El canastillo de fresas

El canastillo de fresas Zarzuela moderna en dos actos Texto original de GUILLERMO y RAFAEL FERNÁNDEZ SHAW Música de JACINTO GUERRERO PERSONAJES Y REP

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El canastillo de fresas Zarzuela moderna en dos actos Texto original de GUILLERMO y RAFAEL FERNÁNDEZ SHAW Música de JACINTO GUERRERO

PERSONAJES Y REPARTO

CLARA .................................................. PILAR LORENGAR MARÍA CRUZ .......................................... DOLORES PÉREZ CONDESA DE ALBERDIALES .................. CONCHA BAÑULS CANDELAS ............................................ CHARITO LEONÍS PAULITA ............................................. MARIBEL ESCRICH MARQUESA DE SOTOHERMOSO .... MANOLITA RODRÍGUEZ ISABEL .......................................................... ANITA LUNA UNA DONCELLA ............................................ SRTA. LÓPEZ SEÑORA DE EDAD ......................................... SRA. NOGUÉS ANDRÉS ...................................................... PEDRO TEROL BAUTISTA .............................. LORENZO SÁNCHEZ-CANO TINOCO ....................................................... LUIS BELLIDO DON GREGORIO ....................................... CARLOS OLLER EVARISTO ................................................... JUAN CATALÁ VOZ DE ALFONSO XII ................................ JOAQUÍN DEUS UNA CHULA ............................................ DOLORES PÉREZ VOZ DE M.ª DE LAS MERCEDES ............ PILAR LORENGAR DUQUE DE GUISANDO ...................... JOSÉ LUIS BARCELÓ BARÓN DE CASALLER ................................... LUIS FULLÓS MARQUÉS DE VALLEFRÍO ................. RAMÓN CONTRERAS CONDE DE LAS VEGAS ............... ANTONIO CONCOSTRINA ESTUDIANTE 1.º ............................................. SR. NÁJERA ESTUDIANTE 2.º ................................................ SR. MIRAS GUARDA 1.º ................................................. SR. BARCELÓ GUARDA 2.º ......................................... SR. CONCOSTRINA GUARDA 3.º ............................................. SR. CONTRERAS GUARDA 4.º ..................................................... SR. FULLÓS .

Estrenada el 16 de noviembre de 1951 en el Teatro Albéniz de Madrid.

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ACTO PRIMERO «EL SANTO DE LA CONDESA».– La acción en Aranjuez, en 1878. Galería alegre y soleada de la residencia de la Condesa viuda de Alberdiales. Discuten en escena Candelas, la hija de la Condesa, y Tinoco, el mayordomo de Palacio. Tinoco critica las andanzas y la mala vida Bautista, el hermano mayor de ella, un crápula que está gastando en el juego el poco dinero que le queda a la familia, cuando son interrumpidos por la llegada a la casa de la hermana y del padre de Tinoco –María Cruz y Evaristo– que vienen a felicitar a la Condesa en el día de su santo.

MARÍA CRUZ

LOS DEMÁS

MARÍA CRUZ

LOS DEMÁS MARÍA CRUZ

LOS DEMÁS

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Este canastillo, señora Condesa, es nuestro presente mejor del bancal; porque los primeros botones de fresa son anuncio y promesa de un año cabal. Este canastillo, campestre y sencillo, que por nuestras manos quisimos tejer, es el anticipo de una dicha cierta ¡al saber la huerta que va a florecer! Que el sol, lanzando a la tierra su beso primaveral, le da, con dulces caricias, temblor de fecundidad. ¡Le da, con dulces caricias, temblor de fecundidad! Este canastillo, nacido en la vega que, tranquilo, riega del Tajo el amor, guarda la ventura de un pueblo hortelano que se siente ufano de ser labrador. Este canastillo, campestre y sencillo, http://lazarzuela.webcindario.com/

MARÍA CRUZ

que por nuestras manos quisimos tejer, es el anticipo de una dicha cierta ¡al saber la huerta que va a florecer! Que el sol, lanzando a la tierra su beso primaveral, le da, con dulces caricias, temblor de fecundidad.

«OROS DE LA RESTAURACIÓN».– Salón de la Condesa de Alberdiales, elegantemente amueblado. Sobre la chimenea de mármol, el canastillo regalado por María Cruz. Se hallan en escena –en plena fiesta de la Condesa– sus familiares y amistades preferidas: Candelas y Bautista, Don Gregorio Berdial, administrador del Real Patrimonio, su hija Clara, la Marquesa de Sotohermoso y sus hijas Paula e Isabel, entre otros. Todos aplauden a Don Gregorio, que acaba de leer unos versos, y al que se sigue elogiando entre el azaro de su hija Clara y la irrisión de todos, en especial de Bautista, que departe enfadadamente en un rincón con su novia Paula. Cuando se disponen a continuar lecturas y canciones, llega muy oportunamente a la casa el señorito Andrés, que es anunciado por Tinoco.

ANDRÉS

TODOS

Con este vestido de viejo estudiante, que es símbolo errante de nuestro país; con este vestido de rústica lana, pasado mañana me voy a París. Nos llama la dulce deidad parisina; la reina latina que es novia del sol. Y a su llamamiento, que ciega y fascina, ¡va la estudiantina de garbo español! Si lo español de veras vive arraigado en ti, ¡los aires de la Patria difunde por ahí! http://lazarzuela.webcindario.com/

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ANDRÉS

TODOS

ANDRÉS

TODOS

ANDRÉS

Guitarras, cascabeles, la gaita y el tambor... ¡Yo quiero que nos oigan la jota de Aragón! «A vuestra Virgen francesa trajimos para su altar, las mismas rosas de fuego de la Virgen del Pilar». Porque para el hombre que sufre y que llora, ¡Reina en todas partes es Nuestra Señora! Porque para el hombre que sufre y que llora, ¡Reina en todas partes es Nuestra Señora! «Con flor y fresa de España quiero formarte un collar; que con las gotas de sangre, ¿qué joyas se han de igualar?» Joyas deslumbrantes de sangre española, ¡con que más de veinte naciones se adornan! Joyas deslumbrantes de sangre española, ¡con que más de veinte naciones se adornan!

Andrés es hijo de una sirvienta de la condesa, y está estudiando gracias a la generosidad de la señora. Éste explica el porqué de su atuendo de estudiante, con el que unos cuantos amigos han decidido ir a la Exposición Universal de París. La Condesa, en un aparte, le requiere para que le oiga a solas; y cuando han conseguido que la reunión se disuelva, ella se le echa a llorar lamentando la conducta de su hijo Bautista, que les está llevando a la ruina, y cuya única solución para salvar la fortuna es su boda con Paulia –la hija de la Marquesa de Sotohermoso–, a la que parece ser no está demasiado inclinado. Quiere que Andrés aproveche cualquier ocasión para tener una conversación con su hijo para que éste ponga fin a sus andanzas, siente la cabeza y asuma sus obligaciones. Tinoco, el mayordomo, interrumpe el coloquio; al marcharse la Condesa, abraza a su compañero de juegos y fatigas que ascendió hasta ser Perito Electricista y futuro Ingeniero Industrial, mientras –habiendo sido los dos hijos de humildes servidores de la casa– él sigue de burro de carga. Tinoco llega para avisarle que la señorita Clara se ha dejado olvidado el abanico en el salón, y que ésta le ha encargado que vaya a buscárselo. Pero como él comprende que hay amores por medio... decide que sea ella la que vaya a recogerlo; y como ya se 4

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oyen sus pasos, los deja solos. Clara, que no le ha quitado el ojo a Andrés desde su llegada, pone en juego toda su coquetería de mujer al querer justificar que –casualmente– se ha tropezado con él porque anda en busca de su abanico, que no sabe dónde lo pudo perder.

CLARA ANDRÉS

CLARA ANDRÉS CLARA

ANDRÉS CLARA

ANDRÉS CLARA ANDRÉS

CLARA

ANDRÉS CLARA ANDRÉS

CLARA ANDRÉS CLARA

¡Ay, por Dios! Estaba usted... Solitario esto creí... No sé cómo me quedé; pero reconozco que me he quedado solo aquí. Luego, entonces, volveré. ¿Se ha asustado usted de mí? ¿Asustarme? No. ¿Por qué? Lo que pasa es que no sé si estaremos bien así. ¿Queréis que me vaya? ¡Oh, no! Os lo suplico... No sé dónde pude perder mi abanico. Buscándolo iba de aquí para allá. ¿Es éste, Clarita? ¡Qué casualidad! Este abanico de mujer podrá decir, con su lenguaje, los mil secretos que, quizás, se esconden en su varillaje. Este abanico de marfil no fue jamás un arca santa. Sólo mi pecho es el guardián que pone freno a mi garganta. ¡Terribles secretos! ¿Terribles?... ¡Quién sabe! ¡Quién hoy poseyera del arca la llave, y el negro futuro pudiera leer! ¡No todo sería tan triste de ver! ¡Un abanico de mujer un mundo nuevo me enseñó! Por su lenguaje comprendí lo que ignoraba acaso yo. http://lazarzuela.webcindario.com/

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LOS DOS

¡Un abanico de mujer es un amigo universal porque nos suele descubrir un panorama sin igual!

Clara, toda azarada, no sabe cómo disimular su atolondrado amor ante Andrés, quien al despedirse de ella la dice que esa noche irá con su estudiantina a cantar bajo los balcones de la Condesa, pero que como debajo de ellos están las ventanas de la habitación de Clara, espera ser escuchado también por ésta. Bautista llega abrazado a dos estudiantes que resultan ser viejos amigos suyos de francachela. Andrés recrimina a Bautista el estar bebido algo más de la cuenta y le pide, en nombre de su madre, más seriedad en sus amores con Paulita, a lo que Andrés contesta quitándole preocupaciones, y asegurándole que precisamente esa noche ha quedado de acuerdo para anunciar su compromiso con la hija de la Marquesa. Andrés comunica a la Condesa –que ha llegado acompañada de sus invitados – tan grata nueva, ante la duda de la Condesa, que no por eso deja de sentirse feliz al ver el nuevo y grato panorama. Al anunciar Andrés su próxima marcha a París, la Condesa le entrega el canastillo de mimbre que tiene sobre la chimenea, y le dice que vaya con sus amigos los estudiantes a su finca de «Huertas Grandes» para que Evaristo y María Cruz se lo llenen de fresas para el viaje.

«SERENATA ESPAÑOLA».– Fachada de la casa de la Condesa. Es de noche y la luna luce en todo su esplendor. Antes de marcharse, los estudiantes hacen una serenata para la Condesa, pero Andrés se la dedica a Clara, de quien ya se ha enamorado.

ANDRÉS

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En una noche de luna, luna, de luna clara, la estudiantina lanza a los aires su serenata, porque desea que sus canciones estén benditas por estos cielos maravillosos de nuestra España. Mujer que tras los encajes con que vistes tu balcón, estás siempre de viaje al país de la ilusión: ¡sueña!, ¡mujer!

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ESTUDIANTES ANDRÉS

ESTUDIANTES

ANDRÉS

ESTUDIANTES

ANDRÉS

ESTUDIANTES ANDRÉS ESTUDIANTES

ANDRÉS

¡Sueña!, ¡mujer! ¡Que la voz del estudiante logra siempre en un instante transportarte a su mansión! No te despiertes... Sigue soñando entre el arrullo de mis canciones. La luz se enciende de esa ventana. ¡Hay en mi pecho nueva ilusión! ¡Mírame, mírame, mírame tú! ¡Mírame, niña! ¡Óyeme, moza! ¡Quiéreme, reina! ¡Mírame tú! Si me dices: «mírame, mírame, mírame tú», yo te digo: «¡quiéreme, quiéreme, quiéreme tú». ¡Mírame, niña! ¡Óyeme, moza! etc. Si me dices, tímida, tímida, tímida: «no»; yo te digo, rápido, rápido, rápido: «¡voy!» «¡Mírame, mírame, mírame tú!» «¡Mírame, mírame, mírame tú!» ¡Mírame, niña! ¡Óyeme, moza! etc. Si me dices mírame, etc. «¡Mírame, mírame, mírame tú!»

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«LAS FRESAS DE HUERTAS GRANDES».– Finca alegre y soleada en los alrededores de Aranjuez. Entre los bancales, varias mozas realizan faenas campestres mientras María Cruz y Bautista están sentados a la acogedora sombra de una parra en el soportal de la casa.

BAUTISTA

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¡Padre Tajo! ¡Padre Tajo!... Yo te admiro, yo te quiero, ¡te consagro mi canción! Porque en ti contemplo al novio de las tierras por que cruzas: ¡de las tierras que palpitan con tus besos de pasión! ¡Padre Tajo! ¡Padre Tajo! Yo te quiero, yo te admiro, ¡yo proclamo tu verdad! Porque pasas derrochando tu caudal de amor y vida, que es, en tierras generosas, canto de fecundidad. Al ritmo con que, alegres, tus aguas van al mar, mis ansias amorosas buscando puerto van. Inútil que les pongan barreras de temor... ¡Al mar van tus espejos! ¡Mis ansias, al amor! ¡Padre Tajo! ¡Padre Tajo! Yo te admiro, yo te quiero, ¡yo consagro tu canción; Porque en ti contemplo al novio de las tierras por que cruzas: ¡de las tierras que palpitan con tus besos de pasión! En este ambiente seductor, todo nos habla de promesas: promesa firme, nuestro amor; y esos rosales, y esas fresas. Promesa, el pájaro sencillo que rasga el claro firmamento; promesa, el tímido arbolillo que cabecea bajo el viento... http://lazarzuela.webcindario.com/

MARÍA CRUZ

BAUTISTA

MOZAS

Promesa dulce, tu mirada, de nueva luz interrogante, ¡y la amorosa llamarada que colorea tu semblante! En este ambiente que me desconcierta, todo me arrastra, por amor, a ti; pero del fondo de la alegre huerta oigo una voz que me retiene aquí. De las prudencias de esa voz, defiende alma y sentidos que engañados son; y, si deseas ser feliz, atiende las voces sólo de tu corazón. _____ Cuando de fresa visten los campos de Aranjuez, tiene su mejor manto la Virgen de Alpagés. Las fresas son sus joyas, sus hilos borda el sol; ¡las gotas de rocío puros diamantes son!

Cuando Andrés llega a la finca de «Huertas Grandes» para recoger el canastillo, se encuentra con Bautista, que está jurándole amor a María Cruz. Andrés le pide explicaciones, pero Bautista le responde que no le reproche nada pues no admite lecciones de un lacayo. Ya no bastan las palabras de concordia y todo acaba en pelea. Andrés, humillado, regresa a Madrid.

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ACTO SEGUNDO «A LA VERA DEL SUEÑO».– Interior del pequeño zaguán de la casa de Evaristo –el guarda – en «Huertas Grandes». Sentada en una silla baja, María Cruz tiene a su lado una cuna en la que mece a su hijo recién nacido; y entre la vergüenza y el dolor que está sufriendo, contempla el fruto de su amor traicionado con la ternura de que sólo es capaz una madre.

MARÍA CRUZ

A la vera, vera del Tajo no te quedes, hijo, sin dormir; que la brisa, brisa del río es una caricia para ti. Canciones de los vientos, coloquios de las aves, monólogo del agua, balidos del redil... Dijérase que todos los aires de la huerta conciertan sus lenguajes pensando sólo en ti. A la vera, vera del sueño no te apartes, hijo, de su afán; que la vida, vida sonríe al que nunca deja de soñar. ¡A la vera, vera del sueño, duerme, que tu madre velará!

Como los amores de Bautista han tenido consecuencias, a esa consecuencia hay que ponerle un nombre y bautizarla, por lo que Evaristo exige a Tinoco que sea él, que es más hombre y más bruto, quien vaya a la Condesa y, ante los hechos, el niño y el dolor de María Cruz, le pida que el señorito Bautista cumpla como debe, casándose con la desgraciada María Cruz. Así lo comprende el animal de Tinoco, que sale decidido a ser la salvación de la familia. 10

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«ORO Y MARFIL».– Plazoleta de la Espina en el Jardín de la Isla, de Aranjuez. Aparecen sentadas la Condesa y dos señoras. Dos guardias pasean vigilando y, por el fondo, pasean varias parejas de damas y caballeros, entrando luego Paulita, Bautista y Candelas. La gente joven pide permiso a las señoras para jugar a las prendas en su presencia.

CONDESA

MARQUESA CONDESA

GUARDAS SEÑORAS CONDESA

MARQUESA CONDESA

GUARDAS CONDESA Y SRAS. BAUTISTA

CABALLEROS

LAS TRES SRAS. BAUTISTA Y CABS. DAMAS Y CABS.

¡Jesús, qué sofoco! ¡Jesús, qué calor! ¿Usted no lo siente? Condesa, yo no. Yo estoy sofocada. ¡Lorenzo! ¡Ramón! ¿No notan ustedes que es mucho el calor? Allí, junto al río, se pasa mejor. ¡Jesús, qué sofoco! ¡Jesús, qué calor! Las tardes de agosto ¡qué malas que son! ¿No siente usté angustia? Condesa, yo no. ¿Y qué es de esos chicos? ¡Lorenzo! ¡Ramón! ¿Atisban ustedes? ¡Cuidado, por Dios! Tranquilos pasean; no tengan temor. ¡Jesús, qué sofoco! ¡Jesús, qué calor! En la plaza de la Espina se ha perdido un corazón; el galán que se lo encuentre tendrá su compensación. Con la venia de las damas de respetabilidad, jugaremos a las prendas que de tanta moda están. ¡Cuidadito, cuidadito, con los juegos de salón!... Todo juego es admisible con mesura y discreción. ¡Es el juego de las prendas prototipo del candor! http://lazarzuela.webcindario.com/

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BAUTISTA TODOS CABALLERO 1.º TODOS CANDELAS TODOS CABALLERO 2.º TODOS

BAUTISTA

DAMAS Y CABS.

CANDELAS

BAUTISTA PAULITA BAUTISTA

¡Con la letra «cé»! ¡De la Habana ha venido un barco cargado de!...! ¡Celindas! ¡De la Habana ha venido un barco cargado de!... ¡Cuchillos! ¡De la Habana ha venido un barco cargado de!... ¡Canciones! ¡De la Habana ha venido un barco cargado de!... ¡Cariño! En el juego del amor siempre llega un tesoro escondido en un barco habanero. En el juego del amor es muy fácil meter contrabando de amor bandolero. En el ir y en el venir del pañuelo volante siempre queda una estela en el viento. En el ir y en el venir ¡qué agradable es saber que el pañuelo va y viene contento! ¡Te adoro! ¡Que quiero! ¡Qué bonitos los juegos de amor!

Clarita llega imponiendo silencio por el luto de la Corte con motivo de la muerte de la Reina Mercedes, la esposa de Alfonso XIII. La Condesa descubre que Clarita está en relaciones con su protegido Andrés, que acaba de regresar de Francia; y Clara le confiesa a su vez que se encuentra en esos momentos en que la ilusión desborda a un corazón enamorado.

CLARA

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¡Si el mundo entero supiera la ilusión de mi cariño el mundo entero diría que no hay otro como el mío!: ¡mi cariño! Mi cariño es aroma que se deslíe http://lazarzuela.webcindario.com/

en dulzuras y goces de mil matices. Mi cariño es muy tierno y al par bravío; mi cariño es muy grande, y al par feliz porque va hasta su pecho ¡y es sólo mío!... ¡y duerme allí! ¡Mi cariño! Su cariño me llega como la brisa, retozando y riendo, al alma misma. Su cariño es muy suave, como el arrullo; porque viene a mi pecho ¡y es todo amor! ¡Dios bendiga su aroma, Dios bendiga su brisa, Dios bendiga en los cielos la bondad de este amor! Mi cariño es bravío como un torrente... Mi cariño es muy dulce ¡porque es amor! Y llega también Andrés –«la soga tras el caldero»– a quien la Condesa obliga a saludar a Bautista, organizándose un paseo por parejas, acompañados por las señoras de edad. Cuando la Condesa va a salir es llamada su atención por su lacayo Tinoco, que quiere hablar a solas con ella. Tino le hace saber que el hijo de María Cruz es hijo también de Bautista. El escándalo, aunque en voz baja, es fenomenal, y se hace más grave aún, cuando Tinoco exige a la condesa que su hijo repare la falta casándose con María Cruz. La condesa no da crédito a lo que está oyendo, sobre todo por lo que supondría ver a su familia emparentada con la de su mayordomo; pero, convencida al fin, promete a Tinoco que su hijo sabrá cumplir con su obligación de hombre de bien. Los guardas, que han oído el ofrecimiento de la Condesa, se ríen del «nuevo rico» ¡Don Tinoco!, cosa que le deja maravillado y envanecido.

GUARDAS TINOCO

¡Enhorabuena! ¡Enhorabuena! ¿Habéis oído? http://lazarzuela.webcindario.com/

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GUARDAS

TINOCO

GUARDAS TINOCO

GUARDAS

TINOCO

GUARDAS

TINOCO

TODOS

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Lo principal: Que subes pronto, que llegas alto, ¡que tienes alas para volar! Yo todavía no me lo creo. Parece engaño... Pues es verdad. Si fuera cierto ¡qué temporadas las que iba a darme de descansar! Pariente de no sé cuales; cuñado de no sé quién... ¡De qué título te vales... te vales para ascender!... Pariente de Sus Mercedes; cuñado de Su Merced... ¡Lo haré, con perdón de ustedes, mejor de lo que se creen! «Excelentísimo señor: ésta no es más para decir que goce usté de la salú que yo deseo para mí». «La fresa hogaño pinta bien y los espárragos tal cual; la burra tuvo un jumentín y el cerdo empieza ya a engordar». La suerte de Don Tinoco de coro ya me la sé: pariente de no sé cuáles, cuñado de no sé quién. La suerte de Don Tinoco ha sido la del vagón: que no se mueve de un sitio si no le dan un tirón. Con reverencias por aquí y con saludos por allá. «¡Excelentísimo señor!» en todas partes me/te dirán.

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«TIERRA DE GRATITUD».– Salón de la Condesa. Es por la tarde, ya anochecido. Sobre la chimenea está el canastillo de mimbre. Andrés ha regresado de Madrid. La Condesa le cuenta que su preocupación por la mala acción de su hijo Bautista la tiene abrumada. Andrés, bueno y agradecido a quien todo se lo debe, procura consolarla. Bautista no es malo... pero si deshace la boda con la hija de la Marquesa, no hay quien contenga la ruina de la familia. Ante la negativa de un ofrecimiento económico por parte de la familia de Tinoco, la Condesa, casi sin atreverse a decírselo –pero dándoselo a entender–, recuerda a Andrés que todo cuanto ha llegado a ser se lo debe a ella, trayendo a su memoria que hizo del hijo de su humilde lavandera la persona con carrera que hoy ha llegado a ser; así le ruega que asuma la responsabilidad y sea él quien repare la falta de su hijo casándose con María Cruz.

ANDRÉS

¿Qué ha querido decirme? «¡Sálvame tú!» ¿Hasta dónde me obliga la gratitud? ¿Qué deber es el mío tan opresor que de tal modo mata mi corazón? ¡Adiós, esperanzas de un día! ¡Adiós, ilusión de volar! El pájaro queda sin alas en medio de su libertad. Afanes de nobles empeños, quimeras de un mundo mejor... ¡Los sueños quedaron en sueños y sólo es verdad el dolor! ¿Qué ha querido decirme? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo cierro los ojos a mi deber? Cuanto soy yo les debo... ¡Pobre de mí! Volveré a ser la sombra de lo que fui. ¡Adiós, las veladas audaces! ¡Adiós, la atrevida ambición! Yo mismo fabrico mi jaula que guarda cautivo mi amor. Mujer adorada y sagrada: perdón por mi gran sinrazón; que muero de amor por tu vida, ¡y a un tiempo la muerte te doy! http://lazarzuela.webcindario.com/

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¿Qué debo hacer? ¿Dónde voy yo? ¡Otra vez a luchar! ¡Y tener que morir de amor!

Andrés, que se siente en deuda con la Condesa, acepta la propuesta con sumisión y respeto. Decidido, hace que Tinoco llame a toda la familia y a los amigos de la casa y les dice que al día siguiente se casará con María Cruz, ya que él es el padre de su hijo; pide perdón a Clara por el daño que la haya podido hacer, y Clara, que ha comprendido el rasgo de hombría de Andrés, cae llorando en los brazos de su padre.

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