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El presupuesto público social orientado al desarrollo humano integral. Dulce Cano Ortíz*
RESUMEN El análisis teórico del método directo y el método reflejo para estudiar el origen del Estado, permite identificar la forma en que los individuos están en posibilidades de discernir el ser del deber ser; de tal forma que las actividades humanas se encaminen a construir un concepto de Estado dirigido al bien común. Desde esta perspectiva, el hombre goza de tal plenitud que está en posibilidad de participar en las actividades operativas que dan forma al presupuesto público social, que así, se convierte en un medio para satisfacer las necesidades individuales y colectivas del ser humano y entre estas logra su pleno desarrollo integral. La justificación social del Estado, se manifiesta mediante la aplicación de finanzas públicas sanas con el fin de distribuir justa y equitativamente los recursos económicos necesarios para todas las actividades prioritarias. Y, en este sentido, cuando el ser humano goza de total libertad para elegir, su desarrollo integral le posibilita elegir lo mejor para sí mismo y para otros. Bajo este orden de ideas, el uso de las libertades que gozan los seres humanos les permite decidir con responsabilidad. De tal forma qué, si el origen del desarrollo es la libertad humana, entonces la expansión de las libertades es un elemento constitutivo del concepto de desarrollo basado en los fines y un elemento instrumental basado en los medios. En sentido amplio, el ejercicio de la libertad humana que permite la expansión de las capacidades para aprovechar oportunidades, incrementa el desarrollo económico, político y social lo que trae como consecuencia una mayor calidad de vida. Es por esto qué, sin el menor ánimo por establecer una quimera, la necesidad de abordar este estudio tiene como único objetivo compartir una idea que permitiría mejorar la situación actual de los mexicanos, al mismo tiempo que con su participación, estarían en posibilidad de cumplir con el equilibrio social que es la base del presupuesto público.
I. CONSTRUCCIÓN DE UNA PLATAFORMA POLÍTICA, ECONÓMICA Y SOCIAL PARA FORTALECER EL DESARROLLO HUMANO. La teoría que sostiene el estudio del Estado en su exacta dimensión, identifica la necesidad de aplicar el método directo y el método reflejo. De tal forma que, el método directo establece la existencia del Estado como una realidad objetiva, cuya esencia puede ser aprehendida por el sujeto de conocimiento cuya actividad provoca su existencia real. Y, el método reflejo busca la realidad no en sí, sino en el acto psíquico, en la forma lógica, en la condición gnoseológica en que se efectúa. De ahí que, es posible percibir al Estado como un resultado de las abstracciones del hombre que le permiten discernir
el ser del deber ser, mediante su inteligencia y sus conocimientos Porrúa Pérez, Francisco, 1982). Así también, se establece que para entender el sentido subjetivo del Estado, el entendimiento de los hechos sociales se puede realizar siempre y cuando se conozcan los actos psicológicos que les dieron origen, ya que, los cambios humanos y sociales son producto de la plenitud psicológica y de la actuación del hombre. Siendo así, que ambos sentidos para estudiar al Estado no se contraponen, sino que se complementan entre sí, ya que, permiten determinar la realidad del Estado tanto en su realidad física fuera de nosotros, como en su realidad psíquica partiendo de las relaciones internas humanas (Serra Rojas, Andrés, 1998, pp. 153). De las anteriores abstracciones, es posible justificar que la plenitud del hombre determina e influye el estudio del Estado, manifestado particularmente en los aspectos operativos, refiriéndose en este caso al estudio del presupuesto público, con el fin de establecer como una alternativa de solución, que el presupuesto público del gobierno federal orientado al cumplimiento de la política social, fortalezca el desarrollo humano integral. Bajo esta premisa, los fines del Estado son los mismos que formulan sus habitantes, que en tanto pueblo cobran conciencia y se proponen fines comunes para ser realizados. Por lo que, el Estado no es un fin en sí mismo, sino que existe para la realización de lo que Santo Tomás llamó “el bien común”. Aclarando que en este contexto, la palabra bien, se refiere a todo elemento que satisface las necesidades del hombre, sean estas físicas, mentales, espirituales o sociales. Y, el término común, implica compartir con otros este bien en la proporción justa. De tal forma que, así, las personas adquieren por propia decisión, la paz y el desarrollo necesarios para el desenvolvimiento de su persona.
Aristóteles, en su obra Política, justifica la comunidad política en la naturaleza sociable del hombre, que sólo en comunidad desarrolla plenamente su personalidad. Sostiene que el hombre es por naturaleza un ser social (zoon politikon), más que las abejas o cualquier otro animal gregario. Esta tendencia a formar una comunidad se manifiesta ya que el hombre posee la palabra. Además se distingue de otros seres vivos por su sentido de lo bueno
* Académica de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Veracruzana.
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Identificando en este concepto factores, naturales, históricos y psicológicos
y lo malo, lo justo y lo injusto e ideas semejantes. Precisamente de la participación común en otras cosas surgen la familia y el Estado (Zippelius Reinhold, 1989, pp. 13).
Desde esta perspectiva, la comunidad para el desarrollo de la persona argumenta la justificación social del Estado, y se magnifica la importancia del ser humano, cuando este participa con su propio desarrollo en el desarrollo de un Estado y una Nación. De ahí que, dicho en otras palabras, en este contexto se establezcan las bases del desarrollo personal en la medida que los hombres aprenden conviviendo en una comunidad. En este compartir, el ser humano aprende también a ser justo o no justo, asumiendo que su libre albedrío lo induce a tomar decisiones propias a favor o en contra de otros. Y también, en este ejercicio de su libertad decide afiliarse a determinados grupos, dando así paso a la formación de la sociedad o comunidad. En relación con esta idea Zippelius (1999, pp. 115) afirma, que sí la comunidad tiene su justificación en que hace posible el desarrollo de la personalidad, entonces su estructura debiera ser tal que garantice, en medida óptima, este desarrollo. Quedando las personas sujetas a la Ética para lograr el desenvolvimiento optimo de su personalidad, sin esperar que el Estado juzgue esta decisión personal. A través del tiempo, el hombre ha resentido entre algunos de los efectos de la industrialización, la deshumanización en sus relaciones personales y con la comunidad en aras de un mayor progreso. Es por eso, que se exige la creación de estructuras descentralizadas, que procuren integrar al individuo en varias formas. Se espera la flexibilidad de las estructuras, para que el hombre en tanto ciudadano, tenga la posibilidad de estrechar sus relaciones con la comunidad. Teniendo como condición indispensable, que en estas formas de integrarse, los individuos participen y se hagan responsables. Finalmente, estas estructuras deben asegurar a las minorías, a las étnicas en particular, un margen de desarrollo y existencia propia, mediante la creación de ámbitos de vida autónomos, para evitar el predomino de la mayoría. (Zippelius, 1998, pp.128) El Estado tiene que cumplir entre sus responsabilidades con la organización y activación autónomas de la cooperación social y demarcación territorial, basadas en la necesidad histórica de la vida común, para armonizar todas las oposiciones de intereses dentro de una zona geográfica. Esta es una función social que caracteriza al Estado en cuanto institución, pues así determina ciertas normas de acción para los integrantes de la sociedad. Tomando en cuenta que, la nacionalidad es una noción jurídica que determina una relación política entre el individuo y el Estado, que unifica a un territorio formando una comunidad de vida y una conciencia social.
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La integración del hombre en grupos sociales, le permite descubrir que existen ciertas funciones para interactuar. Ya sea, participando en las decisiones de grupo, estableciendo normas, fomentando las actividades de cada grupo en cuestión o vigilando que se respeten las normas establecidas. Así también, en tanto hombre social, la presencia de estos hechos, le llevan a identificar la figura de autoridad que asegure el cumplimiento de estas actividades que tienen como fin un bien común. Toda sociedad tiene una cultura, un sistema de valores, ideas y principios que justifican su organización, sus instituciones y sus normas de vida. A través de las formas culturales, el individuo se integra a su sociedad, se adapta a su medio social, aprendiendo, asimilando aquellos principios culturales que explican y justifican el orden social. Este proceso, mediante el cual los individuos asimilan el sistema cultural y se adaptan a su medio es llamado por los sociólogos, proceso de socialización. Por este medio, las personas integran a su personalidad los elementos sociales y culturales de su medio, adquiridos a través de las experiencias personales y de otros, lo que le permite adaptarse al ambiente social en que vive. Sin embargo, la función social, tal como ha quedado definida, no justifica o legitima al Estado. El problema de la justificación, no queda resuelto por la mera necesidad de establecer un orden y recibir beneficios comunes, ya que, para la gran mayoría de la población, lo importante es conocer y admitir las razones por las que el Estado impone obligaciones personales o colectivas con el fin de obtener los ingresos que justifiquen distribución de los mismos vía los gastos públicos. De tal forma, que para aceptar como lícitas estas razones, y así cumplir voluntariamente o por coacción con las disposiciones que impone el Estado, tales como las obligaciones fiscales; se requiere del destino y justificación del presupuesto público. Ya no es suficiente explicar la necesidad de establecer el orden dentro de un país, pues la población exige que ese orden, sea además de justo, equitativo, y por lo tanto legítimo. Por lo tanto, la legitimación del Estado se da con la aceptación personal y colectiva del orden establecido, con el fin de preservar la justicia y la equidad en la aplicación de las normas. Es más, la personal aceptación de las formas y el poder que se le otorga al Estado lo legitima. Como ejemplo, se encuentra el beneficio obtenido de la ejecución del presupuesto público para satisfacer necesidades sociales. En este contexto, el enfoque social del Estado se justifica con la eficiente administración de los ingresos y los egresos públicos. Es decir, generar
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finanzas públicas sanas con el fin de distribuir justa y equitativamente los recursos económicos necesarios para todas las actividades prioritarias. Considerando que las actividades con un fin social son esenciales, y los recursos públicos destinados para este fin son justos y equitativos y además cumplen con su objetivo. Siendo así, es posible considerar que el pueblo acepte con beneplácito la atención social que se le proporcione, y por consecuencia legitimar al Estado.
bre. El trato digno, le da la oportunidad de encontrar una forma de vivir en donde la libertad de pensamiento, de credo, de acción sea el principal ingrediente para sentirse pleno y seguro; bajo este orden de ideas, el ser humano es el fin del desarrollo, toda su mejora, tanto cuantitativa como cualitativa, es para sí mismo, considerando a los demás recursos que participan en su desarrollo como instrumentos para fines más elevados. De ahí que, estableciendo la relación con el aprovechamiento de oportunidades que se le brindan al hombre, este tiende a progresar. El progreso abarca más que los conceptos anteriormente mencionados, ya que al crecimiento económico y material se aúnan formas de desarrollo emocional y espiritual de los integrantes de un grupo social. Por lo tanto, podría afirmarse que el progreso es sinónimo de prosperidad, de generación de riqueza integral que fortalece la salud y el bienestar físico, mental emocional y espiritual de los hombres.
En un régimen democrático, el poder se comparte entre gobernantes y gobernados, bajo la consigna que obliga a la administración eficiente de los recursos públicos por parte de los gobernantes, de tal forma que las necesidades de los gobernados se satisfagan. La esencia del régimen político democrático, radica en establecer un sistema de decisiones colectivo. De esta forma, las organizaciones políticas de la sociedad se integran de diversas formas. Propiciando la participación de sus integrantes en la toma de decisiones y algunas veces también en acciones precisas derivadas de aquellas. De ahí que, la autoridad y responsabilidad estén perfectamente definidas en función de un mismo objetivo: definir los límites del poder. Así, el Estado a través de un gobierno democrático puede cumplir con las necesidades de los integrantes de un grupo social llamado Nación.
En su libro Ciencia, Técnica y Desarrollo, Mario Bunge (1998, pp. 19) menciona cinco concepciones del desarrollo de una sociedad humana: la biológica, la económica, la política, la cultural y la integral. Cada una se fundamenta sobre un concepto particular de la sociedad humana, pero si esta concepción está equivocada, también lo será el correspondiente concepto de desarrollo. Por lo que, para Bunge se puede estructurar un concepto correcto del desarrollo de la sociedad, integrando los subsistemas biológico, económico, político y cultural en un solo sistema.
En función de esta idea, el principal objetivo es establecer la importante función del ser humano para fortalecer la estructura social del Estado. El Estado supone la existencia de un sujeto, que es precisamente el hombre, quien determina desde una perspectiva de alto desarrollo personal, las normas para regular sus propias decisiones, dándole al Estado la facultad de convertirlas en acciones.
Desde el punto de vista del concepto biológico del desarrollo, este se basa en el aumento del bienestar y en la mejora de la salud, logrados mediante una mejor alimentación, una mejor vivienda, adecuada vestimenta, adecuado ejercicio físico, hábitos de convivencia, etc. Desde la perspectiva económica del desarrollo, este se identifica con el crecimiento económico identificado por la industrialización. Tomando en cuenta que, este concepto ha sido percibido como suficiente, generando así, un mejor nivel de vida, social, cultural y políticamente hablando. Por lo que respecta al concepto político del desarrollo, este consiste en la extensión de la libertad, para manifestarse en concordancia con los derechos humanos y políticos. Significa, un incremento en la participación pública para la discusión, la toma de decisiones y la ejecución de actividades políticas. El concepto cultural del desarrollo se manifiesta mediante el enriquecimiento de la cultura y la difusión de la educación.
Siendo así, el presupuesto público social para satisfacer las necesidades individuales y colectivas que permitan al ser humano su pleno desarrollo integral, debe considerar desde su proyección los siguientes elementos: educación, vivienda, salud, nutrición, educación, deporte y recreación. La mención de los anteriores elementos permite descubrir que la tarea presupuestal no es esencialmente del orden económico o financiero, ya que, debe prevalecer el orden social con la participación activa del hombre para satisfacer la totalidad de sus necesidades. Al incluir aspectos cuantitativos y cualitativos, se considera no sólo el crecimiento económico, sino también, el mejoramiento de los índices sociales en los niveles educativos y culturales, que permitan el establecimiento de estructuras eficientes para generar la optimización de los recursos en los sectores productivos del país.
Por lo tanto, una concepción integral de la sociedad, se obtiene a través de un sistema multidimensional de medidas biológicas, económicas, políticas y culturales. Y cada una de estas concepciones tiene un tinte de verdad, no hay desarrollo sin progreso biológico, económico, político y cultural.
El concepto de desarrollo se puede aplicar a diversos aspectos, sean personas, bienes, procesos, sistemas, etc. En este punto, el enfoque es el hom-
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Analizando estos factores, se llega a concluir que en la época actual, las actividades manufactureras, comerciales y de servicios, requieren mano de obra sana y competente; y la educación considerada tanto un medio como un fin, exige apoyo económico y libertad política. Por lo que respecta a la cultura, no puede fortalecerse continuamente, cuando no hay comodidad económica y la necesaria libertad para la creatividad y la difusión. Concluyendo que el desarrollo auténtico y sostenido, por lo tanto, es integral: biológico, educativo, económico, político y cultural. II. EL CONCEPTO INTEGRAL DEL DESARROLLO HUMANO El estudio del desarrollo humano se basa en el proceso de perfeccionamiento que el hombre ha manifestado en su evolución. Este proceso evolutivo se caracteriza por mutaciones genéticas en el desarrollo biológico del ser humano, que se manifiestan en una transformación física, mental y social. De ser un hombre errante y segregado, pasó a la búsqueda de la integración colectiva. Pudiera ser que por aprendizaje así haya sucedido, sin embargo, ¿quién le indicó cómo hacerlo? Y, tan sólo para esta pregunta, puede encontrarse que haya sido por instinto como cualquier animal, o por los conocimientos inherentes a su propio desarrollo que le permitieron crecer y progresar individualmente antes que en comunidad. Lo que deja abierta la posibilidad para plantear aún más preguntas, con un número igual de posibles respuestas, que permitan identificar la integración de las comunidades con la suma de los individuos, los esfuerzos que estos aportaron y el sentido común que los guió para alcanzar un propósito, quizá no previsto por ellos mismos, pero que ya estaba inscrito en su propio desarrollo. Y esta característica, es la gran diferencia que lo distingue de otros seres vivos. “La especie humana es diferente de las especies animales, ya que estas después de haber alcanzado cierta etapa, ya no progresan, sino que se ven dominadas por la rutina y la repetición. El hombre descubrió su naturaleza, y con este conocimiento de sí mismo dejó la minoría de edad”. (Fromm, Erich, 1987, pp.15). Esta idea se refuerza con la siguiente expresión de Kant (1976, pp.25):
La ilustración es la salida del hombre de su auto culpable minoría de edad. La minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de él sin la guía de otro. ¡Sapere aude!¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento!, He aquí el lema de la Ilustración. La pereza y la cobardía son las causas de que una gran parte de los hombres permanezca, gustosamente, en minoría de edad a lo largo de la vida, a pesar de que hace ya tiempo la naturaleza los liberó de dirección ajena; y por eso
es tan fácil para otros erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico que prescribe la dieta, etc., entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar, otros asumirán por mí tan fastidiosa tarea”.
En las citas anteriores se identifica que, los respectivos autores en distintas épocas describen en el hombre características propias que le incitan al cambio y a la superación. Sin embargo, lo importante es reconocer la responsabilidad que debe ejercerse en cada acto para reconocer en que aspectos de su vida debe cambiar y que aspectos debe mejorar. La madurez que alcanza el ser humano, trae consigo su independencia física, psicológica, y espiritual. Y así también, un mayor grado de madurez le permite reconocer que es un ser único y que tal unicidad le permite, asimismo, comprender y ayudar a otros en su proceso de crecimiento y madurez. Por lo tanto, sí es posible distinguir en el hombre características que lo distinguen sobre otros seres vivos, y que le han permitido evolucionar progresivamente a través del tiempo. Como joya de la naturaleza, lleva inmanente la preciada labor de ser, crecer y desarrollarse. Y una característica que lo distingue radicalmente de todos los seres vivos, es que el ser humano posee entre sus bienes la dignidad, porque es un ser espiritual. El ser espiritual del hombre le permite pensar en ideas universales y no sólo en lo material, es lo que le da la capacidad de poseer conocimientos de la realidad, y que son intangibles, es la facultad de saberse libre y que le permite reflexionar sobre sí mismo y sobre la cualidad de sus actos, y lo más importante, es que el espíritu le da al hombre la capacidad de crecer hasta el infinito. Se puede establecer un punto de comparación entre las edades biológica y espiritual del ser humano en el manejo de sus emociones, y el desarrollo de la humanidad. Pues la madurez emocional del hombre, sin establecer un tiempo preciso para obtenerla, le permite el acceso a los medios para enfrentar responsablemente los retos de la vida. Por lo que respecta a la humanidad, conforme manifiesta un mayor desarrollo, en sentido proporcional se le presentan más medios y recursos para lograr su propósito, permitiéndole jerarquizar sus necesidades y deseos para cumplir con su misión. Refiriéndose a las necesidades y deseos, Fromm (1987, pp.23) reflexiona así: Ninguno de los grandes maestros enseñó que la existencia real de un deseo constituyera una norma ética, sino que se interesaban por el bienestar óptimo de la humanidad (vivere bene). El elemento esencial de su pensamiento era la distinción entre aquellas necesidades (deseos) que solo se sienten subjetivamente
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y cuya satisfacción produce un placer momentáneo, y las necesidades que están enraizadas en la naturaleza humana y cuya satisfacción fomenta el desarrollo humano y produce eudaimonia o sea “bienestar”. En otras palabras se preocupaban por distinguir entre las necesidades puramente subjetivas y las necesidades objetivamente válidas: una parte de las primeras es dañosa para el desarrollo humano, y las segundas están en armonía con los requerimientos de la naturaleza humana.
con la muerte. Energía y materia en cualquier forma en que se manifiesten son intemporales y transespaciales y por ello pertenecen a la metafísica. El hombre como hombre debe distinguir lo bueno de lo malo, porque si carece de este conocimiento no podrá elegir entre lo mejor y lo peor (Fromm, 1987, pp. 15).
De ahí la aseveración de que todo cambio conlleva una causa que le dio origen, y que lamentablemente no siempre es para mejorar. Pero, que aún así le corresponde al hombre de acuerdo a su libre albedrío elegir entre el bien o el mal y asumir una actitud ante las circunstancias que vive. Por lo tanto, no todos los cambios son propicios para el desarrollo humano. “Sólo puede hablarse de desarrollo humano cuando los cambios incrementan la capacidad de la persona para enfrentarse a los retos de su existencia” (Jourard y Landsman, 1987, pp. 183, 184).
En la anterior reflexión, el cuestionamiento de Fromm se acerca a la interpretación ética y moral de las decisiones. Cuando estas pasan por el tamiz de la conciencia para otorgarles una valoración como buena o no, o sea, benéficas o dañinas para el ser humano, se presupone que las primeras contribuyan al incremento del desarrollo humano y las segundas manifestadas un placer momentáneo inhiban el desarrollo humano. La principal cuestión, estriba en distinguir las necesidades objetivas de las subjetivas, haciendo referencia a la valoración mencionada. O tal vez sea, que dicho examen, lleve a reconocer cual es el nivel de desarrollo humano que se posee, para poder discernir lo correcto de lo incorrecto. Y de esta forma, incrementarlo o detener la naturaleza humana.
Puede decirse que genéticamente los seres humanos llevan la descripción física, mental, espiritual y emocional que les imprime un sello personal, es decir que les permite manifestar su personalidad. Y que, el deseo de superarse y desarrollarse, en tanto característica original, es primero de orden genético y luego de orden educativo y social. Y aún así, no todas las personas alcanzan el mismo grado de desarrollo de su personalidad. Porque, siempre el libre albedrío será el factor determinante de la elección.
Analizando en conjunto las características de los seres humanos, se percibe que ha sido un cambio evolutivo de orden físico, mental, psicológico y social. Y que este cambio se manifiesta en las diversas épocas que marcan la evolución y el progreso de la humanidad, hacia estadios superiores de conciencia y pensamiento. Manifestándose primero las ideas, para expresarse posteriormente en obras materiales. Así, se puede constatar como a través del tiempo, el hombre crea nuevos productos o modifica los ya existentes; con el fin de que sus necesidades sean satisfechas, de acuerdo a las circunstancias económicas, políticas sociales y culturales del momento. Circunstancias que tal vez el mismo hombre provocó.
La aproximación del concepto integral del hombre y el cosmos, se explica a través de Stephen Hawking (1999), cuando se refiere a la inconsistencia entre la teoría de la relatividad y la teoría de la mecánica cuántica, para describir el universo y así afirma al respecto:
Somos seres racionales, libres para observar el universo como nos plazca y para extraer deducciones lógicas de lo que veamos. En tal esquema parece razonable que podríamos continuar progresando indefinidamente, acercándonos cada vez más a las leyes que gobiernan el universo. (...) La única respuesta que puedo dar a este problema se basa en el principio de la selección natural de Darwin. La idea estriba en que en cualquier población de organismos autorreproductores, habrá variaciones tanto en el material genético como en la educación de los diferentes individuos. Estas diferencias supondrán que algunos individuos sean más capaces que otros para extraer las conclusiones correctas del mundo que nos rodea, y para actuar de acuerdo a ellas. Dichos individuos tendrán más posibilidades de sobrevivir y reproducirse de forma que su esquema mental y de conducta acabará imponiéndose.
Definitivamente, el desarrollo del libre albedrío es la pauta para poder elegir entre las necesidades y los deseos en su más pura expresión. Puede ser, que la afirmación de José Ortega y Gasset, Yo soy Yo y mis circunstancias, sea la premisa que permita al hombre por propia decisión ser la causa de todos los acontecimientos que han dejado huella en la historia de la humanidad. Y que además, ha significado la pauta para su crecimiento o su consumación; haciéndose responsable de las consecuencias. Sin detenerse a enumerar todas y cada una de estas épocas; sí es posible pensar que por propia decisión el hombre ha marcado el derrotero de su vida.
Desde este punto de vista, el desarrollo humano es indefinido e infinito, esta concepción cósmica, fundamentada en la teoría cuántica, permite identificar en la noción genética del hombre la diferencia para acelerar o detener el crecimiento integral. Siendo así, esta es una justificación científica
El organismo es un ser que perdura en el tiempo, de hecho en tiempo eterno, ya que, no principia con la procreación ni con el nacimiento, ni termina
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que permite reconocer que el hombre en sí mismo contiene en esencia la energía universal para aspirar a mejores formas de vida. Y, si las leyes universales son perfectas, contundentes e inquebrantables; una recomendable opción para que los seres humanos logren su desarrollo es la búsqueda de su conexión con el Universo; es decir uno como parte del todo. Algunas veces, la idea de crecer y desarrollarse como ser humano puede generar inquietud y temor ante lo inexplorado. Pues, aún cuando las circunstancias de vida no sean del todo satisfactorias, generan relativa comodidad, porque se vive rodeado de personas y circunstancias ya conocidas. La idea de cambiar para mejorar, por lo tanto, puede percibirse como una oportunidad para aspirar a mejores niveles de vida. Y aún cuando signifique el abandono de esquemas conocidos de comportamiento, siempre existe la posibilidad de vivir mejor. Un ciclo de desarrollo se completa cuando las personas afirman su larga experiencia de sí mismas y del mundo y modifican sus conceptos de sí mismas, el yo público y el yo ideal a la luz de una conciencia más amplia. Ahora saben que son más y que pueden ser más y diferentes de lo que hasta ese momento creían posible”. (Jourard y Landsman, 1987, pp. 189). En el contexto del desarrollo humano, el yo público se interpreta como la imagen personal que se quiere manifestar ante otros. El yo ideal, es la manifestación de juicios morales que la persona emite de sí misma y que le inducen a corregirse cuando el ser no se ajusta al deber ser. En ambos casos, los modelos de comportamiento social conocidos y algunas veces auto impuestos son fundamentales para identificar estos conceptos en la personalidad. Por lo anteriormente mencionado, la palabra desarrollo implica distinguir cual es el cambio para mejorar. De ahí, que sea necesario evolucionar para desarrollarse y así progresar. Es decir, desde el punto de vista místico toda persona que aspire a modificar patrones de conducta no deseados, podrá acceder por medio del pensamiento a la información congénita que le permita entrar en contacto con un poder superior universal y así obtener la energía para lograr su propósito. Desde el punto de vista de la física cuántica en su estado esencial el cuerpo está compuesto de energía e información, no de materia sólida. Esta energía e información es un afloramiento de infinitos campos de energía e información que abarcan el universo. Nuestros cuerpos son parte de un cuerpo universal; nuestras mentes, un aspecto de la mente universal. (Chopra Deepak, 1996, pp.16-17)
Siendo así, ¿cuál es la condición para que las personas aspiren a desarrollarse? Y la respuesta contundente es, desear hacerlo y acceder a los bienes esenciales que están disponibles para todo
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individuo, que igualmente lo decida. Ahora bien, si la premisa es desear mejorar y así acceder a los recursos necesarios para lograr anhelos propios, primero se requiere que el cambio sea integral, es decir en todas las áreas del ser humano. De esta forma, en el ámbito personal la fuerza del pensamiento permitirá el logro de los bienes deseados, y en el contexto colectivo, el Estado se reconocerá como proveedor de los medios necesarios para lograr tal propósito; que puede ser el principio de un círculo virtuoso. De acuerdo con la teoría de la motivación humana de Abraham Maslow (1991), el punto de partida para el desarrollo humano o autorrealización se establece con la jerarquía de necesidades. Estas se pueden categorizar en necesidades básicas o de deficiencia, y necesidades de crecimiento. En cuanto a las primeras, se identifican como: necesidades fisiológicas (hambre, sueño, sed, conservación, procreación); necesidades de seguridad (libertad, justicia, trabajo, derechos humanos, respeto personal); necesidades de afiliación o pertenencia (aceptación por parte de otros, intimidad, solidaridad); necesidades de estima (amarse a sí mismo y sentirse amado por otros, aceptación y valoración). Por lo que respecta a las necesidades de crecimiento se identifican: las necesidades de autorrealización (productividad, creatividad, trascendencia y sentido de logro).
De manera indudable, las necesidades fisiológicas son las más prepotentes de todas. Lo que quiere decir específicamente que, en los seres humanos a quienes les falta todo en la vida, de manera extrema, lo más probable es que la motivación más importante sea la proporcionada por estas necesidades más que por cualquier otra. Una persona que carezca de alimentos, seguridad, amor y estimación, sentirá probablemente el hambre de alimentos de manera mucho más fuerte que cualquier otra necesidad (Maslow, 1991, pp.23).
El sustento teórico de Maslow determina, que mientras el hombre manifieste prioridad por las necesidades de deficiencia, difícilmente podrá aspirar a manifestar o satisfacer las necesidades de crecimiento. Así, primero debe satisfacer las necesidades deficitarias, y entonces estará en posibilidades de aspirar a crecer y desarrollarse. Puede ser, que esta teoría así presentada, sea demasiado radical. Pero, también es cierto que las carencias físicas de los seres humanos, les inducen a prestarle mayor atención a las deficiencias que a las posibilidades de desarrollo. Y si este es el antecedente, difícilmente podrán en consecuencia apreciar las oportunidades que se les presentan para crecer y desarrollarse. Aún cuando, no se descartan historias de vida de ciertas personas que han superado deficiencias de la categoría primaria, para aspirar a bienes superiores que les han permitido triunfar ante la adversidad.
Evidentemente un buen modo de oscurecer las motivaciones superiores y obtener una visión desproporcionada de la capacidad y la naturaleza huma-
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proceso de reconocimiento del nivel de autoestima que experimenta, con el fin de modificar patrones de comportamiento que inhiben su desarrollo.
na, es hacer que el organismo permanezca crónico y dramáticamente hambriento o sediento. Cualquiera que trate de establecer un cuadro de emergencia, describiéndolo como típico y mida todas las metas y deseos humanos de acuerdo con esta conducta, durante períodos de privaciones fisiológicas extremadas, con seguridad pasará por alto muchas cosas importantes. Es muy cierto que el hombre vive tan sólo por el pan, cuando no lo tiene; sin embargo, ¿qué sucede con los deseos del hombre, cuando este dispone de pan a plenitud y tiene el vientre crónicamente lleno? Surgen inmediatamente otras necesidades, llamadas superiores, y son estas más que las fisiológicas, las que dominan el organismo. Y cuando a su vez estas se satisfacen, surgen necesidades aún más elevadas, y así sucesivamente (Sexton, William P. 1977, pp. 171).
Cuando la persona pasa de un nivel inferior a un nivel superior en la escala de necesidades y de autoestima, reconoce que a su alrededor se presentan también oportunidades diferentes. Es más, se le dan los recursos necesarios para aprovecharlos; pero una situación si es común, que en cuanto da muestras de su desarrollo se le presentan igualmente dificultades para continuar, y este es el caso tanto de hombres como de grupos y naciones. Lo importante, es reconocer que se presentan ante el ser humano, los grupos y las naciones; los recursos necesarios para hacerle frente a las adversidades o dificultades para lograr su propósito. Y que aunque pasen por momentos difíciles, lo mejor es continuar con la tarea emprendida. Así, el desarrollo humano se convierte en un proceso total y solidario, pues se interrelaciona tanto en sí mismo como con otros, lo que cambia en una persona repercute en los demás. Por lo que, se deben predeterminar los valores y actitudes, así como las habilidades que permitan alcanzar este nivel.
Para que el hombre establezca una nueva jerarquía de sus necesidades, requiere vivir un proceso de sano amor por si mismo, es decir, debe reconocer cual es su nivel de autoestima. Cuando la persona satisface sus necesidades de autoestima, le genera sentimientos de auto confianza, valor, fortaleza, capacidad y utilidad, así también siente que su presencia en el medio social es necesaria. Sin embargo, cuando estas necesidades se encuentran insatisfechas, le producen sentimientos de inferioridad, debilidad e impotencia.
Y en relación con esta idea, es que Amartya Sen (2000, pp. 19), en su texto Desarrollo y Libertad, sostiene que: “El desarrollo puede concebirse como un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos”
Existe una estrecha relación entre la autoestima y la jerarquía de necesidades. Sí la autoestima es baja, tiene preeminencia la satisfacción de las necesidades de deficiencia. Cuando el nivel de autoestima inicia su crecimiento, en igual medida se ascenderá en la pirámide de necesidades, para reconocer como prioritaria la satisfacción de las necesidades de autorrealización.
Esta afirmación, deriva de la atención prestada a la libertad humana entendida como la libertad real intrínseca al desarrollo y las libertades instrumentales tales como, las oportunidades económicas, las libertades políticas, los servicios sociales, las garantías de transparencia y la seguridad protectora; en contraste con la idea del desarrollo obtenido mediante el crecimiento del producto nacional bruto, el aumento de las rentas personales, la industrialización, los avances tecnológicos o la modernización social. Haciendo énfasis en qué, las libertades dependen de las instituciones sociales y económicas como los servicios públicos médicos y de educación, así como los derechos políticos y humanos.
Por otra parte, Maslow establece ciertas precondiciones para satisfacer las necesidades básicas; estas se refieren a la libertad de hablar, la libertad de hacer lo que se desea sin perjudicar a otras personas, la libertad de investigar y buscar información, la libertad de defenderse, la disciplina, la justicia y la equidad, etc. Y, en este sentido, afirma que estas condiciones se defienden, porque sin ellas las satisfacciones básicas son casi imposibles; al reconocer las capacidades cognitivas (perceptiva, intelectual de aprendizaje) como un conjunto de instrumentos de adaptación, que le permiten al ser humano satisfacer sus necesidades elementales.
De tal forma qué, si el origen del desarrollo es la libertad humana, entonces la expansión de las libertades es un elemento constitutivo del concepto de desarrollo basado en los fines y un elemento instrumental basado en los medios. Y, las libertades políticas, se refieran a las oportunidades que tienen los individuos para decidir quién los debe gobernar y bajo qué principios, incluyendo la posibilidad de investigar y criticar a las autoridades, la libertad de expresión política y de prensa sin censura, además de la libertad para elegir entre diferentes partidos políticos, en tanto son actividades para activar la participación democrática.
III. LA EXPRESIÓN DEL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL PARA EL BIENESTAR SOCIAL. La necesidad de desarrollo se identifica como una necesidad superior, que requiere la satisfacción de necesidades inferiores para poder hacerse patente en el ser humano. Para que la persona inicie un proceso de desarrollo humano, también tiene que identificar como jerarquiza sus necesidades y en consecuencia como las satisface. Pasando por un
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Las oportunidades económicas, se fundamentan en la capacidad de los individuos cuando pueden aprovechar los recursos económicos para producir, realizar intercambios y consumir bienes y servicios. Estableciendo una relación entre las actividades productivas y el incremento de la capacidad económica personal, con la contribución al incremento de la renta nacional. Los servicios sociales, se refieren a la provisión de servicios de educación y salud, que les permiten a los individuos desarrollar sus capacidades y así obtener la libertad de obtener un mejor nivel de vida. Las garantías de transparencia, se definen por la honradez y veracidad implícitas en la información divulgada por los servidores públicos en relación con las funciones que desempeñan. Estas garantías, constituyen un medio eficaz para incrementar la confianza entre los integrantes de la sociedad dándole cohesión y fuerza, lo que podría evitar la corrupción y la ineficacia de las instituciones de gobierno. La seguridad protectora, se refiere a la creación de un sistema público benefactor, que permita el acceso de las personas desvalidas a los servicios de alimentación, salud, vivienda y empleo cuando así lo requieran. Esta protección tiene un doble efecto, por una parte ayuda a los desamparados a cubrir sus necesidades básicas para incrementar sus capacidades y aprovechar oportunidades; y por otra parte, esta seguridad social fortalece al Estado y a la sociedad. Las libertades mencionadas se interrelacionan cuando las libertades políticas impulsan la seguridad económica, las oportunidades sociales generan la participación económica, y las oportunidades económicas incrementan tanto el enriquecimiento personal como los recursos públicos para financiar servicios sociales. De tal forma que la interrelación de las libertades es más un elemento causal que un elemento constitutivo del desarrollo. Es por esto qué, Amartya Sen (1999, pp. 19,20) afirma:
El desarrollo exige la eliminación de las principales fuentes de privación de la libertad: la pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o el exceso de intervención de los Estados represivos.
En esta idea de Amartya Sen se identifica que la pobreza económica está estrechamente relacionada con la ausencia de libertades entre los individuos que así le impide la autonomía para satisfacer el hambre y conseguir los niveles óptimos de salud y educación que le permitan desarrollar sus capacidades. De tal forma que, las personas puedan obtener vestido y vivienda dignos, e instituciones sociales
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que los provean de servicios de educación, salud, seguridad y protección. Y así, destacan las libertades humanas para elegir como disfrutar de las mismas apegadas al Estado de Derecho (Zippelius, 1989, pp. 276). En sentido amplio, el ejercicio de la libertad humana que permite la expansión de las capacidades para aprovechar oportunidades, incrementa el desarrollo económico, político y social lo que trae como consecuencia una mayor calidad de vida. Entendida esta como la aplicación de valores y principios en el adecuado uso de los recursos, para generar riqueza. Pues, una persona podrá tener una gran capacidad económica, pero no el gusto por disfrutar de los bienes a los que tiene acceso, podrá contar con la plenitud de sus capacidades pero no ser productivo y estar protegido por derechos humanos y políticos, pero no ejercerlos. Es decir, no sabe disfrutar de su libertad real y por consecuencia manifiesta en sus actitudes una deficiente calidad de vida. De ahí que en este contexto, la riqueza se podría medir por el ejercicio de la libertad humana que manifiesta la calidad de vida. La relación entre la libertad individual y el desarrollo social va más allá de la conexión constitutiva, por importante que esta sea. Lo que pueden conseguir positivamente los individuos depende de las oportunidades económicas, las libertades políticas, las fuerzas sociales y las posibilidades que brindan la salud, la educación básica y el fomento y cultivo de las iniciativas. Los mecanismos institucionales para aprovechar estas oportunidades también dependen del ejercicio de las libertades de los individuos, a través de la libertad para participar en las decisiones sociales y en la elaboración de las decisiones públicas que impulsan el progreso de estas oportunidades (Sen, 1999, pp. 21). Mediante esta expresión, se pretende reiterar que el ejercicio de la libertad humana, es el factor de desarrollo de las capacidades y el aprovechamiento de las oportunidades para obtener resultados valiosos. Y que, estos resultados generan en principio beneficios individuales que incrementan los beneficios sociales, los que así también permiten identificar dos aspectos de la libertad humana para el desarrollo. Ya que, es un proceso para expresar la decisión y acción individuales, y al mismo tiempo oportunidad en función de las circunstancias personales y sociales. En este caso, deben elegirse específicamente quiénes son los beneficiarios y cuántos y cuáles recursos necesitan, con el fin de que el gasto social sea el objetivo primordial para determinar el monto y fuente de los ingresos públicos, y así una mejor calidad de vida de los individuos, genere un mayor capital social . En función de esta idea, las rentas obtenidas y los bienes son la base material del bienestar, pero
El presupuesto público social orientado al desarrollo humano integral.
el aprovechamiento que se le puede dar a un determinado conjunto de bienes que determinan un nivel de vida, depende de algunas circunstancias contingentes individuales y colectivas que identifica mediante las siguientes cinco fuentes (Sen, 1999, pp. 94, 95):
función del aumento que hayan experimentado o no las libertades humanas. Y la eficacia, depende totalmente de la libertad de actuar de los individuos. Constituida la libertad humana como la premisa básica del desarrollo, la expansión de las capacidades, permite a las personas elegir el nivel de vida de acuerdo al valor que le otorguen. Desde este punto de vista, el éxito de una sociedad puede medirse en función de las libertades básicas que gozan sus integrantes. Que se diferencia de otros enfoques, cuando determinan el desarrollo sobre la base del ingreso, la utilidad y los procesos para alcanzar la libertad o la renta real (Sen, 1999, pp. 35).
1. Heterogeneidad personal. Identificada por las diferencias individuales en cuanto a la enfermedad, a la incapacidad, a la edad o al género, que así también motivan necesidades diferentes y requieren bienes específicos. Siendo que algunas de las desventajas individuales no pueden corregirse con la transferencia de la renta. 2. Diversidad del medio ambiente. Las diferencias ambientales, determinan los efectos naturales que influyen en la distribución de la renta de los individuos.
Cuando las personas ejercen mayor libertad para valorar los bienes que incrementan sus capacidades con el fin de elevar su nivel de vida, pueden también identificar el goce de sus derechos y así aumentar las oportunidades para obtener resultados valiosos. Siendo ambos aspectos, importantes para evaluar la libertad de los integrantes de la sociedad y el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Considerando que, la libertad es determinante para medir la iniciativa individual y la eficacia social, y, que el incremento de la libertad mejora la capacidad de los individuos para apoyarse a si mismos y así influir en el ámbito mundial. Este análisis, permite percibir que la evaluación del desarrollo humano se integra por diversos factores basados en las diferencias individuales y colectivas, para aprovechar oportunidades con el fin de generar capital social. De tal forma que: “En el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, destaca el concepto “desarrollo humano”, entendido como la ampliación de las capacidades y oportunidades que permite a los individuos generar bienestar social” (www.onu.pnud.org).
3. Diferencias del clima social. Los sistemas de educación y salud así como la ausencia de delitos o la delincuencia, influyen en la conversión de las rentas y de aplicación de los recursos personales en la calidad de vida para generar capital social. 4. Diferencias entre las perspectivas relacionales. Los bienes que exigen las pautas de conducta arraigadas podrían variar entre comunidades. Es decir, las rentas percibidas, el uso adecuado de los bienes y el manejo individual de las habilidades sociales, manifiestan más una diferencia entre sociedades que una diferencia entre personas, pero ambas diferencias se interrelacionan estrechamente. 5. Distribución dentro de la familia. El ingreso familiar, obtenido únicamente por quienes desempeñan actividades productivas, se distribuye entre todos los integrantes aún cuando no aporten ningún ingreso. El bienestar y la libertad de cada integrante de la familia depende de cómo se distribuya el ingreso familiar para satisfacer necesidades y objetivos individuales.
Por lo que la ONU, ha propuesto dos fases para la implementación de su Programa para el Desarrollo Humano: la fase higiénica y la fase promocional. En la primera incluyen: libertad de asociación y negociación colectiva, eliminación de todas las formas del trabajo forzado, abolición del trabajo infantil, eliminación de toda clase de discriminación respecto al empleo y ocupación, seguridad e higiene en el lugar de trabajo.
Esta clasificación abarca las necesidades actuales y contingentes que inciden en el desarrollo. Recordando que las premisas básicas del desarrollo humano se basan en la libertad humana y la expansión de las libertades instrumentales previamente identificadas en: las libertades políticas, los servicios económicos, las oportunidades sociales, las garantías de transparencia y la seguridad protectora.
Para la fase promocional se han considerado: la educación formal, educación en el trabajo y para el trabajo, capacitación en aspectos humanos (liderazgo, creatividad, competencias específicas), reforzamiento de la autoestima personal, competencias para la comunicación eficaz, aprender a aprender, sentido del trabajo como servicio y oportunidades para la gente con el fin de desarrollarse como personas.
Al retomar los elementos constitutivos del desarrollo, se identifican también los dos papeles de la libertad, la libertad humana y la expansión de las libertades relacionadas con la evaluación y la eficacia de las libertades.
Ambos aspectos, propuestos por la ONU, son aceptables desde la perspectiva de la política social del Estado mexicano, pues son dos tareas imprescindibles para el progreso del país. Haciendo énfasis
La evaluación del proceso de desarrollo, se fundamenta en que el progreso ha de medirse en
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en que para la promoción y aplicación del programa para el desarrollo humano es imprescindible la participación individual y colectiva para que este programa rinda los frutos esperados. De tal forma, que las personas cuenten con la preparación necesaria para reconocer las oportunidades que se les presentan para incrementar sus competencias, y que el Estado disponga los recursos humanos, económicos, técnicos y materiales para tal fin. Y de esta forma cuando la sociedad valora y mejora sus necesidades presentes y futuras, contribuye a la salud de las finanzas públicas. Tener finanzas públicas sanas, implica la correspondencia entre los ingresos y los gastos, además de las fuentes apropiadas para la obtención de los recursos el control y la evaluación del gasto. Es decir un proceso técnico, político y social con el fin de ofrecer oportunidades para ser aprovechadas en el marco de la libertad individual y colectiva en función de un proyecto nacional. IV. CONCLUSIONES Cuando el desarrollo integral se manifiesta individualmente, tiene como resultado el impacto en los grupos sociales a los que pertenece la persona, lo que lleva a notar los cambios en los primeros grupos de referencia para demostrar progresivamente sus efectos en los grupos de referencia secundarios. Y en este caso, tanto la integración en grupos primarios como en secundarios, se da en relación con el inicio de vida y las relaciones familiares y sociales que se van creando a través del tiempo. Dentro de los muchos aspectos que se presentan en el desarrollo, el más importante es el desarrollo del hombre, de ahí, que el desarrollo humano integral, se considera como una base para el desarrollo económico político, cultural y social de México. Y, para lograrlo, la premisa fundamental es que el hombre confíe en sí mismo que tenga una gran fe en su propia mejora y dignidad. Para lograrlo, debe contar con las condiciones necesarias para participar socialmente con sus semejantes, aprovechar los medios de producción con que cuenta para desempeñarse laboralmente. Debe estar preparado para cambiar sus actitudes, creencias, costumbres y tradiciones, si es que se convence de que así puede mejorar. Y sobre todo, debe hacer un uso apropiado de su libertad para ser y hacer, siempre con un fin dirigido al beneficio social. Erich Fromm (1976, pp.27), dice que los rasgos de carácter engendrados por el sistema socioeconómico o por la forma de vivir son patógenos y a la larga enferman al individuo, y por lo tanto, a la sociedad. Y que, si se procuran cambios psicológicos profundos en el Hombre, es posible prevenir una catástrofe económica y ecológica. Sus argumentos los refuerza con informes que prestigiados analistas presentaron al Club de Roma, en los que concluyen
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que, la catástrofe ecológica puede ser evitada mediante cambios económicos y tecnológicos; agregando también que, estos cambios económicos sólo son posibles: si ocurren cambios fundamentales en los valores y las actitudes del hombre (o como los llama Fromm de la orientación del carácter humano) como una nueva ética y una nueva actitud hacia la naturaleza. Fromm afirma que esta declaración, confirmó lo que con anterioridad se había dado a conocer por otros analistas, aseverándolo así: “una nueva sociedad es posible sólo si, en el proceso de desarrollarla, también se forma un nuevo ser humano, o en términos más modestos, si ocurre un cambio fundamental en la estructura del carácter del Hombre contemporáneo”. Al hablar en sentido figurado de un nuevo ser humano, se refiere a que el cambio psicológico del hombre se manifiesta en un cambio, de actitudes, de necesidades y de mejores bienes. Siendo así, el carácter del hombre se reconfigura, y lo manifiesta cuando le da un diferente sentido a todo lo que él es y hace. Sus cambios, se espera que sean favorables para sí mismo y para la sociedad. En sentido creciente, desde dentro hacia fuera del individuo, hasta penetrar favorablemente en los sistemas, de gobierno, socioeconómicos, tecnológicos y ecológicos. Así, se establece la relación con la premisa básica de este trabajo, ya que, el propósito de estudiar el desarrollo humano integral de los mexicanos, es con el fin de identificar como estos pueden impulsar al gobierno del Estado mexicano a brindarle productos y servicios que permitan su pleno desarrollo, derivados de la adecuada formulación y aplicación del Presupuesto Público con un enfoque social. Y que, como ciudadanos socialmente responsables estén preparados para recibirlos. De tal forma qué, cuando una persona manifiesta su desarrollo en forma integral, es decir, desde la perspectiva biológica, psicológica y social, podría contribuir a un mayor desarrollo educativo, político, económico y social del país. VI. REFERENCIAS Basave-Fernández del Valle. (1965). Teoría del Estado. Editorial Jus. México, D.F. Bunge, Mario. (1998). Ciencia, Técnica y Desarrollo. Editorial Hermes. México, D.F. Chopra, Deepak. (1996). Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo. Biblioteca del Bolsillo. Argentina. Fromm, Erich. (1987). ¿Tener o Ser? Fondo de Cultura Económica. México, D.F. Hawking, Stephen. (1996). Historia del Tiempo Ilustrada. Editorial Crítica. Grijalbo Mondadori, S.A. Barcelona, España. Jourard Simon y Ted Landsman. (1987). La personalidad saludable: El punto de vista de la psicología humanista.
El presupuesto público social orientado al desarrollo humano integral. Editorial Trillas. México, D.F. Kant, Emmanuel. (1976). ¿Qué es la Ilustración? Editorial Tecnos. Madrid, España. Maslow, Abraham H. (1991). Motivación y Personalidad. Ediciones Díaz de Santos S. A. Madrid, España. Porrúa Pérez, Francisco. (1982). Teoría del Estado. Editorial Porrúa. México, D.F. Sen, Amartya. (2000). Desarrollo y Libertad. Editorial Planeta. México, D.F. Serra Rojas, Andrés. (1998). Teoría del Estado. Editorial Porrúa. Sexton, William P. (1977). Teorías de la Organización. Editorial Trillas. México, D.F. Zippelius, Reinhold. (1989).Teoría General del Estado. Editorial Porrúa. México, D.F. RECURSOS ELECTRÓNICOS Organización de las Naciones Unidas/Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Recuperado el 25 de Abril de 2008. www.onu.pnud.org
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