El secreto y sus efectos * 1

“El secreto y sus efectos”*1 Autores: Lic. Daniel Duek Lic. Vittorio Califano Dra. Susana Becker Lic. Daniel Waisbrot La temática del secreto. Convo

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“El secreto y sus efectos”*1

Autores: Lic. Daniel Duek Lic. Vittorio Califano Dra. Susana Becker Lic. Daniel Waisbrot

La temática del secreto. Convoca a una enorme multiplicidad de significados. Para nosotros, como psicoanalistas, trae escenas temáticas tan diversas como la ética, la perversión, lo siniestro, la terceridad, la sexualidad y más específicamente, la sexualidad infantil. Habremos de determinar las relaciones existentes entre el secreto, lo reprimido y la estructuración del Yo. Antes de inmiscuirnos en la tarea que nos une, la cual es la de entender cierto tipo de secretos que afectan el funcionamiento de una pareja, una familia, una sociedad.

-El secreto necesario Piera Aulagnier considera como una condición vital crear pensamientos y arrogarse el derecho a decidir cuáles de ellos serán comunicados y cuáles permanecerán en secreto. Cuestión que abre, desde una perspectiva singular de la autora, la temática de la intimidad y la individuación. S. Freud había pensado a la “pulsión de saber o de investigar”2 como aquella en la que se conjugan la pulsión de apoderamiento sublimada y la pulsión de ver. Aulagnier sostiene que al examinar Freud las teorías sexuales infantiles, y que son el producto de la pulsión de investigar, demostró el papel decisivo que juegan las preguntas acerca del origen de los niños y sobre el nacimiento. Estas preguntas infantiles remiten, implícitamente, a sus propias ideaciones sexuales sobre la escena originaria y sus mitos.

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El presente artículo es un extracto de un trabajo mayor titulado “El secreto y sus efectos, en la pareja, la familia y la sociedad”. * El artículo fue presentado en la 5tas Jornadas Freudianas.1990- III Jornadas OCIP. Bs. As. 1990 –-1ras Jornadas del Dpto. de Familia del Centro Oro. "Nuevos paradigmas Familiares- Bs. As. 1993-"Encuentro Internacional de Psiquiatría de la Adolescencia", editado en actas .Julio 1991 2 Freud S. Tres ensayos para una teoría sexual, 1905-2do ensayo sección agregada en 1915. “La investigación sexual infantil” .Vol. VII-A.E. Editores

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Descubrimiento que lo conduce a otra, fundamental para su estructuración psíquica: la propia posibilidad de mentir, de esconder al Otro y velar a los otros una parte de sus propios pensamientos. Es en el terreno del pensamiento. Donde va a librarse la más ardua lucha por la autonomía del Yo frente al Otro. Dice textualmente: “El derecho a mantener pensamientos secretos debe ser una conquista del Yo, el resultado de una victoria conseguida en una lucha que opone al deseo de autonomía del niño, la inevitable contradicción del deseo materno a su respecto”3. Lucha que, como sabemos, se dirime en el proceso puberal-adolescente Muchas veces ciertos pensamientos secretos tienen como único fin aportar al Yo que los piensa la prueba de autonomía tanto del espacio que habita como de su función pensante. Valga esto, más allá del niño y del adolescente. Rápidamente, descubrimos en este concepto aquello que el Yo del adulto protege ardorosamente de los otros mediante diques. Creando un territorio “íntimo”, “secreto”, condición para la existencia misma del Yo. Su ausencia remite a un déficit en la organización del Yo. Como dijera un paciente de P.Aulagnier: “mi mujer está loca, dice todo lo que se le pasa por la cabeza”4. Apenas una breve disgresión. Una inevitable cadena asociativa nos conduce al tema de la “regla fundamental” del psicoanálisis: a un sujeto que viene a buscar la posibilidad de recuperar su autonomía, le decimos “diga todo”. “Paradoja” insalvable del psicoanálisis y que trae a escena una temática ética: ¿tiene “derecho” el paciente (individual, de pareja o familia) a guardar “secretos” en el análisis?

La patología del secreto

Intentaremos abordar ahora algunos aspectos de la patología del secreto, es decir, de aquellos secretos, que lejos de sostener, afectan la identidad, afectan el propio ser. Y más específicamente, en el terreno que nos compete hoy. Esto es, la subjetividad del niño, el adolescente, el vínculo de pareja y la familia. Algunos autores definen a los secretos familiares como episodios ocurridos en la historia transgeneracional o en el presente de una familia, información compartida por los miembros y silenciada, pero, que puede cristalizar la historia.

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y 4 “El derecho al secreto, condición para poder pensar” Piera Aulagnier, en “El sentido perdido”, Ed Trieb, 1980

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J. Puget5 al respecto menciona: “Algunas familias quedan estructuradas en torno a secretos grupales que deben conservarse definitivamente silenciados. La consigna tácita es que sus miembros nunca deben referirse a lo que saben y menos aún a pensarlo o decirlo todos juntos. Fantásticamente se evita así la desintegración familiar que se produciría al difundirse algún hecho penoso o vergonzoso (experiencias de desquiciamiento familiar, engaño entre padres, enfermedad mental de algunos de los miembros significativos adopción, profesiones o actividades vergonzosas, delitos, etc.). I. Berenstein6 por su parte, dice: “La existencia de secretos en todo grupo familiar se refiere no tanto a su desconocimiento por alguno de su miembros, lo cual resulta prácticamente imposible, sino a que se los excluye de la posibilidad de comentarlos y de dar nombres a las evidencias. Se sabe que pasa algo pero no se tiene la posibilidad de mencionarlo”. Sabemos que esa información secreta puede tener formas muy variables. Puede ser una información conocida por todos y ocultada, como así también conocida por algunos, e incluso no conocida por ninguno de sus miembros, y sin embargo, formar parte de los mitos familiares y por tanto, producir efectos en el presente. Es que más allá de los diversos destinos que la información secreteada pudiera sufrir – destinos de silenciamiento represión o repudio- tenderá a transmitirse y retornar, inexorablemente, produciendo como dijimos, efectos en el seno de la pareja o de la familia. Y ese retorno es siniestro. Ya lo decía Freud en su artículo “Lo Ominoso”7: “Lo siniestro8 es aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo. A lo familiar desde hace largo tiempo. Como es posible que lo familiar” –se pregunta Freud- “devenga de ominoso, terrorífico, y en qué condiciones ocurre?”. Y concluye, contestándose: “...la naturaleza secreta de lo ominoso... no es algo nuevo o ajeno, sino algo familiar de antiguo en la vida anímica solo enajenado de ella por el proceso de la represión. Lo ominoso es algo que siendo destinado a permanecer oculto, ha salido a la luz”. Decíamos antes, que el secreto se organizaba como “entidad narrativa de estructura mítica”9. Si bien el mito tiende a mantener la identidad y los valores, ya sea de un pueblo, o de una familia, pensamos que se problematiza cuando, en lugar de reflejar –tal es su función original- una verdad histórica, ésta aparece oculta silenciada, disimulada tras su cicatriz.

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“Los secretos y el secretar”- Janine Puget y Leonardo Wender, en revista “Psicoanálisis” ApdeBA. Vol. II 6 “Psicoanálisis de la estructura familiar”. Isidoro Berenstein, Ed. Paidós, 1981. 7 “Lo Ominoso”- Sigmund Freud, Amorrortu Editores. T XVII 8 preferimos usar el vocablo “siniestro” allí donde la traducción de J. L. Etcheverry dice “Ominoso” 9 ídem 5.

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Si el secreto (insistimos nos referimos a aquellos secretos que afectan la identidad y que claman por ser develados) contiene, a la manera del mito, un trozo de la historia, pero que debe ser silenciado, excluido, su permanencia anula la capacidad historizante del yo. Transforma el pasado en algo siempre presente, cuestión que plantea el “eterno retorno” de lo no elaborado. Su de-velamiento, en cambio, recuperaría la posibilidad de que –allí donde hay repetición- vuelva a haber historia y a recuperar el devenir del sujeto. Con todas las salvedades del caso –es aquí que retorna la temática Ética, el “hasta donde” se puede extender la “orden” de decirlo todo

La clínica

De la primera generación tomaremos a Oma y Pedro padres de Katrina., haciendo un recorte desde la familia materna. De la familia paterna, no hay datos, lo que merece un comentario posterior.

1º gener (abuelos):

Pedro

2º gener (padres): 3º gener (hijos):

Oma Katrina

Claudio Susana

Karin

Julio

En la primera generación, Oma, de origen católico, exige a su futuro marido que se convierta al catolicísimo (era judío) para formalizar el casamiento. Así mismo pactan mantener en secreto esta conversación. Inmediatamente emigran a la Argentina desde Europa. Este silenciamiento tenía un sentido frente a la amenaza Nazi. Katrina (2º generación) a consecuencia del secreto antedicho, desconoce el origen judío de su padre, sin embargo, repite la historia: sólo acepta casarse con Claudio si éste se convierte al catolicismo (es que Claudio también era judío) y mantiene en secreto su origen. Este secreto es una condición impuesta por la madre de Katrina (Oma) a la cual su hija se somete sin preguntas y sin cuestionamientos, es decir, teniendo inhibida su “pulsión de investigar” Tienen tres hijos (3º generación) que a su vez desconocen el origen judío de su padre y de su abuelo. Al fallecer el padre de Katrina. Se entera que su padre era judío, y se entera también de su repetición. Oma, en cambio, sigue fiel al pacto: repudia la verdad a pesar de las evidencias.

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Claudio y Katrina. Una vez enterados, siguen sosteniendo el secreto ante sus hijos. Al poco tiempo del fallecimiento de Oma, Julio comienza con una serie de actitudes que hacen pensar en el delirio Nazi. Se siente identificado con Hitler. Ingresa a un grupo pro-nazi: caminaba como él, se sentía él. ¿Qué sucede en la familia cuando el padre renuncia a su identidad? ¿Que sucede además para que esto ocurra en dos generaciones sucesivas? ¿Como procesan las generaciones venideras esta información secreta que –nuevamente- afecta la identidad familiar? Si esta familia quedó atrapada en torno a un secreto, es porque el mismo cumple una función. Aquello que fue instrumental en un momento de la historia de una generación, se vuelve patológico. Queda sellado como secreto; Aún cuando hayan cambiado las condiciones externas. Insistimos: el secreto surgió con una forma de preservar la identidad y aún, la vida misma; pero es la continuidad del ocultamiento lo que cambia de signo a dicho secreto. No solo ha sido ocultada, sino traicionada, tergiversada la verdad histórica. No solo se ocultó el origen judío, sino que se suprimió todo vestigio del judaísmo. Aún Katrina y sus hijos recibieron educación católica en una escuela religiosa. Lo que en un momento fue operativo, ha dejado de serlo, y su permanencia atenta ahora contra la identidad que se propuso preservar. La abuela, antes “salvadora”, hoy siniestramente, encarna al mismo Hitler. El mantenimiento del secreto da cuenta de otra cosa. Habla de una familia que obtura la función paterna, e inmortaliza a la abuela en la función de la madre. No es una madre, sino “La Madre”, atemporal, inmortal, reducto óptimo del narcisismo absoluto. De hecho sus nietos la llaman Omamá, variante familiar del típico Oma de las familias alemanas. Es que aquí el secreto atenta contra aspectos cruciales de la identidad. Ambos hombres, en la primera y la segunda generación, renuncian a su origen, y con ello a aspectos fundamentales de su propio ser. Nuevamente, el varón de la tercera generación padece de severos trastornos de su identidad. Es tal a prohibición que ni los terapeutas perciben que tienen muy pocos datos, muy poca historia de los hombres. Muy poco sobre Claudio, sobre sus padres y nada sobre Pedro. Claramente, el secreto obtura un trozo de la historia familiar. Su retorno es siniestro. Un abuelo judío, cuyo origen es repudiado. Un padre judío, con idéntico destino; un hijo con delirio Nazi.

Buenos Aires, 1989

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