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El atractivo de las ciudades medias* Leonard Plotnicov** E n este t r a b a j o se descarta, p r i m e r o , el concepto y las ideas en t o r n o a l a clasificación de las ciudades como medianas. Se establece l a relación de éstas con l a c i u d a d p r i n c i p a l y se e s t i m a l a atracción de residentes de est a última hacia las p r i m e r a s como u n a razón de política p a r a j u s t i f i c a r l a atención que el g o b i e r n o debería o t o r g a r l e s . E n l a segunda p a r t e del t r a b a j o , y considerando las v e n t a j a s de localización que ofrecen las ciudades de l a p a r t e c e n t r o del n o r t e de México, se hace u n a p r o p u e s t a p a r a captar u n segmento del mercado de c o n s u mo y del gasto d i s p o n i b l e del g r u p o de población de l a tercera edad en Estados U n i d o s , que es u n o de los que e x p e r i m e n t a u n m a y o r c r e c i m i e n t o absoluto y r e l a t i v o y las i m p l i c a c i o n e s que esto tendría p a r a ¡a f u e r z a de t r a b a j o , los i n v e r s i o n i s t a s y los gobiernos federal, estatal y local de est a región. E l a r g u m e n t o que subyace en todo el t r a b a j o es el de l a cada vez m a y o r necesidad de o p o r t u n i d a d e s p a r a c r u z a r barreras d i s c i p l i n a r i a s y poder a p l i c a r l o s c o n o c i m i e n t o s en l a resolución de problemas que afectan en l a a c t u a l i d a d a las sociedades regionales. Antes de participar en este simposio no me había encontrado c o n la expresión ciudades medias. Así, cuando se me invitó a presentar mis opiniones a l respecto, recordé la broma de Horace M i n e r (1967: 3) cuando dice que "todo m u n d o sabe lo que es una ciudad, menos los expertos". A l no saber qué era u n a c i u d a d media, concluí que, con base en el criterio de M i n e r , yo debía ser u n experto en el tema y tener l a c a p a c i d a d , por lo tanto, de otorgar comentarios clave. Desde entonces me he enterado de que, en México, l a expresión a menudo se emplea en oposición a la ciudad de México.i Cuando acepté presentar este documento, también dudaba de por qué los organizadores d e l simposio habían escogido las c i u d a -
* Una versión anterior de este texto se presentó durante el XIII Congreso Internacional de las Ciencias Antropológica y Etnológica (CICAE), celebrado en la ciudad de México del 29 de julio al 4 de agosto de 1992. Agradezco a la doctora Carmen Icazuriaga Montes, al doctor Boris Graizbord y a E l Colegio de M é x i c o por invitarme a exponer en su simposio acerca de las ciudades medianas y por su cálida hospitalidad. Hago extensivos estos agradecimientos al resto de los participantes del simposio por sus valiosos comentarios que ayudaron a completar este ensayo (Traducción de Gilberto Conde). * * Universidad de Pittsburgh. i Sería interesante saber si el término de medio contiene connotaciones de valor implícitas que lo hagan preferible a otros. ¿Tendrá más atractivo?
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des medias como tema central. ¿Por qué n o optaron p o r d i s c u t i r sobre las ciudades gigantescas s i claramente auguran e l futuro? ¿Por qué no las pequeñas? Ese tema podría ofrecer argumentos d i v e r t i d o s , a u n q u e fútiles, sobre las d i f e r e n c i a s entre ellas y las grandes, de circunscribirse a evaluaciones numéricas. Centrar l a discusión en diferencias importantes acerca de sus funciones críticas también podría haber resultado estimulante y esclarecedor desde el punto de vista teórico. M e llegó l a inspiración cuando noté que e l programa incluía u n a serie de reportes de investigación urbana en México, y l a mayoría se refería a l o que podría considerarse c o m o c i u d a d e s pequeñas. Esto daba a entender que l a opción de los organizadores por las ciudades medias se inspiraba e n u n a preocupación p o r l a talla y los problemas de l a c i u d a d de México y permitía adivinar su razonamiento, s i las ciudades medias eran u n sitio atractivo de r e s i d e n c i a alternativo a l D i s t r i t o F e d e r a l , podrían c o n s t i t u i r u n m e d i o para contener el crecimiento de éste. Estas suposiciones h a n dado forma a m i s comentarios y estim u l a d o u n a proposición práctica para ocuparse de las d i m e n s i o nes de l a capital mexicana. A s i m i s m o , me parece útil tomar e n serio l a cita de M i n e r sobre los expertos en urbanismo y reflexionar acerca d e l significado de algunos conceptos fundamentales para el tema d e l s i m p o s i o . E m p e c e m o s p o r ver las i m p l i c a c i o n e s de que u n a c i u d a d no sea n i pequeña n i grande, sino m e d i a .
Dimensiones urbanas D e f i n i r u n a c i u d a d como m e d i a resulta más difícil de l o que se podría pensar. N o se trata simplemente de declarar que s u tamaño se encuentra entre el de las pequeñas y las grandes. Es menester comenzar por d e c i d i r si l a categoría debe ser relativa o absoluta; es decir, si u n a c i u d a d m e d i a es relativa a u n a región o nación, o s i l a determinación se hace c o n u n a escala numérica, i n d e p e n diente de las diferencias regionales o nacionales. Aquélla l i m i t a l a comparación a u n a z o n a , mientras que los valores numéricos o f r e c e n u n a m e d i d a que p u e d e a p l i c a r s e u m v e r s a l m e n t e . 2 E n c u a l q u i e r caso, l a t a l l a m e d i a p u e d e determinarse ú n i c a m e n t e en relación c o n las ciudades grandes, y a que l a diferencia entre
2 Douglas White, en este volumen, se sirve de un criterio numérico absoluto para definir las ciudades medianas. A mi manera de ver las cosas, una ciudad media es para él aquella cuyas dimensiones no exceden la capacidad de su programa de computadora para graficar las redes sociales de las élites locales.
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las p e q u e ñ a s y l o s p u e b l o s grandes es a m b i g u a . Las c i u d a d e s grandes no i m p l i c a n ambigüedad alguna, pero las pequeñas sí form a n u n a categoría difusa. Referirse al lado menor del continuo urbano para definir l a tal l a m e d i a representa u n a d i f i c u l t a d s i m i l a r por el poco a c u e r d o existente respecto de l a población mínima para designar u n sitio como urbano. Cada gobierno nacional lo determina arbitrariamente. Estas cifras y los criterios que determinaron su decisión n o pueden utilizarse para realizar comparaciones interculturales, y a que son inconsistentes al relacionarse c o n las particularidades regionales o nacionales. Por ejemplo, los países escandinavos definen como c i u d a d cualquier asentamiento c o n u n a población de doscientos o trescientos habitantes. E n países m u y p o b l a d o s , cifras tan pequeñas describirían u n p u e b l o ; pero en regiones escasamente pobladas, como Noruega, Australia y Alaska, los lugares pequeños adquieren importantes funciones centrales. Análogamente, y precisamente porque varía de u n lugar a otro, l a m e d i d a absoluta de las dimensiones mínimas para definir una c i u d a d también cambia con e l tiempo. L o que hoy es medio en el pasado era enorme. Las fórmulas para determinar las categorías de las magnitudes urbanas se p u e d e n calcular objetivamente y c o n precisión numérica; pero l a manera más fácil de lograr u n a división r a c i o n a l es con u n a distribución de asentamientos rango-tamaño. Estas distrib u c i o n e s , s i n embargo, no están presentes en todas partes, sino que tienden a aparecer en los países más grandes, así como en los que cuentan con u n a larga historia de urbanización (Berry, 1961). A u n así, no faltan las excepciones. A l g u n o s países pequeños, como Corea y E l Salvador, t i e n e n una distribución de rango-tamaño, mientras otros grandes, en población o extensión física como Gran Bretaña, Canadá y A u s t r a l i a , carecen de c i u d a d e s m e d i a s . P o r otro l a d o , algunos países c o n una larga historia de urbanización { v . g r . México, Irak, Egipto) exh i b e n u n patrón de c i u d a d p r i n c i p a l , en el que l a c i u d a d m a y o r del país es varias veces mayor a las que quedan en segundo lugar. Esta distribución d i f i c u l t a establecer lo intermedio. L a bibliografía acerca de patrones de distribución por talla da l a impresión a veces de que e l curso preferible de desarrollo sería u n a regla de distribución rango-tamaño, mientras que u n patrón de primacía sería anormal y poco sano, en especial donde las ciudades p r i n c i pales son inmensas.3 C o n todo, los tres patrones de distribución
3 Dado el lugar de la conferencia, Teotihuacán ofrece un excelente ejemplo de una ciudad principal antigua. Durante su esplendor [ c i r c a 200 a.C. - 750 d.C.) fue
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-rango-tamaño, primacía y centro v a c í o - aparecen en el m u n d o c o n a p r o x i m a d a m e n t e l a m i s m a frecuencia, lo que h a l l e v a d o a Hartshorn (1992: 63) a c o n c l u i r que "no existe u n a explicación razonable y global de las condiciones asociadas con cada uno de estos tipos de distribución". Quizás (y p i d i e n d o disculpas a Horace Miner) sólo los expertos p u e d a n llegar a l a conclusión lógica de que no existe tal cosa como u n a c i u d a d m e d i a . A pesar de esta sofisticación, los expertos entienden, por supuesto, que las dimensiones de u n a c i u d a d , c o m o cualquier otra cosa graduada, constituyen elucubraciones decididas de manera arbitraria. E n otras palabras, podemos defin i r u n a c i u d a d m e d i a n a de c u a l q u i e r m a n e r a que q u e r a m o s , siempre que expresemos clara y abiertamente nuestras motivaciones y propósito para optar por u n a definición dada. Obviamente, el objetivo en este caso parte de l a preocupación por el crecimiento y e l tamaño de l a c i u d a d de México, junto con l a creencia y esperanza de que las ciudades mexicanas de menores dimensiones p u e d a n a y u d a r a d i s m i n u i r l a presión de l a p o b l a c i ó n allá, a l atraer el crecimiento hacia sí. L a meta de ejercer cierto tipo de control sobre l a distribución de la población n a c i o n a l provee otro marco de referencia más para d e t e r m i n a r " l o m e d i o " . Así, es legítimo y razonable a f i r m a r que existen dos categorías de dimensión de la c i u d a d en México. C o m o i n d i c a b a anteriormente, c o n esto podemos d e f i n i r l o que queramos. P r o p o n g o que establezcamos u n a categoría, c o n sólo u n ejemplo, de c i u d a d p r i n c i p a l (dado que su utilización es extendida y aceptada). Todo sitio urbano aparte de la c i u d a d de México serán las ciudades medias. Esta clasificación es consistente con la manera en que se d e l i n e a n las taxonomías y satisfacerá las exigencias más severas de l a ciencia. L o que importa a final de cuentas, p o r s u p u e s t o , es cuán b i e n nos s i r v e n los c o n c e p t o s p a r a comprender y resolver los problemas sociales. Los conceptos, s i n embargo, en ocasiones son engañosos. Por ejemplo, otrora se consideraba que los patrones de distribución de rango-tamaño constituían el curso n o r m a l del desarrollo urbano. E n lugar de existir este patrón en América Latina, lo más com ú n s o n las c i u d a d e s p r i n c i p a l e s ( H a r r i s , 1971: 178; H a r d o y , 1975.) A u n q u e hay correlación entre las ciudades principales de l a z o n a y los problemas de desarrollo urbano, no se puede conúnica por su magnitud (más de cien m i l habitantes) y su localización (el México central) ante la ausencia de asentamientos circunvecinos numerosos. Pocas ciudades de la antigüedad se comparan con ella por longevidad o tamaño, así que difícilmente se le puede caracterizar de experimento patológico o fallido.
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c l u i r de ello la existencia de u n a relación causal entre desarrollo y patrones de distribución de asentamientos. C o n todo, se da crédito de factor causal al patrón de asentamiento cuando se relaciona con magnitudes enormes y crecimiento rápido. Se toma una ciudad principal de gran tamaño como indicador de sobreurbanización, lo que Castells (1977: 41-43) l l a m a " u n n i v e l de urbanización superior al que normalmente se puede alcanzar dado el n i v e l de industrialización". Esto podría significar que u n a c i u d a d tenga más habitantes de los que puede atender l a economía; pero aceptemos que se busque decir que hay más gente de l a que puede ser manten i d a con u n a c a l i d a d de v i d a satisfactoria.* U n a noción relacionada con lo anterior es la de urbanización falsa, es decir, que l a urbanización no es tanto c o n d u c i d a por u n a economía i n d u s t r i a l en expansión, sino sobre todo por u n crecimiento rápido de l a población. A m b o s términos, urbanización falsa y sobreurbanización, c o n l l e v a n u n a condición en que la tasa de crecimiento de l a población urbana rebasa el ritmo d e l desarrollo económico. A m b o s conceptos son fundamentalmente subjetivos y tienden a desviar l a atención d e l hecho de que esta condición se a p l i c a igualmente a las zonas rurales. E n éstas, l a tasa de crecimiento de la población es superior a la de desarrollo económico. Se podría igualmente llamar sobrerurglización a este proceso, con la ventaja de orientar l a atención a causas más que a síntomas, pero no se p r o n u n c i a c o n f a c i l i d a d . E l m e o l l o del problema es que hay demasiada gente dependiente de los recursos y la tecnología disponibles en las áreas rurales. A l igual que el trabajo excedente, las personas se ven obligadas a buscar empleo en pueblos y ciudades (Laquian, 1982: 68). C o n l a extensión de l a tecnología agrícola automática, se puede esperar que estas condiciones se incrementen. Estoy m u y consciente de que otros ven las fuentes del proble¬ m a en l a casualidad o l a falta de medidas de control de la natalidad- oero nodríamos a s i m i s m o c u l p a r a l a m a v o r esperanza de v i d a y las menores tasas de mortalidad infantil.
Megaciudades Las ciudades con diez millones de habitantes o más, las megaciudades, constituyen los ejemplos más sobresalientes de lo que el 4 El término prejuicia el caso con las connotaciones negativas del exceso y, en cualquier caso, probablemente lo introdujeron Davis y Golden (1954) en una época en que los observadores carecían de una apreciación de la importancia de la economía subterránea o informal.
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término sobreurbanización trae a l a mente. E x i s t e n e n nuestros días cerca de dos docenas de megaciudades, casi todas en países de urbanización rápida y c o n altas tasas de natalidad. Pronto habrá muchas más. Se c a l c u l a que l a población m u n d i a l alcanzará los 6 m i l millones de habitantes para el 2000, l a m i t a d localizada en urbes. Alrededor de 80% de las mayores ciudades d e l próximo siglo se encuentra e n países e n desarrollo, eufemismo para referirse a los países más pobres que el p r o m e d i o . Se pronostica que la c i u d a d de México, c o n u n a población actual de entre 15 y 18 millones.s o cerca de la quinta parte de la población total d e l país, seguirá siendo la mayor, c o n entre 25 y 30 millones de habitantes. Las megaciudades tienen l a reputación de pecar de problemas especiales debidos a s u m a y o r tamaño. E m p e r o , m u c h o s de los males que se les atribuyen, como l a pobreza y e l h a c i n a m i e n t o , han sido parte de la v i d a urbana durante miles de años y no se deben a l a talla n i a la escala. Otros problemas, como d e l i n c u e n c i a y congestionamientos de tráfico, p u e d e n ser igualmente viejos, e i g u a l que los otros dos, los comparten ciudades menores. Estos atributos supuestamente son peores en las megaciudades, donde la salud humana también sufre de mayores daños a causa d e l deterioro ambiental. Las ya pesadas atmósferas de algunas megaciudades parecen haber alcanzado, o a l menos se acercan a ello, sus límites p a r a tolerar m á s toneladas de c o n t a m i n a n t e s . M u c h a s apenas son capaces de mejorar su infraestructura para satisfacer sus necesidades en aumento constante. U n abasto energético inadecuado es fastidioso; u n suministro de agua inapropiado es p e l i groso. 6
N o todas las megaciudades son iguales. Ponerlas todas en u n m i s m o montón equivale a poner u n signo de igual entre ballenas y elefantes. Existe u n a diferencia importante entre, digamos, Río de Janeiro o Sao Paulo, por u n lado, y N u e v a Y o r k o T o k i o , por el otro. L a diferencia reside en l a riqueza. E l tamaño en sí es secun-
s Estas cifras se refieren a la zona metropolitana. Harris (1971) ofrece información demográfica histórica de la ciudad de México. e Gulick (1989: 5, ff.) hace la aclaración importante de que las ciudades, a lo largo de la historia, han estado sujetas a un sesgo antiurbano, y Plotnicov (1970) ofrece una explicación. Sin embargo, no deja de ser cierto que las ciudades, independientemente de su tamaño, sí tienen sus problemas. Algunos observadores, al referirse a las barriadas, la pobreza, el abuso de las drogas y el alcohol, y el número creciente de personas sin hogar, mayores tasas de crimen violento y sin sentido, transporte público y sistema educativo inadecuados, deterioro físico y ambiental, reducción de los servicios públicos, policía irresponsable, corrupción política, bancarrota fiscal, estallidos raciales, etcétera, hacen al escenario actual lo suficientemente alarmante para definirlo como de crisis (Steinberger, 1985).
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daño. Salta a l a vista que l a r i q u e z a n a c i o n a l es m u c h o más i m portante que las dimensiones si operamos u n ligero viraje cognoscitivo para ver u n a megalopolis (Gottman, 1961) como u n a c i u d a d y no como u n montón de m u n i c i p i o s . Pensar las megalopolis como megaciudades genera muchos más casos, y casi todos en países industriales avanzados. Por costumbre, s i n embargo, restringimos nuestro concepto de c i u d a d a u n a e n t i d a d política, c o n u n solo nombre y límites definidos arbitrariamente. Las megaciudades captan nuestra atención por ser tan grandes y haberse extendido tan rápidamente. Se dice que llegan a E l Cairo 1 000 migrantes por semana, subestimando quizás el flujo real. La urbanización rápida pone bajo presión los recursos financieros de las naciones más pobres. Sus gobiernos no pueden encarar los requerimientos de infraestructura y servicios m u n i c i p a l e s suplementarios. Esfuerzos honestos p o r hacerlo rápidamente se v e n afectados p o r aumentos en e l número de habitantes, de manera que tratar de cerrar l a brecha entre las necesidades y l a h a b i l i d a d para satisfacerlas es como buscar pegarle a u n b l a n c o e n m o v i miento. A pesar de los defectos de las megaciudades, los migrantes las prefieren sobre otros lugares. C o n información anecdótica de K a n dell (1985), G u l i c k (1989: 47-48) reporta que los m u y pobres de la c i u d a d de México v e n su v i d a allí de manera p o s i t i v a a l compararla c o n las c o n d i c i o n e s que según sus c o n o c i m i e n t o s o creencias existen en ciudades más pequeñas y zonas rurales. D i c e n que México les ofrece una ventaja importante, mayores oportunidades de empleo c o n buen sueldo. Para muchos, el agua c o m e n t e y u n sanitario c o n agua c o n s t i t u y e n servicios públicos novedosos y más que convenientes. Esto también representa i n d i c i o s de avance personal y apoya l a creencia en u n futuro mejor para sus hijos.? C i u d a d e s de 25 o 30 m i l l o n e s serán lugar común dentro de cien años a causa de los avances de l a tecnología. Eso debe pasar a menos de que l a t e n d e n c i a de l a h i s t o r i a urbana de los últimos seiscientos años dé u n viraje s i n precedentes. S u p o n i e n d o que e l crecimiento continuo fuese u n a condición inalterable durante los próximos 30 años, ¿cuánta gente será c o n d u c i d a a v i v i r afuera de las zonas sobrepobladas si este ajuste no lo opera u n a mano i n v i sible o malthusiana?
? Me baso en lo que parece ser la opinión general de que el actual crecimiento de la ciudad de México se debe a la migración. Véase, sin embargo, Arriaga (1968: 242), quien argumenta que su crecimiento se debe menos a la migración que al crecimiento natural.
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Redistribución de la población La idea de sacar gente de las grandes ciudades para crear ciudades medias aparece en el movimiento de las ciudades jardín en Inglaterra durante el siglo pasado, y más recientemente, en los intentos de Brasil y Nigeria por mudar sus hacinadas capitales de la costa a sitios más centrales en el interior. Así, Nigeria y Brasil esperaban separar las actividades comerciales de las administrativas y estimular el crecimiento económico en las zonas subdesarrolladas de sus países. El proyecto de cambiar la capital nigeriana de Lagos a Abuja fue diseñado antes de la caída de los ingresos por las exportaciones petroleras. Se han detenido las obras, para posponer indefinidamente la fecha para terminarlo. La mala suerte (y en gran medida mala administración) de Nigeria nos impide saber qué resultados habría tenido este experimento. Brasilia, inaugurada en 1957, se encuentra a 700 millas de la antigua capital, Río de Janeiro. Originalmente, se había fijado la meta de alcanzar los dos millones de habitantes para el año 2000, mas va cuenta con 4 millones, con un incremento de 10% anual, habitada casi en su totalidad por gente pobre en cinturones de miseria. Brasilia ha tenido bastante éxito en la atracción de pobladores. Abundante evidencia indica que la gente suele ser reacia a migrar, y prefiere pasar sus vidas en donde nació y creció. Por lo general sólo se muda cuando no le queda más alternativa. La gente común puede superar barreras políticas e incluso logra cruzar fronteras con cercas de púas o ríos sucios; pero la desesperación de su "opción" no refleja tanto su habilidad para mudarse como la intensidad de la "presión que los empujó y puso en movimiento" (Logan y Molotch, 1987: 41). Cambiarse representa una decisión de vida de grandes consecuencias, y sólo se emprende por razones de peso. A menudo se hace de forma involuntaria, como en el caso de refugiados o gente expulsada de sus asentamientos. En sentido figurado y literario, la gente se ha visto motivada a migrar por ideales políticos y religiosos. La atracción de visiones religiosas y utópicas de una ciudad mejor vio a docenas de nuevas comunidades establecerse en Estados Unidos durante el siglo xix, y tales comunidades (o comunas) siguen apareciendo en nuestros días. El movimiento británico de las ciudades jardín, iniciado a fines del siglo xix, estaba imbuido de entusiasmo. Surgió en respuesta al rápido crecimiento urbano proveniente de la Revolución Industrial, aunque más directamente de las condiciones deplorables existentes en Londres, la megaciudad del momento. Ebenezer Howard, el visionario del movimiento, esperaba atraer
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gente a sus nuevas ciudades ofreciéndoles u n ambiente más sano, que combinara los mejores aspectos de l a v i d a rural y la urbana, y que encarnara sus ideales políticos liberales. Los residentes, por ejemplo, provendrían de todas las profesiones y clases sociales. Serían propietarios colectivos de los bienes raíces y de las instalaciones municipales de l a c i u d a d , y se gobernarían por medios democráticos. C o n el f i n de animar la democracia y cultivar u n sent i d o de l a v i d a c o m u n i t a r i a - v i s t a c o m o dos lados de l a m i s m a m o n e d a - las ciudades jardín, idealmente, debían tener alrededor de 30 000 habitantes. Todo crecimiento suplementario sería regulado con situar l a c i u d a d en el campo, rodeándola por u n c i n t u rón de tierras agrícolas capaces de permanecer intactas o transformarse en desarrollo urbano. Sólo se construyeron dos ciudades jardín, de modo que el esfuerzo t u v o pocas c o n s e c u e n c i a s en u n L o n d r e s en expansión. S i n embargo, las ideas de H o w a r d - c o m o relacionar el tamaño de l a c i u d a d y sus características arquitectónicas con el sentido h u m a n o de las p r o p o r c i o n e s , y l a p r e o c u p a c i ó n por fomentar u n sentido t r a d i c i o n a l de l a c o m u n i d a d - siguen i n s p i r a n d o a arquitectos y planificadores urbanos en todo el m u n d o . Durante l a depresión de los años treinta, el gobierno de Estados U n i d o s financió la construcción de algunas ciudades con c i n turones verdes, no tanto para desahogar el excesivo h a c i n a m i e n to, sino para crear empleos. Los tres casos más conocidos, Irvine en California, Reston en V i r g i n i a y C o l u m b i a en M a r y l a n d , fueron construidos por empresas privadas que trataban de apegarse a algunos de los p r i n c i p i o s de H o w a r d , como mantener la heterogen e i d a d de clase y fijar límites al crecimiento. Estas atractivas com u n i d a d e s se construyeron para u n mercado selectivo (Glaab y B r o w n , 1992). Reston, c o n u n a población de unos 70 000 habitantes, y C o l u m b i a , c o n más de 100 000, son suburbios de Washington, D . C . , al i g u a l que e n I r v i n e , su diseño i n c l u í a normas específicas de buen gusto en l a planificación arquitectónica y urbana. Las tres se sitúan cerca de universidades importantes, ya que atraen sobre todo a científicos y académicos. Estas comunidades son atractivas, pero n u n c a se pretendió que constituyeran válvulas de escape para regular l a población. H a habido, con todo, algunos intentos recientes por hacer precisamente eso. E l gobierno e g i p c i o b u s c a b a quitar algo de l a presión de E l Cairo al crear nuevos asentamientos cerca del delta del N i l o y, hacia el oeste, a lo largo de la costa d e l Mediterráneo. Según la prensa, estos pueblos atrajeron a pocos debido a que se sitúan lejos de los centros de empleo, es decir, E l Cairo y Alejandría.
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Hace unos 25 años, el gobierno japonés construyó T s u k u b a , u n parque de investigaciones y u n a c o m u n i d a d residencial a unas 50 m i l l a s al norte de T o k i o . C o n u n a nueva universidad, agencias gubernamentales de investigación, y v i v i e n d a para clase m e d i a , se buscaba que fuera u n a c i u d a d pequeña para científicos y personal docente. Únicamente 25 m i l personas han poblado el lugar, menos d e l número de expectadores de u n juego de baseball en T o k i o . M u c h o s de los empleados de la u n i v e r s i d a d o de las dependencias gubernamentales siguen v i v i e n d o en l a c a p i t a l y se desplazan diariamente para trabajar (Gulick, 1989: 83). Algunos colegas familiarizados con Tsukuba dicen que, según el gobierno este proyecto es exitoso, y explican que promueve el establecimiento de contactos entre académicos e industriales para la formulación de planes de investigación pura y a p l i c a d a , m u y sim i l a r al Parque Industrial de Stanford en C a l i f o r n i a y el Parque del Triángulo de Investigación en el norte de C a r o l i n a . E m p e r o , los residentes de T s u k u b a suelen ser profesionistas jóvenes. Los mayores tienden a permanecer en T o k i o por dos motivos. H a n llegado a u n momento de sus vidas en que cargan con responsabilidades f a m i l i a r e s y c o m u n i t a r i a s , y s u e l e n v i v i r c o n padres de edad avanzada cuya casa piensan heredar. T o k i o es también el sitio donde han establecido sus redes de contactos profesionales, obtienen trabajos suplementarios y dan asesoría. L a c r e a c i ó n de n u e v a s c i u d a d e s c o m o B r a s i l i a y T s u k u b a ofrece a los planificadores y arquitectos la o p o r t u n i d a d de diseñar sitios urbanos de gran belleza. Parques, estadios, museos, salas de conciertos, bulevares, plazas y otros servicios públicos y mejoramientos que otorgan a la c i u d a d su carácter y encanto distintivo. Esta infraestructura y detalles deseables son b i e n r e c i b i dos, a u n q u e su i m p o r t a n c i a n o deja de ser de s e g u n d o o r d e n cuando se trata de atraer a nuevos habitantes. L a gente emigra cuando la obligan factores políticos, sociales, económicos y de otro t i po, y cuando no bajo coerción, más por motivos económicos que de otra índole. "Primero que nada, l a gente debe v i v i r donde pueda encontrar trabajo" (Logan y M o l o t c h , 1987: 41).
Cambios en la disciplina E n este punto de l a presentación, los antropólogos de años anteriores habrían r e s u m i d o los puntos p r i n c i p a l e s , reiterado l a i m portancia de los incentivos económicos para desviar a los migrantes de las megaciudades y presentado sus conclusiones c o n u n a nota, ya fuera pesimista, ya optimista. C o n todo, eso era así cuan-
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do l a distinción analítica entre l a teoría y l a práctica se rectificaba y se sostenía como inviolable. A u n q u e los antropólogos empezaron a llevar l a teoría a l a práctica en los años treinta, y l a antropología aplicada fue importante desde el punto de vista militar durante l a segunda guerra m u n d i a l , así como para redactar posteriormente las condiciones de paz, tomó varias décadas más borrar por completo e l estigma atribuido a l trabajo aplicado. S i sirve de indicador preciso el hecho de que u n ex director de l a Asociación A m e r i c a n a de Antropología dicte u n a "ponencia distinguida" a l a Sección de Antropología General de l a Asociación, entonces l a actitud de l a profesión hacia l a dualidad teoría-práctica ha dado u n giro de 180 grados. Ignorar cualquier distinción entre e l teórico y e l práctico y hacer eco de u n llamado escuchado cada vez c o n mayor frecuencia, Rappaport (1993) i n c i t a a todos los m i e m b r o s de l a A s o c i a ción a representar una antropología comprometida y responsable. Por ahora, tomo su mensaje para decir que es menester no quedarse en señalar lo que anda m a l o por qué algo no funcionará, y ofrecer nroDuestas concretas Aúneme éstas n o fueran Drácticas o realistas, pueden ser útiles para permitir idear mejores esquemas. C'ambios como e l anterior atestiguan cómo se desdibujan las fronteras disciplinarias y se hacen más permeables. Economistas, planificadores urbanos y antropólogos ahora se conducen más por los problemas que por las orientaciones de sus d i s c i p l i n a s . Se h a dado u n a transformación paralela e n l a toma de decisiones e m presariales en el sentido de restar énfasis a l a compartimentación del especialista a favor de l a generalización m u l t i d i s c i p l i n a r i a . M i t r o f f y L i n s t o n e (1993) l l a m a n a esto, "reflexión p o r sistemas s i n fronteras". A y u d a a crear u n ambiente que supera las l i m i t a ciones de las maneras habituales de pensar para ofrecer más libertad y flexibilidad a l a manera en que se asumen los problemas. También podríamos dar l a bienvenida a esta mayor tolerancia para traspasar las fronteras de las disciplinas, y a que alienta a no limitarse a declarar qué p r i n c i p i o s gobiernan e l crecimiento urbano, sino ofrecer asimismo, propuestas concretas que p u e d a n darnos u n m a y o r c o n t r o l sobre e l proceso. A l ofrecer algunas ideas que relacionan l a c i u d a d de México c o n las ciudades medias, entro conscientemente en áreas en que m i ignorancia v a de grande a suprema, pero confiando en que m i s palabras serán tomadas c o n u n ánimo de tolerancia intelectual.
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Un propuesta modesta C o m o no podemos depender de acontecimientos fortuitos, como descubrir u n a veta de oro o u n mar de petróleo bajo nuestros pies, la creación de condiciones para atraer nuevos habitantes, provenientes de zonas sobrepobladas a otras, requiere de medidas deliberadas. Es decir, las áreas designadas para el asentamiento necesitan mejorar sus economías, y presumiblemente, hacerlo bajo las condiciones actuales de economía global y capitalismo moderno. Los esquemas de desarrollo económico no sobrevienen como modelos genéricos o juegos que se p u e d a n a p l i c a r i n d i s c r i m i n a d a mente; cada proyecto debe ser creado sobre m e d i d a para ajustarse a c o n d i c i o n e s locales y circunstancias especiales. L a propuesta delineada aquí responde directamente a los recursos particulares d e l norte de México relacionados c o n los requerimientos de u n mercado específico, y no busca criticar ningún p l a n de desarrollo actual en l a región. A u n q u e es poco probable que su aplicación sea tomada seriamente en consideración, tendría u n valor heurístico para demostrar los tipos de variables requeridas si la p l a n i f i cación urbana quiere ser a l a vez totalizadora y holística. Los estados mexicanos de Sonora, C h i h u a h u a y N u e v o León c u e n t a n c o n c i u d a d e s medias en c r e c i m i e n t o . L a población de C h i h u a h u a , por ejemplo, se ha t r i p l i c a d o en veinte años para a l canzar los 600 000 habitantes. Según lo que sé, México no p l a n i f i có n i anticipó esta situación. L a mayor parte del crecimiento se debe a la migración de las zonas rurales, atraída por las nuevas fábricas, las maquiladoras instaladas allí por inversionistas estadunidenses en busca de mano de obra barata. Los trabajadores de estas plantas ganan en promedio u n dólar por hora; los más experimentados ganan alrededor de u n o c i n c u e n t a ( U c h i t e l l , 1993). E l reciente desarrollo industrial del norte de México ha conllevado l a construcción de mejores carreteras y l a formación de u n a fuerza de trabajo más capacitada, fortaleciendo así l a posición de l a región para crecer aún más (Uchitell, 1993). Dado que u n a economía diversificada hace a u n a zona menos v u l n e r a b l e a las fluctuaciones d e l mercado m u n d i a l y más apta para el crecimiento urbano constante, u n p l a n de desarrollo region a l b u s c a , i d e a l m e n t e , i n t r o d u c i r u n a d i v e r s i d a d de i n d u s t r i a s que sean, también idealmente, del tipo que prometa perdurar. Establecer nuevas i n d u s t r i a s en c u a l q u i e r parte en nuestros días exige mercadotecnia; pero q u i e n estuviese en condiciones de i n vertir debe ser atraído por algún ofrecimiento. L a parte central del norte de México tiene muchas características sumamente deseables y ampliamente apreciadas; pero en gran m e d i d a , otras virtu-
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des son perdidas de vista a menos de que se les relacione con u n mercado p o t e n c i a l específico. Tiene u n a panorámica espectacular, u n c l i m a cálido, d i s p o n i b i l i d a d de mano de obra barata, bajo costo de la v i d a y p r o x i m i d a d con el suroeste de Estados U n i d o s ; todo esto lo convierte también en u n sitio atractivo para l a r e s i dencia de estadunidenses jubilados.s
El mercado de jubilados de Estados Unidos E l segmento de la población estadunidense que crece con mayor velocidad es el de l a tercera edad. H a y en l a actualidad alrededor de 30 m i l l o n e s mayores de 65 años, cifra que pronto llegará a los 40 m i l l o n e s (Barringer, 1993). M u c h o s de ellos t i e n e n ingresos por jubilación que les proporcionan u n estilo de v i d a acomodado, y muchos se h a n m u d a d o de ciudades d e l norte para v i v i r en los sureños estados d e l "cinturón solar" (véase, por ejemplo, Jacobs, 1974). Bastantes mantienen dos residencias, u n a de invierno en el sur, y otra de verano en el norte. L a gente de edad avanzada de Estados U n i d o s constituye u n a m p l i o mercado que duplicará su tamaño a lo largo de l a próxima década, según aumente el número de personas que tome su jubilación anticipada. E l norte de México tiene u n a localización privilegiada para capturar parte de esta Doblación. S u posición geográfica lo hace c o m p e t i t i v o con áreas de retiro al norte de la frontera. Ciudades como Hermosillo, Monte¬ rrey, C h i h u a h u a y Saltillo están a menos de 300 m i l l a s de la línea internacional (seis horas de camino en coche sobre u n a buena carretera) v a unas cuantas horas por avión de muchas ciudades estadunidenses A l g u n a s como C h i h u a h u a ya tienen u n a aparienc i a arquitectónica atractiva de fábricas modernas contrastantes c o n u n i m p r e s i o n a n t e paisaie m o n t a ñ o s o L a f u e r z a de trabaio bien capacitada de l a región constituye u n a clase m e d i a más dispuesta a hablar inglés v a anovar los tipos de servicios aue desean los estadunidenses. Así, l a apariencia de las ciudades de l a región y su población es idónea para éstos. A h o r a es e l m o m e n t o p r o p i c i o para p r o m o v e r este negocio, dadas las condiciones de los estados d e l cinturón solar. A r i z o n a tiene poca agua. Todos sus mantos superficiales están ya asignados, y m u y probablemente se restrinja la explotación de lps m a n a Como suele suceder, los descubrimientos de unos son anticipados por otros, en este caso por las fuerzas del mercado. Arthur Murphy me dice que sabe de la existencia de tales comunidades de jubilados establecidas recientemente en las dos costas norteñas del Golfo de California.
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tos subterráneos de este estado por motivos ecológicos. A falta de nuevas fuentes acuíferas, l a población h a llegado a su límite de expansión. Es m u y probable que prevalezcan las consideraciones ambientales para restringir proyectos urbanos en otras zonas, como en F l o r i d a y el'sur de California. Estos dos estados tienen u n a imagen problemática por el temor a huracanes, terremotos y v i o lencia c r i m i n a l . Los jubilados se sentirían más seguros en Texas o N u e v o México, dos regiones que probablemente experimenten u n crecimiento de las comunidades de jubilados.9 L a i d o n e i d a d del momento tiene también su lado negativo ante l a urgencia de actuar antes de que d i s m i n u y a n las oportunidades y se pierdan las ventajas. A u n q u e el costo de la v i d a en México sigue siendo menor al de Estados U n i d o s , se ha incrementado rápidamente, mermando así el atractivo d e l país a ojos de los estadunidenses como opción barata para v i v i r . Se necesitan inversiones en infraestructura antes de que empiece a fluir el río de jubilados del país d e l norte. S u visión de la potabilidad del agua mexicana requiere de u n a solución de ingeniería junto c o n u n a estrategia de administración de l a i m a g e n que se da. Las preocupaciones de s a l u b r i d a d , como los desagües y l a sanidad, también exigen atención. L a mayoría de la gente de edad avanzada no padece problemas graves de salud; no obstante, esta población t o m a u n a parte d e s p r o p o r c i o n a d a m e n t e grande del costo de l a s a l u d social de Estados U n i d o s . Invertir para garantizarles instalaciones médicas satisfactorias es de importancia crítica. Hacerlo podría redundar en u n a i n d u s t r i a sanitaria espec i a l i z a d a en atender a estadunidenses, contando c o n que el alto costo de l a atención médica en Estados U n i d o s difícilmente se reducirá de manera significativa con las actuales metas de reforma. Los habitantes del país del norte v i v e n más, y los de la tercera edad son más activos. L a recreación atlètica es importante para ellos, de m o d o que se necesitarán instalaciones deportivas diseñadas para u n a población de edad avanzada - c o m o canchas de tenis, campos de golf y, cuando se pueda, lagos para pescar y andar en l a n c h a . T a m b i é n r e q u i e r e n de buenas autopistas y aeropuertos, dado que, aparte de l a transhumancia anual norte-sur de •mucha gente, viajan y reciben visitas de amigos, antiguos colegas, hijos y nietos. Es p o s i b l e i m a g i n a r otras obras para aumentar el
9 El estado de Texas presenta una desventaja. Se están inaugurando nuevas plantas eléctricas en el noreste de México. Funcionan a base de lignita, carbón de baja calidad, de modo que podrían enrarecer amplias masas del aire de Texas. Está en duda si México utilizaría la amenaza de estas centrales para negociar su acceso a más agua proveniente del río Colorado.
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atractivo de l a zona, como l a construcción o e l mejoramiento de estadios de besibol donde jueguen equipos mexicanos, pero quizá también estadunidenses, durante e l entrenamiento primaveral. Indudablemente, no he anticipado muchas objeciones que h a de haber a esta propuesta. A u n q u e he tratado de ser objetivo a l considerar sus ventajas y limitaciones, naturalmente preferí centrarme en los rasgos atractivos. Éstos i n c l u y e n u n a situación favorable a México en términos de la balanza de pagos. E l asentamiento de m i l e s de estadunidenses e n e l norte de M é x i c o seguramente tendría efectos m u l t i p l i c a d o r e s en l a economía; igual que los t u ristas, traerían dólares para gastar localmente; pero, a diferencia de éstos, gastarían m u c h o en bienes caros, como c o n d o m i n i o s , casas, carros, muebles y electrodomésticos. N o competirían c o n los mexicanos por los trabajos y generarían actividades de trabajo i n tensivas en mano de obra en l a industria de l a construcción y los servicios, l a mayoría de las cuales serían, aparentemente, de propiedad mexicana. L a acción concomitante de todo lo anterior debería e s t i m u l a r e l desarrollo de nuevos proyectos urbanos para aumentar servicios e instalaciones que harían aún más atractiva a l norte de México l a inversión internacional para emplazar nuevas fábricas y oficinas regionales y subsidiarias.!» Ningún negocio se hace s i n riesgos n i costos. L o s antropólogos, por supuesto, deberían anticipar ante todo algunos costos i n tangibles. E l a g r i n g a m i e n t o d e l norte de México puede ser problemático, por ejemplo, si se le ve como u n a amenaza al honor o l a integridad nacional mexicanos. Los nacionalistas podrían llegar a explotar l a creciente presencia de estadunidenses y su cultura en tierras mexicanas para obtener ventajas políticas. L o s problemas físicos en l a región y a se están p o n i e n d o de m a n i f i e s t o c o n los cinturones de miseria. Se puede interpretar que el crecimiento rápido de las ciudades mexicanas d e l norte está fuera de c o n t r o l y que algunas c i u d a des podrían avanzar hacia e l rango de megaciudades. De ser así, la situación se puede manejar mediante intervenciones juiciosas que determinen l a localización de nuevos proyectos de desarrollo. E l gobierno sigue siendo e l árbitro f i n a l respecto a l a d e f i n i c i ó n de dónde se realizarán las mejoras de i n f r a e s t r u c t u r a , l a construcción de caminos, puentes y aeropuertos, así como l a créa-
lo En la economía global de la actualidad, las escisiones de las corporaciones multinacionales respecto de la localización de nuevas oficinas regionales, fábricas y centros de distribución - y las operaciones de acabado en instalaciones existentes- se basan de manera compleja en muchísimos factores, y no todos son racionales en estricto sentido económico (Pred, 1977).
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ción de ductos para agua y drenaje, etcétera. C o n creatividad, e l gobierno puede determinar dónde se concentrará e l desarrollo urbano o s i será d i s p e r s o y e n qué lugares. A d e m á s , e l gobierno puede controlar los sitios de los proyectos estableciendo u n a var i e d a d de sociedades c o n inversionistas p r i v a d o s . L a forma m o derna de hacér negocios e n l a construcción urbana requiere de cantidades enormes de inversión de capital, como en l a construcción de comunidades para jubilados, por lo que los gobiernos están en u n a situación favorable para probar los límites de su p o der; pero a menudo se rehusan a hacerlo. E l c r e c i m i e n t o urbano descontrolado aparece c o n l a extensión de asentamientos irregulares en las nuevas ciudades i n d u s triales d e l norte de México y en algunas áreas en que e l t u r i s m o ha a d q u i r i d o i m p o r t a n c i a . L o s asentamientos irregulares representan u n problema serio porque no tiene sentido traer migrantes a u n a zona s i no p u e d e n disfrutar u n mejoramiento significativo en su c a l i d a d de v i d a . Garantizar esa mejora se hace más difícil, retrasándose aún más a veces, ya que el crecimiento de los asentamientos irregulares rara vez coincide c o n los planes de las dependencias gubernamentales. Los gobiernos pueden garantizar vivienda satisfactoria para migrantes de ingresos bajos y medios y servicios urbanos decentes siguiendo las pautas de situaciones similares en muchas partes de Estados U n i d o s . " S i l a estrategia de desarrollo propuesta aquí logra atraer m i grantes mexicanos provenientes d e l Distrito Federal, constituiría una solución temporal si se le ve a escala realmente histórica. N o se requiere ser m a l t h u s i a n o para reconocer que, i n c l u s o c o n los avances tecnológicos que podamos predecir para el siglo próximo que p r o p i c i e n ciudades de 30 a 50 millones de habitantes, e l planeta no puede sostener u n crecimiento i l i m i t a d o de l a población humana.
n San Francisco, California, fue uno de los primeros municipios en imponer cuotas a la construcción de rascacielos para apoyar guarderías, servicios culturales, transporte público y la construcción de vivienda para gente con ingresos bajos y medios (Smith, 1985). Los constructores de Battery Park en la parte baja de Manhattan, Nueva York, debieron proporcionar fondos para la construcción o renovación de vivienda para gente de ingresos bajos. Esas exigencias a los constructores de Estados Unidos forman parte de un ámbito de negociación, existente desde hace un par de décadas, para garantizar la construcción de parques, tiendas y restaurantes a cambio de eliminar restricciones al código de altura, volumen y setbacks (revestimientos o espacios libres al frente de las construcciones).
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Conclusiones: los límites del preámbulo E l presente ensayo inició con l a búsqueda de u n a definición clara y útil de lo que significa el tamaño medio, cuando se aplica a c i u dades, suponiendo que las llamadas medias tienen que ver con la solución de los problemas de l a c i u d a d de México. Es decir, además de otras virtudes, los planificadores urbanos han sentido que las ciudades medias pueden constituir u n a forma para atraer residentes, sacándolos de las megaciudades, y de allí el doble sentido d e l término " a t r a c t i v o " u t i l i z a d o en el título d e l presente texto. U n a revisión breve de los esfuerzos recientes por crear ciudades medias para d i s m i n u i r l a presión de l a población, i n d i c a b a que los incentivos económicos constituyen los determinantes p r i n c i pales de las decisiones de reubicación residencial. Entonces, basado en l a geografía y otros factores, argumentaba que las ciudades medias d e l norte de México t i e n e n u n p o t e n c i a l de crecimiento urbano con la introducción de u n a nueva industria, l a de c o m u n i dades de jubilados estadunidenses. Sólo u n análisis de m e r c a d o puede d e t e r m i n a r s i cruzar l a frontera entre M é x i c o y Estados U n i d o s constituye u n a barrera psicológica para los habitantes de este país o si l a propuesta no es realizable por otros motivos. De cualquier m o d o , deben contratar antropólogos para que les a y u d e n c o n su investigación, ya que m u c h a s de las variables desconocidas c o m p e t e n a l a investigación antropológica. Esto nos lleva a u n a consideración final, l a de la función cambiante de los especialistas urbanos, y a otra frontera, la que distingue diferentes áreas del conocimiento académico. U n a vieja canción dice que los tontos se precipitan adonde los ángeles temen pisar, y al presentar m i boceto de estudio para encarar el tamaño de l a c i u d a d de México, he entrado, s i n el mínimo cuidado, en las áreas en que me falta competencia. Para justificar esta transgresión s i n dejar de respetar las diferencias entre las disc i p l i n a s , sugiero que insistir en u n a división tajante en el trabajo académico, más común hace unos 30 años, crea u n a fricción innecesaria entre l a teoría y l a práctica, y ata l a mente a perspectivas profesionales estrechas. Por supuesto, es riesgoso aventurarse en terrenos en que u n o tiene u n a c o m p e t e n c i a l i m i t a d a , pero ese riesgo debe ser sopesado c o n l a p o s i b i l i d a d de que u n pequeño aventuramiento audaz p u e d a llevar a ideas innovadoras y v a l i o sas. L o más importante, finalmente, es l a contribución colectiva que podamos aportar a u n a mejor comprensión y u n mayor control de cómo queremos que se desarrollen nuestros ámbitos urbanos.
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