LO QUE NOS HA SUCEDIDO

LO QUE NOS HA SUCEDIDO Juan Luis Barge (Fuenlabrada) Papa Francisco en un encuentro que ha tenido este verano con los alumnos de las escuelas de los j

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LO QUE NOS HA SUCEDIDO Juan Luis Barge (Fuenlabrada) Papa Francisco en un encuentro que ha tenido este verano con los alumnos de las escuelas de los jesuitas, dirigiéndose a los profesores y educadores presentes decía: «¡No se desanimen ante las dificultades que presenta el desafío educativo! Educar no es una profesión, sino una actitud, una forma de ser; para educar es necesario salir de sí mismos y estar entre los jóvenes, para acompañarlos en las etapas de crecimiento, estando a su lado. Denles a los jóvenes esperanza, optimismo para afrontar su camino en el mundo. Enséñenles a ver la belleza y la bondad de la creación y del hombre, que siempre conserva la huella del Creador. Pero sobre todo den testimonio con su vida de lo que les comunican. Un educador -jesuita, profesor, operador, padre- transmite conocimientos, valores con sus palabras, pero va a ser determinante con los niños si acompaña sus palabras con su testimonio con su vida coherente. ¡Sin coherencia no es posible educar! Todos ustedes son educadores, no pueden delegar competencias en esta materia. La colaboración en un espíritu de unidad y comunidad entre los diferentes componentes educativos es, pues, esencial y debe ser alentada y alimentada. La escuela puede y debe actuar como catalizador, para ser un lugar de encuentro y de convergencia de toda la comunidad educativa con el único objetivo de formar, ayudar a crecer como personas maduras, simples, honestas y competentes, que sepan amar con lealtad, que sepan vivir la vida como una respuesta a la vocación de Dios, y la futura profesión como un servicio a la sociedad. A los jesuitas quisiera añadirles que es importante fomentar su participación en el campo educativo. Las escuelas son una herramienta valiosa para dar una contribución al camino de la Iglesia y de toda la sociedad. El campo de la educación no se limita a la escuela convencional. Anímense a buscar nuevas formas de educación no convencionales, según "las necesidades del lugar, tiempo y de las personas"». Este es un reclamo fuerte que hace el Papa y que me parecía pertinente traer aquí esta mañana para esta nuestra II Jornada de Iniciativas de Ayuda al Estudio. Papa Francisco, con su estilo directo traza una vía a recorrer por quien se ponga a acompañar y a educar a las jóvenes generaciones. Es este un reclamo a profundizar nuestra dimensión de testigos y de testimonio. Y además lanza el desafío de buscar — diría yo incluso de osar a pensar, imaginar — nuevas formas, nuevos lugares de educación. Formas y lugares ―no convencionales‖ que respondan a las necesidades del lugar y del tiempo de las personas. Nuestras Iniciativas ya son ―formas no convencionales‖, pero creo que podemos acoger la invitación del Papa a seguir echándole fantasía para descubrir caminos para llegar a los chicos. Porque este es el origen y el fin de nuestras iniciativas, encontrar a los chicos partiendo de su necesidad cotidiana: el estudio. Añado que esta necesidad de estudiar hay que entenderla en un sentido amplio, según las necesidades del lugar, tiempo y de las personas. No tiene la misma forma para todos aunque tiene un punto en común en todos: todos están en edad escolar y todos tienen necesidad de crecer para encontrar, antes o después su lugar en la vida. Partimos de esta necesidad, miramos esta necesidad, ella es la fuente de nuestra imaginación y de nuestros intentos irónicos para responder. 1.- El olvido

Este año que ha transcurrido, personalmente ha sido muy interesante en la relación con los chicos. Tanto en los Institutos donde enseño como en Scholé se me ha hecho evidente un punto, un rasgo característico de esta generación que no siempre había tenido en cuenta. Me sirvo de la Sagrada Escritura para explicarlo. «¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré?. Mira, te llevo tatuada en mis palmas» (Is 49, 15-16a) «Si mi padre y mi madre me abandonaran, el Señor me recojerá» (Sal 27, 10) Estamos ante una generación de jóvenes (por no hablar de los niños pequeños), que empieza a tener experiencia de algo a primera vista repugnante pero que seguro que no era del todo extraño al hombre de la Biblia: el olvido materno. Experiencia del olvido y abandono que nuestros alumnos/hijos/chicos/ viven y que con esta experiencia crecen. Cuando nos encontramos delante de casos de olvido y abandono materno y paterno, cuando a la experiencia de la generación biológica no sigue la experiencia de una generación vital-existencial que es una generación espiritual, la percepción de sí mismo que tienen estos chicos es de desorientación total. Podría poner unos cuantos casos extremos de este tipo con los que me he encontrado a lo largo del curso pasado, y que han provocado en mi esta reflexión. Pero lo más dramático es la sensación que tengo de que la mayoría de los chicos y chicas con los que me encuentro cotidianamente, por mi labor educativa y sacerdotal, viven en el fondo la misma experiencia de olvido y abandono. Los padres de hoy, hablo siempre en términos generales, no generan o no saben generar espiritualmente a sus hijos. De aquí que el tema de la crisis educativa y de la crisis de la familia adquiera tintes verdaderamente trágicos. Y también de aquí se ve la importancia de que haya adultos en la vida de nuestros jóvenes que quieran vivir con ellos una historia de paternidad y maternidad espiritual1. 2.- Memoria Yo creo que la mayoría de los que estamos aquí, a lo largo de nuestra vida hemos hecho experiencia y hacemos, en familia y/o en personas que hemos encontrado, de una paternidad y maternidad vividas hacia nosotros que han introducido en nuestras vidas un sentido, es decir un significado y una dirección. Nosotros podemos decir con la escritura que hay Uno que no se ha olvidado de nosotros, que nos tiene tatuados en sus palmas. Nosotros en nuestra vida, y cuando digo nosotros hablo de mi y de los amigos que me acompañan en esta aventura, partimos de la experiencia de la memoria, que es el contrario del olvido. Experiencia de la memoria que el Señor tiene de nosotros. Él no me olvida, el no me abandona, me cuida, me sostiene. Y esto como experiencia presente. Esa misma experiencia que hacía decir a Madre Teresa de Calcuta, de ella y de sus monjas que: «no somos asistentes sociales, somos esposas de Cristo». Una experiencia así nos permite experimentar constantemente en primera persona, como la propia vida renace. Como dice Claudio Chieffo en una de sus canciones: «Tu sólo puedes hacerme sentir como un recién nacido, como nacido ayer»2 De esta memoria habla el Papa en la Lumen Fidei. Una memoria de la que participamos cada uno de los bautizados. Esta memoria Dei que es memoria sui. Somos memoria suya. Y esto nos constituye en lo más intimo. Esta memoria nos habla de una relación originaria que constituye mi yo. Decir yo, entonces es decir 1

Cuando hablo de espiritual lo hago para referirme a la introducción a la realidad, a la vida con una hipótesis de sentido, es decir de significado y de dirección 2 Claudio Chieffo, Liberazione nº2

relación, yo en relación. Es esta memoria de la que nos habla la encíclica que nos muestra que no podemos decir yo sin decir el Tú que nos precede, sin reconocernos en relación. En relación: con todos los hombres (los otros) y con Aquel que nos dona, nos da vida instante tras instante (El Otro)3 Esta perspectiva, pienso que sea evidente, introduce un horizonte educativo que es necesario recuperar en nuestra relación con los chicos. Mirar a nuestros alumnos/hijos/chicos con la conciencia de que son memoria permanente de Dios, que Él los lleva a cada uno, cada una de sus vidas, tatuado en las palmas de la mano hace brotar dentro de nosotros una ternura y un interés verdadero por ellos más allá de una nota positiva en el boletín. Benedicto XVI en una mensaje suyo del 20 de julio de 2011 dirigiéndose a los Somascos decía4: «Iluminado por los acontecimientos familiares, a causa de los cuales se había convertido en tutor de todos sus sobrinos, huérfanos, san Jerónimo fue percibiendo que a la juventud, especialmente a la que lo está pasando mal, no se la puede dejar sola, que necesita, para crecer sana, un requisito fundamental: el amor. (…) un amor que brota de la misma caridad de Dios. La atención a la juventud y su educación humana y cristiana, signo distintivo del carisma de los Somascos, sigue siendo uno de los compromisos de la Iglesia, en cualquier época y en cualquier lugar. Es necesario quelas nuevas generaciones puedan crecer alimentadas no sólo con nociones culturales y técnicas sino, sobre todo, con amor, capaz de vencer el individualismo y el egoísmo y de hacerlas sensibles a las necesidades de cualquier hermano o hermana, incluso en aquellos casos en los que no pueden pagarte; es más: muy especialmente en esos casos. Como se decía en el Meeting de Rímini el año pasado: La caridad no es asistencialismo. La caridad es educación. Es necesario ponerse al nivel del otro, no encima sino al lado. Y enseñarle a tener, en primer lugar, respeto por uno mismo. Porque como decía Fratel Ettore5, hay que quitar al pobre de la inmundicia para hacerlo sentar entre los jefes del reino. Si el horizonte es la memoria que Dios tiene de nosotros, sólo se puede educar dentro de un itinerario de vida en común. Scholé y las demás Iniciativas de Ayuda al Estudio quieren ser un lugar de vida en común que se dona, se ofrece y propone gratuitamente a cada uno de los jóvenes y niños (con sus familias) que entran en relación con nosotros 3.- Una comunión vivida y propuesta Así entramos en la última parte de nuestra intervención. Y sólo quiero aquí apuntarla porque en la intervención conclusiva de Jose Luis Almarza habrá ocasión de ir a fondo de ello. ¿Nuestros chicos cuando vienen a nosotros que buscan? ¿Qué buscan más en el fondo que el de ser ayudados en una determinada materia o a preparar un examen? Yo lo expresaría de esta manera: una relación verdadera, acogedora y familiar donde puedan encontrarse a gusto, a sus anchas, y empezar a dar lo mejor de sí mismos. Creo que estos breves rasgos describan la experiencia que hemos podido verificar en muchos — algunos— de los chicos que han pasado por Scholé en estos años. En el libro sobre San Benito de Louis de Wohl, Ciudadelas de Dios, encontramos una descripción al cuanto exacta de la época de San Benito (siglo V-VI). Una época 3

Cfr. Angelo Scola, Perché noi cristiani riduciamo la portata della fede?, www.ilsussidiario.net 23 julio 2013 San Jerónimo Emiliani, fundador de la Orden de los Padres Somascos, es patrón universal de los huérfanos y de la juventud abandonada 5 Camiliano milanés que desde los años 60 hasta su muerte en el 2004 llevo a cabo una obra de caridad que revolucionó y escandalizó a la mismísima ciudad de Milán 4

quizás no tan distinta a la nuestra en tantos aspectos. Baste pensar a la centralidad de la figura de san Benito en la forma mentis de Benedicto XVI o a la famosa frase de MacIntyre: «no nos queda más que esperar otro san Benito» para darnos cuenta de la semejanza de aquel tiempo histórico con el nuestro. Pues bien en dicho libro, cuando san Benito ya ha fundado los primeros monasterios y ya había impostado el núcleo de su Regla, dos nobles romanos a la busca de un lugar para la educación y para el futuro de sus hijos, se preguntan sobre la conveniencia y bondad de dejar y confiar a sus hijos a Benito y su nuevo estilo de vida. Después de algunos días compartiendo la vida de Benito y sus primeros compañeros hablan entre ellos. Que és lo que han visto en esos días. Lo resumo en una línea: una vida de comunión-fraternidad inimaginable, impensable, imposible.—juntos un godo y un bizantino!!!—. Y sin embargo…el milagro, el secreto milagro que se da con Benito. Uno de los dos padres empieza a hablar de este monje, y de aquel otro y del otro y….Le interrumpe el otro padre y le dice: «Querido Tértulo –le interrumpió Equicio—, no te esfuerces: un año al lado de Benito convertiría a un esclavo en noble… O a un noble en esclavo —replico tértulo—. No he visto trabajar en mi vida como a estos monje… ¡Parece que disfrutan con ello!...Te diré una cosa, Equicio: ha sido un acierto pensar en traer aquí a nuestros hijos. Este es el lugar más tranquilo y seguro del mundo…»

Scholé, nuestras distintas iniciativas, son hoy para los chicos que encontramos estos monasterios de Benito en este siglo XXI en medio de la ciudad. Un lugar de comunión vivida y ofrecida gratuitamente. Donde la vida adquiere libertad y gusto por las cosas —don Giorgio Pontiggia hablando del estudio y de Portofranco decía que se puede ser feliz también estudiando—. Un lugar donde intentamos juntos afrontar la necesidad que tienen y que nuestra relación con ellos se convierta en una verdadera escuela porque ellos crecen y nosotros crecemos, porque la verdadera escuela es aquel lugar en la que la vida de cada uno crece. Una amistad vivida y gustada donde experimentamos nosotros los primeros que la vida, nuestra humanidad se cumple. Termino con una frase de don Giussani sacada de Se puede vivir así. No es una frase a efecto, ni quiere concluir. Quiere sobre todo dejar abierto un camino, indicar un paso. El que la experiencia de este último año ha ido modelando en mi. Y os lo dejo, en amistad, para que me ayudéis en ello y nos ayudemos juntos en el camino: «Profesores hay muchos, pero maestros ya no hay. Los profesores son aquellos que explican, los maestros son aquellos que te acompañan, que están haciendo el mismo camino que tú».

QUELLO CHE CI E’ SUCCESSO Don Juan Luis Barge (Fuenlabrada) Papa Francesco in un incontro fatto con gli allievi della scuola dei gesuiti, parlando agli insegnanti diceva: ―Non scoraggiatevi di fronte alle difficoltà che la sfida educativa presenta! Educare non è un mestiere, ma un atteggiamento, un modo di essere; per educare bisogna uscire da se stessi e stare in mezzo ai giovani, accompagnarli nelle tappe della loro crescita mettendosi al loro fianco. Donate loro speranza, ottimismo per il loro cammino nel mondo. Insegnate a vedere la bellezza e la bontà della creazione e dell‘uomo, che conserva sempre l‘impronta del Creatore. Ma soprattutto siate testimoni con la vostra vita di quello che comunicate. Un educatore - Gesuita, insegnante, operatore, genitore - trasmette conoscenze, valori con le sue parole, ma sarà incisivo sui ragazzi se accompagnerà le parole con la sua testimonianza, con la sua coerenza di vita. Senza coerenza non è possibile educare! Tutti siete educatori, non ci sono deleghe in questo campo. La collaborazione allora in spirito di unità e di comunità tra le diverse componenti educative è essenziale e va favorita ed alimentata. Il collegio può e deve fare da catalizzatore, esser luogo di incontro e di convergenza dell‘intera comunità educante con l‘unico obiettivo di formare, aiutare a crescere come persone mature, semplici, competenti ed oneste, che sappiano amare con fedeltà, che sappiano vivere la vita come risposta alla vocazione di Dio, e la futura professione come servizio alla società. Ai Gesuiti poi vorrei dire che è importante alimentare il loro impegno nel campo educativo. Le scuole sono uno strumento prezioso per dare un apporto al cammino della Chiesa e dell‘intera società. Il campo educativo, poi, non si limita alla scuola convenzionale. Incoraggiatevi a cercare nuove forme di educazione non convenzionali secondo ―le necessità dei luoghi, dei tempi e delle persone‖. Questo è un richiamo forte che fa il Papa e che mi sembra opportuno portare qua questa mattina per questa nostra II Giornata di Iniziative di Aiuto allo Studio. Papa Francesco, col suo stile traccia una via da percorrere per chi accompagna ed educa le giovani generazioni. Questo è un richiamo ad approfondire la nostra dimensione di testimoni e di testimonianza. Inoltre lancia la sfida di cercare forme nuove, luoghi nuovi di educazione. Tempi e luoghi non convenzionali che rispondano ai bisogni delle persone. Le nostre iniziative sono già non convenzionali, ma possiamo prendere l‘invito di Papa Francesco e creare ancora con più fantasia per scoprire delle forme per arrivare ai ragazzi. Questo è l‘origine e il fine delle nostre iniziative, incontrare dei ragazzi partendo dal loro bisogno quotidiano: lo studio. Aggiungo che questo bisogno dello studio dobbiamo capirlo in un senso ampio, secondo i bisogni di luogo, tempo e della persona. Non hanno la stessa forma per tutti ma hanno un punto in comune: tutti sono nella scuola e tutti devono crescere per trovare prima o poì il loro posto nella vita. Partiamo da questo bisogno, guardiamo questo bisogno, è la fonte della nostra immaginazione per reagire. 1.- La dimenticanza Questo anno appena trascorso, personalmente è stato molto interessante nel rapporto con i ragazzi. Sia nel liceo dove insegno sia nell‘opera Scholé, mi si è fatto evidente un punto, una caratteristica comune di questa generazione a cui non avevo pensato prima. Mi servo della Sacra Scrittura per spiegarlo:

«Si dimentica forse una donna del suo bambino, così da non commuoversi per il figlio delle sue viscere? Anche se queste donne si dimenticassero, io invece non ti dimenticherò mai. Ecco, ti ho disegnato sulle palme delle mie dita» (Is 49, 15-16a) «Mio padre e mia madre mi hanno abbandonato,ma il Signore mi ha accolto » (Sal 27, 10) Siamo davanti ad una generazione di giovani (per non parlare anche dei bimbi più piccoli), che comincia ad avere esperienza di qualcosa che a prima vista è ripugnante, ma che di sicuro non era strano all‘uomo della Bibbia: la dimenticanza materna. Esperienza della dimenticanza e dell‘abbandono che i nostri allievi, figli, ragazzi vivono e con questa esperianza crescono. Quando ci troviamo davanti a questi casi di dimenticanza e di abbandono materno e paterno, quando l‘esperienza della generazione biologica non segue l‘esperienza di una generazione vitale-esistenziale, che è anche una generazione spirituale, la percezione di se stessi che hanno i ragazzi è di un disorientamento totale. Potrei raccontare un po‘ di casi estremi che ho trovato durante l‘anno scorso e che hanno provocato in me una riflessione. La cosa più drammatica è la sensazione che la gran maggioranza dei ragazzi con cui mi trovo quotidianamente, per il mio lavoro nell‘educazione e nella mia missione sacerdotale, vivono la stessa esperienza di dimenticanza ed abbandono. I genitori di oggi, parlo sempre in generale, non generano o non sanno generare spiritualmente i loro figli. Così la crisi educativa e la crisi della famiglia acquisiscono un livello molto tragico. Per questo si capisce l‘importanza di adulti nella vita dei nostri giovani che vogliano vivere insieme a loro una storia di paternità e maternità spirituale.6. 2.- Memoria Penso che la maggioranza di noi qui presenti oggi, abbiamo fatto esperienza lungo la nostra vita e la facciamo ancora, dentro la famiglia e nelle persone che abbiamo incontrato, di una paternità e maternità rivolte verso di noi che hanno introdotto nelle nostre vite un senso, cioè un significato e una direzione. Noi possiamo dire insieme alla Sacra Scrittura che c‘è Uno che non si è dimenticato di noi, che ci ha disegnato nelle sue mani. Noi nella nostra vita, e quando dico noi mi riferisco a me ed agli amici che mi accompagnano in questa avventura, partiamo dalla esperienza della memoria che è il contrario di dimenticanza. Esperienza di memoria che il Signore ha di noi. Lui non mi dimentica, Lui non mi abbandona, ha cura di me, mi sostiene. Questo è una esperienza presente. La stessa esperienza che a Madre Teresa di Calcutta faceva dire, di se stessa e delle sue sorelle: «noi non siamo delle assistenti sociali, siamo spose di Cristo ». Una esperienza così ci permette di sperimentare in prima persona come la propria vita rinasce. Dice Claudio Chieffo in una delle sue canzoni: «Solo tu puoi farmi sentire come un bimbo appena nato, come nato ieri »7 Di questa memoria parla il Papa nella Lumen Fidei. Una memoria di cui partecipiamo tutti noi battezzati. Questa memoria Dei che è memoria sui. Siamo memoria sua. Questo ci costituisce nel più profondo. Questa memoria ci parla di un rapporto originario che costituisce il mio io. Allora dire io è dire rapporto, il mio io in rapporto con un altro. E‘ questa memoria di cui parla l‘enciclica che ci fa vedere che noi non possiamo dire io senza dire il Tu che ci precede, senza riconoscerci in un rapporto. In 6

Quando parlo di spirituale intendo una introduzione alla realtà, alla vita con un’ipotesi di senso, cioè di senso e direzione. 7 Claudio Chieffo, Liberazione nº2

rapporto: con tutti gli uomini (gli altri) e con l‘Altro che ci dona, che ci da la vita in ogni istante. (L‘Altro)8 Questa prospettiva, penso sia evidente, introduce un‘orizzonte educativo che è necessario riprendere nel nostro rapporto con i ragazzi. Guardare i nostri allievi, figli, ragazzi con la coscienza che sono memoria permanente di Dio, che è Lui che guida ciascuno, che ogni vita, disegnata nelle sue mani fa nascere dentro di noi una tenerezza e un vero interesse per loro più che un voto positivo a scuola. Benedetto XVI nel suo mesaggio del 20 luglio de 2011 parlando ai Chierici Regolari Somaschi diceva9: «Orientato dalle sue vicende familiari, a motivo delle quali era diventato tutore di tutti i suoi nipoti rimasti orfani, san Girolamo maturò l‘idea che la gioventù, soprattutto quella disagiata, non può essere lasciata sola, ma per crescere sana ha bisogno di un requisito essenziale: l‘amore. Un amore che scaturiva dalla stessa carità di Dio. L‘attenzione alla gioventù e alla sua educazione umana e cristiana, che contraddistingue il carisma dei Somaschi, continua ad essere un impegno della Chiesa, in ogni tempo e luogo. È necessario che la crescita delle nuove generazioni venga alimentata non solo da nozioni culturali e tecniche, ma soprattutto dall‘amore, che vince individualismo ed egoismo e rende attenti alle necessità di ogni fratello e sorella, anche quando non ci può essere contraccambio, anzi, specialmente allora.‖ Come si diceva nel Meeting di Rimini lo scorso anno: La carità non è esistenzialismo. La carità è una educazione. ‗E necessario mettersi al livello dell‘altro, non sopra ma accanto. E insegnargli ad avere, in primo luogo, rispetto per se stessi. Come diceva Fra Ettore10, dobbiamo toglierlo dalla polvere dell‘immondizia per farlo sedere accanto ai capi di Stato. Se l‘orizzonte è la memoria che Dio ha di noi, si può educare soltanto dentro un itinerario di vita comuna. Scholé e le altre iniziative di Aiuto allo Studio vogliono essere un luogo di vita comune che si dona, si offre e propone gratuitamente ad ogni giovane e alle loro famiglie di entrare in un rapporto con noi. 3.- Una comunione vissuta e proposta Entriamo nell‘ultima parte del nostro intervento. Solo accenno perchè nell‘intervento conclusivo di don Jose Luis Almarza ci sarà l‘occasione di approfondire questo tema. I nostri ragazzi quando vengono da noi, cosa cercano? Cosa cercano oltre ad essere aiutati in una materia concreta o a prepararsi per una verifica? Io direi così: un rapporto vero, accogliente e familiare dove si trovano bene, dove sono loro stessi e dove cominciare a dare il meglio di sè. Penso che queste caratteristiche siano l‘esperienza che abbiamo verificato in tanti dei ragazzi che son passati in questi anni da Scholé. Nel libro su San Benedetto di Louis de Wohl, La città di Dio, troviamo una descrizione precisa dell‘epoca di San Benedetto (secoli V-VI). Un‘epoca forse non tanto diversa dalla nostra su tanti aspetti. Basti pensare alla centralità delle figura di San Benedetto nella forma mentis di Benedetto XVI o alla famosa frase di MacIntyre: «non abbiamo altro da fare che attendere un altro San Benedetto» per renderci conto della somiglianza di quel periodo storico col nostro. Bene, in quel libro, quando San Benedetto ha fondato i primi monasteri ed ha già impostato il nucleo della sua Regola, due nobili romani cercano un posto per l‘educazione dei loro figli, si interrogano sulla 8

Cfr. Angelo Scola, Perché noi cristiani riduciamo la portata della fede?, www.ilsussidiario.net 23 luglio 2013 San Girolamo Emiliani, fondatore dell’Ordine. Patrono degli orfani e dei giovani abbandonati. 10 Camilliano milanese, dagli anni 60 fino alla sua morte nel 2004 portòo avanti un’opera di carità rivoluzionando e scandalizzando la città di Milano. 9

convenienza e bontà di lasciare e affidare a San Benedetto e al suo nuovo stile di vita i propri figli. Dopo alcuni giorni condividendo la stessa vita di Benedetto e dei suoi primi compagni, parlano tra di loro. Cosa hanno visto in quei giorni? Lo riassumo in una riga: una vita di comunione, di fraternità inimmaginabile, impensabile, impossibile – insieme un goto e un bizantino!!! E invece... il miracolo, il segreto miracolo che si ha con Benedetto. Uno dei genitori comincia a parlare con questo monaco, da questo un altro, e un altro ancora, e.... L‘altro genitore lo interrompe e dice: «Caro Tertulo –interruppe Equicio—, non fare degli sforzi: un anno insieme a Benedetto convertirebbe uno schiavo in nobile... O a un nobile in schiavo — replicò Tertulo—. Non ho visto lavorare mai in vita mia come questi monaci... Sembra godino di questo!... anzi, ti dirò una cosa, Equicio: è stato giusto pensare di lasciare qui i nostri figli. Questo luogo è il più tranquillo e sicuro al mondo …» Scholé, le nostre iniziative, sono oggi per i ragazzi che incontriamo in questi monasteri di Benedetto in questo secolo XXI nelle nostre città. Un luogo di comunione vissuta e offerta gratuitamente. Dove la vita acquisisce libertà e gusto per le cose - don Giorgio Pontiggia parlando dello studio e di Portofranco diceva che si può essere felice anche studiando—. Un luogo dove proviamo insieme a prendere le necessità che i ragazzi hanno e che il nostro rapporto con loro si converta in una vera scuola, perchè loro crescano e anche noi cresciamo, perchè la vera scuola è il posto in cui la vita di ognuno cresce. Un‘amicizia vissuta dove facciamo esperienza noi per primi che la vita, la nostra umanità si compie. Finisco con una frase di don Giussani del libro ―Si può vivere così?‖ Non è una frase di effetto, ne‘ vuole chiudere il tema, vuole lasciare aperta una strada, indicare un passo, il passo che l‘esperienza di quest‘anno ha lasciato a me. Vi lascio con amicizia, perchè possiate aiutarmi e aiutarci reciprocamente: «Di professori ce ne sono tanti, ma maestri non ce ne sono. I professori sono quelli che spiegano, i maestri sono quelli che ti accompagnano, che fanno lo stesso cammino che fai tu ».

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