EL RENACIMIENTO ITALIANO

EL RENACIMIENTO ITALIANO EL RENACIMIENTO ITALIANO 1. Características del Renacimiento Los ideales que proporcionó la iglesia durante el Gótico, poco

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13 El Renacimiento, Cuatroccento y arte flamenco2.doc Historia del Arte El Renacimiento: Cuatroccento italiano y flamenco EL RENACIMIENTO. 1 Intro

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EL RENACIMIENTO ITALIANO 1. Características del Renacimiento Los ideales que proporcionó la iglesia durante el Gótico, poco a poco van a irse sustituyendo por una actitud de pensamiento crítico, que va a desarrollarse en las recién creadas universidades. Igualmente el fuerte desarrollo de la burguesía mercantil e industrial hace que sea ella quien decida los nuevos intereses de la sociedad, la cual había olvidado la fe y encontraba el arte Gótico como vacío de contenido. Todo este sentimiento se va a mostrar con mayor fuerza en Italia en donde, recordemos, el Gótico no había influido tanto como en otros países (Francia o España). En Italia se había mantenido el clasicismo de la antigua Roma, por lo que va a ser allí donde se de un “renacer” de estos elementos que fueron casi olvidados con la invasión de los pueblos bárbaros. Así las características que poseerá este arte son: a. Por primera vez, desde la antigüedad, el hombre se siente el centro del Universo. Esto hace que reclame un estilo artístico a su medida, es decir, si en el Gótico vimos que todas las obras tenían a Dios como protagonista, ahora será el ser humano el que retome ese papel. b. Los edificios góticos tenían unas dimensiones verticales que hacían pensar al hombre que era un simple “insecto” en medio de la magnificencia de Dios. En las estructuras renacentistas va a ser el ser humano el que domine al edificio. Esto se conseguirá gracias a las proporciones que por fin van a ser razonadas (las matemáticas, olvidadas durante tantos siglos, volverán a retomarse para realizar cálculos de estructuras). Existirá así un equilibrio entre planta y altura (siendo el cuadrado la figura ideal). En otras ocasiones predominará la horizontalidad sobre el edificio vertical, ya que los artistas sostienen que el hombre se relaciona con la naturaleza sobre el plano horizontal. c. Al perder altura los edificios se abandonará el uso de elementos constructivos góticos. Así se vuelven a recuperar los que ya habían pertenecido al clasicismo: Arcos de medio punto, bóvedas de cañón y de arista, cúpulas de media naranja, pechinas, columnas decoradas con los tres órdenes griegos y el compuesto romano, etc… d. Un elemento que tienen en cuenta los artistas renacentistas es que la obra debe ser presentada en un mismo conjunto al espectador (por ejemplo, en el Gótico había que dar la vuelta completa a una iglesia para ver todas sus características. Ahora, en el Renacimiento, el edificio se contempla desde la fachada principal, y desde la nave central, como un todo conjunto). En pintura y escultura también ocurrirá lo mismo. e. La figura clave para comprender el Renacimiento es el humanista. Este tipo de hombre culto, que conoce la historia antigua, el latín y el griego, va a ser reclamado en las cortes de los nobles. Por primera vez la obra es analizada racionalmente gracias a estos personajes, naciendo así la crítica del arte. El humanista, además, siente por el artista un gran respeto, y a su vez este último consulta con este hombre culto historias antiguas, de mitos, etc… Todo para poder plasmar en su obra una idealización lo más cercana posible a la temática que se requiere. En algunas ocasiones el propio artista se convierte también en humanista.

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f. Durante el Gótico los autores trabajaban prácticamente bajo el anonimato, acompañados por un taller que les respaldaba. Podían realizar desde muebles a un cuadro. Sin embargo, durante el Renacimiento, la fuerte personalidad de algunos artistas va a hacer desaparecer ese anonimato. Es más, los nobles y altos burgueses estarán pendientes para tener bajo su cargo a los genios de la época (Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, etc…) Esto no quiere decir que dejen de existir los talleres, porque continuarán trabajando; pero ahora el mérito de toda la obra realizada, aunque haya sido hecha por un grupo grande de personas, se lo va a llevar el maestro, el que dirige esta escuela. g. La iglesia va a seguir contratando artistas para la realización de obras. Sin embargo va a tener una clase social que le hará la competencia: La alta burguesía, enriquecida por el comercio y la industria. Éstos protegerán a los grandes genios, convirtiéndose así en “Mecenas”. Esta denominación viene de una antigua familia de la época romana. Ellos fueron los primeros en fomentar el desarrollo cultural de esta civilización, gracias a que tenían bajo su protección a artistas como Virgilio u Horacio. Así los Mecenas más famosos de Italia serán sobre todo los Médici, una familia autóctona de Florencia que tuvieron en sus manos el poder (incluso algunos miembros llegaron a ser Papas). 2. El Quattrocento 2.1. Arquitectura En Florencia, a principios del Quattrocento, se vive un auténtico fervor constructivo. En el siglo anterior se había levantado la Catedral de esta ciudad, llamada Santa María dei Fiori (Santa María de las Flores), con un leve estilo Gótico, de amplias dimensiones que le da al templo gran luminosidad. Se proyectó realizar sobre el cimborrio algo original para la época: Una cúpula. El encargo recayó sobre uno de los grandes arquitectos del momento: Felipe Brunelleschi. Nació en Florencia en 1377 y recibió un temprano entrenamiento como artesano en plata y oro. Tras perder un concurso de escultura en 1401 frente a otro autor, Ghiberti, se dedicó de pleno a la arquitectura. En 1418 fue cuando recibió el encargo de ejecutar la cúpula. Conocedor del arte bizantino, realiza esta obra utilizando nuevos materiales: El ladrillo hueco (que pesa mucho menos que el bloque de piedra o los ladrillos usados por los árabes), y el montacargas (para poder llevar los materiales a las zonas altas con la mayor facilidad y rapidez). La cúpula se levanta sobre el cimborrio situado en el crucero, y posteriormente sobre otro elemento llamado Tambor, el cual le dará mayor grandiosidad. Además posee una cubierta doble, una interior de madera y la exterior de ladrillo, esto le permite soportar el peso. La genialidad de Brunelleschi va a hacer que aparezcan nuevos elementos a la hora de clasificar las cúpulas: - Tambor: Es un cuerpo intermedio entre el crucero y la cúpula. Puede tener forma poligonal o circular, y se utiliza para dar mayor altura. Puede estar decorada con ventanas, ojos de buey, frontones, etc… - Cimbra: Esqueleto, normalmente de madera y a modo de conjunto de vigas, que refuerzan la techumbre y la cúpula de un edificio. - Linterna: Pequeña torrecilla que remata las cúpulas. Suelen tener vanos abiertos, permitiendo así pasar la luz justo en el centro de la estructura.

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Cúpula de Santa María dei Fiori (Florencia)

Por otra parte, Brunelleschi, será también un innovador en el nuevo estilo renacentista. Destaca así dos iglesias, también en Florencia, que poseerán prácticamente las mismas características: La del Santo Espíritu y la de San Lorenzo.

Casetones

Iglesia del Santo Espíritu

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Primeramente se realizan dos iglesias con tres naves, siendo la central más alta que las laterales. Las columnas poseen en sus capiteles el orden corintio, y sobre ellas se sitúan arcos de medio punto. Sin embargo el elemento que más destaca es el techo, ya que Brunelleschi utilizó el sistema adintelado (recordemos que es el mismo que utilizaban los egipcios en sus templos), con Casetones (pequeñas figuras poligonales hundidas, que adornan un techo, normalmente de madera. Pueden poseer en el centro de cada figura un elemento decorativo que sobresalga un poco de este hueco. Ya se usaban en la antigua Roma, por ejemplo en el Panteón de Agripa). Otra obra fundamental de este autor es la Capilla Pazzi, una pequeña capilla a la que se accede desde la Iglesia de la Santa Cruz en Florencia. Tiene planta de cruz griega con una cúpula central sobre pechinas y pórtico (portada) exterior. Dicho pórtico posee un arco central de medio punto que rompe el dintel de la entrada. Además la puerta de acceso tiene un frontón triangular, y el tambor de la cúpula está formado por una serie de ventanas redondas (ojos de buey).

Planta de cruz griega (proyecto para San Pedro del Vaticano)

El otro gran artista del momento es León Bautista Alberti, nacido en Génova en 1404 (y por lo tanto más joven que Brunelleschi). Erudito y estudioso de la antigüedad, escribió una de las primeras obras del Renacimiento dedicada a la arquitectura: De re aedificatoria. El edificio más importante de Alberti será la fachada de la Iglesia de Santa María Novella. El templo, que había sido iniciado con elementos de arquitectura Gótica, va a ser rematado con estructura clásica basada en la proporción. El cuadrado será así el elemento principal del que parta el arquitecto para realizar el resto de la composición. De esta manera, si dibujáramos una línea imaginaria, se pueden observar dos cuadrados en el cuerpo inferior de la fachada, y uno en la superior (justo en el centro). La planta baja posee una sucesión de arcos, donde se combinan los de medio punto con los ojivales. Es curioso observar que se emplean distintos colores para resaltar las dovelas, los cuales se repiten por el resto de la fachada. Destaca la portada central, que realiza mediante un gran arco de medio punto. En la planta superior se observa el cuadrado central, en cuyo interior se ha colocado un rosetón. A los lados de esta figura, Alberti colocó dos molduras de volutas, cuya función es tapar la altura de las naves laterales de la iglesia. El conjunto es rematado con un frontón triangular, a modo de templo clásico antiguo. Gracias a los cálculos matemáticos y a las leyes de proporciones se ha creado una fachada totalmente simétrica.

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Otra de las obras fundamentales de Alberti es la Iglesia de San Andrés en Mantua.

Fachada de la Iglesia de San Andrés en Mantua. Hornacina

La fachada se concibe como un arco de triunfo, poseyendo dos calles laterales con pequeñas portadas de acceso, dos hornacinas con arcos de medio punto (hueco redondeado, excavado de la pared, normalmente para colocar alguna figura), y finalmente dos ventanas. Todo este conjunto está separado por cuatro grandes pilastras, con capiteles corintios. La portada principal posee un gran arco de medio punto, en cuya bóveda se han colocado casetones. Finalmente remata todo el conjunto un frontón triangular y un nuevo arco con su bóveda. En el interior el edificio está compuesto por tres naves, con bóvedas de cañón decoradas con casetones. Destaca la cúpula sobre el crucero, en donde se han utilizado pechinas para pasar de la planta cuadrada a la circular. Igualmente destacan los frescos con los que se han adornado los muros. En cuanto a arquitectura civil, el edificio principal de Alberti es el Palacio Rucellai. Recibe el nombre de la familia que encargó la obra a este arquitecto. La parte más original del edificio es la fachada exterior, el cual se divide en tres plantas. En la primera se abren dos puertas con dintel, sobre las cuales destacan una serie de ventanas de pequeño tamaño. La segunda y tercera planta poseen ventanales pareados, con arcos de medio punto. Para diferenciar cada uno de estos pisos se ha colocado una línea que se denomina cornisa. Como decoración posee pilastras, que separa cada ventana, y una serie de recuadros sin apenas relieve, esta decoración posee el nombre de almohadillado. En todo el edificio Alberti expresa su búsqueda de la belleza como consecuencia de la expresión de la armonía y el equilibrio, alcanzada especialmente en la fachada por el ritmo y la simetría de todos sus elementos. El discípulo principal de Brunelleschi será Michelozzo. Este arquitecto realizará el Palacio Ricardi, que fue una de las residencias de los Médici en Florencia. Al igual que el de Alberti, este palacio se divide en tres pisos separados por cornisas. En la parte inferior se colocan puertas y ventanas, de las cuales las mayores poseen -5-

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frontones y son rematadas por un arco de medio punto. En la segunda y tercera planta se vuelven a repetir las ventanas pareadas, enmarcadas de nuevo en arcos de medio punto. Pero lo que más destaca es la utilización de almohadillados: En el piso inferior sobresalen, en el intermedio se quedan sin relieve y en el último ya no existen.

Palacio Ricardo de Michelozzo

Almohadillado

Otro de los autores principales del Renacimiento, entre el Quattrocento y el Cinquecento fue Sangallo, al cual se le encargó la Villa Medici, situada a quince kilómetros de Florencia. Destaca la portada principal, en cuyo centro se ha colocado un frontón triangular soportado sobre columnas, a modo de templete clásico; y en la parte inferior dos escaleras. La importancia que tiene esta estructura reside precisamente en este último elemento, ya que van a darle a la fachada movimiento (cuando el sol ilumina todo el conjunto, las escaleras producirá sombras. Así no será lo mismo ver la Villa a las 12 del medio día que a las 6 de la tarde. Es decir, tiene movimiento gracias a las sombras). 2.2. Escultura En 1401 se va a convocar un concurso en Florencia, para que los artistas de la ciudad hicieran un relieve sobre el tema del Sacrificio de Isaac. El que ganara decoraría las Puertas del Baptisterio de la Catedral de Florencia. A él se presentó Brunelleschi, convencido de que iba a ganar. Sin embargo su relieve carecía de la maestría que proporciona Ghiberti, que finalmente logrará llevarse el premio. La puerta, fundida en bronce, recoge escenas evangélicas donde se aprecian figuras de santos y fragmentos de la vida de Jesús. Esta primera puerta se encuentra en la fachada norte. Después de veinte años, Ghiberti finalizó la portada, y gustó tanto que recibirá el encargo de decorar la puerta de la fechada este (1424). Aquí utilizará los medios y bajo relieves, inventando además una nueva técnica: La del Schiacciato -6-

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(aplastado). Consiste en intentar dar sensación de profundidad al colocar al fondo del relieve un paisaje cuyas líneas apenas están grabadas. Las escenas representadas en esta portada corresponden todas al Antiguo Testamento. Schiacciato

Relieve del Baptisterio Florencia (Ghiberti)

de

El artista más importante de esta etapa es Donatello. Nacido en Florencia en 1386 en el seno de una humilde familia, fue llevado de joven al taller de Ghiberti, donde aprendió sobre todo el trabajo de la fundición. Colaboró en los relieves de las puertas del Baptisterio de Florencia con su maestro (allí conoció la técnica del Schiacciato). Posteriormente, trabajó con Brunelleschi. Conocedor de la antigüedad clásica, cuya influencia se reflejará a lo largo de su obra, sus inicios están marcados por la escultura gótica. Esto se demuestra en una de sus primeras esculturas: El San Jorge. Se ve a un joven desafiante y lleno de vida, y con las características de la escultura romana y griega. Así utiliza el contraposto (consiste en colocar uno de los brazos tenso y la pierna contraria también, mientras que el otro brazo está relajado al igual que la pierna opuesta). Normalmente se solía representar a San Jorge matando un dragón, pero Donatello no lo hace así, ya que dicha escena se refleja en la base del pedestal en un bajo relieve, usando el schiacciato. Otra obra interesante será la Cantoría de la Catedral de Florencia. Es un balcón realizado en mármol, en el que los niños cantaban durante la misa. Donatello usa columnas detrás de las cuales coloca a unos pequeños que corren y danzan, dando sensación de movimiento y naturalidad. Pero Donatello va a tener en Florencia un rival: Verrocchio. Esta rivalidad puede apreciarse en: - David de Donatello. Escultura de bronce en la que se muestra un joven desnudo, sosteniendo una espada y llevando un casco decorado con hojas. Se observa casi un contraposto, pues flexiona la pierna y el brazo del mismo lado, mientras que el otro se mantiene en tensión. La textura del metal es suave y la expresión del rostro es serena. - David de Verrocchio. Este artista acusó a Donatello de haber hecho un David “afeminado”. Así quiso mostrar su capacidad creativa en otra figura, con actitud más -7-

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guerrera, cubierto por una armadura de estilo romano, y llevando una espada en su mano. Usó también el mismo contraposto que Donatello. El rostro de este David expresa mayor valor que el anterior. - El Gattamelata de Donatello en Padua. Representa una escultura ecuestre de Erasmo de Narni, capitán de Padua. El artista recoge, por primera vez en el Renacimiento, el modelo romano de un emperador montando a caballo. Esta figura está realizada en bronce, y aunque se le intenta dar la mayor naturalidad posible al caballo y al jinete, Donatello no lo llega a conseguir del todo. Esto se puede apreciar en el cuerpo del animal que es rechoncho y con las patas cortas. Además, por el peso del conjunto, el artista tuvo que colocar una bola debajo de la pezuña que se encuentra levantada, para que no se cayera la estructura. En cuanto al jinete, posee una armadura clásica, pero sin apenas movimiento, y su rostro es inexpresivo. - El Colleoni de Verrocchio. Este escultor realizó la estatua ecuestre del Capitán Bartolomé Colleoni, en Venecia. Resulta más teatral, dinámica y natural. Además el artista ha conseguido que el caballo levante una pata, sin necesidad de apoyo. Realizada también en bronce, hay que destacar que aunque las patas del animal sean más largas, el caballo sigue siendo rechoncho. El jinete, que también posee armadura, tiene mayor movimiento al doblar un poco su cuerpo. Sin embargo, la maestría del rostro no es equiparable a la de Donatello. 2.3. Pintura La pintura italiana del siglo XV se mueve en dos direcciones: Los artistas interesados en dibujos planos o lineales (Fray Angélico o Botticelli), y los preocupados por el volumen y la perspectiva (Masaccio o Paolo Ucello). Estos últimos utilizarán las tres clases de perspectivas que existen para conseguir dar a las obras mayor profundidad. Tenemos así: Perspectiva de un punto de fuga, de dos puntos de fuga y de tres puntos de fuga. Fray Angélico era un fraile dominico, que comenzó en la pintura realizando dibujos en manuscritos. Sobre todo trabaja la tabla y el fresco mural. Sus obras son herederas del Gótico, donde se utilizaba un fondo dorado sobre el que se pintaba con colores vivos y luminosos. Además la luz invadía por igual toda la composición: Es una luz divina. Sin embargo Fray Angélico va a ser considerado pintor del Quattrocento por dos causas: Primeramente porque alarga las figuras un poco, y en segundo lugar porque añade arquitectura en varias de sus obras. La Anunciación es la obra más importante de este autor. Se encuentra hoy en día en el Museo del Prado. En ella se observa el momento en el que el Arcángel San Gabriel anuncia a María que va a ser la madre de Dios. Toda esta escena está dentro de un pórtico con columnas de orden compuesto y bóvedas de arista, que le dan un poco de profundidad a la tabla. Sin embargo la arquitectura es representada en un solo plano (es decir, sólo se ve una fachada). En la parte izquierda se observa el momento en el que el mismo Arcángel San Gabriel expulsa a Adán y Eva del Paraíso. Es un simbolismo de cómo María nos redime del Pecado Original. Destaca el rayo divino que se dirige a la Virgen, en medio de él está la Paloma del Espíritu Santo. Esta temática va a ser representada por Fray Angélico en más ocasiones. Podemos así destacar la Anunciación en la Iglesia de San Marcos. El episodio vuelve a tener lugar bajo una estancia abovedada, donde destaca el efecto espacial conseguido y las columnas corintias que sustentan la construcción. Las figuras del Arcángel y María se sitúan en dos planos distintos del edificio. El efecto se continúa con la abertura de una puerta con una ventana al fondo por la que se ve alguna vegetación. De esta zona parte la iluminación de la escena, proyectándose así las

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sombras de San Gabriel y el taburete donde se sienta María. Los colores son de una gama muy suave que hace de la composición un todo de gran armonía. En el Tríptico de San Pedro Mártir, Fray Angélico va a colocar a la Virgen María que sostiene al Niño Jesús, rodeada por cuatro figuras. Lo que más destaca es la utilización de arcos ojivales y remates triangulares, entre los que se dibujan varias escenas. Vuelve a colocar en el fondo los tonos dorados, mostrando así que este autor aún convive con la tendencia gótica. Noli me tangere es otra obra importante de este autor. Representa el momento en el que Cristo ha resucitado, pero le dice a María Magdalena que “no le toque” porque aún no ha llegado al Padre. La composición la forman las figuras de Jesús, por un lado, de pie, con una azada, y con unos pliegues en su túnica que dan algo de movimiento a la figura; y una imagen femenina, por otro, arrodillada ante el Resucitado. Esta última es María Magdalena, que se presenta indecisa, a medio camino entre su deseo de abrazar a Jesús aparecido y el de quedarse quieta. La escena presenta cualidades lumínicas interesantes, que separan el primer plano de los personajes, con el contraste de la oscuridad de la puerta del sepulcro; y una valla de brillantes reflejos en el fondo, por donde asoman las copas de algunos árboles. En el Juicio Final se muestra un eje estructural en Dios, que figura en el ámbito celeste, en la parte superior. Está flanqueado por dos grupos de santos: Al frente del de la izquierda se sitúa María, cuya túnica está realizada con tonalidad blanca muy matizada; a la derecha, San Juan Bautista. Abajo, en la parte terrenal, un camino del que salen hombres de las tumbas, determinando la separación entre los bienaventurados y los condenados. Mientras que la zona de la izquierda es de gran armonía y colorido muy variado, en la derecha predomina la fuerte sensación de dinamismo y movimientos confusos de las figuras. Posee algunos detalles curiosos: Así puede apreciarse a un ángel que tira del brazo a un hombre para llevarlo al infierno. El personaje se identifica claramente como un condenado por sus ropas harapientas y sus tonalidades marrón oscuro. El otro autor destacado en la utilización de dibujos planos es Botticelli. Nació en Florencia, hacia 1444 – 1445, en el seno de una familia humilde de artesanos. Quizá por eso se inició en el arte de la orfebrería, oficio de gran prestigio en el siglo XV. Pero el joven cambió de planes y con 17 años entró en el taller de Filippo Lippi, uno de los pintores florentinos más afamados del Quattrocento. Botticelli se convertirá, en esta ciudad, en el pintor favorito de los Médici. Suele representar pinturas mitológicas, y generalmente con moraleja. Sus dos obras principales son: La Alegoría de la Primavera, fue un regalo de bodas al dueño de la Villa Castello, propiedad de la familia Médici, y se encuentra representada en uno de sus muros. Ante un bosque de naranjos y flores, Venus libera a las Tres Gracias que bailan a su derecha junto a Mercurio. También deja escapar a Flora, situada a su izquierda, que es producto de la unión del viento Céfiro y de la Ninfa Cloris. Ha representado el amor de dos formas: Las Gracias, que son las artes liberales (el amor por la cultura), y el viento es la pasión. Con un paisaje fantástico al fondo, donde se utilizan colores fríos, se muestran unas figuras dotadas de movimiento y naturalidad. Esto se puede apreciar en las telas, que son azotadas por el viento. Los colores de los personajes son sin embargo cálidos. El Nacimiento de Venus, también en Villa Castello, se vuelve a representar al viento Céfiro y a la Ninfa Cloris, que con su aliento secan el pelo de Venus. A la derecha, fruto de la unión de los dos anteriores, se encuentra también Flora, que -9-

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ofrece a Venus un manto para taparla. Botticelli representa a la Diosa sobre una concha, y emergiendo de las aguas, como cuenta la mitología. Destaca el movimiento de las telas, que son azotadas por el viento, y los colores fríos. Estas dos obras hacen presagiar el clasicismo del Cinquecento. Masaccio va a ser el fundador de la pintura moderna, ya que es el primero que se preocupa por el volumen y los efectos tridimensionales. Aunque muere con 27 años, la obra que dejó fue impresionante para su época. De entre sus primeras pinturas destaca el Tributo de la Moneda, que representa una escena en tres partes, colocándose en el centro la principal. Se narra la llegada de Jesús con sus apóstoles a Cafarnaum, recogida en el Evangelio según San Mateo: En el centro contemplamos al recaudador solicitando el tributo a Cristo y éste indicando a Pedro que en el agua encontrará el dinero; en el fondo, a la izquierda, observamos a san Pedro sacando una moneda de la boca de un pez; y en la derecha el pago del tributo ante una construcción. Las figuras del grupo principal se sitúan en un paisaje, formando casi un círculo y vestidas a la manera griega. Su monumentalismo está inspirado en las estatuas clásicas y en las obras de Donatello por las que Masaccio sentía especial admiración. Conviene destacar la expresividad de los rostros, que aportan una tremenda sensación de realismo, reforzada por los gestos. Al ubicar al recaudador de espaldas, el maestro intenta involucrarnos en la escena y hacernos partícipes del episodio. La luz inunda la composición, resaltando los colores empleados (que también sirven para dar efecto de perspectiva a la obra colocando los más cálidos en primer plano y los más fríos al fondo), y el efecto volumétrico de los personajes, interesándose Masaccio por la anatomía, como se observa en las piernas del recaudador mientras que los apóstoles ocultan sus cuerpos bajo pesadas túnicas. En este fresco incluye el volumen al colocar la arquitectura con dos de sus fachadas, además añade árboles que dibujará de menor tamaño, cuanto más lejos estén. Otra obra importante es la Trinidad. Es un fresco que se encuentra en Santa María Novella (Iglesia hecha por Alberti). Es la primera pintura de toda la historia en la que se utiliza por primera vez la perspectiva matemática. En la parte inferior coloca un altar con un esqueleto, y una inscripción en latín que dice: “Fui lo que tú eres, y serás lo que yo soy”. Sobre este altar se encuentran los donantes (los que pagaron al artista). Son el alcalde de Florencia y su mujer, que están rezando ante la escena superior. En ésta se encuentran la Virgen María y San Juan Evangelista, a los pies de la cruz. Cristo aparece en el eje central, con una paloma (Espíritu Santo) y la figura de Dios Padre. En el fondo de la obra coloca una bóveda de cañón con casetones, dando sensación de verdadera profundidad. La clave del arco de medio punto forma, junto con los brazos de la cruz, un triángulo. Adán y Eva será la tercera obra principal de Masaccio. Aquí, el autor, no se preocupará por la arquitectura, sino por las expresiones de dolor desesperado de Adán y Eva al ser expulsados del Paraíso. Este fresco se encuentra en la Iglesia de Santa María del Carmen en Florencia. Destacan en él la naturalidad y el movimiento que poseen las figuras: Adán y Eva van andando, mientras que el Arcángel San Gabriel sobrevuela por encima de los pecadores, con un ropaje que parece azotado por el viento. Ésta fue una de las últimas obras que pintó el autor, y en ella se adelanta cuatro siglos en el arte, pues casi crea el Impresionismo del siglo XIX, pues los colores y las líneas no están definidos. Paolo Uccello será otro de los autores que realizará composiciones con profundidad. Trabajó como aprendiz en el taller de Ghiberti. Lo que más asombra de Uccello es la dedicación que tuvo hacia la perspectiva natural, preocupada por los efectos de la visión. La obra más destacable de este pintor fue La Batalla de San - 10 -

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Romano. En realidad corresponde a tres paneles murales que Uccello pintó para el Palacio Médici entre 1451 y 1457. El motivo de la pintura lo constituye la conmemoración de la Batalla de San Romano, en 1432, en la que los florentinos obtuvieron la victoria frente a los sieneses. Uccello eliminó cualquier tipo de grandiosidad heroica y convirtió las escenas en un despersonalizado campo de batalla en el que los actores parecen más interesados en el enfrentamiento armado que en su presentación pictórica. Inspirándose en la rigidez formal de los tapices, puso a prueba todos sus conocimientos de perspectiva para crear claridad visual en los grupos de guerreros que se apretujan en un espacio ordenado por elementos y accesorios casi ornamentales o considerados como tal (banderas, lanzas, sombreros, etc...) y los propios cuerpos de caballos y caballeros, provocando un inquietante movimiento. Esto lo consigue gracias a la técnica del escorzo, que consiste en representar a las figuras haciéndolas más grandes, cuanto más lejos están; y más pequeña cuanto más cerca. Esto dará sensación de que la imagen se acerca al espectador. En estas obras parece como si el tiempo se hubiera detenido, congelando a las figuras durante la lucha.

Escorzo en la obra San Jorge y el Dragón (Uccello)

Otra de las obras va a ser la Presentación de la Virgen en el Templo. Se observa todavía un detallismo casi Gótico, pero también se presenta la perspectiva del volumen que se advierte claramente en la escalera. En San Jorge y el Dragón Uccello vuelve a practicar la perspectiva, imprimiéndole al caballo movimiento (aunque esté algo desnaturalizado por sus patas traseras), y haciendo de la cueva desde la que asoma el dragón, el punto de referencia para crear la tercera dimensión. Mantegna fue quien realizó la manifestación más original y contundente del primer Renacimiento. Se formó en un ambiente cultural que veneraba la antigüedad, ya que su padrastro y su maestro acumularon en el taller en el que aprendió, innumerables objetos arqueológicos. Los colores que suele usar son sobrios, aunque con ricos matices, consiguiendo que los cuerpos y las ropas adquieran un relieve semejante al de la piedra y al metal. En sus composiciones rescata así motivos arquitectónicos y ornamentales clásicos. Su obra más importante es el Cristo Muerto, donde se recoge a la perfección el escorzo inventado por Uccello. Las figuras que aparecen son la de Cristo, que posee un rostro sereno, y la de María y la Magdalena, que aunque lloran y siente el dolor de la pérdida, no parece para nada que sean víctimas de una pena profunda. - 11 -

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Gracias al escorzo se consigue el espacio tridimensional. Nunca se había visto nada igual en toda la historia de la pintura, pues siempre se había representado a las figuras tumbadas sobre la horizontal del cuadro. Filippo Lippi fue uno de los seguidores de Uccello que más destacó. En un principio sus obras mostraban volúmenes, que fue abandonando progresivamente para adentrarse en una manera más lineal y dinámica. Lippi realizó escenas enternecedoras e intimistas con la Virgen y el Niño, que le darían justa fama de artista que convertía la pintura en dulce poesía. Un ejemplo de esto se encuentra en La Virgen con el Niño y dos ángeles, donde combinó el fervor y la emoción religiosa. El rostro de María posee una expresión maternal, y en el fondo utiliza colores claros y luminosos, donde coloca un paisaje que le da profundidad a la obra. Intentó conseguir la captación de la realidad, aunque sin renunciar a la interpretación fantástica de los paisajes. En la citada obra uno de los elementos principales que posee es el lograr la utilización de paños que se hacen transparentes y finísimos, consiguiendo así un efecto clave de realismo y movimiento. Al igual que la escultura, Verrocchio fue un verdadero maestro de la pintura. En su taller florentino se formaron artistas de la talla de Leonardo da Vinci. Las figuras son de líneas bien marcadas y rostros muy similares a los de sus relieves. El movimiento en las vestimentas, que vuelan delicadamente al viento, da a sus obras naturalismo. Uno de los cuadros más famosos de este artista es el del Bautismo de Cristo. Es una tabla que ejecutó para la Iglesia de San Salvi de Florencia, en 1470. Hoy día se encuentra en la Galería de los Uffizi. Las figuras de Cristo y san Juan tienen gran realismo, gracias a la musculatura. Dichos personajes se adaptan al paisaje, creando profundidad. Los rostros de los personajes parecen labrados en piedra, destacando la dureza de sus anatomías. Se dice que el mismo Leonardo da Vinci ayudó a su maestro en la realización de esta obra, concretamente dibujó la figura de uno de los ángeles en primer término, y parte del paisaje. Antonello da Messina fue el más importante autor de la pintura siciliana durante el Quatrocento. Durante su época de formación viajó por los principales centros del Renacimiento (Roma, Florencia, Arezzo, Milán, etc...). En 1475 Antonello se traslada a Venecia. En esta ciudad la maestría del siciliano se dejó sentir en los ambientes artísticos más avanzados. En el arte en el que alcanzó la máxima creación fue en el retrato. La expresión del sentimiento humano fue ejecutada magníficamente por Antonello. De entre estas obras se encuentran dos exponentes muy interesantes: El Condotiero, y el Retrato de Trivulzio. En los dos lienzos se muestran los rostros de estos personajes, tratados de forma fascinante. La luz se concentra en las caras, mostrando en sus ojos, que miran hacia el espectador, todo el alma y el carácter del retratado. No se para en mostrar ningún objeto alrededor de las figuras, colocando un fondo negro que los hace resaltar aún más. Ahora sólo cuenta el ser humano, y no lo que le rodea.

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