El camino espiritual Según San Luis María de Montfort y María Luisa Trichet Al transmitir el camino espiritual legado por nuestros fundadores, les voy a expresar mi orgullo y reconocimiento de pertenecer a la Familia de la Sabiduría. Estoy muy agradecida a Montfort y María Luisa por la herencia espiritual que dejaron a la humanidad y la Iglesia, por su descubrimiento resplandeciente de la Sabiduría a partir de una lectura personal de la Biblia. Hijas de la Sabiduría, Amigos(as) y Asociados(as) de la Sabiduría, tenemos acceso a un camino espiritual místico y encarnado. La experiencia mística es sobre todo un encuentro conmovedor con el Absoluto, especialmente la Sabiduría. Somos todos invitados(as). Esta experiencia amorosa se vive a la vez en el corazón de nuestro corazón y arraigada en nuestra realidad. Es por eso que se dice encarnada. Por si misma, no provoca visión, ni fenómenos extraordinarios… lleva a una transformación profunda en lo cotidiano, a través de los signos de la vida ordinaria. El fin ultimo del camino espiritual según Montfort es una identificación con Cristo Sabiduría. Amigos(as), cuando hablamos de vida espiritual, se trata de una dimensión de sí mismo, la relación con los valores del corazón. La vida espiritual, lo que da soplo, tiene que hacernos más humanos y no necesariamente más inteligentes. De otro lado, para que la vida espiritual humanice, necesita elementos. Si la vida espiritual es una prioridad, un camino espiritual es un modo de vida. Al narrar el camino espiritual según Montfort y María Luisa, les voy a presentar algunos elementos esenciales de este mismo camino (4 elementos testifican de la autenticidad de una espiritualidad). Definición de la Sabiduría AMOR EXCESIVO SALIDO DEL CORAZÓN DE LA TRINIDAD ANTES DE LA CREACION DEL MUNDO, AMOR QUE SE ENCARNA EN JESÚS DE NAZARET. Les voy a contar el CAMINO EN EL CUAL ESE AMOR NOS ATRAE… Hablar del camino espiritual según Montfort y María Luisa, es hablar de la Sabiduría que se presenta ella misma como el camino del Amor transformador. La Sabiduría no está al fin del camino, Ella es el camino, Ella esta en el camino, Ella es el Amor en el camino. Hay cuatro grandes etapas en este recorrido, características de la evolución de todo amor: 1- la seducción, 2- el frecuentarse 3-el noviazgo, 4-la consagración. Hay un inicio al camino, pero no se sabe si será derecho, será circular, yendo a lo profundo, y la Sabiduría jugara conmigo conduciéndome de una etapa a la otra.

 

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Al inicio de este camino, la Sabiduría ha puesto en nosotros su Soplo, desde el nacimiento. Es el Soplo sagrado de la Vida, esta Vida por la cual la Sabiduría existe. El Soplo de la Sabiduría está puesto en nosotros como el aire entra en los pulmones del recién nacido cuando se le permite soltar su primer grito. Para que podamos encajar su paso, la Sabiduría, como un Tesoro misterioso, se da en nosotros y se hace nuestro camino a medida que Ella se revela a nosotros. El Bautismo, la inmersión en Cristo, nos dará el Signo sensible y ayudará a tomar conciencia poco a poco… Este tesoro precioso entre todos, depositado en nuestra tienda interior, lo vigila la más tierna de las madres, María. Su misión: caminar con nosotros en y ayudarnos a abrirnos a la Sabiduría, facilitar su revelación, protegiendo nuestros corazones de los deslumbramientos ilusorios, falsos dioses… Su misión: caminar muy cerca de nosotros, abrirnos paulatinamente al ANHELO de la Sabiduría que ya susurra a nuestro oído dulces declaraciones de amor…Su misión: dar a luz plenamente a la Sabiduría en nosotros. Y durante este tiempo, abrirnos a su presencia activa, transformadora… EL TIEMPO DE LA SEDUCCIÓN A medida que el Soplo nos habita, la vida avanza (como para el nene, pero nosotros tenemos treinta años o más), el deseo se despierta y surge la atracción. La Sabiduría expresa su amor con nosotros. Es el tiempo de la seducción. Se manifiesta con las múltiples bellezas y dulzuras de una tierna amante. Su anhelo de ser conocida y amada es tan fuerte que me conmueve. Me pongo a desear la Sabiduría reconociendo que es Ella misma que ha despertado este deseo, buscándome con pasión. EL TIEMPO DE LAS FRECUENTACIONES Ni más ni menos, como lo hacen los enamorados, inicio un tiempo de encuentro con la Sabiduría, de relaciones mutuas. Se trata de familiarizar el Amor entre nosotros, de hablar de corazón a corazón, de establecer por Ella, relaciones justas con los hermanos y hermanas que me rodean y con todo lo creado cuya Belleza y Bondad me maravillan siempre más. ¿No es cierto que esta Belleza y Bondad habiten en lo más profundo de mí ser? Frecuentar la Sabiduría y dejarme frecuentar por Ella se vuelve una dulce necesidad. Descubro así el Libro sagrado en el cual Ella despliega su viaje en la creación y con la creación. Descubro que desde el inicio del mundo, Ella frecuentaba los humanos. “La Sabiduría es para el hombre y el hombre es para la Sabiduría”. Tanto que un día, un Jesús, de Nazaret en Galilea, la acoge sin reserva ninguna…hasta tal punto que se hace el amor encarnado en plenitud, la Sabiduría Eterna y Encarnada. El sueño de la Trinidad se realiza en este Hombre, Hijo de Dios e hijo de María. En su encarnación, se hace la promesa viviente de la Humanidad divinizada incorporada (as) a El, Camino, Verdad y Vida, somos invitados a entrar en el deseo ardiente de la Sabiduría de encarnarse en la humanidad. Estoy invitada insistentemente a tomar el mismo camino de Jesús de Nazaret. Con El, a entrar profundamente en la humanidad para colaborar a la transformación de lo creado, a su divinización total en el Amor.  

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Mientras más camino con la Sabiduría, más percibo que el camino no está lineal…Está más circular y va profundizándose. Constantemente debo entrar profundamente en mí para volver a encontrar el ímpetu inicial, ese FUEGO que Cristo Sabiduría quiere compartir conmigo. “¡Como querría que este fuego ya sea alumbrado!” dice Jesús. Debo constantemente entrar en El para guardar el SENTIDO de mi aventura. Con este Jesús de la encarnación, con El como antorcha, estoy invitado(a) a bajar en la profundidad de mi humanidad, en las profundidades de la Humanidad, de todo lo creado. A habitar esta humanidad que Dios ama con pasión. “solo pueden sobrevivir las espiritualidades que dan cuenta de la humanidad” (P.Ricoeur). María permanece a mi lado para alumbrar mis noches, aliviar los momentos dolorosos. Cristo Sabiduría ya ha recorrido este camino que conduce a Jerusalén…hasta la iluminación de la Cruz. Con El, poco a poco, experimento en mi corazón que dificultades y pruebas, vividas con El, aumentan mi sed y hacen crecer el Amor. Ah! Tengo que decirles que muchas veces, caigo en la tentación de creer que son mis esfuerzos que hicieron nacer esta toma de conciencia, fuente de gran alegría. Pero María me enseña la verdadera Sabiduría y me dice: escucha lo que cuenta Eileen O´Dea en su poema sobre “la iluminación”. Me pregunto, desde un cierto tiempo ya si la conciencia, la conciencia intensa es iluminación, y si es así, ¿cual es su vínculo con la Sabiduría? Pensaba que la iluminación era un precio, la recompensa por una vida buena. Lo sabe Ud., la vida de privación y renuncia: el rechazo de los placeres de nuestra vida egocéntrica. Yo veo la Sabiduría como una señora sentada. Tenemos una cita con ella en el centro del alma. Tal un salmón que vuelve a subir el río se hace esfuerzos y esfuerzos y hop, nos sentamos sobre sus rodillas. Entonces la Sabiduría recoge las energías de la conciencia, como huevos en un nido y se sienta con ellas, siendo padre y madre, por su presencia silenciosa,  

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una presencia de luz. Impregnada de la luz de la Sabiduría, la energía vuelve a salir en el torrente de la vida, creando una presencia, como las luciérnagas en la noche oscura. Es así que en la sencillez del corazón, que podría ser la de Montfort y María Luisa, aprendemos que el secreto de la felicidad, preludio del noviazgo, de esta alegría pura del corazón, es el fruto de un total ABANDONO EN LAS MANOS DE DIOS y de una TOTAL CONFIANZA EN SU GRAN SOLICITUD POR NOSOTROS(AS)… A profundizar en mí el amor de la Sabiduría (mi amor por Ella y su amor por mí), me encuentro más veces sobre sus rodillas… Pero Ella me vuelve a poner en el tumultúo del río (como el salmón)con Cristo Sabiduría pues el viaje está al inicio…debo seguir hundiéndome, a bajar con el Señor de toda ternura para encontrar a todos(as) aquellos(as) que me fueron dados(as), pues tienen valor sagrado. Es el tiempo de las frecuentaciones y las de la Sabiduría no se pueden hacer sin la humanidad… Un camino espiritual es un camino de encarnación, de humanización… Y entramos en el TIEMPO DEL NOVIAZGO… ¡Ahora Señor, creo que entendí! Pero…arriesgándome un poco más…me encuentro cara a cara con esta parte de la humanidad que como un mendigo, casi moribundo, tiende sus brazos hacia mí gritando…Desorientada, desconcertada, me exclamo. “¿Dios mío a donde estás? ¡Te he perdido!” – “¿No me reconoces?” dice la Sabiduría desfigurada pero radiante. – “¿Pues bien hasta este punto que debo seguirte?...Bueno, te seguiré ya que vives con nosotros hasta ahora y que tu amor, tu fuerza y tu ternura me habitan...Mi hermano, mi hermana despojado(a) de su dignidad, eres tú otra vez, en la Cruz. Y hasta que esta situación permanezca, te quedarás atado a esta Cruz y me invitarás a acercarme a ti. ¡Es el único paso que conduce a la vida! Hasta que entendí, Sabiduría amorosa, que debo acogerme a mi mismo(a), como un(a) Mendigo(a), amado(a) inmensamente, abandonándome a tu Providencia, seguro(a) de tu Presencia. En esta Cruz de la humanidad sufriente estoy invitado(a) a casarme contigo Sabiduría, amor exceso de un Dios, entregado a las manos de la humanidad. Amor transformador en el cual la humanidad se hace verdadero Cuerpo de Dios. “¡Sin Cruz, qué Cruz!” dirá Montfort. Sin embargo él sufrió mucho sin antes de abrazar la Cruz. Esta Cruz se presento a él como lugar de Resurrección sólo cuando encontró la presencia de la Sabiduría en medio del sufrimiento que lo inundaba. El mensaje de la Cruz es fuerte para el hombre, pero está aliviado e iluminado por este mismo Amor que camina con nosotros.

 

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Voy a hablar de la Cruz a través de una alegoría. Hay en la cruz un pedazo transversal como una vía trazada. Desde su nacimiento Jesús tomo un camino y con él nos indica el camino a seguir, es el camino del evangelio. Para cruzar la vida, puedo poner los pies con toda seguridad en este camino, es firme, es Jesús el mismo camino, Él es el camino… Por supuesto se presentan obstáculos, fracasos, dificultades y pruebas de todo tipo. Lo sabemos, nunca Dios está de acuerdo con el sufrimiento. Nos quiere felices, libres y colaboradores. Para que nuestro camino se haga luminoso, debemos mirar en dirección de la luz, hacia Jesús. Delante de nosotros, con sus brazos abiertos traza la parte horizontal de la cruz, en donde expresa el SI, a donde la VIDA vence. Jesús nos asegura que el camino con El nos lleva a la vida. Nos invita a comprometernos en el amor y la verdad y abrir progresivamente los brazos, en total abandono, seguro que la Sabiduría hará nuestro “SI” posible y liberador. Tomando distancia y enamorado(a) con la Sabiduría que me explica las escrituras de mi vida, me daré cuenta que todo lo que he vivido está transformado por el Amor. Este madero de la cruz formado por los brazos de Jesús es paso necesario hacia la vida. ¡El Amor es fuente de vida! No olvidemos, María está a los pies de la cruz para ayudarnos a volver nuestra mirada hacia el Amor. Nunca estaremos solos(as). “En los cielos, tengo un Padre infalible” dirá Montfort. (No se explica de otra manera su paz en el episodio del Calvario de Pontchâteau). Es lo que también permitió a María Luisa permanecer, sonriente, compasiva y serena, en los tiempos de grandes pruebas. En este camino de sufrimiento (el nuestro y el de la humanidad) estamos invitados a vivir las renuncias y los fracasos como opciones de amor… a vivir el Noviazgo con la Sabiduría. La Vida, mi vida muy concreta, es el lugar de esta alianza y el anillo está introduciéndose progresivamente a mi dedo. El Proyecto, la Consagración. Llegamos al final del viaje… El tiempo ha llegado, en el Soplo de la Sabiduría y en eco al apóstol Pablo, nos sorprendemos a decir, como si venía de la Sabiduría ella misma en nosotros: “PARA MI VIVIR ES CRISTO”. Es el “Dios solo” de Montfort, escrito en mi carne y sangre que concretiza para mí el proyecto de una Consagración, la invitación a proclamar la Sabiduría en un don total de mi vida, entre las manos de María. Conclusión “Cuando se hace la opción por un camino espiritual, nos dice Paul-André Giguère,…no nos hace invulnerable a la enfermedad y a la muerte. Seguimos afrontando la vida con una valentía frágil, se puede encontrar fracasos y ser victimas de incomprensión. Pero la espiritualidad y la fe permiten hacer frente de otra manera. Guardan siempre abierto el acceso a un lugar (la Sabiduría centrada en nuestra alma) de donde se puede

 

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vivir con apertura, desapego, nobleza y valentía la alternativa de la luz del día y de las horas de gran oscuridad” Como lo hemos dicho, el camino con la Sabiduría está circular. Es decir que continuamente, volvemos a enamorarnos de la Sabiduría, a profundizar el sentido de las relaciones (relaciones justas a mejorar, contemplación, estudio de las escrituras…), a profundizar el sentido de la Cruz en nuestras vidas, a fin de entrar más en confianza, a consentir progresivamente al noviazgo con la Sabiduría para consagrarle nuestra vida. El camino espiritual según Montfort y María Luisa continuamente fue profundizado por nuestros antepasados. Fue no solamente profundizado sino probado, experimentado; ha formado a Santos y Santas. Montfort vivió esta experiencia tan fuerte que la ha transmitido en un Tratado de espiritualidad: “EL AMOR DE LA SABIDURIA ETERNA”. Se puede decir que lo ha vivido en su propia carne y que ha dado su vida para revelar el amor de su “amable Princesa”. En cuanto a María Luisa, su capacidad de discernimiento en las situaciones complejas(Benedetta Papasogli habla de la Sabiduría en María Luisa como un ”Ojo abierto en la lógica de Dios”), su apego libre e instruido a la enseñanza y deseo de Montfort, su audacia, su compasión, su dulzura y su respeto por el hermano o la hermana despojado(a), el calor, la ternura y grande sencillez con las cuales ella misma se expresa a la Sabiduría, nos dicen hasta que punto entro en este camino de santidad. “¡Abrid, Amor que llamo! ¡Abrid la puerta! Mirad que no soy un desconocido; Mirad que os amo y busco locamente Y en vos tan sólo encuentro mi descanso.” (Icono: salvar el encuentro) Al terminar, deseo a cada uno(a), Amigos(as) de la Sabiduría, seguir su encuentro con la Sabiduría, hacerse su íntimo(a), consagrarle su vida. Este ícono de cerámica realizado por Marc Helbig, tesoro de creación artística, podría alimentar nuestra búsqueda a largo plazo. “Salvar el encuentro” es el tema de esta obra. Si la VIDA es el valor sumo, la Sabiduría es la portera pero con nosotros(as). ¡Con la Sabiduría, abrazar la VIDA, y conducirla a su transformación total, a su divinización! Cada uno(a) según su estado de vida y llamada personal, tenemos que explorar el tesoro legado por los Fundadores. ¡Montfort y María Luisa nos bendigan a todos y a todas! Lucille Deschênes, fdls Encuentro internacional de los Amigos de la Sabiduría 2 de agosto de 2008  

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