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ATENEO DE MAGALLANES
CUARTA
SESIÓN PÚBLICA
EL DIVORCIO Conferencia dictada el 11 de
en
el Teatro
Municipal
Agosto de 1924,
por el
Abogado
Don BELISARIO VIDELA PRIETO
•%#&-
PUNTA ARENAS IUPBBNTA
T
L1I0OBAFÍA 1924
«EL MAOALLANJC9»
ATENEO DE MAGALLANES
CUARTA SESIÓN PÚBLICA
EL DIVORCIO Conferencia dictada el 11 de
en
el Teatro
Municipal
Agosto de 1924,
por el
Abogado
Don BELISARIO VIDELA PRIETO
PUNTA AREXAS rilPRBNTA
Y
LITOGRAFÍA lí!'24
«EL
MAGALLANES»
EL DIVORCIO
La institución del divorcio tiene Estudiando la historia die
esa
ilustre
abolengo.
se la encuentra en
todos los
antiquísimo
un
institución,
e
pueblos de la Mesopotamia; &n las miste riosas soledades del valle del Nilo; en el pueblo egipcio, que durante siglos pasó por ser el más antiguo; en las altiplanicies de la India, en las playas lejanas de¡l Asia; se la encuentra en el pueblo que se llamaba elegido por Dios, entre los israelitas; en la pintoresca y poética Grecia, con todos sus encantos y sus luces, con aquellas expan siones de civilización antigua en que se infiltró el pueblo más domina dor de la tiérrH; se- la encuentra, en Un, en aquella Roma bato todas sus etapas evolutivas, en todos los períodos de su historia; bajo la monarquía, regida por la República, en tiempos del Imperio, y basta el momento de la disolución de aquel coloso, todos sus fragmentos, gérmenes de nuevas nacionalidades, conservaron la institución del d¡pueblos de
la
tierra;
Tendiendo la blos
en
vista
contemporáneas,
y
Agrupando
a
Austria. La encontramos
en
comparada, a todos los pue unanimidad, adoptada la
la casi
las naciones por razas, aparece la cabeza de la civilización, de
países latinos, que
los
en
manos; donde se
sus
momentos de la
plantando blos han sin
inspira
en
los preceptos de la Biblia hasta que no admi
comida; los pueíblos protestantes la lucha por la vida
conquistando territorios, '.n los continentes su bandera civilizadora, todos esos pue consagrado el divorcio, y adoran a la Biblia con más fervor,
ten conventos,
duda,
y
que
con
van
a
más conocimiento que los católicos.
Y no es sugerentíi que dentro del
cristianismo, país>es cultos y po interpreten los Evangelios y la Biblia como favorables al di es igualmente^ sugerente que durante los priméros siglos de la cristiandad, muchos de los padres más respetables, concilios cé lebres, y aún numerosos pontífices hayan admitido el divorcio a vinculo; que hoy mismo en el derecho canónico haya causas dft di vorcio a vinculo; que haya numerosas causales de nulidad para des truir el vínculo del matrimonio; que exista la separación de cuerpos, porque hay causas profundas de división y dé anarquía en las fami derosos
vorcio? No
lias?
no
es
elocuente que dentro del mismo catolicismo haya pueblos
adelantados y progresistas
Bélgica,
como
en
dond'e durante cien años
de existencia del divorcio jamás
se haya levantado una voz pidiendo sugestivo qué países católicos como Francia, Austria hayan consagrado el divorcio?
abolición?
su
Bélgica
y
No
es
Si la institución del divorcio tiene esta historia; si
se
encuentra
extendida
a casi todos 'os pueblos que marchan a la cabeza de la ci vilización; si la mayoría de la cristiandad lo acepta, demuestra al es píritu más pobre que el divorcio responde a las más poderosas razones ríe orden social, moral, jurídico y de justicia dentro de la familia. Es natural, pues, afirmar que él divorcio «s conveniente a la sociedad;
está demostrado por la historia general de la humanidad.
a
Sostengo que a quien más interesa él divorcio, es a la mui v-, hijos de los matrimonios desgraciadas, es a la ciaste pobreí,
los
la mujer del obrero desvalido, que
pierde
e!
amparo de
su
al
techo;
niño
de
que el
las
familias
es a
menesterosas
divercío está instituido
en
defensa dé 1:¡ moralidad pública, dé la sociedad, de la
de
legitimidad
1os hijos. La universalidad del divorcio
én todos
los
pueblos
y en
todas las
se 'explica por este hecho fatal e inevitable en toda sociedad la desunión matrimonial por varias causas graves.
regiones, y
es
Bastará decir que el hombre, por su imperfecta naturaleza, aun que fuera un ángel en til momento del matrimonio, puede descompo nerse después, sin recordar los múltiples factores de desgracia con
yugal; la ligereza dé los espíritus, la perversidad deil corazón, el inte rés sórdido, la incompatibilidad por diferencias de carácter y educa ción, la corrupción de las costumbres, etc.; todos estos factores son inevitables en la vida social y producen, desgraciad amenté con fre cuencia, las desuniones matrimoniales. El hecho to a todas
las sociedades,
y a todos los
a
es
naciones,
todas las
legisladores, el rr.cho
a
que se ha
hacen imposible la vida; y por esto, hasta la iglesia católica, traria
a
la disolución del vínculo
impues
todas las religiones
de la desunión por las causas que
conyugal, la admite
tan con
algunos casos,
en
muchos otros por múltiplas causas de nulidad, y ad mite la separación de cuerpos, que es la supresión de la vida en común la consagra
ron
todas
*-n
las
graves y desastrosas consecuencias que para la
mujer
y
los hijos produce ésa separación. La desunión es un hecho fatal, desgraciado e inevitable; por 'esto es necesario que ]A legislador afronte esa crisis matrimonial y prevea sus disposiciones a mejorar la condición de los matrimonios des graciados y de los hijos que resultaran de esos matrimonios. con
En lo matrimonios
infortunados, hay
con
frecuencia esposos
ul
peligro hasta la vida, porque tale* pasión, la vileza de un hom bre, Hagan hasta maltratar por vías tfe hecho a la mujer y a los hijos, haciéndoles imposible la vida; a atentar contra su vida, a abandonar el hogar, dejando la esposa y los hijos expuestos a sucumbir en la mi seria; y en estas condiciones, en estas tristes emergencias de la vida real, el legislador debe proveer al cónyuge amenazado en su vida, des ampararlo con un revurso Pega! eficaz, que le permita poner término a esa situación, a esa vida imposible, acechado la por la corrupción, trajados, maltratados,
son
las más
que tienen én
graves causas del divorcio. La
inmoralidad y hasta el crimen y dejarlo hogar, libertándola de aquel esposo
en
plena libertad de formar
infiel, perverso o corrompido. la iglesia misma, al aceptar el divorcio, la separación matrimonial y las causas dé nulidad, al acomodarlas a esta situación excepcional, no han hecho otra cosa que otro
Por eso
es
que todos los
pueblos
y
constatar como
inevitable el fenómeno social d.
cesidad que el
legislador
provea
con
recursos
la desunión y la
:eficaces
a
ne
la crisis del
hogar. Cuando
oigo decir
que admitido el divorcio
peligro la
corre
ciabilidad, que la moralidad de las familias se derrumba, que la rrupción invade las capas social*», que la Vey del divorcio llega a una
especie dé retirarse de
todos
las esposas saldrán
íti
peto reciproco y bito del amor de
la sociedad
a
sus
los matrimonios, donde
es
en
que
co ser
los maridos y
busca de aventuras amorosas, olvidando el
hijos,
so
res
viven, desprendiéndose de sú
decir, concluyendo
esta
desastrosa ina-
titución del
divorcio,
en
minuto,
un
los vínculos más
con
poderosos
estas qué unen a los hombres en sociedad; cuando oigo sostener todas enormidades contra la Institución del divorcio, se me ocurre dirigir la
mirada
los
a
pueblos más cultos, morales y civilizados de mí.stro tiem hay familias, si allí hay sociedad, si está con organización social; y encuentro que si aquellos pueblos
po, y pregunto: Si allí
solidada la ¿stán es
la civilización por
la cabeza de
a
porque, está
Yo
no
amor
los
a
dejo impresionar
me
poderío
su
perfectamente garantida la
la mujer y et
a
respeto
y
sus leyes, familia, el
por
de la
moralidad
hijos. esos
por
augurios siniestros de que
se
la moralidad de la familia el día que en nuestro país establezca la disolubilidad del vínculo matrimonial; y que los esposos
se
van
desaparecería
convertir en disolutos y
a
más desgraciados de la
tierra,
pervertidos,
que en
vez
techo que los cubra, tendrán que acudir a
la corrupción y
al crimen!
en
que
podemos mirarnos,
de
que
es
y
a
les
y
án los seres
hijos
da ténder
hogar
un
un
y
la mendicidad para escapar
No; las demás naciones son un espejo haciéndolo, se llega al convencimiento
necesario que nuestra patria se incorpora en esta materia, a Ubres, más civilizados, más felices, más poderosos y
los pUeblos más
jamás se deseará dejarnos entre esas naciones Rezagadas España, Italia y Portugal que ya se sacuden con violen cia para incorporarse al movimiento general de progreso. morales de la tierra, y —
—
Se combate la institución del divorcio, sosteniendo sin excepción el dogma de la indisolubilidad Es
explicable de
preocupan
para
raciocinar sino
de obedecr los
mandatos
decisivo; pero la Verdad
y
ha variado
-n
nio de la guerra del
conquista una
y
cuestión
Y si
se
auto
conclu
que la institución del matrimonio
es
que fué
la
a
siglo pasado
exterminio, sino
jurídica
y
puede resumirse
como
Francia
sión antigua, que tenía sojuzgada
d«
sus
sea
concepto, del nacimiento de] cristianismo a la época a la redacción del Código francés, del fa
su
contemporánea, sobiie todo Código de Napoleón, libertades proclamadas por
moso
de
no
que
d¿
ridades religiosas, que este argumento diel dogma católico
yeme
absoluto y
como
del matrimonio.
los católicos, para los creyentes,
el coronamiento de todas las
revolucionaria contra
la opre
todo el continente Luropeo. El ge
no
que,
sólo fué genio para las empresas
presidü.ndo
su
consejo,
en
más
social lanzó ideas luminosas. el
concepto del matrimonio cristiano anti
guo en esta fórmula breve y
expresiva dte San Pablo: El matrimonio es francés, para Napoleón y sus consejeros, para los expositores de motivos en las Cámaras, el matrimonio -s la unión dé las almas. Pa rece que no hubiera una divergencia fundamental entre esas dos fórmulas, y sin embargo la del l.gislador francés es la más profunda, la más moral, la más comprensiva de las relaciones sociales y ju
la
unión de dos cuerpos; para el derecho revolucionario
el
concepto
de
rídicas del matrimonio. El
cristianismo primitivo,
tración ello de
sociológica
una
los principales
falsas
y
no
había
mirado
con
verdadera pene
jurídica la entidad del matrimonio. No importa a los Evangélicos; importa hacer notar uno
critica irreverente
ideas
de
errores
los
de
la propaganda
primeros tiempos
aceirca
cristiana, infiltrada por del matrimonio; y se
explica que siendo la creencia general de los primitivos cristianos,
so
bre todo de los evangelistas y primeros padres, el próximo fin del mun do, no sé preocuparan en dar una organización sólida y permanente al matrimonio, y de ahí es que no se cuidaran de fundarlo en máximas y justas. Estando próximo el fin íel mundo y el juicio del Ha cedor, lo que intJeresaba a todos los habitantes de la tierra, era estar
sabias
perfectamente preparados
definitivo.
el fallo
recibir
para
vfcné la división dé los hombrs
en estos
aquí
De
dos gTandes grupos: los cé
libes, los que no se casan y los que se casan. Para Jesús, según los evangelistas, para los primeros padres del cristianismo y hasta para los primeros concilios y muchos Papas, el matrimonio ¿s un estado infeirior a la virginidad y al celibato. El matrimonio
no
ha sido, pues, mirado
y trascendental por el cristianismo
revolucionaría, cuando trajo tiguas
modernas, al
y
pensamiento profundo
con
primitivo,
y de ahí
que
la Francia
debates todas las instituciones pronunciarse sobre e] matrimonio, dijo que, a
sus
an en
lugar de la unión de los cuerpos, importaba la unión dé las almas, es d-.cir, la unión de dos ser:s que se complementan, la escuela mutua de perfeccionamiento moral y social, instrumento más poderoso de nues tra educación,
Este
el concepto modLrno del matrimonio, que hace inevitable ese matrimonio en lugar dé ser la unión de las al
es
el divorcio, cuando
de s«r la escuela del perfeccionamiento individual y so en lugar de ser un instrumento de educación, se convierte- en un gértnLn de corrupción, de odios, de crímenes, de toda clase de miserias, mas,
i.n
vez
cial,
destruyen la
que
esencia del matrimonio.
Si para la Filosofía, el Evangelio y la Sociología, el objeto primor dial de la vida humana
derecho del
hombre
gislación frand.sa, cultura y
al
esto
les el perfeccionamiento,
matrimonio, és,
en
perfeccíonam¡'-
hijos
Uniformemente, los partidarios que tanto el divorcio
y
matrimonios
unidos, de
los
adversarios dl-I
modelos.
divorcio sostie
la
separación de cuerpos son un estado deplorable y triste, la mayor desgracia que pueda ocurrir a los hijos de un matrimonio, pero con esta diferencia: que los hijos de esposos separados de cuerpo, se encuentran en un situación muy inferior, mu cho más grave, más desgraciada, que los hijos de los esposos di nen
como
vorciados. la situación de los hijos de un matrimonio divorciado hijos de esposos separados de cuerpo, el divorcio es pre a los hijos. Además, hay que tomar em consi
Comparada la de los
con
ferible
y
muy favorable
deración que no ios hijos. Cierto
se es
trata exclusivamente del que
trata
se
de
un
asunto
destino, de la suerte de importancia, que debíe
de
cuenta, pero la principal cu.stión es la situación de los es posos, y si para éstos el divorcio es más ventajoso que la simple se paración de cuerpos, ¡.I derecho de los padres es superior a la situa tomarse en
ción personal
en
que
se
encontraren
los hijos, porque, los
divorciarse y contraer otras uniones I.gírimas,
hijos,
sus
no
educación y y
los padres divorciados
en
la
una
dejan de
padres, querer
al a
que se casan; al contrario: están armonizados
el sentido que convierte
lleven a
no
dejan de protejerlos, no dejan de ser los directores die SU formación. No hay intereses antagónicos entre los hijos
vida feliz,
socü.dad,
que
una
los
hijos,
en
el
vida moral; que
no
a
pueden presentar
un
sentido que los esposos tienen nada que ocultar
hogar respetable,
en
donde
se
continúa la educación y el desarrollo moral e intelectual de sus hijos. Se trata, además, entre padres b hijos, de los mismos individuos, en diferentes edades de la vida, y sería una singular b.nevolencia del
22
—
legislador aquella que aceptara, cia,
—
por
amparar
los hijos én la infanlos padres, como
a
institución opresiva para toda la vida de
una
la indisolubilidad.
es
En cuanto
la faz
a
hay diferencia alguna
legal de
los
entre ellos y
hijos de esposos divorciados,
no
los hijos de esposos ¿.parados de
cuerpo. La
de todos
ley
los
países
en
donde está organizado el divorcio,
garantiza a los hijos, como en la separación de cuerpos, los mismos derechos V obligaciones de los padres. Tienen éstos el deber de ali mentarlos, de proveer a su educación, en una palabra, de ser los ver daderos protectores die la infancia, para favorecer su desarrollo ar-
los
Los mismos derechos tienen los hijos y las mismas obligaciones ya se trate de esposos divorciados o separados de cuerpo,
padres, Si
se
separación de
pues, la
aceptó,
que dé base sólida
a
Se dice que
ría, mo
Si
se
Esta es una objeción sólo aparente. Se trata liquidar sucesiones de esposos que hubieran con de una simple cuestión de contabilidad, co
matrimonios,
efectúa
se
se
familia.
tal caso, de
i.n
traído varios
contra el
hijos.
multiplicándose el matrimonio de los padres por me producirán graves complicaciones qué' afectarían a
dio del divorcio, los intereses de
hay razón alguna divorcio, tomando
cuerpos, n0
obligación legal
una
para ello la situación de los
en
los
de ulteriores matrimonios dé los viudos.
casos
acepta, pues, la separación de cuerpos,
no hay razón alguna objeción legal contra el divorcio, tomando para los hijos.
que dé base sólida a una
ello la situación de
Analizando la faz moral, educativa
social
y
hijos de esposos separados de cuerpo frente
vorciados,
la situación de los
pasión tanto
la separación
de los
como
a
en
que
los
quedan
los hijos de esposos di
mucho más triste, mucho más digna de
tenemos que es
hijos de esposos separados de el divorcio sean desastrosos
com
cuerpo, aunque para
la suerte
hijos.
Se dice, y con razón, que el mal no está divorcio, sino en las causas que mantienen la
monio,
en
aquellas
que hacen
causas
en
la
separación ni
en
.1
guerra dentro del matri
imposible la vida
en
común,
en
estado de verdadera hostilidad de los esposos, donde los hijos no tic-nen ante sus ojos como medio educativo, sino la serie del recrimi naciones, las inculpaciones, los agravios, y hasta los atentados en que ese
Incurran los cónyuges. Y
escu.la, que ser
se
observa
ejemplos inmorales funestos, mucho más én
estos
cuerpos que
i.n
con
que el
se
razón: este
presentan
caso
a
espectáculo, esta la niñez, tienen
de la simple separación de
el divorcio.
Se dice que el afecto de los padree para
con los hijos, se conservaría contrajeran ulteriores nupcias, que volviendo a casarse los esposos divorciados. También hay en esto un error. El afecto de los pa dree tiene que conservarse con mayor pureza, apasionamiento y mora
mejor
si no
lidad para
hijos
cuando han contraído segundas nupcias, cuando al hogar otra persona digna de su nivel social, cuando puede presentar ante la sociedad una familia honrada, cuando además del esposo divorciado hay otro cónyuge uno
de
los
con
sus
cónyuges ha llevado
jntielectual, moral
y
23
—
respetable,
—
hogar la autoridad moral
que representa en leí
y
educativa,
que tanto influye en la vida del niño. En lugar d-e este hogar reconstituido por el divorcio, la simple' se paración de cuerpos no presenta sino el espectáculo de uniones irregu lares. Serían funestas para la niñez las aventuras inmorales que lleva rían los esposos; las uniones clandestinas, con todo el cortejo de actos incorrectos que tienen forzosamente que ejecutar los esposos desunicos,
siempre
que se encuentran en la edad
que la vida
.n
exige él
fun
cionamiento genésico al hombre y a la mujer. Por lo mismo que los es posos han sido desgraciados en la vida matrimonial, que han tenido que abrir
un paréntisis a la vida ordenada de familia, que reconcentran odios y rencores durante la guerra intestina del matrimonio, producida la separación de cuerpos se entregan a una vida desordenada, a satis
facer apetitos que leis hacía imposible
un matrimonio desgraciado. hijos no está, pues, en conservar aquel contemplar a sus padres, tristes, desgracia
El verdadero interés de los
espeetro de matrimonio;
dos, solitarios,
en
una
tantemente los eternos
en
vida desordenada
reproches
e
inmoral, escuchando
cons
padre
contra el otro esposo, que es el
hijos; las murmuraciones, las acusaciones, justifica das en la generalidad de los casos, porque, como lo observa Lagouve, de la academia francesa, las cuatro quintas partes de los esposos se o
Ja madre de
parados
de
esos
cuerpo
uniones
contraen
citte el sello que se le imprime. El verdadero interés de la niñez dres unidos
en
ilícitas.
período más
delicado de
como una masa
no
el
hogar
en
plástica
está én contemplar
la inmoralidad y el desord.n, sino
contemplar reconstituido
Nada
clandestinas
nocivo para la niñez de los hijos, en el cación moral, cuando su inteligencia es
donde
en
a
su
más edu re-
que
los pa
verlos felices,
dejben formarse;
con
en
la
autoridad moral que. dá una unión legítima, considerada en la sociedad. El divorcio pone término a este estado de hostilidad y guerra do-
se
Los esposos que se separan rompiendo para siempre el vínculo, no preocupan de continuar entre sí las hostilidades: ha terminado com
pletamente
para
ellos
toda
relación,
todo vínculo. Con frecuencia
traen nuevas uniones y se pone término por medio
del divorcio
guerra intestina tan
peligrosa,
de hostilidades,
atenuación de los insultos, d'¿ las se dirigen los esposos.
a
con
aquella
nociva para los esposos divorciados como para los hijos; mientras que la separación de cuerpos en lugar dé poner término a esa lucha innoble, apenas si logra una suspensión una
tan
injurias, de los
ataques que recíprocamente El divorcio
aL.ja, pues, los padres de( afecto a sus hijos, no hace olvidar los deberes sagrados que surgen de la maternidad. La naturaleza no
humana replica a esta objeción. Los padres aman por naturaliza a sus hijos, y en un matrimonio feliz, que reconstituye el hogar, aumenta ésj amor a los hijos, en lugar de disminuir.
Podría suceder que disminuyera de aventura, donde
su
cariño
en
la vida
desordenada,
siempre una depresión dé las facultad.s d.bilitamiénto de aquel debe primordial de la naturaleza. La experiencia protesta contra semejante objeción y morales de los
la
se
opera
esposos
prueba más evidente
dres viudos que vuelven
un
y
es a
el
destino
casarse:
no
que son
deparan
a
los hijos los pa
indiferentes
para
con
ellos
ni mucho
los abandonan a una suerte- desgraciada. Cuando los un nuevo hogar, los hijos del primer matrimonio los primeros beneficiarios. La experiencia ha demostrado que para la mejor educación del ni ño, es conveniente que concurran un hombre y una mujer. No basta la menos
padres reconstituyen desgraciado
son
educación aislada del hombre ni de la que dá
..xclusivamenie la mujer
quei debe haber
siempre
en
niños
mujer. Ss resiente la educación la falta de virilidad y autoridad
de
hogar. La mujer
un
hombre, más susceptible de
lo que
crear
mimados, sobre todo cuando
es más sensible quje el muchos hogares se llama
en
sé trata de una
mujer abandonada, perdido el afecto del marido, quierie apasionamiento violento, absorbente, exo.sivo, en
por lo mismo que ha
aislada, que a sus hijos
con
un
daño de la buena educación y dirección que debe darsi. al niño; mientras que el matrimonio satisface: sus instintos de mujer, y adl.más la pre sencia de un hombre que en
el
inspira respeto, que dá la nota de autoridad hogar, atenúa aquel apasionamiento excesivo de la mujer, lo hace
más moderado y bondadoso, con ei bre jefe dé una familia. También
aislado,
esposo
la
educación;
neras
diera de
excediese la autoridad y el notaría la falta de
se
pero
que debe
suaves
Es
se
y la virilidad de
que
ocupara del cuidado y
se
que
hijos. Allí talvez a
ejemplo
resentiría la educación
se
dar
del
hombre
un
nom
el
solo,
la educación de
tono
sus
viril que conviene
sensibilidad,
la educación
a
un
la falta de
niño el
trato
de
ma una
axioma de la buena educación de la infancia en el hogar, que conviene y se complementan la acción del hombre con la influen un
cia d. la mujer.
Pero
su
contemplar
padre,
A
extraña
qué
madre
la
a
en
brazos de
otro
un
hombre
suplicio que;
no
las
en
ulteriores nupcias de los esposos divorciados; que niños sería siempre una mortificación el ver a una
para los mismos
mujer
diciendo que para ¡os niños seria
argumenta
se
intolerable es
ni sitio de la madre ausente.
ocupando
un hogar feliz con un hogar desunido! suplicio intolerable, porque hay que comparar la situación de los niños frente a los padr: s qu,_ han contraído nueva unión legitima, con la vida irregular que tienen que llevar, forzosamente, los i-sposos separados que no contraen nuevas nupcias Lgítimas. La comparación debe hacerse entre el nuevo hogar r!, constituido por un matrimonio le gítimo y las uniones inmorales, las uniones ilegítimas; entonces, sí, sería nocivo, doloroso para el niño, el contemplar a la madre en brazos de un amante, qu_ no es su padr:; o al padre unido a una mujer qtae
comparar
No sería
r;o
que
tiene ninguna vinculación honesta con ellos; seria mil veces peor esos niños contemplaran la inmoralidad de vinculaciones ilícitas,
clandestinas,
del esposo
El divorcio, bajo sobr. la
separucór.
Acemas.
t\
o
este
d-.
de
estado ce
los estrag
i a y en su prop a
educación,
sospechan, conduy.n
esposa.
separación
ninas q"e otro d--
jos que pres.ncian las
la
punto de vista,
marca
una
gran
superioridad
cuerpos
s
^s
qu.
de cuerpos és tan grave para los
produce
en
el gobierno de la fami-
la falta de respeto
uniones concubínarias de
?■>:
a
los
padres. Los hi
padres o que las misma guerra domes
sus
perderles todo respeto. La
tica, las imprecaciones, las calumnias, las difamaciones que sé hacen los esposos separados de cuerpo, son el germen más nocivo para la educa ción del niño y tien_ que concluir
el respeto que los
con
hijos deben
a
propios padres. Mientras que con el divorcio, reconstituida la unión de los padres, dnsaparec aquel estado de guerra, y la atmós fera que respiran los niños es más pura, más moral, más ordenada. sus
legítima
La cuestión resp.cto a los hijos debe plantearse en estos términos: Quién puede sostener que es más mora! para los niños el presenciar las uniones inegulares, la vida desorbitada de los padres, las uniones concubinarias, que forzosamente tienen que venir, o los hogares felices reconstituidos por uniones en qué la esposa o e\ esposo divorciado apor tarán al hogar un compañero digno de la consideración social? Y planteada la cuestión así, no cabe lugar a la objeción hecha, por gue hasta los mismos adversarios deb.n reconocer que conviene más la reconstitución del
hogar
por medio de
matrimonio
un
que la
legítimo,
vida
desordenada, de libertinaje, dé los esposos separados de cuerpo. Un orador francés decía que es mucho más sano para la educación del niño el respirar una atmósfera de pl.na moralidad en la vida de un matrimonio respetable, que contemplar la guerra doméstica en que viven los esposos separados, oyendo siempre denuestos, viendo constantemente farsa del pretendido matrimonio de los padres, donde todo les no hay vida común; hasta tos pasos que dan para ocultar
esa
falso,
hijos
todo acto
irregular resulta ambiguo
niño. Lo que queda
en
menosprecio
profesan los
que
se
claro
el
en
nocivo para la educación del
y
el odio y
de
separación es recíprocamente, que
caso
esposos
tiene la prudencia y discreción de ocultar
pre
se
rio,
es
natural que la persona que odia
murmure;
como
es
natural
también
los
a
porque
no
el
siem
los hijos; al contra otra, hable mal de ella, que
a
tome
que
a
por
confidente de
sus
murmuraciones y calumnias a sus propios hijos, para inspirarles la ad versión que siente por el otro esposo; esto es explicable y es la rea lidad de lo que pasa
en
la vida de los matrimonios
Observaba el Ministro de Francia
en
el
separados
S.nado,
de cuerpo.
estudiando este
punto de los hijos y la situación angustiosa en qué viven durante el ma trimonio de padres separados de cuerpo, observaba las tristes hostilida des que los esposos llevan a cabo, tomando como campo de batalla pre cisamente 'os hijos, y decía que en tal portunidad sL ve el afán con que un a
padre pretende
ellos,
no
tomar en
a los hijos, no protegerlos, sino
depósito
por el deber natural de
por el amor natural con el fin de hosti
lizar al otro esposo. Es muy distinta la situación de los hijos e.n hogares de cos, que la de los hijos en hogares pobres. Los padres ricos,
padres ri como
dice
Renault, podrán ocultar los desórden:s d: su vida disipada con un manto de púrpura y ie oro; podrán disimular hasta cierto punto a la inquieta curiosidad de los niños los actos inmorales a que tienen forzosamente que entregarse; pero no sucede lo mismo en los hogarr¿ pobres, en donde la pobreza establece una funesta promiscuidad en todos sus actos. Precisamente de
es
más nociva
en
el hogar del pobre,
esta
en
'.I
hogar
del obrero,
es
dar.-
vida Irregular de los padres simplemente separa
dos de cu.rpos.
Si
el
ponernos
padre divorciado ha tomado en
el
caso
de- que
sea
neo
a
su
y llev.
cargo los una
hijos, debemos
vida profesional fuera
26
—
del
hogar,
quién dejará
¿con
a
—
hijos
sus
en
la casa? Tendrá que
entre
a la dirección y gobierno de una institutriz, ya que sus ocupacio nes lo llevarán fuera die la casa. La sola presencia de una institutriz en
garlos
el hogar, dará lugar a murmuraciones, a calumnias, a sospechas, con grave daño de la moralidad de los hijos, sobre todo de las hijas; ade
más, la institutriz no reemplaza a la esposa, a quién se elige con otro criterio, buscando en ella otras condiciones morales e intelectualeis por las graves responsabilidades d!e que se va a hacer cargo para el gobier no
de la casa y la educación de los niños.
Pero si los ces a
padres
Se encontrarán los
la concubina del
salen
la labor,
a
a
son
hijos
padre la
pobres,
fábrica;
al vaivén de los malos
no
podrán
tener institutriz y enton
én esta alternativa:
cfuedarár. entregados
o
al amante de la madre, mit«tras los
padres quedarán los niños en plena caite, ejamplos, impelidos hacia el crimen o la corrup o
o
bien
ción social.
De modo, pu.s. que la simple separación de cuerpos produce efec desastrosos, ya se trate de padres ricos, ya de padres pobres, y es imposible, cualquiera que sea el temperamento que se busque, reemplazar tos
al esposo
o
a
la esposa que han
desaparecido
por la
pos. Sólo el matrimonio ulterior, facilitado por el cazmente a
la educación de
separación de cuerdivorcio, provee efi
los niños.
Combatiendo el divorcio, se trata de impedir que penetre en .el hogar de los esposos desunidos el padrastro o la madrastra, y sin embargo, en la realidad de las cosas, la experiencia de la vida, hace* pen.trar la querida o el amante I Esto es inevitable, y nadie podrá atreverse a sostener que esos personajes clandestinos que penetran a un hogar, puedan representar algo más saludable para la moralidad y la educación de los niños, que un segundo matrimonio, esto es, la reconstitución legítima del hogar por medio del divorcio. Así, por te mor
de males
todo
en
problemáticos,
las uniones de viudas
ralización de
hijos
experiencia de
de
desmentidos con
hijos,
se
en multitud
viene
a
de- casos, sobre
fomentar la desmo
que la realidad, la divorcio, demuestra que
padres desunidos; mientras
los
admiten
el
pueblos que más benéfico para los niños 'a influencia moral de un ma reconstituido, que la vida desordenada y los padecimientos de los esposos separados de cuerpo.
siempre
es
trimonio
Así, habría riores nupcias
terior,
en
cuyo
plantear la cuestión en este perjudiciales para los hijos de
que son
caso
habría que
terreno: un
o
las ulte
matrimonio
prohibir las ulteriores nupcias de
an
ios
hijos merecen tanta consideración como los hijos de los esposos divorciados, o bien no ofrecen inconveniente, y entonces debieran permitirse para el caso de los esposos divorciados. El dilema no admite otra solución. Si las ulteriores nupcias son no viudos, puesto
esposos
que
sus
civas, habría que prohibir el casamiento de los viudos; como ésto no sucede, como nadie sostiene la viudedad perpetua dé la India, sino que, por el contrario, se reconoce a los esposos viudos el derecho de volv.r
a
casarse,
monios de
hay forzosamente que admitir los ulteriores matri en favor, precisamente, de sus hijos, que
los divorciados,
están en la misma condición que los hijos de los viudos. Hay mas: M. Naquet d. mostró en el Senado de Francia, que los hi-
jos de padres divorciados estarían
en
mejores condicionéis
hi
que los
jos de padres viudos.
Así, por ejemplo, en el caso de viudedad, el sitio que ocupaba el padre fallecido, lo verían los niños con cierta amargura, reemplazado hombre extraño
un
por
también,
ellos,
a
pena, ocupado
con
el sitio de la madrie fallecida
y
una
por
señora
que
no
es
se
vería
la madre de
los niños.
Se compr.nde
facilidad
con
la. contrariedad
moral
eon
ve
que
rían los niños
ocupado el sitio del esposo fallecido, qué fué bueno para cónyuge y para ellos, por una persona extraña. P.ro en caso de divorcio, no se comprende que los niños sufran
el otro
con
moralmente cuando
reemplazar
vean
al
padre perverso, disoluto, cri
que la madre ha tenido que ll.var ante los tribuna
minal, corrompido,
gobierno de sus hijos; no comprende que en este caso haya tortura o violencia moral en los ver reemplazado al mal padre por otro hombre que sabe cum plir los deberes de esposo en el mismo hogar y proteger la familia. del
les para separarlo
hogar
y
quitarle
el
se
niños al Así
que sí en el
es
de
caso
algún sufrimiento moral,
en
edificante para los niños
ver
segundas nupcias los hijos pudieran
tener
.1 divorcio no; al contrario sería una moral al nuevo esposo o a la nueva esposa llenar
los deberes que abandonó un padre o una madre culpable. Desde que la ley reconoce benéficas y permite las ulteriores nup
cias sos
de las esposos viudos, no hay razón para prohibirlas a los espo separados, cuando los hijos de éstos quedan, como se ve, Ln mejor
condición moral que los de aquellos. Píto hay que mirar el problema desde otro punto de vista: y el
Si
se
legítimas,
prohibe se
hijos adulterinos.
a
los
Y sé
preguntaban
con
razón
los legisladores
fran
indeferente para el Estado, para la moral, y para la socie que se multiplique la filiación ilegítima, la filiación adulterina?
ceses:
dad
es
los hijos adulterinos. cónyuges s. parados constituir nuevas uniones inclinarán a la vida desordenada, a la procreación de
multiplicación de
de la
es
tienda a multiplicar las uniones legítimas, las uniones legitimar la filiación de la proU; es ventajoso para el Estado pública. Y, entonces, ésta filiación adulterina, que
Todo cuanto
felices,
a
para la moralidad fatalmente tiene que
y
cuLrpos, en
que
medio
es
era
altamente
producirse, perniciosa,
necesario
prevenir
legal de prevenirla
en
y
esta
el caso de simple separación de Jules Simón coincidió con Naquet filiación espúrea, y no hay otro
que facilitar la formación de
nuevas
uniones
legítimas. De maneira, pues, que el gran argumento de los hijos, no solamente pui.de sostenerse victoriosamente comparando la situación de los hijos de los padres divorciados con la de los hijos d'.f padres simplemente
separados dé cuerpo, sino
que tomando en
cuenta
la multiplicación de
filiación adulterina, se llega a la conclusión inevitable e¡ que legislador diebe facilitar por medio del divorcio, las uniones legítimas, para prevenir y disminuir esa filiación. Se dice que la disolución del vínculo matrimonial ataca la libertad la
dé conciencia de los cónyug.s católicos. Nada tiene que ver el divorcio con la libertad de culto de los yentes; el divorcio es una institución que legisla ulteriores
ca
nupcias
de esposos separados de la vida común matrimonial. No es concebible se confunde la libertad de cultos o de conciencia con la posibili
como
dad de ulteriores nupcias de esposos separados; desde que esa libertad no significa sino la líbre manifestación de opiniones y dé creencias en
ejercicio del culto y la libertad de conciencia, la lih._rt.id de pensar y elegir cualquier culto que satisfaga la tendencia o la educación moral
el
del individuo.
Qué tiene con
ver
que
la institución civil de contraer nuevas
nupcias
el libre ejercicio del culto?
Absolutamente nada, y sin embargo sé presenta la disolución del vínculo matrimonial como contrario a la libertad de cultos.
Aquí,
como
países católicos, hay dos
todos los
en
clases de cre
yentes: los unos quie
son antes que todo ciudadanos dei] país en qué nacido, que respetan su constitución, los poderes constituidos y las leyes que sancionan los poderes públicos constitucionales; y hay
han
también
los creyentes,
se
que
llaman
del
partido católico,
es
decir,
los clericales militantes, que hacen política de resistencia, de obstruc ción
o
de
conquista,
para
conservar
o
recuperar facultades de gobierno
legislativas, usurpadas por la iglesia, o que ésta desea conquistar. Los católicos militantes, los clericales, defienden estos avances de iglesia con tenacidad, con fanatismo, aún cuando ésas instituciones que reglamenta y legisla el poder secular sean de su exclusiva juris dicción; aún cuando haya reivindicado relaciones jurídicas absorbidas por la iglesia, en épocas de oscurantismo y de barbarie. Pues bien: entre esas dos categorías de católicos, del católico res petuoso de la ley, que hace oposición a una reforma porque así sei lo aconsejan sus creencias o la propaganda dogmática de su iglesia, pelro que respeta y adepta la reforma una vez que la sancionan los podelres
o
la
de su país; y el católico militante, clerical, que combate! tenazmente .sas reformas, qué dice son despojos al poder de la iglesia, entre esas dos categorías dé católicos, hay una distancia enorme. Pero, felizmente para el orden
público,
para el progreso de la
Legislación,
los católicos
respetuosos de la ley, de la constitución y de los poderes públicos están en
gran
mayoría
sobre el
elemento
clerical, opositor
a
outrance
a
toda reforma.
No hay para qué buscar ejemplos de
tólicas; basta
con
r.cordar
civil, la secularización Portales, cesa, dice
estas
las discusiones de
que
hay cultos
nan; que, entonces es un usar
la
categcrias
de
ca
ley de matrimonio
de los cementerios.
al fundar los motivos del divorcio
que lo puedan
dos
con
que
aceptan
en
la legislación fran
el divorcio y otros que lo conde
deber del Estado establecer el divorcio para
toda libertad los creyentes cuyas confesiones
mientras que aquéllos creyentes que condenaban el divorcia se verían perjudicados, porque la ley de divorcio no puede ser coercitiva, sino meramente facultativa. No hay, pues, que mezclar la libertad de cultos con la disolución lo aceptan, no
del vínculo matrimonial. El divorcio
no se
impone
a
nadie,
no es
ley coercitiva; mientras quié
la indisolubilidad del matrimonio sí que lo es, y se impone tanto a los no católicos como a los que lo son. De manera que si alguna die estas
ios leyes fuera violatoria de la libertad de conciencia lo sería la lay
—
29
—
que prohibe la disolución del matrimonio, puies atacaría la libertad de conciencia de los creyentes que aceptan el divorcio, impidiéndoles las ulteriores nupcias que admite su culto, impidiéndoles celebrar un nue vo matrimonio.
al
Pero
se
dirá:
cónyuge católico, cuando
impuesto
casos el divorcio es
algunos
en
hubiere casada
se
con
que no lo fuérie
uno
católicos,
católico que admite el divorcio, pues hay muchos millones de quk admiten el divorcio. Entonces, se dirá, es impuesto el
divorcio.
Efectivamente, podría serio
o con
un
ei
Estado, rales
legislador,
no
al cónyuge culpable, porque e¡ imponer el cumplimiento de deberes mo
debe
religiosos de los creyentes; el Estado establece el divorcio para los que quieiran acogerss a él, sin distinguir confesíonL-s. Si el católico desobedeciendo los mandatos de la iglesia, demanda el divor o
cio, está én su derecho, ejercita no puede decirles: "no; porque rechaza
sas,
demanda".
su
de conciencia, y el Estado prohiben sus creencias religio
la libertad lo
se
La
misión
Estado
del
moderno
no
es
¡esa; el Estado no puede penetrar en la conciencia, en las ideas religio sas del hombre; el Estado, que sólo sanciona leyes laicas, tiene que admitir el recurso
esfera que le
es
legal; lo contrario sería darle intromisión
completa miente ajena; tampoco puede prestar
secular para que las confesiones compelan al beres
esposo traer a
brazo
religiosos.
Aún más: lo que la iglesia divorcio
el
una
en su
cumplimiento dé los de
propiamente,
sino
prohibe,
no
o
nuevas
es
contra
dogma
die
su
credo,
no es
matrimonio, y siendo así el
completa libertad de con que el Estada no vendría jamás L! dogma, contra su propia re
quedaría
nupcias. Así
imponerle nada fundamental
como
ulterior
el
que sufriera el divorcio
en
ligión. Se
argumenta diciendo que la mujer divorciada sufrirá cierto des
crédito social. Es
fácil
refutar
esta
objeción, recordando
que
misión
la
de
las
leyes, cuando se trata de costumbres atrasadas o supersticiones ab surdas, es removerlas dando un paso hacía adelante. Cuando la mujer divorciada haya justificado ante los tribunales la honestidad les
o
de
su
conducta, el haber
de delitos por parte de
su
sido victima de actos inmora
marido,
esa
prebcupación tiene
que
ce
der, porqué la evidencia en que ha puesto su conducta tiene que ha cerla respetable a la sociedad. Y en este sentido el divorcio hará que cada día sea más considerada la mujer divorciada. Las preocupaciones ab surdas tienen que ceder ante el progreso y la justicia. Ahora es del caso preguntar: El divorcio conviene Conviene más que la separación de cuerpos a la moral Me parece que basta
plantear bien
esta
a
la sociedad?
pública?
cuestión para que quede
resuelta sin mayor esfuerzo de raciocinio.
¿Qué conviene más al Estado:
la
multiplicación de las uniones lici
tas y de la
filiación legítima de los hijos, o la multiplicación uniones irregulares y la procreación de hijos adulterinos? Desde que la disolución del vínculo matrimonial facilita las
de las
uniones,
los matrimonios
legítimos de
los esposos
proteje la filiación legítima de los hijos, el divorcio representa para la
sociedad,
separados, desde se
comprende
para la moral
con
que facilita y
facilidad que
pública,
una
gran
—
30
—
sobre la
terinas
y 'a filiación de ese caráct.r.
separación
Es interesante presentar lacionada
los
con
países
multiplica
de cuerpos, que
ventaja
que
las uniones adul
cómputo de la población del mundo reaceptan el divorcio, y con los pueblos que un
lo rechazan.
países divorcistas
Los
seis millones de
seres
de Asia y África suman quinientos setenta y en Europa y Estados Unidos, trescientos
humanos;
ochenta y nueve millones; y en las Antillas, un millón quinientos mil. Total de habitantes del globo terrestre que aceptan el divorcio: nove cientos setenta y seis millones
países antidivorcistas
Los
quinientos en
suman
mil,
Europa cincuenta
dos mi
y
América cincuenta y nueve millones. Total de la población de países que rechazan el divorcio: cieflto once millones. Veamos ahora este cómputo dentro del cristianismo.
habitantes,
llones de
y
en
Ante todo un poco de historia: sabido es
qule
el concilio de
Trento,
matrimonio, condenó de manera inexorable pueblos de occidente, pero conviene recordar que el el largo período de años en que sesionó, después de
al exaltar el sacram.nto del el divorcio para los célebre concilio,
estudiar las
en
causas
de la reforma
en
lo relativo al matrimonio, si bien
pueblos dé occid.nte, accediendo al pedido Venecia, conservó el divorcio para los estados de
condenó el divorcio para los de los embajadores de
oriente, especialmente para las islas de Corfú, Chipre, Cefalonia que estaban
bajo
la soberanía de Venecia. En
y otras
aquellas regiones, los
pri
habian en padres del cristianismo, sobre todo los padr!es griegos, adúltera. señado que según los evangelios era lícito repudiar la mujer cristia El concilio tuvo que transigir con estos intereses de los pueblos nos de oriente, no condenando el divorcio para aquellas regiones. meros
Después del
concilio de
Trento,
la evolución de las ideas, la trans
formación de costumbres, doctrinas y legislaciones de. los pueblos euro he dicho, peos, han variado al infinito, al extremo de que hoy, como lo España, Italia casi todas las naciones europeas, con excepción de tres —
y
Portugal
—
aceptan el divorcio,
católicas, donde hay tria, Francia
y
una
enorme
entre
ellas tres naciones notoriamente
mayoría
de elementos católicos: Aus
Bélgica,
Pueblos cristianos que aceptan la disolución del vínculo matrimo nial: protestantes: Inglaterra, Dinamarca,
Suiza, Alemania, Estados Unidos,
que
Suecia,
suman
Noruega,
Holanda,
ciento sesenta y cuatro
millones de habitantes; cristianos griegos de Rusia, Grecia, Serbia, Ru mania, Montenegro, Bulgaria, que suman ciento treinta y siete millones de cristianos divorcistas; con un
en
países católicos: Francia, Bélgica
trescientos setenta millones. Los cristianos antidivorcistas
Europa (España, Italia
y
Portugal)
millones. La totalidad de cristianos la tra
proporción 111
y Austro,
total de sesenta y nueve millones. Total de cristianos que aceptan
el divorcio:
entre
y en
suman
América,
suman
cLnto
once
481 millones; de manera que es de 371 millones con
países divorcistas cristianos
millones de habitantes cristianos antidivorcistas. Está, pues, la con relación la población cristiana, en una a
población antidlvorcista,
proporción de y en la
apenas
25 por ciento sobre la cristiandad,
o
sea, la cuarta parte;
población del globo terrestre, de los países organizados, alcanza una décima parte. Están, pues, los países antidivorcistas, en
a
una
ción
reducida minoría dentro del cristianismo, y mucho con el resto de la población de la tierra.
rela
menos en
25 por ciento de la cristiana rechaza el divorcio, invocando la ley dé Dios, ha de
Fácilmente,
población
comprenderá que cuando sólo
se
un
respetables, de orden teológico e histórico que acon los pueblos cristianos; y así es, electivamente. como los griegos, sostienen el divorcio con la Biblia en la mano. Con los evangelios sostienen que el mismo Jesús el divorcio algo más que bl divorcio, el repudio para el caso aceptó de la mujer adúltera; que esa opinión de Jesús está claramenttj mani festada en dos capítulos dej Evangelio de S. Mateo, en el V y en el XIX.
haber
razones
muy
sejan ei divorcio
para
Tanto los protestantes
—
—
Los primitivos padres cristianos, sobre todo los padres orientales,
interpretaron los evangelios en e