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EL MECANISMO DE LAS FUNCIONES NEGATIVAS DE LA VIDA Por Ted Morino Vice Director General, Los Ángeles
Con frecuencia, la gente comienza a practicar Budismo en la SGI en busca de beneficios. Tienen la expectativa que algo grandioso – adquisición material, mejoría en las relaciones con los demás, un romance, vencer alguna condición crónica – no solo ocurrirá, sino que ello hará que aumenten los niveles de felicidad. Mientras que, de hecho, la práctica produce beneficios, igualmente nos toparemos con diversos obstáculos, tanto internos como externos. equiparnos para lidiar con estos obstáculos – los que el
Para mejor
Budismo denomina
demonios o funciones malvadas seria de ayuda el que ampliáramos nuestro entendimiento de la visión budista sobre el bien y el mal. Las doctrinas de lo no-material. Camino del Medio, y origen dependiente, cada cual corrobora la interconexión entre todo ser viviente. El Budismo, que considera que todo fenómeno es expresión de la Ley Mística, de igual manera considera que el bien y el mal – la iluminación y el engaño fundamental – surgen de la realidad máxima de la vida.
Además, el Budismo explica que el bien y el mal son
mutuamente incluyentes – no pueden existir independientemente. No se puede enfatizar con suficiente firmeza que los términos Budeidad y funciones malvadas (o demonios) no son conceptos alegóricos. Estos términos se refieren a fuerzas reales que, de momento a momento, impactan nuestras vidas – la Budeidad nos impacta creativamente, mientras que las funciones malvadas nos impactan destructivamente. Cuando cultivamos nuestra cualidad inherente del bien (la Budeidad), son desplazados el mal y la ignorancia, que también son inherentes y, por tanto, hacen esfuerzos por restablecerse.
Esta interacción entre iluminación y funciones
malvadas – o, como lo relata el Sutra del Loto, entre Shakyamuni Buda y Devadatta – constituye un tema budista fundamental. En vez de la familiar imagen plácida que proviene de las estatuas, Buda, como utiliza Nichiren Daishonin el término, denota la condición de vida suprema cuya grandeza, plenitud, hermosura, vitalidad, y totalidad no se puede expresar adecuadamente en palabras. Aunque podamos experimentar la Budeidad, esta se encuentra mas allá de nuestra habilidad para comprenderla a plenitud, describirla, o siquiera imaginarla. Esta condición es la piedra angular de la felicidad y libertad que toda persona anhela, así que nuestra práctica budista podría definirse como el proceso de construir o expandir la condición de vida de Buda desde lo interior. Mientras que el término demonio nos hace evocar la aterradora y execrable personificación del mal que se conoce en las religiones occidentales, en budismo demonio significa una fuerza poderosa que obstaculiza tanto nuestra práctica, como el flujo de kosen-rufu. El Daishonin divide las funciones malvadas en dos clases – las que evitan que el individuo alcance la Budeidad, y las que obstaculizan la propagación de la Ley. El Budismo designa nuestra era actual como el Último Día de la Ley, donde “Ley” indica las enseñanzas de Shakyamuni.
En estos tiempos, se dice que las
enseñanzas de Shakyamuni disminuyen en cuanto a la capacidad de llevar a la gente hacia la iluminación, lo que convierte a esta era en una corrupta donde las fuerzas malvadas se intensifican y el conflicto abunda. En esta era también surge una forma de Budismo más condensada y universal que permite a toda persona despertar del sueño del engaño fundamental.
Por tanto, el advenimiento del
Daishonin cumplió con la profecía del Sutra; la aplicación universal del Sutra del Loto que él hace constituye el medio perfecto para que nosotros hagamos un llamado a las fuerzas de Buda para derrotar las fuerzas de la negatividad.
Ahora bien, examinemos algunas de las características de las funciones malvadas con las que tenemos que lidiar. Los demonios se originan en nuestro engaño fundamental En “El tratamiento de la enfermedad”, el Daishonin escribe lo siguiente: “La oscuridad fundamental se manifiesta como el rey demonio del sexto cielo” (Te Writings of Nichiren Daishonin , Pág. 1113) Al aclarar que el sexto es el cielo más alto en el mundo del deseo, el explica que “Este mundo es el dominio del rey demonio del sexto cielo. Todo el pueblo ha estado bajo el gobierno de este rey demonio desde el tiempo sin comienzo” (“Carta a los hermanos”, WND, Pág. 495) Este “rey demonio” – nuestro engaño fundamental innato funciona insidiosamente para erosionar nuestra fe y confianza, al surgir para contrariarnos, justo cuando estamos por alcanzar un avance sustancial en cuanto a cambiar nuestro destino, o cuando el movimiento por kosen-rufu está presto a avanzar. Conscientes de esta dura realidad podemos escapar del caos causado por esta influencia malvada. El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, ha escrito que “No debemos permitir que las funciones malvadas logren adentrarse. Es justamente como lo indica el Daishonin en ‘Sobre las persecuciones que se desatan contra un sabio’ cuando dice: ‘Fortalezcan su fe, día a día y mes tras mes. Si disminuyen, aunque sea un poco, los demonios se aprovecharan’. (“Sobre las persecuciones que se desatan contra un sabio”, WND, 997) “Las funciones malvadas no pueden penetrar las vidas de quienes nunca titubean en sus esfuerzos, ni de quienes permanezcan siempre alertas mientras avanzan y
luchan valientemente por derrotar esas fuerzas negativas. Hay que tener la sabiduría para discernir la presencia del mal y erradicarla con firmeza. A menos que no aplastemos las fuerzas malvadas totalmente, el poder que tienen asediara y erosionara nuestras vidas”. (Tomado del discurso, “Nuestras determinaciones en este momento concretan las bases de nuestro futuro”, Sapporo, Hokkaido, 20 de agosto de 1994) Consciente de las funciones malvadas, tanto internas como externas, Buda se mantiene firme. Practicamos Budismo Nichiren diariamente para solidificar nuestra Budeidad innata, para permanecer inmunes a las fuerzas negativas. Emerger de forma confusa Asimismo, en “Carta a los hermanos”, el Daishonin cita un pasaje de great concentration and Insight (Gran concentración y discernimiento) del Gran Maestro T’ient-t’ai: “A la vez que progresa la práctica y crece el entendimiento, de forma confusa emergen los tres obstáculos y los cuatro demonios, en rivalidad entre sí para interferir….No hay por qué permitir que nos influencien, ni que nos atemoricen” (WND, 501) A veces, quizás sintamos decir: “Hoy sencillamente no tengo deseos de hacer daimoku”, o “No quiero hablar con ese/esa responsable”, o quizás, “¿Por que me siento tan alicaído?” Influenciados por el engaño interior, carecemos de motivación, lo que constituye una forma de malestar espiritual. Pero si continuamente tratamos de revitalizar nuestra fe, podemos lidiar efectivamente con la negatividad en nuestro interior. Recibir aliento de nuestros mayores en fe es de particular ayuda, especialmente la gran cantera de material que componen los escritos, alocuciones y orientaciones de nuestro mentor en fe.
Entrar en las mentes de los practicantes, así como en las mentes de quienes se oponen a los practicantes.
En “Carta a Misawa”, Nichiren Daishonin escribe lo
siguiente: “Cuando una persona común en la era posterior esta presta a alcanzar la Budeidad, tras haber comprendido la esencia de todas las sagradas enseñanzas de la existencia de Buda, así como entendido el corazón de la importante enseñanza presentada en Gran concentración y discernimiento, este demonio se sorprende enormemente. Dice a sí mismo: “Que contrariedad. Si permito que esta persona permanezca en mi dominio, no solo se liberara de los sufrimientos de nacer y morir, sino que también llevara a otras personas hacia la Budeidad. Además, se apoderara de mi reino y lo transformara en una tierra pura. ¿Qué hago?” Ahí el rey demonio convoca a todos sus subalternos del mundo tripartito de deseo, forma y amorfia, y les dice: ‘Ahora mismo, cada uno de ustedes vaya y según sus respectivas habilidades hostigue a ese devoto. Si fracasan en hacer que abandone la práctica budista, entonces entren en las mentes de sus discípulos, seguidores laicos, y la gente del país, y por ese medio traten de persuadir o amenazarle.
Si estos
intentos tampoco fructifican, yo mismo descenderé y poseeré la mente y cuerpo del soberano para que persiga al devoto. Juntos ustedes y yo, como podremos fracasar en evitar que el devoto alcance la Budeidad” (WND, 804-895) Para repetir, cuando estamos prestos a alcanzar la Budeidad, sutilmente, pero con fuerza, emergen los demonios desde lo interior, así como desde lo exterior. Aparecen sin fallar cuando la gente practica correctamente y el kosen-rufu se mueve hacia delante. El Daishonin continuamente nos alienta que cuando los demonios entren en las mentes de practicantes budistas, o en las mentes de quienes nos persigan, no debemos permitir que nos influencien, ni que nos atemoricen. (Ver WND, Pág. 501)
Al contrario, el Daishonin le enseña que la clave para derrotar estas influencias es comprender que aparecen como parte del curso natural de los eventos, y para que mantengamos nuestra valentía en la fe. Un indicador de que fuerzas malvadas ocupan nuestra mente seria el ser incapaz de sentir jubilo al practicar nuestra fe.
Cuando nos sentimos melancólicos,
podríamos hasta distanciarnos del flujo del kosen-rufu; es decir, de las fuerzas de Buda. El actual asunto del templo provee un claro ejemplo de fuerzas negativas cuando ingresan en las mentes de quienes pretenden perseguirnos. El presidente Ikeda ha dicho que “Ya que el movimiento en pro del kosen-rufu ha hecho un progreso sin precedentes, ‘un demonio sin precedentes, en conjunto con sus secuaces malvados’, ha emergido, exactamente como se indica en los escritos de Nichiren Daishonin. Este demonio o Diablo celestial ha ingresado en las vidas de los discípulos y discípulas de Buda, y de sacerdotes de alto rango, especialmente Nikken, cuyo cargo sacerdotal es el más alto.
Como lo afirma claramente el
Daishonin en ‘Carta a Najo Hyoe Hichoro’; “El gran demonio ha emergido en la forma de nobles sacerdotes’ (WND, Pág. 1497) Nosotros en la SGI nos basamos en el Gosho y en los escritos de Nichiren Daishonin; y somos consistentes en nuestra búsqueda de kosen-rufu. Mientras hemos observado que Nikken y el clero funcionan como demonios, nosotros jamás hemos retrocedido en nuestra marcha hacia kosen-rufu”. (Seikyo Shimbun, 9 de mayo de 1998). Norimasa Saito, encargado en la SGI del buró de los EE.UU. nos visito el año pasado, y nos aconsejo como sigue: “Es vitalmente importante que cada miembro de la SGI discierna la influencia negativa que al presente nos llega del clero de la Nichiren Shoshu. El espíritu de proteger al pueblo de esta influencia debe ser la base de todos nuestros esfuerzos por promover el kosen-rufu.
Ciertamente, ahora es el momento para ponderar, y poner en práctica, el verdadero significado del pasaje de ‘Sobre establecer la enseñanza correcta para la paz de la tierra’ que lee como sigue: ‘En vez de ofrecer diez mil oraciones en pro de un remedio, mejor sería sencillamente prohibir específicamente este mal”. (“La apertura de los ojos”, WND, 278). El emerger del demonio es cosa buena El Daishonin escribe que “Buda y Devadatta son como una forma y su sombra existencia tras existencia permanecen sin separar”. (“La apertura de los ojos”, WND, 278) También declara que “Algo extraordinario ocurre cuando una persona común alcanza la Budeidad. En ese momento, los tres obstáculos y los cuatro demonios invariablemente se manifestaran, y los sabios se regocijaran, mientras que los insensatos se retiraran” (WND, 637) Desde esta perspectiva, la manifestación de las funciones malvadas significa que está en proceso de cambio lo que pensábamos era nuestro destino fijo; significa que estamos en proceso de eliminar la raíz causativa del engaño. Al fortalecer nuestra fe y practicar hasta el punto en que emergen las influencias malvadas y las vencemos, abrimos nuestras vidas a una nueva dimensión de la Budeidad, así como a una grandiosa buena fortuna. Como cuestión de hecho, el conflicto con el templo no desaparecerá pronto. Con toda probabilidad continuara, y hasta se intensificara.
Sin embargo, en vez de
dudar de nuestra fe o nuestro movimiento, podemos ver la lucha contra la influencia del templo (cuya perspectiva errónea ha sido ampliamente reseñada en estas páginas y en otras publicaciones) como el escenario perfecto donde actuar y conquistar las funciones negativas dentro de nuestras propias vidas.
Nuestra Budeidad es la clave para derrotar las influencias malvadas La Budeidad no es un concepto abstracto. Es un estado de vida que manifestamos en la realidad, mientras luchamos con los así llamados “nueve mundos inferiores” – Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Humanidad, Paraíso, Aprendizaje, Comprensión, y Boddhisattva – con sus respectivas características de sufrimiento, frustración, miedo o cobardía, furia, tranquilidad, éxtasis, inteligencia y preocupación e interés por los demás. En medio de las terribles condiciones de vida en Isla de Sado, Nichiren Daishonin escribió lo siguiente: “Debido a que ve las cosas de esta manera, siento un inmensurable deleite, aunque al presente sea un exilado”. (WND, 386) En comparación, ¿cuan bien nos va a cada cual de nosotros? ¿Trascendemos nuestras influencias negativas y experimentamos júbilo inmensurable? O ¿sucumbimos sin siquiera darnos cuenta que nos han desviado de ruta? Continuamente hacernos estas preguntas durante el viaje de fe de nuestra vida es crucial para liberar nuestra Budeidad innata, que es el mayor de los tesoros de nuestro corazón y la fuente de los demás tesoros. Igualmente vital es que incluyamos en nuestra preocupación a quienes luchan contra la misma oscuridad interna. El Sutra del Loto constantemente se cuestiona “¿Que es la Budeidad?” y “¿Como se puede salvar a la gente aquí y ahora, con que enseñanza, y de qué manera?” Cada capítulo expresa la subyacente compasión y humanismo del Budismo. Estrictamente, somos budistas solo hasta el punto en que sinceramente consideramos estos planteamientos fundamentales. Si detenemos nuestra labor por vencer nuestra oscuridad fundamental y dejamos de tratar de ayudar a los demás, nuestra condición de vida se deteriora y nos tornaremos receptivos a las influencias negativas. Por añadidura, nos volveríamos susceptibles a ideas
diametralmente opuestas al Budismo. En caso extremo, podríamos hasta comenzar a funcionar como enemigos del Budismo. Con frecuencia, la transformación de budista a no-budista es sutil, una que comienza con la más pequeña fisura en nuestra actitud, cuando reducimos los esfuerzos por buscar nuestra propia iluminación o por vivir de manera altruista. Por otro lado, cuando enfocamos en derrotar las influencias malvadas, al extender nuestra compasión hacia los demás, nuestra fuerza vital aumentara, lo que generara progreso en cada aspecto de nuestra vida. El progreso del kosen-rufu recorre la misma ruta que nuestra felicidad individual. Cada aspecto de nuestro movimiento depende de esfuerzos denodados por derrotar las influencias malvadas. Donde quiera que haya vida, las funciones del demonio y el poder de la Budeidad competirán entre sí. En nuestras vidas, el Budismo se reduce a esta batalla real entre las fuerzas del mal y las fuerzas de Buda. El Daishonin declara que “Lo que importa es el corazón”. (“El tambor en la Puerta de Trueno”, WND, 949) Por tanto, Budismo es vencer o perder. Esto sobrepasa por mucho los ritual y formalidades que con frecuencia se asocian con las enseñanzas budistas. Buda continuamente lucha contra las fuerzas malvadas, al siempre buscar la verdad de la Budeidad para evitar caer en el reino del anti-Budismo. De todos modos, alcanzamos la Budeidad, nuestra meta máxima como budistas, por vía de continuamente derrotar las funciones malvadas dentro de nosotros mismos, y al ayudar a que los demás lo hagan también. Como nos explica el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda: “Budismo es una lucha entre Buda y las fuerzas del mal. Solo al culminar una batalla con fuerzas malvadas es que podemos derrotar la negatividad dentro de nuestras propias vidas y acceder nuestra naturaleza de Buda. En nuestras vidas, solo cuando vencemos el mayor de los males es que creamos el mayor de los bienes. No
existe otra manera que esta para alcanzar la iluminación y ganar fortuna eterna”. (Tomado del discurso “Los líderes tienen que desarrollar una mente buscadora para trabajar en pro de los demás”, Tokio, Japón, 2 de abril de 1994). La no-materialidad Concepto budista fundamental que también se traduce como vacío, la nada, latencia o relatividad. La palabra sánscrita significa vacuidad, vacío y carente. Se trata del concepto de los fenómenos no tienen una naturaleza fija e independiente, así como tampoco existencia propia. La no-materialidad no es negativa, ni rechaza lo terrenal, sino que enseña la importancia de percibir la verdadera naturaleza de los fenómenos, los que en la superficie son transitorios. Los sutras Sabiduría desarrollaron el concepto Mahayana de no-materialidad y, basado en estos sutras, Nagarjuna lo sistematizo. Este concepto se origino en conexión con los conceptos de origen dependiente y la no-existencia de una naturaleza propia. Origen dependiente significa que los fenómenos no tienen naturaleza aparte, ni existencia propia, ya que surgen solo por virtud de la relación que sostienen con los demás fenómenos.
La no-existencia de la naturaleza propia significa que no existe
ninguna entidad independiente que exista sola, aparte de los demás fenómenos. El mensaje en común es que la verdadera naturaleza de todo fenómeno es la nomaterialidad, y que no puede definirse en términos de conceptos de existencia y no-existencia. Nagarjuna lo explico como el Camino del Medio, perspectiva que considera las categorías de existencia y no-existencia como extremos, y tiene como meta trascenderlas. El propósito practico de la enseñanza de la nomaterialidad yace en eliminar apegos a tanto los fenómenos transitorios, como al ego; es decir, a la percepción del ser como una identidad fija e independiente. 23 de Mayo de 2003 – World Tribune