdadera Palabra hace que no haya posibilidad de fuego extraño. No puede haber una combustión espontánea entre el grano. Si esto se va a encender, tiene que ser Dios y, aun cuando estamos participando en el ministerio profético; cuando los dones que acabamos de leer en la Primera Carta a los Corintios, capítulo 12, están fluyendo en nuestra vida, lo máximo que podemos lograr hacer, es restaurar el altar, colocarle la leña, colocarle el buey, colocar la semilla y echarle agua. Más de allí, no podemos hacer. Estamos ahora, en una situación que si Dios no manda el fuego, no hay nada que hacer... No vamos a poder vencer a los profetas de Baal a menos que el Señor envíe el fuego. Nótese lo que pasó: 35“De

tal manera que las aguas corrían alrededor del altar; y también había llenado de agua la zanja.

36

Y cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto de la tarde,

Hermanos, está llegando la hora, porque ya, los dos mil años de la era de la iglesia están prácticamente cumplidos, y ya es la hora del sacrificio de la tarde y, el Señor está alistando este pueblo profético;

...se acercó el profeta Elías, y dijo: SEÑOR Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.”

El Fuego de Dios 189 Solamente hay tres o cuatro citas en la Biblia en donde dice: “El Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel.” Siempre habla del Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob. El Dios de Abraham, que fue el padre de la fe, el Dios de Isaac, que es el hijo prometido y, el Dios de Jacob, que es el tramposo, que quiere ganarse el Reino de Dios con trampas; y así entramos todos nosotros. Pero cuando se hacen las cosas a la manera de Dios, se habla del Dios de Abraham, de Isaac y de Israel. 37“Respóndeme,

SEÑOR, respóndeme; para que conozca este pueblo que tú, oh SEÑOR, eres el Dios, y que tú convertirás de nuevo el corazón de ellos a ti.”

No es posible simplemente decir que ahora sí nos vamos a convertir a Dios después que hemos hecho las cosas a la manera nuestra. Si el SEÑOR no lo hace, nuestro corazón no regresa a Él. Así es con todo el pueblo de Dios que se encuentra tan extraviado en este momento. 38“Entonces

cayó fuego del SEÑOR, el cual consumió el holocausto, la leña, las piedras, el polvo, y aun lamió las aguas que estaban en la zanja.”

Cuando Dios comienza a operar de verdad, cuando cae de nuevo el fuego de Dios de verdad, consume el polvo de esta naturaleza adámica. Produce una transformación increíble. Ya no podemos decir: “Nosotros fuimos los primeros con este mensaje, entonces nosotros tenemos ciertos” no, no. Aún el agua, el mensaje, queda consumido ante el fuego de Dios. Cuando el verdadero fuego de Dios cae, lo que se ve de allí en adelante es la presencia de Dios, y todo lo demás, pasa al olvido. 39“Y

viéndolo, todo el pueblo, cayeron sobre sus rostros, y dijeron: ¡El SEÑOR es el Dios! ¡El SEÑOR es el Dios!”

190 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 Era el mismo nombre de Elías que estaban clamando, porque el SEÑOR había hecho realidad el nombre de Elías. Si vemos esta misma transición en el Nuevo Testamento, es cuando Juan el Bautista, que tiene un mensaje increíble, que tiene toda la unción de Dios para predicar este mensaje: un bautismo en arrepentimiento. Pero, Juan el Bautista tiene una revelación: “Yo tengo que ser disminuido para que él crezca.” Esto llega a tal grado que Juan el Bautista pierde la cabeza. Cuando Juan el Bautista pierde la cabeza, si se lee el Evangelio, es cuando Jesús envía sus discípulos con poder y autoridad, para sanar los enfermos, echar fuera los demonios, y dice, hasta resucitar a los muertos. Luego, cuando preguntan al rey Herodes, quien había mandado matar a Juan, “¿Quién es este Jesús?” Él dijo: “Es Juan el Bautista resucitado de entre los muertos.” Porque si queremos pasar de esta etapa profética de Elías a la parte apostólica que es simbolizada en las Escrituras por Josué, por Eliseo, por Jesús, solamente se puede hacer a través de una muerte y una resurrección, y, el Señor nos lo ofrece ahora. Podemos morir a lo propio y, esa vida de resurrección de Jesús puede tomar el control de nuestra vida. Eso fue lo que no quisieron los judíos; no quisieron dejar lo de ellos. Por eso, Pablo, en su Carta dice que, cuando los judíos sean restaurados plenamente, otra vez, que será nada menos que vida de entre los muertos. Hay muchos que están restituyendo y restaurando ritos y rituales porque han captado que Dios quiere hacer algo con los judíos. Y es verdad; pero Dios no quiere restituir letra que mata. Él quiere darles vida de entre los muertos. Vida de resurrección; mucho más allá de lo que ellos aún pueden soñar; pero hay que soltar lo viejo. Hay que soltar lo que el hombre ha metido en el asunto. Hay que soltar el culto al dios de la prosperidad. Los judíos adoraban muchas veces el dios de la prosperidad

El Fuego de Dios 191 y, ese mismo mal se ha infiltrado a casi toda la iglesia cristiana evangélica y católica: el culto al dios de la prosperidad. No era que el pueblo quería solamente a Baal y no al SEÑOR. Ellos querían al SEÑOR pero también a Baal y fundieron las dos cosas y decían que era lo mismo. Por eso fue que el SEÑOR mandó a Elías para separar ese asunto. Aún este camino de los dones de Dios que hemos visto en Primera de Corintios, capítulo 12, es un camino que puede terminar en el dios de la prosperidad. Porque la persona que coge su don, el que Dios le ha dado, y comienza a usarlo para su propio beneficio, termina otra vez rindiendo culto ante el dios de la prosperidad con su don, que originalmente vino de Dios. Termina en el mismo problema de los profetas de Baal. Y, así están llenas las iglesias ahora: “Vengan aquí y diezmen, y el SEÑOR les va a pagar el ciento por uno.” O “¿Qué prefieren ustedes, el 90% bendito o el 100% maldito?” Así lanzan sus consignas sin entender la arrogancia tan terrible que eso significa delante del SEÑOR, cuando nosotros, ante el SEÑOR, somos el diezmo que debemos ser entrados en el granero de Él. Y ahora, no es solamente un diezmo, es un todo. Y, siempre, la obra del Espíritu supera la obra de la ley. Conozco personas que dicen: “Yo soy completamente del SEÑOR, y todo lo que tengo es del SEÑOR”; y entonces, no dan nada a nadie. Siempre la obra del Espíritu tiene que superar la obra de la ley. Revise su vida y si usted no está fluyendo en por lo menos el 10% de sus ingresos hacia otras personas que no son de su familia inmediata, para ayudar con la tremenda necesidad, usted no está siendo guiado por el Espíritu de Dios. Está participando en un engaño pensando que todo es de Dios, pero usted es el administrador y sigue administrando todo para usted.

192 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 Si usted es miembro del cuerpo verdadero de Cristo, cuando a alguien en ese cuerpo le duela algo, a usted le va a doler; y si usted le puede ayudar con las cosas de esta vida, lo va a hacer, o si no, por lo menos va a orar y a interceder y va a sentir ese problema como si estuviera con usted. Lo mismo que cuando uno es honrado y le va bien, a usted no le va a dar envidia, sino que le va a dar gran gozo y alegría que el nombre del SEÑOR por fin está siendo levantado aquí en la tierra. Entonces, mírese como es que el SEÑOR quiere este asunto: después de todo esto de los dones, que es la parte profética, la parte de Elías, es la parte de la porción sencilla. Es la parte que todavía tiene fallas, porque aún después de semejante confrontación, Jezabel viene detrás de Elías y él huye al desierto porque quiere proteger su propia vida. Uno puede tener todos los dones de Dios y, todavía, estar preocupado por su propia vida; en cambio, Eliseo, que recibió una doble porción no tenía temor de nadie. El rey venía a matarlo y decía: “Ah, bueno, déjelo que venga aquí, que le tengo una palabrita.” Nadie lo pudo tocar y él siempre conquistó a los enemigos, y los enemigos nunca lo conquistaron a él.

“ Procurad pues, los mejores dones; mas aun yo os enseño el camino más excelente.” (1 Corintios 12:31) El camino del fuego de Dios. Porque el fuego de Dios y el amor de Dios es la misma cosa, porque consume lo que no sirve. 1 ¶“

Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad,

Esto es, el amor de Dios;

...soy como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

El Fuego de Dios 193 2

Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y toda ciencia; y si tuviera toda la fe, de tal manera que traspasara los montes, y no tengo caridad, nada soy.

3

Y si repartiera toda mi hacienda para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve”.

Esto es algo que va más allá del sacrificio. Se puede hacer tremendo sacrificio y, todavía, no fluir en el verdadero amor de Dios: el amor que no busca recompensa. 4

¶“La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;

5

no es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal;

6

no se recrea de la injusticia, mas se recrea de la verdad;

7

todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.



La caridad nunca se pierde; mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de acabar;

9

porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

10

mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte será quitado.”

Esto es lo que el Señor quiere hacer. Él quiere entrarnos en otra dimensión, que es Su naturaleza. Él quiere que este pueblo profético, todos los que hemos entrado en los dones del Espíritu de Dios, todos los que hemos gozado de esta nueva vida, entremos en una experiencia

194 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 como la de Juan el Bautista; que nos quiten la cabeza. Porque, mientras sigamos nosotros como cabeza, Él no puede ser la cabeza. Si Juan el Bautista pierde la cabeza, eso da lugar a que Cristo entre y envíe a sus apóstoles con la plenitud del poder y de la autoridad de tal manera que hasta los reyes de este mundo dirán: “Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos”. Vida de resurrección está fluyendo en el pueblo de Dios. Eso es lo que quiere el SEÑOR. Remítase al libro del profeta Sofonías, capítulo 3: 8

¶“ Por tanto, esperadme, dijo el SEÑOR, el día que me levantaré al despojo; porque mi juicio es de coger los gentiles, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, toda la ira de mi furor; porque del fuego de mi celo será consumida toda la tierra”.

El fuego de Dios es para consumir lo que no es. Pero, también es para fomentar, sembrar y edificar lo que es. 9“Porque

entonces volveré yo a los pueblos el lenguaje puro, para que todos invoquen el nombre del SEÑOR, para que de un solo consentimiento le sirvan”.

Desde la torre de Babel tenemos diferentes lenguas y, aun con la venida del Espíritu Santo, con el don de lenguas, al asistir a algunas congregaciones, eso suena como un Babel, como una Babilona, cada uno hablando su propio idioma. Pero cuando el Señor hace su obra, de convertir este pueblo profético en un pueblo apostólico, que puede ser enviado en Su nombre, el idioma del amor de Dios se convierte en el mismo idioma por todas partes. Ya no es tanto por lo que dicen, sino por lo que hacen. Y, es el mismo idioma, que: “de un solo consentimiento le sirvan”.

El Fuego de Dios 195 Aquí hay otro segmento que resume y dice: 16“En

aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos.

17

El SEÑOR está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cantar.

18

Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos son; para quienes la confusión de ella era una carga”.

Todo esto ha sucedido en la iglesia; también con el pueblo natural de Israel. Muchos que están fastidiados porque ha sido un largo tiempo, tanto con los judíos como con los de la iglesia del Señor. Ha habido mucho tiempo, mucha sequía, muchos problemas, muchos ensayos de los hombres. Ahora es el tiempo de tener algo diferente. 19“He

aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la coja, y recogeré la descarriada; y los pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra de su confusión.

20

En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo yo os congregaré; porque yo os daré por renombre y por alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando tornaré vuestros cautivos delante de vuestros ojos, dice el SEÑOR”.

Recuérdese cuando en las Escrituras se hace referencia a Gilgal. El Señor sacó a Su pueblo del río Jordán y lo metió en Gilgal. Fue un paso adelante, pero, también esa segunda circuncisión tiene su precio. Es como estar frente a un hospital militar; porque estamos en una batalla donde hay muchos heridos. Este puede ser un sitio donde pueden venir a ser sanados. No por nosotros, sino por la Palabra del Señor. Donde el Señor nos pue-

196 El Altar y el Evangelio • Capítulo 7 de dar a cada uno de nosotros ese don de ser parte de este cuerpo del Señor; de tal manera que si un miembro padece, todos los miembros a una se duelan y, si un miembro es honrado, todos los miembros a una se gozan. Si llegamos a eso, hermanos, entonces el Reino de Dios estará de nuevo aquí en la tierra entre los hombres.

Vamos a Orar: Señor, pedimos que este mensaje profético se pueda cumplir, especialmente que se cumpla aquí en nosotros. Que nosotros podamos ser miembros de su verdadero cuerpo. Que podamos entender que Su don del Espíritu Santo sobre nosotros es para que podamos ser disminuidos y para que su presencia pueda crecer entre nosotros hasta tal punto que, como Juan el Bautista, podamos perder la cabeza, ante la gloria, Señor, de Su gobierno; hasta ver la restitución de su verdadero ministerio apostólico con poder y autoridad. Pedimos esto, en el nombre de nuestro Señor Jesús. Amén.

197

CAPÍTULO 8

EL TABERNÁCULO DE DAVID INTRODUCCIÓN (FERNANDO TORRES)

L

La Segunda Carta a los Corintios, capítulo 5, dice:

1¶“Porque

sabemos, que si la casa terrestre de ésta nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa, no hecha de manos, eterna, en los cielos.

2

Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación que es del cielo;

3

si también fuéremos hallados vestidos, y no desnudos.”

Nosotros, para que podamos conocer personalmente al SEÑOR, no a través de Martín, ni del padre

198 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8

García Herreros, ni a través de la Virgen María, lo tenemos que hacer directamente; y para ello, vamos a tener que gemir. Por esa razón me daba coraje en muchas iglesias donde todo era ¡gozo, gozo!, ¡aleluya, aleluya!, no siempre con sinceridad. Es cierto que tenemos y tendremos gozo, pero es el gozo del SEÑOR. Tenemos que entender que por más creyentes que seamos, somos (¿éramos?), “…trapo de inmundicia”. (Ver Isaías 64:6) Algunos médicos creyentes me decían que este término no lo debíamos usar tan a menudo (cercenando la Palabra de Dios), porque al decirle a la persona que es un trapo de inmundicia, se le afecta su auto estima. Pero, la realidad es que eso somos. Se puede asistir al culto vestido de sport, o también con un vestido muy elegante, y sin embargo, eso no limpia nuestro pecado. Aunque se esté externamente pulcro, no se deja de ser ¡trapo de inmundicia! ¿Por qué nos seguimos equivocando? Porque seguimos peleando con Dios por las cosas que Él hace con nosotros, sabiendo que Él las hace porque las necesitamos, porque Él no soporta nuestra corrupción. Así es que necesitamos gemir para poder ser sobrevestidos de la habitación, que es la del cielo. 4“Porque

asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos cargados; porque no queremos ser desnudados; antes sobrevestidos, consumiendo la vida a lo que es mortal.”

Todos necesitamos ser desnudados. En esta introducción se tratan cosas íntimas, como el hecho de que algunos miembros de nuestra familia no participen del misterio de Cristo, entre otras cosas. No

Introducción de El Tabernáculo de David 199

con el fin de escudriñar qué tan bueno, o tan malo es alguno, sino para que las personas se puedan reafirmar más en el mensaje fresco que Dios le ha estado dando a tantas personas que lo único que quieren es hacer la voluntad del SEÑOR, y lo desean compartir. Sin embargo, no al estilo de los hombres como se suele escuchar en muchas iglesias que dicen: “Aquí estamos haciendo la voluntad del SEÑOR, aquí hacer la voluntad del SEÑOR es tener escuela dominical, instituto bíblico, etc.”. Si algunas de estas cosas se han de dar, debe ser porque de verdad el SEÑOR lo manda. Mientras tanto, es preferible quedarse quieto, para ver qué es lo que el SEÑOR quiere con cada uno de nosotros. Es un regalo de Dios entender que cuando estamos en una aflicción, cuando estamos en esos momentos que el SEÑOR permite que vivamos, cuando somos perseguidos, estamos siendo espectáculo para el mundo; y por lo tanto, se debe dar la gloria al SEÑOR.1 De la misma manera el Señor dice en el Sermón de la Montaña: “bienaventurados sois cuando os vituperen y os persigan, y se dijere toda clase de mal de vosotros por mi causa, mintiendo” (Mateo 5:11). Muchas decisiones que el SEÑOR nos permite tomar, no van a ser del agrado de los demás, y nos van a traer problemas; pero, bajo la cobertura del SEÑOR, Él dice que seremos bienaventurados. 1 1Corintios 4:9: “Porque a lo que pienso, Dios nos ha mostrado a nosotros, los apóstoles, como los postreros, como a sentenciados a muerte; porque somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.” Hebreos 10:33: “De una parte ciertamente con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y de otra parte hechos compañeros de los que estaban en tal estado.”

200 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 5“Mas

el que nos hizo para esto mismo, es Dios; el cual así mismo nos ha dado la prenda del Espíritu.”

La prenda del Espíritu es aquello tan especial que Dios nos da, y que con frecuencia el hombre abandona. Como dice en el libro del Apocalipsis, capítulo 2: 4“Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor,

la caridad”. Quizá, por estar muy involucrados en el trabajo, en las cosas que tienen que ver con la tierra o con la vida mundana o con lo habitual; es allí donde afligimos y contristamos al Espíritu Santo, al punto de poder apagarlo, quedando nuevamente desnudos. 6“Así

que vivimos confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en casa en el cuerpo, peregrinamos del Señor;

7

(porque por fe andamos, no por vista);…”

Antiguamente se solía cantar en la iglesia católica: “Somos los peregrinos que vamos hacia el cielo”; y tiene sentido, porque estamos de paso en este mundo. Sin embargo, muchas veces caminamos como si aquí nos fuéramos a quedar para siempre. “ …Porque por fe andamos no por vista.” Recuerdo haber tenido problemas muy graves en los ojos cuando niño, usando anteojos cada vez más potentes por muchos años. Y hoy en día, como médico, cuando veo a un niño con anteojos, siento algo en el interior, porque no se puede imaginar cómo se maltrata a los niños con esta limitación; sus propios

Introducción de El Tabernáculo de David 201

compañeros, sus profesores, o aun sus propios padres y hermanos. Y, es cierto que el SEÑOR da la vista física, y muchas veces sana enfermedades como la que expuse anteriormente, pero en esta cita de la Escritura, se nos recuerda la relación entre fe y vista, de manera que al tener fe, confiamos y pasamos de largo peregrinando por este cuerpo, para ser presentes en el SEÑOR. Cuando Él dice que andamos por fe y no por vista, esta es una especie de comienzo para un creyente (en cuanto a sus sentidos espirituales). En lo natural las experiencias sensoriales que tiene todo ser humano (olores, colores, sonidos etc.), hacen que la persona ponga inicialmente su creencia en lo que ve y oye. En lo espiritual, prevalece la fe. Una cosa es lo que nos gusta y otra cosa es lo que el SEÑOR nos quiere enseñar. Algunas veces vivimos experiencias dolorosas, así como muchos hombres en las Escrituras, para luego entender cuál era el propósito de Dios: depender de Él, y no de nuestros gustos o de nuestros deseos. El SEÑOR no hacía discriminación con las personas, pero nosotros, por seleccionar personas, podemos estar rechazando al mismo SEÑOR en el cuerpo de un hombre o de una mujer pobres, andrajosos, enfermos, o encarcelados. 8“ mas

confiamos, y queremos más peregrinar del cuerpo, y ser presentes al Señor.”

Cada persona puede dar un testimonio de lo que significa el “peregrinar del cuerpo”. Mi padre terrenal, tenía la misma actividad laboral que yo realizo; él, ejercía su trabajo con tanta sencillez y tanto amor (desprendimiento lo llamaría más bien), que

202 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8

su estilo de vida influyó mucho en mí. Padeció una enfermedad que fue minando su cuerpo de tal manera que perdió casi todo el tejido graso, que es un tejido de soporte del cuerpo el cual, al perderse, hace que la persona postrada en una cama, sienta en la misma piel, el peso del cuerpo y de los huesos. Cualquier movimiento o cambio de posición se hace terriblemente doloroso. Personalmente, pedía a Dios que aliviara sus dolores, y así lo hizo. Mi padre sin maldecir ni renegar, a duras penas me decía: “¿Hasta cuándo será esto?” Cuando estaba entregando su vida al SEÑOR, hubo una mirada tan profunda y llena de amor, instantes antes de expirar, que ahora me anima al leer esta parte de la Escritura. “ ...peregrinar del cuerpo, y ser presentes al Señor.” No sé acerca de muchas cosas espirituales, pero esa mirada la recuerdo como si el Señor Jesús me estuviera mirando y hubiera dicho: “Ya se va conmigo; ya le doy gusto; va a descansar de sus dolores, de sus punciones…”. Es decir que estaba peregrinando del cuerpo, y haciéndose presente al SEÑOR. Estaba conjugando estos dos versos: Peregrinar y ser presente. 9“Por

tanto procuramos también, ausentes, o presentes, agradarle;

10

porque es necesario que todos nosotros comparezcamos delante del tribunal del Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, bueno o malo.”

Nuestro cuerpo, aunque es susceptible de pecado, aunque es trapo de inmundicia, sobre eso que tenemos vamos a ser llamados a cuentas. En la Carta de

Introducción de El Tabernáculo de David 203

Santiago, se nos enseña que unos serán conocidos por las obras, otros serán conocidos por la fe; pero la fe sin obras, es muerta (Ver Santiago 2:26). Lo que nosotros estamos haciendo sobre la tierra, así sea en el cuerpo, tiene que ser para la gloria del SEÑOR; y para saber si eso proviene de Él, tiene que dar “fruto”. Tenemos grandes retos a diario sobre el fruto que resulta de cada uno de nuestros hechos. Cada uno recibirá según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, bueno o malo. 11

Así que estando ciertos de aquel terror del Señor, persuadimos a los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.”

Llama la atención esta frase: “terror del Señor”. Normalmente es fácil recordar las palabras “temor y temblor”; pero, “terror”, es muy interesante. 12

¶“No nos encomendamos pues otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis qué responder contra los que se glorían en las apariencias, y no en el corazón.

13“

Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.”

De nuevo la Escritura nos anima en relación al hecho que si ante los ojos del mundo somos locos, bueno es estar locos para Dios. De tal manera que: “el que dice que está en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). En estos últimos tiempos, el SEÑOR ha venido ministrando sobre El Tabernáculo de David, y el

204 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8

traspasamiento.2 Dios le pasó las normas de conducta a un pueblo, enseñándole a caminar correctamente; y usó unos individuos, los sacerdotes, para que ellos dieran el ejemplo a los demás. Sin embargo, algunos de esos sacerdotes, en forma parecida a lo que se ve hoy en día, fueron “flacos e inútiles”. Estas dos palabras tienen que ver con muchas facetas de nuestra vida en la cual también hemos sido flacos e inútiles. Se vio en el pueblo de Israel, y se ve hoy en día en nuestras iglesias, en nuestros grupos y en nuestros hogares. Por esa razón tuvo que venir el traspasamiento, palabra que solo se encuentra en la Versión Antigua, y que consiste en que Dios Padre tuvo que cambiar ese sacerdote que entraba al Templo cada cierto tiempo para hacer la ofrenda, por Jesucristo, quien no es flaco ni inútil. Recuérdese que el rey David no se valió de cosas muy extravagantes en las cuales ubicar el arca, sino que la colocó en una carpa o en una tienda. La enseñanza está en que nosotros, así seamos unas personas sin mucha formación teológica, sin muchos pergaminos, sin mucha alcurnia ni rimbombancia, sin tanta formación ni tantas arandelas, podemos albergar ese Tabernáculo en nuestro corazón. Otra de las enseñanzas que Dios nos ha dado es que Él es una persona que une al tiempo dos especialidades médicas en el ser humano: la urología y la cardiología. La urología por la circuncisión; y la

2 Hebreos 7:12: “Pues traspasado el sacerdocio, necesario es que se haga también traspasamiento de la Ley.”

Introducción de El Tabernáculo de David 205

cardiología, porque esa circuncisión la hace en el corazón. La circuncisión no es automática, así como no es automático el caminar con el SEÑOR. En la Escritura, cuando se hace referencia a que es necesario ser como niños para llegar al Reino de los cielos, eso tiene varias connotaciones. La primera es que si se coge a un recién nacido o a un bebé de pocos meses de vida, y se le suelta desde nuestra altura de adultos, pues es grave para el niño, pero él no va a protestar en ese momento. De la misma manera tiene que llegar a ser nuestra confianza en Dios Padre. El segundo aspecto en esta enseñanza, es que así como un niño va cambiando, y en la medida que lo hace va conociendo más; así mismo, en la medida en que nosotros permitimos que el SEÑOR nos ilumine, vamos comprendiendo qué otras cosas están en oscuridad, están en pecado, necesitan circuncisión, y por ende, necesitan dolor. Algunas veces quisiéramos que los tratos no dolieran, o usar la anestesia de vez en cuando; pero estoy convencido que necesitamos pasar por el dolor. El dolor produce lloro, y por eso es realmente complicado ser de corazón duro y de ojos duros. “Los hombres no lloran”, se decía antiguamente. Pero, el Señor Jesús lloró (Ver Lucas 19:41; Juan 11:35); y, nosotros necesitamos llorar para lavar nuestras culpas. Si el SEÑOR permite que eso suceda en nosotros, Él ve en nuestro corazón y nosotros debemos usar eso para podernos acercar más a Él, para entender que Él nos dotó de un corazón sensible, y que tenemos que hacerlo sensible a la voz de Él; sensible para sentir esa voz tenue y suave del SEÑOR.

206 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8

Es algo en lo cual uno tiene que someterse y quitarse tanta arandela que tiene. Despojarse de tanta sabiduría humana; quitarse tanta universidad, tantos diplomas, tantos títulos, tanta plata, tantos carros, deudas, casas, fincas, etc.; y hacerlo tan sencillo que solamente dependamos de Él. Eso cuesta, y por esa razón, en esta introducción se hace una reflexión, que cuando tengamos dolor, creamos que el Señor sabe por qué estamos pasando por ese dolor. Él sabe qué propósito tiene con ese momento de dificultad; y con Él podremos decir, como se encuentra en varios segmentos de la Escritura: “Tú cambiaste mi tristeza en gozo”.

(MARTIN

MENSAJE STENDAL)

Es interesante ver la obra que el SEÑOR hace en cada persona, pues cuando Él la comienza, así mismo promete terminarla. Nosotros tenemos que darle permiso para que la pueda comenzar, y seguir dócil para que la pueda terminar. Es una obra que la tiene que hacer Él, pues, nosotros no la podemos hacer. En la introducción a este mensaje se mencionó El Tabernáculo de David. Recuérdese la primera gran controversia de la iglesia, que está registrada en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 15. Los judíos que se habían convertido al Señor, entre ellos muchos fariseos y aun algunos sacerdotes, estaban convencidos que tenían que circuncidar a los gentiles para entrarlos en el Israel de Dios. No solamente circuncidarlos, sino que cualquier persona que no era judía de nacimiento, ten-

El Tabernáculo de David 207 dría entonces que aprender a cumplir todos los ritos y legalismos de la ley. Y, no solamente de la ley, sino también otras cosas que ellos habían agregado a la ley a través de los siglos: las tradiciones de los ancianos, tal como están escritas en el Talmud. Pero, el apóstol Pablo, estaba haciendo otra cosa. Guiado por el Espíritu Santo, estaba entrando a los gentiles, a los paganos, a los griegos, a los latinos y a todos los que no eran del pueblo judío, en la iglesia o en el Israel de Dios mediante el bautismo en el Espíritu Santo (del cual el bautismo en agua es un símbolo); y lo hacía sin imponer la ley por fuera, porque el Señor lo estaba haciendo dentro de sus corazones. Desde entonces, ha habido una cantidad de polémicas en la iglesia y en el mundo. Unos dicen que la ley ya se acabó y que ahora estamos bajo la gracia y, usan la gracia de Dios como una licencia para el libertinaje. Sin embargo, Pablo dice muy claramente que la ley no es mala; en el Evangelio de Mateo, capítulo 5, dice el Señor Jesús que Él no vino a desatar o a acabar con la ley. No vino a destruir la ley sino a cumplirla. Pero, resulta que el único que la ha podido cumplir es el Señor Jesús; nadie más la ha podido cumplir. Porque en otra parte de la Escritura dice que el que falla en un solo punto, falla en todos. Entonces, nadie pudo cumplir con la ley; por eso en el libro del Apocalipsis, capítulo 5, se hace referencia a un libro sellado, que nadie es digno de abrir, hasta el momento en que llegó el Cordero que fue inmolado. Nuestro Señor Jesús, después de su muerte y resurrección, sí era digno de abrir ese rollo, que es para dar entendimiento a todo el mensaje; no solamente la Biblia, sino la herencia de todos los hijos de Dios. El Señor vino para poder quitar los sellos y aplicar todo esto en nuestras vidas, y lo hace a través del Espíri-

208 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 tu Santo. En la Carta a los Hebreos, capítulos 3 y 4, dice que el mismo Señor es aquel Espíritu y que Él viene a obrar en nuestros corazones; que Él es el Sumo Sacerdote ahora y para siempre; que Él ministra a la diestra de Dios Padre. ¿Qué ministra? Ministra un Nuevo Pacto: un Pacto de escribir sus leyes en nuestros corazones y en nuestras mentes; en vez de tener unas leyes escritas en unas tablas de piedra que nadie puede cumplir. El SEÑOR supo que no lo iban a poder cumplir en ese entonces, por eso las escribió en el libro del Éxodo, capítulo 20, como una profecía. No las escribió en un verbo de tiempo presente, sino que las escribió en un verbo de tiempo futuro, y afirmó que esas mismas leyes las iba a escribir en el corazón, e iba a cambiar el deseo del hombre. De eso se trata El Tabernáculo de David. Inicia como una profecía de Amós, en la cual se afirma que en los postreros días será levantado de nuevo El Tabernáculo de David caído, y que sus portillos serán reparados como en los días antiguos, para que pueda entrar el residuo de los gentiles; para que un remanente de los gentiles pueda entrar en el Israel de Dios.3 En cuanto a lo anterior, se ha cometido un error al decir que Dios cortó del todo al pueblo judío, y que lo reemplazó por la iglesia. La Escritura, sin embargo, dice que solamente las ramas incrédulas y desobedientes fueron cortadas. No todas, porque los judíos que creyeron nunca fueron cortados y, los gentiles que creyeron como ramo silvestre, fueron injertados en el buen olivo (Ver Romanos 11:24). 3 Amós 9: ¶ 11“En aquel día yo levantaré el Tabernáculo de David, caído, y cerraré sus portillos, y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; 12para que aquellos sobre los cuales es llamado mi nombre, posean el resto de Idumea, y a todos los gentiles, dijo el SEÑOR que hace esto.”

El Tabernáculo de David 209 Pero, el buen olivo no es la tradición de los judíos. La raíz del buen olivo es Cristo. Él es la simiente. Él es el Hijo de David que está profetizado. Él es la simiente de Abraham. Todo reside en Él. No es “simientes” (en plural) de Abraham, sino “simiente” (en singular). Todo esto para entender que el Único que pudo cumplir la Ley fue el Señor Jesús; pero Él nos da la opción de poder entrar en Él mediante una muerte al pecado, para que el Espíritu de Dios viva en nosotros; para que el mismo Señor Jesús resida en nosotros a través del Espíritu Santo. Porque dice: “Él es ese Espíritu”, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. ¿Libertad para qué? Libertad para hacer la voluntad de Dios. Libertad para salir de la esclavitud a los deseos propios donde hemos estado encadenados. Porque terminamos siendo esclavos de lo que la Escritura llama: la concupiscencia de la carne, los placeres del mundo y, últimamente, los planes del diablo. Regresando al Gran Conclave o Concilio de la Iglesia, en el libro de los Hechos, capítulo 15, los judíos, en su gran mayoría, estaban diciendo: “Hay que circuncidar a los gentiles, y hay que entrarlos al Antiguo Pacto si es que creen en el Señor”. Sin embargo, Pablo estaba diciendo: “No, el Señor tiene ahora un nuevo camino y Él es ese camino; y es un camino por fe en Él, de andar guiado por el Espíritu de Dios, donde no es necesario aplicar una ley externa”. No es porque la ley se acabó. La ley sigue vigente. No es porque Dios cambió a Israel; no es que ahora Israel son aquellas personas que asisten a las iglesias, y no el pueblo judío. Se trata que el Señor, según la Escritura, bajó la pared de partición de los dos pueblos, e hizo un solo nuevo hombre en Cristo Jesús. Ahora, tanto el judío como el gentil son salvos por la vida del Señor Jesús dentro de ellos.

210 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 Otro error que se ha cometido en la iglesia, es el decir: “Con la muerte de Él logramos la salvación”. No es cierto, pues esta escritura, en la Carta a los Romanos, dice:

“ Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, ya reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5:10) Seremos salvos si la vida de Él vive en nosotros y cumple la ley de Dios. Porque la ley de Dios no es solamente lo escrito en los cinco primeros libros de la Biblia, “la Torah”. Eso es la ley; pero, la ley de Dios es más que eso. La ley de Dios es el Señor mismo; Él es la ley, Él es esa inscripción, ese Camino, y Él es la Vida. La ley de letra de muerte produce condenación, pero la ley de vida en Cristo Jesús produce libertad. En la Carta a los Romanos, capítulo 8, se hace muy explícito y claro, pues tenemos que salir de la ley de la condenación y de la muerte, para entrar en la ley de la vida en Cristo Jesús, que se llama: La ley de la libertad. Pero, no es la ley del libertinaje, porque siguen siendo las mismas normas. El Señor no abolió el mandamiento en contra del adulterio ni en contra de la codicia ni en contra de matar al prójimo. Todas esas cosas siguen vigentes. Ahora, el Señor va a poner su ley dentro de nosotros. El apóstol Santiago, que presidía el Concilio, cita la Escritura que para algunos es un poco oscura o una escritura que casi nadie citaba del profeta Amós acerca de El Tabernáculo de David. Para ellos era algo muy extraño que había hecho el Señor con el rey David, quien además de ser rey, ministró aún como sacerdote, como modelo del Señor Jesús. El sacerdocio y el reinado, convergieron en una sola persona, en el rey David; así como lo hace también en nuestro Señor Jesús.

El Tabernáculo de David 211 La primera vez que se llevó el arca de Dios a la ciudad de David, se hizo a través de un carro nuevo, lo cual fue todo un fracaso (Ver 2 Samuel 6:6-8). Uza, que quiere decir “hombre fuerte”, era el que estaba guiando el carro. Este, extendió la mano al arca de Dios, y murió cuando la sostuvo; porque los bueyes daban sacudidas. Nosotros, cuando hacemos algo nuevo queriendo que el SEÑOR esté a bordo, pero a nuestra manera, eso no es al agrado del SEÑOR. Cuando comienza a haber problemas, los bueyes que estaban jalando el arca, se espantaron; los bueyes son símbolo del hombre carnal. Uza, quiso que Dios estuviera a bordo, pero a su manera (poniendo su mano), y murió. El SEÑOR no quería andar en un carro como los que hacían los filisteos, sino que Él tenía que ser llevado en hombros de hombres santificados para ese propósito. Cuando volvieron a llevar el arca, pero a la manera de Dios, los levitas tuvieron que cargar el arca en los hombros; ellos tenían que ser limpios para poder cargar la gloria de Dios. De la misma manera sucede con nosotros. Si vamos a tener la gloria de Dios, el bautismo en el Espíritu Santo, los dones de Dios, y no estamos limpios, eso no va a funcionar, y vamos a perder nuestra vida espiritual. Entraron el arca de Dios a Jerusalén; pero no volvieron a armar el Tabernáculo. Este quedó en otro sitio, sin arca, donde había permanecido durante centenares de años. Entonces, David hizo una tienda en el patio de su casa, la cual se llamó: El Tabernáculo de David. El Tabernáculo de Moisés estaba dispuesto así: a la entrada estaba el atrio donde los sacerdotes hacían los sacrificios; también se encontraba el altar de bronce donde ellos debían lavarse con agua sus manos y sus pies para poder entrar en el Lugar Santo; allí se encontraban los panes de la proposición, un incienso y la lámpara

212 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 ardiendo con siete brazos; y para entrar en la presencia de Dios, sólo el sumo sacerdote, una vez al año, podía hacerlo; sin embargo, si fallaba en cuanto a los ritos, cuando entraba, le costaba la vida. Imagínense el cambio que hace David cuando arma una tienda donde ni siquiera se establecen dimensiones. No hay otros artículos, no hay antesala, no hay Lugar Santo, no hay nada, sino solamente una tienda, una carpa y el arca de Dios. Y David entraba cuando quería, para tener comunión con Dios. Si eso no hubiera sido de Dios, le hubiera costado la vida. Esa es la fórmula para el Nuevo Pacto: una entrada directa a la presencia de Dios sin intermediarios, a través de nuestro Señor Jesús. Es la lección de, El Tabernáculo de David, sin ritos y sin intermediarios. Dentro del arca se encontraban la misma ley en tablas de piedra, y el maná allí escondido, que es la provisión que Dios tiene para los que encuentran este lugar secreto. Y David recibió tremenda revelación: los Salmos proféticos de David, casi todos, fueron escritos en esa intimidad que David tuvo con el SEÑOR en, El Tabernáculo de David. Tanto, que el apóstol Santiago, así como Pedro, dicen que esa era la voluntad del Espíritu de Dios; que no deberían de meter más carga al pueblo de los gentiles que se estaba convirtiendo. Que no les exigieran la circuncisión, que no les exigieran la ley. Solamente les escribieron cuatro cosas, y luego, agregaron una quinta. Les advirtieron que no a la fornicación o impureza sexual, no a la idolatría, no a comer sangre y no a lo ahogado, para que tuvieran unos recuerdos y para que entendieran que en este Tabernáculo de David, se exige también la limpieza; y la limpieza, es por la sangre. Es la sangre del Cordero de Dios, nuestro Señor, que fue derramada por nosotros. Para ser cubiertos con esa sangre, para poder entrar en identidad ante El Tabernáculo de David,

El Tabernáculo de David 213 es necesario que nosotros nos identifiquemos en esa muerte del Señor. Para identificarnos en la muerte del Señor, es necesaria una entrega total a Él, y esa entrega total al Señor es en su muerte, para que nosotros también lo hagamos a todos los deseos propios y a todo lo que es pecado. Eso no nos salva; solamente nos justifica. Nos saca de donde estamos y nos pone otra vez en ceros ante el Señor. Pero para que haya algo a nuestro favor, como se mencionó en la introducción, que el Señor nos va a juzgar según nuestros hechos, mientras que estamos aquí en el cuerpo, debemos vivir su vida. Y, si no hay hechos a favor, no nos vamos a salvar. La única manera en de que puede haber hechos a favor, es si el Señor los hace en nosotros; entonces, así, sí hay obras; sí hay un cumplimiento de la ley, pero lo hace el Señor dentro de nosotros. ¿Qué tal si implementamos la ley a nuestra propia manera? Porque la misma ley que dice: no matarás, también dice que al adúltero hay que matarlo a piedra. Si nuestro vecino es adúltero, entonces, ¿lo vamos a matar a piedra? Es obvio que para cumplir esta ley es necesario que el Señor la cumpla en nosotros. Porque el Señor nos va a mostrar cómo cumplir la ley. Dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero ¿a cuál prójimo? y, ¿cómo lo vamos a amar? y, ¿cuándo? Solamente el Espíritu de Dios nos puede mostrar eso. Solamente el Espíritu de Dios nos puede conducir en ese camino. Solamente el Espíritu de Dios nos puede mostrar qué debemos rechazar. La ley no se acaba. Pero la ley se vuelve mucho más profunda para la persona que está en el Señor. El Señor Jesús dijo: “hasta ahora os han enseñado no matarás, pero el que guarda enojo en su corazón ya lo mató y merece ser juzgado”. “La ley les dice: no cometerás adulterio, pero yo les digo: el que

214 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 mira a una mujer con malas intenciones, ya lo hizo en su corazón”. Si el Señor hubiera explicado toda la ley, se puede estar seguro que Él hubiera dicho: “La ley les dice que guarden un día de entre siete, pero ahora yo les digo que todos los días van a ser un descanso de sus propias obras, para ser guiados solamente por el SEÑOR (que nadie lleve sus propias cargas). Bajo la ley, la persona que había cometido ciertas infracciones deliberadas, moría por dos o tres testigos. Ahora, aunque muchos en la iglesia no lo creen, la persona que se encapricha en contra de la guía del Espíritu de Dios, debe saber que todos van a ser juzgados, según Santiago, por la ley de la libertad. ¿Cómo es eso? Porque donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad. Entonces, nosotros vamos a ser juzgados por lo que hicimos. Cuando el Espíritu de Dios nos motivó a hacer tal cosa, ¿qué hicimos nosotros? Vamos a ser juzgados, del hecho de si nos dejamos guiar por el Espíritu de Dios, o no. Es mucho más complicado, porque no es una norma en piedra; sino que es una norma en el corazón, aplicada por el Espíritu de Dios a las situaciones de todos los días en nuestra vida. Vamos entonces a ser juzgados, sobre si dimos la espalda en determinado momento, a uno de esos pequeños que resultó ser del Señor. Por eso dice el Evangelio que hay un solo pecado que no tiene remedio, y ese es el pecado de blasfemar del Espíritu Santo. La persona que menosprecia al Señor tendrá perdón, pero la persona que blasfema del Espíritu de Dios, no tendrá perdón, ni en esta vida ni en la venidera (Ver Mateo 12:31; Marcos 3:29; y Lucas 12:10). ¿Por qué? Porque la única manera de nosotros ser salvos, es ser guiados por el Espíritu de Dios; y si el Señor pone su Espíritu en nosotros, comienza a conducir-

El Tabernáculo de David 215 nos y guiarnos, de tal manera que comenzamos a decir en algunas circunstancias: “Eso no es del Espíritu de Dios”. Pero, si ante lo que sí está haciendo el Espíritu de Dios, decimos que no lo es, no habrá remedio para ello, porque está dando la espalda a la plenitud de la provisión que Dios ha hecho por nosotros. Si no nos dejamos guiar por el Espíritu de Dios, no nos podemos salvar. El Señor es la única manera para nosotros de poder ir por el camino de la salvación. Nótese también que donde dice: “seremos salvos por su vida”; no dice: “somos salvos por su vida”. El verbo está en futuro. Seremos salvos si dejamos que la vida del Señor fluya a través de nosotros. Y la única manera en que va a fluir a través de nosotros, es por el Espíritu de Dios. Por eso es tan importante El Tabernáculo de David, porque si no entramos en la presencia de Dios, no vamos a tener ese Espíritu de Dios. Si no se aprecia la presencia de Dios, entonces es reemplazada por los rituales, lo que se enseña en el catecismo o en la escuela dominical, u otra cosa, y se tiende a aprender de memoria las cosas de Dios. Si el Espíritu de Dios no está en nuestro ser y no nos dejamos conducir por Él, no tenemos remedio, y ese es el terror del SEÑOR, de estar por fuera de la provisión que Él ha hecho por nosotros. El Espíritu del Señor también produce el respeto por el SEÑOR dentro de nosotros. Es el Espíritu Santo quien produce un tremendo temor en nosotros de estar limpios, de tener respeto por el SEÑOR y, también también es quien da la disciplina y la corrección para los que verdaderamente son hijos del SEÑOR. El verdadero hijo del SEÑOR es disciplinado; y la disciplina produce dolor. Sin el dolor, no hay salud ni sanidad. Hay dos clases de dolor: Uno es un dolor para muerte; pero, hay otro que es un dolor para salud y sani-

216 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 dad. De todas maneras vamos a experimentar dolor en esta vida; pero, el dolor va a servir para amargarnos o para sanarnos. Muchos dicen ser ateos porque ven dolor y no pueden reconciliar el dolor con un Dios bondadoso y benigno. Pero el mismo Señor Jesús tuvo que pasar por intenso dolor para salvanrnos, y si nosotros no tomamos nuestra cruz para seguirle, no podemos ser sus discípulos. Si no estamos dispuestos a que Él aplique dolor a nuestra vida con el fin de corregirnos, entonces, Él no puede sanarnos. El verdadero Espíritu de Dios a veces produce dolor en nuestras vidas. En cambio, hay otros espíritus que producen un gozo, pero como el gozo de este mundo que es algo que solo permanece mientras está prendida la música, mientras está el golpe del bajo, mientras hay una cierta anestesia bloqueando lo que Dios está tratando de decir. Bloquea cuando el SEÑOR está llamando nuestra atención aplicando dolor en nuestra alma, para producir un cambio de rumbo. Todo esto se produce en El Tabernáculo de David, porque si leemos los Salmos que David escribió en ese lugar, él está hablando que quiere que el SEÑOR lo escudriñe; está hablando de llorar hasta no poder más; está hablando de un tratamiento muy intenso que Dios le aplicó, para después salir en un júbilo y gozo auténticos en el SEÑOR, que son el verdadero júbilo y gozo de un verdadero vencedor en Dios. El proceso de ser convertidos en vencedores por el poder del Espíritu de Dios, es un proceso doloroso; pero también, es un proceso que vale la pena, porque el resultado es reinar con nuestro Señor Jesús. El proceso duele pero es para producir una nación de sacerdotes que también son reyes, según el orden de Melquisedec, que es rey de justicia.

El Tabernáculo de David 217 Eso es lo que el SEÑOR está tratando de producir en nuestras vidas. Eso fue lo que se definió en el Concilio de Jerusalén en Hechos, capítulo 15. Después, ellos pusieron una cosa más; hicieron recordar al apóstol Pablo que era muy importante para toda persona que creyera en el Señor, dar al necesitado. Dijeron que era necesario que cada uno trabajara con sus manos para poder ayudar a la persona necesitada cuando la encontrara. Así, la iglesia de los gentiles demostró que el Evangelio había entrado, porque cuando hubo necesidad en Jerusalén, muchos gentiles que eran creyentes, hicieron una gran recolecta y enviaron todo ese dinero a Jerusalén con Pablo, en su último viaje. Entonces, sí entendieron. Nosotros no podemos juzgar a las personas que por sus raíces y sus tradiciones cumplen ciertos ritos. Pero la salvación no es por ritos. En el mensaje, Dos Pactos, Dos Mujeres y Dos Montañas, se toca el tema de esa higuera de los ritos religiosos. El Señor decretó que nadie iba a comer más del fruto de la higuera, pero más adelante en el Evangelio, dice que cuando vemos que nacen hojas nuevamente en la higuera, sabremos que el tiempo está muy cerca del cumplimiento, de todo lo que está escrito en el Evangelio. Cuando se ve lo que se está viendo: El pueblo judío otra vez en su tierra; muchas personas interesadas en las cosas del Israel natural; muchas personas celebrando comienzos del shabat y todos los ritos de ellos (que sabemos que de eso no va a venir fruto); pero el Señor dijo que cuando ese árbol comenzara a echar hojas otra vez, que estuviéramos muy pendientes, porque el tiempo estaría muy cerca. Nosotros estamos en un tiempo muy cerca. Y, no se puede decir fechas en cuanto a cuándo viene el Señor, pero en las Escrituras sí están identificados algunos hechos que tienen que acontecer, que marcan los últimos días y lo que espera el Señor para poder

218 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 venir. Él está buscando un pueblo que ha producido el fruto que Él anhela; y cuando lo obtenga, Él va ha venir por ese fruto. Por tanto Él viene por una esposa limpia, sin mancha y sin arruga. Libros como el Cantar de los Cantares y el libro de Ester, muestran la foto de lo que el SEÑOR va a hacer. En la Carta a los Hebreos, capítulos 6 y 7, dice que hubo necesidad de traspasar el sacerdocio de la línea de Aarón a Melquisedec; y que Melquisedec es nuestro Señor Jesús. Además, que cuando hubo traspasamiento del sacerdocio, eso implicó también, traspasamiento de la ley. La iglesia en muchas partes ha interpretado esos versículos para decir que entonces la ley cambió. La ley no cambia. Pero la manera de implementarla sí. En vez de hacerlo por un sacerdocio de Aarón, ahora se va a implementar por el sacerdocio de Melquisedec. Se quita la ley de los sacerdotes levitas, hijos de Aarón, y se entrega eso a Jesucristo, quien está sentado a la diestra del Padre con todo poder y toda autoridad, ministrando este Nuevo Pacto. Ministrando el Nuevo Pacto para hacerlo realidad en nuestras vidas, para hacerlo realidad a través del Espíritu Santo, para que Él pueda poner su ley en nuestro corazón y en nuestra mente, cambiando los deseos de nuestro corazón. Él dice que los gentiles, sin ley, por naturaleza, hacen lo que exige la ley, porque hay un cambio por dentro. Si nosotros con nuestro saber y entender tratamos de implementar la ley, vamos seguramente a armar otra inquisición; porque en la ley hay una cantidad de circunstancias que si se comienzan a implementar en nuestro estado natural, se pueden cometer barbaridades. Los mismos judíos, celosos por aplicar la ley, terminaron matando al Señor de toda Gloria, porque Él dijo que era Hijo de Dios y, según la ley, si alguien dice que es hijo de Dios, blasfema y por lo tanto, tiene que morir. Entonces,

El Tabernáculo de David 219 bajo la ley tendrían que matarnos a todos, si decimos que somos hijos de Dios y, seguramente, algún día alguien va a intentar eso. Está profetizado. Pero, el único que pudo cumplir la ley fue nuestro Señor Jesús, y Él la quiere cumplir dentro de nosotros. Si uno comete una infracción de un solo punto, lo incumplió todo; pero, por el otro lado, si se está muerto, la ley pierde su vigencia sobre esa persona. La ley puede juzgar la persona mientras que está viva, pero la ley no puede juzgar a un muerto. Si nosotros estamos muertos en el Señor Jesús: lo viejo pasó y he aquí todo es hecho nuevo. Por eso es tan importante estudiar bien el libro de los Hebreos, porque dice que si una vez hemos gustado de esta nueva vida de las cosas eternas, de la vida venidera y, si damos la espalda a eso, tornando atrás, ya por arrepentimiento no es posible sacar la persona. La única manera de sacar la persona después de eso, es a través del fuego y allí es donde entra la disciplina. El Señor nos puede sacar una vez limpios, porque nos identificamos en su muerte y en su resurrección, entramos de una vez en Él; la ley pierde su vigencia sobre nosotros porque un muerto no puede ser juzgado. Lo máximo que puede pedir la ley es la muerte del individuo que cometió los crímenes, y si nosotros estamos muertos, guardados en el Señor Jesús, ya legalmente, estamos libres. Pero, si después de haber conocido al Señor Jesús volvemos a lo mismo, ya hay que pagar las consecuencias y pasar por la candela. El SEÑOR todavía puede sacar una persona que sigue cometiendo fallas; pero allí es donde entra la disciplina y allí es donde el fuego de Dios tiene que consumir totalmente esos malos deseos desde el corazón. Si nosotros volvemos a lo mismo, después de haber sido salvados por el Señor, entonces, las conse-

220 El Altar y el Evangelio • Capítulo 8 cuencias serán terribles y vamos a pagar los efectos de nuestro pecado con algo muy doloroso. Allí es donde se define una de dos cosas: La persona que sigue recibiendo la disciplina del SEÑOR, entiende qué es lo que el SEÑOR hace y, va a recibir un dolor, pero un dolor hacia salud y sanidad. Pero, la persona que recibe el castigo del SEÑOR y se amarga, llegará al momento cuando ya no habrá nada más qué hacer. El momento tiene que ver con un cruce en el cual el Espíritu de Dios sigue redarguyendo de pecado, de justicia y de juicio; y la persona comienza a decir que lo que es del Espíritu de Dios, en realidad no lo es. Cuando la persona comienza a descartar, a desechar totalmente el Espíritu de Dios, ya se agotan los recursos del SEÑOR para corregirlo y enderezarlo y, esa es la persona que no tiene remedio. El diablo cayó de un sitio muy íntimo con el SEÑOR y de haber tenido una revelación completa de las cosas de Dios. En ese momento no hubo nada más que el SEÑOR pudiera mostrarle al diablo para convencerlo de la verdad, para redargüirlo de pecado, de justicia y de juicio, porque él, con una revelación de todo; lo que hizo fue tratar de subir su trono más alto que el del SEÑOR, y su caída fue terrible. No hay forma de recuperarlo, porque no hay nada más que se le pueda mostrar. Lo mismo con la tercera parte de los ángeles que cayeron. La Escritura dice que están en prisiones de oscuridad, porque conocieron la Luz y rechazaron la plenitud de ella. La ventaja que tenemos en nuestro estado natural, aun contaminados y en tinieblas, es que nunca conocimos esa plenitud de la luz. Entonces, podemos ser restaurados si abrazamos la luz; si abrazamos al SEÑOR, y si no damos la espalda a su redención por nosotros.

El Tabernáculo de David 221 Según el profeta Isaías, el sitio de llegar ante el trono del SEÑOR, y de ser transformados, y cambiados por la presencia de Dios, es en el trono de la misericordia. Él dice que ese trono en misericordia se halla en El Tabernáculo de David. El libro de Isaías, capítulos 15, 16 y 17, trata del problema de Moab, y en la mitad de eso está el trono de la misericordia en El Tabernáculo de David. Recuérdese que Moab quiere decir: “su propio padre”; y se refiere a los que quieren su propio padre y no quieren someterse a su Padre celestial, porque el sometimiento al Padre celestial implica dolor, porque el Padre celestial va a aplicar dolor cuando lo necesitamos. Nosotros podemos buscar otro papá que no aplica dolor; pero, el papá que no aplica dolor, no nos va a salvar.

Vamos a Orar: SEÑOR, pedimos que este mensaje haya quedado claro en nuestros corazones, y que si hay alguna área de nuestro ser, de nuestra existencia, que no está en sus manos, SEÑOR, que la podamos identificar y que la podamos entregar delante de ti. Pedimos SEÑOR, que aquellos que han quedado confundidos por el dolor que están sintiendo en sus vidas, puedan recibir claridad. Que puedan seguir en su camino recibiendo esa corrección de padre aun cuando duela, para ser transformados a la imagen de nuestro Señor Jesús. Que podamos entender el modelo de El Tabernáculo de David, de una intimidad no sólo con nuestro Señor Jesús, sino con el Padre celestial, a través del sacerdocio de Melquisedec. Pedimos esto en el nombre de nuestro gran Sumo Sacerdote, nuestro Señor Jesús. Amén.

222 El Altar y el Evangelio •

CAPÍTULO 9

EL TEMPLO “ Y al sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción; y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis palmas al SEÑOR mi Dios”. (Esdras 9:5)

E

En los libros, desde Esdras hasta Job, está el relato de un remanente de Israel que estaba saliendo desde Babilonia, para regresar a Jerusalén, y construir el Templo del SEÑOR. Primero, tenemos que entender que el Templo del SEÑOR somos nosotros; pero, no somos completamente el Templo como individuos, pues el Templo se forma de muchas piedras vivientes, que están unidas por la naturaleza de Dios; y ese Templo, a la manera de Dios, nunca se ha visto en la tierra. Nunca se ha visto un pueblo o un grupo en particular, donde el SEÑOR esté fluyendo con limpieza, y donde haya pureza. Lo máximo que hemos tenido son individuos que han caminado bien con el SEÑOR, pero nunca ha habido un grupo que el SEÑOR haya podido mostrar al mundo, para decir: “Este es mi pueblo”. Siempre, el ejemplo de los grupos cristianos ha quedado con sus fallas y con sus problemas, de tal manera que muchas personas (muchos teólogos), enseñan que es imposible que pueda haber una manifes-

El Templo 223 tación de Dios perfecta en un grupo. Sin embargo, la Biblia dice todo lo contrario, dice que el SEÑOR vuelve por una esposa limpia, sin mancha, y sin arruga; y esa esposa, somos nosotros (Efesios 5:27). Es muy importante tener en cuenta que, en las Escrituras, cuando se habla del pueblo de Dios en su conjunto, siempre se utiliza el género femenino, porque Dios es masculino. Cuando hablamos de nuestros tratos con Dios como individuos, Él habla de nosotros como si fuéramos sus hijos, usando la denominación masculina, porque el SEÑOR quiere hacer algo en nosotros, que pueda después fluir. Y para tener hijos limpios, para que nazcan más hijos de Dios, es necesario que haya una palabra limpia (donde la Palabra es la simiente que fluye de Dios), y también un pueblo limpio, para recibirla. Si hay esos dos elementos, entonces, Dios puede multiplicarlos, y se pueden producir más nacimientos espirituales. Ninguno de nosotros, en nuestra propia naturaleza, puede decir que representa a Dios, porque no lo podemos hacer. Estuve explicándole a un pastor, por qué es que no quiero participar en la política (pues están formando otro partido cristiano); y le dije: “No quiero participar en la política, porque tendría que decir mentiras; tendría que decir que soy muy bueno y que, por tal motivo, quisiera que las personas voten por mí; y la realidad, es que no soy muy bueno”. El mismo Señor Jesús dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios...” (Mateo 19:17; Lucas 18:18-19); y el mismo Señor Jesús no habría sido bueno, si no hubiera hecho siempre la voluntad de su Padre. Entonces, si voy a comenzar una carrera política diciendo que soy muy malo, pues, ¿quién votaría por mí? La solución para nuestros problemas no va a venir por el lado de la política. Es importante que haya políti-

224 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 cos transparentes, que se ajusten a la verdad, y que no se roben el dinero del pueblo; pero, nuestra salvación no viene así, porque nosotros no estamos buscando las cosas de este mundo. El Reino de Dios no es de este mundo, sino que es un reino que tiene que comenzar desde cada uno de nuestros corazones. El Señor no estaba buscando ser el emperador ni el gobernador de Jerusalén; estaba buscando un reino totalmente diferente: El Reino de Dios. Entonces, en las Sagradas Escrituras hablan de este pueblo que estaba en Babilonia; y Babilonia es el símbolo, del hombre cuando queda involucrado en los sistemas religiosos. También hablan de los vasos del Templo de Dios, que fueron a dar al templo de Babilonia. Los vasos del Templo de Dios, representan los ministros que Dios tiene, y que va a usar para servir y bendecir a los demás. Todo hace parte de una sentencia que el SEÑOR dictó, por setenta años,1 porque el pueblo de Dios se había descuidado. El SEÑOR dijo por boca del profeta Jeremías que, si hubiera un solo hombre limpio, por éste se hubiera librado el pueblo; pero no pudieron encontrar ese hombre limpio, pues no lo hubo, ni lo hay hoy en día, porque fuera del SEÑOR, no hay nadie limpio; por lo tanto, les vino la cautividad.2 1 Jeremías 25: 11“Y toda esta tierra será puesta en soledad, en espanto; y servirán estos gentiles al rey de Babilonia setenta años. 12Y será que, cuando fueren cumplidos los setenta años, visitaré sobre el rey de Babilonia y sobre aquella gente su iniquidad, dijo el SEÑOR, y sobre la tierra de los caldeos; y yo la pondré en desiertos para siempre.” Jeremías 29: 10“Porque así dijo el SEÑOR: Cuando en Babilonia se cumplieren los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para tornaros a este lugar.” 2 Jeremías 5: 1“Discurrid por las plazas de Jerusalén, y mirad ahora, y sabed, y buscad en sus plazas si halláis hombre, si hay alguno que haga juicio, que busque verdad; y yo perdonaré a la ciudad”.

El Templo 225 En el libro de Esdras, el remanente está saliendo de la cautividad, porque el SEÑOR declaró que era el momento de regresar, y de edificar el Templo del SEÑOR. De la misma manera, estamos en el tiempo en el cual el SEÑOR está declarando, que es el día de edificar su Templo, no solamente como individuos (como nos trataban en Babilonia), sino que ahora nos va a unir en un cuerpo de muchos miembros, por medio del Espíritu de Dios. Lo primero que notamos en el libro de Esdras, es que la edificación del Templo de Dios, fue hecha con “dones voluntarios”; no era la obligación el diezmo ni otras imposiciones, pues cada uno ayudaba con dones voluntarios. Daban de su corazón, libremente (Ver Esdras 1:4). El libro de Esdras, capítulo 1, dice: 5“Entonces

se levantaron las cabezas de las familias de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas; de todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la Casa del SEÑOR, la cual está en Jerusalén”.

Dios está despertando el espíritu de personas en su pueblo, para darles esta visión de la Esposa limpia que quiere el Señor. Este Templo no se puede construir en Babilonia, ni siquiera se puede construir en el desierto. Tiene que ser edificado en Jerusalén, que está dentro de la tierra prometida, dentro de la herencia que es prometida a los hijos de Dios. En este momento, esa herencia está llena de rastrojos y de escombros; está llena de personas que están manejando la herencia de Dios, a la manera de ellos. Cuando Esdras y el pueblo de Dios llegaron a Jerusalén, se presentó un detalle, y hubo que solucionarlo. Todos los sacerdotes tenían que demostrar su linaje, y de qué simiente eran; y los que no pudieron

226 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 comprobarlo, fueron echados del sacerdocio, por estar contaminados. El libro de Esdras, capítulo 2, dice: 59“Y

éstos fueron los que subieron de Tel-mela, Telharsa, Querub, Addán, e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel.

60

Los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.

61

Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado del nombre de ellas.

62

Estos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron echados del sacerdocio por estar contaminados”.

Ahora estamos en el momento en el que hay sacerdocio en todo el pueblo de Dios; todos podemos tener comunión directa con Dios, y podemos ayudar a otros, a que la tengan también; pues esa es la obra de un sacerdote. Pero, hay dos simientes: Una, es corruptible; y la otra, es incorruptible. Hay muchas personas en el pueblo de Dios que han recibido la semilla que no es; han recibido un evangelio falso y un espíritu falso. Y los que no pueden demostrar su semilla incorruptible, son desechados del sacerdocio por estar contaminados ante lo nuevo que el SEÑOR está haciendo. En Babilonia se puede trabajar de cualquier manera. En Babilonia puede haber pastores (o sacerdotes) predicando una cosa y viviendo otra. Pero, para reedificar el Templo de Dios (que está dentro de la verdadera herencia del pueblo de Dios, lo cual es algo que tiene que ver con los ámbitos celestiales, los ámbitos del Espíritu), solamente los que están limpios de corazón, pueden construir esa

El Templo 227 obra; los demás, serán desechados del sacerdocio, por estar contaminados. En Esdras, capítulo 3, llegaron a Jerusalén; y lo primero que restauraron, fue “el altar”.3 El altar, son las condiciones del Evangelio, las condiciones en las cuales llegamos al SEÑOR. Nosotros tenemos que llegar al SEÑOR, a la manera de Él, y no de cualquier otra manera que algún grupo tenga por norma. Muchas personas dicen: “Venga, reciba al SEÑOR, y Él le va a dar todo lo que usted quiere. Reciba a Cristo, y va a adquirir dinero, casa, carro y beca”. Sin embargo, el verdadero Evangelio es: “Venga a Cristo, y ese va ser un camino de la cruz; y el SEÑOR va a acabar con todo lo que no sirve en usted, y usted va a nacer de nuevo, como una nueva criatura. El SEÑOR va a ir creando y fortificando el hombre nuevo, pero va a ir acabando y matando el hombre viejo”. Ese es un Evangelio que muchas personas no quieren recibir, y que otras no quieren predicar. Asentar el altar sobre sus basas, significa que lo colocaron como era debido. En el altar se hacían tres clases de sacrificios. El primer sacrificio representaba “el pecado”. Cogían un becerro y ponían las manos sobre él (entonces ese becerro era el pecado), lo desangraban al pie del altar, y lo quemaban, en símbolo que Dios quiere quitar toda la vida del pecado, para que el pecado ya no viva en nosotros, y para que ese pecado pierda las fuerzas de manejar y manipular nuestras vidas. Por eso, el pecado es quemado en el fuego de Dios, 3 Esdras 3: 1“Y llegado el mes séptimo, y ya los hijos de Israel en las ciudades, se juntó el pueblo como un varón en Jerusalén. 2Entonces se levantó Jesúa hijo de Josadac, y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel, y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios. 3Y asentaron el altar sobre sus basas, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos al SEÑOR, holocaustos a la mañana y a la tarde”.

228 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 hasta que no queda nada. No se trata solamente de perdonarnos de nuestros pecados, sino de limpiarnos de toda injusticia y maldad. El segundo sacrificio que hacían en el altar, era el de “la culpa”; porque después que el SEÑOR nos libera del pecado, viene el enemigo y quiere echar siempre la culpa de lo que hemos hecho. Entonces, cogían otro animal y ponían las manos sobre él (ahora ese animal era la culpa), lo desangraban y lo quemaban en el altar. Eso es lo que Dios quiere hacer con la culpa; quiere acabar totalmente con la culpa, para que estemos en libertad, para hacer la voluntad de Dios. Luego venía el tercer sacrificio, que quizá, era el más importante: “el sacrificio de la paz”. Ese sacrificio pacífico, simboliza a una persona que está bien con Dios, ya justificada, redimida, llena del Espíritu Santo y limpia delante del SEÑOR; donde todo lo que es, y todo lo que ha hecho, va como un sacrificio limpio, un sacrificio vivo, para presentarse a la orden de Dios. No se trata de utilizar los dones, la limpieza y la libertad gloriosa que el SEÑOR nos ha entregado, para hacer cualquier cosa con ello. Se trata de regresar a hacer la voluntad de Dios y de aprender a hacer las cosas a su manera. Esos son los tres sacrificios, y ese proceso se llama: el proceso de la reconciliación; es el ministerio de la reconciliación el que el SEÑOR nos ha dado, y eso fue lo primero que restauraron en Jerusalén. Después, restauraron el Templo, para lo cual hubo que establecer su fundamento, los cimientos. Nosotros sabemos cuales son esos cimientos: La piedra angular, el cimiento, es nada menos que el Señor Jesús, como “Único” Amo y Señor; pues todo lo que hacemos está sometido a la voluntad de Él. El Señor es la piedra angular; la piedra que desecharon los edificadores, para luego hacer una casa que no era exactamente la Casa de

El Templo 229 Dios, era la casa de la religión. Ahora, el SEÑOR quiere “mostrar la Casa a los de la casa”, y eso no se puede hacer solamente con libros (aunque tenemos una serie de libros con ese título). La única manera de hacerlo completamente, es que haya un pueblo limpio; un pueblo fluyendo en el Espíritu de Dios; un pueblo que está adorando ante un altar restaurado a la manera de Dios; que ha sido liberado del pecado, de la culpa, y que está obrando como sacrificio limpio delante del SEÑOR. Todas estas piedras se van a edificar sobre la piedra angular del señorío y potestad de Jesucristo. Después de estas cosas, siguieron los problemas; les hicieron parar la obra. Cuando uno quiere hacer la voluntad de Dios, a la manera de Dios, y en el tiempo de Dios, siempre va a venir alguien a estorbar la obra.4 Así que, le escribieron una carta al rey, de la siguiente manera: Esdras, capítulo 4: 11“Este

es el traslado de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río, y de Cheenet.

12

Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros, vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y han fundado los muros; y puesto los fundamentos.

13

Ahora, notorio sea al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren fundados, no darán el tributo, impues-

4 Esdras 4: “4Mas el pueblo de la tierra debilitaba las manos del pueblo de Judá, y los perturbaban de edificar. 5Contrataron además contra ellos consejeros para disipar su consejo, todo el tiempo de Ciro rey de Persia, y hasta el reinado de Darío rey de Persia”.

230 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9

to, y rentas, y el catastro de los reyes será menoscabado. 14

Ahora porque de la sal del palacio estamos salados, no nos es justo ver el menosprecio del rey; por tanto hemos enviado para hacerlo saber al rey,

15

para que busque en el libro de las historias de nuestros padres; y hallarás en el libro de las historias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones; por lo que esta ciudad fue destruida.

16

Hacemos saber al rey, que si esta ciudad fuere edificada, y los muros fundados, la parte más allá del río no será tuya”.

Cuando alguien comienza a predicar a la manera de Dios, los que tienen los reinos propios en las iglesias, se dan cuenta que, si el verdadero mensaje del SEÑOR llega a calar, el reino que tienen no sigue siendo de ellos, porque las personas que son guiadas y movidas por el Espíritu de Dios, ya no les van a hacer caso; por lo tanto, tratan de parar la obra. Más adelante, en Esdras, capítulo 5, Hageo y Zacarías, comenzaron a profetizar diciendo: Aunque el rey dice una cosa, Dios dice otra, y la orden de Dios es seguir con la obra; 2“Entonces

se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel, y Jesúa hijo de Josadac; y comenzaron a edificar la Casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban”.

Eso es lo mismo que Dios está diciendo actualmente. Entonces vinieron a ellos algunas personas preguntando:

El Templo 231 3“...¿Quién

os dio mandamiento para edificar esta Casa, y fundar estos muros?”

Y nótese la respuesta: 4“ Entonces

les dijimos en orden a esto, ¡cuáles eran los nombres de los varones que edificaban este edificio!”

Obsérvese que en el texto de Casiodoro de Reina, esta última frase tiene signos de exclamación. Iniciaron con los nombres de las personas apostólicas que Dios había señalado para hacer esa obra, cuya palabra, ante sus ojos, tenía más autorización que la misma palabra del rey, al punto de detener hasta a sus mensajeros, quienes tuvieron que regresar con esa noticia. Cuando se hacen las cosas en la Naturaleza de Dios, Él nos da un nuevo nombre. Cambia el nombre nuestro, por el de Él. El SEÑOR tomó todo lo nuestro cuando murió por nosotros, y cuando nos manda a hacer algo en Su Nombre, lo podemos hacer por encima de lo que sea, sin importar quién dé la orden de parar. Si Dios da la orden de seguir, nadie nos puede detener; siempre y cuando, hayamos restaurado el altar, puesto el verdadero cimiento, y velemos por esa limpieza de corazón. Si nosotros estamos obrando en la naturaleza de Dios, y contestamos en el nombre que Él ha puesto sobre nosotros, nadie nos puede detener. Esa es la lección del libro de Esdras y del libro de Nehemías. Entonces, ¿qué pasó? El rey cambió de opinión, sacó el resto de los vasos de plata y de oro que estaban en Babilonia, y los envió con una tremenda ofrenda para la construcción de la Casa. El rey dijo:

“ Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prestamente para la Casa del Dios del

232 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9

cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?” (Esdras 7:23). El mismo rey cayó en cuenta de cómo eran las cosas de Dios, y un temor de Dios comenzó a apoderarse del rey de Persia, así como sucedió con el rey de Babilonia. El mismo rey dio mandamiento que todos los gastos podían correr por cuenta de la tesorería nacional. Al comienzo estaban diciendo: “Si usted deja que siga esta obra no van a llegar más tributos, ni más impuestos”; y pararon la obra. Y después, Dios vuelca todo y, cogen los tributos y los impuestos de todo el mundo, y los usan para construir la obra. Pero, nótese que eso es después que la obra ya ha comenzado a la manera de Dios, después que se tiene un sacerdocio libre y limpio. Todos los nombres, todos los números, todo es significante y todo tiene información importante para nosotros. Todos los detalles son importantes y podríamos predicar sobre el libro de Esdras por mucho tiempo fácilmente. Sin embargo, hay un factor que se destaca aquí en el libro de Esdras. Esdras se desanimó porque vio que el pueblo de Dios, comenzando con los líderes, iniciando con los sacerdotes, se había entremezclado con las mujeres de la tierra. Aun el rey Salomón, con toda su sabiduría, pecó en ese sentido (con las mujeres extranjeras), causando la caída de su reino. Esdras, capítulo 9: 1“Y

acabadas estas cosas, los príncipes se acercaron a mí, diciendo: El pueblo de Israel, y los sacerdotes y levitas, no se han apartado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, y moabitas, egipcios, y amorreos, haciendo conforme a sus abominaciones.

2

Porque han tomado de sus hijas para sí y para

El Templo 233

sus hijos, y la simiente santa es mezclada con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en esta prevaricación. 3

Lo cual oyendo yo, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué de los cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito.

4

Y se juntaron a mí todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los de la transmigración; mas yo estuve sentado atónito hasta el sacrificio de la tarde.

5

Y al sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción; y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis palmas al SEÑOR mi Dios...”.

Lo que siguió a continuación, fue que ellos hicieron un nuevo pacto y una limpieza, para salir de esas mujeres y de sus hijos: Esdras, capítulo 10: 2“

Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nos hemos rebelado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas hay aún esperanza para Israel sobre esto.

3

Por tanto ahora hagamos pacto con nuestro Dios, que echaremos todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo del Señor, y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley”.

Mas adelante, en el libro de Nehemías, capítulo 13, dice que tenían hijos que no podían hablar el idioma de los judíos; no podían hablar el idioma de Dios, sino que

234 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 hablaban a medias, pues su habla estaba mezclada con otros idiomas: Nehemías, capítulo 13: 23“ Vi

asimismo en aquellos días judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas;

24

y sus hijos la mitad hablaban Asdod, y conforme a la lengua de cada pueblo; porque no sabían hablar judaico.

25

Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y los juramenté, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, o para vosotros.

26

¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él hicieron ofender las mujeres extranjeras,...”.

Hoy en día sucede lo mismo en las iglesias, tenemos muchas personas que no pueden hablar el idioma de Dios; hablan un idioma revuelto con la manera de hablar de los religiosos de este mundo. No se trata que alguien eche a su esposa o a sus hijos, aplicando esto literalmente a los matrimonios, pues este es un ejemplo espiritual, dado que la parte natural ocurrió hace muchos años con ellos; se trata que cuando haya un ministerio limpio que esté compartiendo una verdadera palabra de Dios, si el SEÑOR realmente fluye a través de ese ministerio, el fruto será una simiente limpia que viene de Dios. Por lo tanto, no existe algún ministro que pueda decir: “¡yo soy el varón, y por lo tanto, voy a engendrar hijos espirituales!” No, Dios nos puede usar, pero eso es todo lo contrario a decir lo anterior.

El Templo 235 Esdras y Nehemías son ejemplos de la obra del Espíritu de Dios. Al Espíritu Santo nunca le podemos coger como un ejemplo para decir: “Este es el Espíritu Santo en esta forma”. El Espíritu Santo, aunque es invisible, obra a través de las personas, y podemos ver sus obras a través de Esdras, de Nehemías, del siervo de Abraham que fue a traer la esposa para Isaac, y aun también en cualquiera de nosotros; pero no podemos decir que estos hombres son el Espíritu Santo. Entonces, si el Espíritu Santo está fluyendo a través de una persona que es limpia de corazón, esa simiente masculina y pura de Dios, está fluyendo; pero, para que produzca hijos de Dios limpios, se requiere de una mujer limpia. Nosotros, colectivamente, siempre somos femenino en la Escritura; nosotros somos la mujer que el SEÑOR quiere atraer con el fin de contraer matrimonio, con el fin que haya hijos de Dios limpios. Cuando las personas que deben estar fluyendo y dando la Palabra de Dios, no tienen cuidado con qué clase de mujer están tratando, el resultado es que se produce una simiente impura. Esto está pasando mucho hoy en día; pastores que saben cómo es un Evangelio limpio, pero que no insisten en esa limpieza ante su pueblo, porque no quieren que nadie se vaya, ni quieren que nadie se enoje. Aunque ellos saben que es una puerta estrecha, predican una puerta ancha, porque no quieren perder las ofrendas y la gente. Por lo tanto, se produce una mezcolanza de raza. Tenemos unas personas con una simiente corruptible, que en su interior, desean conseguir las cosas de este mundo. Y otras personas tratando de sembrar una palabra espiritual allí, y eso no sirve. Para reedificar el Templo de Dios, tiene que haber una palabra limpia, y tiene que ser recibida por un pueblo limpio, para que se produzcan hijos espirituales limpios. Muchas personas creen que son los pastores los que deben producir más ovejas, pero eso es imposible. Las

236 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 ovejas son las que tienen que producir más ovejas; y son las ovejas, las que deben ayudar a criar a las recién nacidas también. De esta manera, el pueblo de Dios se va a multiplicar. Pero aun, cuando la palabra es limpia, si es recibida por unas personas que no son limpias, se producen hijos bastardos, que no pueden recibir la herencia de las cosas de Dios. El resultado de actuar así, es que después de cierto punto, el SEÑOR se aleja, y los hombres siguen con su religión, donde la multiplicación viene a través de medios humanos. Cuando ellos llegaron a este punto, termina el libro de Esdras, y comienza el libro de Nehemías de la siguiente forma: Nehemías, capítulo 2: 1“Y

fue en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino, y lo di al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,

2

me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.

3

Y dije al rey: El rey viva para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas del fuego?

4

Y me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

5

y dije al rey: Si al rey place, y si agrada tu siervo delante de ti, que me envíes a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.

6

Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Hasta cuándo será tu viaje, y cuán-

El Templo 237

do volverás? Y el asunto agradó al rey, y me envió, y yo le señalé el tiempo.” Nehemías era el maestresala del rey Artajerjes, el que le daba la copa al rey, el que le suministraba el vino. El vino, es símbolo de la “vida nueva”, y de “alegría”; y Nehemías, fue enviado a reedificar los muros de la ciudad de Dios. El significado de esos muros es muy importante para nosotros, porque el pueblo de Dios, en este momento, está a la deriva; aun los que están regresando a “la ciudad de Dios”, están expuestos a tremendos peligros; hay muchas personas dando vueltas como individuos, y muchos lobos tratando de cogerlos. Cuando se edifica el muro, pasan dos cosas esencialmente: Primero, se establece la protección; y segundo, se origina una separación, donde se sabe quién está dentro y quién está fuera. Las personas que tienen la simiente limpia y que buscan la limpieza y la santidad, quedan dentro; y los demás, quedan fuera. A las personas que quieren vivir de cualquier manera, no les gusta cuando se edifica este muro, pues no se agradan cuando se definen las cosas. En el libro de Nehemías, cuando comenzaron a edificar el muro, la primera puerta que restauraron fue la puerta de las Ovejas; y la segunda, fue la puerta del Pescado (ver Nehemías 3). Cuando el SEÑOR define cómo es la vida en el reino de Dios, y cómo es la vida por fuera del reino de Dios, lo primero que Él concreta, es la entrada de las ovejas; y después, la entrada del pescado. Los peces, simbolizan a los que están en el mundo, pero que están esperando que alguien los pesque para el reino de Dios. Después se restauró la torre de los Hornos, además de muchas otras cosas en el proceso del tratamiento de Dios. Eso es símbolo de cuando el SEÑOR comienza a aplicar el fuego de su amor, pero también el fuego de su justicia, a todo lo que entra o sale. Al final, todo terminó en que ponían porteros, y no dejaban que nadie llevara su propia carga en el día del SEÑOR.

238 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 Además, pusieron cantores, y comenzaron a celebrar la fiesta de los tabernáculos; tocaban la trompeta y leían la ley, y se dieron cuenta de muchas cosas que estaban haciendo. Al final, casi se restaura la gloria de Dios en Israel, pero no sucedió. Sucedieron muchos ejemplos para nosotros, pero la gloria de Dios no llegó; y siguieron con muchas más tragedias, pues ni siquiera hubo un profeta por más de cuatrocientos años, hasta la venida del Señor Jesús. Al final del libro de Nehemías, descubrí algo que, creo— explica el porqué no llegó a plenitud la restauración de la gloria de Dios en Israel. Terminaron el muro (Ver Nehemías 6:15), asentaron las puertas, y fueron señalados porteros, cantores y levitas (Ver Nehemías 7), y se juntó todo el pueblo como un varón en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas (para recibir esa agua de vida; Ver Nehemías, capítulo 8). Mas adelante, En Nehemías, capítulo 9, dice: 14“y les diste a conocer el sábado de tu santidad [El verdadero descanso del SEÑOR. Pasaron por todas estas cosas; pasaron por la restauración del cántico del SEÑOR; y entraron en las fiestas de las Trompetas para recibir el mensaje a la manera de Dios, que produjo, primeramente, tremenda tristeza y arrepentimiento, y después, inmenso gozo y júbilo], y les prescribiste, por mano de Moisés tu siervo, mandamientos y estatutos y ley. Pero, en el libro de Nehemías, capítulo 10, cometieron un error: 29“Fortificados

con sus hermanos, sus no-

bles [Esa palabra se refiere a los que nacieron libres, quienes ya no son esclavos; y ya estaban naciendo personas libres allí, en la tierra que antes había sido de esclavitud; pero, nótese lo que hicieron],

El Templo 239

vinieron en juramento de maldición de que andarían en la ley de Dios, que fue dada por mano de Moisés, siervo de Dios; y que guardarían y pondrían por obra todos los mandamientos del SEÑOR nuestro Señor, sus juicios y sus estatutos; 30 y que no daríamos nuestras hijas a los pue-

blos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos”. Colectivamente, hicieron un juramento que les cayera una maldición tremenda, si no cumplían la ley de Dios. Allí fue el fracaso, porque nadie puede cumplir la ley de Dios con sus propias fuerzas. Cuando entraron en ese juramento de maldición, entonces, aseguraron la maldición, porque tarde o temprano iban a fallar; ese es el problema con el Pacto Antiguo. La Ley de Dios es buena, pero nadie la puede guardar con su propio esfuerzo. Fue hasta la venida del Señor Jesús, hasta el Nuevo Pacto, donde la ley es escrita en nuestro corazón. Donde la ley es ya por gracia, por el poder de Dios en nosotros; allí sí podemos entrar en un pacto para guardar la ley de Dios, para que ese pacto sea de bendición. El Señor dijo anteriormente, que nos habían enseñado a jurar; pero que ahora, no debemos jurar de ninguna manera, ni por el Cielo, ni por la tierra, ni por Jerusalén, ni por nuestra propia cabeza; sino que nuestro sí, debe ser sí, y nuestro no, debe ser no; y lo demás viene del maligno, quien ya ha metido mucha maldición sobre el pueblo de Dios. La religión siempre busca meter a la persona en juramentos de maldición. Siempre, la persona se pone a hacer pactos, de cumplir lo que dice el pastor. Éste dice: ¿Quiénes se van a comprometer a venir al culto, todos los domingos a las nueve?; entonces toda la congregación jura; y si precisamente hay alguien que no pudo

240 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 asistir, le cae la maldición. Dice: ¿Quién va a hacer el pacto del diezmo?, entonces los motivan, y un poco de gente dice que sí se compromete, hasta el día en que alguien no pudo cumplir, y le cae la maldición. Luego, los manipulan con sentimientos de culpa; y al final, el pecado revive, la culpa revive y todo el proceso de reconciliación con el SEÑOR, se deshace; y terminamos con un pueblo de Dios que, mirando la vida de quienes lo integran, no hay ninguna diferencia entre ellos y el mundo: La misma cantidad de divorcios, de robos y de toda clase de delitos entre el pueblo de Dios, y entre los del mundo. En los Estados Unidos, hace poco publicaron ciertas estadísticas de la iglesia evangélica con respecto a los que no son evangélicos; y el resultado, fue igual para ambos lados: Igual número de abortos, igual de divorcios, igual número de hijos drogadictos, etc. Todo sigue igual; no hay un cambio radical que debería distinguir al pueblo de Dios. El pueblo que entra en la bendición de Dios, tiene que quedar marcado; tiene que quedar totalmente diferente del mundo; pues aunque vivimos en él, no somos de él. Entonces, ese fue el error, y es el error que se sigue cometiendo actualmente. El mismo error que se muestra en el libro de Esdras, de contaminar la simiente del SEÑOR con las mujeres que no son limpias. Esto está pasando literalmente entre el pueblo de Dios, porque hay muchos hombres que no son fieles a su esposa, y siguen contaminándose con mujeres extrañas. Pero, el peor daño es el que está pasando literalmente en la iglesia, donde “no” estamos buscando que salga una palabra limpia, y que esa palabra sea sembrada en un pueblo limpio. Nótese lo que pasó al final del libro, en Nehemías capítulo 12 dice:

El Templo 241 30“

Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro”.

Todo quedó limpio, y eso es lo que quiere el SEÑOR. Esa limpieza sirvió para esa generación, y esa generación tuvo la bendición de Dios; pero la perdieron después, por el juramento de maldición. Mirando este bosquejo de otra manera, en Zacarías, capítulo 6, se describe la misma historia de un pueblo que sale de Babilonia rumbo a Jerusalén, para reconstruir el Templo (el reino de Dios), y que tiene que pasar por entre dos montañas de bronce en el desierto. Esas dos montañas de bronce simbolizan los juicios de Dios para quitar todo lo que no sirve de nosotros. Zacarías 6 y 7 es paralelo con Apocalipsis 6 y 7. Comparando estos capítulos, podemos ver la diferencia entre las cosas a la manera del Antiguo Pacto, versus las cosas a la manera del Nuevo Pacto; donde el Nuevo Pacto es mucho mejor. En Zacarías, se describen cuatro carros, cuyos caballos eran de diferente color. En Apocalipsis también hay cuatro caballos de diferente color, pero con unas pequeñas diferencias respecto a los vistos por Zacarías. Para darles el ejemplo global y concluir esta palabra, las diferencias entre los caballos, expresadas anteriormente, se describen de la siguiente manera: Zacarías, capítulo 6: 1“ Y

me torné, y alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce.

2

En el primer carro había caballos bermejos, el segundo carro caballos negros,

3

en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados.

242 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 4

Respondí entonces, y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto?

5

Y el ángel me respondió, y me dijo: Estos son los cuatro espíritus de los cielos, que salen de donde están delante del Señor de toda la tierra”.

En el libro de Zacarías, en el primer carro había caballos bermejos, en el segundo carro caballos negros, en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados. Más adelante, se explica que estos son los cuatro Espíritus de Dios que van por toda la tierra. Estos caballos simbolizan la obra del Espíritu de Dios en nosotros. En el Antiguo Testamento, el Espíritu de Dios solamente podía estar en el profeta, pero no podía estar en todo el pueblo a la vez. En el Nuevo Testamento, el Espíritu de Dios está para habitar en todos a la vez. Esta gran diferencia, es la diferencia de la redención que nos hizo el Señor. En Apocalipsis, capítulo 6, dice: 1“Y

miré cuando el Cordero hubo abierto el primer sello, y oí al primero de los cuatro animales diciendo como con una voz de trueno: Ven y ve.

2

Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que estaba sentado encima de él, tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió victorioso, para que también venciera.

3

Y cuando él hubo abierto el segundo sello, oí al segundo animal, que decía: Ven y ve.

4

Y salió otro caballo bermejo, y al que estaba sentado sobre él, le fue dado poder de quitar la paz de la tierra; y que se maten unos a otros; y le fue dada una gran espada.

5

Y cuando él hubo abierto el tercer sello, oí al tercer animal, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí

El Templo 243

un caballo negro; y el que estaba sentado encima de él, tenía un yugo en su mano. 6

Y oí una voz en medio de los cuatro animales, que decía: Un cheniz de trigo por un denario, y tres chenizes de cebada por un denario; y no hagas daño al vino, ni al aceite.

7

Y cuando él hubo abierto el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal, que decía: Ven y ve.

8

Y miré, y he aquí un caballo verde; y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias de la tierra”.

Entonces, en Zacarías 6, el primer caballo es bermejo, mientras que en Apocalipsis 6, el primer caballo es blanco. Antes del sacrificio de Cristo, se tenían que hacer sacrificios de sangre todos los días y por todos los delitos; y aun con todo eso, lo máximo que podían tener era limpieza y paz por un año, en el día de la “expiación”, porque al año siguiente, tenían que volver a hacer todos los mismos rituales. Por el contrario, el sacrificio que hizo Cristo, es para siempre. En Apocalipsis, se puede entrar de una vez con el caballo blanco. El que entra en pacto con Dios, a la manera de Dios, al altar restaurado de Dios; el que ofrenda su vida; el que deja que Dios mate el pecado y la culpa; y el que quiere seguir como sacrificio vivo en el altar de Dios, entra de una vez en limpieza. La limpieza y la santidad no es algo que nosotros logramos después de 20 ó 30 años, es algo que viene cuando Dios lo dice. Pero, sí tenemos que tener cuidado de caminar con el Señor en esa santidad, porque es algo que podemos perder después, manchando nuestras ropas, si no tenemos cuidado. La diferencia es que, en el Nuevo Pacto, entramos de una vez en la santidad, por

244 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 medio de Cristo; mientras que, en el Antiguo Pacto, se tenía que entrar primero por lo rojo (caballo bermejo); después, tenían que entrar por el caballo negro, y después, sí llegaban al caballo blanco. En Apocalipsis, en el Nuevo Pacto, entramos de una vez en santidad tan pronto el SEÑOR nos salva; y no es una salvación totalmente futura, es una salvación ahora mismo, del poder del pecado. Entonces, el Señor (que está a la Diestra del Padre, como mediador del Pacto), mediante el Espíritu de Dios, aplica la sangre. Al segundo caballo bermejo, dice la Escritura que le fue dada una gran espada; y es el Señor, quien tiene esa espada, dado que cuando Él aplica la sangre, la aplica haciendo uso de ésta. Muchas personas andan diciendo, ¡Cúbreme sangre de Cristo!, pensando que es una fórmula mágica. Pero, ¡Cúbreme sangre de Cristo!, es decirle al Señor que baje la espada a nuestra vida, y que separe entre alma y espíritu; entre lo que es Dios y lo que no lo es; que corte lo que no sirve, y que circuncide nuestro corazón. Después, viene el caballo negro. El caballo negro es el camino de Dios, que a nuestros ojos, nos parece que es un camino negro. No nos parece bien coger el madero y seguir al Señor, porque eso nos va a conducir a una crucifixión, y esa crucifixión va a ser la nuestra, es un camino muy negro; y ese camino, solamente lo podemos llevar a cabo, cuando el Espíritu de Dios lo está haciendo dentro de nosotros. Esa es la razón por la cual siempre fallaron en el Antiguo Testamento; porque tenían que comenzar con el caballo rojo y seguir después con el caballo negro, haciendo el camino muy difícil de cumplir. Por medio de la ley, en sus propias fuerzas, nadie podía llegar al caballo blanco de la santidad. Solamente quien alcanzaba a pasar por el caballo rojo y después por el caballo negro, llegaba al caballo blanco; y no llegaban. En cambio, en el Nuevo Pacto, el blanco va por delante, entrándonos de una vez, el Señor, en una victo-

El Templo 245 ria gloriosa de los hijos de Dios. Y para mantener esa victoria, el Señor aplica la sangre y baja la espada donde sea necesario, y hace que nosotros podamos caminar por un camino negro, donde no se ve bien ante nuestros ojos naturales, pero donde el Señor nos está llevando a la vida, a la victoria y a la bendición con Él. En Apocalipsis, capítulo 6, dice: 5“ Y

cuando él hubo abierto el tercer sello, oí al tercer animal, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que estaba sentado encima de él, tenía un yugo en su mano.”

En las otras versiones de las Sagradas Escrituras, está mal traducido; en vez de decir que tenía un “yugo en su mano”, dice que tenía una “balanza en su mano”. En el original dice: “un yugo en su mano”; pero no supieron traducirlo, porque para los traductores, no cabe la palabra “yugo” aquí. El caballo negro es el yugo de Dios; y entrar en el yugo de Dios, es un camino negro para nosotros, pues ese es el camino de la cruz. Sin embargo, ese es un camino muy fácil, porque el Señor dice, en Mateo 11:28-30, que su “… yugo es fácil, y ligera…” su “…carga”. Él, es quien está jalando ese yugo, y poniendo la fuerza. Y continúa diciendo: “Un cheniz de trigo por un denario,…”. Se requiere un yugo, y ellos tenían que arar la tierra con unos bueyes, para producir el trigo; y, una medida de trigo por un denario (que era un jornal), quiere decir que, un día andando con Dios, y la recompensa es una medida de trigo, de pan, de sustento espiritual; lo que necesitamos para ese día. De eso se trata la primera fiesta: la fiesta de la Pascua; de entrar en ese trato diario con el SEÑOR. Continua: “…y tres chenizes de cebada por un denario;…”. Si seguimos con el SEÑOR, Él comienza a darnos bendiciones. Ya, nos entra en la fiesta del Pentecostés; nos da los dones del Espíritu, y

246 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 nos da más bendiciones de las que necesitamos; pero, aún falta ver qué vamos a hacer con nuestras bendiciones: Si las vamos a coger todas para nosotros, o si vamos a fluir con los dones que el SEÑOR nos ha dado, para bendecir a los demás. El mismo salario y, a cambio, tres medidas. Si seguimos caminando con el SEÑOR, dando un jornal de todo nuestro tiempo al servicio de Él, se nos aumenta la bendición. Luego viene la tercera fiesta, que es la fiesta de los Tabernáculos; pero, con un cambio. Dios ya no dice “diez medidas de vino y de aceite”; no dice 20 medidas; no dice 100; no da un número; porque la última fiesta es ilimitada. Pero hay un problema, el SEÑOR dice: “…y no hagas daño al vino, ni al aceite.”; porque la persona que no es fiel con lo poco, aun lo poco que tiene, le será quitado. Entonces, la persona que es infiel con sus dones del Pentecostés, no va a recibir el vino de la vida nueva, ni el aceite de la unción sin límite, en la fiesta de los Tabernáculos. Podríamos empatar esto con los libros de Esdras y Nehemías, donde estaban celebrando por primera vez en Israel, la fiesta de los Tabernáculos. Por primera vez en Israel, soltaron las deudas a sus hermanos que estaban esclavizados. Por primera vez en Israel, vivieron en cabañas, pues dice la Escritura que no lo habían hecho desde los días de Jesuá hijo de Nun hasta aquel día (Nehemías 8:17). El SEÑOR está entrando a Su pueblo al conocimiento de lo que es dejar la casa, que uno ha tenido, y venir, y vivir en una cabaña, y aprender a hacer las cosas a la manera de Dios. Esa cabaña es símbolo de lo que hizo Cristo cuando dejó Su trono en la Gloria, y vino aquí, a habitar en la tierra en un tabernáculo como nosotros; en un cuerpo humano. Entonces, pasamos por todos estos tratos del SEÑOR (que ahora son mucho más fáciles, porque tenemos la fuerza del Espíritu de Dios por dentro), y llegamos al último caballo. En Zacarías, capítulo 6, el cuarto carro

El Templo 247 tenía caballos overos, rucios rodados. Este último caballo, que simboliza la muerte, es un caballo sumamente asqueroso, en el libro de Zacarías. La muerte cogía a la gente, y no los soltaba. Aun, Abraham y los patriarcas, quedaron presos en el Seol antes del sacrificio de Cristo. Dice la Escritura que, cuando el Señor descendió allá, llevó cautiva la cautividad, llevó a los de Él, y rompió la cárcel que tenía el diablo ( Efesios 4:8). Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 6, el cuarto caballo es muy diferente. El versículo 8 dice: “Y miré, y he aquí un caballo verde”. Todas las Biblias dicen “amarillo” o “pálido”; pero la palabra que se emplea en el griego es “verde”. En todos los demás sitios, esta palabra está traducida como verde. Ese caballo verde, es un caballo que no ocurre en la naturaleza que conocemos, porque el proceso de Dios es sacarnos de esta naturaleza, para que seamos una nueva creación; y Él hace un caballo aquí, que no ocurre naturalmente. Caballos de color verde no los hay. Existen caballos de todos los demás colores, pero verde no los hay. Y la escritura dice:

“ …y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias de la tierra”. La muerte siempre ha sido un enemigo del pueblo de Dios; siempre han matado a las personas que han querido seguir bien en el camino de Dios. En la Iglesia Primitiva decían: ‘la sangre de los mártires es la semilla de la iglesia’. Pero con la muerte de Cristo se convirtió eso en victoria; porque ahora, estar ausentes de este cuerpo, es estar presentes con el SEÑOR. Entonces, ya la muerte perdió su fuerza, y ya los que morimos en Cristo, tenemos la esperanza que está simbolizada por el color verde de la resurrección y de la vida. La muerte ahora es un camino a la vida eterna;

248 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 por lo cual ahora, la muerte tiene color verde, en vez de un color todo revuelto y asqueroso. En vez de tener el caballo overo rucio rodado, de Zacarías; o el caballo amarillo (mal traducido), tenemos el caballo verde de la esperanza, de la justicia, y de la nueva vida en el SEÑOR. El Señor coge la muerte y la deshace, al igual que todo lo que no sirve en nosotros. Ese es el grave error de muchas iglesias que están tratando de rehabilitar al hombre viejo, cuando Dios quiere matarlo. Están tratando de organizar algo que Dios quiere acabar. Dios quiere que lo viejo pase y que todo sea hecho nuevo (2 Corintios 5:17). Si seguimos en Zacarías, llegamos a cuando el sacerdote es limpio, y comienza a haber coronas, dominio, gloria y bendición. El único problema era que ellos no podían pasar por esa etapa de los carros, porque nunca alcanzaban a pasar por el caballo negro, porque no tenían la fuerza del Espíritu de Dios, la cual podía llevarlos por los caminos de Él. Por el contrario, el camino del Apocalipsis nos da la oportunidad de entrar; pero, la iglesia lo cogió y lo cambió. Cambió el significado de los caballos del Apocalipsis, capítulo 6, y dijo que era una terrible maldición que iba a pasar por toda la tierra, y siguió haciendo las cosas como en Zacarías, capítulo 6. Siguieron haciendo juramentos de maldición, por lo que la iglesia sigue bajo la maldición, y nunca ha podido salir a la bendición; porque nunca han dejado que el Espíritu de Dios tenga su libertad. El Señor va a venir, y cuando abren el quinto sello, nos dice exactamente cuándo va a ser. En varias partes de la Escritura se menciona exactamente cuándo viene el Señor, pero aquí se presenta de la siguiente manera: Apocalipsis 6: 9“Y cuando él hubo abierto el quinto sello, vi debajo

del altar las almas de los que habían sido muertos

El Templo 249

por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían”. Esto es un proceso que puede pasar ahora en nuestras vidas, mientras que estamos aquí en esta tierra natural; pero, Dios está haciendo la obra de matar la naturaleza antigua, y de poner la naturaleza de Él en nosotros. Esto también se aplica a todos los que, literalmente, están muertos con el Señor, y están debajo del altar en el Cielo; hay las dos aplicaciones. 10“Y

clamaban a alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?”

La Tierra es símbolo de la iglesia, y ha sido la iglesia la que ha hecho mayores persecuciones a los verdaderos cristianos, a través de la historia. Los romanos mataron unos pocos millones. La inquisición que hizo la iglesia mató más de setenta millones de personas, y aún continúa haciéndolo. Seguimos matando la reputación de personas que no encajan bien con el sistema. 11“Y

les fueron dadas sendas ropas blancas,…”.

Sendas ropas blancas quiere decir que, cada uno tiene su propia ropa blanca. Se trata de algo individual, pues cada uno entra en santidad delante del SEÑOR. Primero, cubierto por la santidad de Cristo; y segundo, caminamos con Él, hasta que sea una santidad real. Muchos piensan que Cristo pagó una suma por nosotros. Si él hubiera pagado una cuenta como pagarla en el banco, nosotros seríamos salvos no importa si lo aceptamos o no. Si le pagan a usted una cuenta, la cuenta queda saldada no importa si usted se entera o no; pero no es así, el SEÑOR no pagó una cuenta. Lo que el SEÑOR hizo fue morir y derramar su sangre; lo que Él hizo fue morir en la carne y darnos la

250 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 oportunidad de ser parte de Él. Si nosotros somos identificados en esa muerte, eso quiere decir que ya no vamos a vivir más para nosotros, sino que vamos a ser gobernados y guiados por Él. La muerte de Él nos cubre. ¿Cómo nos cubre? En la medida en que contra un muerto, no se puede abrir ninguna investigación. Aquí en Colombia estaban en un proceso para decomisar los bienes de los mafiosos; excepto que algunos de esos mafiosos se habían muerto. Y cuando fueron a decomisar los bienes, por ejemplo de Rodríguez Gacha (uno de los más grandes narcotraficantes colombianos), ya estaba muerto; y cuando murió, el proceso quedó clausurado, porque no pueden seguir un proceso contra un muerto. Entonces, si nosotros estamos muertos en Cristo, todo proceso legal contra nosotros cesa en ese momento, y así es como Cristo nos salva. No fue que Cristo sufrió otro ratito en la cruz por si yo dije otra mentira, o si yo había robado otro millón de pesos. Él no sufrió otro poquito más por cada delito; no, Él murió una sola vez, y ahora nos da la oportunidad de entrar a todos en el cuerpo de Cristo de muchos miembros. La condición para entrar en el cuerpo de Cristo de muchos miembros, es que ya no podemos insistir más en nuestra propia voluntad, sino que tenemos que acatar la voluntad del SEÑOR y su gobierno. Así es la salvación; es muy sencilla, pero los hombres han hecho que sea muy complicada. Del malentendido ha salido el sistema de penitencia del purgatorio. Por el lado de los evangélicos, ha salido un sistema de la gracia irresistible, de salvo siempre salvo, y de muchas otras mentiras. ¿Por qué?, porque los seres humanos no quieren ceder su propia voluntad, pues quieren un sistema para ser salvos y conservar su propia voluntad, lo cual es imposible.

El Templo 251 11“…y

les fue dicho que aun reposaran todavía un poco de tiempo, hasta que sus compañeros consiervos, sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos fueran cumplidos”.

Aquí es donde sabemos cuánto tiempo va a ser; sabemos cuándo es que va a regresar el SEÑOR; cuando esté completo el número de los que Él tiene en mente; cuando estén salvos todos los que Él quiere salvar; cuando este cuerpo de Cristo de muchos miembros, tenga el número de miembros que Él se propuso en su corazón desde el comienzo; cuando eso esté completo, Él viene. El SEÑOR sabe cuántos necesita para poner un gobierno justo en la tierra; sabe cuántos necesita para poder delegar autoridad y responsabilidad para todo el universo. El SEÑOR tiene un propósito en su corazón, y no va a clausurarlo antes que eso se cumpla. Solamente Él sabe cuántos; cuando el último sea sellado, cuando el último haya entrado en este plan de redención, Él correrá la cortina, vendrá y ese será el día del juicio. Nótese lo que pasa después de esto, cuando se abre el sexto sello: 12“Y

miré cuando él hubo abierto el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto;…”

Un terremoto es cuando se sacude la tierra; es cuando se sacude la iglesia. En simbología, la iglesia es la tierra, la tierra prometida; siempre se habla así de la herencia del pueblo de Dios. Entonces, el SEÑOR quiere un pueblo limpio, y cuando lo tenga, va a sacudir la iglesia tremendamente; y todo lo que no es de Él, va a salir.

“ …y el sol se puso negro como un saco de cilicio,…” El sol es símbolo de este mundo; no hay nada nuevo debajo del sol, dijo Salomón (Eclesiastés 1:9). No hay nada

252 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 nuevo; pero nosotros estamos buscando un nuevo sol, un sol de justicia, donde sí hay una nueva creación, y donde nosotros podemos ser parte de esa nueva creación, porque es una obra que el SEÑOR hace en nosotros desde nuestro corazón. Entonces, el sol de este mundo se va a oscurecer, y aquí lo estamos viendo. Las personas que estaban viviendo de este mundo de corrupción, de mafias, de platas mal habidas, ahora están en un problema, o en un apretón, pues el sol se les está oscureciendo. Sin embargo, otras personas están viendo que el SEÑOR está utilizando este sacudón; están viendo que ahora es más fácil explicar el Evangelio; están viendo que el Evangelio está saliendo más limpio; y están viendo que hay vidas transformadas. Y los que están viendo todo eso, en medio de la confusión, les da alegría; porque ven que Dios está obrando, y que no nos ha desamparado.

“ …y la luna fue hecha toda como sangre”. La luna es símbolo de la iglesia. En la iglesia no ha habido sino guerras, y la mayor parte de éstas, en Europa por ejemplo, fueron a causa de la misma iglesia. Y no se libran tampoco los protestantes, porque ellos también han armado guerras terribles. Con las doctrinas, las acusaciones, y con muchas otras cosas, el pueblo de Dios ha sido escenario de cosas muy terribles, y de mucho derramamiento de sangre entre los hermanos. Las personas que ven las cosas como las ve Dios, ya pueden ver toda esa sangre, y al sol de este mundo muy negro. A las personas que tienen esta obra del Espíritu de Dios, y que han entrado a esta muerte del hombre viejo, no les llama la atención las cosas de este mundo; y no les llama la atención la iglesia al estilo de los hombres, porque el sol ya se ve con saco de cilicio (negro), y la luna se ve con sangre.

El Templo 253 13“Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra;…”

La persona que no tiene estos tratos del Espíritu de Dios, representados en los cuatro caballos, al ver algún ministro o algún orador bueno, termina endiosando esa persona. De la misma manera funcionan muchos medios; por ejemplo, la televisión no ayuda, pues pone a la persona más en alto. No es que la televisión sea mala en sí, pero es un bien que, para usarse de la manera correcta, se tendría que ser totalmente limpio de corazón. Por otro lado, las personas que ya han pasado por dicho proceso, no vuelven a endiosar al hombre, pues terminan fijándose solamente en el SEÑOR.

“ …como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento”. Nótese lo siguiente: 14“Y

el cielo se apartó como un libro que es envuelto…”

El cielo se abrió; y cuando eso sucedió, las personas que estaban con la semilla corruptible, las personas que estaban usando las cosas de Dios para conseguir las cosas de este mundo, para manipular y controlar a otras personas, todos emprendieron a buscar cómo esconderse y cómo taparse, porque no pueden aguantar la presencia de Dios. ¿Cuándo fue la última vez que se abrió el cielo como un rollo? Fue cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán, y el Cielo se abrió, y el Espíritu sin medida descendió sobre Él. Ahora, el Cielo se va a volver a abrir por causa de un pueblo de Dios que está limpio; por un pueblo de Dios que ha pasado por el tratamiento del Espíritu de Dios, para poder recibir la plenitud de la bendición. Vamos a volver a tener un cielo abierto, que quiere decir, oraciones contestadas. El Señor no hizo oraciones que no fueran contestadas, y al mismo tiempo, dijo que

254 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 Él siempre hacía la voluntad de su Padre. ¿Por qué? Porque sus corazones estaban sintonizados; porque lo que estaba sintiendo Jesús en su corazón, era lo mismo que estaba sintiendo su Padre en el corazón de Él. Jesús pudo decir: “El que me ha visto, ha visto (también) al Padre” (Juan 14:9), porque el Padre estaba obrando a través del Señor Jesús. Ahora, el Señor Jesús va a tener una esposa aquí en la tierra; un pueblo limpio, y él va a obrar a través de ella, y al final va a poder decir que, si la han visto a ella, lo han visto a Él también. ¿Por qué? Porque Él está obrando en ella, y cuando ella pide algo, siempre está obrando según la voluntad de Él. El Señor siempre le concede sus peticiones, porque la ama y la apoya. Es así como vamos a tener el caso que dice en el libro del Apocalipsis 22: 17“Y

el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente”.

Dos testimonios iguales, en vez de la iglesia diciendo una cosa, y Dios diciendo otra (que es lo que hemos tenido hasta ahora). El juicio va a caer sobre todo lo que trata de representar a Dios, pero que no lo es.

“ … y todo monte e islas fueron movidas de sus lugares”. Fueron movidos de sus lugares, porque no va a quedar sino el monte de Él. 15“Y

los reyes de la tierra [Estos son los reyes de la iglesia], y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre [Todos los de las iglesias], se escondieron en las cuevas y entre las piedras de los montes;

16

y decían a los montes y a las piedras: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de

El Templo 255

aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; 17

porque el gran día de su ira es venido, ¿y quién podrá estar delante de él?

Ellos no pueden estar delante de Él, pero va a haber un pueblo que va a recibir el reino; un pueblo limpio. Resumiendo, después de eso van a abrir el séptimo sello y se produce un silencio en el cielo como por media hora. ¿Por qué hay silencio en el cielo como por media hora? Por dos razones: Primero, porque el verdadero pueblo que va delante de Dios, ya no quiere aportar más por su propia cuenta; ya aprendieron a callarse ante Él, y a escucharlo a Él. Y en segunda medida, ya que hay un pueblo limpio, el diablo, el acusador que está día y noche acusando a los hermanos, ya no tiene más que hacer; ya no puede presentar más acusaciones válidas. Entonces, el SEÑOR lo echa de los Cielos, y hay silencio; y comienzan a sonar las trompetas, del mensaje del SEÑOR, del final de los tiempos. El resumen del mensaje de las trompetas, y del mensaje de las consecuencias de esas trompetas, que son las copas, es: Con la primera trompeta que suena, todo el pasto verde, toda la hierba verde, se seca. Hay tres etapas de palabra: Primero la hoja, después la flor, y por último el fruto del grano (Ver Isaías, capítulo 40). La Palabra de Dios es como el grano maduro, porque es un grano que se puede sembrar, y reproduce lo mismo. El Señor Jesús fue ese grano maduro que cayó en la tierra y murió para producir más de lo mismo. En el libro del Génesis, capítulo 1, el pasto es dado para las bestias por su comida, pero el grano es dado al hombre por su comida; y esto es antes de la caída. El pueblo de Dios insiste en comer pasto como bueyes, así como Nabucodonosor cuando perdió la razón y tuvo que comer pasto como un buey por siete tiempos. Así es la humanidad, todos han

256 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9 perdido la razón y están comiendo pasto como bueyes; están comiendo las cosas de Dios, pero para fortalecer la carne; y no se están nutriendo con la comida que es para el hombre, para el verdadero hombre, para el hombre nuevo, para la naturaleza nueva. En el día del SEÑOR se va a acabar la posibilidad de usar las cosas de Él, para conseguir las cosas de este mundo. Los que están comiendo las cosas de Dios como bueyes que comen pasto en un buen potrero, eso se les va a acabar. Va a sonar la primera trompeta, el mensaje a la manera de Dios, todo ese pasto se les va a secar, y va a haber un hambre como lo describe el profeta Amós: un hambre, pero de escuchar las palabras del SEÑOR.5 Se van a dar cuenta que lo que tienen, no sostiene la vida. Es muy interesante lo que va a pasar, pero el SEÑOR va a tener un pueblo limpio, va a tener un cultivo limpio, y va a tener una nueva siembra; y esta cosa nueva va a estar saliendo, al mismo tiempo que lo viejo está muriendo. En este momento hay muchos efectos y muchas condiciones. Hay obras que se han hecho en nombre de Dios que no pueden perdurar en este día, y de una manera u otra, se están viniendo abajo. Pero, lo verdadero que está haciendo el SEÑOR, que está siendo sembrado en los corazones de su verdadero pueblo, la palabra limpia y pura que está siendo sembrada en un pueblo limpio y puro, va a producir hijos limpios y puros. Esa es la fiesta de los Tabernáculos. En el libro de Ester, hay otra fiesta que simboliza el vino de la vida nueva en el reino. Recuérdese que había una reina que no quiso obedecer al mandato del Rey (la reina Vasti o Hermosa), y la desecharon y escogieron a 5 Amós 8:11: “He aquí vienen días, dijo el Señor DIOS, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra del SEÑOR.”

El Templo 257 la reina Ester. Ella no solamente obedeció, sino que estaba dispuesta a arriesgar su propia vida por las vidas de su pueblo. Y esta fiesta de vida que el Señor está inaugurando ahora, es de un pueblo que no ama su propia vida. Así es la victoria en el libro del Apocalipsis, por el que monta en el caballo blanco con la espada de la verdad, con su insignia sobre su muslo de Fiel y Verdadero, y seguido por los ejércitos del Cielo, los cuales ganaron la victoria; y dice:

“ Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la Palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 12:11). Entonces, el SEÑOR está buscando algo así, y eso va a pasar en condiciones totalmente diferentes a las que hemos visto actualmente en la iglesia. Las verdaderas batallas no van a pasar en las reuniones; van a pasar en la vida diaria, en el caminar diario, a medida que dejemos que el Espíritu de Dios obre en nosotros, porque Él si lo puede llevar a cabo. Comenzando en el capítulo 6 del libro del Apocalipsis, dice que salió el caballo blanco conquistando y para conquistar, y que le fue dado un arco. El Espíritu de Dios sale en ese caballo blanco, con su arco, con sus flechas de verdad, y depende de nosotros, si nos dejamos flechar por la Verdad, o no; pero, si Él nos flecha con la Verdad, y si la Verdad de Él penetra bien adentro de nuestro corazón, todo va a cambiar para nosotros. El que ama la Verdad ama al SEÑOR. Conozco muchas personas que aman la Verdad, y si usted les pregunta que si aman al Señor Jesús, de pronto no saben contestar, porque no le conocen bien con ese nombre; pero, la persona que ama la Verdad, es candidato para este camino, porque el Señor es la Verdad, es el Camino, y es la Vida.

258 El Altar y el Evangelio • Capítulo 9

Vamos a Orar: Señor Jesús, te damos gracias por esta oportunidad, y pedimos Señor, que esta tu Palabra pueda penetrar nuestro corazón como una flecha; y que la espada tuya, pueda descender sobre nosotros, hasta dividir alma y espíritu, hasta dividir lo que somos nosotros, de lo que eres tú. Te pido SEÑOR, que pueda haber una transformación total en nuestro ser, y no solamente como individuos, sino que pueda haber un fluir de su verdadero cuerpo, de esa esposa que estás buscando que va a ser totalmente limpia, y que eso pueda ser visto por los demás. Pedimos que esto sea realidad en nosotros, no con juramento de maldición, SEÑOR, sino solamente diciendo sí a tu Espíritu, sí a todo cambio hasta que pueda haber un juicio de lo que no sirve en nosotros, al mismo tiempo que la nueva creación y el nuevo hombre en Cristo, sea bendecido, y que salga adelante en cada uno. Pedimos esto en el nombre de nuestro Señor Jesús, amén.

259

CAPÍTULO 10

PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR (PRIMERA PARTE)

M

Muchas veces nos preguntamos: ¿La generación de los jóvenes se convertirá a Dios? Si no se convierten, tienen la esperanza que más adelante lo harán. De la misma forma, la persona que ha sembrado cizaña por muchos años (y se han conocido muchos casos por el estilo, donde esas personas se han entregado al SEÑOR), tienen la oportunidad de comenzar a sembrar lo que es. Pero, deshacer 10, 15 ó 25 años de siembra de cizaña, requiere su tiempo y es doloroso. En cambio, los jóvenes tienen toda su vida por delante; tienen la oportunidad de comenzar a sembrar lo correcto y el SEÑOR puede hacer muchas cosas.1 1 Mateo 13:38: “y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo;”

260 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) Doy gracias al SEÑOR por haber nacido en un hogar donde me enseñaron los caminos de Dios desde muy temprano. A la edad de 18 ó 20 años andaba con mis padres de iglesia en iglesia, y siempre querían saber cómo era mi testimonio. Querían que contara el día, la fecha y la hora en que el SEÑOR me salvó. Sin embargo, mi caso era diferente. Primero, porque no tenía el recuerdo en mi vida, de haber resistido al SEÑOR o de no haber tenido una posibilidad de paz con Él. Reflexionando retrospectivamente, recuerdo que mis padres me enseñaban las cosas de Dios y yo estaba de acuerdo. Me sentí sintonizado con ellos y eso me dio la posibilidad de entender y de ver las cosas desde otra perspectiva. Cuando tenía aproximadamente 2 ó 3 años de edad, le pregunté a mi madre: “¿Mamá dónde vive Dios?”; y ella me respondió: “Pues supongo que vive en los cielos”, y luego añadió: “Pero también puede vivir en los corazones de las personas que lo invitan”. Entonces, comencé a hacer una serie de preguntas: ¿Dios vive en el corazón de mi papá? Y me respondió afirmativamente. Pregunté a mi madre si Dios vivía en su corazón; y ella me dijo que sí. Así, fui nombrando otras personas que conocíamos, hasta que mencioné a un amiguito que era menor que yo, que ni siquiera sabía hablar. Cuando lo nombré, mi madre dijo: “Bueno, no sé si Dios vive en el corazón de su amiguito, pues ésta es una decisión personal y cada uno tiene que pedir al Señor que entre en su corazón a gobernar su ser; y como su amiguito no habla, no sabemos en qué estado se encuentre”. Entonces, reflexioné un rato y después volqué la situación hacia mi lado. Comencé a preguntarle acerca de mí y ella trató de cambiar el tema. A ella le habían enseñado, que un niño debería tener cierta edad para poder hacer una entrega de su vida al SEÑOR; y en la iglesia donde asistía le decían que eso era a los 12 años. Entonces, los niños crecían y nadie les decía nada acerca de las cosas del

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 261 SEÑOR,

pues pensaban que no podían tomar la decisión. Les enseñaban cuentitos, los ponían a dibujar en la escuela dominical y otras cositas, pero nadie les hablaba en serio acerca de quién iba a gobernar sus vidas. Tristemente, muchos de esos niños a la edad de 12 años eran unos terroristas de tiempo completo en la escuela dominical de la iglesia y de los colegios a donde iban; ya no tenían ningún deseo de saber lo que, posiblemente, un niño menor quiere saber acerca del Señor a esa edad. Mi madre cambió el tema porque ella no quería entrar en lo que consideraba un tema demasiado profundo para un niño que ni siquiera tenía 3 años. Lo único que me había quedado claro, era que el Señor si podía morar en los corazones de las personas, pero no me daban respuesta sobre el caso mío. Entonces, como estaba sentado sobre sus rodillas, me bajé de allí, y me arrodillé al pie de la cama. Como era una cama alta y era muy pequeño, quedé por entre las cobijas que bajaban por el lado lateral de la cama y comencé a orar. En dos o tres frases, pedí al Señor que entrara en mi corazón, que entrara en mi ser, y de repente me levanté y comencé a bailar brincando, así como hace un niño pequeño y dije a mi madre: “Ahora sí está adentro”, y ella quedó sin saber qué decir. Así pasaron los días, cuando comencé a tener unas pesadillas terribles, en especial cuando mi padre no estaba en casa. Unas pesadillas, que eran tan reales que aún después de despierto y con los ojos abiertos, seguía como sintiendo y viendo la misma cosa. Era como un ataque demoníaco, tratando de arrancar lo que se había sembrado en mi corazón. Por fin llegó mi padre de un viaje, y me explicó que no era suficiente entregar la vida al Señor, sino además que existe también el poder del demonio y de Satanás al cual es necesario resistir, para que huya de nosotros.

262 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) Entonces, tuve que tomar una decisión, no solamente de recibir al Señor, sino de rechazar otro poder espiritual que me quería hacer daño. Y a medida que tomé esa decisión, las pesadillas se fueron y nunca más volvieron. Pero la guerra comenzó en otras áreas. Ya de 5 ó 6 años de edad, cuando me levantaba por la mañana notaba que mi padre desocupaba sus bolsillos, sacaba las monedas y las ponía todas al pie de la cama. Como los adultos tenían esa idea que los niños no deberían comer tanto dulce y me querían restringir en esa área, encontré una manera de suplir mi necesidad: no era sino ir y robar una monedita de las que sacaba mi padre de su bolsillo. Y esto de quitarle una moneda de 10 centavos de dólar o de máximo 25 centavos de dólar, me produjo una crisis espiritual, porque esa paz y esa tranquilidad que tenía en el Señor, se me fueron. Cuando mis padres se dieron cuenta que algo andaba mal, fue porque los llamaron del colegio, para contarles que su hijo estrella, el que era su orgullo, era el terror del Kinder. Las cosas llegaron a un extremo tan grave, que me tuvieron que enviar a la casa en un taxi. Nosotros vivíamos lejos y, en los Estados Unidos, los taxis son muy costosos. Eso fue como una voz de alerta para mis padres que algo andaba mal. Como resultado, mi padre comenzó a aplicar una terrible disciplina. Se inició una guerra entre mi papá y yo. Y afortunadamente él ganó. Pero, no me di por vencido durante mucho tiempo. Años después, cuando por fin pude arrepentirme de una manera abierta sobre las monedas y otros detallitos, pude apreciar que aquel problema, era el comienzo de toda esa crisis. Porque aunque no era tan significante la cosa, la intención del corazón es lo que vale; y, cuando nosotros comenzamos con el Señor y luego, volvemos a la mentira y a la decepción, no importa lo pequeño que sea el detalle, ya hay una siembra de algo equivocado

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 263 que comienza a brotar, y los espinos comienzan también a crecer en nuestro corazón junto con la palabra del SEÑOR. Afortunadamente, para todos los que tenemos un compromiso con el Señor, y lo hemos autorizado para intervenir en nuestro ser, tenemos la seguridad en Él, que si nos sucede algo, el Señor no nos va a dejar ir así no más. Va a aplicar la disciplina y la corrección en nuestra vida.2 Puede ser directamente, o como en el caso mío, a través de mis padres, pero hará todo lo posible para cambiarnos de rumbo, rescatarnos y volvernos a poner en la senda que es. A pesar de todo, creo que de pequeño estuve la mayor parte del tiempo bien con el SEÑOR. Recuerdo ocasiones en las que el SEÑOR me utilizó para aplicar corrección a mi padre. Un día, mi padre quiso enseñarme acerca de cómo vivía la gente en otros países, y pensó que me iba a instruir acerca de misioneros, evangelistas y de la necesidad de ir por todo el mundo y predicar el Evangelio. Él pensó que ese era un buen tema para un niño de cuatro años. Entonces, compró un libro con fotos sobre indígenas del Ecuador. Me sentó sobre sus piernas y comenzó a explicarme acerca de eso. Pero se había equivocado de libro. Creyó que era algo de la Sociedad Geográfica con unas fotos muy lindas sobre paisajes del mundo y de grupos étnicos viviendo en un paraíso. En realidad, compró un libro donde se habían tomado unas fotografías demasiado directas a una situación muy terrible que vivían algunos indígenas. Este libro mostraba todo el ciclo normal de los indígenas, quienes salían de sus trabajos a vender sus pro2 Hebreos 12: 6“porque el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo. 7Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como a hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga?

264 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) ductos, recibían el dinero y comenzaba la borrachera, las peleas, etc. De pronto, llegamos a una secuencia de peleas de machete, de sangre por todas partes, y de mujeres y niños mal nutridos, porque los hombres estaban gastando su dinero en trago. Luego, las fotos mostraban a los borrachos, quienes aparecían sentados a la orilla de la carretera, aporreados y sucios de barro, esperando que les pasara un poco la borrachera para poder llevar sus familias a la casa. Mi padre comenzó a tratar de cerrar el libro, pero yo quería ver el resto de las fotos. Por fin él lo cerró y le pregunté: “¿Por qué viven así?” Pues nunca había visto nada por el estilo. Él me respondió: “Bueno, tal vez no saben vivir mejor”. Y de pronto, se me despertó un intenso dolor y le dije: “¿Y por qué no saben vivir mejor?” Dijo: “Bueno, creo que nadie se ha preocupado por ir a enseñarles una vida mejor. Nadie ha ido a enseñarles acerca de nuestro Señor Jesús”. Entonces, me dio aún más rabia y le pregunté: “¿Y por qué nadie ha ido por allá?” Me dijo: “Bueno, a decir verdad, creo que a nadie le importa esa gente”. Le miré a los ojos y le dije: “Pero, papá, a usted sí le importa ¿verdad?” Él me dijo: “Si, a mí sí me importa”. — “¿Y por qué no vamos nosotros?” Pensé que mi papá me iba a decir: “Sí, sí claro, hay que ir enseguida”; y que nos podíamos ir al día siguiente. Pero quedé muy asombrado cuando mi padre no quería ir; él decía: “Mira, es que no se puede hacer un viaje así no mas para otro país. Es necesario recibir un llamado de Dios para ser misionero. Y es necesario que Dios abra las puertas y provea los recursos”. Él estaba diciendo todo eso porque estaba muy cómodo con un trabajo como ingeniero principal de unos proyectos muy grandes y realmente no quería dejar todo e irse a otro lugar. Pero me siguió explicando que en realidad Dios tendría que llamar a la gente, y si nadie había ido, entonces, segura-

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 265 mente era que Dios no había llamado a nadie. Además, si alguien quería ir, Dios tendría que proveerle todo. Al escucharlo hablar, más o menos todo era culpa de Dios o responsabilidad de Dios. Seguí insistiendo, porque me pareció que la necesidad era muy apremiante y mi papá no quería hacer nada. Entonces él, por tratar de quedar bien y cumplir la tarea que se había puesto para enseñarme, me dijo: “Mire Martín, cuando sea grande ‘tal vez’ usted pueda ser misionero”. Y pensó que con eso estaba arreglado el asunto. Excepto que él me había enseñado también a orar todas las noches antes de acostarme; entonces, me bajé de sus piernas, me arrodillé frente a un sofá y comencé a orar al SEÑOR: “SEÑOR, por favor, llame a mis padres para ser misioneros, porque no quiero esperar hasta estar grande”. Y fui y me acosté. Cositas de un niño de 4 años. Pero esas palabras entraron en el corazón de mi padre como una flecha. No fue que yo hubiera inventado algo, fue Dios. Dios utilizó esas palabras de un niño de 4 años para flechar a mi padre, para hacerlo ver que el trabajo que estaba haciendo, en términos eternos, no valía la pena. Acababa de construir una represa; tenía tres cuadrillas de 400 hombres en cada una, un total de 1200 hombres trabajando 4 años, 24 horas diarias, poniendo no sé cuántos miles y miles de toneladas de cemento y de acero para hacer una de las represas más grandes de los Estados Unidos. Al terminar toda esa obra, ganó el premio por la mejor obra de construcción en ese país. Después de nuestra charla, mi padre se fue a limpiar su oficina y a ver qué trabajo le iban a dar. El gobierno ya tenía una propuesta de ponerlo a él a cargo de todos los proyectos de construcción en una zona de 4 ó 5 Estados. Una promoción, que para un ingeniero con sólo 35 años de edad, era algo que no se esperaba. Pero, al limpiar su escritorio encontró las especificaciones del pro-

266 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) yecto y le dio por revisarlo en detalle. En ese momento vio algo que lo dejó de una sola pieza: las especificaciones decían que ese proyecto que había costado tanto dinero, tenía una vida útil solamente de unos 20 ó 30 años y que después de eso iba a necesitar una reforma general. Mi padre acababa de gastar todo ese esfuerzo para algo que ni siquiera iba a durar lo que le quedaba a él en cuanto a años aquí en la tierra. Salió de la oficina con el deseo de trabajar con personas que tuvieran la posibilidad de entrar en el ámbito eterno de Dios, en vez de trabajar en proyectos de concreto y acero que no tenían esa posibilidad. Tal fue la magnitud del asunto, que renunció a su trabajo y volvió a estudiar lingüística y antropología. Increíblemente, cuando cumplí los 8 años de edad, nuestra familia estaba aquí en Colombia; y mi padre estaba ayudando a un grupo de indígenas en la Sierra Nevada de Santa Marta, muy similares a los indígenas que yo había visto en el libro de las fotos. Entonces, el SEÑOR no pone límite de edad. Recuerdo que veníamos en el avión (en esa época los aviones se demoraban mucho más de Miami a Colombia, que hoy en día, pues no había aviones a turbina, era todo a pistón), y no podía dormir porque para mí, ya comenzaba la aventura. Le pegaba codazos a mi padre toda la noche diciéndole cositas como: “Ahora si nos comenzó la aventura de verdad, ¿cierto papá?” Viendo esto a través de los años, apreciamos la provisión del SEÑOR y los milagros que Él hacía. Nunca hubo momentos en los cuales nada pasaba, pues nuestra vida estaba llena de acción. Muchas personas entraban y salían de la casa. Mis padres no se quedaban en una sola parte, pues viajábamos bastante; tuvimos la oportunidad de conocer el estilo de vida de muchos grupos diferentes y de diferentes culturas. Después, viajábamos por Norteamérica con-

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 267 tando lo que el SEÑOR estaba haciendo, y coordinando ayudas. Esa fue mi vida de pequeño. En mis padres alcancé a ver una fe que producía obras; pero obras de Dios con resultados en cuanto a vidas tocadas y cambiadas. Me parece triste la situación de muchos jóvenes que son educados en un ambiente religioso, en donde, en vez de las obras del SEÑOR, de la fe del SEÑOR, de una dinámica de caminar con el SEÑOR, de ser guiados por el SEÑOR, se evidencian unas enseñanzas religiosas que producen sentimientos de culpa. Enseñan a las personas a obrar de cierta manera; y puede que todo eso sea correcto, pero no se enseña la dinámica de caminar con el SEÑOR. Solamente, caminando con el SEÑOR, guiados por el SEÑOR y con el Espíritu del Señor, podemos vivir una vida limpia delante de Él, y una vida que va a ser de bendición para los demás. Si tenemos algún problema y si nuestro compromiso con el SEÑOR es lo que debe ser, entonces, el mismo SEÑOR va a intervenir en nuestra vida. Nos va a corregir y nos va a sacar adelante, a menos que entremos en una rebeldía total. Pero, cuando no caminamos ni somos guiados por el SEÑOR y por su Espíritu, se crea un círculo vicioso que produce sentimientos de culpa, que se tratan de apaciguar con actos religiosos. Si la persona sale de lo religioso y aún no está limpia, sigue en el pecado y en el problema. Hay quienes dicen: “El que peca y reza, empata”. Esta es la historia de la religión. La Palabra de Dios dice que la verdadera religión, era auxiliar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción (Ver Santiago 1:27). El Señor equipara, a la verdadera religión, con un cambio de actitud visible en la vida. La persona que entra, según el Señor, en la verdadera religión, tiene corazón para los demás, y ante cualquier necesidad apremiante a su alrededor, actúa.

268 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) La religión organizada por los hombres trata de hacer obras, pero eso termina en otra serie de equivocaciones. Recuerdo cuando me invitaron a ser vicepresidente de una Fundación enfocada hacia la salud. Al parecer, íbamos a hacer grandes cosas, pero la triste realidad fue que había muchas personas queriendo usar la necesidad de los demás para beneficio propio. No solamente aquí en Colombia, sino que encontramos a la mayor parte de los funcionarios en el exterior, con los mismos intereses. Las necesidades no se van a solucionar con mejores y más grandes organizaciones humanas. Si Dios va a tocar esas necesidades, lo va a hacer a través de individuos que han sido cambiados de corazón. Si hay individuos así en el gobierno, como en grupos ONG, seguramente ellos van a reflejar el amor de Dios. El solo hecho de tener una buena organización, no garantiza nada. Por el contrario, la organización comienza a necesitar muchos recursos, multiplicar posiciones burocráticas, y usa como excusa la necesidad de otros, para suplir sus propias necesidades. Muchas veces, terminan no cumpliendo con el propósito por el cual tienen su existencia. Todo lo anterior es un preámbulo para el mensaje de: “Preparad el Camino al Señor”. Este mensaje, relacionado con Juan el Bautista, se encuentra en el Evangelio de Mateo, a partir del capítulo 3: 1

¶“ Y en aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,

2

y diciendo: Arrepentíos, que el Reino de los cielos se acerca.”

Judea, era probablemente la región más fértil y buena de la tierra prometida. Judea (o Judá), quiere decir, “alabanza”. Judea es “la tierra de los que alaban al SEÑOR”. Era la tierra que fluía leche y miel, según la promesa que Dios dio, cuando sacó al pueblo de Israel, de

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 269 Egipto. Pero, Judea, en los días de Juan el Bautista, era un desierto. La iglesia ha prometido mucho ante el mundo. Ha prometido poder suplir la necesidad que tiene el mundo, y no lo ha hecho. La Iglesia, que debería manejar lo que es la herencia de Dios para las naciones, y que debería estar en una tierra espiritual que fluya leche y miel, se encuentra en un desierto muy terrible, con unas promesas que no se han podido cumplir. ¿Por qué? Porque han buscado lo propio. Cada uno ha cogido por su propio lado. Han armado reinos propios, que no son el verdadero Reino de Dios. Juan el Bautista llegó como un profeta, para medir lo que se había hecho. Si miramos su linaje, Juan es de la línea sacerdotal. Zacarías, padre de Juan el Bautista, estaba en la línea de los que se turnaban como sumo sacerdote. Juan el Bautista hubiera podido tener una carrera ejemplar y excelente, siguiendo los pasos de su padre. Sin embargo, aparece vestido de una manera muy extraña; muy diferente de cómo lo hacían los sacerdotes en Israel. Predicaba en el desierto, con un mensaje muy diferente del que tenían los otros sacerdotes en Jerusalén. Juan el Bautista no hacía milagros, pero la gente lo seguía en el desierto por el mensaje que tenía (Ver Lucas, capítulo 1, y Mateo, capítulo 3). En este momento, en lo que estamos predicando en este lugar, no estamos viendo muchos milagros abiertos, como se veía en el ministerio del Señor Jesús. Más bien estamos viendo una palabra que fluye como en tiempos de Juan, trayendo a algunas personas que han notado que la iglesia está en un desierto y que es necesario tener un cambio. Hay personas a quienes el SEÑOR los está conduciendo por un desierto, haciendo milagros a diario, comenzando por sostenerlos, y brindándoles protección para estar en una situación que a primera vista, con los ojos humanos, no es muy segura. Ese es el camino en el cual nos tiene el SEÑOR.

270 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) Juan el Bautista estuvo en el desierto de Judea; un lugar que debió haber sido una tierra que fluyera leche y miel, pero no lo era. Predicaba: “Arrepentíos que el Reino de los cielos se acerca”. Había ya transcurrido 1500 años de la historia del pueblo de Israel, donde supuestamente estaban asentando el Reino de los cielos, y no lo habían podido hacer. Creo que hoy es el momento de predicar otra vez el Evangelio del Reino de Dios, y no un Evangelio diferente. Ahora, después de casi 2000 años de historia de la iglesia, tampoco se ve el Reino de Dios aquí en la tierra. 3

Porque éste es aquel del cual fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Voz de uno que clama en el desierto, aparejad el camino del Señor, enderezad sus veredas.”

En las Escrituras se habla acerca de dos venidas del Señor; esta fue la primera. Por otro lado, a nivel personal, todos tenemos la oportunidad de experimentar una venida del Señor, cuando viene a morar y a reinar en nuestro corazón. 4

Y tenía Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.”

El vestido de pelos de camellos que usaba Juan el Bautista, era un vestido áspero, pero que le protegía en el desierto, tanto del sol como del frío. Este vestido, era símbolo del profeta que hacia lo que Dios decía y lo que Él quería, y no su propia voluntad. Aún cuando el pueblo de Dios estaba haciendo su propia voluntad, Dios les mandaba profetas, cuyo requisito principal era el hacer la voluntad de Dios, por encima de todas las cosas, para poder dar una palabra clara y contundente a un pueblo desviado. Este era el papel de Juan el Bautista, y también de los otros profetas.

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 271 Cuando Moisés juntó, por mandato del SEÑOR, setenta varones de los ancianos de Israel, el SEÑOR tomó del espíritu que estaba en Moisés y lo puso sobre los setenta ancianos, con el fin de aliviar las cargas de Moisés. Pero, hubo dos quienes eran de los inscritos, que no habían salido al Tabernáculo; quedaron por fuera, pero cayó el Espíritu de Dios sobre ellos, de igual manera que sobre los que estaban con Moisés, y comenzaron a profetizar en el campamento (Ver Números, capítulo 11). Vinieron pues a avisar a Moisés, que Eldad y Medad estaban profetizando en el campamento, y Josué (siendo esta la única cosa negativa en toda la Escritura que se habla acerca de él), quería mandarlos callar, porque pensaba que eso restaba autoridad a Moisés. Y la respuesta de Moisés fue:

“ ...¿Tienes tú celos por mí? Quisiera que todo el pueblo del SEÑOR fuera profeta, que el SEÑOR diera su espíritu sobre ellos.” (Números 11:29) Quien diera que todo el pueblo de Dios quisiera hacer la voluntad de Él, más que hacer su propia voluntad, para que el Espíritu de Dios pudiera fluir en ellos. Ahora tenemos la oportunidad en la cual todo el pueblo de Dios puede profetizar, si cede su voluntad al SEÑOR, y si permite ser tocado por el Espíritu de Dios. Lo narrado sobre Juan el Bautista no es solamente un evento histórico. No es solamente una persona que vino y se fue para preparar el camino para la primera venida del Señor. Dice la Escritura que Juan el Bautista venía en el espíritu y en el poder de Elías (Ver Lucas 1:17). Y en el libro del profeta Malaquías en el capítulo 4, dice: 5“ He

aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible.

6

El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; para que yo no venga, y hiera con destrucción la tierra.”

272 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) Hay dos caminos representados por dos montes. Está el camino de la bendición y el camino de la maldición (Ver Deuteronomio, capítulos 27 y 28). El pueblo de Dios, nunca se ha podido encaminar por el sendero de la bendición por mucho tiempo, pues no ha querido morir a sus propias ambiciones. Siempre han querido un camino de ley y de normas, donde ellos reciben la ley y los preceptos de Dios, y tratan de cumplirlos con su propio esfuerzo. Los judíos recibieron los diez mandamientos, y en la iglesia, en estos tiempos, han tratado de ser más o menos cuidadosos con la Palabra; han tenido precaución de enseñar a los jóvenes a no robar, a no mentir, no cometer adulterio, que los jóvenes solteros no deben estar en inmoralidad antes del matrimonio, etc. En los Estados Unidos más del 50% de la población asiste cada domingo por lo menos a un culto religioso, donde se están recalcando estas cosas; y ¿Cuál es el resultado? En una encuesta Gallup en los Estados Unidos, las estadísticas de homosexualismo, adulterio, sexo antes del matrimonio y aún de abortos y asesinatos, es igual para los que se identifican como cristianos evangélicos, que para los que se identifican como ateos. Los números son exactamente iguales. Esto nos da a entender que la naturaleza humana no ha sido cambiada en estas personas, y aunque ellos saben que el Señor requiere de un cambio de comportamiento, no lo han podido hacer. La vida de ellos es aún más dolorosa y grave, que la de aquellos que ni siquiera creen en Dios, porque además de tener que enfrentar los asesinatos, los adulterios, los abortos en sus familias, tienen los terribles sentimientos de culpa porque saben que Dios no quiere eso. Están en la situación descrita por Pablo en la Carta a los Romanos, capítulo 7: 19“Porque

no hago el bien que quiero; pero el mal que no quiero, éste hago…

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 273 24

¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?”

Y la respuesta viene: 25“

La gracia de Dios, por Jesús, el Cristo, Señor nuestro.”

Pero, para la iglesia, la “gracia de Dios”, es como una obra de magia, pues hace de cuenta que no estamos tan graves, cuando en realidad lo estamos. Según ese criterio, los que hicieron “la oración del pecador”, y cometen adulterio, asesinato, fornicación, o lo que sea, ellos van a entrar en el Reino de los Cielos; pero los pobres ateos, que están haciendo casi las mismas cosas, pero que no hicieron “la oración del pecador”, ellos se van para la última paila del infierno. Hace tiempo, mi padre estaba enseñando a un grupo de jóvenes en una de estas iglesias; una iglesia muy piadosa aparentemente. Leyó la parte en el libro del Apocalipsis, capítulo 21, donde dice que los mentirosos no entrarán en el Reino de los Cielos.3 8“ Mas

a los temerosos, e incrédulos, a los abominables, y homicidas, a los fornicarios y hechiceros, y a los idólatras, y a todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo de fuego y de azufre, que es la muerte segunda.”

Entonces, una niña levantó la mano y le preguntó: “Eso es solamente para los mentirosos NO CRISTIANOS, ¿cierto?” Este es el resultado de una apariencia externa de cristianismo y religiosidad, cuando lo de adentro sigue 3 Otra referencia complementaria, se encuentra en Apocalipsis 22:15: “Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira.”

274 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) lo mismo. Si no hay un cambio de corazón; si no hay limpieza de corazón; si no hay transformación al interior de la vida; no hay salvación. Porque la salvación no es algo que el Señor hizo. No es un regalo que Él nos puede entregar a nosotros aparte de sí mismo. Él es el don de la salvación. Él es el don que Dios Padre entregó al mundo. Él viene para salvarnos, pero viene como Señor. La Escritura dice: “El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que al Hijo es desobediente, no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.” (Juan 3:36). Es así de sencillo. No podemos tener al Hijo de Dios en nuestro ser, en nuestro corazón, si no lo respetamos. Si el Señor va a venir, tiene el derecho de mandar y de corregir lo que no está bien. Por eso fue enviado Juan el Bautista antes de la venida del Señor, para preparar el camino, bajar todo monte y collado, alzar los valles, enderezar lo torcido y allanar lo áspero (Isaías 40:3-4). Juan el Bautista vino para preparar un camino derecho y parejo para la venida del Señor. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir: Para preparar los corazones. ¿Cómo? Dios mismo le dio el mensaje. Vino con el espíritu de Elías, y con el mensaje de arrepentimiento. La Escritura dice que Juan el Bautista vino con un “bautismo de arrepentimiento” (Ver Hechos 13:24; y 19:4). No solo bautizaba a las personas, sino que lo hacia en arrepentimiento. Además, los que estaban recibiendo ese bautismo, llevaban toda la vida entendiendo que la persona que era inmunda tenía que lavarse para ser purificada y limpiada; ellos sentían la necesidad de arrepentirse. Entonces, la persona que llegaba a Juan el Bautista, para ser bautizada, era porque sabía que su vida no estaba limpia delante de Dios. Y Juan el Bautista, los bautizaba, y los sumergía no solo en agua, sino en arrepenti-

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 275 miento. En el Evangelio de Lucas, capítulo 7, comienza a verse una gran diferencia entre los que recibieron el bautismo de Juan, y los que lo rechazaron. La Escritura dice que los que recibieron el bautismo de Juan podían entender el plan y propósito de Dios en Jesucristo, y los que no recibieron este bautismo no lo podían entender.4 ¿Por qué estoy repitiendo todo esto? Porque estamos ahora ante “la Segunda venida del Señor”; y Él está enviando de nuevo, una palabra clara y contundente; y los que están preparando sus corazones, van a entrar en algo muy grande, que tiene que ver con la Segunda Venida del Señor. Como la Primera Venida del Señor tuvo etapas, así las tiene la Segunda venida del Señor. La Escritura menciona la experiencia de María con el ángel Gabriel, y cuando la Palabra de Dios quedó sembrada en ella, se produjo un embarazo y el nacimiento de un niño. Luego, ocurrió otro evento del cual solamente unos pastores, que estaban velando y guardando las vigilias de la noche sobre su rebaño, se dieron cuenta (Ver Lucas 2:8). Después, el niño creció y los de aquel lugar, quienes debieron haberlo notado, no se dieron cuenta; pero unos reyes de otra tierra, viajaron muy lejos detrás de una estrella, y lo hallaron. Luego, José alcanzó a recibir la advertencia de Dios para huir a Egipto, por lo cual, no fueron destruidos por la rabia del rey. Pero en Belén, todos los niños que quedaron allí, hasta la edad de 2 años, fueron asesinados por la ira de Herodes, quien no quería que el Mesías le fuera a quitar su trono. Y no sabemos cuántas otras personas en Belén recibieron también la advertencia de Dios para huir. 4 Lucas 7: 29“...Y todo el pueblo oyéndole, y los publicanos, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan. 30Mas los fariseos y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.”

276 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) Posiblemente, el SEÑOR estaba dando la misma advertencia, así como cuando una emisora de radio lo hace, de tal forma que, solamente los que están sintonizados en la frecuencia que es, reciben el mensaje. Para recibir el mensaje de Dios en este tiempo, se requiere limpieza de corazón, y el que no tiene limpieza de corazón, no capta lo que el Espíritu de Dios está diciendo. Entonces, está prometido, que antes que venga el fin, viene otra vez un ministerio en el espíritu de Elías (Lucas 1:17). Y también, está prometida, una segunda venida del Señor. Pero ahora, tenemos algo que se llama el Cuerpo de Cristo, que es de muchos miembros en la tierra. Nosotros podemos esperar varias etapas en la segunda venida del Señor. Podemos esperar que el Señor regrese personalmente, pero también podemos esperar que el Cuerpo de Cristo en la tierra, reciba la plenitud de la herencia prometida. En Pentecostés, cuando cayeron las lenguas de fuego y las lenguas habladas, cada uno entendió en su propio idioma; esto era solamente las arras de la herencia (Ver Efesios 1:11-14), no era la herencia completa, era solamente una porción de su Espíritu. Pero la profecía completa de Joel, dice que se derramará SU Espíritu en plenitud, así como fue derramado sobre Jesús.5 El cuerpo de Cristo, puede esperar algo aquí en la tierra que no ha sucedido todavía. No estamos esperando solamente la venida del Señor, sino que además, estamos esperando la plenitud de Dios en un pueblo. Después de todos estos años de fracaso, tanto del pueblo judío, como del pueblo cristiano, ahora vamos a ver que en Cristo no hay diferencia entre judío y gentil, varón y 5 Joel 2: ¶ 28Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 277 mujer, esclavo y libre, sino que la presencia de Dios puede llegar a ser todo y en todos los que son verdaderamente de Él. Es muy importante entender esto de Juan el Bautista, porque así como vino en una persona, ahora viene en un cuerpo de muchos miembros; viene un ministerio de Juan el Bautista. Este ministerio se manifiesta en todos los que el SEÑOR ha llamado para anunciar un mensaje antes de la segunda venida del Señor. En el toque de trompetas, vemos en el libro del Apocalipsis, que se encuentran siete ángeles (siete mensajeros diferentes). “Siete”, en la Escritura es un número que habla de “plenitud” y de “completar” algo. El nombre de Malaquías, por ejemplo, en el hebreo quiere decir: “ángel”. Malaquías era un ángel, aunque era un ser como nosotros, porque era un “enviado” por el SEÑOR con un mensaje importante, así como el SEÑOR pudo mandar un ser angelical o celestial como Gabriel a anunciar el mensaje a María. La palabra “ángel” no distingue si la persona está en la tierra o si es una de las huestes angelicales qu e ministran directamente en la presencia del SEÑOR. No es posible decir que es una cosa o la otra, un ángel es cualquier ser enviado por el SEÑOR para representarlo a Él con un mensaje. Por eso habla también de ángeles caídos que se rebelaron y cayeron de la gracia. Por otro lado, quiero mencionar el cinto de cuero que tenía Juan el Bautista. Se trata de una frase en el griego, cuyo concepto viene desde el libro de Génesis, capítulo 3, donde el SEÑOR hizo delantales de cuero para Adán y Eva. Se refiere a un mismo concepto. Sabiendo que el hombre ha tenido su caída y que es necesaria la redención, el cinto de cuero o el delantal de cuero, significa que un animal tuvo que morir.

278 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) En el Antiguo Testamento no mataban animales por el solo hecho de matarlos, como a veces pasa hoy en día. Mataban los animales por razones muy importantes. Una de las razones era hacer un sacrificio para concretar un pacto con Dios; y la primera vez que esto ocurre, Dios mismo mata el animal y con el cuero hace un delantal con el que tapa la desnudez de Adán y Eva. Ese delantal de cuero quiere decir que ellos están en pacto con Dios. Tuvieron que permanecer fuera del paraíso; no era posible, ni era permitido que un ser humano volviera a entrar en la presencia de Dios, delante del Trono de Dios, hasta la obra de redención del Señor Jesús. Por eso en la división entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo del Templo, había un velo separando el sitio de la presencia de Dios del sitio del ministerio de los sacerdotes. En ese velo había querubines, similares a los querubines puestos al oriente del Edén, y una espada encendida que se revolvía en derredor para guardar el camino del árbol de la vida (Ver Génesis 3:24). ¿Qué nos quiere decir esto? Que sin morir al pecado, no es posible volver a entrar en la plenitud de la comunión con el SEÑOR. Solo el Señor Jesús ha abierto el camino, y en Él podemos tener plena confianza para llegar ante el Trono del SEÑOR. ¿Cómo? Perdiendo nuestra propia cabeza y entrando en el cuerpo de Cristo, donde el Señor Jesús es la Cabeza. Esta es la lección de Juan el Bautista, quien al momento de perder su cabeza, dice la Escritura, el Señor desarrolla un increíble ministerio no solamente en persona, sino que delega autoridad a sus apóstoles, quienes terminan haciendo lo mismo que hacía el Señor, sanando toda enfermedad, echando fuera todo demonio, y predicando el Reino de Dios. No hemos vuelto a ver esto en nuestros días, pero lo vamos a ver de una manera mayor, porque hay todavía mucha profecía por cumplirse.

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 279 Para Juan, su comida era langostas y miel silvestre. La miel, la comía como viene en el panal, con todos los ingredientes que están allí; la miel es símbolo de la Palabra de Dios. Juan el Bautista se alimentaba con lo que Dios decía, no lo filtraba, no lo procesaba, no lo refinaba; lo recibía como Dios lo enviaba. En la iglesia, al hablar de las Escrituras, vemos que unos versículos son para nuestros días, pero que otros ya tuvieron su cumplimiento. Juan el Bautista no era así; recibía todo, no desechaba nada: comía miel silvestre, miel cruda, miel con todos los ingredientes. Comía también langostas, que era sinónimo de “terror” para Israel; pues era un pueblo de agricultores, y cuando venían las langostas, acababan con todo lo verde. En el libro del Apocalipsis, la langosta es símbolo de los demonios que salen del abismo. Además, la mayor parte de la iglesia, tiene mucho miedo a los demonios, y vive tratando de ver cómo pueden pararlos. En algunas partes no creen en los demonios, y en otras, creen que los demonios hacen practicamente todo; hay predicadores que nombran 10, 20 ó hasta 100 veces el demonio, y terminan hablando más del diablo que de Dios. Pero, a Juan el Bautista, estas langostas, que representan el poder del enemigo, no le causaban ninguna preocupación. Cuando Juan veía una langosta, para él, simplemente era almuerzo; era una buena noticia, porque no se sentía amenazado por las langostas. El pueblo de Dios, que ha entrado en la revelación de Juan el Bautista, tampoco va a tener miedo de los demonios. El demonio en realidad no tiene tanto poder, en comparación con el poder de Dios; al parecer, tiene mucho poder porque el diablo, Satanás, tiene el título de “príncipe de este mundo”, y la persona que quiere las cosas de este mundo, y está buscando su comodidad, cae bajo la autoridad del príncipe de este mundo. Pero, la persona que entiende la muerte al pecado, y no está buscando las

280 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 (Primera Parte) cosas de este mundo, sino que está buscando primero el Reino de Dios y su justicia, no tiene que temer al diablo ni al demonio; esa persona puede entrar en un ámbito espiritual muy por encima de lo que tiene el diablo. El diablo comienza como un gran dragón, una serpiente, que respira fuego y vuela. Si vemos toda su trayectoria, en el libro del Apocalipsis, comenzando en el capítulo 12 en adelante, es echado a tierra cuando hay un pueblo de Dios limpio, y las alas de águila son dadas a la mujer, que representa la iglesia. La mujer, que no podía volar, ahora puede hacerlo en el ámbito celestial; y el diablo, que antes andaba en el ámbito celestial, simbolizado por las alas del dragón, ahora no lo puede hacer, pues es echado a tierra, y comienza a perder todo su imperio. Estamos en el momento histórico, cuando vamos a comenzar a ver estas cosas. Vamos a ver que el diablo perderá su autoridad celestial; y la mujer, la verdadera iglesia, que no ha tenido la autoridad que debería, por escuchar las voces que no son, y por haber deseado las cosas de este mundo, va a recobrar la capacidad de entrar en ese ámbito espiritual. En ese momento, se va a marcar el fin del poder del diablo, que venía atrapando a la gente en la muerte; pero ahora, va a quedar atrapado en la misma muerte, en el abismo, por mil años. Durante ese tiempo, va a haber un Reino de justicia aquí en la tierra; eso es lo que dice la Escritura. Lo que no sabemos es cómo será la transición, porque la Escritura, a veces no distingue muy bien entre eventos que pueden ser separados, hasta por miles de años. Cuando el Señor abrió el libro, estando en la sinagoga, halló el lugar donde estaba escrito:

“ El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 281

a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados; para pregonar el año agradable del Señor.” (Ver Lucas 4:18-19; Isaías 61:1-2) El Señor Jesús, se detuvo en la mitad del segundo versículo de la escritura en Isaías, y con su primera venida cumplió hasta allí. Pero, si analizamos el resto de este versículo, vemos que se cumpliría 2000 años más adelante.

“ …y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.” Hay personas que apreciando esta transición que estamos viviendo hacia el Reino de Dios en la tierra, creen que entraremos en un periodo literal de mil años, y que esa transición va a ser sumamente dolorosa. Ven eventos cataclísmicos, como la posibilidad que un gran meteorito se estrelle contra el mar, acabando con todo; ven fuego, desastres naturales, etc. Y hay otras personas que no lo ven así. Ven que habrá solamente un juicio en la iglesia, en el cual los que son tibios y no están representando bien al SEÑOR, van a ser apretados, de tal manera, que el hombre se torne o frío o caliente. Pero, sin lugar a dudas, el SEÑOR va a tener un pueblo limpio, y a través de ese pueblo limpio, va a efectuar su Reino y su Gobierno. Habrá una resurrección de todos los limpios, comenzando con el justo Abel en adelante, quienes van a manejar ese gobierno. Aunque no podemos saber con claridad lo que va a acontecer, la Escritura nos muestra varias fotos. En la profecía de Joel parece ser un terrible desastre: 1“¶

Tocad shofar en Sion, y pregonad en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra; porque viene el día del SEÑOR , porque está cercano.

282 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 2

Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; que sobre los montes se derrama como el alba; un pueblo grande y fuerte; nunca desde el siglo fue semejante, ni después de él será jamás en años de generación en generación.

3

Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape. (Joel 2:1-3)

Pero, más adelante dice que a través de la oración y la intercesión puede que Dios levante todo ese mal; o, que no lo haga. 15

Tocad shofar en Sion, pregonad ayuno, llamad a congregación.

16

Congregad al pueblo, santificad la reunión, juntad a los viejos, congregad a los niños y a los que maman; salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.

17

Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del SEÑOR, y digan: Perdona, oh SEÑOR, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que los gentiles se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?” (Joel 2:15-17)

Después de los mil años, hay una batalla simbolizada por Gog y por Magog (Ver Ezequiel 38:2; y Apocalipsis 20:8). En la profecía de Ezequiel, capítulos 36 y 37, se describe una terrible matanza; pero también, se encuentra lo referente al valle de los huesos secos (Ezequiel 37:1-5); huesos que vuelven a vivir. Un tremendo ejército que hace la voluntad de Dios. Entonces, vienen los eventos cataclísmicos. ¿Será ahora, o, en mil años?

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 283 En las Escrituras se dice que un día es como mil años y que mil años son como un día. En estos mensajes no se está promoviendo fechas ni conceptos humanos sobre eso. Sin embargo, existen unas fechas de profecías ya cumplidas, para darnos a entender que estamos en un tiempo de transición. Más o menos tenemos el mismo conocimiento que tuvieron los discípulos del Señor en aquella época. Contaron las 69 semanas de la profecía escrita en Daniel, y llegaron a la conclusión que se encontraban en el momento en el cual debía suceder algo; y así fue. Estuvieron en el momento en que el Señor Jesús fue bautizado por Juan en el desierto, y escucharon las palabras de Juan, quien decía: “…He aquí el Cordero de Dios…” (Ver Juan 1:29, 36). En ese momento fue abierto el cielo. Unos, viendo todo lo acontecido, siguieron al SEÑOR; Otros, estando pescando, fueron llamados. Aunque no estamos seguros acerca de todos los acontecimientos por venir (fuego, matanzas, etc.), sí estamos seguros de que se aproxima un cambio de tiempo. Un cambio de temporada en donde el día del hombre está en su clausura, y el día de Dios está comenzando. Esta es la época de dar un mensaje como lo hizo Juan el Bautista, de preparar el camino para la venida del Señor. Juan el Bautista tampoco sabía lo que iba a suceder; él solamente sabía que estaba predicando y que, por el compromiso, por la unción que él tenía, pudo identificar el Cordero de Dios. Tuvo ese discernimiento y aun otro elemento mayor en ese discernimiento; no solamente pudo decir: “Él es”, sino que cuando Jesús comenzó con sus discípulos a bautizar más que él, tuvo el discernimiento y la revelación para decir: “A él conviene crecer; a mí, ser disminuido.” (Juan 3:30) Esta es la revelación para el día de hoy también: ¡Conviene que Él crezca y que nosotros seamos menguados!

284 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 Luego, Juan el Bautista, llegó a una etapa en la cual se confundió un poco, porque fue encarcelado por el rey. Envió dos de sus discípulos a Jesús a decir más o menos: “Mire, aquí estoy en la cárcel, no sabemos qué va a pasar, pero el rey no tiene muy buena disposición conmigo. Si usted es, haga algo, porque me van a matar”. Él no lo dijo en tantas palabras:

“ Y oyendo Juan en la prisión los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, 3

diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?” (Mateo 11:2-3)

Porque, aun con toda esa revelación, muchos de nosotros no hemos comprendido el hecho que esta muerte, este camino de la cruz, realmente tiene que llegar a un sitio donde nosotros perdemos la cabeza. Porque si no perdemos la cabeza, no podemos estar bajo la cabeza de Él. No es necesario que, literalmente, perdamos la cabeza. Hace algún tiempo, en el Llano, literalmente le cortaron la cabeza a un anciano con un machete; y a través de toda la historia, eventos así han pasado. Pero, espiritualmente, perder la cabeza, quiere decir que nosotros ya no gobernamos, sino que es el Señor, quien va a gobernar; y cuando eso se efectúe, todos los que han entrado en esta etapa de Juan el Bautista, van a encontrar que hay un poder y una autoridad ilimitados en el Señor Jesús. Primero, hay que perderlo todo. Por esta razón, el precio de entrar en lo que el Señor está haciendo, es alto. Es un precio total. No sé qué va a ser para usted, porque no sé dónde está su corazón; solamente Dios lo sabe. Pero este no es el compromiso que hizo Jacob cuando dijo al Señor: “lléveme y tráigame, y el diezmo de toda la prosperidad que me entregues, será tuyo Señor” (Ver Génesis 28:20-22). Muy magnánimo Jacob, ¿cierto? Dios

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 285 respeta esos compromisos, pero eso no cambió el hecho que el SEÑOR iba a tratar cosas con Jacob. Para entrar en el Reino, sucede algo semejante a lo que pasó con José en Egipto. José hubiera podido acostarse con la señora de su amo (Ver Génesis 39:7), y seguir siendo el mayordomo de toda la casa de Potifar; pero, por guardar su integridad, tuvo que sufrir 13 años de cárcel. Pero, cuando salió de ese trato, él ya era el señor de todo Egipto. No sabemos qué será para cada uno de nosotros, pero el precio para entrar en eso que viene, es un precio total; el precio no es entregar lo que sabemos que está mal. El precio, ahora, es entregar hasta lo que sabemos que está bien. Si no podemos seguir con lo que tenemos, aun lo que sabemos que está bien a la manera de Dios, entonces, es mejor entregarlo. Porque la manera de este mundo no es la manera de Dios. ¿Qué dijo Juan el Bautista en su mensaje?

“ Haced pues frutos dignos de arrepentimiento,…” (Mateo 3:8) Él no dijo: “Hagan la oración del pecador”, o “dejen que los bautice en agua y ustedes saldrán bien. Los que bautice en agua, se van a salvar en lo que viene, y los que no se dejen bautizar, van a sufrir”; no. Él dijo que se hicieran frutos dignos de arrepentimiento. Si recibieron el bautismo, era para estar metidos en una actitud continua de arrepentimiento, de la manera de hacer las cosas de los hombres, para poder aprender a hacer las cosas, a la manera de Dios. En el Evangelio de Mateo, capítulo 3, continúa diciendo: 9“ y

no penséis decir dentro de vosotros: a Abraham tenemos por padre; porque yo os digo, que puede

286 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10

Dios despertar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10

Ahora, ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado en el fuego.”

Israel se encontraba en el momento en el cual todo árbol que no produjera fruto, sería cortado. 11“Yo

a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras de mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”

Juan bautizaba en agua para arrepentimiento. Los que tienen el ministerio de Juan el Bautista ahora, bautizan con una palabra, para arrepentimiento. Asimismo, el Señor dijo a sus discípulos que ellos estaban limpios, no por el bautismo de Juan, sino por la palabra que Él les había hablado.6 Los que reciben la palabra que está fluyendo, se pueden limpiar allí, si esa palabra realmente viene de Dios. La palabra que viene contaminada y llena de levadura no limpia. Pero, cuando la palabra es limpia y la recibimos en nuestro corazón y dejamos que fluya a través de nosotros, va a producir frutos dignos de arrepentimiento, y por ende, un cambio en nuestro caminar. Esa es la razón por la cual en estos mensajes no se ha estado haciendo llamados al altar, para ver quien quiere entregar su vida al Señor. Puede que más adelante se pueda hacer, pues no sabemos si esa es la voluntad del Señor; pero, sí sabemos que la prueba viene cuando uno menos la espera: en la calle, en la casa, en la universidad, en la empresa, etc. 6 Juan 15:3: “Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado”

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 287 La persona que realmente ha recibido un corazón de Dios, donde el Señor gobierna y donde hay sensibilidad a la gran necesidad que hay alrededor, esa es la que está haciendo frutos dignos de arrepentimiento. Juan dijo que no era digno de llevar los zapatos del Señor. El calzado en la Escritura es símbolo de la preparación. Era la preparación para poder viajar, para poder caminar. Juan el Bautista estaba diciendo que él no tenía la preparación que tenía el Señor. Dios está haciendo algo nuevo. Nosotros no sabemos qué es. No se puede ofrecer un curso de discipulado, que le va a preparar para lo que viene. Lo único que puedo hacer es fluir en la palabra que Dios me da; y si me doy cuenta de algún error, debo arrepentirme. No nos corresponde meternos en la preparación de lo que está por llegar. Aun los mismos discípulos del Señor, después de Pentecostés, no tenían bien claro qué era lo que el Señor tenía en mente. Querían saber si la intención de Él era restaurar el reino a Israel en ese momento, y para el Señor, lo importante simplemente era que cada uno de ellos siguiera caminando con Él. No tenían que saber nada más, sino que debían seguir tras Él. Nosotros sabemos que Él va a derrocar los reinos de este mundo. ¿Cómo y cuándo? Esos detalles los determina Él. Si tenemos buena amistad con Él, Él nos irá revelando cosas a medida que caminamos. Pero nuestra preocupación no es saber lo que va a pasar en el futuro. Nuestra preocupación es caminar con Él. Si Él dice que nos quitemos nuestro calzado porque a Él no le gusta la preparación que hemos tenido hasta ahora, tenemos que quitarnos el calzado, como le pasó a Moisés (Ver Éxodo 3:5) y como le pasó a Josué (Ver Josué 5:15). La meta para cada uno de nosotros es lo que pasó en el Cantar de los Cantares con la sulamita, después de recibir un discipu-

288 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10 lado directamente del Señor; por haberlo seguido; por haber salido con Él; entonces, el novio la mira y le dice:

“¶ ¡Cuán hermosos son tus pies en los calzados,…!” (Cantares 7:1) ¿Por qué? Porque ella recibió la preparación directamente del SEÑOR. Él sabe que ella está lista y la está invitando a salir, a inspeccionar los huertos, las aldeas y todos los demás lugares.

“ …Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” También el bautismo en el Espíritu Santo ha sido alterado por los hombres. Todo lo que es simbología, se está volviendo confuso como en Babilonia. En el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo fue dado, quienes lo recibieron hablaron de tal manera que cada uno entendió en su propio idioma. Hoy en día, para regresar a un bautismo en el Espíritu Santo con esa limpieza, nos falta mucho, pues nadie entiende lo que se dice. Sin embargo, tenemos la confianza de saber que lo que el SEÑOR está prometiendo, va mucho más allá que lo del ámbito de los dones. Se trata del fuego del SEÑOR encendido otra vez en los corazones de un pueblo, que no solamente camina con una medida del Espíritu del Señor, sino en plenitud, para producir la plenitud de la cosecha que se ha esperado. Hasta ahora solo se han recogido los primeros frutos. Pero, cuando haya un pueblo limpio que lo represente como Él es, va a haber la cosecha que se ha esperado desde el principio. Por esta razón, es muy probable que venga una destrucción de todas las personas en el mundo, si el pueblo de Dios falla en este momento; así como falló en los tiempos de Jesús. Ellos fallaron después de un compromiso de 1500 años de ley, de intermediarios y de preceptos puestos por ellos. Es verdad que la iglesia ha tratado de hacer lo mismo en muchas instancias. Pero también,

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 289 dentro de la iglesia ha habido muchas personas con corazón para Dios, que han tenido que funcionar como individuos, o como grupitos de dos o tres, entre unas congregaciones mayores que han perdido su camino. Pero, el final de este convenio, este pacto de la gracia, tiene que terminar diferente de lo que fue el final del pacto de la ley, que terminó con la destrucción total de Jerusalén. Aún con eso, el SEÑOR sacó una semilla de la iglesia primitiva y la sembró por todas partes; y por más o menos 200 ó 300 años, la iglesia siguió con mucha fuerza y mucho poder. Incluso, en los momentos más oscuros, siempre hubo testimonio de Dios. Aun cuando Israel fue capturado en tiempos antiguos por los babilonios, Daniel y sus amigos llegaron a ser quienes terminaron gobernando en Babilonia, por la gracia de Dios. Todo al punto que el SEÑOR terminó haciendo maravillas más grandes en Babilonia, de las que había estado haciendo en Israel antes del cautiverio. El hombre puede fallar, pero Dios no falla. Las fallas nuestras pueden demorar las cosas un poco, pero no pueden hacer que se incumpla lo que Dios ha prometido. El SEÑOR ha prometido que va a tener una palabra limpia, a través de un pueblo limpio. El SEÑOR ha prometido que la gloria de esta casa postrera, será mayor que la de la casa primera.7 Que la gloria de la iglesia, en el tiempo final, va a superar a la gloria que hubo en la iglesia primitiva. El ministerio de Juan fue lo que preparó la escena para que el Señor comenzara a predicar. Y sus primeras palabras fueron:

7 Hageo 2:9: “La gloria de esta Casa postrera será mayor que la de la primera, dijo el SEÑOR de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dijo el SEÑOR de los ejércitos.”

290 El Altar y el Evangelio • Capítulo 10

“ Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos.” (Mateo 5:3) Él no inició predicando de otra manera. Hubiera podido decir, que el que no recibiera su mensaje y el que no se arrepintiera, iba a ser destruido, o peor. El Señor dijo algunas cosas fuertes a los líderes que estaban buscando su propia comodidad; pero, a la gente que tenía el deseo de seguirlo por el desierto, le predicó el mensaje. Les dio esperanza de tal manera que la persona que tuviera algo de fe, iba a ser animada. Predicó de una manera especial, para no ir a apagar la lámpara que estaba echando humo y para no ir a quebrar la caña cascada (Ver Isaías 42:3: y Mateo 12:20). Leyendo los Evangelios, he llegado a la conclusión, que nosotros todavía no hemos predicado el Evangelio como es. Primero, para poderlo predicar como es, y según lo que dice la Escritura, se requiere que el SEÑOR lo respalde con Su poder. De tal manera que tenga sentido la cita que dice: “Y estas señales seguirán a los que creyeren:…” (Marcos 16:17). Hasta ahora hemos visto algunas cositas, pero no hemos visto el pleno respaldo del SEÑOR a lo que estamos predicando. El SEÑOR está preparando una etapa nueva, y el SEÑOR, sabe cuando es el tiempo determinado para implementar, lo que tiene preparado. Si nosotros no tenemos limpio el corazón, y el SEÑOR comienza a bendecirnos con las cosas de este mundo, o con milagros en el ámbito de este mundo, cualquier cizaña que haya todavía en nuestro corazón, nos destruiría. Si Él va a destapar el frasco del aceite de la unción, y en vez de suministrarlo a gotitas lo va a suministrar de una manera sin límite, tiene que tener un pueblo limpio de corazón, para recibirlo. ¿Cómo vamos a obtener ese pueblo? La única manera es que entremos en un bautis-

Preparad el Camino al Señor (Primera Parte) 291 mo de arrepentimiento, seguido por un bautismo de Espíritu Santo y fuego.

Vamos a Orar: SEÑOR, pedimos que podamos entender qué es la limpieza de corazón, y cuál es su importancia. Permítenos alzar nuestra mirada y ver las cosas desde Su perspectiva, para poder entender que realmente necesitamos el bautismo de arrepentimiento que viene por recibir su palabra, como preparación para poder recibir el bautismo del Espíritu Santo y fuego. Señor, permítenos recibir, no el bautismo de Pentecostés, no el bautismo que hemos experimentado posiblemente algunos hasta ahora, no el bautismo que ha estado en la iglesia estos últimos 2000 años, sino un bautismo en plenitud. Un bautismo como el suyo en el Jordán, cuando se abrieron los cielos.

Permita, SEÑOR, que podamos entender la magnitud de lo que viene, de lo que hay, para que nosotros podamos ser incluidos entre los que han preparado sus corazones, y que no estemos en el número de los que estén dormidos en esta hora. Que no sea necesario para nosotros recibir una llamada para ser despertados, sino que como la sulamita, podamos decir que aun cuando dormimos, nuestro corazón vela. Que podamos estar pendientes, SEÑOR, con una actitud de corazón abierto, para recibir todo lo suyo. Porque sabemos que estamos en la época, sabemos que estamos en el tiempo de grandes cambios. No estamos seguros de lo que va a pasar, pero queremos tener limpio el corazón para no temer al enemigo, para fluir en lo suyo en esta hora. Pedimos esto en el nombre de nuestro Señor Jesús. Amén.

292 El Altar y el Evangelio •

CAPÍTULO 11

PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR (SEGUNDA PARTE)

E

En el mensaje anterior, se estuvo compartiendo acerca de Juan el Bautista y su ministerio de preparar el camino para la venida del Señor. Se inicia con una profecía de Isaías, capítulo 40, donde dice: 3

¶“ Voz que clama en el desierto; barred camino al SEÑOR, enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.”

En el Evangelio de nuestro Señor Jesús, según Mateo, capítulo 3, dice que Juan el Bautista comenzó su ministerio predicando en el desierto de Judea (o Judá). Judá, quiere decir: “alabanza”; y Judea, “la tierra de los que alaban”. Y, aunque supuestamente se trataba de una tierra espléndida que fluía leche y miel, la tierra prometida del pueblo de Dios, en tiempos de Juan, por desobe-

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 293 diencia era un desierto. Se mencionó que así como Juan el Bautista vino para preparar el camino al Señor, para su primera venida, también está profetizado que habrá un ministerio profético para preparar el camino para la segunda venida del Señor. Ese ministerio para preparar el camino para la segunda venida del Señor, no es de una sola persona; es un profeta de muchos miembros, con el Señor Jesús a la cabeza. Hoy en día, la iglesia al igual que la tierra prometida en tiempos de Juan, se encuentra en un desierto espiritual, cuando debería presentar un mejor estado. Debería estar fluyendo leche y miel espiritualmente. En aquellos días, el pueblo de Dios estaba buscando muchos reinos propios, muy parecido a lo que está haciendo la iglesia en nuestros tiempos. Cada uno ha buscado hacer su propia voluntad, y nadie se ha prestado para hacer la voluntad del SEÑOR; porque hacer la voluntad del SEÑOR implica que no podemos hacer la nuestra. Entonces, se inventan programas y planes grandes para Dios, pero que también dan gloria al hombre. Se forman reinos que no son exactamente el reino de Dios; de tal manera que en medio de mucha prosperidad, aun económica, a veces, la prosperidad espiritual no está. 3

¶“Voz que clama en el desierto; barred camino al SEÑOR, enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.

4

Todo valle sea alzado, y todo monte y collado bájese; y lo torcido se enderece; y lo áspero se allane.

5

Y la gloria del SEÑOR se manifestará; y toda carne juntamente la verá; porque la boca del SEÑOR habló.”

Esto es, en parte, el ministerio de Juan el Bautista. Si se lee el Evangelio según Lucas, capítulo 1, dice que

294 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 Juan el Bautista venía en el espíritu y en el poder de Elías.1 En la profecía de Malaquías, capítulo 4, dice que antes que venga el fin, vendrá el espíritu de Elías para reconciliar el corazón de los padres a sus hijos y de los hijos a sus padres, antes que venga el Señor y hiera la tierra con maldición.2 Es muy importante entender cuando la Escritura hace referencia al “espíritu de Elías”, porque “Elías”, en el hebreo, quiere decir: “El Señor es Dios”, o “Dios mismo”. Entonces, “el espíritu de Elías”, es “el Espíritu de Dios”; el espíritu que estuvo sobre Juan el Bautista desde el vientre de su madre. El espíritu de Elías está asociado con una porción sencilla. Recuérdese que Eliseo tuvo una porción doble del mismo espíritu; y lo que hubo sobre el Señor Jesús no era una porción sencilla ni doble, sino una herencia sin medida. Según el Evangelio de Juan, capítulo 3, dice: 34“Porque

el que Dios envió, las palabras de Dios habla; porque no le da Dios el Espíritu por medida”.

Quiere decir que el Señor Jesús tuvo el Espíritu sin medida; todo lo necesario para cumplir lo que Él iba a cumplir aquí en la tierra. En el mensaje anterior, también fue mencionado que la segunda venida del Señor puede llegar en varios eventos o etapas, así como sucedió con la primera venida del Señor. Hubo la visita del ángel a la virgen María y la 1 Lucas 1:17: “Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado.” 2 Malaquías 4: 5“He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible. 6El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; para que yo no venga, y hiera con destrucción la tierra.”

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 295 palabra se encarnó en ella, produciendo un embarazo. Nueve meses después, hubo otro evento marcado por el nacimiento del niño, en el cual participaron unos pastores y unos sabios del oriente. Ya a la edad de doce años, en el templo, hubo otro evento cuando se reveló y se manifestó más de la sabiduría y de la gloria que Dios había puesto en Él. Sin embargo, el inicio del ministerio del Señor, con la unción sin límite, se inició cuando Juan lo bautizó en el río Jordán; el cielo se abrió y el Espíritu reposó y permaneció sobre Él. En ese instante, Juan pudo testificar y decir: “...He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Ver Juan 1:29); porque el Señor Jesús ratificó lo que iba a hacer con su vida. El bautismo le significó, que Él iba a caminar el camino de la cruz hasta dar su vida por nosotros. Pero, aun Juan el Bautista, no tenía tan claro lo que iba a suceder. Tenía mucha revelación, y pudo identificarlo; pero le costaba trabajo aceptar el hecho que el Reino de Él, no era de este mundo. Cuando el rey lo encarceló y Juan estuvo en peligro, envió a dos de sus discípulos a preguntarle que si Él era, o si deberían de buscar a otro. ¿Por qué? Porque Juan estaba en un “apretón”, y por esa razón estaba mandando a decir a su primo que si Él era el Señor, debería entonces hacer algo por él, pues no sabía qué iba a pasar en esa prisión. Dentro del plan de Dios, Juan el Bautista es un símbolo para todos nosotros. Hay dos componentes, de tal manera que ahora hay un Cuerpo de Cristo de muchos miembros. El Señor Jesús es la cabeza y nosotros somos miembros del cuerpo. Para que el cuerpo pueda ser unido a la cabeza, es necesario que todos nosotros, que tenemos nuestra propia cabeza y que queremos seguir nuestra propia voluntad y estar bajo nuestro propio gobierno, tengamos que perder nuestra propia cabeza, para poder estar bajo la cabeza de Él. Por eso Juan el Bautis-

296 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 ta perdió la cabeza. Cuando eso ocurrió, pasó algo muy interesante: el Señor Jesús envió sus discípulos con todo poder y autoridad, y el Reino se inició de la manera como está descrito en el lenguaje simbólico, de un cuerpo de muchos miembros. Los apóstoles, que antes eran discípulos cuando le estaban siguiendo, fueron enviados con poder y autoridad para representarlo a Él. Ellos salen con la misma autoridad que tiene Él, a echar fuera demonios, a sanar a los enfermos, y dice la Escritura, a resucitar a los muertos, y para proclamar el Evangelio del Reino de Dios. El Evangelio del Reino de Dios se ha contaminado a través de los años. Se ha vuelto el Evangelio de otra cosa. El Evangelio del Reino de Dios consiste en que Él es el Rey y que Él debe reinar, comenzando con nosotros. Por esa razón, después de su bautismo, el Señor Jesús fue llevado a ser probado en el desierto por el acusador, Satanás. Y después de vencerlo, el Señor sigue llamando discípulos para iniciar su ministerio. En ese instante, el Señor comienza a predicar un mensaje diferente a todo lo que se había escuchado. El mensaje del Señor Jesús fue diferente: “Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos” (Ver Mateo, capítulo 5). Creo que es uno de los versículos más importantes de la Biblia. Es lo que escogió el Señor para comenzar su ministerio y tiene connotaciones que no se traducen fácilmente. En la frase, va un lenguaje de exclusividad. Inclusive podría desmenuzarse de la siguiente manera: Bienaventurados los que se dejan, los que permiten, o los que autorizan que Dios los desprenda de su orgullo o de su soberbia. Pobres en espíritu, traducido literalmente, quiere decir: “el que se deja quitar su soberbia u orgullo”; porque ellos y solamente ellos tienen a Dios por Rey. Reino de Dios y Dios por Rey es la misma frase; la palabra para reino y para rey, en el griego es lo mismo.

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 297 Entonces, lo que Él les estaba diciendo era que no podemos seguir siendo reyes, y tener a Dios por Rey. Si no entregamos la soberanía de nuestro ser, no hemos entrado en el Reino de Dios. Pero, la soberanía de nuestro ser es tan fuerte y tan apegada a nuestra naturaleza adámica, que no la podemos soltar sin la ayuda de Dios. Es necesario que Él entre a hacer una obra de gracia en nuestro ser, para desprender nuestra soberbia, nuestro orgullo, y nuestra arrogancia. De resto no es posible hacer la obra. Y ese concepto está en el Antiguo Testamento. La frase: “pobres en espíritu”, está; excepto que la mayoría de las traducciones simplemente lo traducen “pobres” y no, “pobres en espíritu”. Pero, la palabra que utilizó el Señor Jesús en el Evangelio de Mateo 5:3, no es un término económico, es un término espiritual y por eso los traductores lo escriben como “pobres en espíritu”. Una persona puede ser pobre en cuanto a lo económico, y tener mucha soberbia. Hay otras personas que pueden tener riquezas económicas, y ser muy humildes y desprendidas. Porque se trata del estado del corazón. El título o encabezado del Salmo 102, dice:

¶“ Oración del pobre en espíritu, cuando estuviere atormentado, y delante del SEÑOR derramare su queja.” El rey David pasó por momentos de mucha aflicción; de la misma manera que todos nosotros lo hemos hecho. Cuando hay cosas por fuera de nuestro control; cuando un ser querido no entra en razón, o cuando no está en nuestro poder remediar una situación económica, de salud, de trabajo, o lo que sea, sufrimos momentos difíciles. Todos los que vivimos en este país, tenemos momentos de sentir la desesperación, de ver un conflicto que está cogiendo fuerza como una bola de nieve, y parece que nadie lo puede detener. David vivió todo eso. Después de haber sido desterrado, después de haber

298 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 huido, después de haber pasado por muchas injusticias, por fin, le tocó buscar refugio dentro de los filisteos. Le había tocado cambiar de equipo, metiéndose en la tierra del enemigo. Y eso implicó que cuando el enemigo salió a pelear contra Israel, David tuvo que salir con ellos para pelear contra Israel. Gracias a Dios, los príncipes de los filisteos, que en la Escritura figuran como cardenales, no aceptaron que David y sus hombres estuvieran en esa guerra. Les ordenaron que se salieran de allí, para volver a casa. Ellos regresaron a Siclag, donde habían dejado a sus familias, a sus esposas y a sus hijos. Cuando llegaron, resulta que unos enemigos, unos amalecitas, se habían llevado todo: a las personas, a los animales y los objetos materiales. Habían quemado la ciudad y no encontraron nada ni nadie. Al final del primer libro de Samuel, dice que David lloró hasta que ya no tuvo fuerzas para llorar más.3 Y algunos de sus hombres, que lo habían seguido por toda clase de pruebas, hablaban aún de matarle a piedra. David estaba llegando al final del trato de Dios en su vida. Pero el toque final fue más profundo que cualquier otra cosa. Estas circunstancias de la vida, siempre muestran lo que hay realmente en nuestro corazón. Nosotros respondemos bien, normalmente, cuando hay buenas noticias; cuando hay un mejor trabajo, cuando hay dinero, cuando estamos bien de salud, cuando están contentos con nosotros, todo eso es muy fácil. Pero, cuando las cosas empiezan a salir de mal en peor (y esa situación para David no pudo haber sido peor desde un punto de vista humano), se ve lo que hay en el corazón.

3 1 Samuel 30:4: “Entonces David y el pueblo que estaba con él, alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.”

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 299 En el Salmo 102, David escribió sentado encima de una ciudad quemada: 1“SEÑOR,

oye mi oración, y venga mi clamor a ti.

2

No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; el día que te invocare, apresúrate a responderme.

3

Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos son quemados como en hogar.

4

Mi corazón fue herido, y se secó como la hierba; por lo cual me olvidé de comer mi pan.”

Está allí sin comer nada, su corazón está muy herido y dice que se ha secado como la hierba. Una de las cosas que sucede cuando la palabra del SEÑOR penetra profundamente en nuestro ser, es que lo que apenas está en hierba, lo que no ha dado fruto en nosotros, se seca. En el pasaje que se estuvo leyendo en el libro del profeta Isaías, capítulo 40, los versículos que siguen, después de identificar el ministerio de Juan el Bautista, dicen: 6“

Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Toda carne es hierba, y toda su misericordia como la flor abierta del campo.

7

La hierba se seca, y la flor abierta se cae; porque el Espíritu del SEÑOR sopló en ella. Ciertamente hierba es el pueblo.

8

Se seca la hierba, se cae la flor abierta; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”

Entonces: ¿Qué pasa en estas crisis? Lo que no ha llegado a la madurez, tiene que acabarse. Las cosas de Dios que hemos utilizado para consentir nuestra carne, para levantar las ambiciones de nuestra propia alma, todo

300 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 eso tiene que terminarse. David estaba en una situación donde no le quedaba nada más sino su vínculo con Dios. Había perdido su familia, sus hijos, sus cosas, Y aún sus hombres estaban a punto de formar un motín. ¿Qué le quedaba? Solamente le quedaba su vínculo con el SEÑOR. Y era muy importante probar ese vínculo, porque retomando el Salmo 102, es muy importante ver que la transición de un desastre total a una victoria total, no tiene que demorarse mucho: 5“Por

la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.

6

Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las soledades.

7

Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.

8

Cada día me afrentan mis enemigos; los que se enfurecen contra mí, se han conjurado contra mí.

9

Por lo cual como la ceniza a manera de pan, y mi bebida mezclo con lloro,

10

a causa de tu enojo y de tu ira; porque me alzaste, y me arrojaste.”

Para los que van a entrar en lo que viene, para los que van a entrar en la victoria que el SEÑOR va a brindar a su pueblo en esta hora, es necesario pasar por esta clase de cosas: situaciones en las cuales el SEÑOR nos ha alzado y luego nos ha arrojado. ¿Por qué hace el SEÑOR esto con su pueblo? Suceden cosas que nos animan, nos levantan, quedamos muy animados, la bendición está fluyendo, la revelación está fluyendo, el SEÑOR comienza a tocarnos, a prosperarnos, a sanarnos, muchas cosas suceden; y, después, pasamos por otra etapa cuando todo se nos viene encima.

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 301 A veces, esto sucede repetidamente. ¿Para qué? Para asegurar que nuestro corazón está completamente limpio. Para asegurar que se ha obtenido una transparencia total. Para asegurar que, antes que el SEÑOR nos pueda soltar las verdaderas riquezas, la verdadera autoridad y poder, toda la cizaña y toda la levadura hayan salido de nosotros. Porque si Él deja algo en nuestro corazón y nos bendice de sobremanera, la bendición, la lluvia de bendición, va a hacer que todas las semillas en el huerto crezcan: lo bueno y lo malo. Por eso es necesario pasar por estos tratamientos. Hay personas que reciben las arras de su herencia, como el hijo pródigo que recibió lo que le correspondía de su papá. Salen y hacen lo que se les antoja, hasta acabarla. Y es posible hacer eso así. Pero hay otros, que pasan por otro tratamiento; siguen allí trabajando, como el hijo mayor, trabajan fuertemente, siguen al SEÑOR de todo corazón y, a veces, parece que no llegara la bendición que debería llegar. Entonces, viene el hijo pródigo, después de haber gastado todo (malgastado todo); y, el padre lo recibe con una fiesta. El hijo mayor está pensando: “¿Por qué nunca me ha hecho una fiesta así? Pero, es porque no ha entendido todo lo que va a pasar, y el padre de familia tuvo que explicarle: “Este, su hermano, que estaba perdido, que estaba muerto, ahora volvió y por eso estamos celebrando. Pero, no se preocupe, porque todo lo que tengo es suyo”. Le está diciendo al hijo mayor. El hijo mayor es el que va a manejar todo, pero le ha tocado pasar por un aprendizaje muy diferente. Al hijo pródigo, le tocó volver estando dispuesto a ser un siervo. El hijo mayor, que fue fiel y que por momentos no entendió la actitud y el trato de su padre, estaba siendo preparado para manejarlo todo.

302 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 El rey David, en ese momento no entendía lo que Dios estaba haciendo con él. Pero, el SEÑOR estaba afinando las últimas cosas para poderle entregar todo. 10“a causa de tu enojo y de tu ira; porque me alzaste,

y me arrojaste. 11

Mis días son como la sombra que se va; y me he secado como la hierba.

12 ¶

Mas tú, SEÑOR, para siempre permanecerás, y tu memoria de generación y generación.”

De generación y generación, es algo que nunca se logró en el pueblo judío, y que realmente no se ha logrado en la iglesia. No se ha logrado que las cosas de Dios se pasen de generación en generación. Casi siempre, la generación que se ha acercado a Dios, ha entrado en algo; pero luego, sus hijos lo pierden. Los que recibieron esto fácil, no lo han sabido apreciar. A quienes les tocó vivir el desierto y el destierro, todo lo que le tocó pasar al rey David, esa generación sí lo supo apreciar. Los que vivieron la conquista de la tierra prometida, con Josué, dice la Escritura que mientras que ellos estaban vivos, todo marchaba bien. Pero después, vino una generación que había recibido todo fácil; esa generación se volvió idólatra y perdieron la bendición de Dios. Así ha pasado casi siempre en la iglesia. En vez de ir de gloria en gloria, en vez que los hijos superen a los padres en cuanto a la fe y la espiritualidad, ha sido todo lo contrario. Pero, la promesa de Dios, es que hay una bendición que va hasta los hijos de los hijos. Es una promesa que no ha sido cumplida plenamente entre el cuerpo de Cristo. Se puede decir que hay familias en donde ha habido bendición de padres a hijos, pero en cuanto a todo el pueblo de Dios, nunca se ha visto.

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 303 13“Tú

levantándote, tendrás misericordia de Sion; porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo es llegado.”

Imagínense a David, sentado sobre un montón de cenizas, con la ciudad completamente destruida, su familia, sus hijos y todos los familiares de sus hombres están cautivos por los amalecitas, que son los peores enemigos que tenía Israel. Enemigos de tal calibre, que Dios había ordenado que cuando hubiera batalla contra ellos, no se les podía perdonar la vida, bajo ninguna circunstancia. David estaba sentado allí, escribiendo esta oración del pobre de espíritu, hecha sin arrogancia, sin soberbia, y sin jactancia. Pero, sabe que el SEÑOR va a tener misericordia. 13“…

tendrás misericordia de Sion; porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo es llegado.”

Nótese que él está usando la palabra Sion, antes que hubiera Sion, antes de tomar la fortaleza de Jerusalén, a la que después se le puso el nombre Sion. Porque, el nombre Sion es el nombre del verdadero pueblo de Dios, del verdadero remanente de Dios. Este nombre también se identifica con el monte Hermón, que es el monte más alto con el Líbano, que quiere decir: Monte alto. De allí es donde sale el ministerio de la sulamita con su amado, cuando salen a revisar las granjas y todas las cosas en el libro del Cantar de los Cantares, capítulo 4. Pero aquí, proféticamente, David le está diciendo a Dios: el plazo es llegado. No sé cómo supo David que el plazo era llegado. Llevaba quién sabe cuántos números de años en el desierto. Sabemos que David comenzó a reinar cuando tuvo treinta años de edad. Es posible que la unción que Dios había puesto sobre él cuando era un joven, cuando fue ungido por rey, haya sido a los doce

304 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 años. No mucho tiempo después mató a Goliat; y seguramente a los 14 ó 15 años ya era general del ejército, manejando mil o más hombres. David sabía que a los treinta años, iba a entrar en la herencia que Dios le había prometido. Sabía que esa unción que Samuel le había derramado sobre su cabeza, era solamente las arras. Imagínense las arras. Ese muchachito salía con las arras y agarraba a un oso o a un león por la melena, y lo mataba. Enfrentaba al gigante con su honda y daba en todo el blanco. Esto no sucedía porque el joven era muy bueno con la honda. Era porque Dios lo había ungido para eso. Para ser el rey de Israel. Cuando nosotros entramos en el bautismo del Espíritu Santo, esa unción es para separarnos a ministerio, porque seremos una nación santa, y un reino de sacerdotes. En otra parte dice, reyes y sacerdotes. Como miembros del cuerpo de Cristo, Cristo es la cabeza, Él es el Rey de reyes; pero cada miembro del cuerpo está en entrenamiento para ser un rey, porque sin esa unción no se puede entrar en el Cuerpo de Cristo. David tuvo que aprender algunas lecciones: mató al gigante, se olvidó de los cuatro hermanos del gigante, pues recuérdese que tenía cinco piedras; cortó la cabeza del gigante y, hasta por la noche, dice la Escritura que todavía andaba con la cabeza del gigante: “Mire, mire, mire”. ¿Qué sucedió? Que ese mismo día las mujeres comenzaron a cantar la victoria diciendo: “Saúl ha matado a sus miles y David a sus diez miles.” Y se sembró la espina en el corazón de Saúl desde ese momento. Si el muchachito hubiera dejado esa cabeza de Goliat allí quieta, y hubiera cogido las otras cuatro piedras para buscar a los otros cuatro hermanos de Goliat, de pronto, Saúl no se hubiera enojado tan terriblemente. No sabemos. Pero, cuando nosotros nos sobrepasamos, y nos metemos en la gloria que pertenece solamente a Dios, el SEÑOR lo usa para perfeccionarnos, como pasó con Da-

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 305 vid, siempre y cuando nuestro corazón sea como el corazón de Dios. David era un hombre según el corazón de Dios, y por eso fue escogido por Dios. Retomando el Salmo 102, David se encontraba sentado sobre las ruinas diciéndole al SEÑOR: “Aunque estoy aquí en el peor desastre, el plazo ha llegado. Está por venir mi cumpleaños de treinta años y es el tiempo para tener misericordia sobre Sion. Es el tiempo para entrar en la plenitud de la herencia.” Y continua: 14“Porque

tus siervos amaron sus piedras, y del polvo de ella tuvieron compasión.”

Nosotros sabemos que el SEÑOR está armando un Templo, y no es con piedras de material, sino con piedras vivientes; y que el Señor Jesús es la Piedra principal, y nosotros somos piedras vivientes para ser edificadas sobre Él. El SEÑOR ha ido preparando estas piedras. Estamos ahora, en un momento histórico, dándonos cuenta que el plazo se está cumpliendo; que el tiempo para anunciar el nuevo día de Dios, ha venido. Y, en el nuevo día de Dios, se van a hacer las cosas a la manera de Dios. Exactamente cómo y cuándo, no lo sabemos. Ni David sabía lo que podía pasar. Solamente sabía: “Está cumplido el plazo”. Algo tiene que cambiar. Por lo menos él tenía también la certeza que las cosas ya no podrían empeorarse. 15“Entonces

ÑOR, 16

temerán los gentiles el Nombre del SEy todos los reyes de la tierra tu gloria;

por cuanto el SEÑOR habrá edificado a Sion, y será visto en su gloria;…”

Se está hablando de la segunda venida del Señor, que Él está preparando un pueblo para esa segunda venida. Todas esas piedras vivientes tienen que ser preparadas. Para eso es el ministerio profético de allanar el camino. Juan el Bautista no dijo: “Ahora que los he bau-

306 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 tizado, entonces ya están listos”. No; él dijo: “Haced frutos dignos de arrepentimiento”. Y les mandó compartir lo poco o lo mucho que tenían. En el lugar donde se están llevando a cabo estos mensajes, no se están pidiendo diezmos, no se está organizando a la gente, y diciéndole: “Esto le toca a usted o esto a ustedes”. ¿Por qué? Porque ya no se trata de lo que vamos a hacer aquí. Se trata de la vida diaria; del caminar diario. De un caminar con el Señor, 24 horas al día, 7 días a la semana, 30 ó 31 días en el mes. Esto ya no es un compromiso de entregar un diezmo, y listo. Esto es una entrega total, de estar dispuestos, disponibles y de movilizar todo lo que se es, y todo lo se tiene, a lo que diga el SEÑOR. No le puedo decir qué hacer. Pero en lo que viene, si no estamos dispuestos a sembrar lo que tenemos, no vamos a recibir más. Por un lado, la Escritura dice que el que no ve por su familia, es peor que un inconverso; y tenemos que ser conscientes de las necesidades de nuestra familia. Pero, también estamos en una guerra total, que requiere una movilización total. No sé qué les va a decir el SEÑOR, pero si le escuchan detenidamente, les va a movilizar de una manera total para que todo su tiempo sea bien enfocado; para que todos sus recursos sean bien empleados. La Escritura dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero: ¿Cuál prójimo? ¿Cuándo? ¿Cómo? Eso lo tiene que decir el Espíritu del Señor. Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, implica tomar riesgos. Riesgos grandes, de ser vulnerables. David tomó un riesgo muy grande: 16“por

cuanto el SEÑOR habrá edificado a Sion, y será visto en su gloria;”

Porque cuando esto se arma, y aquí no se está hablando de una comunidad que se hará porque todos es-

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 307 tamos sometidos al mismo apóstol, o porque hicimos un Concilio y todos nos pusimos de acuerdo sobre cómo es que vamos a hacer esta comunidad; no. Esto resulta sin intervención de mano humana, cuando las piedras vivientes estén preparadas, porque el SEÑOR arma todo. Vamos a tener un pueblo que está trabajando, cooperando y fluyendo juntos como si fueran un solo hombre. Por el solo hecho que cada uno tenga el vínculo con el SEÑOR, y cada vínculo con el SEÑOR es de la misma calidad. Es una entrega total. Un vínculo total, donde ellos están fluyendo en el corazón de Dios. 17“habrá

mirado a la oración de los solitarios y menesterosos, y no habrá desechado el ruego de ellos.

18

Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que se criará, alabará a JAH.”

David ya está con la revelación de que el SEÑOR va a hacer con él; y está diciendo que será de tal alcance que va a tocar una generación venidera. Lo que sucedió en ese momento del rey David, fueron los inicios y el cimiento de la época dorada del reino de Israel, cuando el SEÑOR puso a Israel por encima de todas las demás naciones. Esto se perdió después por la idolatría y apostasía del rey Salomón. Todo esto es tipo y sombra de lo que viene en nuestros días. El rey David es un ejemplo del Señor Jesús, en cuanto a rey y reino; y también es un ejemplo de cada uno de nosotros, porque el rey David también cometió fallas y errores en su caminar con el SEÑOR, así como lo hacemos nosotros. Y, a pesar de todo eso, el SEÑOR lo sacó adelante, así como lo puede hacer también con nosotros. El Señor Jesús no es el único hijo que va a entrar en la plenitud de la herencia. Él ya está a la diestra de Dios Padre, con todo poder y toda autoridad. Pero, dice la Escritura que Él es el primero, el hermano mayor en una

308 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 familia que va a tener muchos más hermanos, y que nosotros seremos coherederos con Él, cuando todo esto entre en su plenitud. En la Carta a los Efesios, dice que Dios ha puesto estos ministerios en el Cuerpo, hasta que todos salgamos en unidad de fe. Muchas traducciones de la Biblia dicen: “Hasta que cumplamos la estatura de Cristo”; pero, la Versión Antigua dice: “Hasta que el cuerpo de Cristo llegue a la edad cumplida”. ¿Cuál edad cumplida? Cuando ellos cumplían los 30 años, recibían la herencia. Por eso, cuando el Señor cumplió 30 años, fue bautizado por Juan, el Padre habló, se abrieron los cielos y vino la herencia que fue el Espíritu sin medida, que reposó sobre él. Un muchacho de doce años puede recibir unas arras, un comienzo; pero, después hay otra etapa, cuando viene la plenitud de la herencia. El cuerpo de Cristo va a llegar a su mayoría de edad y va a recibir la plenitud de la herencia y lo va a hacer en estos días venideros. Sabemos ya que el tiempo es cumplido para que el SEÑOR pueda comenzar a tener misericordia de Sion, del verdadero pueblo de Dios. 19“Porque

miró de lo alto de su santuario; el SEÑOR miró de los cielos a la tierra,

20

para oír el gemido de los presos, para soltar a los hijos de muerte;

21

para que cuenten en Sion el Nombre del SEÑOR, y su alabanza en Jerusalén,…”

David estaba escribiendo eso, y todavía no había conquistado Jerusalén. 22“cuando

los pueblos se congregaren en uno, y los reinos, para servir al SEÑOR.”

Para entrar en esto, no es posible seguir con todos estos reinos propios, no es posible seguir con todas estas sectas. Habrá un solo rebaño y un solo pastor. Los que

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 309 insisten en sus propios rebaños, y los que insisten en ser pastor, aparte del gran Pastor, no van a entrar en esto. 23

¶“El afligió mi fuerza en el camino; acortó mis días”.

Él tiene que hacer esto para cada uno de nosotros, hasta que los días que vivimos en la naturaleza de Adán queden cortados, para que podamos seguir en la naturaleza de Cristo: 24“Dije:

Dios mío, no me cortes en el medio de mis días; por generación de generaciones son tus años.

25

Tú fundaste la tierra antiguamente, y los cielos son obra de tus manos.

26

Ellos perecerán, y tú permanecerás; y todos ellos como un vestido se envejecerán; como una ropa de vestir los mudarás, y serán mudados;…”

Muchos cristianos quieren morir e ir al cielo, y no saben que los cielos tienen que ser cambiados. Los cielos y la tierra van a pasar; porque en el libro del Apocalipsis, terminamos con cielos nuevos y tierra nueva, y sin una distinción tan clara entre los dos, porque la presencia de Dios y la Ciudad Santa viene y desciende aquí sobre la tierra, como lo fue en el comienzo. 28“Los

hijos de tus siervos habitarán, y su simiente será afirmada delante de ti.”

¿Cuál simiente? La de Cristo, no la de Adán. Amalec representa la simiente de Adán. Si regresamos al primer libro de Samuel, capítulo 30, se empata la historia: 6“ Y David se quedó muy angustiado, porque el pue-

blo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se esforzó en el SEÑOR su Dios.”

310 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 Y David consultó al SEÑOR, y el SEÑOR le dijo que persiguiera al enemigo. David salió con seicientos hombres contra un enemigo que no sabemos cuántos miles de hombres tenía. En el camino, docientos de los hombres de David se cansaron tanto que no pudieron seguir, y hubo que dejarlos con las maletas. 10“Y

David siguió el alcance con cuatrocientos hombres; porque los doscientos se quedaron, que estaban tan cansados que no pudieron pasar el arroyo de Besor.

11

Y hallaron en el campo un hombre egipcio, el cual tomaron, y trajeron a David, y le dieron pan que comiera, y le dieron a beber agua;…”

Ese egipcio puede representarnos a todos nosotros. El pueblo de Dios salió de Egipto como esclavos. Dice la Escritura: “De Egipto llamé a mi hijo...”, por eso, José y María fueron con el niño Jesús a Egipto, y Dios los llamó para salir de allí a Galilea. Egipto es símbolo de los comienzos de todos nosotros. El hombre no es creado malo. Dice la Escritura que Dios creó al hombre bueno, pero que el hombre inventa muchas perversidades (Ver Eclesiastés 7:29), porque el corazón del hombre se vuelve perverso cuando se jacta en arrogancia. Todos los hombres, desde Adán en adelante, toda esta raza han aplicado su propia soberbia al asunto, aunque Dios los creó inocentes; pero usamos nuestro libre albedrío de una manera que perjudica a los demás. El Apóstol Pablo, en su Carta a los Romanos, dice que todos estamos destituidos de la gracia de Dios,4 y por eso es que por un solo acto de rebeldía, Adán logró embarcarnos, a todos, en un mundo caído. Pero, también dice que por un solo acto de justicia, el Señor Jesús 4 Romanos 3:23: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;”

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 311 abrió el camino para la restauración y la redención; para que la gracia de Dios pudiera ser aplicada de nuevo a cada uno de nosotros. La gracia de Dios, ¿Qué es? Es el poder de Dios, para hacer por nosotros, lo que nosotros mismos no podemos hacer. Para cambiar los deseos de nuestro corazón. Para que nosotros podamos ser pobres en espíritu. Entonces, encuentran al egipcio en el desierto, quien lleva sin beber ni comer por tres días; es el esclavo de un amalecita. Nosotros todos hemos sido esclavos de la carne, esclavos del demonio, esclavos del mundo; pero, si comenzamos a tener un trato de Dios, este trato hace que nuestra carne, nuestro hombre carnal, se enferme. Y el amalecita que tenía a este egipcio de esclavo, lo dejó allí, cuando estaba enfermo y para morirse, porque ya no le servía más. Cuando nosotros estamos muertos al pecado, ya no somos útiles para el enemigo. Ya él no sabe qué hacer con nosotros. Prefiere dejarnos. Pero, vino el rey David, lo encuentra y le da de comer:

“ …y le dieron pan que comiera, y le dieron a beber agua; 12

y le dieron también un pedazo de masa de higos secos, y dos hilos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.”

Todos estos detalles son simbólicos; pero la idea es que cuando el SEÑOR nos trata de tal manera que perdemos nuestro deseo de comer las cosas de este mundo, cuando nuestra entrega es tal, que estamos dispuestos hasta a poner nuestra vida en el altar, como un sacrificio vivo, llega el SEÑOR y comienza a alimentarnos, así como el rey David lo hizo con ese pobre esclavo, el egipcio. Todo el pueblo de Israel comenzó en esclavitud en Egipto. Las cosas, entonces, comienzan a cambiar; el SEÑOR nos vuelve a dar vida, pero ya es vida en otra calidad.

312 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 Vida que es en una calidad que sabe cómo derrotar el enemigo. Reanimar este egipcio es la clave para que puedan dar con el paradero del enemigo y derrotarlo. Ellos van allá, para derrotar al enemigo, recuperan todas las personas sanas y salvas. Además, el enemigo tenía un botín que habían sacado de muchas otras partes, al quedar en manos de David, le llaman: “el botín de David”. David sale de allí no solo con lo suyo, sino con una increíble cantidad de animales, de dinero, etc. Hay muchos detalles, pero David regresa a casa con todo este botín, y comienza a mandar regalos a todo el pueblo de Judá, a los ancianos, en todas las ciudades donde lo habían apreciado. Nótese la diferencia entre los reinos de los hombres. Cuando un hombre está haciendo un reino, aprieta a la gente para que den las ofrendas, y les meten sentimientos de culpa, y los hacen sentir que si no colaboran de tal manera, o si dice algo y quiere echarse para atrás, le cogen sus palabras y le amarran el asunto, de tal manera, que usted se va a sentir terrible si no hace eso y aún un poco más. David no hizo eso. El SEÑOR le dio una provisión tan grande que él comenzó a enviar regalos. No solo él iba a ser el rey, sino que comenzó ya a solucionar problemas. Es un pueblo que acaba de ser derrotado en una guerra terrible, porque cuando David salió de las huestes de los filisteos, estos entraron y acabaron con Saúl, con el ejército de Israel y todos tuvieron que huir. Ellos estaban en graves condiciones y ¿quién pone remedio al asunto? pues David. Por otro lado, estando justo en eso, cuando llega un mensajero a traerle la corona de Saúl, con un cuento reforzado que había sido él quien había matado a Saúl, y David le pregunta: ¿Y quién es usted? Le responde: fulano de tal, hijo de un amalecita; y hasta allí llegó.

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 313 Más o menos pasaron tres días entre el punto más bajo que tuvo el rey David y el punto más alto. El Señor Jesús dijo a los fariseos, que si destruían este Templo, en tres días, Él lo volvería a edificar. Él estaba hablando de su cuerpo. Aparentemente, lo hizo cuando lo mataron, y al tercer día resucitó. Pero eso va mucho más allá, porque el cuerpo de muchos miembros todavía no ha resucitado; el cuerpo de muchos miembros ya está entrando en el tercer día; ya estamos amaneciendo para el tercer día; viene la primera resurrección; viene el gobierno de Dios como nadie se imagina; viene la batalla contra todo lo que es simbolizado por los amalecitas y esta batalla es ganada, por los que son pobres en espíritu, porque solamente ellos tienen a Dios por Rey, o han entrado en el Reino de Dios. David sabía, aun sentado encima de las cenizas de Siclag, que era el tiempo; y Dios le confirmó, que fuera adelante. Él se fue con cuatrocientos hombres a meterse en una batalla en la que pudo haber treinta mil, cincuenta mil, no sé cuántos miles de enemigos. Pero, él sabía que si con las arras del negocio, pudo coger un oso o un león y matarlos; y que Goliat no le había quedado grande, cuando él tenía la palabra del SEÑOR, él no lo miró con sus ojos naturales; comenzó con pobreza de espíritu, pero, también vio las cosas como Dios las veía. No estaba inventando las cosas; seguramente se sentó allí, mandó que le trajeran el efod, etc. Normalmente sólo el sacerdote podía manejar esto, pero David lo manejaba, y Dios le contestaba. Imagino que cuando Dios le dijo que los siguiera, que los iba a entregar en sus manos, que todo iba a salir bien; que sacó su arpa, comenzó a tocar y de allí resultó el Salmo 102. Hay muchos detalles allí, que se aplican no solamente a esa etapa de la vida de David, sino que se aplican directamente a nosotros, a lo que Dios va a hacer con nosotros, y con todo el pueblo de Dios que está listo en

314 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 este momento. De su derrota más grande, a recibir la corona del reino, fue una cuestión de 3 ó 4 días. En días proféticos, con nuestro Señor Jesús, es la misma historia: Él murió hace más de dos mil años. Proféticamente mil años son como un día y un día como mil años. Estamos, entonces, por entrar en el tercer día profético, después de la venida de nuestro Señor, aquí por primera vez. Es un momento que va a producir el reino a la manera de Dios. No se pueden saber los detalles; lo único que se puede saber, es que es el tiempo. Es el tiempo en el que Dios puede empezar a tener misericordia de su verdadero pueblo, los que son pobres de espíritu. Siendo así, no tenemos que temer ante la oscuridad, el terror y el peligro que nos rodean; porque en la naturaleza de Dios las cosas son muy diferentes. La Escritura dice que uno puede contra mil y, que dos, pueden hacer huir a diez mil. Muy diferente a lo que nosotros podemos pensar. David lo comprobó varias veces en lo natural. Por eso es que Juan el Bautista no tuvo miedo de las langostas, que es el símbolo que representa al demonio. Él comía langostas y miel silvestre. Miel es símbolo de la Palabra de Dios, pero Juan el Bautista comía miel silvestre, la comía así, como viene en su estado natural: no la procesaba, no la separaba, no sacaba la partecita que le parecía más limpia y dejaba lo otro. El SEÑOR está buscando un pueblo que se alimente con todo lo que Él tiene. Todo el pueblo de Israel tuvo miedo de la langosta, porque destruía todo lo que era verde y les acababa con sus cultivos. Pero, para Juan el Bautista, la langosta era almuerzo. Él se ponía feliz cuando veía la langosta. Para nosotros el problema no es el enemigo. El problema no son el diablo y los demonios. El problema es el estado de nuestro corazón. El problema es llegar a ser, auténticamente, pobres en espíritu. Que podamos pasar

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 315 por la peor desgracia y que nuestra fe no se conmueva, sino que permanesca firme. Porque vamos a pasar por unos tiempos de prueba, con seguridad. La Escritura dice que todo lo que pueda ser conmovido, se conmoverá, para que nosotros podamos recibir un reino inmovible. Entonces, si lo que sucede en este mundo nos puede mover, si por leer el periódico o por ver el noticiero, nos llena de temor, y pensamos que no debemos de viajar para tal o tal parte, o que no debemos de hacer tal cosa. Si esos asuntos nos pueden afectar, estamos todavía operando en un ámbito que puede ser movido; y el SEÑOR tiene que sacarnos de ese ámbito si es que nos va a entregar el Reino. Tenemos que entrar en un ámbito en donde escuchamos la voz del SEÑOR con tal claridad que cuando Él dice algo, podamos ir confiados, no importa que todo nuestro sentido humano vaya en contra, y todos los demás nos están aconsejando que no lo hagamos. Lo que hizo David no fue muy recomendable en lo natural. Arrancar así, a la carrera y tan rápido que cuando se cansaron doscientos de sus hombres, los dejó allí con sus cosas; y siguió a toda carrera en un desierto, donde, si no encuentra al enemigo y lo vence, se mueren de hambre y de sed. Pero, él tenía lo que necesitaba; tenía la Palabra de Dios. Y cuando recibió esa Palabra del SEÑOR, él se metió a cumplirla con todas sus fuerzas. Sabiendo que sus fuerzas no iban a ser suficientes, pero en el camino encontró al egipcio, lo revivió, y el egipcio lo guió directamente a donde estaban los enemigos. Nosotros, cuando nos entregamos de esta manera al pensamos que vamos a perderlo todo; pensamos que vamos a dejar de existir como personas, que vamos a perder toda nuestra autonomía. Pero no es verdad. El Señor nos vuelve a dar vida, en un nivel y en una magnitud que no podíamos imaginar antes. El egipcio, que había sido el esclavo del amalecita, llega a ser un homSEÑOR,

316 El Altar y el Evangelio • Capítulo 11 bre de confianza del rey David. ¿Se pueden imaginar cómo fue el cambio en la vida de él?

Vamos a Orar: SEÑOR, pedimos que podamos apreciar la importancia de ser pobres de espíritu y que esto no puede ser por obra nuestra, sino por la obra suya en nosotros. Permítanos, SEÑOR, abrir nuestros corazones, para recibir un trato Suyo, de tal manera que nuestra soberbia, nuestra arrogancia, nuestra prepotencia, sean circuncidadas, para que nosotros podamos entrar en el Reino Suyo, a ser gobernados por Su gobierno, a ser dirigidos por Su voz. SEÑOR, que podamos recibir el discernimiento para poder identificar Su voz y poder seguir Su voz por encima de todas las cosas. Que, cuando le escuchemos le podamos seguir con todo nuestro empeño, aun cuando vaya en contravía de lo que humanamente parece ser prudente.

Permítanos, SEÑOR, ver a los enemigos que nos rodean, a través de Sus ojos, y saber, que el enemigo nunca es el problema; que el problema siempre radica en nosotros. Cuando hay un pueblo de Dios, limpio de corazón, va a haber un gran cambio. Que a medida que este Templo sea edificado, que la gloria Suya sea vista. Pedimos, que este proceso pueda ser acelerado, que nosotros no tengamos que demorar más de lo necesario en estas cosas. Que pueda ser, como con el rey David, que estuvo en este tratamiento tan profundo en Siclag, y a los pocos días, ya con el triunfo del reino en sus manos; no a salir, con el poder, a apretar y a conseguir cosas, sino que él ya tenía en sus manos los recursos para dar y solucionar los problemas de un pueblo humillado y derrotado, herido y doliente, con hambre y sed. Que

Preparad el Camino al Señor (Segunda Parte) 317

podamos hacer como él, que pudo entrar a suplir esas necesidades y ser un verdadero pastor para las ovejas descarriadas. Pedimos, SEÑOR que podamos entrar en Su corazón, a captar Sus prioridades, a ver las cosas por Sus ojos y, a confiar en que, así como hemos recibido las arras del negocio, así vendrá la plenitud del poder, de la autoridad, de la presencia de Su Espíritu en Su cuerpo aquí en la tierra. Pedimos esto, en el nombre de nuestro Señor Jesús, el Cristo. Amén.

LAS SAGRADAS ESCRITURAS Los textos bíblicos los hemos tomado de la siguiente versión de las Sagradas Escrituras para la elaboración de esta obra: Las Sagradas Escrituras –Versión Antigua–Edición © 2001. Publicado para Colombia para Cristo. Bogotá, Colombia.

LISTADO DE MENSAJES EN FORMATO AUDIO ORDENA TU CASA

Nº. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Templo - Martin Stendal El Altar y La Sangre - Martin Stendal El Sistema de Leví - Athan - Martin Stendal El Nacer de Nuevo - Fernando Torres y Martin Stendal Dos Pactos Dos Mujeres - Martin Stendal Sembrar la Palabra - Martin Stendal La Séptima Trompeta - Martin Stendal El Fuego de Dios - Martin Stendal El Tabernáculo de David - Martin Stendal Introducción 7 Trompetas - Martin Stendal 7 Trompetas (Segunda Parte) - Martin Stendal 7 Trompetas (Tercera Parte) - Martin Stendal 7 Trompetas (Cuarta Parte) - Martin Stendal 7 Trompetas (Quinta Parte) - Martin Stendal 7 Trompetas (Sexta Parte) - Martin Stendal 7 Trompetas (Séptima Parte) - Martin Stendal

322 El Altar y el Evangelio • 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40

Introducción Cantar de los Cantares - Martin Stendal La Esposa - Martin Stendal Un Día como Mil Años - Martin Stendal Preparad el Camino al Señor I - Martin Stendal Preparad el Camino al Señor II - Martin Stendal La Preparación del Corazón - Martin Stendal Pan de Verdad Vs. Pan de Mentira - Javier Vargas Sermón de la Montaña 1: Somos la Luz y La Sal - Martin Stendal Sermón de la Montaña 2: La Ley el Nuevo Pacto y la Unción - Martin Stendal Sermón de la Montaña 3: El Vengador de Sangre Sermón de la Montaña 4: Fornicación y Adulterio - Martin Stendal Toda Torre Alta será Derribada - Martin Stendal Nuestro ser Interior - Martin Stendal Sermón de la Montaña 5: Juramento, Dones y Fruto - Martin Stendal Sermón de la Montaña 6: Padre Nuestro - Martin Stendal Sermón de la Montaña 7: Dinero y Depender de Dios - Martin Stendal Sermón de la Montaña 8: Perros y Cerdos Espirituales - Martin Stendal Sermón de la Montaña 9: El Lirio - Martin Stendal La Caída del Hombre - Javier Vargas y Martin Stendal Sermón de la Montaña 10: Perder La Salvación - Martin Stendal El Lirio - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (1a. Juan) 1 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (1a. Juan) 2 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (1a. Juan) 3 - Martin Stendal

Listado de Mensajes en Formato Audio 323 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64

Permaneciendo en la Verdad (1a. Juan) 4 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (1a. Juan) 5 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (1a. Pedro) 1 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (1a. Pedro) 2 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (1a. Pedro) 3 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (2a. Pedro) 4 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (2a. Pedro) 5 - Martin Stendal Permaneciendo en la Verdad (2a. Pedro) 6 - Martin Stendal Epístola a los Hebreos “La Nueva Alianza” 1 - Martin Stendal Epístola a los Hebreos “La Nueva Alianza” 2 - Martin Stendal Un Corazón Limpio 1 - Gonzalo Valderrama Un Reino Inconmovible - Martin Stendal Un Corazón Limpio 2 - Gonzalo Valderrama Un Corazón Limpio 3 - Gonzalo Valderrama Un Corazón Limpio 4 - Gonzalo Valderrama Epístola de Hebreos 3 - Martin Stendal Epístola de Hebreos 4 - Martin Stendal Epístola de Hebreos 5 - Martin Stendal Epístola de Hebreos 6 - Martin Stendal El Enemigo de la Paz - Nelson Castro La Consolación de Dios 1 - Nelson Castro Consolación de Dios 2 - Nelson Castro Epístola de Hebreos 7 - Martin Stendal Epístola de Hebreos 8 - Martin Stendal

324 El Altar y el Evangelio • 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93

Epístola de Hebreos 9 - La Fe una Verdadera Amistad - Martin Stendal Epístola de Hebreos 10 - Martin Stendal Qué Hará Funcionar mi Matrimonio 1 - Enrique Saavedra Qué Hará Funcionar mi Matrimonio 2 - Gladys de Saavedra Epístola de Hebreos 11 - Martin Stendal Epístola de Hebreos 12 - Martin Stendal En Busca del Fruto de Justicia - Martin Stendal Vete y no Peques Más - Martin Stenda1 El Verdadero Evangelio - Chad Stendal Las Bendiciones del Quebrantamiento - Enrique Saavedra y Fernando Torres Entre Espinas y Cardos no Hay Frutos - Martin Stendal El Buen Sembrador - Martin Stendal Justificación y Santidad - Gladys de Saavedra y Martin Stendal Democracia Vs. Teocracia - Javier Vargas La Otra Cara de la Moneda - Enrique Saavedra El Sufrimiento Humano y la Misericordia de Dios Enrique Saavedra Qué Pasará Después de la Muerte - Enrique Saavedra El Hablar Puro - Martin Stendal Será su Nombre para Siempre - Martin Stendal El Apóstol Pablo - Enrique Saavedra Un Relato Familiar - Patricia Stendal La Religiosidad - Enrique Saavedra Escuchando a Dios - Martin Stendal Un Sacerdocio Fiel - Martin Stendal Escuchad al Señor y Vivid - Martin Stendal Efesios 1 ( El Misterio de la Voluntad) - Martin Stendal Efesios 2 (La Comunión del Misterio) - Martin Stendal Efesios 3 ( El Misterio del Evangelio) - Martin Stendal Efesios 4 ( El Misterio Revelado) - Martin Stendal

Listado de Mensajes en Formato Audio 325 94 Relación Personal con Dios - Enrique Saavedra 95 La Labor de Dios como Padre - Enrique Saavedra 96 Cristo en Vosotros, Esperanza de Gloria (Colosenses) - Martin Stendal 97 La Transformación de Job - Javier Vargas 98 La Nueva Orden Universal (Colosenses 2) - Martin Stendal 99 Lo Colosal Vs. La Manera de Dios (Colosenses 3) - Martin Stendal 100 La Acción de Gracias - (Colosenses 4) - Martin Stendal

326 El Altar y el Evangelio •

Nº. 1 Venganza y Reconciliación - Martin Stendal 2 Santiago 1: La Ley de la Perfecta Libertad - Martin Stendal 3 Santiago 2: El Juicio de Dios - Martin Stendal 4 Santiago 3: La Sentencia de Lucifer - Martin Stendal 5 Santiago 4: La Limpieza que da Salud - Martin Stendal 6 La Sabiduría de Job - Celso Macías 7 Daniel, Juez de Dios - Celso Macías 8 Cuatro Escrituras Elementales - Chad Stendal 9 Jesús Inicia su Ministerio Galileo - Enrique Saavedra 10 Una Palabra de Exhortación - Celso Macías 11 Como Redefinir la Masculinidad - Enrique Saavedra 12 La Armadura de Dios, la Verdadera Cobertura - Javier Vargas 13 El Ministerio de los Ancianos: La Sinceridad que Busca Dios - F. Torres - O. Lara 14 Isaías 1: El Testimonio de Dios, Restaurado en Su Pueblo - Martin Stendal 15 Isaías 2: Somos para Señales y Prodigios - Martin Stendal 16 Isaías 3: La Unción que Destruye el Yugo - Martin Stendal

Listado de Mensajes en Formato Audio 327 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34

Isaías 4: Somos Instrumentos en las Manos de Dios - Martin Stendal Isaías 5: Restituyendo la Naturaleza de Jesús - Martin Stendal Isaías 6: Jesús Establece Su Pueblo - Martin Stendal Isaías 7: El Juicio y la Voluntad de Dios - Martin Stendal Isaías 8: Jesús se Instaura como Cabeza de Su Pueblo - Martin Stendal Isaías 9: Jesús es la Ley de la Perfecta Libertad - Martin Stendal Isaías 10: No Hay Venganza en el que Espera en el Señor - Martin Stendal Isaías 11: La Venida del Señor se Acerca - Martin Stendal Isaías 12: Anunciando el Evangelio a la Manera de Dios - Martin Stendal Isaías 13: Las Misericordias Firmes de David - Martin Stendal Isaías 14: La Presencia de Dios Más Allá de los Dones - Martin Stendal Isaías 15: La Gloria de Dios te Recogerá - Martin Stendal Isaías 16: No es Acortada la Mano del Señor para Salvar - Martin Stendal Isaías 17: Nunca más se Oirá en tu Tierra Violencia - Martin Stendal Isaías 18: El Año de la Buena Voluntad del Señor - Martin Stendal Isaías 19: Nuevos Cielos y Nueva Tierra: Parte 1 - Martin Stendal Isaías 20: Nuevos Cielos y Nueva Tierra: Parte 2 - Martin Stendal Romanos 1: ¿Qué Haremos en la Hora de la Prueba? - Martin Stendal

328 El Altar y el Evangelio • 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57

Romanos 2: Cómo Acabar con la Corrupción - Martin Stendal Romanos 3: La ley de la Fe - Martin Stendal Romanos 4: Siervos de la Justicia - Martin Stendal Romanos 5: La Ley del Espíritu de Vida - Martin Stendal Romanos 6: Guiados por el Espíritu de Dios - Martin Stendal Romanos 7: La Simiente de Abraham - Martin Stendal Romanos 8: La Misericordia de Dios y Nuestro Culto Racional Romanos 9: Un Reino Diferente - Martin Stendal Romanos 10: Seremos Salvos por Su Vida - Martin Stendal Romanos 11: Shibolet, Un Arroyo que Fluye - Martin Stendal El Camino de la Cruz - Len Carter El Poder del Amor de Dios - Len Carter Corintios 1: La Locura de la Predicación - Martin Stendal Corintios 2: Lo que Ninguno de los Príncipes de este Mundo Conoció Corintios 3: La Cena del Señor - Martin Stendal Corintios 4: La Profecía y los Profetas y el Camino Más Excelente Corintios 5: Seremos Transformados - Martin Stendal Corintios 6: Sí, Amén - Martin Stendal Corintios 7: Un Alto Peso de Gloria - Martin Stendal Corintios 8: El Ministerio de la Reconciliación - Martin Stendal Corintios 9: Dolor, Enmienda o Muerte - Martin Stendal Corintios 10: Sembrar Según el Criterio de Dios - Martin Stendal Corintios 11: La Ciencia del Bien y del Mal - Martin Stendal

Listado de Mensajes en Formato Audio 329 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78

Corintios 12: Las Pruebas de Dios dan sus Frutos - Martin Stendal Ay, Ay, Ay de los Moradores de la Tierra 1: Tiempos de Angustia Ay de M.T. 2: El Amanecer de Un Nuevo día - Martin Stendal Ay de M.T. 3: Tiempo de Angustia para Jacob - Martin Stendal Ay de M.T. 4: Enderezad la Obra de Nuestra Tierra - Martin Stendal Cantar de los Cantares 1: Los Rectos te Aman - Martin Stendal Cantar de los Cantares 2: Prendiste mi Corazón - Martin Stendal Cantar de los Cantares 3: Tus Ojos me Vencieron - Martin Stendal Cantar de los Cantares 4: Ven Amado Mío - Martin Stendal Cantar de los Cantares 5: Una Mujer Vestida de Sol - Martin Stendal Cantar de los Cantares 6: Tus Compañeros Oyen tu Voz - Martin Stendal Entre Aguilas o Gallinas - Celso Macías Oid Cielos y Escucha tú, Tierra - Javier Vargas El Profeta Jóven y el Profeta Viejo - Anibal Hernández Aquel que Invoque Su Nombre, Será Salvo - Celso Macías La Heredad - Celso Macías Las Tres Coronas - Anibal Hernández El Símbolo de la Cruz - Enrique Saavedra Un Testimonio Bajo la Guía de Dios - Celso Macías Más Allá del Atrio - Anibal Hernández La Marca de Dios o la Marca de la Bestia - Enrique Saavedra

330 El Altar y el Evangelio • 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100

Los Llamamientos - Celso Macías Los Escribas - Celso Macías Un Llamamiento al Camino Angosto - Osvaldo Lara - César Trigos El Misterio de la Iglesia - Celso Macías La Simiente - Celso Macías La Verdadera Guerra Espiritual - Celso Macías El Reino de Dios y el Reino de los Hombres - Anibal Hernández La Potencia del Evangelio - Celso Macías La Amistad con Dios - Celso Macías - Javier Vargas La Disposición en Dios - Enrique Saavedra El Fin de Todas las Cosas - Celso Macías Una Nación Nacerá en un Día - Martin Stendal Tiempo, Tiempos y la División del Tiempo: Parte 1 - Martin Stendal Tiempo, Tiempos y la División del Tiempo: Parte 2 - C. Sonmore - Martin Stendal Tiempo,Tiempos y la División del Tiempo: Parte 3 - C. Sonmore - Martin Stendal Tiempo,Tiempos y la División del Tiempo: Parte 4 - C. Sonmore - Martin Stendal Tiempo, Tiempos y la División del Tiempo: Parte 5 - Martin Stendal El Triunfo de lo Verdadero: Parte 1 - Martin Stendal El Triunfo de lo Verdadero: Parte 2 - Martin Stendal La Claridad de Su Venida - Martin Stendal La Verdadera Alabanza - Martin Stendal El Tiempo del Cumplimiento - Martin Stendal

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Nº. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19

S. Marcos - Parte 1 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 2 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 3 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 4 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 5 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 6 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 7 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 8 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 9 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 10 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 11 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 12 - Martin Stendal S. Marcos - Parte 13 - Martin Stendal Libro de Zacarías - Parte 1 - Martin Stendal Libro de Zacarías - Parte 2 - Martin Stendal Libro de Zacarías - Parte 3 - Martin Stendal Libro de Zacarías - Parte 4 - Martin Stendal Libro de Zacarías - Parte 5 - Martin Stendal Libro de Zacarías - Parte 6 - Martin Stendal

332 El Altar y el Evangelio • 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49

40 Años en Colombia - Chad Stendal El Último Gran Llamamiento de Dios - Jhon H. Clark El Misterio de la Iniquidad - Oscar Tamayo Un Mensaje Claro y Sencillo - Bob Andrews - David Parales Un Clamor por Colombia - Celso Macías El Tercer Día del Señor, Día de Plenitud - Martin Stendal Los Caminos de Dios - Fernando Arcos La Obediencia en Dios - Jean E. Bergeron - Dolphe Hoffman Aguas para Poder Nadar - Parte 1 - Jhon H. Clark Aguas para Poder Nadar - Parte 2 - Jhon H. Clark Despertando la Conciencia - Familia Saavedra Hoy Es el Día - Javier Vargas Los Paradigmas de Dios - Nelson Castro La Voz del Verdadero Pastor - Humberto Medina La Bendición por Herencia - Jim Thiele - Martin Stendal Mientras no se Apaguen las Lámparas de Dios - Anibal Hernández Colombia en la Profecía - Clayton Sonmore El Eterno Peso de Gloria - John H. Clark - Theodoro Hesser Introducción al Evangelio de Juan - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 1 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 2 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 3 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 4 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 5 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 6 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 7 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 8 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 9 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 10 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 11 - Martin Stendal

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Evangelio de Juan - Parte 12 - Martin Stendal Por Encima de las Circunstancias - Martin Stendal El Plan de Dios para sus Amigos - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 15 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 16 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 17 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 18 - Paz Tengáis 1 - Martin Stendal Evangelio de Juan - Parte 19 - Paz Tengáis 2 - Martin Stendal Libro de Joel - Parte 1 - Martin Stendal Libro de Joel - Parte 2 - Martin Stendal La Victoria Sobre el Gigante - Leonardo Lozano La Familia de Dios - Celso Macías El Primer Amor - Enrique Saavedra Enfrentando la Realidad de la Muerte y de la Vida en Cristo - Oswaldo Lara El Camino de la Cruz en Su Pueblo, Trae la Victoria Sobre la Muerte - Oswaldo Lara Realidad y Corrupción: Un Mal que Afecta al Hombre - Hamilton Castro ¿A Qué Huele Usted? - Jorge Arbeláez La Primogenitura y La Bendición - Anibal Hernández Un Nuevo Día - Parte 1 - Javier Vargas Un Nuevo Día - Parte 2 - Javier Vargas Fieles Herederos de Dios - Leonardo Lozano Orar, Interceder y Vencer - Ana de Carrillo Ya Viene el Pueblo - Anibal Hernández Los Hombres Valientes - Anibal Hernández La Obediencia Perfecta - Celso Macías La Reconstrucción la Casa de Dios - Javier Vargas Reconciliación y Reconstrucción por Colombia: El Fin de la Corrupción - Martin Stendal No os Conozco - Javier Vargas

334 El Altar y el Evangelio • 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100

Colombia Llora, pero no se Rinde - Javier Vargas Un Gran Enemigo de Dios - Jorge Arbeláez Pleitead Hijos - Javier Vargas Altar de Piedra - Javier Vargas La Milicia Divina - Javier Vargas Cómo Superar los Fracasos - Enrique Saavedra ¿Es usted Consciente? - Ignacio Guevara Dos Mujeres, un Camino - Javier Vargas Justificados Pues por la Fe - Javier Vargas El Arca en el Lugar Equivocado - Javier Vargas De la Revelación a la Obediencia - Leonardo Lozano Un Camino al Monte de Dios - Leonardo Lozano La Profecía de Daniel - Parte 1 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 2 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 3 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 4 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 5 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 6 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 7 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 8 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 9 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 10 - Martin Stendal La Profecía de Daniel - Parte 11 - Martin Stendal

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Nº. 1 Ezequiel - Parte 1 - La Gloria de Dios - Martin Stendal 2 Ezequiel - Parte 2 - El Verdadero Mninisterio de Dios - Martin Stendal 3 Ezequiel - Parte 3 - El Celo de Dios - Martin Stendal 4 Ezequiel - Parte 4 - Iniquidad Vs. Justicia - Martin Stendal 5 Ezequiel - Parte 5 - Qué es Disparar al Blanco - Martin Stendal 6 Ezequiel - Parte 6 - Diestra y Siniestra - Martin Stendal 7 Ezequiel - Parte 7 - Los Derechos de Dios - Martin Stendal 8 Ezequiel - Parte 8 - El Pueblo Infiel - Martin Stendal 9 Ezequiel - Parte 9 - El Cardenal - Martin Stendal 10 Ezequiel - Parte 10 - Sabrán que Hubo Profetas entre Ellos - Martin Stendal 11 Ezequiel - Parte 11 - Los Pastores se Apacientan a sí Mismos - Martin Stendal 12 Ezequiel - Parte 12 - Los Huesos Secos Vivirán - Martin Stendal 13 Ezequiel - Parte 13 - Cuando se Inviertan las Cosas - Martin Stendal

336 El Altar y el Evangelio • 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33

Ezequiel - Parte 14 - El Regreso de la Gloria de Dios - Martin Stendal Ezequiel - Parte 15 - La Herencia de los Hijos de Dios - Martin Stendal Ezequiel - Parte 16 - Para Conocer al Padre - Martin Stendal Mateo - Parte 1 - La Generación del Cristo - Martin Stendal Mateo - Parte 2 - El Camino a Belén - Martin Stendal Mateo - Parte 3 - Martin Stendal Mateo - Parte 4 - Una Ciudad en lo Alto - Martin Stendal Mateo - Parte 5 - La Religión Falsa - Martin Stendal Mateo - Parte 6 - Una Casa Segura - Martin Stendal Mateo - Parte 7 - Cosas Aún Mayores - Martin Stendal Mateo - Parte 8 - El Reino de los Cielos no es un Negocio - Martin Stendal Mateo - Parte 9 - Los Valientes lo Arrebatan - Martin Stendal Mateo - Parte 10 - Hasta que Saque a Victoria el Juicio - Martin Stendal Mateo - Parte 11 - La Familia de Adán Vs. La Familia de Cristo - Martin Stendal Mateo - Parte 12 - ¿Es Juan el Bautista Resucitado? - Martin Stendal Mateo - Parte 13 - Una Migaja Debajo de la Mesa - Martin Stendal Mateo - Parte 14 - Las Llaves del Reino de los Cielos - Martin Stendal Mateo - Parte 15 - Ser Hijos del Padre Celestial - Martin Stendal Mateo - Parte 16 - Si Quieres ser Perfecto - Martin Stendal Mateo - Parte 17 - Casa de Higos Inmaduros - Martin Stendal

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Mateo - Parte 18 - El Plan de Dios para Sus Enemigos - Martin Stendal Mateo - Parte 19 - La Verdadera Limpieza - Martin Stendal Mateo - Parte 20 - Que Nadie os Engañe - Martin Stendal Mateo - Parte 21 - Los Despiertos, los Dormidos y la Esposa - Martin Stendal Mateo - Parte 22 - Sorprendidos por el Poder - Martin Stendal Mateo - Parte 23 - La Prueba Más Grande de la Resurrección - Martin Stendal Mateo - Parte 24 - La Prueba Más Grande - Martin Stendal Mateo - Parte 25 - El Lucero de la Mañana - Martin Stendal El Profeta Hageo - Parte 1 - Martin Stendal El Profeta Hageo - Parte 2 - Martin Stendal El Génesis - Parte 1 - La Creación de los Cielos y la Tierra - Martin Stendal El Génesis - Parte 2 - La Fundación del Mundo - Martin Stendal El Génesis - Parte 3 - Martin Stendal El Génesis - Parte 4 - Martin Stendal El Génesis - Parte 5 - Martin Stendal El Génesis - Parte 6 - Martin Stendal El Génesis - Parte 7 - Martin Stendal El Génesis - Parte 8 - Martin Stendal El Génesis - Parte 9 - Martin Stendal El Génesis - Parte 10 - Martin Stendal El Génesis - Parte 11 - Martin Stendal El Génesis - Parte 12 - Martin Stendal El Génesis - Parte 13 - Martin Stendal El Génesis - Parte 14 - Martin Stendal

338 El Altar y el Evangelio • 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90

New Orleans - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 1 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 2 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 3 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 4 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 5 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 6 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 7 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 8 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 9 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 10 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 11 - Martin Stendal El Libro de Éxodo - Parte 12 - Martin Stendal El Libro del Levítico - Parte 1- Martin Stendal El Libro del Levítico - Parte 2- Martin Stendal El Libro del Levítico - El Sacerdocio de Todos los Creyentes - Martin Stendal El Libro del Levítico - Parte 4 - Martin Stendal El Libro del Levítico - Parte 5 - Martin Stendal El Libro del Levítico - Parte 6 - Martin Stendal El Libro del Levítico - Parte 7 El Libro del Levítico - Parte 8 El Libro del Levítico - Parte 9 El Libro del Levítico - Parte 10 El Libro del Levítico - Parte 11 El Libro del Levítico - Parte 12 Hay un Dios en los Cielos - Celso Macías Dejando la Codicia - Fernando Arcos La Voluntad de Dios es Grande y Perfecta La Verdadera Mayordomía - Enrique Saavedra Mirad, Velad y Orad - Anibal Hernández Cómo Poner la Fe en Acción Enrique Saavedra Quiénes Somos - Fernando Torres Cómo Poner la Fe en Acción Enrique Saavedra

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Tentar a Dios - Anibal Hernández Un Caminar con Dios - Anibal Hernández Puesto por Dios - Javier Vargas Un Ministro de la Palabra, no de la Letra - Javier Vargas Un Ministro de la Palabra, no de la Letra 2 Parte - Javier Vargas 96 Perdón, Limpieza y Sanidad - Anibal Hernández 97 Dios Prepara a Su Pueblo Fernando Torres 98 Mientras no se Apaguen las Lámparas de Dios - Anibal Hernández 99 Bendición y Primogenitura - Anibal Hernández 100 Tabernáculo de David - Anibal Hernández

340 El Altar y el Evangelio •

El Señor de los Ejércitos

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El Libro de Números El Libro de Números Parte 2 El Libro de Números Parte 3 El Libro de Números Parte 4 El Libro de Números Parte 5 El Libro de Números Capítulo 7 El Libro de Números -15 El Libro de Números -16 El Libro de Números -23 El Libro de Números -27 El Libro de Números -31 El Libro de Números -34 El Libro de Números -36 El Libro de Deuteronomio Parte-1 El Libro de Deuteronomio Parte-2 El Libro de Deuteronomio Parte-3 El Libro de Deuteronomio Parte-4 - Capitalismo, Comunismo y la Ley de Dios El Libro de Deuteronomio Parte-5

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El Libro de Deuteronomio Parte-6 El Libro de Deuteronomio Parte-7 El Libro de Deuteronomio Parte-8 El Libro de Deuteronomio Parte-9 El Libro de Deuteronomio Parte-10 El Libro de Deuteronomio Parte-11 El Libro de Deuteronomio Parte-12 El Libro de Deuteronomio Parte-13 El Libro de Deuteronomio Parte-14 El Libro de Deuteronomio Parte-15 El Libro de Deuteronomio Parte-16

Actualmente se continúa con la realización de estas Series de Mensajes de Auditorio. Estos Mensajes están disponibles en formato Audio, y se pueden encontrar en: Colombia para Cristo Calle 44 # 13-69 - Local: 1 Tels. (571) 346 1419 • 338 3807 338 4716 • 6096686 E-Mail: [email protected] [email protected] Bogotá, Colombia www.fuerzadepaz.com

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