Ano x e i

Barcelona

15 de Julio de

1936

Núm.

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EL RESTAURADOR F A R M A S E U T i e © •• •• Afiliada a la Asociación Española de la Prensa Técnica y Profesional R e d a c c i ó n y A d m i n i s t r a c i ó n : Enrique Granados, 90 y 92, entL, 2.a

S U M A R I O : Grado de pulverización de las drogas.—Homenaje al Dr. Casares G i l . — L a bioquímica de la agresión.—Noticias.—Necrología.

REDACTORES A. Borreil, C. Castells, A. Colomer, R. Cusí, R. Gavaldá, J. Isamat, J. Pascual S. Punsoda, F . Raurich, R. Rogerío-Sánchez Martínez, G. Torres González, N. Vergés COLABORADORES F. J. Blanco Juste, J. Casares, F. de Castro, R. Casamada, C. Chicote, F. Cignoli, O. Fernández, F. Finestres, R. Folch, P. Font Quer, G. P. Forrester, J. Go¡zueta, J. B. Gomis, F. Hergueta, R. Herrero de la Orden, L. López Pérez, J. Martínez Salas, N. Miret, L. Narbona, S. Pagés Maruny, F. J. Paiomas, L. Pérez de Albeníz, J. M . Remis de Prado, J. Rogerio Sánchez, E. Soler, S. Tayá, L . Torres Canal, O. Utande, T. Zúñiga Cerrudo.

Grado de pulverización de las drogas Las directivas actuales que tienden a regularlo por el Dr. FRANCISCO CIGNOLI (Profesor en las Universidades del Litoral y Buenos Aires.—R. Argentina) Colaborador de E L RESTAURADOR FARMACÉUTICO]

/. generalidades—.11. Criterios seguidos por algunas farmacopeas vigentes.— ///. X a Gonferencia de Jtfilán (1932). Otros—IV. Proposiciones para la próxima edición de la J-arma copea Jírgentina. I De las tres piezas de que consta el tamiz (cedazo, tapa y recipiente), la más importante es el cedazo, aro de madera o metálico de unos 15 cm. de altura, cerrado por una base con un teijdo tenso más o menos tupido, a modo

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de parche de tambor; éste tejido es reticular, de mallas de tamaño variable y formado por hilos de seda, de cerda, de pita, de crin o metálico (hierro estañado, latón). Cuando las mallas son muy grandes, el cedazo se denomina criba o harnero. Se ha convenido en representar los distintos tamices por un número, antiguamente se empleaban las numeraciones con que los designan los fabricantes de telas de tamices, numeración empírica que no dice nada respecto del tamaño de las mallas; después se adoptaron numeraciones que representaban el número de mallas por pulgada lineal y modernamente se designan por números que representan el número de mallas por centímetro (nomenclatura métrica). Las farmacopeas en general, indican en cada caso el número de mallas que debe tener el tamiz. El Códex Francés de 1884 y la Farmacopea Argentina, 1.a Edición, por ej., designaban los tamices por el número de mallas que tenían por pulgada lineal. Así el n.0 6o, significa que la tela del cedazo tiene 60 hilos paralelos en cada pulgada. En cambio las ediciones vigentas de ambas farmacopeas, los designan de acuerdo al sistema métrico decimal, por el número de mallas que tienen por centímetro lineal. La graduación por centímetro cuadrado propuesta por Deschamp, no prosperó dado los números elevados obtenidos y sin relación alguna entre sí. No debe olvidarse que los tamices metálicos, por poseer un hilo un poco más grueso, tienen por consiguiente a igualdad de número, mallas un poco más finas. La designación de los tamices por cifras que representen el n ú mero de mallas en una longitud o una superficie dadas, resulta pues insuficiente desde que el espesor del hilo del tejido influye en las dimensiones de los orificios. Más racional y simple sería como propone Boissiére (1) y auspician entre oíros Astruc, referirlos al ancho de las entremallas. En efecto, constituye la parte esencial de un tamiz la abertura entre los hilos, la que no depende solamente del número de mallas sino también del tamaño del hilo empleado en la confección del tejido, dato este que no había sido tenido en cuenta hasta hace poco y que tiene sin embargo una gran importancia. Veamos al respecto algunos ej. citados por Boissiére, que ha examinado varios cedazos al microscopio, con objetivo 2 y un ocular 2 micrométrico, cada una de cuyas divisiones determinadas con el micrómetro objetivo, medían 0, mm. 024. a). 5 mallas, importando 6 hilos y 5 aberturas de un tamiz de seda n.0 45 (o n.0 120, de la antigua denominación), ocuparon 51 divisiones ocu(I) F . Boissiére. Nota sobre los tamices. Bul. des trav. de la Scc. de Pharm de Brd. 1926, 64, 228.

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lares. Cubriendo el espesor de cada hilo 6 divisiones del micrómetro y 3 eintervalo entre dos hilos, se tiene: Espesor del hilo = 0, mm. 144 6 X 0.024) Abertura entre 2 hilos = 0, mm. 072 (3 X 0.024) Si 5 mallas correspondían a 51 divisiones, o sea 0.024 X 51 = 1 mm. 224 (ó 0, cm. 1224) el número de mallas por centímetro se deducirá de la siguiente igualdad: 0, cm, 1224 = 5, de donde X = 40.8. Referido a la pulgada, tendríamos 40.8 X 2 - 7 0 7 = 1 1 0 ; cuando en realidad por su nomenclatura debió encontrarse 45 mallas por cm. y 120 por pulgada. b) Otro de los ej. que tomamos del mismo A . se refiere a un tamiz de latón n.0 70, (70 X 70 = 4.900) de los que se emplean para determinar la tenuidad de los polvos de cimentos, tamices que tienen 324,900 y 4.900 mallas por centímetro cuadrado y los hilos de sus tejidos respectivamente un espesor de 20,12 y 5 centésimas de mm. Como vemos, el factor grosor hilo, es contemplado aqui: Las 70 mallas del tamiz examinado, involucran 71 hilos y 70 aberturas. Midiendo cada hilo 0, mm. 0,5 de espesor, los 71 hilos representarán 3 mm^ 55 (71 X 0.05); quedando para las 70 aberturas 6 mm. 45 (10 mm. - 3 mm. 55) con un diámetro para cada una de 0, mm. 092. Los datos encontrados en la observación microscópica fueron 0,mm. 05 para el espesor del hilo y 0, mm. 93, para el espacio entre los hilos, respondiendo en este caso el tamiz a las condiciones exigidas por su nomenclatura. En el supuesto que se obtuvieran resultados prácticos discordantes, debería imputarse a que los hilos insuficientemente tendidos pueden separarse en algunos puntos, dejando entre sí espacios mayores, hecho fácilmente constatable a la lupa. Las aberturas de los tamices forman cuadrados fáciles de determinar conociendo el largor de uno de los lados, que podemos designar entremaHas. Las cifras obtenidas con el tamiz de latón permitirán calcularlo, sabiendo que el tamaño de las entremallas está en razón inversa del número de mallas. Muchas de las diferencias que se constatan en la práctica provienen del hilo empleado en la fabricación del tejido; diferencias a veces bastantes sensibles entre tamices del mismo número, que puede revelar el simple examen microscópico procediendo en la forma que acabamos de consignar, cuando reconozcan aquel origen. De aquí que Boissiére concluya admitiendo que la designación de los tamices por números que indican el de mallas por centímetro lineal o cuadrado o por pulgada no baste, haciéndose indis-

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pensable especificar para cada uno de ellos el espesor del hilo empleado en su fabricación. Dando los tamaños de las entremallas se caracterizaría netamente la parte esencial de los tamices. 11 Criterios seguidos por algunas farnqacopeas v / ^ n / ^ s . — F A R M A C O P E A F R A N C E S A , 1908.—Según la naturaleza de la substancia y el grado de tenuidad, se emplean tamices de hierro estañado de latón, de crin o de seda, de mallas más ó menos tupidas. Los tejidos de latón y de seda son muy regulares y dan polvos homogéneos. Los tejidos de crin son irregulares, susceptibles de deformarse y proporcionan polvos más ó menos groseros y poco homogéneos. En los casos en que deban emplearse se preferirán los de tejido de crin llamados «tejidos de Venecia», que se designan con los números 1, 2, 3, (para indicar que el tejido ha sido hecho poniendo de lado a lado en la urdiembre y en la trama, 1,2,3, 4, etc., hilos).—Boutron sugiere si no convendría reemplazar la mayoría de los tamices de crin por tamices de latón o de hierro estañado y conservar sólo los de crin de tejido fuerte, muy resistente, con orificios de casi 1 mm. de lado, para la pulpación de frutas ácidas. Todos los tamices, excepción hecha de los de crin, se designan por números que indican el de mallas por centímetro. Se les designa también, en el comercio por números indicando el número de mallas por pulgada (27 mm.) He aquí las once suertes de tamices cuyo empleo es más frecuenet en farmacia, con indicación de la correspondencia entre las numeraciones antigua y métrica (1).

(1)

La comparación con la nomenclatura comercial sería:

N . " comercial

N.0 mallas por pulgada

140 120 100 90 80 70 60 40 üi5 16 8

N.0 mallas por cm.

| polvo muy fino 34 { polvo fino

22 < polvo semifino vo grueso

El Restaurador Farmacéutico N.0 de orden

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. lación como catedrático de la Facultad de Farmacia.—1888—1936,=La »Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, B . Cabrera, presi»dente.—La Academia de Ciencias y Artes, de Barcelona, Carlos de »Camps, presidente.—La Academia de Medicina de Barcelona, Jaime Peyri, »presidente.—La Academia Nacional de Farmacia, Joaquín Mas-Guindal, ^•Vicepresidente.—La Asociación Española para el Progreso de las Cien>cias, el Vizconde de Eza, presidente.—La Facultad de Farmacia de Bar»celona. José Deulofeu, Decano.—La Facultad de Farmacia de Granada, »José García Velez, Decano.—La Facultad de Farmacia de Madrid, Obdulio >Fernandez, Decano.—La Facultad de Farmacia de Santiago, Antonio Elei»zegui, Decano,—La Junta para Ampliación de Estudios, Ignacio Bolivar, »presidente.—El Director general de Aduanas, A , Martín de Nicolás,—La >Sociedad Española de Física y Química, Arturo Duperier, presidente.— »Unión Farmacéutica Nacional, Juan Rhodes, presidente.— L a Unión Ibero />Americana, Gregorio Marañón, Vicepresidente.—La Universidad de Santiago, J . Laiglesia, Rector. Sobre este cuerpo va el retrato del Dr. Casares y a sus lados dos figuras y dos escudos cincelados a los lados; sobre sendos pedestales que llevan cada uno tres escudos, dos figuras de mujer con dos escudos más y en el plano inferior cuatro figuras con otros tantos escudos. Todo el trabajo es de plata en distintos tonos y va encerrado en un estuche. En la confec-

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cíón se han tardado dos meses y ha resultado de un depurado gusto artístico. El retrato del Maestro en relieve es de un parecido asombroso. La sesión para entregarle este recuerdo se organizó para el dia 30 de Junio, en el salón de actos de la Unión Ibero Americana, de la que también es Presidente el Dr. Casares, y que por su capacidad reunía excelentes condiciones para el act©. Presidió el Ministro de Instrucción Pública, D. Francisco Barnés, tenía a su derecha al Dr. Casares, al Embajador de Chile Sr. Núñez M o r gado, al Encargado de Negocios de Cuba Sr. Pichardo, el Decano don Obdulio Fernández, los Sres. Casamada, Carrasco y Mascareñas, y a su izquierda al Vizconde de Eza, D. Blas Cabrera, D. Abelardo Merino, don Joaquín Mas Guindal, P. Agustín Barreiro y Dres. Rhodes y García del Real. Comenzado el acto D. Eugenio Sellés, leyó la lista de representaciones presentes en el homenaje y de adhesiones al mismo. Es la siguiente: Universidad de Santiago y Facultades de Farmacia de Madrid y Santiago, Don Obdulio Fernández Rodríguez.—Facultad de Farmacia de Granada.—Facultad de Farmacia y Academias de Medicina y Ciencias y Artes de Barcelona, Dr. Casamada.—Facultad de Derecho de Madrid, D. Segismundo Royo.—Facultad de Ciencias de Madrid, D. Pedro Carrasco, don Julio Palacios y D. Enrique Moles.—Facultad de Medicina de Madrid, don Juan Negrin.—Escuela de Odontología, D. Pedro Trobo Hermosa.—Escuela Superior de Trabajo, Sr. Mascareñas.—Academia de la Historia, don Abelardo Merino.—Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, D . Enrique Moles.—Academia de Ciencias Morales y Políticas, Sr. Vizconde de Eza.—Academia Catalana de Farmacia, D. José Agell y Agell.—Junta para Ampliación de Estudios, Don José María Torroja.—Asociación E s pañola para el Progreso de las Ciencias, Sr. Vizconde de Eza —Sociedad Española de Física y Química, D. Enrique Moles—Sociedad Española de Física y Química, Sección de Sevilla—Sociedad Española de Historia N a tural.—Unión Ibero Americana, D. Eduardo García del Real.—Unión Farmacéutica Nacional, D.Juan Rhodes Garrido—Laboratorio de la Dirección general de Aduana, D. José Ranedo.—Museo de Ciencias Naturales.— Museo Antropológico.—Jardín Botánico.—Laboratorio Municipal de M a drid, D. Juan Manuel Remis.—Asociación Farmacéutica y Bioquímica A r gentina, D. Santiago A. Celsi.—I"

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cantidad es grande, hasta produciendo necrosis en las células, sensibles al cambio de un pH que tiende a la alcalinidad, a uno fuertemente ácido. Es natural que el organismo movilice todos sus recursos para compensar los efectos nocivos de los gases; pero, a más de ser insuficientes, el gas puede atacar a dos glándulas importantes para el metabolismo: las suprarrenales y el tiroides; las perturbaciones circulatorias y la astenia son la expresión de la incapacidad secretora de las primeras; del tiroides sólo se sabe que funciona primero exageradamente y después se producen alteraciones profundas. La acción farmacológica precedente es propia del forgeno, del difosgeno, y aun de la cloropirina, que no son propiamente venenos. Los efectos químicos más perceptibles se hallan en la sangre, traducidos en alteraciones morfológicas, fisicoquímicas y quíriiicas, y en las glándulas suprarrenales, en las que se observa pérdida de lipoides y degeneración y necrosis celular; también hay disminución de la reacción cromafin de las células de parte medular. La cantidad de adrenalina varía con el gas; unos la aumentan, como el fosgeno; otros la disminuyen: la iperita, y con otros oscila hasta volverla normal: la difenilcloroarsina, por ejemplo. Este hecho importante tiene gran valor para el tratamiento, porque unos dicen que la medicación adrenalínica da excelentes resultados, y otros lo niegan, y la discordancia depende del gas causante de la molestia. Pueden distinguirse tres tipos fundamentales de acción: 1.A Tipo fosgeno, desdoblable por el agua, en la que la acción tóxica domina sobre la irritante. 2.a Tipo cloropicrina, irritante y no desdoblable por agua. 3.A T i po iperita (sulfuro de dicloretilo) lentamente descomponible por el agua. Tóxico celular. El tipo de intoxicación que se expone como más didáctica es la del «fosgeno»; la inhalación de este gas no produce reflejos de defensa, tales como el cierre de la glotis, por ejemplo, que dificulta la absorción, como ocurre al cloro, y por esta razón el fosgeno penetra fácilmente hasta el pulmón, y, por la misma causa, los atacados que se mueven, y, como consecuencia, dificultan la amplitud de los actos respiratorios, ofrecen síntomas de gravedad más exagerados. Por ello no se debe nunca hacer respiración artificial con enfermos atacados por fosgeno. En la intoxicación por fosgeno parece que tiene influencia el vago^ porque si se le extirpa a un gato no se nota la formación de edema pulmonar. Quizá así se disminuye la amplitud respiratoria, y, por tanto, el aflujo de gas. En sustitución de la vagotomía, podría ser útil la parálisis del vago por la atropina, pero esto no lleva a la finalidad qué se busca. El fosgeno parece actuar inutilizando las células, por combinarse con

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los albuminoides para formar una amida, como clásicamente se admite en química, con lo cual la célula queda en absoluto privada d\í vida, por estabilización de sus componentes albuminoides. R . CH2 • N H • C O —

+

R • CH2. N • C O —

- C O • N H • CH2 • R ' + C O C l 2 =

—CO • N • CH2 • R'+2CIH CO,

La intoxicación en su aspecto general'es la indicada, porque siempre se discute como tipo de envenenamiento por gas de guerra. El segundo tipo de envenenamiento es el producido por la «cloropicrina> nitrocloroformo C (N02) CI3. De este elemento agresivo no se puede tratar más que en lo referente a experiencias de laboratorio, porque se ha usado poco aisladamente, casi siempre va en mezclas con cloroformiato de triclorometilo y con cloruro estánnico. La característica de su toxicidad es parecida a la del fosgeno, pero acentuando el carácter de lacrimógeno. Causa edema pulmonar con más presteza que el fosgeno, porque se absorbe con más facilidad. Como gas de combate llena su objeto, por quedar mucho tiempo sobre el terreno en forma gaseosa, cuando es un líquido que hierve por encima de 100°. Además, es de síntesis fácil y de producción barata. Caracterízase como gas oxidante, porque convierte el yoduro potásico en yodato, el mercaptan etílico^ en bisulfuro y la oxibemoglobina en metaoxihemoglobina, acciones todas lentas y aun más la biológica, de suerte que este punto de vista no es trascendental para el estudio de la acción biológica, tanto más cuanto se sabe por trabajos de laboratorio, que inhalada la cloropicrina, en dosis no crecidas, se atenúa el metabolismo. Aquel derivado nitrado ejerce modificaciones profundas sobre la sangre; además de la metahemoglobinización produce hemolisis y activa la coagulación del líquido sanguíneo. Une a estas cualidades la irritante local, especialmente sobre la córnea, aun en débiles concentraciones (menos de un decigramo por metro cúbico de aire, en un lapso de tiempo oscilante entre tres y treinta segundos), por cuyo motivo es un lacrimógeno de acción bastante persistente. El tercer tipo de envenenamiento es el producido por la «iperita> (sul-

furo de dicloroetilo. S v c l í j — CH2 ~ Cl substancia lentamente descom-

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ponible por el agua y de efectos tardíos. Constituye un tipo especial dé acción llamada por Heubner de «patobiosis>, oscilante entre lo reversible y io irreversible, tomando como ejemplo el proceso de la narcosis en él primer sentido y el de la quemadura en el segundo. Posee gran cociente de reparto, a cuya circunstancia se atribuye su difusión rápida en el organismo. Es un veneno celular directo, causante de necrosis de curación difícil^ porque todo medio necrotizado es favorable a la vida de las bacterial. Como además provoca la parálisis de los capilares,se dificulta la circulación local, haciéndose así inermes las fuerzas naturales de defensa biológica. La actividad química de la iperita es peculiar a toda la molécula, no al ácido clorhídrico resultante de su hidrólisis, ni al thiodiglicol, que es inerte; ni tampoco al sulfóxido teóricamente posible o al supuesto vinilo, formados en acto oxidante: es un caso análogo al de la estricnina, cuya actividad no es atribuíble a ningún grupo químico ni a los verosímiles que podrían formarse sobre los existentesr en la molécula/ Téngase presente que en experiencias en animales a los que se inyecta iperina, el 44 por 100 de substancia se recupera extrayéndola de la orina. Por eso ofrece cierta probabilidad la idea expuesta por Alien acerca de la posible síntesis con los compuestos albuminoides de substancias estables que acaso posean esta estructura* R • CH • N • CO-NH—CH2 ÜÍÍÜÍI / \ • CH2 CH2

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por la semejanza que existe con la acción del cloruro de thionilo sobre las^ aminas primarias, engendrándose así sobre los NH2 un anillo tetrahidrothiacínico. La iperita es comparable en su acción a la muscarina, estimulante del parasimpático, aunque esta actividad sea pálida ante la necrotizante. Sobre la sangre actúa acelerando la coagulación, hemolizando y produciendo hematina. Es substancia como la thiosinamina y la tiroglobulina, que desintegran la célula viva, hecho que algunos autores refieren a la exaltación de los fermentos hidroclásicos y oxidantes, unas veces como estímulo directo y otras por intermedio del tiroides. En efecto, en experiencias de laboratorio se ve que se aumenta la eliminación de nitrógeno total, de amoníaco, de creatinina y de indol, lo que prueba una desintegración de los tejidos,

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más visible todavía cuando, en experiencias biológicas, se priva de alimento a los animales de ensayo. Posee una acción semejante a los arsenicales, que son venenosos capilares, pero no dependientes de la producción de iones de hidrógeno, sino^ de ácido arsenioso, que inhibe los fermentos, en especiarlas catalasas. Aparte de esta acción tóxica general hay que señalar la cáustica sobre ja piel, traducida en eritemas primero y en vejigas después, seguidas de ulceraciones que semejan las quemaduras ocasionadas por cáusticos y por los rayos X . Hay que advertir que la iperita se fija preferentemente en las regiones de piel fina y abundantes en glándulas sebáceas. Las lesiones más aparatosas son las oculares, que se manifiestan de cinco a diez horas después del contacto; la fotofobia es el síntoma más desagradable. El efecto tóxico generalizado y el peculiar sobre el ojo hu? mano parecen asimilar este envenamiento a la enfermedad causada por aur sencia de vitamina A, idea que hace pensar en que la toxicidad y la facilidad con que se desenvuelven los microbios piógenos sobre las lesiones •radiquen en la inhibición de la vitamina A , estimulante de las defensas inr traorgánicas. El quebranto que la iperita causa en el aparato respiratorio es muy variado; destácase la pérdida del olfato, la tos, la aparición de falsas membranas, semejantes a la difteria; a veces, bronconeumonia y gangrena pulmonar. La faringe y el estómago también se influencian, empezando con náuseas y con vómitos. De esta sintomatología tan profusa puede deducirse que la iperita es un gas de combate que causa gran mortalidad, y, en efecto, es así, porque d 80 por 100 de las bajas por gases se deben a él. Muy semejante a la iperita, por su acción vesicante es la clewisita» tñl úióoz Q\H\

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íib ?'; . • 3¿$@l (cloro vinil bicloro arsina, A s ^ C H ==

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— CHC1), obtenida al terminar la guerra mediante el tricloruro de arsénico y el acetileno en presencia de cloruro dé aluminio. No ha sido, por tantos «nipleada en la técnica militar, y sólo se conocen de esta arsina ios efectos provocados en los animales de experiencias. Gomo las demás arsinas, es un estornutatorio, coiiOcido con el nombre de rocío de Ja muerte, pero de acción tóxica y vesicante superior a ta de la Iperita y más rápida que esta; pero, como es fácilmente hidrolizable* sus efectos se atenúan por lavados con sosa diluida. ¿úbi'pí aol »b i , (CONTINUARÁ)-

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De nuestro querido colega L a Farmacia Moderna: «6/ Jnsfífufo de terapéutica experitr¡entQl.—?2i\dL comprobar la actividad de ios sueros y la composición de las especialidades, hubo necesidad de un Laboratorio al cual se le dió el nombre de «Instituto T é c nico de Comprobación». A l disolverse en 1931 este centro, por causas administrativas, no se creyó el nombre suficientemente eufónico, y se le cambió por el de «Instituto Técnico de Farmacobiología», hasta que el último Ministro nos hizo saber en la Gaceta del día 5 del pasado, que esta denominación era inadecuada, por lo que desde esta fecha se le cambiaba el nombre por €l de «Instituto Nacional de Terapéutica Experimental», a fin, según dice, de que «exprese su función fundamental». Nos apresuramos a hacer saber a nuestros lectores para evitarles las molestias que pudiese ocasionarles la interpretación correcta del nombre aplicado, que no deben dirigirse a él, cuando deseen saber, si para una dolencia determinada les conviene €l clima de altura o el del mar, tales o cuales baños, el ejercicio o el reposo, no es esta su misión, no se ocupa de los agentes naturales. Tampoco les informarán de si deben purgarse con jalapa, sulfato de sosa, o aceite de ricino, que no se dedica

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este Centro a investigar cómo obran los medicamentos. Tienen el campo mucho más reducido, no les interesan más que las especialidades, sueros, vacunas, y productos opoterápicos, y no ciertamente para comprobar si es cierta la indicación del prospecto de curar tal o cual enfermedad, es decir, el determinar sus propiedades terapéuticas, sino para comprobar si su composición química, coincide con la indicada. Su labor es únicamente y exclusivamente de análisis de medicamentos, lo cual hasta ahora teníamos entendido que es del dominio farmacéutico. Es cierto que además le encarga dicho decreto de ser el órgano que ha de vigilar e informar sobre la aplicación del reglamento de especialidades y realizar la inspección de las mismas, pero no parece que esto recibe en ninguna parte el nombre de terapéutica; por lo menos nosotros teníamos y a pesar de esta disposición, continuamos teniendo un concepto más elevado de esta ciencia». La Unión Jitédico-J-armacéufica de Cafa/uña, sociedad de socorros m ú tuos, entre Médicos, Farmacéuticos, Odontólogos, Veterinarios y Licenciados en Ciencias físicas, químicas y biológicas, acaba de constituir eí tercer grupo de Invalidez, obteniendo así el socio 15 pesetas diarias de subsidio. La Junta ha acordado prorrogar el 50 por 100 de descuento

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en la cuota de compensación de este grupo hasta el 31 de agosto. Fué nombrado el Farmacéutico Dr. D. Juan Batlle Miquelorena representante de este tercer grupo en la Junta directiva. AVISO A N U E T R O S L E C T O R E S

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El

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Acaba de publicarse DORVAULT

La Oficina de Farmacia Segunda edición española

Traducida de la 17.a francesa y anotada por los doctores

AntonioM é ddei c oSeroa y José N T Loredo Farmacéutico Se trata en m i i d a d de ana obra nueva no contiene siquiera una página igual a la edición anterior. Su publicación es un verdadero acontecimiento para los farmacéuticos que conocen bien sus excelencias. Madrid, 1930. — Un gran tomo en 4.° (25 X 17,5) de 1.828 + XXIV páginas con más de 110 grabados, 200 cuadros y tablas y 10.000 fórmulas, 60 ptas. en rústica y 70 con fuerte encuademación. (Los gastes de e n v í o por correo importan l'SO

Los pedidos, acompañados de su importe en giro postal, cheque o sellos de correo (no mayores de una peseta), a

Gasa Editorial Bailiy-Bailiiére, S- AN ú ñ e z á e Balboa, 21 - Apart. 56-Madrid

l e g i s l a c i ó n f a r m a c é u t i c a , por D . F r a n c i s c o Bustamante.—Novísima recopilación de todo lo legislado referente a Farmacia. Obra

imprescindible. Precio 10 pesetas^ más los gastos de envío. Casa G i l Mateos, San Lorenzo, 5, Madrid. Puede también hacerse el pedido en la Administración de esta^ revista. jTrjtorjio Cervós ¿¡oixadós.— J í g e n i e Comercial Colegiado. Sub-agencias en todas las Islas» Canarias. Representaciones de Especialidades farmacéuticas. G üimar- Tenerife-{Canar¿asy J?ceiieyodir¡a y J{icimel, de D. R a m ó n de Trincherta. Depositario general para la venta:; don Juan Viladot, Rambla de Cataluña, 36 Barcelona. J)oce Conferer¡cias de Jffnálisis de Jtílimentos. Quia práctica de jQnalisis, por el doctor Maestre / ¿ á ñ e ^ . — S e g u n d a edición. Un valumen de 554 páginas, encuadernado en tela e ilustrado con 111 grabados y tres láminas en colores. Obra útilísima. Precio 36 pesetasPídase en esta administración.

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