El desarrollo, tampoco es la construcción de una infraestructura, de puentes y avenidas, muchas veces poco amigables con los peatones

Conferencia Magistral “Desarrollo, equidad e infancia” A cargo de Miguel Ceara-Hatton1 Congreso Subregional sobre Explotación Sexual Comercial de Niño

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Conferencia Magistral “Desarrollo, equidad e infancia” A cargo de Miguel Ceara-Hatton1 Congreso Subregional sobre Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes, Santo Domingo, República Dominicana 15 de marzo de 2011 Cuando se me invitó a presentar esta conferencia sobre “Desarrollo, equidad e infancia” en el marco del “Congreso Subregional sobre Explotación Sexual Comercial. Avances y Desafíos para Centroamérica y República Dominicana”2, pensé que era una oportunidad para reflexionar sobre los vínculos que existen entre estos tres temas, lo cual no es usual encontrarlo entre economistas. Y con toda seguridad es un atrevimiento intelectual opinar sobre el tema de la violencia hacia la infancia. Quisiera iniciar compartiendo con ustedes una idea muy sencilla, que está detrás de los informes provinciales de desarrollo humano en elaboración actualmente y es que el desarrollo es un hecho de la vida cotidiana, no se trata de complejos procesos económicos y sociales, sino que la gente logre una cotidianidad con un mínimo de calidad. El desarrollo es logar: Tener un trabajo decente. Disponer de electricidad. Tener acceso a agua potable por tuberías en la casa. Tener orden en el tránsito y respeto en las normas. Tener escuelas públicas de calidad donde se cumpla el horario. Acceder a un servicio de salud que funcione y con calidad. Acceder al sistema de justicia imparcial. Sentirse protegidos por la policía. Tener un sistema político que actúe como un verdadero mecanismo de representación de la ciudadanía, rinda cuentas y sea respetuoso de las leyes. Disfrutar de un Estado de derecho Entre otras muchas cosas más. Esta visión contrasta con la idea de que el desarrollo es la tasa de crecimiento del PIB. El crecimiento del PIB es importante y necesario pero totalmente insuficiente. Porque el crecimiento del PIB puede estar mal distribuido, porque puede ser a costa del futuro, destruyendo el ambiente, financiado con una deuda mal utilizada, puede crear pocos empleos o no disminuir la pobreza. El desarrollo, tampoco es la construcción de una infraestructura, de puentes y avenidas, muchas veces poco amigables con los peatones.

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Economista dominicano, especialista en Desarrollo Humano. Esta presentación en nada compromete a ninguna institución a la que está vinculado su autor. 2 Celebrado en República Dominicana el 16 y 18 de marzo 2011

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El desarrollo no es para favorecer que un grupo de dominicanos o políticos anden en jeepetas, muestren riquezas inexplicables o financien fundaciones privadas con recursos públicos violentando la ley, por altruistas que sean sus fines y esto sin rendir cuentas de donde provienen esos recursos. El desarrollo no se trata de tener cosas. Las cosas son medios y algunas son muy importantes pero no se puede privilegiar las cosas por encima de la gente. Lamentablemente estamos en una sociedad en donde se regatean los recursos para mejorar la calidad educativa pero no para construir una avenida o hacer elevados y túneles. En el sistema político dominicano hay una fascinación por las cosas. Hacer grandes edificios, hacer avenidas, carreteras, etc. Esa es parte de la cultura política. Muchos lo justifican porque dicen “que si el dinero público se siembra en varilla y cemento no se lo llevan”. Indudablemente muchas de esa infraestructura ha sido necesaria, pero otras han sido la vía para desviar recursos. No es casual, que a nivel mundial, el país salga entre los peores calificados en el favoritismo de las decisiones de funcionarios públicos, en el despilfarro del gasto, en el desvío de fondos públicos, en la confianza en los servicios policiales, en la calidad del suministro eléctrico, y en la calidad de la educación. Al final, lo que estamos discutiendo son visiones diferentes en la forma de entender el desarrollo. Para algunos, el desarrollo es la expansión de la actividad económica y el crecimiento del PIB por habitante o asumir que quienes se desarrollan son las cosas y los países mientras otros entendemos que el desarrollo es el desmonte de las privaciones con las que vive la gente y que quienes se desarrollan son las personas. La visión del desarrollo que postulamos es la del desarrollo humano, la cual consiste en la ampliación de las libertades para que una persona pueda llevar una vida prolongada, saludable y creativa; conseguir las metas que consideran valiosas y participar activamente en darle forma al desarrollo de manera equitativa y sostenible, en un planeta que es compartido. En donde las personas, individual y colectivamente, son a la vez beneficiarias y agentes motivadores del desarrollo humano. Estamos hablando de un proceso de liberación desde una situación de privación. Una persona sin educación, sin salud, sin empleo, mal nutrida no tiene opciones en la vida, no puede elegir. No tiene oportunidades Este concepto de desarrollo lleva implícito tres factores3: El primero, la libertad de oportunidades que consiste en ampliar las libertades reales para que las personas tengan opciones en la vida. Es decir, que existan escuelas con maestros, centros de salud con personal sanitario e insumos, familias que aporten 3

PNUD 2010-. Informe Mundial sobre Desarrollo Humano

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modelos dignos y reaseguradores, oportunidades de empleos dignos, sistema de justicia accesible, posibilidad de incidir en las decisiones que les afectan, entre otras. Segundo, la libertad de proceso, que es el empoderamiento para actuar y llegar a resultados que se valoran, tomando en cuenta la doble condición de la gente como beneficiario y promotores del desarrollo en el hogar, las comunidades, los barrios, gremios, sindicatos y cualquier otro espacio de organización social. Para ello, es necesario la acción comunitaria, los debates públicos y las prácticas democráticas. En esta concepción, la democracia se convierte en algo consustancial del desarrollo. Habría que preguntarse, entonces: ¿Qué es, lo que en la sociedad dominicana se valora y se promueve en este momento? ¿Qué tipo de democracia tenemos actualmente? ¿Qué acción comunitaria se está promoviendo? ¿Qué calidad de debates públicos tenemos? ¿Cuál es el impacto que tiene en los dominicanos y dominicanas el recibir como favor algo que le corresponde como derecho? Estas son preguntas que ameritan reflexión para saber hacia dónde va la sociedad dominicana. El empoderamiento, a su vez, está asociado a las aspiraciones, las cuales impulsan a las personas a tomar decisiones para transitar hacia situaciones que desean para sí mismos y para su entorno social4. Habría que preguntarse: ¿Qué modelos se imitan, en esas aspiraciones? ¿A qué se aspira en una sociedad caracterizada por la exclusión social? Temas en los cuales tenemos que reflexionar. El empoderamiento está vinculado también al grado de autonomía de la gente para tomar decisiones. Ahora bien, ¿Cuáles son las libertades reales que tienen los dominicanos y dominicanas para tomar decisiones? ¿Cuál es el abanico de oportunidades a los que puede tener acceso? El empoderamiento, en adición se asocia con la posibilidad de incidir individual y colectivamente en las decisiones que le afectan. Ello nos refiere a preguntarnos: ¿Qué tan real es nuestra democracia? ¿Puede el “dominicano de a pie” incidir en las decisiones que le afectan? ¿Hasta qué punto el sistema político está secuestrado y refleja intereses corporativos y patrimoniales de un grupo? Finalmente, además de la libertad de oportunidades y la libertad de proceso, a los que hemos aludido anteriormente, está el principio de justicia. El principio de justicia se 4

PNUD 2010. Informe Latinoamericano sobre Desarrollo Humano

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asociada a la equidad, a la sostenibilidad, a los derechos y al equilibrio entre opciones que afectan de manera diferenciada a los diversos grupos de la sociedad. Lamentablemente, no existe eso que algunos han llamado políticas neutrales, es más, ello es una forma de encubrir políticas proclives al estatus quo, en espacial cuando se trata de sociedades muy desiguales. El principio de justicia nos lleva a discutir el concepto de la equidad. A la equidad que nos referimos no es igualdad de resultados, es decir, no se pretende que todos tengan el mismo ingreso. Si no que todos tengan las mismas oportunidades y esas oportunidades, en principio deberían estar garantizadas por los derechos universales. La equidad es la búsqueda de una situación en donde las diferencias de logros económicos entre las personas pueda ser explicada por el esfuerzo, las preferencias y las iniciativas personales y no por el entorno familiar, la clase social, la raza o el género5. El principio de igualdad de oportunidades es también, conceptualmente muy simple: “las circunstancia en el momento del nacimiento no deben tener ningún peso en las oportunidades que una persona tenga en la vida”6, Durante muchos años, los economistas argumentaron que la distribución tendría que venir después del crecimiento. Se llegó a decir, primero hay que crecer y luego hay que ocuparse de los temas de equidad y distribución. Hoy hemos aprendido que el desarrollo y la equidad y distribución son parte de un solo proceso. Son simultáneos. Hay varias razones para ello. Primero en el plano ético, no hay forma de justificar la pobreza con la abundancia en que vive la sociedad y la riqueza que ha generado la sociedad dominicana, o que la educación esté segregada por riqueza, o que el acceso a la justicia esté mediada por el acceso al poder. Muchas veces la morbilidad y mortalidad que se produce debido a enfermedades prevenible, no es porque los países no dispongan de los recursos ni de la tecnología para prevenirlas, sino porque una parte importante de la población no tiene acceso a esos medios. Y eso es éticamente inadmisible. Segundo, por razones instrumentales o estratégicas: asociado a la eficiencia de los mercados. Hay evidencia empírica que muestra que a mayor equidad mejor funcionamiento de los mercados. De hecho son los países más desarrollados lo que han logrado mayor nivel de equidad. En efecto, la desigualdad de América Latina incluyendo a República Dominicana es superior en más de una vez y media a la desigualdad de los países desarrollados. Otra razón instrumental está asociada a los objetivos de políticas públicas, hay también evidencias que muestran que el impacto del crecimiento del producto interno bruto sobre la pobreza es mínimo cuando hay desigualdad. Un buen ejemplo, es este país en donde

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Banco Mundial 2006. Equidad y Desarrollo. p.57 Banco Mundial 2006. Equidad y Desarrollo. p.12

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los niveles de pobreza, permanecen elevados a pesar del ritmo ejemplar de crecimiento económico. Estudios realizado por UNICEF han mostrado que para poder avanzar en los Objetivos de Desarrollo del Milenio es necesario actuar sobre los estratos de población más pobre. Además, destacan que la falta de equidad de niñas y mujeres jóvenes, en materia de pobreza, discriminación, desventaja laboral y violencia, solamente se podrá superar cuando se apliquen enfoques basados en la equidad. Otra razón estratégica muy importante, es que la desigualdad en la riqueza y en los recursos condiciona una institucionalidad y una distribución del poder inequitativa, que reproduce el orden de desigualdad inicial, además de crear mecanismos espurios de apropiación de riqueza pública o rentas privadas que hacen más ineficiente a la economía. ¿Cuál es la situación de desigualdad de República Dominicana? La sociedad dominicana es muy desigual. República Dominicana es el país 27 más desigual en el mundo. El índice de desarrollo humano pierde un 25% cuando se le ajusta por desigualdad. Esto implica que el país pierde 7 posiciones en la tabla mundial, colocándolo en la posición 18 con la mayor pérdida de posiciones por la desigualdad, de 139 países para los que se dispone información. Es el número 5 en el mundo que más posiciones pierde cuando la esperanza de vida al nacer se corrige por la desigualdad y es el número 24 que más posiciones pierde en ingreso cuando se ajusta por desigualdad. De manera general, podemos decir que la desigualdad está asociada a la forma de cómo funciona la economía dominicana, la cual crece pero al mismo tiempo genera exclusión social, porque es una economía que genera poco empleos y los que genera son de mala calidad. Además, tiene un impacto reducido en la disminución de la pobreza, mantiene segregado por riqueza la calidad del sistema educativo, de salud y justicia entre otros, así como el acceso a los servicios públicos. Esa desigualdad es visible y cotidiana y quizás nos hemos acostumbrada a ella, pero ahí está. Está en la diferencia entre el motoconcho y la jeepeta, entre la planta eléctrica y la vela, entre conseguir agua con cubetas y la tubería dentro de la casa, entre el rico que se puede liberar de la cárcel y el que va preso por robarse unos pollos, entre las oportunidades del que vive en los barrios de la parte alta de la Capital o en el Polígono Central, entre estar o no estar en presupuesto y la diferencias de calidad del sistema educativo, entre otros.

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Esas diferencias es una forma de violencia y agresión social, que corroe las posibilidades de construir una sociedad cohesionada, genera distancias, desencanto, individualismo, desconfianza y violencia. ¿Qué ha pasado con la infancia, en este contexto de crecimiento y desigualdad? La situación de la infancia, desde la perspectiva del desarrollo tiene una doble dimensión: la de tránsito, en lo que tiene que ver con la creación de capacidades para la adultez, ya sea como recurso o como ciudadano. Una segunda dimensión, es entender la infancia como un fin en sí mismo, referido a las condiciones de bienestar asociada al ciclo de vida de la infancia. Tradicionalmente se mira la primera, la infancia como tránsito, en donde se utilizan indicadores de educación, salud, nutrición y se proyecta hacia futuro como será ese adulto. Esa visión es incompleta, sino se toma en cuenta en bienestar del sujeto, como persona en una etapa del ciclo de vida. Ambas son necesarias desde el enfoque de desarrollo humano. En ese sentido el objetivo básico del desarrollo sería el de crear un ambiente propicio para que los seres humanos disfruten de bienestar según sea el ciclo de vida en el que se encuentran. El problema es que en esta sociedad, como hemos indicado anteriormente, se ha generado mucho crecimiento y al mismo tiempo ha generado exclusión y desigualdad. Y por ende pobreza, es decir, estar privado de la oportunidad de disfrutar una vida tolerable. La pobreza va mucho más allá de la falta de ingresos, es una salud y nutrición inadecuada, es falta de educación y de conocimientos especializados, de medios de sustento inapropiados, malas condiciones de vivienda, exclusión social y escasa participación7. En otras palabras la vida en pobreza, puede abreviarse prematuramente, ser difícil, dolorosa o riesgosa; estar privada de conocimientos y comunicación. Y puede significar el robo de la dignidad, la confianza y el respeto por sí mismo, así como el respeto de los demás8. Y eso es violencia social. Para dar una idea de la dimensión del problema de la pobreza infantil, hemos calculado un índice de pobreza multidimensional para niños, niñas y adolescentes menores de 18 años, que considera 16 indicadores relevantes para el bienestar en las dimensiones salud, educación, protección, participación, y condiciones de vida. Estos cálculos muestran que cerca de uno de cada cinco menores en la República Dominicana habita en un hogar que experimenta privaciones en al menos un tercio de estos indicadores.

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PNUD 2010, p. 105 PUND 1997, p. 17-18.

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Otros estudios cualitativos que ha hecho UNICEF muestran que las principales variables que explican la violencia contra la niñez y la adolescencia en República Dominicana son: la pobreza sistémica, la violencia intrafamiliar y la irresponsabilidad paterna. Poco puedo decir, en lo que respecta a la dinámica interna de una familia, pero si puedo sugerir y reflexionar sobre el impacto que tiene el contexto global de inequidad y exclusión, en el que se inserta una familia dominicana en situación de pobreza. Esa situación la convierte en un actor socialmente excluido, con pocas oportunidades y libertades de elección, sin posibilidades de tomar decisiones, sin capacidad de participar e incidir en las decisiones que le afectan, con un marco de aspiraciones limitados o difusos que puede promover a lo interno del hogar la violencia que reciben desde fuera del hogar. Si este es el contexto en que estas familias se mueven, ¿me pregunto qué hay que hacer para reducir la violencia intra-familiar? Según los estudios, la violencia intrafamiliar, junto con la irresponsabilidad paterna son factores de alto riesgo para la explotación sexual comercial. Sin embargo, me atrevería a sugerir que ni la violencia intrafamiliar ni la irresponsabilidad paterna se pueden ver al margen de la dinámica de pobreza y exclusión a que están sometidas las familias. Esa entiendo debería ser una de las reflexiones que deberían hacerse en este Congreso. Me pregunto ¿podemos erradicar la explotación sexual y comercial sin incidir o modificar la situación de exclusión y pobreza en la que vive la familia? Creo que eso es muy difícil. Pienso que es necesario cambiar la mirada hacia la familia como responsable única de la situación de violencia hacia la infancia. La familia es víctima de un sistema inequitativo y excluyente que genera violencia y frustraciones, por lo tanto, las estrategias para enfrentar la violencia hacia los niños, niñas y adolescentes, va mucho más allá de actuar sobre la familia, hay que actuar y cambiar la dinámica de la sociedad y la forma de cómo esa familia se inserta en el marco global. Pero ese es un gran desafío y ojala que de aquí salgan algunas propuestas en ese sentido. Muchas gracias

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