El amor, las mujeres y la muerte; Schopenhauer

Ensayo filosófico. Vida. Muerte. Egoismo. Conmiseración

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EL AMOR, LAS MUJERES Y LA MUERTE Schopenhauer ED. EDAF, Madrid, 2009 Schopenhauer trata al amor como una materia nueva abandonada por los filósofos hasta ese momento. Nos dice que toda inclinación tierna, por etérea que nos parezca tiene su origen en el instinto sexual, que es él más poderoso de los resortes que mueve a la humanidad (yo añadirÃ−a también el hambre). Al instinto sexual Schopenhauer le denomina “combinación de la generación próxima”, nos dice que perseguimos la existencia y la especial constitución de la humanidad futura en cada acto de amor y que la voluntad individual se transforma en voluntad de especie. Para Schopenhauer el instinto del amor no es más que la voluntad de vivir en un ser nuevo y distinto exactamente determinado, el amor tiene por fundamento un instinto dirigido a la reproducción de la especie. Yo dirÃ−a que confunde dos instintos: el instinto sexual y el instinto de reproducción(el instinto maternal y el paternal), y aunque los dos están obviamente relacionados, nuestra actitud ante ambos es diferente. El amor deberÃ−a estar relacionado con el raciocinio necesario para elegir a la pareja con la que deseamos tener hijos, pero no tiene porque influir tanto en la elección de la pareja con la que deseamos mantener una relación sexual. Schopenhauer determinado por la moralidad imperante en su época no diferenciaba el sexo del amor. Para Schopenhauer el amor no puede fundarse en cualidades intelectuales o en cualidades objetivas o reales, sencillamente porque los enamorados no se conocen uno a otro con verdadera exactitud. El espÃ−ritu de la especie es el único que de una sola mirada puede ver que valor tienen los amantes para él y cómo pueden servir para sus fines. No creo que una relación amorosa pueda fundarse en el desconocimiento, si solo se siente atracción sexual hacia la otra persona obviamente dicha relación solo nos servirá para obtener satisfacción sexual y si se alarga en el tiempo nuestras diferencias nos separaran. Luego hace una serie de afirmaciones pseudo-cientÃ−ficas para afirmar que se puede determinar el carácter y el aspecto de la generación futura dependiendo de la elección de la pareja, predilección de los hombres por los pies pequeños en las mujeres o que la mujer es la que transmite las cualidades intelectuales a los descendientes. Schopenhauer dice también que el hombre es “esclavo” de la naturaleza que le obliga en la elección del objeto de su amor, que esta tan determinado por esa pasión, tan cegado por ese anhelo que escapa de su voluntad como individuo, ya que se ha convertido en voluntad de la especie, que cuando le es negada llega a cometer actos deplorables como la violación y el asesinato. Dice que es una pasión de una violencia sin igual, que puede conducir a la locura, al suicidio o al asesinato. Este tipo de justificaciones es el origen de la violencia de genero, de los crÃ−menes pasionales. Schopenhauer comienza diciendo que las mujeres no estamos destinadas ni a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales, que si servimos para cuidar y educar a los niños es porque seguimos siendo pueriles, fútiles y limitadas de inteligencia. Yo sé que nuestra capacidad para educar a los niños se basa en nuestra ternura, nuestra sensibilidad, nuestra adaptabilidad y nuestra capacidad de dar cariño y también en nuestra inteligencia. Dice que las mujeres somos incapaces de prever el futuro, que se nos escapan las cosas lejanas, como no aporta ninguna base cientÃ−fica y es solo su opinión personal opongo a la suya la mÃ−a propia: conozco mujeres que trazan planes para el futuro y toman decisiones pensando en las consecuencias de sus actos en el futuro. 1

También dice que somos injustas y mentirosas, que es casi imposible encontrar una mujer absolutamente verÃ−dica y sincera, simplemente opino que igual que los hombres. Somos igual de mentirosas o de sinceras que los hombres, y me parece que Schopenhauer tuvo muy mala suerte en sus relaciones con las mujeres si no encontró ninguna sincera. También hace una afirmación que me parece muy peligrosa y que se repite demasiado y se alarga hasta nuestro tiempo: las mujeres somos enemigas entre nosotras por naturaleza, porque nuestra posición en la sociedad depende del hombre al que hemos sabido agradar. Para Schopenhauer el nacimiento y la muerte pertenecen igualmente a la vida y se contrapesan. El uno es condición de la otra. A la humanidad y no al individuo es a quien se le puede asegurar la duración. Nuestra desgracia como especie es la conciencia de nuestra muerte como individuos. La desdicha general es la regla en este mundo, y eso es porque sentimos el dolor mas profundamente , la dicha y el bienestar nos pasan desapercibidas. El dolor da sentido a las religiones que consideran este mundo como un lugar de penitencia. En cuanto al arte, Schopenhauer hace una aportación en mi opinión interesante: no hay circunstancia en la vida humana que sea indigna de reproducirse por medio de la pintura. La importancia exterior de un acto se mide por sus consecuencias para el mundo real y en el mundo real. Su importancia interior nos muestra la esencia misma de la humanidad, poniendo en plena luz ciertos aspectos de esta naturaleza inadvertidos a menudo. La importancia interna es la única que vale para el arte y la importancia externa para la historia. Para Schopenhauer solo existen tres resortes fundamentales de las acciones humanas: el egoÃ−smo, que quiere su propio bien y no tiene limites, la perversidad que quiere el mal ajeno, y la conmiseración, que quiere el bien del prójimo. El egoismo es natural e instintivo en el ser humano, solo el temor a las fuerzas publicas puede frenarlo, ni la moral ni la religión son suficientes. Solo la conmiseración es el principio real de toda justicia libre y de toda caridad verdadera.

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