El camino de Cuaresma. El camino de Cuaresma CUARESMA PASCUA 2014

CUARESMA–PASCUA 2014 El camino de Cuaresma En El camino de Cuaresma, el Rev. Vern Gundermann utiliza el tema del ‘camino’ para comunicar el cumplimie

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CUARESMA–PASCUA 2014

El camino de Cuaresma En El camino de Cuaresma, el Rev. Vern Gundermann utiliza el tema del ‘camino’ para comunicar el cumplimiento del mensaje de salvación, durante tanto tiempo esperado por el pueblo de Dios, en la obra de su Hijo. No hay dudas de que Jesús estuvo de paso por esta vida. Su camino por el mundo fue un camino que tenía un fin bien definido y amargo. En estos devocionales Gundermann nos invita no sólo a seguir, sino también a acompañar al Hijo de Dios en el camino que lo llevará a finalizar la misión CRISTO TODAS LAS NACIONES que su Padre le encargó enPARA este www.cptln.org mundo. Es nuestra oración que cada paso sea de este camino sea para bendición. CRISTO PARA TODAS LAS NACIONES

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El camino de Cuaresma

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CRISTO PARA TODAS LAS NACIONES

EL CAMINO DE CUARESMA Cuando pensamos en Jesús, con mucha facilidad nos remitimos a los grandes acontecimientos de su vida, como la Navidad, el Viernes Santo, y el Domingo de Resurrección. Pero, en realidad, él realizó su ministerio cada día de su vida. Esto lo podemos ver con total claridad en los Evangelios, donde están registrados sus milagros, sus parábolas, su condenación del pecado, y su predicación constante. Dondequiera que fuera –por un camino polvoriento, o por el Camino Real– Jesús siempre tuvo presente la cruz. Y fue en esa cruz donde él, el Cristo, el “elegido” de Dios, habría de morir crucificado por nuestros pecados. Acompañemos a Jesús en su ‘camino de Cuaresma’ a través de estas devociones del Pastor Gundermann, y participemos de las conversaciones que mantiene con las autoridades religiosas, con sus seguidores y amigos, y con su Padre celestial.

Nombre de la Iglesia Calle Ciudad, Estado, CP Teléfono Este espacio está reservado para que pueda incluir la información que desee. Por ejemplo: A quién contactar Cómo llegar a la Iglesia Horario de los servicios Actividades especiales

Vayamos con él hasta el final para que, así como Juan, por el poder de Dios podamos decir: “¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29b).

En colaboración con Cristo Para Todas Las Naciones©

Para imprimir más copias de este devocional, ir a www.paraelcamino.com/cuaresma © 2014 Cristo Para Todas Las Naciones Las citas bíblicas han sido tomadas de La Santa Biblia–Versión Reina Valera Contemporánea, Copyright © 2009, 2011 por Sociedades Bíblicas Unidas

Jornada 48 – Abril 21

Jornada 1 – Marzo 5

El camino continúa

El comienzo del camino

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19-20

Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara. Mateo 16:21

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario comenzó con Jesús al inicio de la Cuaresma. Ese camino nos llevó a muy diferentes lugares, y pudimos ver que, todo lo que él había predicho, fue cumplido. Jesús hizo lo que debía hacer.

Los discípulos llevaban una buena vida. El maestro que tenían era popular. Las multitudes iban a escucharlo hablar. Muchos habían experimentado sus milagros. Todavía soñaban con que su Reino fuera de este mundo. Aspiraban a sentarse a la derecha y a la izquierda de él. Estaban en Cesarea de Filipos. Pedro, en nombre de todos, había hecho una gran confesión: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16), y por ello había sido felicitado. Sí, llevaban una buena vida.

En la cruz del Calvario Jesús nos rescató del pecado, de la muerte, y del poder del diablo. Y luego, a través del poder de su resurrección, su camino continúa para siempre. Nuestro camino también continúa más allá de la cruz del Calvario, con las palabras que decimos y las cosas que hacemos. Pero no estamos solos, porque Jesús se nos une en el camino de nuestra vida enviándonos su Espíritu Santo. Gracias a él podemos recorrer con alegría este camino hasta que damos nuestro último suspiro. Nuestro camino terminará cuando respiremos por primera vez en la eternidad. En ese momento nos uniremos a los ángeles, arcángeles, y todas las huestes celestiales, y alabaremos a nuestro Salvador, el Cordero de Dios que quita todos los pecados del mundo. ORACIÓN: Querido Jesús, bendícenos en nuestro camino hasta el fin de los tiempos. Amén.

Pero Jesús sabía que las cosas eran diferentes, y así se los dijo. Tenían un camino por delante. Un camino que comenzaría en seis días en una cumbre alta de Galilea, cerca de Nazaret, su lugar de nacimiento, y culminaría en un pequeño monte cerca de Jerusalén, donde estaría su Calvario. ¡Y eso cambiaría para siempre al mundo! Para los discípulos era difícil imaginar una vida mejor. Pero Jesús sabía que la vida sería mucho mejor cuando el peso del pecado les fuera quitado de sus vidas, cuando el diablo hubiera sido derrotado, y cuando la muerte ya no tuviera más su aguijón. Pero eso sucedería sólo después que fueran a Jerusalén, después que él fuera crucificado, y después que resucitara. Unámonos a Jesús y sus discípulos en su camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario. A los discípulos la vida se les hará muy difícil. Quizás a nosotros nos suceda lo mismo. Ciertamente será muy difícil para Jesús. Pero al final, tanto para los discípulos como para nosotros, la vida es buena. Muy buena. Y lo es gracias al camino recorrido por nuestro Señor. Le invito a acompañarnos. ORACIÓN: Bendice nuestro camino de Cuaresma, Señor, a medida que avanzamos contigo del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario. Amén.

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Jornada 2 – Marzo 6

Jornada 47 – Abril 20

El Monte de la Transfiguración

La resurrección

Allí se transfiguró en presencia de ellos... Mateo 17:2a

El ángel dijo a las mujeres: ‘No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo.Vengan a ver el lugar donde lo pusieron.’ Mateo 28:5-6

Nuestro camino a Jerusalén comienza con una “transfiguración”. Jesús está acompañado por sus amigos íntimos. San Lucas describe la escena, diciendo: “Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. Y aparecieron dos personajes —Moisés y Elías— que conversaban con Jesús. Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén” (Lucas 9:29-31). ¡Qué manera de comenzar el camino! Jesús comenzó su camino conversando con Moisés y Elías, quienes sabían bastante acerca de caminos. Moisés había guiado a los Hijos de Israel de la esclavitud hasta la entrada a la Tierra Prometida. Luego lo siguió Josué. Elías, un líder entre los Profetas, fue seguido por Eliseo, cuyo nombre es un derivado de Josué. Ahora es Jesús, cuyo nombre hebreo es Josué, quien habrá de guiar a toda la humanidad a la Tierra Prometida eterna. Él habría de completar la obra de Moisés y Elías. Este camino tan difícil comenzó en una conversación íntima con aquéllos cuyos caminos habían sido tan significativos para el pueblo de Dios. Al comenzar nuestro camino de Cuaresma, sería bueno que pasáramos un tiempo en compañía de Moisés y Elías. Volvamos a leer la primera parte del libro de Éxodo, y los primeros capítulos de I Reyes. Refresquémonos al ver el coraje y la fidelidad de esos hombres para con nuestro Dios. Tratemos de comprender cuán importante ese encuentro debe haber sido para Jesús, y cuán significativa esta conversación es para nosotros al comenzar el camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario.

Si bien el camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario ya ha sido completado, el mismo no termina en la tumba, sino que continúa con el Cristo resucitado. La obra de salvación es completada con su sufrimiento, muerte, y resurrección. La tumba no puede contener a Jesús, ni tampoco pueden contenerlo los cielos o la tierra. ¡Él es el victorioso Señor de señores y Rey de reyes! Pero no todos ven que el camino de Jesús va más allá de su tumba. Los soldados que hacían guardia en la tumba, aun cuando “se pusieron a temblar y quedaron como muertos” (Mateo 28:4b), estuvieron dispuestos a mentir acerca de la resurrección de Jesús (los líderes de la comunidad religiosa les dijeron lo que debían decir). Algunos todavía siguen diciendo mentiras, y creyendo esas mentiras acerca de la resurrección. El apóstol Pablo afirma la importancia de la verdad de la resurrección. “Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes” (1 Corintios 15:13-14). Pero nuestra fe ¡no es en vano! ¡Jesucristo ha resucitado! Y porque él ha resucitado, nosotros también vamos a resucitar. ¡Aleluya! ORACIÓN: Jesús, bendice nuestra celebración de tu resurrección y también de la nuestra. Amén.

ORACIÓN: Así como Jesús fue bendecido por la conversación con Moisés y Elías, también bendice, Señor, nuestra conversación con quienes nos han precedido en este camino. Amén.

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Jornada 46 – Abril 19

Jornada 3 – Marzo 7

El descenso al infierno

Las enramadas

Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida. Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados. 1 Pedro 3:18-19

Pedro le dijo a Jesús: ‘Rabí, ¡qué bien que estemos aquí! Hagamos tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.’ (No sabía qué decir, porque todos estaban asustados.) Marcos 9:5-6

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario se ha completado. Jesús, el Cordero de Dios, ha sido sacrificado por los pecados del mundo, muriendo en la cruz. Su cuerpo humano está sellado y seguro en la tumba de José de Arimatea. Sus discípulos y sus amigos están descansando, así como corresponde en el día de reposo. Las mujeres están listas para terminar de preparar el cuerpo en la tumba. Ninguno de los Evangelios registra lo que Pedro escribe en su primera carta. Cuando Jesús se levantó victorioso de la muerte, salió de la tumba sellada y descendió al infierno a proclamar su victoria sobre Satanás, el pecado, la muerte, y el infierno. Durante siglos la Iglesia ha confesado el descenso de Jesús al infierno en el Credo Apostólico. Es la garantía que tenemos todos los cristianos de que la victoria sobre el pecado, la muerte, y el infierno ha sido obtenida. Más tarde, en el día de la Pascua, Jesús se va a aparecer a los vivos, para que ellos también sepan que, quienes están en Cristo, no tienen nada que temerle al infierno. Es probable que en su conversación en el Monte de la Transfiguración, Jesús, Moisés, y Elías hayan hablado de las muchas veces en que Dios liberó a su pueblo en el pasado: Moisés y los Hijos de Israel fueron liberados de los egipcios. Elías y los Hijos de Israel fueron liberados de los profetas de Baal.

Para Pedro, Santiago y Juan, el camino bien podría haber terminado allí. Ya habían visto todo lo que necesitaban ver. Habían visto a los héroes de la fe. Estaban con Jesús. ¿Qué más podían pedir? Habían llegado a la cima de la montaña. No tenían necesidad de continuar el camino. Sin saber qué otra cosa decir, Pedro sugiere construir tres enramadas. Quizás haya querido decir construir tres monumentos. O quizás haya querido decir construir tres carpas de reunión, como las que tenían los Hijos de Israel cuando viajaban a través del desierto, y desde las cuales Dios regularmente se comunicaba con su pueblo. O quizás haya querido decir tres tabernáculos, como los que se usaban en la Fiesta de los Tabernáculos (Levítico 23). Pero nada de eso era lo que Jesús tenía en mente. A los discípulos les llevaría un tiempo comprender que esa transfiguración no era para ellos sino para Jesús, quien estaba por comenzar su camino hacia el Calvario por nosotros. Para los discípulos era bueno estar allí. Si nosotros pudiéramos, también nos quedaríamos en la cima del monte. Pero la experiencia en esa cima no es el final del camino ni para ellos, ni para nosotros. Es sólo el comienzo. El camino de Jesús lo llevará a la cruz del Calvario. Nuestro camino en Jesús nos llevará hasta la eternidad. ORACIÓN: Señor, nuestro camino de Cuaresma apenas ha comenzado. Sostennos, y bendice nuestra meditación y reflexión. Amén.

Pero ninguno de esos actos de liberación puede compararse con la liberación que Jesús logró en la cruz del Calvario. Gracias a Jesús, ¡nuestro camino termina en el cielo! ORACIÓN: Te damos gracias, Padre celestial, por habernos liberado del infierno, y por la promesa segura del cielo. Amén. 46

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Jornada 4 – Marzo 8

Jornada 45 – Abril 18

La voz

El entierro

Entonces salió de la nube una voz que dijo: ‘Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.’ Lucas 9:35

Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo. Juan 19:38

Seguramente el camino que Jesús tiene por delante debe ser muy importante, pues todos los ‘grandes’ aparecen para alentarlo: primero Moisés y Elías, ¡y ahora el Padre celestial, el Creador del cielo y de la tierra! Estamos hablando de quien creó todo el universo – todos los planetas, la tierra seca, los mares y océanos, los pájaros, los animales, las criaturas del mar, la vegetación, ¡todo! Estamos hablando de quien, para culminar su creación, formó al hombre del polvo de la tierra creándolo a su imagen y semejanza, y sopló en él aliento de vida. Estamos hablando de quien es totalmente perfecto. Estamos hablando de quien “miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno” (Génesis 1:31a). Pero el mundo no permaneció “bueno”. El hombre y la mujer pecaron. Y el pecado arruinó todo. Ahora había “cardos y espinas” (Génesis 3:18) en cada parte de sus vidas. El pecado afectaría sus vidas y sus relaciones, retorcería sus sueños, y traería la muerte. A menos que se hiciera algo al respecto, el resultado iba a ser una vida muy difícil, y una separación eterna del Creador. En el Monte de la Transfiguración es donde la misión de rescate se pone en marcha. El rescatador ha sido elegido: es el propio Hijo de Dios. No cabe duda que va a ser un camino muy difícil, pero lo debe hacer. Y lo hará con las palabras de su Padre sonándole en los oídos: “Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.” No hay dudas que esas palabras alentaron muchísimo a Jesús. Y también nos alientan a nosotros. Nos alienta saber que Jesús cuenta con la aprobación total del Padre. Escuchémosle. Jesús va a compartir muchas cosas antes de terminar su camino.

Jesús ha completado el camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario. Su misión está cumplida. Ha bebido de la copa sobre la cual había orado en el Jardín. Ha hecho todo lo que el Padre le ha pedido. Ha resistido cada tentación que el diablo le ha presentado. Ha vivido su vida sin cometer ningún pecado. Jesús ha cumplido lo que Juan el Bautista había dicho acerca de él: “¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29b). Jesús ha vivido y cumplido la profecía dada en Isaías 52:13-53:12. Quienes se encargaron de su cuerpo, continuaron su camino de la cruz a la tumba. La preparación del cuerpo se hizo de acuerdo a las costumbres judías. Se suponía que el cuerpo de ese a quien tanto admiraban y respetaban, iba a permanecer en la tumba mucho tiempo. Pero los seguidores de Jesús pronto descubrirían que las cosas no iban a ser así. Muy pronto comprenderían que su resurrección era la garantía de que se había hecho todo lo necesario para su salvación. Muy pronto comprenderían que su resurrección era la garantía de que la salvación había sido ganada para ellos, y para todo el mundo. ORACIÓN: Señor, bendice a todos los que honran a Jesús en su entierro, para que esperen con entusiasmo la celebración de su resurrección. Amén.

ORACIÓN: Con tus palabras todavía sonándonos en los oídos bendícenos, Padre, en nuestro camino de Cuaresma. Amén. 4

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Jornada 44 – Abril 17

Jornada 5 – Marzo 9

Oscuridad

No digan nada

Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó en oscuridad. Mateo 27:45

Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre se levantara de entre los muertos. Guardaron el secreto, pero discutían entre ellos qué significaría eso de ‘levantarse de entre los muertos’. Marcos 9:9-10

En el Monte de la Transfiguración Jesús resplandeció. “Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz” (Mateo 17:2). Debe haber sido algo realmente maravilloso. En la cruz, luego de que Jesús muriera, el mundo se sumió en plena oscuridad. Debe haber sido algo realmente sorprendente. Los que vieron el resplandor en el Monte de la Transfiguración, no supieron cómo reaccionar. Los que vieron la oscuridad que cubrió la tierra cuando Jesús murió, tampoco supieron cómo reaccionar. Pero Jesús conocía bien la diferencia entre la luz y la oscuridad. En el Monte de la Transfiguración, la luz representó el triunfo que él habría de obtener sobre el pecado y la muerte. En el Calvario fue donde él hizo realidad ese triunfo. A primera vista parecía que la oscuridad había vencido. Quienes habían querido matar a Jesús, así lo creyeron. El diablo también lo debe haber creído así. Y hasta sus propios seguidores lo creyeron. El pecado produce oscuridad. Al cargar Jesús con mis pecados, sus pecados, y los pecados de todo el mundo, tuvo que pasar por una profunda oscuridad. Una oscuridad que fue evidente para todos. A los que la vieron, esa oscuridad les habrá parecido ser el fin de todo. Pero no lo fue. Quizás a nosotros también nos parezca así a veces. Pero la luz revelada en el Monte de la Transfiguración es la Luz verdadera que la oscuridad no puede vencer: ¡es Jesús, la luz del mundo!

¡Qué secreto tenían que guardar Pedro, Santiago y Juan! Jesús tenía varios motivos para pedirles que no hablaran acerca de lo que habían vivido. Un motivo era que, lo que había sucedido, no había sucedido para ellos, sino para Jesús, el verdadero Hombre. Él era quien necesitaba recibir aliento para el camino que tenía por delante. Otro motivo era que aún no comprendían en toda su magnitud el camino por el que acompañarían a Jesús. Se pusieron a discutir qué significaba eso de “levantarse de entre los muertos”. Podrían haber hablado del sacrificio que debía ofrecerse. Podrían haber hablado de la relación entre el camino que Moisés había recorrido al sacar a los Hijos de Israel de la esclavitud, y el camino que Jesús estaba haciendo para liberar del pecado a todas las personas. Podrían haber hablado de lo que las palabras del Padre deben haber significado para Jesús. Podrían haber hablado de muchas otras cosas. Pero no; hablaron sobre qué significaría eso de “levantarse de entre los muertos”. Antes de poder compartir lo que habían vivido en el Monte de la Transfiguración, los discípulos necesitaban ver el camino de Jesús desde la perspectiva de la cruz del Calvario. Recién entonces podrían contar la historia completa. Recién entonces podrían hablar de la liberación del pecado. Recién entonces podrían contar del amor de Dios que supera a cualquier otro dios. Recién entonces podrían ver cómo todas las cosas habrían de ser restauradas, y todo volvería a ser “muy bueno”. ORACIÓN: Te damos gracias, Señor, porque somos libres para contar lo que hemos visto y oído. Amén.

ORACIÓN: Querido Jesús, te alabamos por ser luz en nuestra oscuridad. Amén.

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Jornada 6 – Marzo 10

Jornada 43 – Abril 16

La pregunta sobre Elías

Las palabras desde la cruz

Entonces los discípulos le preguntaron a Jesús: ‘¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?’ Mateo 17:10

‘Padre’, dijo Jesús, ‘perdónalos, porque no saben lo que hacen’. Lucas 23:34a

El camino a la cruz del Calvario iba a suscitar muchas preguntas para Jesús. Algunas vendrían de parte de los discípulos. Una de ellas ya la hicieron antes de llegar al pie del Monte de la Transfiguración. Es que estaban impresionados con lo que habían visto en la transfiguración de Jesús, y comprendían que él era el Mesías, el Prometido de Dios. Pero, ¿qué de la enseñanza en Miqueas 4:5-6, que dice que antes que llegara el Mesías, Elías tenía que volver? Ellos habían visto a Elías transfigurado, pero eso era todo. Jesús les explicó que Elías había venido en la persona de Juan el Bautista. Había muchas similitudes entre Elías y Juan el Bautista: ambos habían servido en épocas de gobernantes débiles con esposas fuertes, decididas, e incrédulas. Lo que Jezabel había amenazado hacerle a Elías, fue lo que Herodías le hizo a Juan el Bautista. Elías, el que habría de preparar el camino para el Mesías, ya había venido. Pero lo que Jesús realmente quería hacerles ver era que, si bien Elías y Juan el Bautista habían sufrido mucho en manos de personas malas, lo habían hecho para preparar el camino para el Mesías. El Mesías también iba a sufrir mucho en manos de personas malas. Él iba a sufrir mucho para preparar nuestro camino final hacia la Tierra Prometida. En nuestro camino hacia la Tierra Prometida quizás también suframos mucho mientras preparamos el camino para el Mesías hacia los corazones y las vidas de su pueblo. ORACIÓN: Te damos gracias, Señor, por todos los que han preparado el camino para el Mesías, y te pedimos que bendigas todo lo que hacemos para preparar ese camino. Amén.

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Mientras iba por el camino, Jesús dijo muchas cosas. En varias oportunidades les dijo a sus discípulos que iba a sufrir, a morir, y que al tercer día iba a resucitar. Pero nada de lo que dijo es tan significativo como las palabras que pronunció desde la cruz: • “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34a). Estas palabras fueron dichas a los soldados que lo crucificaron, pero se aplican a todos los pecadores. • “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, y “ahí tienes a tu madre” (Juan 19:26-27). • “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Palabras de consuelo infinito. • “Tengo sed” (Juan 19:28). Jesús es humano hasta el fin. • “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:46). Palabras de increíble angustia dichas por Jesús al experimentar el peso de los pecados del mundo. • “Todo se ha cumplido” (Juan 19:30). Cristo logró su misión: obtener nuestra salvación. • “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” (Lucas 23:46). Todas estas son palabras que han viajado, y continuarán viajando a través de los tiempos, para consuelo de todas las generaciones. ORACIÓN: Pedimos tu bendición, Señor, mientras seguimos nuestro camino con estas palabras en nuestros corazones y en nuestros labios. Amén.

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Jornada 42 – Abril 15

Jornada 7 – Marzo 11

La crucifixión

Las limitaciones de los discípulos

Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. Marcos 15:25

Cuando llegaron a donde estaban los otros discípulos, vieron que a su alrededor había mucha gente y que los maestros de la ley discutían con ellos. Marcos 9:14

El camino ha sido completado. Comenzó con un brillo tan fuerte que Pedro, Santiago y Juan, apenas pudieron tolerarlo, y terminó con una oscuridad igualmente difícil de soportar. Comenzó en compañía de Moisés y Elías y con la voz del Padre, y terminó en compañía de dos ladrones, el centurión, y los soldados romanos. Comenzó en el Monte de la Transfiguración, cuando la túnica de Jesús se puso tan blanca como la nieve, y terminó en el Calvario, cuando los soldados tiraron los dados para ver quién se quedaba con esa túnica. Comenzó con el Padre diciendo: “Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!” (Marcos 9:7), y terminó con los líderes religiosos de la comunidad burlándose de él y escupiéndole. Comenzó con tres hombres que no sabían qué decir y pensaron en construir tres enramadas, y terminó con el centurión no sabiendo qué decir, excepto: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” (Marcos 15:39b). Comenzó con toda clase de insultos dirigidos a Jesús, y terminó con ese mismo Jesús pronunciando palabras de perdón, esperanza, y amor. Comenzó con el Padre diciendo: “Este es mi Hijo”, y terminó con el Hijo gritando: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos 15:34b).

No había tiempo para que los otros discípulos preguntaran dónde estaban, y qué estaban haciendo. Estaban agobiados. Los maestros de la Ley no los dejaban tranquilos. Cuando Jesús preguntó a qué se debía tanto alboroto, se encontró con que un hombre había llevado a su hijo, que estaba poseído por un demonio, para que lo sanara. Pero los discípulos no pudieron sanarlo. De ahí que los maestros de la Ley no los dejaran tranquilos. La conversación de Jesús con el padre del muchacho termina con Jesús diciendo que todo es posible para quien cree. El hombre responde con una oración que ha significado mucho para muchas personas a través de los siglos: “Creo; ayuda mi incredulidad” (Marcos 9:24b). Jesús responde, echando fuera el demonio. Más tarde, los discípulos preguntan por qué ellos no habían podido sacar fuera el demonio. Jesús les responde que esa clase de demonio sólo podía ser expulsado con oración. Aparentemente, los discípulos habían comenzado a dar por sentada su capacidad de sanar y echar fuera demonios, y se habían olvidado lo que todos olvidamos demasiado a menudo. Nuestro Señor quiere conectar nuestro sincero deseo de ayudar a los demás, con la oración. La oración es una de las maneras en que reconocemos nuestra fe y nuestra incredulidad. ORACIÓN: Señor, yo creo. Ayúdame en mi incredulidad. Amén.

Comenzó con la declaración que Jesús habría de sufrir y ser crucificado, y terminó con esa declaración haciéndose realidad. Fue un camino como ningún otro. ORACIÓN: Te alabamos, Señor, por ese camino tan significativo. Amén.

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Jornada 8 – Marzo 12

Jornada 41 – Abril 14

Predicciones

La vía dolorosa

Dejaron aquel lugar y pasaron por Galilea. Pero Jesús no quería que nadie lo supiera, porque estaba instruyendo a sus discípulos. Marcos 9:30-31a

Jesús salió cargando su propia cruz hacia el lugar de la Calavera (que en arameo se llama Gólgota). Juan 19:17

El camino a la cruz del Calvario los llevaría a través de Galilea. En Galilea se encontraba Nazaret, el pueblo natal de Jesús, y Caná, el lugar donde realizó su primer milagro. Era una tierra muy familiar tanto para él, como para sus discípulos. Y ahora se convertiría en su salón de clases.

El camino al Calvario está casi llegando a su fin. El palacio de Pilato no queda lejos del lugar de la Calavera. Pero cuando uno ha sido golpeado, maltratado, y abandonado por sus amigos, se hace largo—muy largo.

Los discípulos no necesitaban tanto ver milagros; ya sabían todo lo que él era capaz de hacer. Tampoco necesitaban escucharle hablar a las multitudes como tantas veces lo había hecho a través de parábolas. Lo que ahora necesitaban era comprender lo que le esperaba a Jesús en el camino que le llevaba a la cruz del Calvario. Necesitaban saber cómo eso les afectaría. Necesitaban ser entrenados para cuando él ya no estuviera a su lado. Es por ello que Jesús les dijo que iba a ser traicionado, que lo iban a matar, y que después de tres días iba a resucitar. ¡Qué oportunidad maravillosa que tuvieron los discípulos! Pero no supieron aprovecharla. San Marcos dice: “Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto, y no se atrevían a preguntárselo” (Marcos 9:32). Es fácil comprender cómo sucedió. Nosotros también hemos tenido experiencias que muy bien nos podrían haber preparado para el futuro. Pero ya sea por ideas preconcebidas, o por preocupaciones o distracciones, perdimos la oportunidad, y nos cerramos a la enseñanza. San Marcos continúa diciendo que ellos no sólo no entendieron, sino que tampoco “se atrevían a preguntárselo”.

Jesús va a necesitar ayuda con la cruz. De acuerdo a Lucas 23:26, Simón de Cirene tiene la distinción de ayudarle a cargar la cruz hasta el lugar de la crucifixión. Pero al ir yendo, Jesús reconoce que el camino no es menos difícil para otros. Muchos de sus seguidores habían esperado más. Algunos “se golpeaban el pecho, lamentándose por él” (Lucas 23:27), pues sólo veían a quien amaban siendo abusado y golpeado sin misericordia. Veían sus esperanzas arrasadas, y creían que ese era el final de todo. Pero Jesús sabía que ese no era el final. Tanto Moisés como Elías se lo habían asegurado en el Monte de la Transfiguración. Él sabía que estaba siéndole fiel al Padre. Sabía que a los habitantes de Jerusalén les esperaban días difíciles. Si a él, que era inocente, lo trataban así, qué difícil iba a ser cuando los romanos destruyeran Jerusalén, incluyendo el templo. El camino al Calvario por las calles de Jerusalén fue difícil para Jesús. Las mofas, las burlas, la cruz—todo se le hizo pesado. Pero el peso más grande fue la culpa de nuestros pecados. Y sólo él los pudo cargar. ORACIÓN: Bendícenos, Jesús, en la última parte del camino al Calvario. Amén.

ORACIÓN: Señor Jesús, no permitas que perdamos tus enseñanzas en este camino. Amén.

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Jornada 40 – Abril 13

Jornada 9 – Marzo 13

Barrabás

En Capernaúm

Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran. Mateo 27:26

Llegaron a Capernaúm. Cuando ya estaba en casa, Jesús les preguntó: “¿Qué venían discutiendo por el camino?” Marcos 9:33

En el camino a la cruz del Calvario, Jesús se encuentra con algunos personajes muy interesantes. Pero pocos son más interesantes que Barrabás, Jesús Barrabás, como en realidad se llamaba.

El camino a la cruz del Calvario llevó a Jesús y sus discípulos a Capernaúm – el pueblo natal de muchos de ellos. La casa en la que se alojaron bien pudo haber sido la de Pedro. En muchos aspectos, Capernaúm era como su “base de operaciones”.

Sin lugar a dudas, Barrabás era un hombre sospechoso, por lo que no había motivo para que alguien le confiara. Lucas dice que estaba preso por un levantamiento ocurrido en la ciudad, y por asesinato. Si iba a haber una crucifixión, sin duda él era un buen candidato... y probablemente él también lo sabía. Imagínese la sorpresa de Barrabás cuando es dejado en libertad. Imagínese la sorpresa cuando se lee la sentencia que Jesús de Nazaret sería crucificado, y Jesús Barrabás liberado. No sabemos qué fue de la vida de Barrabás después de esto. Lo que sí sabemos es que, aun cuando nuestro pasado no haya sido tan horrible como el de Jesús Barrabás, comparado con el de Jesús de Nazaret es vergonzoso y total merecedor de castigo. Sin embargo, y sorprendentemente, nos sucede lo mismo que a Barrabás: Jesús, a pesar de ser inocente, es condenado a la cruz, donde va a sufrir lo que nosotros merecemos. Pero nosotros somos dejados en libertad. Que sea realidad –y no sólo un rumor– que somos seguidores de Jesús. Que sea evidente a todos los que nos rodean.

Los discípulos no habían estado actuando como los líderes que Jesús hubiera querido, y ellos lo sabían. Pero no le dijeron sobre qué estaban discutiendo. No era la primera vez, y tampoco sería la última, que discutirían acerca de cuál de ellos era el más importante. Muchas veces, durante su camino, iban a tener que aprender a liderar sirviendo. Jesús lo dice de la siguiente manera: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos, y el servidor de todos” (Mateo 9:35b). No hay ejemplo mayor de esto que el propio Jesús. Muy fácilmente Jesús podría haber utilizado su poder. Después de todo, él era el Rey de reyes y Señor de señores. Sin embargo, por su propia voluntad se hizo el siervo de todos, y por su propia voluntad sirvió y nos sirve a todos. Lo mismo esperaba de sus discípulos. Y eso es lo que también espera de nosotros. Es una lección que debemos aprender una y otra vez mientras vamos por el camino hacia el Monte del Calvario. ORACIÓN: Querido Jesús, te damos gracias por liderar sirviendo. Bendice nuestro servicio a los demás. Amén.

ORACIÓN: Bendícenos, Señor, para que hagamos realidad nuestra respuesta a la liberación que nos has dado del castigo que merecíamos. Amén.

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Jornada 10 – Marzo 14

Jornada 39 – Abril 12

El costo del discipulado

El dilema de Pilato

Iban por el camino cuando alguien le dijo: ‘Te seguiré dondequiera que vayas’. Lucas 9:57

Entonces Herodes y sus soldados, con desprecio y burlas, le pusieron un manto lujoso y lo mandaron de vuelta a Pilato. Lucas 23:11

Mientras continuaban por el camino, Jesús y sus discípulos se encontraron con una cierta cantidad de personas que querían unírseles. Si bien Jesús los amaba a todos, también quería que entendieran que seguirlo a él requería un compromiso total. La devoción de Jesús hacia su Padre era completa e incondicional. “Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos –le respondió Jesús– pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Lucas 9:58).

El camino al Calvario pasa varias veces por el palacio de Pilato. Pilato pensaba que ya se había desecho de Jesús, pues se lo había pasado a Herodes, pero Herodes se lo manda de vuelta.

Uno de ellos, que era rico, dijo que quería seguir a Jesús, pero se fue apenado cuando Jesús le dijo que se desprendiera de sus riquezas. Dejar de lado su prosperidad y seguir a Jesús era simplemente demasiado sacrificio para él. Otro quería enterrar primero a su padre, pero Jesús le dijo que dejara que los muertos entierren a sus muertos, pues él debe proclamar el Reino de Dios. Otro quería despedirse de su familia, a lo que Jesús le respondió que nadie que mire hacia atrás está preparado para servir en el Reino de Dios. En los días de Jesús, el llamado al discipulado y la disposición a servir en el Reino de Dios implicaban un compromiso total. En nuestros días también. Damos gracias a Dios por todas las personas que han aceptado ese compromiso, tanto en los días de Jesús, como en estos días. Sabemos que él ama a quienes no pueden aceptar ese compromiso. Pero también sabemos que él bendice a muchos a través de quienes sí lo aceptan.

Ahora Pilato exhorta a la multitud a que reconozcan que Jesús no ha hecho nada para merecer la muerte, pero ellos no lo escuchan. Les suplica que acepten a Barrabás como sustituto, pero tampoco le hacen caso. Todavía le queda una opción: mantenerse fiel a sus principios, declararlo inocente, y dejarlo libre. Pero en vez de hacer eso, elige otro camino. Para excusarse de toda responsabilidad, se lava las manos delante de la multitud, y hace que toda la culpa recaiga sobre ellos... cosa que ellos aceptan sin problema: “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” (Mateo 27:25). Pero nada de eso exime a Pilato de su responsabilidad en la continuación del camino al Calvario. Comprendemos muy bien el dilema de Pilato. Nosotros también hemos estado en circunstancias similares. Nosotros también hemos tenido que enfrentar decisiones en las que sabíamos qué era lo correcto y qué era lo incorrecto. Conocemos las presiones de los demás, y demasiado a menudo queremos complacerlos. Al igual que Pilato, queremos pasar la responsabilidad a otros. Nosotros también fallamos. ORACIÓN: Señor, danos coraje para tomar las decisiones correctas. Perdónanos cuando fallamos. No nos des lo que merecemos, sino lo que necesitamos. Amén.

ORACIÓN: Damos gracias por quienes, aun sabiendo el costo del discipulado, han seguido a su Señor. Amén.

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Jornada 38 – Abril 11

Jornada 11 – Marzo 15

Pilato y Herodes

Los setenta y dos

Al ver a Jesús, Herodes se puso muy contento; hacía tiempo que quería verlo por lo que oía acerca de él... Lucas 23:8a

Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. Lucas 10:1

El camino del Monte de la Transfiguración comenzó con Jesús encontrándose con quienes tenían razones legítimas para ser llamados líderes—Moisés y Elías. Ya cerca del Calvario, termina con Jesús encontrándose con dos que hubieran querido ser llamados líderes—Pilato y Herodes.

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario llevaría a Jesús y sus discípulos por muchos lugares. Al pasar por esos lugares, Jesús sanaba personas, enseñaba acerca del Reino de Dios, e instruía sobre el vivir fieles a Dios.

¡Qué diferencia! Moisés y Elías querían consolar y reafirmar a Jesús. Ambos sabían el propósito de Jesús, y comprendían lo significativo de su obra para cada persona que alguna vez habría de vivir. Ambos comprendían por qué Jesús debía sufrir y morir. Ambos tenían una visión para el futuro que era gloriosa y eterna. Ambos están en la eternidad dando la bienvenida a todos los santos a la presencia del Cristo victorioso. Pilato y Herodes, los otros dos, sólo querían burlarse, poner en ridículo, y juzgar a Jesús. Querían divertirse y entretenerse con él. Sólo se preocuparon por ellos mismos, no pudiendo ver el valor de Jesús. Sólo querían que Jesús muriera. Sólo les importaba de alguna manera pasar a la posteridad. Y sólo por la gracia de Dios se encontrarían con Moisés y Elías. Son muchos los que, en nuestros días, comprenden y se alegran con nosotros por el ministerio de Moisés y Elías. Damos gracias por su apoyo a Jesús en su camino al Calvario. Y, gracias al amor de Jesús, anticipamos una eternidad junto a ellos. Pero también son muchos los que siguen el ejemplo de Pilato y Herodes. Ellos rechazan al Cristo. Su única esperanza es pasar a la posteridad. Y para eso harán cualquier cosa, incluso cosas malas, y hasta diabólicas.

De acuerdo a Mateo 10, ya había enviado antes a los discípulos de dos en dos para que le prepararan el camino. Ahora iba a enviar a setenta y dos delante de él. Esos setenta y dos sabían cuál era el costo, y estaban dispuestos a pagarlo. Con gran cuidado Jesús los instruyó acerca de cómo comportarse, y de lo que podían esperar. Algunos los recibirían con alegría, mientras que otros los rechazarían. Jesús les recordó que, cuando los rechazaran, no los estarían rechazando a ellos, sino al mismísimo Dios. Los resultados que tuvieron fueron asombrosos; sin lugar a dudas prepararon el camino para Jesús. Hasta los demonios se sometían a ellos. Jesús se llenó de alegría (Lucas 10:21a), y les dijo que ni siquiera muchos de los profetas habían visto y oído las cosas que ellos vieron y oyeron. Jesús aún sigue enviando sus “setenta y dos”, y ellos siguen haciendo cosas asombrosas. Los enfermos siguen siendo sanados, muchos reciben el perdón de sus pecados, y muchos más llegan a conocer el amor de Dios. El corazón de nuestro Señor sigue estando lleno de alegría. ORACIÓN: Te alabamos, Señor, por todos los que se han unido a los “setenta y dos”, y están preparándote el camino. Amén.

ORACIÓN: Jesús, queremos unirnos a Moisés y Elías. Amén.

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Jornada 12 – Marzo 16

Jornada 37 – Abril 10

Los niños

Los guardias

Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar. Mateo 18:5-6

Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio (es decir, al pretorio) y reunieron a toda la tropa. Le pusieron un manto de color púrpura; luego trenzaron una corona de espinas, y se la colocaron. —¡Salve, rey de los judíos! — lo aclamaban. Lo golpeaban en la cabeza con una caña y le escupían. Doblando la rodilla, le rendían homenaje. Marcos 15:16-19

Entre los muchos que Jesús y sus discípulos encontraron en el camino, también había niños. Una y otra vez, Jesús demostró mucha ternura y amor hacia ellos. A veces hasta los tomó como ejemplo de fe y confianza. A través de los siglos, muchos artistas han representado a Jesús rodeado de niños, escuchándolos con atención. Jesús tiene en muy alta estima a quienes ayudan a los niños a conocer su amor, y son muchos los que lo hacen muy bien. Padres, abuelos, hermanos, tíos, amigos, padrinos, maestros, pastores, mentores, y tantos otros más. Por todos ellos, ¡alabado sea Dios! Así como Jesús los tiene en muy alta estima y los reafirma a todos ellos en su labor, también critica muy duramente a quienes hacen pecar a un niño. Jesús no tiene ninguna paciencia con quienes impiden que los niños se acerquen a él y lo conozcan. Los niños son demasiado valiosos para él – ¡todos los niños! En este camino nuestro hacia el Calvario, pedimos que Dios bendiga todo lo que hagamos para compartir su amor con los niños, y que quite todo lo que pueda hacer caer en pecado a uno de ellos. ORACIÓN: Así como tú, Jesús, amaste a los niños, te pedimos que todo lo que hagamos en amor por los niños, sea bendecido. Amén.

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Esta parte del camino al Calvario muestra un auto-control increíble de parte de Jesús. Sus oponentes no tenían ni idea de lo que Jesús podía haber hecho para defenderse. Tampoco tenían idea de que Jesús sabía no sólo quiénes lo estaban abusando, sino todo acerca de ellos. No tenían idea de que Jesús estaba soportando todo eso por ellos. No tenían idea de que Jesús se estaba preparando para morir, para que ellos pudieran tener vida. Jesús hizo el camino al Calvario por todos los que se esconden detrás de un uniforme para llevar adelante sus insultos y sus obras inhumanas—para asegurarles que hay perdón. Jesús hizo el camino al Calvario por todos los que son sus víctimas—para asegurarles que no están solos. Esos guardias van a ser la compañía constante de Jesús a partir de su arresto hasta su muerte, e incluso hasta su resurrección. Ellos no vieron ningún milagro, pero sí vieron una tremenda compasión. Vieron un tremendo auto-control ante las falsas acusaciones. Vieron darle su perdón a quien lo crucificó. Y vieron al centurión profesar: “Verdaderamente este hombre era justo” (Lucas 23:47b). ORACIÓN: Señor, bendice a quienes hacen guardia, y a aquéllos a quienes ellos guardan. Amén.

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Jornada 36 – Abril 9

Jornada 13 – Marzo 17

Ante Pilato

Oración

Muy de mañana, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron la decisión de condenar a muerte a Jesús. Lo ataron, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato, el gobernador. Mateo 27:1-2

Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ‘Señor, enséñanos a orar...’ Lucas 11:1a

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario lleva a Jesús ahora ante Pilato, el gobernador. Para que el Sanedrín pudiera llevar a cabo su sentencia, tenía que ser así. Sólo podían llevar a cabo una sentencia de muerte en el caso de un extranjero que invadiera los lugares sagrados del templo. Pilato era quien debería ejecutar la sentencia en nombre del gobierno romano. Los puestos de liderazgo requieren integridad, requieren que se haga lo correcto sin prejuicios, aun en contra de la opinión pública, y aun cuando no sea lo más conveniente, políticamente hablando. Los puestos de liderazgo requieren mucho coraje y mucha fortaleza moral. Pilato trató. Le hizo buenas preguntas a Jesús, y escuchó a quienes lo acusaban. Proveyó una salida en la persona de Barrabás. Hasta recibió un mensaje de su esposa aconsejándole que no se involucrara, y que tratara de pasar el caso de Jesús a Herodes.

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario tuvo muchas paradas en las que se nos dice que Jesús oró. Jesús se comunicaba con su Padre celestial. Jesús compartía su corazón, y recibía el corazón de su Padre. Los discípulos se dieron cuenta de ese intercambio. Ellos también querían y necesitaban esa comunicación. Jesús les enseñó a sus discípulos lo que hoy conocemos como el Padrenuestro. En el Evangelio según San Lucas, tiene una introducción y cinco partes. En el Evangelio según San Mateo (6:9-13), tiene dos partes más. Hay muchos momentos, lugares, y formas apropiadas de orar esta oración tan maravillosa. Una forma de hacerlo en el camino hacia el Calvario, es orando una de esas siete partes cada día de la semana. Por ejemplo: • Domingo – para que mantengamos santo el Nombre de nuestro Dios. • Lunes – para que demos gracias por su Reino, y pidamos por su venida.

Pero al final Pilato falló como líder en casi todo aspecto. Y cuando el líder falla, casi siempre el que sufre es el inocente. Para Jesús, esa falla del líder significaba que el camino iba a terminar en el Calvario.

• Martes – para que hagamos la voluntad de Dios así como es hecha en el cielo.

ORACIÓN: Jesús, bendice a todos los que tienen responsabilidades de liderazgo, para que hagan lo que es correcto. Amén.

• Jueves – para que perdonemos así como somos perdonados.

• Miércoles – para que reconozcamos y demos gracias por todo lo que tenemos. • Viernes – para que no seamos tentados a cometer ningún pecado, ni grande ni pequeño. • Sábado – para que nada nos separe de Dios. Una oración para nuestro camino al Calvario. ORACIÓN: Señor, enséñanos a orar. Amén.

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Jornada 14 – Marzo 18

Jornada 35 – Abril 8

Perdón

Judas

Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?” Mateo 18:21

Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos. Mateo 27:3

En muchos aspectos, el camino a la cruz del Calvario tenía que ver con el perdón. Jesús había enseñado acerca del perdón, y también lo había practicado. Él sabía cuán fácil le resultaba pecar a las personas. También sabía que el pecado, cualquier pecado, iba en contra de Dios, por lo que necesitaba ser perdonado. Para eso es que él iba en camino al Calvario... para ganar ese perdón. Jesús también sabía que muchas veces los pecados se cometían contra los hermanos, causando gran daño. Y sabía que, para muchos, la forma de arreglar las cosas era vengándose, lo cual producía más daño y dolor. Lamentablemente, esa es la inclinación natural del ser humano. Pero, durante su ministerio, Jesús enseñó otro camino. En Mateo 18:15-17, Jesús dio un modelo excelente que ha sido usado por el pueblo de Dios a través de todas las generaciones, llevando reconciliación a innumerables familias: “Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que ‘todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos’. Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado.” Pero hasta ese modelo ha sido mal usado, causando división y separación, en vez de perdón y reconciliación. Otro pecado para el cual Cristo ganó el perdón. El mismo perdón que practicó desde la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Él estuvo dispuesto a perdonar hasta “setenta y siete veces” (Mateo 18:22).

Judas no completó el camino al Calvario. Había comenzado el camino al pie del Monte de la Transfiguración junto con Jesús y el resto de los discípulos. Había escuchado a Jesús contar lo que iba a suceder en Jerusalén. Había visto los milagros. Había escuchado sus enseñanzas. Había visto el amor y la compasión que Jesús tenía por todos. Había estado entre los que Jesús había enviado, y había visto el poder de Dios en acción. Como informó Pedro a quienes se habían reunido después de la Ascensión con respecto a Judas: “Judas se contaba entre los nuestros y participaba en nuestro ministerio” (Hechos 1:17). Sabemos que se llenó de remordimiento. Sabemos que trató de deshacer lo que había hecho, devolviendo las 30 monedas de plata. Quizás trató que los jefes de los sacerdotes tuvieran compasión de él, pero su respuesta fue: ‘¿Y eso a nosotros qué nos importa?’, respondieron. ‘¡Allá tú!’ (Mateo 27:4b). Si tan sólo hubiera ido a Jesús y recibido el perdón que el Cristo estaba ganando para él a través de su sufrimiento y muerte... Ese perdón está a disposición de cada uno de nosotros cuando reconocemos nuestros pecados—sin importar cuán malos sean—y nos volvemos a Jesús. ORACIÓN: Bendícenos, Jesús, para que cuando pequemos lo reconozcamos, y nos volvamos a ti. Amén.

ORACIÓN: Padre, ayúdanos a perdonar así como hemos sido perdonados. Amén.

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Jornada 34 – Abril 7

Jornada 15 – Marzo 19

La negación de Pedro

El ciego Bartimeo

Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y una criada se le acercó. ‘Tú también estabas con Jesús de Galilea’, le dijo. Mateo 26:69

Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Marcos 10:46

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario tiene muchos componentes que hieren profundamente a Jesús. Algunos de ellos fueron físicos, como los azotes. Otros fueron verbales, como la negación de Pedro. A Jesús le dolió inmensamente que Pedro lo negara, aun cuando él ya lo había predicho, pues sabía que iba a suceder. En nuestro camino al Calvario debemos tener cuidado de no juzgar demasiado la conducta de Pedro. La mayoría de nosotros podemos recordar con facilidad nuestras propias infidelidades y negaciones. Y casi con toda seguridad, nuestras negaciones se han dado bajo circunstancias mucho menos difíciles y estresantes que la de Pedro. Así como fue con Pedro, también lo es con nosotros. El Señor nos extiende su perdón total y en forma gratuita. Así como Jesús le pidió a Pedro: “apacienta mis corderos” (Juan 21:15b), también nos pide a nosotros que seamos valientes y fieles al Cristo resucitado—sin importar las circunstancias. ORACIÓN: Jesús, perdona nuestras negaciones, y haznos testigos valientes. Amén.

El camino a la cruz del Calvario llevó a Jesús y sus discípulos a través de Jericó. Conociendo la misión de su camino, es muy probable que hayan hablado sobre la importancia que esa ciudad tenía para el pueblo de Dios. Fue en Jericó donde, según se nos cuenta en el libro de Josué, las murallas de la ciudad se vinieron abajo gracias al poder de Dios. A través de lo que Jesús estaba por lograr en la cruz del Calvario, se iban a caer murallas mucho más grandes aún que las de Jericó. Sin lugar a dudas el recuperar la vista fue algo muy significativo para Bartimeo de Jericó, a quien lo rodeaban las murallas. Él había vivido entre murallas durante mucho tiempo. Bartimeo, al igual que todos los que habían marchado alrededor de Jericó muchos años antes, confiaba en Dios. Por eso confiaba en que Jesús podía derrumbar sus murallas. Y cuando Jesús lo sanó, se unió a los muchos otros que sabían que Jesús iba a derrumbar murallas mucho más significativas que las que rodeaban una ciudad o las de la ceguera. Jesús iba a derrumbar las murallas levantadas por el pecado. Él iba a derrumbar las murallas de la muerte. Las iba a derrumbar en la cruz del Calvario. ORACIÓN: Continúa derrumbando nuestras murallas, Jesús. Amén.

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Jornada 16 – Marzo 20

Jornada 33 – Abril 6

Betania

La sesión en la corte

Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Juan 12:1

Los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban alguna prueba contra Jesús para poder condenarlo a muerte, pero no la encontraban. Marcos 14:55

El camino a la cruz del Calvario incluiría un regreso a Betania, donde vivían María y Marta, muy amigas de Jesús. Él iba a menudo a su casa para descansar. Fue allí donde había resucitado a Lázaro de la muerte.

El camino al Calvario casi se detiene en la sesión con el Sanedrín. La sentencia ya la tenían: la muerte. Pero no lograban encontrar la evidencia. Marcos escribe que muchos testificaron contra Jesús, pero ninguno estuvo de acuerdo con el otro. Dieron falso testimonio contra él, diciendo que había dicho que iba a destruir el templo y volverlo a construir en tres días. Pero ni siquiera eso funcionó, porque no se podían poner de acuerdo.

La resurrección de Lázaro había sido algo muy significativo. Cuando las hermanas de Lázaro habían dicho creer en que su hermano iba a resucitar en el día final, Jesús declaró que él era la resurrección y la vida, y que todos los que viven y creen en él no morirán jamás. Luego llamó a Lázaro a que saliera de la tumba – y así fue. Ese acontecimiento dejó una impresión muy profunda en muchas personas. Para muchos, la impresión fue positiva. Cuando Jesús regresó a Betania, Simón, el leproso, dio un banquete en su honor. Fue en ese banquete que Jesús fue ungido con un perfume muy caro. Mientras que Judas lo vio como un despilfarro de dinero, Jesús lo vio como un acto de adoración. Su cuerpo fue ungido en preparación para la muerte que estaba por sufrir. Otros se preocuparon porque la resurrección de Lázaro estaba haciendo que muchas personas siguieran a Jesús. Los jefes de los sacerdotes se alarmaron tanto, que decidieron que tanto Jesús como Lázaro debían morir. ORACIÓN: Te damos gracias y te bendecimos, Señor, por la seguridad que tenemos en Jesús. Amén.

Mientras todo eso sucedía, Jesús se mantuvo en silencio. Sabía que sería una tontería ponerse a discutir con ellos. Su silencio irritó mucho a Caifás, quien le hizo una pregunta que sí contestaría: “¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito?” (Marcos 14:61b). ¿Qué contestó Jesús? “Sí, yo soy” (Marcos 14:62a). Y él es sin lugar a dudas el gran “YO SOY”. Así es como Dios le contestó a Moisés desde la zarza ardiente: “Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: “Yo soy me ha enviado a ustedes” (Éxodo 3:14b). La respuesta de Jesús es la verdad. Quizás hasta el mismo Caifás supo que era verdad. Pero todo lo que hace es rasgar su túnica en señal de que, lo que ha oído, es una blasfemia. Todo el Sanedrín concuerda. Por tal blasfemia—Jesús llamándose a sí mismo el Hijo de Dios—debe morir. Entonces comienza el abuso físico, primero de parte de los miembros del Sanedrín, y luego de los guardias. Las circunstancias ya no se detienen más. El camino al Calvario continúa. ¿Cuántas veces nos hemos detenido cuando la evidencia no sustenta nuestras conclusiones? Y sin embargo, en nuestra testarudez, ignorancia, y arrogancia, seguimos adelante. ORACIÓN: Perdónanos, Señor, cuando actuamos de acuerdo a nuestras conclusiones sin evidencias. Amén.

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Jornada 32 – Abril 5

Jornada 17 – Marzo 21

Ante Caifás

El burro

Los que habían arrestado a Jesús lo llevaron ante Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley y los ancianos. Mateo 26:57

Jesús envió a dos discípulos con este encargo: ‘Vayan a la aldea que tienen enfrente, y ahí mismo encontrarán una burra atada, y un burrito con ella. Desátenlos y tráiganmelos’. Mateo 21:1b-2

El camino al Calvario llevaría a Jesús a través de las cámaras del sumo sacerdote. En circunstancias normales, era un lugar reverencial y santo. Era allí donde el Sanedrín debatía acerca de las interpretaciones de la Ley. Pero bajo el dominio romano, y aun cuando seguían teniendo mucha autoridad, no podían imponer la pena de muerte. El Sanedrín era la suprema corte de Israel. El sumo sacerdote era quien la presidía. El Sanedrín tenía 71 miembros. Estaba formado por los jefes de los sacerdotes, los ancianos, y los maestros de la Ley. Todos ellos eran personas inteligentes y muy educadas que conocían bien las Escrituras. Caifás, el sumo sacerdote, también conocía bien las Escrituras. A pesar de que el suyo era un puesto religioso, pues era el sumo sacerdote de Dios, Caifás estaba más preocupado con su posición temporal que con serle fiel a Dios. De su boca salió la profecía: “No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación” (Juan 11:50). La nación que tenía en mente era Israel. Pero Dios tenía otros planes para su profecía. Un hombre, Jesús, iba a morir para que nosotros, su pueblo, no muriéramos. Su muerte limpiaría nuestros pecados. Sin su muerte inocente, todos nosotros moriríamos eternamente. ORACIÓN: Te alabamos, Señor, por dar tu vida por todo el pueblo de Dios. Amén.

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El camino al Calvario incluyó un viaje en burro. Viajar en el lomo de un burro significaba humildad, paz, y realeza. Es muy probable que Jesús ya otra vez hubiera entrado a Jerusalén en un burro. Pero esa vez iba en brazos de su madre, acompañados por su padre, que habían viajado de Belén a Jerusalén para la purificación. Esa primera vez no había ninguna multitud que lo recibiera con gritos de algarabía ni con cantos. Pero sí estaba el viejo Simeón quien, movido por el Espíritu Santo, reconoció quién era Jesús. Dios había cumplido su promesa de que él no moriría sin haber visto primero la salvación de Dios para todos los hombres. La profetiza Ana también estaba allí. Ella fue quien declaró que ese niño era la esperanza de Dios para todos los que estaban buscando la redención de Jerusalén. Ahora él podía entrar en Jerusalén, montado en un burro, cumpliendo las profecías de Simeón y de Ana. Esta vez había multitudes que lo recibían con algarabía, y también muchos enemigos. Esta vez se trataba de la entrada de Aquél que es la luz para los gentiles y la gloria de Israel. ORACIÓN: Bendícenos, Jesús, para que nosotros también podamos ver la luz que ilumina a todas las naciones. Amén.

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Jornada 18 – Marzo 22

Jornada 31 – Abril 4

La entrada

El escape

Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba: ‘¡Hosanna al Hijo de David!...’ Mateo 21:9

Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Mateo 26:56b

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario también incluyó la entrada triunfante en Jerusalén. Era la época de la Pascua, por lo que había gente de todas partes. Hacía mucho que no había tanto movimiento en Jerusalén. Todos estaban enterados de los milagros que Jesús había hecho. Muchos repetían sus parábolas. Su ejemplo era muy admirado. Las profecías se estaban cumpliendo. Las expectativas de volver a una época como la del Rey David estaban echando raíz en los corazones de las personas. Era un tiempo de mucha esperanza. Es por todo eso que la multitud cantaba a voz en cuello: “¡Hosanna al Hijo de David!” Ese era el título que le iban a dar al Mesías. “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Salmo 118:26). El Rey David sabía que su fortaleza estaba en el Señor. “¡Hosanna en las alturas!” Que los cielos se unan a este acto de adoración. Sin duda una gran bienvenida. Esta parte del camino fue muy importante. Fue un anticipo para todos los que han de alabar eternamente a ese Hijo de David. Su Reino no tendrá fin. Los ángeles, arcángeles, y todas las huestes celestiales se unen en esa canción. Pero para que la canción continúe para nosotros, el camino de Jesús al Calvario debe continuar. La pasión está por comenzar.

A partir de ahora, el resto del camino al Calvario va a ser hecho sólo por Jesús. Ninguno de los que Jesús había elegido iba a estar con él. Ninguno de los que habían visto sus milagros, iba a estar con él. Ninguno de los que había escuchado sus enseñanzas y se había maravillado con sus palabras, iba a estar con él— absolutamente nadie. Jesús va a estar solo el resto del camino. Una cosa es estar solo sin haber tenido nunca la compañía de alguien. Otra cosa muy diferente es estar solo después de haber estado acompañado. Jesús no va a tener compañía hasta después de su resurrección. Todos sus discípulos se han escapado. Uno de ellos—cuando los soldados trataron de pararlo—salió corriendo tan rápido que dejó atrás sus ropas. Totalmente solo, arrestado, y atado, Jesús continúa el camino al Calvario. Él sabe lo que es ser abandonado. Él tiene una gran compasión por los abandonados. A pesar de que todos lo abandonaron, le asegura a todos los que son abandonados que él siempre va a estar con ellos. Él nunca los va a abandonar. Jesús también tiene una gran compasión por los que abandonan a quienes sufren necesidades. Es un pecado perdonable. Él perdonó a los discípulos que lo abandonaron. También perdona a todos los que, en medio de sus deserciones, reconocen su pecado y buscan el perdón. ORACIÓN: Perdónanos, Señor, por todos nuestros actos de deserción. Amén.

ORACIÓN: Hijo de David, bendícenos mientras cantamos nuestros hosannas. Amén.

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Jornada 30 – Abril 3

Jornada 19 – Marzo 23

El arresto

Hasta las piedras gritarán

Entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús. Mateo 26:50b

Algunos de los fariseos que estaban entre la gente le reclamaron a Jesús: ‘¡Maestro, reprende a tus discípulos!’ Pero él respondió: ‘Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras’. Lucas 19:39-40

El camino al Calvario se vuelve difícil. Los arrestos generalmente lo son. En este caso, el arrestado es inocente. Un allegado lo traiciona. Las autoridades actúan amparadas en la oscuridad. Ya decidieron de antemano la sentencia: el acusado va a morir. No tienen ninguna evidencia contra él. Las autoridades son los líderes religiosos. La cosa se pone fea. Y casi se pone peor. Cuando se produce el arresto, y aun cuando no estaban acostumbrados a pelear, los discípulos se disponen a hacerlo para defender a su Maestro. Uno de ellos, Pedro, según nos dice el Evangelio de Juan, tiene una espada. Y con ella logra cortarle la oreja al sirviente del sumo sacerdote. Es en ese momento que Jesús interviene. Los soldados, y quienes estaban con ellos, no supieron cómo reaccionar ante lo que estaba sucediendo, porque cuando Jesús se había identificado a sí mismo, ellos habían dado un paso atrás y se habían desplomado. Pero ahora Jesús restaura la oreja del hombre, y le recuerda a Pedro que, si él lo pidiera, vendrían legiones de ángeles a pelear por él. Luego Jesús pone las cosas dentro del contexto apropiado. Él va a beber de la copa que el Padre le ha dado: va a soportar el arresto. A pesar de ser inocente, esa situación horrible es parte del plan divino en el que él va a cargar con los pecados de cada uno de nosotros.

En la parte del camino a la cruz del Calvario que llevó hasta Jerusalén, no hubo sólo muchos que cantaban entusiasmados. También hubo muchos que querían hacer callar a los que cantaban. Los fariseos se deben haber sentido amenazados. Muchas personas –personas que ellos mismos conocían– seguían a Jesús quien, con buenas razones, los criticaba. Es interesante que los fariseos pensaran que Jesús podía hacer callar a los que cantaban. Y quizás lo podía haber hecho. Lo que sabemos con toda seguridad es que, si hubiera querido, podría haber hecho gritar a las piedras. Aparentemente los fariseos no tenían ninguna duda al respecto. A menudo la naturaleza parecía unirse a los gritos de alegría de los muchos que se alegraban en su Salvador. Al ir acercándose a Jerusalén, Jesús se conmueve por lo que esa ciudad significa para él, y por lo que sabe que le espera. Jesús ama Jerusalén, pero sabe que no va a existir para siempre. Esas piedras que tantos admiran, no van a permanecer donde están. Ellas también van a gritar que sus ciudadanos no están dispuestos a reconocer que Dios está viniendo.

Jesús es arrestado, y llevado.

Qué glorioso es cuando las mismísimas piedras reconocen con nosotros el tiempo del Señor, y se unen a nuestros cantos de alabanza. Qué difícil sería si esas piedras hablaran de nuestro fracaso en honrar y reconocer el tiempo de nuestro Señor.

ORACIÓN: Señor, ayúdanos a ver que fuiste arrestado por nuestros pecados. Amén.

ORACIÓN: ¡Que hasta las piedras amplifiquen nuestros sonidos de alabanza! Amén.

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Jornada 20 – Marzo 24

Jornada 29 – Abril 2

Limpiando el templo

El beso

Jesús entró en el templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Mateo 21:12a

Todavía estaba hablando Jesús cuando se apareció una turba, y al frente iba uno de los doce, el que se llamaba Judas. Éste se acercó a Jesús para besarlo. Lucas 22:47

Es el lunes de la Semana Santa. La procesión del pueblo ya terminó. El eco de los niños cantando “Hosanna al Hijo de David”, ya dejó de resonar. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley siguen estando contrariados, a pesar de las curaciones maravillosas que vieron hacer a Jesús. El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario llevó a Jesús al templo. No le gustó nada lo que allí vio. Jesús amaba ese lugar. Lo amaba desde que, cuando tenía 12 años, había pasado en él un tiempo con los maestros de la Ley. Pero esta vez se enojó. En el área de adoración del Templo de Herodes, donde se vendían los animales para sacrificar a precios exorbitantes, donde se cambiaba dinero, donde no se trataba al templo con respeto, Jesús realizó una limpieza, echando a todos los que estaban abusando del templo. Fue un uso correcto del enojo. En nuestro camino al Calvario examinamos nuestros cuerpos, que son templos del Espíritu Santo. Al hacerlo seguramente encontramos basura, suciedad, y cosas que no deben estar allí. La mayoría de ellas las podemos limpiar nosotros mismos. Pero Jesús provee la limpieza final, aunque no lo hace a latigazos, sino con su inocente sufrimiento y muerte. ORACIÓN: Señor, limpia nuestros cuerpos, nuestros templos del Espíritu Santo. Amén.

El camino a la cruz del Calvario incluyó un beso. Probablemente no haya sido el único beso del camino. Los discípulos a menudo saludaban a su Maestro con un beso. Era una muestra de profundo respeto. Pero esta vez no era un beso de reverencia, sino de traición. Debía parecer como un simple gesto de respeto, pero en realidad era parte de un plan diabólico. En realidad el beso no había sido necesario, pues Jesús ya se había identificado. Judas ya podía cobrar sus 30 monedas de plata. Todos los soldados armados y los representantes de los jefes de los sacerdotes y los ancianos sabían quién era Jesús. Muchas veces había estado enseñando en el templo. ¿Por qué no lo arrestaron una de esas veces? El Evangelio de Juan dice que, cuando Jesús se identificó a sí mismo, ellos “dieron un paso atrás y se desplomaron” (Juan 18:6). La imagen de ese beso—la mayor traición—en la memoria de los discípulos, debe haber sido una de profundo disgusto. ¿Cómo era posible que uno que había sido elegido por Jesús para estar entre los doce, hiciera algo así? Judas, el tesorero del grupo, había visto los milagros y las enseñanzas de Jesús. ¿Cómo había podido valerse de un beso para entregarlo a sus enemigos? En la mente de los enemigos de Jesús, el beso debe haber parecido apropiado— una burla a la lealtad de alguien que había estado a su lado. Que nuestra lealtad y confianza no incluya ninguna hipocresía, en especial con respecto a nuestro Señor y Salvador. ORACIÓN: Bendice las expresiones de nuestro amor y confianza en ti, Señor. Amén.

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Jornada 28 – Abril 1

Jornada 21 – Marzo 25

La oración

Autoridad cuestionada

Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí mientras yo oro.” Marcos 14:32

Jesús entró en el templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. ‘¿Con qué autoridad haces esto?’, lo interrogaron. ‘¿Quién te dio esa autoridad?’ Mateo 21:23

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario continúa por el Jardín de Getsemaní ya siendo tarde en la noche. No era inusual que Jesús fuera al jardín en busca de tranquilidad. Allí era donde iba a orar. Pero esta vez la oración fue inusual. Mostrando su verdadera humanidad, le pide al Padre que, de ser posible, le quite esa “copa” de sufrimiento. Mostrando su verdadera obediencia a Dios el Padre, también le pide que se haga su voluntad. Esto lo hace tres veces, y luego viene un ángel a ministrarle. “Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra” (Lucas 22:44). Jesús comprende lo difícil que va a ser su misión. También comprende cuán importante es que se mantenga fiel. La pasión completa de Cristo también puede leerse en el capítulo 17 del Evangelio de Juan, donde Jesús ora por él mismo, por sus discípulos, y por todos los creyentes. La oración en el Jardín de Getsemaní enfatiza la soledad de Cristo. Los discípulos, a pesar de todas sus buenas intenciones, no logran mantenerse despiertos. No debería ser difícil para nosotros identificarnos con su comportamiento. Otros nos han visto hacer lo mismo. Pero nuestro Señor también perdona nuestras fallidas buenas intenciones.

El martes de la Semana Santa es un día de enseñanza. Jesús continúa su camino al Calvario regresando al templo, donde inmediatamente es desafiado. Los jefes de los sacerdotes y los ancianos quieren saber qué autoridad tiene él para limpiar el templo. Nosotros sabemos con qué autoridad lo hizo. Fue con la autoridad de su Padre celestial. Jesús podría haberles dicho eso. Pero no hubiera servido de nada. Sólo habrían usado sus palabras en su contra, y lo habrían acusado de blasfemia. Así que Jesús los desafió, preguntándoles si el bautismo de Juan había sido un acto de Dios o de los hombres. Ellos comprendieron que, cualquiera fuera la respuesta que dieran, iba a estar mal, así que dijeron: “No sabemos” (Mateo 21:27b). En nuestro camino al Calvario afirmamos una y otra vez que Jesús tiene autoridad para confrontarnos con nuestros pecados, para llamarnos a dar frutos, y para declararnos los receptores de su amor. ORACIÓN: Reconocemos que tú tienes toda autoridad en el cielo y en la tierra. Bendícenos, Señor. Amén.

ORACIÓN: Bendícenos, Señor, para que podamos estar vigilantes contigo. Amén.

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Jornada 22 – Marzo 26

Jornada 27 – Marzo 31

Las enseñanzas

El abandono

Entonces empezó Jesús a hablarles en parábolas. Marcos 12:1

“Todos ustedes me abandonarán”, les dijo Jesús, porque está escrito: ‘Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas’. Marcos 14:27

En el camino al Calvario Jesús dijo muchas parábolas. Los Evangelios ponen muchas de ellas entre la entrada triunfal en Jerusalén y los acontecimientos del Jueves Santo. Esas parábolas son muy significativas para nosotros, pues nos preparan para nuestro camino al Calvario.

Una cosa más antes que el camino al Calvario continúe. Jesús dice a sus discípulos: “Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar” (Marcos 14:18b). Judas lo niega. Pedro dice que él moriría antes de negar a Jesús. Todos los discípulos afirman su lealtad.

Entre las parábolas más significativas, se encuentran: • Los dos hijos – importante para quienes le dicen “sí” a Dios, pero no lo hacen. • Los encargados que se olvidaron de quién era el viñedo. • Los invitados a la boda que ignoraron la invitación del rey. • Las señales del fin de los tiempos. • Las diez vírgenes, los talentos, y las ovejas y las cabras. Hacemos bien en escuchar las enseñanzas de nuestro Señor. Ellas nos recuerdan cuán fácil es dejar de mirar a nuestro Señor, de ver su amor por nosotros, lo que espera de nosotros, y lo que nos promete. Nosotros también somos capaces de decirle “sí”, y luego olvidar a quién servimos. También somos capaces de ignorar la invitación del rey, de no estar preparados, de no responder, y de no aprovechar las oportunidades que tenemos de servir. Que las parábolas de nuestro Señor nos transformen en las personas que él quiere que seamos, en el camino al Calvario. ORACIÓN: Gracias por tus parábolas, Señor. Bendice nuestra reflexión y meditación. Amén.

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Jesús sabía lo que iban a hacer. Nosotros sabemos lo que hicieron. No nos sorprende entonces que, cuando se corrió la voz que Jesús había resucitado, tuvieran miedo de cómo los iba a recibir. Sabían bien que le habían fallado – y fallado en grande. A nosotros nos sucede lo mismo. Nosotros también hemos hecho grandes confesiones de fe llenos de buenas intenciones. Pero de pronto nos encontramos en una situación en la que nos parece demasiado riesgoso o peligroso mantenernos fieles a nuestras promesas... y fallamos. La buena noticia es que, cuando el Cristo resucitado se encontró por primera vez con sus discípulos, les habló en amor. “¡La paz sea con ustedes!”, fueron las palabras que les dijo en el cuarto donde estaban escondidos bajo llave por temor a los judíos (Juan 20:19). Son las mismas palabras que nos dice a nosotros hoy. Su amor por nosotros es más grande que nuestra cobardía y nuestra débil fe. ORACIÓN: Bendícenos, Señor, para que seamos fieles a nuestras intenciones en amor a ti. Amén.

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Jornada 26 – Marzo 30

Jornada 23 – Marzo 27

La cena

El complot

Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles: ‘Tomen; esto es mi cuerpo’. Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. Marcos 14:22-23

Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote, y con artimañas buscaban cómo arrestar a Jesús para matarlo. Mateo 26:3-4

Para completar el camino al Calvario es necesario estar bien alimentado. Es la noche previa a la crucifixión de Jesús.

Jesús ya había predicho que el camino comenzado en el Monte de la Transfiguración iba a terminar con él siendo entregado a las autoridades. Jesús iba a sufrir, iba a ser crucificado, y al tercer día iba a resucitar.

El éxodo que sacó fuera de Egipto a los Hijos de Israel también requirió que el pueblo estuviera bien alimentado. Dios se hizo cargo de ello, proveyéndoles lo que necesitaban para poder avanzar por el desierto. Su pueblo habría de recibir ese alimento hasta que entraran en la Tierra Prometida. Jesús se aseguró que nosotros también tengamos el alimento que necesitamos para esta vida, hasta que lleguemos a la Tierra Prometida. El tiempo compartido en el aposento alto debe haber sido muy significativo para los discípulos. Indudablemente los dejó con muchas preguntas sin contestar, la mayor de ellas, qué significaba todo eso. Más tarde lo iban a comprender. Iban a comprender lo maravilloso que era el consuelo de su Señor y Salvador en sus vidas. Iban a comprender lo maravilloso que eran su perdón y su presencia en medio de los desafíos y demandas de vidas dedicadas a serle fiel. Ninguna de esas cosas es diferente de las que nos maravillan a nosotros hoy. Nos maravillamos ante el misterio de la gracia de la santa cena. Nos maravillamos y alegramos porque su presencia sigue estando con nosotros aún después del Calvario, y nos acompañará hasta que estemos seguros en la Tierra Prometida.

Quienes iban a llevar adelante ese plan eran los líderes religiosos. Lo que ellos creían acerca de cuándo iba a llegar el Mesías y lo que haría, no incluía a Jesús. Ellos veían a Jesús como a una persona más, pero no como al Prometido de Dios. Sus esperanzas de arrestarlo secretamente se hicieron realidad gracias a la colaboración de Judas quien, a cambio de 30 monedas de plata, los ayudaría a hacerlo. El camino que se había demorado mientras Jesús estaba en Jerusalén, de pronto se precipitó. Muchos se han preguntado cómo es posible que planearan en secreto algo tan siniestro. Nosotros nos preguntamos cómo es posible que un discípulo pudiera traicionar a su maestro. Nos lo preguntamos hasta que reflexionamos en nuestros propios planes secretos. Recién entonces humildemente alabamos a nuestro Señor por su camino al Calvario y por el regalo de su perdón. ORACIÓN: Perdónanos, Señor, por nuestros planes secretos. Amén.

ORACIÓN: Bendícenos, Señor, con tu presencia en la cena en nuestra vida después del Calvario. Amén.

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Jornada 24 – Marzo 28

Jornada 25 – Marzo 29

El aposento alto

El nuevo mandamiento

El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ‘¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?’ Mateo 26:17

Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre.Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Juan 13:1

El camino del Monte de la Transfiguración a la cruz del Calvario llevó a Jesús y sus discípulos por un aposento alto, donde habrían de preparar la comida de la Pascua, lo cual era un acontecimiento muy significativo. Allí comerían los alimentos tradicionales, y recordarían los maravillosos actos de Dios.

El tiempo que pasaron en el aposento alto en el camino al Calvario es significativo por varias razones. Una de ellas es el nuevo mandamiento dado por Jesús. Ese nuevo mandamiento es “que se amen los unos a los otros”.

Todo se centraría en la historia del Ángel de la Muerte pasando por alto las casas de quienes habían pintado con sangre de cordero el marco de la puerta, y visitando las casas de quienes no lo habían hecho. De acuerdo a Éxodo 12, cada primer hijo varón en esas casas visitadas había muerto. Los discípulos no comprendían en su totalidad lo que esta Pascua iba a significar para ellos y para todo el pueblo de Dios. Jesús es ahora el Cordero de Dios. Era su sangre la que iba a ser derramada cuando lo mataran. Al igual que los corderos en Egipto, él también era inocente y no merecía la muerte. Jesús sabía lo que le esperaba. La comida de la Pascua era una ocasión alegre en la que se celebraba cuando Dios había liberado a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Mientras los discípulos celebraban esa gloriosa liberación de sus antepasados, Jesús comprendía que, con su sufrimiento y muerte, él iba a liberar a todas las personas de la esclavitud del pecado y sus consecuencias. Para Jesús y sus discípulos fue importante prepararse para la Pascua. También lo es para nosotros.

Ese nuevo mandamiento no se enseña tanto con palabras, como con acciones. El relato de Jesús lavando los pies de los discípulos es un ejemplo muy fuerte. Esa era una labor que sólo la hacían los sirvientes más bajos. No tenía nada de honorable. Sin embargo, Jesús se lo hizo a sus discípulos. Pedro se opuso. Nosotros también podemos oponernos. Pero Jesús rápidamente señala que no hay nada de denigrante en hacerlo. También dice que Pedro necesitaba que él lo lavara como símbolo del lavado total que sólo él puede hacer. Jesús les está diciendo que amen así como él los ha amado. La magnitud total de su amor se va a revelar muy pronto. En el Calvario Jesús va a hacer mucho más que lavar pies. Allí él va a lavar a los pecadores de todos sus pecados. Este es un nuevo mandamiento para nosotros. Debemos amar así como hemos sido amados. Amar así es no sólo una bendita oportunidad, sino también un privilegio. ORACIÓN: Libéranos, Señor, para amar así como hemos sido amados. Amén.

ORACIÓN: Bendícenos, Señor, al prepararnos para celebrar la Pascua. Amén.

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