Dr. Jorge Fuentes Aguirre
BOLETO PARA ABORDAR El viaje eterno al que todos iremos Lo que vieron quienes regresaron
Lo que nos dice Dios de la Vida eterna
Boleto para abordar. Dr. Jorge Fuentes Aguirre
Primera edición, septiembre de 2014
Hecho en México. ISBN: 978-607-8293-69-8 Con las debidas licencias. Derechos © reservados a favor de: Obra Nacional de la Buena Prensa, A.C. Ventas: Orozco y Berra 180 • Sta. María la Ribera Tel. 5546 4500 exts. 111 a 117 Apartado M-2181 • 06000 México, D.F.
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Dedicatoria Dedico esta obra a las personas que me han enseñado más de cerca lo que es vivir, y morir. A mis padres. Él se llamó Mariano; ella, Carmen. Entre los dos me dieron la vida que Dios tenía pensada para mí. Ellos me iniciaron en la fe católica y me educaron desde mis primeras letras hasta las de nunca acabar, inculcándome luego el arte y la cultura. Me forjaron como hombre y profesionista. Hasta que un día me hicieron ver, dolorido yo, que también nuestros muy amados se nos van de la vida. Y que aún idos ya, se nos quedan en la entraña para siempre. Gracias, papá. Gracias, mamá. A mi esposa María Teresa, Tere, tan abnegada en nuestros 54 años de matrimonio. A mis tres hijos: Tere Cata, Paty y Jorge, que me dan testimonio de amor y de superación de sí mismos ante la adversidad. A mis siete nietos, hermosas ellas, apuestos jóvenes ellos, dóciles todos a la voluntad de Dios en salud y enfermedad. A mis hermanos: Armando, Periodista; Odila, Maestra en Letras, y Carlos, Actor teatral. Los tres han sido compañeros de mi vida, inseparables, e insuperables. Dios bendiga siempre a todas y todos ustedes, mientras yo los sigo amando. Jorge.
Agradecimientos Al Dr. Adolfo Isassi Chapa, mi compañero y amigo desde nuestra Facultad de Medicina. Uno de los hombres más entregados al ministerio y enseñanza de la Medicina que he conocido. Reconocido fundador y Director de Ciencias de la Salud del Instituto Tecnológico de Monterrey, y Jefe del servicio de Oncología del Hospital San José. ¡Gracias, Adolfo, por tu Prólogo para esta obra! A la Maestra en Psicopedagogía Blanca Laura Benavides Treviño, por tu constante aliento en el proceso de escribir estas páginas. Con tu talento e imaginación tan creativa, Blanca Laura, me sugeriste el título de este libro. Te expreso aquí mi gratitud. A los pacientes que me brindaron primero el don tan preciado de su amistad, y en seguida la confianza de entrevistarlos para incluir su caso aquí. Sin ellos esta obra hubiera quedado despersonalizada. A la Fundación ESTOY EN TI, Promotora de humanismo y espiritualidad en Medicina, por las investigaciones que me aportaron varios de sus miembros sobre la enfermedad terminal y el morir, mismas que cito en los capítulos correspondientes de esta obra. Señor Dios y Padre mío, te agradezco la vida que me has dado, y el habérmela conservado para escribir este libro. Sobre todo, Padre, mi profunda acción de gracias por haberme creado con un destino eterno. Jorge.
Índice Dedicatoria.............................................................................3 Agradecimientos.............................................................................. 5 Prólogo.................................................................................13 Introducción.........................................................................15 Primera parte: De la salud a la enfermedad terminal...................................19 Capítulo I: Caminando en esta vida hacia la otra................21 1. Días entre el nacer y el morir...........................................21 2. ¿Es cierto que Dios manda enfermedad y muerte?..........23 3. ¿Por qué nos hizo mortales Dios?....................................24 Capítulo II: ¿Qué piensa del morir la gente sana?...............27 1. Perturbados por la muerte................................................27 2. ¿Tienes miedo a morirte?................................................28 (Aclaro por aquello de las balas)...................................29 3. Encuesta de vida o muerte...............................................29 a) Lo que los jóvenes piensan del morir........................30 b) Soy adulto en plenitud. ¿Por qué pensar en la muerte?......................................................................30 c) “Me queda un cuarto de tanque”................................31
4. Una conclusión coherente................................................32 5. ¿De dónde nos viene el temor a morir?...........................33 Capítulo III: Nuestra enfermedad postrera..........................35 1. ¿Qué es una enfermedad terminal?..................................35 2. El enfermo terminal repentino.........................................37 3. El enfermo terminal inconsciente....................................38 4. Estados de coma y “muerte cerebral”..............................39 5. El niño con enfermedad terminal: ¿Por qué a mi criatura?...................................................40 Capítulo IV: En el interior del enfermo terminal.................45 1. ¿Cómo hice para saber qué siente un enfermo terminal?......................................................................45 2. Temores del enfermo terminal.........................................46 a) Miedo a que su enfermedad sea terminal...................46 b) Miedo al dolor orgánico............................................48 c) Los miedos por la llegada de la noche.......................49 La noche en el hospital............................................50 La noche del enfermo en su casa.............................50 d) Miedo a la aparición de nuevos síntomas..................51 e) Miedo a que los familiares no estén...........................52 3. Preocupaciones frecuentes del enfermo terminal............53 a) Inquietudes afectivas y por resentimientos................53 b) Preocupación por pendientes materiales....................54 c) El miedo disfrazado de los intelectuales....................55 4. Miedos espirituales..........................................................56 a) Temor al juicio de Dios..............................................57 b) Los descreídos, tan sin cuidado.................................58 5. El Papa Francisco y el miedo a la muerte........................59
Capítulo V: Aliados del enfermo terminal: fe y oración, manantiales de salud.......................................61 Cuando Dios se vuelve necesario........................................61 1. La fe.................................................................................62 a) El poder de la fe como tu aliado................................62 b) Una religiosa titubeando en su fe..............................63 2. Otro aliado tuyo que grita callado: la oración..................66 3. ¿Realmente sanan la fe y la oración?...............................67 a) Lo que dicen los religiosos........................................67 b) Lo que dicen los científicos.......................................68 4. ¿Y los enfermos que no pueden orar?..............................69 5. ¿Puedes esperar un milagro?............................................70 Capítulo VI: La familia ante la enfermedad terminal..........73 1. De repente, todo cambia..................................................73 2. Los milagros del amor.....................................................74 3. ¿A quién le toca cuidarlo ahora? ¿Y en la noche?...........76 4. Disposiciones de las personas para su morir....................76 Capítulo VII: El médico ante la enfermedad terminal.........................................................79 1. Lo que los médicos sí deben hacer..................................79 2. Lo que no deben hacer los médicos.................................80 3. Diálogo con un renuente a vivir.......................................82 Capítulo VIII: Dilemas bioéticos ante el enfermo terminal.......................................................85 1. Las conductas médicas, tan en controversia....................85 a) Eutanasia...................................................................86
b) Distanasia..................................................................88 c) Ortotanasia................................................................89 2. Conclusión.......................................................................89 Capítulo IX: El sacerdote, el enfermo y el agonizante................................................91 1. Dos jesuitas opinan..........................................................91 2. Los santos óleos, sacramento sanador.............................93 Segunda parte Las asombrosas revelaciones de los “muertos revividos”.............................................................95 Capítulo I: Testimonios de vida después de la vida.............97 1. “Experiencias cercanas a la muerte”................................97 2. Entrevisté a cuatro “muertos”..........................................98 a) El difunto que vivió para contarlo............................99 b) El caso del doctor que murió y no lo supo.............101 c) ¡Creo en Dios porque ya lo vi!................................105 d) ¡Qué lástima volver a vivir!....................................107 e) El poeta que puso su muerte en versos...................110 3. El neurocirujano que vio el cielo...................................112 Capítulo II: Lo que oyen, ven y sienten las personas al morir............................................113 La sorprendente percepción del “más allá”.......................113 1. Catorce percepciones sobrenaturales que nos fueron reportadas. Escala de frecuencia.........................114
Capítulo III: Descripción de las sensaciones percibidas en la ECM...................................115 1. Tratando de expresar lo inexpresable.............................115 2. Hablando de otro mundo................................................116 3. Reporte de las catorce percepciones referidas en ECM........................................................................117 a) Oír un “zumbido”....................................................117 b) Pasar por un túnel...................................................117 c) Verse envuelto en luminosidad...............................118 d) Sentirse invadido de profunda paz..........................119 e) Sentirse volver de “allá”, y no querer....................119 f) Percibir un ser que se aproxima..............................121 g) Sentirse abrazado por un ser luminoso...................121 h) Escuchar que un ser pronuncia tu nombre..............122 i) Bienvenida de parientes y amigos en el “más allá”................................................................122 j) Verse a sí mismo salir del cuerpo y flotando encima..................................................................... 123 k) Percibir “como en una película” tu vida pasada..........124 l) Sentir un dolor corporal súbito................................125 m) Percibir que quien atiende a la persona declara: “Ya se murió”..........................................125 n) Oír a “Dios” pidiéndole cuentas de su vida a la persona............................................................126 Capítulo VI: ¿Qué le sigue a quien “murió” al volver a la vida?.........................................127 1. La herencia de haber vivido la muerte...........................127 a) La convicción del “más allá”...................................127 b) El discreto silencio de los “muertos” vivos.............128 c) ¡Qué poquita cosa son las cosas!.............................129
d) Perspectivas de nuevos horizontes..........................129 e) Y después de su muerte, ¡clarividentes!...................130 f) Sanarás a los enfermos en mi nombre......................131 g) Ya no temo, Señor, la oscuridad..............................135 Tercera parte Llegada de la muerte: comienzo de otra vida....................137 Capítulo I: Somos seres destinados a morir.......................139 1. Voy caminando hacia mi despedida...............................139 2. En el final de nuestro fin, morir.....................................140 3. El alma en guerra interna: estado agónico.....................142 4. Concluye el último acto.................................................143 5. Pero nada se acaba al morir: ¡Comienza todo!..............145 Capítulo II: ¿Qué sigue después, en la muerte sin retorno?...................................................147 1. Ante el rostro de Dios en lo eterno.................................147 2. Palabras mínimas para realidades máximas..................148 3. Vida con Dios: nuestra verdad gloriosa.........................149 4. “Yo soy la resurrección y la vida”.................................150 5. De la resignación al consuelo y al acogimiento.............150 Epílogo: Viviendo ya inmortales junto a Dios..................153 Bibliografía........................................................................155
Prólogo Este nuevo libro del Dr. Jorge Fuentes Aguirre es un tratado de la etapa más compleja y difícil del ser humano: su morir. Lo realiza a través del contacto directo con los pacientes que sufren la última enfermedad de su vida, de la que no se recuperarán. La obra del doctor Fuentes Aguirre orientará a los familiares del enfermo que buscan cómo ayudar a su ser querido en el proceso de morir. El autor ha extendido su exploración de la vida en su terminación biológica mediante la recolección de numerosas experiencias documentadas en forma personal y directa, así como de personas con “experiencias cercanas a la muerte” que han sido consideradas muertas y han regresado a la vida, cuyas percepciones que le reportaron, nos describe con rigurosa metodología científica. Estas experiencias de la existencia de otra vida llena de paz y tranquilidad han sido previamente documentadas y publicadas con sorprendentes semejanzas a las que nos muestra el doctor Fuentes Aguirre por expertos como la doctora Kübler-Ross y otros investigadores en Tanatología. Al no ser yo un escritor, soy incapaz de evaluar este libro con experiencia literaria en el arte de escribir. Sin embargo, mi trayectoria como Médico especialista en Hematología 13
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y Oncología durante 46 años de ejercicio en mi especialidad, y el haber leído éste y otros libros del Dr. Fuentes Aguirre, me han permitido aprender y aplicar el manejo de mis pacientes en su aspecto humano además del médico, biológico y psicosocial. Con la lectura de esta obra he aprendido a asomarme al aspecto espiritual de mis enfermos, aspecto frecuentemente ignorado tanto en nuestra Asistencia médica, como en los programas de educación médica y en el tratamiento integral de las personas en la etapa terminal de su enfermedad. He compartido con mis estudiantes de Medicina, mis médicos residentes en entrenamiento, y con Profesores de Medicina como yo, los conocimientos y orientación que publica el autor en este libro, que en mi opinión debe ser leído por estudiantes de Medicina, Médicos especialistas que atienden enfermos terminales, enfermeras y personal hospitalario de apoyo. En su lectura, los actores principales, los pacientes, se sentirán humanamente comprendidos y tomados en cuenta, y sus familiares encontrarán elementos humanos y espirituales de apoyo durante el trance de morir. Dr. Adolfo Isassi Chapa Jefe del Servicio de Oncología; Hospital San José. Instituto Tecnológico de Monterrey. Ciencias de la Salud. Monterrey, N.L., México.
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Introducción El enfermo en el más acá, y en el más allá No somos un cuerpo con espíritu adentro. Somos espíritu con un cuerpo por fuera. Dr. Jorge Fuentes Aguirre. Este libro tiene una particularidad que lo hace único: está escrito en un hospital. Todo. Fue necesario que lo escribiera en el lugar de los hechos porque es la única manera de conocer lo que ocurre en la intimidad del ser humano cuando pasa por los trances de su padecer y su muerte. El tema de esta obra nos concierne a todos, sin excepción, ya que nos interpela en las dos únicas realidades que tenemos seguras en la vida: la primera, que un día nos acometerá nuestra última enfermedad; la segunda, que otro día moriremos. Aquí están contenidas las vivencias del enfermar y del fallecer de hombres y mujeres como tú y como yo. Los protagonistas de estas páginas, y sus acontecimientos, son reales y están captados en su estremecedor escenario: salas de Terapia intensiva, de Urgencias, quirófanos, camas de enfermos desahuciados, hogares invadidos por el dolor y la tristeza. 15
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De qué trata este libro: breviario de tres tiempos Expongo tres temas relacionados y subsecuentes: los enfermos terminales, los “muertos” que volvieron a vivir, y los agonizantes que ya pasaron a la vida eterna. En la Primera Parte me refiero al sentir del paciente que sufre una enfermedad potencialmente fatal, y a la conducta de la familia y de los médicos que lo atienden. Para entender las circunstancias de estos enfermos dialogué con ellos en hospitales y en sus domicilios. Las entrevistas que reseño aquí con desahuciados y moribundos, 34 en total, las grabé para utilizarlas con su autorización en este libro, y son el medio del que me valí para trasmitir con certidumbre los sentimientos que invaden a quien prepara ya sus maletas para su viaje final. En la Segunda parte presento las asombrosas revelaciones de los “muertos revividos”, con quienes he conversado acerca de lo que han visto, oído y sentido al pasar por esos eventos clínicos a los que se les llama Experiencias cercanas a la muerte (ECM). La Tercera Parte nos transporta del hondo abismo donde se libra la extenuante batalla de agonizar, hasta la llegada gloriosa ante Dios. Es el viaje “De la agonía al éxtasis”. ¿Qué es eso de “Vida eterna”? ¿Cómo es “vivir en la presencia de Dios”? Para no incurrir en disparates, preferí valerme de la única fuente fidedigna que describe estos hechos sobrenaturales: la Palabra de Jesucristo que nos proclama su promesa infinita: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá para siempre.
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Introducción
Aprendí en el mirar del moribundo Hay quien pudiera considerar ésta como una obra de Tanatología. No lo es. La contiene, pero la sobrepasa. Me explico: un tanatólogo toma la muerte examinándola en sus aspectos orgánicos y psicológicos. En este libro yo he sido tomado por la muerte, que me hace contemplarla en la intimidad de quienes ya se están yendo de este mundo. Desde tal panorama escribí la obra que ahora presento, apartado de rigores científicos y de las frías doctrinas impersonales que inundan las aulas y las conferencias. Siempre he afirmado que se aprende más mirando los ojos del moribundo, que viendo los ojos del catedrático de Tanatología. El patrón me está llamando... Así pues, pretendo abarcar en este libro la etapa final de nuestro existir, desde que intuimos que ya nos llega el momento de que se nos acaba la vida. Lo he escrito apartándome de exponer una visión lúgubre de enfermedad y muerte. Lejos de eso, mi deseo permanente al estar redactándolo ha sido el de iluminar el ánimo de los lectores sintiendo la jubilosa esperanza de esa Vida mejor que nos espera tras este Valle de lágrimas. Así anunciaremos, sin lamentarnos, lo que aquel hombre de rancho pregonó a los suyos: El Patrón me está llamando, y al Patrón con gusto acudo. Comparto contigo, pues, amiga, amigo, nuestra mutua identidad de seres humanos que vamos caminando hacia el encuentro definitivo con Dios, dueño de nuestra vida y nuestra
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historia. Todos formamos fila en la acera donde se adquiere el Boleto para abordar rumbo al viaje final de la existencia. Después de todo, viendo el panorama de nuestro destino, podemos exclamar para nosotros lo mismo que pregonamos a nuestros seres amados: ¡Tu enfermedad no es de muerte! ¡Es de vida para siempre! Dr. Jorge Fuentes Aguirre. Pascua del 2014.
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PRIMERA PARTE
DE LA SALUD A LA ENFERMEDAD TERMINAL
Capítulo I
Caminando en esta vida hacia la otra 1. Días entre el nacer y el morir Por las gradas sube Ignacio con toda su muerte a cuestas. García Lorca. Aquella mañana, al llegar a los quirófanos vi la programación de cirugías: 08.00 am. Paciente: Sofía López H. Intervención: Cesárea. Cirujano: Dr. Manuel Ramírez. Anestesiólogo: Román Serrano. Leía eso cuando escuché el llorar de una criatura naciendo, al tiempo que pasaron junto a mí dos camilleros llevando un cuerpo cubierto con sábanas hasta la cabeza. –Murió don Lucio, el señor ya grande que operaban de hemorragia cerebral, –me dijo la enfermera a quien pregunté. Vida nueva que llegaba al mundo. Vida ya consumada, y consumida, que dejaba de existir. ¿Coincidencia? No, para mí esos hechos contenían un sentido mayor que una simple coincidencia: aquel nacer y aquel morir me manifestaban, como libro abierto, el compendio de toda la vida humana. 21
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Nacer es llegar al mundo por la unión de hombre y mujer que se aman. Viene el nacimiento de un nuevo ser pensado por Dios: Te conocía desde antes de haberte yo formado en el seno de tu madre. ¡Se va a llamar Roberto! ¡Le pondremos Catalina! Y Roberto y Catalina comienzan a crecer, a vivir su vida. Hasta que un día comienzan a morir. Y otro, fallecen. Lo dijo Shakespeare en la tragedia de Macbeth: Hora tras hora del nacer crecemos, Y en cada hora del crecer, morimos. Y ésta es toda nuestra historia. Pero hay algo más en esta historia nuestra. Hay alguien más. No todo en la vida es un mero nacer, crecer, reproducirse y morir, porque en medio del nacer y del morir están los días que vivimos cada uno, a veces tan placenteros, a veces tan dolorosos. Y luego nos llega la muerte. ¡Cómo llega la muerte, tan imprevista a veces! De pronto descubrimos entre llanto y dolor que está vacío en la mesa el lugar de quien menos pensábamos que faltaría. Y su faltar es para siempre. Otras veces la muerte nos avisa con demasiado tiempo por delante, y entonces el sufrir del enfermo y de los suyos es más hiriente por prolongado. Y pensamos que más valiera que todo terminara ya. Es curioso: antes nuestros abuelos rezaban aquella letanía suplicando De la muerte súbita, líbranos Señor. Ahora pedimos que mejor sea una muerte súbita, y no una de esas agonías prolongadas por los médicos que no dejan morir a gusto al moribundo, interponiéndose a un morir benigno, como queriendo sobreponerse al designio de Dios.
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2. ¿Es cierto que Dios manda enfermedad y muerte? Acabo de mencionar el designio de Dios. No faltará quien interprete que estoy infiriendo que enfermamos y morimos por ese “designio de Dios”. Lejos de mí atribuir a Dios tales eventualidades tan dolorosas de la vida. Por eso, desde el principio de este libro, quiero aclarar que no es Dios el causante de nuestros males. ¿Culpar a quién? Es el propio organismo el que genera los males por su materia frágil, sea el corazón, los pulmones, la circulación. Somos de salud voluble: unas células mal reproducidas forman un cáncer, unas sustancias químicas se alteran y da diabetes, o colesterol alto. Las enfermedades nos vienen por factores de herencia, de alimentación, por hábitos de vida, por tensiones y estrés, depresión o accidentes. Algunos quieren descubrir las huellas digitales de Dios en los padecimientos y en el empezar a insinuarse su muerte, pero las huellas de Dios no están allí porque no es él quien los manda. ¿Quién habrá inventado a ese Dios que nos causa desgracias? Me preocupa y me desilusiona que en pleno Tercer milenio haya todavía personas que presentan a Dios como juez dictaminador de castigos. “¿Actuaste contra mis preceptos? Te sanciono con un padecimiento, o hasta te suspendo la vida”. Ese tipo de justicia retributiva, de revanchismo ordinario y vulgar, de actitudes vindicativas, no son de Dios. El Dios en el que yo creo nos ama tanto que olvida nuestras culpas. No manda enfermedad, por el contrario, nos da fortaleza para superarla. No causa muerte, sino que nos consuela inspirándonos que todo aquel que muere es para vivir ya por toda la eternidad.
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3. ¿Por qué nos hizo mortales Dios? Al afirmar que la muerte es parte inevitable de nuestro existir, si nos atrevemos a cuestionarnos a lo descarado, nos surge una interrogante vital: Si todos estamos destinados a morir, entonces, ¿para qué nos hizo nacer Dios? ¿No sería mejor que nos hubiera creado con nuestro espíritu ya viviendo con él para siempre, sin tener que pasar por el mundo sufriendo y muriendo? Recuerdo el libro Todos los hombres son mortales de Simone de Beauvoir, escritora existencialista. En sus páginas Beauvoir imaginó un personaje que no iba a morir nunca merced a los oficios que obró sobre él un hechicero judío. Llamó a su protagonista Raimondo Fosca, nacido en 1311. De Beauvoir hizo de este hombre inmortal un dueño de sí mismo, de su provincia de Carmona, y del mundo entero. Pasó a través de los años y de los siglos conservando inmutable su apuesta figura que lo hacía ser un seductor. Raimondo llevó a cientos de mujeres al tálamo amatorio, y gozó a sus anchas de su longeva vida, entre placeres, conservado siempre la lozanía de su galanura. Pero Fosca, así como era de inmortal, sufría el doloroso inconveniente de no poder amar, por ser incapaz de entregarse hasta el sacrificio de sí mismo. Salvo sus fugaces erotismos pasionales, Raimundo Fosca vivía en soledad al paso de los años y los siglos sufriendo la falta de un amor verdadero. Así vivió Raimondo Fusca por tiempo infinito, en un constante morir en su tristeza y en su soledad sin poder morirse nunca aunque lo deseara tanto. (1) El padre Antonio Hortelano, redentorista, catedrático de Teología Moral en la Universidad Alfonsiana de Roma, me regaló su libro Oraciones indiscretas en el que pregunta: 24
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Si de todas maneras llegamos a la vida destinados a acabarnos y desaparecer del mundo, ¿no le hubiera sido más fácil a Dios pensarnos ya, salvados e inmortales? ¿Para qué hacernos venir a sufrir en este mundo? –Y agrega: Pensadas las cosas con calma y a profundidad, Señor, vemos que tenías razón al habernos creado mortales: Por nada del mundo renunciaría a existir teniendo el amor de quienes me aman, y amándolos yo a ellos, aunque todo sea en un tiempo perentorio. (2) Leí una obra brillante con el sugestivo título 32 de diciembre. Trata sobre La muerte, y después de la muerte y su autor es el sacerdote y teólogo español José María Cabodevilla, quien habla así sobre la vida efímera del ser humano: Los hombres mortales son los únicos capaces de compartir el peligro y la fugacidad del placer, de tener esperanzas, de aferrarse a la vida, de aguardar ilusionados el brote del primer ciruelo. Piensen ustedes cómo la armonía entera del mundo, y su habitabilidad, se basan justamente en la muerte. (…) La muerte, hermanos, nos es imprescindible, tanto como el aire, mucho más que el deseo de prolongar la vida. (3) Yo reflexioné que Dios no nos creó para vivir un torneo de aguantar vivos a través del tiempo. Nos creó para vivir el amor. Nos hizo mortales porque así, mortales, nos necesita para ser parte, pero sólo una parte transitoria, en la continua escritura de la historia humana, cumplida la cual debemos dejar el lugar a otros. Nos hizo mortales para darle un sentido a nuestra vida, al ser concientes de que el don de pasar por el mundo en un 25
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tiempo fugaz, nos fue concedido para aprovecharlo haciendo el bien a los demás, virtud a la que seríamos indiferentes si fuésemos inmortales. Fuimos creados, pues, no para morir, sino para amar. La muerte es sólo una culminación de todo. Una culminación que nos lleva a vivir ya para siempre ante Dios. Amar es nuestro principio, nuestra actitud esencial de cada día, y nuestro fin, para luego ir al encuentro con el Amor pleno.
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